La infiltración hacia la victoria [Moderado 6/Castor Troy]

Te encuentras en un barco por el mar del paraíso. Es un barco pesquero, pequeño y sin mucha cosa, tan sólo un olor horrible a pescado podrido. Estás dentro de un camarote sucio y descuidado, sentado en una cama que huele… Raro. Tienes entre tus manos una caja cerrada y una nota de tu jefe.
“Recuerda Sesenta y nueve, el embrión no debe nacer, todo depende de ti, doctor.
A las 3:00 PM en el bar del pinko rosky. Allí se reúnen todas las madres. “

El día anterior…

Tu jefe te había hecho llamar al despacho para encargarte una misión importante. Tan sólo un experto en infiltración puede completar dicha misión, y eres de los pocos que pueden completarla. Se la iban a encargar a una mujer forzuda llamada Gloria, pero al parecer aquel día tenía dolor de estómago y diarrea, como las otras cinco mujeres y tres hombres posibles para la misión. ¿No les habrás hecho nada, no? El caso es que la misión tan importante, la infiltración, es en Jaya, una isla que antiguamente la dominaba un marine llamado… ¿Drok? ¿Chark? Un nombre extraño que recordaba a la noche. Bueno, pues resulta que desde esa isla ha llegado una información confidencial. Al parecer un grupo de mujeres quieren dar un golpe de estado ya que se sienten oprimidas. Son más de cien, todas buenas peladoras, una banda pirata llamada “Woman Power”. La capitana es una mujer grotesca con muy mal humor llamada Carly Woman Power. Debes conseguir infiltrarte en aquella banda y acabar con la capitana sin que nadie se entere. Una vez ella muera, las otras se desmoralizarán, por lo que podremos controlarlas. Todo depende de ti, agente sesenta y nueve.

Caja:

Misión:

– Me cago en vuestra puta madre. – Fue lo único que alcanzó a decir el castaño mientras leía las instrucciones. Aquella caja del demonio tenía cosas que iba a tener que usar por desgracia. El pobre castaño le había tocado la misión más complicada de su vida. Se puso en pie y se miró a un viejo espejo que tenía frente a sus ojos. Se miró con una expresión seria para después llevarse las manos a la cabeza. – Los muertos del Cipher Pol. Qué asco, no se me va a poner dura en la vida. – Una vez se hubo colocado la peluca y el maquillaje se miró de nuevo. Creo que ya se sabe lo que pasó. Se desmayó.

El pobre despertó a los diez minutos en el cuarto. Se colocó en pie y se volvió a mirar. Las ganas de llorar le podían y casi se le calló una lágrima. Tomó sus armas y se vistió con todo lo necesario. Por suerte era un buen espía. No tardó mucho en salir a la cubierta. Una vez llegaron salió al muelle, intentando que nadie le viese. No tardó mucho en quemar las pruebas que indicaban que era una misión y esperó a que el papel fuese solo cenizas. Por suerte nadie sabía que era un agente. Empezó a caminar despacio mientras soltaba un suspiro.

Notaba miradas sobre él y encima silbidos. Por suerte tenía una buena fruta que podría usar en caso de problemas. Formó plata por dentro del sujetador, por la zona de los pezones para tener más volumen y que simulara ser un sujetador de metal. No había tormenta y no temía que un rayo le cayese. Una sonrisa se formó entonces en su rostro. – Estoy listo, listo para el viaje, baby. – Una vez dijo aquello, miró el cartel que indicaba que había llegado a la taberna. Tomó todo el aire posible y tras soltarlo de forma violenta, entró de forma lenta y calmada.

Entras a la taberna y puedes fijarte de que todo está repleto de mujeres, ni un solo hombre se atreve a acercarse ni mucho menos a entrar. Las mujeres son todas musculosas, con más de un metro y ochenta centímetros de altura, parecen que hayan tomado esteroides para estar así. Sólo una destaca entre las demás y se está comiendo un pollo entero, enorme. Es bajita y regordeta, pero puedes ver que su brazo derecho es el doble que su izquierdo. ¿Dónde te han enviado?
La camarera es otra mujer, llena de tatuajes con el símbolo de las hembras y calaveras. Está limpiando un vaso de cristal con un paño blanco. Puedes ver que en su cara tiene más de una cicatriz símbolo de las peleas que habrá tenido que aguantar. Cuando te ven todas se giran dirigiendo la mirada hacia ti. Parece que hay algo raro en ti, ya que no te quitan ojo de encima. La que estaba comiéndose el pollo lo suelta y separa una silla, señalándola. Puedes escuchar que una mujer que está a su lado te está diciendo que te sientes ahí.

Si te sientas:

Aquel sitio parecía estar repleto de mujeres. Sin embargo no eran normales. Parecían tener músculos poderosos y portentosos. Los ojos de Castor se abrieron como platos, estaba flipando en colores. Sentía el miedo recorrerle el cuerpo pero, al mismo tiempo se estaba poniendo como una moto. Aquellas mujeres debían de ser la hostia en la cama. Hizo un esfuerzo sobrehumano para no ponerse a bailar de felicidad. Al final aquello le iba a molar un poco, pero no podía andarse con tonterías. Su deber era cumplir con su misión de exterminar a su objetivo. Por suerte podía usar algunos trucos. Creó plata alrededor de su entrepierna, dentro de la ropa. De aquella forma se pondría frío y no pondría contento. Debía de tener la mente fría aunque, pensaba que le iba a costar muchísimo. Era una misión hecha para ser su némesis.

