Un Alumno Sigue El Camino De Su Maestro ¿No Es Así, Ryuken? [Ryuken-Silver D. Dranser] [Privado]

La invitación de Aki parecía ser bastante interesante y el revolucionario estaba dispuesto a ir con su jefa para poder relejarse en el balneario, de esa forma conocería mejor a Raguersir. Desde aquella vez en la pelea contra la marina no había vuelto a saber de él. Eran ya las ocho de la mañana y el rebelde había dormido desde la tarde anterior, por lo que tenía unas veinte horas más o menos en su cuerpo y estaba en la gloria. En aquellos momentos se encontraba en la plataforma de combate al aire libre. Era un cuadrilátero de al menos unos treinta metros cuadrados. Rodeado de árboles en plena naturaleza y con la base detrás. Ryuken quería verle por algún motivo y él había decidido no hacerle el feo. Era su deber después de todo como oficial y como maestro.

Silver vestía con un pantalón negro, una camiseta de manga larga de color blanco y una cinta en su frente. Tenía tres fundas de espadas repartidas por su cuerpo, una en la espalda y otra a cada lado de la cintura. Sus preciosidades estaban listas para cualquier cosa que pudiese pasar. Él se encontraba en medio de aquel sitio, sentado y con los ojos cerrados. Desde que había pasado todo aquello en la guerra había desarrollado mejor sus ondas cortantes y por si fuera poco, su haki de armadura había mejorado. Llevaba mucho tiempo deseando tener algo con lo que enfrentar el haki de Krauser y ahora lo tenía. Solo era cuestión de tiempo que desafiase al líder de la Quimera. Mostró una pequeña sonrisa y después notó el tiempo nublado sobre él. El Sol no sería un estorbo de aquella forma, odiaba pasar calor.

Una pequeña ráfaga de viento sopló ondeando sus cabellos y aquello provocó que mostrase una sonrisa siniestra. Esperaba cualquier cosa por parte del chico, desde hablar de cosas de la pelirrosa hasta comer dulces de vainilla en una tienda del Sur. El Den den mushi del revolucionario empezó a sonar entonces y no tardó mucho en ladear la cabeza. Ni de coña pensaba cogerlo. Estaba seguro de que era el demonio de la niebla cabreado por no haber acudido a la reunión. Él ya estaba al tanto de la traición del demonio blanco y de la misión del Gran Espada al Norte. Tenía sus propios asuntos y no veía necesario ir también. De todas formas, Richard seguramente iría con él. Silver entonces soltó un bostezo y se quedó mirando fijamente la entrada de la base esperando a que el chico saliese de una vez.

El viento trajo el aroma de Ryuken hasta la nariz del revolucionario y su esencia era inconfundible, por lo que no tardó nada en saber que se trataba de él. El gesto del rebelde fue totalmente calmado y por ello se mantuvo serio en todo momento. Era como si le diese igual todo y así era por el momento. No había motivos para estar dando saltos, pero tampoco para estar de un humor malo. Los orbes del espadachín fueron abriéndose lentamente hasta ver la figura del chico de cabellos plateados. Parecía estar bien en el tema físico. Si él se quitaba la camiseta dejaría ver docenas de cicatrices de todas sus batallas. Podía considerarse ya un profesional en aquel aspecto. Se mantuvo en silencio y decidió escucharle.

- Conmigo no existen peleas pequeñas, eso debes saberlo. Un espadachín siempre da lo mejor ante su rival para no faltarle nunca al respeto, así he enseñado mi arte siempre. – Mencionó mirándole con una sonrisa ladeada.

Lo siguiente que hizo fue colocarse en pie despacio y mantener su mano derecha en el mango de Green Life, una de sus nuevas espadas. La otra la dejó en su bolsillo. Estiró un poco sus piernas y acto seguido le dedicó una sonrisa lasciva. No buscaba puntos sexuales con él ni nada, pero disfrutaba demasiado combatiendo para ocultarlo. Fue en ese momento cuando mostró un movimiento rápido y desenvainó aquella katana de color verde fosforito y mango azulado. Era realmente extraña y debía admitir que de las mejores que había forjado. Apuntó con ella hacia el chico y después habló con un tono serio, pero muy relajado.

