Escenario: Una parte más o menos amplia, rodeados de mierda.
Reglas: :yao:
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Lo vio venir, tanto por las predicciones de su haki como por lo evidente de los golpes. Sin embargo, gracias a sus superiores capacidades físicas y al hecho de que Ryuken estaba bajo los efectos de su "sueño" pudo evitar los golpes. El arma era sin embargo evidentemente de gran calidad y ligereza (o Ryuken increíblemente fuerte) a juzgar por la facilidad y rapidez con la que la manejaba. Se limitó a retroceder y apartarse lo justo de cada ataque, observando a Ryuken con superioridad, cuando de repente en el último golpe el arma comenzó a brillar. Alertado por su mantra, apenas tuvo tiempo a cubrir su torso con su haki de armadura antes de que la onda lo golpease de lleno y lo mandase volando hacia atrás, golpeándose contra la pared de la alcantarilla. Soltó un gañido y comenzó a incorporarse, notando una sensación de entumecimiento en la zona de la herida... ¿escarcha? "Tiene una habilidad peligrosa, similar a mi Bóreas." Se puso totalmente en pie y vio a Ryuken ocultando la mano herida tras su espalda, con una venda en torno a la muñeca. Una venda no muy manchada... ¿no había sido muy grave la herida?
- No entiendes nada, Shirou... - entrecerró los ojos - Yo soy el protector de la familia Markov. El mismísimo Derian Markov me escogió en persona y entrenó, a mí, un extraño que ni siquiera era un habitante de Hallstat - esbozó una sonrisa fiera - ¿No lo entiendes? No soy una persona corriente. Fui elegido para ser el sirviente de la más grande familia, su guardián, la mano derecha de sus líderes. Como Markov que es, Galia tiene ciertos deberes hacia su familia... si va a luchar por la Revolución, entonces debe hacer lo posible por evitar llamar la atención para no comprometer a su familia. Y tú, escoria, has logrado que se ponga recompensa por su cabeza. Has puesto en peligro no sólo a ella, si no a su familia. Por el bien de Galia y de los Markov, como guardián... debo eliminarte.
No había mentira ninguna en sus palabras, sólo medias verdades. Derian lo había entrenado para convertirlo en su mano derecha, la persona que defendiera a Hallstat y a la familia desde las sombras. Y Ryuken Shirou era una amenaza a exterminar... alzó a Valak y giró su empuñadura, desvelando un compartimento del que cayó una buena cantidad de sangre sobre su boca. El sabor inundó todos sus sentido, extasiándolo y despertando su vena de cazador. Bebió con avidez, mientras notaba como un olor se hacía más patente que los demás para él, pasando a destacar más que la peste de la cloaca: la sangre del albino. Clavó su mirada en la suya (si era capaz) intentando activar su "sueño" otra vez más, con una expresión inhumanamente fría. Soltó un suave gruñido y pasó a Valak a su mano izquierda, desenvainando su espada. Se habían acabado las tonterías... ahora iba a demostrarle al espadachín el auténtico terror de enfrentarse a un auténtico cazador. Algo había cambiado en la actitud del joven, ya no se mostraba altanero y bravucón, ahora era como una fiera frente a su presa. Su mirada estaba clavada en Ryuken y todo su cuerpo estaba en tensión.
- Ryuken Shirou... no eres más que una presa. Tiembla y desespera, pues pronto te haré comprender tu debilidad y tus limitaciones.
Una llama azul recubrió el filo de sus armas. Su herida ya se había cerrado parcialmente y el ansia de sangre que en él había despertado alimentaba sus fuerzas y su instinto asesino. Comenzó a dar un paso hacia Ryuken, para acelerar de repente convirtiéndose en apenas una sombra debido a su velocidad. Entonces apareció a su izquierda, lanzándole un rápido tajo al muslo con su arma imbuida en haki. Entonces volvió a desaparecer, desplazándose a un ritmo sobrenatural hasta la retaguardia de su rival, a su derecha. Desde ahí trató de lanzarle un corte a la espalda también imbuido, doloroso pero no letal, para desaparecer de nuevo y aparecer frente a él a un metro y medio de este, en guardia. En todo momento el rango de sus armas estuvo aumentado por el filo semi-invisible de Érebo, con lo que aun esquivando era probable que saliera herido. Su velocidad era casi la del propio sonido, tal que para el vampiro al moverse el mundo era apenas un manchón de colores. Aprovechando su sorpresiva aparición, trató de clavar de nuevo sus ojos en los del revolucionario, al tiempo que le apuntaba con su espada.