El puto Kiogre se lo habría pasado de lujo allí, debió de haberle cambiado la misión. En ese momento vio a la ballena comerse el pollo y no pudo evitar relamerse despacio. – Esa me la tiro por mi padre. – Pensó para sí mientras avanzaba un poco. En ese momento le dijeron que se sentase y así hizo. Miró a los ojos de la mujer y empezó a responder sus preguntas, usando un tono de voz femenino. Sus años de espionaje le ayudaban a imitar bien una voz de mujer. De todas formas, se sentía enfermo. – Mi nombre es Milena, mi objetivo es unirme a Carly-sama y a su banda. Pues los hombres no me agradan, prefiero las chicas. Y en cuanto a esa panda de gilipollas que se creen la policía del mundo, que ardan. – Una vez dijo aquello, mostró una sonrisa un poco pícara y miró a las mujeres de forma tranquila.

Le había venido a la mente el nombre de la pelirroja pero, de todas formas no había problema. No dijo el apellido y si lo debía dar, diría otro. Intentó sonar un poco enfadada con la pregunta del gobierno pero, tampoco quería sobreactuar. En ese momento miró a la mujer que le había hecho la pregunta. – Espero que no me odiéis porque me molen las chicas. Me han tratado como un bicho raro en muchas islas, incluso me han llegado a pegar. – Aquel plan consistía en tratar de dar un poco de pena para ver si colaba. De todas formas tenía muchas excusas preparadas. Era el momento del teatro y lo primero que hizo fue activar su haki de observación.

- Con que Milena, eh… Bonito nombre. – Dice la mujer mientras coge un trozo de pollo y se lo mete en la boca, masticando con la boca abierta.
Tras tus respuestas simplemente se quedan pensativas. Puedes ver que al activar el haki de observación sientes una sed asesina que viene hacia ti desde Andreita. Coge un cuchillo con su mano derecha, con velocidad y lo clava en la mesa. Justo después coge otro cuchillo más con una velocidad endiablada y también lo clava, a unos dos palmos del otro cuchillo. La mujer te mira y sonría, pudiendo ver que tiene dos colmillos de oro. La mujer apoya el codo sobre la mesa, entre los dos cuchillos y levanta la mano, abriéndola. Todas comienzan a reír mientras sigues sintiendo aquella fuerte sed de sangre.

- Venga, echemos un pulso, Barbie. – Dijo mientras hacía crujir su cuello. Está esperando a que pongas el codo y le des la mano para así comenzar con el pulso.

Si lo haces:

Impresionante, la comedora de pollo frito tenía un ansia asesina impresionante y aquello hizo al asesino alzar una ceja. No entendía la razón pero siendo una isla como era Jaya, todo se explicaba por sí solo. Los malditos piratas de los cojones eran lo peor. Aquella tía la había tomado con él pero, de todas formas él le molaba. De hecho se contenía por no proponerle una noche de pasión en ese mismo momento. Al escuchar sus palabras no tuvo más remedio que asentir con la cabeza. Sabía lo que se estaba jugando y debía actuar como una bollera tímida pero con orgullo. Era un papel que iba a tener que desarrollar mientras pasaban los hechos. Ahora había pensado bien en qué hacer. Para ser un puto loco, tenía una mente bastante buena. Las putas y el alcohol le habían hecho todo un hombre. También otras cosas que no se nombraran por el momento.

Escuchó las normas de aquel pulso que la mujer quería echar con ella. Claramente le superaba en físico pero su haki le indicaba que no era tan fuerte. Tal vez tenía mucha mala leche pero en velocidad podía vencerla. Descartó aquel plan al momento, aquella mole tendría una resistencia increíble y además tenía una carta peor: La cabrona manejaba el haki de armadura y encima mejor que él. Activó el suyo también, pero por suerte no se notaba debido al poco desarrollo. Se sentía afortunado por no haberlo entrenado más. De aquella forma no sabrían que lo dominaba. – Muy bien. Mostraré que soy buena. No iba a unirme a Carly-sama sin servirle para nada. Si esas son las reglas, adelante. – Todo estaba preparado y la risa de las demás le hacía ponerse un poco nervioso.

No por qué se estuvieran riendo de él, se las imaginaba desnudas. Sin pensárselo tomó la mno de aquella mujer y empezó. – Rhapsody… – Pensó para sí. Su mano tomó un color morado intenso y se recubrió no sólo de haki armadura [Nvl1] También de una potente energía cortante. De esa forma planeaba cortarle los dedos y de paso tirar con fuerza. Trataría de además de hacer que por dentro, su mano se cubriera de plata para tener un poco más de peso. Si no funcionaba, simplemente perdería el pulso pero, debía de darlo todo y así lo estaba haciendo. Eso sí, si perdía y no la cortaba, usaría el tekkai para que a ella le costase más. Lo mejor fue que en el momento en que activó su técnica, la miró a los ojos. – Por cierto, tus ojos son preciosos… – Dijo en un tono que intentó que sonara dulce.

Gracias al Rhapsody arañas un poco su brazo y éste comienza a sangrar poco a poco. Puedes notar como la cara de Andreita cambia ya que hace una pequeña mueca de dolor. Consigues empujar su brazo un poco, su cuchillo tambalea un poco pero de pronto las tornas se cambian.

- Gorill Arm. – Dice confiada.

Su brazo comienza a rodearse de pelaje negro y de sus palmas salen almohadillas extrañas. Su musculatura aumenta más de lo normal, parece el brazo de un rey gorila. Puedes notar cómo su fuerza ha aumentado, pero comienza a sudar sin parar. ¿Tal vez esté usando todo? Las mujeres animan a Andreita. Tan sólo está aguantando, no empuja, pero entonces puedes notar gracias al haki de observación que un ataque viene hacia ti.

Al parecer no se había tragado el pollo que tenía en la boca, había estado rato masticándolo sin parar. De pronto lo escupe con gran fuerza e imbuido en haki armadura nivel 2 hacia tu cara, para justo después empujar un poco con su grandiosa fuerza.

