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Inosuke Dru-zan
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Los dioses nos amparen. Nunca había visto nada parecido a lo que estaba ocurriendo. Era como si la furia misma del Tigre descendiera sobre sobre nosotros, castigando osadía y arrogancia por igual. Sin embargo, Katharina hizo algo impensable para mí; no solo fue capaz de detener aquella oleada de enegía divina sino que además vivía para contarlo. Esa mujer no era una humana normal y corriente.
Cuando salí de la roca, fui a dar con ella. Su ropa había sido destrozada, y su cuerpo estaba plagado de heridas. Lo primero que intenté hacer fue tratar sus heridas, aunque mágicamente estas sanaron sin necesidad de ungüentos ni atenciones médicas. Cada vez estaba más fascinado.
- Kath, yo pensar. Tú decir viajar Isla del Cielo. Yo ser de Isla del Cielo. Si tú enseñar Ino hacer eso, Ino ayudar llegar a nubes.
Aquel trato no me terminaba de convencer, y eso que lo había propuesto yo mismo. Sin embargo, nadie de mi familia tenía por qué verme en la isla del cielo, ¿no? Tan solo debía guiarla y después de aquello podría desentenderme. Una lástima que los Mofletudos no pudieran subir; sería peligroso. Cuando volviera a verlos les explicaría que debían quedarse en tierra, donde estarían a salvo.
Más tarde seguimos caminando por el desierto hasta encontrar al resto de compañeros. Había una chica nueva, algo extraño, pero ya me estaba acostumbrando a estar rodeado de tantas hembras. En cierto sentido hasta se sentía bien, aunque se echaba de menos la falta de testosterona. Menos mal que el Cazador Blanco seguía con el grupo.
- Ivan, yo proteger mujer tuya, eso hacer hacer compañeros de caza - diría, buscando chocar mi puño con el suyo, sellando así una bellísima amistad.
Después de reagruparnos y ponernos al día, cosa que hicieron ellos más que yo, empecé a darle vueltas sobre lo que me había pasado. Quizás no fuera tan mala idea volver a la isla del cielo; allí podría preguntar más sobre el mantra y la Voz de los Dioses. Al final mis pensamientos fueron interrumpidos cuando llegamos a nuestro destino. Yo no conocía el camino, así que me dejé llevar, pero pude reconocer que nos encontrábamos en un sitio de descanso para los cuerpos de los ancestros. Allí había de todo, pero sobre todo tesoros y el color dorado del oro. ¿Serían antiguas reliquias de una extraña civilización? No lo sabía, pero me llamaba mucho la atención.
- Oh, esto ser krhjun´ja - interesante en shandiano -. Yo quedar.
Cuando salí de la roca, fui a dar con ella. Su ropa había sido destrozada, y su cuerpo estaba plagado de heridas. Lo primero que intenté hacer fue tratar sus heridas, aunque mágicamente estas sanaron sin necesidad de ungüentos ni atenciones médicas. Cada vez estaba más fascinado.
- Kath, yo pensar. Tú decir viajar Isla del Cielo. Yo ser de Isla del Cielo. Si tú enseñar Ino hacer eso, Ino ayudar llegar a nubes.
Aquel trato no me terminaba de convencer, y eso que lo había propuesto yo mismo. Sin embargo, nadie de mi familia tenía por qué verme en la isla del cielo, ¿no? Tan solo debía guiarla y después de aquello podría desentenderme. Una lástima que los Mofletudos no pudieran subir; sería peligroso. Cuando volviera a verlos les explicaría que debían quedarse en tierra, donde estarían a salvo.
Más tarde seguimos caminando por el desierto hasta encontrar al resto de compañeros. Había una chica nueva, algo extraño, pero ya me estaba acostumbrando a estar rodeado de tantas hembras. En cierto sentido hasta se sentía bien, aunque se echaba de menos la falta de testosterona. Menos mal que el Cazador Blanco seguía con el grupo.
- Ivan, yo proteger mujer tuya, eso hacer hacer compañeros de caza - diría, buscando chocar mi puño con el suyo, sellando así una bellísima amistad.
