El Encuentro Entre Una Pirata Y Un Agente [Hinori-Adam] [Privado-Pasado]

¿Muy cerca del Cipher Pol? Le daba absolutamente lo mismo. La figura alada de una joven surgió de repente en los cielos. Dos hermosas alas a su espalda y vestida con una sudadera morada y blanca. Sus cabellos largos y morenos y unos ojos blancos como la nieve. La asesina de los cielos, un apodo muy injusto que le habían puesto, pero ella pasaba de todo aquello. La luchadora aumentó su velocidad hasta aterrizar en una enorme plaza de la isla del agua. Hinori, la cocinera oficial de los Blue Rose. Su mirada era normal, como de costumbre. No tardó mucho en mostrar una sonrisa dulce. Después la guerra había decidido acercarse a aquel lugar para buscar a Taiga. Hacía mucho que no le veía y quería saludarle como era debido después de aquella enorme guerra que hubo.

Las personas la miraban con un poco de miedo, cosa que la hizo soltar un suspiro. Otros cuantos simplemente seguían a lo suyo y por último estaban los típicos que luchaban en su interior por acercarse a la hermosa chica. Hinori caminó despacio hasta un tablón de carteles de se busca que había en una de las paredes de la plaza. No tardó mucho en verse así misma con una hermosa foto y no tardó en reír de forma alegre. Tenía ciento cuarenta millones de berries por su cabeza, una suma impresionante que sin duda haría a bastantes cazadores ir por ella. Aunque muchos iban con doble intención. Era una suerte que ella supiera defenderse perfectamente de aquel tipo de cosas. Odiaba los violadores desde hacía muchísimos años y no los perdonaba, simplemente les reventaba los dientes.

- Me pregunto dónde podré encontrarle…

Dijo en voz alta mientras activaba el haki de observación con toda la calma del mundo. Miró su muñequera activando el minimapa de aquella isla y se quedó mirando la ubicación donde quedó con él la última vez. El pequeño piso que el lobo había alquilado, no sabía si ya se había largado o seguía allí. Deseaba comprobarlo por sí misma y por ello comenzó a caminar por uno de los callejones. No se ocultaba de nadie, pues la verdad es que el miedo no era una opción para ella. Además, estaba en una isla que le venía muy bien para luchar o escapar, pues era una maestra en el combate acuático. Comenzó a caminar más de prisa por el oscuro callejón mientras silbaba alegremente.

Los cuchicheos y los pasos apresurados denotan un cambio en mi ciudad, un cambio que no parece ser nada bueno. ¿Piratas en Water 7? No saben dónde se han metido…

Esta es mi ciudad, o al menos lo ha sido, quizás siga siéndolo debido a las pertenencias y las gentes que elijo que me aten a ella… Da igual las razones por las que tenga que ir a dar un vistazo, voy a hacerlo de todas formas mientras no empiecen a escucharse gritos ni alarmas de evacuación.

No todos los piratas son engendros violentos, algunos hacen mucho más daño con otro tipo de actitudes que se toleran más, que emponzoñan las mentes con una falsa razón dentro de premisas no del todo descabelladas. ¿Dónde se debe dibujar la línea de la ética?

¿Qué debe uno hacer frente a gente que no quiere que le hagas el bien? O lo que tú crees que es bien, al menos. ¿Es acaso una cuestión de consentimiento informado? ¿En qué lugar se separa la voluntad del individuo del bienestar del grupo? Hay muchas preguntas cuyas respuestas parecen variar dentro del sistema orgánico y emocional humano…

No, no humanos… personas. La ética viene dada cuando tienes un sistema de un animal social, no sólo está limitado a los homínidos terrestres… En este mundo existen muchas otras criaturas que comparten, en mayor o menor grado, aquello a lo que se llama ética.

Camino por las calles de mi ciudad mientras las gentes buscan por el cielo aquel ángel que se posa en sus labios. No son pocos los hombres que identifican con rapidez a la criatura como a “La asesina de los cielos, Hinori Markov”. Hay mucho fetichismo con los carteles de las hermosas criaturas cuyas cabezas tienen precio… He visto demasiados carteles ser arrancados para llenarse de efluvios amorosos.
Determinación de Banda: Blue Rose Pirates.
Capitán: Dexter Black. […] Peligrosidad máxima.
Determinación de protocolos de seguridad. Asegurar conjeturas de la particularidad “pacífica” de la banda. Accediendo al catálogo de Piratas-revolucionarios. […]

La cuestión es… Si ella está aquí, ¿quién más está con ella?
Lo único que puedo saber es que llama bastante la atención, algo que me viene de perlas para encontrarla. ¿Es su actitud un reducto de su exagerada autoconfianza? ¿Está esa confianza respaldada?
- Me pregunto dónde podré encontrarle...
Parece que tampoco ha aprendido a dejar sus pensamientos en su mente.

