¿Quién dijo miedo a los fantasmas?[Moderado Nocturne Privado]

-¡Tensad el velamen, asegurar los cabos, que no se desvíen las velas! ¡Arriad los juanetes o perderemos los mastelerillos!

La tormenta arreciaba con gran fuerza contra el casco de la embarcación, aquel viaje debía de ser muy sencillo, pero con lo que nadie contaba era con que el mar se embraveciese tanto. El navegante no se informó de la situación del mar y pensó que era un buen momento para zarpar. Por un instante detesté haber confiado en él, a fin de cuentas la carga que teníamos era peligrosa y no podía permitirme el lujo de que se dañase.

Bajé a la bodega y me aseguré de que estaba bien protegida, aún así utilicé mi energía y la solidifiqué a su alrededor para protegerla, al fin y al cabo el oleaje era tal que hacía que tuviera que estar sujetándome todo el rato de cabos para evitar perder el equilibrio. Una vez terminé de asegurar aquella valiosa carga volví a subir. Pude ver que algunos hombres tenían problemas con el velamen, por lo que me dispuse a subir al palo mayor para ayudar, pero conforme comencé a subir, pude ver a lo lejos la formación de un torbellino, al cual íbamos directos.

Me costó dejar a los hombres allí arriba a su suerte, pero ahora mismo debía avisar al timonel, debía hacerlo. Con mi wind path llegué rápidamente al puesto del timonel, el cual se exaltó un instante hasta que se dio cuenta de que era yo.

-Timonel, varíe el rumbo, vamos directos hacia un torbellino, hay que evitarlo a toda costa. Siga el viento para tomar velocidad y poder escapar de la trayectoria lo antes posible. Si nos atrapa la corriente estaremos perdidos.

Seguidamente volví a utilizar el wind path para ir rápidamente a la verga del mastelerillo mayor y, posándome sobre el penol que daba al lado de babor ayudé a los reclutas que estaban allí a arriar la vela.

-Bajad y ayudad al resto de hombres. Si ocurre algo lanzad una bengala y bajaré en un instante. Rápido.

Estando todavía allí, me puse directamente en el carajo y me quedé observando el viento, había algo que podía hacer para ayudar al timonel con el barco, pero debía concentrarme, al fin y al cabo contrarrestar la propia fuerza del viento sería complicado, por fortuna tan solo tendría que cambiar su dirección levemente, pues ya soplaba hacia estribor, me arrodillé para tener buena estabilidad y concentré mi energía de ámbito viento, impulsaría todo lo que podía el aire hacia la dirección más conveniente, y forzaría todo lo posible para ayudar al timonel a que saliera de la corriente que nos arrastraría si continuábamos en esa trayectoria.

Esperaba poder salir de esa con la carga a salvo. De lo único que me alegraba, era de que Jiro se hubiera quedado en mi casa del cuartel, menos mal que no le dije que vieniera por que iba a ser muy aburrido y no podría estar con él.

Cosas usadas:

Cuando me quise dar cuenta, la tormenta ya había cesado, por lo cual pude relajarme al fin. Detuve mi corriente de viento y, ante mi asombro, el barco se quedó completamente quieto, o por lo menos esa fue la sensación que me dio, tal vez tan solo fuese que el cambio brusco de velocidad hizo que percibiese la velocidad de otra forma más errónea.

Miré hacia abajo y descendí, era importante asegurar el número de heridos por el temporal y, sobre todo, los daños producidos al barco y a la carga que transportábamos. No me gustaba lo más mínimo hacer de chico de los recados de un Tenryuubito, pero cuando toca hacer algo como esto, es la prioridad máxima, no puedo permitir que se tenga una imagen equivocada de la marina, y, sobre todo, de mí.

