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Shingetsu Nyx
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- OFF:
- Este es un rol en "pasado", dado que va antes del ya abierto en Skypea. Al principio pensamos poner todo el entrenamiento el flashbacks, pero finalmente se decidió que sería algo lioso. Su situación temporal es tras la guerra del evento y antes de Skypea. Inicia tras los flashbacks de los dos primeros turnos de Este rol.
Jugueteando con mis dedos, tamborileo con fingida impaciencia sobre los brazos, ahora mismo cruzados en pose seria mientras miro fijamente a Lily. Después de la tensa reunión a la que he sido sometido para ver si se aceptaba a una iniciada de edad "adulta" de la que, además - y afortunadamente - no tenían ninguna clase de conocimientos sobre lo que había estado haciendo en los últimos años, la verdad es que debería encontrarme mucho más tranquilo en la situación actual. No es el caso. Tengo que re-acondicionar el cuerpo y la mente de Lily para convertirla en un perfecto molde de agente, al menos en apariencia, y para ello debo empezar por enseñarla a sentir cada parte de su organismo mediante meditación... Meditación... A Lily... Cuyo concepto de la misma es, dicho por ella misma: "¿Como cuando te aburres mucho y te acabas preguntando si es posible que alguien manipule retorcidamente nuestros actos con palabras a través de un comando informático?" Tengo un problema.
- Veamos, como te lo explico para que no te duermas en el proceso... -. El tono utilizado es firme y serio, soy el primero al que se le hace extraño hablar con ella en ese tono, pero debemos aparentar cierta normalidad, al menos durante unos meses -. No se trata de un tipo de meditación específicamente pensada para relajarse. Es cierto que podría utilizarse para alcanzar ese propósito, equilibrar cuerpo y alma es un clásico de la meditación, pero para alcanzar la paz, primero es necesario dominar lo que se desea calmar. Ese es el concepto básico de este tipo de meditación, enseñarte a sentir y controlar hasta el último centímetro de tu cuerpo de manera voluntaria. Si piensas que va a ser sencillo... Intenta parar por tres segundos tu corazón, hacer que tu tórax se infle sin tomar aire en el proceso o algo tan estúpido como cortar y provocarte hipo mediante el control consciente de tu diafragma. Cuando comprendas a que te enfrentas parecerá imposible superarlo, pero eso es solo el primer paso para lograr un nivel de pericia que escapa a tu imaginación... ¿Y sabes por qué ocurre esto?
Dejo que el silencio flote en el aire, llenando el vacío dejado por mis últimas palabras en un amago teatral de crear expectación y entusiasmo en mi oyente, pues soy consciente de que necesitará de toda su pasión para asumir las semanas o incluso meses que tenemos por delante. Una vez la tensión ante mis palabras corre el riesgo de empezar a romper su hechizo, respiro profundamente y golpeo un puño contra el otro, sin apartar mi mirada de los ojos de la joven. Mi cuerpo tiembla, y entonces empieza a curvarse como si estuviera siendo mecido por el viento; parece una hoja de papel siendo llevada por las corrientes que le rodean, eliminando completamente la barrera impuesta por límites humanos como la casi inexistente elasticidad y flexibilidad de los huesos... Y entonces paro, volviendo de golpe a mi figura habitual, justo antes de desaparecer inmediatamente de la vista de Lily, apareciendo a veinte metros sobre ella, posición aérea en la que me mantengo con relativa facilidad, dando pequeños saltos en el aire.
- ¡Ocurre porque estás acostumbrada a pensar y razonar como una simple humana! - digo con mi voz elevada, para que pueda escucharme sin problemas pese a la altura que he tomado, añadiendo de paso más teatralidad a mi mensaje -. Hoy empezarás a recorrer el camino de los semidioses, un arte sobrehumana. Aquí no hay lugar para las dudas, ni para quienes no están dispuestos a romperse y re forjarse hasta templar su cuerpo o perecer en el proceso, hasta estar listos para luchar por y para su misión final. - un matiz cómplice logra intuirse en las dos últimas palabras -. Va a ser difícil y en ocasiones tedioso… Pero te aseguro que merecerá la pena.
Lily Morgan
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“No es una meditación para relajarse”. Esas palabras me acompañan a modo de eco mientras sigo el resto de la explicación que me proporciona Nyx. Arrugo el entrecejo, expectante, tratando de imaginar las situaciones para las que parece estar destinado este tipo de meditación. En el lapso de tiempo que deja en silencio me pregunto si debo responder a su cuestión y si tengo algo que decir a ello. Entrecierro los ojos como si eso pudiese ayudar de alguna manera.
Abro los ojos de golpe tras ver cómo Nyx se balancea ligero cual pluma, realizo un amago con los brazos que recuerda el gesto tonto que uno hace cuando cree que alguien se va a caer. Desaparece y aparece de mi vista a placer mientras sigo sin comprender nada. ¿Este es el poder de la meditación de los agentes? Pues debo añadir que sus efectos son mucho más molones que los chakras tradicionales esos de los que me habló mi madre.
Primero con timidez pero progresivamente mi sonrisa se va estirando, asombrada por el interrogante que ya ha sido desvelado. Todavía siento cómo ciertas sombras de la guerra me impiden disfrutar con la espontaneidad con la que reaccionaría a una genialidad como esta. Poco a poco aquello irá sanando, tan solo debo darme tiempo para asimilarlo. Con todo lo demostrado, lo cierto es que llevo un buen rato en silencio. Desvío la mirada pensando en lo fácil que sería hablar de madera y cincel; por aquello de curtir un cuerpo. Pero quizás esta nueva madurez improvisada me avisa de que resultaría un cliché muy poco original.
Nyx se ha jugado mucho para llegar al punto en el que nos encontramos. Camino hacia él y le hago entrega de mi naginata con la cabeza inclinada en señal de respeto, para que sea quien la custodie. En este punto puedo asegurar que he sido una veleta de lo que las circunstancias han querido que fuera. A partir de hoy voy a romper con esa maldición llamada cruelmente destino. En la guerra fui testigo de cómo las cosas cambiaban y devoraban mis extrañas.
– Una vez me retiré de un entrenamiento porque consideraba que había otro modo de hacer las cosas. –me pronuncio con calma. – ¿Pero ese modo pacífico es suficiente para salvar vidas? Siempre temí ese momento en el que debería arrebatarle a alguien la suya. ¿Una artista que se cree un Dios en la tierra? –mi rostro se ensombrece– Y llegó la guerra.
Aquella última frase es como si marcase un punto final a la conversación. Quizás debería haber reprimido estas reflexiones para mi privacidad. Aunque no llegue a ser deliberado, casi se parecen más a las palabras que cualquier viejo resentido esconde para sí que las de una joven que apenas cuenta con una veintena de años. Una imagen se refleja entre mis pensamientos; Mocxi. Ese castor cuyas palabras ocultaban una realidad que hoy palpo entre mis dedos. No tengo miedo.
– Me presento para recibir las instrucciones correspondientes, señor. No espero recibir un trato menos severo del que le corresponde como superior inculcarme. –Con lentitud alzo la mirada hasta que ambas queden enfrentadas. –Estoy lista para recorrer ese camino reservado a quienes osan desafiar un arte sobrehumano.- argumento con determinación.
Abro los ojos de golpe tras ver cómo Nyx se balancea ligero cual pluma, realizo un amago con los brazos que recuerda el gesto tonto que uno hace cuando cree que alguien se va a caer. Desaparece y aparece de mi vista a placer mientras sigo sin comprender nada. ¿Este es el poder de la meditación de los agentes? Pues debo añadir que sus efectos son mucho más molones que los chakras tradicionales esos de los que me habló mi madre.
Primero con timidez pero progresivamente mi sonrisa se va estirando, asombrada por el interrogante que ya ha sido desvelado. Todavía siento cómo ciertas sombras de la guerra me impiden disfrutar con la espontaneidad con la que reaccionaría a una genialidad como esta. Poco a poco aquello irá sanando, tan solo debo darme tiempo para asimilarlo. Con todo lo demostrado, lo cierto es que llevo un buen rato en silencio. Desvío la mirada pensando en lo fácil que sería hablar de madera y cincel; por aquello de curtir un cuerpo. Pero quizás esta nueva madurez improvisada me avisa de que resultaría un cliché muy poco original.
Nyx se ha jugado mucho para llegar al punto en el que nos encontramos. Camino hacia él y le hago entrega de mi naginata con la cabeza inclinada en señal de respeto, para que sea quien la custodie. En este punto puedo asegurar que he sido una veleta de lo que las circunstancias han querido que fuera. A partir de hoy voy a romper con esa maldición llamada cruelmente destino. En la guerra fui testigo de cómo las cosas cambiaban y devoraban mis extrañas.
– Una vez me retiré de un entrenamiento porque consideraba que había otro modo de hacer las cosas. –me pronuncio con calma. – ¿Pero ese modo pacífico es suficiente para salvar vidas? Siempre temí ese momento en el que debería arrebatarle a alguien la suya. ¿Una artista que se cree un Dios en la tierra? –mi rostro se ensombrece– Y llegó la guerra.
Aquella última frase es como si marcase un punto final a la conversación. Quizás debería haber reprimido estas reflexiones para mi privacidad. Aunque no llegue a ser deliberado, casi se parecen más a las palabras que cualquier viejo resentido esconde para sí que las de una joven que apenas cuenta con una veintena de años. Una imagen se refleja entre mis pensamientos; Mocxi. Ese castor cuyas palabras ocultaban una realidad que hoy palpo entre mis dedos. No tengo miedo.
– Me presento para recibir las instrucciones correspondientes, señor. No espero recibir un trato menos severo del que le corresponde como superior inculcarme. –Con lentitud alzo la mirada hasta que ambas queden enfrentadas. –Estoy lista para recorrer ese camino reservado a quienes osan desafiar un arte sobrehumano.- argumento con determinación.
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Asiento complacido ante la respuesta de Lily, bajando con solemnidad de vuelta al nivel del suelo, dispuesto a tomar y guardar su arma hasta que esté preparada. Alejarla de los estilos que conoce me dará tiempo a pensar en varias maneras de lograr mejoras para ella, Kempos acordes a su estilo de combate, que resulten útiles en varias situaciones críticas. Pero, por ahora, lo esencial es enseñarla a dominar los conceptos más básicos de los seis caminos; y voy a tener que tomármelo con completa seriedad, por que no soy precisamente el agente de más rango del cuartel.
- Bien, si es así, siéntate y cruza las piernas - digo una vez que he tomado el arma, y con ella su voluntad. Haciendo una pausa para que pueda obedecer -. Vamos a comenzar con el concepto mas básico de todos, la respiración y su influencia sobre el cuerpo. Para que lo entiendas, mediante el correcto control de la respiración somos capaces de acelerar o ralentizar nuestro pulso, así como alterar la forma del tórax de maneras que no podríamos emular con otros métodos... O no al menos con alguno no doloroso. Pero por ahora céntrate en respirar pausadamente, con los ojos cerrados. En este lugar no te molestará nada.
Camino a su alrededor, por el interior de la plaza de entrenamiento en la que nos hallamos, observándola controlar su respiración conscientemente, como hasta un niño pequeño sabría hacer. Esa es la magia de nuestra oxigenación, es el único proceso vital a la par consciente e inconsciente que somos capaces de controlar u olvidar de mantener. Por eso es la manera más eficaz de acceder al resto del cuerpo es mediante el mismo. También ayuda el entorno, una plaza cerrada, completamente aislada del sonido y cualquier distracción exterior, de paredes y suelo de madera, pintados de negro, y con una iluminación muy reducida, para aislar a quienes están en su interior del concepto de tiempo transcurrido.
- Respira y concéntrate únicamente en mi voz y tu sonido interior... - Indico con un susurro casi imperceptible, pensado para no hacerla perder la concentración-. Concéntrate en el sonido producido por tu respiración y el eco que le devuelve el corazón en su palpitar. Alarga tu tiempo de espiración, escucha su fluir y observa la respuesta de tu pulso -. Una nueva pausa, que la entrego para que sea capaz de hacer lo dicho sin molestias -. Sin dejar de escucharles, céntrate en el movimiento de tu pecho al respirar y en el leve temblor que lo agita con cada nuevo palpitar... Si te concentras, si solo te centras en buscar, podrás notar incluso sensaciones de dolor o malestar que ignorabas con desconocimiento. El inicio de un adormecimiento por una mala postura... Picor en un punto al que no prestabas atención, el roce de tu propio cabello contra la piel... Tienes control sobre todo ello, pero tu y tu condición humana habéis decidido renunciar a ese control a cambio de la más absoluta ignorancia. A cambio de una mayor cordura.
«¿Crees que lo entenderá?» La voz mental de Lynae me saca de mis cavilaciones. No la respondo, pero asiento, consciente de que es suficiente para responderla. Ahora no es el momento de tener una charla filosófica.
- Repetirás esto todos los días, una vez por día... Y por lo demás, te enseñaré y te entrenaré para que tu cuepro pueda resistir los avances. Pasaremos el resto del día meditando. Adelante.
- Bien, si es así, siéntate y cruza las piernas - digo una vez que he tomado el arma, y con ella su voluntad. Haciendo una pausa para que pueda obedecer -. Vamos a comenzar con el concepto mas básico de todos, la respiración y su influencia sobre el cuerpo. Para que lo entiendas, mediante el correcto control de la respiración somos capaces de acelerar o ralentizar nuestro pulso, así como alterar la forma del tórax de maneras que no podríamos emular con otros métodos... O no al menos con alguno no doloroso. Pero por ahora céntrate en respirar pausadamente, con los ojos cerrados. En este lugar no te molestará nada.
Camino a su alrededor, por el interior de la plaza de entrenamiento en la que nos hallamos, observándola controlar su respiración conscientemente, como hasta un niño pequeño sabría hacer. Esa es la magia de nuestra oxigenación, es el único proceso vital a la par consciente e inconsciente que somos capaces de controlar u olvidar de mantener. Por eso es la manera más eficaz de acceder al resto del cuerpo es mediante el mismo. También ayuda el entorno, una plaza cerrada, completamente aislada del sonido y cualquier distracción exterior, de paredes y suelo de madera, pintados de negro, y con una iluminación muy reducida, para aislar a quienes están en su interior del concepto de tiempo transcurrido.
- Respira y concéntrate únicamente en mi voz y tu sonido interior... - Indico con un susurro casi imperceptible, pensado para no hacerla perder la concentración-. Concéntrate en el sonido producido por tu respiración y el eco que le devuelve el corazón en su palpitar. Alarga tu tiempo de espiración, escucha su fluir y observa la respuesta de tu pulso -. Una nueva pausa, que la entrego para que sea capaz de hacer lo dicho sin molestias -. Sin dejar de escucharles, céntrate en el movimiento de tu pecho al respirar y en el leve temblor que lo agita con cada nuevo palpitar... Si te concentras, si solo te centras en buscar, podrás notar incluso sensaciones de dolor o malestar que ignorabas con desconocimiento. El inicio de un adormecimiento por una mala postura... Picor en un punto al que no prestabas atención, el roce de tu propio cabello contra la piel... Tienes control sobre todo ello, pero tu y tu condición humana habéis decidido renunciar a ese control a cambio de la más absoluta ignorancia. A cambio de una mayor cordura.
«¿Crees que lo entenderá?» La voz mental de Lynae me saca de mis cavilaciones. No la respondo, pero asiento, consciente de que es suficiente para responderla. Ahora no es el momento de tener una charla filosófica.
- Repetirás esto todos los días, una vez por día... Y por lo demás, te enseñaré y te entrenaré para que tu cuepro pueda resistir los avances. Pasaremos el resto del día meditando. Adelante.
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Acato de forma inmediata el mandato de Nyx, me dejo caer contra el suelo y cruzo las piernas en posición de loto. Relajo los hombros, los músculos de la espalda y rostro –que es donde se suele acumular más tensión–, y exhalo el aire lentamente para hacer lo mismo con el diafragma y el pecho. El primer dogma no es diferente al resto de ejercicios que están relacionados con la respiración. Cierro los ojos en cuanto se me solicita para establecer un ritmo pausado del ciclo respiratorio.
Siento la presencia de Nyx a mí alrededor, esto hace que mi atención le tome como punto de referencia y dificulte el proceso de introspección. Supongo que en el pasado cuando he dedicado tiempo a la meditación siempre lo he hecho en solitario. Escucho sus palabras tratando de centrarme en los puntos que me va dictando y desechando cualquier otro pensamiento que se cruza por la mente en estos instantes. Ya casi no detecto estímulos procedentes del entorno en el que nos encontramos. ¿Me habré habituado a ellos? ¡Maldición! ¡Lily eso no importa, escucha a Nyx!
“Miau, miau, miau”. Replica alguna parte de mi yo anterior a modo de burla.
