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Parecía ser un día cualquiera en la famosa isla naval de Water 7. Los carpinteros trabajaban sin descanso en los pedidos de nuevos navíos para la Marina y otros personajes menos honrados. Hacía bastante sol aquella mañana, tanta que tuve que ponerme mi sombreron Capone para protegerme de él. Me dirigía a la plaza central del nivel medio de la ciudad, donde, el mercado rebosaba de bullicio a esas horas. Yo era un personaje normal, que podía pasar perfectamente como un civil más, pues, mi traje negro acompañado por una corbata roja, gafas y maletín hacían que pareciera un hombre de negocios de la isla. A pesar de trabajar para el gobierno, mis "hobbies" particulares todavía no habían sido descubiertos, y así debía seguir siendo, para bien de todos.
Me dirigí al mercado, donde un pregonero anunciaba una "cena popular" mientras repartía invitaciones a todos los ciudadanos que por allí pasaban, incluyéndome a mi, esta noche, en la parte baja de la ciudad . Leí aquel folleto y la verdad nada captó mi atención hasta que pude ver que incluso los marines y miembros de la administración de la isla tomaban su invitación también. Así que, estaba claro, asistiría a aquella fiesta cuya hora de inicio eran las 22:00.
Me dirigí a una posada cercana a la plaza, llamada, "Victus" , a hacer tiempo y a pensar en lo que iba a hacer y pedir una habitación, la cual, se me entregó sin problemas por una noche por unos berries. No tardé mucho en preguntar al tabernero por las autoridades de la ciudad, si estaban contentos con ellas, si había algún abuso o violencia por parte de las mismas. El tabernero que en un primer momento fue reacio a responderme, no lo dudó en el momento que puse algunas monedas sobre la barra. Estuve varias horas por aquella taberna, poniendo el oído a las mesas ajenas mientras bebía una copa de vino y fingía leer el periódico en una mesa céntrica de la posada.
No tardaron mucho las horas en pasar, así que decidí prepararme para el evento subiendo a mi habitación de la posada. Me puse mi esmoquin negro y me dirigí hacia la "Casa de fiestas" , siempre con una cara seria. No tardé mucho en llegar, y entre fuegos artificiales, gente llegando a la entrada, otra charlando fuera y la marina fuera de servicio por un día, me sería bastante fácil llevar a cabo mi cometido. Así que entré en el salón donde nos estaban invitando a unos tentempiés. No había sillas, la gente charlaba en corrillos, mientras los camareros servían en bandejas de plata las bebidas. Yo tranquilamente me acerqué a picar algo, mientras cogía una copa de champán de uno de los camareros que pasaban por mi lado. Me quedé observando la fiesta, callado. La música empezó a sonar, la gente comenzó a bailar, otras seguían charlando, pero lo más curioso era ver a una dama de vestido rojo largo sin mangas , pelo negro por la cintura ,con una copa de vino en su mano y que tenía una pequeña cicatriz en su brazo derecho a la altura del hombro en forma de garfio. ¿Porque mostrar el brazo así ante una fiesta?....en ese momento recordé las palabras del posadero durante la tarde previa a la fiesta:
-¿Que si odiamos a alguien? A esa maldita zorra de la Marina, la señora Irina Vampel. Esa desgraciada extorsiona a nuestras familias para "garantizar" la seguridad y la paz en Water 7. ¿Quién se cree eso? ¿Acaso la Marina no debería defendernos gratis?.
Mi rostro en aquel momento había sido serio, más me preocupaba y enfadaba por dentro, tan solo, pude respodnerle : -¿Si quisiea evitar a esa señorita, como la distinguiría?
-En su brazo derecho tiene una cicatriz en forma de garfio..además, le encanta beber como si fuera de la alta alcurnia de la isla....
Me dirigí al mercado, donde un pregonero anunciaba una "cena popular" mientras repartía invitaciones a todos los ciudadanos que por allí pasaban, incluyéndome a mi, esta noche, en la parte baja de la ciudad . Leí aquel folleto y la verdad nada captó mi atención hasta que pude ver que incluso los marines y miembros de la administración de la isla tomaban su invitación también. Así que, estaba claro, asistiría a aquella fiesta cuya hora de inicio eran las 22:00.