- Buenas tardes…- voy vestido con mi desgastado chándal, al fin y al cabo me ha pillado en medio de mi plan de visitas.- ¿Busca… a alguien?

Cosas usadas:

Los pasos de la joven continuaban llevándola por aquel oscuro callejón de forma calmada. Su mirada estaba fija al frente, pero no tardó en percibir una presencia tras ella. Estando en aquel sitio, debía admitir que no se fiaba mucho ¿Un tipo siguiendo a una chica en un sitio oscuro? Demasiado mal rollo estaba dando aquello. Se dio la vuelta entonces manteniendo su rostro amigable en todo momento y su haki centrado en él. No tenía mucho control y por ello tan solo podía sentir presencias de forma leve. Le miró con una sonrisa calmada y observó sus ropas. Chándal. No parecía un mal tipo, pero ella nunca se fiaba de nadie lo suficiente, solo de los miembros de su banda y de un par de personas. Escuchó su pregunta y se puso alerta. La verdad es que decirle que buscaba a un agente del gobierno que era su amigo podía poner en peligro al rubio. No era nada tonta, al contrario, era muy lista.

- Así es. Estoy buscando a una persona por la isla. Forma parte de mi tripulación y antes de separarnos me dijo que venía hacia aquí.

Dijo con un tono dulce y confiado. Pegó su espalda en una de las paredes del callejón y continuó mirándole a los ojos de forma calmada. La chica sabía que habría sido reconocida, pues su increíble precio llamaba demasiado la atención. De todas formas, esa persona no parecía ser peligrosa por el momento. Tal vez podía pedirle ayuda de alguna forma indirecta sin tener que nombrar al lobo o nada que ver con él. Se rascó un poco la cabeza y entonces fue cuando dio un pequeño salto de alegría.

- Tal vez puedas ayudarme a buscarle. Es el segundo al mando de los Blue Rose y va con una armadura un poco extraña, como un robot. – Dijo refiriéndose claramente a Deathstroke. Sabía que no estaba allí, por lo que era perfecto.

Entonces fue cuando metió la mano derecha en el bolsillo y se quedó mirándolo con toda la calma del mundo. Seguramente él ya la conocía, pero debía presentarse. Su plan original era que aquel chico cuando viese que no había forma de dar con el pirata se fuese al rato y ella pudiese seguir la verdadera búsqueda.

- Soy Hinori ¿Cómo te llamas? ¿Eres de por aquí? – Empezó a preguntar de forma animada con una sonrisa en todo momento.

- Así es. Estoy buscando a una persona por la isla. Forma parte de mi tripulación y antes de separarnos me dijo que venía hacia aquí.

Se pega a la pared del callejón, minimizando así la exposición a ser vista por una de las calles.
¿Es por eso que la ciudad está revuelta? Si están los Blue Rose aquí… la ciudad tiene un gran problema. Uno es una cosa, pero su capitán podría… ¿Y si me está mintiendo? ¿Por qué tendría que mentirme? ¿Y si lo ha dicho para que me aleje de ella porque está en algún tipo de misión secreta para realzar la piratería?

Se rasca la cabeza en un ademán ensayado para luego dar un pequeño saltito. ¿Es una táctica de “niña”?

- Tal vez puedas ayudarme a buscarle. Es el segundo al mando de los Blue Rose y va con una armadura un poco extraña, como un robot.
Se refiere a aquella criatura conocida como Deathstroke. Probablemente sea humano, aunque muchos marines opinan lo contrario.  Los que sobreviven a sus ataques, que no son muchos, presentan graves daños neurológicos y medulares a causa de los fuertes impactos en el cráneo con su bastón.