El loco había logrado herir un poco a aquella maldita mujer. Pero pasó una cosa que el asesino no se esperaba para nada. La mano de aquella cosa cambió a una peluda. A lo mejor era usuaria de una fruta y entonces podía joderla un poco. Lo malo es que no podía usar la otra mano para usar su puñal de kairouseki. De lo contrario la podía dejar tonta si se lo clavaba. La única opción era la de usar el poder de su fruta. Sólo le quedaba una opción y de hecho la hizo. Intentó aguantar lo máximo posible con el tekkai. Mientras, de la palma de su mano y de su antebrazo saldría pinchos de plata tratando de atravesar la mano de la mujer. Los otros iban rumbo a la vena principal de la muñeca ya que, era un experto en aquello como buen asesino. Iban imbuidos en haki armadura. En caso de que no lograse vencer, su mano cedería ante la fuerza de la bestia y perdería el pulso. La cosa es que el castaño pudo predecir lo que la come pollos intentaba. Cerró los ojos imbuyéndose en haki armadura y recibió los impactos. El dolor fue considerable pero el tekkai le ayudó bastante. El golpe le hizo un leve arañazo bajo el ojo derecho y eso le hizo chasquear la lengua.

Los pinchos comienzan a empujar la mano de Andreita y rasgando su piel, provocando heridas que sangran sin parar. Parece ser que le duele, ya que una mueca de dolor hay dibujada en su cara, pero algo sucede. Sus ojos comienzan a volverse rojos, el cuchillo que está al lado de su codo comienza a doblarse poco a poco, pero los músculos de su brazo se hacen más grandes. Pero a pesar de todo, notas cómo va perdiendo cada vez más y más fuerza. Su mano se va abriendo, al parecer has tocado parte del tendón y eso la hace retroceder. Por último escuchas un sonido extraño, cómo algo desgarrándose o rompiéndose. Su cuchillo se ha partido en dos y su mano golpea contra la mesa siendo empujada por la tuya, rompiendo la tabla por la mitad.

Las demás mujeres se asombran y un silencio aterrador inunda la sala. Has ganado, pero no parece ser bueno. Notas gracias al haki de observación una sed de sangre enorme que viene hacia ti, es Andreita. Su brazo ha vuelto a la normalidad, repleto de heridas casi no lo puede mover. Ésta sonríe de medio lado y dejas de notar su amenaza.

- Bien, has ganado. Lo admito. – Dice con una voz cansada. – Has pasado la segunda prueba, ahora tan sólo necesito que hagas algo por mí. Chicas, esperad fuera. – Mueve su mano señalando la puerta y todas marchan, tan sólo quedáis tú y ella.

La mujer te ofrece un trago de sake, pero no cualquier sake, sino uno que cuesta a casi cien mil berries la botella. Andreita te mira mientras sonríe, parece que te tiene preparado algo importante.

- Bueno, cómo comprenderás, un pulso y un par de preguntas no harán que confíe en ti. Eres fuerte, lo sé. – Bebe un trago. – Pero cómo comprenderás muchas del gobierno se intentan infiltrar para pararnos, ya que nuestras cabeza valen su peso en oro. – Da un mordisco al pollo, y traga. – Así que veré si podrás demostrar que eres de fiar, Barbie. – La mujer se levanta y va detrás de la barra, agachándose y buscando algo. De pronto agarra un pergamino y te lo lanza. – Abre eso. Necesito que acabes con esa persona. Es un maldito hombre que quiere tirar nuestros planes al garete. No voy a darte mucha información, tan sólo la necesaria. – Ahora se acerca a ti, no sin antes agarrar una segunda botella de sake y comenzar a beber a morro. – Es uno de los manos derecha del alcalde de la zona céntrica de la isla. Cómo sabrás, antiguamente esto estaba al mando de un marine llamado Dark, y él dejó a “guardianes” antes de desaparecer. Nuestro plan es conquistar la isla, que sea nuestra, pero ese asesino está acabando con nosotras una a una. Quiero que lo mates, pero que nadie te descubra. Lo podrás encontrar en dos horas, en el bar de la zona céntrica llamado “El colador”. Siempre se emborracha y por la noche, acaba durmiendo en cualquier lado, esa será tu oportunidad. – Andreita se acaba de beber el sake y entonces se marcha, dejándote solo en el bar. Debes prepararte e ir a por ese hombre.

El cartel muestra un dibujo bastante bien hecho y a color.

Spoiler:

Spoiler:

La mirada del asesino continuaba clavada en la de aquella mujer. Mostraba una sonrisa siniestra, dejando ver una expresión de confianza. Sus pinchos lograron atravesar la carne de la mujer y además retrocedió lo justo. Tras un pequeño susto, la enorme mastodonte hizo pedazos la mesa, y el cuchillo se partió en dos. En ese momento el mantra del CP le advirtió de la rabia que tenía aquella mujer. Frunció el ceño y no tardó en formar un cuchillo de plata por dentro de la manga. No estaba para tonterías y morir allí. Por unos momentos sus deseos carnales se habían apagado. Ver tanta sangre le había devuelto la frialdad a la cabeza. Después de unos momentos, la come pollo entró en razón.

De repente, le ofreció beber de una botella. El asesino no podía arriesgarse a que fuera veneno, de modo que la tomó con ganas y, le dio un enorme trago. Lo contuvo unos momentos en la boca, y después volvió a mirar a la mujer. Finalmente lo tragó, sin duda debía de ser un vino caro. Esperaba no haberla liado. Entonces fue cuando recibió un pergamino e información sobre lo que debía de hacer. El castaño ya se esperaba algo por el estilo, de modo que tenía un pequeño plan ideado. Tomó el objeto y se largó de allí. Era el momento de dejar las gilipolleces atrás y centrarse en lo que mejor sabía hacer. Una sonrisa siniestra adornó su rostro y en poco tiempo estaba fuera de la taberna.

