¿Buscas poder? Prepárate para arriesgar tu vida[Moderado 4/ Raghersir]

Oscuridad, eso es lo que te rodea ahora mismo, tu cuerpo está inmóvil, como si estuvieras inconsciente. Poco a poco te despiertas, un leve dolor en la nuca te indica que la causa de tu inconsciencia seguramente sea un golpe con algo realmente duro. No sabes quién te llevó ni por qué lo hicieron. Sólo sabes que estás en un lugar totalmente desconocido, y cuando te incorporas para sentarte y observar el entorno no ves mucho, la oscuridad cubre todo el lugar, casi como si fuera el territorio de la oscuridad.

Un gruñido alerta tus sentidos, y cuando tratas de apoyarte en el suelo para levantarte notas algo duro con la mano, si te fijas verás que se trata de una grabadora. Si la reproduces escucharás el mensaje grabado: - Veamos cuab fuerte eres, esperemos que lo suficiente como para sobrevivir en esta isla durante una temporada. Si logras llegar a la costa podrás marcharte...-

El gruñido se acerca cada vez más, pero no logras identificar el lugar del que procede ni quien lo produce. Puede ser un simple gatito o algo que te cueste la vida. Creo que debes moverte, vamos, si quieres irte de la isla.

Poco a poco abrí los ojos como cualquier mañana. Estaba algo aturdido por acabar de despertarme, lo que hizo que tardase unos instantes en darme cuenta que había algo que no estaba bien. No estaba en mi cama, me había despertado en un suelo de tierra frío y húmedo. Además me dolía la cabeza, en la que cuando fui a frotármela con la mano noté marcas de golpe. Todo apuntaba a que había sido secuestrado. Otra vez. No era la primera vez que me pasaba, sin duda cuando lograse salir de aquel sitio tendría que mejorar mis sistemas de seguridad.

Intentando prepararme mentalmente para la situación me dispuse a levantarme. No era capaz de ver nada, pero por el tacto noté que habían dejado un aparato a mi lado. No tuve muy claro que era hasta que, por manosearlo, se activó y comenzó a reproducir una nota de audio. Lo que decía era bastante amenazador, pero al menos dejaba claro que si lograba llegar a la costa me salvaría. Solo veía un par de problemas. El primero era que no tenía ni idea de dónde estaba la costa, y no parecía que nada me lo fuese a indicar en ese lugar. El segundo, y el que más me preocupaba era que estaba escuchando unos gruñidos bastante extraños por la zona. En un principio había querido pensar que era el eco de mis movimientos, pero cada vez estaba más claro que era algo más, y se estaba acercando.

Aunque esperaba poder hacer frente a lo que fuera sabía que no era un buen lugar para ello. Este era su territorio y yo no tenía información del terreno, tenía que prepararme un poco primero. Además, no tenía allí mis armas, o al menos no las había notado en un primer momento. Quería retomar un poco el control de la situación, por lo que activé mi mantra y mi visión nocturna y me preparé para salir corriendo lejos del lugar. Aunque eso sí, no sin antes echar un vistazo rápido al punto dónde me había despertado por si mis captores habían sido tan amables de dejar mi mochila. Si resultaba estar allí la cogería antes de marcharme.

Te han dicho que en la costa encontrarás la salvación, lo que no te dicen es como llegar a ella ni lo que hay de camino a ella. Estás algo mejor informado, pero dista mucho de ser una situación favorable para ti. Si bien es cierto que pasas de no saber nada a tener una información, no sabes ni si cuentas con tus pertenencias, incluso podrías estar desarmado en un terreno altamente hostil. La verdad es que no estás desarmado del todo, si caminas unos pasos a la derecha hallarás una pequeña parte de tus pertenencias, no todas, pero sí tus nunchakus y una katana, además de una mochila con algo de comida y bebida. Al final no quieren matarte, o aún no quieren hacerlo.