- Tu padre tampoco fue rival para mi maestro. ¿O realmente niegas ser hijo de Lavi Shirou?
Aprovechando que esas palabras probablemente lo distraerían, generó dos espadas de energía a la espalda del espadachín, imbuidas en haki y en el fuego azul de Bóreas, que rápidamente se lanzarían contra este tratando de atravesarle desde atrás a la altura del abdomen. Era un ataque silencioso y letal, su movimiento de asesinato predilecto. Salvo para los usuarios de haki de observación, era un golpe extremadamente difícil de evitar al ser desde un punto ciego. Además las armas aparecerían tan cerca de él que le sería muy difícil evitarlas aun de percibirlas.
- Caerás ante la danza de las lunas... - sentenció.
- No entiendes nada, Shirou... - entrecerró los ojos - Yo soy el protector de la familia Markov. El mismísimo Derian Markov me escogió en persona y entrenó, a mí, un extraño que ni siquiera era un habitante de Hallstat - esbozó una sonrisa fiera - ¿No lo entiendes? No soy una persona corriente. Fui elegido para ser el sirviente de la más grande familia, su guardián, la mano derecha de sus líderes. Como Markov que es, Galia tiene ciertos deberes hacia su familia... si va a luchar por la Revolución, entonces debe hacer lo posible por evitar llamar la atención para no comprometer a su familia. Y tú, escoria, has logrado que se ponga recompensa por su cabeza. Has puesto en peligro no sólo a ella, si no a su familia. Por el bien de Galia y de los Markov, como guardián... debo eliminarte.
No había mentira ninguna en sus palabras, sólo medias verdades. Derian lo había entrenado para convertirlo en su mano derecha, la persona que defendiera a Hallstat y a la familia desde las sombras. Y Ryuken Shirou era una amenaza a exterminar... alzó a Valak y giró su empuñadura, desvelando un compartimento del que cayó una buena cantidad de sangre sobre su boca. El sabor inundó todos sus sentido, extasiándolo y despertando su vena de cazador. Bebió con avidez, mientras notaba como un olor se hacía más patente que los demás para él, pasando a destacar más que la peste de la cloaca: la sangre del albino. Clavó su mirada en la suya (si era capaz) intentando activar su "sueño" otra vez más, con una expresión inhumanamente fría. Soltó un suave gruñido y pasó a Valak a su mano izquierda, desenvainando su espada. Se habían acabado las tonterías... ahora iba a demostrarle al espadachín el auténtico terror de enfrentarse a un auténtico cazador. Algo había cambiado en la actitud del joven, ya no se mostraba altanero y bravucón, ahora era como una fiera frente a su presa. Su mirada estaba clavada en Ryuken y todo su cuerpo estaba en tensión.
- Ryuken Shirou... no eres más que una presa. Tiembla y desespera, pues pronto te haré comprender tu debilidad y tus limitaciones.
Una llama azul recubrió el filo de sus armas. Su herida ya se había cerrado parcialmente y el ansia de sangre que en él había despertado alimentaba sus fuerzas y su instinto asesino. Comenzó a dar un paso hacia Ryuken, para acelerar de repente convirtiéndose en apenas una sombra debido a su velocidad. Entonces apareció a su izquierda, lanzándole un rápido tajo al muslo con su arma imbuida en haki. Entonces volvió a desaparecer, desplazándose a un ritmo sobrenatural hasta la retaguardia de su rival, a su derecha. Desde ahí trató de lanzarle un corte a la espalda también imbuido, doloroso pero no letal, para desaparecer de nuevo y aparecer frente a él a un metro y medio de este, en guardia. En todo momento el rango de sus armas estuvo aumentado por el filo semi-invisible de Érebo, con lo que aun esquivando era probable que saliera herido. Su velocidad era casi la del propio sonido, tal que para el vampiro al moverse el mundo era apenas un manchón de colores. Aprovechando su sorpresiva aparición, trató de clavar de nuevo sus ojos en los del revolucionario, al tiempo que le apuntaba con su espada.
