Página 2 de 2. • 1, 2
Yumiko Mei
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Ivan respondió como había esperado, iban a venir a ayudarme con la caza y eso me hizo sentirme mucho más segura de lo que iba a hacer a continuación. Seguí caminando lentamente por entre el pequeño bosque de cajas y mercancía hasta dar con un grupo de hombres que caminaban en dirección a la entrada al túnel. Eran seis y de encontrarse con los cuerpos solo me irían a traer problemas y lo último que quería es que cerrasen indefinidamente la entrada al puerto y dejasen fuera a mis compañeros. Con suma discreción tomé mi arco y creé ocho flechas de energía, iría a utilizar una técnica que llevaba tiempo sin usar, Multiple Arrow Shot. Con esto podría disparar las ocho flechas a esos seis objetivos a la vez. La razón de las últimas dos era en caso de que fallase alguna de las seis anteriores.
Me subí a las cajas para tener una mejor visión y vi que había algunos mirando en mi dirección en los barcos, pero estaban un poco lejos como para darse cuenta de mi movimiento. Con las flechas en la cuerda del arco y los seis hombres alejándose de mí, apunté, tensé la cuerda y envolví las flechas en un color negro debido al haki de armadura. El objetivo era la garganta de todos, de esa forma no podrían soltar ninguna palabra ni grito de socorro y no llamarían la atención. Pude ver con el haki de observación que detrás mía se acercaba otro hombre, pero ya fue muy tarde, disparé las flechas y con suma rapidez atravesaron el denso aire de la burbuja hasta alcanzar la garganta de cada uno de los seis hombres. Las últimas dos flechas acabaron en un lugar inesperado, un grupo de cajas no muy lejos de mi cargadas de frascos y jarrones de porcelana explotó y hizo un montón de ruido.
Me giré rápidamente e intenté bajar de las cajas, pero la mirada del hombre de detrás mía ya se encontraba sobre mi, una bala atravesó un mechón de mi pelo justo por encima de mi oreja izquierda. Me paré para calcular y tomé otra flecha, sin pensar mucho y haciendo uso por completo de mi haki de observación disparé sin estar del todo segura donde se encontraba mi objetivo. Detrás de una caja y justo debajo mía, la flecha alcanzó el suelo y hizo un pequeño agujero. Dos metros más a la izquierda volví a sentir la presencia del hombre, se movía con rapidez y disparaba bastante bien, pero no iría a ser suficiente con mi haki de observación, el problema es que el sonido ya había llamado la atención de los demás que se estaban agrupando para ver que había pasado. Algunos gritaban "¡Ataque! ¡Estamos ante un ataque!".
Tomé una segunda flecha y disparé, esta vez ya había visto al hombre, un pelinegro de no más de metro y medio de altura y con una chaqueta negra azabache. El objetivo era su pecho, pero la velocidad del hombre le permitió esquivar el proyectil un poco, aunque no suficiente. La flecha atravesó su pulmón derecho y aunque eso era suficiente para parar a alguien por completo, el hombre apuntó y disparó su arma con desesperación pero sin falta de precisión, la bala alcanzó mi hombro izquierdo aunque intenté esquivarlo. Estaba a menos de diez metros, no podía haberla esquivado por mucho que me hubiese empeñado. El balazo atravesó el hombro y se quedó incrustado, no sin antes provocar un enorme dolor en todo mi cuerpo. Me quedé parada casi veinte segundos y después me di cuenta que no estaba segura ahí, me mordí el labio inferior y corrí hacia el otro lado del bosque de cajas. El sonido de gente viniendo estaba cubriendo todo el ambiente y la confusión era bastante grande también.
-¡Ahí! ¡A por ella!- Gritó un hombre que pareció haberme visto. Un marinero con ojos verdes y una corta melena de color rojo cobre y con un machete en una mano, la otra la estaba usando para apuntar hacia mí.
Miré por un segundo atrás y vi como otra bala estaba viniendo en mi dirección, salté por instinto hacia la derecha y me golpeé con una caja, el dolor del balazo se estaba volviendo insoportable. Después de golpear en la caja vi como otra bala venía en mi dirección, reaccioné y me tumbé para esquivarla, la caja fue golpeada y el sonido de metal contra metal se hacía eco en ese sitio. Algunos estaban maldiciendo y otros seguían corriendo con las espadas preparadas para cortarme, no tenía muchas opciones y el arco me iba a ser un poquito difícil utilizarlo. Dejé que se acercaran bastante y salté una vez cargaron contra mí, tres golpearon contra las cajas de cosas metálicas, que se rompieron y dejaron ver un montón de espadas y otras armas. En el aire tomé con toda mi fuerza el hombro izquierdo y apreté todo lo que pude y más. El dolor aunque insoportable era necesario, pocos instantes después la bala salió, aunque no sin una buena cantidad de sangre. Caí al suelo y seguí corriendo, esta vez esquivé otras dos balas, pero el sitio no era tan grande como quería para escapar, necesitaba que mis compañeros llegaran pronto si no quería acabar muerta.
Los nanobots hicieron el resto, pararon la hemorragia rápidamente y cerraron la herida, aunque eso no significaba que dejara de doler, pero ya no tendría que preocuparme de moverme demasiado. Me paré de golpe y apunté al cielo, intentando formar un arco para que las flechas cayesen sobre mi. No quería disparar muy fuerte para que no atravesaran la burbuja en la que nos encontrábamos. Disparé cien flechas de energía hacia el cielo y con poca fuerza, caerían quizás más lento de lo que quería pero serían suficiente distracción. Cuando terminé de lanzar la última otra bala pasó por al lado de mi brazo izquierdo, raspando la piel y dejando una pequeña herida superficial. Como la herida anterior dolía más casi ni noté este disparo, pero no quería volver a recibir un balazo de lleno y estos piratas parecían conocer sus armas.
Eran alrededor de diez personas, más los que iban a venir de la zona de barcos, que quizás formaban otros cincuenta. De entre estas personas no conseguí distinguir a Rin Oro y eso me mosqueaba, pues solo podría significar que estaba corriendo hacia una trampa o que ya me tenían semi-cazada. Los hombres no dejaban de maldecir cada disparo fallido y seguían intentando alcanzarme con sus espadas, cosa que iba a ser bastante complicada, al menos hasta que me terminase cansando de correr. Seguí zigzagueando entre cajas, algunas acababan rompiéndose debido a los disparos de los de atrás mía pero no consiguieron darme ningún disparo más, al menos no en ese tramo. Finalmente alcancé la puerta del túnel de nuevo y no tenía otra opción que hacerles frente, tomé el arco y cargué diez flechas a la vez, eso sería suficiente para eliminar a un buena cantidad de ellos. Si no pasaba nada a continuación soltaría la cuerda tensada. Estas flechas tan negras como las primeras ocho, el haki armadura sería necesario si quería hacer un daño sustancia. Si escuchase ruidos al otro lado abriría la puerta, con la esperanza de que los ruidos proviniesen de mis compañeros.
Me subí a las cajas para tener una mejor visión y vi que había algunos mirando en mi dirección en los barcos, pero estaban un poco lejos como para darse cuenta de mi movimiento. Con las flechas en la cuerda del arco y los seis hombres alejándose de mí, apunté, tensé la cuerda y envolví las flechas en un color negro debido al haki de armadura. El objetivo era la garganta de todos, de esa forma no podrían soltar ninguna palabra ni grito de socorro y no llamarían la atención. Pude ver con el haki de observación que detrás mía se acercaba otro hombre, pero ya fue muy tarde, disparé las flechas y con suma rapidez atravesaron el denso aire de la burbuja hasta alcanzar la garganta de cada uno de los seis hombres. Las últimas dos flechas acabaron en un lugar inesperado, un grupo de cajas no muy lejos de mi cargadas de frascos y jarrones de porcelana explotó y hizo un montón de ruido.
Me giré rápidamente e intenté bajar de las cajas, pero la mirada del hombre de detrás mía ya se encontraba sobre mi, una bala atravesó un mechón de mi pelo justo por encima de mi oreja izquierda. Me paré para calcular y tomé otra flecha, sin pensar mucho y haciendo uso por completo de mi haki de observación disparé sin estar del todo segura donde se encontraba mi objetivo. Detrás de una caja y justo debajo mía, la flecha alcanzó el suelo y hizo un pequeño agujero. Dos metros más a la izquierda volví a sentir la presencia del hombre, se movía con rapidez y disparaba bastante bien, pero no iría a ser suficiente con mi haki de observación, el problema es que el sonido ya había llamado la atención de los demás que se estaban agrupando para ver que había pasado. Algunos gritaban "¡Ataque! ¡Estamos ante un ataque!".