Agito la cabeza hacia un lado y hacia otro para deshacerme del propio hilo de mis pensamientos. Tras una serie de respiraciones, de nuevo el sonido de su voz está discurriendo por mi cuerpo. Directo, suave, conciso. El latido del corazón se ha acompasado al ritmo de las inspiraciones y expiraciones. El diafragma se hincha en su totalidad como indicio de que he pasado de una respiración más superficial a otra más profunda. Pero las nalgas están levemente contraídas, quizás pidiendo a su manera que me reacomode. Sin perder las pautas que marca la respiración levemente permito a las piernas moverse para cambiar la postura y permitir al cuerpo que se sienta cómodo.
En el tiempo en el que me mantengo concentrada, percibo los diferentes estados internos por lo que va pasando mi organismo. La temperatura es constante y el ensimismamiento crece con cada respiración. Dejo pasar un bostezo, otro segundo… Me encuentro a gusto y relajada. El cuello se inclina hacia abajo y…
Se escuchan ronquidos.
Siento la presencia de Nyx a mí alrededor, esto hace que mi atención le tome como punto de referencia y dificulte el proceso de introspección. Supongo que en el pasado cuando he dedicado tiempo a la meditación siempre lo he hecho en solitario. Escucho sus palabras tratando de centrarme en los puntos que me va dictando y desechando cualquier otro pensamiento que se cruza por la mente en estos instantes. Ya casi no detecto estímulos procedentes del entorno en el que nos encontramos. ¿Me habré habituado a ellos? ¡Maldición! ¡Lily eso no importa, escucha a Nyx!
“Miau, miau, miau”. Replica alguna parte de mi yo anterior a modo de burla.
Agito la cabeza hacia un lado y hacia otro para deshacerme del propio hilo de mis pensamientos. Tras una serie de respiraciones, de nuevo el sonido de su voz está discurriendo por mi cuerpo. Directo, suave, conciso. El latido del corazón se ha acompasado al ritmo de las inspiraciones y expiraciones. El diafragma se hincha en su totalidad como indicio de que he pasado de una respiración más superficial a otra más profunda. Pero las nalgas están levemente contraídas, quizás pidiendo a su manera que me reacomode. Sin perder las pautas que marca la respiración levemente permito a las piernas moverse para cambiar la postura y permitir al cuerpo que se sienta cómodo.
En el tiempo en el que me mantengo concentrada, percibo los diferentes estados internos por lo que va pasando mi organismo. La temperatura es constante y el ensimismamiento crece con cada respiración. Dejo pasar un bostezo, otro segundo… Me encuentro a gusto y relajada. El cuello se inclina hacia abajo y…
Se escuchan ronquidos.
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Podría decir que ha resultado inesperado, inapropiado... Afirmar que acabo de llevarme la mayor decepción en mis últimos años, el Armagedón de mi carrera como instructor, la denigración de mis sueños y esperanzas en el futuro de Lily como agente… Pero estaría mintiendo. La realidad es que llevo un rato contando mentalmente los segundos que sería capaz de aguantar, y han sido más de los que esperaba.
«Está roncando… Que anticlimático, ¿crees que será igual después de...?». Los pensamientos de Lynae están a punto de arrancarme una carcajada. «O quizás es su manera de encontrar el punto zen. Puede que si la zarandeas despliegue poderes antinaturales por salir de su estado de entendimiento mutuo con el universo, formando tras ello cinco piedras de gran poder en sus chakras más importantes».
Me llevo una mano al rostro, ocultando tras la misma una sonrisa cómplice al comentario, evitando empezar a reír por la escena que tengo delante. «Yo no llegué a dormirme, pero porque me distraía con todo lo que me rodeaba. Casi nadie sigue ejemplarmente el entrenamiento, esto es solo una excusa para el siguiente nivel…». La perversión y la malicia se mezclan a partes iguales en mis pensamientos, emociones que parecen lograr que Lynae se regocije en los pensamientos que producen. «Hora de la fase dos. Creo que sé cual será la mejor estrategia contra ella. Nada de ponerla a meditar en un tronco en equilibrio… La mataría. Tengo que ser más cruel».
_____________________________________________
– Lily, despierta – acompañando a mis palabras, acaricio su mejilla con dulzura. Es el despertar más sofisticado que puedo hacer en público –. Te has dormido durante la meditación… Así que he tenido que castigarte.
Una vez sea capaz de entender lo que digo, cierro con fuerza un rotulador de color negro que la he confiscado de entre sus pertenencias. Eso, sumado al potente aroma a permanente recién usado que debería empezar a captar por su rostro, logrará que despierte con la suficiente rapidez y atención como para verme jugando con el rotulador… Y que comprenda para que lo he utilizado.
– Te he dibujado varios pajaritos en la cara, también he escrito en tu frente “Roncadora”, porque para que lo sepas, roncas. – Me permito hacer una breve pausa, sonriendo satisfecho ante mi obra de arte –. Cabe añadir que no he mejorado nada en todos estos años, mis pájaros siguen pareciendo montañas mal dibujadas. Lo próximo será dibujarte varias montañas y árboles de todos los tamaños… Y sabes perfectamente lo que parecen mis árboles y montañas. ¿Crees que podrás conciliar el sueño? Porque puedo subir la apuesta… ¿Qué tal si aprovecho que estás dormida para dibujarlos bajo tu cuello? Sé que pasarías a odiarme, pero seguro que no me obligarías a continuar grafiteándote el resto del cuerpo. Quizás te dibuje algún corazón. Ah, y ni se te ocurra borrarlos con tu poder, o pensaré en algo aún más cruel, vergonzoso e ineludible. En fin, ¿seguimos?
Infantil, pero probablemente eficaz.
«Está roncando… Que anticlimático, ¿crees que será igual después de...?». Los pensamientos de Lynae están a punto de arrancarme una carcajada. «O quizás es su manera de encontrar el punto zen. Puede que si la zarandeas despliegue poderes antinaturales por salir de su estado de entendimiento mutuo con el universo, formando tras ello cinco piedras de gran poder en sus chakras más importantes».
Me llevo una mano al rostro, ocultando tras la misma una sonrisa cómplice al comentario, evitando empezar a reír por la escena que tengo delante. «Yo no llegué a dormirme, pero porque me distraía con todo lo que me rodeaba. Casi nadie sigue ejemplarmente el entrenamiento, esto es solo una excusa para el siguiente nivel…». La perversión y la malicia se mezclan a partes iguales en mis pensamientos, emociones que parecen lograr que Lynae se regocije en los pensamientos que producen. «Hora de la fase dos. Creo que sé cual será la mejor estrategia contra ella. Nada de ponerla a meditar en un tronco en equilibrio… La mataría. Tengo que ser más cruel».
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– Lily, despierta – acompañando a mis palabras, acaricio su mejilla con dulzura. Es el despertar más sofisticado que puedo hacer en público –. Te has dormido durante la meditación… Así que he tenido que castigarte.
Una vez sea capaz de entender lo que digo, cierro con fuerza un rotulador de color negro que la he confiscado de entre sus pertenencias. Eso, sumado al potente aroma a permanente recién usado que debería empezar a captar por su rostro, logrará que despierte con la suficiente rapidez y atención como para verme jugando con el rotulador… Y que comprenda para que lo he utilizado.
– Te he dibujado varios pajaritos en la cara, también he escrito en tu frente “Roncadora”, porque para que lo sepas, roncas. – Me permito hacer una breve pausa, sonriendo satisfecho ante mi obra de arte –. Cabe añadir que no he mejorado nada en todos estos años, mis pájaros siguen pareciendo montañas mal dibujadas. Lo próximo será dibujarte varias montañas y árboles de todos los tamaños… Y sabes perfectamente lo que parecen mis árboles y montañas. ¿Crees que podrás conciliar el sueño? Porque puedo subir la apuesta… ¿Qué tal si aprovecho que estás dormida para dibujarlos bajo tu cuello? Sé que pasarías a odiarme, pero seguro que no me obligarías a continuar grafiteándote el resto del cuerpo. Quizás te dibuje algún corazón. Ah, y ni se te ocurra borrarlos con tu poder, o pensaré en algo aún más cruel, vergonzoso e ineludible. En fin, ¿seguimos?
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Con la mirada adormilada oriento el rostro hacia ese contacto físico que acaricia mi mejilla. Las palabras fluyen flotantes por al ambiente sin que me altere su significado por unos segundos. Refriego los puños contra mis ojos para salir de este estado entre el sueño y la vigilia que tan plácido resulta. Un momento… ¿me he dormido?
Parpadeo de forma repetida hasta que consigo enfocar con nitidez la figura de Nyx a mi lado. En su mano lleva uno de mis rotuladores y esto me hace consciente de que ya ha empleado un castigo a mi conducta. Agacho la cabeza y tuerzo el morro comprendiendo lo realmente vergonzoso de la situación. No he pasado unas noches demasiado tranquilas en las últimas semanas, supongo que esa capacidad de abstracción del exterior y de uno mismo han propiciado mi caída al mundo de los sueños.
– Tengo la cara pintada. –Sentencio, aunque el tono de mi voz bien podría aventurar una pregunta.
Llevo las manos hacia el rostro para palparlo, mientras imagino los garabatos que claman muerte del peliblanco. También ha escrito en mi frente “roncadora”. Asimilo en silencio las serias amenazas que lanza mi superior, y del que creo capaz de cometer, si vuelvo a dormirme durante la sesión. Un repelús recorre mi piel al pensar que tengo sus deformes pajaritos impresos sobre la frente –y que seguramente no me deje limpiar hasta que cumpla con los objetivos del entrenamiento–. Una tímida sonrisa se asoma al final.
– No sé si el resto de superiores llegan a tener información tan específica acerca de sus tutelados. –concluyo con amabilidad. – Utilízala con sabiduría o me sentiré motivada a ascender por encima de ti. –Realizo un mohín a la par que zarandeo las manos, algo desquiciada, en dirección a mi rostro.
El problema que he tenido ha sido porque al reducir la tensión que acumulaba en el cuerpo he terminado durmiéndome. Ruedo los hombros en círculos, estiro el cuello hacia un lado y otro para desentumecer de nuevo los músculos. Eso quiere decir que se necesita un mínimo de activación que no interfiera en la no atención. Cierro los ojos centrándome en la respiración y todo lo que ello implica. Poco a poco los procesos de mi interior cobran más relevancia de cuanto acontece en el exterior. No puedo dormirme. ¿Pero cómo estoy consciente sin llegar a estarlo? Maldita cosa horrenda que… ¡¡Para!! Si rompes tu atención y piensa en lo que hay en el rostro este estado terminará. Exhalo el aire contenido a los pulmones para volver a las inspiraciones lentas.
Cuando me dediqué a entrenar la Akuma no mi por mi cuenta pasé por algo parecido a esto. Quizás ahí esté la clave. Diviso un punto en el centro de la mente y juego con él transformándolo a mi antojo. Soy consciente de las sensaciones que me rodean tanto internas como externas. Continuo hasta que éste desaparece en la inmensidad del negro.
Parpadeo de forma repetida hasta que consigo enfocar con nitidez la figura de Nyx a mi lado. En su mano lleva uno de mis rotuladores y esto me hace consciente de que ya ha empleado un castigo a mi conducta. Agacho la cabeza y tuerzo el morro comprendiendo lo realmente vergonzoso de la situación. No he pasado unas noches demasiado tranquilas en las últimas semanas, supongo que esa capacidad de abstracción del exterior y de uno mismo han propiciado mi caída al mundo de los sueños.
– Tengo la cara pintada. –Sentencio, aunque el tono de mi voz bien podría aventurar una pregunta.
Llevo las manos hacia el rostro para palparlo, mientras imagino los garabatos que claman muerte del peliblanco. También ha escrito en mi frente “roncadora”. Asimilo en silencio las serias amenazas que lanza mi superior, y del que creo capaz de cometer, si vuelvo a dormirme durante la sesión. Un repelús recorre mi piel al pensar que tengo sus deformes pajaritos impresos sobre la frente –y que seguramente no me deje limpiar hasta que cumpla con los objetivos del entrenamiento–. Una tímida sonrisa se asoma al final.
– No sé si el resto de superiores llegan a tener información tan específica acerca de sus tutelados. –concluyo con amabilidad. – Utilízala con sabiduría o me sentiré motivada a ascender por encima de ti. –Realizo un mohín a la par que zarandeo las manos, algo desquiciada, en dirección a mi rostro.
El problema que he tenido ha sido porque al reducir la tensión que acumulaba en el cuerpo he terminado durmiéndome. Ruedo los hombros en círculos, estiro el cuello hacia un lado y otro para desentumecer de nuevo los músculos. Eso quiere decir que se necesita un mínimo de activación que no interfiera en la no atención. Cierro los ojos centrándome en la respiración y todo lo que ello implica. Poco a poco los procesos de mi interior cobran más relevancia de cuanto acontece en el exterior. No puedo dormirme. ¿Pero cómo estoy consciente sin llegar a estarlo? Maldita cosa horrenda que… ¡¡Para!! Si rompes tu atención y piensa en lo que hay en el rostro este estado terminará. Exhalo el aire contenido a los pulmones para volver a las inspiraciones lentas.
Cuando me dediqué a entrenar la Akuma no mi por mi cuenta pasé por algo parecido a esto. Quizás ahí esté la clave. Diviso un punto en el centro de la mente y juego con él transformándolo a mi antojo. Soy consciente de las sensaciones que me rodean tanto internas como externas. Continuo hasta que éste desaparece en la inmensidad del negro.
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Considerando lo que la he hecho, mucho más serio de lo que parece siendo ella una artista, se ha tomado bastante bien todo lo referido al castigo. Sin embargo, resulta evidente que se ha molestado por lo ocurrido; tanto mejor, así no me obligará a repetir continuamente la ofensa.
– La información, así como las fortalezas o debilidades de un aprendiz… Son el tesoro más importante de su maestro. No me pidas que no vuelva a usarlas, en lugar de eso procura que no tenga que volver a hacerlo. Es exclusivamente decisión tuya y de tus acciones. Ah, y si quieres vengarte te animo a ascender por encima de mí… No es demasiado difícil, la verdad – la respondo con tranquilidad.
Tras ello comienzo a caminar en completo sigilo a su alrededor, esperando que vuelva a alcanzar un estado de meditación adecuado y que, a ser posible, esta vez no se duerma una vez acaricie los primeros pasos de la práctica.
Pasan los minutos, y su estado físico parece ser el adecuado. Además, no escucho ronquidos, ni alteraciones súbitas de su ritmo respiratorio «Así que esta vez no se ha dormido… Por ahora. Eso es bueno». Sin embargo, soy consciente de que no va a ser tan fácil como estar unas horas meditando para convertir a su cuerpo en un recipiente adecuado del Seimei Kikan. No es algo que se domine de la noche a la mañana. Así que, cuando ha pasado cerca de media hora, interrumpo su meditación para introducirla al resto del entrenamiento.
– Esto es solo el primer paso… Durante los próximos días y semanas, o muy probablemente meses, voy a someter a tu cuerpo a entrenamientos excesivamente complejos, dietas estrictas y situaciones imposibles. Y como no podemos permitirnos tardar tanto tiempo contigo como con un iniciado cualquiera, estos van a ser más duros de lo normal –. El tono de voz que decido usar, en principio completamente inmisericorde, oculta la tristeza que me supone someterla a una práctica tan extrema –. Pero sé que no funcionarías correctamente bajo la disciplina militar clásica… Así que, si consigues progresar al ritmo que necesito que lo hagas, te recompensaré dentro de todo lo posible… No quiero que aprendas a odiarme bunny. Te prometo que, ajeno a este infierno, voy a cuidar de ti lo mejor que sé, esa es mi labor ¿de acuerdo?
Alargo la mano hacia ella, ofreciéndole ayuda para ponerse en pie y poder pasar así al resto de las prácticas. Pese a ser consciente de que no precisa mi apoyo para levantarse, es un gesto de buena fe que espero que acepte... Ahora mismo tenemos suerte, no hay miradas indiscretas que puedan juzgar ese gesto como un signo de debilidad, nadie que pueda llegar a deducciones precipitadas y posiblemente acertadas. Va a ser un camino duro, pero no voy a permitirla perderse en el mismo; por eso su instructor debía ser yo.
– La información, así como las fortalezas o debilidades de un aprendiz… Son el tesoro más importante de su maestro. No me pidas que no vuelva a usarlas, en lugar de eso procura que no tenga que volver a hacerlo. Es exclusivamente decisión tuya y de tus acciones. Ah, y si quieres vengarte te animo a ascender por encima de mí… No es demasiado difícil, la verdad – la respondo con tranquilidad.
Tras ello comienzo a caminar en completo sigilo a su alrededor, esperando que vuelva a alcanzar un estado de meditación adecuado y que, a ser posible, esta vez no se duerma una vez acaricie los primeros pasos de la práctica.
