Tennessee "Kid" Cooper
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Un pequeño bote tripulado por dos figuras encapuchadas se acercaba lentamente a la costa de la Isla Mailén, una de las pocas islas en las cuales la batalla entre el Gobierno Mundial y el ejército Revolucionario se decantaba a favor de los últimos. La guerra civil en la isla estalló debido a los continuos abusos que los nobles ejercían hacia el pueblo, viviendo a su costa gracias a las grandes capacidades artísticas que los nativos poseían; pero un día estos se cansaron y contraatacaron, obligando a sus antiguos opresores a aislarse a un extremo de la isla y pedir ayuda de la Marina para no perder el control total de la isla.
Pero en las últimas semanas la Marina fue capaz de ir comiendo poco a poco territorio debido al ingreso de nuevas tropas a la batalla, pudiendo organizarse lo suficiente como para crear su propia base y empezar un contraataque. Temerosos de perder una de los puntos más estables y favorables para la guerra, la revolución decidió mandar refuerzos para sofocar a la guarnición de Marines y devolver la normalidad a la guerra que se estaba llevando en la isla.
Por ese mismo motivo ambos encapuchados acababan de llegar, novatos en La Venganza de la Quimera pero con un gran potencial, se les asignó ayudar en la reconquista pensando que sería la misión perfecta para poner aprueba sus habilidades.
-Mordred ya llegamos, creo que va siendo hora de estirar un poco las piernas y caminar hacia la fortaleza principal, aquella que se ve a lo lejos rodeada de murallas. Habrá que mantenerse alerta por si nos encontramos a algún rezagado marine, pero lo veo poco probable al estar al extremo opuesto de su vanguardia y alejados del eje principal de la lucha.- comentó Kid mientras se sacaba la capucha y el largo abrigo que llevaba para resistir la fría brisa del mar.
Ajustándose el sombrero echó una ojeada a su alrededor, habían estacionado en un extremo de la isla pegado a un denso bosque, tendrían que tener cuidado de no perderse entre los árboles para llegar cuanto antes a la fortaleza y reunirse con los cabecillas de la resistencia para planear su siguiente movimiento
Pero en las últimas semanas la Marina fue capaz de ir comiendo poco a poco territorio debido al ingreso de nuevas tropas a la batalla, pudiendo organizarse lo suficiente como para crear su propia base y empezar un contraataque. Temerosos de perder una de los puntos más estables y favorables para la guerra, la revolución decidió mandar refuerzos para sofocar a la guarnición de Marines y devolver la normalidad a la guerra que se estaba llevando en la isla.
Por ese mismo motivo ambos encapuchados acababan de llegar, novatos en La Venganza de la Quimera pero con un gran potencial, se les asignó ayudar en la reconquista pensando que sería la misión perfecta para poner aprueba sus habilidades.
-Mordred ya llegamos, creo que va siendo hora de estirar un poco las piernas y caminar hacia la fortaleza principal, aquella que se ve a lo lejos rodeada de murallas. Habrá que mantenerse alerta por si nos encontramos a algún rezagado marine, pero lo veo poco probable al estar al extremo opuesto de su vanguardia y alejados del eje principal de la lucha.- comentó Kid mientras se sacaba la capucha y el largo abrigo que llevaba para resistir la fría brisa del mar.
Ajustándose el sombrero echó una ojeada a su alrededor, habían estacionado en un extremo de la isla pegado a un denso bosque, tendrían que tener cuidado de no perderse entre los árboles para llegar cuanto antes a la fortaleza y reunirse con los cabecillas de la resistencia para planear su siguiente movimiento
Mordred Pendragon
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Me encontraba en un bote de madera junto a Kid, a los dos se nos había dado la misión de servir como refuerzos en una isla del North Blue llamada Mailén. Al parecer, la isla se encontraba en plena disputa entre la Marina y el Ejército Revolucionario y era nuestra misión, para los nuevos Demonio Cobrizo y Colmillo Plateado de la Quimera el impedir que las tropas del gobierno se hicieran con el control de la isla. Era desde luego una buena ocasión de demostrar a los altos mandos de la Revolución nuestro poder, quizás así nos ascendieran. El solo hecho de poder llegar al campo de batalla y empezar a repartir tajos a diestro y siniestro hacía que un sentimiento de impaciencia me invadiera. - Oh macho, quiero empezar ya a cortar cabezas - dije con un tono impaciente. Tanto Kid como yo estábamos encapuchados para que el enemigo no nos reconociera, ya que después de lo que pasó cuando conocimos a Krauser, el Gobierno nos había puesto el ojo encima y ya éramos unos criminales potenciales.