Me dirigí a una posada cercana a la plaza, llamada, "Victus" , a hacer tiempo y a pensar en lo que iba a hacer y pedir una habitación, la cual, se me entregó sin problemas por una noche por unos berries. No tardé mucho en preguntar al tabernero por las autoridades de la ciudad, si estaban contentos con ellas, si había algún abuso o violencia por parte de las mismas. El tabernero que en un primer momento fue reacio a responderme, no lo dudó en el momento que puse algunas monedas sobre la barra. Estuve varias horas por aquella taberna, poniendo el oído a las mesas ajenas mientras bebía una copa de vino y fingía leer el periódico en una mesa céntrica de la posada.
No tardaron mucho las horas en pasar, así que decidí prepararme para el evento subiendo a mi habitación de la posada. Me puse mi esmoquin negro y me dirigí hacia la "Casa de fiestas" , siempre con una cara seria. No tardé mucho en llegar, y entre fuegos artificiales, gente llegando a la entrada, otra charlando fuera y la marina fuera de servicio por un día, me sería bastante fácil llevar a cabo mi cometido. Así que entré en el salón donde nos estaban invitando a unos tentempiés. No había sillas, la gente charlaba en corrillos, mientras los camareros servían en bandejas de plata las bebidas. Yo tranquilamente me acerqué a picar algo, mientras cogía una copa de champán de uno de los camareros que pasaban por mi lado. Me quedé observando la fiesta, callado. La música empezó a sonar, la gente comenzó a bailar, otras seguían charlando, pero lo más curioso era ver a una dama de vestido rojo largo sin mangas , pelo negro por la cintura ,con una copa de vino en su mano y que tenía una pequeña cicatriz en su brazo derecho a la altura del hombro en forma de garfio. ¿Porque mostrar el brazo así ante una fiesta?....en ese momento recordé las palabras del posadero durante la tarde previa a la fiesta:
-¿Que si odiamos a alguien? A esa maldita zorra de la Marina, la señora Irina Vampel. Esa desgraciada extorsiona a nuestras familias para "garantizar" la seguridad y la paz en Water 7. ¿Quién se cree eso? ¿Acaso la Marina no debería defendernos gratis?.
Mi rostro en aquel momento había sido serio, más me preocupaba y enfadaba por dentro, tan solo, pude respodnerle : -¿Si quisiea evitar a esa señorita, como la distinguiría?
-En su brazo derecho tiene una cicatriz en forma de garfio..además, le encanta beber como si fuera de la alta alcurnia de la isla....
Sonreí al verla y me acerqué con mi copa de champán para entablar conversación.
-Buenas noches señorita Vampel- Dije con una cordial sonrisa.
-Buenas noches señor- Dijo ella con un tono despreocupado, mientras que, preguntaba sorprendida- ¿Nos conocemos?.
-Lamento decirle que usted a mi no, pero a mi me han hablado maravillas de usted como agente de la autoridad que es- Bebí de mi copa un pequeño sorbo- Soy un extranjero que viene de Ennies Lobby, en calidad de turista, me llamo James y trabajo para el Gobierno -Dije dejando la copa sobre la bandeja de u camarero que pasaba por allí.
-Vaya...así que trabaja para el gobierno...- Respondió ella curiosa- Pensaba que el Gobierno mundial no mandaba a sus ratones de biblioteca aqui -Se acaba la copa de vino- Es lógico que digan cosas buenas de mi por la cuenta que les trae, yo señor James, soy la justicia en este sector de la isla y ahora esta bajo mi jurisdicción, así que pórtese bien en Water 7 o tendré que multarle- Dijo jocosa mientras yo le respondía la gracia con otra sonrisa, un tanto forzada.
-Ahora discúlpeme, tengo que ir a los servicios, estar ante tanto "pueblerino" estando fuera de servicio no me deja desconectar tranquilamente, así que, mucho gusto señor...¿James?-Dijo mientras cogía otra copa de vino y se dirigía a los baños dándome la espalda. No sin antes responderle yo por lo bajo.
-El placer todavía no es mío.