Llegué a cubierta y me quedé mirando por todas partes, fijándome en primera instancia en los heridos, si veía alguien de gravedad directamente iría hacia él, si había hemorragia lo primero que haría sería intentar taponar la herida con jirones de mi propia camisa que cogería (si no veía telas próximas) y le llevaría a la enfermería, donde rezaría por que el médico de abordo no estuviera herido. De no haber nadie de gravedad simplemente mandaría a los heridos allí y pediría reporte de daños mientras me ponía a buscar desperfectos en la estructura del barco, así como entraría a la bodega a comprobar el estado de la carga que previamente había protegido.

La situación era un tanto extraña. No había heridos por suerte, la carga parecía estar bien, aunque ni siquiera sabía lo que transportaba, y no estaba dispuesto a abrir el paquete y que el Tenryuubito lo descubriese. Pero ahora tenía algo más de lo que preocuparme, una espesa niebla nos inundaba hasta el punto que no se veía nada a pocos metros del propio casco del barco, rápidamente me dirigí hacia el timonel.

-No tengo la más remota idea de dónde estamos timonel. Necesito que me detalles el viaje, qué dirección llevábamos, hacia donde nos desviamos, y que rumbo tenemos ahora mismo. Muéstrame un mapa y explícame el itinerario que debíamos llevar. ¿Sabrá calcular cuánto nos hemos desviado de la trayectoria?

Además del timonel había algunos otros marineros que tampoco eran novatos, y suponía que por lo menos podrían ser de ayuda, de no ser así no se habrían quedado mirando.

-Cualquiera que pueda ayudar que venga, la situación es crítica, es mi deber asegurar la integridad de todos los que estamos en este barco ahora mismo, y no tengo ninguna intención de faltar a mi deber. Por lo tanto espero poder salir de esta situación con toda la ayuda posible. Puede que yo esté al mando, pero los hombres a mi cargo tienen la prioridad, de modo que si alguien puede ayudar es bienvenido al diálogo, el resto asegurar el rumbo que marque el timonel y mantened el navío en condiciones. Los que estén aptos que traten de arreglar los desperfectos del casco.

Aguardé una respuesta y reacción ante las órdenes y consejos que había dado a los hombres y, tras eso, me quedé mirando directamente al timonel, esperaba obtener una respuesta complaciente. Necesitaba saber dónde diantes podríamos estar. La niebla no me gustaba nada, había escuchado historias de mares envueltos en una bruma densa donde no salían los barcos en las mismas condiciones que entraban, y eso los que lograban salir. Tan solo las tomaba como si fueran leyendas, pero no estaba en condiciones de fiarme, al fin y al cabo todas las historias disparatadas son tomadas igual, y en este mundo donde las frutas del diablo son un hecho, todo podría ser. De lo único que me arrepentía en ese momento, era no saber más que las historias que cuenta la gente en tabernas y navíos. Esperaba que tan solo fuera una leyenda, tal y como tenía en mi mente.

Tal y como me temía, el navegante confirmó mi teoría. Hay muchas historias sobre este territorio, pero no podían ser reales, era completamente inverosímil todo esto, y no quería ni pensar en lo que podría ocurrir si había algo de cierto en todo eso. No era el mejor lugar para acabar, y no estaba dispuesto a hundirme en el fondo del mar.

-Muy bien timonel, disponga el rumbo conveniente para alejarnos de este lugar, volveré a crear una corriente de vien... to...

No pude evitar quedarme sin palabras ante lo que observaba al asomarme por estibor, un navío con velas completamente negras y una niebla verdosa se encontraba parado paralelo a nuestro barco. Me giré hacia el otro lado movido por un grito de alerta, a babor había otro navío igual, varado de igual forma.

-No son solo historias. -Dije para mí mismo, incrédulo.

Me fijé en el navío, no podía ver a nadie a bordo, pero lo que si veía, era que sus cañones parecían estar preparados para abrir fuego. Se me abrieron los ojos como platos, no teníamos muchos cañones, tan solo unos cuatro por banda. Tan solo había una cosa que hacer.