Me puse mi yelmo y descansé un poco la vista hasta que mi compañero me avisara de que ya habíamos llegado a tierra. No tardó nada en decírmelo y rápidamente salté fuera del bote. - ¿Aquella fortaleza? Descuida, no nos pasará nada. Con tus pistolas y mi espada no hay rival que se nos resista - respondí a las preocupaciones del vaquero con una sonrisa llena de confianza mientras comencé a andar sin quitarme la capucha hacia donde se encontraba la base rebelde. - En verdad, me gustaría que algún soldado enemigo apareciera. Así podría calentar un poco antes de meternos en la boca del lobo. El bosque era un lugar un tanto sombrío... y era perfecto para una emboscada. - No me fío ni un pelo, mejor nos aseguramos de que no nos molesten con un ataque sorpresa - pasé a mi forma híbrida para así poder oler a algún posible enemigo. Un aroma a pólvora y muertos me llegó a las fosas nasales haciendo que ,por un momento, me diesen nauseas. Avancé entre la maleza, esperando que Kid me siguiera. - ¿Con que era esto? Hemos dado con unos pobres diablos - comenté mientras observaba un foso de cadáveres.
- Prosigamos, cowboy. Aquí solo quedan fantasmas -
Me puse mi yelmo y descansé un poco la vista hasta que mi compañero me avisara de que ya habíamos llegado a tierra. No tardó nada en decírmelo y rápidamente salté fuera del bote. - ¿Aquella fortaleza? Descuida, no nos pasará nada. Con tus pistolas y mi espada no hay rival que se nos resista - respondí a las preocupaciones del vaquero con una sonrisa llena de confianza mientras comencé a andar sin quitarme la capucha hacia donde se encontraba la base rebelde. - En verdad, me gustaría que algún soldado enemigo apareciera. Así podría calentar un poco antes de meternos en la boca del lobo. El bosque era un lugar un tanto sombrío... y era perfecto para una emboscada. - No me fío ni un pelo, mejor nos aseguramos de que no nos molesten con un ataque sorpresa - pasé a mi forma híbrida para así poder oler a algún posible enemigo. Un aroma a pólvora y muertos me llegó a las fosas nasales haciendo que ,por un momento, me diesen nauseas. Avancé entre la maleza, esperando que Kid me siguiera. - ¿Con que era esto? Hemos dado con unos pobres diablos - comenté mientras observaba un foso de cadáveres.
- Prosigamos, cowboy. Aquí solo quedan fantasmas -
Minako "two hands"
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Minako esperaba impaciente, se encontraba sentada en lo alto de un árbol cerca del borde del bosque, llevaba ahí todo el día, sentada como una estatua, esperando.
-"¿tanto le costaba especificar la hora?" pensaba dando el último mordisco a su última galleta.
Hacía días había recibido un mensaje de su jefecito por su antiguo Den Den Mushi, el demonio de la niebla fue escueto, pero teniendo en cuenta el riesgo de que interceptaran el mensaje, no podía culparlo. solo el nombre de la isla, la localización y la fecha de hoy. eso había sido todo.
Ni siquiera le había insinuado para que estaba allí. podía ser para recibir alguna información, para darla o para echar una mano con algo, tratándose de Krauser podía ser cualquier cosa.
Llevaba ahí horas y la paciencia no era su punto fuerte, por suerte, en una de sus ojeada a la playa divisó un bote atracando.
dos figuras se bajaron, parecían hablar en voz baja. No sabía quienes eran, pero eran silenciosos, de no haber sido por la lente con aumento y visión nocturna en su ojo ni siquiera los habría notado.
No sabía para que estaban allí, podía ser que su misión fuera ayudarlos, podía ser que debiera cargárselos, recibir algo de ellos o entregarles algo...las posibilidades eran abundantes.
Se quedo inmóvil, esperando a que se acercaran, llevaba el largo cabello rojo recogido en una coleta alta, su acostumbrados shorts y camiseta negra, pero además de sus gemelas bien enfundadas en el arnés, un rifle se encontraba apoyado en el tronco del árbol y un pañuelo le cubría el cuello y parte de la cara.
Lo usaba más por disminuir el nauseabundo olor que por ocultar el rostro. Había tenido que escoger un lugar cerca de un montón de cadáveres. era terriblemente desagradable pero tenia buena visión de la costa y estaba bien oculta de cualquiera que mirara desde la playa al bosque, además, en caso de que se acercara alguien con los sentidos mejorados el nauseabundo olor cubriría bastante el suyo y el de Haku, que pululaba por los alrededores.
El gran tigre no estaba feliz que digamos, su "madre" había subido ahí arriba dejándolo solo y aburrido todo el día y sin una almohada en la que echar la siesta.
Las dos figuras se acercaron y Mikky decidió que era hora de presentarse, se levantó silenciosamente y saltó de una rama a otra hasta quedar a la altura suficiente para saltar directa al suelo, cerca de quien quiera que fueran.
