Ryo Ryuuzaki
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Domica. Un gran lugar donde estar sin ninguna idiota compañía. Como Ryo Ryuuzaki siempre decía, “mejor solo que mal acompañado”. Y así era, se encontraba en la enorme y por ahora desolada playa, exponiéndose peligrosamente al sol de la cálida mañana, mirando al mar sin un dejo de cariño. Debido a su pasado, Ryo nunca había podido zambullirse al agua debido a que consumió una Akuma no Mi hace mucho tiempo, que desgraciadamente no poseía ninguna habilidad que le sirviera a la hora de la pelea. Cuando murió y le quitaron su fruta, consiguió otra, esta muchísimo mejor que la anterior, así que estaba más que satisfecho... Excepto por la temperatura.
Hacía demasiado calor ahí, y Ryo tenía que estar siempre cubierto por las dudas de que descubrieran su identidad. Él sentía que su aspecto había cambiado en relación a hace cinco años, y además todo el mundo lo daba por muerto, por lo que a veces creía que estaba tomando prevenciones de más. También cambió su nombre. Él mismo se presentaba como Azrael así que sumado con lo anterior dudaba de que alguien lo acusara de haber sido Almirante en la Marine. Lo pensó un momento hasta que se decidió por quitarse el abrigo que le tapaba media cara, y la camiseta también, así quedaba con su indumentaria cotidiana antes de fallecer: un pantalón normal y descamisado.
Se quedó ahí echado, viendo cómo las olas chocaban contra el agua haciendo un fuerte estruendo. Se metió el dedo meñique en la oreja y se sacó un poco de arena que le había quedado. No había ni una pizca de brisa. No quería dormirse, lo detestaba, y tenía bastante sueño, por lo que se sentó y buscó entre los bolsillos de su abrigo para fumarse un cigarro. Vaya sorpresa se dio a sí mismo cuando abrió la caja y estaba vacía. A pesar de la flojera, tomó fuerzas, juntó sus pertenencias y se levantó para ir a la pequeña ciudad para comprarse un paquete, y de paso un encendedor nuevo que el suyo se estaba quedando sin gas.
Al levantarse vio como iban llegando los pescadores a la playa. Así se ganaban su dinero ellos, o su comida, no lo sabía. En su casa, cuando no tenía muchos recursos, la que conseguía la comida era su hermana, así que nunca había entendido el tema pesca ni el conseguir comida. Dejó de darle importancia y encaró hacia la ciudad, cerca de donde estaba, para poder satisfacer su necesidad de fumar.
Al llegar allí, encontró un ambiente mil veces peor del que había salido hacía unos pocos momentos. La calle estaba abarrotada de gente y no se podía ni caminar. Se puso su sobrero por las dudas de que alguien lo reconociera. Por suerte para Ryo, su cuerpo rozaba la perfección, por lo que al ser flaco podría pasar muy fácilmente por entre la gente sin chocarse a nadie. Ya se estaba hartando de la cantidad de personas y gritos que había por allí, pero no podía quedarse sin sus cigarros. Si no podía cumplir un simple objetivo como ese, ¿cómo aspiraría a llegar a sus metas personales en la vida? Tenía que ser fuerte y superar todos los obstáculos que le pongan en frente, para así poder formar una Marine de ensueño y un Gobierno sin corrupción.
Hacía demasiado calor ahí, y Ryo tenía que estar siempre cubierto por las dudas de que descubrieran su identidad. Él sentía que su aspecto había cambiado en relación a hace cinco años, y además todo el mundo lo daba por muerto, por lo que a veces creía que estaba tomando prevenciones de más. También cambió su nombre. Él mismo se presentaba como Azrael así que sumado con lo anterior dudaba de que alguien lo acusara de haber sido Almirante en la Marine. Lo pensó un momento hasta que se decidió por quitarse el abrigo que le tapaba media cara, y la camiseta también, así quedaba con su indumentaria cotidiana antes de fallecer: un pantalón normal y descamisado.
Se quedó ahí echado, viendo cómo las olas chocaban contra el agua haciendo un fuerte estruendo. Se metió el dedo meñique en la oreja y se sacó un poco de arena que le había quedado. No había ni una pizca de brisa. No quería dormirse, lo detestaba, y tenía bastante sueño, por lo que se sentó y buscó entre los bolsillos de su abrigo para fumarse un cigarro. Vaya sorpresa se dio a sí mismo cuando abrió la caja y estaba vacía. A pesar de la flojera, tomó fuerzas, juntó sus pertenencias y se levantó para ir a la pequeña ciudad para comprarse un paquete, y de paso un encendedor nuevo que el suyo se estaba quedando sin gas.
Al levantarse vio como iban llegando los pescadores a la playa. Así se ganaban su dinero ellos, o su comida, no lo sabía. En su casa, cuando no tenía muchos recursos, la que conseguía la comida era su hermana, así que nunca había entendido el tema pesca ni el conseguir comida. Dejó de darle importancia y encaró hacia la ciudad, cerca de donde estaba, para poder satisfacer su necesidad de fumar.
Al llegar allí, encontró un ambiente mil veces peor del que había salido hacía unos pocos momentos. La calle estaba abarrotada de gente y no se podía ni caminar. Se puso su sobrero por las dudas de que alguien lo reconociera. Por suerte para Ryo, su cuerpo rozaba la perfección, por lo que al ser flaco podría pasar muy fácilmente por entre la gente sin chocarse a nadie. Ya se estaba hartando de la cantidad de personas y gritos que había por allí, pero no podía quedarse sin sus cigarros. Si no podía cumplir un simple objetivo como ese, ¿cómo aspiraría a llegar a sus metas personales en la vida? Tenía que ser fuerte y superar todos los obstáculos que le pongan en frente, para así poder formar una Marine de ensueño y un Gobierno sin corrupción.
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