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Un trueno se escuchó en la isla del agua. Las nubes oscuras no tardaron mucho en formarse sobre aquella isla y parecía que iba a llover en poco tiempo. Aquello no era un impedimento para el agente que estaba llegando. El tren Umi Resha paró en el puerto y las puertas se abrieron despacio. Una persona salió entonces de aquel lugar. Era un tipo de elegante traje negro, camisa blanca y cortaba rojiza. En su cintura portaba dos fundas y en la espalda otra más grande. Tenía un pequeño maletín en la mano derecha y varios cuchillos y puñales por dentro del traje. En sus ojos había unas gafas de sol rojas y calzaba unos elegantes zapatos. El agente de inteligencia Castor Troy estaba en la isla y había terminado de escoltar a la pelirroja hasta su nuevo hogar.
En la boca tenía un cigarro, el cual estaba encendido. El motivo por el que estaba allí era para ver a cierta persona. Milena le había comentado que estaba con su sobrino. Al principio la mayor de las envidias le recorrió con malicia, pero después pensó en las putillas y se le pasó. Quería ver cómo le iba a Eichi. El asesino mostró una sonrisa sádica y empezó a caminar despacio por las calles de la isla del agua. Esperaba poder ver a aquel tipo cuanto antes. En su maletín llevaba su equipo especial. No tardó mucho en llegar a una plaza y frente a ella había una especie de hotel. Soltó una pequeña carcajada y se sentó en uno de los bancos de en frente. Pudo ver a un tipo gordo tirado en el suelo empezar a despertarse, era como si le hubiesen dado el golpe de su vida.
- Vaya cogorza lleva encima. Esperemos que el pelirrojo no me haga esperar mucho ¿Verdad, Eichi-chan? – Dijo sonriendo de forma siniestra. Miró fijamente al hotel y después tronó los huesos de su cuello.
No sabía si el chico estaba allí, pero se mantendría calmado. Se cruzó de brazos en el banco y segundos después sacó de su maletín una cerveza que se mantuvo fría debido al sistema especial de aquel objeto. La abrió formando una punta afilada de plata en su dedo índice y después le dio un enorme trago. El sabor era delicioso y no tardó en sonreír mientras miraba fijamente con calma al hotel.
En la boca tenía un cigarro, el cual estaba encendido. El motivo por el que estaba allí era para ver a cierta persona. Milena le había comentado que estaba con su sobrino. Al principio la mayor de las envidias le recorrió con malicia, pero después pensó en las putillas y se le pasó. Quería ver cómo le iba a Eichi. El asesino mostró una sonrisa sádica y empezó a caminar despacio por las calles de la isla del agua. Esperaba poder ver a aquel tipo cuanto antes. En su maletín llevaba su equipo especial. No tardó mucho en llegar a una plaza y frente a ella había una especie de hotel. Soltó una pequeña carcajada y se sentó en uno de los bancos de en frente. Pudo ver a un tipo gordo tirado en el suelo empezar a despertarse, era como si le hubiesen dado el golpe de su vida.
- Vaya cogorza lleva encima. Esperemos que el pelirrojo no me haga esperar mucho ¿Verdad, Eichi-chan? – Dijo sonriendo de forma siniestra. Miró fijamente al hotel y después tronó los huesos de su cuello.
No sabía si el chico estaba allí, pero se mantendría calmado. Se cruzó de brazos en el banco y segundos después sacó de su maletín una cerveza que se mantuvo fría debido al sistema especial de aquel objeto. La abrió formando una punta afilada de plata en su dedo índice y después le dio un enorme trago. El sabor era delicioso y no tardó en sonreír mientras miraba fijamente con calma al hotel.
Eichi Tsukasa
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Eichi pausó su rutina diaria al escuchar los truenos en la lejanía. Se estremeció un poco al recordar eventos desafortunados que le sucedieron y estaban conectados a ese fenómeno natural. Al cabo de unos minutos, negó con la cabeza y siguió con su entrenamiento diario. Pese a que aún seguía teniendo episodios como esos, el joven debía admitir que había mejorado de gran manera desde antaño. Antes, incluso, podía llegar a romper el llanto. Ahora solo era una pequeña pausa en todo su cuerpo y, pese a que no era tanto si se encontraba solo, podía llegar a ser perjudicial si le ocurría en una pelea... Sobre todo si luchaba con un espadachín. El príncipe frunció el ceño y negó con la cabeza. Seguía sin poder averiguar un método para luchar de manera efectiva contra tipos como Ban, pero no tenía tan prisa. Solo conocía a dos espadachines veloces, siendo Ban y Milena.
Al pensar en ésta última, una sonrisa se formó en su rostro. Unos pocos días habían pasado desde su último encuentro, y el joven no podía negar que se sentía, la mayor parte del día, eufórico. ¿Cómo no estarlo luego de que uno de sus sueños imposibles se hubiera hecho realidad? Realmente, le compraría un festín a ese dragón la próxima vez que lo viera. Por gafe, más que nada, pero debía admitir que su augurio se volvió realidad... En cierto modo. Eichi suspiró y se encogió de hombros. Una vez que terminó con su rutina, tomó una toalla y se marchó hasta al baño. Un rubor se formó en su rostro al recordar exactamente lo que sucedió allí, pero luego se calmó y entró con naturalidad a la ducha.
Al cabo de unos minutos, el joven salió de la ducha y se vistió. Ese día llevaba unos pantalones negros y una camisa manga larga de color blanco. Encima de todo llevaba un suéter rojo y sus audífonos. Bostezó un poco y suspiró. No le apetecía quedarse todo el día sin hacer nada en esa habitación, por lo que no tuvo más remedio que salir. Pese a eso, no se hacía expectativas de que algo interesante pudiera ocurrir. El clima estaba malo y ya parecía que se iba a largar a llover en cualquier minuto. Tiempo más tarde, la ceja de Eichi temblaba violentamente al ver a cierta persona en el parque que estaba frente al hotel.
– De todas las personas... – susurró, algo incrédulo. Negó un par de veces con la cabeza y se acercó a paso lento hacia donde estaba ese hombre. Esa sonrisa siniestra, esa forma de expresarse... El pelirrojo se quejó mentalmente al darse cuenta que sus sospechas se hicieron realidad. – Troy... nunca pensé que volvería a verte – dijo casualmente Eichi mientras mantenía una expresión neutral en su rostro.
Al pensar en ésta última, una sonrisa se formó en su rostro. Unos pocos días habían pasado desde su último encuentro, y el joven no podía negar que se sentía, la mayor parte del día, eufórico. ¿Cómo no estarlo luego de que uno de sus sueños imposibles se hubiera hecho realidad? Realmente, le compraría un festín a ese dragón la próxima vez que lo viera. Por gafe, más que nada, pero debía admitir que su augurio se volvió realidad... En cierto modo. Eichi suspiró y se encogió de hombros. Una vez que terminó con su rutina, tomó una toalla y se marchó hasta al baño. Un rubor se formó en su rostro al recordar exactamente lo que sucedió allí, pero luego se calmó y entró con naturalidad a la ducha.
Al cabo de unos minutos, el joven salió de la ducha y se vistió. Ese día llevaba unos pantalones negros y una camisa manga larga de color blanco. Encima de todo llevaba un suéter rojo y sus audífonos. Bostezó un poco y suspiró. No le apetecía quedarse todo el día sin hacer nada en esa habitación, por lo que no tuvo más remedio que salir. Pese a eso, no se hacía expectativas de que algo interesante pudiera ocurrir. El clima estaba malo y ya parecía que se iba a largar a llover en cualquier minuto. Tiempo más tarde, la ceja de Eichi temblaba violentamente al ver a cierta persona en el parque que estaba frente al hotel.
