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Solo había pasado una semana desde que me embarque dirección Samirn, por suerte el viaje fue tranquilo nada relevante que debiera contar. Hacia un clima estupendo, la temperatura era perfecta, el sol brillaba en lo alto y la suave brisa del mar aliviaba el calor que generaba mi pelaje negro. Me asome por la borda y pude vislumbrar la isla, esas playas paradisíacas hacían que mi humor mejorase. Arribe en una playa cerca de la ciudad, salte del barco y sentí como la arena blanca calentaba mis patas desnudas. Un par de niños que estaban jugando verme echaron a correr hacia sus padres, lo cual yo ignore. Mi intención en la isla no era solo turística, venia en busca de una pequeña aventura en la que se incluía un poco de oro o eso espero. Metí la mano en el bolsillo y saque un trozo de papel mugriento, era un pequeño mapa que había conseguido en un intercambio en alta mar. Le di un par de vueltas hasta que lo conseguí orientar. Después de casi una hora andando por aquel laberinto de ciudad llegue a donde indicaba el mapa. Una enorme puerta blanca se erguía ante mi objetivo y un muro de poco mas de 2 metros rodeaba aquel local.
Puse mis manos sobre el borde del muro y de un pequeño salto apoyándome sobre mis manos conseguí subirme.
-¿Es este lugar? Guau- dije con un tono un poco decepcionante
Aquel lugar era un cementerio en toda regla, con sus lapidas y mausoleos. Se extendía hasta casi donde alcanzaba la vista. *Esto va a ser mas complicado de lo que pensé guau.* me dije para mi mismo. Y deje caer mis brazos demostrando completa decepción.
Puse mis manos sobre el borde del muro y de un pequeño salto apoyándome sobre mis manos conseguí subirme.
-¿Es este lugar? Guau- dije con un tono un poco decepcionante
Aquel lugar era un cementerio en toda regla, con sus lapidas y mausoleos. Se extendía hasta casi donde alcanzaba la vista. *Esto va a ser mas complicado de lo que pensé guau.* me dije para mi mismo. Y deje caer mis brazos demostrando completa decepción.
Katharina von Steinhell
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Las cosas en Ur’ Tuban aún estaban candentes, los guardias hacían rondas exhaustivas para encontrar cualquier vestigio del Culto de la Ostra Azul y los mercenarios a quienes esta envió para recuperar las aguas milagrosas. Le daba igual cuánto se esforzasen los hombres del reino, jamás llegarían a la verdad tras el asalto a la fortaleza. Tanto Thawne como ella usaron identidades falsas protegidas tras habilidades que desafiaban las leyes de la naturaleza. Ambos recrearon cuerpos completamente nuevos gracias al poder de la polimorfia, adoptando apariencias que no les relacionaba de ninguna manera. Si bien tenía una gran ventaja que le permitía caminar libremente por las calles de la ciudad, era lo suficientemente inteligente para saber que no podía confiarse ni actuar con imprudencia. Los últimos días había escuchado el rumor de un Poneglyph cerca de Samirn, en una isla llamada Arbhen. Sabía que a su compañero le interesaba la historia que el Gobierno Mundial había prohibido, así que cuando volvieran a encontrarse se lo comentaría.
Como de costumbre, había un gigantesco sol en el despejado y vasto cielo azul en donde apenas se dejaban ver unas pocas nubes blancas con formas irreverentes. El calor le enfermaba, de una manera ciertamente metafórica, tenía claras preferencias por los climas fríos y donde los días nublados fueran comunes. Katharina simplemente vagaba por la enorme ciudad de Ur’ Tuban, esperando encontrar algún rumor interesante sobre el Poneglyph o cualquier cosa que fuera a llamar su atención. Se hallaba en un lugar medio inhóspito donde apenas pasaban transeúntes. Frente a ella había un enorme muro blanco de dos metros de alto hecho de piedra. Más allá había una reja de fierro abierta donde los ciudadanos del reino entraban y salían. Así que no entendió el propósito de ese hombre. ¿Por qué saltó el muro cuando pudo haber usado la puerta como los demás? Había infinitas respuestas a esa pregunta, pero solo una se acercaba a la realidad. Motivada por la curiosidad y un extremo aburrimiento, siguió al intrigante desconocido e imitó sus pasos. Corrió hacia el muro y de un salto lo sobrepasó, encontrándose en un sendero de piedras.
Había tumbas por todos lados y enormes mausoleos de distintos colores, aunque prevalecían más los de mármol blanco. De la tierra surgían gigantescas palmeras y toda clase de arbustos que no terminaban de contrastar con el diseño del cementerio. La cuestión más interesante de todas era el lugar en el que se encontraba. Cadáveres, espíritus, muerte. Podía usar esas tres herramientas para hallar una mejora en sus atributos nigrománticos. Si la isla no fuese un verdadero infierno consideraría la idea de montar un ejército de esqueletos y zombis para, en algún momento, atacar al Emperador del Mar. Sin embargo, tendría que contentarse con investigar al misterioso hombre y, tal vez, explorar sus habilidades sobrenaturales. Sin siquiera preocuparse de lo que podría hacerle el desconocido, se le acercó por la espalda y le dijo:
—No se ve bien saltar paredes en plena luz del día, sobre todo cuando la gente usa la entrada. No serás de casualidad un ladrón de tumbas, ¿verdad?
Como de costumbre, había un gigantesco sol en el despejado y vasto cielo azul en donde apenas se dejaban ver unas pocas nubes blancas con formas irreverentes. El calor le enfermaba, de una manera ciertamente metafórica, tenía claras preferencias por los climas fríos y donde los días nublados fueran comunes. Katharina simplemente vagaba por la enorme ciudad de Ur’ Tuban, esperando encontrar algún rumor interesante sobre el Poneglyph o cualquier cosa que fuera a llamar su atención. Se hallaba en un lugar medio inhóspito donde apenas pasaban transeúntes. Frente a ella había un enorme muro blanco de dos metros de alto hecho de piedra. Más allá había una reja de fierro abierta donde los ciudadanos del reino entraban y salían. Así que no entendió el propósito de ese hombre. ¿Por qué saltó el muro cuando pudo haber usado la puerta como los demás? Había infinitas respuestas a esa pregunta, pero solo una se acercaba a la realidad. Motivada por la curiosidad y un extremo aburrimiento, siguió al intrigante desconocido e imitó sus pasos. Corrió hacia el muro y de un salto lo sobrepasó, encontrándose en un sendero de piedras.
Había tumbas por todos lados y enormes mausoleos de distintos colores, aunque prevalecían más los de mármol blanco. De la tierra surgían gigantescas palmeras y toda clase de arbustos que no terminaban de contrastar con el diseño del cementerio. La cuestión más interesante de todas era el lugar en el que se encontraba. Cadáveres, espíritus, muerte. Podía usar esas tres herramientas para hallar una mejora en sus atributos nigrománticos. Si la isla no fuese un verdadero infierno consideraría la idea de montar un ejército de esqueletos y zombis para, en algún momento, atacar al Emperador del Mar. Sin embargo, tendría que contentarse con investigar al misterioso hombre y, tal vez, explorar sus habilidades sobrenaturales. Sin siquiera preocuparse de lo que podría hacerle el desconocido, se le acercó por la espalda y le dijo:
—No se ve bien saltar paredes en plena luz del día, sobre todo cuando la gente usa la entrada. No serás de casualidad un ladrón de tumbas, ¿verdad?
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Estaba tan concentrado mirando el mapa que no sentí llegar a aquella chica por la espalda. Al escuchar esas palabras guarde rápidamente el mapa en el bolsillo de la sudadera. Intente poner cara de no estar haciendo nada malo y me di la vuelta. Al girarme vi una hermosa chica de unos 16 o 17 años habría jurado, era un poco mas pequeña que pero tenia un aire de no ser alguien normal, sus elegantes ropas me indicaban que se trataba alguien de un estatus alto al que no merecía la pena ofender. Si se trataba alguien perteneciente al gobierno podría hacer que no viera la luz del sol en unos años. Así que decidí comportarme como un caballero, me incline un poco hacia delante como me enseñaron en el colegio e hice un pequeño saludo. Pero eso solo no serviría para ahuyentarla y seguir con la pequeña búsqueda que tenia entre manos. y aunque fuera a reírse de mí decidí dedicarle unas palabras.
-Disculpe señorita, no era mi intención asustarla guau.- dije intentando hacer una voz cordial y pacifica -Simplemente me apetecía dar un paso por un lugar tranquilo guau.- replique intentando despacharla lo mas rápido posible pero creo que eso no me convenció ni a mi mismo así que intente explicar mi salto de forma que no pareciera idiota -Soy muy despistado y no vi que la puerta estaba abierta, si me disculpa señorita guau.-
Intente disimular como si fuera a seguir haciendo un paseo antes de que dijera nada.
-Disculpe señorita, no era mi intención asustarla guau.- dije intentando hacer una voz cordial y pacifica -Simplemente me apetecía dar un paso por un lugar tranquilo guau.- replique intentando despacharla lo mas rápido posible pero creo que eso no me convenció ni a mi mismo así que intente explicar mi salto de forma que no pareciera idiota -Soy muy despistado y no vi que la puerta estaba abierta, si me disculpa señorita guau.-
Intente disimular como si fuera a seguir haciendo un paseo antes de que dijera nada.
Katharina von Steinhell
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Probablemente había muchas cosas más importantes que hacer en vez de seguir al salta-muros, pero le apetecía hacer algo diferente. Quería averiguar las intenciones del hombre porque esa excusa de «soy demasiado despistado como para ver la entrada» era una de las peores que había escuchado en el último tiempo. ¿Y desde cuándo un cementerio era un lugar para dar un paseo? Vale, había silencio. Pero también cientos de cadáveres enterrados bajo tierra y un montón de gente triste. No sé, caminar por la playa e incluso adentrarse en el bosque parecían mejores panoramas que entrar ilegalmente al cementerio de Ur’ Tuban. Dentro de todo, una de las cosas que más le llamó la atención fue que el supuesto ladrón fuese un no-humano. Había estado en Zou hacía un tiempo, cuando aún formaba parte de los Arashi, así que encontrarse no suponía una enorme sorpresa. Más si estaba en el Nuevo Mundo. Había algunos espíritus traviesos que no se contentaban con vivir en el lomo de Zunisha.
