Johan Von Stein
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La suave brisa marina acariciaba mi plateado pelo, las gaviotas graznaban mientras se zambullían al agua en busca de sus preciados peces y yo me aburría como una ostra sentado en las escaleras de cubierta. Me encontraba en un barco perteneciente a la Marina a punto de llegar a una isla del North Blue llamada Karakura. ¿ Cuáles eran mis asuntos en esa isla? Fácil. Escuché que en los bosques de aquel trozo de tierra en medio del océano albergaban varios animales y plantas venenosas, las cuáles me vendrían muy bien para ciertos experimentos que estaba llevando a cabo en el laboratorio 021. Y ahí estaba, escoltado por varios miembros de la Marina velando por mi bienestar y para ayudarme a recoger todo aquello que necesitaba. Me daba mucha pereza el tener que estar escoltado por tanta gente, eso suponía que tendría que trabajar más de lo normal lo cual no me agradaba absolutamente para nada.
Me acomodé en la pared y decidí echarme una pequeña siestecita hasta que llegásemos a nuestro destino ya que mi naturaleza vaga me lo estaba reclamando a gritos. Mientras estaba perdido en el mundo de los sueños sin conocer por cuanto tiempo, noté que me llamaban en la lejanía y alguien o algo estaba zarandeando suavemente mi cuerpo para que despertara, abrí los ojos de mal humor y dirigí mi mirada hacia aquel joven marine que quería despertarme.
-¿Qué quieres chaval? ¿No ves que estoy descansando?- pregunté con un tono muy molesto.
- Siento despertarle señor, pero ya estamos en el punto de destino. Si es tan amable para prepararse se lo agradecería mucho- respondió el soldado con cierto aire de respeto en sus palabras.
Al parecer ya habíamos llegado a una zona próxima a la isla, el plan era ir en botes para alcanzar la playa e ir directos a los bosques a buscar especímenes que luego me pondría a diseccionarlos en el laboratorio al compás de un poco de música clásica. La sola idea hizo que se dibujara una sonrisa un tanto sádica que enseguida tapé con la mano para que aquel hombre no se asustara, realmente disfrutaba en aquella parte mi trabajo.
- Puf, que pereza tener que ir caminando por ese bosque... ¿podrías llevarme a la pela? Tranqui es broma, Kukuku - dije riéndome mientras me levantaba y aquel soldado soltaba una risa nerviosa. Dicho esto, me dirigí a mi camarote a coger a mi guadaña y salí de nuevo a cubierta, donde me esperaban un gran número de marines comandados por un teniente listos para subirnos a los botes y llegar a la playa.
Me acomodé en la pared y decidí echarme una pequeña siestecita hasta que llegásemos a nuestro destino ya que mi naturaleza vaga me lo estaba reclamando a gritos. Mientras estaba perdido en el mundo de los sueños sin conocer por cuanto tiempo, noté que me llamaban en la lejanía y alguien o algo estaba zarandeando suavemente mi cuerpo para que despertara, abrí los ojos de mal humor y dirigí mi mirada hacia aquel joven marine que quería despertarme.
-¿Qué quieres chaval? ¿No ves que estoy descansando?- pregunté con un tono muy molesto.
- Siento despertarle señor, pero ya estamos en el punto de destino. Si es tan amable para prepararse se lo agradecería mucho- respondió el soldado con cierto aire de respeto en sus palabras.
Al parecer ya habíamos llegado a una zona próxima a la isla, el plan era ir en botes para alcanzar la playa e ir directos a los bosques a buscar especímenes que luego me pondría a diseccionarlos en el laboratorio al compás de un poco de música clásica. La sola idea hizo que se dibujara una sonrisa un tanto sádica que enseguida tapé con la mano para que aquel hombre no se asustara, realmente disfrutaba en aquella parte mi trabajo.
- Puf, que pereza tener que ir caminando por ese bosque... ¿podrías llevarme a la pela? Tranqui es broma, Kukuku - dije riéndome mientras me levantaba y aquel soldado soltaba una risa nerviosa. Dicho esto, me dirigí a mi camarote a coger a mi guadaña y salí de nuevo a cubierta, donde me esperaban un gran número de marines comandados por un teniente listos para subirnos a los botes y llegar a la playa.
Ichimura Hachiro
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PD: Lo siento por la tardanza. He estado liado.