Saqué mi reloj de bolsillo del chaqué y me quedé mirándolo...eran las 22:30 y la gente seguía llegando a la fiesta.-Buenas noches señorita Vampel- Dije con una cordial sonrisa.
-Buenas noches señor- Dijo ella con un tono despreocupado, mientras que, preguntaba sorprendida- ¿Nos conocemos?.
-Lamento decirle que usted a mi no, pero a mi me han hablado maravillas de usted como agente de la autoridad que es- Bebí de mi copa un pequeño sorbo- Soy un extranjero que viene de Ennies Lobby, en calidad de turista, me llamo James y trabajo para el Gobierno -Dije dejando la copa sobre la bandeja de u camarero que pasaba por allí.
-Vaya...así que trabaja para el gobierno...- Respondió ella curiosa- Pensaba que el Gobierno mundial no mandaba a sus ratones de biblioteca aqui -Se acaba la copa de vino- Es lógico que digan cosas buenas de mi por la cuenta que les trae, yo señor James, soy la justicia en este sector de la isla y ahora esta bajo mi jurisdicción, así que pórtese bien en Water 7 o tendré que multarle- Dijo jocosa mientras yo le respondía la gracia con otra sonrisa, un tanto forzada.
-Ahora discúlpeme, tengo que ir a los servicios, estar ante tanto "pueblerino" estando fuera de servicio no me deja desconectar tranquilamente, así que, mucho gusto señor...¿James?-Dijo mientras cogía otra copa de vino y se dirigía a los baños dándome la espalda. No sin antes responderle yo por lo bajo.
-El placer todavía no es mío.
Zareen
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Caminaba de un lado a otro del pasillo, esperando a que mi jefe me permitiera el paso a su despacho. Me encontraba en uno de los muchos pasillos de Ennies Loby frente al despacho de mi superior ya que me había llamado. Algo en mí me decía que iba a pedirme alguno de sus famosos "favores". Aquel hombre era conocido por ser muy vago y solía asignarme algunos de los trabajos que le encomendaban a él. De pronto, una voz surgió desde dentro de la habitación permitiéndome el paso. Tragué saliva y entré como si fuera mi propia casa.
Sentado frente a mí estaba el señor Luzbell. Formaba parte de la élite del Cipher Pol, el CP9. El peliblanco se encargaba de entrenarme para que algún día me convirtiera en una de las armas más letales del Gobierno. Sin embargo, a mí los juegos de poder del Gobierno Mundial no me interesaban. Yo solo hacía lo que me pedían, como me enseñaron en la hermandad de asesinos. Luzbell se me quedó mirando un momento mientras jugaba con su bastón hasta que, finalmente, sacó su carismática sonrisa gatuna.
- Verás Zareen... Te he llamado para que me hagas un favor. Me han invitado a ir a una fiesta en Water Seven pero me da mucha pereza ir. No se trata solo de asistir, tienes que matar a una mujer que forma parte del Gobierno que ha estado abusando de su poder y comprometiendo a la Marina -
- ¿Órdenes de arriba? Pensaba que el alto mando era bastante corrupto como para quitarse a alguien de en medio así como así - respondí sin interés .
- Y así es. Si te soy sincero, no siento ninguna simpatía por esa mujer y preferiría matarla yo mismo con mis propias manos. Pero pensé que este sería un buen trabajo para ti para que puedas ir ganando experiencia y , de paso , ganarte un ascenso. No puedes ser siempre una Iniciada, cariño - sonrió de oreja a oreja. El sabía que odiaba que me llamaran así pero aún así lo hacía a propósito.
- Está bien. Pero te agradecería que dejaras de encasquetarme tus tareas, a veces resultan muy tediosas y suelen acabar mal. Bueno si eso es todo, mándame lo que me tengas que mandar como siempre. Usando a tus contactos para que me proporcionen lo que necesito - al acabar de decir la última palabra, abandoné el despacho de forma seca sin esperar una respuesta.