-buenas noches ¿podrían decirme quienes son y que han venido a hacer?
-"¿tanto le costaba especificar la hora?" pensaba dando el último mordisco a su última galleta.
Hacía días había recibido un mensaje de su jefecito por su antiguo Den Den Mushi, el demonio de la niebla fue escueto, pero teniendo en cuenta el riesgo de que interceptaran el mensaje, no podía culparlo. solo el nombre de la isla, la localización y la fecha de hoy. eso había sido todo.
Ni siquiera le había insinuado para que estaba allí. podía ser para recibir alguna información, para darla o para echar una mano con algo, tratándose de Krauser podía ser cualquier cosa.
Llevaba ahí horas y la paciencia no era su punto fuerte, por suerte, en una de sus ojeada a la playa divisó un bote atracando.
dos figuras se bajaron, parecían hablar en voz baja. No sabía quienes eran, pero eran silenciosos, de no haber sido por la lente con aumento y visión nocturna en su ojo ni siquiera los habría notado.
No sabía para que estaban allí, podía ser que su misión fuera ayudarlos, podía ser que debiera cargárselos, recibir algo de ellos o entregarles algo...las posibilidades eran abundantes.
Se quedo inmóvil, esperando a que se acercaran, llevaba el largo cabello rojo recogido en una coleta alta, su acostumbrados shorts y camiseta negra, pero además de sus gemelas bien enfundadas en el arnés, un rifle se encontraba apoyado en el tronco del árbol y un pañuelo le cubría el cuello y parte de la cara.
Lo usaba más por disminuir el nauseabundo olor que por ocultar el rostro. Había tenido que escoger un lugar cerca de un montón de cadáveres. era terriblemente desagradable pero tenia buena visión de la costa y estaba bien oculta de cualquiera que mirara desde la playa al bosque, además, en caso de que se acercara alguien con los sentidos mejorados el nauseabundo olor cubriría bastante el suyo y el de Haku, que pululaba por los alrededores.
El gran tigre no estaba feliz que digamos, su "madre" había subido ahí arriba dejándolo solo y aburrido todo el día y sin una almohada en la que echar la siesta.
Las dos figuras se acercaron y Mikky decidió que era hora de presentarse, se levantó silenciosamente y saltó de una rama a otra hasta quedar a la altura suficiente para saltar directa al suelo, cerca de quien quiera que fueran.
-buenas noches ¿podrían decirme quienes son y que han venido a hacer?
Tennessee "Kid" Cooper
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Sin duda la actitud del caballero así como su optimismo eran dignos de orgullo, almas combativas como la de Mordred eran lo que necesitaba la Revolución para alzarse victoriosa contra el Gobierno Mundial, aunque el vaquero no pudo evitar preocuparse por como iba a actuar Mordred cuando ya no hubiese un combate que librar; el alma de un guerrero puede llegar a consumir a uno si no se anda con ojo. No obstante Kid conocía lo suficiente a su compañero como para saber que era de fiar, se había alistado en la revolución para liberar al mundo y a su isla natal, Britania, no le cabía duda que el caballero rubio se volvería un gran monarca si tenía la oportunidad de portar la corona; algo en lo cual las Quimeras se encargarían de ayudarle.
-Admiro tu optimismo compañero, pero estando en terreno desconocido y sin datos sobre el enemigo creo que sería mejor dejar en un segundo plano lo de rebanar cabezas y centrarnos en llegar cuanto antes a la fortaleza. Ahí ya podremos organizarnos para dar su merecido a todos los capullos que quieras- bromeó Kid.
Al parecer el Colmillo pareció seguir su consejo, decidiendo transformarse en su forma híbrida con el fin de poder detectar cualquier presencia hostil antes de que nos atacase. Siendo sinceros, el vaquero aún no se había acostumbrado a los poderes de su pareja, quizás incluso estuviese un poco celoso, en su opinión él era un simple niño con una pistolita en comparación a un espadachín altamente preparado poseedor de su propia fruta de diablo, mucho iba a tener que entrenar si no quería quedarse atrás.
Siguiéndole el paso finalmente llegaron al lado de una fosa común, cadáveres de tanto revolucionarios como marines se hallaban apilados cual basura en un gran agujero que desprendía un nauseabundo olor.
-Dios perdone a estos pobres diablos, no me gustaría estar en su pellejo la verdad- comentó en un tono respetuoso el vaquero mientras colocaba su sombrero en el pecho en señal de respeto.
-Por esto mismo la Revolución es necesaria, tenemos que encargarnos de que conflictos sin sentido se cobren víctimas como estas. Quizás no estés de acuerdo conmigo pero creo que luchar por luchar es innecesario- explicó mientras volvía a colocarse el sombrero y seguía el paso de Mordred.