- Si quieres combatir conmigo estás en tu derecho, pero debes saber un par de cosas. Nunca iré suave con nadie y siempre seré el último en atacar. De esa forma evito ataques y rendiciones al momento, es más divertido.

Terminó de decir mientras una especie de aura azul celeste invadía totalmente su espada y parte de su mano. Su sonrisa se amplió bastante y después de aquello dio un paso hacia delante. Allí estaba su preciosidad. El famoso estilo de la lluvia del Depredador de la rebelión. La forma de combate del mejor espadachín de la Quimera y la forma perfecta de vencer en las peleas. El castaño esperó entonces el ataque del chico si pretendía seguir adelante y además cerró los ojos para darle una ligera ventaja, activando claro su haki de observación.

- Muéstrame tu elección…

Dranser estaba listo con el haki de observación activado y su mirada centrada en el chico. Entonces el ataque comenzó y él simplemente desenvainó a Shiro Kiba. El sonido que realizó al sacarla fue metálico e hizo que un brillo azulado saliese de la espada. Una sonrisa se formó en el rostro del samurái. Silver no tardó en predecir los conos de oro y por ello saltó de una forma increíble similar a la de un mono. Elevó las rodillas hasta que estas quedaron pegadas a su pecho en pleno aire, pero entonces llegó el ataque del chico. Dos tajos rápidos y él estaba en una situación incómoda. Paró el primer golpe metiendo su propia arma de por medio y el que iba a la muñeca impactó de roce en su bíceps al desviar el brazo hacia un lado. Un poco de sangre salió entonces de aquella zona, pero algo superficial. Se alejó un poco de los conos de oro en cuanto pisó el suelo y miró al chico de forma seria.

Sin decir nada simplemente decidió que era su turno de atacar. Salió disparado hacia él notando un poco el dolor en su brazo por la quemadura, pero tampoco fue para tanto. Trató de colocarse a su lado izquierdo a toda velocidad y entonces lanzó un tajo hacia su pecho con fuerza. Le diese o no, lanzaría un movimiento con la mano hacia sus piernas, pero sin ninguna arma. El truco estaba en que formaría tres finos hilos de telaraña imbuidos en haki para tratar de cortarle en las rodillas de forma leve, simplemente buscaba arañados superficiales, el corte fuerte fue el primero. Le diese o no saltó hacia atrás retirándose e imbuyendo sus brazos en un color negro metálico. Su haki ya estaba activado y era el momento de enseñarle el poder de aquel arte que disponía.

- Empieza lo bueno, Ryuken. Este es el nivel de mi haki armadura y te aseguro de que lo pasaras canutas para defenderte de algo que rompe lo inimaginable.

En cuanto dijo aquello su espada tomó un color similar. El chico sonrió de forma siniestra y un aura azul celeste salió de su cuerpo con fuerza. Estaba listo para demostrarle al chico parte de su poder y no iba a andarse con tonterías de ninguna clase. Se relamió despacio mirándole con calma y esperando a ver su reacción. Él conocía muy bien a Dramón y sabía de su alcance, habilidades y movimientos. Sería fácil combatir contra ella, pero no se fiaba mucho de la otra espada que el chico estaba moviendo de aquella forma. Tal vez la usaba solo para defenderse o para asustar, pero la segunda opción era una tontería.

Una sonrisa ladeada se formó en el rostro del espadachín mientras notaba aquella incomoda sensación en el pecho. Era como si el chico tuviese algún poder especial, o quizás era a causa de su arma. Los pelos de los pectorales del castaño estaban congelados y una sensación de frío recorrió totalmente aquella zona. El oficial soltó algo de vaho por la boca y después frunció un poco el ceño. El corte no había sido para tanto, pues con su mantra pudo evadirlo en parte echándose hacia atrás mientras atacaba, pero el resultado helado era otra cosa. Él pensaba que sólo Galia poseía habilidades congelantes, pero estaba equivocado. No tardó mucho en sacar a Green Life de forma lenta mientras clavaba sus ojos en el chico de forma calmada. Era el momento de atacarle de una vez en serio.

