Una magdalena en el barco [Privado]

Jin y yo llevábamos un par de días recogiendo madera para el barco, posponiendo lo más posible lo de llegar a repararlo como tal. La mano de pintura que necesitaba quizá fuese divertida de hacer, pero el resto de modificaciones sonaba de lo más aburrido… Al menos estos días habían servido para conocernos mejor, Jin era una persona de lo más  graciosa. Estaba todo el rato con el ceño fruncido, pero ya había conseguido hacerlo reír en un par de ocasiones y realmente no era tan cascarrabias como cuando nos conocimos por primera vez. Curiosamente se me da bien ver lo que piensan los demás, no tanto conocerlas, pero una vez que llevaba ya unas frases intercambiadas, podía saber si alguien estaba enfadado, preocupado, asustado por mucho que lo intentase ocultar.

Había decidido explorar un poco más del barco, solo lo había visto a nivel superficial y tenía que ver más o menos cómo era por dentro. Mientras pasaba por las estancias, me sorprendí por lo bien organizado que estaba el espacio, desde luego los marines se tomaban muy en serio eso de mantener un entorno de trabajo organizado. Yo, por mi parte, ya estaba fantaseando con lo divertido y vivo que será este sitio una vez tenga a toda mi tripulación. También aproveché para quitar cualquier insignia o decoración que recordase a los marines.

-No te preocupes, barquito, ya no tendrás que llevar a más idiotas del gobierno en ti, ya verás a las aventuras en las que te meteré…

Paré de golpe cuando escuché el estropicio de un montón de metal cayendo al suelo. Alcé una ceja bastante extrañado, me había asegurado de que no quedase ningún marine dentro, los habíamos metido en una red de pesca de arrastre y los habíamos dejado cerca del pueblo para que nos dejasen tranquilos y desde luego Jin no era, estaba en la cubierta del barco. Seguí el sonido, entrando en la cocina del barco, dándome cuenta de que había un montón de cubiertos y otros utensilios de comida tirados en el suelo. Cuando me acerqué a ellos para recogerlos, escuché cómo por detrás de mí, salía algo corriendo. ¿Cómo era posible? No había visto nada en la habitación. Corrí detrás de los pasos, sorprendiéndome al no ver nada corriendo, pero si escuchar claramente los pasos.

Miré a todos lados, intentando encontrar al culpable. ¿Era alguien con una fruta que lo hiciese invisible? No, no lo era. No lo era porque en cuanto bajé la mirada por pura desesperación, lo ví. Era un humanoide de proporciones pequeñísimas, ¿qué era eso? Mi cara se iluminó por completo, ¡esto era alucinante!

-¡Jin, Jin! ¡He encontrado un hada! ¡Ven, rápido!- Hice crecer mis alas rápidamente, dándome un buen empujón para llegar hasta él, lanzándome y consiguiendo cogerlo entre mis manos.- ¡Te tengo!

¿Cómo puede uno pasar de ser comedor a comida en menos de 2 segundos? Nadie nunca hizo esa pregunta, pero aquí estoy yo, Muffin, para responder: Un tropiezo en la encimera con los cubiertos medida humana mientras se busca comida. Ya había acabado atrapado por los cuchillos en el suelo, clavándose demasiado cerca de la ropa, así que la situación había empeorado (sorprendentemente posible). De prisionero ignorado y famélico en este barco, a prisionero recién liberado (¡por fin!) y acorralado por su enemigo más inesperado: la cubertería. "Siempre es lo que menos te esperas. Nunca confíes en nadie, ni en tu propia cuchara" pensé. ¿O no? Sinceramente no se si me dio tiempo a hacerlo. ¿La razón? El remate a la situación, cucharonazo a la frente propulsado por la caída.
Algo me empezó a sacar de mi aturdimiento, una voz desconocida que había oído en los últimos días, algo más cerca de lo semi-acostumbrado. Demasiado cerca. A grito pelado al lado de mis orejitas. ¿Algo de un hada dice? Que dolor de cabeza…externo e interno.

-...Comandante…alimente… a sus tenedores…- pude decir, sin tener muy claro que estaba ocurriendo. No sabía muy bien qué me retenía esta vez, pero al menos ya no estaba solo…y eso era bueno.

Creo.

Espero.

Mmmmmm.
Menos da una piedra. Ya menos que el chichón que tenía en mi frente… ni idea. ¿Qué estaba pasando?