Me ha dado un dato poco importante para la búsqueda. ¿Me está mintiendo? Las mentiras provocarían una bajada drástica en su, ya bajo, nivel de apreciación. ¿Qué haría alguien normal? No haberse metido en este lío, de primeras… O ayudarla en la esperanza de una futura recompensa de carácter sexual.

- Bueno, supongo que no llevará la armadura si está de incógnito…, digo yo que no habrá sido tan tonto como para venirse a una ciudad del gobierno llamando la atención.- Muevo mis manos mientras mi cara se deforma en una sonrisa incómoda-. Que, ojo, yo no estoy diciendo que lo que tú hayas hecho esté mal, me ha permitido el conocerte, no podría haber salido mejor... – niego para poner los brazos en mis caderas-. Ays, estoy parloteando como una colegiala… Que no estoy diciendo tampoco que las colegialas parloteen, no soy machista ni nada…- balbuceo con la prosodia de un tono avergonzado y los ademanes de alguien que no quieren que le malinterpreten.

Tomo aire para echarlo en un soplido, me ha hecho una pregunta importante.  Me giro para darle la espalda para luego girar sobre mis pies y apuntarla con los dos dedos simulando un par de pistolas.
- Tú puedes llamarme como quieras, cuando quieras…- mi expresión se compone de una mandíbula lanzada hacia delante en una sonrisa forzada y unas cejas curvadas que tiemblan ante el esfuerzo de mantener la mueca.

Spoiler:

Me cubro el rostro con la mano derecha en una sonora palmada.
- Ya estoy haciendo el idiota…
La miro de reojo.
- Bueno, vamos a buscar a ese tipo… ¿No será tu novio, no?- puntualizo, inclinándome un poco hacia ella.

La joven no pudo evitar reírse ante las palabras de aquella persona. Su compañero le daba igual todo e iba con la armadura si hacía falta hasta a Impel Down, por lo que aquello no le valía como respuesta. Entonces se quedó mirándole unos momentos. Ella no veía aquello como un acto tonto, pues a los flipados del gobierno no había que hacerles creer que les temían. Ella misma había ido sin protección alguna y dando el cantazo perfectamente. Si iban a por ella, les daría una paliza. No les tenía miedo a ninguno y era la única miembro de la banda que podía luchar, huir y moverse perfectamente bajo agua. Incluso tenía habilidades muy parecidas a los gyojines debido a todos sus entrenamientos acuáticos. Se mantuvo callada unos instantes y después le miró riendo.

- Nunca dije que estuviese de incognito ¿Por qué iba a estarlo? Nosotros paseamos por los dominios del gobierno sin ocultarnos como bien estás viendo. No es de tontos cuando él puede vencer incluso a un almirante con facilidad. – Dijo con alegría.

Sabía de sobra lo poderoso que era su compañero. Entonces el chico se giró apuntándola con pistolas invisibles y ella simplemente se dedicó a sonreír. Su haki de observación no le indicaba nada hostil, por lo que se mantuvo relajada y tranquila. Entonces dijo que ella podía llamarle de la forma que quisiera ¿Le ocultaba su nombre? Ella ladeó la cabeza un poco confusa al no recibir ninguno y fue ahí cuando empezó a sentir algo raro ¿Qué era? Ni idea, empezó a reírse. Era demasiado amable en algunos aspectos. Entonces dijo lo del novio y se inclinó. Ella se colocó el dedo índice en los labios y pensó un poco. No, no lo era. Entonces le miró de forma amable y simplemente negó con la cabeza.

- Jejejeje Yo no tengo de eso, me temo que no.

En ese momento empezó a caminar despacio para salir de allí, manteniéndose al lado del joven. Como no le decía su nombre, tendría que inventarse uno. No se le ocurría ninguna forma de llamarle y por eso fue que soltó un suspiro. Entonces se quedó mirando sus cabellos y después de unos instantes respondió de forma calmada.

- Te llamaré Shiro entonces, ya que no quieres decirme el tuyo. – Mencionó sonriendo.

Ella puso dirección por una calle al azar, pues no tenía intención de acercarse al sitio donde podía estar Taiga, aunque era improbable, había ido para ver si había suerte. De ese modo todo saldría a la perfección. Miró un momento la muñequera con tranquilidad y pulsó unos cuantos botones. La colocó de forma que solo la pudo ver ella y comprobó algunas posiciones. Después se bajó la manga y le miró con calma.

- Disculpa, cosas de la banda. – Dijo riendo un poco.