Pasan los minutos, y su estado físico parece ser el adecuado. Además, no escucho ronquidos, ni alteraciones súbitas de su ritmo respiratorio «Así que esta vez no se ha dormido… Por ahora. Eso es bueno». Sin embargo, soy consciente de que no va a ser tan fácil como estar unas horas meditando para convertir a su cuerpo en un recipiente adecuado del Seimei Kikan. No es algo que se domine de la noche a la mañana. Así que, cuando ha pasado cerca de media hora, interrumpo su meditación para introducirla al resto del entrenamiento.
– Esto es solo el primer paso… Durante los próximos días y semanas, o muy probablemente meses, voy a someter a tu cuerpo a entrenamientos excesivamente complejos, dietas estrictas y situaciones imposibles. Y como no podemos permitirnos tardar tanto tiempo contigo como con un iniciado cualquiera, estos van a ser más duros de lo normal –. El tono de voz que decido usar, en principio completamente inmisericorde, oculta la tristeza que me supone someterla a una práctica tan extrema –. Pero sé que no funcionarías correctamente bajo la disciplina militar clásica… Así que, si consigues progresar al ritmo que necesito que lo hagas, te recompensaré dentro de todo lo posible… No quiero que aprendas a odiarme bunny. Te prometo que, ajeno a este infierno, voy a cuidar de ti lo mejor que sé, esa es mi labor ¿de acuerdo?
Alargo la mano hacia ella, ofreciéndole ayuda para ponerse en pie y poder pasar así al resto de las prácticas. Pese a ser consciente de que no precisa mi apoyo para levantarse, es un gesto de buena fe que espero que acepte... Ahora mismo tenemos suerte, no hay miradas indiscretas que puedan juzgar ese gesto como un signo de debilidad, nadie que pueda llegar a deducciones precipitadas y posiblemente acertadas. Va a ser un camino duro, pero no voy a permitirla perderse en el mismo; por eso su instructor debía ser yo.
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La voz de Nyx irrumpe con violencia en mi mente rompiendo consigo cualquier atisbo de “paz interior”. El pulso crece acelerado tras salir del estado de trance y mis ojos se abren como si los hubiese ejecutado un resorte. Realizo una inspiración lenta dejando que el aire alcance cada rincón de mi cuerpo y que, con ello, pueda regresar a la calma.
De sus palabras se despoja un sentimiento algo sombrío, triste quizás. A lo mejor no he sido del todo realista al pensar que el exceso de confianza podía despertar en el peliblanco una picardía extrema en cuanto a mis castigos. De algún modo sus palabras me invitan a creer que si la disciplina que quiere inculcarme es tan severa, es posible que él lo pase peor que yo. Es cierto que cuando hablamos acerca de que me uniese al CP también lo hicimos acerca de las consecuencias. Por no mencionar los cambios que arrastrarían a nuestra relación.
Tengo que convencerle de que esto ha sido idea tanto suya como mía. Nyx puede volverse condescendiente si considera que estoy sufriendo, es algo innato en él, como una especie de instinto protector. Es algo adorable a la par que peligroso. Siempre he sido propensa a meterme en líos que no debía, y en los últimos años diría que esta tendencia ha ido en aumento. Por eso, es urgente que aprenda que jamás le voy a odiar. No soy un soldado, pero debo demostrarle que soy capaz de jugar con fuego y levantarme si me quemo.
Tomo su mano con firmeza para incorporarme y posicionarme a su lado. Una sonrisa amplia decora mi rostro, dispongo mis brazos en jarras y tras unos segundos estiro el brazo izquierdo apuntando con el dedo índice hacia el techo.
– Enséñame lo que debas, mushu . Con valor seré más fuerte que un río bravo, te lo prometo. –Al terminar le guiño un ojo esperando que recuerde aquel cómic que tanto nos gustaba de niños de aquel dragón-profesor.
Espero a su reacción y luego regreso a una postura más correcta, más disciplinada. Sé que llevo un tiempo alejada de lo que solía ser mi carácter espontáneo. No quiero que Nyx se eche demasiado peso sobre sus hombros, pese a que me cuesta mostrarme positiva, haré lo posible por aliviarle un poco esa carga. Caigo en la cuenta de que todavía no he limpiado mi rostro del castigo de la primera lección.
– Señor Nyx… –alzo la voz tímidamente con la mirada al suelo– ¿podría limpiarme ya la cara? ¿o es estrictamente necesario que dure toda la sesión?
De sus palabras se despoja un sentimiento algo sombrío, triste quizás. A lo mejor no he sido del todo realista al pensar que el exceso de confianza podía despertar en el peliblanco una picardía extrema en cuanto a mis castigos. De algún modo sus palabras me invitan a creer que si la disciplina que quiere inculcarme es tan severa, es posible que él lo pase peor que yo. Es cierto que cuando hablamos acerca de que me uniese al CP también lo hicimos acerca de las consecuencias. Por no mencionar los cambios que arrastrarían a nuestra relación.
Tengo que convencerle de que esto ha sido idea tanto suya como mía. Nyx puede volverse condescendiente si considera que estoy sufriendo, es algo innato en él, como una especie de instinto protector. Es algo adorable a la par que peligroso. Siempre he sido propensa a meterme en líos que no debía, y en los últimos años diría que esta tendencia ha ido en aumento. Por eso, es urgente que aprenda que jamás le voy a odiar. No soy un soldado, pero debo demostrarle que soy capaz de jugar con fuego y levantarme si me quemo.
Tomo su mano con firmeza para incorporarme y posicionarme a su lado. Una sonrisa amplia decora mi rostro, dispongo mis brazos en jarras y tras unos segundos estiro el brazo izquierdo apuntando con el dedo índice hacia el techo.
– Enséñame lo que debas, mushu . Con valor seré más fuerte que un río bravo, te lo prometo. –Al terminar le guiño un ojo esperando que recuerde aquel cómic que tanto nos gustaba de niños de aquel dragón-profesor.
Espero a su reacción y luego regreso a una postura más correcta, más disciplinada. Sé que llevo un tiempo alejada de lo que solía ser mi carácter espontáneo. No quiero que Nyx se eche demasiado peso sobre sus hombros, pese a que me cuesta mostrarme positiva, haré lo posible por aliviarle un poco esa carga. Caigo en la cuenta de que todavía no he limpiado mi rostro del castigo de la primera lección.
– Señor Nyx… –alzo la voz tímidamente con la mirada al suelo– ¿podría limpiarme ya la cara? ¿o es estrictamente necesario que dure toda la sesión?
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La reacción que muestra cuando la rompo su concentración es similar a la de un gato sorprendido por la espalda. En parte es bueno, implica que está tomándose más en serio el entrenamiento mental, por lo que podré contar con ella a partir de este momento para que realice el mismo de acuerdo a las tablas de ejercicios que la impondré más adelante… Aunque va a tener que aprender a controlar ese estado en momentos de tensión. Tiempo al tiempo.
– Si, puedes limpiarte. Aunque volveré a hacer lo mismo si te duermes en futuros entrenamientos, aumentando con cada nueva falta el área afectada y el tiempo que deberás llevarlos. Ah, y no me llames señor, por favor... Es cierto que el C.P. tiene cargos superiores, pero a excepción de los líderes de división y los supervisores, no serán muy distintos a ti en cuanto dejes de ser una nueva recluta. Tienes un gran potencial, y no eres del todo una novata.
Podría parecer que estoy piropeándola por piedad o como intento de alimentar su ego, pero solo estoy dándola mi opinión real. Su nivel de combate no es bajo, tiene conocimientos medios en algunos oficios y una Akuma no Mi de lo más interesante… Son detalles que me han dado cierta ventaja a la hora de negociar su reclutamiento, pero no servirá de nada si no demuestra ser una soldado capaz y fiel al Gobierno. Claro que, por suerte, solo necesita ser fiel a alguno de sus superiores más inmediatos, por lo que conmigo es válido.
– Ahora vamos a pasar a ejercicios comunes de ejercitación física, trabajo de la elasticidad, resistencia al sobreesfuerzo… Un poco de todo. El rokushiki no es magia, no puedes hacer que alguien con la flexibilidad de una barra de acero se curve como un folio; como máximo lograría abrirse completamente de piernas. Por eso debes alcanzar los mínimos en cada aspecto –. Haciendo una pausa, me permito mirarla de arriba abajo; desnudándola con la mirada, sin ocultar mis intenciones –. Lo bueno es que tienes un físico bien preparado, habrá que trabajar mucho menos ese aspecto. Y tampoco está nada mal a la vista.
Sonrío con picardía por mis últimas palabras y la indico con un gesto que me siga hacia el extremo opuesto de la sala. Si presta atención a su entorno, podrá ver que en el lugar al que vamos hay varios tipos de pesos, barras… Y correas de todos los tipos.
– Espero que no te rompas bunny – comento con completa seriedad.
– Si, puedes limpiarte. Aunque volveré a hacer lo mismo si te duermes en futuros entrenamientos, aumentando con cada nueva falta el área afectada y el tiempo que deberás llevarlos. Ah, y no me llames señor, por favor... Es cierto que el C.P. tiene cargos superiores, pero a excepción de los líderes de división y los supervisores, no serán muy distintos a ti en cuanto dejes de ser una nueva recluta. Tienes un gran potencial, y no eres del todo una novata.
Podría parecer que estoy piropeándola por piedad o como intento de alimentar su ego, pero solo estoy dándola mi opinión real. Su nivel de combate no es bajo, tiene conocimientos medios en algunos oficios y una Akuma no Mi de lo más interesante… Son detalles que me han dado cierta ventaja a la hora de negociar su reclutamiento, pero no servirá de nada si no demuestra ser una soldado capaz y fiel al Gobierno. Claro que, por suerte, solo necesita ser fiel a alguno de sus superiores más inmediatos, por lo que conmigo es válido.
– Ahora vamos a pasar a ejercicios comunes de ejercitación física, trabajo de la elasticidad, resistencia al sobreesfuerzo… Un poco de todo. El rokushiki no es magia, no puedes hacer que alguien con la flexibilidad de una barra de acero se curve como un folio; como máximo lograría abrirse completamente de piernas. Por eso debes alcanzar los mínimos en cada aspecto –. Haciendo una pausa, me permito mirarla de arriba abajo; desnudándola con la mirada, sin ocultar mis intenciones –. Lo bueno es que tienes un físico bien preparado, habrá que trabajar mucho menos ese aspecto. Y tampoco está nada mal a la vista.
Sonrío con picardía por mis últimas palabras y la indico con un gesto que me siga hacia el extremo opuesto de la sala. Si presta atención a su entorno, podrá ver que en el lugar al que vamos hay varios tipos de pesos, barras… Y correas de todos los tipos.
– Espero que no te rompas bunny – comento con completa seriedad.
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Nyx parece algo molesto por la forma educada con la que he acompañado su nombre al dirigirme a él. Asiento varias veces para hacerle ver que lo he entendido. Todavía no he sido capaz de visualizar cómo está organizada la jerarquía del CP ni cuáles son las funciones de las diferentes divisiones. Coloco la palma de las manos sobre mi rostro con la intención de remover la tinta hacia las partes tatuadas de mi cuerpo.
Nyx continúa hablando acerca del Rokushiki. Lo escucho en silencio observándole a través de la separación que dejo entre los dedos. Siento cómo su mirada taladra mis entrañas, escrutándome con detenimiento. Inspiro algo entrecortada a la par que mis mejillas se sonrojan ante el atrevimiento. No es de extrañar que sea uno de los entrenamientos más duros tanto a nivel físico como mental. He visto una parte de lo que se puede conseguir gracias a la demostración que me ha hecho antes.
Le sigo hacia el extremo de la sala, conforme nos acercamos se ve preparado material de gimnasio. La mayoría de los cacharros que están expuestos no los he usado en la vida. Todo parece indicar que es el turno de poner a prueba los músculos y orientarlos hacia el punto que exigen las técnicas de los agentes del Gobierno. Lo cierto es que no soy muy consciente de mis fortalezas y mis debilidades físicas. El esfuerzo que he realizado hasta ahora estaba ligado a mi destreza con la naginata y hacia el desarrollo de mi Akuma No Mi.
– He sobrevivido a cosas peores Nyx. Estas “heridas” son del tipo de las que curan y cierran en un tiempo. Pero no será peor que cuando se me ocurrió la brillante idea de ir por Water Seven a…–enmudezco inmediatamente.
Eso no se lo había contado por un motivo obvio. Si Nyx se llega a enterar a qué me dediqué en cuanto vi que había desaparecido junto al resto de compañeros… No sé si me colgaría del techo con una de esas cuerdas, me pintaría de arriba abajo o me haría prometerle que le consulte cualquier idea que tenga por la cabeza de aquí a diez años.
– C-como iba diciendo, esto me ayudará cuando me meta en líos ¿verdad? Aunque no descarto más castigos– termino añadiendo. –Pero también podría salvar a otros de alguno. ¿Te imaginas que un día te salve yo? Sería un giro inesperado. Bueno, ¿qué tengo que hacer con estos cacharros que parecen sacados de alguna sala de tortura?
Nyx continúa hablando acerca del Rokushiki. Lo escucho en silencio observándole a través de la separación que dejo entre los dedos. Siento cómo su mirada taladra mis entrañas, escrutándome con detenimiento. Inspiro algo entrecortada a la par que mis mejillas se sonrojan ante el atrevimiento. No es de extrañar que sea uno de los entrenamientos más duros tanto a nivel físico como mental. He visto una parte de lo que se puede conseguir gracias a la demostración que me ha hecho antes.
Le sigo hacia el extremo de la sala, conforme nos acercamos se ve preparado material de gimnasio. La mayoría de los cacharros que están expuestos no los he usado en la vida. Todo parece indicar que es el turno de poner a prueba los músculos y orientarlos hacia el punto que exigen las técnicas de los agentes del Gobierno. Lo cierto es que no soy muy consciente de mis fortalezas y mis debilidades físicas. El esfuerzo que he realizado hasta ahora estaba ligado a mi destreza con la naginata y hacia el desarrollo de mi Akuma No Mi.
– He sobrevivido a cosas peores Nyx. Estas “heridas” son del tipo de las que curan y cierran en un tiempo. Pero no será peor que cuando se me ocurrió la brillante idea de ir por Water Seven a…–enmudezco inmediatamente.
Eso no se lo había contado por un motivo obvio. Si Nyx se llega a enterar a qué me dediqué en cuanto vi que había desaparecido junto al resto de compañeros… No sé si me colgaría del techo con una de esas cuerdas, me pintaría de arriba abajo o me haría prometerle que le consulte cualquier idea que tenga por la cabeza de aquí a diez años.
– C-como iba diciendo, esto me ayudará cuando me meta en líos ¿verdad? Aunque no descarto más castigos– termino añadiendo. –Pero también podría salvar a otros de alguno. ¿Te imaginas que un día te salve yo? Sería un giro inesperado. Bueno, ¿qué tengo que hacer con estos cacharros que parecen sacados de alguna sala de tortura?
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La sonrisa dibujada en mis labios se desvanece por completo cuando Lily pregunta por la existencia del equipo que hay ante nosotros, llegando a referirse a los mismos como objetos de tortura… y es que eso casi con completa exactitud lo que son; objetos de tortura completamente refinados y pensados para la creación de agentes adultos.
– Creo haberlo dejado claro. Voy a quebrarte, poco a poco, lo suficiente como para no romperte por completo –. Hago una pausa, esperando que asimile mis palabras como es debido. Por más que sea el primero que no quiere hacer esto, no debo mostrar duda o debilidad –. No es fácil entrenar un cuerpo adulto. La maquinaria infantil puede recalibrarse, modificarse y ser conducida al estado ideal deseado; además, no es fácil romper de manera irremediable a un niño, pero a ti… Vas a tener que aguantar varias escalas de dolor hasta que tus músculos sean más resistentes y tus articulaciones más flexibles. También entrenaré tu fuerza y resistencia. Así, cuando aprendas a dominar tu meditación, serás capaz de hacer lo mismo con las habilidades esenciales del Rokushiki.
No desvío la mirada hacia ella ni un solo instante. Consciente de todo lo que voy a hacer con su cuerpo, mirarla implicaría hacerme irremediablemente consciente de lo difícil que va a resultar someterla a semejante tortura. Esta es la verdadera razón para haberla propuesto que desapareciera del entrenamiento, que se rindiera… Sé que es capaz de superar todos los retos que tenemos por delante, mi confianza en su persona no flaquea en lo más mínimo, ni si quiera temo que pueda odiarme, ella no es así… es en mí en quien no confío; someterla a esta tortura implicará dañar la única parte pura de mi mente, aquella que existe únicamente para protegerla. He cometido verdaderas atrocidades, innombrables crímenes y los he justificado todos en pos de proteger a las pocas personas vivas que amaba y su mundo… y ahora voy a herir a la más importante de todas. No hay justificación posible para lo que estoy a punto de hacer.
