Silencio… Nos conocemos (Pasado Matt-Nadir)

La bóveda totalmente celeste sin ningún deje de algodón, las crestas del mar calmas y cristalinas hacían mover por remo al barco circense. El olor del ambiente había cambiado bastante, una mezcla de especias y sal. “Un nuevo show”. Pensó el Skaypeano mientras sus narinas podían imaginar el nuevo destino que le esperaba. Olores de comida que jamás había probado, el lado oscuro de la vida como animal, pero allí estaban aquellas fragancias delatando un sinfín de carros ambulantes, ferias y puestos de importación, no había dudas que el puerto estaba cerca. Rajel, el imponente tigre siberiano eterno rival de Nadir, comenzó a girar dentro de su jaula; estaba ansioso también presagiaba la llegada a tierra. La coraza de madera no tardo en fondear con la isla, los gritos de la cubierta hacían los preparativos de amare y desarme, y los escalones de madera hacían estremecer al resto de animales ya que serian enjaulados y trasladados por la ciudad. El tipo encargado del delicado trabajo no era otro que el segundo al mando en la nave, si es que se le podía poner ese título. Una gigante masa muscular de mas de un metro noventa y piel parda, este imponente hombre era el único capaz de lidiar con Rajel y no le temía a Nadir. El joven Skaypeano ruge con rigor, y toma el camino mas cercano a la puerta en su caminar cuadrúpedo. Como si de una orden se tratase el resto de animales le hizo paso al alfa del lugar. El tigre lejos de acobardarse comenzó a mostrar los inmensos colmillos y rasgar los barrotes de su jaula, el rayado era el único animal que estaba encerrado dentro del coral; Nadir jamás lo vio suelto, pero se odiaban. Todo trascurrió con normalidad, excepto por la comida, eran manzanas.

Algunos de los tripulantes, los menos experientes y mas débiles, eran los encargados de empapelar la ciudad con la caratula del circo y su atracción de seres únicos en el mundo. Las primeras personas se acercaron a relojear los afiches, y tratar de conseguir entrada gratis. Mientras tanto el resto de tripulantes se movilizaban en una muy llamativa caravana al terraplén asignado para poder armar la carpa y hacer campamento. En el camino los locales pueden ver un primer plano de colores y malabares, una primera función que auspicia de llamador, los payasos juegan con globos y se los ofrecen a los niños, mientras que los trapecistas saltan de carro en carro mostrando piruetas. En el interior de el carro mas tapado viajaban los seres mas alucinantes para su dueño, Nadir entre ellos pero estaba encerrado en su jaula.

Misión ACH-17 de forma abreviada, aún que no era más que "Aprendizaje, Comportamiento, Humano" Había sido mandado para hacer de forma totalmente disimulada un escaner de todo ser humano habido en el lugar, reconocimiento, lectura de movimientos, intentar entender la psicología, ¿Que mejor momento que este? Eso pensó el gobierno, que a parte de humanos corrientes como los isleños, había un evento circense, todo el mundo sabe que la gente del circo es cuanto menos atipica, por lo que intentar entender a esa gente sería un reto a la altura del proyecto "MATT" y así fue...

Llevaba un día en la isla, totalmente tapado con vendas y capas de harapos viejos para pasar como un vagabundo en la isla, alguien a quien no querer mirar, de quien pasar, alguien perfecto para observar, como podrían creer que era un borracho o alguien que no estaba muy fino de la azotea, de esos que les faltan cinco minutos a fuego lento, era lo mejor para un cyborg con problemas sociales... Claramente no iba armado con su espada, un borracho con un arma si que llamaba la atención.
El robot se quedó toda la noche en el puerto, apoyado en cajas con una botella de ron vacía, esas eran sus ordenes hasta que viniera la atracción principal a la isla, ¿Por que la botella? claramente para dar más aún la idea y potenciarla, de borracho con la vida perdida... Al día siguiente ya empezaría con su supuesta "curiosidad" ahí sentado esperando al tiempo pasar, vio como los tripulantes de ropajes llamativos empezaban a montar el espectáculo, a darse publicidad y a descargar tanto material como "animales exóticos". Lo poco que entendía el robot era que para llamar la atención hacía falta ropa de colores vivos, comportamiento físico más fluido y rápido y gritar... Sobre todo gritar... Observó con, ahora si algo de curiosidad a esos que escupían fuego, en su base de datos no ponía que los humanos tuvieran esa capacidad, era extraño, era necesario investigar dicho poder. Pero levantarse sin más e ir directo a preguntar levantaría sospecha, tenía que esperar a ver el espectáculo.

Tras descargar el barco y contar por encima la gente que había salido, la que había vuelto y la que se quedaba por el barco o alrededores, decidió levantarse y dando pequeños traspies para simular un estado leve de embriaguez, decidió ir al pequeño descampado para ver dicho espectáculo de luz y de color.

La briza de una leve meseta escolto la caravana ladera arriba, desde allí se podía observar parte de la ciudad y casi todo el puerto local. El terraplén era inmenso, verde aceituno con dejes de desierto, pero florecido por la etapa primaveral en la cual tocaba vivir. Algunos animales andaban sueltos sobre la gramilla y eran ahuyentados por un grupo de payasos, mientras los mas fuertes e imponentes no pudieron aguantar para armar una parilla improvisada y comenzar a asar un poco de carne. Al alejarse de la urbanización las botellas de refresco y agua pasaron a ser botellas de ron y wiski, el ambiente se comenzó a tornar un poco más tenso; clásico detrás de escena de este circo. La función no sería hasta dos días después de su llegada, lo cual daba lugar a juegos de azar, recorridas nocturnas y alguna que otra orgia; pero para eso la carpa debía estar en pie y todo descargado. Lo mas veteranos ordenaban a los más nuevos clavar las estacas y comenzar a levantar la estructura mientras bebían y comían proteínas. Los escupe fuego se quitaban el gusto a querosén con agua ardiente, los payasos se quitaban el maquillaje mientras que los trapecistas se quitaban los ajustados trajes. Yoel, el segundo al mando, terminaba de acomodar a las bestias y guiar el carro que llevaba a los seres “distintos”. En este carro viajaba Nadir pese a que era tratado como un animal. El jefe del circo no dejaba bajar del carro a ninguno de sus empleados, “pues en la sorpresa esta la magia” repetía. Tal era esto que armaba un gazebo grande para que no puedan ser vistos, en la entrada de este se leía la leyenda “El comité de los idiotas”, así eran llamados en la interna estos quince seres únicos.