-¡Marineros, abrid las troneras de babor, desplazad los cañones de estribor y preparaos para abrid fuego!

Rápidamente saqué mi arco y cargué una flecha de un barril próximo que estaba lleno, tenía pocas opciones, no sabía qué sería aquél ente que parecía fantasmal, desconocía si se trataría de un navío físico o si por el contrario tan solo sería algún tipo de ilusión, no obstante, lo comprobaría cuando las balas de mis cañones hicieran crujir su madera o le atravesaran. Debido al número de marines que había en el barco, no tardaron en dejar preparados los cuatro cañones de babor, aunque el traslado de los otros cuatro no tardaría mucho. Yo me encargaría del navío de estribor si fuera necesario. La flecha que tenía cargada se impregnó de mi energía de fuego, viéndose envuelta en llamas conforme lancé mi grito.

-¡FUEGO!

El retumbar de los cañones comenzaría a sonar, a la vez que lanzaría varias flechas en llamas con Igurusureiya, flechas ardientes en dirección al velamen del barco, el cual ardería deprisa y dejaría el casco envuelto en llamas en cuestión de tiempo, para entonces tan solo tenía que concentrar una flecha más densa y gruesa y utilizar el Kazekaiho para atravesar su casco y tratar de inutilizar la quilla, con ello ese barco quedaría inutilizado y, con suerte, se hundiría. De ser así pasaría a prestar ayuda a babor con el mismo sistema, si no funcionaba continuaría lanzando flechas con el Kazekaiho hasta asegurarme de que la nave se queda inutilizada, detenida o ardiendo en su totalidad.

cosas usadas:

En cuanto veo que mis flechas tan solo les atraviesan doy una nueva órden.

-¡Alto el fuego, marineros!

La situación es un poco caótica y confusa. Los barcos parecen estar enfrentados entre ellos y el fuego de artillería traspasa nuestro casco y se estampa contra los dos navíos fantasmagóricos. De pronto los marineros fantasmas comienzan a saltar de barco en barco, dando la imagen de un abordaje. Noté la inquietud de algunos hombres, sobretodo cuando caía algún fantasma próximo a ellos y y se hundía en la madera del casco.

-¡Tranquilos marineros, estas aguas son traicioneras, no creáis nada de lo que veis, tan solo son ilusiones! -Aunque pretendía calmarlos, no podía negar que yo estaba tan asustado, o más, de lo que quería mostrar.

De pronto una corriente comienza a arrastrar la embarcación, una corriente que parece ser bastante potente, no tendría sentido alguno resistirse o tratar de variar el rumbo, el mar se movía con fuerza, una fuerza que fue transmitida al casco, haciendo que algunos hombres cayesen arrodillados a cubierta.

-¡Agarraos! ¡Asegurar los cabos, preparad el ancla!

No podía saber lo que podíamos encontrarnos, pero marché raudo hacia proa, si por lo que sea veía terreno rocoso o costa de naufrágio, lo más inmediato sería echar el ancla y tratar de evitar que la corriente nos arrastrase más. No podía saber lo que había delante debido a la espesa niebla, y no sabía ni lo que estaba haciendo, no obstante necesitaba mantener la serenidad y hacer entender a los hombres de allí que tenía la situación controlada en medida de lo posible.

De pronto dos grandes estructuras aparecieron a los laterales del barco, dos enormidades de muros, entre los cuales pasamos, en esta ocasión los fantasmas no atravesaron los gruesos muros, sino que colisionaron, perdiéndolos de vista. Aquello parecía como una muralla, y la corriente era producto de una gran compuerta abriéndose. Todo esto tenía pinta de ser cada vez más confuso.

-¡Navegante! -Hice llamar al hombre, ya que era él quien parecía saber algo sobre el denominado Florian Triangle.- Dime marinero. ¿Conoces también historias sobre esto?