Tomé una segunda flecha y disparé, esta vez ya había visto al hombre, un pelinegro de no más de metro y medio de altura y con una chaqueta negra azabache. El objetivo era su pecho, pero la velocidad del hombre le permitió esquivar el proyectil un poco, aunque no suficiente. La flecha atravesó su pulmón derecho y aunque eso era suficiente para parar a alguien por completo, el hombre apuntó y disparó su arma con desesperación pero sin falta de precisión, la bala alcanzó mi hombro izquierdo aunque intenté esquivarlo. Estaba a menos de diez metros, no podía haberla esquivado por mucho que me hubiese empeñado. El balazo atravesó el hombro y se quedó incrustado, no sin antes provocar un enorme dolor en todo mi cuerpo. Me quedé parada casi veinte segundos y después me di cuenta que no estaba segura ahí, me mordí el labio inferior y corrí hacia el otro lado del bosque de cajas. El sonido de gente viniendo estaba cubriendo todo el ambiente y la confusión era bastante grande también.
-¡Ahí! ¡A por ella!- Gritó un hombre que pareció haberme visto. Un marinero con ojos verdes y una corta melena de color rojo cobre y con un machete en una mano, la otra la estaba usando para apuntar hacia mí.
Miré por un segundo atrás y vi como otra bala estaba viniendo en mi dirección, salté por instinto hacia la derecha y me golpeé con una caja, el dolor del balazo se estaba volviendo insoportable. Después de golpear en la caja vi como otra bala venía en mi dirección, reaccioné y me tumbé para esquivarla, la caja fue golpeada y el sonido de metal contra metal se hacía eco en ese sitio. Algunos estaban maldiciendo y otros seguían corriendo con las espadas preparadas para cortarme, no tenía muchas opciones y el arco me iba a ser un poquito difícil utilizarlo. Dejé que se acercaran bastante y salté una vez cargaron contra mí, tres golpearon contra las cajas de cosas metálicas, que se rompieron y dejaron ver un montón de espadas y otras armas. En el aire tomé con toda mi fuerza el hombro izquierdo y apreté todo lo que pude y más. El dolor aunque insoportable era necesario, pocos instantes después la bala salió, aunque no sin una buena cantidad de sangre. Caí al suelo y seguí corriendo, esta vez esquivé otras dos balas, pero el sitio no era tan grande como quería para escapar, necesitaba que mis compañeros llegaran pronto si no quería acabar muerta.
Los nanobots hicieron el resto, pararon la hemorragia rápidamente y cerraron la herida, aunque eso no significaba que dejara de doler, pero ya no tendría que preocuparme de moverme demasiado. Me paré de golpe y apunté al cielo, intentando formar un arco para que las flechas cayesen sobre mi. No quería disparar muy fuerte para que no atravesaran la burbuja en la que nos encontrábamos. Disparé cien flechas de energía hacia el cielo y con poca fuerza, caerían quizás más lento de lo que quería pero serían suficiente distracción. Cuando terminé de lanzar la última otra bala pasó por al lado de mi brazo izquierdo, raspando la piel y dejando una pequeña herida superficial. Como la herida anterior dolía más casi ni noté este disparo, pero no quería volver a recibir un balazo de lleno y estos piratas parecían conocer sus armas.
Eran alrededor de diez personas, más los que iban a venir de la zona de barcos, que quizás formaban otros cincuenta. De entre estas personas no conseguí distinguir a Rin Oro y eso me mosqueaba, pues solo podría significar que estaba corriendo hacia una trampa o que ya me tenían semi-cazada. Los hombres no dejaban de maldecir cada disparo fallido y seguían intentando alcanzarme con sus espadas, cosa que iba a ser bastante complicada, al menos hasta que me terminase cansando de correr. Seguí zigzagueando entre cajas, algunas acababan rompiéndose debido a los disparos de los de atrás mía pero no consiguieron darme ningún disparo más, al menos no en ese tramo. Finalmente alcancé la puerta del túnel de nuevo y no tenía otra opción que hacerles frente, tomé el arco y cargué diez flechas a la vez, eso sería suficiente para eliminar a un buena cantidad de ellos. Si no pasaba nada a continuación soltaría la cuerda tensada. Estas flechas tan negras como las primeras ocho, el haki armadura sería necesario si quería hacer un daño sustancia. Si escuchase ruidos al otro lado abriría la puerta, con la esperanza de que los ruidos proviniesen de mis compañeros.
- Algunas cosas usadas:
Yumiko los puede controlar con las siguientes órdenes:- Nanobots(Cleaning Bots):
- Nombre del objeto: Nanobots(Cleaning robots)
Características del objeto: Se trata de pequeños robots que se dedican a ir limpiando el cuerpo de las sustancias perjudiciales que en este entren. Puede eliminar desde venenos hasta todo tipo de sustancia, siempre que no supere la velocidad de limpieza, es decir, si me sumerjo totalmente en ácido, por más que lo intente, los robots no limpiaran todo el cuerpo. Estos robots tienen un sistema para su propia limpieza y control y pueden ser redirigidos a zonas concretas para aumentar la limpieza en esa zona.
Habilidades especiales: Son de una aleación de acero y cromo, es decir, acero inoxidable y pueden aumentar la regeneración en las zonas a las que se redirijan. Elimina venenos a una velocidad media.- Descripción Gráfica:
- Multiple Shot:
- Yumiko se ha vuelto capaz tras su duro entrenamiento de disparar varias flechas a diferentes objetivos en un mismo disparo, es decir, se toman varias flechas, se tensa la cuerda con todas y se disparan, Yumiko las controla usando su energía y las dirige hacia sus objetivos, esto es posible debido al duro entrenamiento como tiradora y sobre todo como arquera. Dependiendo de su nivel podrá dispara más o menos flechas al mismo tiempo y a objetivos específicos con menor o mayor precisión.
A continuación está la tabla por la que se rigen sus niveles de poder:- Tabla de niveles:
Nivel Efecto 40 Yumiko puede disparar hasta 4 flechas a la vez y apuntando a 4 enemigos, eso sí, las flechas tendrán una muy menor precisión que si fueran disparadas una a una. 50 Las flechas que Yumiko puede lanzar y los objetivos que esta puede apuntar aumenta a 6, las flechas tienen una precisión aún bastante menor a las disparadas normalmente. 60 Yumiko ya puede lanzar 8 flechas y apuntar a 8 objetivos distintos, así como sus flechas se mantienen mucho mejor en el vuelo y alcanzan una precisión mucho mayor. 70 Las flechas se lanzan ya con una precisión casi endiablada, consiguiendo dar a un total de 10 objetivos distintos. 80 Con más práctica aún, Yumiko ya puede disparar 15 flechas a 15 objetivos distintos y con una precisión sobrehumana. 90 La precisión es asombrosa y envidiable, las flechas que Yumiko puede lanzar a sus objetivos ya son 20. 100 Las flechas que puede lanzar y darán a sus objetivos son 30 a la vez, siendo eso un trabajo muy muy complicado para cualquier arquero que no pueda sujetar ni dos flechas en una mano, Yumiko es capaz de sujetar 30. Todas estas flechas son lanzadas con máxima precisión.
- Rain-Bow:
- Se trata de un arco capaz de disparar y crear sus propias flechas de energía. Las flechas disparadas por este arco alcanzan la velocidad de 350m/s y dejan una estela arcoiris casi invisible en su trayectoria. El arco, por otro lado, esta repleto de mecanismos que le permiten alcanzar esta velocidad de disparo y también contiene una especie de mecanismo capaz de crear las flechas de energía que se usan posteriormente.
- Descripción completa y habilidades especiales:
- Se trata de un arco hecho casi en su totalidad de una aleación de acero y aluminio y los mecanismos por otro lado de acero y algunos de oro para su menor degradación. La cuerda es una fibra muy fina compuesta por multitud de telarañas, la composición de la cuerda es tan resistente y flexible que supera con creces la resistencia del kevlar y la flexibilidad de un elastómero. El arco se ajusta perfectamente a la mano de un usuario y no afecta en nada su sistema de creación de flechas, porque este se encuentra muy bien escondido y tapado. Sus flechas dejan una estela arcoiris y viajan a la velocidad de 300m/s y además puede crear sus propias flechas de energía.
- Descripción Gráfica:
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Sonrió al escuchar la respuesta de Albus, pues era exactamente lo que esperaba. Un cocinero era lo que les hacía falta ahora mismo abordo, y de hecho bastante urgentemente. Le hizo una inclinación medio burlona, imitando una de auténtico respeto y dijo:
- Bienvenido al gremio, señor Elessar - le tendió una botella - Creo que esto te vendrá bien para la batalla que se avecina. No te la bebas entera salvo que te veas en un auténtico aprieto. Uno o dos tragos deberían bastar.
Se dirigió a la salida del café silbando alegremente. Iban a tener que moverse rápido para no perderse la fiesta, pero... no tenía claro que Albus pudiera. Tal vez lo mejor sería que Zero y Deri lo llevaran y que él se adelantara volando. Si Yumi les había pedido ayuda era posible que fuese porque se encontrara en auténticos aprietos. Una vez fuera se giró hacia ellos, desenvainando a Vanator:
- Deri, lleva a Albus a tu lomo. Yo me adelantaré volando. Ah, por cierto, ¿dónde es el puerto pirata?