Una vez estuvo a unos doscientos metros, se metió por un callejón y activó el soru. Salió despedido a una velocidad impresionante por las calles de aquella isla. Cuando se aseguró de estar bien lejos, activó el mantra para evitar problemas. Tomó su comunicador y llamó a sus superiores mientras vigilaba los alrededores con la mirada. – Aquí Castor, me han mandado a una misión para ganarme su confianza. El tío que debo matar tiene cara de cabrón, por lo demás, me han dicho que es un guardián de Dark. Supongo que se refieren al Vice-Almirante Satou. Autorícenme, y les juro que les llevaré la cabeza de Carly en bandeja. – Dijo con un tono serio para después esperar una respuesta. Independientemente de lo que le dijeran, colgaría y esperaría un poco de tiempo.

Tras una hora y media, el asesino había cambiado a su aspecto de siempre. Tan sólo llevaba una sucia camiseta de tirantes blanca y un pantalón vaquero. En su mano un cigarro. De ese modo parecía uno más de los lugareños. Entró en el bar indicado y se sentó en una esquina con los ojos entrecerrados y fingiendo estar drogado. Si le habían dado permiso para matar, lo haría con una buena estrategia. Si se habían negado, iba a tener que convencer a aquel tipo para que le ayudase.

Tras el comunicador puedes escuchar a tu jefe, aunque no muy claro. – ¡Gsh! …no buscar problemas… ¡Gsh! …a Carly… ¡Gsh! …encontrar otra soluc… ¡Gsh! … nada con la marina… ¡Gsh! – Parece que no has podido escucharlo todo claramente, pero tienes una ligera idea de lo que puede haber dicho. Ya sabes, te toca decidir qué hacer, si acabar con la mano derecha de Dark, o no hacerlo.

Estás esperando pacientemente en el bar y escuchas cómo se abre la puerta. Puedes ver que es ese hombre, pero no está sólo. Hay dos personas con él, y los tres llevan uniformes de la marina. Espera… ¿Es un capitán? Podría llegar a ser probable. Los otros dos tienen trajes de la marina, parecen ser simples reclutas. De todas formas, la isla está gobernada por la marina, pero a su mismo tiempo, por Carly. Los tres se sientan en la barra y comienzan a charlar. Puedes llegar a escuchar algunos fragmentos, ya que están alejados. Parecen comentar algo sobre cómo acabar con Carly, y de un plan secreto.

Tras un rato en el bar, casi una hora entera, ves cómo esa mole de un metro noventa y tres sigue bebiendo cerveza sin parar. Parece que no le afecta el alcohol. Sigue y sigue, los otros dos ya están medio dormidos en la barra y entonces el capitán se levanta. De pronto ves cómo se lleva las manos a la cabeza y se mueve de lado a lado. Sí, parece estar borracho.

- Chicos, esperarme… ¡Hip! Ra vuervo… ¡Hip! Oy a mear… ¡Hip! – Dice borracho que casi ni se le entiende.

Entonces el grandullón sale haciendo ziga zaga, parece alguien esquivando cosas en el suelo, pero es un simple borracho más. Al salir, tuerce una calle y llega a un callejón oscuro y sin salida. Al parecer ha anochecido. El hombre se baja la bragueta del pantalón y comienza a mear en una esquina, al lado de una papelera de metal.

Sin líos con la marina, totalmente coherente. Era normal, pero pese a que la conexión era como el culo, el asesino pudo entender aquello. Al parecer el tipo que le habían asignado iba a poder vivir un poco más. Una sonrisa siniestra se formó en el rostro del castaño cuando vio entrar a aquellas dos personas. Se relamió despacio y pidió una cerveza. Se puso a ver el espectáculo mientras trataba de enterarse de todo lo posible. Sus buenas capacidades de asesino le hicieron escuchar cosas muy interesantes. Eso de terminar con la vida de la pirata podía joderle a él también. No iba a dejar que esos capullos de la bandera blanca le quitaran el merito. No pudo evitar fruncir el ceño debido al enojo, de todas formas tampoco debía enfrentarse a los de su bando. Era un loco pero un loco listo. Su estrategia ya estaba pensada y por ello debía de actuar rápido.

No pasó mucho hasta que los dos primeros estaban allí tirados. El sueño había hecho mella en ellos, era el momento de lucirse. Pudo ver a su objetivo dirigirse a la salida y momentos después le siguió con toda la calma del mundo. Pudo ver que fue a un callejón oscuro, era de noche y aquello le iba a facilitar muchísimo las cosas. Trataría de desplazarse despacio hasta quedar a su espalda. En ese momento sacaría su pistola dorada y de forma descarada, colocaría el cañón en la espalda del hombre. – Señor marine, si te mueves te mato, no creo que puedas competir con mi haki armadura en ese estado. – No estaba usando su voz para decir aquellas palabras. Más bien, otra que había escuchado hacía muy poco tiempo. Además inventaría lo que hiciese falta para que no le jodieran. – Puedes llamarme Andreita. Yo también quiero acabar con la vida de Carly, no he podido evitar escuchar lo del plan secreto. – Efectivamente, trataba de imitar la voz de la mujer que escupía pollo por la boca.

Ahora sólo faltaba que el marine cooperase con él. Tal vez podía controlarlo debido a su estado, además, mantenía su mantra activado y en caso de que ese capullo tuviese, tal vez no le reconocía por su estado. Se la jugaba mucho pero, debía intentarlo a cualquier precio, y si era pillado, solo debía mostrar que era un CP. – Cuéntame todo y prometo que os ayudaré a matar a esa víbora ¿No confías en mí? Que estés vivo es prueba suficiente, creo yo. Sé todo sobre ti y tu jefe y sobre todo sobre, Satou… – Dijo el último nombre con una sonrisa bastante siniestra. – Tienes tres segundos o apretaré el gatillo, a cambio yo también te daré información, estoy infiltrada. – Ante todo se mantenía alerta y, por supuesto que el arma estaba cargada.