– De todas las personas... – susurró, algo incrédulo. Negó un par de veces con la cabeza y se acercó a paso lento hacia donde estaba ese hombre. Esa sonrisa siniestra, esa forma de expresarse... El pelirrojo se quejó mentalmente al darse cuenta que sus sospechas se hicieron realidad. – Troy... nunca pensé que volvería a verte – dijo casualmente Eichi mientras mantenía una expresión neutral en su rostro.
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El líquido continuaba bajando por la garganta del asesino mientras sus ojos permanecían cerrados todo el tiempo. Le dio otra vez una calada al cigarro y soltó una pequeña carcajada. El cabrón vivía demasiado bien para ser verdad. Se estiró un poco y después bostezó con ganas. Expandió su haki de observación al máximo y pudo sentir la presencia del chico en el hotel de en frente. No tardó mucho en mostrar una expresión divertida en su rostro y acto seguido terminó de fumar, tirando aquel cigarro al suelo. El curioso maletín negro estaba a su lado y no parecía ser poco valioso. El asesino sabía bien lo que portaba allí dentro. Escupió a un lado y terminó de una vez de beberse su deliciosa cerveza.
La presencia del pelirrojo volvió a moverse y esta vez parecía estar acercándose. No tardó mucho en divisarlo salir por la puerta vestido de blanco, curiosamente él iba de negro. Mostró una sonrisa siniestra al verle y entonces el joven se acercó hasta él. Miró bien a su sobrino de arriba abajo y después de unos momentos se quitó las gafas de Sol. Clavó sus azulados ojos en él y empezó a reírse de forma enfermiza mientras se colocaba en pie. Quedó frente a él y le observó con cierta curiosidad mientras sonreía en todo momento.
- Mira que guapo está el tío ¡Genial!
Gritó con fuerza mientras tiraba la cerveza a una papelera con una puntería bastante buena y después le miraba con calma. Ladeó la cabeza unos momentos y se puso a pensar lo que debía decirle. Entonces empezó a caminar a su alrededor con una expresión de lo más siniestra y después de unos momentos alzó su voz.
- Yo no me pasearía por esta isla con tu precio actual, chaval. De hecho, ya me ha contado mi pequeña Milena que le estás dando amor del bueno. Más te vale no seguir los pasos de cierto gilipollas, o me temo que pasaré de tu tito a tu némesis ¿Queda claro, sobrino? – Le dijo tratando de darle un leve toque en el hombro con el puño.
La última vez que lo vio era más bajito y parecía haber aumentado su poder bastante. Él también se había convertido en todo un maestro del rokushiki y por ello estaba muy confiado ante cualquier cosa. Su dominio de la pistola de seis reyes y su fruta le hicieron un peligro en todo el cuerpo del CP. Por algo tenía el rango que tenía.
- Cuéntame cómo te va ¿Es duro ser buscado? Yo sé que esa mierda no es nada para ti. De hecho, creo que me debes una botella de vino, pero esta vez sin lanzármela ¿Vale, sobrino?
La presencia del pelirrojo volvió a moverse y esta vez parecía estar acercándose. No tardó mucho en divisarlo salir por la puerta vestido de blanco, curiosamente él iba de negro. Mostró una sonrisa siniestra al verle y entonces el joven se acercó hasta él. Miró bien a su sobrino de arriba abajo y después de unos momentos se quitó las gafas de Sol. Clavó sus azulados ojos en él y empezó a reírse de forma enfermiza mientras se colocaba en pie. Quedó frente a él y le observó con cierta curiosidad mientras sonreía en todo momento.
- Mira que guapo está el tío ¡Genial!
Gritó con fuerza mientras tiraba la cerveza a una papelera con una puntería bastante buena y después le miraba con calma. Ladeó la cabeza unos momentos y se puso a pensar lo que debía decirle. Entonces empezó a caminar a su alrededor con una expresión de lo más siniestra y después de unos momentos alzó su voz.
- Yo no me pasearía por esta isla con tu precio actual, chaval. De hecho, ya me ha contado mi pequeña Milena que le estás dando amor del bueno. Más te vale no seguir los pasos de cierto gilipollas, o me temo que pasaré de tu tito a tu némesis ¿Queda claro, sobrino? – Le dijo tratando de darle un leve toque en el hombro con el puño.
La última vez que lo vio era más bajito y parecía haber aumentado su poder bastante. Él también se había convertido en todo un maestro del rokushiki y por ello estaba muy confiado ante cualquier cosa. Su dominio de la pistola de seis reyes y su fruta le hicieron un peligro en todo el cuerpo del CP. Por algo tenía el rango que tenía.
- Cuéntame cómo te va ¿Es duro ser buscado? Yo sé que esa mierda no es nada para ti. De hecho, creo que me debes una botella de vino, pero esta vez sin lanzármela ¿Vale, sobrino?
Eichi Tsukasa
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Su ceja tembló violentamente al ver como el agente lo inspeccionaba de una forma no pervertida. Enserio, a veces pensaba que su "tío" era bisexual. Tres, dos, uno... Ahí estaba, la risa enferma tal cual lo recordaba. Suspiró y se llevó una mano a la cabeza. Si las cosas seguían así, probablemente tendría un enorme dolor más adelante... ¿Y por qué tuvo que gritar de esa forma? Miró hacia los lados y suspiró internamente al ver que no había gente alrededor. No quería quedar como una persona rara por culpa de Castor. Suerte que el día era una mierda y las personas preferían quedarse en sus casas o en los bares. En eso escuchó lo que dijo el castaño, y pudo evitar cerrar sus puños y adoptar una expresión algo fría. Eso había sido un golpe un poco bajo de su parte. El compararlo con ese espadachín de tercera categoría.
– ¿Enserio hay alguien tan desesperado para ir por un tío de diez mil por su cabeza? – dijo el pelirrojo mientras suspiraba. – No respondas; era una pregunta retórica – mencionó seguidamente.
Escuchó lo del vino, y no pudo evitar ladear su cabeza hacia un lado. Vale, lo admitía. Lo del vino puede que haya sido su culpa. En su defensa, el joven no se encontraba en su mejor estado ese día. Fue la primera vez que su otro yo hacía acto de aparición, por lo que puede que hubiera estado más frustrado y, por ende, con una reacción más violenta. Él no era una persona así por naturaleza. De hecho, normalmente pasaba de todo lo que le decían. La única forma en la que podía reaccionar era si insultaban a sus seres queridos... o se pasaban de la raya como lo hizo Castor ahora.
– Supongo que puedo aceptar eso – Eichi suspiró en señal de derrota y miró a Castor con el ceño fruncido. – Pero una cosa. Nunca vuelvas a compararme con ese imbécil. Preferiría morir antes de cometer un acto tan deplorable como ese, por lo que no debes preocuparte. No voy a dejar a Milena sola – el pelirrojo siguió con su discurso. Eichi suspiró y se dio la vuelta, empezando a caminar hacia una dirección en específico. – Hay un bar más allá... Aunque no sé si esté abierto con este clima –
– ¿Enserio hay alguien tan desesperado para ir por un tío de diez mil por su cabeza? – dijo el pelirrojo mientras suspiraba. – No respondas; era una pregunta retórica – mencionó seguidamente.