Declara con tranquilidad su confianza en la fuerza de sus compañeros, de su banda y de ella misma. Incluso parece que les da... igual romper las normas. Le trae placer psicológico el afianzar el poderío del que pueden hacer gala.

Pero ella no ha venido matando gente, no por ahora..., ¿no? ¿Sería una candidata? No, no me dejarían hacer eso. ¿O quizá sí porque es una Markov?

Se ríe ante mi gesto, sin esa maniobra incómoda que hacía la gente ante la cual no tenías una buena respuesta del cortejo. Es difícil asignar si se siente atraída cuando no puedo ver la dilatación de sus pupilas...
¿Qué le pasa en los ojos? Parece ver correctamente a pesar del lechoso contenido que cubre toda la extensión que no es eclerástica. Ya le preguntaré...

Declara su soltería, o al menos la ausencia de un individuo masculino que sea su pareja. Siempre queda la posibilidad de que sea homosexual… claro que habría que determinar antes si se corresponde al cuerpo que tiene para afirmar eso. Qué complicado es no ofender a nadie.

Me meneo un poco con una sonrisa boba en el rostro para simular el entusiasmo que esa información le traería a mi disfraz.
Salimos del callejón para introducirnos en la red de callejuelas no conectadas por canales de las calles. Ella me otorga, bondadosamente, un nombre de su cosecha.

"Shiro" -> Blanco. Apropiado.

- No es que no quiera deciros mi nombre... aunque he de decir que prefiero honrar el que me habéis dado- comento con tono solemne y reverencial-. Además, así mantengo el atractivo misterio que encierra mi persona en una nube de preguntas, humo y espejos...- moví mis dedos a mi alrededor, cual mago que introduce un truco.

El protocolo de actuación continúa, no me alejo del flipado que no se come un rosco. Quizás me falta el fedora..., en otra ocasión.

Parece debatirse con algo en su muñeca, pero el sonido de botones me demuestra que no es, ni de lejos, un reloj. Puede ser un objeto como los de Síderos.

- ¿Eso es un comunicador?- comenté con entusiasmo y los ojos abiertos-. ¿Funciona como los den-den o tiene algún tipo de conexión especial? ¿Pueeedo verlo?- zumbé a su alrededor como un niño que quiere ver el nuevo juguete

Es bastante probable que las fuerzas del estado estén acordonando las zonas para que no haya bajas civiles. No dispongo de mucho tiempo para hacer mis averiguaciones... aunque ya tengo una de gran importancia.

La cosa ya estaba siendo demasiado sospechosa y que aquella persona no le diera su nombre empezaba a hacer a Hinori que se centrase mucho más en él. No entendía lo que ocultaba, pero teniendo en cuenta que estaban en aquella isla del gobierno podía esperarse de todo. Soltó un pequeño bostezo y acto seguido se mantuvo alerta. Caminaba a su lado con los ojos entrecerrados y expresión amable constante. Entonces escuchó sus palabras y no pudo evitar que una gotita de sudor le cayese por la cabeza de forma lenta. Demasiado egocentrismo estaba empezando a notar y por ello simplemente se llevó el dedo índice a los labios y después de unos momentos habló con calma.

- Pues tan solo me parece sospechoso que siendo yo quien soy no me digas tu nombre, por lo demás no me interesa saber nada más. – Y cierto era. No tenía interés, ni dudas ni espejos, o al menos no allí.

Soltó un pequeño suspiro y acto seguid continuó caminando. La verdad es que empezaba a pensar un poco mal, pues alguien que se trata de esconder después de preguntar a una persona con precio por su cabeza no era nada normal. De todas formas mantenía sus sentidos en el chico y no le veía como una amenaza. Por el momento le llamaría por el nombre que ella misma había puesto. Soltó un pequeño suspiro y después de unos instantes continuó avanzando. Se dio cuenta de que aquella persona se puso a rodearla mientras pedía ver el aparato especial que Dexter había creado. Más que un comunicador era algo muchísimo más valioso y de valor. Aquello podía ser algo que salvaría a cualquiera de la banda.

- Me temo que no puedo mostrártelo. Esto es algo que tan solo los miembros de los Blue podemos ver y es alto secreto. Si cae en las manos inapropiadas podría ser algo demasiado peligroso. – Dijo con una sonrisa dulce y sin remangarse, manteniéndolo oculto todo el tiempo.

