Enai Mothun
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![Psicotrópicos [Pasado/privado de Enai y Nayelis] Empty](https://2img.net/i/empty.gif)
La oscuridad que encerraba la noche era tentadora, ocultando a aquellos que ansían la evasión a toda costa. No llegaba luz natural al interior de la casa en la que el joven mink se encontraba. Su cola se movía de un lado a otro con suma tranquilidad mientras la música sonaba. Él estaba sentado en un sofá con la mirada perdida entre los danzantes cuerpos que, sin descanso, se divertían en una ausencia incluso tenebrosa. Muchos ya no eran quienes fueron, sucumbiendo ante las tentaciones de las falsas imágenes que sus consumiciones les producían. Para Enai todo vibraba e incluso la brisa más suave era más placentera que un orgasmo. Su cuerpo se rindió ante los efectos hacía rato ya, siendo partícipe del ritual en manada que tantos buscaban en los bajos fondos. Conocía a la mayor parte de miembros de aquello, especialmente a los que movían buen material. Desde hacía años fue recordando la cara de los que le interesaban, de los humanos que sabían lo que hacían y no engañaban. De vez en cuando recibía alguna que otra caricia en la cabeza, sufriendo de la intensidad que las drogas producían. Su rostro podía mostrar la más sincera de las sonrisas, y su alm se rendiría ante tales muestras pues el cariño era la gasolina del MDMA. En aquel ahumado salón había de todo, mezclados tantos seres qu difícil sería definir la visión que ellos otorgaban. Aún así existía una palabra para definirlo: Decadencia.
Y, en su trance, percibió algo inusual; una mujer de rubios cabellos que no parecía haber perdido el juicio todavía, cuyos actos eran dictados por un control absoluto. Él se mantuvo en silencio confuso, rebuscando en lo más profundo de su memoria por si conseguía saber quién era. Fue absurdamente ineficaz, frustrándose. Se movió entre las luces como si de una sombra se tratase y corrió hacia el DJ, prácticamente subiéndose a su espalda. Este hombre parecía acostumbrado a las interrupciones del mono pues ni se inmutó, ni siquiera dejó de pinchar. El más pequeño se acercó a su oído para susurrar, provocando que ambos alzasen sus miradas por unos segundos hacia todos los que estaban allí. Tras un momento de silencio entre ambos y un par de negativas con la cabeza, Enai se alejó poco a poco de él y se inmescuyó nuevamente entre la multitud.
No quería discriminar a ndie, mucho menos sabiendo todo lo que había pasado sobre aquellas tablas de madera, pero la dama que vio no parecía precisamente alguien que frecuentase aquellos lugares. Podía deberse a la droga que el mono se había exaltado más de la cuenta, y en un arranque de ansiedad y nerviosismo se fue moviendo de un lado a otro. De vez en cuando volvía a mirar hacia ella entre las gentes enormes que tanta visión le comían, pero no discernía las intenciones de la mujer. Tampoco parecía sencillo, ¿quién lo sabría únicamente mirando su rostro? Así, pues, acabó juntándose con un grupo de otras tres personas que también parecían algo extrañados por la presencia de la joven. Comentándolo entre bajas voces pero indiscretos tonos, acabaron por calmarse los unos a los otros y redirigir la conversación hacia otro tema. De todas formas ya estabn alerta y prácticamente reaccionarían a casi cualquier cosa... Y quién sabe qué sucederá.
Y, en su trance, percibió algo inusual; una mujer de rubios cabellos que no parecía haber perdido el juicio todavía, cuyos actos eran dictados por un control absoluto. Él se mantuvo en silencio confuso, rebuscando en lo más profundo de su memoria por si conseguía saber quién era. Fue absurdamente ineficaz, frustrándose. Se movió entre las luces como si de una sombra se tratase y corrió hacia el DJ, prácticamente subiéndose a su espalda. Este hombre parecía acostumbrado a las interrupciones del mono pues ni se inmutó, ni siquiera dejó de pinchar. El más pequeño se acercó a su oído para susurrar, provocando que ambos alzasen sus miradas por unos segundos hacia todos los que estaban allí. Tras un momento de silencio entre ambos y un par de negativas con la cabeza, Enai se alejó poco a poco de él y se inmescuyó nuevamente entre la multitud.