Escuchó lo del vino, y no pudo evitar ladear su cabeza hacia un lado. Vale, lo admitía. Lo del vino puede que haya sido su culpa. En su defensa, el joven no se encontraba en su mejor estado ese día. Fue la primera vez que su otro yo hacía acto de aparición, por lo que puede que hubiera estado más frustrado y, por ende, con una reacción más violenta. Él no era una persona así por naturaleza. De hecho, normalmente pasaba de todo lo que le decían. La única forma en la que podía reaccionar era si insultaban a sus seres queridos... o se pasaban de la raya como lo hizo Castor ahora.
– Supongo que puedo aceptar eso – Eichi suspiró en señal de derrota y miró a Castor con el ceño fruncido. – Pero una cosa. Nunca vuelvas a compararme con ese imbécil. Preferiría morir antes de cometer un acto tan deplorable como ese, por lo que no debes preocuparte. No voy a dejar a Milena sola – el pelirrojo siguió con su discurso. Eichi suspiró y se dio la vuelta, empezando a caminar hacia una dirección en específico. – Hay un bar más allá... Aunque no sé si esté abierto con este clima –
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Claro que había tíos desesperados por obtener dicho dinero aunque fuese de poca cantidad. Los cazadores que buscaban más fama que dinero o simplemente eran codiciosos. Eichi no se tomó sus bromas tan mal como la otra vez y eso le hizo sonreír de lado. De hecho, ahora accedió a invitarle a aquella botella de vino. Parecía ser más sensato que la última vez y por ello mostró una sonrisa siniestra. Ahora tan solo le faltaba comprobar lo que deseaba saber. Soltó una pequeña carcajada y después de unos momentos sacó su pistola dorada de la funda derecha apuntándole a la cabeza directamente y alzando una ceja.
- Te tomo la palabra, pero aun así debes saber algo. El gobierno dispone de un equipo especial formado por Castor Troy, el Vice-almirante Xemnas, el agente Taiga, Milena Slicerin y Kasai Kuro. Dichos hombres querrán salvarte el culo siempre, pero antes debo comprobar que sabes cuidarte solo.
En su rostro se formó una expresión bastante siniestra. Había desvelado un par de hombres sabiendo que Eichi ya conocía al lobo por ejemplo. Ellos se hacían llamar el equipo no corrupto de la justicia y por ello estaban muy orgullosos de ello. Se relamió despacio y dejó de apuntarle a la cabeza, tan solo para guardar su arma y echarse un poco hacia atrás. Le hizo una señal de que fuese a por él y tras aquello soltó una pequeña carcajada.
- Vamos, Eichi ¡Muéstrame que eres digno de proteger a Milena! – Gritó al mismo tiempo que un poco de líquido plateado bajaba por su frente hasta la mejilla y de allí a su barbilla. Sabía bien lo que estaba haciendo.
- Te tomo la palabra, pero aun así debes saber algo. El gobierno dispone de un equipo especial formado por Castor Troy, el Vice-almirante Xemnas, el agente Taiga, Milena Slicerin y Kasai Kuro. Dichos hombres querrán salvarte el culo siempre, pero antes debo comprobar que sabes cuidarte solo.
En su rostro se formó una expresión bastante siniestra. Había desvelado un par de hombres sabiendo que Eichi ya conocía al lobo por ejemplo. Ellos se hacían llamar el equipo no corrupto de la justicia y por ello estaban muy orgullosos de ello. Se relamió despacio y dejó de apuntarle a la cabeza, tan solo para guardar su arma y echarse un poco hacia atrás. Le hizo una señal de que fuese a por él y tras aquello soltó una pequeña carcajada.
- Vamos, Eichi ¡Muéstrame que eres digno de proteger a Milena! – Gritó al mismo tiempo que un poco de líquido plateado bajaba por su frente hasta la mejilla y de allí a su barbilla. Sabía bien lo que estaba haciendo.
Eichi Tsukasa
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Ladeó su cabeza hacia un lado, al tiempo que sonría debido a la ironía de todo ese equipo; incluso en el gobierno existía gente que luchaba contra la corrupción. De esos nombres, solo conocía personalmente a tres (mucho más a Milena que a los otros dos), pero los otros dos... Si mal no recordaba, Alice estaba bajo la protección de Xemnas Death y Kasai Kuro, o eso dedujo luego de la última conversación que tuvieron. En fin, simplemente alzó su ceja al ver como le apuntaba con la pistola y activó su mantra. Como no iba dirigido a un punto tan amplio, podría anticiparse un segundo para no recibir un disparo así directamente en la cabeza. De todas formas... algo le decía que el castaño no haría eso. Una, porque no lo veía como una persona así (pese a su cuestionada personalidad), y dos... Milena lo mataría si lo dañaba permanentemente.
– Je, interesante. Supongo que te juzgué demasiado rápido, Troy – dijo casualmente Eichi mientras se ponía en posición de combate.
No atacó a la primera, simplemente .tensó sus músculos y miró atentamente al agente. Sacó sus guantes escarcha e ígneo de sus bolsillos, para luego ponerse uno en cada mano. Había aprendido la lección de no atacar a la rápida, cortesía de Ban. Se limitaría a estudiar a su oponente por algunos momentos antes de pensar en que hacer. A simple vista no parecía que el castaño tuviera un arma oculta aparte de sus pistolas... Aunque Troy era logia, así que debería ser capaz de crear las suyas propias con suma facilidad.
– De todas formas, no ganaré nada si solo me limito a estudiar – pensó analíticamente Eichi.
Una vez decidido su plan de acción, Eichi se desplazó a quince metros por segundo de forma instantánea hacia donde estaba Troy, gracias a su paso Relámpago. Una vez que estuviera frente al agente, el joven activaría su haki armadura y empezaría con su arremetida. Intentó darle una patada en la rótula, seguido de un puñetazo en el estómago y otro en el mentón. Para finalizar, intento golpear fuertemente su plexo solar para dejarlo sin aire. Hubiera servido su combinación o no, el joven volvería instantáneamente a su posición anterior para ver el resultado de su ataque.
– Je, interesante. Supongo que te juzgué demasiado rápido, Troy – dijo casualmente Eichi mientras se ponía en posición de combate.
No atacó a la primera, simplemente .tensó sus músculos y miró atentamente al agente. Sacó sus guantes escarcha e ígneo de sus bolsillos, para luego ponerse uno en cada mano. Había aprendido la lección de no atacar a la rápida, cortesía de Ban. Se limitaría a estudiar a su oponente por algunos momentos antes de pensar en que hacer. A simple vista no parecía que el castaño tuviera un arma oculta aparte de sus pistolas... Aunque Troy era logia, así que debería ser capaz de crear las suyas propias con suma facilidad.
– De todas formas, no ganaré nada si solo me limito a estudiar – pensó analíticamente Eichi.
Una vez decidido su plan de acción, Eichi se desplazó a quince metros por segundo de forma instantánea hacia donde estaba Troy, gracias a su paso Relámpago. Una vez que estuviera frente al agente, el joven activaría su haki armadura y empezaría con su arremetida. Intentó darle una patada en la rótula, seguido de un puñetazo en el estómago y otro en el mentón. Para finalizar, intento golpear fuertemente su plexo solar para dejarlo sin aire. Hubiera servido su combinación o no, el joven volvería instantáneamente a su posición anterior para ver el resultado de su ataque.