Pasados dos días, llegué a Water Seven. Me encaminé hacia una pequeña plaza y me senté en un banco. Si conocía a Luzbell, alguno de sus amigos pasaría por allí a darme la invitación para poder entrar sin problemas a la fiesta acompañado de un vestido caro o algo así para parecer alguien importante además de información acerca del objetivo. Y no me equivocaba. Al cabo de un rato, apareció una mujer de cabellos rojos vestida con un elegante vestido de noche verde la cual portaba una carpeta marrón. Se movía de forma sensual y su mirada cristalina se iba clavando más y más en mí a medida que se acercaba.
-Supongo que usted es Zareen, ¿cierto? Yo soy Liz, una amiga de tu jefe. La imaginaba más alta si le soy sincera. Vayamos al grano, aquí tiene la información que necesita para la fiesta que se celebrará esta misma noche - me entregó la carpeta y con una sonrisa forzada se despidió de mí, alejándose dejando tras de sí un suave aroma a lavanda.
Pasadas un par de horas, con la caída de la noche, conseguí entrar donde se celebraba la fiesta y el lugar donde se encontraba la señorita Irina Vampel. Según la información, la reconocería por una cicatriz con forma de garfio en el brazo derecho. Ahora, tenía que encontrar la forma de matarla sin que hubieran testigos. Para colarme en la celebración, había acudido vestida con un elegante vestido de noche de color azabache adornado con un bonito y costoso colgante azul. Naturalmente tenía mis dagas escondidas.
Mi jefe me había dotado de una identidad falsa para entrar. Al parecer me llamaba Laura Becket y era la hija de un famoso mercader que se dedicaba a todo tipo de negocios. Entrar no fue un problema, los de seguridad se tragaron mi disfraz ayudado de mis dotes femeninas. Al llegar donde estaban los invitados, caminé casualmente centrándome en localizar a la señorita Vampel. Entre tanta mujer con delirios de grandeza era un poco complicado, si se le sumaba algún que otro hombre que intentaba ligar conmigo.
Pasado un rato, localicé a mi objetivo hablando con un hombre maduro vestido elegantemente. Sin embargo, la mujer abandonó a su "amigo" alejándose del salón. ¿Quizás iba al baño? Era una oportunidad que no podía dejar pasar. Así que, simplemente la seguí. Esperaba que en el baño no hubieran testigos.
Sentado frente a mí estaba el señor Luzbell. Formaba parte de la élite del Cipher Pol, el CP9. El peliblanco se encargaba de entrenarme para que algún día me convirtiera en una de las armas más letales del Gobierno. Sin embargo, a mí los juegos de poder del Gobierno Mundial no me interesaban. Yo solo hacía lo que me pedían, como me enseñaron en la hermandad de asesinos. Luzbell se me quedó mirando un momento mientras jugaba con su bastón hasta que, finalmente, sacó su carismática sonrisa gatuna.
- Verás Zareen... Te he llamado para que me hagas un favor. Me han invitado a ir a una fiesta en Water Seven pero me da mucha pereza ir. No se trata solo de asistir, tienes que matar a una mujer que forma parte del Gobierno que ha estado abusando de su poder y comprometiendo a la Marina -
- ¿Órdenes de arriba? Pensaba que el alto mando era bastante corrupto como para quitarse a alguien de en medio así como así - respondí sin interés .
- Y así es. Si te soy sincero, no siento ninguna simpatía por esa mujer y preferiría matarla yo mismo con mis propias manos. Pero pensé que este sería un buen trabajo para ti para que puedas ir ganando experiencia y , de paso , ganarte un ascenso. No puedes ser siempre una Iniciada, cariño - sonrió de oreja a oreja. El sabía que odiaba que me llamaran así pero aún así lo hacía a propósito.
- Está bien. Pero te agradecería que dejaras de encasquetarme tus tareas, a veces resultan muy tediosas y suelen acabar mal. Bueno si eso es todo, mándame lo que me tengas que mandar como siempre. Usando a tus contactos para que me proporcionen lo que necesito - al acabar de decir la última palabra, abandoné el despacho de forma seca sin esperar una respuesta.