Después de reagruparnos y ponernos al día, cosa que hicieron ellos más que yo, empecé a darle vueltas sobre lo que me había pasado. Quizás no fuera tan mala idea volver a la isla del cielo; allí podría preguntar más sobre el mantra y la Voz de los Dioses. Al final mis pensamientos fueron interrumpidos cuando llegamos a nuestro destino. Yo no conocía el camino, así que me dejé llevar, pero pude reconocer que nos encontrábamos en un sitio de descanso para los cuerpos de los ancestros. Allí había de todo, pero sobre todo tesoros y el color dorado del oro. ¿Serían antiguas reliquias de una extraña civilización? No lo sabía, pero me llamaba mucho la atención.
- Oh, esto ser krhjun´ja - interesante en shandiano -. Yo quedar.
Nayelis
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Akuma no mi
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Por algún motivo que desconocía me había quedado absorta en mis propios pensamientos. Tenía la sensación de que me estaba perdiendo todo y me sentía como una bombilla fundida y que ahora se encendía de golpe. No habían pasado pocas cosas, y las que pasaron me habían parecido tan fugaces que cualquiera diría que estuve ausente de aquel grupo por largo tiempo. Por fortuna algo hizo click en mi cabeza y volví al mundo de los vivos. Estaban allí mis camaradas, unos mejor que otros reunidos. ¿Me había perdido una pelea? ¿ Hubo una tormenta o algo por el estilo? No tenía ni idea, así que con cierta vergüenza decidí volver al mundo de los vivos.
Me acerqué al grupo, ahora parecía que reunido y me quedé mirando las heridas de unos y otros. Tampoco debía olvidar que habíamos tenido una nueva incorporación. ¿Quién era? Ni lo sé ni me importa más allá de que sea comestible. Camine lentamente hasta mi hermano Ivan, y con cierta cara de confusión le pregunté.
-¿Estás bien? No me ha dado tiempo ni siquiera de poder ayudaros- dije con cierto tono de preocupación- Al menos habéis ganado.
Tras decir aquello me quedé allí junto al resto de brazos cruzados hasta que dieron orden de moverse nuevamente. Así que comencé a seguirles sin decir nada mientras comenzaba a notar una sed cargante. Parecía que los niños de Nanohana no me habían saciado lo suficiente....bueno siempre puedo chupar de la nueva "amiga" si me veo con problemas.
Me acerqué al grupo, ahora parecía que reunido y me quedé mirando las heridas de unos y otros. Tampoco debía olvidar que habíamos tenido una nueva incorporación. ¿Quién era? Ni lo sé ni me importa más allá de que sea comestible. Camine lentamente hasta mi hermano Ivan, y con cierta cara de confusión le pregunté.
-¿Estás bien? No me ha dado tiempo ni siquiera de poder ayudaros- dije con cierto tono de preocupación- Al menos habéis ganado.
Tras decir aquello me quedé allí junto al resto de brazos cruzados hasta que dieron orden de moverse nuevamente. Así que comencé a seguirles sin decir nada mientras comenzaba a notar una sed cargante. Parecía que los niños de Nanohana no me habían saciado lo suficiente....bueno siempre puedo chupar de la nueva "amiga" si me veo con problemas.
Ivan Markov
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Se encogió de hombros al escuchar la pregunta de Kaya, y dudó sobre si decirle la verdad. Eran compañeros de banda, pero la Sortija Lunar era de sus pocas debilidades. No le apetecía ir contando que con quitarle el anillo, o cortarle la mano, era suficiente para joderle la existencia. Además no se fiaba de Camille y con muy buenas razones. Sería mejor no mencionarlo.
- Y así era cuando era más débil. Sin embargo he desarrollado una cierta resistencia al sol tras forzarme a entrenar de día durante años. Aún así sigo siendo más fuerte de noche.
Menuda mentira más gorda. Aunque era cierto que era más hábil de noche que de día, pero no porque estuviese menos débil, sino porque en la oscuridad podía explotar mejor sus dotes para el sigilo. Y porque aunque la Sortija le protegiera del sol, era un coñazo cuando le daba en la cara y le deslumbraba. No, en todos los sentidos prefería la oscuridad. Cuando finalmente salieron de los cañones y vieron al resto de la banda, corrió hacia Brianna y la abrazó con fuerza, estrechándola entre sus brazos. Sabía que la protegerían, pero aún así no había podido evitar preocuparse.
- Gracias, chicos - le dijo a Kath y a Inosuke.
