Lilith Blair
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Como cada noche se encontraba en aquel lugar en el que se sentía más segura. Aquel local que se había convertido en más hogar que su propia casa. La música, el ambiente, los espectáculos, las risas y jolgorios eran sus acompañantes cada hora entre aquellas paredes. Nunca se cansaría de eso, estaba segura, era algo que la hacía sentir viva y de paso la hacía sentir mejor consigo misma. Su madre había tenido la suerte de ser recogida por un buen hombre, pero muchas de las jóvenes que vivían bajo su techo no habían tenido esa suerte y por desgracia no tenían otra salida que aquella. Al menos, bajo su mano, no pasaban penurias, no abusaban de ellas, no las maltrataban, eran consideradas personas y no solamente eso, eran consideradas joyas preciosas.
Sus chicas no eran prostitutas comunes, no, ni mucho menos, sus chicas eran enseñadas. Sabían leer, escribir, cantar, bailar, pintar, sus chicas eran artistas y de paso satisfacían los deseos de los clientes que acudían a los locales de aquella mujer. Locales que estaban decorados con un gusto esquisto, por que puede que otra cosa no, pero Lilith tenía un gusto magnifico para la decoración y se encargaba de que fueran una mezcla entre el estilo de Arabasta y los de esos burdeles que solían llamar la atención en películas y demás. Le gustaba que la decoración llamase la atención y que de paso, sirviera para crear un ambiente único y atrayente del que pudieran hablar sus clientes unos con otros y atrajeran aún a mas gente.
Lo bueno es que no solamente sus chicas eran joyas, si no que también las recibían y era algo magnifico para el negocio. Ese era uno de los detalles que tenía que hablar con Zaina una vez llegara, el tema de las joyas. Una leve sonrisa adorno sus labios cuando sacó de una pequeña caja un broche de oro rosa y hermosas piedras preciosas. Era una de esas preciosas joyas que le regalaban a sus chicas aquellos ricachones que querían lucirlas, estúpidos nobles que se creen que pueden ganarse el favor de sus chicas solo por regalarles algunas joyas caras. Si ellos supieran realmente el valor que tenían aquellas jóvenes se lo pensarían mejor. Eran diamantes maravillosos que se empeñaban en intentar ocultar tras ropa y joyas.
Por eso ella lucía no solo la belleza física de sus chicas, si no también todas y cada una de sus capacidades. Malabares, bellas voces que encandilan muchedumbres, miradas que seducen al más frío y caricias que podrían hacerte temblar. Poemas, recitales, trapecios e incluso gráciles actuaciones de baile y de acrobacias que llenaban de aplausos todos y cada uno de sus locales. Por ahora todo aquello funcionaba bien, pero sabía que necesitaba más poder, más si quería que su mundo y sus chicas siguieran viviendo bien y disfrutaran del placer de ser libre, si esa era la palabra correcta que debían usar en aquella situación. Por el momento esperaba la llegada de Zaina mientras estaba en el despacho tomando una copa y dando una ligera calada a su Kiseru mientras revisaba las cuentas que le acababan de llegar.
Sus chicas no eran prostitutas comunes, no, ni mucho menos, sus chicas eran enseñadas. Sabían leer, escribir, cantar, bailar, pintar, sus chicas eran artistas y de paso satisfacían los deseos de los clientes que acudían a los locales de aquella mujer. Locales que estaban decorados con un gusto esquisto, por que puede que otra cosa no, pero Lilith tenía un gusto magnifico para la decoración y se encargaba de que fueran una mezcla entre el estilo de Arabasta y los de esos burdeles que solían llamar la atención en películas y demás. Le gustaba que la decoración llamase la atención y que de paso, sirviera para crear un ambiente único y atrayente del que pudieran hablar sus clientes unos con otros y atrajeran aún a mas gente.
Lo bueno es que no solamente sus chicas eran joyas, si no que también las recibían y era algo magnifico para el negocio. Ese era uno de los detalles que tenía que hablar con Zaina una vez llegara, el tema de las joyas. Una leve sonrisa adorno sus labios cuando sacó de una pequeña caja un broche de oro rosa y hermosas piedras preciosas. Era una de esas preciosas joyas que le regalaban a sus chicas aquellos ricachones que querían lucirlas, estúpidos nobles que se creen que pueden ganarse el favor de sus chicas solo por regalarles algunas joyas caras. Si ellos supieran realmente el valor que tenían aquellas jóvenes se lo pensarían mejor. Eran diamantes maravillosos que se empeñaban en intentar ocultar tras ropa y joyas.
Por eso ella lucía no solo la belleza física de sus chicas, si no también todas y cada una de sus capacidades. Malabares, bellas voces que encandilan muchedumbres, miradas que seducen al más frío y caricias que podrían hacerte temblar. Poemas, recitales, trapecios e incluso gráciles actuaciones de baile y de acrobacias que llenaban de aplausos todos y cada uno de sus locales. Por ahora todo aquello funcionaba bien, pero sabía que necesitaba más poder, más si quería que su mundo y sus chicas siguieran viviendo bien y disfrutaran del placer de ser libre, si esa era la palabra correcta que debían usar en aquella situación. Por el momento esperaba la llegada de Zaina mientras estaba en el despacho tomando una copa y dando una ligera calada a su Kiseru mientras revisaba las cuentas que le acababan de llegar.
Zaina Nitocris
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-No me mires así, sé que quieres verla y pedirle que te rasque la oreja, pero hemos venido por negocios, nada de morritos Jade.- La inmensa felina aguanto el porte mientras sus colmillos se escondían bajo su puchero. Sabia de sobra que no iba a poder entrar en un lugar tan cerrado, pero eso no quitaba que quisiera ver a Elly y volver a revolcarse en el suelo mientras la mujer le rascaba la barriga, o la oreja.
La felina y la dama habían conocido a la mujer cuando eran jóvenes y eso había hecho que a nuestra señorita caprichosa le agradara mucho la compañía de la mujer. Sin embargo Zaina tenía suficiente con todos los demás liando de las suyas, así que se aseguró de que Jade, Sahir y Mustafá se quedaran en la entrada, mientras la mayor miraba con envidia a Rouge, subido en su hombro.- Prometo darle saludos de tu parte, gata caprichosa.- Jade ruge con queja y de eso se ha tenido que enterar media Arabasta, pero su ama hace como que definitivamente no ha escuchado nada.
Entró al lugar, con aquellos ropajes de seda y oro, negros como su cabello, transparentes como sus ojos de esmeralda de gata. El velo que tapa su rostro solo alimenta la curiosidad de la gente que la mira pasar por aquella zona.
La hicieron pasar haciéndole saber que su señora la esperaba y Yasei, que no Zaina en aquel momento, no pudo evitar pensar que cada vez los negocios eran más y más originales. Fuera como fuera, nuestra dama esperaría a que llamaran a la puerta del despacho de la madam y luego de aquello entraría con calma.
La sonrisa felina que pinto sus labios, mostró sus colmillos y afiló sus ojos podía no verse a través del velo, pero ella sabía que su amiga no necesitaba verla para saber que estaba ahí.
-Mi querida Lilith, cuanto tiempo…-Una suave reverencia, un gesto cómplice y cuando la puerta se cerrara dejándolas solas, Zaina suspiraría.- Señor, que de seguridad, mi pobre Jade se ha quedado afuera llorando, esperaba poder saludarte.- Estaba segura de que nuestra dama se había enterado del lastimero rugido del inmenso animal. Fuera como fuera, el pequeño cachorro de orejas puntiagudas si aprovecho para acercarse, sabiendo que él podía obtener sus mimos de la otra dama.