—¿Asustarme? Fu, fu, fu, te tomaría una vida hacerme pasar un susto —le respondió con una sonrisa maliciosa y una mirada de intriga, como si quisiera ver a través de él.
Con las manos entrelazadas detrás de la espalda caminó dando pequeños saltitos, como si fuera una niña pequeña que buscaba molestar al intimidante mink. Normalmente se comportaba como una chica seria y refinada, pero a veces hacía falta jugar un poco.
—Soy Katharina —se presentó, buscando la mirada con sus ojos azul hielo—. ¿Y tú? ¿Quién eres? En mi opinión, no estás en este cementerio en busca de un paseo, es decir, ¿la playa no es un mejor lugar para esas cosas? Si llevaras una pala de verdad pensaría que vienes a saquear tumbas, aunque nadie sería tan tonto para hacerlo en plena luz del día. Dime, dime, ¿por qué me mientes? —terminó por preguntarle, clavándole una fría mirada.
—¿Asustarme? Fu, fu, fu, te tomaría una vida hacerme pasar un susto —le respondió con una sonrisa maliciosa y una mirada de intriga, como si quisiera ver a través de él.
Con las manos entrelazadas detrás de la espalda caminó dando pequeños saltitos, como si fuera una niña pequeña que buscaba molestar al intimidante mink. Normalmente se comportaba como una chica seria y refinada, pero a veces hacía falta jugar un poco.
—Soy Katharina —se presentó, buscando la mirada con sus ojos azul hielo—. ¿Y tú? ¿Quién eres? En mi opinión, no estás en este cementerio en busca de un paseo, es decir, ¿la playa no es un mejor lugar para esas cosas? Si llevaras una pala de verdad pensaría que vienes a saquear tumbas, aunque nadie sería tan tonto para hacerlo en plena luz del día. Dime, dime, ¿por qué me mientes? —terminó por preguntarle, clavándole una fría mirada.
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-Es verdad una pala, tendría que haber conseguido una antes de venir aquí guau- dije sin pensar, al instante siguiente caí en la cuenta que lo había dicho en voz alta y avergonzado le eche una mirada a aquella niña. Ya me a pillado poco mas puedo hacer, voy a tener que compartir el tesoro con esta niña. Era eso o pasar una temporada en la cárcel, no me la iba a jugar de esa manera, un par de años a la sobra por ofender a una niña rica no merecían la pena por quedarme el tesoro para mi solo.
-Soy Moja encantado señorita guau- dije amablemente, intentando esbozar mi mejor sonrisa -Y es cierto me has pillado con las manos en la masa soy un joven pirat...- hice una pausa creyendo haberla cagado -que diga soy un aventurero en busca de un pequeño tesoro guau- termine de decir mientras sacaba del bolsillo el mapa que había conseguido.
-Si quieres podemos buscarlo juntos y repartidlo 50/50 guau- dije esperando una respuesta de aquella adolescente saltarina, le acerque el mapa para que le echara un vistazo, con un poco de suerte al poco se aburrirá y se ira a jugar a otro lado y así podre tener el tesoro para mi entero. Eso si consigo encontrarlo.
-Soy Moja encantado señorita guau- dije amablemente, intentando esbozar mi mejor sonrisa -Y es cierto me has pillado con las manos en la masa soy un joven pirat...- hice una pausa creyendo haberla cagado -que diga soy un aventurero en busca de un pequeño tesoro guau- termine de decir mientras sacaba del bolsillo el mapa que había conseguido.
-Si quieres podemos buscarlo juntos y repartidlo 50/50 guau- dije esperando una respuesta de aquella adolescente saltarina, le acerque el mapa para que le echara un vistazo, con un poco de suerte al poco se aburrirá y se ira a jugar a otro lado y así podre tener el tesoro para mi entero. Eso si consigo encontrarlo.
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Sonrió burlescamente cuando notó que el mink no brillaba por su inteligencia, ¿cuál era el sentido de revelar todo su plan a una simple desconocida cuando aún podía seguir mintiendo? Al menos no había intentado intimidarle porque ahora mismo las cosas serían muy distintas. Bueno, ¿podía culparlo? Lo novato se le notaba a la distancia y muy probablemente había salido de Zou hacía poco. Si bien le faltaban pruebas para comprobar su suposición, bastaba con verle: un aventurero para nada experimentado que revelaba sus intenciones porque estaba un poco acorralado. Interesante, la verdad. Si quería sobrevivir en el Nuevo Mundo, debía ser desconfiado e implacable. Necesitaba volverse mucho más fuerte para proteger sus propios deseos, su voluntad.
—Así que un tesoro, ¿eh? ¿Te das cuenta de que podría robarte el mapa, acusarte a los guardias y quedarme con todo? —le preguntó maliciosamente, buscando su mirada entre tanto pelaje oscuro—. Tranquilo, no lo haré. La verdad es que estoy aburrida y quiero hacer algo diferente, he pasado demasiado tiempo encerrada leyendo libros y libros. Venga, Moja, te sigo.
Sin que los piratas se dieran cuenta, una silueta les observaba desde la sombra de un gigantesco árbol. Llevaba una túnica con capucha, pero a pesar de ello podían verse sus ojos de serpiente. El hedor de la muerte le acompañaba a donde fuese.
—Así que un tesoro, ¿eh? ¿Te das cuenta de que podría robarte el mapa, acusarte a los guardias y quedarme con todo? —le preguntó maliciosamente, buscando su mirada entre tanto pelaje oscuro—. Tranquilo, no lo haré. La verdad es que estoy aburrida y quiero hacer algo diferente, he pasado demasiado tiempo encerrada leyendo libros y libros. Venga, Moja, te sigo.
Sin que los piratas se dieran cuenta, una silueta les observaba desde la sombra de un gigantesco árbol. Llevaba una túnica con capucha, pero a pesar de ello podían verse sus ojos de serpiente. El hedor de la muerte le acompañaba a donde fuese.
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Escuchar ese palabras de aquella señorita me hizo replantearme mi ingenuidad, había echo brillar mi inteligencia por su ausencia, pero dado que mi experiencia es bastante escasa, no quería cometer el error de cabrear a alguna persona importante. Por suerte me había encontrado con una buena persona o eso es la impresión que me dio. El echo de que me hubiera dicho mis errores y que no se hubiera reído de mi pequeño trastorno me hacia confiar un poco en ella. Tenia que aprender deprisa o el mundo me comería y no era mi intención de que mi aventura terminara en pocos días.
-Bueno pues según este mapa tenemos que encontrar algo en lo que haya dibujado una estrella de 5 puntas y justo debajo unas serpientes en cruz guau.- le dije mientras miraba el mapa buscando alguna otra pista - Creo que tiene que estar hacia el centro del cementerio, imagino que tiene que estar en un mausoleo o algo por el estilo guau.- dije en voz alta después de intentar descifrar el mapa. Y sin mas dilación emprendí la marcha en busca de aquel dibujo.
No había dado ni 2 pasos cuando un cambio en el viento hizo que un olor raro llegara a mi olfato. Levante la cabeza e introduje ese olor en mi nariz profundamente, no conseguí asociar ese olor con nada pero no era algo que me daba mala espina, pero poco podía hacer mi olfato no era tan preciso como para localizar ese olor, el viento lo esparció por todo el lugar, una cosa era oler vientos en el mar pero esto se escapaba de mis capacidades. No quedaba otra que estar alerta por lo que pudiera pasar -Creo que algo no esta bien, sera mejor que nos demos prisa guau.- le insinué a la chica mostrando una actitud mas precavida.
-Bueno pues según este mapa tenemos que encontrar algo en lo que haya dibujado una estrella de 5 puntas y justo debajo unas serpientes en cruz guau.- le dije mientras miraba el mapa buscando alguna otra pista - Creo que tiene que estar hacia el centro del cementerio, imagino que tiene que estar en un mausoleo o algo por el estilo guau.- dije en voz alta después de intentar descifrar el mapa. Y sin mas dilación emprendí la marcha en busca de aquel dibujo.
No había dado ni 2 pasos cuando un cambio en el viento hizo que un olor raro llegara a mi olfato. Levante la cabeza e introduje ese olor en mi nariz profundamente, no conseguí asociar ese olor con nada pero no era algo que me daba mala espina, pero poco podía hacer mi olfato no era tan preciso como para localizar ese olor, el viento lo esparció por todo el lugar, una cosa era oler vientos en el mar pero esto se escapaba de mis capacidades. No quedaba otra que estar alerta por lo que pudiera pasar -Creo que algo no esta bien, sera mejor que nos demos prisa guau.- le insinué a la chica mostrando una actitud mas precavida.
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Así que solo debían buscar algo que tenía una estrella de cinco puntas y debajo de esta unas serpientes cruzadas. Parecía una descripción medianamente específica, aunque tampoco señalaba el lugar exacto. Al menos contaban con un mapa del cementerio, el cual resultaba ciertamente útil. ¿Encontrarían lo que buscaban en una tumba? ¿O en un mausoleo? Según lo poco y nada que sabía acerca del trabajo que estaba realizando el mink, un tesoro como ese debía encontrarse en una de esas estructuras de mármol o piedra y, muy probablemente, este estaría bajo tierra. Era inteligente pensar que habría distintos obstáculos a superar en el camino, a menos que el posible tesoro fuera una mierda. Ahora, el símbolo que buscaban podría estar en cualquier parte, pero al menos tenía una idea relativamente clara. Antes de ponerse en marcha estiró los brazos al mismo tiempo que bostezaba profundamente, y luego escuchó las palabras de advertencia de quien ahora era su nuevo compañero. ¿Así que algo no andaba bien? Bueno, los cementerios eran lugares tétricos en donde se enterraban los muertos. Era normal tener un mal presentimiento, sobre todo si tenías la intención de asaltar una tumba.