Nadir no aguantaba mas el calor que había en aquel lugar y extendió la diestra buscando un poco de frescura por debajo del gazebo impenetrable. Su mano buscaba y buscaba una grita tras aquel cumulo de telas, los barrotes de su jaula le impedían movilizarse con tranquilidad. Pese a que varios compañeros vieron la situación, ninguno fue en socorro les costaba mucho interactuar con el ángel caído e incluso generaba miedo en aquellos. La única allí capaz de interactuar con el Skaypeano era la mujer barbuda la cual le acerco una jarra con agua, el joven la observo e ignoro, se echo sobre su lomo como si fuera un animal y revoloteo una de sus alas a modo de abanico. Sin medir su intensidad, que era bastante para saciar el estúpido calor, hizo que se generara una pequeña grita entre las telas del gazebo que dejo una parte de su ser al descubierto, se pudo observar su extraño semblante y ala de plumas azabache. El jefe del circo acudió abriendo la carpa fuertemente, hizo parecer que esta tenia puertas de madera, disparo su revolver tres veces al aire. -Estúpido Nadir. – Un bramido que retumbo por toda la meseta y humillo la explosión de metralla, en el gazebo reino el silencio y Nadir calco una imagen de sumisión de un cachorro.  -Ya sabes que puedes salir la noche después de la función, antes nadie debe verlos. – Aclaro en un tono más calmado el jefe que salió como si allá traspasado las telas. Nadir estaba avergonzado, dejo de aletear y tomo la jara que le acerco la chica. -Al final los hombres caen ante mí. – Se mofo la barbuda.

Tardó, los trabajadores iban en monturas o carros el del cuerpo metálico iba andando, no se cansaba era lo positivo, por lo que simplemente tubo que tener paciencia, cosa que para alguien que no tiene noción del tiempo es algo insignificante. Se paró a lo lejos de donde estaban montando la carpa, observando el comportamiento, analiza, analiza, analiza, el no se daba cuenta pero había una programación que le susurraba al oído lo que tenía que hacer sin poder evitar realizar la tarea por ningún medio posible para el. Cuando quiso avanzar más y cruzar por medio de donde se habían asentado, dos hombres se le acercaron, claramente eran un forzudo y un par de payasos sin maquillar, pero eso no era entendible para MATT -Lárgate, la función no será hasta dentro de dos días- No eran las formas correctas, suerte tenían que el agente del gobierno no iba armado y que no tenía la piel fina... Ja... ¿Lo pillas? -Disculpa- No cayeron en la voz con un leve eco metálico, el soldado giró dando la espalda a esos tres sujetos. Caminó hasta una pequeña elevación con un árbol seco, al cual se subió y quedó esperando y observando, claramente su visor no era de francotirador, no veía nada, solo puntos negros moviéndose de un lado a otro pero no tenía nada más que hacer...

Tras un buen rato ahí quieto pudo escuchar una voz que no esperaba -¿También estás ansioso por ver el espectáculo?- Comentó una dulce y temprana voz, al girarse vio a una niña pequeña con dos niños acompañándola, parecían críos curiosos expectantes de poder ver las maravillas que el circo podía ofrecer -¡Yo quiero ver a los payasos!- Gritó un niño -¡Yo quiero ver a los animales!- Gritó el otro... Se quedaron mirando a MATT -¡Yo quiero, ver, a los, payasos!- Gritó entrecortado y con energía, levantando las manos como habían hecho los críos, quienes empezaron a reír por la reacción del "adulto" -¡Yo quiero comer algodón de azúcar!- Comentó la princesa de los tres -¿Algodón, de, azúcar?- El robot no tenía ese concepto en la base de datos, por lo que se imaginó una oveja que producía azúcar, no le cuadraba mucho... -¿No sabes que es? ¡Es azucar, son hilos de color rosa, que se comen, está muy bueno!- Explicó, claramente tenía que analizar dicho producto creado por los humanos y deseado por los niños, quizás podría usar algo similar para llamar la atención de los humanos con sus habilidades de oficio

Las tripas le hacían un escándalo al Skaypeano y en sus bolsillos solo aire le sobraba. En el resto del gazebo nadie llevaba comida, todos conocían lo agresivo que se pone el joven por ella. De repente y como un bofetón de sumo, la paleta de fragancias canela y naranja le desbloquearon un recuerdo de su niñez. Una antigua tarta de naranja canela y miel era de las especialidades de su desaparecido padre, y a lo largo de los mares por los que viajo jamás se había calcado semejante perfume como ahora. La idea de salir corriendo del gazebo y llegar hasta aquella torta de naranja era un plan muy idiota conociendo la consecuencia que caerían sobre su cabeza. Pese a ser un ser temible, mantenía respeto a su señor, además que los castigos eran ejemplares para todo infractor. Salió de la jaula en la que se encontraba con su tradicional caminar cuadrúpedo y se irguió estirando los músculos del cuello con un vaivén de su cabeza. Observo por doquier tratando de buscar algo, semejante gesto llamo la atención de los presentes pero mayor fue la sorpresa de la jaula sin seguro. Nadir se sentía un animal y no concebía viajar sin su casa, era algo absolutamente normal para el y los encargados del circo, pero nadie lo había visto antes salir sin permiso de allí. En un solo movimiento de pies y manos tomo la máscara Okame, del hombre sin rostro y salió disparado como una rata por debajo del gazebo hacia la parte norte del terraplén. Rasgo un poco de la tela y la uso a modo de harapos junto con la careta para no ser detectado. La idea de irse de esta manera no era un desafío a su líder si no el impulso de volver a encontrar a sus padres, lamento el escape, pero pese a ser visto nadie sabría que es el ángel caído del circo Jalbu, la magia se mantendría intacta si no mostraba su rostro y alas. Mientras que en la carpa todos quedaron mudos por el atropello del joven, pero nadie se atrevía a dar este tipo de información, Nadir no estaba allí podían incluso morir por ello.

El alado no demoro mas de quince minutos para alejarse lo suficiente del circo, y comenzar a saborear más fácilmente el aroma a pastel. En ningún momento dudo lo que hacía, generalmente recorría los pueblos, pero esto siempre luego de actuar. Tomo un camino recto sin atajos ni vegetación no tenia una distancia mayor a un kilómetro de los límites de la gran carpa circense. Al llegar a destino se encontró con el principio de una zona de comida callejera, oportunistas que se aprovechaban del show para vender bastante más. En ese lugar las fragancias se mezclaban entre parillas, golosinas, pasteles y refrescos. El olor a naranja y canela seguía allí solo tenia que fundirse en el lugar y buscar a su padre, no había nadie más que pudiera cocinar con aquellos vapores. Aprovecho algunos locales que compraban y paseaban en por allí, otros trataban de colar alguna mirada y spoiler el espectáculo, y se mezclo con una creciente multitud.