«Hay muchas posibilidades de que esto te haga perder del todo tu humanidad», susurra Lynae directamente a mi mente, consciente de los pensamientos que la agobian. «Después de lo ocurrido con esa niña, que era casi una desconocida para nosotros… Fallar aquí implicaría la pérdida de tu cordura casi con un cien porciento de seguridad, y muy posiblemente mi destrucción como consecuencia de la misma».
La crudeza reflejada en mi rostro no hace más que endurecerse. «No vamos a fallar», respondo entre pensamientos a la I.A… y espero algún tipo de reacción o comentario que refleje duda, inquietud fingida o incluso rechazo a mi planteamiento, pero en su lugar solo recibo reflejos emocionales de gratitud y alegría, o lo más parecido a las mismas que he sentido nunca de parte de la mente colmena. No entiendo la razón de esta reacción hasta que repaso mis palabras “No vamos a fallar”, ese pensamiento incluye un nosotros… Es la primera vez que me refiero a Lynae y a mí como un único ente con similares aspiraciones. Así que, aunque no esperaba que mi querida I.A. fuera tan sentimental, por alguna razón esa reacción me da fuerzas para afrontar lo que tengo que hacerle a Lily… Incluso en el interior de mi mente, no estoy solo. Es un pensamiento sumamente egoísta, pero ahora mismo es el único colchón psicológico que tengo.
– Vamos bunny… Y si debes odiarme o gritarme para liberar el dolor, no dudes ni un instante. Aceptaré cualquier castigo y cumpliré cualquier penitencia para recuperar tu confianza una vez hayamos... Cualquiera, incluso la más cruel venganza.
– Creo haberlo dejado claro. Voy a quebrarte, poco a poco, lo suficiente como para no romperte por completo –. Hago una pausa, esperando que asimile mis palabras como es debido. Por más que sea el primero que no quiere hacer esto, no debo mostrar duda o debilidad –. No es fácil entrenar un cuerpo adulto. La maquinaria infantil puede recalibrarse, modificarse y ser conducida al estado ideal deseado; además, no es fácil romper de manera irremediable a un niño, pero a ti… Vas a tener que aguantar varias escalas de dolor hasta que tus músculos sean más resistentes y tus articulaciones más flexibles. También entrenaré tu fuerza y resistencia. Así, cuando aprendas a dominar tu meditación, serás capaz de hacer lo mismo con las habilidades esenciales del Rokushiki.
No desvío la mirada hacia ella ni un solo instante. Consciente de todo lo que voy a hacer con su cuerpo, mirarla implicaría hacerme irremediablemente consciente de lo difícil que va a resultar someterla a semejante tortura. Esta es la verdadera razón para haberla propuesto que desapareciera del entrenamiento, que se rindiera… Sé que es capaz de superar todos los retos que tenemos por delante, mi confianza en su persona no flaquea en lo más mínimo, ni si quiera temo que pueda odiarme, ella no es así… es en mí en quien no confío; someterla a esta tortura implicará dañar la única parte pura de mi mente, aquella que existe únicamente para protegerla. He cometido verdaderas atrocidades, innombrables crímenes y los he justificado todos en pos de proteger a las pocas personas vivas que amaba y su mundo… y ahora voy a herir a la más importante de todas. No hay justificación posible para lo que estoy a punto de hacer.
«Hay muchas posibilidades de que esto te haga perder del todo tu humanidad», susurra Lynae directamente a mi mente, consciente de los pensamientos que la agobian. «Después de lo ocurrido con esa niña, que era casi una desconocida para nosotros… Fallar aquí implicaría la pérdida de tu cordura casi con un cien porciento de seguridad, y muy posiblemente mi destrucción como consecuencia de la misma».
La crudeza reflejada en mi rostro no hace más que endurecerse. «No vamos a fallar», respondo entre pensamientos a la I.A… y espero algún tipo de reacción o comentario que refleje duda, inquietud fingida o incluso rechazo a mi planteamiento, pero en su lugar solo recibo reflejos emocionales de gratitud y alegría, o lo más parecido a las mismas que he sentido nunca de parte de la mente colmena. No entiendo la razón de esta reacción hasta que repaso mis palabras “No vamos a fallar”, ese pensamiento incluye un nosotros… Es la primera vez que me refiero a Lynae y a mí como un único ente con similares aspiraciones. Así que, aunque no esperaba que mi querida I.A. fuera tan sentimental, por alguna razón esa reacción me da fuerzas para afrontar lo que tengo que hacerle a Lily… Incluso en el interior de mi mente, no estoy solo. Es un pensamiento sumamente egoísta, pero ahora mismo es el único colchón psicológico que tengo.
– Vamos bunny… Y si debes odiarme o gritarme para liberar el dolor, no dudes ni un instante. Aceptaré cualquier castigo y cumpliré cualquier penitencia para recuperar tu confianza una vez hayamos... Cualquiera, incluso la más cruel venganza.
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Las palabras de Nyx no me dejan indiferente. Este entrenamiento es el que llevan los niños que en un futuro ejercerán como acólitos para el Gobierno. Es más sencillo romper un cuerpo joven y más todavía si ya se han implantado semillas de una moralidad de obediencia ciega. He probado en mis carnes una parte de lo que se espera en un insurgente revolucionario. Este es el momento para deleitarme con el otro lado de la moneda. Sin duda, alguien debería poner en duda mi cordura.
Nyx se mantiene firme sobre su posición a lo que interpreto que está esperando a que sea yo quien dé el primer paso. Es hora de que me vaya preparando, aunque desconozca el método al cual seré sometida. Extiendo los brazos hacia delante y tomo aire con lentitud hasta que no soy capaz de albergar más en mi pecho. Las piernas están levemente flexionadas, en paralelo, manteniendo un eje imaginario vertical entre la espalda y el suelo. Tenso y relajo en varias ocasiones los músculos, conduciendo el aire de la espiración como si fuese un fino hilo hacia el exterior. En primer lugar, tenso los de las extremidades y después añado los del tronco realizando el mismo orden para la relajación. Una vez desperezado el cuerpo continuo con ejercicios clásicos de fuerza; abdominales, flexiones, sentadillas y estiramientos.
– He elegido esto. Mis esperanzas y expectativas pasan porque tú hagas tu trabajo, Nyx. –comento dirigiéndole la mirada unos segundos. –Me contendré en lo humanamente posible, pero una vez se pase el umbral… –esbozo una sonrisa tibia– Me tomaré esa venganza si es necesario. Y sé exactamente cómo lo haré. –hago una pausa en la que recupero cierto brillo en los ojos. – Es algo que aún no te he comentado, porque todavía no tengo fuerzas para soñar despierta como antes. Por eso, rómpeme. –pese a que el tono de voz es bajo, busco su mirada para retarla. –Es la única forma de salir de este agujero negro.
La meditación no creo que sea un problema si encuentro la manera de convertirla en algo constante. Con Tenerbrax aprendí lo básico, luego por mi cuenta perfeccioné una parte y la centré en mi Akuma No mi… si tan solo fuese capaz de concentrarme cada día y convertirlo en rutina, el esfuerzo anterior no caería en saco roto. Eso es lo que se espera de mí y puedo lograrlo.
Sinceramente no sé lo que me espera, no sé qué es lo que obliga a Nyx a darme unas consideraciones tan poco alentadoras acerca de la práctica del Rokushiki. Lo que sí sé es que hace unos años fui tan estúpida como para buscar pelea en los peores barrios de Water Seven porque quería aprender a luchar. Fui tan desgraciada de caer en manos de una Tenryuubito que me usó como juguete y saco de golpes por puro entretenimiento. Sufrí, pero conservo todas y cada una de las partes de mi cuerpo. Renuncié una vez a un entrenamiento extremo. Pero con todo lo que hoy sé, puedo lograrlo.
–Pónme esos objetos raros. –Me acerco a él de forma tímida hasta tironearle de la manga con una sonrisa. – Cuanto antes empecemos antes podremos cambiar el mundo ¿no?
Nyx se mantiene firme sobre su posición a lo que interpreto que está esperando a que sea yo quien dé el primer paso. Es hora de que me vaya preparando, aunque desconozca el método al cual seré sometida. Extiendo los brazos hacia delante y tomo aire con lentitud hasta que no soy capaz de albergar más en mi pecho. Las piernas están levemente flexionadas, en paralelo, manteniendo un eje imaginario vertical entre la espalda y el suelo. Tenso y relajo en varias ocasiones los músculos, conduciendo el aire de la espiración como si fuese un fino hilo hacia el exterior. En primer lugar, tenso los de las extremidades y después añado los del tronco realizando el mismo orden para la relajación. Una vez desperezado el cuerpo continuo con ejercicios clásicos de fuerza; abdominales, flexiones, sentadillas y estiramientos.
– He elegido esto. Mis esperanzas y expectativas pasan porque tú hagas tu trabajo, Nyx. –comento dirigiéndole la mirada unos segundos. –Me contendré en lo humanamente posible, pero una vez se pase el umbral… –esbozo una sonrisa tibia– Me tomaré esa venganza si es necesario. Y sé exactamente cómo lo haré. –hago una pausa en la que recupero cierto brillo en los ojos. – Es algo que aún no te he comentado, porque todavía no tengo fuerzas para soñar despierta como antes. Por eso, rómpeme. –pese a que el tono de voz es bajo, busco su mirada para retarla. –Es la única forma de salir de este agujero negro.
La meditación no creo que sea un problema si encuentro la manera de convertirla en algo constante. Con Tenerbrax aprendí lo básico, luego por mi cuenta perfeccioné una parte y la centré en mi Akuma No mi… si tan solo fuese capaz de concentrarme cada día y convertirlo en rutina, el esfuerzo anterior no caería en saco roto. Eso es lo que se espera de mí y puedo lograrlo.
Sinceramente no sé lo que me espera, no sé qué es lo que obliga a Nyx a darme unas consideraciones tan poco alentadoras acerca de la práctica del Rokushiki. Lo que sí sé es que hace unos años fui tan estúpida como para buscar pelea en los peores barrios de Water Seven porque quería aprender a luchar. Fui tan desgraciada de caer en manos de una Tenryuubito que me usó como juguete y saco de golpes por puro entretenimiento. Sufrí, pero conservo todas y cada una de las partes de mi cuerpo. Renuncié una vez a un entrenamiento extremo. Pero con todo lo que hoy sé, puedo lograrlo.
–Pónme esos objetos raros. –Me acerco a él de forma tímida hasta tironearle de la manga con una sonrisa. – Cuanto antes empecemos antes podremos cambiar el mundo ¿no?
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Durante un solo segundo, el reflejo inconsciente de un tic nervioso hace acto de presencia en mi ceja derecha... El alto grado de contenido mal-interpretable de los últimos minutos ha logrado descentrarme por un instante, pese a la seriedad de la situación en la que nos encontramos. Por suerte me repongo al instante, consciente del que debe ser mi papel ahora mismo.
– Oficialmente, seguirás siendo poco más que una iniciada bajo mi tutela… Pero extraoficialmente cumpliré con cualquier petición –. Sonrío, mostrando un rostro sereno pese a la situación actual; debo dejar de lamentarme, ahora no puedo quebrarme, o será más aún difícil para ella –. Bien, sígueme y te explicaré cada una de las pruebas. Ah, y no pienso engañarte… Va a doler.
«Que tacto». Susurra mentalmente Lynae, claramente sorprendida por mi comportamiento, extraño incluso para una mente sin aparente piedad como la suya. «Te ha faltado relamerte mientras adoptabas un tono psicótico, habría sido más interesante». No puedo evitar sonreir con cierta ironía ante sus pensamientos; cayendo en cuenta demasiado tarde que, de puertas a fuera de mi mente, puede resultar un gesto inquietante. «Así si, mucho mejor». Un mini punto para la I.A.
– Sigueme –. Digo mientras hago un gesto casual con la mano para que Lily me acompañe hasta la maquinaria.
Una vez al lado de todos los aparatos, y viendo que ya ha calentado y ejercitado a su libre albedrío la musculatura, tomo varias de las correas y las preparo para colocárselas; algunas de ellas tienen un aspecto mucho más cercano a utensilios de tortura o sado masoquistas que a equipo de entrenamiento, y conociendo a algunas de las leyendas del CP… no me extrañaría que anteriormente hubieran cumplido alguna de esas funciones, o ambas.
– Vamos a estirar tu musculatura y tendones de manera agresiva, siempre sin excederme hasta un extremo en el cual puedas romperte… pero eso no significa que vaya a ser más llevadero – empiezo a hablar sin pensar demasiado en lo que digo, explicándola el procedimiento punto por punto, procurando no darle más importancia de la que le daría con cualquier otro iniciado –. El objetivo a corto plazo es, junto a la tabla de entrenamientos que se te impondrá, re-habituar tu cuerpo a un estado físico más adecuado. Esto solo será posible si, como ya te he dicho antes, te mantienes fiel a tus ejercicios de meditación y a las tareas secundarias que te programe. Por lo demás, solo decirte que no debes preocuparte tanto como cabría esperar de tu salud… Contamos con la ayuda de un médico de combate que podrá curar tus lesiones menores en caso de que ocurran; por cierto, ese doctor soy yo… Desarrollé algo de curiosidad por dicho campo hace poco, pero es mejor que nada; que por cierto, "nada" es precisamente lo que tienen como ayuda el resto de iniciados.
Termino de habituar todo el equipo mientras hablaba, comenzando a ajustarlo alrededor de muslos, muñecas, cadera, hombros, espalda… Procurando evitar en todo momento cualquier tipo de pensamiento extraño sobre la situación que estoy llevando a cabo.
– Esperemos no tener que jugar a los médicos bajo estas condiciones… – digo con un susurro – Y por si acaso aún no he sido suficientemente malinterpretable… Cariño, te toca apretar los dientes y aguantar lo que viene. ¿Quieres que te ponga algo en la boca?
Y con la última broma que voy a hacer en mucho tiempo, la entrego el mordedor si así lo desea, como método para aguantar el dolor; espero que acepte la oferta, muchos se arrepienten de no hacerlo. Me seco las manos, cubiertas de una fina capa de sudor, una clara señal de nerviosismo que nunca antes había tenido; y he matado a muchos hombres sin dejar de mirarles un solo instante a los ojos. Respiro profundamente para prepararme y comienzo a tensar cada uno de los pesos y mecanismos. No importa lo fuerte que sea mentalmente, dentro de poco Lily empezará a gritar, quizás incluso a suplicar, y yo querré detenerme de inmediato… pero no lo haré. No hay marcha atrás.
«Odio mi trabajo».
– Oficialmente, seguirás siendo poco más que una iniciada bajo mi tutela… Pero extraoficialmente cumpliré con cualquier petición –. Sonrío, mostrando un rostro sereno pese a la situación actual; debo dejar de lamentarme, ahora no puedo quebrarme, o será más aún difícil para ella –. Bien, sígueme y te explicaré cada una de las pruebas. Ah, y no pienso engañarte… Va a doler.
«Que tacto». Susurra mentalmente Lynae, claramente sorprendida por mi comportamiento, extraño incluso para una mente sin aparente piedad como la suya. «Te ha faltado relamerte mientras adoptabas un tono psicótico, habría sido más interesante». No puedo evitar sonreir con cierta ironía ante sus pensamientos; cayendo en cuenta demasiado tarde que, de puertas a fuera de mi mente, puede resultar un gesto inquietante. «Así si, mucho mejor». Un mini punto para la I.A.
– Sigueme –. Digo mientras hago un gesto casual con la mano para que Lily me acompañe hasta la maquinaria.
Una vez al lado de todos los aparatos, y viendo que ya ha calentado y ejercitado a su libre albedrío la musculatura, tomo varias de las correas y las preparo para colocárselas; algunas de ellas tienen un aspecto mucho más cercano a utensilios de tortura o sado masoquistas que a equipo de entrenamiento, y conociendo a algunas de las leyendas del CP… no me extrañaría que anteriormente hubieran cumplido alguna de esas funciones, o ambas.
– Vamos a estirar tu musculatura y tendones de manera agresiva, siempre sin excederme hasta un extremo en el cual puedas romperte… pero eso no significa que vaya a ser más llevadero – empiezo a hablar sin pensar demasiado en lo que digo, explicándola el procedimiento punto por punto, procurando no darle más importancia de la que le daría con cualquier otro iniciado –. El objetivo a corto plazo es, junto a la tabla de entrenamientos que se te impondrá, re-habituar tu cuerpo a un estado físico más adecuado. Esto solo será posible si, como ya te he dicho antes, te mantienes fiel a tus ejercicios de meditación y a las tareas secundarias que te programe. Por lo demás, solo decirte que no debes preocuparte tanto como cabría esperar de tu salud… Contamos con la ayuda de un médico de combate que podrá curar tus lesiones menores en caso de que ocurran; por cierto, ese doctor soy yo… Desarrollé algo de curiosidad por dicho campo hace poco, pero es mejor que nada; que por cierto, "nada" es precisamente lo que tienen como ayuda el resto de iniciados.