—Podrías ser un poco más específico en tus advertencias, Moja —le aconsejó con una sonrisa divertida en el rostro, doblando hacia la derecha en la bifurcación del sendero de piedras—. Estaremos bien —aseguró—, siempre y cuando no busques más problemas de los necesarios.
Al cabo de unos minutos llegaron al punto señalado en el mapa, encontrándose en una región distante de la entrada del cementerio. El ambiente era mucho más tétrico que en el principio de este, siendo las hojas de los árboles incluso más oscuras. Y tampoco podían faltar los cuervos que les observaban desde lo alto de las ramas. Frente a los ladrones se alzaba una imponente estructura de piedra en forma de cúpula de unos seis metros de alto, así calculado al ojo. Tenía una serie de pilares que sostenían el techo y en este podía verse el símbolo que había descrito su compañero: una estrella de cinco puntas y, justo debajo de esta, unas serpientes cruzadas como si estuvieran bailando la una con la otra. Había una pequeña escalinata que se dirigía hacia el interior del mausoleo. Allí todo se sentía extrañamente más helado. En caso de que Moja decidiera acompañarle, entraría a la estructura cupular. Al no haber ventanas ni aperturas a simple vista el interior era increíblemente oscuro, obligando a la bruja a crear una esfera luminiscente para poder ver a través de las sombras. Se hallaba en una habitación circular de unos veinte metros cuadrados donde había tumbas de piedra incrustadas en las paredes. Y, lo más interesante de todo, una escalera que parecía conducir a las profundidades del infierno.
—¿Estás preparado?
—Podrías ser un poco más específico en tus advertencias, Moja —le aconsejó con una sonrisa divertida en el rostro, doblando hacia la derecha en la bifurcación del sendero de piedras—. Estaremos bien —aseguró—, siempre y cuando no busques más problemas de los necesarios.
Al cabo de unos minutos llegaron al punto señalado en el mapa, encontrándose en una región distante de la entrada del cementerio. El ambiente era mucho más tétrico que en el principio de este, siendo las hojas de los árboles incluso más oscuras. Y tampoco podían faltar los cuervos que les observaban desde lo alto de las ramas. Frente a los ladrones se alzaba una imponente estructura de piedra en forma de cúpula de unos seis metros de alto, así calculado al ojo. Tenía una serie de pilares que sostenían el techo y en este podía verse el símbolo que había descrito su compañero: una estrella de cinco puntas y, justo debajo de esta, unas serpientes cruzadas como si estuvieran bailando la una con la otra. Había una pequeña escalinata que se dirigía hacia el interior del mausoleo. Allí todo se sentía extrañamente más helado. En caso de que Moja decidiera acompañarle, entraría a la estructura cupular. Al no haber ventanas ni aperturas a simple vista el interior era increíblemente oscuro, obligando a la bruja a crear una esfera luminiscente para poder ver a través de las sombras. Se hallaba en una habitación circular de unos veinte metros cuadrados donde había tumbas de piedra incrustadas en las paredes. Y, lo más interesante de todo, una escalera que parecía conducir a las profundidades del infierno.
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La advertencia que había comentado no parecía afectarle a aquella señorita, pero he de decir que su cara me sonaba de algo, no sabía muy bien donde la había visto, lo que la hacía todavía más misteriosa. -Tengo la sensación de que nos siguen guau- adverti de nuevo, lo cual fue completamente ignorada así que me puse detrás de ella y nos dispusimos a seguir la búsqueda. No tardamos mucho en encontrar lo descrito en el mapa, pensándolo bien tardamos bastante poco, lo cual hizo que mi esperanza de que Katharina se aburrirá estaban casi por desaparecer. Al llegar al lugar llegué a ver que el mausoleo estaba bastante oscuro cuando entonces Kath encendió una pequeña esfera de luz lo que me sorprendió bastante. ¿Quien era esta chica? Pensé en ese momento, para que hiciera eso no debía ser alguien normal. No era el momento de averiguarlo así que coji la bombilla con la que practicaba mi electro y llevaba en el bolsillo y la encendí haciendo circular un poco de electricidad por ella. Si no calculaba mal, lo máximo que había conseguido tenida encendida no era más de media hora, así que tendría que darme prisa en encontrar el tesoro si es que aún quedaba algo. La luz que generamos nos descubrió una escaleras que conducían a lo profundo del mausoleo.
Antes las palabras de Katharina no había otra respuesta que un -Si guau- dije en alto, no era momento de tener miedo, así que decidido bajé por aquellas escaleras, bajamos unos 15 o 20 metros de altura cuando llegamos a una habitación bastante bien decorada, para ser un mausoleo, con una enorme tumba en medio. Antes de entrar en la pared de la escalera había una vieja antorcha repleta de telarañas, no sabía si funcionaría, pero hice circular algo de electro por mi mano libre creando una pequeña chispa y la acerqué, sorprendiendo me gratamente al encender casi instantáneamente. -Ya no necesitaré esto guau- dije mientras apagaba la pequeña bombilla y alargaba la otra mano para coger la antorcha. Sacudí un poco la antorcha para quitar las telarañas y me dispuse a entrar a aquella habitación.
Antes las palabras de Katharina no había otra respuesta que un -Si guau- dije en alto, no era momento de tener miedo, así que decidido bajé por aquellas escaleras, bajamos unos 15 o 20 metros de altura cuando llegamos a una habitación bastante bien decorada, para ser un mausoleo, con una enorme tumba en medio. Antes de entrar en la pared de la escalera había una vieja antorcha repleta de telarañas, no sabía si funcionaría, pero hice circular algo de electro por mi mano libre creando una pequeña chispa y la acerqué, sorprendiendo me gratamente al encender casi instantáneamente. -Ya no necesitaré esto guau- dije mientras apagaba la pequeña bombilla y alargaba la otra mano para coger la antorcha. Sacudí un poco la antorcha para quitar las telarañas y me dispuse a entrar a aquella habitación.
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Bajó por las escaleras de piedra en forma de caracol, sumiéndose poco a poco en la profunda oscuridad que le guiaba hasta las entrañas de la tierra. Había unas cuantas grietas en la muralla, pero en general el edificio se mantenía en buen estado. Tras descender casi veinte metros contados al ojo, se encontró en una habitación un tanto más decorada que una tumba común y corriente. Era circular y en el centro de esta se veía un sarcófago de plata. Al acercarse hacia este descubrió que había unas inscripciones en la esculpida fachada que retrataba el rostro de un hombre: largas barbas, ojos cerrados y una nariz gruesa. El silencio absoluto reinaba de tal manera que incluso podía oír sus propios latidos, dándole la impresión de que su sola presencia despertaría a los muertos que dormían eternamente en el mausoleo. Giró rápidamente hacia la derecha y la esfera luminiscente acompañó su movimiento. Estaba segura de haber escuchado algo, como si unas garras rasgasen delicadamente la muralla de piedra. Volvió a fijar la mirada en la tumba e intentó leer aquella lengua que había sido olvidada con el tiempo. Le recordaba a la que usaban los miembros del Culto de la Ostra Azul. ¿Acaso el hombre enterrado tenía relación con la orden religiosa? Las preguntas comenzaban a surgir dentro de su cabeza, y una de las más importantes ahora mismo era cómo ese mink había conseguido el mapa del tesoro.
Registró con la mirada toda la habitación en busca de cualquier cosa que tuviese algo de valor monetario o histórico, pero no halló nada. En las paredes de piedra había tumbas menos ostentosas que la que ocupaba el centro. Se llevó una desagradable sorpresa acompañada de un mal presentimiento cuando encontró uno de los sarcófagos abierto y vacío. Interesante. Al parecer no eran los únicos que habían decidido entrar al mausoleo, eso o que ahora los muertos caminaban. Un escalofrío recorrió su espalda y de pronto una sensación extraña y oscura comenzó a crecer dentro de sí. Por alguna razón, sentía que su conexión con el Reino de los Muertos era mucho más grande y estable en ese lugar. ¿Acaso el ruido que había escuchado provino del otro lado…? No, imposible. Los espíritus no tenían forma alguna de afectar el mundo físico, al menos eso fue lo que aprendió. Dejando la idea a un lado, aunque no sintiéndose más tranquila, continuó explorando la habitación hasta que dio con un bloque de piedra disimuladamente sobresalido. Bingo. Lo presionó y se escuchó el ruido de algo ser arrastrado sin cuidado. Bajo el sarcófago del centro podían verse otras escaleras.
—Vaya, esto parece no tener fin. Supongo que sabes defenderte, algo me dice que tendremos problemas tarde o temprano.
Registró con la mirada toda la habitación en busca de cualquier cosa que tuviese algo de valor monetario o histórico, pero no halló nada. En las paredes de piedra había tumbas menos ostentosas que la que ocupaba el centro. Se llevó una desagradable sorpresa acompañada de un mal presentimiento cuando encontró uno de los sarcófagos abierto y vacío. Interesante. Al parecer no eran los únicos que habían decidido entrar al mausoleo, eso o que ahora los muertos caminaban. Un escalofrío recorrió su espalda y de pronto una sensación extraña y oscura comenzó a crecer dentro de sí. Por alguna razón, sentía que su conexión con el Reino de los Muertos era mucho más grande y estable en ese lugar. ¿Acaso el ruido que había escuchado provino del otro lado…? No, imposible. Los espíritus no tenían forma alguna de afectar el mundo físico, al menos eso fue lo que aprendió. Dejando la idea a un lado, aunque no sintiéndose más tranquila, continuó explorando la habitación hasta que dio con un bloque de piedra disimuladamente sobresalido. Bingo. Lo presionó y se escuchó el ruido de algo ser arrastrado sin cuidado. Bajo el sarcófago del centro podían verse otras escaleras.