Pero pocos pasos más adelante Cooper escuchó un leve ruido proveniente de las ramas, sacando rápidamente su revólver para apuntar hacia el origen del revuelo por puro instinto. De repente una mujer pelirroja apareció ante la pareja, por su vestimenta no se podía identificar bien a que bando pertenecía, pero a juzgar por las pistolas que llevaba en las piernas y el rifle a sus espaldas, parecía que compartía el gusto por los disparos de Kid.
-Buenas noches encanto, siento parecer grosero pero me temo que esa es información confidencial. No obstante, ¿qué hace una chica como tú en un bosque siniestro en medio de una guerra civil como este? Dependiendo de la respuesta puede que baje el arma o la dispare, tú decides, pero un último consejillo: Mi compañero aquí presente lleva días sin una buena pelea y le está entrando el mono, por lo que será mejor que midas tus palabras- dijo el vaquero mientras aún mantenía la mira de Pacificadora apuntando a la pelirroja.
Era demasiada coincidencia que apenas al llegar a la isla se cruzasen con un desconocido fuertemente armado en medio del bosque, era mejor prevenir que curar, no conocía la fuerza de la pelirroja pero siendo dos contra uno tenían las de ganar. Otra cosa es que aquella pistolera solo fuese la avanzadilla o la cabeza de turco de una tropa mayor, en ese caso solo tendrían la opción de huir e intentar perderlos de vista entre los frondosos árboles.
Pero a esta le iba a dar un voto de confianza, Tenneesse no era del tipo de persona que disparaba antes de preguntar así que esperaría a que la extraña se identificase.
-Admiro tu optimismo compañero, pero estando en terreno desconocido y sin datos sobre el enemigo creo que sería mejor dejar en un segundo plano lo de rebanar cabezas y centrarnos en llegar cuanto antes a la fortaleza. Ahí ya podremos organizarnos para dar su merecido a todos los capullos que quieras- bromeó Kid.
Al parecer el Colmillo pareció seguir su consejo, decidiendo transformarse en su forma híbrida con el fin de poder detectar cualquier presencia hostil antes de que nos atacase. Siendo sinceros, el vaquero aún no se había acostumbrado a los poderes de su pareja, quizás incluso estuviese un poco celoso, en su opinión él era un simple niño con una pistolita en comparación a un espadachín altamente preparado poseedor de su propia fruta de diablo, mucho iba a tener que entrenar si no quería quedarse atrás.
Siguiéndole el paso finalmente llegaron al lado de una fosa común, cadáveres de tanto revolucionarios como marines se hallaban apilados cual basura en un gran agujero que desprendía un nauseabundo olor.
-Dios perdone a estos pobres diablos, no me gustaría estar en su pellejo la verdad- comentó en un tono respetuoso el vaquero mientras colocaba su sombrero en el pecho en señal de respeto.
-Por esto mismo la Revolución es necesaria, tenemos que encargarnos de que conflictos sin sentido se cobren víctimas como estas. Quizás no estés de acuerdo conmigo pero creo que luchar por luchar es innecesario- explicó mientras volvía a colocarse el sombrero y seguía el paso de Mordred.
Pero pocos pasos más adelante Cooper escuchó un leve ruido proveniente de las ramas, sacando rápidamente su revólver para apuntar hacia el origen del revuelo por puro instinto. De repente una mujer pelirroja apareció ante la pareja, por su vestimenta no se podía identificar bien a que bando pertenecía, pero a juzgar por las pistolas que llevaba en las piernas y el rifle a sus espaldas, parecía que compartía el gusto por los disparos de Kid.
-Buenas noches encanto, siento parecer grosero pero me temo que esa es información confidencial. No obstante, ¿qué hace una chica como tú en un bosque siniestro en medio de una guerra civil como este? Dependiendo de la respuesta puede que baje el arma o la dispare, tú decides, pero un último consejillo: Mi compañero aquí presente lleva días sin una buena pelea y le está entrando el mono, por lo que será mejor que midas tus palabras- dijo el vaquero mientras aún mantenía la mira de Pacificadora apuntando a la pelirroja.
Era demasiada coincidencia que apenas al llegar a la isla se cruzasen con un desconocido fuertemente armado en medio del bosque, era mejor prevenir que curar, no conocía la fuerza de la pelirroja pero siendo dos contra uno tenían las de ganar. Otra cosa es que aquella pistolera solo fuese la avanzadilla o la cabeza de turco de una tropa mayor, en ese caso solo tendrían la opción de huir e intentar perderlos de vista entre los frondosos árboles.
Pero a esta le iba a dar un voto de confianza, Tenneesse no era del tipo de persona que disparaba antes de preguntar así que esperaría a que la extraña se identificase.