Tras recibir la respuesta del gusano, dio un fuerte salto y comenzó a elevarse en el aire, echando a volar todo lo rápido que pudo. En medio del vuelo sus ojos se volvieron dorados y sus colmillos crecieron, al tiempo que la cálida sensación del alcohol desaparecía de su cuerpo. El vuelo pese a ser corto se le hizo eterno, pues estaba deseando llegar y comenzar a cortar piratas por la mitad. A través de la enorme burbuja principal podía ver una más pequeña en la dirección que le había indicado Deri, y un túnel que las conectaba. Indudablemente debía ser allí. Se posó a la entrada del túnel, observando los cuerpo de los dos guardias saeteados. Podía escuchar que uno seguía vivo... con una sonrisa lo agarró por el cuello y lo levantó, mientras este gorgoteaba agonizante. Su tormento duró pocos segundos más, pues el vampiro se ocupó de atravesar su cuerpo y drenar su energía vital con Vanator, poniendo fin a su vida. Tras eso tiró el cadáver a un lado y entró en el túnel silbando mientras hacía girar la espada. Dio buena cuenta de otros dos guardias inconscientes en el interior, aprovechando para drenarlos tanto de energía como de sangre. Al fondo las puertas estaban cerrándose y podía escuchar ruidos de pelea. ¿Le negaban la entrada al banquete? Ningún problema, él lo arreglaría. Cerró los ojos y buscó la presencia de los que estaban tras el portón, centrándose en su posición. Entonces hendiendo el aire con su arma generó una onda roja que cortó la puerta por la mitad y a los piratas tras ella. La abrió de una patada con una sonrisa.
- Toc toc cabronazos.
Al instante se desató una lluvia de balas sobre él, atravesándole por todos lados: torso, brazos, cabeza, piernas... cuando acabaron con él era un colador humano lleno de agujeros. El vampiro se rió gorgoteando y dijo:
- Buen recibimiento... pero no será suficiente.
Recurriendo a la energía almacenada en Vanator, comenzó a potenciar su regeneración. Las heridas de balas comenzaron a cerrarse lentamente, expulsando las balas del interior de su cuerpo. El vampiro se relamió observando las miradas de terror de los piratas y empuñó la bastarda a dos manos.
- Me toca...
- ¿A qué esperáis? ¡Matadle!
La lluvia de balas se reanudó, pero esta vez no se quedó parado. Moviéndose realmente rápido pasó junto a dos de ellos, que estallaron en sangre y carne desgarrada. Buscó con la mirada a Yumiko mientras ignoraba a los que seguían atacándole y la vio dirigiéndose a la puerta. Eso simplificaría las cosas. La llamó a gritos, saludándola alegremente.
- ¡Hola Yumi! Los otros vienen de camino. ¡Tenemos un nuevo recluta!
- Bienvenido al gremio, señor Elessar - le tendió una botella - Creo que esto te vendrá bien para la batalla que se avecina. No te la bebas entera salvo que te veas en un auténtico aprieto. Uno o dos tragos deberían bastar.
Se dirigió a la salida del café silbando alegremente. Iban a tener que moverse rápido para no perderse la fiesta, pero... no tenía claro que Albus pudiera. Tal vez lo mejor sería que Zero y Deri lo llevaran y que él se adelantara volando. Si Yumi les había pedido ayuda era posible que fuese porque se encontrara en auténticos aprietos. Una vez fuera se giró hacia ellos, desenvainando a Vanator:
- Deri, lleva a Albus a tu lomo. Yo me adelantaré volando. Ah, por cierto, ¿dónde es el puerto pirata?
Tras recibir la respuesta del gusano, dio un fuerte salto y comenzó a elevarse en el aire, echando a volar todo lo rápido que pudo. En medio del vuelo sus ojos se volvieron dorados y sus colmillos crecieron, al tiempo que la cálida sensación del alcohol desaparecía de su cuerpo. El vuelo pese a ser corto se le hizo eterno, pues estaba deseando llegar y comenzar a cortar piratas por la mitad. A través de la enorme burbuja principal podía ver una más pequeña en la dirección que le había indicado Deri, y un túnel que las conectaba. Indudablemente debía ser allí. Se posó a la entrada del túnel, observando los cuerpo de los dos guardias saeteados. Podía escuchar que uno seguía vivo... con una sonrisa lo agarró por el cuello y lo levantó, mientras este gorgoteaba agonizante. Su tormento duró pocos segundos más, pues el vampiro se ocupó de atravesar su cuerpo y drenar su energía vital con Vanator, poniendo fin a su vida. Tras eso tiró el cadáver a un lado y entró en el túnel silbando mientras hacía girar la espada. Dio buena cuenta de otros dos guardias inconscientes en el interior, aprovechando para drenarlos tanto de energía como de sangre. Al fondo las puertas estaban cerrándose y podía escuchar ruidos de pelea. ¿Le negaban la entrada al banquete? Ningún problema, él lo arreglaría. Cerró los ojos y buscó la presencia de los que estaban tras el portón, centrándose en su posición. Entonces hendiendo el aire con su arma generó una onda roja que cortó la puerta por la mitad y a los piratas tras ella. La abrió de una patada con una sonrisa.
- Toc toc cabronazos.
Al instante se desató una lluvia de balas sobre él, atravesándole por todos lados: torso, brazos, cabeza, piernas... cuando acabaron con él era un colador humano lleno de agujeros. El vampiro se rió gorgoteando y dijo:
- Buen recibimiento... pero no será suficiente.
Recurriendo a la energía almacenada en Vanator, comenzó a potenciar su regeneración. Las heridas de balas comenzaron a cerrarse lentamente, expulsando las balas del interior de su cuerpo. El vampiro se relamió observando las miradas de terror de los piratas y empuñó la bastarda a dos manos.
- Me toca...
- ¿A qué esperáis? ¡Matadle!
La lluvia de balas se reanudó, pero esta vez no se quedó parado. Moviéndose realmente rápido pasó junto a dos de ellos, que estallaron en sangre y carne desgarrada. Buscó con la mirada a Yumiko mientras ignoraba a los que seguían atacándole y la vio dirigiéndose a la puerta. Eso simplificaría las cosas. La llamó a gritos, saludándola alegremente.
- ¡Hola Yumi! Los otros vienen de camino. ¡Tenemos un nuevo recluta!
Albus Elessar
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Mi instinto me decía que debía de tener cuidado con aquella gente pero eso sería una descortesía por mi parte. El líder me dio la bienvenida a bordo con un cierto aire de ... ¿sarcasmo? No podía distinguirlo pero aún así agradecí formalmente la entrada al gremio. Un cazador solo no sobreviviría mucho en este mundo lleno de peligros, a no ser que fuera lo suficientemente fuerte como para ir por su propia cuenta. El peliblanco me ofreció una especie de botella, advirtiéndome que no me la tomara toda, que solo un trago o dos deberían bastar. Tomé el frasco con cuidado pero realmente curioso por su contenido.
- Si me permite la pregunta, ¿qué hay en el interior? - Dudaba de sí tomar el obsequio o no, pero finalmente me lo puse en uno de mis bolsillos por puro respeto. Así mismo, ya todos estábamos listos para ir de caza y ayudar a la tal Yumiko. Sin embargo, el jefe se adelantó y se fue volando. Aquella situación escapaba a mi entendimiento, pero seguramente era usuario de alguna fruta del diablo. Una bastante peculiar, al parecer. Yo tuve que ir por tierra y el extraño gusano hizo que me sentara encima suyo, parecía que se había encariñado conmigo por saber cocinar.
Los que quedamos fuimos a marchas forzadas a través de la ciudad con rumbo a donde se encontraba el puerto pirata. A la velocidad a la que iba el animal me estaba dando un poco de mareo pero me aguanté todo el trayecto. La gente no paraba de mirarnos con los rostros desfigurados del miedo y la sorpresa. No todos los días veías algo de ese estilo, la verdad sea dicha. Al cabo de un rato, finalmente llegamos a lo que era una especie de túnel que comunicaba con el puerto franco. Desde afuera, el sonido de la pelea llegaba a mis oídos. No tardamos en entrar y vi al jefe luchando en una forma totalmente distinta. Habían numerosos piratas intentando defender su territorio, mis ojos se posaron en una mujer que parecía herida y también estaba luchando contra aquellos hombres. Debía ser la otra recluta.
Me bajé de la bestia pero me mantuve a su lado, no iba a ser tan tonto como para ir yo solo. Pronto, un par de enemigos aparecieron por detrás. Me preparé para defenderme como podía. Tomé un trago de la botella que me había dado el peliblanco y me armé de valor. Con espadas y gritos, un pequeño grupo de dos hombres se abalanzaron sobre mí. Me puse en guardia con mi bastón, aprovechando la ventaja de mi velocidad. Esquivé un espadazo al aire y le asesté un golpe en la nuca con mi bastón. Menos mal que era de metal o de lo contrario se habría roto. Seguí peleando contra los que venían a por mí a duras penas, me preguntaba como les iría a mis compañeros.