Termino de habituar todo el equipo mientras hablaba, comenzando a ajustarlo alrededor de muslos, muñecas, cadera, hombros, espalda… Procurando evitar en todo momento cualquier tipo de pensamiento extraño sobre la situación que estoy llevando a cabo.
– Esperemos no tener que jugar a los médicos bajo estas condiciones… – digo con un susurro – Y por si acaso aún no he sido suficientemente malinterpretable… Cariño, te toca apretar los dientes y aguantar lo que viene. ¿Quieres que te ponga algo en la boca?
Y con la última broma que voy a hacer en mucho tiempo, la entrego el mordedor si así lo desea, como método para aguantar el dolor; espero que acepte la oferta, muchos se arrepienten de no hacerlo. Me seco las manos, cubiertas de una fina capa de sudor, una clara señal de nerviosismo que nunca antes había tenido; y he matado a muchos hombres sin dejar de mirarles un solo instante a los ojos. Respiro profundamente para prepararme y comienzo a tensar cada uno de los pesos y mecanismos. No importa lo fuerte que sea mentalmente, dentro de poco Lily empezará a gritar, quizás incluso a suplicar, y yo querré detenerme de inmediato… pero no lo haré. No hay marcha atrás.
«Odio mi trabajo».
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Contengo lo que podría haber sido un sonoro suspiro ante las palabras del peliblanco acerca de que: «Me va a doler». Desgraciadamente al parecer no existen entrenamientos que no duelan es algo que a estas alturas puedo confirmar. Pero recalcarlo así, hace que sea consciente de lo masoquista que puede resultar en estos momentos mi actitud. Un punto bueno a mi favor es que soy una cabeza hueca, procuraré no pensar mucho en ello. Y será tarea fácil hasta que el dolor me cruja. Sí, por favor, que así sea.
Asiento con lentitud a la explicación de Nyx del objetivo del entrenamiento. Tiene su lógica que este nuevo paso haya que vincularlo con la meditación que he estado haciendo antes. ¿De verdad la meditación puede suprimir el dolor? Supongo que si tu mente no está conectada a tu cuerpo, podría facilitar que las secuelas de después sean menores.
– ¿Eres médico? Vaya…–no oculto mi sorpresa ante su revelación, hincho el pecho con orgullo y le doy una palmada en el hombro. –Eso es genial, Nyx. Ojalá tuviese cabeza para aprender algo tan noble.
Relajo la expresión unos segundos, pero cuando veo que se dispone a ataviarme con los cacharros esos de tortura recobro el sentido de la situación en la que nos encontramos. Este no es el lugar ni el momento para tomarme confianzas con mi instructor. Es triste, pero debo recordármelo a mí misma una vez más. Me centro en disponer las extremidades para facilitarle la tarea a Nyx, en silencio. Pero sus últimas indicaciones provocan que la saliva pase con dificultad a través de mi garganta. Casi podría decir que he sentido cómo todo el cuerpo se convulsionaba a la vez. Un rubor automático nace de mis mejillas.
– Dale fuerte, y haré crujir la madera del suelo hasta suplicar morfina. –le comento con determinación siguiendo su broma sin atreverme a mirarle a la cara.
Quizás no he querido mirarle por vergüenza, quizás porque me ha dejado lo suficientemente claro que este nuevo ejercicio requiere de concentración. Y esta vez las consecuencias de mi déficit de atención pueden generar unos resultados como poco demoledores hacia mi persona. Inspiro de forma lenta hasta que mis pulmones no pueden retener más aire. Es posible que si consigo acompasar la respiración me sobreponga a… La tensión crece a medida que Nyx va tirando del tronco y extremidades por lo que parte del aire sale despedido sin que haya sido capaz de ejercer ningún control sobre él. ¿Qué dijo de la meditación? ¿Qué fue lo que hice al final? Me resisto un poco más a hacer explícita la carga que está tirando de mis músculos, pero no puedo evitar que el cuerpo se agite ante la presión. Necesito una imagen mental, algo que sea como lo de antes.
Un nítido grito trata de salir expedido a través de mis cuerdas vocales, pero encuentra freno en el mordedor. No sé hasta dónde seré capaz de resistir, ni siquiera cuál es el criterio de éxito… El dolor se convierte en algo insoportable y es así como lo demuestran las lágrimas que resbalan incontenidas por mi rostro. Tengo que… No puedo. Venga… veng…
En las últimas semanas las instrucciones de Nyx de aquel día se instauraron como una rutina. Día tras día trataba de fortalecer la mente en primer lugar para que no desfalleciese cuando el recipiente que la contiene es forzado a rebasar su límite. Pero, además, por las noches también quise repetir esta meditación y repeler emociones tan básicas como el miedo y la evitación. ¿Acaso alguien podría someterse a tal grado de dolor? Lo dudo. El cuerpo humano está hecho para evitar los peligros que no es capaz de afrontar, es pura supervivencia. Si permitía a la mente dejarse invadir por sus instintos más primitivos, podría dar las sesiones de entrenamiento por perdidas. Y no podía hacerle esto a Nyx, no podía hacerme esto a mis objetivos.
Con el tiempo, esto no es del tipo de tareas que se vuelven más fáciles, pero no estaba sola en los entrenamientos. Y tampoco lo estaba haciendo por capricho propio. El cuerpo no deja de ser una herramienta que se acostumbra a lo que la expones. De esta manera liberé la mente de aquellos que los músculos la informaban en forma de sufrimiento y quiebre. Quizás esa haya sido la clave para llegar al día de hoy. Entro en la sala destinada a los ejercicios, realizo una pequeña reverencia como saludo y me acerco hacia la figura de mi instructor.
– Buenos días, Nyx. ¿Qué tienes hoy para mí?
Asiento con lentitud a la explicación de Nyx del objetivo del entrenamiento. Tiene su lógica que este nuevo paso haya que vincularlo con la meditación que he estado haciendo antes. ¿De verdad la meditación puede suprimir el dolor? Supongo que si tu mente no está conectada a tu cuerpo, podría facilitar que las secuelas de después sean menores.
– ¿Eres médico? Vaya…–no oculto mi sorpresa ante su revelación, hincho el pecho con orgullo y le doy una palmada en el hombro. –Eso es genial, Nyx. Ojalá tuviese cabeza para aprender algo tan noble.
Relajo la expresión unos segundos, pero cuando veo que se dispone a ataviarme con los cacharros esos de tortura recobro el sentido de la situación en la que nos encontramos. Este no es el lugar ni el momento para tomarme confianzas con mi instructor. Es triste, pero debo recordármelo a mí misma una vez más. Me centro en disponer las extremidades para facilitarle la tarea a Nyx, en silencio. Pero sus últimas indicaciones provocan que la saliva pase con dificultad a través de mi garganta. Casi podría decir que he sentido cómo todo el cuerpo se convulsionaba a la vez. Un rubor automático nace de mis mejillas.
– Dale fuerte, y haré crujir la madera del suelo hasta suplicar morfina. –le comento con determinación siguiendo su broma sin atreverme a mirarle a la cara.
Quizás no he querido mirarle por vergüenza, quizás porque me ha dejado lo suficientemente claro que este nuevo ejercicio requiere de concentración. Y esta vez las consecuencias de mi déficit de atención pueden generar unos resultados como poco demoledores hacia mi persona. Inspiro de forma lenta hasta que mis pulmones no pueden retener más aire. Es posible que si consigo acompasar la respiración me sobreponga a… La tensión crece a medida que Nyx va tirando del tronco y extremidades por lo que parte del aire sale despedido sin que haya sido capaz de ejercer ningún control sobre él. ¿Qué dijo de la meditación? ¿Qué fue lo que hice al final? Me resisto un poco más a hacer explícita la carga que está tirando de mis músculos, pero no puedo evitar que el cuerpo se agite ante la presión. Necesito una imagen mental, algo que sea como lo de antes.
Un nítido grito trata de salir expedido a través de mis cuerdas vocales, pero encuentra freno en el mordedor. No sé hasta dónde seré capaz de resistir, ni siquiera cuál es el criterio de éxito… El dolor se convierte en algo insoportable y es así como lo demuestran las lágrimas que resbalan incontenidas por mi rostro. Tengo que… No puedo. Venga… veng…
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En las últimas semanas las instrucciones de Nyx de aquel día se instauraron como una rutina. Día tras día trataba de fortalecer la mente en primer lugar para que no desfalleciese cuando el recipiente que la contiene es forzado a rebasar su límite. Pero, además, por las noches también quise repetir esta meditación y repeler emociones tan básicas como el miedo y la evitación. ¿Acaso alguien podría someterse a tal grado de dolor? Lo dudo. El cuerpo humano está hecho para evitar los peligros que no es capaz de afrontar, es pura supervivencia. Si permitía a la mente dejarse invadir por sus instintos más primitivos, podría dar las sesiones de entrenamiento por perdidas. Y no podía hacerle esto a Nyx, no podía hacerme esto a mis objetivos.
Con el tiempo, esto no es del tipo de tareas que se vuelven más fáciles, pero no estaba sola en los entrenamientos. Y tampoco lo estaba haciendo por capricho propio. El cuerpo no deja de ser una herramienta que se acostumbra a lo que la expones. De esta manera liberé la mente de aquellos que los músculos la informaban en forma de sufrimiento y quiebre. Quizás esa haya sido la clave para llegar al día de hoy. Entro en la sala destinada a los ejercicios, realizo una pequeña reverencia como saludo y me acerco hacia la figura de mi instructor.
– Buenos días, Nyx. ¿Qué tienes hoy para mí?
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Continúo organizando con tranquilidad los documentos que se me han asignado, decenas de papeles a rellenar con datos, normas y opiniones… trabajo burocrático, mero papeleo, pero de gran importancia. Nunca he sido un amante de perder horas rellenando documentos, pero en este caso se trata de algo importante; son los documentos que aceptarán a Lily como una recluta iniciada del C.P. de manera oficial, y tras ello podré promocionarla hasta el siguiente rango.
«Han sido unas semanas difíciles… Y eso por decir algo». Reprimo una mueca de desagrado, conteniendo a mi estómago de dar un vuelco de ciento ochenta grados. No quiero volver a repetir nada de lo ocurrido las semanas pasadas, pero tampoco debo olvidarlo; deberé cargar con ello como con el resto de mis pecados, y asegurarme de que todo haya tenido un propósito real.
«Nyx, atento».
Un pensamiento por parte de Lynae me devuelve a la realidad, sin ser del todo consciente de en qué momento mi mente comenzó a volar libre. A parte de los documentos que ya casi he terminado de firmar, una joven recluta se encuentra ante mí, expectante, con una pregunta en el rostro… Lily está preparada para las prácticas de hoy, y yo lo estoy para darla la buena noticia.
– Hemos terminado con tu acondicionamiento físico – digo con calma, sin esperar ni un solo segundo más –. A partir de ahora podemos centrarnos en el entrenamiento corriente; perfeccionamiento y aprendizaje de los kempos y técnicas más básicas. No puedo decirte que la parte difícil haya terminado, ni si quiera el sufrimiento o el dolor… Pero ya no será necesario ejercerlo de una manera tan gratuita.
Sonrío con dulzura, consciente de que nadie puede vernos en este momento. La mayoría de los instructores están ocupados comiendo o huyendo de sus responsabilidades; siendo sinceros yo habría hecho lo mismo que ellos de tratarse de una situación normal, pero hoy no es un buen día para huir.
– Dame un momento –. Y sin más dilación, vuelvo a sumergirme en el papeleo, terminando de rellenar con rapidez cada uno de los campos obligatorios antes de firmar y grapar los papeles, que dejo sobre la mesa a la espera de que alguien venga a recogerlos.
Me pongo en pie, crujiendo mis nudillos y arranando un ligero “clack” en mi columna, algo cargada tras varias horas haciendo el trabajo de un secretario. «Supongo que no había otro remedio… Asumí todas las responsabilidades sobre ella, no iban a facilitarme los recursos comunes; en el fondo debería agradecer haber podido hacer todo esto por mí mismo». Bostezo sonoramente, percatándome del cansancio que cargo conmigo a causa de haber dedicado parte de la noche a mi tarea. Y sin perder más tiempo sonrío nuevamente a la castaña, invitándola a seguirme hacia el patio exterior, lejos de cualquier documento legal que pueda molestarme con su presencia.
– He estado varios días preparándote para esto, así que no debería ser un entrenamiento demasiado complicado. Eso no quita que debas prestar atención y esforzarte en su correcta aplicación; pero si todo sale como está previsto, podremos partir esta semana a nuestra primera misión en el exterior – guiño un ojo con picardía a Lily, indicándola que he movido los hilos prometidos y que, en caso de cumplir su parte, la misión mencionada se llevará a cabo donde la había pedido –. Por lo demás… Considera el entrenamiento de hoy como tu misión de iniciación. Si lo superas habrás logrado tu primer ascenso… ¿Sorprendente? No tanto. Tienes aptitudes de sobra y la suerte de que quiero que no quedemos en un rango similar de aquí a un mes. De hecho y para no engañarte… Estoy usando tu buena presencia para que los altos cargos dejen de poner la zancadilla a mi progreso. Eres la perfecta cara bonita, tómalo como un alago... Es un arma del que deberías aprender a sacar provecho ahora que has pasado oficialmente a ser una agente de inteligencia.
Para cuando termino de hablar hemos llegado a nuestra más que conocida sala de entrenamiento. Hoy no está del todo vacía, pero los únicos agentes presentes parecen estar a menos de una o dos horas de terminar sus ejercicios. Nada nos impide empezar.
– Empecemos por lo básico… ¿Qué sabes del Kami–e?
«Han sido unas semanas difíciles… Y eso por decir algo». Reprimo una mueca de desagrado, conteniendo a mi estómago de dar un vuelco de ciento ochenta grados. No quiero volver a repetir nada de lo ocurrido las semanas pasadas, pero tampoco debo olvidarlo; deberé cargar con ello como con el resto de mis pecados, y asegurarme de que todo haya tenido un propósito real.
«Nyx, atento».
Un pensamiento por parte de Lynae me devuelve a la realidad, sin ser del todo consciente de en qué momento mi mente comenzó a volar libre. A parte de los documentos que ya casi he terminado de firmar, una joven recluta se encuentra ante mí, expectante, con una pregunta en el rostro… Lily está preparada para las prácticas de hoy, y yo lo estoy para darla la buena noticia.
– Hemos terminado con tu acondicionamiento físico – digo con calma, sin esperar ni un solo segundo más –. A partir de ahora podemos centrarnos en el entrenamiento corriente; perfeccionamiento y aprendizaje de los kempos y técnicas más básicas. No puedo decirte que la parte difícil haya terminado, ni si quiera el sufrimiento o el dolor… Pero ya no será necesario ejercerlo de una manera tan gratuita.
Sonrío con dulzura, consciente de que nadie puede vernos en este momento. La mayoría de los instructores están ocupados comiendo o huyendo de sus responsabilidades; siendo sinceros yo habría hecho lo mismo que ellos de tratarse de una situación normal, pero hoy no es un buen día para huir.
– Dame un momento –. Y sin más dilación, vuelvo a sumergirme en el papeleo, terminando de rellenar con rapidez cada uno de los campos obligatorios antes de firmar y grapar los papeles, que dejo sobre la mesa a la espera de que alguien venga a recogerlos.
Me pongo en pie, crujiendo mis nudillos y arranando un ligero “clack” en mi columna, algo cargada tras varias horas haciendo el trabajo de un secretario. «Supongo que no había otro remedio… Asumí todas las responsabilidades sobre ella, no iban a facilitarme los recursos comunes; en el fondo debería agradecer haber podido hacer todo esto por mí mismo». Bostezo sonoramente, percatándome del cansancio que cargo conmigo a causa de haber dedicado parte de la noche a mi tarea. Y sin perder más tiempo sonrío nuevamente a la castaña, invitándola a seguirme hacia el patio exterior, lejos de cualquier documento legal que pueda molestarme con su presencia.
– He estado varios días preparándote para esto, así que no debería ser un entrenamiento demasiado complicado. Eso no quita que debas prestar atención y esforzarte en su correcta aplicación; pero si todo sale como está previsto, podremos partir esta semana a nuestra primera misión en el exterior – guiño un ojo con picardía a Lily, indicándola que he movido los hilos prometidos y que, en caso de cumplir su parte, la misión mencionada se llevará a cabo donde la había pedido –. Por lo demás… Considera el entrenamiento de hoy como tu misión de iniciación. Si lo superas habrás logrado tu primer ascenso… ¿Sorprendente? No tanto. Tienes aptitudes de sobra y la suerte de que quiero que no quedemos en un rango similar de aquí a un mes. De hecho y para no engañarte… Estoy usando tu buena presencia para que los altos cargos dejen de poner la zancadilla a mi progreso. Eres la perfecta cara bonita, tómalo como un alago... Es un arma del que deberías aprender a sacar provecho ahora que has pasado oficialmente a ser una agente de inteligencia.