No quería discriminar a ndie, mucho menos sabiendo todo lo que había pasado sobre aquellas tablas de madera, pero la dama que vio no parecía precisamente alguien que frecuentase aquellos lugares. Podía deberse a la droga que el mono se había exaltado más de la cuenta, y en un arranque de ansiedad y nerviosismo se fue moviendo de un lado a otro. De vez en cuando volvía a mirar hacia ella entre las gentes enormes que tanta visión le comían, pero no discernía las intenciones de la mujer. Tampoco parecía sencillo, ¿quién lo sabría únicamente mirando su rostro? Así, pues, acabó juntándose con un grupo de otras tres personas que también parecían algo extrañados por la presencia de la joven. Comentándolo entre bajas voces pero indiscretos tonos, acabaron por calmarse los unos a los otros y redirigir la conversación hacia otro tema. De todas formas ya estabn alerta y prácticamente reaccionarían a casi cualquier cosa... Y quién sabe qué sucederá.
Lexy
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No solía salir mucho de fiesta, básicamente, porque mi padre me lo había prohibido. Y como buena hija de Shiru...le ignoraba y me escapaba a veces para tener "algo de vida". Por suerte la armada de mi padre estaba cerca de la isla de Jaya, y no levantaría amarras hasta la mañana siguiente. Era mi momento para poder disfrutar un poco en esa isla. Así que en mitad de la noche logré escaparme en un bote para llegar a laisla de la fiesta y el jolgorio. No tardé mucho en llegar a Mock town, y por suerte, ante las borracheras, drogas y burdeles donde las mujeres caminaban por las calles como si fuera el salón de su casa lograría pasar desapercibida por mi vestimenta hasta llegar a una taberna u local de fiestas.
No tardé mucho en localizar una ¿disco?. No tardé mucho en que me dejaran pasar..y gratis además. Así que una vez dentro comenzó el festival de babas. Me dirigí a la barra mientras el DJ ponía una extraña música..igual era rara para mi puesto que no escuchaba mucha, pero para todos los borrachos de la isla debía ser lo normal. Pedí un zumo de naranja frío con un toque de ron.
Intenté que nadie me molestara, pero había demasiada gente como para poder tener un poco de espacio en la barra. Pensé que la noche iba a ser un bodrio y que me había escapado para nada, hasta que, sonó una canción que me gustaba y me dispuse a bailar en la pista. Dejé la copa sobre la barra y caminé hasta llegar a la zona de baile, siendo acompañada, por algunos babosos que esperaban su oportunidad.
Comencé a bailar como me gustaba, con soltura y rapidez. Mi padre siemrpe me prohibió bailar o demostrar otra cosa que fuera "floja"..pero mi madre, me dejaba expresarme a escondidas cuando mi padre no estaba. Continué bailando al son de la música mientras algunos hombres se quedaban a mi alrededor bailando mientras intentaban que las babas que soltaban no les hicieran resbalar. Comenzaba a sentirme incómoda y decidí bailar un poco más alejada de ellos, pero estos venía nuevamente.
En un descuido uno me tocó el culo y me alejé unos metros de él, mientras que los que parecían sus amigos, venían hacia mi con sonrisas y babas colgando.
-Parecía que la noche iba a ser aburrida, y nos traen a una jaca a última hora- Dijo el más viejo del grupo- ¿De donde eres guapa?- Dijo mientras se acercaba a mi y sus o compañeros comenzaron a rodearme en semicírculo.
Algunas personas de la pista comenzaron a ver la jugada de los borrachos y se alejaron poco a poco de la pista hasta dejarnos solamente a mi y a ellos.
-¿Que me dices? ¿Pasamos un buen rato?- Dijo nuevamente.
-No quiero problemas-Dije con tono preocupado- Solo he venido a divertirme.
-Nosotros también chatina....así que divirtámonos -Dijo mientras extendía sus manos hacia mi.
Extendí mis manos hacia adelante, como intentando evitar que sus mugrosas manos intentaran ni tan siquiera entrar en contacto conmigo. Hice la forma de un corazón con mis manos frente a mi, haciendo que, los borrachos se detuvieran en seco por unos segundos con cara confusa.
-Mero mero merow- Dije con tono firme mientras un rayo rosa salió disparado contra aquellos pesados.
El rayo convirtió en piedra a aquellos 3 miserables que me estaban acosando al instante, quedándose en las poses de acoso con las que estaban intimidándome. Toda la sala se me quedó mirando con cara de esperpento, otros con sonrisas maliciosas se quedaron mirand como deduciendo lo que había pasado.