-Bueno, cuéntame… ¿Para qué me necesitas? Dudo que me hayas llamado para charlas de los viejos tiempos, ambas odiamos hablar del pasado.- Sabe que es cierto, no son de esas personas que se atascan, son de las que avanzan arrasando con todo.
La felina y la dama habían conocido a la mujer cuando eran jóvenes y eso había hecho que a nuestra señorita caprichosa le agradara mucho la compañía de la mujer. Sin embargo Zaina tenía suficiente con todos los demás liando de las suyas, así que se aseguró de que Jade, Sahir y Mustafá se quedaran en la entrada, mientras la mayor miraba con envidia a Rouge, subido en su hombro.- Prometo darle saludos de tu parte, gata caprichosa.- Jade ruge con queja y de eso se ha tenido que enterar media Arabasta, pero su ama hace como que definitivamente no ha escuchado nada.
Entró al lugar, con aquellos ropajes de seda y oro, negros como su cabello, transparentes como sus ojos de esmeralda de gata. El velo que tapa su rostro solo alimenta la curiosidad de la gente que la mira pasar por aquella zona.
La hicieron pasar haciéndole saber que su señora la esperaba y Yasei, que no Zaina en aquel momento, no pudo evitar pensar que cada vez los negocios eran más y más originales. Fuera como fuera, nuestra dama esperaría a que llamaran a la puerta del despacho de la madam y luego de aquello entraría con calma.
La sonrisa felina que pinto sus labios, mostró sus colmillos y afiló sus ojos podía no verse a través del velo, pero ella sabía que su amiga no necesitaba verla para saber que estaba ahí.
-Mi querida Lilith, cuanto tiempo…-Una suave reverencia, un gesto cómplice y cuando la puerta se cerrara dejándolas solas, Zaina suspiraría.- Señor, que de seguridad, mi pobre Jade se ha quedado afuera llorando, esperaba poder saludarte.- Estaba segura de que nuestra dama se había enterado del lastimero rugido del inmenso animal. Fuera como fuera, el pequeño cachorro de orejas puntiagudas si aprovecho para acercarse, sabiendo que él podía obtener sus mimos de la otra dama.
-Bueno, cuéntame… ¿Para qué me necesitas? Dudo que me hayas llamado para charlas de los viejos tiempos, ambas odiamos hablar del pasado.- Sabe que es cierto, no son de esas personas que se atascan, son de las que avanzan arrasando con todo.
Lilith Blair
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No tardaron mucho en indicarle que su amiga había aparecido en la puerta y ella sonrió con cierto gesto cómplice. Siempre era bueno poder contar con alguien con quien hacer negocios y de paso, saber que puedes confiar en esa persona. Ese era el caso con Zaina, se conocían desde hace tiempo, las dos sabían lo que habían pasado y el pasado que tenían detrás y normalmente no, no les gustaba en absoluto hablar de esas cosas. Después de todo era mejor dejar el pasado atrás aunque sin olvidar lo pasado, ya que quien olvida la historia que tiene detrás tiende a repetirla y Lilith había aprendido hace tiempo a no permitir que nadie se interpusiera en sus deseos y en su camino y no iba a dejarse dominar por nada ni por nadie.
— Si, escuche su rugido desde aquí, no te preocupes, Leo dió la orden de que la dejen entrar por la puerta grande — se rió levemente guiñandole un ojo a su amiga, estaba segura de que entendería que la puerta grande era la puerta que usaba para salir con los lobos ya que tampoco solía pasearlos demasiado entre la gente de no ser necesario puesto que podía ser un problema por el aforo del local. Sacó el kiseru de su boca y dejó salir el humo lentamente de sus labios aquel humo con un aroma a flores bastante agradable teniendo en cuenta que era tabaco. Colocó aquella pipa en el recipiente que usaba para la ceniza y para que reposara mientras no lo estaba usando y entonces dejo que su mano derecha se paseara tranquilamente por el lomo de aquel precioso gatito que había entrado con Yasei.
Si, conocía ambos nombres y sabía que mientras no estuvieran totalmente segura de que nadie podía escucharlas debía usar aquel nombre para dirigirse a ella — por supuesto que no te llame para hablar del pasado, es demasiado aburrido, pero si que quiero hablar del presente y del futuro — fue entonces cuando una sonrisa de lo más juguetona asomó en sus labios. Le habían llegado rumores de que su amiga había llegado con un hombre alto y bastante guapo y por supuesto ella debía averiguar quien era aquel acompañante con el que había llegado. — Bueno, me han comentado que llegaste a Arabasta acompañada de un rubio bastante galán, espero que te tomes un tiempo para contarme un poco sobre eso — le ofreció asiento y pidió que les trajeran un poco de té para hacer más amena la charla.
No tardaron mucho en dar un par de golpes en la puerta para avisar de que les subían el té y que además habían traído a Jade, hizo un gesto y Leo, su guardaespaldas y jefe de seguridad, abrió la puerta para dejar entrar al gato y a la camarera con su té. Una vez se marchara esta ultima continuaría con la conversación — verás, ultimamente los nobles y ricos que vienen a visitar a mis chicas tienden a agasajarlas con ciertos regalos bastante caros que no me gusta demasiado mantener aquí, hemos pensado una solución entre todas, aquellas que consigan joyas serán premiadas con un plus en su sueldo y yo, me encargare de hacer digamos dinero con esas joyas — le mostró entonces el hermoso broche que había sacado momentos antes de aquella cajita que tenía sobre la mesa.
— Se que tienes muchas joyerías querida y e pensado que podrías falsificarlas para que yo me quede una copia para que mis chicas las sigan luciendo para digamos sus clientes vips, tu te quedas las reales y las vendes y nos dividimos los beneficios — era algo que había estado meditando mucho y teniendo en cuenta la cantidad de joyas y regalos que recibían sus chicas a lo largo de los prostíbulos que tenía por Arabasta aquel negocio podía ser realmente beneficioso para ambas. Estaba casi segura de que su amiga no iba a tener problema con aquella idea que le había surgido, después de todo sería sencillo para ambas llevar a cabo aquel juego y poner cualquier tipo de excusa si algún noble o alguno de sus clientes se daba cuenta de que alguna joya era falsa, con decir que las buenas estaban guardadas para evitar que alguien pudiera robarlas estaba todo hecho.
— Si, escuche su rugido desde aquí, no te preocupes, Leo dió la orden de que la dejen entrar por la puerta grande — se rió levemente guiñandole un ojo a su amiga, estaba segura de que entendería que la puerta grande era la puerta que usaba para salir con los lobos ya que tampoco solía pasearlos demasiado entre la gente de no ser necesario puesto que podía ser un problema por el aforo del local. Sacó el kiseru de su boca y dejó salir el humo lentamente de sus labios aquel humo con un aroma a flores bastante agradable teniendo en cuenta que era tabaco. Colocó aquella pipa en el recipiente que usaba para la ceniza y para que reposara mientras no lo estaba usando y entonces dejo que su mano derecha se paseara tranquilamente por el lomo de aquel precioso gatito que había entrado con Yasei.
Si, conocía ambos nombres y sabía que mientras no estuvieran totalmente segura de que nadie podía escucharlas debía usar aquel nombre para dirigirse a ella — por supuesto que no te llame para hablar del pasado, es demasiado aburrido, pero si que quiero hablar del presente y del futuro — fue entonces cuando una sonrisa de lo más juguetona asomó en sus labios. Le habían llegado rumores de que su amiga había llegado con un hombre alto y bastante guapo y por supuesto ella debía averiguar quien era aquel acompañante con el que había llegado. — Bueno, me han comentado que llegaste a Arabasta acompañada de un rubio bastante galán, espero que te tomes un tiempo para contarme un poco sobre eso — le ofreció asiento y pidió que les trajeran un poco de té para hacer más amena la charla.