Para cuando termino de hablar hemos llegado a nuestra más que conocida sala de entrenamiento. Hoy no está del todo vacía, pero los únicos agentes presentes parecen estar a menos de una o dos horas de terminar sus ejercicios. Nada nos impide empezar.
– Empecemos por lo básico… ¿Qué sabes del Kami–e?
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Debo confesar que es la primera vez que encuentro a Nyx sumergido en una pila de papeles. En cierta manera siento compasión por él, lo único que se me habría ocurrido hacer a mí con todo eso son avioncitos. ¿Tendré que enfrentarme a tareas de escritorio también? Rezo porque no sea así, soy incapaz de estar leyendo más de dos minutos seguidos cualquier panfleto. Agito la cabeza para regresar al presente y seguir a mi instructor. Ya pensaré en algo llegado el momento.
– ¡Primera misión! –repito a modo de eco entusiasmada.
Quizás para cualquiera la idea de ascender le resultaría más atractiva que el hecho de pringar en alguna isla recóndita cumpliendo órdenes. Pero en el tiempo que llevo, ya tengo más que vistas estas cuatro paredes y si perdernos de este lugar por un lapsus temporal… sería motivador.
– Creo que no te preguntaré cómo funciona eso de las recomendaciones de los Altos Cargos. Tiene pinta de ser una de esas cosas por las que te estalla la cabeza. –comento en tono bajo.
Parece que no estaré sola en el entrenamiento de hoy, ¿será parte de mi formación? Nyx se dirige de nuevo hacia mí con una pregunta directa. Tapo mis labios con el dedo índice adoptando una pose pensativa. He escuchado cosas en las semanas que llevo dentro del cuerpo, pero no sé si se referían a este estilo del Rokushiki. Hago un breve repaso mental antes de decidirme a dar una respuesta.
– Geppo, Tekkai, Shigan, Rankyaku, Soru, Kami-e…–medito en voz alta. –Kami-e ¿tu cuerpo es como el papel? Si es esa, es la técnica basada en el esquive que está centrada en el cuerpo y no tanto en el movimiento. Es como…–estiro los brazos hacia el frente y los agito acompañando el cuerpo como hacen las banderas cuando les da el aire. –pero en rápido.
No pretendía ser graciosa, pero mi actuación ha despertado carcajadas en el grupo de agentes que realizaban sus ejercicios. Trago saliva con dificultad, desvío la mirada sintiéndome terriblemente incómoda. Saco de uno de los bolsillos uno de los rotuladores y se lo entrego a Nyx. ¿Qué sería de un primer entrenamiento sin un castigo? En fin, eso me ayudará a centrarme y dejar ocurrencias espontáneas para cuando estemos en una taberna.
– ¡Primera misión! –repito a modo de eco entusiasmada.
Quizás para cualquiera la idea de ascender le resultaría más atractiva que el hecho de pringar en alguna isla recóndita cumpliendo órdenes. Pero en el tiempo que llevo, ya tengo más que vistas estas cuatro paredes y si perdernos de este lugar por un lapsus temporal… sería motivador.
– Creo que no te preguntaré cómo funciona eso de las recomendaciones de los Altos Cargos. Tiene pinta de ser una de esas cosas por las que te estalla la cabeza. –comento en tono bajo.
Parece que no estaré sola en el entrenamiento de hoy, ¿será parte de mi formación? Nyx se dirige de nuevo hacia mí con una pregunta directa. Tapo mis labios con el dedo índice adoptando una pose pensativa. He escuchado cosas en las semanas que llevo dentro del cuerpo, pero no sé si se referían a este estilo del Rokushiki. Hago un breve repaso mental antes de decidirme a dar una respuesta.
– Geppo, Tekkai, Shigan, Rankyaku, Soru, Kami-e…–medito en voz alta. –Kami-e ¿tu cuerpo es como el papel? Si es esa, es la técnica basada en el esquive que está centrada en el cuerpo y no tanto en el movimiento. Es como…–estiro los brazos hacia el frente y los agito acompañando el cuerpo como hacen las banderas cuando les da el aire. –pero en rápido.
No pretendía ser graciosa, pero mi actuación ha despertado carcajadas en el grupo de agentes que realizaban sus ejercicios. Trago saliva con dificultad, desvío la mirada sintiéndome terriblemente incómoda. Saco de uno de los bolsillos uno de los rotuladores y se lo entrego a Nyx. ¿Qué sería de un primer entrenamiento sin un castigo? En fin, eso me ayudará a centrarme y dejar ocurrencias espontáneas para cuando estemos en una taberna.
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Me encojo de hombros con pasividad ante su comentario sobre las recomendaciones. En realidad hay pocos puestos que requieran una recomendación como tal, pero claro… El problema es cuando eres una cabra loca que suele ir a contracorriente.
– Para cuando llegues al primer puesto que requiere recomendación… Espero poder dártela yo mismo – digo mientras me inclino ligeramente, mirándola directamente a los ojos –. Sería un problema tener que ponerte bajo la tutela o vigilancia de otro agente para obtener la misma, al menos mientras no hayas terminado de adaptarte.
Sonrío de medio lado, indicándola con la mano que se quede en su posición mientras yo voy a por algunos artilugios que nos serán de utilidad para el entrenamiento. Mientras tanto, escucho con detenimiento su intento de explicación sobre el Kami-e, girando el rostro justo a tiempo de ver como comienza a mover los brazos como su fuera un muñeco de aire, acción que despierta varias risas ente los agentes al fondo de la sala.
– No tienes remedio, ¿verdad? – la digo cuando finalmente vuelvo a ponerme a su altura, dejando en el suelo varias esferas de distinto tamaño, unas cuerdas y un par de postes; tomando tras ello el rotulador que me ofrece –. No te disculpes – sentencio mientras la doy un suave capirotazo en la frente –. No eres un soldado de hielo sin corazón… No intento crear eso. He escuchado desde historias de agentes que luchaban con péndulos, ramen, corbatas o barras de pan a otras sobre algunos que debían llevar una cremallera en la boca. No somos conocidos por nuestra “normalidad”. Lo único que debemos evitar por el momento es acercarnos en terreno personal pudiendo haber posibles mirones… ¿Por lo demás? Mientras no vallas desnuda, y no porque eso pudiera molestarme personalmente, supongo que todo está bien.
Transformo la sonrisa de mis labios a una algo más pícara, guiñándole un ojo mientras empiezo a preparar el aparatoso equipo de entrenamiento que he estado imaginando para el día de hoy.
– Dicho esto y esperando no ser malinterpretado… Ahora deberías quitarte la chaqueta y cualquier prenda relativamente incómoda, podrían molestarte durante las prácticas – añado con notoria autoridad, pero sin perder en ningún momento el matiz juguetón, que tanto he echado de menos no poder usar durante los últimos días –. Quédate con lo esencial: camisa, zapatos pantalones… O bueno, lo que consideres tu como esencial; como ya te he dicho… no voy a asustarme.
– Para cuando llegues al primer puesto que requiere recomendación… Espero poder dártela yo mismo – digo mientras me inclino ligeramente, mirándola directamente a los ojos –. Sería un problema tener que ponerte bajo la tutela o vigilancia de otro agente para obtener la misma, al menos mientras no hayas terminado de adaptarte.
Sonrío de medio lado, indicándola con la mano que se quede en su posición mientras yo voy a por algunos artilugios que nos serán de utilidad para el entrenamiento. Mientras tanto, escucho con detenimiento su intento de explicación sobre el Kami-e, girando el rostro justo a tiempo de ver como comienza a mover los brazos como su fuera un muñeco de aire, acción que despierta varias risas ente los agentes al fondo de la sala.
– No tienes remedio, ¿verdad? – la digo cuando finalmente vuelvo a ponerme a su altura, dejando en el suelo varias esferas de distinto tamaño, unas cuerdas y un par de postes; tomando tras ello el rotulador que me ofrece –. No te disculpes – sentencio mientras la doy un suave capirotazo en la frente –. No eres un soldado de hielo sin corazón… No intento crear eso. He escuchado desde historias de agentes que luchaban con péndulos, ramen, corbatas o barras de pan a otras sobre algunos que debían llevar una cremallera en la boca. No somos conocidos por nuestra “normalidad”. Lo único que debemos evitar por el momento es acercarnos en terreno personal pudiendo haber posibles mirones… ¿Por lo demás? Mientras no vallas desnuda, y no porque eso pudiera molestarme personalmente, supongo que todo está bien.
Transformo la sonrisa de mis labios a una algo más pícara, guiñándole un ojo mientras empiezo a preparar el aparatoso equipo de entrenamiento que he estado imaginando para el día de hoy.
– Dicho esto y esperando no ser malinterpretado… Ahora deberías quitarte la chaqueta y cualquier prenda relativamente incómoda, podrían molestarte durante las prácticas – añado con notoria autoridad, pero sin perder en ningún momento el matiz juguetón, que tanto he echado de menos no poder usar durante los últimos días –. Quédate con lo esencial: camisa, zapatos pantalones… O bueno, lo que consideres tu como esencial; como ya te he dicho… no voy a asustarme.
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Doy un paso hacia atrás de forma instintiva cuando Nyx me da el capirotazo. A lo mejor estas disciplinas tan estrictas me ayudan a asentar mejor la cabeza. Parpadeo con la mirada todavía puesta en el suelo, reflexionando acerca de las diferentes características de los Agentes. No me extraña, esta organización da la impresión de ser enorme. Casi se podría pensar al revés, ¿qué no habrá dentro de El Gobierno? A diferencia de Los Revolucionarios que consiguen a su gente, estos prácticamente la crean.
Echo un vistazo alrededor de la sala, ésta a diferencia de la anterior parece mejor condicionada. Tras llamar su atención los Agentes han vuelto a lo suyo por lo que no hay excusa para que me vaya desvistiendo. Me quito el traje provisional para quedarme únicamente con unos shorts y una camiseta blanca de entreno, dejando a la vista los tatuajes de las extremidades. Avanzo unos pasos para situarme en el centro de la sala.
–Comencemos. –le animo mientras doy unos pequeños saltos en el sitio a modo de calentamiento. –En realidad podría descubrir más tatuajes si los fuese a utilizar, pero como la finalidad es esquivar, supongo que así está bien. –comento, a la par que hago unos estiramientos para desentumecer los músculos. –¿Los trajes están diseñados en función a las cualidades de cada uno? Es algo que no me había preguntado, pero en vistas a que necesitaría algo que dejase libre mi piel… igual resulta incómodo que me tenga que desnudar en cada combate.
De nuevo las miradas de los hombres de la sala se posan sobre mi figura, esta vez sin risas. No soy avispada por naturaleza, eso está escrito en mi ADN pero soy una superviviente nata, y si quiero encajar bien en este sitio, debo hacer que me respeten. Carraspeo tratando de restarle importancia. Mirada al frente y semblante serio.
–Pero como seré tu compañera eso tampoco me preocupa. Podemos entrenar un estilo de combate combinado que me de esos segundos, o bien alguna técnica que repela ataques. A fin de cuentas, para dibujar también los necesitaré. Estoy lista para terminar con esto e ir a por esas misiones que mencionaste.
«Ante todo profesional Lily, no dejes que piensen que no eres como ellos. Está bien que en el fondo sepas que tienes menos coco, pero con los recursos necesarios, hasta un pueblerino llega a Presidente del Gobierno.»
Echo un vistazo alrededor de la sala, ésta a diferencia de la anterior parece mejor condicionada. Tras llamar su atención los Agentes han vuelto a lo suyo por lo que no hay excusa para que me vaya desvistiendo. Me quito el traje provisional para quedarme únicamente con unos shorts y una camiseta blanca de entreno, dejando a la vista los tatuajes de las extremidades. Avanzo unos pasos para situarme en el centro de la sala.
–Comencemos. –le animo mientras doy unos pequeños saltos en el sitio a modo de calentamiento. –En realidad podría descubrir más tatuajes si los fuese a utilizar, pero como la finalidad es esquivar, supongo que así está bien. –comento, a la par que hago unos estiramientos para desentumecer los músculos. –¿Los trajes están diseñados en función a las cualidades de cada uno? Es algo que no me había preguntado, pero en vistas a que necesitaría algo que dejase libre mi piel… igual resulta incómodo que me tenga que desnudar en cada combate.
De nuevo las miradas de los hombres de la sala se posan sobre mi figura, esta vez sin risas. No soy avispada por naturaleza, eso está escrito en mi ADN pero soy una superviviente nata, y si quiero encajar bien en este sitio, debo hacer que me respeten. Carraspeo tratando de restarle importancia. Mirada al frente y semblante serio.
–Pero como seré tu compañera eso tampoco me preocupa. Podemos entrenar un estilo de combate combinado que me de esos segundos, o bien alguna técnica que repela ataques. A fin de cuentas, para dibujar también los necesitaré. Estoy lista para terminar con esto e ir a por esas misiones que mencionaste.
«Ante todo profesional Lily, no dejes que piensen que no eres como ellos. Está bien que en el fondo sepas que tienes menos coco, pero con los recursos necesarios, hasta un pueblerino llega a Presidente del Gobierno.»
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¿Se lo ha tomado en serio? Mi comentario sobre la vestimenta era algo meramente casual, una broma, no esperaba que lo aceptara como un consejo del todo real.
– En realidad con retirar la chaqueta habría sido suficiente, pero bien, así no estropearemos tu uniforme – comento con completa normalidad, tratando de evitar que mi línea de pensamientos se desvíe demasiado –. Y en cuanto seas una agente oficial de rango medio no debería haber problemas en solicitarte un traje acorde a tus características, tenemos algo parecido a un sub-sueldo mensual íntegramente dedicado a pedir artilugios al gobierno al que casi nadie da uso.
Comento lo segundo sin demasiada seguridad. Es cierto que el gobierno tiene acceso a ingenieros y científicos de distinto nivel, y que nosotros podemos pedirles artilugios personalizados. Pero hablamos de un traje personalizado, lo que podría ser una tarea más cercana a la de un sastre. Por otra parte, no creo haber conocido a ningún sastre con anterioridad; no me imagino a un agente del gobierno que mate con la misma seriedad con la que hace calcetines de punto cruzado para sus compañeros de división… «¿Calcetines de punto? ¿Por qué me viene a la mente un cliché de este calibre?» Es como si una presencia misteriosa hubiera invadido mi mente.
– En fin… – suspiro pesadamente, antes de volver a poner mi atención sobre Lily –. Tu entrenamiento en el día de hoy va a ser relativamente sencillo: yo voy a atacarte de diversas maneras, no sin antes haberte equipado con un impedimento de movimiento. Si todo sale bien, deberías ser incapaz de evitar un solo golpe de no curvar tu cuerpo más allá de sus límites humanos. ¿Comprendes la teoría?
Mientras decía esto último, he comenzado a analizar el equipo que me han dejado para entrenarla; no me gusta. Tengo un poste de ejercicio que presumiblemente servirá para atar sus piernas al mismo y dificultar esquives normales, pero y a riesgo de sonar acusador… ¿Qué mierda es esta? No voy a iniciar lo que clarísimamente es otra tanda de entrenamientos pensada por un sadomasoquista encubierto; en lugar de eso, pensaré mi propio método de entrenamiento. Después de tantos días moldeando su cuerpo, debería ser suficiente con un par de cuerdas gruesas.
– Una última pregunta – menciono mientras ajusto el final de dos cuerdas alrededor de sus muñecas, haciendo lo mismo con las mías y dejándonos unidos por aproximadamente un metro de cuerda–. En estos años… ¿Has logrado desarrollar Haki? ¿Sabes lo que es?
Antes de obtener ningún tipo de respuesta, la indico que debe sujetar con sus manos la cuerda que tiene atada a las muñecas, principalmente para evitar la abrasión de estas mismas durante el tira y afloja que está por llegar.
– Si es así, intenta usarlo para tener más tiempo a la hora de evitarme… No voy a permitir que me esquives o bloquees con movimientos normales, así que la agonía de ver venir el golpe quizás logre despertar en ti los instintos necesarios con mayor rapidez –. O al menos así se ha formado la teoría en mi cabeza, veremos cómo sale todo –. Si no… Ya me ocuparé de despertarlo a las malas. Y ahora, trata de esquívarme.
Y sin decir una sola palabra más, tiro con fuerza de una de las cuerdas, lanzándome hacia ella con intención de golpearla con la mano contraria... Mientras hago esto, mis ojos muestran un brillo más astuto de lo normal, resultado de estar usando el haki para ajustar mis golpes a sus reacciones.
– En realidad con retirar la chaqueta habría sido suficiente, pero bien, así no estropearemos tu uniforme – comento con completa normalidad, tratando de evitar que mi línea de pensamientos se desvíe demasiado –. Y en cuanto seas una agente oficial de rango medio no debería haber problemas en solicitarte un traje acorde a tus características, tenemos algo parecido a un sub-sueldo mensual íntegramente dedicado a pedir artilugios al gobierno al que casi nadie da uso.
