Ha Pasado Tiempo... !Kaori! [Jin Surfer-Kaori Nanami] [Muertes y Arrestos On] [Privado]

– ¿Por qué siempre terminó en los lugares más extraños? – susurró mientras paseaba por la isla. Por si fuera poco, estaba lloviendo y eso nunca era buena señal. – Tengo un imán para meterme en problemas increíble.

Se rascó la cabeza y suspiró con pesadez. ¿Por qué le pasaban esas cosas a ella? El barco no estaba tan lejos, pero prefería estar en tierra que aburriéndose ahí dentro con gente con cual ni siquiera hablaba. Ninguno de sus compañeros tenía temas interesantes para conversar eso o… Eran tímidos al acercarse a ella y las mujeres, solo hablaban de ellas y de cómo poder impresionar al chico que las atraía. Sí, definitivamente era mejor un paseo en solitario que soportarlos a ellos. Por si las moscas, portaba un den den mushi. ”Ni siquiera lo quería traer, pero ellos insistieron” – volvió a suspirar y puso sus dos manos tras su cabeza. ¿Qué debería hacer? Con esta tormenta, el barco no iba a poder navegar en unas horas. ¿Debería buscar un hostal o un lugar donde quedarse? No era mala idea y tampoco quería mojarse mucho.

– Que aburrido. No tengo nada que hacer.

Su impaciencia estaba a flor de piel y sino encontraba algo con lo cual perder su aburrimiento, esto no era más que una simple y banal pérdida de tiempo. ”Aunque normalmente eso es lo único que hago, perder el tiempo” – era cierto. No estaba haciendo mucho y tampoco le estaban asignando misiones. ¿Acaso el Gobierno no le veía utilidad? Se negaba a aceptar aquello, pero tampoco le disgustaba. Era la vida que ella estaba buscando, ser libre y que nada ni nadie le dijera que hacer. Había “escapado” de su padre y ahora solo tenía que salir del Cipher Pol cuando tuviera una oportunidad. Una salida sin problemas, limpia y sin problemas. Eso buscaba. ¿Sería posible?

– Supongo que buscar un hostal es lo correcto. Que aburrimiento. – Suspiró de forma pesada y siguió caminando de la misma forma. ¿Qué tanto le costaría encontrar uno? Esperaba que no mucho. Solo iba a estar un par de horas o hasta que el barco pudiera zarpar sin ningún problema.

Caminaba de forma tranquila y con una sonrisa en su rostro. Quizá no había sido mala idea salir a caminar y alejarse del barco. Podía pensar en algunas cosas y en sus siguientes movimientos. No es que tuviera mucha prisa, de hecho, ni la tenía. Sabía que sus planes eran muy a largo plazo y que se lo podía tomar con calma. Los informes de la marina eran útiles y conocía la fuerza de los Almirantes… Esos malditos que protegían a escoria como los Tenryubittos. ¿Por qué? No se merecían tal grado de protección. Si llegaba a cometer un error, un solo error, significaría un enfrentamiento directo con uno de ellos. Por eso era fundamental el tener un buen plan y hacerlo de forma que nadie se enterara.

– Malditos…

Se frenó en seco al escuchar como alguien se acercaba a su posición. ¿Quién era? No tardó en verlo y no pudo evitar congelarse por unos segundos. ¿Por qué él estaba ahí? ”Sí, definitivamente, atraigo a los peores tipos posibles” – retrocedió un par de pasos, algo nerviosa. ¿Qué carajo hacía Jin Surfer delante de ella? Lo conocía, claro que lo conocía. Era el tipo que había amenazado a todo el mundo y los reportes del Cipher Pol solo decían lo peligroso que era. ¿Por qué le faltaba un brazo? ¿Qué clase de monstruo le quitaría un brazo a otro monstruo? ”Esa pelea debió ser increíblemente épica” – suspiró y controló su respiración. Debía ser cuidadosa… Demasiado. Lo vio acercarse a ella y quedar a unos veinte centímetros de ella. Casi por instinto, se apartó de él dando un par de pasos atrás.

– ¿Cuánto tiempo habrá pasado? ¿Un par de años? – no esperaba una respuesta, pero si mostrarse un poco más segura y tranquila. – No esperaba que, en mi regreso a los mares, me encontrara contigo – se maldijo un par de veces, ¿cómo se podía tener tanta mala suerte? ¿Estaba maldita? Si algo lo caracterizaba, es que era bastante impredecible y eso solo era peligroso… Para ella. Tampoco podía hacerse la fuerte y arrogante, solo causaría su muerte. – ¿Qué le pasó a tu brazo? – Le dijo de forma tranquila mientras apuntaba con su dedo al brazo que le faltaba.