-¿Dónde… está el comandante?- farfullé, mirando alrededor-¿Ya acabó… mi confinamiento? ¿Puedo dejar el nido? Por favor decidme que… si….-

Llevaba días recogiendo madera para camuflar el barco de la marina, escondido en una de las maravillosas cuevas de esta isla. Estaba siendo un trabajo duro, sobre todo con Yor intentando verme la paciencia a cada rato. He de admitir que, con los días, le había cogido cierto cariño. Evidentemente, no se lo voy a decir a la cara. No vaya a ser que se le suba a la cabeza y entonces apaga y vámonos. Hay que darle que al menos es aplicado y trabajador, aunque sea por las ganas que tiene de salir al mar. Es cuanto menos enternecedor.

Llevábamos horas cortando madera para el barco, esencialmente intentando reemplazar todos los símbolos marines por símbolos de nuestra tripulación, cuando Yor se dignase a diseñar alguno, cuando Yor decidió bajar a inspeccionar la parte inferior del barco. Tripulación formada sólamente por Yor y por mí mismo, pero tripulación al fin y al cabo. Al cabo de un tiempo, oí un ruido abajo. Simplemente pensé que Yor había tirado algo, lo cual no era para nada raro. Después oí pasos corriendo. En ese momento, bajé a toda prisa, temiendo que hubiera cualquier intruso en el barco. Sin embargo, mientras bajaba, oí la voz de Yor. “¡Jin, Jin! ¡He encontrado un hada! ¡Ven, rápido!”. ¿Un hada?. Cosas mas locas había oido de este chaval. Cuando entré en la habitación, Yor estaba solo en la habitación.

-¿Qué pasa Yor? ¿Dónde está el intruso?

Resulta que en las manos tenía una persona muy pequeñita, que estaba tremendamente confundida.

Estuve mirando al bichito mientras Jin bajaba. Jamás había visto algo ni remotamente parecido, si era un humano, a este le faltaba mucha leche para haber crecido con huesos sanos que no se quedasen tan pequeños. Le di la vuelta en mi mano, viendo que se quejaba por el mareo por lo que no tardé en devolverlo a la posición de antes. Solté una risa divertida, dejándolo al final en el suelo, no parecía tener ni la capacidad ni las ganas de irse corriendo.

-Es una persona muy pequeña, no me ha dicho su nombre todavía…

Alcé una ceja con curiosidad al oír las palabras de nuestro nuevo amigo, parecía estar al borde de desmayarse. Por lo que decía, debía de llevar bastante tiempo ya preso antes de que llegásemos. Chasqueé la lengua molesto por esa idea, cruzándome de brazos. Otra vez la marina haciendo una de las suyas, esta cosa parecía ser demasiado inocente como para merecer estar preso. Además, ¿qué daño podía hacer alguien de ese tamaño? Sin duda debía tratarse de algún tipo de injusticia.

-Jin, traele algo de comida, parece estar al borde de morirse de hambre.- No lo miré de vuelta, sabía que cumpliría con la orden. Mientras tanto, me acosté delante del polizón, poniendo mi cara delante de su cuerpo.- Mi nombre es Yor D. Krein, estás en mi barco. Bueno, antes no lo era, era de unos marines, pero se lo he quitado. Después de todo, si quiero ser el rey de los piratas, necesito un barco para ir por el mar… El problema es que tenemos que remodelarlo y no es que seamos unos carpinteros expertos…

Al darme cuenta de que me estaba empezando a ir por las ramas, solté una risa divertida, volviendo a enfocar mi atención en el chico tan pequeño que había delante de mí.

-El caso. que me pierdo, ¿qué y quién eres y qué haces en mi barco? No pareces humano, aunque si lo eres, la verdad es que te han tocado unos genes muy diminutos.

Tanto zarandeo mareó más a Muffin. Por suerte no dejar que le subiera la sangre a la cabeza le ayudó a recobrar el sentido, viendo mejor la cara desconocida enfrente suya. ¡Y encima el chaval este le ofrece comida! Pues ni tan mal se está, ya le cae bien. Ahora, como se enro-... Espera, ¿un pirata?¿Y buen zagal? ¡Esta es la mía!

- ¡Que no sepas lo que es y no es humano ofende, grumete! Pero viendo que me ofreces…¿desayuno? Te perdono. Me llamo Muffin Goldberry, piratilla, y soy un Tontatta y mi oficio es…. eh… se supone que marine…Pero más importante, ¡prisionero liberado! Y te lo agradezco.