Comento lo segundo sin demasiada seguridad. Es cierto que el gobierno tiene acceso a ingenieros y científicos de distinto nivel, y que nosotros podemos pedirles artilugios personalizados. Pero hablamos de un traje personalizado, lo que podría ser una tarea más cercana a la de un sastre. Por otra parte, no creo haber conocido a ningún sastre con anterioridad; no me imagino a un agente del gobierno que mate con la misma seriedad con la que hace calcetines de punto cruzado para sus compañeros de división… «¿Calcetines de punto? ¿Por qué me viene a la mente un cliché de este calibre?» Es como si una presencia misteriosa hubiera invadido mi mente.
– En fin… – suspiro pesadamente, antes de volver a poner mi atención sobre Lily –. Tu entrenamiento en el día de hoy va a ser relativamente sencillo: yo voy a atacarte de diversas maneras, no sin antes haberte equipado con un impedimento de movimiento. Si todo sale bien, deberías ser incapaz de evitar un solo golpe de no curvar tu cuerpo más allá de sus límites humanos. ¿Comprendes la teoría?
Mientras decía esto último, he comenzado a analizar el equipo que me han dejado para entrenarla; no me gusta. Tengo un poste de ejercicio que presumiblemente servirá para atar sus piernas al mismo y dificultar esquives normales, pero y a riesgo de sonar acusador… ¿Qué mierda es esta? No voy a iniciar lo que clarísimamente es otra tanda de entrenamientos pensada por un sadomasoquista encubierto; en lugar de eso, pensaré mi propio método de entrenamiento. Después de tantos días moldeando su cuerpo, debería ser suficiente con un par de cuerdas gruesas.
– Una última pregunta – menciono mientras ajusto el final de dos cuerdas alrededor de sus muñecas, haciendo lo mismo con las mías y dejándonos unidos por aproximadamente un metro de cuerda–. En estos años… ¿Has logrado desarrollar Haki? ¿Sabes lo que es?
Antes de obtener ningún tipo de respuesta, la indico que debe sujetar con sus manos la cuerda que tiene atada a las muñecas, principalmente para evitar la abrasión de estas mismas durante el tira y afloja que está por llegar.
– Si es así, intenta usarlo para tener más tiempo a la hora de evitarme… No voy a permitir que me esquives o bloquees con movimientos normales, así que la agonía de ver venir el golpe quizás logre despertar en ti los instintos necesarios con mayor rapidez –. O al menos así se ha formado la teoría en mi cabeza, veremos cómo sale todo –. Si no… Ya me ocuparé de despertarlo a las malas. Y ahora, trata de esquívarme.
Y sin decir una sola palabra más, tiro con fuerza de una de las cuerdas, lanzándome hacia ella con intención de golpearla con la mano contraria... Mientras hago esto, mis ojos muestran un brillo más astuto de lo normal, resultado de estar usando el haki para ajustar mis golpes a sus reacciones.
- Usado:
- Mantra // Visión Tier 2: Podría prever los golpes de su oponente con hasta un segundo de antelación. Puede llegar a prever a un segundo enemigo, pero pierde la concentración al doble de velocidad.
Turnos: 1/5
Lily Morgan
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Akuma no mi
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Después de haber pasado días en los que cada uno de mis músculos se han dado de sí, teniendo que mostrar una respuesta pasiva por mi parte, casi podría considerarse un entrenamiento más optimista. Observo cómo ajusta las cuerdas hasta que me convierto en una especie de marioneta a sus movimientos. Sujeto las sujeciones en el punto que me indica Nyx tanteando qué libertad de acción es la que me queda en esta nueva situación.
–Seré una especie de reflejo que debe evitar tus golpes ¿cierto? –corroboro para que compruebe que he entendido su explicación. –En “aquel sitio”–comento sin dar más pistas, por si los agentes con los que compartimos la sala tiene la oreja pegada. –me explicaron acerca de los dos tipos de Hakis pero no los entrené. –Me muerdo el labio y el gesto es claro delator de que me guardo información al respecto. –Soy capaz de ver muy poquito en el tiempo y en una ocasión no fui cortada por un par de espadas. Sé que tiene que ver con la voluntad y quise aprender más, no es gran cosa, pero… me pilló la guerra.
No sabría decir si la noticia con respecto a usarlo para esto me alegra. Cierro los ojos para prepararme mentalmente y tratar de visualizar lo que se pide de mí para esta sesión. A la larga deberé enfrentarme a gente cuyo nivel supera lo imaginable. Es necesario que lo peor venga ahora y no en una situación en la que sea demasiado tarde. Abro los ojos, la tensión se imprime en cada uno de mis músculos debido al estado de alerta. Las cuerdas tiran de mí impulsadas por la acción del peliblanco. De forma intrusiva una imagen aparece en mis retinas antes del impacto; será la mano que mantiene en la retaguardia la que ataque.
Tomo la decisión de realizar un quiebro con el cuerpo hacia el lado contrario para que no me alcance. Al estar ligada a él, la cosa se complica, es como si no fuese la dueña de mis propios movimientos y, por tanto, tampoco de la velocidad de reacción. Por mucho que se estiran los músculos de forma elástica tratando de evitarle, el impacto me da de lleno. Entiendo mejor a qué se refería con eso de que no sería capaz de esquivar hasta que fuese capaz de realizar movimientos inhumanos. Las distancias cortas no son lo mío, aún así proyecto mi brazo derecho hacia su estómago para asestarle un puñetazo.
–Seré una especie de reflejo que debe evitar tus golpes ¿cierto? –corroboro para que compruebe que he entendido su explicación. –En “aquel sitio”–comento sin dar más pistas, por si los agentes con los que compartimos la sala tiene la oreja pegada. –me explicaron acerca de los dos tipos de Hakis pero no los entrené. –Me muerdo el labio y el gesto es claro delator de que me guardo información al respecto. –Soy capaz de ver muy poquito en el tiempo y en una ocasión no fui cortada por un par de espadas. Sé que tiene que ver con la voluntad y quise aprender más, no es gran cosa, pero… me pilló la guerra.
No sabría decir si la noticia con respecto a usarlo para esto me alegra. Cierro los ojos para prepararme mentalmente y tratar de visualizar lo que se pide de mí para esta sesión. A la larga deberé enfrentarme a gente cuyo nivel supera lo imaginable. Es necesario que lo peor venga ahora y no en una situación en la que sea demasiado tarde. Abro los ojos, la tensión se imprime en cada uno de mis músculos debido al estado de alerta. Las cuerdas tiran de mí impulsadas por la acción del peliblanco. De forma intrusiva una imagen aparece en mis retinas antes del impacto; será la mano que mantiene en la retaguardia la que ataque.
Tomo la decisión de realizar un quiebro con el cuerpo hacia el lado contrario para que no me alcance. Al estar ligada a él, la cosa se complica, es como si no fuese la dueña de mis propios movimientos y, por tanto, tampoco de la velocidad de reacción. Por mucho que se estiran los músculos de forma elástica tratando de evitarle, el impacto me da de lleno. Entiendo mejor a qué se refería con eso de que no sería capaz de esquivar hasta que fuese capaz de realizar movimientos inhumanos. Las distancias cortas no son lo mío, aún así proyecto mi brazo derecho hacia su estómago para asestarle un puñetazo.
- Usado:
- Mantra//Visión Tier 2:
Nivel de Desarrollo: 2.
Visión: 2
Empatía: 2
Décimas de segundo de antelación: Un segundo completo.
Número de personas a prever: Uno (Dos perdiendo la concetración el doble de rápido).
Turnos: 1/7
Distancia Máxima de percepción sensorial: 10m.
Shingetsu Nyx
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Akuma no mi
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Mi golpe impacta sin demasiadas dificultades, nada extraño considerando la peculiar situación que he forzado para este combate. De todos modos, he podido percibir como trataba de esquivarme desde antes de que mi golpe fuera real, por lo que su haki de visión es mejor de lo que ella misma decía... Sin embargo, casi no retrocede por el mismo, y no es que me extrañe; a estas alturas conozco demasiado bien su resistencia, y sin usar métodos "especiales"... me sería muy difícil dañarla en un combate cuerpo a cuerpo, que por otra parte es la única razón de no estar conteniéndome. Es más, en condiciones equiparables probablemente me partiría la cara. No puedo subestimarla.
Estoy pensando por donde enviar mi siguiente golpe cuando, sin previo aviso, detecto con mi haki de visión como tiene la completa intención de hundirme el estómago de un puñetazo. Logro esquivar el golpe por poco, valiéndome de mi agilidad y reflejos junto al uso del Kami-e para curvar antinaturalmente mi torso hacia un lado, evitando el golpe con el que pensaba alcanzarme.
– No me esperaba un contra-ataque… – comento con tono completamente casual –. Me gusta, implica un alma indomable, y además te permitirá ver como se mueve mi cuerpo para evitar golpes menores. Y ahora…
Sin llegar a terminar la frase, tomo con fuerza la cuerda izquierda, tirando de la misma y dando un paso al frente: mi objetivo es pisar su pie más adelantado con el mío, disminuyendo aún más su movilidad antes de, tirando sorpresivamente de la otra cuerda hacia dentro, adelantar el codo en ese mismo movimiento, dispuesto a golpearla en el hombro. Con la inercia que llevo en mi impulso, este impacto si debería dolerla de no evitarlo – algo que no podrá hacer salvo previo uso del Kami-e – pero debo hacer que se ponga seria, y esperar a que empiece a mostrar signos de estar despertando su control sobre la técnica.
Estoy pensando por donde enviar mi siguiente golpe cuando, sin previo aviso, detecto con mi haki de visión como tiene la completa intención de hundirme el estómago de un puñetazo. Logro esquivar el golpe por poco, valiéndome de mi agilidad y reflejos junto al uso del Kami-e para curvar antinaturalmente mi torso hacia un lado, evitando el golpe con el que pensaba alcanzarme.
– No me esperaba un contra-ataque… – comento con tono completamente casual –. Me gusta, implica un alma indomable, y además te permitirá ver como se mueve mi cuerpo para evitar golpes menores. Y ahora…
Sin llegar a terminar la frase, tomo con fuerza la cuerda izquierda, tirando de la misma y dando un paso al frente: mi objetivo es pisar su pie más adelantado con el mío, disminuyendo aún más su movilidad antes de, tirando sorpresivamente de la otra cuerda hacia dentro, adelantar el codo en ese mismo movimiento, dispuesto a golpearla en el hombro. Con la inercia que llevo en mi impulso, este impacto si debería dolerla de no evitarlo – algo que no podrá hacer salvo previo uso del Kami-e – pero debo hacer que se ponga seria, y esperar a que empiece a mostrar signos de estar despertando su control sobre la técnica.
- Usado:
- Kami-e: Hace que el cuerpo del usuario se afloje, con el fin de evitar cualquier ataque para esquivarlos moviéndose suave y rápidamente como una hoja de papel.
Mantra // Visión Tier 2: Podría prever los golpes de su oponente con hasta un segundo de antelación. Puede llegar a prever a un segundo enemigo, pero pierde la concentración al doble de velocidad.
Turnos: 2/5
Lily Morgan
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Akuma no mi
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Es capaz de prever el movimiento que he tratado de lanzarle poco antes de que alcanzarle. Viendo la preparación de los agentes, no es de extrañar que Nyx haya desarrollado el mantra. Pero lo que sí me asombra es la acción que ha adoptado con su vientre para esquivarme. ¡Vaya, eso es el Kami-e en acción! ¿Cómo diablos lo ha hecho? Esta forma de pelear es una antítesis de todo cuanto he conocido en combate; siempre pendiente de guardar una distancia media. Y aquí viene de nuevo… va a atraerme hacia él y buscar mi hombro.
Trato de zafarme del primer movimiento desplazando el pie hacia un lado. La fuerza con la que me arrastran las cuerdas me atraen hacia él de igual modo, por lo que me agacho e intento acompañar su acción desplazando el cuerpo hacia abajo. Cuando una acción lleva impresa consigo una fuerza de movimiento lo mejor es aprovechar esa cinética, no bloqueándola, si no redirigiendo su objetivo. Su codo es más rápido y termina por alcanzarme, un terrible dolor me inmoviliza el brazo mientras lanzo una patada hacia sus piernas con la intención de hacer un barrido.
–Creo que he descubierto algo. –comento desde el suelo en voz alta–Es posible que si acompaño tus ataques con el cuerpo y decido esquivarte flexionando los músculos en el último momento consiga captar la esencia del Kami-e. Luego, sería cuestión de automatizarlo todo y cada vez ejecutarlo con más velocidad… ¿voy por buen camino, Nyx?
Me reincorporo y espero a su respuesta. El Kami-e emplea una serie de movimientos tan rápidos que resulta una secuencia imposible de seguir al ojo humano. Pero en el combate todo obedece a una lógica, solo es cuestión de tiempo encontrar cuál es. Muevo lentamente el hombro arriba y abajo seguido de unas cuantas rotaciones con la esperanza de mitigar el dolor. A partir de este momento el ejercicio puede volverse tan demoledor como los entrenados hasta ahora, debo poner en práctica los ejercicios de la meditación para regresar al equilibrio.
–Continuemos. –le indico, sin dejar que pasen más segundos. A fin de cuentas, el dolor es un estimulante que le recuerda a mi cuerpo que no debe quedarse quieto.
Trato de zafarme del primer movimiento desplazando el pie hacia un lado. La fuerza con la que me arrastran las cuerdas me atraen hacia él de igual modo, por lo que me agacho e intento acompañar su acción desplazando el cuerpo hacia abajo. Cuando una acción lleva impresa consigo una fuerza de movimiento lo mejor es aprovechar esa cinética, no bloqueándola, si no redirigiendo su objetivo. Su codo es más rápido y termina por alcanzarme, un terrible dolor me inmoviliza el brazo mientras lanzo una patada hacia sus piernas con la intención de hacer un barrido.
–Creo que he descubierto algo. –comento desde el suelo en voz alta–Es posible que si acompaño tus ataques con el cuerpo y decido esquivarte flexionando los músculos en el último momento consiga captar la esencia del Kami-e. Luego, sería cuestión de automatizarlo todo y cada vez ejecutarlo con más velocidad… ¿voy por buen camino, Nyx?
Me reincorporo y espero a su respuesta. El Kami-e emplea una serie de movimientos tan rápidos que resulta una secuencia imposible de seguir al ojo humano. Pero en el combate todo obedece a una lógica, solo es cuestión de tiempo encontrar cuál es. Muevo lentamente el hombro arriba y abajo seguido de unas cuantas rotaciones con la esperanza de mitigar el dolor. A partir de este momento el ejercicio puede volverse tan demoledor como los entrenados hasta ahora, debo poner en práctica los ejercicios de la meditación para regresar al equilibrio.
–Continuemos. –le indico, sin dejar que pasen más segundos. A fin de cuentas, el dolor es un estimulante que le recuerda a mi cuerpo que no debe quedarse quieto.
- Usado:
- Mantra//Visión Tier 2:
Nivel de Desarrollo: 2.
Visión: 2
Empatía: 2
Décimas de segundo de antelación: Un segundo completo.
Número de personas a prever: Uno (Dos perdiendo la concetración el doble de rápido).
Turnos: 2/7
Distancia Máxima de percepción sensorial: 10m.
Shingetsu Nyx
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Akuma no mi
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Un leve pinchazo en la cabeza es el primer aviso... Estoy a punto de alcanzar la mitad de mi límite de uso del mantra, por lo que una vez que presencio el próximo ataque, decido cambiar de estrategia. Ocurre en un pestañeo, mi haki desaparece y en su lugar las pupilas se estrechan aún más, como si fueran las de un gato en alerta. Y mientras tanto, mi golpe impacta con rotunda precisión.
Es como si pudiera ver a cámara lenta, lo que sumado al último segundo de ventaja que me ha dado el mantra antes de desactivarlo, hace que pueda adaptar mis movimientos a su ataque con relativa facilidad. No pretendo sencillamente esquivarla, quiero que aprenda; es por esto que marco cada uno de mis pasos, de mis gestos, de modo que pueda contemplar la “danza” del Kami–e y su forma de adaptarse a la agresividad de un combate a corta distancia. «Si consigue que salgamos de aquí con esta técnica aprendida… Será nuestra victoria, no podrán rechazarla». Y así, sin dudar en uno solo de mis movimientos milimétricos, haciendo que mis piernas se curven como hojas al viento “caminando” sobre su barrido como si nunca hubiera existido.
– Buena reacción – susurro al ver que se ha detenido un momento, presa del choque de mi anterior golpe –. Pero aún no lo entiendes del todo… Ahora déjate llevar por mí, ¿de acuerdo? Intenta acompañar mi movimiento de ataque, o evitarlo, yo haré el resto.