- Cosas usadas:
- Fuerza x1,5 sobre Buey 40
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Una sonrisa siniestra se formó en el rostro del maestro del Rokushiki cuando el chico aceptó su propuesta. De modo que iba a enfrentarle por fin y después de tanto tiempo, lo mismo quedaba impresionado. Lo que le impresionó fueron los guanteletes. La mayor de las putadas para él, un luchador. Castor sonrió de forma siniestra. Esperaba que no fuese tan tonto de acercarse a él. Su haki de observación se fijó en él y pudo prever todo lo que planeaba el pelirrojo. Él era la parte lista del grupo y la cabronería en sí. Se relamió despacio y sacó ambas pistolas doradas de sus fundas para después mantenerse serio.
- Kami-e…
Susurró al mismo tiempo que a una agilidad impresionante movía su cuerpo totalmente a un lado evadiendo la patada en la rótula con una elegancia sobrenatural. Su cuerpo se había doblado como si estuviese hecho de papel. Entonces activó el tekkai para afrontar el impacto en su estómago. Su endurecimiento le salvó de recibir un daño mayor y tan solo le hizo escupir a un lado y retroceder. La cosa empezaba a ponerse interesante y ya había tenido que soportar dos ataques con técnicas. El siguiente golpe lo evadió de nuevo con el kamie. El tercero impactó en su pecho y en su tekkai, pero en cuando lo recibió apretó los gatillos. Estaban a una distancia muy corta y sus balas corrían más que cualquier coche a toda pastilla. Había apuntado a su rodilla derecha y a la izquierda. Su objetivo era dejarle sin velocidad y de paso terminar la pelea rápido.
- ¡Jajajaja!
El asesino empezó a reírse mientras clavaba una rodilla en el suelo y trataba de recuperar el aliento. El chico había empezado fuerte y él se había llevado un buen golpe. De no ser por el tekkai, se habría roto las costillas por el impacto. Entonces se quitó la chaqueta y la corbata quedando con una camisa roja oscura. Se llevó la mano al estómago un poco dolido y después sonrió de forma siniestra. Era su turno.
- ¡Soru!
Gritó al mismo tiempo que se desplazaba a una velocidad impresionante por su lado derecho. Entonces lanzó una patada directa hacia su pecho, pero de la suela de su pie surgió un pincho de plata, el cual trató de clavarle a maldad en el hombro izquierdo. Le diese o no, simplemente se echaría un poco hacia atrás y le apuntaría con las dos pistolas al mismo tiempo.
- Tu fuerza ha mejorado mucho, pero un cuerpo a cuerpo está jodido de cerca contra armas de fuego. Encima con un haki igual o superior al tuyo, es algo que no se puede evitar, caer al vacío. – También había usado el haki en los disparos.
- Kami-e…
Susurró al mismo tiempo que a una agilidad impresionante movía su cuerpo totalmente a un lado evadiendo la patada en la rótula con una elegancia sobrenatural. Su cuerpo se había doblado como si estuviese hecho de papel. Entonces activó el tekkai para afrontar el impacto en su estómago. Su endurecimiento le salvó de recibir un daño mayor y tan solo le hizo escupir a un lado y retroceder. La cosa empezaba a ponerse interesante y ya había tenido que soportar dos ataques con técnicas. El siguiente golpe lo evadió de nuevo con el kamie. El tercero impactó en su pecho y en su tekkai, pero en cuando lo recibió apretó los gatillos. Estaban a una distancia muy corta y sus balas corrían más que cualquier coche a toda pastilla. Había apuntado a su rodilla derecha y a la izquierda. Su objetivo era dejarle sin velocidad y de paso terminar la pelea rápido.
- ¡Jajajaja!
El asesino empezó a reírse mientras clavaba una rodilla en el suelo y trataba de recuperar el aliento. El chico había empezado fuerte y él se había llevado un buen golpe. De no ser por el tekkai, se habría roto las costillas por el impacto. Entonces se quitó la chaqueta y la corbata quedando con una camisa roja oscura. Se llevó la mano al estómago un poco dolido y después sonrió de forma siniestra. Era su turno.
- ¡Soru!
Gritó al mismo tiempo que se desplazaba a una velocidad impresionante por su lado derecho. Entonces lanzó una patada directa hacia su pecho, pero de la suela de su pie surgió un pincho de plata, el cual trató de clavarle a maldad en el hombro izquierdo. Le diese o no, simplemente se echaría un poco hacia atrás y le apuntaría con las dos pistolas al mismo tiempo.
- Tu fuerza ha mejorado mucho, pero un cuerpo a cuerpo está jodido de cerca contra armas de fuego. Encima con un haki igual o superior al tuyo, es algo que no se puede evitar, caer al vacío. – También había usado el haki en los disparos.
- Datos:
- Haki desarrollado activado 1/10
Haki mantra superior centrado en Eichi.
Kamie-e
Tekkai
Soru.
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"Me lo imaginaba", pensó mientras sonreía de forma amarga mientras clavaba una rodilla en el pie. El sangre hubiera sido algo preocupante, pero... Eichi, su dudar en ningún segundo, se llevó la mano con el guante ígneo a su hombro. Se mordió el labio al sentir semejante dolor, pero lo aguantó como hombre. Al cabo de unos segundos de contacto permanente, la herida se había cauterizado completamente. Repitió lo mismo con sus dos tobillos, una vez que se cercioró que las balas habían atravesado por completo la carne. No era un estúpido como para cauterizar eso con la bala aún metido dentro. El príncipe se colocó de pie y dio un paso, siseando de dolor en el proceso. Gracias a la adrenalina y su trabajo rápido, al menos podía seguir caminando. Cojeando, pero caminando a fin de cuentas.
– Ese Rokushiki... enserio es un dolor de culo tremendo – pensó mientras entrecerraba sus ojos.
Ban, pese a que no lo supo hasta mucho más tarde, lo usó en su contra la primera vez que se vieron las caras. Solo luego de reencontrarse con Alice, que supo cuáles eran esas técnicas. Habilidades especiales que solo el Cipher Pol podía aprender de forma legal. Algo muy útil en combate si se usaba bien. Eichi chasqueó su lengua y siguió caminando, manteniendo la vista en alto en todo momento. Escuchó las palabras de Castor y frunció el ceño. Escupió hacia un lado y clavó sus rojizos ojos en su cuerpo. ¿Cuantas veces ya lo había notado? Sabía de sobra que, a su nivel actual y sin velocidad para lograr eso, tenía que arremeter y forzar a su rival a un combate cercano si quería ganar. Por esa misma razón la pasaba mal contra los espadachines... y prácticamente todos los que pudieran lucha a un rango medio. Era presa fácil para ese tipo de personas, pero aún así...
– ¿Y crees que no sé mi propia debilidad? Se de sobra que la paso mal con alguien que pueda luchar a media distancia, pero aún con eso – dio un paso más al frente y negó con la cabeza. – Aún con eso, no puedo desistir. Prometí que no huiría de nuevo, y eso es lo que haré – dijo con determinación.
Dio un paso más al frente y no pudo evitar estremecerse. Pese a que logró cauterizar la herida y parar la hemorragia usando el guante ígneo, aún seguía sintiendo el dolor fantasma del pico de plata y las pistolas. Además ahora tenía que preocuparse de las quemaduras... Definitivamente, estaba haciendo un esfuerzo para caminar hacia donde estaba Castor. Irónicamente, Milena ya no era la única en la relación que tendría. Ahora el tenía sus propias quemaduras para hacerle juego. "Solo un poco más". El joven chasqueó su lengua y siguió caminando. Solo quedaba un par de metros que los separaba gracias a sus esfuerzos.