-¿Y si nos colamos?- Dijo la pequeña muerta de curiosidad, los otros niños la miraron algo temerosos, sabían que no debían colarse, no eran conscientes, tampoco Matt, pero así habían desaparecido muchos infantes, deberían tener cuidado, no por que estubieran al lado de un agente del gobierno estaban a salvo, seguramente el cyborg obviaría el secuestro al no constar como objetivo prioritario, la protección de civiles en esta misión no estaba operativa, Tras una conversación digna de político pero en un nivel más infantil, la niña se salió con la suya, cual titiritera convenció y movió a los niños en dirección a la carpa -¿Te vienes señor?- Le preguntó a Matt, quien se levantó y los siguió.

La forma que infiltración de los niños era cuanto menos... Mejorable, pero la de Matt no estaba mal, tenía que tener más cuidado, era grande a proporción con los niños, quienes se ocultaban en cualquier agujero, pero el robot no lo tenía tan fácil. Habían muchas carpas, cada una de sus respectivos profesionales, pero la imponente, la maravilla central, la joya de la corona, era la enorme del centro, donde sería el epicentro de la concentración del publico. Los niños echaron el ojo en un par, primero en la de los trapecistas
Niño uno: Cuantas cuerdas
Niña: Que bonitos vestidos
Niño dos: Que feos esos zapatos...

Luego, claramente no podía faltar la de los payasos, una carpa a juego con las demás, pero notablemente más grande, habían un montón
Niña: ¡Que graciosos!
Niño uno: ¿Se maquillan?
Niño dos: ¡A mi me dan miedo!
Niño uno: ¿Como te va a dar miedo un payaso?

La siguiente fue algo más perturbadora, llegaron a la de los hombres "más fuertes del mundo"
Niña: ¡Mira que pesas tan grandes!
Niño uno: ¡En esa pone un uno y tres ceros!
Niño dos: ¿Que hace ese forzudo encima del otro?

El ruido de un caballo llamó la atención de las tres criaturas, quienes se miraron entre ellos y contentos susurraron algo más fuerte -¡Animales!- Gritaron mientras salieron corriendo. Los animales no eran del interés de Matt, por lo que entre lonas, se fue moviendo observando a los extraños humanos que viven del show. Volvió a la carpa de los payasos, donde a través de las telas, una luz azul analizaba el comportamiento de los humanos. ¿Por que se maquillaban? ¡No parecían ellos! Podría usarse para la infiltración, para pasar desapercibidos, para llamar la atención... Quizás secuestrar a uno de ellos para que le enseñe sus secretos no sería mala idea... Pero Matt era consciente que eso levantaría sospecha, si desaparece uno de ellos, todos estarían alerta...

¿Que más debería observar?

El aroma era más eficiente, era fuerte y un hilo que guiaba a Nadir sin otra preocupación. Naranjas dulces y frescas cuidadosamente cuidadas y cocinadas con el punto justo de canela. Un mimo al alma, eso fue lo primero que se le paso por la cabeza. No dejaba de mirar por doquier, sus ojos se movían sin control, casi como un adito en abstinencia, pero la máscara disimulaba su extravagante manera de actuar. El perfume no dejaba de ser un misterio y camuflar su ubicación real, además la marea de gente impedía que se pudiera mover con facilidad. Su altura le proporciono una visión en línea recta, al final del tumulto pudo ver que la multitud de puestos moría en lo que parecía un espacio redondo. Se puso alegre, incluso dibujo una sonrisa bajo la cobertura, no había donde pudiese escapar ese pastel, lo tenia acorralado.  

-Acércate enmascarado, y presencia el mejor show de títeres que jamás veras por aquí. – Se acerca una pequeña anciana de casi un metro cincuentas y sesenta y ocho años, lo jala de sus harapos intentando que el skaypeano se siente en un pequeño taburete frente a una caja de cartón. Nadir no quiso levantar sospechas y sin mencionar ni un sonido, se dejo vencer por la invitación tomando asiento. La consigna era descubrir de donde provenía esa fragancia, pero el costo no podía ser la exposición, pensó que seria una gran idea fundirse con la gente, y esto lo vio como una manera de hacerlo. La parte posterior de la caja se abrió y dejo al cartón como un marco decorado con cortinas emulando un telón. De pronto apareció el protagonista de una mini historia, un títere de mano llamado Jacob. Era un juguete echo con una calceta vieja, hilos, botones y lentejuelas, pero cumplía de manera extraordinaria el papel comunicador, eso al joven lo volvió loco. Veía como la historia se contaba sola, como aquellos muñecos manufacturados estaban llenos de vida y era evidente que la que los movió era la vieja, que con gran habilidad evitaba entrar en escena. Era maravilloso, podía hablar sin hablar, podía comunicar todo aquello sin estar en el sitio. Y sin prestar atención a la obra, y si al arte, el cuento termino. Con uno de los títeres una vieja boina paso por las gradas para recibir una gratificación a voluntad. Nadir ignoro eso se paró y siguió su camino, azorado por el show que acababa de ver. Camino unos metros y se topó con un puesto gigante de pasteles.

-Hijo escucha. – Le susurran al oído un ser que venía más enmascarada que él. – Lo que viste se paga, acaso eres un tacaño- Una voz impostada, pero sin duda de matices masculinos quiso intimidar al ser de mas de dos metros. Como debía reaccionar, tenia la tienda de pasteles frente, un tipo pidiéndole dinero, todo el peso de su pasado que le impedía comunicarse y de pronto un sonido terrorífico pero salvador callo a la multitud. Multitud que estalló en pánico a coro con el estruendo de lo que parecía ser una bomba, o algún artefacto explotando. Nadir perdió la atención del joven que lo acosaba e intento ver de donde venia ese relajo.