No tardaron en llegar a un pequeño parque en el que apenas había personas, pero si una población de árboles y pequeños lagos muy hermosos. Aquello hizo que la chica sonriera de forma dulce y mirase atenta todo. Sin duda ese día vería paisajes hermosos que no vio las otras veces. El ir por Taiga podía esperar. Aquel agente del gobierno al que le tenía muchísimo aprecio no se molestaría si ella apareciera en plena noche. Era cierto que el rubio era un tipo demasiado precavido y se aseguraba de que nadie supiera sobre sus cosas. Era incluso un espía dentro de los suyos.

- Este sitio es genial.

A pesar de sus esfuerzos por mantener la cordialidad es obvio que hay algo en mí que le da mala espina. Cualquiera sospecharía de un civil que se acerca a un pirata, ¿no? Pero ya tengo esa línea del árbol probabilístico bastante controlada.

- Pues tan solo me parece sospechoso que siendo yo quien soy no me digas tu nombre- ¿En serio?-, por lo demás no me interesa saber nada más.- Y no miente, o al menos sabe que esa información prima sobre cualquier otra. No puede,o no quiere, fiarse de mí. Es lógico… para ella.

- Espera, espera, espera…- moví mis manos con rapidez-¿No te fías de mí porque no te he dicho mi nombre? Que el que se está jugando el cuello con la piratería soy yo. Yo que me acerco para intentar comprobar que una muchacha tan linda no puede ser ese monstruo asesino- Empieza...- que se rumorea… Es normal que mantenga un poco el modo incógnito, si te, o me, pillan los marines no quiero estar relacionado. Pa’ que luego me vengan con rollos interrogatorios… No, gracias.- me crucé de brazos tras hinchar el pecho y curvarme hacia atrás con un mohín en el rostro.


Extendí los labios hacia delante y entreceré mis ojos ante su negativa de dejarme ver el supuesto aparato. Dejé aer mis brazos en un gesto derrotista para luego encogerme de hombros, recuperando la compostura.

Así y asá:

- Jopé, pues yo quería verlo.- me quejo en un susurro, antes de continuar a su lado.
Toda esa información, que me brinda incoscientemente, me será muy útil, aunque aún tengo que buscarle un verdadero propósito.

Llegamos a uno de los pequeños parques que oxigenan las aguas de la ciudad. Aquellas estancias están repartidas por todo Water 7 para mantener un filtrado constante de las aguas… Al fin y al cabo los yagara, como cualquier otro ser vivo, cagan… y bastante.
- Este sitio es genial.
Contemplo su felicidad ante un detalle tan nimio. ¿Se iría esa admiración si supiera su verdadero uso? Probablemente, lo escatológico es repulsivo per sé.
Fruncí el ceño y moví mis ojos para que formaran una suave curvatura; la miré con esa expresión triste y cariñosa que se suele dedicar a personas que han sufrido mucho.
- Sabes…, no pareces tan mala… - sonreí, mostrando los dientes-. Sabía que tenía razón. Estoy seguro que todo eso de matar gente, el ser una pirata tan sanguinaria…, es un gran malentendido.
Apelo a su sentido de autodefinición, a la necesidad que tiene una persona de decir quién es, o quién cree ser. Déjame conocerte, Markov.

No tenía nada de sentido para la chica. Ella estaba jugándosela mucho más que él en todos los sentidos. A él podían acusarle como mucho de no haber avisado a la marina, pero ella valía casi doscientos millones. Que no quisiera dar su nombre es que no se fiaba de ella, pues la joven no iba a ir por los mares gritándolo. A no ser que… ¿Estaba ocultándole algo? Estaban en la isla más cercana al CP y había agentes y cazadores. Sin duda el dato de no querer darle el nombre hizo que ella se tomase aquello mucho más serio. Era el momento de andarse con pies de plomo, pues por el momento no había dicho verdad alguna. Estaba sola en aquel sitio, pues ya tenía a los suyos localizador gracias a su muñequera especial. Se notaba que era alguien atenta a todo en cada situación.

- Nadie te está pidiendo nada, Shiro. Yo soy la que me estoy jugando todo. De todas formas si no quieres darme tu nombre no te insistiré más. No es que vaya a ir contándole a todos algo así. Ten por seguro que si me pillan… Terminarán en el suelo. – Dijo sonriendo muy convencida de sí misma.