Mordred Pendragon
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Mi fruta del diablo era útil para poder detectar enemigos en mi alrededor, ya que me proporcionaba unas mejoras de mis sentidos. Pero claro estaba, acaba de conseguir la fruta hacía poco por lo que aún no la dominaba. A decir verdad, yo no quería en un principio ingerir una de esas legendarias nueces de Belcebú pero había cambiado de opinión ya que , en verdad , una fruta Zoan me proporcionaba un incremento en mis habilidades físicas además de proporcionarme algunas cosas más como visión nocturna. Como dije antes, aún estaba aprendiendo a controlar mis habilidades por lo que no pude detectar a una mujer extraña que se había mostrado ante nosotros. Se trataba de una mujer cuyo cabello era de tono rojizo y largo aparte de que estaba armada con dos pistolas. La desconocida nos preguntó nuestra identidad y que hacíamos en la isla.
Temí que fuera parte del ejército enemigo, así que desenvainé mi espada por si planeaba atacarnos. Mi compañero también estaba alerta, ya que apuntaba a la mujer con su pistola. - Mi compañero tiene razón, no podemos desvelar nuestros nombres ya que eso pondría en peligro no solo a nosotros, sino a otras personas que hemos venido a ayudar. Espero que no seas parte del Gobierno, ya que eso... podría ser malo - dije volviendo a mi forma normal pero con todos mis sentidos puestos en la mujer que se hallaba frente a nosotros. A decir verdad, si ella era una marine o miembro del Cipher Pol sería algo entretenido para mí ya que quería empezar a luchar ya. Pero lo mejor era esperar a que se identificase primero antes de atacar. A lo mejor podía ser una aliada o alguna civil.
- Mejor presentate tú, depende de lo que digas igual tienes suerte y te decimos quienes somos. Pero eso depende del lado en el que estés , no podemos arriesgarnos a que el enemigo sepa quienes somos - dije aguardando cualquier posible movimiento hostil.
Temí que fuera parte del ejército enemigo, así que desenvainé mi espada por si planeaba atacarnos. Mi compañero también estaba alerta, ya que apuntaba a la mujer con su pistola. - Mi compañero tiene razón, no podemos desvelar nuestros nombres ya que eso pondría en peligro no solo a nosotros, sino a otras personas que hemos venido a ayudar. Espero que no seas parte del Gobierno, ya que eso... podría ser malo - dije volviendo a mi forma normal pero con todos mis sentidos puestos en la mujer que se hallaba frente a nosotros. A decir verdad, si ella era una marine o miembro del Cipher Pol sería algo entretenido para mí ya que quería empezar a luchar ya. Pero lo mejor era esperar a que se identificase primero antes de atacar. A lo mejor podía ser una aliada o alguna civil.
- Mejor presentate tú, depende de lo que digas igual tienes suerte y te decimos quienes somos. Pero eso depende del lado en el que estés , no podemos arriesgarnos a que el enemigo sepa quienes somos - dije aguardando cualquier posible movimiento hostil.
Minako "two hands"
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Akuma no mi
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Minako plantó sus ojos dorados en el arma que la apuntó en primer lugar y sus ojos brillaron con interés. Como siempre que veía una nueva pistola, sentía deseos de probarla y comprobarla de arriba a abajo.
-"no es el momento, tal vez más tarde"- se dijo prestando atención al tipo que la apuntaba y que le preguntaba que hacia ella allí, amenazando con dispararle si no le gustaba la respuesta.
Frunció el ceño, no le gustaban esas palabras, ni esa actitud, amigo o enemigo tal vez debería darle una buena paliza. Comprendía que estuviera renuente a decirle su nombre, incluso admiraba su previsión de mantener su arma apuntándole, teniendo en cuenta que no sabían si ella era o no un peligro.
Pero nadie, jamás, tenia los huevos de llamarle encanto sin recibir una patada en sus "encantos" masculinos.
Estaba tratando de decidir si merecía la pena terminar de escucharlos o realmente debía dejarle las joyas d la corona de corbata de una patada cuando escuchó un bajo gruñido y dos brillantes ojos amarillos aparecieron entre las altas plantas.
Sonrió de medio lado, Haku estaba de muy mal humor hoy, odiaba que lo dejara solo tanto tiempo si no tenía al menos una buena cama de almohadas y su buen cuenco de alimento, pero si algo mosqueaba de verdad a su bebé felino era que desconocidos, sobretodo hostiles desconocidos, se acercaran a ella, y mucho menos que la amenazaran con armas.
Chasqueó la lengua dos veces para que se calmara un poco aunque sabía que el enorme tigre blanco no atacaría a nadie si ella no se lo ordenaba.