Entonces el shandiano le puso el puño y Ivan chocó el suyo con una sonrisa. Daba gusto tener otro compañero. No es que le importase viajar con mujeres, pero ni Brianna ni Kath eran de beber, Kaya no era muy amistosa y Selene tampoco parecía muy dada a la bebida. En cambio con Ino tendría un buen compañero de cañas. Hablando de Selene, su hermana se le acercó y le preguntó qué tal estaba. Volvió a encogerse de hombros y dijo:
- Psé, heridas superficiales. Si no me las hubiesen hecho con plata ya estarían cerradas.
A continuación siguieron el viaje, ahora sin camellos por culpa de los agentes del Cipher Pol. Aún así habían avanzado bastante; si todo iba bien deberían llegar ese mismo día a la tumba de los reyes. Y efectivamente hacia el atardecer llegaron a un pequeño oasis no muy lejos de la capital, lleno de ruinas de piedra.
- La tumba debe estar enterrada. Hay que buscar la entrada.
- Y así era cuando era más débil. Sin embargo he desarrollado una cierta resistencia al sol tras forzarme a entrenar de día durante años. Aún así sigo siendo más fuerte de noche.
Menuda mentira más gorda. Aunque era cierto que era más hábil de noche que de día, pero no porque estuviese menos débil, sino porque en la oscuridad podía explotar mejor sus dotes para el sigilo. Y porque aunque la Sortija le protegiera del sol, era un coñazo cuando le daba en la cara y le deslumbraba. No, en todos los sentidos prefería la oscuridad. Cuando finalmente salieron de los cañones y vieron al resto de la banda, corrió hacia Brianna y la abrazó con fuerza, estrechándola entre sus brazos. Sabía que la protegerían, pero aún así no había podido evitar preocuparse.
- Gracias, chicos - le dijo a Kath y a Inosuke.
Entonces el shandiano le puso el puño y Ivan chocó el suyo con una sonrisa. Daba gusto tener otro compañero. No es que le importase viajar con mujeres, pero ni Brianna ni Kath eran de beber, Kaya no era muy amistosa y Selene tampoco parecía muy dada a la bebida. En cambio con Ino tendría un buen compañero de cañas. Hablando de Selene, su hermana se le acercó y le preguntó qué tal estaba. Volvió a encogerse de hombros y dijo:
- Psé, heridas superficiales. Si no me las hubiesen hecho con plata ya estarían cerradas.
A continuación siguieron el viaje, ahora sin camellos por culpa de los agentes del Cipher Pol. Aún así habían avanzado bastante; si todo iba bien deberían llegar ese mismo día a la tumba de los reyes. Y efectivamente hacia el atardecer llegaron a un pequeño oasis no muy lejos de la capital, lleno de ruinas de piedra.
- La tumba debe estar enterrada. Hay que buscar la entrada.
Brianna Byrne
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¿Si había servido para algo? En absoluto, Brianna por desgracia había sido bastante inútil en aquel juego que se traían los compañeros de Ivan y el propio vampiro. La mayoría tenía una regeneración pasmosa y otros simplemente hacían jibiris y se curaban bastante eficientemente. En pelea tampoco había servido de mucho, después de todo Brianna no era una persona que supiera pelear y por lo tanto se había sentido más un estorbo que una ayuda. Suspiro un poco mientras se quedaba en segundo plano en el reencuentro entre unos y otros. Estaba claro que era mejor que se marchara al barco y dejara de ser una molestia para el resto de sus compañeros.
Vio entonces a Ivan y sintió su abrazo, correspondió sonriendo levemente sintiéndose bastante más tranquila ahora que estaba de nuevo a su lado. Agradecía a Inosuke, Katharina y Kaya que la hubieran mantenido a salvo mientras estaba lejos del vampiro, pero al mismo tiempo se había sentido un poco mal al no haber podido ayudarles. Miro a Ivan mientras hablaba con su hermana y entonces suspiro de forma leve — voy a volver al barco Ivan, me temo que no estoy siendo de ayuda y solo le doy más problemas a tus compañeros que tienen que estar pendientes de que no me pase nada, así que nos vemos cuando terminéis ¿vale? ten cuidado — se acerco a él para darle un leve beso en los labios.
Después desaparecer fue tan fácil como abrir una puerta entrar en ella saliendo en el velero donde ya tenía una puerta esperando por ella. Después de todo, era uno de sus métodos de escape más utilizados. Prefería que pudieran hacer sus cosas tranquilos sin tener que cuidar de ella, eso les ayudaría a tener un inconveniente menos, si no fuera poco el mantener sus propias vidas a salvo si encima tenían que cuidarla a ella se convertía en un engorro. Por lo menos ahora no les daría más quebraderos de cabeza.