Siguió caminando, observó una escena desde lejos de titiriteros, usando el zoom de su cámara, no escuchaba lo que se decía pero no era una escena digna de la atención del cyborg, luego observó a un malabarista, el tipo tenía una verdadera habilitad para mover objetos con agilidad, Matt se preguntó si podía hacerse con cuchillos, eso sería digno de la atención del robot, también pensó que si el empezaba ha hacer malabarismos con cosas, objetos peligrosos, podría sacarse un sobresueldo pues el no podía cortarse con nada. De pronto un ruido bastante reconocible apareció en los sensores de Matt, quien lentamente se giró observando de donde venía el ruido, a lo lejos se veía una columna de fuego, la gente empezó a correr y gritar, algo había pasado y no estaba en el plan del circo. Minutos más tarde, después de analizar la situación y registrar caras se acordó de algo... ¿Los niños? Eran inocentes, eran almas cándidas que estaban ahí por entretenimiento y curiosidad, no podía permitir que les pasara nada... Pero eso no estaba en sus ordenes, era.. ¿Intuición? ¿Moral? ¿Programación oculta? Algo pasaba y tenía que descubrirlo.

Caminó hacia el fuego y humo, la gente chocaba contra él, cuanto más se acercaba podía observar que la cosa era seria, había gente sentada en el suelo con heridas en la cabeza, probablemente entre la confusión y pánico se habían herido entre ellos, el robot caminó sin importarle absolutamente nada las heridas o vidas de la gente hasta llegar bastante cerca de la detonación, las carpas estaban en llamas, la gente tirada en el suelo gritando, pero ni rastro de los niños. Se acercó a la gente, preguntó, pero nadie le respondía estaban a lo suyo, parecía que a nadie le importaba la vida de unos críos por lo que a Matt no le preocupaban ellos -¿Nadie, saber, donde estar, niños?- Preguntó en voz alta, mostrando su eco metálico en las palabras el cual no podía ocultar, no recibió respuesta...

Matt decidió actuar, no tenía su arma por lo que no iba ha abrirse paso a ostias, pero sí podía hacer algo que los humanos no, se metió en la primera carpa la cual estaba en llamas por el techo, accedió sin problemas, el calor no le afectaba, su piel no se quemaba pero la de los niños sí, observó la tienda, movió un par de muñecos pero no encontró a ningún niño, sí a un hombre herido tumbado que de quedarse ahí se calcinaría, por lo que le agarró del tobillo y arrastró hasta fuera dejándole fuera de peligro... ¿Donde estarían los niños?

La explosión había causado un gran alboroto y el hombre que lo vino a increpar no quería seguir allí, manoteo los harapos de Nadir como buscando dinero y dejó una de sus alas al descubierto. - Pero que mierda eres- le dijo con violencia el hombre en pena huida, lo único que atino a hacer el skaypeano fue gruñirle con descontento. No entendía cómo se espantaba tanto con un par de alas que eran tan comunes en sus progenitores, desde que ellos no estaban todos le temían. Es parte de este estúpido show pensó, lentamente comenzaba a sentir rechazo por su rol en el gigante ambulante. Cuando volteo buscando de donde provenía aquella hecatombe pudo ver cómo más personas lo miraban de manera extraña y con temor, escapaban más de él que de la explosión. Gente rezaba, lo insultaba y hasta le esquivaba la mirada, no era seguro seguir allí más tiempo, debía volver a la carpa, su jefe se iba a enfadar. El olor a tela quemada, el humo negro, el fuego se levantó de un tirón lo más alto que pudo y vio que todo eso venía del circo. Se tapó cómo pudo el ala descubierta y comenzo a andar lo más rápido que podía entre la gente.

Unos gritos lo inquietaron bastante, eran llamados dulce de auxilios. Sus narinas estaban confundidas entre el olor a tierra y el humo, creyó que se trataba de infantes. Eran voces a dúo, pero era difícil distinguir de donde venían, nuevamente le ganó la curiosidad y ese arrebato de valiente, necesitaba encontrar a los que pedían auxilio sin importar algo más. A medida que se adentraba en el terraplén el fuego era más intenso, como si su inicio haya sido en el centro del circo, allí estaba su carpa. Avanzó cómo pudo, el calor lo invitaba a retirarse, pero escucho más nítido el llamado de los infantes, estaban dentro de la carpa del tigre, por el bien de todos la jaula de este no debía abrirse. Nadir entro sin dudarlo, había dos pequeños que estaban asolados por un muro de llamas, estos niños entraron allí tratando de conocer al tigre, que ya no estaba en su jaula. El aladó salto y planeo con sus alas hasta llegar a donde estaban los jóvenes y fue allí que noto que el felino había huido, posiblemente de aquel infierno. Los infantes miraron al ángel caído y quedaron atemorizados, era la parca que venia por ellos; en ese momento ambos perdieron el conocimiento. Nadir los tomo con un poco de incomodidad y salió nuevamente planeando. Al salir de la carpa comenzó a toser por el humo inalado y dejo caer la mascara dejando su rostro y alas al descubierto, ahora si comenzaba la función del ángel caído.

Seguía investigando, el robot era incansable, nadie mejor que el para ayudar en esta situación aún que no estaba mucho por la labor. Tras meterse de lleno en el lío, pudo ver como de pronto una sombra le saltaba encima, un gran tigre, fuerte y con muy mala leche saltó sobre el intentando morderle el cuello pero Matt consiguió poner el brazo por medio. El tigre presionó con toda su fuerza la pinza que hacían sus fauces en el brazo del robot, pero no consiguió que este se deshiciera como el de un humano, tampoco logró provocar ningún grito pues no dolía en absoluto, con energía el tigre zarandeó a Matt pero nada, no pudo con el acero que protegía los cables del interior... El tigre al ver que parecía como si estuviera jugando con un muñeco de trapo y ante la amenaza del fuego, soltó a Matt y siguió su camino de huida, el cyborg se levantó y observó al animal -Menuda, mala leche, tiene esa, gallina...- Claramente Matt tenía un problema para identificar a los animales, le venía de programación (Impuesta por los admin en la ficha) y reconocer a las criaturas no era su mayor virtud...