- Si me permite la pregunta, ¿qué hay en el interior? - Dudaba de sí tomar el obsequio o no, pero finalmente me lo puse en uno de mis bolsillos por puro respeto. Así mismo, ya todos estábamos listos para ir de caza y ayudar a la tal Yumiko. Sin embargo, el jefe se adelantó y se fue volando. Aquella situación escapaba a mi entendimiento, pero seguramente era usuario de alguna fruta del diablo. Una bastante peculiar, al parecer. Yo tuve que ir por tierra y el extraño gusano hizo que me sentara encima suyo, parecía que se había encariñado conmigo por saber cocinar.
Los que quedamos fuimos a marchas forzadas a través de la ciudad con rumbo a donde se encontraba el puerto pirata. A la velocidad a la que iba el animal me estaba dando un poco de mareo pero me aguanté todo el trayecto. La gente no paraba de mirarnos con los rostros desfigurados del miedo y la sorpresa. No todos los días veías algo de ese estilo, la verdad sea dicha. Al cabo de un rato, finalmente llegamos a lo que era una especie de túnel que comunicaba con el puerto franco. Desde afuera, el sonido de la pelea llegaba a mis oídos. No tardamos en entrar y vi al jefe luchando en una forma totalmente distinta. Habían numerosos piratas intentando defender su territorio, mis ojos se posaron en una mujer que parecía herida y también estaba luchando contra aquellos hombres. Debía ser la otra recluta.
Me bajé de la bestia pero me mantuve a su lado, no iba a ser tan tonto como para ir yo solo. Pronto, un par de enemigos aparecieron por detrás. Me preparé para defenderme como podía. Tomé un trago de la botella que me había dado el peliblanco y me armé de valor. Con espadas y gritos, un pequeño grupo de dos hombres se abalanzaron sobre mí. Me puse en guardia con mi bastón, aprovechando la ventaja de mi velocidad. Esquivé un espadazo al aire y le asesté un golpe en la nuca con mi bastón. Menos mal que era de metal o de lo contrario se habría roto. Seguí peleando contra los que venían a por mí a duras penas, me preguntaba como les iría a mis compañeros.
Yumiko Mei
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Cuando estaba a punto de perder la esperanza en que mis compañeros llegasen a tiempo, sentí la presencia del peliblanco, estaba viniendo a mucha velocidad hacia aquí. Tras disparar las anteriores diez flechas pude ver como había conseguido atravesar al menos a nueve de los treinta o cuarenta que estaban viniendo tras mí. Algunos habían caído al suelo y no se levantaban, pero otros solo habían recibido heridas superficiales y se levantaron como si nada, con arma en mano y preparándose para disparar. Salté y esquivé otros diez proyectiles, uno de ellos consiguió rozarme la cintura, pero el bolso era lo suficientemente duro como para resistir la bala y no deshacerse. Una vez en el aire vi como la puerta del túnel se abría con un montón de guardias esperando en frente. Nada más salió Ivan le dispararon. Poco después por arte de magia o más bien por sus habilidades transformó eso en un pequeño mar de sangre.
-¡Pensaba que no llegarías! - Dije con una sonrisa mientras caía desde los tres metros que había saltado. - La próxima vez quiero una capa de invisibilidad.- Añadí con una sonrisa a su comentario. Había dicho que venía un nuevo recluta, estaba buscándolo, pero cesé por un momento y me preparé para volver a disparar más flechas.- Deberías bajar la cabeza, esto no te va a gustar.- Dije finalmente con una sonrisa mientras apuntaba mi arco hacia el cielo.
Un aura rojiza empezó a cubrir mi arco mientras me estaba enfureciendo debido a la cantidad de enemigos que venían hacia mi. Era hora de demostrarle el verdadero poder de una lluvia de fuego, no saldrían de ahí enteros, a menos que fuesen lo suficientemente fuertes. Era el momento perfecto, antes de que llegasen el resto de compañeros de disparar, supuse quizás más de lo que debería que Ivan sería capaz de esquivarlo. Apunté entonces hacia el cielo, cargué una flecha con haki y la disparé hacia el cielo, ese era el punto focal de este ataque, cerca de nosotros pero no directamente encima nuestra. Disparé después otra y otra y así seguidamente hasta haber disparado 4000 flechas, todo ello en menos de medio minuto. Las flechas estaban cubiertas de un aura rojiza y alcanzaban temperaturas en torno a los 180 y 200 grados centígrados, quizás un poco menos debido a que iban perdiendo energía durante la caída. La burbuja estaba lo suficientemente alta como para que las flechas no llegasen a atravesarla.
Los enemigos por otro lado se habían preparado para atacarme, recibí dos disparos de lleno en el costado izquierdo, pero seguí disparando. Cuando terminé de disparar cubrí mis heridas con un trozo de ropa y salí corriendo hacia el túnel, era hora de ponerse a cubierto. Me había asegurado de no disparar a ningún barco, pero era otro tema el de no disparar a mis compañeros, no podía asegurarme de eso en ese momento, así que debía ponerlos a ellos también a cubierto.
-Corre, tenemos que ponernos a cubierto. ¡Flechas cayendo!- Dije con una sonrisa casi de oreja a oreja, justo entonces vi que había llegado alguien diferente, una persona con máscara y bastón. Se había peleado con dos de los piratas, le miré y sonreí haciendo la misma señal que a Ivan, hacia el túnel.
Corriendo casi sin pensar en lo que teníamos atrás salté y me metí en el túnel justo antes de que una flecha pasase por al lado de mi oreja. No me había afectado por pura suerte, los enemigos no tendrían la misma suerte, o de tenerla sería mucho mayor. Tenían que esquivar cuatro mil de estos hermosos proyectiles de energía cargados con furia y haki. Había hecho esto para demostrar mi valía ante el gremio, pues quería que se viese que a pesar de ser solo una nueva integrante, tenía habilidades suficientes para luchar en solitario y no dudaría en utilizarlas contra mis enemigos. Con la mirada estaba buscando al guepardo, que no se había presentado aún en la escena.
-Tu debes de ser el nuevo recluta, yo soy Yumiko. Encantada de conocerte. - Dije con una sonrisa, justo después la sonrisa cambió a una mueca de dolor al sentir un fuerte pinchazón en el costado izquierdo. Las balas de antes hacían por fin su efecto y no era para nada placentero.
Me quité la venda y con mucho dolor saqué la bala de dentro de la carne. Aún faltaba otra, pero sentía que si lo intentaba ahora acabaría por desmayarme. Debía descansar y no perder más sangre antes de esto, miré al peliblanco esperando una respuesta a mi inminente dolor sin decir nada. No quería mostrar miedo o debilidad ante él, era lo último que quería. Por ello volvería a ponerme la venda y dejaría la bala que estaba en el otro lado, a menos que el peliblanco hiciese algo al respecto.
-No tardarán mucho en terminar de caer todos los proyectiles, los que sigan en píe serán los fuertes.- Añadí intentando sonreír, ya se volvía más difícil con el dolor continuo. A este ritmo me acabaría por desmayar pronto y aún no había luchado contra nadie fuerte, sentía lástima. Tomé por ello de mi bolso unas hierbas y las puse sobre mi herida. Cicatrizarían la herida, la que ya no tenía bala en el interior y pararían con ello la hemorragia. De mientras esperaría las respuestas y posiblemente quejas de Ivan y el nuevo.
-¡Pensaba que no llegarías! - Dije con una sonrisa mientras caía desde los tres metros que había saltado. - La próxima vez quiero una capa de invisibilidad.- Añadí con una sonrisa a su comentario. Había dicho que venía un nuevo recluta, estaba buscándolo, pero cesé por un momento y me preparé para volver a disparar más flechas.- Deberías bajar la cabeza, esto no te va a gustar.- Dije finalmente con una sonrisa mientras apuntaba mi arco hacia el cielo.
Un aura rojiza empezó a cubrir mi arco mientras me estaba enfureciendo debido a la cantidad de enemigos que venían hacia mi. Era hora de demostrarle el verdadero poder de una lluvia de fuego, no saldrían de ahí enteros, a menos que fuesen lo suficientemente fuertes. Era el momento perfecto, antes de que llegasen el resto de compañeros de disparar, supuse quizás más de lo que debería que Ivan sería capaz de esquivarlo. Apunté entonces hacia el cielo, cargué una flecha con haki y la disparé hacia el cielo, ese era el punto focal de este ataque, cerca de nosotros pero no directamente encima nuestra. Disparé después otra y otra y así seguidamente hasta haber disparado 4000 flechas, todo ello en menos de medio minuto. Las flechas estaban cubiertas de un aura rojiza y alcanzaban temperaturas en torno a los 180 y 200 grados centígrados, quizás un poco menos debido a que iban perdiendo energía durante la caída. La burbuja estaba lo suficientemente alta como para que las flechas no llegasen a atravesarla.
