Presentando al nuevo [Priv Moja, Freites y Nassor]

El viaje había sido corto desde que acabamos con aquella banda pirata. Veníamos con los bolsillos llenos y una nueva posible incorporación a la tripulación. Llegamos con el galeón al Erebus, recogimos velamen y atracamos en este. El Erebus era enorme, esta suponía la primera vez que lo pisaba. Hable con Clark para dejarle a cargo del galeón mientras iba a ver al capitán.

-Clark prepara el barco por si tuviéramos que salir y cuando terminen dale el día libre a la tripulación guau- le comenté

-Está bien jefe arrr- me contestó el pirata.

-Nos hemos ganado unos días libres guau- le recalqué.

Luego me dirigí hacia Freites, aun no podía considerarlo de la banda hasta que Nassor lo aceptase. Lo había traído hasta aquí esperaba que por lo menos el capitán me escuchara.

-Bueno Freites si me acompañas te presentaré al capitán guau- le dije al pelilargo, -Él es el que tiene la última palabra para dejarte entrar a la tripulación- dije, -te he visto pelear así que no creo que haya muchos problemas en que te acepte-

Le hice un gesto con la mano para que me siguiera y me dispuse a subir al Erebus a encontrar con Nassor.

Había recibido buenas noticias: Moja volvería pronto de su viaje. Estaba impaciente por verlo de nuevo. Era de las pocas personas con las que se entendía de manera instintiva. Suponía que era porque en parte los dos eran similares, gente callada y tirando a poco social, pero también sabía que el hecho de que fuese medio animal le hacía fiarse de él. Los animales eran de naturaleza honesta: actuaban de acorde a como eran y a lo que necesitaba. Un perro ladraba a los desconocidos en su dominio. Un ciervo huía cuando percibía peligro. Una pantera cazaba si tenía hambre. No había que buscar dobles sentidos ni engaños en sus acciones. Salvo que te estuvieran cazando, pero es natural en un depredador intentar pillar por sorpresa a su comida.

Estaba en el Venado Rojo tomándose una taza de té cuando entró Roger a informarle de que Moja estaba subiendo al barco. Agradeció el aviso al enorme gyojin tiburón y lo mandó a buscar a su compañero para que lo trajera junto a él. Tenía planes que discutir con él. Pretendía reunir una tripulación pequeña de gente de confianza, coger uno de los barcos, Pandora, e ir a recorrer Grand Line desde el comienzo. De esa manera esperaba fortalecer a la gente que estaba ya con él y buscar a nuevos oficiales aptos. Sería difícil encontrar gente que llegase a cubrir los huecos dejados por gente como Dharkel o Balagus. Él mismo no daba para cubrir el enorme agujero del capitán, pero se esforzaría por hacerlo en memoria de Syxel.

Finalmente Moja entró en el local. El Venado Rojo era un local elegante pero agradable, curiosamente limpio y recogido para ser una taberna pirata. A Nassor no le gustaba la suciedad, y se encargaba de que los empleados mantuviera el bar limpio. Estaba sentado esperándole en su rincón habitual, una grande en una esquina, bebiendo una taza de té negro. Sin embargo vio que el mink no venía solo: le acompañaba un hombre bajito de pelo largo. Frunció ligeramente el ceño. ¿Quién era el extraño?

- Bienvenido de vuelta, Moja - aunque su voz era calmada e inexpresiva, dirigió una mirada cálida y una sonrisa a su compañero, tendiéndole la mano - ¿Quién viene contigo?

El viaje… decir que el viaje fue algo molesto sería una total y absoluta falacia. A decir verdad, pudo competir bastante con su nuevo compañero durante la travesía. Alpha se abrió un poco con Moja, le platico acerca de sus objetivos, los cuales eran crear un imperio expansionista bajo la bandera de su clan, vivir de la guerra y toda su gloria, también le platico sobre su primera gran cruzada en Hallstat y lo que le esperaba aun.