Lo escuchó con tranquilidad. Era obvio que lo había matado, pero quería algunos detalles. Detalles sobre aquella pelea, pero bien sabía que no estaba en las condiciones de exigir nada. No podría vencerlo ni siquiera en sus sueños y lo sabía mejor que nadie. Habían pasado muchos años desde que había intentado hacerlo, pero fue derrotada y nada había cambiado. Ella recién estaba ingresando a los mares nuevamente y le quedaba un largo camino por recorrer. Detener a un tipo como Jin era una de las prioridades más importante o, al menos, más de un agente lo iba soltando por los pasillos y ella lo tenía ahí, justo en frente. ”Es imposible sacar mi den den mushi y, aunque lo haga, sabrá que oculto algo. Estoy sola ante él” – pensó de forma tajante.

– Desde ese día hasta hoy han pasado muchas cosas – comentó con calma. Tendría que pensar bien sus palabras y que todo sonara convincente. – No tengo ninguna oportunidad contra ti y tienes razón, puedes hacer lo que quieras

Lo vio acercarse y ella, nuevamente, se alejó. No dejaría que la tocara… Al menos, si podía evitarlo. No era miedo… Que también, pero era a la par, un sentimiento de sobrevivencia. Sus instintos animales estaban a punto y gritaban que huyera. Tenía que ser muy fuerte como para no hacerle caso a ellos y quedarse de pie, mostrando una fuerza que no poseía y que bien sabía que Jin era consciente que no la poseía. Eso y que las cicatrices de aquella batalla, eran bastante horribles. Tenía razón, ahora mismo estaba a su merced y sabía que no tenía forma de vencer. ¿Qué debería hacer? Al parecer, todo se arreglaría si lo invitaba a algo, pero… ¿Qué podría ser? Descartó de inmediato llevarlo a lugares repletos de gente. No, tenía que alejarlo de ahí. Al menos, aunque sea a las afueras del pueblo.

– Sí, tengo miedo – dijo de forma clara. El miedo le recorría cada poro de su cuerpo y calaba hondo en sus huesos. Vio cómo es que le prendía fuego a un árbol, pero que con la lluvia, seguramente, no tardaría en apagarse. – Vamos a caminar. No hay nada mejor que una caminata bajo la lluvia. Al menos, servirá para hablar de lo que quieras por un rato. – Le dijo con tranquilidad. Había aprovechado ese “algo” para rellenarlo con lo que ella consideró oportuno. Era una apuesta arriesgada, pero no dejaría que muriera gente si ella podía evitarlo.

Sus palabras fueron bastante… Claras y a la vez una extraña advertencia de lo que vendría a continuación. Por instinto de sobrevivencia, rodó, a la derecha, por el suelo para esquivar esas llamas oscuras. Ni siquiera fue capaz de controlarse un poco, pero estar acostumbrada a tener que luchar por su vida, era el día a día en el Cipher Pol. Esquivar de forma innata, era ya una cosa mezclada muy a fondo de su ser. Chocó con una pequeña casa de ahí cerca y eso la detuvo, sintió la lluvia caer por su cuerpo y como es que su alma volvía a su cuerpo. Muy por dentro, se maldijo de lo que hizo, pero no podía hacer nada… ¿O sí? No… Era tarde. Se levantó por unos segundos… ¿Cómo debía actuar?

– Lo siento… – dijo, agachando la cabeza. Era una disculpa sincera, basada en el más puro temor, pero sincera. – No volverá a ocurrir. Lo prometo. – Se rendía… No tenía otra opción… Estaba a su merced y ella lo sabía. No le gustaba admitirlo, había pasado por mucho como para todo acabara de esta manera, pero… El destino era una mala perra y sobre todo con ella.

Escuchó sus palabras y asintió en completo silencio. Lo siguió hasta llegar al balneario… ”Al final, no pude proteger a nadie…” – apretó su puño con fuerza. Alguien iba a morir, ella o el resto, ¿qué más daba? Él podía hacer lo que quisiera y nada le aseguraba que todo ello tuviera algún fin. Se fue pensando en algún tipo de sacrificio, pero… ¿Qué tipo de sacrificio debía hacer? No tardaron en entrar y notó como es que Jin cambiaba de forma. Notó la mirada del anciano y asintió con tranquilidad. Dejó un par de billetes sobre la mesa, lo suficiente como para los dos boletos que él había pedido y luego entró al balneario. La gente en el lugar, no tardó en mirarlos… Normal. Era un tipo sin un brazo y una cicatriz horrenda en su rostro. Claro que lo iban a mirar. Sintió la mano de él tomando la suya. ”Sé fuerte… Piensa, Kaori. Debe existir una forma… Lo que sea.”