Miró al espadachín y este también le pidió que se identificara e insinuó problemas si pertenecía al bando del gobierno.
No pudo evitar relajarse y echar la cabeza hacia atrás riendo con ganas.
-¿es en serio? Krauser debe estar como una cabra para enviaros a mi con tan poco sentido común.
Dejó de reír, y se bajó el pañuelo aunque el olor era casi insoportable, quería darles una muestra de buena fe mostrándoles la cara completa.
-me caes bien-dijo señalando al espadachín y asintiendo-tu me caerías bien si no me llamaras como no debes, déjame darte un consejo, deja los halagos para las damiselas, lo Mario que conseguirás de mi con ellos es una patada en donde no te gustaría.
Más tranquila, reacomodó el fusil en su hombro y se agachó para recibir al tigre que camino hacia ella tan pronto como lo llamó palmeando su pierna.
-voy a daros unos consejos que os serán útiles, medid vuestras palabras, habéis tenido suerte de que fuera yo. tu, es de la pistola chachi, no amenaces con disparas si no puedes hacerlo, está claro por la forma en que llegasteis y os movéis que no queréis llamar la atención, un disparo seria como una diana en el culo que atraería a todo el mundo a vosotros y eso no os conviene y tu s no querías revelar información no lo has ocultado muy bien, prácticamente me has dicho de que bando estáis....si esperas que yo no sea del gobierno para evitarnos problemas...está claro que no eres un marine y estando aquí, solo queda una posibilidad ¿verdad?
Habló calmadamente mientras acariciaba la cabeza de Haku, rascándole tras las orejas.
-"no es el momento, tal vez más tarde"- se dijo prestando atención al tipo que la apuntaba y que le preguntaba que hacia ella allí, amenazando con dispararle si no le gustaba la respuesta.
Frunció el ceño, no le gustaban esas palabras, ni esa actitud, amigo o enemigo tal vez debería darle una buena paliza. Comprendía que estuviera renuente a decirle su nombre, incluso admiraba su previsión de mantener su arma apuntándole, teniendo en cuenta que no sabían si ella era o no un peligro.
Pero nadie, jamás, tenia los huevos de llamarle encanto sin recibir una patada en sus "encantos" masculinos.
Estaba tratando de decidir si merecía la pena terminar de escucharlos o realmente debía dejarle las joyas d la corona de corbata de una patada cuando escuchó un bajo gruñido y dos brillantes ojos amarillos aparecieron entre las altas plantas.
Sonrió de medio lado, Haku estaba de muy mal humor hoy, odiaba que lo dejara solo tanto tiempo si no tenía al menos una buena cama de almohadas y su buen cuenco de alimento, pero si algo mosqueaba de verdad a su bebé felino era que desconocidos, sobretodo hostiles desconocidos, se acercaran a ella, y mucho menos que la amenazaran con armas.
Chasqueó la lengua dos veces para que se calmara un poco aunque sabía que el enorme tigre blanco no atacaría a nadie si ella no se lo ordenaba.
Miró al espadachín y este también le pidió que se identificara e insinuó problemas si pertenecía al bando del gobierno.
No pudo evitar relajarse y echar la cabeza hacia atrás riendo con ganas.
-¿es en serio? Krauser debe estar como una cabra para enviaros a mi con tan poco sentido común.
Dejó de reír, y se bajó el pañuelo aunque el olor era casi insoportable, quería darles una muestra de buena fe mostrándoles la cara completa.
-me caes bien-dijo señalando al espadachín y asintiendo-tu me caerías bien si no me llamaras como no debes, déjame darte un consejo, deja los halagos para las damiselas, lo Mario que conseguirás de mi con ellos es una patada en donde no te gustaría.
Más tranquila, reacomodó el fusil en su hombro y se agachó para recibir al tigre que camino hacia ella tan pronto como lo llamó palmeando su pierna.
-voy a daros unos consejos que os serán útiles, medid vuestras palabras, habéis tenido suerte de que fuera yo. tu, es de la pistola chachi, no amenaces con disparas si no puedes hacerlo, está claro por la forma en que llegasteis y os movéis que no queréis llamar la atención, un disparo seria como una diana en el culo que atraería a todo el mundo a vosotros y eso no os conviene y tu s no querías revelar información no lo has ocultado muy bien, prácticamente me has dicho de que bando estáis....si esperas que yo no sea del gobierno para evitarnos problemas...está claro que no eres un marine y estando aquí, solo queda una posibilidad ¿verdad?
Habló calmadamente mientras acariciaba la cabeza de Haku, rascándole tras las orejas.
Tennessee "Kid" Cooper
Fama
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fuerza
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Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El vaquero se estaba preguntando internamente quien demonios era aquella pelirroja y como sabía que eran subordinados de Krauser, su jefe no era propenso a soltar información si no es a una persona de confianza, por lo que tendría que fiarse de la pistolera y darle el voto de confianza. Tras reír esta se bajó el pañuelo que tapaba su rostro, sin duda era hermosa.
