Mellanie Grim
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
A paso lento y casi arrastrando los pies estaba Mellanie caminando por un sendero tranquilo en dirección a la ciudad de Skyros. Había llegado allí en la noche, subida en un barco de mercancías de contrabando. Al desembarcar, el cansancio y la falta de sueño por un viaje tan estresante en el que había estado en riesgo de ser descubierta y sufrir los estragos de las mentes sucias y enfermas de los marineros, la habían llevado a quedarse dormida en un rincón oscuro del muelle. Su estómago le rugía y no parecía tener muchas fuerzas para continuar.
- Si tan solo hubiera cogido algo de la comida que estaba dentro de las cajas – dijo para sí misma mientras se llevaba la mano derecha al vientre pensando en lo tonta que había sido al no coger algún alimento para el viaje estando ella en las bodegas de un barco de contrabando.
Pero, como si los dioses la hubieran escuchado, las casas de los campesinos empezaron a aparecer a los lejos. La silueta de la ciudad de Skyros se dibujó más allá. La joven pirata vio reanimada su esperanza de conseguir un buen plato de comida.
Su objetivo fue una de las primeras tabernas de la ciudad. Mellanie entró corriendo, pasando por alto a los guardias de la entrada, quienes no tuvieron tiempo de impedirle el paso. Abrió la puerta de la taberna llamada “Clain, el errante de sombrero gris” y buscó una mesa para sentarse. Un muchacho con pecas en las mejillas y con el cabello corto de color castaño claro, se acercó a la mesa de la recién llegada mujer y fue recitando el menú del día.
- ¡Dos de cada uno y rápido! – dijo como una loca ansiosa por devorar todo a su paso.
Cuando el chico le trajo la comida, la dulce y sensual apariencia de la chica se convirtió en un mar de mordiscos y sorbos de sopa que se dejaban oír hasta por fuera del lugar.
- Si tan solo hubiera cogido algo de la comida que estaba dentro de las cajas – dijo para sí misma mientras se llevaba la mano derecha al vientre pensando en lo tonta que había sido al no coger algún alimento para el viaje estando ella en las bodegas de un barco de contrabando.
Pero, como si los dioses la hubieran escuchado, las casas de los campesinos empezaron a aparecer a los lejos. La silueta de la ciudad de Skyros se dibujó más allá. La joven pirata vio reanimada su esperanza de conseguir un buen plato de comida.
Su objetivo fue una de las primeras tabernas de la ciudad. Mellanie entró corriendo, pasando por alto a los guardias de la entrada, quienes no tuvieron tiempo de impedirle el paso. Abrió la puerta de la taberna llamada “Clain, el errante de sombrero gris” y buscó una mesa para sentarse. Un muchacho con pecas en las mejillas y con el cabello corto de color castaño claro, se acercó a la mesa de la recién llegada mujer y fue recitando el menú del día.
- ¡Dos de cada uno y rápido! – dijo como una loca ansiosa por devorar todo a su paso.
Cuando el chico le trajo la comida, la dulce y sensual apariencia de la chica se convirtió en un mar de mordiscos y sorbos de sopa que se dejaban oír hasta por fuera del lugar.
Nailah
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
¿Qué cómo había terminado en el centro de Skyros? Muy fácil. Perdida cual gatito callejero, ni tiempo le dio a fijarse en donde estaban los de su banda cuando los perdió de vista. El problema era su orientación, era la segunda vez que le fallaba en una isla distinta. La anterior había sido en Johota y por alguna extraña razón había conocido a alguien interesante. Su visión sobre las personas cada vez era más diferente desde que había abandonado Sabaody en busca de fama y fortuna.
La pirata se rascó la cabeza y, con la otra mano apoyada sobre la cadera, caminó por las angostas calles de Skyros. Era un lugar muy peculiar, no se acostumbraba a que todo fuese tan diferente en comparación de otras islas. De hecho, todo era como muy antiguo, incluso las vestimentas de los extranjeros destacaban sobre las de los lugareños.
Nailah se adentró en numerosos callejones en busca del puerto o de algún lugar que le hiciera recordar por donde había estado antes, pero ninguno servía. El hecho de que hubiera tanta agente en aquel extraño lugar la hacía perderse cada vez más y más.
La pirata apoyó la mano sobre mordedura de víbora y esquivó a unos cuantos transeúntes. Lo mejor sería no quedarse en la calle y entrar a algún lugar más tranquilo. Buscó alguna taberna hasta que al doblar la calle se topó con el gran cartel de una.
Parecía un sitio acogedor. Empujó la puerta, haciendo que chirriasen las bisagras y se adentró, dejando golpearse la puerta con fuerza. El camarero la miró y siguió limpiando la barra. La morena se fijó en una muchacha que parecía devorar con ansia toda la comida que había sobre la mesa y lo peor, seguían trayendo más. Que pozo sin fondo, pensó extrañada. Tras eso dio un par de pasos hacia delante.
La pirata se rascó la cabeza y, con la otra mano apoyada sobre la cadera, caminó por las angostas calles de Skyros. Era un lugar muy peculiar, no se acostumbraba a que todo fuese tan diferente en comparación de otras islas. De hecho, todo era como muy antiguo, incluso las vestimentas de los extranjeros destacaban sobre las de los lugareños.
Nailah se adentró en numerosos callejones en busca del puerto o de algún lugar que le hiciera recordar por donde había estado antes, pero ninguno servía. El hecho de que hubiera tanta agente en aquel extraño lugar la hacía perderse cada vez más y más.
La pirata apoyó la mano sobre mordedura de víbora y esquivó a unos cuantos transeúntes. Lo mejor sería no quedarse en la calle y entrar a algún lugar más tranquilo. Buscó alguna taberna hasta que al doblar la calle se topó con el gran cartel de una.
Parecía un sitio acogedor. Empujó la puerta, haciendo que chirriasen las bisagras y se adentró, dejando golpearse la puerta con fuerza. El camarero la miró y siguió limpiando la barra. La morena se fijó en una muchacha que parecía devorar con ansia toda la comida que había sobre la mesa y lo peor, seguían trayendo más. Que pozo sin fondo, pensó extrañada. Tras eso dio un par de pasos hacia delante.
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