Tras el ataque mortal, se levantó directo al desastre, cuando de pronto vio algo que no pudo identificar ¿Era un flamenco llevando a las criaturas que buscaba? ¿Eso no era trabajo de las gaviotas? Claramente alguien tenía que hacer algo con ese problema en la programación por dios... Matt alzó la mano como para pillarlos al vuelo pero era imposible, estaba a una distancia muy lejana para ello, lo que si hizo es, una vez sabiendo la dirección de los niños, avanzar por las llamas directo al ángel negro



Como para encontrarte algo así por la vida, a mi me rescata un bombero de esta forma, con esta silueta y el que corre entre las llamas soy yo... En fin, la mala pata fue no calcular que el era "inmune" por así decirlo al fuego pero la ropa no... Por lo que tras salir del fuego para acercarse en este caso a Nadir, Matt estaba envuelto en llamas y mostrando su cuerpo metálico en parte -Has salvado, a los, cachorros de humano, he de darte, la enhorabuena, buen chico, buen chico, buen chico...- repitió como si fuera un perro, después con sus manos intentó apagar las llamas que lo envolvían, sus harapos quedaron negruzcos por el hollín, quemados y mostrando pierna derecha, brazo izquierdo y parte del pecho

Fuego por todo el circo, su paseo fuera del terraplén y ahora dejar caer la máscara, solo faltaba que apareciera el dueño del ambulante para darle el gran sermón. Los niños seguía totalmente desmayados, algo que comenzaba a fastidiar, no había humano que no le temiera, no por ahora. Corrigió su postura soltando a ambos infantes en el piso y trato de mirar entre el muro de fuego. No había señales de su compañero, del jefe, ni el gigantesco tigre. Pero no sus ojos en casería de lo absurdo lograban dar crédito a lo que venía atravesando aquel infierno. Una silueta humanoide se dirigía a él como si las llamas no le afectarán en lo absoluto. Las ropas de aquel estaban completamente quemadas, y parecía no tener señales de dolor, incluso logro conectar una frase con Nadir. Lo trataba cómo un animal, eso era un gran acierto, pero no conocía a ningún humano que se atreviera a hablarle así. Sabía que aquel ser espeluznante, con el fuego de facha, no era del circo por lo que no dudó en mostrar sus dientes y emitir un gruñido en rechazo a aquel ser. No sintió tanto miedo cómo la imagen de aquel saliendo del fuego podía suponer, si desconfianza y ganas de salir en busca de su jefe. Tomo ambos niños, no podía dejarlos solos con aquel ser, y planeo con sus alas tratando salir del lugar del incendio. Sin poder avanzar más que veinte metros su cuerpo es violentado por el gigante felino que con un zarpazo hizo caer a los tres al suelo. El tigre estaba rugiendo, parecía estar muy enfadado con el skaypeano, que suponía ser el alfa de la bodega de animales. Un rencor que llevaba guardado por varios años, años en los que Nadir jamás pudo ni luchar ni someter al rallado. Los niños estaban expuestos al depredador y en el lugar los pocos que intentaban apagar las llamas comenzaron a escapar de la bestia.. Nadir sin pensarlo mucho vio la oportunidad para luchar con aquel animal y se lanzó de manera directa hacia el, era el camino para aque evitará a los niños. Rugió con ira y trato de morderlo, pero el tigre se puso de lado evitando el mordisco, y allí estaba el animal devolviendo el mordisco con fuerza. Aunque no le dio de lleno a Nadir le generó una herida bastante grande en la pierna derecha la cual no le permitía tener gran equilibrio. El tigre se puso de lado y lo observaba dispuesto a atacar, era la primera vez que Nadir sentía la ira de un animal de esta características. No podría solo con el y menos a puño limpio, una herramienta que lo ayudará a estar a un a distancia adecuada para evitar garras y dientes. Tenía un estilo de lucha muy primitivo y la situación lo llevo a improvisar.

El oso salió volando entre el fuego, el robot no entendía por que volvió a salir volando mientras se llevaba a los niños, el solo podría salvarlos... Bueno, seguramente pensaba que caminar por el fuego con ellos no sería problema alguno y no le faltaba razón, pero para él, a los niños los abrasaría. Observó que no podía irse muy lejos con los críos, los observó a lo lejos y vio al tigre de antes, pero de pronto un mensaje de alerta saltó en su programa "Peligro, Peligro" decía "Niveles de temperaturas extremos, sistemas en riesgo" Por lo que daba la sensación, el robot era inmune al fuego, pero los líquidos, sistemas y cableado no, si se mantenía mucho más tiempo bajo tantos fahrenheit acabaría mal y no había compañeros cerca -Prioritario, salvar, niños- Caminó a paso algo más rapido para evitar tiempo prolongado a las llamas hasta llegar a los niños. Observó el bocado que se llevo la tortura por la mordedura del caracol (¡En serio, que alguien le arregle el visor de análisis por dios!) por lo que se quedó dudando -¿Necesitas, ayuda contra el, chimpancé?- Le preguntó, luego miro a los niños -O mejor, ayudar a cachorros, humanos- La duda estaba servida pero el no era de tener dudas, solo de recibir ordenes, por lo que no supo que hacer en ese momento -Misión, prioritaria, niños a salvo- Afirmó, por lo que se acercó a ellos y los cogió a lo saco de patatas -Salvar, salvar, salvar- Empezó a correr a través del mobiliario incendiario para ponerles a cubierto.

Una vez salió de la carpa llameante se encontró gente gritando, tirando cubos de agua, a una especie de bomberos improvisados por lo que lanzó a los niños contra la gente quienes cogieron a los pequeños con dificultad -Han respirado, mucho humo, niveles de CO2 en sus pulmones, sangre, cerebro, altos, quizás necesiten reanimación, u O2. El gorila, quedar atrapado, yo salvar- Comentó y volvió a adentrarse en las llamas, muchos dirían que fue simplemente el programa de "catastrofe" que lo tenía en salvar toda vida, otros dirían que sentía curiosidad por como un animalejo salvó intentó salvar a los niños ¿Quizás les dio pena? ¿Quizás se los quería comer? Quería averiguarlo...

La gente, empezó a pasar las novedades entre sí -¡Ese hombre de armadura, que acaba de salvar a los niños, dice que la mujer barbuda está en el interior, la va a salvar!- Parece que Matt no era el único con problemas de comprensión

El ser que había a dejado atrás en movimientos coordinados se llevó a ambos niños, era imposible defenderlos de terceros teniendo al tigre de enemigo. Era aún felino sumamente rápido y fuerte, además y lo había dañado haciéndolo perder coordinación y agilidad. No sería muy sensato ir tras los niños, no ahora, primero debía encargarse del animal. Animal que no paraba de observarlo olía cada partícula de aire para no perder de foco a Nadie, también rascaba la tierra y se ponía de lado dejando en claro el poder de sus uñas y la habilidad para entender los movimientos de Nadir.
Desesperado y con un voz interna aque le decía, "mata al estúpido tigre tienes que demostrar que quien es el verdadero alfa" decide tomar un fierro que estaba muy caliente, lo suficiente para quemarse ambas manos con primeras heridas, no tan graves. El calor era absoluto y estaba tomando más protagonismo junto con el humo que impedía respirar con normalidad. "Nad idiota envuelve la varilla con telas" nuevamente una voz en su cabeza que se colaba cómo pensamiento. Esto y la herida hicieron que el joven se distraiga y pierda atención a la lucha, oportunidad que no dejo pasará el rayado. De un solo golpe de piernas logro saltar en dirección a Nadir e intento dar un potente zarpazo que el joven apenas logro esquivar con una vuelta sobre el suelo, el tigre había dañando parte del atuendo del joven y se preparó para volver a saltar. Esta vez fue golpeado por Nadir que logró improvisar un mango de tela en el tubo de acero que había traído, la fuerza no fue suficiente para tumbarlo pero si para tomar distancia. El nacido en el cielo sin idea de cómo usar tomo con ambas manos el metal y abanico como si estuviera bateando.

