Investigación en curso [Priv. Adam - Kenmei]

Dark Dome City… He vuelto al lugar donde nací, que añoré por varios años y que, ahora, no es más que lugar como otro cualquiera. La ciudad donde reinan la noche y la tecnología… y las mujeres y el crimen, pero eso me importa menos. Con todos los criminales que hay por aquí, de seguro podré conseguir algún que otro voluntario para probar los efectos en humanos de la sangre de los gyojin, últimamente le he estado dando muchas vueltas…Quizás no sea una buena idea al fin y al cabo, no soy un experto en fármacos y no quiero pedirle ayuda a nadie… Pero bueno, ya que estoy aquí y el gobierno me ha permitido venir con ese propósito, seguiré adelante. Además, me han puesto escolta, lo cual es un halago ¿se habrán dado cuenta ya de lo magnífico que soy?

-Dijiste que te llamabas… Adam ¿verdad? -Dije mirando al hombre que me acompañaba. No parecía muy fuerte, pero si era mi escolta, algo debía de poder hacer.- Vamos a buscar voluntarios, ¿qué te parece? -Pregunté mientras bajaba del barco, sin esperar respuesta.

Cuando se me agenció la misión no iba a cometer el mismo error que cometí cuando fui a Dressrosa sin saber su clima; Dark Dome City parece ser la antítesis nocturna de Enies Lobby.

Una ciudad donde nunca se hace de día puede plantear nuevos puntos de vista a mi estudio de los ciclos circadianos y su impacto en la sociedad. No sólo presenta esta particularidad, sino que la isla parece tener un avanzado estado tecnológico como reflejan sus altos, dimensión que no comprendí realmente hasta verlos en persona, edificios, sus calles iluminadas de neón y sus gentes embotadas en el hormiguero social en el que viven.

Otro dato que me pareció curioso es que la sociedad de Dark Dome presenta un marcado matriarcado, donde los hombres quedan relegados a las posiciones que las mujeres toman en otras sociedades. ¿Qué es lo que ha hecho esta ciudad así? ¿Cuál es su historia?

Estos pensamientos, y las particulares averiguaciones que extraje de otros agentes, me tomaron tanto tiempo que no dediqué gran esfuerzo al estudio del científico que me había asignado. Nombre, aspecto y alguna que otra confirmación burocrática para confirmar su unión al gobierno fueron los únicos datos que me permití recabar.

Este personaje pronto se rebeló como lo que parecía ser. Un apasionado y desconsiderado científico que no tenía respeto por sus inferiores y que deseaba escalar en su pirámide social para poder despreciar a los insectos que se hallaban bajo sus pies.

Kenmei Shiba, como muchas mentes ilustradas y creativas, se distraía fácilmente, y su autocontrol parecía… subdesarrollado; sólo hacía gala de él cuando un estímulo negativo podría reprenderle. Quizás, siendo tan inteligente, haya decidido que no vale la pena mantener una actitud respetuosa ante aquellos que no le hace falta mostrar respeto. Listo, pero socialmente inepto.
Las conversaciones que le oía decir, mayoritariamente soliloquios en voz alta, mostraban cambios de voz y entonación destinados a alcanzar una expresión más apropiada, o simplemente desquiciante, de sus pensamientos. Aprecié, y guardé para mis teorías, el cambio en las frecuencias, pero aún así era de cierta agresión para mi oído.

Tiene un trastorno narcisista sociopático evidente, o una muy buena actuación sobre este. Probablemente sea esquizofrénico. ¿Vale la pena medicar a una mente así y acallar su inteligencia bajo el peso de las drogas comportamentales? Quizás para eso estoy aquí, para evitar que se vuelva más loco, tan loco que pueda resultar más peligroso.

Aún no sabe en qué estamento categorizarme. Si superior, inferior o, imposiblemente, igual. Su actitud roza el desprecio que se le tiene a un sirviente sin nombre.

- Dijiste que te llamabas… Adam ¿verdad?- dice sin considerar mayor importancia que la de tener un vocablo para referirse a una herramienta más- .Vamos a buscar voluntarios, ¿qué te parece?- comienza a andar, pues la pregunta ha sido retórica.
Mal, obviamente, pero no puedo contestarle eso.
- Antes de pasar al grueso de su experimento, debería realizar la preparación del mismo.- continué hablando antes de que me gritara algún improperio.-. Estas cosas, demasiado nimias para que su mente se preocupe cuando está enfrascada en su estudio, son: Alojamiento, lugar de estudio y material- ilustré mi monótono tono con el levantar progresivo del pulgar, índice y dedo corazón- . Con la paga que le da el gobierno para realizar sus estudios no creo que le sea una dificultad, pero es algo que aconsejo realizar de manera previa- guardé mi mano tras de mí, agarrando más firmemente la maleta, recobrando la formal pose de un sirviente- . Si lo desea puede verbalizar, aunque preferiría una lista por escrito, lo que necesite para buscarlo mientras usted descansa en, por ejemplo, un hotel.


OFF: Estoy sólo con el traje de CP, sin sombrero y con un maletín de viaje.

Supongo que él no pudo apreciarlo debido a mi máscara, pero lo miré con los ojos entrecerrados, observando su rostro. ¿No estaba de broma? ¿Esa era su forma habitual de hablar? Desde luego no era para nada la clase de “escolta” que esperaba. Un poco descolocado le respondí con mi voz natural, pues despertó mi interés.

-¿Debo entender entonces que el gobierno no dispone de unas instalaciones apropiadas en la isla? Siendo ese el caso, claro, puedes ocuparte de ello, sin embargo quisiera saber algo más de ti, Adam… ¿a qué te dedicas? Me refiero, dentro del Cipher Pol no creo que destaques por tu habilidad en el combate ¿o sí?

Ahora que lo pensaba, si había que preparar un lugar para mis experimentos habría que tener muchas cosas en cuenta… Hubiera sido más fácil hacerlo en Underwater Terminal. Bueno, estando aquí ya era inútil plantearse eso, lo mejor sería adaptar los experimentos para facilitar su realización. Había hecho bien en venir a esta isla, desde luego si lo que me hacía falta era tecnología, dudo que hubiera algún sitio más idóneo que este.

-¿Qué me haría falta? Tengo que poder controlar en todo momento el estado de los voluntarios para evitar su muerte y observar los efectos secundarios… lógicamente necesito voluntarios… un equipo más o menos básico para las incisiones, extracciones, mezclas, observación, etc., unos mínimos de seguridad por los accidentes que puedan ocurrir… Además de algún lugar aparte del laboratorio donde se puedan probar los efectos del compuesto en caso de funcionar.-Dije murmurando sabiendo que Adam estaba escuchando, girándome hacia él añadí: -¿Cómo lo ves? ¿Algo más?- Aquel hombre no era un novato y por sus palabras estaba claro que, o sabía de ciencias por haber estado presente en muchos experimentos, o había llevado el mismo a cabo más de una investigación científica, en ambos casos su experiencia podría ser útil y aportar algo.

La máscara, qué punto más importante. ¿Qué significaba para él? ¿Era una de esas frases de “dale una máscara a un hombre y verás cómo realmente es” o se escondía? Quizás era otro acto rebelde de autodefinición de uno mismo, como también lo eran las mechas de una adolescente o el empezar a fumar.

Habla, empezando bien para luego tornarse ansioso para resolver los pensamientos que le rondan. Es desordenado. Empezaré por el final, le será más sencillo entenderme, pero tengo que meter la información dañina en el centro para que no encuentre espacio para soltar su rabia conmigo.