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Entre a la habitación y empecé a buscar algo de valor junto a Katharina, pero nada que mereciera la pena. Mis orejas captaron un ruido extraño, lo único que se me vino a la mente fue que una rata estuviera intentando escarbar en la roca, lo que me llevó a ignorarlo. Fue entonces cuando decidí ver que hacía Kath, estaba toqueteando un trozo de piedra, cuando este de pronto se hundió en la pared, accionando un mecanismo y abriendo otras escaleras en el sarcófago del centro de la sala, Kath soltó un comentario con lo que entendí que debía prepararme para un posible combate. Cogí mi fusil con la mano que tenía libre y empecé a cargarlo con electro, un disparo desde la cadera y sujetándolo con solo una mano tendría mucha precisión, pero a unos pocos metros no te hacía falta, uno de aquellos cartuchos a bocajarro podría llegar a hacerte un lindo agujero en el pecho o incluso amputar una extremidad. Podría parecer que no soy muy inteligente pero prefería no jugármela a morir allí abajo.
Antes de empezar a bajar me acerqué a las anteriores a echar un vistazo, para asegurarme que nadie nos había seguido. Acerqué la antorcha a la escalera para iluminar un poco, y agudicé mi oído de pantera, lo cual resultó inútil, ya que solo conseguí oír el chisporroteo de la antorcha. Al no ver ni escuchar nada que mereciera la pena nombrar volví hacia Kath y haciendo un gesto de aprobación con la cabeza dije -Todo listo y preparado guau.- y sin más dilación me dispuse a bajar por aquellas escaleras.
Antes de empezar a bajar me acerqué a las anteriores a echar un vistazo, para asegurarme que nadie nos había seguido. Acerqué la antorcha a la escalera para iluminar un poco, y agudicé mi oído de pantera, lo cual resultó inútil, ya que solo conseguí oír el chisporroteo de la antorcha. Al no ver ni escuchar nada que mereciera la pena nombrar volví hacia Kath y haciendo un gesto de aprobación con la cabeza dije -Todo listo y preparado guau.- y sin más dilación me dispuse a bajar por aquellas escaleras.
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Soltó una sonrisita al ver el fusil que llevaba el mink, preguntándose qué tan buena idea sería disparar esa cosa en un lugar tan cerrado como ese. La escalera descendía de manera recta y la humedad poco a poco aumentaba. Sabía que bajo Samirn existían túneles secretos que usaba el Culto de la Ostra Azul para salir rápidamente de la fortaleza de Ur’ Tuban, aunque un buen número de estos fueron destruidos por el gobierno actual. El hecho de descender a tal profundidad le hacía pensar que, de alguna manera, el mausoleo estaba conectado con los antiguos túneles. Antes de seguir le advirtió a su compañero que tuviera cuidado con la escalera, pues había una gran cantidad de musgo creciendo tanto en las paredes como en los peldaños. A menos que gozara de una agilidad sobrehumana le sería muy sencillo caer.
La escalera terminó en un extenso pasillo de casi veinte metros con paredes de piedra, siendo tan angosto que uno debía caminar tras el otro. Tenía un mal presentimiento acerca de ese “tesoro”. Sí, estaba caminando libremente por un mausoleo de quién sabe cuántos años y con decenas de cadáveres por todos lados. Aún no había recorrido ni un tercio del túnel cuando escuchó que algo bajo su pie se hundía. «¡Maldita sea!», pensó inmediatamente. Una enorme flecha de hierro salió disparada y atravesó el pasillo al mismo tiempo que la bruja convocaba una serie de placas de hielo frente a ella. El proyectil destruyó cada una de estas, pero al llegar a Katharina había perdido casi toda su fuerza y, haciendo uso de sus reflejos casi sobrenaturales, lo cogió con sus manos desnudas. La flecha tenía un metro de longitud y era sumamente pesada; algo como eso seguramente mataría a cualquier incauto.
Al atravesar el pasillo llegó a una habitación rectangular en la que se disponían varios ataúdes verticalmente incrustados en las paredes. En el extremo opuesto podía verse una puerta de metal con una calavera grabada. Buscó la cerradura para seguir avanzando, pero no tenía nada como eso. El cuarto tampoco tenía algo que pareciera especial, salvo la media docena de sarcófagos.
—¡Si avanzar quieres, acertijo responder debes! —vociferó escandalosamente la calavera, abriendo repentinamente unos grandes y desenfocados ojos rojos. La bruja retrocedió sobresaltada, transformando uno de sus pendientes en Fushigiri—. Ups, parece que estás en problemas~
Los ataúdes comenzaron a abrirse lentamente mientras un sonido de ultratumba recorría la habitación. La mayoría de los cuerpos eran verdaderos esqueletos con espada en mano. Debieron ser fieros guerreros en vida como para ser enterrados con sus armas, y estas tendrían algún valor de no ser porque parecían oxidadas y estaban en muy mal estado. De sus bocas caía un extraño líquido blanquecino y muy espeso. Al mismo tiempo que adoptaba una postura defensiva, preparada para protegerse, sus ojos advirtieron la presencia de una extraña criatura fantasmagórica que desapareció en un instante.
La escalera terminó en un extenso pasillo de casi veinte metros con paredes de piedra, siendo tan angosto que uno debía caminar tras el otro. Tenía un mal presentimiento acerca de ese “tesoro”. Sí, estaba caminando libremente por un mausoleo de quién sabe cuántos años y con decenas de cadáveres por todos lados. Aún no había recorrido ni un tercio del túnel cuando escuchó que algo bajo su pie se hundía. «¡Maldita sea!», pensó inmediatamente. Una enorme flecha de hierro salió disparada y atravesó el pasillo al mismo tiempo que la bruja convocaba una serie de placas de hielo frente a ella. El proyectil destruyó cada una de estas, pero al llegar a Katharina había perdido casi toda su fuerza y, haciendo uso de sus reflejos casi sobrenaturales, lo cogió con sus manos desnudas. La flecha tenía un metro de longitud y era sumamente pesada; algo como eso seguramente mataría a cualquier incauto.
Al atravesar el pasillo llegó a una habitación rectangular en la que se disponían varios ataúdes verticalmente incrustados en las paredes. En el extremo opuesto podía verse una puerta de metal con una calavera grabada. Buscó la cerradura para seguir avanzando, pero no tenía nada como eso. El cuarto tampoco tenía algo que pareciera especial, salvo la media docena de sarcófagos.
—¡Si avanzar quieres, acertijo responder debes! —vociferó escandalosamente la calavera, abriendo repentinamente unos grandes y desenfocados ojos rojos. La bruja retrocedió sobresaltada, transformando uno de sus pendientes en Fushigiri—. Ups, parece que estás en problemas~
Los ataúdes comenzaron a abrirse lentamente mientras un sonido de ultratumba recorría la habitación. La mayoría de los cuerpos eran verdaderos esqueletos con espada en mano. Debieron ser fieros guerreros en vida como para ser enterrados con sus armas, y estas tendrían algún valor de no ser porque parecían oxidadas y estaban en muy mal estado. De sus bocas caía un extraño líquido blanquecino y muy espeso. Al mismo tiempo que adoptaba una postura defensiva, preparada para protegerse, sus ojos advirtieron la presencia de una extraña criatura fantasmagórica que desapareció en un instante.
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Seguí a Kath por aquellas escaleras, de la cual me hizo una advertencia de que tuviera cuidado con el musgo si no quería caer. Fui lo más cuidadoso que pude, pero al llegar casi al final no pude evitar caer culo y rodar por los 3 escalones que quedaban. Fue un buen golpe pero nada serio aparte un par de moratones, al intentar levantarme se me vino a la cabeza. *Uff menos mal guau* pensé al mirar el fusil y ver que no se había disparado, habría supuesto un ruido revelando nuestra posición, menos mal que llevaba el seguro puesto. Me incorpore y supuse que Kath se estaba riendo de mi, pero para mi sorpresa ella estaba ocupada con otra cosa.
Había unas pequeñas placas de hielo rotas y una flecha enorme de medio metro que sostenía la chica en la mano. Menos mal que no me vio pensé para mi, al mismo tiempo que intentaba averiguar que había pasado. Fue cuando me fije que al levantar el pie el suelo se alzaba unos centímetros, lo que me llevo a pensar que Kath había activado una trampa. Pero lo mas intrigante de todo es quien se suponía que era esa chica capaz de invocar placas hielo. *¿Una akuma no mi o alguna habilidad especial?* pensé para mi intentando sacar una conclusión, aun así eso era algo que no importaba mucho dada la situación de peligro. Lo principal era encontrar el tesoro y largarnos lo antes posible.
Llegamos a una habitación rectangular, en la que al fondo había una puerta de metal, a la cual Kath se acerco sin miedo a buscar como atravesar la, cuando de repente una extraña voz dijo algo de un acertijo y la chica se dio un sobresalto. Fue entonces cuando una sensación que nunca había sentido se apodero de el, sentí de antemano algo dentro de los ataúdes que había en la habitación. Más que una sensación diría que había sido una conexión que me decía que algo con hostilidad iba a atacarnos. Algo me decía dentro de mi cabeza que los esqueletos se estaban poniendo de pie y que abrirían los ataúdes, para atacarnos. Me encontré abrumado ante esta situación, era algo difícil de describir, quizás comparable a un deja vu pero mucho mas intenso, había escuchado hablar de esto ¿Es esto a lo que llamaban Haki de Observación? pensé por un instante el cual se me hizo eterno ante toda las voces que aparecieron dentro de mi cabeza, si era así tendría que averiguar como controlar y utilizar mas tarde, instintivamente agarre mi arma cargada con electro y apunte hacia el ataúd mas cercano y al instante salio un extraño esqueleto momento en el que grite -Cuidado guau.- y sin pensarlo dispare mi fusil apuntando hacia el torso del esqueleto que voló en pedazos.