- Me preguntaba cuánto tardarías en venir a por mí. – Dijo el hombre alto y claro. Al parecer no balbuceaba, estaba en perfecto estado. - ¿Crees que no me había dado cuenta de que nos espiabas? Admito que eres bueno, pero hay algo que no sabes. – Te explica mientras sigue meando. - ¿Por qué la hija de Carly, querría matarla? – De pronto se convierte en una nube blanca que te rodea a una gran velocidad, provocándote algo de sueño. – Yo soy más fuerte que Dark. – Aclara. La nube se ha colocado a tu espalda y ahora estás siendo amenazado. Notas el filo de una katana a tu espalda. Ese gigante es inhumano, ni siquiera puedes notarlo con tu haki de observación, es como una pequeña presencia. – No por algo me llaman el asesino del silencio. - De pronto se separa y guarda su katana, tras esas palabras. – No sé para quién trabajas, pero veo que no tienes más información que yo. Dame una razón para no matarte. – De pronto te notas cansado y algo mareado. Tus sentidos no están al cien por cien y tus energías son escasas. Lo que fuera que ha hecho, ha funcionado.

Precioso todo. El castaño no pudo evitar mostrar una sonrisa enfermiza cuando escuchó que la come pollos era la hija de la otra loca, ahora sí que deseaba tirársela. Aquel humo empezó a marearle un poco, cosa que le hizo empezar a reírse un poco. – Hostia tío, esto es mejor que un chute de coca adulterado. – Dijo simplemente mientras notaba el filo del arma en su espalda. Pese a todo, él continuaba muy tranquilo. Aquellas cosas no le ponían nada nervioso pero, al parecer era más fuerte que Satou. Últimamente los Vice-Almirantes nuevos, podían tener más poder que ese tipo. Sobre todo los que él conocía. No tardó en bostezar un poco para después darse la vuelta. Miró a aquel hombre de forma tranquila y metió su arma en el bolsillo, sacando después su placa. Dejó que ese tipo la viese, para que viera que era parte del CP8. – Mi objetivo es eliminarla pero su hija me mandó a matarte. De modo que pensaba pedirte que abandonaras la isla y le diría que te maté, así pensaba llevarme su confianza. De todas formas, esto es cosa de mis superiores. – Por supuesto que les echó la culpa, por putas.

En ese momento sonrió de lado. – ¿No has escuchado la historia del tío que se llevó a unas putillas a Enies Lobby? ¡Soy yo! – Dijo con una expresión enfermiza mientras sacaba un par de cigarros. Uno lo metió en su boca mientras que el otro se lo ofreció al otro tipo. – Bueno, ya que el plan de que te fueras no ha funcionado, dime ¿Qué planeas y en qué podría ayudarte? Compartimos objetivo por lo que veo. Yo estoy dentro de sus filas, por lo que podría ser de muchísima ayuda. – Ahora solo faltaba ver lo que decía.

El hombre se lleva la mano a la cabeza al ver tu comportamiento. - ¿CP8? Qué vergüenza… - Dijo mientras enfundaba su katana. De pronto dio un suspiro y se tumbó, en el aire, en una nube extraña. Tal vez fuera por la cantidad de basura que había por allí, pero en ese lugar olía fatal. – Bueno, tal vez podamos llegar a un trato. No me gusta trabajar, y si acabas con Carly por mí, mejor. – Comenzó a hurgarse la nariz. – Yo me encargaré de los preparativos, tan sólo corre la voz de que has acabado conmigo. Tan sólo espero que después de esto, me invites a unos buenos tragos, o te arrepentirás. – De pronto se transformó en un humo extraño y se esfumó. El olor horrible había desaparecido, bueno, no del todo. Buscas un asedio, ya que es de noche y estás algo cansado.

Al día siguiente…

Te acercas al bar de nuevo, al de las mujeres. Espero que te hayas puesto el disfraz y que estés preparado, perdón, preparada para contar cualquier milonga. Has escuchado rumores en tu camino hacia Andreita, que un hombre con bigote, alto, fornido y con un uniforme de la marina ha aparecido muerto en un callejón. ¿Será él? Lo que si sabes es que te están esperando, ya que en la puerta del bar hay dos mujeres fornidas y con traje militar y gorra. Parece algo sospechoso.

Si optas por entrar:

Claro que pensaba invitarle a copas. De hecho, ese hombre y él debían irse de putillas juntos. Le había caído muy bien y no quería perder contacto con él. Su objetivo era el de terminar de una buena vez con aquella cabrona. Iba con el aspecto de mujer de la otra vez pero, se había contenido las ganas de llorar. Tan sólo debía hacer bien las cosas.

El día había pasado y los rumores parecían haber sido un éxito. El marine había hecho bien su trabajo, sólo debía hacer bien su trabajo de espía. Entró al bar y miró un poco a su alrededor, observando bien la situación. Aquellas mujeres eran imponentes pero, en cierto modo le ponían un poco cachondo. De todas formas no iba a ponerse nervioso. Una sonrisa se formó en rostro y contestó con la voz que usaba haciéndose pasar por Milena. – ¿Detalles? Es un hombre, sus mentes son fáciles de dominar. Después, un cuchillo afilado y todo hecho. – Dijo mientras observaba a la mujer come pollo. Su mantra estaba activado en todo momento.

Como de costumbre, llevaba sus armas encima, pero no quería usarlas si no era necesario. Quería guardas sus habilidades para luchar contra aquella mujer. Soltó un pequeño suspiro y después se cruzó de brazos. – Andreita-san, debo admitir que cada día estás más guapa. – No lo decía con ironía. El puto Castor hablaba muy en serio, ese tío necesitaba ayuda de la seria.

