Liv L Astrid
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Akuma no mi
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Por alguna extraña razón la estructura comenzó a temblar durante un momento escuchándose también un fuerte estrépito. El polvo comenzó a acumularse a medida que subía siendo algo difícil el respirar con normalidad. Activé el poder de las marcas de la akuma y se tornaron de un color plateado y con solo pensarlo el aire comenzó a moverse a mi alrededor de forma suave para reducir la cantidad de polvo a mi alrededor.
Cuando conseguí subir unas paredes surgieron de la nada y me atraparon. Parecía ser que había alguna clase de brujo en aquel lugar y me había atrapado. Sin perder la calma me acerqué a una de las paredes y la rocé con el dedo. Este se manchó al momento. En ese momento, la vista de Heimdall hizo que viera a mi oponente.
Los ojos rojos aparecieron dentro de las paredes. Parecía ser que él era el brujo que me había encerrado, el hombre vestía con lo que parecían ropas de cuero, que le dejaban uno de los brazos al descubierto; en la cintura un cinturón de esferas decoradas con distintos símbolos. No sabía por qué lo había hecho, pero no tenía intención de huir de ahí, y si él demostraba ser un digno oponente tendría mi respeto. Coloqué los brazos en cruz y cerré los ojos.
-Dioses, observad este combate, espero que sea digno de vosotros, y pase lo que pase, que me acerque más para ser digna para ir al Valhala y estar en el banquete como una igual.
Volví a abrir los ojos y bajé los brazos para colocarlos en una posición de combate con el hacha empuñada con ambas manos. En ese momento, hice que la marca se extendiese hacia el hacha y esta en vez de ser del mismo color que la que mantenía en mi cuerpo era de un color azul. La prudencia me decía que esperase a que mi oponente atacase primero, pero al fin tenía un oponente digno delante, no dejaría pasar aquella oportunidad.
Salté hacia él con toda la velocidad que pude hacia mi oponente y realicé un corte a la altura de su cintura para intentar cortarlo por la mitad, de la misma forma que un leñador talaba un árbol. Tras el ataque y con rápido movimiento de mis manos volvía una posición desde la que me podría defender en caso de un contraataque.
Cuando conseguí subir unas paredes surgieron de la nada y me atraparon. Parecía ser que había alguna clase de brujo en aquel lugar y me había atrapado. Sin perder la calma me acerqué a una de las paredes y la rocé con el dedo. Este se manchó al momento. En ese momento, la vista de Heimdall hizo que viera a mi oponente.
Los ojos rojos aparecieron dentro de las paredes. Parecía ser que él era el brujo que me había encerrado, el hombre vestía con lo que parecían ropas de cuero, que le dejaban uno de los brazos al descubierto; en la cintura un cinturón de esferas decoradas con distintos símbolos. No sabía por qué lo había hecho, pero no tenía intención de huir de ahí, y si él demostraba ser un digno oponente tendría mi respeto. Coloqué los brazos en cruz y cerré los ojos.
-Dioses, observad este combate, espero que sea digno de vosotros, y pase lo que pase, que me acerque más para ser digna para ir al Valhala y estar en el banquete como una igual.
Volví a abrir los ojos y bajé los brazos para colocarlos en una posición de combate con el hacha empuñada con ambas manos. En ese momento, hice que la marca se extendiese hacia el hacha y esta en vez de ser del mismo color que la que mantenía en mi cuerpo era de un color azul. La prudencia me decía que esperase a que mi oponente atacase primero, pero al fin tenía un oponente digno delante, no dejaría pasar aquella oportunidad.
Salté hacia él con toda la velocidad que pude hacia mi oponente y realicé un corte a la altura de su cintura para intentar cortarlo por la mitad, de la misma forma que un leñador talaba un árbol. Tras el ataque y con rápido movimiento de mis manos volvía una posición desde la que me podría defender en caso de un contraataque.
Tu ataque fue inútil contra él. En cuanto te acercas con tu hacha para cortarlo, su cuerpo se convierte en polvo y él ríe. Todo su cuerpo se desvanece y vaga por el lugar, creando de nuevo grandes cantidades de polvo para intentar asfixiarte. No hace nada más salvo jugar contigo y por algún motivo, busca cabrearte mucho más. De repente, el suelo se transforma en polvo y este se va volviendo compacto, con la intención de apresar tus pies para que no puedas moverte.