- Tu padre tampoco fue rival para mi maestro. ¿O realmente niegas ser hijo de Lavi Shirou?
Aprovechando que esas palabras probablemente lo distraerían, generó dos espadas de energía a la espalda del espadachín, imbuidas en haki y en el fuego azul de Bóreas, que rápidamente se lanzarían contra este tratando de atravesarle desde atrás a la altura del abdomen. Era un ataque silencioso y letal, su movimiento de asesinato predilecto. Salvo para los usuarios de haki de observación, era un golpe extremadamente difícil de evitar al ser desde un punto ciego. Además las armas aparecerían tan cerca de él que le sería muy difícil evitarlas aun de percibirlas.
- Caerás ante la danza de las lunas... - sentenció.
- datos bélicos:
- - Stats por akuma: Fuerza x24, Velocidad x30, Agilidad x33, Reflejos x33 (sobre base de humano)
- Fuerza Aumentada: x2 (en total x48 sobre humano)
- Velocidad Aumentada: x2 (en total x60 sobre humano)
- Kenbunshoku entrenado
- Busoushoku entrenado (Ronda 2/5)
- Ámbito: Primera Luna, Erebo: Ivan puede alargar el filo de sus armas hasta en un 50% de su tamaño original. El filo alargado es transparente y aunque visible, algo difícil de percibir. Puede canalizar sus técnicas a través de él. Como parte pasiva, una fina niebla tétrica brota de su armas cuando tiene ansias de matar.
- Ámbito: Segunda Luna, Legión: Ivan crea hasta dos espada fantasmales (hechas de energía) que son réplicas perfectas de una que esté empuñando. Pueden canalizar las técnicas de Ivan. Pueden ser empuñadas por este o manejadas a distancia. El rango de control de las espadas es de diez metros desde el usuario. De manera pasiva, el usuario aprende a procesar en paralelo de manera eficiente, pudiendo realizar varias tareas a la vez con total normalidad incluso en situaciones de estrés.
- Ámbito: Tercera Luna, Bóreas [Manual de Canalización]: Con este poder Ivan canaliza el frío de la técnica base del "Estilo de las Doce Lunas" para generar una llama fría en torno a un arma, sus manos o munición de una pistola. Esta llama está a -20º, y congela en vez de quemar. Como componente escénico, es capaz de generar una desagradable sensación de frío al tocar a alguien.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Los ojos de la revolucionaria fueron abriéndose lentamente. Le dolía la cabeza un poco y se notó un chichón al pasarse la mano despacio por su pelo. Pudo ver una especie de ladrillo y eso la hizo ladear la cabeza. El golpe había sido considerable al parecer, lo suficiente para despertarla. Los otros dos continuaban sin aparecer y eso la hizo soltar un suspiro. No era justo que se quedase allí sola y decidió que iría a buscarlos. Se colocó en pie despacio y miró a su alrededor. Había algunas plumas clavadas cerca y no entendió el motivo. La cosa no podía estar yendo a peor y por eso empezó a estirarse. No había logrado dormir casi nada debido al golpe, pero al menos ya no se aburriría. Era el momento de encontrar a los dos chicos. Usó su olfato para rastrear el olor de Ryuken y entonces comenzó a caminar. Igualmente, sabía por dónde se habían ido.
No tardó mucho en escuchar unos extraños sonidos. Tal vez estaban combatiendo contra aquel monstruo que había mencionado Roux en su momento. Ella también podría ayudarles a derrotar a aquella cosa. Mostró una sonrisa animada y entonces empezó a trotar. En cuanto llegó a la zona de la pelea se quedó quieta. Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal. Ivan estaba atacando a Ryuken y a una velocidad que le costaba seguir. Dudaba que fuera cosa de uno, pues el otro chico también estaba en guardia ¿Qué demonios estaban haciendo? La pelirrosa abrió un poco la boca y pudo presenciar lo ocurrido. En ese momento frunció el ceño y apretó los puños, justo para después alzar la voz y dar un enorme grito con toda su fuerza.
- ¡Deteneos los dos!