El sonido del arma me dejo un poco aturdido y con un ligero pitido en los oídos. Para la próxima debía recordar que no era buena idea disparar mi arma dentro de un lugar cerrado.
Había unas pequeñas placas de hielo rotas y una flecha enorme de medio metro que sostenía la chica en la mano. Menos mal que no me vio pensé para mi, al mismo tiempo que intentaba averiguar que había pasado. Fue cuando me fije que al levantar el pie el suelo se alzaba unos centímetros, lo que me llevo a pensar que Kath había activado una trampa. Pero lo mas intrigante de todo es quien se suponía que era esa chica capaz de invocar placas hielo. *¿Una akuma no mi o alguna habilidad especial?* pensé para mi intentando sacar una conclusión, aun así eso era algo que no importaba mucho dada la situación de peligro. Lo principal era encontrar el tesoro y largarnos lo antes posible.
Llegamos a una habitación rectangular, en la que al fondo había una puerta de metal, a la cual Kath se acerco sin miedo a buscar como atravesar la, cuando de repente una extraña voz dijo algo de un acertijo y la chica se dio un sobresalto. Fue entonces cuando una sensación que nunca había sentido se apodero de el, sentí de antemano algo dentro de los ataúdes que había en la habitación. Más que una sensación diría que había sido una conexión que me decía que algo con hostilidad iba a atacarnos. Algo me decía dentro de mi cabeza que los esqueletos se estaban poniendo de pie y que abrirían los ataúdes, para atacarnos. Me encontré abrumado ante esta situación, era algo difícil de describir, quizás comparable a un deja vu pero mucho mas intenso, había escuchado hablar de esto ¿Es esto a lo que llamaban Haki de Observación? pensé por un instante el cual se me hizo eterno ante toda las voces que aparecieron dentro de mi cabeza, si era así tendría que averiguar como controlar y utilizar mas tarde, instintivamente agarre mi arma cargada con electro y apunte hacia el ataúd mas cercano y al instante salio un extraño esqueleto momento en el que grite -Cuidado guau.- y sin pensarlo dispare mi fusil apuntando hacia el torso del esqueleto que voló en pedazos.
El sonido del arma me dejo un poco aturdido y con un ligero pitido en los oídos. Para la próxima debía recordar que no era buena idea disparar mi arma dentro de un lugar cerrado.
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Se llevó las manos a los oídos cuando escuchó el estruendoso disparo que recorrió la habitación que guardaba un silencio sepulcral. Fulminó con la mirada a su compañero, como queriendo decirle que pensara mejor las cosas antes de actuar. Alzó su arma justo a tiempo para bloquear el ataque del esqueleto. Le parecía irrisorio que estuviera enfrentándose a no-muertos, después de todo, ella tenía dominios sobre la vida y la muerte. Se echó hacia atrás y deslizó su espada por el dorso de la criatura, cortándola en dos mitades idénticas. A pesar de que su cuerpo estaba separado continuó moviéndose, intentando atacarle con sus repugnantes garras. El líquido que había visto seguía saliendo de su boca y ojos, básicamente salía de cualquier orificio que tuviera. Conocía de sobra la debilidad de un no-muerto, por lo que creó una llama de fuego en su mano y la dejó caer sobre el cadáver. Escuchó un chillido agudo y finalmente este dejó de moverse.
—¡Yeah! ¡Tú puedes, nena! —le animó la calavera que estaba en la puerta.
Dejaría que su compañero se encargase de la otra mitad; seguramente podría hacerlo. Los esqueletos reanimados eran débiles y muy lentos. El problema era que, como seguía disparando, los oídos le terminarían explotando. Una de las criaturas buscó su espalda y lanzó un torpe espadazo, esquivándolo fácilmente. Se volteó rápidamente y le cercenó la cabeza para luego generar fuego en su mano, usándolo como si fuera un auténtico lanzallamas. Podía deshacerse de todas esas criaturas con tan solo un hechizo, pero ello implicaría la muerte de Moja. No es que el hombre le importase, pero tampoco le conduciría a una muerte segura. Tenía suerte de que alguien como Katharina le hubiera acompañado en su robo. Era buena resolviendo acertijos y derrotando a esas criaturas que, por cierto, poco a poco fue deshaciéndose de ellas.
—Si necesitas ayuda solo pídela —le comentó entonces a su compañero con una sonrisa burlesca en el rostro.
—¡Yeah! ¡Tú puedes, nena! —le animó la calavera que estaba en la puerta.
Dejaría que su compañero se encargase de la otra mitad; seguramente podría hacerlo. Los esqueletos reanimados eran débiles y muy lentos. El problema era que, como seguía disparando, los oídos le terminarían explotando. Una de las criaturas buscó su espalda y lanzó un torpe espadazo, esquivándolo fácilmente. Se volteó rápidamente y le cercenó la cabeza para luego generar fuego en su mano, usándolo como si fuera un auténtico lanzallamas. Podía deshacerse de todas esas criaturas con tan solo un hechizo, pero ello implicaría la muerte de Moja. No es que el hombre le importase, pero tampoco le conduciría a una muerte segura. Tenía suerte de que alguien como Katharina le hubiera acompañado en su robo. Era buena resolviendo acertijos y derrotando a esas criaturas que, por cierto, poco a poco fue deshaciéndose de ellas.
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Volver a disparar no era una opción así que decidí echarme el fusil al hombro, el disparo había destrozado al esqueleto y gracias al electro no se volvió a levantar, tire la antorcha al suelo, ya no hacia falta, Kath estaba haciendo una hoguera al fondo, saque mis dagas gemelas y las imbuí en mi electro. Las voces seguían surgiendo en mi cabeza diciéndome cada uno de los movimientos los esqueletos que Kath me había dejado a cargo. Los movimientos de los esqueletos no eran muy rápidos, eso unido a las voces hacia esquivar los débiles ataques de los esqueletos demasiado fácil. Escuche como uno de ellos corría hacia mi por la espalda, lo esquive fácilmente y lance un corte cruzado con las 2 dagas deshaciendo al esqueleto en polvo gracias al electro.
Los otros 2 que quedaban se lanzaron a la vez a por mi, las voces me dijeron por donde atacarían y con un ágil movimiento me colé entre los 2, clavando les las dagas en la espalda y haciéndolos polvo. -Aquí ya esta guau- dije devolviendo le la mirada a Kath, me acerque a ella y entonces la calavera de la puerta dijo -Allá va el acertijo ¿Que es aquello que por la mañana camina a 4 patas, por la tarde a 2 y por la noche a 3?-
Ese acertijo lo había escuchado antes, si no recordaba mal había sido cuando estudiaba en el colegio, estuve un momento dándole vueltas a la cabeza cuando la respuesta se apareció claramente. -Las personas guau- dije rápidamente -Por que cuando es bebe camina a cuatro patas, de mayor camina a 2 y de viejo utiliza un bastón para caminar siendo así 3 patas guau.- replique.
-¡Correcto!- contesto la calavera, de pronto la puerta se abrió dejándonos pasar y ante nosotros se apareció otro pasillo.
Los otros 2 que quedaban se lanzaron a la vez a por mi, las voces me dijeron por donde atacarían y con un ágil movimiento me colé entre los 2, clavando les las dagas en la espalda y haciéndolos polvo. -Aquí ya esta guau- dije devolviendo le la mirada a Kath, me acerque a ella y entonces la calavera de la puerta dijo -Allá va el acertijo ¿Que es aquello que por la mañana camina a 4 patas, por la tarde a 2 y por la noche a 3?-
Ese acertijo lo había escuchado antes, si no recordaba mal había sido cuando estudiaba en el colegio, estuve un momento dándole vueltas a la cabeza cuando la respuesta se apareció claramente. -Las personas guau- dije rápidamente -Por que cuando es bebe camina a cuatro patas, de mayor camina a 2 y de viejo utiliza un bastón para caminar siendo así 3 patas guau.- replique.
-¡Correcto!- contesto la calavera, de pronto la puerta se abrió dejándonos pasar y ante nosotros se apareció otro pasillo.
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El combate resultó ser bastante sencillo, aunque tampoco podía esperar más considerando que los esqueletos eran torpes, lentos y débiles. Cuando su espada terminó con el último de los cadáveres, volteó la mirada hacia su compañero y le vio realizar un ataque cruzado empuñando una daga en cada mano. Nada mal, pero sus movimientos eran toscos y carecían de elegancia. Los cuerpos sin vida terminaron transformándose en un montón de polvo. Lástima por sus familiares, quienes al visitar esa tumba secreta solo encontrarían… bueno, eso. Entonces la calavera habló, felicitándoles por deshacerse de los esqueletos andantes y diciéndoles el acertijo. Bostezó aburrida. Era dueña de una mente prodigiosa y se autoproclamaba genio, de hecho, creía que todo el mundo le veía como tal. Seguramente era la única persona con la capacidad de descifrar fácilmente los Poneglyphs. Un acertijo como ese no suponía ningún desafío para ella. Estuvo a punto de responder, pero Moja se le adelantó.
—¡Correcto! ¡Correctísimo! —anunció la calavera de ojos rojos—. Yo si fuera ustedes tendría cuidado, del otro lado anda una cosa un poco extraña. No sé, igual yo preferiría volver. ¡Buena suerte, aventureros!
Había un gran misterio que resolver: ¿cómo es que esa puta calavera podía hablar? Esperaba encontrar la respuesta en la habitación siguiente. La puerta de metal se abrió mágicamente, llamando aún más la atención de Katharina. Se encontraba en una gigantesca estancia mucho más grande que todas las demás. Enormes pilares de treinta metros sostenían un techo de piedra y antorchas de fuego azul iluminaban las paredes. Del otro lado podía verse una enorme puerta arqueada. Desde la posición de la bruja podía escucharse un sonido profundo, ronco, y finalmente pudo reconocer que eran ronquidos. Acercó lentamente la esfera lumínica hacia el origen del sonido, llevándose una aterradora sorpresa al descubrir un colosal cuerpo peludo: se trataba de una bestia similar a un lobo. Le inspeccionó desde la distancia, observando sus tres largas colas y sus cuatro pares de patas. Tenía la experiencia suficiente en ruinas abandonadas como para saber que era el guardián de un tesoro, o algo por el estilo. Le recordaba esa vez que despertó torpemente a un dragón que custodiaba una guadaña con una zoan mitológica dentro. Vaya aventura.