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El cobarde de mi oponente se volvió polvo justo cuando mi hacha iba a seccionarlo, el ataque no había servido de nada. Estaba claro que de aquella forma no lograría nada contra aquel oponente. El aire comenzó a sentirse nuevamente más pesado y la concentración de polvo parecía haber aumentado.
-Bastardo, muéstrate y lucha. – le dije tapándome la boca con el antebrazo para que no entrase polvo – ¿O acaso eres tan cobarde y débil que necesitas de trucos para combatir?
-La mejor opción que tienes ahora es intentar buscar un lugar más amplio – me dijo Trece, quien parecía que no tenía ningún problema para respirar.
Estaba en lo cierto. Pero me parecía que el suelo era demasiado ancho como para hacernos caer al piso inferior, sin contar que posiblemente él no cayese. Se me acaban las opciones. Cogí una gran bocanada de aire y comencé a aguantar la respiración. Justo en aquel momento el suelo comenzó a sentirse extraño. Cuando miré pude ver que era una capa de polvo.
En un instante el color de las marcas del hacha cambió a un tono blanco. Noté como el poder comenzó acumularse en estas marcas y realicé un potente golpe en el suelo con el hacha saltando para darle más poder al golpe. Desde el filo recubierto por marcas blancas se formó un suelo lleno de púas que cubrió el de polvo hasta las paredes. Era extraño que me viese forzada a usar aquella técnica para descontrolar ese poder, pero se me acababan las opciones.
Dejé el hacha clavada en el suelo y desenfundé las espadas gemelas. Las marcas desaparecieron del hacha en cuanto la solté y comenzaron a aparecer en las espadas, aunque nuevamente de color azul. Con unos rápidos movimientos lancé unas ondas cortantes hacia las paredes para intentar cortarlas. Antes de lanzar aquellas ondas hice como había hecho con la marca blanca y concentré poder en las marcas azules y que de esa forma la onda saliese disparada con algo de energía eléctrica por si tenía más impacto.
-Bastardo, muéstrate y lucha. – le dije tapándome la boca con el antebrazo para que no entrase polvo – ¿O acaso eres tan cobarde y débil que necesitas de trucos para combatir?
-La mejor opción que tienes ahora es intentar buscar un lugar más amplio – me dijo Trece, quien parecía que no tenía ningún problema para respirar.
Estaba en lo cierto. Pero me parecía que el suelo era demasiado ancho como para hacernos caer al piso inferior, sin contar que posiblemente él no cayese. Se me acaban las opciones. Cogí una gran bocanada de aire y comencé a aguantar la respiración. Justo en aquel momento el suelo comenzó a sentirse extraño. Cuando miré pude ver que era una capa de polvo.
En un instante el color de las marcas del hacha cambió a un tono blanco. Noté como el poder comenzó acumularse en estas marcas y realicé un potente golpe en el suelo con el hacha saltando para darle más poder al golpe. Desde el filo recubierto por marcas blancas se formó un suelo lleno de púas que cubrió el de polvo hasta las paredes. Era extraño que me viese forzada a usar aquella técnica para descontrolar ese poder, pero se me acababan las opciones.
Dejé el hacha clavada en el suelo y desenfundé las espadas gemelas. Las marcas desaparecieron del hacha en cuanto la solté y comenzaron a aparecer en las espadas, aunque nuevamente de color azul. Con unos rápidos movimientos lancé unas ondas cortantes hacia las paredes para intentar cortarlas. Antes de lanzar aquellas ondas hice como había hecho con la marca blanca y concentré poder en las marcas azules y que de esa forma la onda saliese disparada con algo de energía eléctrica por si tenía más impacto.
- cosas usadas:
- -ISEN AV SKADI: con este poder cuando activa la marca blanca de su akuma, la energía comienza a acumularse en esta, de forma que lo que al principio era enfriar ligeramente el espacio a su alrededor, ha pasado a generar hielo más frío aún (hasta -85ºC). Este se generará desde la marca y Liv no puede controlarlo más allá de un rango de 25 metros y no puede hacer cosas muy complejas. El hielo que podrá generar es un metro cúbico. Esta técnica durará 5 turnos y tiene una recarga de 2 turnos una vez se deja de usar.