Me quedé en esa pose con las manos extendidas mientras un una gota de sudor frío resbalaba por mi frente. No debía haber hecho eso...pero o tiraba para adelante o me devorarían.
-¿Alguien más quiere molestarme?- Dije con tono severo y recto.
Todos volvieron a lo que estaban haciendo, unos seguían metiéndose droga, otros bebiendo y otros bailando. Dos de los seguratas se llevaron las estatuas de aquellos 3 borrachos con total normalidad. Parecía que aquella isla ya estaba acostumbrada a los usuarios. A pesar de todo, un segurata se acercó a mi y me dijo que debía abandonar el local. Podría camelarlo si quisiera, pero estaba tan asqueada que decidí salir a tomar algo de aire fresco.
No tardé mucho en localizar una ¿disco?. No tardé mucho en que me dejaran pasar..y gratis además. Así que una vez dentro comenzó el festival de babas. Me dirigí a la barra mientras el DJ ponía una extraña música..igual era rara para mi puesto que no escuchaba mucha, pero para todos los borrachos de la isla debía ser lo normal. Pedí un zumo de naranja frío con un toque de ron.
Intenté que nadie me molestara, pero había demasiada gente como para poder tener un poco de espacio en la barra. Pensé que la noche iba a ser un bodrio y que me había escapado para nada, hasta que, sonó una canción que me gustaba y me dispuse a bailar en la pista. Dejé la copa sobre la barra y caminé hasta llegar a la zona de baile, siendo acompañada, por algunos babosos que esperaban su oportunidad.
Comencé a bailar como me gustaba, con soltura y rapidez. Mi padre siemrpe me prohibió bailar o demostrar otra cosa que fuera "floja"..pero mi madre, me dejaba expresarme a escondidas cuando mi padre no estaba. Continué bailando al son de la música mientras algunos hombres se quedaban a mi alrededor bailando mientras intentaban que las babas que soltaban no les hicieran resbalar. Comenzaba a sentirme incómoda y decidí bailar un poco más alejada de ellos, pero estos venía nuevamente.
En un descuido uno me tocó el culo y me alejé unos metros de él, mientras que los que parecían sus amigos, venían hacia mi con sonrisas y babas colgando.
-Parecía que la noche iba a ser aburrida, y nos traen a una jaca a última hora- Dijo el más viejo del grupo- ¿De donde eres guapa?- Dijo mientras se acercaba a mi y sus o compañeros comenzaron a rodearme en semicírculo.
Algunas personas de la pista comenzaron a ver la jugada de los borrachos y se alejaron poco a poco de la pista hasta dejarnos solamente a mi y a ellos.
-¿Que me dices? ¿Pasamos un buen rato?- Dijo nuevamente.
-No quiero problemas-Dije con tono preocupado- Solo he venido a divertirme.
-Nosotros también chatina....así que divirtámonos -Dijo mientras extendía sus manos hacia mi.
Extendí mis manos hacia adelante, como intentando evitar que sus mugrosas manos intentaran ni tan siquiera entrar en contacto conmigo. Hice la forma de un corazón con mis manos frente a mi, haciendo que, los borrachos se detuvieran en seco por unos segundos con cara confusa.
-Mero mero merow- Dije con tono firme mientras un rayo rosa salió disparado contra aquellos pesados.
El rayo convirtió en piedra a aquellos 3 miserables que me estaban acosando al instante, quedándose en las poses de acoso con las que estaban intimidándome. Toda la sala se me quedó mirando con cara de esperpento, otros con sonrisas maliciosas se quedaron mirand como deduciendo lo que había pasado.
Me quedé en esa pose con las manos extendidas mientras un una gota de sudor frío resbalaba por mi frente. No debía haber hecho eso...pero o tiraba para adelante o me devorarían.
-¿Alguien más quiere molestarme?- Dije con tono severo y recto.
Todos volvieron a lo que estaban haciendo, unos seguían metiéndose droga, otros bebiendo y otros bailando. Dos de los seguratas se llevaron las estatuas de aquellos 3 borrachos con total normalidad. Parecía que aquella isla ya estaba acostumbrada a los usuarios. A pesar de todo, un segurata se acercó a mi y me dijo que debía abandonar el local. Podría camelarlo si quisiera, pero estaba tan asqueada que decidí salir a tomar algo de aire fresco.
