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La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail)  Empty La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail) {Mar 16 Abr 2019 - 3:18}

- Otra pinta de cerveza, por favor - Dije golpeando la barra impacientemente.

Me encontraba en una isla del Paraíso, cerca de donde nací. Al parecer, en el lugar en que me encontraba era territorio pirata y no habían muchos crímenes comparado con otras islas bajo la bandera negra de la piratería. Little Paradise, pensé que sería un buen lugar para buscar a mi padre. Según mamá, padre solía frecuentar tabernas y lugares de mala muerte para engatusar a otras mujeres para acostarse con ellas y luego ahuecar el ala. ¿Tendría hermanastros y hermanastras por ahí sin darme cuenta de ello? Lo ignoraba pero al menos me reconfortaba imaginar que no sería la única a la que abandonaron. La taberna donde me encontraba estaba a rebosar, creo que no sería difícil ir preguntando a la gente por si sabía algo.

Cierta curiosidad de la isla era que para pactar un negocio importante se cerraba teniendo sexo. Eso explicaba muchas cosas, el sexo quita estrés. Sentí como se clavaban varias miradas en mi espalda... seguramente un par de salidos que querían "algo" de mí. Me giré con desgana y les dediqué una mirada sensual guiñándoles un ojo. A lo mejor podía sacarles dinero, bebidas gratis o a lo mejor información.

-Hola guapa, veo que estas sola y que tienes la copa vacía. ¿Puedo invitarte a algo? - Se me acercó un hombre con un elegante traje blanco y un sombrero de igual color. Tenía el pelo negro y se notaba que andaba ya casi por los cuarenta años - Por cierto, yo que tú no provocaría a Jon y a sus hombres. La última que lo hizo acabó con heridas graves, son unos brutos que no saben como tratar a las damas en la cama - Sonrío dedicándome una sonrisa.

- Muchas gracias por el consejo. Y si, quizás usted pueda conseguirme un trago. ¿Como se llama? Me gusta saber el nombre de aquellos que velan por los demás. El mío es Abigail -

- Puedes llamarme Ryuma - Contestó besándome la mano con cortesía. Igual era un buen momento para ver si aquel galán sabía algo de mi padre.
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La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail)  Empty Re: La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail) {Jue 18 Abr 2019 - 4:34}

Los viajes por el mar siempre han sido complicados y engorrosos, sobre todo si hablamos de Paraíso. Vednacor, una pequeña isla ubicada entre Momoiro y Little Paradise, era el hogar de Kazuya. Nada más comenzó su aventura el barco dirigido por Kimimaro Kimoto, su hermana melliza, tardó unos pocos días en llegar al puerto de Little Paradise, una tierra salvaje y carente de orden. El joven cocinero se mostró impresionado al ver los enormes edificios de concreto y madera que se alzaban al cielo. Había mucha actividad en el puerto producto del gigantesco mercado, en el que se vendía toda clase de productos; desde alimentos hasta prendas de dudoso origen. Las mujeres más que caminar parecían danzar sobre los adoquines y los hombres les dirigían miradas repugnantes, rebosantes de deseos carnales. Había muchos sujetos que vestían largas capas y enormes sombreros de ala ancha con las espadas envainadas sujetas al cinturón. Oh, sí, Little Paradise era una tierra de piratas y criminales.

Detenerse en una isla sin ley no era una buena idea para un par de buenos muchachos, pero era la ruta que les había indicado el viejo. Debían encontrar cuanto antes a su padre para pedirle explicaciones sobre su desaparición y, además, darle unas buenas bofetadas por todo lo que su ausencia había provocado.

—Este lugar me da asco —comentó en voz baja la joven chica de largos cabellos negros, mirando a su alrededor con recelo.

—Si ignoras a los hombres que están vomitando en el callejón, el olor a meado y a mierda, Little Paradise parece un buen lugar para vivir —respondió Kazuya caminando con una sonrisa juguetona dibujada en el rostro y ambas manos apoyadas en la parte trasera de su cabeza.

Su hermana se detuvo de golpe y, cruzándose de brazos, le respondió molesta

—¿Y esos hombres de piel negra que se están comiendo a un pobre gatito sin descuerar? ¿Qué me dices de esas mujeres que por poco van desnudas por la calle? Definitivamente no podemos quedarnos demasiado tiempo aquí. Escúchame, Kazuya, porque no quiero que la cagues —Kimoto se le acercó tanto que su hermano casi podía sentir su respiración—. Lo único que haremos será comprar provisiones. No te alejes de mí ni intentes ninguna locura. Este lugar es peligroso, ¿entiendes?