—Vayamos con cuidado —le susurró—. Esto se está poniendo divertido, fu, fu, fu.
—¡Correcto! ¡Correctísimo! —anunció la calavera de ojos rojos—. Yo si fuera ustedes tendría cuidado, del otro lado anda una cosa un poco extraña. No sé, igual yo preferiría volver. ¡Buena suerte, aventureros!
Había un gran misterio que resolver: ¿cómo es que esa puta calavera podía hablar? Esperaba encontrar la respuesta en la habitación siguiente. La puerta de metal se abrió mágicamente, llamando aún más la atención de Katharina. Se encontraba en una gigantesca estancia mucho más grande que todas las demás. Enormes pilares de treinta metros sostenían un techo de piedra y antorchas de fuego azul iluminaban las paredes. Del otro lado podía verse una enorme puerta arqueada. Desde la posición de la bruja podía escucharse un sonido profundo, ronco, y finalmente pudo reconocer que eran ronquidos. Acercó lentamente la esfera lumínica hacia el origen del sonido, llevándose una aterradora sorpresa al descubrir un colosal cuerpo peludo: se trataba de una bestia similar a un lobo. Le inspeccionó desde la distancia, observando sus tres largas colas y sus cuatro pares de patas. Tenía la experiencia suficiente en ruinas abandonadas como para saber que era el guardián de un tesoro, o algo por el estilo. Le recordaba esa vez que despertó torpemente a un dragón que custodiaba una guadaña con una zoan mitológica dentro. Vaya aventura.
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Al atravesar la puerta de metal y llegar a aquella estancia, un escalofrió recorrió todo mi cuerpo al ver que la esfera de Kath iluminaba a aquella enorme bestia. No se muy bien como explicarlo, pero todo esto me daba mala espina. Al ser aquella instancia tan grande me permitiría disparar sin problema mi fusil, así que guarde mis dagas y saque el fusil. Esta vez empece a cargarlo con aun mas electro que antes, si tuviera que disparar a aquella bestia no podía ser un disparo débil.
Entre a la sala y me fui por el lado izquierdo intentando evitarlo para llegar a la espalda donde se encontraba la siguiente puerta metálica. No llevaba ni media sala cuando las voces volvieron a mi cabeza diciéndome alarmantemente que aquella enorme bestia se iba a despertar y atacar. Gire la cabeza y pude ver como se iba despertando la bestia, a la derecha había unos escombros caídos del techo pegados a la pared tras los cual me puse y apunte a aquella bestia.
La bestia se levanto y se dejo ver, era como un perro enorme con ocho patas y tres colas de unos 10 metros de altura, sin pensarlo mucho realice el primer disparo apuntando a la cabeza. La bala apenas le rozo haciéndole una herida superficial cerca del ojo derecho. El sonido esta vez no había sido tan fuerte, lo que hizo que pudiera concentrarme en recargar el arma. Al apuntar de nuevo me concentre y mantuve mi respiración un momento haciendo que el segundo disparo fuera mucho mas preciso. La segunda bala le golpeo en el ojo haciéndolo retroceder un paso.
-Necesito tu ayuda Kath- grité con fuerza.
Entre a la sala y me fui por el lado izquierdo intentando evitarlo para llegar a la espalda donde se encontraba la siguiente puerta metálica. No llevaba ni media sala cuando las voces volvieron a mi cabeza diciéndome alarmantemente que aquella enorme bestia se iba a despertar y atacar. Gire la cabeza y pude ver como se iba despertando la bestia, a la derecha había unos escombros caídos del techo pegados a la pared tras los cual me puse y apunte a aquella bestia.
La bestia se levanto y se dejo ver, era como un perro enorme con ocho patas y tres colas de unos 10 metros de altura, sin pensarlo mucho realice el primer disparo apuntando a la cabeza. La bala apenas le rozo haciéndole una herida superficial cerca del ojo derecho. El sonido esta vez no había sido tan fuerte, lo que hizo que pudiera concentrarme en recargar el arma. Al apuntar de nuevo me concentre y mantuve mi respiración un momento haciendo que el segundo disparo fuera mucho mas preciso. La segunda bala le golpeo en el ojo haciéndolo retroceder un paso.
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Seguramente fueron los pasos de su compañero, demasiado pesados y poco disimulados para su gusto, los responsables del agresivo despertar de la criatura. Esta rugió y comenzó a levantarse al mismo tiempo que Moja le apuntaba con su fusil para lanzar una bala electrificada. La habilidad de los minks era muy interesante y útil, pero de ninguna manera bastaría para detener a semejante monstruo. Esperaba que el tesoro fuera cuantioso puesto que estaba pasando varios problemas que podría haberse ahorrado de seguir investigando los rumores sobre un Poneglyph en Arbhen. Acomodó su mano en la suave empuñadura de Fushigiri y entonces estudió los posibles puntos débiles de la bestia. Podía usar sus múltiples colas como verdaderos látigos, así que había que tener cuidado al atacarle por la retaguardia. Sus fauces eran gigantescas y probablemente las usaría para despedazar a sus víctimas. Sin embargo, si encontraba alguna forma de atacarle desde arriba las cosas serían muy ventajosas para ella.
El guardián comenzó a correr directamente hacia Moja, haciendo retumbar ligeramente el suelo con cada paso que daba. La espadachina se interpuso entre cada uno y bloqueó el mordisco con su espada imbuida en haki, tornándola de un negro azabache. El impacto le generó un molesto dolor en los brazos, pero nada que no pudiera manejar. Empujó en dirección contraria y la bestia cesó el choque, echándose hacia atrás para volver a atacar. Tal y como había previsto la bruja, el guardián comenzó a mover sus colas trazando trayectorias elípticas en torno a sí mismo. Cuando intentó atacarle su espada simplemente fue desviada por uno de esos poderosos látigos que destruían poco a poco el suelo que iban golpeando.
—Será un enfrentamiento interesante, pero no quiero perder demasiado tiempo en esta bestia —le comentó a su compañero sin perder de vista al enemigo—. ¿Tienes buena puntería? Espero que sí. Llamaré su atención y te ocuparás de darle un disparo limpio, aunque considerado el tamaño de esta cosa dudo que muera al instante.
Deslizó descendentemente su arma para lanzar una poderosa onda cortante que impactó de lleno en el cuerpo de la criatura, aunque apenas le hizo daño. La bruja corrió de manera circular en torno a esta para atraer su atención. La bestia se abalanzó sobre Katharina y le propinó un poderoso cabezazo que le fue imposible esquivar. Dispuso horizontalmente su espada para protegerse de alguna manera, saliendo disparada hacia atrás hasta chocar con el muro y sentir un profundo dolor. Chasqueó la lengua y miró con resentimiento al perrito gigante.
El guardián comenzó a correr directamente hacia Moja, haciendo retumbar ligeramente el suelo con cada paso que daba. La espadachina se interpuso entre cada uno y bloqueó el mordisco con su espada imbuida en haki, tornándola de un negro azabache. El impacto le generó un molesto dolor en los brazos, pero nada que no pudiera manejar. Empujó en dirección contraria y la bestia cesó el choque, echándose hacia atrás para volver a atacar. Tal y como había previsto la bruja, el guardián comenzó a mover sus colas trazando trayectorias elípticas en torno a sí mismo. Cuando intentó atacarle su espada simplemente fue desviada por uno de esos poderosos látigos que destruían poco a poco el suelo que iban golpeando.
—Será un enfrentamiento interesante, pero no quiero perder demasiado tiempo en esta bestia —le comentó a su compañero sin perder de vista al enemigo—. ¿Tienes buena puntería? Espero que sí. Llamaré su atención y te ocuparás de darle un disparo limpio, aunque considerado el tamaño de esta cosa dudo que muera al instante.
Deslizó descendentemente su arma para lanzar una poderosa onda cortante que impactó de lleno en el cuerpo de la criatura, aunque apenas le hizo daño. La bruja corrió de manera circular en torno a esta para atraer su atención. La bestia se abalanzó sobre Katharina y le propinó un poderoso cabezazo que le fue imposible esquivar. Dispuso horizontalmente su espada para protegerse de alguna manera, saliendo disparada hacia atrás hasta chocar con el muro y sentir un profundo dolor. Chasqueó la lengua y miró con resentimiento al perrito gigante.
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Al ver a Kath llevarse la atención del enorme perro, volví a recargar mi arma, eche el cerrojo hacia atrás y el casquillo vació salio por el lateral del arma disparado. En el casquillo volando aun se podían ver restos del electro, para cuando cayo al suelo ya era un casquillo normal. Eché el cerrojo hacia delante introduciendo un nuevo cartucho en la recamara, mientras vuelvo a cargar el fusil con mi electro. Realice dos disparos seguidos mas, apuntando esta vez hacia el ojo izquierdo, era un disparo fácil a esa distancia, solo tenia que esperar un momento de quietud de la bestia, la primera impactó en el ojo, lo que le hizo dar un paso atrás a la bestia. Lo que me dio el tiempo necesario para realizar el segundo disparo, esta vez impactando en el lateral de la cabeza, haciéndole una pequeña herida, pero no siendo suficiente para derribar al perro.
Volví a tirar el cerrojo para atrás y hacia delante, intentando recargar de nuevo, pero para mi descuido el cargador estaba vacío. No recordaba que los cargadores del fusil eran de 5 cartuchos solamente, tendría que conseguir un cargador ampliado en un futuro, saque el cargador instintivamente y agarre el lleno que llevaba bajo mi sudadera y me quede esperando y recargando el arma con electro, buscando la mejor manera de volver a apoya a Kath.