Los enemigos por otro lado se habían preparado para atacarme, recibí dos disparos de lleno en el costado izquierdo, pero seguí disparando. Cuando terminé de disparar cubrí mis heridas con un trozo de ropa y salí corriendo hacia el túnel, era hora de ponerse a cubierto. Me había asegurado de no disparar a ningún barco, pero era otro tema el de no disparar a mis compañeros, no podía asegurarme de eso en ese momento, así que debía ponerlos a ellos también a cubierto.
-Corre, tenemos que ponernos a cubierto. ¡Flechas cayendo!- Dije con una sonrisa casi de oreja a oreja, justo entonces vi que había llegado alguien diferente, una persona con máscara y bastón. Se había peleado con dos de los piratas, le miré y sonreí haciendo la misma señal que a Ivan, hacia el túnel.
Corriendo casi sin pensar en lo que teníamos atrás salté y me metí en el túnel justo antes de que una flecha pasase por al lado de mi oreja. No me había afectado por pura suerte, los enemigos no tendrían la misma suerte, o de tenerla sería mucho mayor. Tenían que esquivar cuatro mil de estos hermosos proyectiles de energía cargados con furia y haki. Había hecho esto para demostrar mi valía ante el gremio, pues quería que se viese que a pesar de ser solo una nueva integrante, tenía habilidades suficientes para luchar en solitario y no dudaría en utilizarlas contra mis enemigos. Con la mirada estaba buscando al guepardo, que no se había presentado aún en la escena.
-Tu debes de ser el nuevo recluta, yo soy Yumiko. Encantada de conocerte. - Dije con una sonrisa, justo después la sonrisa cambió a una mueca de dolor al sentir un fuerte pinchazón en el costado izquierdo. Las balas de antes hacían por fin su efecto y no era para nada placentero.
Me quité la venda y con mucho dolor saqué la bala de dentro de la carne. Aún faltaba otra, pero sentía que si lo intentaba ahora acabaría por desmayarme. Debía descansar y no perder más sangre antes de esto, miré al peliblanco esperando una respuesta a mi inminente dolor sin decir nada. No quería mostrar miedo o debilidad ante él, era lo último que quería. Por ello volvería a ponerme la venda y dejaría la bala que estaba en el otro lado, a menos que el peliblanco hiciese algo al respecto.
-No tardarán mucho en terminar de caer todos los proyectiles, los que sigan en píe serán los fuertes.- Añadí intentando sonreír, ya se volvía más difícil con el dolor continuo. A este ritmo me acabaría por desmayar pronto y aún no había luchado contra nadie fuerte, sentía lástima. Tomé por ello de mi bolso unas hierbas y las puse sobre mi herida. Cicatrizarían la herida, la que ya no tenía bala en el interior y pararían con ello la hemorragia. De mientras esperaría las respuestas y posiblemente quejas de Ivan y el nuevo.
- Aclaraciones y Cosas Usadas:
- Lo primero, el ataque que hago cubre casi todo el puerto, pero no alcanza hasta los barcos. Es decir, desde el túnel hasta la zona de mercancía pero sin llegar al agua. Se tratan de 4000 flechas de energía cayendo desde el cielo a velocidad nominal con haki de armadura desarrollado y a una temperatura de 200 grados centígrados. Recibo dos disparos mientras las lanzo y se acaban incrustando en mi cuerpo las balas.
- Rain-Bow:
- Se trata de un arco capaz de disparar y crear sus propias flechas de energía. Las flechas disparadas por este arco alcanzan la velocidad de 350m/s y dejan una estela arcoiris casi invisible en su trayectoria. El arco, por otro lado, esta repleto de mecanismos que le permiten alcanzar esta velocidad de disparo y también contiene una especie de mecanismo capaz de crear las flechas de energía que se usan posteriormente.
- Descripción completa y habilidades especiales:
- Se trata de un arco hecho casi en su totalidad de una aleación de acero y aluminio y los mecanismos por otro lado de acero y algunos de oro para su menor degradación. La cuerda es una fibra muy fina compuesta por multitud de telarañas, la composición de la cuerda es tan resistente y flexible que supera con creces la resistencia del kevlar y la flexibilidad de un elastómero. El arco se ajusta perfectamente a la mano de un usuario y no afecta en nada su sistema de creación de flechas, porque este se encuentra muy bien escondido y tapado. Sus flechas dejan una estela arcoiris y viajan a la velocidad de 300m/s y además puede crear sus propias flechas de energía.
- Descripción Gráfica:
- Hakis:
- Haki de armadura nivel Desarrollado:
- Nivel de Desarrollo: Desarrollado
Asaltos de Haki Armadura: 15
Distancia máxima de la barrera: 12.
- Haki de observación nivel Superior:
- Nivel de Desarrollo: Superior
Décimas de segundo de antelación: 10
Máximo de personas en área a prever: 25
Distancia Máxima de percepción: 280
- Elemental Aura:
- Yumiko concentra su energía y dependiendo su estado de ánimo puede cubrir su arco o el arma que controle con un aura de un color que cambia dependiendo del elemento y el estado de ánimo. A continuación dejo los diferentes estados de ánimo y sus correspondientes elementos.
Furia=Fuego
Angustia=Electricidad
Tristeza o soledad=Hielo
Libertad o felicidad=Aire
Estos cuatro elementos son los que es capaz de controlar Yumiko, aunque será uno u otro dependiendo su estado. A efectos On-Rol, el arco se vuelve del color correspondiente a ese elemento (Fuego rojo, electricidad amarilla, hielo azul cielo y aire blanco). Al estar recubierto por este aura, las flechas lanzadas por Yumiko desde ese arma serán imbuidas con esa energía y tendrán diferentes características. Las de fuego podrán producir ligeras quemaduras, aunque su temperatura no supera los 200ºC, el de electricidad no supera una descarga mayor a 1000 voltios, las de hielo tienen una temperatura de hasta como mucho -20ºC y las imbuidas con el aura perteneciente al aire podrán producir una pequeña ráfaga de viento, que como mucho alcanza los 40 km/h.
A continuación dejo la tabla por la que se rige el nivel de cada elemento y durante cuanto tiempo puede mantener este aura, obviamente cambiante con su estado de ánimo.- Tabla:
Nivel Efecto 40 Yumiko es capaz de mantener el aura durante 2 posts y sus flechas pueden ser lanzadas con algo de esfuerzo, debido al consumo energético que le supone mantener dicho aura. 50 Ya es capaz de mantener el aura por 3 posts y las flechas se lanzan con un esfuerzo mediano, el consumo energético que supone se vuelve menor. 60 Puede mantener el aura por 4 posts y las flechas se lanzan con un esfuerzo casi ínfimo. El consumo energético disminuye drásticamente. 70 Sigue manteniendo el aura por 4 posts y las flechas se lanzan sin esfuerzo alguno. 80 El aura aumenta y dura ahora hasta 5 posts, algo que permite a Yumiko un aumento en su capacidad de combate. 90 Las flechas parecen salir solas de su arco y puede mantener el aura durante 6 posts, eso sí, siente varios síntomas de cansancio si la mantiene hasta el máximo. 100 Yumiko ya es capaz de mantener este aura durante un tiempo indefinido y sin casi cansarse.
- Rain of Pain:
- Se disparan multitud de flechas hacia el aire con trayectorias diferentes. Todas las flechas caen dentro de un circulo. Las flechas atraviesan todo lo que haya en este área y sirve principalmente para poder cubrir gran cantidad de enemigos. La cantidad de flechas que Yumiko es capaz de lanzar y la cantidad de energía que esta le puede dar cambia con el nivel de la misma.
Nivel Efecto (Cabe destacar que las flechas caerán a una velocidad u otra dependiendo su peso y su velocidad nominal) 40 Yumiko es capaz de lanzar 2000 flechas al cielo en modo de lluvia, solo parte de estas podrán ser imbuidas por haki. 50 Ya es capaz de lanzar 3000 flechas y casi todas imbuidas con haki o energía. 60 Es capaz de lanzar 8000 flechas y con estas cubrir un area de tamaño medio-grande 70 Se vuelve capaz de lanzar 13000 flechas y cubre un área del tamaño de una pequeña isla. 80 Es capaz de lanzar 18000 flechas y cubre el mismo tamaño de área de antes, esta vez pudiendo imbuir todas las flechas en haki o energía. 90 Está capacitada para lanzar 23000 flechas y cubrir una isla de tamaño medio-grande. 100 Puede lanzar 30.000 flechas y cubrir una isla de tamaño muy grande.