Vio entonces a Ivan y sintió su abrazo, correspondió sonriendo levemente sintiéndose bastante más tranquila ahora que estaba de nuevo a su lado. Agradecía a Inosuke, Katharina y Kaya que la hubieran mantenido a salvo mientras estaba lejos del vampiro, pero al mismo tiempo se había sentido un poco mal al no haber podido ayudarles. Miro a Ivan mientras hablaba con su hermana y entonces suspiro de forma leve — voy a volver al barco Ivan, me temo que no estoy siendo de ayuda y solo le doy más problemas a tus compañeros que tienen que estar pendientes de que no me pase nada, así que nos vemos cuando terminéis ¿vale? ten cuidado — se acerco a él para darle un leve beso en los labios.
Después desaparecer fue tan fácil como abrir una puerta entrar en ella saliendo en el velero donde ya tenía una puerta esperando por ella. Después de todo, era uno de sus métodos de escape más utilizados. Prefería que pudieran hacer sus cosas tranquilos sin tener que cuidar de ella, eso les ayudaría a tener un inconveniente menos, si no fuera poco el mantener sus propias vidas a salvo si encima tenían que cuidarla a ella se convertía en un engorro. Por lo menos ahora no les daría más quebraderos de cabeza.
Katharina von Steinhell
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- Última moderación:
- Ha sido una larga y peligrosa aventura hasta la Tumba de los Reyes de Arabasta. Se han enfrentado a gigantescos cangrejos y han sobrevivido a un combate directo contra los agentes del Cipher Pol. Yo me asustaría un poco porque esta gente tiene sus rostros, y nada bueno sale de ir en contra del Gobierno Mundial, aunque a los piratas no debería importarnos nada de lo esos perros apestosos dictan, ¿verdad? ¿Qué pasa? ¿No esperaban que el narrador de esta aventura fuera un pirata? Entre altas palmeras y una compleja edificación medianamente meteorizada por el paso del tiempo encuentran lo que han estado buscando estos días. Cualquiera con conocimientos históricos o arqueológicos sabrá que se trata de la Tumba de los Reyes, la misma que esconde tantos tesoros como misterios. Si alguno de ustedes es un versado en historia podrá deleitar a sus compañeros con el paso del antiguo Rey de los Piratas, Monkey D. Luffy, por esta isla de arena.
La mala noticia es que por mucho que busquen no encontrarán nada parecido a una piedra mágica que esconde secretos del pasado, sin embargo, la perseverancia juega un factor importantísimo en esto. Todos deberían agradecerle a Selene —todos menos Brianna porque se ha marchado—, pues ella es la que encuentra esta entrada subterránea y secreta. Algunos lo llamarán suerte; otros, el destino. Lo único que importa aquí es que pueden bajar por esa escalera secreta y llegar a especie de ruina azotada por el paso del tiempo. Hay una buena parte del lugar que está bajo los escombros, escondiendo misterios que sólo podrán ser revelados por ustedes, chicos. Sin embargo, lo más importante es esa gigantesca piedra que algunos de ustedes conocerán. Un bloque macizo de color azul y con inscripciones inentendibles para casi todos aguarda intacto en lo que parece ser el centro de la habitación.
Pueden registrar el lugar cuánto gusten y recuerden una cosa: son piratas, y los de su calaña saquean todo a su paso. Una lástima que la señorita puertas se haya largado… Ya se las ingeniarán para llevar todos los trofeos al submarino. Si escarban entre los escombros, encontrarán toda clase de objetos abandonados por la humanidad. Oro y joyas, espadas incrustadas con diamantes, toda clase de lujo que debe alcanzar cifras millonarias. Bendito botín; vamos, se lo tienen más que merecido. ¿Un consejo de este servidor? El que busca, encuentra.
Y hasta aquí llega la aventura por la isla de las arenas, de camellos y restaurantes asaltados. Nadie sabe qué sucederá con los Mofletudos, quizás algunos estén intentando devorar las duras carnes metálicas del Leviatán, quién sabe. Felicitaciones por haber luchado y ganado, este humilde pirata se despide para no volverlos a ver.