No tardaron mucho en dar un par de golpes en la puerta para avisar de que les subían el té y que además habían traído a Jade, hizo un gesto y Leo, su guardaespaldas y jefe de seguridad, abrió la puerta para dejar entrar al gato y a la camarera con su té. Una vez se marchara esta ultima continuaría con la conversación — verás, ultimamente los nobles y ricos que vienen a visitar a mis chicas tienden a agasajarlas con ciertos regalos bastante caros que no me gusta demasiado mantener aquí, hemos pensado una solución entre todas, aquellas que consigan joyas serán premiadas con un plus en su sueldo y yo, me encargare de hacer digamos dinero con esas joyas — le mostró entonces el hermoso broche que había sacado momentos antes de aquella cajita que tenía sobre la mesa.
— Se que tienes muchas joyerías querida y e pensado que podrías falsificarlas para que yo me quede una copia para que mis chicas las sigan luciendo para digamos sus clientes vips, tu te quedas las reales y las vendes y nos dividimos los beneficios — era algo que había estado meditando mucho y teniendo en cuenta la cantidad de joyas y regalos que recibían sus chicas a lo largo de los prostíbulos que tenía por Arabasta aquel negocio podía ser realmente beneficioso para ambas. Estaba casi segura de que su amiga no iba a tener problema con aquella idea que le había surgido, después de todo sería sencillo para ambas llevar a cabo aquel juego y poner cualquier tipo de excusa si algún noble o alguno de sus clientes se daba cuenta de que alguna joya era falsa, con decir que las buenas estaban guardadas para evitar que alguien pudiera robarlas estaba todo hecho.
Zaina Nitocris
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-No sabes lo feliz que la haces, adora jugar contigo.- Una sonrisa tranquila, mientras Rouge se deja rascar con facilidad y nuestra dama de orbes esmeralda relaja el gesto como si se encontrara en su casa. No es difícil para ella sentirse así en presencia de aquella mujer, tenían una relación más compleja e intrínseca de lo que la gente podía pensar a primera vista y el pasado que las unía era lo suficiente complicado como para no querer indagar demasiado en ello.
Estaba relajada, escuchándola hablar sobre el futuro, planes y un montón de cosas tentadoras que le harían la boca agua a cualquiera. Hasta que sacó el tema de un rubio y nuestra dama afiló los ojos como si de un gato se tratara, y ella no puede evitar fruncir ligeramente el ceño, antes de sonreír.- Sabes que siempre he tenido buen gusto para los hombres… Nada más.- Los detalles sería algo que le daría cuando acabaran de hablar de trabajo, en un lugar donde ambas se encontraran de forma neutra, donde pudieran ser ellas y no un par de damas hablando de negocios turbios y peligrosos que podrían incomodar a cualquiera.
Agradece el té cuando lo ve entrar, seguido de Jade que se agacha para tirarse en el suelo, al lado de la dama de cabellos claros con un ronroneo profundo y alegre. Alza una ceja suavemente y el animal se queja de que la juzguen de esa forma, sin embargo no añade mucho más mientras comienza a beber de forma calmada.- Hum… Te escucho.- Comienza a sopesar los pros y los contras de lo que le dice y sabe de sobra que puede ser interesante, una sonrisa traviesa pinta sus labios mientras sabe cómo tratar todo aquello.- Me parece una buena idea, tengo una manera de hacer copias de bajo coste, hace poco me hice con una mina de rodio y eso lo hará fácil y sencillo.- Las joyas de aquellas mujeres eran caras, bastante.
Tomó entre los dedos el broche que había sacado, mientras ella comenzaba a analizarlo sacó de su bolsillo los utensilios necesarios. Asintió tras comprobar lo necesario y se recostó en el asiento de forma de forma relajada.- Iremos a medias, así como tus chicas consiguen las joyas originales yo hago las copias, es lo justo que nos repartamos los beneficios de forma equitativa.- Se rasca el mentón, mientras escucha sus palabras.- No tienes que preocuparte por la calidad, no hago copias que puedan detectarse fácilmente, incluso yo me las creo a veces.- Admite con algo de burla, antes de cruzar suavemente las piernas y morderse el labio de forma pensativa, sabe de sobra que clase de mujer tiene delante.
-Dime querida…¿Has encontrado ya algún juguete interesante? –Ladea el rostro, mientras suelta el broche en su caja, luego le pedirá a la mujer que la acompañe y le hará una demostración del sistema para falsificar aquella pieza. Nada para convencer a un socio como enseñarle el producto final y saber que es cien por cien de calidad.
Estaba relajada, escuchándola hablar sobre el futuro, planes y un montón de cosas tentadoras que le harían la boca agua a cualquiera. Hasta que sacó el tema de un rubio y nuestra dama afiló los ojos como si de un gato se tratara, y ella no puede evitar fruncir ligeramente el ceño, antes de sonreír.- Sabes que siempre he tenido buen gusto para los hombres… Nada más.- Los detalles sería algo que le daría cuando acabaran de hablar de trabajo, en un lugar donde ambas se encontraran de forma neutra, donde pudieran ser ellas y no un par de damas hablando de negocios turbios y peligrosos que podrían incomodar a cualquiera.
Agradece el té cuando lo ve entrar, seguido de Jade que se agacha para tirarse en el suelo, al lado de la dama de cabellos claros con un ronroneo profundo y alegre. Alza una ceja suavemente y el animal se queja de que la juzguen de esa forma, sin embargo no añade mucho más mientras comienza a beber de forma calmada.- Hum… Te escucho.- Comienza a sopesar los pros y los contras de lo que le dice y sabe de sobra que puede ser interesante, una sonrisa traviesa pinta sus labios mientras sabe cómo tratar todo aquello.- Me parece una buena idea, tengo una manera de hacer copias de bajo coste, hace poco me hice con una mina de rodio y eso lo hará fácil y sencillo.- Las joyas de aquellas mujeres eran caras, bastante.
Tomó entre los dedos el broche que había sacado, mientras ella comenzaba a analizarlo sacó de su bolsillo los utensilios necesarios. Asintió tras comprobar lo necesario y se recostó en el asiento de forma de forma relajada.- Iremos a medias, así como tus chicas consiguen las joyas originales yo hago las copias, es lo justo que nos repartamos los beneficios de forma equitativa.- Se rasca el mentón, mientras escucha sus palabras.- No tienes que preocuparte por la calidad, no hago copias que puedan detectarse fácilmente, incluso yo me las creo a veces.- Admite con algo de burla, antes de cruzar suavemente las piernas y morderse el labio de forma pensativa, sabe de sobra que clase de mujer tiene delante.
-Dime querida…¿Has encontrado ya algún juguete interesante? –Ladea el rostro, mientras suelta el broche en su caja, luego le pedirá a la mujer que la acompañe y le hará una demostración del sistema para falsificar aquella pieza. Nada para convencer a un socio como enseñarle el producto final y saber que es cien por cien de calidad.
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Una sonrisa sincera apareció en los ojos de la madame cuando vio entrar a Jade por la puerta. Aquel enorme gato era de lo más cariñoso y sabía que disfrutaba de sus mimos así que no iba a negarse a dárselos. En el momento en que se puso boca arriba Lilith comenzó a rascar su barriga de manera lenta y cariñosa, debía admitir que siempre le había parecido un animalito encantador aunque no se llevase del todo bien con su lobo. Sabía que en el fondo era mas fingir que se llevaban mal que otra cosa, en el fondo los dos solo querían demostrar que eran grandes y fuertes y podían proteger a su dueña y eso les hacía tener un pequeño pique sano entre ambos. Incluso los animales a veces se portaban como niños queriendo demostrar que ellos hacen mejor las cosas que el que tienen delante.