Se quedó mirándolos con rabia al mismo tiempo que sus azulados ojos cambiaban a un tono dorado, mostrando de esa forma un poco de ira. No podía creerse que mientras a ella la dejaban arriba ambos se estaban matando allí abajo. Tenía ganas de liarse a guantazos con ambos, de llamarlos subnormales y de estamparles la cabeza contra el suelo. Se mantuvo a una distancia razonable, pues no quería acercarse a ellos lo más mínimo, no en ese momento. Pudo ver incluso algunas heridas que no le gustaron nada. Quería largarse de allí y que los dos se fueran al diablo, pero entonces alguno corría la suerte de morir. No iba a permitir que ninguno de ellos muriese.
- ¿A qué diablos viene esto? ¡¿Por qué estáis matándoos aquí abajo y yo arriba sin saber nada?! Os aprecio muchísimo y me duele ver lo que está pasando… Si en verdad mi amistad para vosotros vale algo, parad esto de una vez.
Dijo con los ojos un poco vidriosos y clavando una rodilla en el suelo. Se sentía impotente debido a lo que estaba pasando. Golpeó el suelo con el puño notando algo de sangre salir de sus nudillos y bastante dolor en él. No podía aguantar aquello y de repente cayó de espaldas, quedando sentada y con la espalda pegada a la pared. Miró al suelo sin querer mirar a la cara a los idiotas, empezando a sentirme mal. Si esas dos personas ahora quería matarse, ella estaba en medio y terminaría siendo odiaba por los dos de una forma u otra.
- Por favor, parad… – Dijo con un tono de voz roto.
No tardó mucho en escuchar unos extraños sonidos. Tal vez estaban combatiendo contra aquel monstruo que había mencionado Roux en su momento. Ella también podría ayudarles a derrotar a aquella cosa. Mostró una sonrisa animada y entonces empezó a trotar. En cuanto llegó a la zona de la pelea se quedó quieta. Sus ojos se abrieron un poco más de lo normal. Ivan estaba atacando a Ryuken y a una velocidad que le costaba seguir. Dudaba que fuera cosa de uno, pues el otro chico también estaba en guardia ¿Qué demonios estaban haciendo? La pelirrosa abrió un poco la boca y pudo presenciar lo ocurrido. En ese momento frunció el ceño y apretó los puños, justo para después alzar la voz y dar un enorme grito con toda su fuerza.
- ¡Deteneos los dos!
Se quedó mirándolos con rabia al mismo tiempo que sus azulados ojos cambiaban a un tono dorado, mostrando de esa forma un poco de ira. No podía creerse que mientras a ella la dejaban arriba ambos se estaban matando allí abajo. Tenía ganas de liarse a guantazos con ambos, de llamarlos subnormales y de estamparles la cabeza contra el suelo. Se mantuvo a una distancia razonable, pues no quería acercarse a ellos lo más mínimo, no en ese momento. Pudo ver incluso algunas heridas que no le gustaron nada. Quería largarse de allí y que los dos se fueran al diablo, pero entonces alguno corría la suerte de morir. No iba a permitir que ninguno de ellos muriese.
- ¿A qué diablos viene esto? ¡¿Por qué estáis matándoos aquí abajo y yo arriba sin saber nada?! Os aprecio muchísimo y me duele ver lo que está pasando… Si en verdad mi amistad para vosotros vale algo, parad esto de una vez.
Dijo con los ojos un poco vidriosos y clavando una rodilla en el suelo. Se sentía impotente debido a lo que estaba pasando. Golpeó el suelo con el puño notando algo de sangre salir de sus nudillos y bastante dolor en él. No podía aguantar aquello y de repente cayó de espaldas, quedando sentada y con la espalda pegada a la pared. Miró al suelo sin querer mirar a la cara a los idiotas, empezando a sentirme mal. Si esas dos personas ahora quería matarse, ella estaba en medio y terminaría siendo odiaba por los dos de una forma u otra.
- Por favor, parad… – Dijo con un tono de voz roto.