¿Cómo diablos había acabado metido en aquel embrollo? Había sido todo totalmente culpa de Minami, para variar. No bien se hubo recuperado de sus lesiones tras la Underwater Brawl, esta lo embarcó en un navío rumbo al North Blue diciéndole únicamente que tenía que "hacerle un favor a un viejo amigo suyo." La muy loca ni siquiera le había dicho en que consistía, y tuvo que enterarse a medio camino. Resulta que el "viejo amigo" de Minami era un científico del laboratorio 021, quien le había solicitado que enviara a alguien con un mínimo de experiencia para escoltar a sus auxiliares cuando fueran a tomar muestras. Al parecer ya había perdido unos cuantos por falta de atención de los escoltas, y el jefe de seguridad de aquel laboratorio se la tenía jurada así que no le asignaba más que guardias novatos y descuidados. Y por supuesto le había tocado pringar a él, para variar. No sabía cómo se las apañaba, pero siempre acababa sacando la basura de aquella mujer, tanto literal como metafóricamente.
- En fin... ya me vengaré cuando vuelva.
Comenzó a planificar vengativamente el menú de comidas de la semana que volviera, encargándose de añadir extra de picante a todo para asegurarle unas divertidas visitas al excusado. Él lo resistía bien, pero Minami era un caso aparte. Abandonó sus pensamientos al escuchar el movimiento en cubierta, y al ver por el ojo de buey la proximidad de la isla suspiró y se dispuso a equiparse. Comprobó que los cargadores estaban llenos de balas y se los colgó del cinturón. Tras dudarlo unos instantes, dejó sus espadas en el baúl y escondió su daga en el interior de la bota derecha, de manera que la pudiera retirar rápidamente. Por último cogió un brazalete negro de aspecto voluminoso y se lo enganchó en el antebrazo derecho. Tenía que acostumbrarse a depender sólo de él, pero por si le fallaba cogió su pistola también y enganchó la funda al cinto. Tras ponerse gabardina negra por encima del traje de agente (sin la americana. La odiaba) salió a cubierta a encontrarse con la persona a la que tenía que proteger. Este era un tipo bastante extraño que portaba consigo una gran guadaña. ¿Realmente necesitaba protección? Parecía que podía apañárselas. No tenía claro que Kameleon tuviese forma de guadaña, así que discretamente retiró la manga y pulsó un brazalete, activando la función de análisis.
- En fin, ya habrá tiempo para presentaciones en tierra - murmuró para sí, dirigiéndose a uno de los botes de desembarco.
El descenso fue algo accidentado, pues los marines que bajaban su bote iban descoordinados y en cierto momento este se bamboleó peligrosamente amenazando con tirar a todos su ocupantes. Asustado, el agente se aferró al borde, consciente de que ya no podía nadar y que si caía aquello podría significar su muerte. Sin embargo pese al susto de muerte que se llevó el viaje transcurrió sin más contratiempos. Pronto estuvieron en la playa, donde los marines comenzaron a revisar la zona con las armas listas. Imitándoles, Hachiro sacó su pistola, la cargó y tiró del pasador para colocar una bala en la recámara. Acto seguido se puso a repasar mentalmente lo que sabía de la isla. A diferencia de en las islas de Grand Line, no deberían encontrarse megafauna o bestias prehistóricas. Había amenazas reales, sí, como serpientes muy venenosas o tigres, pero ni los tiranosaurios de Little Garden, ni los bananawanis de su isla natal ni otras bestias potencialmente letales de necesidad. Bueno, era un agradable cambio de aires con respecto al Paraíso. Con un gesto formal pero orgulloso, se acercó al científico:
- Izumi Hachiro, Cipher Pol 5. El doctor Krauss me ha asignado como su escolta, señor Stein.
¿Cómo diablos había acabado metido en aquel embrollo? Había sido todo totalmente culpa de Minami, para variar. No bien se hubo recuperado de sus lesiones tras la Underwater Brawl, esta lo embarcó en un navío rumbo al North Blue diciéndole únicamente que tenía que "hacerle un favor a un viejo amigo suyo." La muy loca ni siquiera le había dicho en que consistía, y tuvo que enterarse a medio camino. Resulta que el "viejo amigo" de Minami era un científico del laboratorio 021, quien le había solicitado que enviara a alguien con un mínimo de experiencia para escoltar a sus auxiliares cuando fueran a tomar muestras. Al parecer ya había perdido unos cuantos por falta de atención de los escoltas, y el jefe de seguridad de aquel laboratorio se la tenía jurada así que no le asignaba más que guardias novatos y descuidados. Y por supuesto le había tocado pringar a él, para variar. No sabía cómo se las apañaba, pero siempre acababa sacando la basura de aquella mujer, tanto literal como metafóricamente.
- En fin... ya me vengaré cuando vuelva.