El Erebus resulto ser ante los ojos del pequeño una obra maestra, un barco único con un potencial inmensurable que podía ayudarle a ganar mil y un guerras, en la mente del pequeño ya se estaba viendo dentro del navío a sí mismo en un sinfín de batallas, eso le hizo sonreír.

-Claro que si Moja. – Respondió – Es momento de platicar con tu capitán y ver si soy calificado para entrar en la banda.

En el trayecto hacia el venado rojo, Alpha se dispuso a no perder ninguna oportunidad de ver cada rincón de lo que sus ojos podían disfrutar. Estaba totalmente satisfecho con lo que veía, un lugar vivo, lleno de movimiento, donde nuestra “especie” podría vivir en paz, un lugar como este sería interesante poder llamarlo hogar, pero eso lo decide el capitán.

Al entrar, pudo verlo en todo su esplendor, el capitán Nassor. A simple vista parecía alguien bastante fuerte. Pero el instinto de Alpha le susurraba al oído de que se trataba de una persona que aparentaba más de lo que se ve. Cuando escucho que preguntaban por su identidad, el herrero dio un paso al frente. Inclino un poco la cabeza para dar un cordial saludo.

- Soy Freites D. Irkenox Alpha. Líder del clan de los Warsong y ultimo descendiente de los herreros de los imposible, los Freites. – Al dar a conocer su identidad se reincorporaría mirando fijamente a los ojos a Nassor, regalándole una cálida sonrisa y una amable mirada.-  Un placer en conocerlo Capitan Nassor, ayude a Moja en una cruzada contra otros piratas y me ha dado la oportunidad de presentarme con usted para alistarme en la tripulación. Yo accedí muy agradecido y sorprendido con las habilidades de artillería del Mink al momento de luchar, digamos que esas fueron las razones que me motivaron para venir al Erebus.

Luego de unos instantes, Alpha esperaría una respuesta por parte de los presentes, para luego continuar, tenia una cosa muy importante que comunicar antes de continuar.

- Pues vera usted señor Nassor… Los Warsong somos un clan dedicado únicamente a la conquista y a la expansión, como líder de este clan, Tengo la misión de fundar un reino bajo mi bandera  de clan, luchar contra todo aquello que pueda brindar una gran batalla y gloria para mis hermanos, para resumirlo… Vivimos y pretendemos seguir vivir de la guerra hasta que la muerte nos reclame. Durante nuestras cruzada nos encargamos de reclutar todo lo que tenga un gran potencial y rescatar todo lo posible, liberamos esclavos dándoles las opciones de unirse a nuestras filas o vivir sus vidas con normalidad nuevamente, también le damos la alternativa que vivan en nuestro territorio dándole un lugar seguro donde vivir.  Basicamente, eso es lo que soy y son mis hermanos, es todo lo que tengo para ofrecerle ¡Oh! Si…  he de aclarar que mi clan solo es leal a mi, pero si me acepta en su tripulación, siéntase libre de darme instrucciones a mi: todo lo que hagan mis hermanos durante las cruzadas será mi responsabilidad total.  

Llegamos hasta Nassor, nos esperaba en la taberna “El Venado Rojo”, la cual he de decir estaba realmente limpia. En pocas ocasiones me había encontrado un lugar destinado a beber tan limpio como ese, sin duda el capitán sabía mantener el lugar limpio. Estaba en una esquina bebiendo, nos acercamos a él y me dio la bienvenida.

-Buenas capitán, es bueno estar de vuelta guau- le dije

Hacía un largo tiempo desde que lo había visto. Vio a Freites y pregunto que quien era, pero antes de poder presentarlo, el pirata bajito se presentó el solo. Bueno eso me ahorraba toda la pequeña charla. Además este explico por encima como estaba compuesta su familia y que si alguna vez daban problemas él se haría responsable. Bueno en eso yo no me metería, yo realmente había visto potencial en él, fue por eso que le estaba presentando al capitán. El capitán era libre de aceptarlo o no, aunque sin duda le veía como un buen luchador.

-Como ya ha explicado Freites nos encontramos en una situación en la que tuvimos que pelear codo con codo y puedo asegurar que se las sabes arreglar en combate guau. Espero haber tenido buen ojo y que puedas considerarlo guau- le explique a Nassor brevemente.