Ryuken Shirou
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No oyó nada de lo que dijo Ivan, simplemente no hubo la necesidad de hacerlo. Era difícil de razonar con personas así, por no decir imposible. Además... teniendo semejantes heridas en su cuerpo, era difícil reflexionar sin sentido. Muslo, espalda... las de allí no se comparaban en nada con esas dos... cosas que perforaron su abdomen por detrás. Pese a todo eso, aún le quedaba el mínimo de consciencia para no mirar al castaño a los ojos. Sabía muy bien que eso era lo peor que podía hacer, pese a que se estaba poniendo a sí mismo en desventaja. Francamente, solo habían dos razones por la que seguía en pie luego de la ultima arremetida de Roux. La adrenalina le impedía procesar todo el dolor de momento... Y su propia testarudez y fuerza de voluntad le impedían caer al suelo pese a todos los cortes que tenía en su cuerpo. Escupió sangre al suelo y fulminó con la mirada a los pies del castaño. Debía verse patético así, pero no estaba dispuesto a que sometieran su mente nuevamente; con dos bastaba y sobra. Jadeaba de forma entrecortada, sabiendo muy bien que estaba al borde de morir. Lo peor era... que no podía hacer nada para evitarlo. Ivan era mucho más poderoso que él, su sorprendente velocidad decía más de mil palabras.
– ¡Deteneos los dos! –
Probablemente fueron imaginaciones de él, pero podía jurar que su corazón casi se detuvo allí mismo. No, ¿por qué vino hasta aquí? Era peligroso, más con el castaño aquí. Se hacía llamar el protector de los Markov, pero eso no quería decir que fuera a usar métodos extremistas para conseguir lo que quería. Probablemente usó su poder ocular en Galia también para evitar que les siguiese en primer lugar, pero no tenía las pruebas para delatar a Ivan. A los ojos de la pelirrosa, él era una persona amigable y le consideraba como un amigo más. La situación era peligrosa, y no había nada que pudiera hacer para remediarlo. Oh si, si Ivan seguía peleando... era muy probable que provocara algo mucho peor. Sabía de sobra que Galia podría hacerle frente al castaño, incluso podría ganarle. El problema... era que probablemente su compañera se negara a levantar su arma contra el castaño.
Ryuken cerró sus ojos por algunos segundos, y luego relajó su postura. En antaño ver a alguien como Galia llorando, no le hubiera provocado nada. Tan solo una sensación de vacío, algo adecuado para una persona hueca como él. El que sintiera dolor al ver como la pelirrosa estaba a punto de llorar, demostraba lo mucho que había cambiado desde que abandonó su isla. Los días en los que era un simple asesino motivado por la desesperación suya y de las personas, quedaron en el pasado. Si no fuera porque aún posee esos impulsos muy en su interior, probablemente ya no se reconocería a si mismo. El joven de cabellos plateados volvió a ponerse rígido y entrecerró sus ojos. Por su parte, el no iba a seguir peleando. Ni siquiera fue quien empezó con todo esto, pero dudaba mucho que sus palabras tuvieran algún peso ahora.
– Es suficiente, no voy a seguir – sus palabras hacían eco en aquellas cloacas. El joven de cabellos plateados envainó a Balmung y bajó su guardia. Había muchas cosas que debía hacer en su vida, muchas pecados que debía expiar... pero la vida de Galia era mucho más importante. Afrontaría todo lo que le espera en el más allá, todos los castigos que recibirá por su pasado. Era lo ideal para una existencia tan confusa como Ryuken Shirou. – Haz lo que quieras conmigo... pero no le hagas nada a Galia... por favor – ya le estaba costando hablar de todo el dolor y la sangre, pero pudo decir eso con fluidez. Ya tenía aceptado su destino, pero por lo menos haría algo para no meter a la pelirrosa en todo esto. Ryuken movió su cuerpo con dificultad y quedó mirando frente a frente a su compañera. – [/i]Lo siento por todo, Galia[/i] – puede que esas fueran sus últimas palabras, pero tenía que decirlo. Sentía como la pelirrosa tiró a su familia y vida por la ventana debido a una existencia horrenda como él. Movió su cuerpo con dificultad y quedó frente a Ivan nuevamente, aunque ya su mirada era algo borrosa, por lo que no veía muy bien su cara. Ya no sería necesario evitar sus ojos ahora gracias a eso.