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Con un feroz golpe atravesó el pecho de otro de los piratas, dejando a Vanator clavada en este mientras el arma succionaba su energía vital. Las heridas del cuerpo del vampiro continuaron cerrándose, y finalmente extrajo la espada y apartó de una patada el cadáver. Estaba algo decepcionado por no encontrar ningún desafío digno en el que se suponía que era el gran punto de acceso al Nuevo Mundo. Parecía que justo habían ido a dar con las bandas más débiles... algo realmente extraño teniendo en cuenta que para llegar hasta allí hacía falta gente realmente fuerte. Se frotó la mandíbula, algo suspicaz, mientras comenzaba a sondear la zona empleando su haki de observación. Debía haber algo que se le estuviera escapando, o más bien alguien que aún no se hubiera presentado. Si la tripulación era débil, al menos el capitán debía ser fuerte. Acercó el acero a su boca y lamió la sangre aún caliente, mientras observaba la escena. El nuevo no parecía estar apañándoselas demasiado bien, pero al menos se defendía. Y desde el momento en que declaró ser cocinero ya había tenido claro que lo quería dentro, así que tendría que proteger su nueva inversión. Con la mano izquierda desenfundó su desert eagle negra y le disparó en mitad de la frente a un tipo que se había acercado demasiado a Albus desde su flanco.
- Vigila siempre tu entorno, compañero. El campo de batalla no es un lugar clemente.
Entonces respondió con una sonrisa pícara a Yumiko y le guiñó un ojo, mientras en un gesto casi perezoso levantaba el arma y disparaba a otro de los piratas. Demasiado fácil.
- Si te la ganas, tal vez te consiga una.
Su sonrisa se convirtió en una mueca al ver el aura de su arco y notar el calor que este emanaba. ¿Qué diablos iba a hacer...? Comenzó a rezar para sus adentros, implorando que no fuese fuego. Todo menos fuego. Entonces, con una destreza increíble, la arquera comenzó a disparar flechas a una velocidad que no hubiese creído posible, creando una lluvia de saetas que se elevó hacia lo alto de la burbuja, para luego comenzar a caer. Como confirmando sus peores temores, todas ellas brillaban en rojo. La joven no tuvo que repetirle dos veces que se fueran, pues en cuanto vio lo que se le venía encima corrió a refugiarse en el túnel con el resto. Sin embargo cuando estaba a punto de entrar, vio una escena que le hizo frenarse en seco: Cooper correteando entre los cadáveres con una bota entre los dientes. ¡Mierda! ¿Quién lo había traído? Se giró de golpe soltando un taco y corrió hacia el cerdito, saltando sobre este y cubriéndolo con su cuerpo de la mortal lluvia. Soltó un gruñido de dolor cuanto tres de las flechas atravesaron su espalda, quemando su carne. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, cogió a Cooper en brazos y corrió al túnel, recibiendo varios proyectiles más en los hombros. Al llegar se dejó caer y soltó al asustado animal, apresurándose a arrancarse las flechas. Estas se habían clavado profundamente, y cada una de ellas le abrasaba las manos al quitárselas. Las habilidades de la arquera eran terribles.
- ¿Estáis todos bien? - dijo, en tono serio y con sus ojos brillando en dorado - No le deis importancia a lo mío. Ni siquiera estoy sangrando.
Ventajas de ser vampiro al no tener circulación, aunque de todos modos estaba bastante seguro de que las heridas estaban cauterizadas. Sin embargo aquello había sido muy arriesgado... las flechas eran una de las cosas que podían matarle. Si el asta de madera de alguna de ellas hubiese llegado a su corazón todo se habría acabado. Sin embargo... aquellas cosas no eran de madera. Arqueó una ceja al verlas deshacerse y sacudió la cabeza extrañado. ¿Energía? Ahora que se daba cuenta no las había sacado de ningún carcaj. "Yumiko es realmente peligrosa. Me alegro de tenerla de mi lado, y no al revés." Captó un olor a sangre fresca y vio a la chica extrayéndose una bala. Habían tardado demasiado, al parecer. Parecía que iba siendo hora del primer pago, tendría literalmente que sangrar por su gente. Sacó a Valak, su daga, y se la clavó en la mano con una mueca. Acto seguido se la tendió a la chica por el lado del mango.
- Gira el extremo de la empuñadura. Se abrirá un pequeño compartimento con mi sangre; no la dejes caer, bébela. Sanará tus heridas, es parte del poder de mi akuma no mi.
Observó las últimas flechas cayendo y observó el campo de batalla, cubierto de cadáveres. Sin embargo aún percibía Voces en el puerto. Tal y como la chica había dicho, ahora quedaban los fuertes. Respiró hondo y alzó la mano derecha, desatando su poder sobre los muertos.
- ¡Alzaos y luchad por mí! Es hora de limpiar este lugar.
Con movimientos espasmódicos, los piratas muertos comenzaron a incorporarse de nuevo. En pocos segundos toda una horda de no muertos estaba en pie, dirigiéndose hacia sus antiguos compañeros. No serían más que un estorbo, pero lo suficiente como para darles tiempo a estudiar a sus enemigos... y verlos aparecer, por supuesto.
- Vigila siempre tu entorno, compañero. El campo de batalla no es un lugar clemente.
Entonces respondió con una sonrisa pícara a Yumiko y le guiñó un ojo, mientras en un gesto casi perezoso levantaba el arma y disparaba a otro de los piratas. Demasiado fácil.
- Si te la ganas, tal vez te consiga una.
Su sonrisa se convirtió en una mueca al ver el aura de su arco y notar el calor que este emanaba. ¿Qué diablos iba a hacer...? Comenzó a rezar para sus adentros, implorando que no fuese fuego. Todo menos fuego. Entonces, con una destreza increíble, la arquera comenzó a disparar flechas a una velocidad que no hubiese creído posible, creando una lluvia de saetas que se elevó hacia lo alto de la burbuja, para luego comenzar a caer. Como confirmando sus peores temores, todas ellas brillaban en rojo. La joven no tuvo que repetirle dos veces que se fueran, pues en cuanto vio lo que se le venía encima corrió a refugiarse en el túnel con el resto. Sin embargo cuando estaba a punto de entrar, vio una escena que le hizo frenarse en seco: Cooper correteando entre los cadáveres con una bota entre los dientes. ¡Mierda! ¿Quién lo había traído? Se giró de golpe soltando un taco y corrió hacia el cerdito, saltando sobre este y cubriéndolo con su cuerpo de la mortal lluvia. Soltó un gruñido de dolor cuanto tres de las flechas atravesaron su espalda, quemando su carne. Haciendo un esfuerzo sobrehumano, cogió a Cooper en brazos y corrió al túnel, recibiendo varios proyectiles más en los hombros. Al llegar se dejó caer y soltó al asustado animal, apresurándose a arrancarse las flechas. Estas se habían clavado profundamente, y cada una de ellas le abrasaba las manos al quitárselas. Las habilidades de la arquera eran terribles.
- ¿Estáis todos bien? - dijo, en tono serio y con sus ojos brillando en dorado - No le deis importancia a lo mío. Ni siquiera estoy sangrando.
Ventajas de ser vampiro al no tener circulación, aunque de todos modos estaba bastante seguro de que las heridas estaban cauterizadas. Sin embargo aquello había sido muy arriesgado... las flechas eran una de las cosas que podían matarle. Si el asta de madera de alguna de ellas hubiese llegado a su corazón todo se habría acabado. Sin embargo... aquellas cosas no eran de madera. Arqueó una ceja al verlas deshacerse y sacudió la cabeza extrañado. ¿Energía? Ahora que se daba cuenta no las había sacado de ningún carcaj. "Yumiko es realmente peligrosa. Me alegro de tenerla de mi lado, y no al revés." Captó un olor a sangre fresca y vio a la chica extrayéndose una bala. Habían tardado demasiado, al parecer. Parecía que iba siendo hora del primer pago, tendría literalmente que sangrar por su gente. Sacó a Valak, su daga, y se la clavó en la mano con una mueca. Acto seguido se la tendió a la chica por el lado del mango.
- Gira el extremo de la empuñadura. Se abrirá un pequeño compartimento con mi sangre; no la dejes caer, bébela. Sanará tus heridas, es parte del poder de mi akuma no mi.
Observó las últimas flechas cayendo y observó el campo de batalla, cubierto de cadáveres. Sin embargo aún percibía Voces en el puerto. Tal y como la chica había dicho, ahora quedaban los fuertes. Respiró hondo y alzó la mano derecha, desatando su poder sobre los muertos.
- ¡Alzaos y luchad por mí! Es hora de limpiar este lugar.
Con movimientos espasmódicos, los piratas muertos comenzaron a incorporarse de nuevo. En pocos segundos toda una horda de no muertos estaba en pie, dirigiéndose hacia sus antiguos compañeros. No serían más que un estorbo, pero lo suficiente como para darles tiempo a estudiar a sus enemigos... y verlos aparecer, por supuesto.