-Vaya, parece que ya tienes otra persona que comparte tu punto de vista sobre la eficacia de mis halagos Mo-san- bromeó Kid omitiendo la leve amenaza que había recibido, ya se había acostumbrado a los continuos cabreos y golpes propinados por Mordred debido a sus coqueteos; Tenneesse tenía que reconocer que le encantaba ver a su rubio compañero salirse de sus casillas con tan solo decir un par d epalabras, pero en el fondo respetaba al espadachín profundamente.
De repente un enorme tigre blanco apareció en su posición alertando a Cooper, el cual por instinto apuntó con su revólver hacia el animal para finalmente bajar el arma al ver como el felino obedecía fielmente las órdenes de la desconocida. Por suerte esta pareció relajarse, aunque contaban con la ventaja numérica ni Mordred ni él conocían las habilidades del enemigo, y tampoco le ilusionaba mucho la idea de tener que pelear con un maldito tigre.
-Bueno, creo que la presentación inicial deja un poco más que desear. No eres la única aquí que puede razonar, por lo que llegado este punto y tras ver que tienes "carácter" así como que sabías con quien trabajamos, no puedes ser otra persona más que la famosa esposa del jefe; la infiltrada.- razonó Kid mientras enfundaba su arma y encendía un pitillo a la vez que formaba una sonrisa en su rostro. Krauser estaba locamente enamorado de su pareja, teniendo como prioridad su seguridad por lo que apenas aportaba datos sobre ella, no obstante era corriente oír historias sobre el genio fuerza de voluntad que su cónyuge tenía, una descripción que encajaba a la perfección con la desconocida.
-Te pido disculpas por nuestra ruda presentación, pero estamos en medio de una guerra y tenemos los nervios crispados.
Mi nombre es Tenneesse "Kid" Cooper, y mi compañero es Mordred, conociéndoos os llevaréis bien- comentó en tono de broma con el fin de aliviar la tensión del ambiente mientras colocaba su sombrero en el pecho.
-Una bala entre tanto revuelo no sería nada fuera de lo común, pero me temo que en este bosque el silencio reina por lo que tendrías razón, y más si prolongásemos la batalla y por consiguiente el sonido. Fuiste astuta aprovechando nuestra metedura de pata, sin duda debes de tener una buena cabeza como para poder enrolarte durante tanto tiempo en las filas enemigas sin ser descubierta. No esperaba menos de la novia del jefe- declaró mientras se aproximaba unos pasos hacia la mujer y su mascota.
-Hemos sido enviados a brindar apoyo a las tropas revolucionarias en el conflicto por la isla, ahora mismo nos dirigíamos a la base. No sé si será buena idea que nos acompañes hasta allá, pero agradecería que por lo menos nos moviésemos un poco para charlar más tranquilamente alejados de este olor nauseabundo- dijo mientras que con una mano señalaba la fosa común y con la otra se tapaba la nariz en un gesto con intención de enfatizar el mal olor proveniente del cúmulo de cadáveres.
-Vaya, parece que ya tienes otra persona que comparte tu punto de vista sobre la eficacia de mis halagos Mo-san- bromeó Kid omitiendo la leve amenaza que había recibido, ya se había acostumbrado a los continuos cabreos y golpes propinados por Mordred debido a sus coqueteos; Tenneesse tenía que reconocer que le encantaba ver a su rubio compañero salirse de sus casillas con tan solo decir un par d epalabras, pero en el fondo respetaba al espadachín profundamente.
De repente un enorme tigre blanco apareció en su posición alertando a Cooper, el cual por instinto apuntó con su revólver hacia el animal para finalmente bajar el arma al ver como el felino obedecía fielmente las órdenes de la desconocida. Por suerte esta pareció relajarse, aunque contaban con la ventaja numérica ni Mordred ni él conocían las habilidades del enemigo, y tampoco le ilusionaba mucho la idea de tener que pelear con un maldito tigre.
-Bueno, creo que la presentación inicial deja un poco más que desear. No eres la única aquí que puede razonar, por lo que llegado este punto y tras ver que tienes "carácter" así como que sabías con quien trabajamos, no puedes ser otra persona más que la famosa esposa del jefe; la infiltrada.- razonó Kid mientras enfundaba su arma y encendía un pitillo a la vez que formaba una sonrisa en su rostro. Krauser estaba locamente enamorado de su pareja, teniendo como prioridad su seguridad por lo que apenas aportaba datos sobre ella, no obstante era corriente oír historias sobre el genio fuerza de voluntad que su cónyuge tenía, una descripción que encajaba a la perfección con la desconocida.