– Ese Rokushiki... enserio es un dolor de culo tremendo – pensó mientras entrecerraba sus ojos.
Ban, pese a que no lo supo hasta mucho más tarde, lo usó en su contra la primera vez que se vieron las caras. Solo luego de reencontrarse con Alice, que supo cuáles eran esas técnicas. Habilidades especiales que solo el Cipher Pol podía aprender de forma legal. Algo muy útil en combate si se usaba bien. Eichi chasqueó su lengua y siguió caminando, manteniendo la vista en alto en todo momento. Escuchó las palabras de Castor y frunció el ceño. Escupió hacia un lado y clavó sus rojizos ojos en su cuerpo. ¿Cuantas veces ya lo había notado? Sabía de sobra que, a su nivel actual y sin velocidad para lograr eso, tenía que arremeter y forzar a su rival a un combate cercano si quería ganar. Por esa misma razón la pasaba mal contra los espadachines... y prácticamente todos los que pudieran lucha a un rango medio. Era presa fácil para ese tipo de personas, pero aún así...
– ¿Y crees que no sé mi propia debilidad? Se de sobra que la paso mal con alguien que pueda luchar a media distancia, pero aún con eso – dio un paso más al frente y negó con la cabeza. – Aún con eso, no puedo desistir. Prometí que no huiría de nuevo, y eso es lo que haré – dijo con determinación.
Dio un paso más al frente y no pudo evitar estremecerse. Pese a que logró cauterizar la herida y parar la hemorragia usando el guante ígneo, aún seguía sintiendo el dolor fantasma del pico de plata y las pistolas. Además ahora tenía que preocuparse de las quemaduras... Definitivamente, estaba haciendo un esfuerzo para caminar hacia donde estaba Castor. Irónicamente, Milena ya no era la única en la relación que tendría. Ahora el tenía sus propias quemaduras para hacerle juego. "Solo un poco más". El joven chasqueó su lengua y siguió caminando. Solo quedaba un par de metros que los separaba gracias a sus esfuerzos.
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Castor observaba a su oponente acercarse despacio. Sus enfermizos ojos estaban clavados en si figura y parecía que no pensaba rendirse. Pese a los tiros y a su cuchillada en el hombro, parecía querer continuar. Era un suicidio lo que estaba cometiendo, pues las balas del asesino eran mucho más rápidas. Negó un poco con la cabeza y acto seguido ocultó sus armas mientras buscaba algo en el interior de su pantalón. Después de unos momentos pudo encontrar por fin su cigarro y sacó el mechero para encenderlo. La llama hizo bien su trabajo y el asesino pudo soltar una enorme calda mientras se relamía despacio. Después volvió a mirar al pelirrojo, el cual se acercaba a él de forma muy lenta. Realmente estaba loco si pretendía atacarle a ese ritmo. Soltó un suspiro y después le miró con calma.
- A ver, sobrino. Contra un tío con armas lucha a ondas o a ataques medios. Si no tienes, harías bien en empezar a aprenderlos. Ahora mismo me estas poniendo demasiado fácil dispararte, pero no me repetiré.
Dijo al mismo tiempo que alzaba con fuerza la pierna derecha al aire y formaba una enorme onda verdosa que salió disparada a por el joven imbuida en su haki armadura. Al mismo tiempo soltaba un poco de humo por la boca. El ataque iba dirigido un poco a su izquierda, para que de esa forma pudiese evadirlo mejor por el lado derecho. Soltó un suspiro y ocultó el mechero al mismo tiempo que se relamía despacio. Era el momento de continuar con la diversión y por ello usó el soru para salir disparado hacia Eichi. Una vez estuviese frente a él intentaría darle una rápida colleja con fuerza media.
- Si no puedes moverte veloz, lucharemos pegados el uno al otro. – Dijo quedando a su lado y sonriendo de lado. Sabía que en el tema físico no podía hacer nada, pero tendría suerte si podía reaccionar a tiempo a sus movimientos y repelerlos con técnicas especiales.
- A ver, sobrino. Contra un tío con armas lucha a ondas o a ataques medios. Si no tienes, harías bien en empezar a aprenderlos. Ahora mismo me estas poniendo demasiado fácil dispararte, pero no me repetiré.
Dijo al mismo tiempo que alzaba con fuerza la pierna derecha al aire y formaba una enorme onda verdosa que salió disparada a por el joven imbuida en su haki armadura. Al mismo tiempo soltaba un poco de humo por la boca. El ataque iba dirigido un poco a su izquierda, para que de esa forma pudiese evadirlo mejor por el lado derecho. Soltó un suspiro y ocultó el mechero al mismo tiempo que se relamía despacio. Era el momento de continuar con la diversión y por ello usó el soru para salir disparado hacia Eichi. Una vez estuviese frente a él intentaría darle una rápida colleja con fuerza media.
- Si no puedes moverte veloz, lucharemos pegados el uno al otro. – Dijo quedando a su lado y sonriendo de lado. Sabía que en el tema físico no podía hacer nada, pero tendría suerte si podía reaccionar a tiempo a sus movimientos y repelerlos con técnicas especiales.
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Un bufido escapó de sus labios al escuchar lo que dijo y negó con la cabeza. No era necesario que le dijera eso. Él sabía mas que nadie que, si no aprendía a pelear más allá del corto alcance, la pasaría muy mal. En eso, observó como Castor alzaba una pierna y lanzaba un ataque verdoso en su dirección. Eichi frunció el ceño al notar con su Kenbunshoku cierta peculiaridad, pero negó con su cabeza y se movió ágilmente hacia la derecha, esquivando el ataque. El pelirrojo no sabía si el castaño lanzó ese ataque a propósito o no al sector donde podía esquivarlo mejor, pero no le iba a dar mayor importancia. Chasqueó su lengua un poco y pisó con fuerza con su pie herida, haciendo una mueca al sentir el pinchazo de dolor. Gracias a la cauterización, el pelirrojo no estaba perdiendo sangre, por lo que no tenía problemas de perdida de sangre. Por otro lado, el quemado seguí haciendo efecto, pero no tanto como antes.
– Bien, puedo seguir peleando por un tiempo – murmuró Eichi para sí mismo.
En eso, su mantra le avisó del ataque de Castor. Se sorprendió tanto al verlo aparecer de la nada en frente suyo, que perdió el equilibrio y cayó de culo al suelo. Por el lado bueno... al menos no recibió esa colleja en la cabeza. El pelirrojo se sobó su retaguardia mientras se levantaba levemente del suelo. Escuchó las palabras de Troy y ladeó su cabeza hacia un lado, al tiempo que meditaba lo que podría hacer. Por un lado, su honor le decía negarse ante ese ofrecimiento y seguir peleando como antes... pero por el otro, algo le decía que accediera a eso. Finalmente ganó la segunda opción por una muy buena razón. Si se hubiera tratado de un combate real a muerte, su oponente le hubiera ofrecido algo similar por lguna razón y algún ser querido suyo, como Milena, se encontraba en serios problemas... Entonces aceptaría sin rechistar, aprovechándose de su arrogancia. Valía más esa vida, que pelear con honor.
– Lo que tu digas, tío – respondió de forma algo sarcástica el pelirrojo.