Tomé asiento junto a este y pedí que me sirvieran un buen vaso de leche, mientras escuchaba lo que tenía que decir el capitán.

Esbozó una sonrisa y estrechó la mano del mink. Tras él, Kilah se estiró y se acercó a Moja ronroneando y frotó su lomo contra la pierna del pirata. Tras eso se colocó entre ellos dos y el desconocido, dirigiéndole una mirada de desconfianza y bufando. Aunque para Nassor la gueparda era como un gato grande, sabía lo intimidante que podía ser con su enorme masa muscular y tamaño anormal para su raza. Aunque no estaba mal tenerla como recordatorio para los extraños de cuál era su lugar, tampoco hacía falta dar una imagen hostil. Así pues, el pelirrojo soltó un silbido y miró fijamente a la felina, que le devolvió la mirada y dejó de gruñir, aunque tras eso se agazapó mirando fijamente al extraño.

- De acuerdo, veamos qué tiene para ofrecernos tu chico.

Se volvió a sentar y se acomodó, cogiendo su taza de té. Dio un trago y bebió con calma mientras escuchaba las palabras del pequeño pirata. Era entusiasta, eso tenía que reconocerlo. No le gustaba sin embargo su carácter excesivamente belicoso. Un guerrero iba a la guerra por deber, por honor o por trabajo. ¿Buscar activamente provocarla? Solo un necio busca su destrucción sin motivo. Aparte tenía unos intereses que podían llegar a entrar en conflicto con los suyos. Crear un reino... siempre y cuando eso no chocara con Jigoku no Kaizoku y fuesen debidamente beneficiados con un puerto franco debería estar bien. Sin embargo que su gente fuese a responder solo ante él podía ser un problema. Él era el capitán y era la autoridad absoluta a bordo. Si debía dar órdenes a alguien que tuviera presente, necesitaba saber que iban a ser cumplidas sin necesidad de intermediarios que las ratificaran. Por suerte para el pequeño Alpha, su mención de que liberaba esclavos agradó y despertó la simpatía del capitán.

- Lo primero que debes saber es que como capitán no puedo tolerar ningún desacato a mi autoridad. Que haya gente en mis barcos que no me obedezca no es una situación agradable. Puedo admitir que tus hombres sigan estando bajo tu mando directo, pero mientras estén bajo mis velas y compartan mi pan, serán de mi tripulación y como tal también obedecerán mis órdenes y leyes.

Acto seguido dio dos palmadas y varios camareros entraron trayendo consigo pan fresco, aceite y frutos varios. El capitán cogió para él una rebanada de pan y echó una generosa cantidad de aceite, dándole un buen mordisco antes de llevarse un par de dátiles a la boca. Era la hora de su merienda, aunque por deferencia a su compañero de banda y a su invitado había comida para todos. Desconocía si les gustaría, de todos modos, lo que tenía. Era un aperitivo típico de su tierra.

- Si vas a estar en mi tripulación, hay varias leyes que debes tener claras. La primera: el botín se reparte. Mientras yo sea capitán, no permitiré que se acaparen botines. Tras un saqueo, todas las riquezas se pondrán en común y cada cual recibirá una parte en función a su puesto en la tripulación. Se podrán pedir piezas concretas, pero me corresponderá a mí entregarlas o no. Segunda: somos una familia. Y como tal, espero que os mostréis un mínimo de respeto. No toleraré peleas físicas a bordo, disputas, ni faltas de respeto graves. Si dos miembros tienen una cuenta pendiente, se les dejará en una isla para que la resuelvan ellos solos sin meter al resto de la tripulación en el asunto. De la misma manera, si uno de nosotros tiene un problema, es deber del resto ayudarle. Tercera: no hay paz para los traficantes de esclavos. Es el deber de todo miembro de Jigoku no Kaizoku eliminar a cuantas de esas ratas podamos. De la misma manera, cualquier miembro que sea sorprendido teniendo, comprando o vendiendo esclavos, será expulsado de la tripulación y se le dará caza. Cuarta: somos piratas, pero no salvajes. No toleraré violencia contra gente indefensa. Si quieres quitarle su dinero a alguien desarmado, no necesitas torturarlo, mutilarlo o matarlo para ello. Si está armado o si se pone violento, él se lo ha buscado. De la misma manera, no voy a tolerar violadores en mi barco. Y quinta: buscamos riquezas, no migajas. Robar a los pobres solo sirve para causar dolor a cambio de nada. Nosotros no robamos a gente humilde, sino a quien merece la pena robar: mercaderes, nobles, el Gobierno... gente rica. ¿Hay algo sobre lo que necesites más indicaciones?