Sin saber qué honorífico hacer simplemente bajó la cabeza en un pobre intento de reverencia.

- Creían que fuí yo el que provocó que el astillero se derrumbara y me iban a llevar a juicio por ello…¡Por la única casualidad que fuí el último en salir del curro el día anterior! Que mal juicio y prejuicio por mi raza, no puede ser. Pero eh, así os he conocido a tí y a tu compañero! Que tal estos días en esta belleza, ¿os está gustando mi señora barca?

Me dirigí a buscar la comida. No había mucha en la despensa del barco, supuse que los marines no tenían pensado hacer un viaje demasiado largo. Cogí un par de trozos de cecina, un poco de queso, agua y pan, y bajé otra vez con Yor. ¿Qué hace este bichín en el barco? No creo que sea un marine, y definitivamente no salió a pegarse con nosotros cuando llegamos al barco. ¿Le tendrían preso? Ya tendré tiempo para interrogarlo cuando se recupere. En cualquier caso, no parece que vaya a hacernos nada. Con esta retahíla mental llegué a la sala en la que estaban Yor y el tontatta.

Me arrodillé a la altura del tontatta, que estaba encima de una mesa.

- Esto es más o menos todo lo que he podido encontrar. Estos marines iban a pasar hambre. - Le ofrecí la comida - No he encontrado cubertería acorde al tamaño, espero que no te importe demasiado.

Le dejé comer un poco

- No pareces un marine, no al menos por convicción propia. ¿Te importaría contarnos cómo has acabado aquí?

Nos contó que le habían apresado para llevarle a juicio por el derrumbamiento de un astillero, del que él juraba que no tenía nada que ver.

- Bueno, poco importa a estas alturas. Lo importante es que la marina no te tiene apresado gracias a nosotros - Miré a Yor - Yo creo que eso constituye un favor bastante grande. - Volví a mirar a Muffin - Y dado que trabajabas en un astillero, quizás nos puedes echar una mano.

Saqué una cerilla para encenderme un cigarro

-El caso es que Yor está formando una tripulación pirata. Y no podemos ser una tripulación pirata sin un barco. Ahí entra este barco, recién traído del puerto de la marina. La idea es, básicamente, cambiar la estructura del barco lo suficiente como para que no se pueda sospechar que el barco es marine. Y para eso te necesitamos a tí.

-¿Un Tontatta? No creo que tengas que ser tan duro contigo mismo, no creo que seas tan tonto como dices.- No pude evitar reírme al escuchar su historia.- Eso es tener muy mala suerte, que gracioso. En cuanto al barco, todavía no lo hemos usado demasiado, aunque se movió con soltura por las cuevas, eso hay que dárselo.

Miré entonces a Jin, viendo hacia dónde iba la conversación. La verdad es que no lo había pensado, pero tener al pequeño como carpintero en el caso de que de verdad supiese cómo manejarse era una muy buena idea. Volví a dirigir mi atención al pequeño, esta vez ofreciéndole una gran sonrisa.

-Lo que dice Jin es muy buena idea. Hagámoslo así: tú arreglas este barco y a cambio te vas de aventuras con nosotros, ¿no es una gran idea? La verdad es que no había pensado en encontrar a un carpintero tan pronto, pero la verdad es que es buena idea.
Me levanté entonces del suelo, mirando a nuestro alrededor. Ahora que contábamos con la ayuda de un profesional para hacer la remodelación, podría ser más ambicioso en cuanto a cómo quería todo esto. Podríamos quitar los emblemas sin dejar una marca en las paredes, pintar para quitar los colores de la legión… Empezaba a emocionarme, todo iba tomando forma poco a poco y solo había tenido que huir de casa y naufragar en esta isla. Bien, ahora que tenemos la estructura del barco solo tengo que hacer la bandera, lo más importante.

-Oye, ¿recuerdas si hay por aquí algún sitio dónde guardaran tela? Ya tengo pensada nuestra jolly roger y tengo que dibujarla, ya veréis… Va a quedar muy bien.

Dudaba mucho que el Tontatta se negase a salir al mar con nosotros así que simplemente ya lo uní a nuestro plan. Simplemente era una oportunidad demasiado buena como para que no se uniese a nosotros, si se resistía tendría que sacar mis grandes dotes de persuasión. No puedo no tener a un chico tan interesante, no todos los días se ve a gente tan pequeña y mucho menos te puedes hacer amigo de ella. Mentalmente solo crucé los dedos, esperando que todo me saliese bien.