Pasados dos días, llegué a Water Seven. Me encaminé hacia una pequeña plaza y me senté en un banco. Si conocía a Luzbell, alguno de sus amigos pasaría por allí a darme la invitación para poder entrar sin problemas a la fiesta acompañado de un vestido caro o algo así para parecer alguien importante además de información acerca del objetivo. Y no me equivocaba. Al cabo de un rato, apareció una mujer de cabellos rojos vestida con un elegante vestido de noche verde la cual portaba una carpeta marrón. Se movía de forma sensual y su mirada cristalina se iba clavando más y más en mí a medida que se acercaba.
-Supongo que usted es Zareen, ¿cierto? Yo soy Liz, una amiga de tu jefe. La imaginaba más alta si le soy sincera. Vayamos al grano, aquí tiene la información que necesita para la fiesta que se celebrará esta misma noche - me entregó la carpeta y con una sonrisa forzada se despidió de mí, alejándose dejando tras de sí un suave aroma a lavanda.
Pasadas un par de horas, con la caída de la noche, conseguí entrar donde se celebraba la fiesta y el lugar donde se encontraba la señorita Irina Vampel. Según la información, la reconocería por una cicatriz con forma de garfio en el brazo derecho. Ahora, tenía que encontrar la forma de matarla sin que hubieran testigos. Para colarme en la celebración, había acudido vestida con un elegante vestido de noche de color azabache adornado con un bonito y costoso colgante azul. Naturalmente tenía mis dagas escondidas.
Mi jefe me había dotado de una identidad falsa para entrar. Al parecer me llamaba Laura Becket y era la hija de un famoso mercader que se dedicaba a todo tipo de negocios. Entrar no fue un problema, los de seguridad se tragaron mi disfraz ayudado de mis dotes femeninas. Al llegar donde estaban los invitados, caminé casualmente centrándome en localizar a la señorita Vampel. Entre tanta mujer con delirios de grandeza era un poco complicado, si se le sumaba algún que otro hombre que intentaba ligar conmigo.
Pasado un rato, localicé a mi objetivo hablando con un hombre maduro vestido elegantemente. Sin embargo, la mujer abandonó a su "amigo" alejándose del salón. ¿Quizás iba al baño? Era una oportunidad que no podía dejar pasar. Así que, simplemente la seguí. Esperaba que en el baño no hubieran testigos.
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No podía dejar pasar esto por alto, aquella mujer no merecía vivir, y mucho menos, tener la oportunidad de elegir...pero, no sería ético con mi filosofía de vida así que continué con mi artimaña. Caminé hacia el baño, siguiéndola lentamente y haciendo un amago como si fuera al cuarto de baño de caballeros hasta que ella cerró la puerta de acceso al baño de mujeres. No tardé mucho en abrir la puerta, calmado, sereno, y giré el picaporte para acceder.
Una vez dentro pude ver a aquella mujer retocándose el maquillaje, mirándose al espejo como si de una modelo se tratara dejando patento una vanidad asquerosa. Lo más curioso de todo es que aquella mujer ni se dio cuenta de que un hombre había entrado al servicio, probablemente había pensado que era otra mujer que necesitaba acudir al baño lo que me permitió apagar la luz del baño, cuyo interruptor estaba cerca del marco de la puerta, quedando totalmente a oscuras. Este servicio era un largo pasillo, con lavabos en la parte derecha según entras y wcs a la izquierda con las puertas abiertas, y un pequeño reloj en el fondo del pasillo.
La mujer, confusa y pensando que había algún tipo de avería en las luces del baño, tan solo pudo exclamar:
-Joder, edificios de pobres, ni para luz tienen- Dijo mientras palpaba la pared buscando nuevamente la salida.
No tardó mucho en darse cuenta de que había alguien más con ella. Pues una respiración calmada se notaba entre los lavabos.
-¿Quién anda ahí?- Dijo seria, sin mostrar un ápice de miedo por la situación mientras intentaba divisar algo en la oscuridad.
Por mi parte, saqué una pequeña grabadora del bolsillo de mi chaqueta. Se la lancé a los pies de aquella mujer, cegada en la oscuridad. Cada vez que me encontraba en una situación lúgubre recordaba que mis ojos se habían acostumbrado en parte a trabajar en lugares oscuros, como lo fue mi anterior empleo en Impel Down, así que podía distinguir algo a aquella mujer. La grabadora tocó el tacón de Vampel, la cual se agachó poco a poco para cojerla mientras se acercaba a la salida del baño.