—Lo único que entiendo es que estás siendo muy injusta con esos pobres hombres. ¿Y si tienen hambre? Incluso puede que forme parte de su cultura comer gatos sin descuerar. Bueno, como sea, igual parece un poco cruel… —Kazuya recibió un fuerte golpe en la cabeza por parte de Kimoto y, entonces, reaccionó—. ¡Está bien, está bien! ¡No haré nada que nos ponga en riesgo! —Como si en cuestión de segundos se hubiera olvidado de lo que acababa de decir, volteó la mirada y se encontró con un lugar que le interesaba mucho visitar—. ¡Mira, una taberna!

Nada más entrar se fijó en una mujer que acababa de golpear fuertemente la barra de madera, exigiendo otra cerveza. Le pareció bastante atractiva, buenas curvas y un cabello precioso. Pero lo que verdaderamente cautivó al muchacho fue la cantidad de gente con malas pintas que rondaba el lugar. Piratas, piratas y más piratas. Hubiese sido difícil no darse cuenta de lo que eran sin los parches, las patas de palo y los sables a la cintura de las historietas. Eso, y que muchos alzaban fervientemente sus jarras y los carteles de Se busca. Unos tenían recompensas con tantos ceros que a Kazuya le era imposible saber cuánto era realmente. Y, por otra parte, un sujeto no tardó en acercarse a la chica de la barra para ofrecerle una copa. «Así que esta es la forma de acercarse a una mujer…», anotó Kazuya en su libreta mental de cosas que olvidaría al día siguiente.

Sin llamar la atención caminó hasta la barra, encontrándose con un hombre calvo, barbón y de pequeños ojos grises. Vestía una camiseta blanca y un delantal negro para no manchar su ropa. Lucky era su nombre y se encargaba de cuidar la taberna hasta que su esposa, una tal Ana María, volviese de su viaje.

—¿En qué te puedo ayudar, muchacho? No pareces ser de por aquí. No te ofendas, de hecho, es bueno que no lo seas —dijo el hombre mientras terminaba de secar un vaso de cristal.

—Mi hermana y yo… —se volteó para encontrar el respaldo de Kimoto, pero, al hacerlo, se dio cuenta de que estaba solo. Nuevamente se había perdido—. Bueno, parece que seré sólo yo. Necesito provisiones a un buen precio y una birra bien helada.
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La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail)  Empty Re: La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail) {Sáb 27 Abr 2019 - 2:55}

Estuve hablando un buen rato con el tal Ryuma, parecía ser un buen hombre. Me contó que él también se encontraba en Little Paradise de paso, parecía que su intención era llegar a Water Seven para una reunión de negocios. Tenía una larga lista de lugares que visitar, resultaba ser un comerciante de armas de dudosa reputación que sobornaba a los marines y a los gobiernos locales para que mirasen a otro lado. Por lo que pude ver de él, era que llevaba consigo una katana azul bastante bonita. Supuse que podría ser un buen espadachín o que solo la llevaba para fardar de dinero. Igual podría ser oportuno tenerlo como aliado. Nunca venía mal tener a alguien con dinero y con recursos como buen amigo.

- Y dime, ¿te gusta esta isla? Parece muy tranquila en cuanto a otras. ¿Sabes por qué? - Sonrío mirando de un lado a otro para luego susurrarme en el oído - Los piratas de aquí suelen arreglar sus diferencias teniendo sexo -

Me quedé algo sorprendida, pero algo había oído acerca de Little Paradise. El camarero trajo consigo una jarra de cerveza y la depositó en la mesa mirando de reojo a Ryuma. Parecía que lo conocía pero, por alguna razón, no dijo nada y se fue a atender a un chico que se sentó cerca en la barra. ¿Tendrían alguna historia detrás estos dos? Francamente no me interesaba.

- Dime, ¿conoces a un hombre con el nombre de Dante Bianchi? Lo estoy buscando y me preguntaba si lo ha visto - Pregunté directamente ansiosa porque la respuesta fuera afirmativa -

Pero justo en ese momento, un hombre musculoso y con rastas entró al recinto con mala hostia. Tenía un tatuaje de un ángel caído en el hombro izquierdo y una cadena de oro sobre su camisa roja. Algo me decía que se avecinaban problemas.

-¡Ahí estás, maldita rata de alcantarilla! ¡Me las vas a pagar por haberte acostado con mi mujer! ¡De esta no te escapas! - En su arranque de ira hizo volar una de las mesas mientras se dirigía hacía aquí. Así que era eso. El tipo era un mujeriego que se acostaba con cualquier mujer, como mi propio padre.

-¡Oh, mierda! ¡Volveremos a vernos, señorita! - Gritó Ryuma mientras salía corriendo por la puerta de atrás. Pero yo no iba a dejarle ir así como así sin antes haberme respondido. Odiaba cuando no me respondían a mis preguntas, así que le seguí detrás del tipo furioso en la parte trasera del lugar.