Escuchó sus siguientes palabras mientras observaba aquel paisaje con una mirada amable en todo momento. Ella sabía de sobra que pese al mote que le habían puesto, no había matado a nadie en su vida y dudaba hacerlo. Se colocó la mano derecha en la mejilla y negó a sus palabras. No iba a dejarse conocer por alguien que ni siquiera tomaba el riesgo de dar su nombre. Simplemente soltó una pequeña risa y después clavó sus perlados ojos en los de aquella persona que tenía delante de ella.

- Claro que no soy mala. No haría daño a una mosca, pero si tuve mi primera recompensa fue por evitar que me violasen. Algo que me pareció injusto a decir verdad. De todas formas, ese dato lo saben en la marina, pero no me creyeron.

Dijo recordando aquel golpe que le dio al baboso atracador para defenderse. La vida estaba llena de injusticias, pero con su banda a su lado no había nada malo que temer. Entonces fue cuando miró de nuevo a aquella persona.

- Dices querer conocerme, pero no me das tu nombre. Yo te he dado el mío sin problema. Podrías ser un cazador o marine y yo aun así confío en ti. Me temo que para querer conocer a alguien hay que abrirse un poco primero. Las personas que han querido saber de mí me han contado todo sobre ellos y se han arriesgado pese a no ser buscados ¿Qué significa esto? Las verdaderas amistades son las que viven el momento sin preocuparse de las consecuencias.

En cuando terminó aquello metió la mano en su manga y pulsó unos cuantos botones. No hacía falta que mirase, pues había usado aquel aparato tanto que ya sabía dónde estaban las teclas y demás. Estaba dando su posición a los demás, simplemente para que lo supieran. Había salido sin avisar como de costumbre y era mejor mandar un mensaje global diciendo estar en aquella ciudad. En cuanto lo hizo miró de nuevo al chico.

- Te lo voy a contar si eso te hace feliz, al fin y al cabo todo me da igual. Tanto si fueras un cazador, como un mercenario, como un marine, como un agente, como un revolucionario o como una persona normal, esto es algo que me da lo mismo. Soy Hinori Markov, seguramente odiada y asqueada en mi tierra por lo que me he convertido. Pero cumpliré mi meta de hacer que mi capitán cumpla sus metas, él y todos mis nakamas, esa es mi meta. – Dijo riendo y en voz alta para que todo el mundo pudiese escucharla.

- Nadie te está pidiendo nada, Shiro. Yo soy la que me estoy jugando todo. De todas formas si no quieres darme tu nombre no te insistiré más. No es que vaya a ir contándole a todos algo así. Ten por seguro que si me pillan… Terminarán en el suelo.

Convencida de su propia capacidad, sospechando de mi persona. ¿Me he precipitado tanto al no decirle mi nombre? Debería crear una persona propia para estos momentos, una nueva identidad, una mentira justificada….

La pirata se ríe ante mi “insulto estratégico”, como si ridiculizara la justicia social. Bien que hace.
- Claro que no soy mala. No haría daño a una mosca, pero si tuve mi primera recompensa fue por evitar que me violasen. Algo que me pareció injusto a decir verdad. De todas formas, ese dato lo saben en la marina, pero no me creyeron.

La información parece cierta, pero necesitaré contrastarla… Ahora sí que existen grandes posibilidades de que mi plan pueda involucrar a la muchacha. Quizás podría limpiar la “maldad” del sistema…

Sigue hablando, acusándome intrínsecamente de ocultar la verdad. Tiene razón, pero a pesar de que se la he justificado, a pesar de que he intentado que mi estrategia evada mi propia persona… me temo que tendré que crear la persona ahora. No tiene razón en la amistad, pero supongo que tiene una razón emocional.
Ese es el problema de todo. Siempre.

Miro hacia el frente, escuchando sus palabras. Le dedico ocasionalmente una mirada, meditando lo que tengo que decir. Mi rostro sigue sonriendo, pero la sonrisa es mucho menor. Puedo escuchar como pulsa las teclas ante de su último alegato.