-Te pido disculpas por nuestra ruda presentación, pero estamos en medio de una guerra y tenemos los nervios crispados.
Mi nombre es Tenneesse "Kid" Cooper, y mi compañero es Mordred, conociéndoos os llevaréis bien- comentó en tono de broma con el fin de aliviar la tensión del ambiente mientras colocaba su sombrero en el pecho.
-Una bala entre tanto revuelo no sería nada fuera de lo común, pero me temo que en este bosque el silencio reina por lo que tendrías razón, y más si prolongásemos la batalla y por consiguiente el sonido. Fuiste astuta aprovechando nuestra metedura de pata, sin duda debes de tener una buena cabeza como para poder enrolarte durante tanto tiempo en las filas enemigas sin ser descubierta. No esperaba menos de la novia del jefe- declaró mientras se aproximaba unos pasos hacia la mujer y su mascota.
-Hemos sido enviados a brindar apoyo a las tropas revolucionarias en el conflicto por la isla, ahora mismo nos dirigíamos a la base. No sé si será buena idea que nos acompañes hasta allá, pero agradecería que por lo menos nos moviésemos un poco para charlar más tranquilamente alejados de este olor nauseabundo- dijo mientras que con una mano señalaba la fosa común y con la otra se tapaba la nariz en un gesto con intención de enfatizar el mal olor proveniente del cúmulo de cadáveres.
Mordred Pendragon
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La desconocida era alguien de armas tomar, tenía una forma de ser que podría complementarse con la mía. Cuando apareció un enorme tigre blanco no me asusté, es más, lo miré con admiración ya que los tigres y los leones siempre me habían gustado desde la niñez. La mujer se molestó con el joven Kid, me agradaba aquella mujer solo por eso. Era cierto que a veces mi compañero me picaba llamándome "encanto" y otros tipos de palabras dulces. A pesar de que me llevaba bien con él, habían veces que mi ira me dominaba y le acababa golpeando para que guardara silencio. La pistolera desconocida se identificó como aliada del ejército revolucionario. -"Maldición, parece que la he cagado"- pensé mientras bajaba la espada y la volvía a enfundar en la espalda.
- Disculpa a mi compañero, hay veces que no sabe medir cuando ni a quien decirle halagos. Tu también me caes bien, sobre todo porque no caes ante los encantos de este vaquero donjuan - dije sonriéndole a Kid a modo de broma. - Me gusta tu mascota, es una bestia majestuosa y temible. Siempre he querido tener un gran felino como fiel compañero pero de momento no soy capaz de cuidarlo como se merece.
Me quedé mirando al tigre mientras los otros dos seguían hablando. En cuanto la supuesta amada del jefe nos dió un par de consejos sobre nuestra forma de obrar, no pude evitar abrir la boca - No te preocupes por nosotros, que vengan esos perros del Gobierno que mi acero y las balas de Kid les estarán esperando. Es cierto que no debí decir lo del Gobierno, pero da lo mismo. Odio las misiones de sigilo, lo mío es más de cuerpo a cuerpo y de forma directa. Nunca he sido buena para espiar y pasar inadvertida - comenté caminando de un lado a otro.
- Entonces somos aliados, visto lo visto. Propongo que empecemos nuestra marcha al cuartel, hay gente que necesita un poco de ayuda y no me puedo negar a una petición en la que hayan batallas - comencé a caminar rumbo al destino original, esperando que la mujer y el vaquero me siguieran.
- Disculpa a mi compañero, hay veces que no sabe medir cuando ni a quien decirle halagos. Tu también me caes bien, sobre todo porque no caes ante los encantos de este vaquero donjuan - dije sonriéndole a Kid a modo de broma. - Me gusta tu mascota, es una bestia majestuosa y temible. Siempre he querido tener un gran felino como fiel compañero pero de momento no soy capaz de cuidarlo como se merece.
Me quedé mirando al tigre mientras los otros dos seguían hablando. En cuanto la supuesta amada del jefe nos dió un par de consejos sobre nuestra forma de obrar, no pude evitar abrir la boca - No te preocupes por nosotros, que vengan esos perros del Gobierno que mi acero y las balas de Kid les estarán esperando. Es cierto que no debí decir lo del Gobierno, pero da lo mismo. Odio las misiones de sigilo, lo mío es más de cuerpo a cuerpo y de forma directa. Nunca he sido buena para espiar y pasar inadvertida - comenté caminando de un lado a otro.
- Entonces somos aliados, visto lo visto. Propongo que empecemos nuestra marcha al cuartel, hay gente que necesita un poco de ayuda y no me puedo negar a una petición en la que hayan batallas - comencé a caminar rumbo al destino original, esperando que la mujer y el vaquero me siguieran.
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