– Más o menos… – dijo. Si podía, se intentaría separar de él y usando una escoba, trabó la puerta. Ahora solo ellos impedían el paso entre la única salida y el resto. – ¿Qué le parecen todos ellos? – Le preguntó con voz queda, neutra… Eran cerca de diez a quince personas, entre niños, adultos y ancianos. Ya luego hablaría con quien sea y trataría de explicar todo.

Suspiró con pesadez. Estaba hecho… Quince personas iban a morir en sus manos. ¿Era lo mejor? No y ella lo sabía. Estaba claro que no… Pero tenía miedo y solo estaba pensando en alguna forma de sobrevivir sin tener que afectar a muchas personas. Ahora solo tenía que hacerlo y lo haría de una forma en donde… Sería rápido, pero un gran espectáculo, al menos, para alguien con la mente enfermiza que tenía Jin. Cerró sus ojos y calmó sus nervios… Era la primera vez que se enfrentaba a una situación así. Sus manos temblaban… ”Lo siento… De verdad.” – se dijo a sí misma, tratando de… Hacer nada. No podía retractarse y menos con él presente, ya era muy tarde.

Vio a la niña acercarse a Jin y supo, por instinto, que ella sería la primera. No tuvo que esperar las palabras del asesino como para saberlo. Era obvio… Demasiado. Asintió con calma y fue entonces que pasó a su forma hibrida. Un par de alas surgieron en su espalda y también una cola, su cuerpo adquirió algunos rasgos reptiles y sus pies y manos pasaron a tener garras. Con su fuerza, debería ser suficiente como para poder traspasar piel humana y romper huesos con facilidad. Además, dudaba que alguno de ellos pudiera hacerle frente. Ella creció hasta el metro con noventa y sonrió de forma siniestra. Las palabras de la niña casi la hicieron dudar. Casi. Negó con la cabeza y usando su cola la agarró del cuello y la elevó por el suelo.

– Bien… – dijo, mientras todas las miradas se centraban en ella. – Nadie dirá nada, se moverá o intentará gritar. Ustedes son mis rehenes – dijo con un tono lleno de autoridad. Suspiró con calma. – Y esta será la última vez que nos veamos. – Finalizó con voz queda.

Usó un poco de fuerza para empezar a ahorcar a aquella niña y la puso justo delante de ella, pero de espaldas. Dio un par de pasos hacia adelante y activó su aura eléctrica. Escuchó el grito desgarrador de ella y como es que intentaba soltarse en un intento en vano. Finalmente, usó su mano derecha y traspasó su pecho, directo en el corazón. La escena era bastante horrible y un poco de sangre salpicó su rostro y de su ropa. Creyó escuchar un “Hermano” en un último deje de vida de ella, pero… Negó con la cabeza. Ya vomitaría todo lo que tuviera que vomitar cuando esta pesadilla acabara. Tiró el cuerpo sin vida de ella a un lado y empezó a caminar al resto, por cosas de seres humanos, todos se habían agrupado sin ella pedirlo… Bien, se ahorró un trabajo. Un gran silencio inundó aquel balneario y el único era el de sus pasos y el de las chispas debido a su aura.

La sangre recorría desde su mano al suelo y formaba un pequeño camino de esta. No tardó mucho en llegar al grupo y sin pensarlo ni un segundo, usó sus dos manos y cola para elevar a tres personas al azar. A uno le rompió el cuello y un sonoro crack se hizo presente. A los que tenía con las manos, los estampó en el suelo con tal fuerza que aplastó sus cabezas en el proceso. Sus manos se mancharon con sangre mientras escuchaba diversos sollozos aislados. Veía el miedo en sus miradas y una sonrisa se dibujó en su rostro. ”Quedan 11” – pensó. Era increíble lo que esa sensación podía generar en un humano. Nadie se estaba levantando, intentando luchar o siquiera emitir sonido alguno.

Los siguientes minutos fueron de absoluto terror y peor que cualquier película de miedo. A algunos los atravesaba con sus manos o usaba su cola para ahorcarlos hasta morir; a otros incluso los ahogaba y a otros, simplemente, los estampaba volando en alguna pared cercana. La sangre inundó cada pared y cuando acabó, volvió a su forma humana y se sentó en el suelo… Todo su cuerpo estaba bañado en aquel líquido carmesí y una sonrisa de satisfacción se formó en su rostro. ”De alguna forma… Lo logré” – la última palabra la tenía él, de todos modos. Pero… Debía ser suficiente. Los cadáveres estaban en casi todo el balneario y eran de todas las edades posibles. La sangre se mezclaba con el agua y todo había acabado. No emitió palabra alguna y solo se quedó mirando a los ojos a Jin… ¿Qué le diría?