Analizándolo, puedo determinar que Illiana Markov se ha forjado bajo una excusa cliché. Pero los cliché lo son por algo… Si tan sólo hubiera más gente que pensara, que ayudara parándose unos segundos a pensar las consecuencias de sus actos…

- Prefiero ser Shiro para ti, déjame tener la libertad de ocultar quién soy… A ti, a todos, a todo el mundo menos a mí.- comento hueco-. Es lo mejor.- bajo la mirada antes de parpadear para volver a mi animado estado-. Sabes, yo también fui violado, pero no me dio por convertirme en pirata ni nada de eso, soy un buen ciudadano. Quizás no el mejor, pero bastante bueno. Entiendo que tengas la necesidad de tener una “familia”, has vivido algo duro… y probablemente no hubiera nadie bueno para ayudarte en tiempos de necesidad. Eres fruto de las decisiones que pudiste tomar dentro de tus posibilidades…- le sonrío-. Pero creo que aunque es excusa para ser una pirata… no hay… justificación. O sí, la gente buena a veces hace cosas malas… o cosas que la gente cree malas.

Respiro profundamente, en ese gesto que la gente común hace para tomar fuerzas.
- Voy a intentar hablar con la marina a ver qué pasa. Seguramente no sirva de mucho, pero siempre queda intentarlo. Podrías incluso convertirte en marine, limpiar la corrupción que pueda haber…, crear un sistema mejor… - me alejé de ella para enmarcar su imagen con por mis pulgares e índices-. Y el uniforme te quedaría de lujo… Qué guapa está una mujer en uniforme- babeo. Toso, recuperando la compostura-. Creo que podrías hacer cosas muy buenas… no sólo para ti, para tu banda o tu capitán… Ya sabes… Hay veces en las que aunque uno crea que algo le viene bien, en especial con ese tipo de "familias"..., pero en verdad... es muy dañino.

Hinori no tardó en negar un poco mientras observaba al chico. Continuaba sin darle su nombre y ella no podía evitar empezar a pensar mal. Ni si quiera le daba un apodo o al menos uno falso ¿Por qué? Ella no pensaba hacerle nada malo… La gente estaba un poco loca. Igualmente estuvo escuchando sus palabras y pareció no entenderla bien. Ella no fue violada, fue puesta en busca por evitarlo. De todas formas, no estaba de acuerdo con aquella persona. No todos los piratas eran malos y su tripulación era precisamente de los buenos. Soltó un pequeño suspiro y rio un poco cuando dijo lo del uniforme. Se colocó la mano derecha en la mejilla y se quedó un poco pensativa. La marina le había hecho muchísimo daño y nunca se uniría a ellos. De hecho, no pensaba dejar a Dexter por nada en el mundo.

- Mi lealtad es irrompible, Shiro-kun. Dexter estuvo siempre ahí para ayudarme y por ello decidí vivir por él. Aunque retirasen mi precio, continuaría siendo su compañera, viajando con él y ayudándole. Además, creo que es la persona más admirable que he conocido.

Dijo con una pequeña sonrisa dulce para después meter las manos en sus bolsillos. Debía admitir que aquella persona no parecía mala, pero el hecho de que continuase en plan quisquilloso con su nombre seguía haciéndola dudar un poco. Además ¿Por qué unirse a la marina? ¿Por qué no una ciudadana normal? Sus perlados ojos continuaron mirando al joven con una expresión bastante calmada. Ya había tomado su decisión y no pensaba cambiarla por nada. Se rascó un poco el cabello y acto seguido entrecerró los ojos despacio. Se quedó muy tranquila y simplemente mostró una expresión dulce.

- Yo ya tenía una familia, los Markov nunca me han tratado mal. Tan solo que yo no encajaba con ellos. Quería buscar amigos de mí mismo tipo y encontré a unas personas maravillosas. Voy a ser pirata hasta mi muerte y eso no va a cambiar nunca. Otra cosa es que esa muerte pueda llegar… ¡Hehehehe!

Hinori empezó a reírse un poco de forma calmada mientras miraba al chico ¿Quién tendría narices de ir por ella? No solo por su capitán, ella misma era una luchadora poderosa y había derrotado incluso comandantes con facilidad. Se mantuvo callada entonces mientras miraba a los ojos de aquella persona. No sabía lo que él diría, pero esperaba su respuesta con calma. Se estiró un poco y acto seguido bostezó. No tenía sueño, pero simplemente le dieron unas ganas terribles de hacerlo.