En un lugar cerca de la pelea el grupo de hermanos trapecistas intentaban guardar ropas y sogas que usarían en el siguiente show. Las cuerdas las llevaba una de ellos y la valija el más petizo de los dos. No podía dejar de correr, salvo cuando vieron al tigre, pero su peor sorpresa fue ver a Nadir con un trozo metálico en las manos. Tal es el temor que suelta un poco de soga cerca de la pelea y el otro deja caer la maleta. Maleta que se abre, que tomo por error, la ropa de una dama comenzó a recorrer y quemarse en el fuego; les importaba poco dejar cosas atras.Comienza a gritar. -Jefe Nadir enloqueció va a matar al tigre- Fueron coreando eso esperando respuesta del dueño del circo.

Nadir... Había escuchado el nombre, ahí estaba entre las llamas observando como los dos animales intentaban matarse mutuamente, pero quedó parado y analizando al supuesto Nadir... ¿Quien de los dos pájaros era Nadir? Eso daba igual, había algo raro, uno de ellos agarró un palo cual bate, era algo torpe, parecía moverse por instintos agresivos pues los animales el instinto que se sobre pone es el miedo ante el fuego, tendría que estar doliendo el sofocante calor solo de estar cerca, pero no parecían darle importancia, simplemente querían matarse ¿Que habría sido el detonante de ese odio sin sentido? Si tardaban mucho morirían los dos... --¿Nadir?- Preguntó en alto, si uno de los dos animales respondía sabía identificarlo por el momento... -Extraños, animales, ¿no autoprotección?- Comentó quien estaba al rojo vivo, sus líquidos internos estaban a temperaturas criticas, necesitaba enfriarse o empezarían haber fallos en el cerebro principal...

Matt se colocó en posición de carrera, empezó a correr y arremetió contra una de las jaulas la cual salió disparada contra la tela que estaba en llamas y se llevó un buen cacho, a poco más de siete metros de los dos animales había abierto una abertura que daba un poco de luz solar en todos esos bailes llameantes -Tranquilo, animal, yo dar, aire...- El cyborg se dedicó a lanzar cosas contra las llamas para intentar abrir huecos y hacer corrientes de aire, cosa peligrosa por que avivaría el fuego, pero esperaba que si la gente de fuera veía objetos siendo lanzados empezaran a echar agua...

Desde fuera un pequeño equipo del circo empezó a lanzar agua, pero la estabilidad de la carpa donde estaban era bastante en duda... Matt se acercó a la gente, quienes al verle salir directamente le lanzaron agua la cual se evaporó en su mayor parte y luego una manta mojada, la cual se quitó -Aún hay seres vivos- Dijo mientras tras darse un par de cubos de agua volvió a intentar entrar... -¡El de la armadura es un suicida! ¡Quiere meterse entre esos dos en una carpa llameante!- Claro, el no tenía el instinto de supervivencia, cosa que en un futuro le será el mayor problema de su vida... -¡Nadir, Nadir, Nadir, Alerta, temperaturas criticas, Nadir, Nadir, Nadir- No paraba de repetir mientras intentaba hacer espacio y un túnel seguro para que puedan salir. ¿Que le empujaba a seguir? La curiosidad de por qué se querían matar, que animales eran, ¿Por qué usaba un bate? ¿Los gorilas eran los que podían simular movimientos humanos? ¡Era un primate! Claro.

El calor estaba furioso, tan intenso que Nadir por un momento pensó dejar la batalla. Pero allí en frente estaba ese estúpido tigre, ese animal que durante años intento someter; tenía que demostrar quién era el más fuerte del coral. El bate comenzó a emanar calor tras la tela, solo le quedaba un golpe con aquel artefacto, por alguna razón se había adaptado favorablemente a la herramienta. Esa herramienta que miraba con gran confianza, sabia que con ella había alguna chance de vencer las afiladas zarpas de la bestia.

Escucha que alguien, con una voz ajena, brama su nombre y hace que voltee para ver de que se trataba. Acto que el tigre aprovecho para ir por el cuello del joven en un salto con mucho esplendor. Nadir por poco muere con aquellas uñas afiladas, solo pudo atinar a encorvarse y girar en el suelo. Un manto de plumas azabache voló por el lugar, pero no duraron mas de unos segundos antes de ser devoradas por el calor. El joven no estaba herido, pero si sofocado, el humo no era un problema para el pero el calor sí. No se podía estar un segundo mas entre ese infierno de llamas, que la persona que lo llamo intento mitigar arrojando objetos a los muros flameantes. Fue un respiro, pero no lo suficiente para llegar allí debía acertar este ultimo golpe y detener al rayado si no ambos quedarían carbonizados. Sabía que no podía matar al animal, su jefe no se lo perdonaría, tal vez con un golpe seco en las fauces del animal lo dejen inconsciente por un tiempo.

El animal también sintió que era hora de irse, el único camino estaba frente a Nadir y no era una opción solo huir. Salto con ira como si intentase agarrarlo con ambas patas delanteras, y el joven aprovechó a batear con toda su fuerza. La fuerza fue desprendida desde sus entrañas, como si su vida estuviese suspendida en ese momento. La abanicada hizo levantar un montón de tierra y cubrió, un poco, la escena con una nube de polvo hirviendo. El golpe le dio de lleno al animal, fue tan intensa la fuerza que el metal se arqueo levemente, el tigre cayo desplomado como si se hubiese roto hasta el último. Nadir miro al gatito echo tapete y una sonrisa le colgó de la terrorífica cara, por fin era el dueño absoluto del circo. Tomo el cacho de animal que quedo e intento levantarlo, era imposible estaba muy cansado y no podía. Trato de arrástralo de una pata pero también estaba complicado, aquel bicho aun respiraba pero si no salían pronto serian consumidos como leña.