- Necesitaremos también alguna manera de recabar los datos; un permiso estatal, o conocimientos de las leyes de esta isla, y formas de encontrar esos voluntarios en una ciudad tan grande sin llamar la atención... No se me ocurren más cosas en el estado de inopia con respecto a su experimento en el que me encuentro- me encogí de hombros para añadir un matiz de lenguaje corporal- . Me sería más fácil colaborar, o más bien dar mi opinión sobre esas cosas de las que solo una mente simple se preocuparía.

Comencé a andar para alejarnos del puerto de manera casual, un tipo así no es que llamara poco la atención… o quizás si lo hiciera; depende de las tribus sociales que se encuentren en esta isla. Ya habrá tiempo de comprobarlo.
- Necesitamos también información de esta isla, sus gentes, sus costumbres, algo para ampliar. Así actuaremos más fácilmente. De seguro existen instalaciones gubernamentales en la isla, pero si no se le ha comunicado quiere decir que no podrá usarlas.-  probablemente no haya demostrado algo más que pasión, y aun así era un tipo bastante raro como para que el gobierno depositara fácilmente su confianza en él.

Giré una esquina hacia un callejón entre los almacenes portuarios sin adelantarme demasiado a mi superior, simplemente guiándolo como un lazarillo.
- Respecto a mis habilidades combativas, me especializo en la eliminación de objetivos de manera sigilosa. Aunque he conseguido sobrevivir a encontronazos directos contra un usuario de akuma, probablemente logia. Y podrá ver, si consulta mi expediente, la derrota de una gaviota con la hito-hito no mi : modelo brazos largos, que se recuperó para uso gubernamental por el grupo al que fui asignado. El resto de habilidades se resumen en infiltración y análisis humano táctico, siendo esta mi principal especialidad como psicólogo. Mi objetividad es más científica, aunque, por desgracia, la psicología es una ciencia social, siendo no verdaderamente, una ciencia. Pero, aunque la pureza de su conocimiento no sea especialmente matemática, la psicología sigue siendo tremendamente útil.

Ahora era el turno de preparar uno de los puntos más importantes, la cohartada. Sonreí mostrando los dientes, falseando esos microgestos faciales de una persona común, sana y entusiasmada con el turismo.
- Y ahora, si no le importa, y por el bien de la misión… quítese la máscara, llama mucho la atención.

Desde luego, si algo había que destacar, y lo había, era su elocuencia, además de que tenía razón, y, puesto que se lo había ganado, decidí que compartiría con él los detalles de mis intenciones experimentales. El desdén del gobierno no era de mi aprecio, pero Adam no tenía culpa ninguna, por lo que seguí escuchando sus palabras. Algún día reconocerán mi portentosa mente y superioridad, pero ese día se dilucidaba distante, lamentablemente. Sus habilidades en el combate no estaban del todo claras, al menos en combate directo, pero su especialidad en la psicología… era casi tangible. Reconozco que es algo parecido a una ciencia, aunque jamás me ha llamado la atención, pero tiene su atractivo y utilidad, no lo negaré. Asentí varias veces para mostrar que seguía atento y mostrar mi conformidad con el discurso, pero llegado el momento, surgió una situación imprevista.

-¿Hum? ¿La máscara llama la atención? No, no, no me importa.- Dije retirándomela, quizás para su sorpresa.- ¿Te importaría guardármela en ese maletín que llevas? Con cuidado, por favor.- Le tendí la mano con la máscara, sonriendo. Sin la máscara, aparte de parecer mucho más joven de lo que soy, doy una apariencia más… humana. No es que eso sea necesariamente malo, pero prefiero llevarla cuando estoy trabajando, lo cual, por la naturaleza de mi ocupación, suele ser casi todo el día.

-Si te interesa la materia de estudio que nos ha traído aquí, no me importa compartirla contigo, si con eso puedes seguir aportando sugerencias. Lo de los voluntarios, si necesitamos permisos y papeleos varios… preferiría abstenerme, si puedes encargarte tú o cualquier otro, mejor. He estado investigando a los gyojin y su famoso gyojin karate… he llegado a la conclusión de que tienen un control sobre el agua de su cuerpo, y por extensión, de la exterior, que podría ser estimulado en los humanos, tengo unas muestras de sangre que no he podido comprobar aún, pero que estoy casi seguro mostrarán claramente que los gyojin tienen más agua en el cuerpo que los humanos, lo cual hace aún más potente su estilo de lucha. Creo que sería muy interesante crear algo así; unos “estimulantes” para habilitar temporalmente en humanos una especie de gyojin karate, pero desconozco si sería posible, si tendría efectos secundarios, de ahí la necesidad de voluntarios, y si será viable su creación con los medios de los que disponemos. - De inmediato pensé:"He dicho demasiadas veces gyojin" -Al acabar hice un gesto abriendo la mano hacia Adam, para darle paso a que contara su opinión y posibles sugerencias.

No lo había notado, pero era un poco más bajo que yo y aparentaba menos edad, curioso. Si tenía la oportunidad se la preguntaría, quizás estemos ante un joven genio… Parece mentira, pero ya hace años que pasé de los veintipocos… Pasé demasiado tiempo ejerciendo como cirujano, si hubiera tomado la decisión de llamar al gobierno años antes, la historia sería bien distinta. Una pena, pero nada puedo hacer.

Asiente sin interrumpirme durante mi discurso. ¿Le estoy haciendo cambiar mi jerarquización en su sistema? No hay nada de malo en ello, al contrario, supongo.

Me tiende la máscara y abro mi maletín en el suelo para sacar mi sobretodo y dejarla en su lugar. He subestimado el calor que ofrece el sol, una isla en la noche eterna, por muchas rejillas por las que salga vapor de sus edificios sigue haciendo frío. Cierro la maleta para volver a dirigirle una mirada que categoriza, por fin, sus características faciales.

No tiene nada de especial. Parece que lo huesudo de sus brazos no refleja los carrillos y las curvas de su rostro. Parece bastante joven, ¿es por eso que la lleva? Quizás no le tomen en serio con un rostro tan jovial e inexperto cuando habla tan desquiciadamente. Tendré que comprobarlo, aunque ahora parece más calmado. Ya habrá tiempo de ver qué es lo que le detona.

Habla y escucho mientras, ahora abrigado. Me levanto.
- Así que, sin realizar una visión objetiva de lo que quiera que sea que haya en esa sangre, quiere pasar directamente a la experimentación en sujetos humanos- No me parece lógico, el entusiasmo le ha embargado y nadie le para los pies-. Aunque su pasión es admirable, su ejecución está siendo… desordenada. Si me lo permite, tras encontrar el hotel buscaré un laboratorio, aunque preferiría que me dijera las características que necesita, para que usted pueda usar sus instalaciones temporalmente. Así podrá determinar primero los secretos de esas muestras de sangre. Luego podría empezar el aislamiento de lo que haya ahí con sus abracadabras científicos para probar como responden… no sé, mamíferos ,por ejemplo , los ratones creo que son utilizados, o las cobayas- Sea lo que sea ese animal, la expresión ratifica su uso-. Posteriormente podría empezar las pruebas en humanos. Ya sabe… por ahorrar cadáveres.- y problemas.

Sonreí mostrando los dientes, sin esperar la respuesta.
- Pero usted es el científico, yo solo soy un mero guardaespaldas y facilitador- comencé a andar, maleta en mano, en la búsqueda de un hotel donde no llamáramos la atención. La gente aquí parece tener los ojos más grandes. ¿No sería más lógico que no tuvieran? La pupila se agranda a la falta de luz… Una pupila más grande puede decir que reciben más luz, lo que en un entorno oscuro venga mejor… Hmm… ¿Tan aislada está esta comunidad para presentar rasgos evolutivos? ¿Eso no quiere decir que el desarrollo tecnológico de esta cultura debió de ser tardío? Hmm… Pero parecen tecnológicamente superiores ¿Por qué?