— Confió en ti y por ese motivo eres la primera a la que le ofrezco este negocio, por que creo que puede ser algo beneficioso para ambas, se que crearas unas copias perfectas — por su parte también dejo salir una leve risa cuando Yasei mencionó que en ocasiones ella misma terminaba tomando por autenticas algunas de sus copias. Eso solo demostraba una cosa, eran de una calidad excepcional y eso era justo lo que quería. Que nadie pudiera darse cuenta de aquel engaño, que de alguna forma cayeran redondos en el truco y de esa forma pudieran ganar un poco más en aquel juego que eran los negocios en el bajo mundo. En ocasiones se preguntaba como había acabado metida en tantos juegos sucios, pero por otro lado recordaba todo lo que llevaba a la espalda y las dudas se disipaban.
— Me parece perfecto, es un placer hacer negocios contigo querida — se llevo la taza de té a la boca para dar un par de sorbos tranquila mientras escuchaba sus palabras y entonces detuvo la taza y la bajo suavemente dejando ver una sonrisa divertida en sus labios. Se notaba que las dos se conocían bastante bien y que sabían cuando algo interesante estaba ocurriendo y bueno, también hay que mencionar que no podían evitar ser un poco curiosas y saber como de bien le iba a la otra. — Digamos que tengo algo interesante entre manos — después de todo no se había olvidado de aquel chiquillo de los Griffit, aún tenía que investigar un poco más y decidir que iba a hacer con él exactamente.
Después de todo, despertaba en ella ciertos sentimientos que no contaba con tener, mientras pensaba en eso y sucedía todo aquello su mano no dejaba de acariciar y dar mimos a Jade y ante tanto jaleo un ruido suave se escucho en uno de los lados del despacho. Allahid se estaba levantando, después de una buena siesta era hora de ver que estaba pasando, además, había olido a Yasei y a sus animales y quería ver que estaba pasando exactamente. Sus pasos resonaron un poco por el lugar hasta que detrás de una cortina semi trasparente aparecía el enorme lobo negro y ojos rojos. — Buenos días Allahid, ¿has decidido salir a saludar? — se rió suavemente mientras que volvía a mirar a su compañera. — ¿Qué te parece si salimos a dar un paseo y así hablamos más tranquilamente? — después de todo, sabía que ambas necesitaban un lugar diferente para poder hablar de ciertas cosas, sentirse un poco más libres.
— Confió en ti y por ese motivo eres la primera a la que le ofrezco este negocio, por que creo que puede ser algo beneficioso para ambas, se que crearas unas copias perfectas — por su parte también dejo salir una leve risa cuando Yasei mencionó que en ocasiones ella misma terminaba tomando por autenticas algunas de sus copias. Eso solo demostraba una cosa, eran de una calidad excepcional y eso era justo lo que quería. Que nadie pudiera darse cuenta de aquel engaño, que de alguna forma cayeran redondos en el truco y de esa forma pudieran ganar un poco más en aquel juego que eran los negocios en el bajo mundo. En ocasiones se preguntaba como había acabado metida en tantos juegos sucios, pero por otro lado recordaba todo lo que llevaba a la espalda y las dudas se disipaban.
— Me parece perfecto, es un placer hacer negocios contigo querida — se llevo la taza de té a la boca para dar un par de sorbos tranquila mientras escuchaba sus palabras y entonces detuvo la taza y la bajo suavemente dejando ver una sonrisa divertida en sus labios. Se notaba que las dos se conocían bastante bien y que sabían cuando algo interesante estaba ocurriendo y bueno, también hay que mencionar que no podían evitar ser un poco curiosas y saber como de bien le iba a la otra. — Digamos que tengo algo interesante entre manos — después de todo no se había olvidado de aquel chiquillo de los Griffit, aún tenía que investigar un poco más y decidir que iba a hacer con él exactamente.
Después de todo, despertaba en ella ciertos sentimientos que no contaba con tener, mientras pensaba en eso y sucedía todo aquello su mano no dejaba de acariciar y dar mimos a Jade y ante tanto jaleo un ruido suave se escucho en uno de los lados del despacho. Allahid se estaba levantando, después de una buena siesta era hora de ver que estaba pasando, además, había olido a Yasei y a sus animales y quería ver que estaba pasando exactamente. Sus pasos resonaron un poco por el lugar hasta que detrás de una cortina semi trasparente aparecía el enorme lobo negro y ojos rojos. — Buenos días Allahid, ¿has decidido salir a saludar? — se rió suavemente mientras que volvía a mirar a su compañera. — ¿Qué te parece si salimos a dar un paseo y así hablamos más tranquilamente? — después de todo, sabía que ambas necesitaban un lugar diferente para poder hablar de ciertas cosas, sentirse un poco más libres.
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-Me alegra saber que sigo siendo tu primer plato, temía con los años no llegar a las sobras.- Se agarra el pecho con falsa modestia, como si fingiera que realmente le dolía el pensamiento cuando ambas sabían exactamente para que podían y no podían contar con la otra. Nuestra señorita se levanta de aquella silla, viendo al sirviente que entra por la puerta, a sus propios gatos quejarse de todo aquello y suspira con algo de pesadez.
Últimamente no hace más que trabajar de un lado a otro, pero es lo que le queda, le guste o no ha entrado en un bucle oscuro y turbio del que nada ni nadie podría salir.
Alza una ceja ante sus palabras y no puede evitar sonreír de lado, sabiendo de sobra que tan peligrosas son esas palabras en sus labios.- Pobre del alma solitaria que haya llamado tu curiosidad.- Y es que incluso para ella, aquella palabra era uno de esos pecados de los que no podía escapar o huir, al final terminaba perdida en ella y se llevaba una parte les gustara o no admitirlo. La curiosidad mataba al gato y por eso Zaina tenia cuidado, pero nadie decía nada sobre lobos, zorros o demonios y nuestra gatita conocía a un zoo bastante curioso.
Asiente ante su ofrecimiento, mientras se estira para que sus huesos y su espalda crujan y ella suelte un ronroneo propio más de una de sus bestias que de ella. Pero esta cómoda y relajada y se le nota en la postura.- Vamos a por ese paseo, adoro hacer negocios contigo, pero prefiero mil veces hacerlos al aire libre.- Mira al lobo asomarse a saludar, y nuestra señora le sonríe sin demasiado problema, mientras que Rouge se acerca con curiosidad a ver al enorme lobo, ya que no lo conoce.- Ten cuidado Rouge, Jade lo conoce, pero a ti aun te tiene que olisquear.- Avisando al cachorro que estaba tentado a juguetear con el inmenso animal, el pequeño hizo un puchero agachando las orejas.
-Vamos anda.- Agarrando al enano antes de que hiciera de las suyas se preparó para ese paseo, sabiendo que sin duda tendrían un montón de cosas de las que hablar y ponerse al día, cosas que no eran de negocios y preferían no tener oídos al tanto. La cosa era como demonios le hablaba de Yarmin sin hablar de Yarmin, aquello iba a ser un verdadero dolor de cabeza.
Últimamente no hace más que trabajar de un lado a otro, pero es lo que le queda, le guste o no ha entrado en un bucle oscuro y turbio del que nada ni nadie podría salir.
Alza una ceja ante sus palabras y no puede evitar sonreír de lado, sabiendo de sobra que tan peligrosas son esas palabras en sus labios.- Pobre del alma solitaria que haya llamado tu curiosidad.- Y es que incluso para ella, aquella palabra era uno de esos pecados de los que no podía escapar o huir, al final terminaba perdida en ella y se llevaba una parte les gustara o no admitirlo. La curiosidad mataba al gato y por eso Zaina tenia cuidado, pero nadie decía nada sobre lobos, zorros o demonios y nuestra gatita conocía a un zoo bastante curioso.