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La voz de Galia lo paralizó. Las espadas fantasmales que en ese momento comenzaban a hundirse en el carne de Ryuken titilaron y se desvanecieron. Con una nota de terror, observó a la chica que los miraba dividida entre el dolor y la rabia. "Mierda... ¿por qué está ella aquí?" La hipnosis debería haberla mantenido alejada, cumpliendo la petición de Ivan. Y sin embargo... ahí la tenía, pillándolo con las manos en la masa a punto de asesinar a su amigo. Debía hacer algo... ¿pero qué? Lo había visto todo. Ninguna mentira lo libraría ahora. Podía intentar echarle la culpa a Ryuken y decir que él había atacado primero, pero era arriesgado, muy arriesgado. "Si no se me ocurre una forma de excusarme pronto... tendré que matarlos a ambos." No tenía realmente grandes reparos en matar a Galia y menos a Ryuken, pero prefería no mancharse las manos con la sangre de un Markov. Además estaba algo encaprichado de ella y aún quería tomarla para sí. "Podría tomarla por la fuerza y luego matarla." ¿Pero en qué estaba pensando? No, aquella no era una opción, no sin antes haber agotado otras posibilidades. Si no lograba engañarlos, sí que lo haría... espera, ¿engañarlos, a ambos? Una loca historia comenzó a dibujarse en su mente.
- ¿Ry-ryuken-san? - dijo, con la voz partida - ¿Has vuelto en ti? ¡Lo siento! Al principio me limitaba a defenderme, pero... - sacudió la cabeza, con un gesto de angustia - Me vi obligado a contraatacar.
Contuvo una sonrisa de triunfo al ver a Ryuken alzar la vista y clavó sus ojos en los suyos, activando su hipnosis. Si Ivan tenía algún talento además de sus dotes como asesino, era ser un gran actor y un mentiroso convincente. El albino sería más difícil de engañar dado que había vivido la historia y hacerle olvidar sus palabras y actuación sería una tarea titánica. Sin embargo, con su hipnosis y su actuación esperaba lograr que se fiara de él. Esperaba que aquellas palabras los desconcertaran lo suficiente como para dejarlos sin palabras y poder continuar con su actuación. Rápidamente giró la cabeza y miró a Galia a los ojos, volviendo a hipnotizarla. Unos mechones de pelo manchados de sangre le dieron una pista de cómo debió librarse de la hipnosis. "Un golpe... vaya mala suerte. Si no hubiese venido no habría habido problema alguno." Mostró su mejor expresión de dolor y tristeza y continuó.
- ¡Por favor, no llores Galia-chan! Escucha la historia, ¿vale? Esta ya se ha acabado - le dirigió una mirada llena de ansiedad y se dirigió a Ryuken - Shirou-san, probablemente tú tampoco tengas muy claro lo que está sucediendo aquí. Por favor, antes de hacer nada... escuchadme. Cuando llegamos a esta zona percibí un olor muy raro y diferente a la peste de este sitio, y lo siguiente que recuerdo que ambos habíamos desenvainado y peleábamos. Hice un gran esfuerzo para sobreponerme a aquella sensación y entré en mi forma completa, recuperando la cordura. No sé qué diablos nos afectó y sólo puedo aventurarme a especular, pero viendo que con mi akuma dejó de hacerme nada y el olor, supongo que sería alguna clase de droga alucinógena o veneno. El caso es que, sin que pudiera hacer nada, ¡me vi enfrentándome a Ryuken-san! Intenté hablarte y hacerte entrar en razón, pero parecía que mis palabras no llegaban a ti. Tus respuestas no tenían sentido ninguno y no tenían nada que ver con lo que te decía... creo que incluso insinuaste que yo era un Markov, si mal no entendí tus palabras - añadió con una sonrisa nerviosa, como intentando mostrar lo ridículo de esa afirmación - En todo caso... el olor de la sangre me hizo ceder a los instintos de mi fruta y... lo siento por ello. Si no fuese por la rápida intervención de Galia-chan no sé lo que hubiera... - esbozó una mueca de desesperación y frustración - Pero... ya has recobrado el sentido, ¿no, Ryuken-san? Y... creo que no te he causado ninguna herida demasiado grave. Por suerte recobré la cordura a tiempo para frenar las espadas.