El chico se estaba tomando alguna que otra libertad, que mi orden no se corresponda con lo que la mayoría consideraría lógico no me convierte en alguien desordenado, al fin y al cabo… Puedo comprobar los efectos secundarios en los mamíferos pequeños, claro, pero no su eficacia, dudo que un ratón me demuestre su capacidad de controlar el agua en el caso de que la desarrollase… Esta manera de proceder iba a ralentizar el proceso. Si tengo un proceder, a su juicio, inadecuado, podría estar jugándome mi puesto… Supongo que la mejor opción será hacerle caso hasta cierto punto y agilizarlo tanto como pueda, aunque no esté muy conforme.

-Cuidado con tus palabras… Pero vale, queréis evitar en la medida de lo posible los cadáveres, lo haré como has dicho. Unas instalaciones adecuadas para procesos químicos y para la experimentación biológica que llevaremos a cabo, así que tiene que poder contener animales de distintos tamaños. El hotel no es importante, escoge lo que quieras, me conformo con que pueda dormir, tenga privacidad y esté limpio.- Tras una pausa en la que vi como observaba a los nativos, decidí comentarle mi opinión sobre él, quizás el tener algo de aceptación hiciera algo más agradable, y por tanto eficaz, su trabajo.- Por cierto, Adam, aunque es cierto que eres un guardaespaldas, me alegro de que haya sido alguien como tú el que me han asignado, no respondes al tipo de escolta que esperaba y, si de alguna manera puedo hacerlo, me gustaría sugerirte como escolta para futuras investigaciones, si te agrada la idea… Si está en mi mano de alguna forma ayudarte en tu jerarquía o alguna otra cosa podría ser mi pago a cambio de tus servicios.

No estaba intentando ser amable, pero era de agradecer el tener una mente a mi lado, no un robusto tronco lleno de serrín, por lo que si requería algo de mi parte poder contar con él en más ocasiones estaba más que dispuesto.

Mis pies se detienen levemente durante la amenaza, pero su siguiente tono confirma que ha afianzado la rabia. ¿Llamarlo por lo que es, y usando un eufemismo, le duele? Añadir “Ego” tras la apropiación a la referencia de actitud a sí mismo. ¿Acepta tras esto mi consejo con facilidad? ¿Cree acaso que tengo algún peso más que el de acompañante?

Añadir lista de objetos: Características citadas de laboratorio.
Bajar prioridad de clasismo de hotel y el rango de estrellas de 4-5 a 1-3; contemplar hostales y pensiones. Búsqueda de información.
Dark Dome City. Invertir patrones socio-sexuales. Parques ausentes, buscar en plazas.

Hay algo raro en la gente de la ciudad, algo que hace que captemos la atención… nos miran ¿Qué es? Me detengo mientras sigue hablando.
Por un lado es una rotura total del protocolo de infiltración; por otro, no creo que sepa de este. Me hace una proposición.
No dispongo de información suficiente para aceptar o negarla, pero una negación sería vista como una falta de respeto.
- Lo tendré en cuenta.- Le sonrío.¿Es okama?, la estadística está a favor de ese planteamiento. Ese ofrecimiento a cualquier cosa es demasiado amplio como para ser real, algo que hace mucho la gente. ¿Cuánta violencia puedo aplicar, en caso de intento de violación, sin que el gobierno me ponga represalias?

Por fin, la visión de una estructura baja que parece abrirse como alas llenas de conocimiento y tabaco. El kiosko.

No hay cola, solo el eterno pasar de mujeres ocupadas en su trabajo. Un segundo… ¿Cuánta es la proporcionalidad de homres y mujeres? ¿Por qué no hay color fuera de los carteles y luces? ¿Qué son esos vehículos?
Cuando el puerto da paso a la ciudad, esta resplandece con sus maravillas y endemismos. Carcasas de metal pintado que ruedan sobre calles pulidas, largas biciclietas motorizadas puestas en fila, una lombriz blanca a lo lejos que circula por carriles determinados y la visión de mil andamios que enmarcan los resplandecientes anuncios.
Giro sobre mí mismo para darme una perspectiva de la magnificencia científica de este entorno. ¿Qué les habrá pasado a los edificios? Las reparaciones se extienden demasiado como para que sea algo… normal. Puede que sea época de renovar fachadas.

OFF:

El kiosko.
Continúo mi andar hacia la estructura de metal sobre la que los viandantes no se detienen, no demasiado, al menos. La mujer que lo atiende es ancha y lleva la chaqueta que parece similar, pero seguro que no lo es, a los otros poseedores del gentilicio de la isla.
- Buen…- ¿dirán día?- Buenas, me pone un paquete de tabaco, un periódico y…-mis manos cogen la colorida revista- esto. –le sonrío, esperando que se dé prisa en  darse la vuelta sobre su taburete para alcanzar las marcas del adictivo producto. Siempre viene bien tener un cigarrillo que ofrecer, aunque yo no fume.
- Tenemos Camel de Arabasta, Miss Fortune y Vinksmoke.
- Deme un Arabasta y otro de Vinksmoke. Suelo reservarme los Vinksmoke para ocasiones especiales.
Gruñe como aceptación a mi comentario antes de exigir su pago con otro gruñido.
- Mil quinientos berries.

OFF:

Pago el precio con otra sonrisa y guardo los productos manteniendo el periódico bajo mi axila.
- Ah, estábamos buscando una pensión… o un hostal- comento con cierta despreocupación-, pero ahora no me acuerdo el nombre. ¿No hay uno por aquí cerca…?
La mujer piensa y realiza el esfuerzo de levantar su mole del taburete para apoyarse sobre la pequeña ventana mostrador, señalando entonces, con un brazo ancho con colgajos de grasa, el final de la calle.
- Tiene que ir hasta después del paso de cebra y coger la acera contraria todo a la derecha, luego en una callejuela que hay encontrará un cartel del hostal.- dice, aunque en el tono de su voz podía apreciarse cierto reproche.
- Muchas gracias.- concluyo, asintiendo para dirigirme hacia la dirección.
A saber qué es un paso de cebra. ¿Qué es una cebra?
- ¿Sabe qué es un paso de cebra?- pregunto a mi acompañante, reduciendo el paso para tenerlo a mi lado.

Por suerte, Adam no estaba tratando de socializar, por lo que seguimos caminando sin mediar palabra. Yo seguía dándole vueltas a mis experimentos… ¿Es posible que, incluso con la ingesta del compuesto, no fuera suficiente? Si los sujetos necesitaban entrenamiento, el valor del producto descendería excesivamente… ¿Y qué efectos tendría en otras especies? ¿Sería compatible con los gigantes? ¿Cuánta cantidad se necesitaría? ¿Qué ocurriría si un gyojin lo ingiriera? ¿Generaría más agua y potenciaría su karate o no surtiría efecto? Hay muchas cosas a tener en cuenta y no podría conseguir todas las respuestas aquí, pero al menos tendré algo por dónde comenzar.

Estuve ocupado en mis pensamientos mientras Adam compraba en un kiosco… ¿Fuma? Jamás entenderé eso de tener un vicio perjudicial y que te cueste dinero, pero no es mi problema, quizás pone a prueba a su cuerpo o tiene unos pulmones modificados, nunca se sabe.

Me quedé con el camino que la foca del kiosco dijo, por si Adam resultaba ser olvidadizo o de los que se pierden con facilidad.

Su pregunta era de esperar, y, sin embargo, me pilló por sorpresa. Supongo que para alguien que no ha estado aquí nunca esos conceptos les serán extraños, claro.