En ese momento sus ojos se abrieron más de la cuenta cuando su haki le advirtió de lo que iba a pasar. Interpuso ambas armas bloqueando aquel maldito pico. Las venas de su frente se marcaron al mismo tiempo que gruñía por lo bajo parando el ataque ¿Qué dominio tenía el chico de aquella fruta del diablo? No tardó en volver a predecir lo que iba a pasar, pero esta vez no tenía las manos libres. Se agachó lo más rápido posible para que ambos picos impactasen en sus hombros con fuerza. Parecía ser una herida muy seria, pero el haki armadura del espadachín era una maravilla. Empezó a sangrar un poco y en su expresión podía verse algo de tranquilidad. Apretaba los dientes parando aquello y conteniendo el primer pico de todos. Finalmente gritó con fuerza partiendo el pico con un movimiento violento. A continuación se alejó un poco de allí y chasqueo la lengua. En los hombros notaba la típica sensación de recibir un “puñetazo” fuerte en esa zona.

No pudo evitar alzar una ceja cuando Ryuken quedó en medio de aquel sitio dorado. Sabía de sobra que si entraba en aquel lugar, posibles picos irían por él sin control. Aquello le hizo poner una expresión bastante seria. Era el momento de aumentar la dificultad de forma significativa de una buena vez por todas. Activó la capacidad del águila y sus pies se despegaron del suelo. Ahora que podía volar no tenía nada que temer del suelo. Su expresión se notaba algo más seria que de costumbre. Movió sus katanas de un lado a otro y después de aquello se quedó mirando al chico de forma seria.

- No me dejas otra opción que sacarte de esa zona dorada. Me esperaba que no ibas a ser tan fuerte, pero veo que de base arrancas con mucho potencial.

Dijo al mismo tiempo que entrecerraba los ojos. Entonces fue cuando soltó un grito similar a un rugido de alguna bestia salvaje. Dranser empezó a lanzar cortes a toda velocidad al aire, formando ondas cortantes que iban a toda velocidad hacia el chico. Se venía venir algún tipo de bloqueo, pero su fuerza de corte era bastante poderosa y el oro no le sería problema. Activó su habilidad Kurai Mori para que el poder de sus ondas fuesen un 150% más poderoso y por ello tener más potencia de corte. Encima iban imbuidas en su haki armadura, por lo que sería muy difícil para él si no pensaba defenderse. El oficial no paró de lanzar cortes durante cinco segundos sin parar y con cada espada. Lanzó un total de veinte ondas cortantes, pero debido al poder de Shiro Kiba, diez de ellas se triplicaron. En total fueron unas cuarenta ondas cortantes que empezaron a ir hacia él. Si se movía para evadir, Dranser con el mantra le seguiría y lanzaría ondas hacia él. Cuando hubo pasado su ataque mostró una expresión siniestra mientras se mantenía volando a unos diez metros de altura.

- ¡Hahahahaha!

Datos:

El castaño se mantuvo tranquilo mientras observaba el estado de su alumno. Múltiples cortes invadían su cuerpo y era lo más normal del mundo. Se rascó un poco la mejilla con su codo y acto seguido se mantuvo callado mientras miraba la escena desde las alturas. Si hubiesen sido solo cortes con la espada, el revolucionario habría luchado cuerpo a cuerpo con las espadas sin alejarse de aquella forma tan injusta, pero dado que Ryuken estaba usando su fruta, él usaría la suya. Sus azulados ojos miraban de forma relajada al chico y lo que hizo a continuación fue mostrar una expresión siniestra. Mientras corría se había fijado en solo el chico y no sabía nada de los árboles, pero el haki de observación era una maravilla. Notó las intenciones del joven y de repente miró a varios lados, tenía algunas estacas encima.