Comenzó a planificar vengativamente el menú de comidas de la semana que volviera, encargándose de añadir extra de picante a todo para asegurarle unas divertidas visitas al excusado. Él lo resistía bien, pero Minami era un caso aparte. Abandonó sus pensamientos al escuchar el movimiento en cubierta, y al ver por el ojo de buey la proximidad de la isla suspiró y se dispuso a equiparse. Comprobó que los cargadores estaban llenos de balas y se los colgó del cinturón. Tras dudarlo unos instantes, dejó sus espadas en el baúl y escondió su daga en el interior de la bota derecha, de manera que la pudiera retirar rápidamente. Por último cogió un brazalete negro de aspecto voluminoso y se lo enganchó en el antebrazo derecho. Tenía que acostumbrarse a depender sólo de él, pero por si le fallaba cogió su pistola también y enganchó la funda al cinto. Tras ponerse gabardina negra por encima del traje de agente (sin la americana. La odiaba) salió a cubierta a encontrarse con la persona a la que tenía que proteger. Este era un tipo bastante extraño que portaba consigo una gran guadaña. ¿Realmente necesitaba protección? Parecía que podía apañárselas. No tenía claro que Kameleon tuviese forma de guadaña, así que discretamente retiró la manga y pulsó un brazalete, activando la función de análisis.
- En fin, ya habrá tiempo para presentaciones en tierra - murmuró para sí, dirigiéndose a uno de los botes de desembarco.
El descenso fue algo accidentado, pues los marines que bajaban su bote iban descoordinados y en cierto momento este se bamboleó peligrosamente amenazando con tirar a todos su ocupantes. Asustado, el agente se aferró al borde, consciente de que ya no podía nadar y que si caía aquello podría significar su muerte. Sin embargo pese al susto de muerte que se llevó el viaje transcurrió sin más contratiempos. Pronto estuvieron en la playa, donde los marines comenzaron a revisar la zona con las armas listas. Imitándoles, Hachiro sacó su pistola, la cargó y tiró del pasador para colocar una bala en la recámara. Acto seguido se puso a repasar mentalmente lo que sabía de la isla. A diferencia de en las islas de Grand Line, no deberían encontrarse megafauna o bestias prehistóricas. Había amenazas reales, sí, como serpientes muy venenosas o tigres, pero ni los tiranosaurios de Little Garden, ni los bananawanis de su isla natal ni otras bestias potencialmente letales de necesidad. Bueno, era un agradable cambio de aires con respecto al Paraíso. Con un gesto formal pero orgulloso, se acercó al científico:
- Izumi Hachiro, Cipher Pol 5. El doctor Krauss me ha asignado como su escolta, señor Stein.
Johan Von Stein
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Recompensa
Características
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Fortaleza
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Precisión
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Agudeza
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- Soldados, estad listos para cualquier imprevisto que surja en la isla. Se nos ha asignado la misión de escoltar y ayudar al profesor Stein en su búsqueda de especímenes en los bosques, el fracaso no es una opción - dijo el teniente marine al resto de los soldados que respondieron llevándose los rifles a los hombros, parecía que estaban bien adiestrados.
El Teniente que estaba a cargo de la escuadra respondía al nombre de Markus Stephson, un hombre de aspecto rudo que parecía que sus brazos eran croissants de lo musculados que los tenía. Su cabello era corto, de tonalidad verde moco y su forma recordaba un poco a un champiñón lo que hacía que más de una persona se riera por su pelo. La noche anterior me la había pasado leyendo su historial militar, al menos lo más esencial para mí, ya que me gustaba conocer con quien trataba en las expediciones de mi trabajo. Al parecer el señor Stephson llevaba 15 años de servicio en la Marina, empezando su carrera militar a los 17 años y teniendo tres medallas al mérito por sus excelentes labores en diferentes misiones de escolta.
Durante el viaje en bote, me había quedado sobado debido al buen clima que hacía y también por las olas que mecían el transporte como si de una cuna se tratase. Pero ahora que estábamos en tierra seguramente no tendría tiempo para darme el lujo de tomarme un descanso, tendría que estar currando bajo las atentas miradas de mis protectores. Antes que empezara a dirigirme a hablar a la multitud para darles instrucciones de como íbamos a proceder, un muchacho cuyo color de pelo me recordó a los días nevados de mi juventud, se acercó a hablar conmigo. Se presentó como Ichimura Hachiro, miembro del CP 5 y asignado como parte de mi escolta por el doctor Krauss, uno de mis muchos jefes. "-Genial... Como si no fuera suficiente tener a una escuadra de marines detrás de cada movimiento que haga ahora tengo a un agente del gobierno dentro del pack-" pensé mientras me rascaba la cabeza un poco agobiado.