-Ehm, claro, sigamos un poco más adelante y se lo enseño.- Dije, para ahorrarme la descripción de lo que veríamos en apenas un minuto.- Esas marcas en el asfalto, blancas y paralelas, forman un “paso de cebra”. Es por donde los viandantes deben cruzar la calle para evitar ser atropellados por los vehículos que circulan por las calles. Debemos esperar que esa luz roja se apague y en su lugar se encienda una verde para autorizarnos el paso. –Señalé hacia el semáforo. Entonces recordé que él no tenía por qué saber que yo era de allí, aunque si hubiera leído mi expediente lo sabría, de manera que decidí comentárselo.- Cualquier duda general sobre la ciudad puedo resolverla, nací y pasé mi infancia aquí hasta los siete años… Aunque no podré responder muchas de las dudas que de seguro tendrás sobre política, historia y cosas por el estilo, un niño no presta atención a tales cosas.

Realmente, ahora que lo decía en voz alta, tampoco en la actualidad la historia o la política son de mi interés, pero bueno, tampoco estoy desinformado, conozco a las personas de fama mundial y algunos sucesos históricos importantes, más que suficiente.

“El conocimiento empírico es siempre más relevante que el teórico”, pienso cuando el científico me señala aquellas marcas en el suelo.

Ese tal Cebra, o Zebra, o cualquier otra variación homófona, debió de ser un tipo lo suficientemente avispado como para crear el sistema de circulación. ¿Cómo se iniciaría todo? ¿No es el miedo a ser atropellado el detonante de la creación estas magníficas y simples maravillas? El miedo mueve la naturaleza humana.

Espero a que las luces orientadas a nosotros cambiaran de color, y, conjunto al resto de la masa, cruzo la calle ante la mirada impaciente de los tripulantes de los vehículos. Ellos parecían esperar a que otra luz se pusiera verde para ellos.

Debería aprender cómo se organiza todo esto, sería útil. Buscar libro del señor C/Zebra.

Mi acompañante se compromete a satisfacer mi curiosidad, y aporta una información muy relevante: Es un nativo.
No parece tener los morfismos faciales de la gente de aquí… aunque ser de un sitio no tenga que darte las características raciales… Hmm…

- Pues sí que tengo algunas… - pero solo le diré aquellas que pueda responderme con los escasos conocimientos de un niño de siete años- En orden son: ¿No quiere visitar a la familia? ¿Hay alguna norma moral impuesta a los hombres? Me refiero a tales como a las mujeres en sociedades externas- aclaré- .También me gustaría saber si tiene algún plato que recuerde, característico de esta zona , que podamos probar. Y como adulto me gustaría saber si el proteccionismo que sufrió hasta los siete años debido a una sociedad en la que se invierten los roles sociales sexuales, más como definición dicotómica, no como percepción de género propia, sino como el papel en la sociedad…- ¿estoy explicándome demasiado enrevesadamente otra vez? Si.- ¿Crees que cambia, e influye, la manera de criar a los hombres aquí con respecto a fuera? ¿Crees que tú te has visto influenciado por esa crianza?-. Mejor.


Escucho atentamente a las respuestas, si es que hay algunas, mientras caminamos y vemos la callejuela referenciada por la obesa kioskera.

-De acuerdo, en orden le responderé.- Dije, extrañado por la cantidad de dudas, no supuse que le interesara tanto el tema del matriarcado que era evidente en la isla, pero supongo que no tengo ningún problema con ello.

-Primero, con respecto a mi familia, no tengo, así que no, no quiero visitarlos. Norma moral impuesta a los hombres… No, no realmente, aunque sí que es cierto que las mujeres que no trabajan están mal vistas. También hay cierto prejuicio, por eso de que la mayoría de los hombres son criminales, aunque, teniendo en cuenta que el 80% de la población es femenina, realmente hay más mujeres delincuentes que hombres, sin embargo, el porcentaje de hombres sí que es mayor. La comida, hum… Yo destacaría el pansotti, un plato de pasta que casi todos adoran. –Me detuve un momento y me relamí, inspiré a fondo y continué… Realmente no me gusta hablar de mi padre.- Sobre la influencia… en mi caso, probablemente sí. No tengo buena opinión de mi padre, era un estúpido, pero quizás si hubiera nacido influenciado por el patriarcado, tendría una opinión, al menos, algo más favorable. Mi madre, sin embargo, fue para mí el centro de mi vida durante años, ella me inculcó el gusto por la poesía y, debido a que mi padre murió y ella entró en una grave depresión, fui yo el que me encargué de mantenerla, por lo que acabamos siendo una familia un poco distinta a lo que se suele ver en la isla, no suele ser normal que un hombre trabaje para mantener a una mujer que se queda en casa sin trabajar, ya lo dije antes.

Sentía que estaba hablando demasiado, pero al fin y al cabo, él había preguntado todas esas cosas. Finalmente llegamos a nuestro destino, pero quise ver su reacción antes de opinar, no sabía qué esperaba ni qué impresión le podría causar aquel edificio. De seguro no es la imagen que se le venía a la mente cuando escuchaba “hotel” u “hostal”. -“Quizás no conozca las luces de neón”- Pensé, observando el luminoso cartel.

OFF:

Me contesta, pero su situación de un hogar atípico hace poco probable que la información contenida  en sus palabras refleje una realidad social válida para el sistema de referencia; aunque sí me aporta puntos clave de su persona. Añadidos puntos de presión a “Plan de contención Kenmei Shiba”. Asiento mientras escucho, intentando seguir el tumulto para cruzar la calle cuando aquel “semáforo” cambia de color.

El hostal, embebido en el mismo edificio y revelado con un letrero eléctrico, psicodélico y parpadeante, no parece gran cosa. No es como uno de esos edificios que parecen ser una única cosa, como las oficinas regulares y el hotel que hay al final de la calle. Nos vale, sin duda.
- ¿Tiene nombre este tipo de… iluminación?- pregunto señalando, abriéndole la puerta para que nos adentremos a las escaleras de lo que parece una ciudad vertical.

¿Cómo puede haber en un mismo sitio un dentista, un sastre, una tienda de ropa, un hostal y un sitio de reparación de den-dens? ¿Cómo de alta será la azotea?¿Cómo de profundos serán sus cimientos?

Off:

Adam me observa, parece que está pensando en algo, pero no logro distinguir bien qué clase de cosas puedes estar tramando. Me hace otra pregunta, en este caso sobre la iluminación, ¿de verdad le interesa tanto? Bueno, tampoco tengo ningún problema en contestarle.

-Solemos llamarlas “luces de neón”, ya sabes, por el elemento químico del mismo nombre.- Me detuve para entrar.- ¿Qué te parece? –Le pregunté al verlo algo fascinado con la variedad de establecimientos dentro del edificio. Ciertamente es muy distinto a la gran mayoría de las islas, entiendo que le llame la atención, pero, ahora que lo pienso, ¿es bueno? Quiero decir, es bueno ¿no? No creo que los defectos de la población de Dark Dome City tengan ninguna relación con la abundancia de tecnología ¿cierto? Entonces quizás se debería exportar al resto de islas… De hecho, quizás fuera muy conveniente que las instalaciones gubernamentales contasen con una avanzada equipación tecnológica, me pregunto qué opinión tendrá Adam al respecto.

-Adam, ¿qué te parecería que el gobierno contase con la tecnología de esta isla? ¿No sería un gran avance? Quizás deberíamos llevarnos algo, ¿lo permiten los fondos?