Esperaba una respuesta positiva mientras todavía estaba oteando el horizonte, aunque no alcanzase a divisar gran parte. Debía mantenerme alerta por el bien de mi tripulación. La carga ya no me resultaba tan importante, casi la había olvidado, en estos momentos resultaba más prioritario la vida de mis hombres, y debía hacer cualquier cosa por salir de allí.

Conforme vamos avanzando a través de aquellas grandes murallas, la niebla va dispersándose poco a poco. El timonel ahora resultaba estar tan desconcertado como yo, y podía ver el miedo en la tripulación. Tan solo le dediqué una pequeña sonrisa y le agradecí la ayuda. Se comienza a vislumbrar un muelle.

-Gracias navegante, la niebla ya se está disipando, no hay nada que temer. Preparaos para atracar en el muelle.

Me quedo observando de nuevo hacia adelante, una isla envuelta en una gran muralla, una densa bruma de un lugar maldito llamado Florian Triangle. No me gustaba nada el lugar donde nos habíamos metido, y tenía pinta de ser peligroso. Bajé la mirada para apartarme de allí, pero en cuanto mis visión fue hacia el fondo marino pude contemplar los restos de incontables naufragios a través de las cristalinas aguas. Sería un problema que ahora los hombres se diesen cuenta.

Rápidamente me giré y comencé a dar órdenes para distraerles de esa vista poco agradable y oportuna en estos momentos.

-Rápido marineros, arriad todo el velamen, preparad los cabos y el ancla, hay que reducir velocidad o nos estrellaremos contra el muelle. Vamos chicos, no es la primera vez que hacemos esto, ¿verdad?

En cuanto estuvimos atracados fui el primero en bajar, asegurándome de ese detalle. Ya habíamos visto ya barcos fantasma, ya no me fiaba de nada, aún así intenté bajar con convicción, ya decía el que la pasarela quedase sujetada, pero no me fiaba. En cuanto puse un pie en la madera me quedé más tranquilo, parecía una isla real. Tal vez las alucinaciones se habían esfumado junto con la niebla. Amarré algunos cabos al muelle y avisé a los hombres de que podían bajar.

En cuanto comencé a ojear la isla me fijé que había gente. Esto era realmente extraño, hice un ademán a los marines para que no se aproximasen más y avancé yo solo hacia adelante. Me aproximé al hombre más cercano, parecía un trabajador del muelle.

-Perdone usted buen hombre. Mi tripulación y yo nos perdimos en una niebla y no estamos seguros de nuestra ubicación. ¿Podría decirme en qué isla nos hallamos?

En algún lugar de la isla

Aquella imagen provocó un escalofrío que recorrió toda mi espina dorsal. Me puse alerta durante unos instantes, pensando que sería algún tipo de enemigo, no obstante, sus palabras y forma de hablar parecían indicar que no iba a presentar ningún tipo de hostilidad. Por dios, que se trataba de un jodido esqueleto parlante. ¿Cómo diablos hablaba sin tener cuerdas vocales? Definitivamente este mundo es todo un misterio que no deja de intrigarme cada vez más.

Para colmo ni ellos mismos sabían dónde estaban, aquello cada vez me desconcertaba más y más. ¿Acaso habíamos naufragado y esto era algún tipo de infierno personal? No, Hayate. Quítate esa estúpida idea de la cabeza, tienes un cometido que cumplir, y apuesto que al Tenryuubito no le haría gracia que su carga llegase tarde. Me volví a los hombres.

-Muy bien chicos. No tenemos idea de donde estamos, pero tenemos una tarea que llevar a cabo, y no voy a rendirme. Saldremos de esta chicos, os lo aseguro. Y ahora lo más importante es saber donde nos hallamos, pero no podemos dejar el navío desprotegido, de modo que nos dividiremos en dos grupos. El grupo más grande se quedará aquí a defender la embarcación, yo me llevaré el grupo más reducido e investigaremos.