- Con que te aprovechaste de tus armas de mujer. – Suelta Andreita mientras deja el pollo. – Bueno, era de esperar, estos hombres son tan sencillos… - Suelta un suspiro mientras se levanta de la silla y mira hacia el lado contrario. – Chicas, salid un momento. – De nuevo es como la otra vez, os quedáis a solas los dos. Al parecer tiene otra misión para ti, ya que está yendo hacia la barra del bar. Saca un pequeño cofre extraño y se acerca a ti. Lo abre y te enseña lo que hay dentro. Es un metal negro. – Bien, esto que hay aquí es kairoseki puro que robamos a la marina. Ya que todas nosotras estamos vigiladas, tan sólo tú puedes hacer esta misión. Digamos que es otra prueba más. – Andreita cierra el cofre de golpe. – Necesito que lo lleves a nuestra herrera. Hay un problema, y es que la herrería está custodiada por la marina, pero hay algo que podemos aprovechar. Dark cuando conquistó la isla, creó pasadizos subterráneos complejos, lo que no sabía era que nosotros ya teníamos hechos algunos. Por suerte uno de los que lleva a la herrería conecta con uno de los de Dark, por lo que deberás burlar a la seguridad subterránea. Esta vez es más peligroso, ya que lo que hay ahí abajo no son marines, sino mercenarios expertos en la guerra contratados. – Se da la vuelta y comienza a caminar hacia detrás de la barra. De pronto ves cómo se acerca a la nevera y la aparta, descubriendo detrás una puerta secreta. – Este es el camino más fácil para llegar hasta ella. Se llama Natasha y no tiene muy buen humor, es más, es peligrosa. Dile que vas de parte de Nitika Lita, ella entenderá. Por cierto, para fiarme de que has hecho la entrega, necesito que me traigas algo que ella te dará. – Tras aquellas palabras se marcha y te deja solo.

Ante ti tienes la puerta que conecta con los túneles subterráneos. Hay unas escaleras oscuras que bajan hacia vete tú a saber dónde. Hay algo que no te ha comentado, y es que está sucio y lleno de telarañas, parece ser que no se usa mucho. A la derecha ves una pequeña estantería donde hay un pergamino y una pequeña linterna. Si abres el pergamino podrás ver que es un mapa donde te indica claramente dónde tienes que ir.

Si te adentras…:

Las instrucciones eran claras. Debía de ir a la herrería a hacer un trabajo con el kairouseki robado, otro precioso delito más a la lista de aquellas preciosidades con músculos. De todas formas, él ya tenía sus planes hechos. Se quedó con toda la información que le había dado la chica come pollo y tomó el cofre. Dentro llevaba el kairo, cumpliría con su objetivo, total, ya tenía la espaldas guardadas por un capitán. Esperaba que el tío del humo, hubiese avisado a los marines, o de nuevo tendría que sacar la placa. Su objetivo estaba claro, de modo que decidió ponerse manos a la obra. Asintió a las palabras de Andreita, y se puso en pie con toda la calma del mundo. – Dalo por hecho, estaré aquí cuanto antes. – Tomó el mapa y la linterna, comenzando a caminar.

No tardó mucho en llegar a una especie de puerta, la cual abrió tirando de una palanca. Aquello le estaba dando un poco de mal rollo, pero debía hacerlo cuanto antes. Vio dos caminos pero, en uno se escuchaban voces. No quería que esos putos mercenarios le jodieran. De hecho, no se fiaba ni un puto pelo. A lo mejor eran secuaces de las mujeres para tenderle una trampa, y ver si era de fiar. Soltó un suspiro, y miró el otro camino. Empezó a trotar por el largo, con la linterna en la boca para iluminar el camino. No hacía casi ruido debido a sus capacidades. Esperaba llegar a tiempo a su destino. Con el mantra activado, trató de localizar más presencias.

Caminas por los túneles sucios de aquel lugar. Un hedor extraño proviene del nuevo camino, es como si la mugre se hubiera acumulado en cada rincón, en cada esquina. Comienzas a notar unas extrañas presencias, pero, como bien digo, son extrañas. Es como si cada cierto tiempo, una presencia con sed de sangre te mirara, pero al segundo desaparece. De pronto, torciendo una esquina, notas que la pequeña presencia con sed de sangre, aumenta. Escuchas un ruido a tu espalda, como algo cayendo del techo. Te giras ya que te sientes amenazado y no puedes llegar a creer lo que ven tus ojos. Son tres extrañas arañas de más de cuarenta centímetros de diámetro, con unos veinte o incluso treinta centímetros de altura. Ocho patas peludas, un color exacto al de aquellos túneles, camuflándose por las paredes. Tu haki no podía notarlas, lo cual era aún más extraño que las propias arañas y, cuando crees que solo hay eso, notas una presencia más al otro lado. Sí, estás acorralado.

En el otro lado hay tan sólo una araña, pero esta es, no el doble, sino el triple de grande. Una sed de sangre enorme sientes sobre esa gran araña. ¿Será la madre.

De pronto el enorme monstruo lanza una red de telaraña hacia ti, gruesa y que es el doble de grande que tú. Es resistente, parecen que estén hechos de multitud de filamentos de hilo trenzado. Tu haki de observación nota como las tres pequeñas arañas lanzan cada una un pequeño disparo de telaraña, parecido a una bala. Una va directa a tu pantorrilla derecha, las otras dos, cada uno a un tobillo distinto. Es hora del enfrentamiento, de jugarte la vida contra esos monstruos.

Arañas:

Castor continuaba avanzando con aquel pequeño trote. Notaba ciertas presencias pero, se iban desvaneciendo de vez en cuando. Empezaba a rayarse un poco y, a decir verdad, a asustarse también. No creía en demonios ni nada similar, pero aquel sitio era raro de cojones. Tan sólo esperaba no encontrarse con un jodido oso por allí. Miraba el mapa de vez en cuando para saber cuánto camino le podía quedar. Reconocía que aquella misión era la más dura que había tenido desde su ingreso en el Ciphel Pol. Incluso en el objetivo de los dos años contra la rebelión, tuvo ayuda de otro agente, un comodoro, y una loca con espada. Esta vez estaba totalmente solo, y por ello no se sentía muy seguro. De hecho notaba escalofríos cada cierto tiempo. Contaba con su mejor aliado, su haki de observación. Lo había desarrollado de una forma bestial, tal vez por espiar a las chicas.