Siquiera con la confesión del monstruoso acto del que fui objeto confía en mí. No, mi táctica parece no dar por buen camino sin un nombre apropiado. Pero está claro que no puedo darle mi nombre, mucho menos en mi ciudad natal, me niego.

Su voluntad es fuerte y recia, y cuando tienes algo así puedes saltar cualquier obstáculo sin siquiera pararte a ver si necesitas derruirlo. La confianza te permite arrasar con todo, incluso con la decencia humana. No hay más que hablar con aquella muchacha y tampoco con la marina sobre su reinserción. No hay esperanza ni luz, sólo muerte.
- Exacto.- afirmo ante su verdad, la única verdad.

Suspiro y me levanto con un rostro amablemente decepcionado, como el de un muchacho que ya sabía que no tenía posibilidades de ligar.
- En fin, ha sido un placer conocerte. Espero que encuentres a tu amigo… A menos que estéis planeando algo malo para la ciudad, en cuyo caso espero que no.- me inclino hacia ella-. ¿Por casualidad no me darías tu número de teléfono, a que no?-bromeé con cierta esperanza, moviendo mis cejas en una ola inquisitiva continua.

Eso siempre les da la risa a los niños del orfanato.

Si tan sólo los amigos que hubiera encontrado pertenecieran a la justicia en vez de ir por sus propios y egoístas intereses… Tendría que investigar más sobre aquel Dexter Black y sus modus operandi, así como los de cada miembro de la banda.

Hinori no pudo evitar sacarle la lengua a aquella persona que tenía delante de sus ojos. Era una broma hacia su petición de que le diese su número, pues aquello no se lo daba a cualquiera. Tan solo un par de personas a parte de los Blue lo tenían. Además, no dio su nombre en todo momento, por lo que la morena no se quedó tranquila. No tardó mucho en notar un pequeño pitido en su pulsera, el cual le indicó lo que ella quería. Una voz salió de aquel chisme con un tono bastante grave, como si una persona le estuviese hablando.

- Parece que te reclaman en el barco.

Ella asintió con una sonrisa amable. La panda de hambrientos buscaban a su cocinera por lo que se veía y ya tenía la receta en mente. Lo de Taiga iba a tener que esperar, pues no pudo detectar su aura en ningún momento. Ya sabría sobre sus andanzas, pero ahora el deber de su familia la esperaba y por ello no tardó mucho en suspirar. Su espalda brilló despacio y lentamente sus alas surgieron de la nada. Unas alas blancas de energía surgieron de la nada. Ella entonces miró hacia atrás observando los ojos de aquella persona y manteniéndose calmada en todo momento.

- Me temo que mi número es como tu nombre, no puede rebelarse. De todas formas, puede que nos veamos otro día, Shiro. Parece que mi compañero ya está en el barco. – Dijo con un tono dulce.

La chica no tardó mucho en salir disparada hacia los cielos con una calma impresionante. El destello blanco empezó a dirigirse hacia el Norte con toda la tranquilidad del planeta. Continuaba con su haki activado y lo mantendría hasta estar fuera de aquella isla llena de perros del gobierno.

Me saca la lengua en uno de esos gestos “divertidos”, aunque no se fie de mí, de haberle dado mi nombre iría por buen camino. Debería crear una identidad para estas cuestiones… Idea guardada a poner en práctica.

La máquina de su muñeca suena y proyecta una voz. ¿El barco de los Blue Rose aquí? No me extraña que haya tanto revuelo… La información que la simple comunicación me proporciona excede lo que dice; de alguna manera las ondas de aquel aparato deben de estar siendo retransmitidas. Si hay algo que está siendo lanzado al aire, es muy probable que pueda interceptarlo con el equipamiento apropiado…

Le sonreí en su despedida la despedí con la mano. Tuve que hacer fuerza para no verme impulsado por la tremenda fuerza del despegue. ¿Cuáles serían las razones por las que aquella belleza volaba? ¿Era, realmente, un ángel? No… lo más probable es que fuera una akuma o, en su defecto, una intrincada técnica.

El mundo está lleno de cosas extrañas; de monstruos con rostros amables e intenciones buenas. Aunque había intentado evitarlo, su destino estaba sellado por su propia decisión. Morirán como vivirán, siendo piratas libres.
Continué con mi entrenamiento, no había necesidad de informar de cosas que eran noticia.

< Plan de contención de Hinori Markov > Detalles a determinar.