De nuevo se las estaba viendo mal cuando solo poseía dos brazos. Cerró los ojos y a toda velocidad lanzó dos ondas a los lados de su derecha e izquierda. Al mismo tiempo soltó un enorme grito de rabia mientras activaba “Law of life”. Sus ondas reventaron como si de explosiones se tratasen y dejaron hechas añicos aquellas estacas. Entonces fue cuando el depredador lanzó un tajo doble contra otra de ellas partiéndola en dos. El impacto de la cuarta dio en su hombro derecho, haciéndole soltar un potente quejido y desestabilizarse. El depredador cerró los ojos cayendo en picado contra el suelo. Cuando estaba a punto de estrellarse se mantuvo en el aire con el ceño fruncido. Había sentido algo similar a lo anterior, pero su haki era muy fuerte. Debido a que aquella zona ya había sido golpeada, el dolor fue mayor y no pudo evitar empezar a sangrar un poco.

- No puedo creerme que tu poder superes a gran parte de los demonios de la Quimera. Tan solo Negro y Azul podrían vencerte, plata con un poco de suerte. – Mencionó bastante orgulloso del chico.

Dranser entonces notó su brazo izquierdo dolorido y decidió no seguir usándolo. Guardó a Shiro Kiba y se quedó con Green Life en la mano derecha. Fue en ese momento cuando activó su técnica animal favorita, el escarabajo tigre. El oficial desapareció de repente. Empezó a aparecer y desaparecer una y otra vez desde las alturas del cielo. Era tan rápido como una bala y seguir sus movimientos podía ser imposible para alguien sin haki o métodos electrónicos. De repente entró en la zona dorada del joven, tratando de colocarse a su espalda a una velocidad de trescientos metros por segundo. Entonces lanzaría un tajo rápido a su espalda y acto seguido saldría de allí a la misma velocidad. Por último se desplazaría de nuevo hacia él, pero esta vez desde su derecha. Su ataque esta vez era un tajo simple hacia el cabello del joven con la intencion de cortarle el flequillo. Le diese o no, saldría de nuevo a toda velocidad y se mantendría volando de nuevo.

- ¿Podrás seguir mi velocidad?

Dijo sonriendo de lado y empezando a lanzar ondas cortantes a todos los árboles cercanos, cortándolos y rompiéndolos. De esa forma no podría volver a atacarle. Una vez lo hubiese hecho miraría al joven con calma. Su objetivo era haberle dado el primer tajo para haberle drenado energía y haberle cansado más.

- Green Life y Kratos fueron forjadas por mí el mismo día que Dramón. Eso hace que mis espadas sean las hermanas de la tuya. – Terminó diciéndole.

Datos:

Algo de energía volvió al cuerpo del espadachín cuando realizó aquel tajo. Los ojos de Dranser se clavaron en los de aquel chico de forma calmada y no pudo evitar sonreír al ver su humildad. En verdad conocía a muchos de los demonios por su mero mantra, pero sin duda Ryuken había mostrado un control impresionante de su fruta ¿Se habría dado cuenta de que le había obligado a usar un solo brazo? Tal vez no, pero aquello ya era un logro considerable. El castaño entonces cerró sus ojos despacio escuchando sus palabras. No tardó mucho en empezar a caminar hacia él con una calma impresionante. Sus sandalias apenas hacían ruido y podía escucharse más el sonido del bosque que él.

Su espada parecía ser una de las clases más altas del mundo, incluso más que las suyas. Si utilizaba también el frío, eso lo hacía algo peligroso en climas helados. Dranser envainó despacio su katana verde y acto seguido soltó un pequeño suspiro. Se quedó frente a él con una calma asombrosa. Desactivó sus hakis y habilidades animales, quedando en el estado de siempre. Miró un poco a su alrededor para ver todos los rastros de oro que había por el lugar. Cualquier persona codiciosa ya estaría allí tirada recogiendo puñados de aquella sustancia dorada. Él pasaba del dinero y tan solo soltó un pequeño bostezo. Utilizaba el que Aki le brindaba para los fines de los animales. Se rascó un poco la cabeza y acto seguido le dedicó una sonrisa amable al joven.