Yumiko Mei
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La herida no se cerraba y poco después pasó algo muy extraño, Ivan se acercó y pidió que bebiese de su sangre. No había hecho eso nunca, pero confié en él, quizás era muy arriesgado pero inspiraba ser una persona honesta. Aunque a veces parecía estar loco, sobre todo en el momento en el que se fue solo contra las balas enemigas, vi que sabía lo que estaba haciendo, era un buen líder. Tras tomar un poco de esa sangre sentí el calor que desprendía, era como chupar una herida en realidad, un fuerte sabor a hierro y sal, pero poco después ya no sentía nada. Tardé unos diez o veinte segundos en volver a mis sentidos, había perdido algo de sangre, pero al poner la mano sobre mi herida sentí que ya no estaba ahí, la ropa estaba manchada con sangre, pero ya no había herida alguna.
-Muchas gracias, la próxima vez tendré más cuidado.- Dije, después tosí un poco y finalmente volví a levantarme. Al levantarme tan rápido sentí como mi vista se nublaba y dejaba de oír la gente de mi alrededor. Tras otros diez segundos ya recuperé mis sentidos. Tomé mi arco y me preparé para seguir lo que habíamos empezado.
Ivan por otro lado gritó una orden de que luchemos por él con su mano derecha en alto, poco después me di cuenta que no se refería a nosotros, el grupo de cadáveres que había en el puerto empezó a levantarse como si estuviesen poseídos, moviéndose de forma extraña. Empezaron a atacar a sus propios compañeros, los que aún estaban vivos. Miré con curiosidad esas habilidades, necesitaría conocerlas por completo si me adentraba en un gremio de cazadores con un jefe como él. Un breve pensamiento pasó por mi cabeza, convertirme en uno de esos cadaveres al servicio de Ivan y matando a mi familia sin desearlo. Moví la cabeza de izquierda a derecha intentando quitarme ese pensamiento, Ivan era un buen líder y no haría eso, ¿verdad? Necesitaba pasar más tiempo con él si quería conocer su verdadera personalidad, de momento el objetivo era obtener un barco.
Salí del túnel y me dirigí a una posición algo elevada, las flechas habían dejado bastantes cadáveres, pero no era suficiente, aún había muchos enemigos en el puerto, apunté una flecha a la cabeza de uno que parecía estar vivo y cuando iba a soltar la cuerda sentí un fuerte calambre en el brazo, la sangre había cubierto y cicatrizado la herida, pero los nervios seguían sin estar del todo tranquilos. Con todas mis fuerzas resistí el dolor y disparé la flecha, esta atravesó el aire con suma rapidez y alcanzó la garganta del objetivo, mi puntería había decaido debido al dolor, tenía que tener cuidado de no disparar sin querer a mis compañeros. El hombre cayó cual tronco al suelo y dos más a su alrededor apuntaron sus armas de fuego en mi dirección. Estaba preparada para disparar, pero vi que había algunos cadáveres en movimiento alrededor de estos dos y me quedé mirando para ver que iba a pasar. Detrás de todos estos pude ver un barco extraño, parecía metálico y no tenía una cubierta. Un grupo de hombres armados estaban protegiendo la entrada, no se habían movido en ningún momento, ni siquiera después del destrozo que habíamos hecho fuera. Parecían dispuestos a proteger ese gigantesco trozo de metal pero sin alejarse de él.
-Ivan, creo que ese trozo de metal nos interesa.- Dije en alto mientras buscaba con la mirada al peliblanco. Con la mano derecha estaba señalando al gran trozo negro de metal que se encontraba medio sumergido en el puerto.
-Muchas gracias, la próxima vez tendré más cuidado.- Dije, después tosí un poco y finalmente volví a levantarme. Al levantarme tan rápido sentí como mi vista se nublaba y dejaba de oír la gente de mi alrededor. Tras otros diez segundos ya recuperé mis sentidos. Tomé mi arco y me preparé para seguir lo que habíamos empezado.
Ivan por otro lado gritó una orden de que luchemos por él con su mano derecha en alto, poco después me di cuenta que no se refería a nosotros, el grupo de cadáveres que había en el puerto empezó a levantarse como si estuviesen poseídos, moviéndose de forma extraña. Empezaron a atacar a sus propios compañeros, los que aún estaban vivos. Miré con curiosidad esas habilidades, necesitaría conocerlas por completo si me adentraba en un gremio de cazadores con un jefe como él. Un breve pensamiento pasó por mi cabeza, convertirme en uno de esos cadaveres al servicio de Ivan y matando a mi familia sin desearlo. Moví la cabeza de izquierda a derecha intentando quitarme ese pensamiento, Ivan era un buen líder y no haría eso, ¿verdad? Necesitaba pasar más tiempo con él si quería conocer su verdadera personalidad, de momento el objetivo era obtener un barco.
Salí del túnel y me dirigí a una posición algo elevada, las flechas habían dejado bastantes cadáveres, pero no era suficiente, aún había muchos enemigos en el puerto, apunté una flecha a la cabeza de uno que parecía estar vivo y cuando iba a soltar la cuerda sentí un fuerte calambre en el brazo, la sangre había cubierto y cicatrizado la herida, pero los nervios seguían sin estar del todo tranquilos. Con todas mis fuerzas resistí el dolor y disparé la flecha, esta atravesó el aire con suma rapidez y alcanzó la garganta del objetivo, mi puntería había decaido debido al dolor, tenía que tener cuidado de no disparar sin querer a mis compañeros. El hombre cayó cual tronco al suelo y dos más a su alrededor apuntaron sus armas de fuego en mi dirección. Estaba preparada para disparar, pero vi que había algunos cadáveres en movimiento alrededor de estos dos y me quedé mirando para ver que iba a pasar. Detrás de todos estos pude ver un barco extraño, parecía metálico y no tenía una cubierta. Un grupo de hombres armados estaban protegiendo la entrada, no se habían movido en ningún momento, ni siquiera después del destrozo que habíamos hecho fuera. Parecían dispuestos a proteger ese gigantesco trozo de metal pero sin alejarse de él.
-Ivan, creo que ese trozo de metal nos interesa.- Dije en alto mientras buscaba con la mirada al peliblanco. Con la mano derecha estaba señalando al gran trozo negro de metal que se encontraba medio sumergido en el puerto.
Ivan Markov
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El vampiro ensartó el corazón del último de los piratas con un grito bestial, jadeando de cansancio. Agujeros de bala decoraban su maltrecho cuerpo, junto con decenas de heridas menores: cortes, puñaladas, golpes... tenía la nariz rota y un trozo de hueso asomaba de su brazo izquierdo, que colgaba inerte. Mientras su enemigo expiraba, clavó sus colmillos en su yugular y bebió ávidamente, como si le fuera la vida en ello. Finalmente, cadáver y asesino cayeron al suelo, rodeados de una marea de cuerpos sin vida. Había sido una dura batalla, pese a haber limpiado a la escoria en su entrada inicial. Cuando cargaron contra los supervivientes aún quedaban al menos dos veintenas de enemigos, algunos de ellos realmente hábiles. La ayuda de Yumiko había sido inestimable, y sus propias habilidades y el entrenamiento con Zero habían sido lo único que le habían permitido alzarse con la victoria. Apretó los dientes para intentar contenerse un gañido de dolor al moverse sus huesos entre su carne para volver al sitio, desgarrando músculos. La regeneración podía ser una auténtica tortura en ciertos momentos... pero era un mal que estaba más que dispuesto a aceptar. Al fin y al cabo, sin ella ya habría muerto hacía mucho tiempo. Giró la cabeza para mirar lo que Yumiko le había señalado antes, en el agua. Ya había visto ingenios como ese en su última visita a Hallstat... porque lo era, ¿no?
- La hostia del copón bendito... - musitó, dando un silbido de admiración - ¿Eso es un submarino?
Con una débil sonrisa de victoria, se levantó con esfuerzo y observó la impresionante bestia de metal. Con más de medio centenar de metros de eslora, era con diferencia el más grande que había visto en su vida. Y desde luego el más impresionante de todos. La proa tenía forma de una enorme y monstruosa cabeza reptiliana, y todo el cuerpo de la nave estaba recubierta de escamas ornamentales. Parecía el gran monstruo de las leyendas del mar, la sierpe del infierno que se comía las almas de los marineros impíos: Leviatán. Era la clase de transporte digna de alguien de su categoría. Definitivamente, quería aquel aparato para él, y nadie le diría nada por arrebatarle a unos piratas muertos un submarino. "Es un justo botín de guerra." Bastante más animado, se aproximó y activó su haki de observación, intentando percibir si quedaba alguien a bordo. No había ninguna voz en aquel lugar, aparte de la suya, la de Yumiko y los animales.
- Está decidido, este trasto es nuestro - dijo, apoyándose a Vanator al hombro con una mirada de victoria.