Asiente ante su ofrecimiento, mientras se estira para que sus huesos y su espalda crujan y ella suelte un ronroneo propio más de una de sus bestias que de ella. Pero esta cómoda y relajada y se le nota en la postura.- Vamos a por ese paseo, adoro hacer negocios contigo, pero prefiero mil veces hacerlos al aire libre.- Mira al lobo asomarse a saludar, y nuestra señora le sonríe sin demasiado problema, mientras que Rouge se acerca con curiosidad a ver al enorme lobo, ya que no lo conoce.- Ten cuidado Rouge, Jade lo conoce, pero a ti aun te tiene que olisquear.- Avisando al cachorro que estaba tentado a juguetear con el inmenso animal, el pequeño hizo un puchero agachando las orejas.
-Vamos anda.- Agarrando al enano antes de que hiciera de las suyas se preparó para ese paseo, sabiendo que sin duda tendrían un montón de cosas de las que hablar y ponerse al día, cosas que no eran de negocios y preferían no tener oídos al tanto. La cosa era como demonios le hablaba de Yarmin sin hablar de Yarmin, aquello iba a ser un verdadero dolor de cabeza.
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Zaina, conocida ahora como Yasei, siempre había tenido la costumbre de actuar algo exagerada con ciertos asuntos, como por ejemplo decir que era su segundo plato. No pudo evitar reír suavemente ante sus palabras mientras el lobo se acercaba hasta ella y esperaba sus mimos de recién levantado. Lilith no tardó nada en acariciar con ternura su cabeza pero sin descuidar a Jade tampoco. Allahid miro al pequeño cachorro y cuando puso pucheros le dio con su enorme y peluda cola de forma juguetona. Allahid no era de jugar demasiado, pero tampoco trataba mal a los cachorros y teniendo en cuenta que era uno de los animales de la mejor amiga de su ama, no tenía por que tratarlo mal.
Se levanto de la silla donde estaba sentada y le indico al lobo que era hora de ir a dar un paseo. Del mismo modo aviso a Leo y a sus muchachos para que se encargaran de la seguridad mientras ellos no estaban. — Por aquí querida, saldremos por la misma puerta por la que entró Jade — era la mejor opción para que no tuvieran que pasear a los animales entre los clientes. No es que le molestara hacerlo, pero de vez en cuando era mejor que no supieran cuando entraba y cuando salía. La llevo por unas escaleras y algunas puertas hasta que llegaron a la puerta indicada. Una vez salieron todos le hizo un gesto para que supiera por que calle debían ir primero, tenía una idea en mente de donde podrían hablar tranquilas mientas paseaban.
No muy lejos de allí habían creado un oasis artificial donde la gente solía encontrarse en eventos y fiestas pero que normalmente si no había nada preparado no solía recibir demasiadas visitas. Era un lugar donde podrían estar tranquilas y eso era justamente lo que ellas querían después de todo. Leo las acompañaba por que bueno, no se separaba de Lilith ni a sol ni a sombra y teniendo en cuenta que era en quien más confiaba pues no le importaba demasiado que estuviera con ellas, aunque si en algún momento Yasei quería que se alejara un poco, Leo lo haría para no importunar los secretos de las señoras. — ¿Que te parece el oasis artificial para pasear? a estas horas suele estar vacío — estaba segura de que sabía de que estaba hablando, el camino que habían tomado era para llegar hasta allí pero si ella quería cambiar a otro lugar siempre estaban a tiempo.
— Debo decir que me sorprendió cuando me dijeron que llegaste con un hombre y que además tenía un deportivo rojo bastante llamativo — dejo salir una risita divertida cuando mencionó aquello. — Veo que no soy la única que tiene algo interesante entre las manos — la miro de reojo esperando que se animara a contarle un poco más mientras Allahid caminaba a su lado de forma muy señorial. Quien las viera a las dos rodeadas de aquellas enormes bestias seguramente pensaría un montón de cosas, pero de alguna forma aquellos enormes animales solían imponer respeto y no solían molestarlas al menos cuando las veían con ellos. De todos modos deberían conocerlas de alguna forma, una era la hija del visir y la otra era una de las nobles de las que más se cuchicheo hará unos años por los terribles acontecimientos que vivió en su familia, entre ellos las trágicas muertes de sus padres y de su esposo.
Se levanto de la silla donde estaba sentada y le indico al lobo que era hora de ir a dar un paseo. Del mismo modo aviso a Leo y a sus muchachos para que se encargaran de la seguridad mientras ellos no estaban. — Por aquí querida, saldremos por la misma puerta por la que entró Jade — era la mejor opción para que no tuvieran que pasear a los animales entre los clientes. No es que le molestara hacerlo, pero de vez en cuando era mejor que no supieran cuando entraba y cuando salía. La llevo por unas escaleras y algunas puertas hasta que llegaron a la puerta indicada. Una vez salieron todos le hizo un gesto para que supiera por que calle debían ir primero, tenía una idea en mente de donde podrían hablar tranquilas mientas paseaban.
No muy lejos de allí habían creado un oasis artificial donde la gente solía encontrarse en eventos y fiestas pero que normalmente si no había nada preparado no solía recibir demasiadas visitas. Era un lugar donde podrían estar tranquilas y eso era justamente lo que ellas querían después de todo. Leo las acompañaba por que bueno, no se separaba de Lilith ni a sol ni a sombra y teniendo en cuenta que era en quien más confiaba pues no le importaba demasiado que estuviera con ellas, aunque si en algún momento Yasei quería que se alejara un poco, Leo lo haría para no importunar los secretos de las señoras. — ¿Que te parece el oasis artificial para pasear? a estas horas suele estar vacío — estaba segura de que sabía de que estaba hablando, el camino que habían tomado era para llegar hasta allí pero si ella quería cambiar a otro lugar siempre estaban a tiempo.
— Debo decir que me sorprendió cuando me dijeron que llegaste con un hombre y que además tenía un deportivo rojo bastante llamativo — dejo salir una risita divertida cuando mencionó aquello. — Veo que no soy la única que tiene algo interesante entre las manos — la miro de reojo esperando que se animara a contarle un poco más mientras Allahid caminaba a su lado de forma muy señorial. Quien las viera a las dos rodeadas de aquellas enormes bestias seguramente pensaría un montón de cosas, pero de alguna forma aquellos enormes animales solían imponer respeto y no solían molestarlas al menos cuando las veían con ellos. De todos modos deberían conocerlas de alguna forma, una era la hija del visir y la otra era una de las nobles de las que más se cuchicheo hará unos años por los terribles acontecimientos que vivió en su familia, entre ellos las trágicas muertes de sus padres y de su esposo.
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Rouge se meneó feliz, siendo total y plenamente consciente de que su amigo el lobo estaba siendo amable con él. Nuestra señorita lo agarró antes de se dispusiera a saltar encima del animal en busca de mimos, amor y cariño y suspiró mientras lo fulminaba con la mirada, siendo consciente de que sus mascotas eran demasiado sociables. Al menos las pequeñas, Mustafá también andaba meneando la cola felizmente mientras miraba de fondo a la muchacha, aunque Sahir y Jade intentaban aparentar estar tranquilos y no dejarse seducir por los encantos de la dama de cabellos claros.
-Me parece bien, preparémonos para salir, en fila recta, sin problemas y el primero que haga un ruido raro, le pienso reñir. - Sus gatos se quejaron de que los tratara como si fueran niños y se puso a Rouge en el hombro, asegurándose de que no hiciera de sus trastadas mientras ambas se preparaban para ese paseo que tanto tiempo habían dejado pendiente. – El oasis artificial me parece bien, estarán tranquilos y podrán caminar y jugar, aunque tengo que recordarle a Rouge que juegue con cosas de su tamaño. - Rasca al pequeño, mientras maúlla con algo de queja por todo lo que se esta meneando y por el hecho de que lo estén riñendo.