OFF:

El científico satisface mi inconmensurable sed de conocimiento, al menos con un sorbo. Me pregunta un tema delicado. ¿Cómo debería contestarle? Parcialmente y con la seguridad de no ofenderle, tal y como he hecho antes.

- En primer lugar habría que saber de dónde saca la energía una ciudad tan grande para alimentar a todos estos aparatos eléctricos. Si el neón es un material que genera su propia y parpadeante energía, cosa que desconozco, pues sería útil. Los avances tecnológicos deben exportarse siempre y cuando la sociedad esté preparada para ello, primero habría que enseñar a la población qué y cómo es; en caso contrario, se pondría en riesgo a la población por un mal uso de dicha tecnología. Sería como darle a un niño que no sabe controlar el fuego una caja de cerillas. Cosa que no recomiendo, por experiencia- Fuego, fuego por todas partes-. Podríamos exportar, en vez de cosas, los conocimientos para el desarrollo de la tecnología en otras islas; así pondríamos en contacto con los intelectuales locales para su… desarrollo. Claro que luego están las convenciones sociales, los tabúes personales de cada cultura… Como con muchas cosas, no hay respuesta sencilla, pero pueden tomarse decisiones en base a la información dada. – Hablo demasiado para decir poco, pero nunca se me han dado bien las palabras.

Sigo andando recuperando la línea del pensamiento. ¿Fondos, qué fondos?

- No tenemos fondos, estamos aquí por la oportunidad que le ha dado el gobierno. Quieren ver de lo que es capaz… Lo cual es un tanto inútil si no se tienen recursos. Claro que más inútil sería darle recursos a alguien del que no se tienen referencias de su eficiencia, ni eficacia. – Aunque… podría aprovechar esta situación para la forja de una relación –. Le dejaré mi dinero personal, aunque como ya se habrás dado cuenta, le pediré razones para los gastos…y el texto correspondiente a su experimento, como si fuera uno de tus superiores. Concreto que esto no es por ningún sentimiento de orgullo o superioridad, sino para que progrese en sus habilidades- sobretodo sociales-. Aunque quizás le pida que me explique la terminología de ciertas partes del mismo. ¿Le parece?

Pero ahora hay que hacer otras cosas aparte de discutir. Le doy un pequeño golpe en el brazo mientras me acerco a la recepción.

- ¿Puedes creerlo? Me puso los cuernos como si tal cosa… Ya no hay quien encuentre una mujer fiel en estos días- negué con el rostro en señal de disgusto ante la atónita y confusa mirada de la joven recepcionista, probablemente sea un negocio pequeño y familiar. – . Perdona, cariño- sinceramente espero que las modificaciones en mi habla referenciando a clichés femeninos ajenos a esta isla se equiparen a los masculinos de la misma-. ¿Podrías darnos una habitación? Dos camas. – levanto los dedos mientras la chica coge las llaves.
- ¿Nombre de registro?
- Señoritos Smith, de vacaciones, turismo e intentando hacernos un lugar en este cruel y basto mundo. ¿Qué nos deparará el futuro si no es miseria, desamor y una permanente soltería?- comento en un chillido dramático.

Como esperaba, la situación la incómoda tanto como para no querer que nos quedemos más tiempo en recepción. Nos señala la escalera y entrega la llave 14.
- ¿Y no va a llevarnos las maletas?- pregunto, como una vieja diva.
- Cla…claro.- le pesan, pero no le queda otra.
Con desesperación abre la puerta y entra con nuestras maletas, para ofrecernos la vista de un cuarto modesto y minimalista.
- Muchas gracias, cariño. Nos quedaremos una semana, iré a pagarle más tarde, ahora estamos cansados y necesitamos descansar.- le apremio para que salga, cosa que no tarda mucho en hacer. Se queda junto a la puerta, esperando una propina.

Nunca he entendido porqué hay que dar propina por hacer tu trabajo. Su esperanzado rostro se rompe cuando la puerta está terminando de cerrarse en su cara.

He cometido un error. Grave, grave error. Turismo incompatible con el cambio de papeles sociales. Abro la puerta de nuevo.
- Disculpa, estaba actuando. ¿Cree que he hecho una buena crítica de esos hombres dramáticos que se dejan llevar por sus impulsos?
- Oh… , bueno… Creo que estaba un poco sobreactuado- se lo ha tragado-. Es cierto que hay hombres así, pero… bueno, ya sabe.- Así que hay un tabú social como el que se da externamente con respecto a la referencia de actitudes negativas en el sexo “débil”.
- Entiendo…, gracias. – saco de mi bolsillo el cambio de los productos comprados- . Aquí tienes, por las molestias. Luego me pasaré a pagar la estancia- más bien como respaldo de mi nueva conducta.
- Muchas gracias, señorito.

Se marcha con quinientos treinta y cinco berries más. Nunca he entendido por qué hay que dar propinas, tu trabajo debería ser suficiente pago.

Cierro la puerta para mirar a mi acompañante.
- A veces para pasar desapercibido es mejor llamar la atención.

-Sí, cierto…- Asiento mientras responde con una cantidad abrumadora de palabras mis preguntas. Hum, no tenemos fondos… Qué estúpidos, no ven mi extraordinario potencial, pero no se puede esperar más, por supuesto.

Esta conversación me producía un sentimiento de hastío que atribuyo al lenguaje repetitivo y sobrecargado de mi interlocutor, no es que me cayera mal, no es que no me importase lo que decía, es solo que resulta tan pesado… Meh, venga vale, me intenta vender la moto con eso de que podré disponer de su dinero si lo trato como un superior, pero no es, obviamente, por orgullo. “¿Le parece?” concluye. Me esforcé por contestarle demostrando el máximo entusiasmo posible, en contraste con el aplastante aburrimiento que me embargaba.

-… Sí sí, de acuerdo, le explicaré lo que no sepa.- Dije, acompañándolo con un gesto de la mano, como quitándole importancia.

Lo que ocurrió a continuación… No sé cómo describirlo. No mostré gesto alguno para no desvelar el engaño, pero quedé desconcertado por completo. ¿Qué demonios pretendía? En cuanto aquella mujer se fue con la propina y la puerta se cerró, me quedé mirando a Adam.

-Pero… pero… Mira, déjalo, no sé ni que responder, tú sabrás. Yo no he venido aquí a hacer amigos ni soy un “relaciones públicas”, soy un científico, maldita sea. Si la lía no quiero saber nada. Lo mejor sería comenzar cuanto antes lo que es realmente importante.

-Bueno, Adam, ¿por dónde empezamos ahora? ¿Buscamos un lugar donde trabajar? Sería necesario conseguir algunos especímenes simples para las primeras fases de la experimentación, si todo marcha correctamente, iremos saltando hasta llegar a los humanos, si no… quizás haya que replantear la meta.

-Necesitamos un laboratorio y algunos animales ¿cómo lo ves?

Ahora que ha aceptado mi proposición puedo juzgarle, o mejor dicho, puedo expresar ese juicio.
- No me pidas opinión, eso muestra poca autocrítica e ímpetu. Cuando tenga una opinión que merezcas escuchar, lo sabrás.

Mi rostro permanece tenso, tácitamente serio y disciplinario, luego se relaja mientras vuelvo a realizar mi papel de turista; coloco mis cosas en los armarios, deshago las maletas, devuelvo la máscara a la cama de su dueño... Todo esto acompañado de un suave arrullo de canciones que jamás estarán perdidas en mi memoria.

La habitación es pequeña, aunque permite la circulación entre las camas y al baño, no es para hacer vida en la misma. Vida que no sea de alcoba, claro. Hay un par de sillas cerca de la ventana, acompañadas con una mesa de café para disfrutar de unas vistas de altura, luces y ruido.