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La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail)  Empty Re: La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail) {Vie 10 Mayo 2019 - 21:17}

Una espumeante y helada cerveza llegó a manos de Kazuya.

—Si quieres provisionarte, será mejor que vayas a ver a Mer Lusa —respondió el tabernero—. No cuento con tantos suministros para abastecer tu viaje, muchacho.

El cocinero le dio un buen sorbo a su cerveza y luego miró decepcionado a Lucky.

—¿Y dónde encuentro a esa mujer?

—En el puerto. Tiene una tienda que lleva su nombre; te será fácil encontrarla —aseguró el calvo y, después de secar un vaso de cristal, se volteó y cogió otro para repetir el proceso—. ¿Te puedo ayudar en algo más?

—Por ahora está bien. Gracias, viejo.

Ahora mismo tenía dos misiones: encontrar a su hermana y provisionarse. No tenía idea de cuándo se separó de Kimoto. Le preocupaba que pudiera pasarle algo, pero, considerando lo ruda que era, más bien debía sentir lástima por el desafortunado que osara molestarla. Tarde o temprano se encontraría con ella; siempre era así. Lo mejor era comprar las provisiones y retomar su viaje.

Un instante después de voltearse fue atropellado por un hombre robusto y enorme. Kazuya cayó al suelo y la cerveza se derramó sobre su abrigo, dejándolo mojado y hediondo. El cocinero frunció el ceño muy molesto. El bruto ni siquiera se había detenido a pedir disculpas, no, sólo siguió de largo. Y, cuando se estaba incorporando para salir tras él, una hermosa chica pasó a escasos centímetros. ¿Qué clase de persecución era esa…?

No había tiempo para pensar. Kazuya se giró y echó a correr lo más rápido que pudo. En el camino esquivó mesas y sillas, borrachos y meseras. Luego de unos rápidos segundos llegó a una puerta de madera a medio cerrar. La abrió por completo de una sola patada y continuó corriendo. Podía ver la espalda de la chica, pero no era ella a quien quería. No, el cocinero quería enfrentar al hombrón que le había derramado la cerveza.

El aventurero llegó a un callejón repleto de cajas de madera, botellas de vodka y un vagabundo durmiendo campante mientras un gato le robaba un emparedado de jamón.

—¡Oye, tú, detente! —le ordenó al grandote, pero este, sin siquiera voltearse a ver quién le hablaba, continuó persiguiendo a otro hombre.

El comportamiento del matón no hizo más que mosquear al cocinero. «Es hora de acelerar el paso». Inclinó el cuerpo hacia delante para obtener más velocidad. Era un movimiento peligroso pero necesario. A cambio de reducir la movilidad, la dinámica de su cuerpo le permitía aumentar ligeramente la carrera para alcanzar al hombre. Le costó esquivar las cajas que había en el callejón, pero pronto consiguió superar a la chica que también se había unido a la persecución.

Estaba a tan sólo dos metros de distancia cuando el cocinero decidió detener la carrera del tipo. Con todo el impulso que consiguió reunir se abalanzó sobre la pierna derecha del grandote, reconociendo un importante punto vital. Con suma precisión, Kazuya pateó el tobillo del hombre. Este perdió inmediatamente el equilibrio, encontrándose con el caliente pavimento de la isla del placer. No fue demasiado complicado lograr aquella arremetida, teniendo en cuenta que al correr se pierde el punto de equilibrio, siendo muy susceptible a una caída.

—Creo que me debes una disculpa —le dijo al tipo, posando directamente sus ojos dorados sobre este—. Y una cerveza.

El sujeto hizo caso omiso a las palabras del peliceleste y luego de incorporarse no tardó en dejarse caer sobre el cocinero. Sus movimientos eran lentos, pero poderosos. Si Kazuya se dejaba agarrar, el combate finalizaría. Afortunadamente, el hombrón no era más que músculo y más músculo, pues carecía por completo de habilidad.

El cocinero flexionó ambas piernas, poniendo una delante de la otra mientras sus pies apuntaban hacia fuera para conseguir la máxima estabilidad posible. Cuando el puño del hombre se dirigía al aventurero, este ladeó la cabeza y lo esquivó sin dificultad; entonces, con la palma abierta le golpeó la parte interna del bíceps, causando un gran dolor. El hombre retrocedió adolorido, mirando con furia a Kazuya, y volvió a cargar. El cocinero giró hacia el lado contrario de la carga y rápidamente le hizo una zancadilla, haciéndolo caer una vez más.

—Puedo hacerte caer las veces que quiera. De nada sirve la fuerza si no sabes cómo aplicarla —sentenció Kimimaro Kazuya, mirando seriamente al hombre.
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La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail)  Empty Re: La isla del placer (Priv - Pasado) (Kimimaro y Abigail) {}

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