-Marca activa x4 a todas caracteristicas- mejoras pasivas:
- -Resistencia muscular x9,5
-Resistencia cardiovascular x9,5
-Stamina x7,5
-Fuerza x9,5
-Flexibilidad x7,5
-Potencia x9,5
-Velocidad x7,5
-Coordinación x9,5
-Agilidad x7,5
-Equilibrio x7,5
-Precisión x7,5
-Reflejos x7,5
-En último párrafo comienzo a intentar desarrollar una técnica.
El polvo que rondaba a tu alrededor comienza a cristalizarse poco a poco. Durante el proceso se forma una cadena de hielo que no tarda en romperse. Dusty se transforma en un humano, ampliando el cuadrado en donde os encontráis. Las paredes de polvo compacto se mueven a gran velocidad mientras él se aleja de ti. Sin embargo, no parece rendirse y alza sus manos creando una cúpula de polvo para que se forme a tu alrededor y arrebatarte tanto la movilidad, como tu espacio de defensa.
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Había conseguido hacer que aquel tipo volviese a aparecer tras usar el hielo. Amplió el espacio en el que luchábamos y volvió a usar el polvo para cubrirme. Cerré los ojos y me centré en usar la vista de Heimdal para poder ver a mi oponente. A la vez, hice que el aire girase más rápido a mi alrededor para aliviar la presión del polvo.
La rabia al notar que mi oponente se alejaba de mi volvió a surgir, no era un luchador limpio, y si acababa perdiendo frente a él estaba segura de que los dioses estarían defraudados. “Solo le falta usar armas profanas” pensé mientras me giraba hacia donde se encontraba mi oponente.
Comencé a sentir como la ira comenzaba a electrificar las espadas que tenía en la mano. No dejaría que escapase. Cogí una buena bocanada de aire y aguanté la respiración. En ese mismo momento las marcas de mi cuerpo pasaron a ser de color azul, y al igual que había notado con las espadas, mi cuerpo se electrificó. Con toda la velocidad que pude salté hacia mi oponente. Esperaba llegar hasta él. Y esta vez, cubriría mis armas con la Fuerza de Balder (el haki de armadura), y lo intentaría volver a rebanar.
La rabia al notar que mi oponente se alejaba de mi volvió a surgir, no era un luchador limpio, y si acababa perdiendo frente a él estaba segura de que los dioses estarían defraudados. “Solo le falta usar armas profanas” pensé mientras me giraba hacia donde se encontraba mi oponente.
Comencé a sentir como la ira comenzaba a electrificar las espadas que tenía en la mano. No dejaría que escapase. Cogí una buena bocanada de aire y aguanté la respiración. En ese mismo momento las marcas de mi cuerpo pasaron a ser de color azul, y al igual que había notado con las espadas, mi cuerpo se electrificó. Con toda la velocidad que pude salté hacia mi oponente. Esperaba llegar hasta él. Y esta vez, cubriría mis armas con la Fuerza de Balder (el haki de armadura), y lo intentaría volver a rebanar.
Liv, logras rozar con tus espadas a Dusty. Este no llega a transformarse a tiempo para escapar, pero si para esquivar lo suficiente como para que no le atravieses. Por desgracia, Dusty ha perdido una mano, la cual puedes ver en el suelo sujetando el libro con extraños símbolos. Este grita de dolor.
En ese momento, una de las paredes de polvo estalla, liberando todo el polvo acumulado y dejando pasar la luz de la luna para poder ver mejor. El revolucionario, al ver a Simo, arremete contra los dos con su mano, de la cual en el suelo comienzan a salir fuertes columnas punzantes de polvo, con la intención de atravesaros. Su mirada denota ira y furia. Veis que empiezan a salir por todas partes y el suelo bajo vuestros pies tiembla. Ya sabéis por qué.
En ese momento, una de las paredes de polvo estalla, liberando todo el polvo acumulado y dejando pasar la luz de la luna para poder ver mejor. El revolucionario, al ver a Simo, arremete contra los dos con su mano, de la cual en el suelo comienzan a salir fuertes columnas punzantes de polvo, con la intención de atravesaros. Su mirada denota ira y furia. Veis que empiezan a salir por todas partes y el suelo bajo vuestros pies tiembla. Ya sabéis por qué.