Me levanto y voy al pequeño baño cerca de la puerta. El suelo es totalmente cerámico y tiene un desagüe para la pequeña ducha de medio metro cuadrado. El váter deja poco espacio para el lavabo, casi podrías lavarte las manos sentado. Para el precio es… apropiado, supongo. Tendré que ver cuáles son las tarifas por las comidas…

Tendré que realizar mis investigaciones en el amparo de la noche… ¿Qué digo?, aquí siempre es de noche.

Rata número… 24, los individuos no resisten el aumento de agua en sus cuerpos. Con cada uno he ido reduciendo la dosis en un porcentaje del agua que tienen de forma natural. En este último la dosis era de… 22%. Tal como Adam me ha repetido desde la quinta rata, esto no parece productivo. Quizás tenga que darle una vuelta a la idea.

Giré la silla y, cuando me iba a dirigir a él, recordé su… comentario: “Cuando tenga una opinión que merezcas escuchar lo sabrás.”

“¿Cómo pedirle su opinión sin que… ME RESPONDA COMO SI FUERA SUPERIOR? Calma Ken, calma, vas a matar a las ratas de un susto, respira." Adam, que me estaba mirando desde que giré la silla, de seguro sabía que pretendía hablarle. –Adam… ¿algo que decir?

¿Qué alternativa tenía? ¿Cómo podía desarrollar la idea de otra forma más viable? No podía desaprovechar la sangre de Gyojin, ya que la tenía, debía usarla, si no era para que los humanos hagan como los Gyojin… “¡Bingo!”- Pensé.

-¡Tengo una idea! ¿Y si, en lugar de capacitar a los humanos para que temporalmente usen el gyojin karate, inhabilito a los Gyojin para hacerlo? Eso seguro que resulta mucho más fácil, solo necesito crear un compuesto que reaccione con el agua corporal de los gyojin de manera que no puedan usarla, ¿qué tal eso, eh?- De inmediato, pensé -“Seguro que lo sorprendo, eso no te lo esperabas, listillo jajajajaja”

No fue fácil, aunque sí rápido, encontrar el laboratorio. La empresa Byuty S.A. había sufrido un fuerte golpe económico cuando una de sus máscaras faciales provocó un efecto depilatorio no deseado. Empezando a perder sus el valor de sus “acciones”, medida que se usaba mucho en aquella oscura ciudad, y que correspondía a los dividendos de sus beneficios, así como a otras argucias económicas; no le quedaba otra que buscar dinero como le fuera posible. Alquilar un laboratorio fue una sugerencia rápida que permitía el recobrar ese dinero sin mayor problemática, excepto legal, claro. ¿Pero qué va a decir un desesperado empresario ante un fajo de billetes? Todo se haría sin ningún tipo de rastro más que el pequeño gasto eléctrico que suponía el uso de los aparatos.

Incluso me dejaron usar sus suministros, siempre que pagáramos por ellos más de lo que valían.

Allí, en la planta trece del edificio de empresas que empezaba a estar medio vacío, comenzó todo.
No podía creer la ineptitud de Kenmei; en vez de empezar con dosis mínimas a máximas su ansiedad le hizo tomar el camino contrario. Las ratas morían una tras otra cuando sus riñones no podían aguantar el flujo aumentado de líquidos.

Y luego están los posibles efectos secundarios de utilizar esa materia resinosa directamente aplicada en las ratas; no sé mucho de bioquímica, pero no parece la mejor opción. Siquiera cuando me dijo, aunque no muy confiado, que era bioquímicamente inocuo. Algo ajeno a un cuerpo, por muy bioquímicamente “inocuo” que fuera, seguro que provocaba algo malsano.

El científico siquiera apuntaba todo el protocolo, los números se apretujaban en los papeles de filtro que se esparcían por el laboratorio, sin más uso que recordar cifras anteriores al siguiente experimento. Me tomé la libertad de recoger estos datos, de manera mejor ordenada y con su desarrollo protocolario correspondiente, de manera mental.

Cada pregunta que le realizaba a Kenmei parecía destinada a cambiar un poco su ejecución, como si se diera cuenta de las obviedades tras mis cuestiones. ¿Por qué está tan desesperado por tener éxito? ¿O es por ganarse mi aprobación?

Al verle trabajar creí que me encontraba ante un maestro del trabajo mínimo y preciso; al verle dormir deseché el elogio, tiene un brazo ciborg. ¿Se quedaría manco o sacrificaría unas manos torpes por otras mejores que no podría mejorar por sí mismo? Me suscitó muchas preguntas de carácter filosófico.
Los días pasaban, y yo no realizaba mayor descanso que las oportunas siestas de un máximo de tres horas y media que me permitía tomar cuando aún estábamos en el hotel. Tenía más trabajo que el ayudarle, estaba desarrollando mis propias teorías, mis propias preguntas. Además, si hubiera dormido más cabía la posibilidad de sufrir una pesadilla, y si hubiera dormido menos sería un inútil. La falta de sueño, a pesar de todo, me hacía tomar actitudes cortas, rápidas y concisas hasta la mala educación con el único con el que podía ser “yo mismo”.

El protocolo de Kenmei, y el protocolo para Kenmei, tomaba forma.

Esperé hasta la quinta rata para mencionar la productividad de su esfuerzo de manera retórica. No está siendo eficaz, ni eficiente.

Vuelve a pedirme mi valoración. ¿Es que no recuerda lo que le dije? Me cansa repetir.
- Así que vas a abandonar tu investigación actual… Como quieras, pero veo un pequeño error argumental. Para impedir a un gyojin usar su karate marcial, cosa que aún tengo que ver fuera de los cuchicheos y rumores, debes saber qué les hace capaces de manipular el agua. La toma de agua es externa, así que puede no estar directamente relacionada con su agua interna. Para poder testear tu futuro… fármaco, o veneno, o lo que sea… tendríamos que tener tritones para poder probarlo. ¿Los tenemos? No.- me froté las sienes ante el permanente dolor de las migrañas fruto del poco descanso-. Eres demasiado ambicioso, Kenmei. Y eso, sin poder cumplir tus ambiciones por tu obvia falta de conocimientos, técnica y, sobretodo, experiencia, no te dará más que enfados y frustraciones. Puede que hasta desarrolles un trastorno, qué se yo.

Me levanto de mi taburete al otro lado de la sala y la cruzo, empezando a escuchar el temblor de las ratas, sus chillidos de terror y los intentos frustrados de salir de sus jaulas.
- Eres tremendamente creativo, pero eres distraído. No acabas nada. Cada proyecto empieza sin ser terminado cuando a la primera de cambio te encuentras con una dificultad. Creas algo con la mirada crítica de cambiarlo continuamente sin llegar a acabar, y se queda ahí… muerto. No aceptas tus propios errores, no los terminas de cometer porque abandonas, por lo que nunca, jamás, aprendes de ellos. – llegué hasta él, para dar con mi anular en su pecho, tres veces, acompañando cada toque a una parte de mi alegato. – Tú… no eres… especial.

Como supuse, preguntarle no me iba a traer más que dolores de cabeza. “Qué se yo”, termina. Pues si no sabes no hables, estúpido y prepotente sabelotodo. “Tengo suficiente sangre de Gyojin… debe ser suficiente… “ –Pensé, dándome cuenta de que… hasta cierto punto, tenía razón.

Las ratas, inquietas, solo hacían del momento una escena aún más incómoda. “Si no fuera porque es muy probable que pudiera vencerme debido al entrenamiento del CP y a que me metería en un buen lío si… “desapareciese”, le prendería fuego vivo ahora mismo y dejaría que las ratas se lo comieran.” –Era lo que tenía en mente en ese momento.