Comencé a dividir a los hombres, traté de dejar entre los que se quedaban aquellos que tuvieran una mente más fría, aquellos con conocimientos sobre artillería y los mejores navegantes, por si se requería mover el navío. Yo me llevé al resto de hombres, esperaba que no fuera muy asustadizos, pues algo me decía que nos volveríamos a encontrar algo más extraño por la isla.

-Muy bien. Si os encontráis en problemas, debéis tratar proteger la carga a toda costa. Pero si os va a costar la vida, no os la juguéis. Ante todo el objetivo principal, es que nadie pierda la vida aquí. Aguardad nuestra llegada, encontraremos el modo de salir.

Con el pequeño y reducido grupo comenzamos a avanzar por la isla, tratando de buscar respuestas a nuestra ubicación y, sobre todo, cómo diantres escapar de aquí.

La densa niebla no permite que nuestra visión se prolongue mucho de nuestro alcance. Liderando ese reducido grupo avanzábamos por las sinuosas y oscuras calles, donde no parábamos de encontrarnos con más que aquellos seres esqueléticos, incluso algún cánido al parecer.

-¿Qué diablos son estas cosas? -Murmuré sin darme cuenta prácticamente.

Por suerte había faroles en las calles, por lo que había una mínima visión del entorno. Se trataba de una ciudad, toda una ciudad habitada por estos seres, al parecer. Cada imagen era más tétrica que la anterior, y no solo por los supuestos habitantes, sino también por la arquitectura del propio pueblo.

Era como si una civilización de la antigüedad hubiera quedado estancada dentro de esta niebla, no desaparece, sus habitantes no mueren, aunque sus cuerpos se pudran. La ciudad parecía alzarse como en una especie de colina, por lo menos era como si las calles ascendiesen. Se me ocurría alguna forma de averiguar algo.

-Chicos, subamos al punto más alto que podamos. Con suerte la niebla será densa y podremos ver algo desde encima de ella.

Ese era el plan, aunque más bien daba palos de ciego. No pude evitar activar el haki de observación por instinto. Había algo que no me cuadraba, todos allí eran esqueletos, no se veía a nadie. Sin embargo no se asombraban al ver personas... Cómo decirlo... Compuestas de algo más que hueso.

Por otro lado, aunque no se alcanzase a ver nada desde las alturas, si había un punto destacado más alto que otro, probablemente hubiera algún lugar importante, algún sitio donde tal vez pudiera encontrar respuestas. Apreté el colgante con aquél emblema que colgaba de mi cuello, cada vez que sentía el más mínimo temor, aquello me daba fuerzas para continuar. El volver a su lado, al de todos. No me dejaría atormentar por nada.

-Adelante. Estad atentos chicos.

La situación cada vez era más inquietante. Aquello parecía un pueblo de lo más normal. Trataba de fijarme en todos los detalles que pudiera, no sabía si mis hombres estarían asustados, por lo que debía mantenerme alerta en todo momento.

Mi haki parecía estar errado, al fin y al cabo no parecía notar absolutamente nada por la zona, no obstante, había seres ahí. Eso tan solo dejaba una idea en mente, había algún tipo que estaba controlando todos estos seres, no eran reales, por lo menos lo que la conciencia viva se tratase, podría pensar que tal vez ni siquiera tenían dicha conciencia, aunque eso no tendría mucho sentido con el hecho de que ya hablé con uno de esos esqueletos, el cual ni siquiera parecía saber dónde estaba. ¿Algún tipo de conciencia artificial? ¿Tal vez solamente un eco de una vida pasada? Almas errantes ligadas a cadáveres, probablemente producto de alguna fruta del diablo. Tal vez no fueran más que meras ilusiones, al fin y al cabo no había tratado de tocar a ninguno de ellos.

Aquél pequeño perro se acercó y nos cortó el paso, parecía que estaba juguetón, nos trajo un hueso y me quedé parado mientras parecía mover el rabo eufórico. Si aquello era una ilusión, estaba muy bien preparada. ¿Pero por qué hacer algo así? No tenía mucho sentido.