¡Vaya, parece que os habéis quedado un poco empanados! Deberíais espabilar, puesto que le estáis dando ventaja a Dusty. Al parecer las columnas punzantes de polvo logran haceros unos rasguños en la piel, nada importante y que se curará solo, pero es molesto e incómodo. Mientras tanto, el revolucionario aun sin mano y llenando el suelo de sangre, crea una pared de polvo con la intención de arrastraros y empujaros hacia él, para que así os aplaste contra el muro de polvo. El tiempo se acaba chicos, vosotros veréis qué hacer.
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Mi ataque había surtido efecto, aunque menor a lo que había querido. El extraño hombre de polvo había perdido una mano, la cual tenía un libro con símbolos. De pronto una de las paredes estalló en una nube de polvo, como si hubiese perdido el control de aquel poder, era el mejor momento para seguir con la ofensiva. Sin embargo, de entre el humo apareció el tipo de armas profanas que antes había ahuyentado a mi oponente.
-Este tipo es imbécil – dije entre dientes perdiendo de vista a mi enemigo. – al final lo tendré que matar. – volví a decir, pero esta vez hacia donde estaba Trece. – ¡Lárgate de aquí, es mi último aviso para que no te mate! – le grité al recién llegado.
De pronto noté que algo me hacía varios cortes por el cuerpo. El campo se había vuelto un escenario de columnas con púas. Parecía que había tenido suerte, a pesar de estar distraída me había librado de algo más serio por alguna razón.
Era el momento del contraataque. Hice que corriese más energía por las marcas de mi cuerpo y armas intentando intensificar el poder de esta (la de color azul). Me centré nuevamente en el oponente y lancé una de las dos espadas, cubierta por la fuerza de Balder y las marcas de mi akuma, en dirección al hombre de polvo. Justo tras lanzarla, con toda la velocidad que pude avancé hacia el mismo objetivo corriendo por entre las púas y columnas. Esperaba llegar a este casi a la vez que la espada que había lanzado, de forma que de alguna forma se distrajese, ya fuese conmigo o la espada y le impactase alguno de los dos ataques, ya que en cuanto yo llegase le realizaría un corte dirigido a su pecho.
-Este tipo es imbécil – dije entre dientes perdiendo de vista a mi enemigo. – al final lo tendré que matar. – volví a decir, pero esta vez hacia donde estaba Trece. – ¡Lárgate de aquí, es mi último aviso para que no te mate! – le grité al recién llegado.
De pronto noté que algo me hacía varios cortes por el cuerpo. El campo se había vuelto un escenario de columnas con púas. Parecía que había tenido suerte, a pesar de estar distraída me había librado de algo más serio por alguna razón.
Era el momento del contraataque. Hice que corriese más energía por las marcas de mi cuerpo y armas intentando intensificar el poder de esta (la de color azul). Me centré nuevamente en el oponente y lancé una de las dos espadas, cubierta por la fuerza de Balder y las marcas de mi akuma, en dirección al hombre de polvo. Justo tras lanzarla, con toda la velocidad que pude avancé hacia el mismo objetivo corriendo por entre las púas y columnas. Esperaba llegar a este casi a la vez que la espada que había lanzado, de forma que de alguna forma se distrajese, ya fuese conmigo o la espada y le impactase alguno de los dos ataques, ya que en cuanto yo llegase le realizaría un corte dirigido a su pecho.
Logras evitar el muro de polvo, pero tu compañero no. Simo, el golpe fue muy fuerte, pero Liv logró desestabilizar los poderes de Dusty y no llegó a matarte. Tienes varios huesos rotos y el dolor es atroz. Quizá necesites una buena ayuda antes de ponerte en pie, de hecho, si no te tratan pronto... a saber que pasará contigo. Ahora te encuentras tirado en el suelo, cubierto de polvo e inconsciente en una pose muy rara.
Liv, tu ataque da de lleno al abdomen de Dusty, el cual se arrodilla, llevándose las manos al pecho. El polvo de los alrededores comienza a desvanecerse y puedes ver todo con normalidad. Normalidad dentro de lo que cabe, pues la gente grita y huye de explosiones de fuego y la cruenta batalla que hay a vuestro alrededor. Parece que en muy poco tiempo las cosas han cambiado mucho, la estructura de la Aguja parece haber sido dañada y numerosos pilares están en un estado deplorable. Tu decides qué hacer con Dusty.