Las palabras del capitán pirata resultaron ser fuertes e imponentes, demostrando un alto nivel de confianza en sí mismo y una total autoridad, esto no fue desagradable para el pequeño, al contrario, estaba totalmente feliz de saber que el capitán de los Jigoku No Kaizoku imponía respeto, con sus objetivos más que claros, bien decididos. Este sonrió, su corazón latía con mucha velocidad, se preguntaba a si mismo qué tal se sentiría combatir contra él. De seguro se haría mucho más fuerte ¿no? Pido por favor que no piensen mal, tal vez Freites D. Alpha sea un crió obsesionado con las guerras y definitivamente le falta madurar mucho, pero nunca tentaría contra la vida de alguien que le dé la oportunidad de formar parte de algo grande. Algo que le abrirá muchas puestas en este mundo.  

- Más que claro capitán – Respondió sin presentar ninguna objeción. – Y no tengo problema con que usted de órdenes a mis hermanos, ellos claramente saben que estoy aquí en búsqueda de nuevas oportunidades para el clan, y no se preocupe, nosotros no hacemos guerras improvisadas e sin previa preparación, al menos no desde mi primera gran cruzada. – Mientras probaba de las delicias que fueron traídas por la servidumbre, el pelilargo se tomó el tiempo para narrar un poco su experiencia en el asalto de las minas de Auria. Como el solo conquisto los corazones de lo que ahorita eran los miembros de su clan utilizando su poder, y como su necedad y su tosca cabezonería le habría quitado lo que tanto esfuerzo debió ser premiado. Pero haber aceptado eso sería ir contra su misma naturaleza. – Y entonces caí noqueado por simplemente negarme a servir a un noble. A un rey. –Suspiro. – Definitivamente lo único que le importa a los nobles es que todos se inclinen ante sus reliquias y títulos inmerecidos…

Luego seguía comiendo mientras añadió que algún día volvería para reclamar lo que le pertenecía, pero aun no era el momento. Era más que consiente de su inmadurez y su falta de medida en la batalla. Esa era su gran contra como guerrero, el no saber cuándo parar.

- Definitivamente tengo que ser más fuerte… debo ser más fuerte, por mis objetivos, mis hermanos y la bandera que no solo yo respaldo, estoy seguro que me respaldara.

El capitán no pudo ser más específico y sus palabras fueron contundentes e imponentes. Freites aceptó las leyes del que impuso Nassor sin problema, lo que nos hacía tener un nuevo miembro en la tripulación. Al principio dudaba un poco de que el capitán lo aceptara, pero finalmente pude respirar tranquilamente. Esperaba que Freites se hiciera fuerte junto a nosotros y así darle una mayor fama a la banda, de la cual ya me sentía parte. Aunque hubiera tratado poco con Nassor, la confianza que depositó en mi dejándome al mande de uno de los galeones, para participar en la carrera hacia que lo respetase muchísimo. Al poco trajeron las copas que habíamos pedido, un vaso de leche en mi caso, la alcé y propuse un brindis por el nuevo integrante.

-Por el nuevo tripulante y por nuestro capitán, que juntos hagamos grandes a los Jigoku guau- dije frete a los dos. Si alzaban sus copas, yo las chocaría con la mía y daría un buen trago esa rica leche.