Ahora que estás consciente y el mareo del despertar ya se ha desvanecido es el momento de tomar una decisión. El gruñido se acerca cada vez más por tu izquierda, deberías moverte antes de servir de aperitivo a una bestia hambrienta. Tienes que tomar un rumbo, pero no sabes en que parte de la costa está el barco, si bien si no te dicen nada será que en toda la costa tienes un medio de transporte ¿o tal vez no? Junto a la mochila encontrarás un pequeño papel con tinta luminiscente, no la verás hasta que levantes la mochila pues está debajo de la misma. En cuanto al mensaje que contiene es el siguiente. - Cuidado con los orbes rojos, verlos es señal de muerte. Las estrellas pueden guiarte, pero no hay ninguna que dirija el rumbo que has de seguir. – Con esta nota ya puedes especular por dónde has de ir, eso si tienes una ligera idea de orientación a través de las estrellas.

En mi búsqueda por la zona logré dar con algunas de mis pertenencias. Allí estaban mi katana, la cual esperaba no necesitar usar; mis nunchakus, que me hacían sentirme mucho más seguro; y una mochila con algunas provisiones. No era mucho, pero sin duda era de agradecer tener algo con lo que poder seguir adelante. Tan rápido como pude coloqué mi katana en una de las guías para cinturón que tenía mi pantalón. No era el sitio ideal para agarrarla; pero, dado que no llevaba cinturón, era mi mejor opción. Tras esto agarré la mochila y la coloqué a mi espalda, permitiéndome ver que había un papel bajo ella. El papel tenía escrito un mensaje con tinta luminiscente. Miré un momento a mi alrededor para asegurarme de que podía leerlo sin peligro. Lo que vi confirmó mis sospechas; mis cosas no estaban allí por casualidad, quien fuera que me había enviado allí quería jugar conmigo.

La duda y la tensión de la situación mantenían ocupada mi ahora despierta cabeza. Alguien quería jugar con mi vida, pero ¿quién? Había muchos candidatos, desde los jefes del consejo de isla Copo hasta el propio gobierno; sin embargo, ninguno se habría molestado en dejarme armas ni suministros. Además parecía que me estaban vigilando, por lo que tenía que ser alguien con control sobre la isla como para llenarla de la isla. Sin duda si lograba averiguar en qué isla estaba estaría un paso más cerca de descubrir a mis captores. Fuera como fuese tenía que empezar a moverme. Hacía un rato que notaba acercarse a la criatura que había oído antes, debía alejarme lo antes posible.

Nunchakus en mano, activé mi mantra y comencé a caminar a paso acelerado hacia la dirección contraria a los gruñidos. Parecía que, a pesar de lo que decía el mensaje, era mi única opción por el momento. Más adelante podría detenerme a reflexionar acerca de cómo orientarme por las estrellas sin que ninguna me marcase la dirección; hasta entonces sólo debía preocuparme por alejarme del aura de la criatura y orbes rojos. Sin duda iba a ser una tarea complicada, debía mantenerme atento en todo momento.

Los gruñidos disminuyen su intensidad, puede ser que estés cada vez más lejos, o que la criatura se haya callado para no delatarse. Si te concentras un instante percibirás como su aura se desvanece poco a poco, parece que algo le llamó más la atención que tú. El sonido desaparece por completo, salvo por un leve silbido de la brisa sobre el terreno. Quizás deberías cubrirte los ojos y las vías respiratorias, el viento se vuelve más fuerte escalonadamente, levantando pequeñas nubes de arena, que se vuelven más y más grandes conforme pasa el tiempo. Parece que se acerca una tormenta de arena.

Un graznido resuena en la nube de arena. Preocupante, pero de pronto se desvanece y no hay nada que indique la presencia de nadie en los alrededores.

Si sigues el rumbo que tomaste notarás un aura tranquila, fuerte, pero sin apariencia de ser violenta o agresiva, sino lo opuesto, pacífica y tranquila. Quizás sea alguien que pueda ayudarte, aunque el entorno te hace pensar que no es un habitante, ya que, ¿quién viviría en una isla como esa?