Zasca, en toda la boca, es lo que hubiera dicho Matt si pillase lo que son las bromas, pero no era el caso, se quedó mirando la escena bastante entretenido. Se acercó a esos dos observando la "tierna" escena -Primero lo abate, luego muestra sentimientos, no entiendo, a los anormales... No, palabra equivocada, animales...- Comentó mientras agarraba al tigre en sus brazos y empezaba a caminar, el bicho pesaba lo suyo, pero a paso lento podía ir avanzando lentamente, lo suficiente para salir antes de que toda esa carpa colapsara -No entiendo, humanos, pero los animales, son raros, usar herramientas, ser de humanos o simios, compadecerse, no ser de animales...- Comentó, hasta él entendió el sentimiento de "piedad" mostrada por parte de Nadir.

Salir de la carpa entre las llamas con un tigre entre los brazos y un mapache gigante a sus espaldas era una escena bastante épica, típica del cine, pero no los recibieron con los brazos abiertos, habían unas cuantas armas filosas mostradas hacia Matt -¡Suelta al tigre, cuidado con Nadir!- Comentó uno con maquillaje de payaso corrido por toda la cara -No entender, ¿Quien ser Nadir, y, quien, ser tigre?- La gente le miró raro -¡No vaciles! ¡Suelta al tigre, te van a matar!- Entonces cayó en la cuenta, el "soltar el tigre" ¡El tigre es el animal que tenía en brazos! Soltó al felino de golpe, no lo dejó con cuidado en el suelo, no, hizo caso directo, soltó al gran felino quien hizo un golpe seco contra el suelo. -Solo intentar, ayudar...- Se acercaron a Nadir con cadenas, algo que no entendía -¿Por qué, cadenas a Nadir?- ¡Miralo! entendió que el grandullón invicto era Nadir, que grande se estaba haciendo Matt. Puso el brazo por medio de los "trabajadores" del circo quienes iban directos con cadenas al alado -Nadir salvar, niños, Nadir salvar, perro (Tigre) Nadir bueno, no entender, porqué necesitar cadenas y armas- La situación no era la mejor pero aún así se interpuso, ¿No debía proteger a inocentes? Pues lo iba ha hacer, menos mal que no tenía su arma, si no, pocas explicaciones iba a dar...

El cuerpo de Matt hacía dudar a los circenses, claramente desprendía un calor no soportable para muchos, pensaban que por dentro se tenía que estar cociendo pero aún así no se quitaba la armadura... ¿Tan resistente era? -¡No digas idioteces, son animales peligrosos!- Gritó uno... Parecía que a lo lejos venía alguien importante, se iban apartando pero el cyborg no lo conocía. Parecía más importante aplacar a los dos bichos que apagar el fuego... Pero era entendible, las carpas estaban en llamas, era un dinero, pero perder espectáculos era algo más caro

Pese a haber atinado aquel gigantesco golpe estaba devastado, el calor lo había consumido, era una victoria mentirosa, igualmente la disfruto en el fondo de su ser. Vio entonces que el humano, que en realidad de humano tenia poco por sus apariciones demoniacas, tomo al tigre en brazos y lo cargo a el en la espalda. Era una acción que Nadir desaprobada pero no le quedaba ni una pisca de fuerzas para emitir sonido alguno.

En ningún momento perdió el conocimiento y percato que el resto de trabajadores del circo increparon a Matt por llevarlo en la espalda y cargar al tigre, amenazaron al mecha con filos y palabras bruscas. Aquel ser no parecía comprender las palabras de los presentes que comenzaron a ponerse nerviosos y gritar Literalmente le pidieron que soltara al felino, algo que hizo sin reparo de las consecuencias de los estragos de la caída libre. El joven observo la acción y pensó que seria bastante peligroso caer de las espaldas de esa manera. Pero una situación peor le esperaba, ya que el grupo de hombres armados traía cadenas para doblegar al skaypeano. Nadir no podía defenderse, pero definitivamente cadenas no quería, llevaba años sin ellas, no eran necesarias. En un acto que no entendió Matt se interpuso entre los tipos y él, justificando que no era necesario encadenarlo.

Nadir sintió esa fragancia de perfume de whiskería, intento tapar su rostro en la espalda del ciborg pero el chico estaba hirviendo, sabia a la perfección quien se aproximaba. -Apartad todos- Grito con bronca el dueño del circo, que parecía estar cargado de colera, Nadir pudo ver como de su espalda colgaba la esencia de un demonio. Sabia que estaba vulnerable y no había reparo, había fallado, y comenzó a temblar desconsolado, gastando sus últimas energías en esos espasmos musculares. – Porque narices Nadir no está encadenado. – Mira a los tipos con la trenza de acero que habían sido detenidos por Matt. - jefe este tipo de aquí no lo permite. – Dicen a coro los cazadores, totalmente con la voz sometida ante la figura de aquel señor. – Con que tenemos a un listillo. Escúchame cacho mierda ese ser que cargas en tus hombros me pertenece. Y no creo que estes en posición para objetar. – El dueño del ambulante hablo mas calmado, pero se mostro en poder y amenazante. Nadir temo por el ciborg, la acción de sacarlo del fuego no lo lleno de amistad sino de deuda, aquel además no le parecía humano y le recordó lo que eso significaba. – Puedes ser una linda gaséela y pirarte de aquí o podemos llevar el mundo a hostias. -

El cyborg dejó que Nadir se escurriera lentamente, sabía que con el cargado a la espalda era imposible realizar cualquier acción, analizó con su visor a todos los presentes, cuatro con las cadenas, el grandullón dando ordenes y gente de relleno por alrededor -Interesante, que todo, esté en llamas, pero vosotros, aquí, reduciendo, a animales...- Por un momento, quizás el calor, quizás el cerebro que estaba ardiendo se metió en la piel de los animales -No pertenecen, nadie, animales, libres, no podéis poseerlo, todo...- Argumentó de manera tosca y con su apreciado eco metálico. El jefazo hizo un movimiento de cabeza y los cuatro con cadenas se movieron. Dejaron la tosca atadura metálica, uno agarró un palo que había cercano, de uno de los tendidos de la carpa y se lanzó directo a por Matt...