Me agaché para tratar de acariciar ese cánido esquelético, tenía que saber si eran figuras reales o tan solo ilusiones. Había muchas cosas extrañas y desconocidas en este mundo, quién sabe si la propia niebla no era una de esas cosas y provocaba distorsiones o ilusiones dentro de su rango interno. No podía fiarme absolutamente de nada. Un par de aquellos ciudadanos se aproximaron a nosotros, sus ropas parecían ser realmente antíguas, al contrario del resto de aquellos esqueletos, parecieron preocuparse por nosotros al vernos algo despistados. El ser que nos preguntó vestía con ropas que parecían ser femeninas. Incluso había algo extraño, ocupaba el vestido más de lo que parecía ser a simple vista, un esqueleto no tiene mucho por abultar, no obstante ese vestido estaba más lleno de lo que parecía a simple vista.

-Buenas. Lo cierto es que si, verá hemos llegado por casualidad a este lugar, y no tenemos la más remota idea de en qué isla nos encontramos. Intentaba encontrar alguna indicación que me sacara de dudas. -En las siguientes palabras que tenía en mente no sabía cómo debía decirlas, al fin y al cabo, todo aquello parecía sacado de un relato de terror donde un pueblo antíguo quedaba atrapado en las tinieblas, un pueblo eterno que podría tener perfectamente miles de años. ¿Cómo se le llamaría a la máxima autoridad de la zona?- Además estoy buscando a quien más poder tenga aquí. Perdone mi ignorancia, no soy un hombre de mundo.

Le respondí con una sonrisa, aunque era completamente incapaz de saber qué expresión me estaría poniendo, y tampoco podía valerme del haki de observación. Aquello cada vez era más confuso

Tal y como me temía, estos seres, aunque tengan algún tipo de conciencia, no tienen la menor idea de dónde se encuentran. Lo que no había duda alguna, es que no estábamos en el North blue, pues pocas islas había que no conociese de mi mar de orígen, y menos aquellas que no había visitado. Al fin y al cabo, era mi intención conocerlo para poder llegar a defenderlo algún día. Y desde luego, no recordaba nada sobre una tal "Halloween Town". O era algún tipo de ciudad artificial, o había algo bastante extraño en todo esto.

Lo más curioso fue su actuación al final de la conversación. Ahora no cabe duda, estos seres son artificiales, de algún modo son controlados por algún tipo de colectivo, pues dudo que una sola persona tenga el poder y control para mantener tantos seres. ¿Y si estamos siendo vigilados? ¿Y si quien habla por boca de estos esqueletos no es más que esa tercera persona en las sombras? Lo que estaba claro es que los seres no tienen una conciencia completa, está demostrado en sus actos, unos no sabían dónde estaban, esta última me ha dicho que estamos en una isla desconocida del North Blue, y para colmo no termina la frase y se queda actuando como si no estuvieramos allí.

Lo que hice ahora fue agudizar el oído, trataría de escuchar algún tipo de conversación de aquellos seres, había estado tan atento en tratar de detectar algo con mi vista y haki, que no me había parado a utilizar el sentido que más me podría ayudar, el oído. Al fin y al cabo podría escuchar prácticamente cualquier cosa si me lo proponía.

-Chicos. Continuemos avanzando. Hay algo que no me huele nada bien. Hacia arriba.

No pude evitar mostrarme tenso ante mis hombres, debían mantenerse alerta, y parece ser que esta era la única forma de lograr transmitir la auténtica seriedad. Algo me dice que todo está tornándose más peligroso. Pero prefería no dar más detalles. Si tal vez quien los pudiera estar controlando, o manipulando, podía vernos y hablar por ellos, posiblemente también podría escucharnos. Necesitaba averiguar pronto lo que estaba ocurriendo. No podía quedarme sin tiempo, debía llegar al archipiélago Shabondy a toda costa. Mi vida y la de mis hombres está en juego, no es malo hacer enfadar a un Tenryuubito.