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Se sumergió en la conversación que había iniciado con aquel grupo. Parecía que la dama había captado la atención de muchos de os hombres del lugar a pesar de no ser la única. Los corsarios poseían una curiosa predilección por las doncellas, quizá creyendo que las podrían tomar como deseasen o por simple fuerza. Ella, a simple vista, era como una flor que se rompería si la agarras con fuerza. Era cuestión de percepción, no de realidad, y la verdad se ve alterada bajo los ojos de cada uno. Y por ello fue que alguno de esos tan osados humanos procuró llegar a algo con una ineficaz y torpe táctica; babosear nunca funcionaba. Enai giró su cabeza al escuchar aquello pero cuando se quiso dar cuenta ya habían sido convertidos en piedra. El mink alzó una ceja ante aquello, exaltándose un poco. Al principio no le hallaba explicación a algo así, siendo sumamente inusual, pero poco a poco dio con la respuesta. Ella era usuaria de una fruta. De todas formas era bastante absurdo mostrarla en un luar repleto de gente, hacer que todos mirasen y la reconociesen.
El mono pudo observar cómo varias personas iban sacando sus armas con discrección. Él, tan ágil y veloz como era, se acercó a su propia mochila y desenfundó el estoque que había en este. No le importaba que le vieran, siendo aquel un escenario de múltiples disputas, principalmente violentas. Gracias a su tamaño pudo colarse de un lado a otro hasta llegar a uno de los que intentarían atacar a la mujer. Enai, sabiendo que ella únicamente se defendía y sin parecerle justo, atacó directamente hacia la mano del individuo y le hizo un corte, provocando que la navaja cayese al suelo. El ruido alertó a los demás, que le miraron a él. - A ver, eso de atacar a escondidas me parece una gilipollez. Aquí todos tenemos pelo en el cuerpo como para ir de cara, ¿o no? - Dijo con una notable sonrisa en su rostro, siendo aquello no más que una provocación directa. Lo que sería curioso es lo que el mink sentirá debido a las anfetaminas si ya el hecho de pelear se le hacía un mundo...
Aquella intervención hizo que los demás saltaran a atacar a la rubia con rapidez, siendo dos los que lo intentaron. Por otro lado, y entre maldiciones, el que se hallaba frente a Enai recuperó su arma y se abalanzó sobre él, quien esquivó el ataque con facilidad. Atrapar a un ser como lo era el mink no era sencillo, menos aún por parte de un humano. Podía no ser el más fuerte de su raza, pero su tamaño y sus dotes lo convertían en alguien sumamente escurridizo. Con una burlona sonrisa, y entretenido por la situación, le hizo otro corte en el hombro. Seguiría jjugando hasta conseguir extenuar a su rival, siendo un estilo de lucha un tanto lento pero efectivo. - Ah, ¿no te dijeron que las drogas son malas? No puedes ni enfrentarte a un simple monete. Qué pena.- Comentó antes de hacer una serie de ruiditos característicos de su especie. El MDMA potenciaba la sensación que producíal a adrenalina, siendo aquello sumamente placentero para él.
El mono pudo observar cómo varias personas iban sacando sus armas con discrección. Él, tan ágil y veloz como era, se acercó a su propia mochila y desenfundó el estoque que había en este. No le importaba que le vieran, siendo aquel un escenario de múltiples disputas, principalmente violentas. Gracias a su tamaño pudo colarse de un lado a otro hasta llegar a uno de los que intentarían atacar a la mujer. Enai, sabiendo que ella únicamente se defendía y sin parecerle justo, atacó directamente hacia la mano del individuo y le hizo un corte, provocando que la navaja cayese al suelo. El ruido alertó a los demás, que le miraron a él. - A ver, eso de atacar a escondidas me parece una gilipollez. Aquí todos tenemos pelo en el cuerpo como para ir de cara, ¿o no? - Dijo con una notable sonrisa en su rostro, siendo aquello no más que una provocación directa. Lo que sería curioso es lo que el mink sentirá debido a las anfetaminas si ya el hecho de pelear se le hacía un mundo...
Aquella intervención hizo que los demás saltaran a atacar a la rubia con rapidez, siendo dos los que lo intentaron. Por otro lado, y entre maldiciones, el que se hallaba frente a Enai recuperó su arma y se abalanzó sobre él, quien esquivó el ataque con facilidad. Atrapar a un ser como lo era el mink no era sencillo, menos aún por parte de un humano. Podía no ser el más fuerte de su raza, pero su tamaño y sus dotes lo convertían en alguien sumamente escurridizo. Con una burlona sonrisa, y entretenido por la situación, le hizo otro corte en el hombro. Seguiría jjugando hasta conseguir extenuar a su rival, siendo un estilo de lucha un tanto lento pero efectivo. - Ah, ¿no te dijeron que las drogas son malas? No puedes ni enfrentarte a un simple monete. Qué pena.- Comentó antes de hacer una serie de ruiditos característicos de su especie. El MDMA potenciaba la sensación que producíal a adrenalina, siendo aquello sumamente placentero para él.