- Supongo que no hace falta que me presente si ya sabes quien soy, aún así lo haré ya que mi madre así me educó cuando era niño. Soy Johan Von Kleist Stein, puede llamarme profesor Stein para abreviar - dije ofreciéndole la mano a modo de saludo y sonriendo amablemente. - Acompáñeme junto a los demás y procederé a explicar lo que hay que hacer, por favor - empecé a andar dejando escapar un profundo bostezo, en verdad quería tumbarme un rato.
- Señores, me he tomado la libertad de repartir entre ustedes unas copias de la lista de las cosas que necesito y también he adjuntado unas cuantas imágenes de referencia, por si no sabéis distinguirlos. En la lista figura una serie de plantas medicinales, como la caléndula, la Cúrcuma y la Correhuela. También necesitaré algunos artrópodos, anfibios y reptiles venenosos. Tales como la rana dardo amarilla, el monstruo de gila, el escorpión de cola gorda y la cobra de la muerte. Yo que ustedes tendría cuidado con este último, pues si queréis volver a ver a vuestras familias os aconsejo que evitéis su mordida ya que desprende un veneno de categoría mortal - sonreí maliciosamente. - Necesitaré al menos a cuatro sujetos de cada animal... ah y cuidado con los grandes felinos, nos pueden dar algún que otro problema. Eso es todo, ahora procederemos a ir a por la rana de dardo amarillo ya que es la más fácil de localizar - empecé a adentrarme en la espesura del bosque seguido por todos.
El Teniente que estaba a cargo de la escuadra respondía al nombre de Markus Stephson, un hombre de aspecto rudo que parecía que sus brazos eran croissants de lo musculados que los tenía. Su cabello era corto, de tonalidad verde moco y su forma recordaba un poco a un champiñón lo que hacía que más de una persona se riera por su pelo. La noche anterior me la había pasado leyendo su historial militar, al menos lo más esencial para mí, ya que me gustaba conocer con quien trataba en las expediciones de mi trabajo. Al parecer el señor Stephson llevaba 15 años de servicio en la Marina, empezando su carrera militar a los 17 años y teniendo tres medallas al mérito por sus excelentes labores en diferentes misiones de escolta.
Durante el viaje en bote, me había quedado sobado debido al buen clima que hacía y también por las olas que mecían el transporte como si de una cuna se tratase. Pero ahora que estábamos en tierra seguramente no tendría tiempo para darme el lujo de tomarme un descanso, tendría que estar currando bajo las atentas miradas de mis protectores. Antes que empezara a dirigirme a hablar a la multitud para darles instrucciones de como íbamos a proceder, un muchacho cuyo color de pelo me recordó a los días nevados de mi juventud, se acercó a hablar conmigo. Se presentó como Ichimura Hachiro, miembro del CP 5 y asignado como parte de mi escolta por el doctor Krauss, uno de mis muchos jefes. "-Genial... Como si no fuera suficiente tener a una escuadra de marines detrás de cada movimiento que haga ahora tengo a un agente del gobierno dentro del pack-" pensé mientras me rascaba la cabeza un poco agobiado.
- Supongo que no hace falta que me presente si ya sabes quien soy, aún así lo haré ya que mi madre así me educó cuando era niño. Soy Johan Von Kleist Stein, puede llamarme profesor Stein para abreviar - dije ofreciéndole la mano a modo de saludo y sonriendo amablemente. - Acompáñeme junto a los demás y procederé a explicar lo que hay que hacer, por favor - empecé a andar dejando escapar un profundo bostezo, en verdad quería tumbarme un rato.
- Señores, me he tomado la libertad de repartir entre ustedes unas copias de la lista de las cosas que necesito y también he adjuntado unas cuantas imágenes de referencia, por si no sabéis distinguirlos. En la lista figura una serie de plantas medicinales, como la caléndula, la Cúrcuma y la Correhuela. También necesitaré algunos artrópodos, anfibios y reptiles venenosos. Tales como la rana dardo amarilla, el monstruo de gila, el escorpión de cola gorda y la cobra de la muerte. Yo que ustedes tendría cuidado con este último, pues si queréis volver a ver a vuestras familias os aconsejo que evitéis su mordida ya que desprende un veneno de categoría mortal - sonreí maliciosamente. - Necesitaré al menos a cuatro sujetos de cada animal... ah y cuidado con los grandes felinos, nos pueden dar algún que otro problema. Eso es todo, ahora procederemos a ir a por la rana de dardo amarillo ya que es la más fácil de localizar - empecé a adentrarme en la espesura del bosque seguido por todos.
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