No encontraba respuesta alguna. La situación no hacía más que provocarme quebraderos de cabeza, era como si realmente hubiera una conciencia tras cada uno de esos cadáveres esqueléticos, pero duraba un breve retardo. O tal vez era lo que querían hacerme creer. No tenía muchas posibilidades, podía ver el cansancio de mis hombres, parecía que anochecía por los actos de aquellos peculiares habitantes, aunque no se veía para nada ningún tipo de luz exterior. Aquello era una eterna noche.

Debía hacer algo rápido, necesitaba probar los esqueletos, los comportamientos de estos habían sido bastante impredecibles, hasta que me fijé en sus actos con respecto a nosotros, los forasteros. Todos nos prestaban algo de atención en un comienzo, y al pasar un poco de tiempo nos ignoraban como si no existiésemos. O su controlador no era capaz de controlarlos a todos a la vez, y eso me daba un breve tiempo para sacar información, o era lo que quería él que escuchásemos.

Me quedaba sin tiempo, y de todas las teorías que tenía en mente, esta era la única que podría ofrecerme respuestas rápidas. Pues las necesitaba, no podía seguir forzando a mis hombres de esta manera, y no tenía la seguridad de no ser atacado durante la noche. No podía fiarme de nada de lo que viera en este lugar, y no pensaba arriesgar la seguridad de los marines por nada.

Tenía un plan, preguntaría a ciertas personas, transeúntes que todavía quedasen por la zona. Preguntas cortas y directas, preguntas que no les hicieran pensar, otras que si. Trataría de ver si mi teoría era correcta, y si así lo era, cuánto tiempo tendría para obtener respuestas. Detuve al primero.

-Perdone. ¿Por donde se va al ayuntamiento?

Tras escuchar su respuesta andaría un poco más y volvería a formular otra pregunta distinta. Preguntaría por posadas, parques, algún lugar de ocio y, sobre todo, preguntaría varias veces por el ayuntamiento. Quería saber si siempre obtendría también la misma respuesta, o si me mandarían a dar vueltas por puro desconocimiento real de su ubicación. Tal vez, si se tratasen de conciencias reales, de otros seres, no todos fueran de la misma ciudad, en cuyo caso, cada uno me mandaría a un lugar diferente. Había que probarlo.

Algo había sacado en claro, no era constante el tiempo de reacción de cada uno, aunque parecía haber algún patrón que no alcanzaba a comprender del todo. Tal vez por la fatiga y estrés al que había estado expuesto todo este tiempo. Antes de darme cuenta había anochecido bastante, y estábamos en una plaza. Me giré para ver a los hombres, se les notaba bastante agotados. No podía hacer más por el momento, y no podía dejar a los hombres a la intemperie. No me fiaba lo más mínimo, pero la única solución era ir a una posada. Al fin y al cabo, no tenía tiempo, ni mis hombres fuerzas, para buscar por todas las direcciones que me habían dado del ayuntamiento.

-Chicos. Perdonadme. Ha sido un día muy duro, creo que os merecéis descansar. Cerca hay una posada, vamos allí.

Me pareció ver el rostro de alegría en más de uno, aunque parecía que no todos estaban de acuerdo con eso de pasar la noche en un sitio donde solo habitan esqueletos. Por desgracia, era muy tarde para volver al barco. Llegamos a la posada y recé para que nos dejasen entrar y tuvieran habitaciones libres, si así era pediríamos alguna para pasar la noche.

Les dejaría dormir tranquilos, pero estaría atento con el mantra activado, centrándose en sus hombres de habitaciones contíguas y en el exterior. No estaba seguro de querer fiarse un pelo de lo que había ahí, pero no podía evitar reconocer, que el agotamiento estaba haciendo mella en mí, y no tardaría demasiado en caer dormido, no sabía si aguantaría más de una hora.