Suspiró con calma. Su mente, en estos momentos, era un verdadero caos. La sangre en su cuerpo y en su rostro… Todo por culpa de ser débil. De ser más fuerte, hubiera detenido a Jin y le hubiera puesto fin a todo esto de raíz y nada de esto hubiera pasado. El débil no podía elegir las riendas de su destino y eso lo había aprendido a la fuerza desde pequeña al notar los abusos de su familia ante el pueblo y luego, claro, con ella. Lo vio acercarse, pero le dio lo mismo, si había decidido matarla ahí mismo no iba a poder hacer nada. Su cuerpo estaba tenso y agotado por el esfuerzo físico y mental que había consumido. Clavó sus ojos en él a la par de que él ponía su mano en el cuello. Escuchó las palabras de él. ¿Qué era? Simple: Una niña que vio el infierno y que siempre estuvo sola. Solo consideraba a una persona amiga y ahora ni siquiera podría mirarla a los ojos… No sin sentirse culpable por traicionarla de esa manera.

– Solo soy una mujer que toda su vida estuvo viendo el infierno. – Dijo, casi sin pensarlo mucho. ¿Iría a cambiar algo? Nada, pero esperaba o tenía la esperanza que pudiera ser así.

Jin se giró y vio como mataba a alguien que entraba… ”Tsk… Debí hacer mucho ruido, que no venga nadie más… Ya nadie más debe morir.” – pensó mientras se trataba de levantar, pero sus piernas no le respondían. Lo vio venir de nuevo, pero… Por alguna razón, el miedo se había esfumado. Estaba más tranquila que nunca y eso se notaba en su mirada. Él la elevó y volvió a hablar mientras apretaba su cuello. ¿Era su fin? No… Parecía que le estaba dando una oportunidad. No tenía mucho tiempo para pensar y eso lo sabía. Si solo tenía que ser honesta, solo tenía que decir lo que había pensado todo este tiempo.

– Tengo la sensación de vomitar por lo que hice. Aún escucho y percibo todas las sensaciones mientras mataba a gente que no tenía nada que ver con nosotros – dijo mientras trataba de respirar. – No quiero volver a continuar y fue tan malo como parecía – una ligera pausa mientras se obligaba a no separar sus ojos de los suyos. – ¿Qué opino de ti? Sencillo. Eres un mal necesario. ¿Por qué? Porque eres aquel que muestra como es el verdadero mundo. Nunca existe la paz, pero todos creen que lo hacen. Ni la Marina ni el Gobierno Mundial están interesados en ello y que exista gente como tú es lo que hacer ver al resto la realidad – una última pausa, debía terminar sus palabras. – Eso es lo que creo. Solo eres un mal necesario. – Terminó con voluntad.

¿Gisel? ¿Por qué la había mencionado? Nunca habría esperado que alguien como él tuviera… Otro tipo de sentimientos, pero por lo que escuchaba, parecía que así era. Sintió el impacto de chocar contra una piscina y como es que se empapaba en agua. Esta le cubría hasta un poco más allá de las rodillas, así que no sentía debilidad alguna. ”¿Quién era ella?” – su curiosidad, en estos momentos, era su peor enemiga… No podía evitar preguntar sobre ese tema. Ya sabía que con eso su sentencia de muerte estaba más que finiquitada. Lo vio acercarse, mientras escuchaba todas y cada una de sus palabras. Se forzaba a recordarlas… ¿Por qué? Bueno, quizá podría entender a Jin de mejor manera. ¿Era posible entenderlo? ¿Tenía sentido hacerlo? No era el momento para pensar en él. Lo vio rodearse de llamas negras y crear cinco lanzas de las mismas llamas y apuntarla. Era su fin… Lo presentía.

Por sus palabras, quizá Gisel era ese ser querido que él había perdido. Jin se había autoimpuesto el deber de exterminar a todo el mundo y parecía no tener un motivo para ello o quizá, era solo una venganza por perderla. No tenía como probarlo y tampoco es que cambiara mucho lo que estaba por pasar en un futuro o, mejor dicho, lo que le estaba por pasar en estos momentos. Escuchó el sonido de algo clavándose en el suelo y abrió los ojos para ver, con cierta sorpresa, que él había cambiado su ataque. ¿Le estaba perdonando la vida?

Quiso responderle a sus palabras, pero… No, sabía que él no estaba esperando alguna clase de respuesta. Se levantó y asintió de forma suave con la cabeza, ella misma llevaría el mensaje de él a sus superiores y, de ese modo, quizá podía evitar algún otro reto por todo lo que hizo. Se levantó y empezó a caminar a paso calmado. Una vez saliera de ese lugar, se transformaría en su forma híbrida y se iría volando a su barco, directo a su habitación y tratando de olvidar todo el día… Donde ella tuvo que matar a quince personas… Esas quince almas ahora recaían en sus hombros y tendría que cargarlas por siempre.