Movía en círculos los hombros y la cabeza para ver si había recuperado la movilidad. No estaba segura de si los agentes del Cipher Pol volverían a atacar. John podía llegar a ser muy perseverante cuando lo deseaba, aunque esperaba que la fuerza demostrada en su combate le hiciesen replantearse las cosas. Con una arrogancia desmedida y justificada la hechicera podía gritar a los cuatro vientos que no había nadie en todo Paraíso que pudiera hacerle frente. Tampoco lo haría, era innecesario y extremadamente ridículo, mucho menos era su estilo. Dejó de “ejercitarse” cuando escuchó la voz del chico con la cabeza de jabalí, el mismo que había aparecido hacía unos días para quedarse en el grupo. Era bastante… agradable, y había demostrado ser bueno con la espada.
No le necesitaba para llegar a la Isla del Cielo, era consciente de que el vampiro podía encontrar una ruta que les llevase hasta allá, pero se había dado cuenta de una cosa: entre más gente le viaje resultaba más ameno. Además, la banda empezaba a necesitar una mascota e Inosuke parecía el más indicado para cumplir esa tarea. ¿Eh? ¿Cómo que no quiere ser la mascota…? Venga ya, habrá que buscarse a otro entonces.
—¿Qué quieres que te enseñe, Inosuke? —le preguntó, sorprendida de que alguien le pidiese ayuda en algo así—. La mayoría de los poderes que has visto aquí provienen de mi fruta del diablo, una del tipo paramecia que me permite hacer toda clase de magia. Puede sonar decepcionante, pero no hay manera de que te enseñe algo así… Pero ambos compartimos espadas, con ello sí que puedo ayudarte. —Katharina le dio una palmada en la espalda y sonrió—. Puedo ayudarte a ser mejor espadachín, si es lo que quieres. Y tú me llevarás a la Isla del Cielo.
• ────── ✾ ────── •
Por fin había conseguido reunirse con sus compañeros en la salida del cañón, la reunión entre Brianna y Ivan fue de lo más emotiva. La hechicera respondió con un solo gesto de cabeza el agradecimiento de su amigo. Le había prometido cuidar de ella, ¿no? Por otra parte, se sorprendió al ver a esa chica que molestaba a la del parche con su brazo… cercenado. Espera, ¿quién era ella? Últimamente mucha gente se estaba uniendo a su grupo que, más que una banda pirata seria y respetable, empezaba a ser una especie de circo. Un circo del horror, joder. Con paso firme se acercó hacia la chica de cabellos blancos y le quitó el brazo.
—¡Ey! ¡Mi brazo!
—¿Alguien quiere explicarme qué está pasando aquí? ¿Y tú quién eres? —preguntó, esperando que alguno de sus compañeros respondiese—. Así que eres una agente del Cipher Pol que ahora trabaja para nosotros… Si Ivan te perdonó la vida es porque cree que tienes algo de valor, sin embargo, traiciónanos y me encargaré de castigarte en esta y en la próxima vida. Ya tienes una idea del alcance de mis poderes, ¿verdad? Y guarda ese maldito brazo, deja de molestar a Kaya.
Katharina le lanzó la extremidad cortada y Camille lo cogió en el aire, sonriendo muy feliz al recuperarla. La jefa de la banda le había prohibido molestar a Kaya, pero no había dicho nada de Inosuke.
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Sus ojos se iluminaron cuando se encontraron con la Tumba de los Reyes, le costaba trabajo creer que estaba frente a un monumento histórico como ese. Les habló sobre sus orígenes a sus compañeros y soltó todos los detalles que sabía acerca de cómo el antiguo Rey de los Piratas había librado una terrible batalla contra el difunto Shichibukai, Sir Cocodrile. Buscó por todos lados cualquier cosa que fuera un indicio de la existencia del Poneglyph y, gracias a la albina, consiguió descender a una habitación prácticamente en ruinas. No era la primera vez que estaba ante una de esas piedras indestructibles, ante uno de esos libros que trascendían incluso el tiempo y eran prohibidos por el Gobierno Mundial. Le mencionó al grupo que se ocupase de encontrar tesoros o cualquier cosa que tuviera algo de valor, pues ella tenía su propia misión.
Con libreta y pluma en mano fue copiando uno a uno los caracteres, tomándose su tiempo en traducir lo que el Poneglyph decía. Y poco a poco su expresión fue cambiando hasta marcar una sorpresa genuina. Le fue imposible cerrar la boca ante dicho descubrimiento. Ahora entendía por qué los agentes del Cipher Pol estaban tan empeñados en impedir que Katharina y sus compañeros merodeasen por Arabasta. No había lugar a duda: era un descubrimiento increíble, algo que voltearía las cosas a su favor. Y es que el Gobierno Mundial ya podía ir sintiendo el miedo.