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La gente ante el ataque comenzó a apartarse, y no era para menos, pues además de mi había un mink que vino a mi socorro. No tardó en hacerle un corte a uno de esos babosos mientras que otros dos se abalanzaban contra mi. No sabía porqué lo había hecho, pero la verdad no iba a discutirle su entrada.
El mono parecía manejarse bien en el cuerpo a cuerpo, pero yo por mi parte, no debía prestarle tanta atención debido a que venían dos a por mi. Así que extiré mi pierna izquierda hacia adelante en semicírculo para luego dar un salto y apoyar mis manos en el suelo, para intentar, dar un golpe de helicóptero con mis piernas a ambos. No se lo esperaron y pude tirarlos contra el suelo fácilmente. Volví a recobrar mi postura y esperé a que se levantaran.
La verdad es que usar mi habilidad antes no había sido lo más acertado, pero, cerraría muchas bocas. Tan solo esperaba, no tener que convertir en piedra a todos aquellos idiotas de la disco. Así que eché un vistazo a mi alrededor mirando como la gente me miraba asombrada.
"Esta es la mía" Pensé para mi antes de comenzar mi actuación.
-¡Me...me han hecho un corte en el brazo! y yo solo quería bailar! -Dije casi sollozando- ¡Esos hombres malos me han intentado golpear!. -Volví a decir señalando a los que estaban peleando con el mono y a los dos que me intentaron dar a mi.
Algunos de los presentes, no todos, al escucharme pusieron cara de enfado..tanto ellas como ellos. Y echaron en cara a los dos que había pateado que porqué pegan a una dama tan hermosa e inofensiva. Algunos comenzaron a remangarse y otras a golpearse los puños para ir acercándose poco a poco hacia esos dos.
-Por favor, me han obligado a hacer algo que no quería antes. Ayúdenme- Continuaba suplicando.
No tardaron en pegarse algunos clientes contra esos maleantes, no sin antes decirles en voz alta:
-El mono es mi amigo! ayúdenle por favor -Dije mientras el tono llorón se iba marchando e iba viniendo una sonrisa maliciosa a mi. "Que simples" pensaba.
Me acerqué a la barra y me apoyé, mientras veía como mis "salvadores " se peleaban con aquella basura e intentaban ayudar al mink también.
El mono parecía manejarse bien en el cuerpo a cuerpo, pero yo por mi parte, no debía prestarle tanta atención debido a que venían dos a por mi. Así que extiré mi pierna izquierda hacia adelante en semicírculo para luego dar un salto y apoyar mis manos en el suelo, para intentar, dar un golpe de helicóptero con mis piernas a ambos. No se lo esperaron y pude tirarlos contra el suelo fácilmente. Volví a recobrar mi postura y esperé a que se levantaran.
La verdad es que usar mi habilidad antes no había sido lo más acertado, pero, cerraría muchas bocas. Tan solo esperaba, no tener que convertir en piedra a todos aquellos idiotas de la disco. Así que eché un vistazo a mi alrededor mirando como la gente me miraba asombrada.
"Esta es la mía" Pensé para mi antes de comenzar mi actuación.
-¡Me...me han hecho un corte en el brazo! y yo solo quería bailar! -Dije casi sollozando- ¡Esos hombres malos me han intentado golpear!. -Volví a decir señalando a los que estaban peleando con el mono y a los dos que me intentaron dar a mi.
Algunos de los presentes, no todos, al escucharme pusieron cara de enfado..tanto ellas como ellos. Y echaron en cara a los dos que había pateado que porqué pegan a una dama tan hermosa e inofensiva. Algunos comenzaron a remangarse y otras a golpearse los puños para ir acercándose poco a poco hacia esos dos.
-Por favor, me han obligado a hacer algo que no quería antes. Ayúdenme- Continuaba suplicando.
No tardaron en pegarse algunos clientes contra esos maleantes, no sin antes decirles en voz alta:
-El mono es mi amigo! ayúdenle por favor -Dije mientras el tono llorón se iba marchando e iba viniendo una sonrisa maliciosa a mi. "Que simples" pensaba.
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