Volví a tirar el cerrojo para atrás y hacia delante, intentando recargar de nuevo, pero para mi descuido el cargador estaba vacío. No recordaba que los cargadores del fusil eran de 5 cartuchos solamente, tendría que conseguir un cargador ampliado en un futuro, saque el cargador instintivamente y agarre el lleno que llevaba bajo mi sudadera y me quede esperando y recargando el arma con electro, buscando la mejor manera de volver a apoya a Kath.
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Los disparos de su compañero llamaron la atención de la criatura, volteándose agresivamente. Sus colas formaban un auténtico escudo muy peligroso que dificultaba acceder a los puntos críticos. Entonces, esta comenzó a correr hacia el mink con una sed de sangre que haría temblar a cualquiera, pero no a Katharina. Usó los Pasos veloces para moverse a una gran velocidad y dar la impresión de que se teletransportó frente al guardián del tesoro, cortándole el paso mientras la Hoja de Argoria en su mano comenzaba a despedir chispas eléctricas. Esquivó el zarpazo de la bestia y su espada se deslizó por el cuello de esta, dejándole un pequeño corte y electrocutándola débilmente. Pero fue suficiente para preparar el siguiente hechizo. Un círculo mágico de tonalidades rojas y runas inscritas en este apareció frente a la bruja. Un segundo después, apareció una poderosa bola de fuego que impactó de lleno en el cuerpo del monstruo, haciéndole aullar de dolor. Sin embargo, más que mellar sus defensas lo único que consiguió fue provocarle más y volverle todavía más agresivo.
Embistió fuertemente contra la espadachina, quien apenas pudo contener la carga y salió disparada una vez más hacia las paredes de la estancia, siendo incrustada duramente en estas. Soltó un grito ahogado y por un momento sintió que se desvanecía, pero el dolor fue demasiado sobrio como para desprenderse de la consciencia. Un hilillo de sangre producto del impacto salió de su boca. Cayó como un trapo al suelo y luego de un par de intentos pudo incorporarse. Imbuyó sus espadas en haki y haciendo un esfuerzo por ignorar el daño recién recibido esprintó hacia la criatura. A medida que avanzaba, esquivaba grácilmente cada uno de los latigazos que lanzaba a modo de defensa. Subió por su pierna delantera como si esta fuera una escalera y en cuestión de segundos se hallaba ya sobre su cabeza. En compañía de un grito de guerra, dejó caer fuertemente ambas espadas sobre la sien de la bestia, enterrándolas sin piedad en esta.
—¡Da el golpe final, Moja! —le gritó entonces a su compañero.
Embistió fuertemente contra la espadachina, quien apenas pudo contener la carga y salió disparada una vez más hacia las paredes de la estancia, siendo incrustada duramente en estas. Soltó un grito ahogado y por un momento sintió que se desvanecía, pero el dolor fue demasiado sobrio como para desprenderse de la consciencia. Un hilillo de sangre producto del impacto salió de su boca. Cayó como un trapo al suelo y luego de un par de intentos pudo incorporarse. Imbuyó sus espadas en haki y haciendo un esfuerzo por ignorar el daño recién recibido esprintó hacia la criatura. A medida que avanzaba, esquivaba grácilmente cada uno de los latigazos que lanzaba a modo de defensa. Subió por su pierna delantera como si esta fuera una escalera y en cuestión de segundos se hallaba ya sobre su cabeza. En compañía de un grito de guerra, dejó caer fuertemente ambas espadas sobre la sien de la bestia, enterrándolas sin piedad en esta.
—¡Da el golpe final, Moja! —le gritó entonces a su compañero.
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La cosa no pintaba bien, los disparos anteriores le había echo daño, lo que hizo que la bestia dirigiera su atención hacia mi. Vi como Kath intercambiaba golpes con el perro, lo que me hacia difícil apuntar con el fusil. Tras unos momentos de lucha pude vislumbrar como si kath se teletransportara clavando sus 2 espadas en la sien. Su grito me hizo estremecer todo el cuerpo, con lo que me quede impresionado ante tal espectáculo de lucha. El llamado de ella me hizo despertar de mi estado de asombro, haciéndome ver una oportunidad perfecta para acabar con la enorme bestia.
Motivado por el grito de ella, salí de los escombros y corrí hacia el perro, grite mientras introducía profundamente el cañón del fusil imbuido en electro en el ojo izquierdo, herido anteriormente por una de mis balas, a la par que disparaba. Un grito de desesperación salio de aquel enorme can, haciéndolo caer instantáneamente en suelo. Aquel golpe había dejado mi fusil incrustado en la cabeza del perro, ademas de haberlo empapado en sangre. Puse un pie al lado de había quedado el fusil, con un poco de fuerza y un giro de muñeca pude sacarlo. Volví a armar el fusil y realizar otro disparo en la cabeza para asegurarnos de que no se volvía a levantar.
Me puse a examinar si el fusil, por si había algún daño en el, y a pasar un paño para limpiar la sangre, cuando la puerta de metal que había detrás del can se abrió, tal como la anterior, por arte de magia.
-Antes de continuar, ¿Quien eres realmente? guau- dije mirando a Kath e intentando recordar donde la había visto.
Motivado por el grito de ella, salí de los escombros y corrí hacia el perro, grite mientras introducía profundamente el cañón del fusil imbuido en electro en el ojo izquierdo, herido anteriormente por una de mis balas, a la par que disparaba. Un grito de desesperación salio de aquel enorme can, haciéndolo caer instantáneamente en suelo. Aquel golpe había dejado mi fusil incrustado en la cabeza del perro, ademas de haberlo empapado en sangre. Puse un pie al lado de había quedado el fusil, con un poco de fuerza y un giro de muñeca pude sacarlo. Volví a armar el fusil y realizar otro disparo en la cabeza para asegurarnos de que no se volvía a levantar.
Me puse a examinar si el fusil, por si había algún daño en el, y a pasar un paño para limpiar la sangre, cuando la puerta de metal que había detrás del can se abrió, tal como la anterior, por arte de magia.
-Antes de continuar, ¿Quien eres realmente? guau- dije mirando a Kath e intentando recordar donde la había visto.
Katharina von Steinhell
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La bestia soltaba escandalosos gemidos de dolor mientras luchaba por hacer caer a la joven que tenía en la cabeza. Posiblemente estaba tan ocupado en ella que no tomó en cuenta el avance del mink. Un disparo resonó por toda la habitación e inmediatamente después la criatura dejó de forcejear, cayendo pesadamente y levantando una gigantesca nube de polvo. Un molesto sonido invadió los oídos de la bruja, volteándose hacia la puerta y viéndola abrirse de par en par. Seguramente tenía un mecanismo secreto que estaba condicionado a la muerte de la bestia. Era la única explicación que le dejaba más o menos tranquila. Ahora, ¿de quién era esa tumba? Había pasadizos secretos, trampas, muertos vivientes y un enorme perro guardián. Había altas probabilidades de que se tratase de alguien sumamente importante para Samirn. O alguien olvidado por la historia. Por su experiencia, suponía que la criatura era la última prueba a superar, pero ¿por qué tenía un mal presentimiento de todo?
Escuchó la pregunta de su compañero, cuestionándose cómo debía responderle. ¿Quién era realmente? Pues tampoco le había mentido. Era Katharina, una pirata buscada por el Gobierno Mundial por múltiples crímenes: piratería, atentar contra nobles mundiales e investigación de documentos ilegales. Probablemente el cartel de “Se busca” que llevaba enrollado entre sus prendas lo explicaría mejor.
—Soy Katharina, como te dije —respondió, extendiendo el cartel en sus manos y enseñándoselo al mink. Bajo su nombre se dejaba ver la ostentosa cifra de 875 millones de berries—, una pirata del Nuevo Mundo. Cuando salgamos de esta tumba tendremos tiempo para hablar, si es que logras salir con vida. Venga, sigamos.
Al atravesar la puerta abrió los ojos de par en par, completamente impresionada. Se hallaba en una habitación incluso más grande que la anterior, manteniendo esa forma circular. Allá por donde se mirase había oro y todo tipo de artilugios que seguramente alcanzaban cifras estratosféricas. Pero no fue toda la riqueza de ese lugar lo que sorprendió a la bruja, sino la gigantesca piedra de color azul que tenía inscripciones en una lengua tanto prohibida como olvidada. ¿Qué hacía un Poneglyph en Samirn…? Estuvo a punto de dar un paso al frente para investigarlo cuando sintió una poderosa presencia que le hizo desenvainar rápidamente ambas espadas, colocándose en posición de defensa. Del suelo comenzó a surgir una extraña entidad encapuchada y que llevaba una larga túnica. Al quitarse la capucha reveló un rostro esquelético y unos ojos saltones de color negro.
—Han hecho un gran trabajo eliminando al guardián del tesoro, pero será Karthus von Hellfire quien termine de proteger este sitio sagrado.
Escuchó la pregunta de su compañero, cuestionándose cómo debía responderle. ¿Quién era realmente? Pues tampoco le había mentido. Era Katharina, una pirata buscada por el Gobierno Mundial por múltiples crímenes: piratería, atentar contra nobles mundiales e investigación de documentos ilegales. Probablemente el cartel de “Se busca” que llevaba enrollado entre sus prendas lo explicaría mejor.
—Soy Katharina, como te dije —respondió, extendiendo el cartel en sus manos y enseñándoselo al mink. Bajo su nombre se dejaba ver la ostentosa cifra de 875 millones de berries—, una pirata del Nuevo Mundo. Cuando salgamos de esta tumba tendremos tiempo para hablar, si es que logras salir con vida. Venga, sigamos.