Si te concentras notarás otra presencia, pero no parece humana, esta se encuentra a tu derecha.

Date prisa, unas pisadas se acercan, quizás no tenga malas intenciones, pero sin ver quien es ni saber de donde viene es peligroso arriesgarse.

Tras un rato avanzando velozmente en dirección contraria a la bestia, dejé de escuchar finalmente sus gruñidos. Me resultaba extraño, por cómo había sonado no parecía la clase de animal que se rendía tan pronto. Estaba prácticamente seguro de que pretendía rodearme para emboscarme, al igual que habrían hecho los lobos de mi isla natal. No iba a dejar que su plan funcionase, por lo que me detuve en seco. Tras esto tomé airé profundamente y comencé a concentrarme para notar su aura gracias a mi mantra.

No tardé mucho en localizar su posición, pero se comportaba de forma extraña. En un principio se había parado a unos cuantos metros de mí, pero después había comenzado a retroceder rápidamente. No entendía para nada que estaba haciendo. No hasta que el aire comenzó a silbar alrededor mío.

En apenas unos segundos el viento había comenzado a levantar una cantidad enorme de polvo, y parecía que todo iba a ir a peor. Tan rápido como pude escondí mi nariz y mi boca debajo de mi camiseta y me tapé los ojos con el brazo. No había vivido nunca una de estas tormentas, pero sabía de qué se trataba. Antes de visitar el desierto ardiente de Isla Verano había leído acerca del tema. Sabía que lo que ahora me rodeaba no era más que la punta del iceberg, en apenas unos minutos un huracán de arena me pasaría por encima. Tenía que prepararme y buscar refugio.

No podía abrir los ojos para ver lo que había alrededor y la tormenta ya era lo suficientemente densa para anular mis sensores. Estaba en una situación extrema. ¿Podía ser que hubiera activado uno de los orbes rojos? No recordaba haber visto ninguno, pero este es el tipo de peligros a los suponía que se refería aquella advertencia. Tanto si estaba indicado por una bola como si no ya no había marcha atrás; estaba rodeado por arena, lo único que podía hacer era esforzarme para no quedar enterrado.

En esos instantes de lucha contra la corriente del viento escuché un graznido. No tenía sentido, no podía haber un pato en medio de aquel desastre. En cualquier caso tenía que hacer un esfuerzo por averiguarlo, si realmente era un pato quizá había un refugio cerca. Con esta idea en mente volví a activar mi haki de observación. En efecto, había sido mi imaginación. No había rastro de ningún aura a mi alrededor. Tan sólo estábamos yo y la arena.

Era consciente de que estaba a merced de la suerte, pues a pesar de mi mantra no podría detectar los orbes para evitar peligros, ni las estrellas para orientarme; sin embargo, decidí continuar recto, en la dirección en la que había escuchado al pato. Era una locura pensar que realmente había un ave por allí, pero al fin y al cabo era una dirección tan viable como todas las demás.

Caminé por un buen rato con el haki de observación activado hasta que finalmente logré notar algo. No parecía humano, no habría tenido sentido teniendo en cuenta el entorno, y además, su aura era demasiado pacífica para serlo. Conforme avanzaba intenté centrarme más en aquella presencia. Era fuerte, más de lo que me había parecido en un principio. Sin duda, fuera lo que fuese podría ayudarme.

Estaba demasiado concentrado en el aura de mi salvación, que por unos instantes todo lo demás desapareció de mi mente. Es por eso que cuando noté un segundo aura acercarse por mi derecha no pude evitar asustarme. No me dio tiempo a analizar sus intenciones, estaba demasiado cerca y no podía arriesgarme a perder el tiempo en ello. Aunque pudiera ser un ser tan tranquilo y pacífico como el que había notado antes, también podía ser la bestia que me perseguía, o incluso algo peor. Debía alejarme de ella, por lo que eché a correr como pude en dirección a mi posible salvador. Una vez hubiese tomado algo de distancia ya podría concentrarme para ver si era un aura agresiva o no.