La sigueinte escena fue algo bastante... Patética por la parte circense... El de la vara se lanzó lanzando un golpe descendente directa a la cabeza del robot. Claramente la vara se rompió, el movimiento corporal del agente del gobierno fue hacia abajo como si hubiera tenido algún efecto, luego este mismo le lanzó un puñetazo de derechas, decisión de la cual se arrepintió pues su puño sufrió las duras consecuencias, luego una patada al muslo, la cual... Pues también se arrepintió... Los demás al ver que parecía surtir efecto, empujaron al cyborg mientras otro ponía la pierna cual zancadilla, Matt cayó y ahí todos empezaron a soltar patadas, golpes con objetos y demás, cuatro contra uno...

-Basta- Ordenó con autoridad, los cuatro pararon todo orgullosos aún que necesitaron buscar objetos pues les dolió cada golpe a puño descubierto que daban pero aún así estaban orgullosos. Que cara se les quedó cuando Matt volvió a levantarse como si nada... -¿Que puñetas?- Dijo el lider -¡Que no se pueda mantener en pie!- Ordenó... Volvieron ha arremeter contra él pero la pasividad del soldado tenía un limite.

El primero en llegar se llevó un puñetazo en recto, se defendió poniendo los brazos por delante cual boxeador pero fue como un ariete en una puerta de cartón, el segundo frenó delante suyo, pero Matt le agarró por el cuello, le arreó un puñetazo en el estomago y lo lanzó contra un tercero, el cuarto decidió por decisión propia esperar a nuevos acontecimientos... -¿Jefe...?- Dijo con un tono de voz que parecía más una suplica que una pregunta

El ciborg lo dejó caer de manera sutil, entendió entonces que cualquier movimiento brusco podría traerle problemas. El metálico ignoro la amenaza del jefe del circo y menciono que no podían ser dueños de todo. Esa frase extrañó a Nadir, “claro que son dueños de todo, siempre lo fueron. ¿Puede ser de otra manera?” En la cabeza del skaypeano no había otra posibilidad, debía dar su vida a su jefe ese era el motivo de su existencia. No era momento de pensar mucho, el joven comprendido aquella situación cuando el grupo de cuatro dejo las cadenas para entrar en combate con el robot.

Los chicos, colegas del circo comenzaron a golpear a Matt en el piso luego de que este halla humillado a varios de ellos. También partió un palo con la cabeza, lo que hizo entender a Nad que aquel no era humano. Eso le dio satisfacción jamás hubiese aceptado ser salvado, solo parcialmente, por un humano.

Al grito de basta dejaron de golpear al chico lo que le dio tranquilidad al skaypeano que tenia algunas quemaduras superficiales solo por el calor recibido. Incluso esa pelea hizo que el foco de atención sea otro y no el demonio. La chica barbuda aprovecho a eso y le trajo un poco de agua, sabia que estaba sofocado. El agua fue importante lo ayudo a recuperar un poco el control sobre su cuerpo y pudo levantarse. Algunas personas que seguían ayudando a extinguir el fuego huían al grito de hay un demonio, mientras que otros solo quedaron paralizados por el miedo. En el lugar el enfrentamiento continuaba ya que Matt logro mantenerse de pie después de la golpiza y pudo conectar un golpe frontal con suma eficacia. Nadir intentaba rugir maullar, emitir algún sonido para detener al jefe, pero de su garganta no se escapaba ni una palabra. Las autoridades debían estar por llegar al lugar ya que pese a todo aquella era una pelea callejera.

Uno a uno los circenses iban cayendo al suelo, cuando uno solo quedo en pie el jefe grito con enfado. -Ve por Nadir que parece estar recuperado y átalo Jaime, yo me encargo de este come mierda. – De entre sus fachas el Dueño de la, ya no existente, carpa saca una faja tan grande como si se tratase de otro miembro. -En altamar me llamaban “El Destripador”. Pero tranquilo iras en una pieza al otro mundo. Tu vida no me tomara mas que un tajo.- Nadir quería participar pero tenia un compañero que buscaba atarlo con las cadenas. El jefe esaba realmente molesto y confiado al revelar su verdadera identidad.

-Buscando, datos sobre, "El Destripador", en la base de datos, buscando, buscando, buscando...- El robot pasó a tener una luz ámbar en el centro de su cara, para quien supiera de él sabría que esos colores significaban "alerta" cosa que ante cualquier ataque, movimiento extraño o demás reaccionaría a proporción para preservar su integridad, no era tan peligroso como el color rojo, que en caso de tenerlo habría que salir corriendo pero no llegó a ese extremo. -No, encontrado, dato alguno sobre, "El Destripador" no estar, en prioridad de captura, no encontrar referencia, no encontrar reconocimiento, imagen, ser una persona sin importancia...- Sí, señores, es una forma de decir que, era un don nadie para él. Hay que aclarar que Matt no tenía todos los wanted registrados, era demasiado para él, pero si tenía los más relevantes contra los que tenía que actuar... El cyborg se giró y miró a Nadir -¿Querer tú, quedarte?- Preguntó al animal -Yo, no entender, como poder querer, vivir con, cadenas, oprimido, agobiado, encadenado, humillado, aquejoso, abrumado, esclavo, afligido, acongojado, ser animal, ser libre, no propiedad, no propiedad, no propiedad- Comentaba, ¿hablaba de Nadir o indirectamente hablaba de él mismo? No le gustaba la idea de "propiedades" pero era él una propiedad mismo, por lo tanto habría que saber en qué estaba pensando pero eso era imposible.

Matt se giró para observar al hombre -No ser relevante, no ser prioridad, no interesar combate, niños a salvo, niños protegidos, ya no tener que, hacer nada, aquí- Comentó, muchos pensarían que era miedo, pero no sentía eso, simplemente su misión era otra. Matt observó sus brazos y piernas, no estaban tapadas, el fuego había devorado toda la tela que le tapaba el cuerpo, estaba al descubierto por lo que su "identidad" o mejor dicho el "proyecto" del gobierno estaba la descubierto y eso no debía ser así -Prioridad, de misión cambiada- Tal y como cambia de objetivos un cachorro, que de pronto ve una sandalia la que va a morder y se despista con la mosca que pasa por delante, Matt hizo lo mismo y decidió pasar de demostrar al "dueño" del lugar quien está por encima en la cadena "alimenticia" a andar en dirección a saber donde.

Caminando hacia su destino sea cual fuere, iba agarrando cosas para taparse, telas, harapos, lo que había sobrevivido a la crueldad del fuego para poder volver a ocultar su cuerpo