Poco a poco, mientras se refiere al mismo aspecto de desorden y abandono de proyectos sin finalizar de unas tres maneras diferentes, se va acercando a mí. Luego el pedante soy yo, sí, claro. Acabó diciendo que yo no era especial, dándome tres toques al ritmo que pronunciaba la oración.

-Que no soy especial dices… ¿Sabes qué significa especial? –Dije mientras, apoyándome en los brazos de la silla, me levantaba. -Claro que lo sabes, es imposible que alguien que presume exhibiendo un amplio vocabulario desconozca el significado de una palabra tan irónicamente común. Sin embargo, y aunque no te considero… ¡TAN ESTÚPIDO! –Grité y añadí una pausa. -… te haré el favor de recordártelo. Especial es aquello que es poco corriente, a su vez, corriente significa habitual o frecuente. –Estaba dando vueltas por la sala y me detuve, girándome hacia él. Me acerqué un poco y proseguí. –Tú … ¿Cuántos genios como yo has visto? Porcentualmente con el número de personas que has conocido a lo largo de tu vida… ¡¿YO SOY UNA PERSONA CORRIENTE?! JAJAJAJAJAJAJAJAJA… No me hagas reír, soy yo el que está con las ratas, soy yo el que obtuve la sangre y soy yo el que recibirá el reconocimiento. Tú ni siquiera has dormido y te consideras más lúcido que yo. ¿Tan listo eres? ¡Pues ven aquí y haz algo para que esto progrese! Carezco de experiencia dices, venga, Adam, dime, explícame, ¡ilumíname con tu sabiduría!: ¿Cómo… funciona… el MALDITO Karate Gyojin? –Emulé sus tres toquecitos.

Su respuesta estaba dentro del rango esperado, ha tomado la rama más probable. ¿Necesita una aproximación diferente? Veamos si puedo hacerle entrar en razón con la continuación de esta línea de protocolo.

Me agrede, primero verbalmente y luego de manera física. No puedo cogerle el dedo y rompérselo hacia un lateral, me buscaría problemas. Debo realizar una llamada de atención de manera no física… Empezaré, de nuevo, por el final.
- No lo sé, no sé cómo funciona el “maldito” kárate gyojin. Pero sé que tú tampoco lo sabes. No soy especialmente listo, quizás por encima de la media, pero yo nunca, jamás, me niego a aprender de un error. ¿Crees que te he categorizado como genio? Entiendo que tienes un ego desmesurado, pero no me has demostrado más que… ilusiones. No hay nada que respalde tu “ego”, nada que no sean ideas que parecen no funcionar; que no te esfuerzas en terminar porque eres una persona no crítica. Desperdicias, como mucha gente, un talento que no te esfuerzas en labrar. Y eso, es lo que hace que no… seas… especial- tres toques-. Especial significa destacar, para lo bueno o para lo malo. Y tú…, Kenmei, no te diferencias mucho de cualquier otro… ser… humano.- Al menos si no supera este rasgo de su personalidad. Las tres palabras finales vuelven a ser acompañadas de los toques.

El silencio inunda la sala, como la calma antes de una tormenta. Pero yo puedo detener esta tormenta, sin tener que enfrentarla.

- Bueeeeno- digo mucho más relajado, dando una pequeña palmada juntando mis manos-, aquí acaba toda la pantomima- o más bien empieza-. Nunca le digas a un superior que es estúpido, por favor. Ten en cuenta que si llego a ser, de verdad, un científico del gobierno, estarías más que muerto. Si me das como media hora puedo organizarte una revisión de tus acciones, para que mejores. Incluso, si quieres, podríamos seguir con otra renovación de este… juego. – le sonrío, con la sinceridad guardada de un rostro jovial y sincero; una máscara perfecta que he usado mucho.

Me hervía la sangre y casi que me brotaba con cada toque. Seis veces llegó a posar su dedo en mí. ¡Seis! En ese instante de silencio, pensé tantas formas de matarlo… Ahorcarlo con mis propias manos quizás era una de las más satisfactorias, por mencionar una… Pero luego saltó con que todo era una pantomima. ¿Me estaba engañando? ¿Era esto un juego para él? Media hora… Me pidió media hora. -… Adelante, hazlo a ver qué tal. -Dije, desganado, mientras cogía un bisturí, aguja, hilo y algunas vendas y me tiraba en una silla que tenía una pequeña mesa de metal delante. –Espero que no seas hemofóbico, Adam. –Mentira, ojalá lo fuese.- Pienso hacerme una pequeña intervención. ¿No habrás visito alguna herramienta de drenaje por ahí? No importa, ya la busco yo.

Tras un rato para encontrar algo apropiado, empecé la incisión en mi brazo izquierdo. Debía hacer unos 50 días que no trataba mi problemática afección, por lo que ya había empezado a notar la pérdida de sensibilidad. En el futuro debería sustituir mis huesos, para evitar la reaparición de esa sustancia, pero de momento… era suficiente con extraer aquel asqueroso y espeso líquido amarillento.

El resto de mi cuerpo llevaba la enfermedad bastante bien, desde hace algunos meses no he tenido que abrir mis piernas y la caja torácica la revisé hace un par de semanas, pero mi brazo izquierdo no dejaba de traerme problemas, y en menos de dos meses tendría que intervenirlo otra vez. Mi brazo dominante tampoco solía ser un fastidio, y por suerte mi cráneo no había presentado indicios de tener el defecto, pero era tan pesado tener que controlar los intervalos de revisión constantemente… Y, sin embargo, de alguna forma, hacer algo que ya había hecho tantas veces me calmaba, incluso si era yo el que estaba siendo tratado.

El tiempo se me pasó volando y acabé en lo que me parecieron unos pocos minutos, suturé la incisión y coloqué las vendas. Que el brazo fuera en parte robótico agilizaba y simplificaba la cirugía, pues el dolor era menor y sangraba menos. ¿Habría pasado ya la media hora? ¿Qué había hecho Adam de mientras? Esperé a que se dirigiese a mí para no discutir más, aunque ahora ya estaba más tranquilo y, por mi parte, haría un esfuerzo por evitarlo.

Acepta mis palabras. Pero no nos engañemos, no lo ha hecho porque crea en mí, no del todo; lo ha hecho porque su cerebro le ha dicho que si busca pelea, no la ganará, y aceptar esta nueva información que le doy le es más útil.
Yo no tengo fobias. No puedo decir lo mismo de las ratas… Relajo mi presencia, y, aunque no se calman, dejan de autolesionarse en un desesperado intento por huir. No puedo decir lo mismo de Kenmei. ¿Una intervención? ¿Qué demonios piensa hacer?

Le observo durante el proceso, intentando comprender como puede hacer semejante estupidez. ¿Se opera sin ningún operario auxiliar? ¿Cómo es capaz de resistir el dolor y aun así mantener ese nivel de precisión? ¿Y si se corta y se desangra? Tiene manejo, pero es preocupante que opte por hacer las cosas de esta manera. No confía en nadie, sólo en sí mismo… por eso le duele tanto cuando comete un error, por eso no los afronta.

Una vez han pasado diez minutos, opto por dejar de observar activamente el proceso, de todas formas mi ángulo de visión no es bueno para que sea útil como lección de anatomía.

Sigo en la silla, ordenando mis pensamientos para trasmitírselos cuando termine. ¿Contaría este hecho como una autolesión para provocarse un aumento de endorfinas? Es probable. Necesitaré analizarle con más profundidad, o con más tiempo.
Ha perdido bastante sangre, al menos a mi juicio. Quizás ahora no le quede otra que estar más tranquilo. Levanto mis cejas, expresando simplemente un “¿Ya?”. Parece receptivo, y he tenido tiempo de escoger mis palabras para que se ajuste a su arquetipo. Hago un esfuerzo y varío mi tono a una tranquilidad ascética, pedagógica, con la profundidad de la preocupación de alguien que te quiere.