Eichi se concentró por algunos segundos y tanto sus brazos como piernas se cubrieron en un tipo de energía de color oro (manual aura de aceros). Esa técnica anterior que usó para repeler sus ataques antes se llamaba Tekkai, que significaba literalmente masa de hierro. No sabía si su defensa era similar a ese material, menor o superior, pero la técnica que usó ahora podía cortar cosas que posean esa dureza. Sin decir palabra alguna, y aún con su haki armadura activado, Eichi se alzó al ataque. Intentaría dar tres golpes cortantes rápidos al cuerpo del castaño. El primero era una patada cortante a su rótula, y los otros dos fueron dos cortes en sus costillas y torso. Le hubiera dado o no, el joven seguiría pegado cuerpo a cuerpo con Castor. No sabía si el castaño seguiría lo que dijo, pero si era mentira... entonces estaba en un gran peligro allí tan cerca.
– Bien, puedo seguir peleando por un tiempo – murmuró Eichi para sí mismo.
En eso, su mantra le avisó del ataque de Castor. Se sorprendió tanto al verlo aparecer de la nada en frente suyo, que perdió el equilibrio y cayó de culo al suelo. Por el lado bueno... al menos no recibió esa colleja en la cabeza. El pelirrojo se sobó su retaguardia mientras se levantaba levemente del suelo. Escuchó las palabras de Troy y ladeó su cabeza hacia un lado, al tiempo que meditaba lo que podría hacer. Por un lado, su honor le decía negarse ante ese ofrecimiento y seguir peleando como antes... pero por el otro, algo le decía que accediera a eso. Finalmente ganó la segunda opción por una muy buena razón. Si se hubiera tratado de un combate real a muerte, su oponente le hubiera ofrecido algo similar por lguna razón y algún ser querido suyo, como Milena, se encontraba en serios problemas... Entonces aceptaría sin rechistar, aprovechándose de su arrogancia. Valía más esa vida, que pelear con honor.
– Lo que tu digas, tío – respondió de forma algo sarcástica el pelirrojo.
Eichi se concentró por algunos segundos y tanto sus brazos como piernas se cubrieron en un tipo de energía de color oro (manual aura de aceros). Esa técnica anterior que usó para repeler sus ataques antes se llamaba Tekkai, que significaba literalmente masa de hierro. No sabía si su defensa era similar a ese material, menor o superior, pero la técnica que usó ahora podía cortar cosas que posean esa dureza. Sin decir palabra alguna, y aún con su haki armadura activado, Eichi se alzó al ataque. Intentaría dar tres golpes cortantes rápidos al cuerpo del castaño. El primero era una patada cortante a su rótula, y los otros dos fueron dos cortes en sus costillas y torso. Le hubiera dado o no, el joven seguiría pegado cuerpo a cuerpo con Castor. No sabía si el castaño seguiría lo que dijo, pero si era mentira... entonces estaba en un gran peligro allí tan cerca.
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Castor observó al chico lanzarse contra él a corta distancia lanzándole aquellos ataques a su cuerpo. El haki de observación tan poderoso que tenía fue indicándole lo que debía hacer. Bloqueó el ataque a su rodilla con una placa de plata imbuida en haki que hizo surgir de su muslo. Eso le dio tiempo para evadirlo con el kami-e. Recibió el corte en el torso notando su camisa rajarse y empezar a sangrar un poco. Eso causó que gruñese un poco, pero le sirvió para saber que el chico usaba haki armadura. Él también seguía con el suyo, pero lo iba activando tan solo en algunas zonas. Por último observó el último golpe ir hacia sus costillas, pero interpuso el brazo por el medio. Cuando la carne de ambos chocó, el brazo entero de Troy tomó un brillo morado intenso, como si estuviese ardiendo en fuego morado.
- Rhapsody…
Dijo el asesino mientras aquella aura cortante chocaba contra la del pelirrojo haciendo un efecto similar a dos armas de filo chocando. Fue en ese entonces cuando de un movimiento rápido trató de impactarle un corte en la mejilla con su brazo morado. Le diese o no, se echaría hacia atrás con el soru y se quedaría mirándole a los ojos.
- No está nada mal, pero debes aprovechar tu poder mucho más. Más que centrarte en cortes, yo buscaría habilidades físicas o de energía. Ahora voy a enseñarte algo que muy pocos han visto, la pistola de los seis reyes y el arte número uno del rokushiki. Contempla el poder de la élite del gobierno, Eichi.
Castor entonces entrecerró los ojos despacio y acto seguido activó el kamisori, moviéndose a una velocidad que doblaba el soru. No tardó mucho en ponerse a la espalda del pelirrojo. Lo siguiente que hizo fue extender sus puños hacia él con el kami-e para tener una velocidad asombrosa al hacerlo. Con ellos imbuidos en haki armadura tan solo tuvo que decir una simple palabra para completar el ritual.
- ¡Rokougan!
De sus nudillos una terrible onda masiva salió disparada con la intención de chocar en la espalda del pelirrojo. Si aquella cosa le daba sentiría un dolor de verdad y posiblemente pondría fin a aquella pelea que estaba teniendo con el joven.
- Rhapsody…
Dijo el asesino mientras aquella aura cortante chocaba contra la del pelirrojo haciendo un efecto similar a dos armas de filo chocando. Fue en ese entonces cuando de un movimiento rápido trató de impactarle un corte en la mejilla con su brazo morado. Le diese o no, se echaría hacia atrás con el soru y se quedaría mirándole a los ojos.
- No está nada mal, pero debes aprovechar tu poder mucho más. Más que centrarte en cortes, yo buscaría habilidades físicas o de energía. Ahora voy a enseñarte algo que muy pocos han visto, la pistola de los seis reyes y el arte número uno del rokushiki. Contempla el poder de la élite del gobierno, Eichi.
Castor entonces entrecerró los ojos despacio y acto seguido activó el kamisori, moviéndose a una velocidad que doblaba el soru. No tardó mucho en ponerse a la espalda del pelirrojo. Lo siguiente que hizo fue extender sus puños hacia él con el kami-e para tener una velocidad asombrosa al hacerlo. Con ellos imbuidos en haki armadura tan solo tuvo que decir una simple palabra para completar el ritual.
- ¡Rokougan!
De sus nudillos una terrible onda masiva salió disparada con la intención de chocar en la espalda del pelirrojo. Si aquella cosa le daba sentiría un dolor de verdad y posiblemente pondría fin a aquella pelea que estaba teniendo con el joven.
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Su mantra le avisó del golpe hacia su mejilla, pero no pudo reaccionar a tiempo para esquivarlo. Siseó un poco debido al ardor, pero la adrenalina le permitió olvidar eso de momento. Además, luego de ser disparado en sus tobillos, aquello no era nada. Para cuando se quiso dar cuenta, Castor ya se había tomado una distancia considerable. Escuchó sus palabras y no pudo evitar sonreír de forma algo salvaje. Bueno, no era como si hubiera usado todos sus trucos. Se había limitado a luchar solo con la fuerza de su forma humana, sin usar ninguna clase de técnica para potenciar su cuerpo. Quería ver que tanto había mejorado al auto limitarse a sí mismo y, si bien aún no podría luchar con personas así, debía admitir que se encontraba más que satisfecho, pero... Ya era hora de dejarse de juegos. Si esta hubiera sido una lucha de verdad, el no pelear con todo le hubiera costado caro.
– Entonces ven, Troy. Te demostraré que puedo resistir eso – dijo el pelirrojo mientras alzaba su puño.