Envainó su espada y con Valak comenzó a destrozar su camisa y hacer tiras con ella. Luego le haría un gesto a Galia para que se acercara a ayudarle y entre ambos vendarían a Ryuken. La herida de su pecho seguía allí, dado que la escarcha entorpecía la curación, pero estaba regenerándose y pronto no sería nada. Disimuladamente se ocupó de que Galia la viera para reforzar su versión de la defensa propia y luego se tapó bien con la capa para evitar ir a pecho descubierto por todo Encuentro. Una vez acabasen, si Ryuken se dejaba, lo ayudaría a levantarse y le haría pasarle un brazo por los hombros.
- Tenemos que encontrar a un médico... o ir a un lugar más seguro. Esa bestia sigue suelta; no llegamos a encontrarla.
- ¿Ry-ryuken-san? - dijo, con la voz partida - ¿Has vuelto en ti? ¡Lo siento! Al principio me limitaba a defenderme, pero... - sacudió la cabeza, con un gesto de angustia - Me vi obligado a contraatacar.
Contuvo una sonrisa de triunfo al ver a Ryuken alzar la vista y clavó sus ojos en los suyos, activando su hipnosis. Si Ivan tenía algún talento además de sus dotes como asesino, era ser un gran actor y un mentiroso convincente. El albino sería más difícil de engañar dado que había vivido la historia y hacerle olvidar sus palabras y actuación sería una tarea titánica. Sin embargo, con su hipnosis y su actuación esperaba lograr que se fiara de él. Esperaba que aquellas palabras los desconcertaran lo suficiente como para dejarlos sin palabras y poder continuar con su actuación. Rápidamente giró la cabeza y miró a Galia a los ojos, volviendo a hipnotizarla. Unos mechones de pelo manchados de sangre le dieron una pista de cómo debió librarse de la hipnosis. "Un golpe... vaya mala suerte. Si no hubiese venido no habría habido problema alguno." Mostró su mejor expresión de dolor y tristeza y continuó.
- ¡Por favor, no llores Galia-chan! Escucha la historia, ¿vale? Esta ya se ha acabado - le dirigió una mirada llena de ansiedad y se dirigió a Ryuken - Shirou-san, probablemente tú tampoco tengas muy claro lo que está sucediendo aquí. Por favor, antes de hacer nada... escuchadme. Cuando llegamos a esta zona percibí un olor muy raro y diferente a la peste de este sitio, y lo siguiente que recuerdo que ambos habíamos desenvainado y peleábamos. Hice un gran esfuerzo para sobreponerme a aquella sensación y entré en mi forma completa, recuperando la cordura. No sé qué diablos nos afectó y sólo puedo aventurarme a especular, pero viendo que con mi akuma dejó de hacerme nada y el olor, supongo que sería alguna clase de droga alucinógena o veneno. El caso es que, sin que pudiera hacer nada, ¡me vi enfrentándome a Ryuken-san! Intenté hablarte y hacerte entrar en razón, pero parecía que mis palabras no llegaban a ti. Tus respuestas no tenían sentido ninguno y no tenían nada que ver con lo que te decía... creo que incluso insinuaste que yo era un Markov, si mal no entendí tus palabras - añadió con una sonrisa nerviosa, como intentando mostrar lo ridículo de esa afirmación - En todo caso... el olor de la sangre me hizo ceder a los instintos de mi fruta y... lo siento por ello. Si no fuese por la rápida intervención de Galia-chan no sé lo que hubiera... - esbozó una mueca de desesperación y frustración - Pero... ya has recobrado el sentido, ¿no, Ryuken-san? Y... creo que no te he causado ninguna herida demasiado grave. Por suerte recobré la cordura a tiempo para frenar las espadas.
Envainó su espada y con Valak comenzó a destrozar su camisa y hacer tiras con ella. Luego le haría un gesto a Galia para que se acercara a ayudarle y entre ambos vendarían a Ryuken. La herida de su pecho seguía allí, dado que la escarcha entorpecía la curación, pero estaba regenerándose y pronto no sería nada. Disimuladamente se ocupó de que Galia la viera para reforzar su versión de la defensa propia y luego se tapó bien con la capa para evitar ir a pecho descubierto por todo Encuentro. Una vez acabasen, si Ryuken se dejaba, lo ayudaría a levantarse y le haría pasarle un brazo por los hombros.
- Tenemos que encontrar a un médico... o ir a un lugar más seguro. Esa bestia sigue suelta; no llegamos a encontrarla.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.