Al atravesar la puerta abrió los ojos de par en par, completamente impresionada. Se hallaba en una habitación incluso más grande que la anterior, manteniendo esa forma circular. Allá por donde se mirase había oro y todo tipo de artilugios que seguramente alcanzaban cifras estratosféricas. Pero no fue toda la riqueza de ese lugar lo que sorprendió a la bruja, sino la gigantesca piedra de color azul que tenía inscripciones en una lengua tanto prohibida como olvidada. ¿Qué hacía un Poneglyph en Samirn…? Estuvo a punto de dar un paso al frente para investigarlo cuando sintió una poderosa presencia que le hizo desenvainar rápidamente ambas espadas, colocándose en posición de defensa. Del suelo comenzó a surgir una extraña entidad encapuchada y que llevaba una larga túnica. Al quitarse la capucha reveló un rostro esquelético y unos ojos saltones de color negro.
—Han hecho un gran trabajo eliminando al guardián del tesoro, pero será Karthus von Hellfire quien termine de proteger este sitio sagrado.
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Al ver a Kath sacar y desenrollar ese papel, todo lo ocurrido, tuvo sentido en mi cabeza, los poderes, la forma de pelear y esa aura de superioridad que desprendía. Me quedé un poco impactado ante esta situación, sin saber muy bien como reaccionar. Recordé ver el cartel en la lista de los mas buscados. Estaba claro que no era una persona normal. Mis sospechas se habían confirmado y eso me relajaba al pensar que estaba con una persona tan fuerte como ella.
Seguí a mi compañera hasta la siguiente sala, donde mis ojos se iluminaron completamente al contemplar tanto oro. Nunca en mi vida había visto tantas monedas juntas. Me frote los ojos, intentando averiguar si aquello suponía una ilusión o no. Pero aquello era real -¡Somos ricos guau!- grite al ver aquello. Fue entonces cuando vi ponerse a Kath a la defensiva sacando sus armas, yo la imité y descolgué mi fusil del hombro preparándome para algo que aun no sabia. Cuando de repente una sombra emergió del suelo, era algo parecido a un fantasma y sin duda sus palabras me dieron a entender que aquella situación no iba a ser pacifica.
Seguí a mi compañera hasta la siguiente sala, donde mis ojos se iluminaron completamente al contemplar tanto oro. Nunca en mi vida había visto tantas monedas juntas. Me frote los ojos, intentando averiguar si aquello suponía una ilusión o no. Pero aquello era real -¡Somos ricos guau!- grite al ver aquello. Fue entonces cuando vi ponerse a Kath a la defensiva sacando sus armas, yo la imité y descolgué mi fusil del hombro preparándome para algo que aun no sabia. Cuando de repente una sombra emergió del suelo, era algo parecido a un fantasma y sin duda sus palabras me dieron a entender que aquella situación no iba a ser pacifica.
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Del suelo, de entre las paredes e incluso del suelo, surgieron toda clase de abominaciones propias de las pesadillas más oscuras, morbosas y tétricas. Cuerpos sin piernas flotaban por la habitación, manteniendo un cuerpo etéreo repugnante. Había esqueletos idénticos a los que derrotaron hacía unos minutos, e incluso zombis. Despedían auras débiles, pero al contar con un gran número suponían un peligro para incluso una veterana como la bruja. Sin embargo, fue un error por parte del enemigo traer no muertos al campo de batalla, puesto que no había nigromante más poderosa que Katharina von Steinhell. Un vórtice de sombras comenzó a formarse a pocos metros de ellas, atrayendo a los cadáveres y esqueletos hacia sí. Podía escuchar la carne estremecerse y los huesos romperse a medida que formaban una masa inmunda que poco a poco empezó a crecer. En cuestión de segundos, apareció una imponente criatura compuesta de carne, sangre y huesos, poseyendo tentáculos gelatinosos y cuatro grandes alas. La Aberración tenía dos caras esqueléticas y, una de ellas, estaba dentro de una boca provista de afilados y espantosos colmillos.
—Oh, entiendo, eres como yo… ¡Pero no es suficiente para detener mi horda! —rugió la figura fantasmagórica, haciendo aparecer más zombis y esqueletos.
Las criaturas enemigas se abalanzaron hacia Bobby —nombre carismático que refleja el corazón de la Aberración—, pero este agitó sus largos tentáculos y los cadáveres fueron lanzados brutalmente hacia las paredes de la habitación.
—Encárgate de los pequeños y yo iré tras este tal Karthus —le mencionó a su compañero, flexionando ligeramente las piernas preparada para dar un salto.
La espadachina apareció en la espalda de su oponente, realizando un tajo cruzado con ambas espadas imbuidas en haki, pero este desapareció sin dejar rastro alguno. Chasqueó la lengua y una imagen en forma de presagio llegó a su cabeza. Se agachó y una enorme guadaña pasó por encima de su cabeza, escuchando el vibrar del viento. Se volteó y contraatacó, pero Karthus había desaparecido una vez más. Estaba segura de haber esquivado el siguiente movimiento de su oponente, entonces ¿por qué un agudo dolor recorría su espalda sin siquiera tener una herida? Definitivamente era un usuario de alguna fruta del diablo, pero aún no entendía de qué tipo.
—Oh, entiendo, eres como yo… ¡Pero no es suficiente para detener mi horda! —rugió la figura fantasmagórica, haciendo aparecer más zombis y esqueletos.
Las criaturas enemigas se abalanzaron hacia Bobby —nombre carismático que refleja el corazón de la Aberración—, pero este agitó sus largos tentáculos y los cadáveres fueron lanzados brutalmente hacia las paredes de la habitación.
—Encárgate de los pequeños y yo iré tras este tal Karthus —le mencionó a su compañero, flexionando ligeramente las piernas preparada para dar un salto.
La espadachina apareció en la espalda de su oponente, realizando un tajo cruzado con ambas espadas imbuidas en haki, pero este desapareció sin dejar rastro alguno. Chasqueó la lengua y una imagen en forma de presagio llegó a su cabeza. Se agachó y una enorme guadaña pasó por encima de su cabeza, escuchando el vibrar del viento. Se volteó y contraatacó, pero Karthus había desaparecido una vez más. Estaba segura de haber esquivado el siguiente movimiento de su oponente, entonces ¿por qué un agudo dolor recorría su espalda sin siquiera tener una herida? Definitivamente era un usuario de alguna fruta del diablo, pero aún no entendía de qué tipo.
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Las voces dentro de mi cabeza volvieron a surgir, diciéndome de nuevo que algo se avecinaba, cumpliéndose casi al instante. Del suelo y las paredes surgieron esqueletos y zombis invocados por aquel espectro. Entonces la bruja invoco un vórtice a su lado atrayendo a aquellas criaturas y convirtiéndolas en una aberración para la vista. Me quedé atónito ante aquella criatura, que tipo de poderes tenia Kath para convocar eso, mi falta de experiencia dio sus frutos quedando casi paralizado, hasta que las voces volvieron de nuevo otra vez, sacándome de mi parálisis momentánea. Una nueva horda de zombis y esqueletos volvieron a surgir. La mayoría de ellos se abalanzaron sobre la criatura invocada por la pirata, dejando unos, si no conté mal, seis para mi solo.
Hice fluir mi electro por mis manos nuevamente, para cargar el fusil. Pero esta vez fueron cargas bastante cortas pues no gozaba de mucho tiempo ya que aquellos esqueletos se me estaban echando encima. Conseguí realizar dos disparos con electro desde la cadera, lo que hizo que dos de aquellos esqueletos cayeran convertidos en polvo, para el siguiente no disponía de tiempo suficiente para cargar el fusil así que decidí colgarme el fusil y sacar las dagas. No calculé bien el tiempo de cambio de armas, lo cual le dio tiempo al esqueleto echarse encima mía.
Aquellas voces o conexión volvieron a surgir en mi cabeza indicándome la dirección del ataque. Era algo complicado de usar pues apenas lo había despertado hacia poco mas de veinte minutos. Intenté esquivarlo pero fue casi imposible hacerlo, pues estaba sacando las dagas, me lance hacia la derecha ya que la espada del esqueleto llegaba desde la izquierda en un angulo descendente. Aun así me alcanzó propinándome un pequeño corte en el brazo izquierdo, no era muy profundo, lo suficiente para que empezara salir un poco de sangre. Instintivamente cargué la daga que tenia la mano derecha con electro y la lance impactando en el cráneo del esqueleto, convirtiéndolo en polvo instantes después.
Los 3 esqueletos siguientes aun estaban un poco lejos, lo que me dio tiempo a acercarme al montón de polvo y recoger mi daga. La soplé con fuerza para quitarle algo de polvo y me dispuse a ir en busca de los que faltaban.
Hice fluir mi electro por mis manos nuevamente, para cargar el fusil. Pero esta vez fueron cargas bastante cortas pues no gozaba de mucho tiempo ya que aquellos esqueletos se me estaban echando encima. Conseguí realizar dos disparos con electro desde la cadera, lo que hizo que dos de aquellos esqueletos cayeran convertidos en polvo, para el siguiente no disponía de tiempo suficiente para cargar el fusil así que decidí colgarme el fusil y sacar las dagas. No calculé bien el tiempo de cambio de armas, lo cual le dio tiempo al esqueleto echarse encima mía.
Aquellas voces o conexión volvieron a surgir en mi cabeza indicándome la dirección del ataque. Era algo complicado de usar pues apenas lo había despertado hacia poco mas de veinte minutos. Intenté esquivarlo pero fue casi imposible hacerlo, pues estaba sacando las dagas, me lance hacia la derecha ya que la espada del esqueleto llegaba desde la izquierda en un angulo descendente. Aun así me alcanzó propinándome un pequeño corte en el brazo izquierdo, no era muy profundo, lo suficiente para que empezara salir un poco de sangre. Instintivamente cargué la daga que tenia la mano derecha con electro y la lance impactando en el cráneo del esqueleto, convirtiéndolo en polvo instantes después.
Los 3 esqueletos siguientes aun estaban un poco lejos, lo que me dio tiempo a acercarme al montón de polvo y recoger mi daga. La soplé con fuerza para quitarle algo de polvo y me dispuse a ir en busca de los que faltaban.
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