Liv, tu ataque da de lleno al abdomen de Dusty, el cual se arrodilla, llevándose las manos al pecho. El polvo de los alrededores comienza a desvanecerse y puedes ver todo con normalidad. Normalidad dentro de lo que cabe, pues la gente grita y huye de explosiones de fuego y la cruenta batalla que hay a vuestro alrededor. Parece que en muy poco tiempo las cosas han cambiado mucho, la estructura de la Aguja parece haber sido dañada y numerosos pilares están en un estado deplorable. Tu decides qué hacer con Dusty.
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Había vuelto a conectar un ataque contra mi enemigo y esta vez había lo había dejado en peor estado. Con un corte en el abdomen, mi oponente pareció estar derrotado finalmente. Había sido una lástima que se entrometiera el otro tipo ya que lo había distraído. Y, a pesar de haber interrumpido el combate, ahora se encontraba tendido en el suelo, no habiendo hecho nada desde que había entrado salvo recibir ataques del polvo del enemigo.
La habitación de polvo comenzó a desvanecerse dejando más o menos a la vista entre el polvo una gran destrucción del edificio, así como gente huyendo del lugar dejando tras de sí explosiones. Parecía que todo había terminado o por lo menos lo principal para lo que en su mayoría se habían reunido en aquel lugar.
-Parece que se ha terminado todo – dije acercándome a mi oponente mientras recuperaba la espada que había lanzado y me acercaba a este – ¿Puedes aclararme una cosa que antes no pudieron? ¿Qué hay en el lugar que queríais destruir para todos quieran deteneros? La recompensa es que dejes de sufrir.
Si aquel hombre no respondía a mi pregunta le realizaría otro corte que le dejase una herida mortal, aunque no le mataría al instante y luego me marcharía de aquel lugar. En caso de que respondiese mi pregunta cumpliría lo que le había dicho, aunque dependiendo de lo que me dijese actuaría de diferente forma.
La habitación de polvo comenzó a desvanecerse dejando más o menos a la vista entre el polvo una gran destrucción del edificio, así como gente huyendo del lugar dejando tras de sí explosiones. Parecía que todo había terminado o por lo menos lo principal para lo que en su mayoría se habían reunido en aquel lugar.
-Parece que se ha terminado todo – dije acercándome a mi oponente mientras recuperaba la espada que había lanzado y me acercaba a este – ¿Puedes aclararme una cosa que antes no pudieron? ¿Qué hay en el lugar que queríais destruir para todos quieran deteneros? La recompensa es que dejes de sufrir.
Si aquel hombre no respondía a mi pregunta le realizaría otro corte que le dejase una herida mortal, aunque no le mataría al instante y luego me marcharía de aquel lugar. En caso de que respondiese mi pregunta cumpliría lo que le había dicho, aunque dependiendo de lo que me dijese actuaría de diferente forma.
Todo a tu alrededor tiembla, Dusty se arrastra un poco, dolorido y se da la vuelta, mirándote fijamente desde el suelo. Tardó unos segundos en contestar, pero finalmente lo hizo. Sin embargo, este no suplicó en ningún momento. Se mantuvo regio en todo momento, intentando mantener la dignidad y después escupió sangre hacia su lado. Le costaba respirar y seguramente no durase mucho.
-Todo esto... ha sido por un bien mayor... Mariejoa debía ser... destruida - tosió-. Ellos, eran los culpables de todo esto y aun así... os pusisteis en el bando incorrecto.
Tras eso, se relaja y apoya su cabeza contra el frío suelo. En tu mano está dejarlo vivir o matarlo. Si continúas adelante, verás que hay ascensores que suben y, por algún motivo. Hay una zona especialmente llena de gente. O también puedes huir.
[Puedes volver a postear en el capítulo]
-Todo esto... ha sido por un bien mayor... Mariejoa debía ser... destruida - tosió-. Ellos, eran los culpables de todo esto y aun así... os pusisteis en el bando incorrecto.
Tras eso, se relaja y apoya su cabeza contra el frío suelo. En tu mano está dejarlo vivir o matarlo. Si continúas adelante, verás que hay ascensores que suben y, por algún motivo. Hay una zona especialmente llena de gente. O también puedes huir.
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