- Kenmei, la ciencia- la psicología- nos ha demostrado que para el desarrollo de cualquier habilidad esta debe ser practicada, con el fin de entrenar los caminos sinápticos. Pero la visión de los proyectos con un excesivo perfeccionismo suele ser contra-productiva. La actitud apropiada para realizar cualquier acción es hacerla lo mejor que uno puede, claro, pero dejarla hecha. Una vez terminada se requiere de un esfuerzo mental para en vez de decir “Esto es una puta mierda, no debería hacer esto” o cualquier otra variante similar. Pensar “Aquí podría haberlo hecho mejor, aprenderé para la próxima vez”, esa es la única manera en la que se puede progresar de una manera sana, sin afrontarse a la propia decepción con uno mismo… Es la mejor manera de mejorar. ¿Entiendes?

-¿Hum…? Ah, sí, he terminado. –Dije al verlo levantar las cejas. Esa media hora había resultado bastante tranquilizadora, y el caldeado ambiente había ido disminuyendo hasta lo que resultaba ser el “aura normal” de trabajo. Tan normal como era antes, al menos. Incluso juraría que, considerando la isla en la que estamos, la luz que entraba desde afuera había aumentado, pero seguramente no era más que una percepción personal errónea.

Empezó a hablar sobre el valor de la experiencia, la desventaja del perfeccionismo, de la autocrítica constructiva y el aprendizaje en base a los errores. “Claro que lo entiendo, retrasado no soy” –Pensé, aunque sin embargo decidí de expresarlo de manera menos hostil, no quería arruinar la aparente paz que existía. Aunque, quizás, estábamos llevando una lucha psicológica. De ser así, seguramente estaba perdiendo por goleada, pero, por suerte, no fui consciente de ello en ese momento o, al menos, no me importó.

-Claro, tiene sentido. Supongo que debo agradecer tu aportación… Ejem… Sí, debería… Gracias. ¿Qué tal llevas tu… eh… organización y planificación de procesos? –Pregunté rápidamente, para cubrir un tupido velo sobre mi agradecimiento. No es que no fueran sinceras, ni siquiera iba con ironía ni ninguna intención negativa u ofensiva, simplemente me sentía incómodo.

Ahora que lo pienso… no creo haber dado las gracias a mucha gente. Quizás esto era un hito, un punto de inflexión… o quizás no debería darle tantas vueltas, restarle valor y darlas más veces, quién sabe.

Se ha abierto a mí, no mucho, pero por algo se empieza. Teniendo en cuenta su más que probable narcisismo compensador, es un gran paso.

Término:

Me pregunta, cambiando de tema, mi opinión. Ahora hago el papel de su amigo y no de su superior…, quizás siquiera tenga que interpretar un papel si las cosas van bien.
- Avanza, te comento…- puede no ser el mejor momento-. Pero será mejor que antes dejemos esto limpio y ya continuamos mañana, te lo contaré en el hotel, ¿de acuerdo? Creo que podemos coincidir en que ha sido un día agotador. Iré a pagar el día de hoy mientras… recoges tu sangre y eso, no pienso tocar nada, no hasta que me haya leído las guías de bioseguridad.-le sonrío, alejándome hacia la puerta para subir unas plantas.
Minutos más tarde, tras un par de subidas y bajadas en el ascensor para encontrar los constantes cambios de despachos, encuentro al señor Biuty. No, no se trataba de una errata, pero los sondeos decían que el uso de dos “y” quedaba mejor como marca.
- Parece tenso.
El pequeño hombre calvo da un brinco, es cómicamente irónico que sea el director de una empresa de belleza. Quizás no lo es tanto, se supone que son los feos, en mayor o menor grado, son los que usan productos… ¿no?
- Oh, Adam, eres tú.- comenta aliviado. Parece que esperaba otra persona, alguien cuya presencia no parece ser… agradable.-. ¿Ya habéis terminado por hoy?
Asiento, sacando mi cartera. Al hombrecillo le brillan los ojos mientras le pago.
- ¿Han vuelto a caer las acciones, verdad?
Refunfuña un poco, aunque intenta echar la precaución a un lado soltando una retahíla de conocimientos económico-capitalistas. He tenido suficientes “noches” en vela estudiando los tomos para saber que está en un error.

Y luego está la sensación incómoda de peligro por estar haciendo algo no del todo legal.
- Si no le importa, me gustaría que nuestros pagos se realizaran mediante la compra de acciones.
- ¿Qué?- no le agrada perder el posible, el mínimamente posible e improbable, valor de los dividendos en negativo.
- Como mayor accionista, cuando todo esto caiga… se enfrentará a muchos problemas. ¿No cree que es una buena opción? Además, quita la posibilidad de que si alguien viene a por usted… - como parece que ya están haciendo-, encuentren dinero en negro sin ningún tipo de justificación.
Refunfuña otra vez, pero acaba cediendo. No tarda mucho en cumplimentar los papeles, como buen ratón burocrático. Me aseguro de que no me ha cargado el muerto del accionista mayoritario, y debe rehacer algunos papeles. Tengo que reconocer que parece avispado en estos temas... pero tengo la experiencia de no fiarme mucho de las personas.

Ya no está el resquemor de cometer una ilegalidad…, estoy “a salvo”.

Me despido, con un leve movimiento de cabeza, para volver al ascensor. Cuando las puertas se abren, las tres mujeres vestidas de negro y ultravioleta, me dedican alguna mirada lasciva antes de continuar su caza por el pasillo. Corresponden a lo que en esta ciudad se les llama “macarras”.  Es muy probable que sean la visita que no quería recibir el señor Biuty…

Subo al laboratorio para hacer un simple gesto. “¿Nos vamos ya?”

Después del día que habíamos tenido, se podría decir que la conversación se había tornado bastante más amigable, Adam incluso se permitió el bromear y sonreír. No sé por qué, pero la sonrisa, sin embargo, me pareció fingida hasta cierto punto. No pretendo decir con ello que estuviese enfadado ni que guardara algún resentimiento u hostilidad, simplemente que no parecía una sonrisa natural, quizás no podía... Quién sabe.

-Sí, claro, ahora nos vemos. -Dije mientras el salía de la habitación. Por mi parte, limpié los restos de sangre, tiré las gasas sucias, recogí el instrumental y comprobé que no nos dejábamos nada atrás. Cogí las muestras y los registros, lo organicé todo, y me puse a reflexionar cual sería el próximo paso a dar. No llegué a ninguna conclusión, Adam llegó antes de lo esperado.

-¿Ya? Qué rápido. Nos podemos ir entonces, creo que no nos olvidamos nada, pero no sé si tenías algo por ahí... Tras eso, salimos del edificio en dirección al hotel.


-¿A qué conclusión habría llegado Adam después de su “revisión”? Espero que pueda ayudarme a avanzar con el compuesto, de otra manera creo que se podría decir que estoy estancado… Me dijo que me lo diría en el hotel, ¿no podría empezar ya? Así aprovechamos el camino. No creo que pase nada por preguntar.” –Pensé. –Adam, entonces… ¿cómo debería proceder? –Había dicho que “avanza”, por lo tanto, era lógico suponer que había hecho algún progreso, pero realmente no se me ocurría cómo podría ayudarme, aunque es cierto que tampoco disponía de los datos como para saberlo, así que lo mejor era simplemente espera, ya fuera que me lo dijese en la calle de camino al hotel, o una vez en la habitación.