El tema del hombre fue algo que la tensó un instante, pero ya no estaba hablando con Lilith, estaba hablando con Elly y eso quería decir que podía tomarse un momento para descansar, rebajar las defensas y ayudarse mutuamente. - Es algo así como mi pareja, bueno, es mi pareja, pero digamos que la cosa es algo complicada como para decirlo de manera tan simple. - Suspira levemente, mientras que acomoda sus largos cabellos de la noche hacía atrás con un gesto, los hombres van a volverla loca a este paso. Pero bueno, Yarmin tiene la capacidad y el poder de trastornarla hasta hacer que nada tenga sentido. - Digamos que es muy interesante, es un hombre único a su manera. - Se encoge suavemente de hombros, mientras que sus pisadas comienzan a marcar un ritmo constante y sus animales se pierden jugando en el horizonte.- Dime algo de tu hombre… Vamos, seguro puedes decirme algo interesante sobre él, aparte de que sea guapo.
Era total y plenamente consciente de los gustos de su amiga y aquello significaba que aquel hombre tenía que ser guapo, interesante y ser capaz de hacer muchas cosas o de darle algo que nadie más puede darle.
Para ellas, había llegado un punto en el que incluso el querer, el gustar o el amor, empezaba como un negocio.
-Me parece bien, preparémonos para salir, en fila recta, sin problemas y el primero que haga un ruido raro, le pienso reñir. - Sus gatos se quejaron de que los tratara como si fueran niños y se puso a Rouge en el hombro, asegurándose de que no hiciera de sus trastadas mientras ambas se preparaban para ese paseo que tanto tiempo habían dejado pendiente. – El oasis artificial me parece bien, estarán tranquilos y podrán caminar y jugar, aunque tengo que recordarle a Rouge que juegue con cosas de su tamaño. - Rasca al pequeño, mientras maúlla con algo de queja por todo lo que se esta meneando y por el hecho de que lo estén riñendo.
El tema del hombre fue algo que la tensó un instante, pero ya no estaba hablando con Lilith, estaba hablando con Elly y eso quería decir que podía tomarse un momento para descansar, rebajar las defensas y ayudarse mutuamente. - Es algo así como mi pareja, bueno, es mi pareja, pero digamos que la cosa es algo complicada como para decirlo de manera tan simple. - Suspira levemente, mientras que acomoda sus largos cabellos de la noche hacía atrás con un gesto, los hombres van a volverla loca a este paso. Pero bueno, Yarmin tiene la capacidad y el poder de trastornarla hasta hacer que nada tenga sentido. - Digamos que es muy interesante, es un hombre único a su manera. - Se encoge suavemente de hombros, mientras que sus pisadas comienzan a marcar un ritmo constante y sus animales se pierden jugando en el horizonte.- Dime algo de tu hombre… Vamos, seguro puedes decirme algo interesante sobre él, aparte de que sea guapo.
Era total y plenamente consciente de los gustos de su amiga y aquello significaba que aquel hombre tenía que ser guapo, interesante y ser capaz de hacer muchas cosas o de darle algo que nadie más puede darle.
Para ellas, había llegado un punto en el que incluso el querer, el gustar o el amor, empezaba como un negocio.
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Al principio el oasis artificial le pareció una tontería, Arabasta ya tenía suficientes cosas como para que se dedicaran a decorarlo como un hotelucho cualquiera de cualquier parte del mundo, pero después había tenido que aceptar que era un añadido bastante bueno a la zona. Le daba cierto encanto y era un sitio agradable donde reunirse y salir de paseo. Al menos a ella le daba un espacio abierto bastante cómodo donde salir con Allaidh y disfrutar de su compañía sin que la gente se molestara, aunque seamos sinceros a Lilith le importaba poco que se molestasen por que fuera con un lobo gigante de cuatro metros, pero le molestaba que la mirasen tanto así que allí podía sentirse más tranquila.
Las palabras de su amiga la hicieron sonreír con cierta calma, si había encontrado un hombre del que podía hablar así, realmente debería ser muy interesante. No podía negar que llamaba poderosamente su atención y que además le despertaba una tremenda curiosidad, pero no preguntaría más si su amiga no quería seguir hablando del tema, al menos por ahora. Ya encontraría un momento en el que poder conocer a aquel hombre que había logrado robarle el corazón a su amiga. Por que debía ser un hombre cuanto menos curioso y conociéndola seguramente sería alguien a quien le convenía conocer.
Dejo que el lobo fuera de un lado para otro tranquilamente, de vez en cuando se le veía interactuar con los gatos de Zaina y aunque tenía un especial cuidado con los pequeños, con Jade era un poco mas atrevido aunque siempre se mostraba regio y elegante. Después de todo aquel enorme animal era todo un señorito en el fondo. — Digamos que, llamo mi atención y ya sabes que eso es algo complicado, inicialmente lo que llamo mi atención no fue él ni su familia, si no lo que poseen — dejo salir una pequeña y suave risilla, estaba segura de que la mujer entendería perfectamente lo que quería decir. No eran joyas ni dinero, si no algo especial que aquella familia poseía y la chica quería, Zaina la conocía bien y estaba segura de que la joven se imaginaría que se trataba de algún negocio o tal vez de alguna información privilegiada que la madame quería conseguir.
— Hice que viniera hasta Arabasta con una excusa absurda, pensaba usarlo para conseguir lo que quería y al final consiguió que él también me interesase hasta el punto de querer conservarlo — aunque aún no lo tenía, sabía que el chico se le iba a resistir un poco, además, sería complicado siendo el marine tan apegado a la justicia y ella una completa delincuente. No es que fuera una mujer malvada y terrible, bueno, tal vez un poco, pero en general la mayoría de cosas que realizaba la mujer eran solamente para mantener a sus chicas y a sus muchachos en perfectas condiciones y que pudieran continuar viviendo una vida digna sin tener que sufrir las penas del mundo de la calle o de caer en manos de mafias o de gente que pudiera hacerles mucho daño. En cierta forma aunque no fuera de forma muy legal y su mundo fuera un poco turbio, ella les daba una salida digna a una vida llena de sufrimiento y penurias.
Las palabras de su amiga la hicieron sonreír con cierta calma, si había encontrado un hombre del que podía hablar así, realmente debería ser muy interesante. No podía negar que llamaba poderosamente su atención y que además le despertaba una tremenda curiosidad, pero no preguntaría más si su amiga no quería seguir hablando del tema, al menos por ahora. Ya encontraría un momento en el que poder conocer a aquel hombre que había logrado robarle el corazón a su amiga. Por que debía ser un hombre cuanto menos curioso y conociéndola seguramente sería alguien a quien le convenía conocer.
Dejo que el lobo fuera de un lado para otro tranquilamente, de vez en cuando se le veía interactuar con los gatos de Zaina y aunque tenía un especial cuidado con los pequeños, con Jade era un poco mas atrevido aunque siempre se mostraba regio y elegante. Después de todo aquel enorme animal era todo un señorito en el fondo. — Digamos que, llamo mi atención y ya sabes que eso es algo complicado, inicialmente lo que llamo mi atención no fue él ni su familia, si no lo que poseen — dejo salir una pequeña y suave risilla, estaba segura de que la mujer entendería perfectamente lo que quería decir. No eran joyas ni dinero, si no algo especial que aquella familia poseía y la chica quería, Zaina la conocía bien y estaba segura de que la joven se imaginaría que se trataba de algún negocio o tal vez de alguna información privilegiada que la madame quería conseguir.