Sin embargo, había algo que le tenía intranquilo. No habría sabido decir el qué... una sensación de que había algo fuera de lugar. Olfateó tratando de buscar olores sospechosos, pero salvo el aroma a sangre y carnicería, pocos más podía sentir que no fueran extraños en un puerto. La arquera le dirigió una mirada inquisitiva y por un momento pareció que fuera a decir algo, pero pareció preferir quedarse callada. Inquieto, el vampiro comenzó a pasear entre los cuerpo. Algunos zombies le dirigieron miradas perdidas desde sus posiciones, aguardando alguna orden. No le quedaban demasiados tras la batalla, pero no le importaba. A diferencia de sus ghouls y vampiros, aquellos seres eran... desechables. Con un gesto de la mano, todos comenzaron a desplomarse, desprovistos de la energía que movía sus cuerpos como marionetas. Hizo una mueca y comenzó a mirar en todas direcciones, buscando con la mirada a Iliana. Esta le miraba desde encima de una caja, limpiando su ninjato de sangre con un trapo.
- Zero, ¿sientes algo...?
Y entonces cayó en la cuenta: Zero no estaba allí. Apretó los puños inconscientemente y comenzó a mirar en todas direcciones, apretando los labios. ¿Dónde se habría metido? ¿Se habría escurrido en busca de comida en algún barco mientras no miraba? Sin embargo sentía en su interior que algo no estaba bien. No era eso. Cerró los ojos y buscó el olor del guepardo entre la amalgama de estímulos olfativos. No era fácil de hacer. Eran demasiados los diferentes aromas que se entremezclaban en aquel sitio. Sin embargo, o bien por algún macabro giro del destino o por pura coincidencia, percibió el rastro. Comenzó a avanzar lentamente, llegando a una zona donde había un gran número de cadáveres arremolinados. Los dorados ojos del norteño se cruzaron con la vítrea mirada del luchador y su rostro crispado en una sonrisa eterna. Un asta rota atravesaba el pecho del moreno, como parodia de condecoración. El rostro de Ivan era una máscara de tranquilidad imperturbable mientras se acercaba a su camarada caído. En un gesto casi delicado, se agachó junto a él y le arrancó la punta de la lanza del corazón, para luego llevar la mano a su rostro y cerrarle los párpados. A su lado, el enorme gusano reposaba con cientos de heridas.
- Descansa en paz, compañero. Has muerto como viviste: como un auténtico cazador. Que tu alma... - su voz se quebró por un instante - viva eternamente en el otro mundo.
Una única lágrima de sangre resbaló por su rostro. Se incorporó con un gesto falsamente tranquilo y sacó un pañuelo para limpiarse, pero la mano le temblaba. Apretó el puño con fuerza, casi con ira, tratando de calmar sus emociones desatadas. "Las emociones son sólo una carga. Vacíate de ellas o aprende a usarlas en tu beneficio. Un cazador se guía por sus ambiciones, no por caprichos momentáneos la voz de su padre resonó en su mente, mientras una segunda lágrima corría a unirse a la primera. Con un gesto casi mecánico, caminó hacia el submarino, extrañándose de su calma. Notaba un cosquilleo por todo el cuerpo, junto con un pesado frío que se había apoderado de sus extremidades. Era extrañamente consciente de todo: cada ráfaga de aire contra su piel, cada imperfección en lo que le rodeaba, todos los rostros de los muertos... y sin embargo, al mismo tiempo todo era irreal. Se sentía como en un sueño vívido particularmente macabro. Mil emociones se agolpaban en su interior... y al mismo tiempo, era como si no estuvieran ahí. Sintió a su hermana acercarse y apoyarle una mano en el hombro, pero simplemente la ignoró y siguió caminando. En aquel momento le era absolutamente indiferente. Yumiko, que seguía esperándole junto al submarino, exhibió una mueca de indecisión antes de preguntar:
- ¿Y ahora, a dónde?
Ivan alzó la vista y parpadeó, como volviendo a la realidad. Entonces, con una voz fría y calmada, contestó:
- ¿No es evidente? Seguir nuestro camino. No queda nada que hacer en este puerto.
Algo en su interior se había muerto para siempre. Las cosas no volverían a ser iguales.
- La hostia del copón bendito... - musitó, dando un silbido de admiración - ¿Eso es un submarino?
Con una débil sonrisa de victoria, se levantó con esfuerzo y observó la impresionante bestia de metal. Con más de medio centenar de metros de eslora, era con diferencia el más grande que había visto en su vida. Y desde luego el más impresionante de todos. La proa tenía forma de una enorme y monstruosa cabeza reptiliana, y todo el cuerpo de la nave estaba recubierta de escamas ornamentales. Parecía el gran monstruo de las leyendas del mar, la sierpe del infierno que se comía las almas de los marineros impíos: Leviatán. Era la clase de transporte digna de alguien de su categoría. Definitivamente, quería aquel aparato para él, y nadie le diría nada por arrebatarle a unos piratas muertos un submarino. "Es un justo botín de guerra." Bastante más animado, se aproximó y activó su haki de observación, intentando percibir si quedaba alguien a bordo. No había ninguna voz en aquel lugar, aparte de la suya, la de Yumiko y los animales.
- Está decidido, este trasto es nuestro - dijo, apoyándose a Vanator al hombro con una mirada de victoria.
Sin embargo, había algo que le tenía intranquilo. No habría sabido decir el qué... una sensación de que había algo fuera de lugar. Olfateó tratando de buscar olores sospechosos, pero salvo el aroma a sangre y carnicería, pocos más podía sentir que no fueran extraños en un puerto. La arquera le dirigió una mirada inquisitiva y por un momento pareció que fuera a decir algo, pero pareció preferir quedarse callada. Inquieto, el vampiro comenzó a pasear entre los cuerpo. Algunos zombies le dirigieron miradas perdidas desde sus posiciones, aguardando alguna orden. No le quedaban demasiados tras la batalla, pero no le importaba. A diferencia de sus ghouls y vampiros, aquellos seres eran... desechables. Con un gesto de la mano, todos comenzaron a desplomarse, desprovistos de la energía que movía sus cuerpos como marionetas. Hizo una mueca y comenzó a mirar en todas direcciones, buscando con la mirada a Iliana. Esta le miraba desde encima de una caja, limpiando su ninjato de sangre con un trapo.
- Zero, ¿sientes algo...?
Y entonces cayó en la cuenta: Zero no estaba allí. Apretó los puños inconscientemente y comenzó a mirar en todas direcciones, apretando los labios. ¿Dónde se habría metido? ¿Se habría escurrido en busca de comida en algún barco mientras no miraba? Sin embargo sentía en su interior que algo no estaba bien. No era eso. Cerró los ojos y buscó el olor del guepardo entre la amalgama de estímulos olfativos. No era fácil de hacer. Eran demasiados los diferentes aromas que se entremezclaban en aquel sitio. Sin embargo, o bien por algún macabro giro del destino o por pura coincidencia, percibió el rastro. Comenzó a avanzar lentamente, llegando a una zona donde había un gran número de cadáveres arremolinados. Los dorados ojos del norteño se cruzaron con la vítrea mirada del luchador y su rostro crispado en una sonrisa eterna. Un asta rota atravesaba el pecho del moreno, como parodia de condecoración. El rostro de Ivan era una máscara de tranquilidad imperturbable mientras se acercaba a su camarada caído. En un gesto casi delicado, se agachó junto a él y le arrancó la punta de la lanza del corazón, para luego llevar la mano a su rostro y cerrarle los párpados. A su lado, el enorme gusano reposaba con cientos de heridas.
- Descansa en paz, compañero. Has muerto como viviste: como un auténtico cazador. Que tu alma... - su voz se quebró por un instante - viva eternamente en el otro mundo.
Una única lágrima de sangre resbaló por su rostro. Se incorporó con un gesto falsamente tranquilo y sacó un pañuelo para limpiarse, pero la mano le temblaba. Apretó el puño con fuerza, casi con ira, tratando de calmar sus emociones desatadas. "Las emociones son sólo una carga. Vacíate de ellas o aprende a usarlas en tu beneficio. Un cazador se guía por sus ambiciones, no por caprichos momentáneos la voz de su padre resonó en su mente, mientras una segunda lágrima corría a unirse a la primera. Con un gesto casi mecánico, caminó hacia el submarino, extrañándose de su calma. Notaba un cosquilleo por todo el cuerpo, junto con un pesado frío que se había apoderado de sus extremidades. Era extrañamente consciente de todo: cada ráfaga de aire contra su piel, cada imperfección en lo que le rodeaba, todos los rostros de los muertos... y sin embargo, al mismo tiempo todo era irreal. Se sentía como en un sueño vívido particularmente macabro. Mil emociones se agolpaban en su interior... y al mismo tiempo, era como si no estuvieran ahí. Sintió a su hermana acercarse y apoyarle una mano en el hombro, pero simplemente la ignoró y siguió caminando. En aquel momento le era absolutamente indiferente. Yumiko, que seguía esperándole junto al submarino, exhibió una mueca de indecisión antes de preguntar:
- ¿Y ahora, a dónde?
Ivan alzó la vista y parpadeó, como volviendo a la realidad. Entonces, con una voz fría y calmada, contestó:
- ¿No es evidente? Seguir nuestro camino. No queda nada que hacer en este puerto.
Algo en su interior se había muerto para siempre. Las cosas no volverían a ser iguales.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Página 2 de 2. • 1, 2
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.