En ese momento escuchó un ruido a su espalda. Se dio la vuelta, pudiendo ver a unas cabronas con patas. Sus ojos se abrieron como platos, y no tardó en chasquear la lengua. En ese momento otra presencia surgió a su espalda. Se dio la vuelta, y pudo ver a aquella cabrona. Su tamaño era superior a las otras. De repente lanzó una especie de red hacia el loco. Castor hizo gala de su agilidad, tratando de saltar a un lado. Por desgracia, su brazo quedó atrapado, y el peso hizo que cayera de espaldas al suelo. Soltó un pequeño quejido al hacerse daño. Había escuchado cuentos eróticos sobre arañas que metían sus huevos en los genitales de personas. En ese momento sonrió de forma lasciva pero, no eran mujeres. Eran putos insectos sin cara ni senos, de modo que no le valía. De repente pudo prever unos cuantos disparos hacia él. Debido a la red, solo pudo tratar de hacerse una bola.

Los pequeños proyectiles impactaron en su cuerpo de plata, haciéndole agujeros que comenzaron a cerrarse al momento. Adoraba ser un usuario del tipo logia. Entonces, con su otra mano sacó su puñal de kairouseki puro. Lanzando un corte a la red para librarse. Una vez de pie, lanzaría una patada al aire, ondulándolo y formando un poderoso rankyaku, que iría directo a la madre. Después se daría la vuelta, comenzando a formar cuchillos de plata en sus manos, y a lanzarlos sobre las otras. Les diese o no, trataría de salir corriendo de allí. Tenía una velocidad impresionante pero, apuntaría al suelo con la linterna por si acaso. Confiaba en haberlas matado, y de no haberlo hecho, en correr más que aquellas cabronas.

Tu rankyaku consigue cortarle dos patas a la araña madre, pero por desgracia le quedan seis más. En cuanto a las tres pequeñas arañas, están muertas. Consigues escapar del lugar, corriendo como loco para llegar ya a tu destino y conseguir acabar con Carly, pero no todo sale como esperas. Ni era tan fácil como ligarse a todas las mujeres de Carly, ni tan fácil como simplemente entregar el kairoseki. De pronto notas que tus pasos son cada vez más lentos y eso es por algo en concreto: El suelo, la pared y el techo están llenos de telarañas realmente pegajosas y entorpecen tu paso. La gran araña consigue alanzarte y está dispuesta a atacarte.

Imbuye sus dos patas delanteras en haki armadura nivel 1 y se lanza hacia ti. Está dispuesta a atravesarte el corazón con su pata derecha y la cabeza con su pata izquierda. Es una araña resistente, notas su amenaza pero, no solo eso, también ves una puerta delante de tus ojos dónde termina el camino. Tal vez sea buena idea terminar con la araña madre antes de entrar, ya que luego tendrías que volver de nuevo al bar, pero… Eso ya queda a tu elección.

Si decides escapar:

Castor continuaba corriendo de la mejor forma posible. La misión estaba complicándose cada vez más. Esas jodidas arañas no eran moco de pavo. Al menos había salido ileso, debido al poder de su fruta. Mostró una sonrisa siniestra, y continuó avanzando por el pasillo. Su objetivo estaba cerca, podía sentirlo claramente. Su respiración estaba un poco agitada por lo pasado. Él prefería claramente atacar desde las sombras. Su vida de asesino era dura, y claramente le gustaba más atacar desde un sitio dónde su culo no corriese peligro. El combate directo no estaba hecho para él. Al menos no con los puños, ya que en lo referido a puñales, tenía una habilidad impresionante. Ya lo demostró combatiendo con el Renegado, pese a ser un simple CP del nivel cuatro, pudo enfrentarlo de igual a igual. Aunque en el último momento tuvo que huir para impedir ser asesinado. Lo primero era él mismo.

De repente noto sus pasos mucho más lentos. Entonces se dio cuenta de la cruda realidad. El maldito techo estaba repleto de telaraña. El suelo y las paredes también. En ese momento su mantra le advirtió de una presencia acercarse. Se centró en ella totalmente, y tuvo una visión de su cabeza atravesada, y él muriendo. Esa cabrona podía tocarle. El castaño se giró a toda prisa, usando el kami-e. Se movió con una gracia sorprendente, evadiendo la pata de su cabeza. La otra entonces atravesó su hombro izquierdo. Pero no de lado a lado, penetró unos dos centímetros. Aquello fue debido a que activó el haki armadura y el tekkai. El asesino contuvo las ganas de gritar de dolor. Cerró los ojos con fuerza, mordiéndose la lengua debido a la rabia y al escozor. Sopló de forma violenta un par de veces, y entonces abrió los ojos. Teniéndola cerca, trató de lanzarle una patada a la cabeza. De su pie haría surgir dos puntas de plata de unos seis centímetros, imbuidas en haki armadura. Su objetivo sería atravesarle la cabeza. Le diese o no, atravesaría la puerta. Ya la mataría más tarde si había vivido.

Entonces se dio cuenta de que estaba en la herrería. No tardó en hallar a una mujer rara. Caminó hasta ella despacio, mirándola a los ojos. Parecía un jodido Carlino, uno de esos perros con ojos enormes. Entonces el agente puso su voz femenina y le habló en un tono calmado. – Vengo de parte de Nitika Lita. – Una vez dijo eso, extendió la mano, ofreciéndole lo que le habían dado para que diese.

Tu patada con los pinchos de plata consiguen clavarse en el cerebro de aquella enorme araña madre, haciendo que esta cayese al suelo, muerta. Al fin habías conseguido abatir al monstruo enorme, y ahora estabas delante de aquella mujer calva. Natasha, la herrera, te está mirando con el ceño fruncido, como si estuviese cabreada. Agarra un gran martillo de acero dorado de dos metros y te apunta con él. Parece estar cabreada.