—Esto es… increíble, es decir, no tengo palabras para algo así —le comentó a Ivan, quien era la única persona que poseía casi tantos conocimientos históricos como ella—. Tardé bastante en hacer la traducción, pero aquí está. Estoy bastante segura de haber traducido todo correctamente y si es así… Debemos seguir encontrando los Poneglyph, Ivan.
Esperó la respuesta del vampiro y luego se dedicó a explorar las ruinas. Gracias a su magia elemental de tierra podía mover cuanto escombro hubiera en su camino y, al cabo de varios minutos de búsqueda, encontró un pequeño cofre con acabados de oro. Este captó completamente su atención y lo abrió, encontrándose con todo un equipo de sastrería. Había una tijera dorada y no hacía falta ser un herrero para saber que tenía un filo incluso mejor que el de Fushigiri; impresionante. También había agujas y toda clase de herramientas necesarias para desempeñar correctamente el oficio de sastre.
Inosuke Dru-zan
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Lo que me encontré allí abajo fue completamente fortuito e inesperado, pero reconocí la fabricación skypiana al momento. Ambas espadas parecían ser de buena calidad, y tras observarlas pude ver unos diales acoplados a la empuñadura. No tenía forma de saber a quién habían pertenecido, pero a juzgar por la ornamentada escultura al lado del sarcófago de piedra, hubiera dicho que se trataba de alguien importante. Aunque si ya estaba muerto... seguramente no necesitase más usar las armas, por lo que me las colgué de mi cinturón y fui a reunirme con el resto de compañeros.
Cuando me encontre a Katharina, ella estaba junto a Ivan, ambos frente a un enorme bloque con extraños caracteres grabados que me sonaba extrañamente familiar.
- Oh, ser antigua roca con escrito sagrado. En ruinas de Shandora haber una igual.
Quizás quisieran visitarla cuando subiéramos a la Isla del Cielo, aunque aquello sería difícil. Seguramente habría gente cerca y no quería encontrarme con nadie conocido, mucho menos con mi familia. En fin, ya solucionaría el problema cuando llegase. De momento tocaba buscar la forma de subir hasta Skypia.
Cuando me encontre a Katharina, ella estaba junto a Ivan, ambos frente a un enorme bloque con extraños caracteres grabados que me sonaba extrañamente familiar.
- Oh, ser antigua roca con escrito sagrado. En ruinas de Shandora haber una igual.
Quizás quisieran visitarla cuando subiéramos a la Isla del Cielo, aunque aquello sería difícil. Seguramente habría gente cerca y no quería encontrarme con nadie conocido, mucho menos con mi familia. En fin, ya solucionaría el problema cuando llegase. De momento tocaba buscar la forma de subir hasta Skypia.
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Podía decirse que casi sentía un conexión con aquel lugar. La cultura arabastana me había gustado desde que la había conocido años atrás, y por ello, estar en aquel lugar provocaba que abriera la boca como una boba ante su magnificencia. Cada uno estaba pasmado con las distintas cosas que aquellos escombros ocultaban. Katharina y Ivan iban a lo suyo con aquel trozo de piedra enorme, Ino parecía haber encontrado algo. Del resto no puedo decir nada ya que me aparté un poco del grupo y comencé a revisar la estancia hasta que pude ver algo brillante en una esquina.
Me acerqué y me puse de rodillas ante todos aquellos cachivaches polvorientos y diversos escombros que tapaban aquel enigmático brillo. Cuando aparté todo lo que me impedía ver, observé, algo maravilloso.
-He encontrado algo- dije con tono calmado.
Había encontrado un "traje" negro raído , y bajo este un esqueleto que parecía haber sido el dueño del mismo. Lo cogí y me quedé observándolo, y pude ver una que el material escamoso con el que estaba hecho era muy liviano, y que para mi sorpresa, mis uñas no lo habían atravesado. Había oído hablar de una tela resistente llamada "Mithrol" que los generales arabastanos de mayor rango llevaban en sus principales batallas. Decían que era el mejor material para resistir los cortes de armas afiladas y punzantes del enemigo. Sin embargo, su livianidad y resistencia se veía totalmente inútil ante proyectiles, ya que esta tela estaba pensada sólo para el cuerpo a cuerpo. Así que sin dudarlo cogí aquel traje raído , lo doblé y lo llevé en mi mano hasta juntarme con el resto nuevamente.