Yo por mi parte le puse la zancadilla rápidamente, haciendo que cayera de morros al suelo y corriendo yo rápidamente hacia la salida del baño y cerrando la puerta una vez estaba fuera. Me ajusté la corbata fingiendo tranquilidad y volví a la fiesta junto al resto de invitados para pasar desapercibido ante lo que acababa de suceder.
Vampel logró encender las luces del baño. Y en vez de abrir la puerta, comenzó a ver aquella grabadora que había recogido. Era de pequeño tamaño y tenía un papel pegado en su cara, con el siguiente mensaje:
"Sal del baño y mueres, actívame y vive"
La cara de Vampel rondaba la confusión absoluta. ¿Debía tomarse en serio aquella basura? No lo sabía, puesto que podría ser una broma perfectamente de algún invitado que le tuviera ganas, pero por otro lado Vampel ya había visto este tipo de grabadoras en otras islas, donde había tenido unas vivencias dolorosas. Vampel reconoció aquella grabadora, y su tez se volvió blanca como el yeso. Sabía que aquel mensaje iba en serio.
Una vez dentro pude ver a aquella mujer retocándose el maquillaje, mirándose al espejo como si de una modelo se tratara dejando patento una vanidad asquerosa. Lo más curioso de todo es que aquella mujer ni se dio cuenta de que un hombre había entrado al servicio, probablemente había pensado que era otra mujer que necesitaba acudir al baño lo que me permitió apagar la luz del baño, cuyo interruptor estaba cerca del marco de la puerta, quedando totalmente a oscuras. Este servicio era un largo pasillo, con lavabos en la parte derecha según entras y wcs a la izquierda con las puertas abiertas, y un pequeño reloj en el fondo del pasillo.
La mujer, confusa y pensando que había algún tipo de avería en las luces del baño, tan solo pudo exclamar:
-Joder, edificios de pobres, ni para luz tienen- Dijo mientras palpaba la pared buscando nuevamente la salida.
No tardó mucho en darse cuenta de que había alguien más con ella. Pues una respiración calmada se notaba entre los lavabos.
-¿Quién anda ahí?- Dijo seria, sin mostrar un ápice de miedo por la situación mientras intentaba divisar algo en la oscuridad.
Por mi parte, saqué una pequeña grabadora del bolsillo de mi chaqueta. Se la lancé a los pies de aquella mujer, cegada en la oscuridad. Cada vez que me encontraba en una situación lúgubre recordaba que mis ojos se habían acostumbrado en parte a trabajar en lugares oscuros, como lo fue mi anterior empleo en Impel Down, así que podía distinguir algo a aquella mujer. La grabadora tocó el tacón de Vampel, la cual se agachó poco a poco para cojerla mientras se acercaba a la salida del baño.
Yo por mi parte le puse la zancadilla rápidamente, haciendo que cayera de morros al suelo y corriendo yo rápidamente hacia la salida del baño y cerrando la puerta una vez estaba fuera. Me ajusté la corbata fingiendo tranquilidad y volví a la fiesta junto al resto de invitados para pasar desapercibido ante lo que acababa de suceder.
Vampel logró encender las luces del baño. Y en vez de abrir la puerta, comenzó a ver aquella grabadora que había recogido. Era de pequeño tamaño y tenía un papel pegado en su cara, con el siguiente mensaje:
"Sal del baño y mueres, actívame y vive"
La cara de Vampel rondaba la confusión absoluta. ¿Debía tomarse en serio aquella basura? No lo sabía, puesto que podría ser una broma perfectamente de algún invitado que le tuviera ganas, pero por otro lado Vampel ya había visto este tipo de grabadoras en otras islas, donde había tenido unas vivencias dolorosas. Vampel reconoció aquella grabadora, y su tez se volvió blanca como el yeso. Sabía que aquel mensaje iba en serio.
-Así que sigues vivo maldito hijo de puta...pero tu juego falla, tan solo soy una-Dijo riéndose levemente.
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