Cerró sus ojos y se concentró. Era la primera vez que usaría esto en combate, por lo que solo podría resistir un solo golpe. Tendría que sincronizar muy bien el tiempo para usarlo justo al momento de que el ataque del agente colisione. Sus ojos se abrieron de par en par al ver como el castaño desaparecía de aquel lugar; había sido demasiado rápido. Su mantra le avisó hacia donde iba dirigido al ataque, por lo que instintivamente abrió sus ojos y cubrió su espalda con algo, justo para cuando Castor impactó su técnica en dicha zona.
– Armamento –
Literalmente, el joven salió despedido al momento de la colisión. Al cabo de unos segundos, aterrizó algunos metros más allá, provocando una nube de polvo debido al impacto. Dolía, en verdad ese ataque le hubiera petado la espalda si no hubiera sido una defensar. Escupió un poco de sangre a un lado, pero sonrío con algo de salvajismo al notar que "eso" había absorbido la mayoría del impacto. Al despejarse la nube de polvo, se podía apreciar una especie de armadura morada que cubría gran parte de su espalda. Esta se mantuvo intacta por algunos segundos, pero luego se agrietó y cayó de su cuerpo como si de una segunda piel se tratase.
– Menudo ataque – murmuró mientras volvía a escupir a un lado.
Se levantó con dificultad del suelo y clavó su mirada en el agente. Esa última defensa gastó casi todas las reservas que tenía. A duras a penas podía mantener ambos haki en actividad, especialmente el Bushoshoku. Lo tuvo que llevar al máximo por unos instantes para poder protegerse de ese último ataque.
– En verdad la especialidad de los agentes es de temer – le dijo a Castor, en un intento para ahorrar algunos segundos. – Pero... No te importa que vaya al máximo en un último ataque, ¿no? – preguntó mientras una sonrisa se formaba en sus labios.
Cerró sus puños y se concentró. Instantáneamente un aura dorada y rojizos empezó a formarse en su cuerpo. Además, sus músculos crecieron un poco y pasó a su forma luchadora. Clavó sus rojizos ojos en Castor y empezó su ataque. Desapareció de su lugar y se colocó a delante del agente. Intentó darle una patada en la rótula, para luego encajar dos golpes; uno en las costillas y el otro en el plexo solar. Le diera o no, no terminaría allí. Daría una seguidilla de puñetazos en el rostro, abdomen y mentón; terminando con una onda de choque en su estómago nuevamente. Le hubiera dado o no, el joven se alejaría para ver el resultado de su ráfaga. Nunca antes había encadenado tantos golpes seguidos, por lo que se sentía completamente fatigado.
– No, aún no – murmuró para sí mismo, manteniendo activado sus técnicas.
– Entonces ven, Troy. Te demostraré que puedo resistir eso – dijo el pelirrojo mientras alzaba su puño.
Cerró sus ojos y se concentró. Era la primera vez que usaría esto en combate, por lo que solo podría resistir un solo golpe. Tendría que sincronizar muy bien el tiempo para usarlo justo al momento de que el ataque del agente colisione. Sus ojos se abrieron de par en par al ver como el castaño desaparecía de aquel lugar; había sido demasiado rápido. Su mantra le avisó hacia donde iba dirigido al ataque, por lo que instintivamente abrió sus ojos y cubrió su espalda con algo, justo para cuando Castor impactó su técnica en dicha zona.
– Armamento –
Literalmente, el joven salió despedido al momento de la colisión. Al cabo de unos segundos, aterrizó algunos metros más allá, provocando una nube de polvo debido al impacto. Dolía, en verdad ese ataque le hubiera petado la espalda si no hubiera sido una defensar. Escupió un poco de sangre a un lado, pero sonrío con algo de salvajismo al notar que "eso" había absorbido la mayoría del impacto. Al despejarse la nube de polvo, se podía apreciar una especie de armadura morada que cubría gran parte de su espalda. Esta se mantuvo intacta por algunos segundos, pero luego se agrietó y cayó de su cuerpo como si de una segunda piel se tratase.
– Menudo ataque – murmuró mientras volvía a escupir a un lado.
Se levantó con dificultad del suelo y clavó su mirada en el agente. Esa última defensa gastó casi todas las reservas que tenía. A duras a penas podía mantener ambos haki en actividad, especialmente el Bushoshoku. Lo tuvo que llevar al máximo por unos instantes para poder protegerse de ese último ataque.
– En verdad la especialidad de los agentes es de temer – le dijo a Castor, en un intento para ahorrar algunos segundos. – Pero... No te importa que vaya al máximo en un último ataque, ¿no? – preguntó mientras una sonrisa se formaba en sus labios.
Cerró sus puños y se concentró. Instantáneamente un aura dorada y rojizos empezó a formarse en su cuerpo. Además, sus músculos crecieron un poco y pasó a su forma luchadora. Clavó sus rojizos ojos en Castor y empezó su ataque. Desapareció de su lugar y se colocó a delante del agente. Intentó darle una patada en la rótula, para luego encajar dos golpes; uno en las costillas y el otro en el plexo solar. Le diera o no, no terminaría allí. Daría una seguidilla de puñetazos en el rostro, abdomen y mentón; terminando con una onda de choque en su estómago nuevamente. Le hubiera dado o no, el joven se alejaría para ver el resultado de su ráfaga. Nunca antes había encadenado tantos golpes seguidos, por lo que se sentía completamente fatigado.
– No, aún no – murmuró para sí mismo, manteniendo activado sus técnicas.
- Cosas usadas:
- - Paso Relámpago.
- Zona Perfecta (Fuerza y Velocidad).
- Primer Límite, Apertura.
- PUs totales: Fuerza x58, Resistencia x9, Velocidad x8, Agilidad x2
- Velocidad máxima: 120 m/s
- Busoshoku Haki (Entrenado, Superior por unos instantes al usar armamento imperfecto)
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Una sonrisa maliciosa se formó en el rostro de Castor cuando observó al chico salir “bien” de su ataque y eso provocó que riese un poco. Había mostrado una resistencia asombrosa por su parte y además parecía querer dar más guerra. El asesino iba a tener que ponerse serio y por ello escupió el cigarro al mismo tiempo que todo su cuerpo tomaba un color plateado. Tan solo sus ojos permanecieron sin cubrir de plata. El castaño centró todo su haki de observación en el chico prediciendo lo que iba a hacer. Estaba loco si pensaba que podía impactar al asesino con pura velocidad y menos siendo un objetivo tan delicioso. La locura que llevaría a Eichi a hacer eso hizo que una carcajada saliera de la boca de Troy.
- Se terminó…
Dijo colocando las manos en el suelo y formando su especialidad, la pirámide. Una enorme figura de plata de tres metros en forma piramidal lo rodeó totalmente y teniendo en cuanta la velocidad del pelirrojo, lo siguiente sería crucial. Las paredes de aquella cosa temblaron por unos momentos, el asesino estaba a punto de hacer pinchos enormes salir de ella, pero entonces sonrió. Si hacía aquella ganaría la pelea, pero se cargaría al chico seguramente. Por ello decidió no hacerlo y simplemente se quedó quieto, sin imbuirla en su propio armamento ni nada. Entonces notó la pared reventar debido al impacto del chico. Él estaba dentro, esperándole con una sonrisa en su rostro.
- Bien hecho…
Susurró por lo bajo mientras le encaraba. Estando tan cerca empezó a usar su agilidad y el kami-e para empezar a evadir golpes y patadas. En todo momento parecía estar divirtiéndose y en mitad de aquellos ataques lanzó un ataque con el dedo hacia el hombro donde le hirió anteriormente “Shigan” pensó mientras lo realizaba. Una vez lo hizo, le hubiese dado o no, notó uno de los golpes hacerle retroceder.