-¿Como va la cosa?- pregunté.
Me acerqué y me puse de rodillas ante todos aquellos cachivaches polvorientos y diversos escombros que tapaban aquel enigmático brillo. Cuando aparté todo lo que me impedía ver, observé, algo maravilloso.
-He encontrado algo- dije con tono calmado.
Había encontrado un "traje" negro raído , y bajo este un esqueleto que parecía haber sido el dueño del mismo. Lo cogí y me quedé observándolo, y pude ver una que el material escamoso con el que estaba hecho era muy liviano, y que para mi sorpresa, mis uñas no lo habían atravesado. Había oído hablar de una tela resistente llamada "Mithrol" que los generales arabastanos de mayor rango llevaban en sus principales batallas. Decían que era el mejor material para resistir los cortes de armas afiladas y punzantes del enemigo. Sin embargo, su livianidad y resistencia se veía totalmente inútil ante proyectiles, ya que esta tela estaba pensada sólo para el cuerpo a cuerpo. Así que sin dudarlo cogí aquel traje raído , lo doblé y lo llevé en mi mano hasta juntarme con el resto nuevamente.
-¿Como va la cosa?- pregunté.
Ivan Markov
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Mientras recorrían la fastuosa estructura funeraria, los ojos del vampiro bailaban de un lado a otro. Cada columna caída tenía un significado, cada losa le contaba una historia. Muchos reyes habían sido enterrado ahí en el pasado. ¿Pero estaba ahí lo que buscaba? ¿Encontraría respuestas a sus preguntas sobre el sentido de la humanidad? Todo cuanto veía era tumbas de señores de tiempos pasados, una enorme obra a la megalomanía humana pagada en sangre, sudor y oro. Una estructura llena de riquezas que nunca serían usadas por sus ocupantes... pero él se ocuparía de cambiar eso. Tras localizar junto a cada tumba el ajuar funerario, abrió cuidadosamente todos los compartimentos y empezó a echar las riquezas que allí encontró en una bolsa. Acabó metiendo una gran cantidad de oro, objetos de arte, piedras preciosas y otras piezas que valdrían una pequeña fortuna en el mercado.
Cargando con la abultada bolsa del tesoro, se acercó a la estancia final del complejo y vio a Katharina admirando la piedra azulada. Era lo único perfectamente entero e incólume al paso de las edades. Ni siquiera la legendaria batalla del segundo rey pirata parecía haber perjudicado al Phoneglyph. Lo observó con una mezcla de admiración y respeto reverencial, y se acercó en silencio a su amiga. Escuchó sus palabras en silencio y extendió la mano para coger el papel. Sus ojos recorrieron este rápidamente, y su semblante fue cambiando a medida lo hacía. Finalmente le devolvió el papel y suspiró profundamente.
- Una vez salgamos de este lugar ocultaremos la entrada. Nadie debe encontrar esto y descifrar el Phoneglyph.
Entonces el shandian se les acercó y comentó que había otra en Skypia. Ivan abrió mucho los ojos por un momento, y luego frunció el ceño con seriedad.
- Más motivo para ir a la isla del cielo. Si realmente hay otro Phoneglyph allí, debemos ir y traducirlo.
Cargando con la abultada bolsa del tesoro, se acercó a la estancia final del complejo y vio a Katharina admirando la piedra azulada. Era lo único perfectamente entero e incólume al paso de las edades. Ni siquiera la legendaria batalla del segundo rey pirata parecía haber perjudicado al Phoneglyph. Lo observó con una mezcla de admiración y respeto reverencial, y se acercó en silencio a su amiga. Escuchó sus palabras en silencio y extendió la mano para coger el papel. Sus ojos recorrieron este rápidamente, y su semblante fue cambiando a medida lo hacía. Finalmente le devolvió el papel y suspiró profundamente.
- Una vez salgamos de este lugar ocultaremos la entrada. Nadie debe encontrar esto y descifrar el Phoneglyph.
Entonces el shandian se les acercó y comentó que había otra en Skypia. Ivan abrió mucho los ojos por un momento, y luego frunció el ceño con seriedad.
- Más motivo para ir a la isla del cielo. Si realmente hay otro Phoneglyph allí, debemos ir y traducirlo.