Comprendo que mis palabras tienen cierto misterio implícito, pero espero que confíe en mi lo suficiente como para hacerme caso, independientemente de que un “engaño” pudiera hacerla sucumbir a un nuevo y doloroso impacto.
Siendo así, retrocedo un paso, utilizando el impulso del mismo para atraerla hacia mí con un tirón de la cuerda que se aferra a su brazo derecho. Una vez hecho, utilizo hasta el último ápice de mi percepción visual para seguir los movimientos de su cuerpo, y lanzo un golpe lento, pero de una precisión aparentemente ineludible, directo hacia su pecho izquierdo… En un primer instante no he pensado demasiado en la implicación oculta del movimiento, ya me arrepentiré más tarde.
– Déjate llevar.
Espero a que empiece a seguir el golpe, tratando de evitarlo, mientras uso mi control sobre las cuerdas que la atan para impedir un esquive casual… Y cuando el impacto podría estar a punto de alcanzarla, en el mismo instante en que creo contemplar como su cuerpo está listo para realizar un movimiento elástico, muevo con fuerza, pero sobre todo con elegancia, la cuerda de mi brazo libre, haciendo ondular mi brazo en el aire como si fuera una ola marítima; trasmito esa fuerza a la cuerda que la ata y por consiguiente a su cuerpo, esperando a que la “energía” trasmitida haga acto de presencia en su tronco, obligándola a curvarse y esquivar de una manera que quizás no creería posible, pero para la que he estado preparando a su cuerpo durante todos estos días.
Es como si pudiera ver a cámara lenta, lo que sumado al último segundo de ventaja que me ha dado el mantra antes de desactivarlo, hace que pueda adaptar mis movimientos a su ataque con relativa facilidad. No pretendo sencillamente esquivarla, quiero que aprenda; es por esto que marco cada uno de mis pasos, de mis gestos, de modo que pueda contemplar la “danza” del Kami–e y su forma de adaptarse a la agresividad de un combate a corta distancia. «Si consigue que salgamos de aquí con esta técnica aprendida… Será nuestra victoria, no podrán rechazarla». Y así, sin dudar en uno solo de mis movimientos milimétricos, haciendo que mis piernas se curven como hojas al viento “caminando” sobre su barrido como si nunca hubiera existido.
– Buena reacción – susurro al ver que se ha detenido un momento, presa del choque de mi anterior golpe –. Pero aún no lo entiendes del todo… Ahora déjate llevar por mí, ¿de acuerdo? Intenta acompañar mi movimiento de ataque, o evitarlo, yo haré el resto.
Comprendo que mis palabras tienen cierto misterio implícito, pero espero que confíe en mi lo suficiente como para hacerme caso, independientemente de que un “engaño” pudiera hacerla sucumbir a un nuevo y doloroso impacto.
Siendo así, retrocedo un paso, utilizando el impulso del mismo para atraerla hacia mí con un tirón de la cuerda que se aferra a su brazo derecho. Una vez hecho, utilizo hasta el último ápice de mi percepción visual para seguir los movimientos de su cuerpo, y lanzo un golpe lento, pero de una precisión aparentemente ineludible, directo hacia su pecho izquierdo… En un primer instante no he pensado demasiado en la implicación oculta del movimiento, ya me arrepentiré más tarde.
– Déjate llevar.
Espero a que empiece a seguir el golpe, tratando de evitarlo, mientras uso mi control sobre las cuerdas que la atan para impedir un esquive casual… Y cuando el impacto podría estar a punto de alcanzarla, en el mismo instante en que creo contemplar como su cuerpo está listo para realizar un movimiento elástico, muevo con fuerza, pero sobre todo con elegancia, la cuerda de mi brazo libre, haciendo ondular mi brazo en el aire como si fuera una ola marítima; trasmito esa fuerza a la cuerda que la ata y por consiguiente a su cuerpo, esperando a que la “energía” trasmitida haga acto de presencia en su tronco, obligándola a curvarse y esquivar de una manera que quizás no creería posible, pero para la que he estado preparando a su cuerpo durante todos estos días.
- Usado:
- Ámbito lvl 3:
- Cualquier humano es capaz de controlar desde el pelo de su cabeza hasta sus intestinos, los dedos de sus pies, incluso el más pequeño pelo si concentra todos sus sentidos y los mejora hasta sus límites. Es posible el control completo de cualquier parte de su cuerpo." Kumadori . Tras el control de la mente y después de muchas horas de perfeccionamiento, llega el control del cuerpo. Utilizando las capacidades de análisis y control de el ámbito "Cero", Nyx ha aprendido a potenciar los efectos del Rokutsiki en su cuerpo.
Efecto pasivo: "La mente controla al cuerpo". Sumado a lo anterior, la mente se hace consciente del cuerpo y aprende a controlarlo gracias al entrenamiento Rokusiki. De no controlarse, parece "Existir" con una elegancia antinatural. A este nivel no tiene nuevas aplicaciones bélicas (Salvo entrenamiento o PU).
Efecto activo: Dos turnos con recarga de dos turnos +300% de la agilidad física y mental: El cuerpo empezaba a quedarse por detrás de la mente. Ahora que ha ganado conciencia y control pleno sobre el mismo, no solo previene mejor los ataques, si no que puede moverse para eludirlos o adaptarse a ellos con mayor facilidad. Esto se aprecia en su mejora de la agilidad mientras se mantenga concentrado.
Efecto pasivo ámbito: (Lvl2) "Acción, reacción". Sumado a lo anterior, es capaz de ver trayectorias, calcular movimiento, velocidad, impulso...
Mantra: 0/5 (2/5 - 1 turno)
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Nyx me invita a que me deje llevar por él en el siguiente asalto. Asiento para expresar mi conformidad. En ese caso será necesario que mantenga la concentración puesta en la zona del cuerpo objetivo de su siguiente ataque. Debo permanecer atenta a las sensaciones internas que se derivan de esa acción.
Tira de mí de nuevo con las cuerdas, permito que la fuerza de atracción me conduzca directamente hacia él. Veo que su próximo ataque consistirá en un puñetazo directo al pecho. Por lo que en el instante en el que su brazo se dirige hacia mí cambio la trayectoria del impulso para acompañar su movimiento. Existen dos puntos de los cuales la meditación me avisa; uno de ellos es el hombro dolorido y el otro su ataque. La focalizo en el blanco al cual pretende impactar, es decir mi pecho, por lo que realizo una finta con la intención de evitar el golpe. En ese instante siento cómo las cintas hacen torsión sobre los músculos implicados en la acción. Los giran, retuercen, quiebran hasta un extremo imposible, para finalmente regresar a su posición inicial. El puño pasa de largo continuando con su trayectoria.
Ha sido como un latigazo correctivo que ha estremecido brevemente cada una de mis fibras musculares, las ha hecho danzar en un baile imposible y luego las ha devuelto a casa a la hora esperada. Podría calificarlo como una sensación... que se vale de la agilidad y resistencia para hacer una cadena de micromovimientos que tiran de todo el cuerpo en una dirección.
-Por favor, repite esto que hemos hecho un par de veces más. Después quiero probar sin tu guía, espero ser capaz de reproducirlo o al menos una aproximación más acertada. -le pido, mis ojos reflejan determinación.
Aprovecho los segundos en los que Nyx inicie su siguiente tanda de golpes para seguir masajeando el hombro herido. Pero a ese dolor se le suma lo que comienza como un leve zumbido en la cabeza, creciente hasta convertirse en dolor. Es posible que haya abusado del mantra y para la siguiente ronda deba valerme de mis propios sentidos. Será una manera de incrementar la dificultad; primero con la ayuda de Nyx y usando Haki, luego mantengo la ayuda pero sin Haki y al final me valiéndome de lo aprendido hasta hacer el Kami-e por mi cuenta.
Tira de mí de nuevo con las cuerdas, permito que la fuerza de atracción me conduzca directamente hacia él. Veo que su próximo ataque consistirá en un puñetazo directo al pecho. Por lo que en el instante en el que su brazo se dirige hacia mí cambio la trayectoria del impulso para acompañar su movimiento. Existen dos puntos de los cuales la meditación me avisa; uno de ellos es el hombro dolorido y el otro su ataque. La focalizo en el blanco al cual pretende impactar, es decir mi pecho, por lo que realizo una finta con la intención de evitar el golpe. En ese instante siento cómo las cintas hacen torsión sobre los músculos implicados en la acción. Los giran, retuercen, quiebran hasta un extremo imposible, para finalmente regresar a su posición inicial. El puño pasa de largo continuando con su trayectoria.
Ha sido como un latigazo correctivo que ha estremecido brevemente cada una de mis fibras musculares, las ha hecho danzar en un baile imposible y luego las ha devuelto a casa a la hora esperada. Podría calificarlo como una sensación... que se vale de la agilidad y resistencia para hacer una cadena de micromovimientos que tiran de todo el cuerpo en una dirección.
-Por favor, repite esto que hemos hecho un par de veces más. Después quiero probar sin tu guía, espero ser capaz de reproducirlo o al menos una aproximación más acertada. -le pido, mis ojos reflejan determinación.
Aprovecho los segundos en los que Nyx inicie su siguiente tanda de golpes para seguir masajeando el hombro herido. Pero a ese dolor se le suma lo que comienza como un leve zumbido en la cabeza, creciente hasta convertirse en dolor. Es posible que haya abusado del mantra y para la siguiente ronda deba valerme de mis propios sentidos. Será una manera de incrementar la dificultad; primero con la ayuda de Nyx y usando Haki, luego mantengo la ayuda pero sin Haki y al final me valiéndome de lo aprendido hasta hacer el Kami-e por mi cuenta.
- Usado:
- Mantra//Visión Tier 2:
Nivel de Desarrollo: 2.
Visión: 2
Empatía: 2
Décimas de segundo de antelación: Un segundo completo.
Número de personas a prever: Uno (Dos perdiendo la concetración el doble de rápido).
Turnos: 3/7
Distancia Máxima de percepción sensorial: 10m.
Shingetsu Nyx
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Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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OFF: Recuerda que tu tienes 7 turnos de H.V. no 5.
Esta vez no existe contra-ataque alguno. Está demasiado centrada en entender lo que ha ocurrido con su cuerpo como para decidir atacarme de vuelta... ¿O quizás es que sus instintos solo se disparan al ser impactada? Como sea, ambas cosas serían una buena señal, no quiero que se vuelva un soldado pasivo o que agacha la cabeza ante cualquier actitud de poder.
– Repetiré los movimientos, pero debe ser algo correctivo, no habitual – señalo con tono tranquilo durante la pausa, como respuesta a sus palabras –. Solo he podido forzar ese movimiento porque tu cuerpo intentaba realizarlo de manera casi inconsciente; si sencillamente te dejas llevar no tendrá efecto, así que trata de seguir mis movimientos y esquivarme como lo has hecho hace unos segundos. Ten en cuenta que de lo contrario te golpearé... ya que aunque me gustaría hacerlo de forma mas pac´çifica, tus instintos no te ayudarán si la amenaza no es mínimamente real.
Espero a que me haga alguna señal para indicarme que lo ha entendido y vuelvo a alzar los brazos, sin hacer ningún tipo de movimiento inesperado o tramposo antes de iniciar el ataque. Llegados a este punto del entrenamiento los ataques sorpresa que la fuercen a esquivar de manera menos convencional no deberían ser tan habituales; si decide esquivar de forma común en lugar de adaptarse volveré a realizarlos.
«Veamos si puedo replicar lo que acaba de ocurrir mientras se encuentra en el aire». Estoy casi completamente seguro de que podrá lograrlo a la primera, al menos mientras tenga mi apoyo corrector.
Con todo esto en mente, lanzo una rápida patada lateral a sus piernas con la intención de hacerla un barrido efectivo; debido a que por nuestras cuerdas prácticamente no podemos alejarnos, debería saltar para evitar el golpe, ya que incluso ella sentiría dolor por un impacto de esas características contra sus piernas. Considerando que mi plan salga bien, en cuanto está separada del suelo, lanzo un nuevo y rápido golpe con la mano abierta, en forma de lanza, dispuesto a impactarla en el abdomen si no lo esquiva correctamente… Y acudo de nuevo al mantra.
Esta vez trato de expandirlo más allá de la visión temporal, despertar esa habilidad de la que algunos agentes hablan que te permite reconocer auras y su poder base. Mi intención no es solo la de anteponerme a su esquive, usando el haki junto a mi visión cero para ello, si no percibir cada cambio de su alma, por más mínimo que sea… Pero no logro percibir nada, teniendo que valerme únicamente de las dos primeras habilidades para, cuando mi golpe está a punto de alcanzarla, lanzar un nuevo latigazo correctivo, que trasmito nuevamente con un rápido movimiento ondulante de la cuerda que nos une.
Esta vez no existe contra-ataque alguno. Está demasiado centrada en entender lo que ha ocurrido con su cuerpo como para decidir atacarme de vuelta... ¿O quizás es que sus instintos solo se disparan al ser impactada? Como sea, ambas cosas serían una buena señal, no quiero que se vuelva un soldado pasivo o que agacha la cabeza ante cualquier actitud de poder.
– Repetiré los movimientos, pero debe ser algo correctivo, no habitual – señalo con tono tranquilo durante la pausa, como respuesta a sus palabras –. Solo he podido forzar ese movimiento porque tu cuerpo intentaba realizarlo de manera casi inconsciente; si sencillamente te dejas llevar no tendrá efecto, así que trata de seguir mis movimientos y esquivarme como lo has hecho hace unos segundos. Ten en cuenta que de lo contrario te golpearé... ya que aunque me gustaría hacerlo de forma mas pac´çifica, tus instintos no te ayudarán si la amenaza no es mínimamente real.
Espero a que me haga alguna señal para indicarme que lo ha entendido y vuelvo a alzar los brazos, sin hacer ningún tipo de movimiento inesperado o tramposo antes de iniciar el ataque. Llegados a este punto del entrenamiento los ataques sorpresa que la fuercen a esquivar de manera menos convencional no deberían ser tan habituales; si decide esquivar de forma común en lugar de adaptarse volveré a realizarlos.
«Veamos si puedo replicar lo que acaba de ocurrir mientras se encuentra en el aire». Estoy casi completamente seguro de que podrá lograrlo a la primera, al menos mientras tenga mi apoyo corrector.
Con todo esto en mente, lanzo una rápida patada lateral a sus piernas con la intención de hacerla un barrido efectivo; debido a que por nuestras cuerdas prácticamente no podemos alejarnos, debería saltar para evitar el golpe, ya que incluso ella sentiría dolor por un impacto de esas características contra sus piernas. Considerando que mi plan salga bien, en cuanto está separada del suelo, lanzo un nuevo y rápido golpe con la mano abierta, en forma de lanza, dispuesto a impactarla en el abdomen si no lo esquiva correctamente… Y acudo de nuevo al mantra.
Esta vez trato de expandirlo más allá de la visión temporal, despertar esa habilidad de la que algunos agentes hablan que te permite reconocer auras y su poder base. Mi intención no es solo la de anteponerme a su esquive, usando el haki junto a mi visión cero para ello, si no percibir cada cambio de su alma, por más mínimo que sea… Pero no logro percibir nada, teniendo que valerme únicamente de las dos primeras habilidades para, cuando mi golpe está a punto de alcanzarla, lanzar un nuevo latigazo correctivo, que trasmito nuevamente con un rápido movimiento ondulante de la cuerda que nos une.
- Usado:
- Ámbito lvl 3:
- Cualquier humano es capaz de controlar desde el pelo de su cabeza hasta sus intestinos, los dedos de sus pies, incluso el más pequeño pelo si concentra todos sus sentidos y los mejora hasta sus límites. Es posible el control completo de cualquier parte de su cuerpo." Kumadori . Tras el control de la mente y después de muchas horas de perfeccionamiento, llega el control del cuerpo. Utilizando las capacidades de análisis y control de el ámbito "Cero", Nyx ha aprendido a potenciar los efectos del Rokutsiki en su cuerpo.
Efecto pasivo: "La mente controla al cuerpo". Sumado a lo anterior, la mente se hace consciente del cuerpo y aprende a controlarlo gracias al entrenamiento Rokusiki. De no controlarse, parece "Existir" con una elegancia antinatural. A este nivel no tiene nuevas aplicaciones bélicas (Salvo entrenamiento o PU).
Efecto activo: Dos turnos con recarga de dos turnos +300% de la agilidad física y mental: El cuerpo empezaba a quedarse por detrás de la mente. Ahora que ha ganado conciencia y control pleno sobre el mismo, no solo previene mejor los ataques, si no que puede moverse para eludirlos o adaptarse a ellos con mayor facilidad. Esto se aprecia en su mejora de la agilidad mientras se mantenga concentrado.
Efecto pasivo ámbito: (Lvl2) "Acción, reacción". Sumado a lo anterior, es capaz de ver trayectorias, calcular movimiento, velocidad, impulso...
Ámbito: 2/2 (Último turno activo).
Mantra: 1/5
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