- ¡Tekkai!
Gritó imbuyéndose en haki y manteniéndose quieto. Empezó a recibir algunos de los ataques con los ojos cerrados, pero entonces su haki armadura se desactivó. Al tener la ropa puesta, el chico no se daría cuenta. La onda de choque impactó en el pecho del asesino lanzándolo hacia atrás y saliendo por el otro lado de la pirámide al reventar la pared. El agente plateado quedó tirado en el suelo liberando una enorme cantidad de polvo al estamparse un poco contra el suelo. Un poco de sangre bajó de su boca hasta la barbilla y desde la cabeza a la frente. Alzó la mirada observando su estructura venirse abajo y al chico. Había hecho un poco de “trampa” quitando sus defensas, pero se lo debía.
- Tú ganas, sobrino. – Terminó de decir mientras terminaba de cerrar los ojos y quedar tirado bocarriba. Cerró los ojos, pero mostró una sonrisa.
- Se terminó…
Dijo colocando las manos en el suelo y formando su especialidad, la pirámide. Una enorme figura de plata de tres metros en forma piramidal lo rodeó totalmente y teniendo en cuanta la velocidad del pelirrojo, lo siguiente sería crucial. Las paredes de aquella cosa temblaron por unos momentos, el asesino estaba a punto de hacer pinchos enormes salir de ella, pero entonces sonrió. Si hacía aquella ganaría la pelea, pero se cargaría al chico seguramente. Por ello decidió no hacerlo y simplemente se quedó quieto, sin imbuirla en su propio armamento ni nada. Entonces notó la pared reventar debido al impacto del chico. Él estaba dentro, esperándole con una sonrisa en su rostro.
- Bien hecho…
Susurró por lo bajo mientras le encaraba. Estando tan cerca empezó a usar su agilidad y el kami-e para empezar a evadir golpes y patadas. En todo momento parecía estar divirtiéndose y en mitad de aquellos ataques lanzó un ataque con el dedo hacia el hombro donde le hirió anteriormente “Shigan” pensó mientras lo realizaba. Una vez lo hizo, le hubiese dado o no, notó uno de los golpes hacerle retroceder.
- ¡Tekkai!
Gritó imbuyéndose en haki y manteniéndose quieto. Empezó a recibir algunos de los ataques con los ojos cerrados, pero entonces su haki armadura se desactivó. Al tener la ropa puesta, el chico no se daría cuenta. La onda de choque impactó en el pecho del asesino lanzándolo hacia atrás y saliendo por el otro lado de la pirámide al reventar la pared. El agente plateado quedó tirado en el suelo liberando una enorme cantidad de polvo al estamparse un poco contra el suelo. Un poco de sangre bajó de su boca hasta la barbilla y desde la cabeza a la frente. Alzó la mirada observando su estructura venirse abajo y al chico. Había hecho un poco de “trampa” quitando sus defensas, pero se lo debía.
- Tú ganas, sobrino. – Terminó de decir mientras terminaba de cerrar los ojos y quedar tirado bocarriba. Cerró los ojos, pero mostró una sonrisa.
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– Esto se ha terminado –
Impactó de lleno su primer puñetazo en la pared de plata que salió de la nada y, fácilmente, la destruyó por completo. Intercambió golpes con Castor, ignorando por completo el Shigan que lanzó a su hombro herido. No iba a terminar con sus ataques sucesivos, no hasta que viera al agente caer por completo. Así siguieron hasta que, con su ataque final, pudo mandar a volar al castaño. El impacto fue tal que su cuerpo salió disparado desde su posición, destruyendo la parte trasera de la pirámide en el proceso. Ese lo había sentido. Al contrario de los anteriores, los cuales pudo esquivar con el Tekkai o con su agilidad, esta vez fue una onda de choque sólida y bien encajada en su cuerpo. Un sonrisa de triunfo se formó en su rostro, al tiempo que escupía a un lado y clavaba una rodilla en el suelo.
– Es todo –
Eichi, al ver que Castor no iba a levantarse, desactivó su haki armadura y todas sus técnicas... cosa que, en retrospectiva, quizá debió hacerlo de uno en uno. Sintió todo el cansancio de golpe, al igual que el dolor de sus heridas. Sus quemaduras ardían, al igual que ese último golpe del agente en su hombro. No, pese a que fue una victoria por su parte, aún no se sentía satisfecho. Solo fue un golpe, un puñetazo limpió el que cambió las cosas. Todo el combate fue para Castor, desde en principio a fin, pero la suerte finalmente estuvo de su lado. No estaba satisfecho con su desempeño, pero por el momento... lo dejaría hasta allí.
– Con esta fuerza... puede que algún día pueda pararme como un igual junto a ella en combate, al igual que él –
Y cuando ese momento viniera, se aseguraría de proteger con todo a la pelirroja. No dejaría que volviera a tener esa cara, nunca más. Simplemente no era ella, la sádica y divertida Milena que conocía. Eichi dejó escapar una carcajada y se dejó caer por completo al suelo. Si le hubiera dicho hace algunos meses atrás que terminaría en una relación con una persona como ella, probablemente hubiera soltado una pequeña risa nerviosa y se hubiera alejado. El destino tenía un gran sentido del humor a veces... aunque esta vez fue para bien.
Impactó de lleno su primer puñetazo en la pared de plata que salió de la nada y, fácilmente, la destruyó por completo. Intercambió golpes con Castor, ignorando por completo el Shigan que lanzó a su hombro herido. No iba a terminar con sus ataques sucesivos, no hasta que viera al agente caer por completo. Así siguieron hasta que, con su ataque final, pudo mandar a volar al castaño. El impacto fue tal que su cuerpo salió disparado desde su posición, destruyendo la parte trasera de la pirámide en el proceso. Ese lo había sentido. Al contrario de los anteriores, los cuales pudo esquivar con el Tekkai o con su agilidad, esta vez fue una onda de choque sólida y bien encajada en su cuerpo. Un sonrisa de triunfo se formó en su rostro, al tiempo que escupía a un lado y clavaba una rodilla en el suelo.
– Es todo –
Eichi, al ver que Castor no iba a levantarse, desactivó su haki armadura y todas sus técnicas... cosa que, en retrospectiva, quizá debió hacerlo de uno en uno. Sintió todo el cansancio de golpe, al igual que el dolor de sus heridas. Sus quemaduras ardían, al igual que ese último golpe del agente en su hombro. No, pese a que fue una victoria por su parte, aún no se sentía satisfecho. Solo fue un golpe, un puñetazo limpió el que cambió las cosas. Todo el combate fue para Castor, desde en principio a fin, pero la suerte finalmente estuvo de su lado. No estaba satisfecho con su desempeño, pero por el momento... lo dejaría hasta allí.
– Con esta fuerza... puede que algún día pueda pararme como un igual junto a ella en combate, al igual que él –
Y cuando ese momento viniera, se aseguraría de proteger con todo a la pelirroja. No dejaría que volviera a tener esa cara, nunca más. Simplemente no era ella, la sádica y divertida Milena que conocía. Eichi dejó escapar una carcajada y se dejó caer por completo al suelo. Si le hubiera dicho hace algunos meses atrás que terminaría en una relación con una persona como ella, probablemente hubiera soltado una pequeña risa nerviosa y se hubiera alejado. El destino tenía un gran sentido del humor a veces... aunque esta vez fue para bien.
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