— Hice que viniera hasta Arabasta con una excusa absurda, pensaba usarlo para conseguir lo que quería y al final consiguió que él también me interesase hasta el punto de querer conservarlo — aunque aún no lo tenía, sabía que el chico se le iba a resistir un poco, además, sería complicado siendo el marine tan apegado a la justicia y ella una completa delincuente. No es que fuera una mujer malvada y terrible, bueno, tal vez un poco, pero en general la mayoría de cosas que realizaba la mujer eran solamente para mantener a sus chicas y a sus muchachos en perfectas condiciones y que pudieran continuar viviendo una vida digna sin tener que sufrir las penas del mundo de la calle o de caer en manos de mafias o de gente que pudiera hacerles mucho daño. En cierta forma aunque no fuera de forma muy legal y su mundo fuera un poco turbio, ella les daba una salida digna a una vida llena de sufrimiento y penurias.
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El tema de las posesiones era algo que siempre las atraía a ellas dos como si fueran polillas deseando quemarse con una luz potente. Ambas eran ambiciosas, reservadas hasta cierto punto pero mortales y despiadadas cuando la ocasión lo ameritaba. Si aquel hombre era capaz de despertar su curiosidad quería decir que tenía entre sus posesiones algo que nuestra adorada brujita llevaba mucho tiempo buscando. La curiosidad le ganaba a nuestra gatita, pero no vamos a negar que estaba más preocupada viendo de reojo como Jade se tiraba encima del lobo buscando rodar con él.- Jade por dios, que le sacas un par de toneladas.- La leopardo alza la cola y las orejas, mirando ofendida a su ama.- No te estoy llamando gorda, sabes que es que eres de huesos anchos.- La felina emite un maullido de queja, pero decide volver a sus juegos, como si aceptara las palabras de la mujer… Aunque no demasiado.
Zaina rueda suavemente los ojos y vuelve al tema que le importa, su amiga y sus líos amorosos por llamarlos de alguna manera.- ¿Cómo lo hiciste venir exactamente? – Nuestra gata era increíblemente inteligente y deductiva. Había formas en las que las mujeres como ellas atraían a los hombres, y si era con una excusa absurda no había tenido que usar sus encantos, su cuerpo o su dinero y eso dejaba una lista reducida de personas a las que atraer con un cargo político.- Brujita mía, no me digas que tiene que ver con el gobierno mundial el muchacho.- Alza suavemente una ceja, era una rama amplia, aunque si era del CP siempre podía pedirle ayuda a cierto hombretón que estaba con ella en otro lugar.- Querida que nos gusta meternos en líos.- Admite, mientras niega suavemente con el rostro y se acomoda en aquel lugar de descanso.
-Bueno, si necesitas ayuda quizás pueda buscar alguna manera de prestarte una mano, sabes que te debo mucho.- Y a ella no le gustaba tener deudas pendientes, aunque se ayudaran mutuamente y tuvieran negocios conjuntos, eso no quería decir que se sintiera cómoda con un par de dudas pendientes.-Sabes que conozco gente de mucho tipo, aunque conociéndote mi ayuda solo sería un extra.- Su adorada bruja, como a nuestra gatuna princesa le gustaba llamarla, tenía la capacidad de cuidarse sola, arreglar sus problemas sola y hacerlo todo con una maestría absoluta.
Pero eso no quería decir que su gato negro favorito no fuera a maullarle de vez en cuando para jugar juntas.
Zaina rueda suavemente los ojos y vuelve al tema que le importa, su amiga y sus líos amorosos por llamarlos de alguna manera.- ¿Cómo lo hiciste venir exactamente? – Nuestra gata era increíblemente inteligente y deductiva. Había formas en las que las mujeres como ellas atraían a los hombres, y si era con una excusa absurda no había tenido que usar sus encantos, su cuerpo o su dinero y eso dejaba una lista reducida de personas a las que atraer con un cargo político.- Brujita mía, no me digas que tiene que ver con el gobierno mundial el muchacho.- Alza suavemente una ceja, era una rama amplia, aunque si era del CP siempre podía pedirle ayuda a cierto hombretón que estaba con ella en otro lugar.- Querida que nos gusta meternos en líos.- Admite, mientras niega suavemente con el rostro y se acomoda en aquel lugar de descanso.
-Bueno, si necesitas ayuda quizás pueda buscar alguna manera de prestarte una mano, sabes que te debo mucho.- Y a ella no le gustaba tener deudas pendientes, aunque se ayudaran mutuamente y tuvieran negocios conjuntos, eso no quería decir que se sintiera cómoda con un par de dudas pendientes.-Sabes que conozco gente de mucho tipo, aunque conociéndote mi ayuda solo sería un extra.- Su adorada bruja, como a nuestra gatuna princesa le gustaba llamarla, tenía la capacidad de cuidarse sola, arreglar sus problemas sola y hacerlo todo con una maestría absoluta.
Pero eso no quería decir que su gato negro favorito no fuera a maullarle de vez en cuando para jugar juntas.
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Allaidh no parecía para nada molesto con el juego de la gata, mas o menos sus pesos y tamaños eran similares, no recordaba cuanto pesaba Jade, pero el lobo tenía un peso de ocho toneladas así que bueno, no es que fuera moco de pavo tampoco. El caso es que simplemente rodó con la gata y siguió con los juegos tranquilamente aunque sin terminar de desmelenarse del todo, era un poco señorito a veces y no le gustaba perder la compostura. Las palabras de su amiga la hicieron reír, recordar la excusa barata que uso para que mandaran al pobre marine derechito hasta sus manos.
— Digamos que hice que me enviaran al chico derechito a los brazos, pedí expresamente como noble que fuera él quien investigara la "desaparición" de unas joyas — puso muchas comillas en eso de desaparición, por que bueno, fue ella quien las hizo desaparecer. Arqueo una ceja ante la pregunta del gobierno mundial, eso le daba ciertas pistas sobre su gallardo acompañante, al parecer el rubito también tenía algo que ver con el gobierno. Pero esperaría un poco más para preguntar sobre eso, después de todo parecía que para su gatita era complicado hablar del tema, podría ser un alto cargo de la marina, tal vez alguien metido en política o peor aún, un agente del CP.
— Sabes tan bien como yo que la vida sin líos se vuelve completamente aburrida y no te preocupes, si alguna vez necesito tu ayuda en particular sabes que acudiré a ti sin pensarlo — después de todo tenían esa clase de amistad, se ayudaban una a la otra, hacían negocios y tratos turbios entre ambas, pero lo más importante de todo es que se respetaban y se cuidan las espaldas la una a la otra bajo cualquier circunstancia por que ambas se conocían lo suficientemente bien como para saber en quien debían confiar y en quien no. — Entonces, ¿debo suponer que tu elegante acompañante tiene algo que ver con el gobierno mundial? — la miro de reojo mientras sonreía y esperaba una respuesta. No es que quisiera presionarla ni mucho menos, pero ambas sabían que aquel juego debía ser justo para las dos, si una contaba una cosa, la otra debía contar también.
Por un momento miro a Allaidh y lo encontró tirado en el suelo con Jade agarrada a él y con el pequeño gatito saltando de uno a otro como si fueran unos colchones o algo parecido. Cualquiera que las viera entre su aspecto y el zoológico que tenían montado podría pensar cualquier cosa, pero teniendo en cuenta que la mayoría de la gente de Arabasta ya las conocía no había mucho que decir al respecto. Una de ellas la hija del visir y la otra la hija de un noble que había sufrido todos y cada uno de los infortunios del mundo en su corta vida. — Por cierto querida, ¿conseguiste encontrar a nuestro "querido" circense? — había escuchado que el jefe del cierto circo había desaparecido y aquello solo podía significar una cosa. Sin embargo, Lilith tenía cierto toque de morbosa y quería una confirmación de su amiga para poder disfrutar un poco más de la noticia.