- ¡¿Qué le has hecho a mis niñas?! – Grita enfadada. Pero de un momento a otro, se calma. Suelta un suspiro al aire y deja el martillo a un lado. Parece que sus músculos están súper desarrollados, más que cualquier otro. La mujer agarra la “ofrenda” que tenías, la abre y la observa atentamente. – Vale, sí, es kairoseki puro. – De pronto se acerca a un gran horno de piedra y con una cerilla, lo enciende. Notas que un calor tremendo comienza a inundar la sala por culpa de ese horno ardiente. – Bien, esto servirá. – Dice mientras saca el kairoseki y lo deja a un lado. – Ahora necesito que hagas algo por mí mientras yo acabo con las armas. – La herrera saca una bolsa de basura negra, unos guantes de cuero y una especie de paleta metálica. – Por cierto, soy Natasha. ¿Y tú? – Tras escucharte, comenzaría a explicarte mientras esperaba que el horno se calentase del todo, para así empezar a moldear el kairoseki. Está sudando, su ropa comienza a mojarse y a ajustarse, se puede notar cada rincón de su cuerpo, el mono que lleva se transparenta. – Bueno, necesito que vayas a por huevos de araña para que así pueda extraer el veneno y crear armas que acabarán con este gobierno opresor. Ten. – Te da la bolsa, los guantes y la paleta metálica. – Tienes que ir al nido, que está saliendo por esa puerta, y meter en la bolsa los huevos más maduros. Pero cuidado, estos pueden contraer infecciones, al igual que tú. Para eso están los guantes. Mientras tanto, yo iré moldeando el kairoseki. – Natasha ve que el horno ya está en los grados perfectos así que comienza a preparar el arma definitiva. La mujer posa el kairoseki en una zona ardiente del horno, lo hunde en un mar de lava y comienza a dar martillazos a ese metal enrojecido.

El nido está justo donde antes, donde mataste a la araña madre. Podrás ver que hay huevos enormes repartidos por toda la zona, del tamaño de un puño. Lo malo es que para acceder a ellos es muy difíciles, ya que están rodeados de una telaraña realmente dura y tenaz, más que el acero y cualquier otro material. ¿Cómo lo harás para agarrar los huevos suficientes, y sin infectarte?

Castor vio que la enorme tipeja, tomaba un puto martillo más grande que él. Centró todo su haki de observación en ella, estando atento. Al parecer las jodidas arañas, eran cosa de aquella mujer. No entendía por qué las personas, pillaban mascotas tan enfermas. Un puto arácnido no es un buen animal. Al menos así pensaba el castaño. Entonces la mujer tomó el objeto que “Milena” traía, encendiendo un jodido horno que empezó a irradiar calor. El asesino soltó un pequeño suspiro, observando a la mastodonte. Ella sacó unas cuantas cosas, preguntándole su nombre después. – Mi nombre es Milena. – Dijo con una sonrisa, esperando a ver su reacción. Entonces su cuerpo empezó a sudar y a marcarse. Castor mostró una sonrisa enfermiza, recorriéndola con la mirada. Joder, lo que él disfrutaría mordisqueando toda esa carne. La baba estuvo a punto de caerle, pero ella empezó a hablar de nuevo.

El asesino entendió el objetivo, y fue directamente a hacerlo. Estaba haciendo muchísimos recados, pero no pensaba quejarse. Si aquello le servía para llevarse la confianza de Carly, y poder eliminarla mientras dormía o algo similar, estaría bien. Atravesó la puerta anterior, viendo el cadáver de la jodida araña madre. – Valiente hija de puta. Casi me matas antes. – Susurró para después dejar la bolsa abierta en el suelo. Miró los huevos con calma, sabiendo que la jodida red, iba a ser molesta. Intentaría tres cosas. La primera usar la paleta por algún hueco y tomar los huevos. Si aquello no funcionaba, usar la paleta para enredar la tela girando y apartarla. Si tampoco funcionaba, usaría el puñal de kairouseki para intentar cortar la tela, además de usar haki armadura. Decían que aquel material hacía maravillas.

Si lo conseguía, metería los más maduros en la bolsa, usando los guantes, y volvería con la perrilla sudorosa. De lo contrario, se quedaría pensando en cómo acceder a los jodidos huevos de araña.

Intentas de todo para quitar esa telaraña, pero hasta que no usas el kairoseki no eres capaz de cortarlas. Notas que los huevos están pegajosos y tienen una especie de mocos colgando. De ellos salen humo y los guantes comienzan a calentarse, parece algo extraño. Pesan bastante, pero rellenas la bolsa con varios de ellos y se los llevas a la herrera. La gran mujer agarra los huevos con unos guantes especiales y los echa al horno. Puedes ver como la cáscara se comienza a tornar rojiza. A la izquierda del horno hay varias armas preparadas, parecen hechas con el kairoseki. Entre ellas hay una lanza, una katana y un cuchillo. Los huevos se derriten, creando una masa roja con toques verdosos, entonces puedes ver como una a una, va bañando las armas en el líquido de los huevos. – Esto tardará un poco, si quieres puedes coger algo de la nevera que hay al fondo – Dice mientras las gotas de sudor resbalan por su cuerpo, volviéndolo húmedo y pegajoso. – Hay agua, vino y unos cuantos sándwiches, tráeme uno y un vaso de vino.

Después de un rato de espera, puedes ver que las armas tienen un color metálico azulado, pero a su vez unas líneas verdosas recorren todo el filo, como la marca de un rayo en una persona. La herrera agarra un alambre y ata las armas entre sí, dejándolas en una especie de carcaj para que te las puedas llevar. – Bien, llévale esto a quien tú ya sabes. – La mujer te cuelga el carcaj y también te da un fuerte abrazo, haciendo que notes su húmedo gran cuerpo y sus pechos blandos. También te da una bolsa con unos cuantos sándwiches y una cantimplora llena de agua fresca, parece que le has caído bien.