Sonrió levemente al escuchar que no tenía problemas y escuchó sus palabras. Parecía que por lo menos, si lo que decía era cierto, tenía madera de guerrero y general. Llegar con las manos vacías a un sitio y acabar consiguiendo convertirse en el señor del lugar, aunque fuese temporalmente, era una gesta increíble. Le sorprendía no haber oído noticias de aquel hombre, así que supuso que no había trascendido de aquella isla. En cualquier caso, tras aquello le quedó claro que era la clase de persona que sería bienvenida en su tripulación, al menos siempre que obedeciera sus órdenes.

- Estoy buscando nuevos oficiales, así que sé bienvenido. Dado que tienes experiencia mandando gente, te pondré a prueba: serás temporalmente el encargado de la disciplina a bordo, el contramaestre. Si demuestras ejercer tu cargo correctamente, podrás mantenerlo y serás parte de mi círculo de oficiales.

Tras eso Moja planteó un brindis en honor de Alpha y suyo. Esbozando una media sonrisa, Nassor alzó su taza de té para brindar con el vaso del mink, con cuidado de no derramar nada.

- Por nuestro éxito. Que el nombre de Jigoku no Kaizoku resuene por los siete mares.

Tras eso dio un buen trago a su taza y la dejó en la mesa. Tenía una noticia que darle a Moja, pero era la clase de asunto que había que hablar en condiciones. Dio una palmada y la gente del bar se acercó trayendo copas de vino para los tres.

- Y ahora brindemos por otro asunto - cogió su copa y se levantó - Desde la desaparición y marcha de la mayoría de oficiales de Jigoku hace unos años, he tenido problemas para mantener la banda. Sin embargo, con Moja a mi lado, vuelvo a tener la sensación de que podemos hacer que nuestro nombre sea temido y conocido. Así que he decidido nombrarte mi mano derecha. Brindo en tu honor, subcapitán - alzó la copa para brindar.

¿Contramaestre? Mas que satisfecho. Levantó con orgullo la mirada. Asintiendo ante las palabras de su nuevo capitán y feliz de escuchar que Moja era nombrado subcapitán. Brindando y celebrando, definitivamente el mink era digno de portar el puesto. Después de todo, era el segundo mas fuerte.

- Felicidades Moja. - Dijo el chiquillo. - Tarde o temprano creceremos aun mas, no se tu... Pero deseo que el capitán ocupe uno de los cuatro tronos del nuevo mundo. Pero ese soy yo que tiene ideas que superan mi poder.

Alpha dio un profundo trago a su bebida, preguntándose cual seria el siguiente movimiento. La curiosidad y la ansiedad le calcomian por dentro. Además, el era demasiado honesto, así que tendría que hacer la pregunta.

- Capitán... ¿Cual es el siguiente movimiento? Perdón... La pregunta real seria ¿ Tiene usted algún plan entre manos ? Personalmente he hecho que mi explorador estrella fuera a averiguar el estado actual de Baristan, en el mar del oeste. Tengo un plan con reconstruir y volver a la vida esa isla ¿ Le gustaría escuchar mi propuesta ?

Freites fue nombrado como contramaestre temporal y según lo hiciera serian un puesto permanente o incluso alguno mejor. Me alegraba por el nuevo compañero, esperaba que lo hiciera bien, de tal manera que se ganara el puesto. Si no fuera así y la liaba mucho, gran parte de la responsabilidad seria mía y me tocaría a mi cortarlo de raíz por traerlo a la banda.

El segundo brindis me sorprendió bastante, pues no me esperaba ese nombramiento como subcapitan de los Jigoku. Aquello hizo que se me saltaran un par de lagrimas, era algo que no me esperaba sin duda. Imagino que el haberme hecho fuerte y haber defendido tan bien la banda había sido la causa de este nombramiento. No podía estar mas feliz por ello, sin duda me alegraba formar parte de aquella gran familia. Sin dudarlo alcé mi copa junto al capitán y a Freites para brindar por mi nueva posición, la cual llevaría con orgullo.

Después Freites hizo un comentario el cual también me interesaba. Cual seria nuestro próximo objetivo a cumplir, estaba ansioso por demostrar que no había sido casualidad ese ascenso en la banda.