Rainbow662
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Akuma no mi
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Me pregunto cuánta gente a lo largo del último milenio ha venido aquí al desierto a buscar este enorme trozo de roca indescifrable. Seguramente mucha más de los que la han encontrado, y apuesto a que habrá mucha menos gente capaz de entender lo que aquí se dice. Supongo que encontrarme dentro de los dos primeros grupos debería compensar mi total incapacidad para formar parte del tercero.
Aunque no tenga ni idea de qué es lo que pone en la piedra, no necesito fijarme en las reacciones de Kath y Ivan para comprender que debe ser algo sumamente importante, al menos desde un punto de vista histórico. Es decir, ninguna civilización ancestral construiría un monumento indestructible para rescatar del paso del tiempo la receta de su tortilla. ¿Indica algo sobre la existencia de islas en el cielo? Igual por eso no dejan de hablar del tema. Yo solo espero que esa locura sobre gente viviendo allá arriba tenga una explicación lógica y no sea solo una leyenda pirata o una broma pesada.
El Poneglyph es duro y frío al tacto. Tantos siglos aquí abajo, rodeado de monarcas muertos, no han dejado ni siquiera una pátina de polvo sobre su superficie. Sus grabados siguen tal cual fueron hechos el primer día, cada letra un misterio. Tengo entendido que el solo hecho de tener delante uno de estos puede ser un delito grave, y que leerlo acarrea la inmediata pena de muerte. Más vale a la bruja que lo que haya aquí escrito merezca el riesgo.
Dejo a un lado la roca y paseo por el resto del lugar. El resto se afana en coger todo lo que no está sujeto, pero yo no tengo mucho interés en saquear este sitio. No deja de ser una tumba, y entrar aquí con un saco me parece muy barriobajero. ¿Acaso iríamos a robar a un cementerio? Supongo que el hecho de que los muertos de aquí se remonten a hace siglos hace que se diluya el respeto por ellos. ¿Cuánto tiene que pasar para que se pase de muerto a antigüedad?
Aun así, no deja de ser un lugar muy interesante. Y fresquito. Vale la pena haber entrado aquí tan solo por la sombra, incluso si tengo que hacerlo acompañada de una loca sin brazo que bien podría ser la más normal del grupo. Pero bueno, supongo que tendré que acostumbrarme a las cosas extrañas, qué remedio. Sobre todo si nuestra siguiente parada está flotando en el cielo.
Aunque no tenga ni idea de qué es lo que pone en la piedra, no necesito fijarme en las reacciones de Kath y Ivan para comprender que debe ser algo sumamente importante, al menos desde un punto de vista histórico. Es decir, ninguna civilización ancestral construiría un monumento indestructible para rescatar del paso del tiempo la receta de su tortilla. ¿Indica algo sobre la existencia de islas en el cielo? Igual por eso no dejan de hablar del tema. Yo solo espero que esa locura sobre gente viviendo allá arriba tenga una explicación lógica y no sea solo una leyenda pirata o una broma pesada.
El Poneglyph es duro y frío al tacto. Tantos siglos aquí abajo, rodeado de monarcas muertos, no han dejado ni siquiera una pátina de polvo sobre su superficie. Sus grabados siguen tal cual fueron hechos el primer día, cada letra un misterio. Tengo entendido que el solo hecho de tener delante uno de estos puede ser un delito grave, y que leerlo acarrea la inmediata pena de muerte. Más vale a la bruja que lo que haya aquí escrito merezca el riesgo.
Dejo a un lado la roca y paseo por el resto del lugar. El resto se afana en coger todo lo que no está sujeto, pero yo no tengo mucho interés en saquear este sitio. No deja de ser una tumba, y entrar aquí con un saco me parece muy barriobajero. ¿Acaso iríamos a robar a un cementerio? Supongo que el hecho de que los muertos de aquí se remonten a hace siglos hace que se diluya el respeto por ellos. ¿Cuánto tiene que pasar para que se pase de muerto a antigüedad?
Aun así, no deja de ser un lugar muy interesante. Y fresquito. Vale la pena haber entrado aquí tan solo por la sombra, incluso si tengo que hacerlo acompañada de una loca sin brazo que bien podría ser la más normal del grupo. Pero bueno, supongo que tendré que acostumbrarme a las cosas extrañas, qué remedio. Sobre todo si nuestra siguiente parada está flotando en el cielo.
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