- No debes agradecerme algo así. Ya te he comentado que veo tu nivel bastante alto, tal vez con haki y algunas técnicas más podrías llegar incluso a superarme. Por el momento lo mejor será que descansemos.

Mencionó al mismo tiempo que pasaba el brazo derecho por encima del hombro del joven. Entonces empezaría a caminar con él pegado a su cuerpo, como si lo estuviese protegiendo de algo que no existía que pudiese dañarle. Empezó a reír en voz alta un poco y acto seguido clavó la mirada en la base. Se le ocurrió una buena idea mientras caminaba hacia ella con su alumno al lado.

- Te invito a unos fideos de ternera, siempre sientan muy bien. Después a un helado si te apetece. – Mencionó de forma sincera mientras avanzaba.

El espadachín era un tipo fiel y bueno con los suyos, aunque el peor de los demonios para sus enemigos. No tardó mucho en adentrarse a la base con calma y mucho menos tardó en llegar al puesto de ramen que había en el interior. Cuando llegó se sentó en unos de los siete asientos que había. Todo estaba vacío. Entonces miró a Ryuken de forma calmada.

- Vamos, pide lo que desees.

- Para mí un bol de ramen de ternera.

Dijo con un tono calmado mientras cerraba los ojos despacio. Se notaba algo cansado tras el pequeño combate, pero cada vez que usaba su velocidad en la forma del escarabajo tigre sufría aquel tipo de cosas. El gasto era considerable y más cuando lanzaba todas sus ondas cortantes. Se quedó callado y relajado mientras cerraba los ojos y acto seguido tomó el primer sorbo a su tazón. El sabor estaba delicioso como de costumbre. No era la primera vez que comía aquella comida, pues dicha persona se la mostró. Miró detenidamente el puesto y empezó a recordar ciertas cosas que le hicieron sonreír de forma animada. Después escuchó las palabras del chico y mostró una sonrisa.

- El hecho de que iniciaras una misión con otra chica pudo entristecerla, o tal vez el hecho de que no sepa quién es. No conoce nada de su pasado y eso… Es duro. Podría haberse sentido sola en tu marcha, pero eso no lo sabemos ninguno de los dos. – Dijo sorbiendo algunos de aquellos fideos.

El camarero parecía estar preparando más de aquellas delicias, quizás esperaba más clientes. El espadachín por su parte pidió un vaso de agua para poder regular la temperatura de su garganta e hidratarse mientras devoraba su comida. Se calmó un poco más y miró de nuevo al chico que tenía frente a sus ojos. Se quedó callado durante unos momentos mientras cerraba los ojos y pensaba. Soltó un pequeño suspiro y se terminó el bol en poco tiempo. Después de unos momentos se quedó mirando al chico de nuevo y sonrió de forma ladeada.

- He decidido que vosotros seréis los últimos. En cuanto seáis oficiales de la rebelión habré dado por concluida mi tarea en este bando…

Dijo de forma algo seria mientras entrecerraba los ojos. Dranser vivía cada día con un dolor insoportable. La idea de luchar por la rebelión había ido perdiendo fuerza con el paso de los años y lo único que deseaba con todas sus fuerzas era reunirse con aquella persona. Tal vez debía centrarse en Xella o directamente buscar su final a manos de los almirantes. Negó un par de veces con la cabeza y se terminó el vaso de agua totalmente.

- Tan solo te diré una cosa… No la dejes escapar, Ryuken. Tú debes cumplir tus metas y no ser como el fracasado de tu maestro. Nunca entenderé cómo pudisteis confiar en un tío como yo.

Nada más decir aquello, el espadachín dejó el dinero en la mesa y se colocó en pie. Le dedicó una sonrisa amable al joven y sin dejarle responder salió del local con ambas manos en los bolsillos y los ojos cerrados. Tenía cosas que hacer con Aki y Raguersir.

- Un alumno sigue el camino de su maestro ¿No es así, Ryuken? – Susurró para sí mismo mientras se alejaba lentamente.