— Digamos que hice que me enviaran al chico derechito a los brazos, pedí expresamente como noble que fuera él quien investigara la "desaparición" de unas joyas — puso muchas comillas en eso de desaparición, por que bueno, fue ella quien las hizo desaparecer. Arqueo una ceja ante la pregunta del gobierno mundial, eso le daba ciertas pistas sobre su gallardo acompañante, al parecer el rubito también tenía algo que ver con el gobierno. Pero esperaría un poco más para preguntar sobre eso, después de todo parecía que para su gatita era complicado hablar del tema, podría ser un alto cargo de la marina, tal vez alguien metido en política o peor aún, un agente del CP.
— Sabes tan bien como yo que la vida sin líos se vuelve completamente aburrida y no te preocupes, si alguna vez necesito tu ayuda en particular sabes que acudiré a ti sin pensarlo — después de todo tenían esa clase de amistad, se ayudaban una a la otra, hacían negocios y tratos turbios entre ambas, pero lo más importante de todo es que se respetaban y se cuidan las espaldas la una a la otra bajo cualquier circunstancia por que ambas se conocían lo suficientemente bien como para saber en quien debían confiar y en quien no. — Entonces, ¿debo suponer que tu elegante acompañante tiene algo que ver con el gobierno mundial? — la miro de reojo mientras sonreía y esperaba una respuesta. No es que quisiera presionarla ni mucho menos, pero ambas sabían que aquel juego debía ser justo para las dos, si una contaba una cosa, la otra debía contar también.
Por un momento miro a Allaidh y lo encontró tirado en el suelo con Jade agarrada a él y con el pequeño gatito saltando de uno a otro como si fueran unos colchones o algo parecido. Cualquiera que las viera entre su aspecto y el zoológico que tenían montado podría pensar cualquier cosa, pero teniendo en cuenta que la mayoría de la gente de Arabasta ya las conocía no había mucho que decir al respecto. Una de ellas la hija del visir y la otra la hija de un noble que había sufrido todos y cada uno de los infortunios del mundo en su corta vida. — Por cierto querida, ¿conseguiste encontrar a nuestro "querido" circense? — había escuchado que el jefe del cierto circo había desaparecido y aquello solo podía significar una cosa. Sin embargo, Lilith tenía cierto toque de morbosa y quería una confirmación de su amiga para poder disfrutar un poco más de la noticia.
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Adoraba las historias con final feliz, y si ese final feliz incluir manipular, destrozar y someter a alguien era aún mucho más divertido.
Le gustaba escuchar las historias donde los mismos hombres que un día las habían destrozado y pisoteado esperaban debajo de sus pies la oportunidad de poder hacer algo, antes de que sus garras se cerraran sobre ellos y los destrozaran. Ya fueran las zarpas de un gato o los colmillos de un lobo, no parecían tener escape alguno de las trampas que ellas idearan y siempre había sido así.
El tema del jovencito del gobierno mundial le interesa, aunque la curiosidad es una de esas cosas con las que nuestra felina tiene que tener cuidado.- Todo muy conveniente, claro, somos unas despistadas con las joyas a estas alturas.- Con algo de burla nuestra dama de orbes de esmeralda muestra los traviesos colmillos que aparecen cada vez que sonríe demasiado, cada vez que deja claro que está disfrutando aquello. No puede evitar asentir sin embargo ante la parte de los líos, sobándose suavemente la sien de pensar en todas y cada una de las cosas en las que el bueno de Yarmin la había acabado metiendo.
Mustafá, grande y mimoso se acercó a su ama, pasando su cabeza por el costado de su ama para reclamar su atención. La mujer comenzó a dejarle pequeños mimos en su larga cabellera, mientras seguía hablando cómodamente con la dama.- Mi elegante compañero tiene que ver con muchas cosas, una de ellas es esa, pero no entraré en detalles… Luego hace pucheros y refunfuña.- Sonríe divertida, antes de que Mustafá las mire con algo de duda, y ella niegue de forma suave, sabe que es casi como si hablara de un hombre diferente, pero él era así solamente con ella y nadie más.
-Me alegra que sepas que puedes contar conmigo, a veces necesitamos algo de ayuda, por mucho que nos guste no somos invencibles… Pero eso hace las cosas más divertidas.- Se encoge suavemente de hombros, mientras mira a los dos grandullones saltar de un lado a otro, al enano disfrutar de la diferencia de tamaño y nuestra dama no puede evitar reír de forma leve ante el tremendo espectáculo que están haciendo ellas dos y su zoo. Sahir de forma digna y casi reclamando su comportamiento, se dedica a mirarles desde una esquina, negando y juzgándolos con aquella mirada de orbes celestes tan hermosa.
La palabra mágica hace que los ojos esmeraldas se oscurezcan un momento, y la forma en la que su boca se ladea indica cientos de problemas.- Fue muy divertido escucharle gritar…-Y eso es lo que tiene que decir por el momento, nuestra brujita sabe de sobra lo que aquel hombre había hecho con ella. El día en que el hombre la había destrozado a golpes y arañazos, Elly la había agarrado en brazos y la había acompañado hasta su habitación tras asegurarse de que Jade estaba bien sola. Al final habían sido algo más que una acompañante y su señora, habían sido amigas.
Le gustaba escuchar las historias donde los mismos hombres que un día las habían destrozado y pisoteado esperaban debajo de sus pies la oportunidad de poder hacer algo, antes de que sus garras se cerraran sobre ellos y los destrozaran. Ya fueran las zarpas de un gato o los colmillos de un lobo, no parecían tener escape alguno de las trampas que ellas idearan y siempre había sido así.
El tema del jovencito del gobierno mundial le interesa, aunque la curiosidad es una de esas cosas con las que nuestra felina tiene que tener cuidado.- Todo muy conveniente, claro, somos unas despistadas con las joyas a estas alturas.- Con algo de burla nuestra dama de orbes de esmeralda muestra los traviesos colmillos que aparecen cada vez que sonríe demasiado, cada vez que deja claro que está disfrutando aquello. No puede evitar asentir sin embargo ante la parte de los líos, sobándose suavemente la sien de pensar en todas y cada una de las cosas en las que el bueno de Yarmin la había acabado metiendo.
Mustafá, grande y mimoso se acercó a su ama, pasando su cabeza por el costado de su ama para reclamar su atención. La mujer comenzó a dejarle pequeños mimos en su larga cabellera, mientras seguía hablando cómodamente con la dama.- Mi elegante compañero tiene que ver con muchas cosas, una de ellas es esa, pero no entraré en detalles… Luego hace pucheros y refunfuña.- Sonríe divertida, antes de que Mustafá las mire con algo de duda, y ella niegue de forma suave, sabe que es casi como si hablara de un hombre diferente, pero él era así solamente con ella y nadie más.
-Me alegra que sepas que puedes contar conmigo, a veces necesitamos algo de ayuda, por mucho que nos guste no somos invencibles… Pero eso hace las cosas más divertidas.- Se encoge suavemente de hombros, mientras mira a los dos grandullones saltar de un lado a otro, al enano disfrutar de la diferencia de tamaño y nuestra dama no puede evitar reír de forma leve ante el tremendo espectáculo que están haciendo ellas dos y su zoo. Sahir de forma digna y casi reclamando su comportamiento, se dedica a mirarles desde una esquina, negando y juzgándolos con aquella mirada de orbes celestes tan hermosa.
La palabra mágica hace que los ojos esmeraldas se oscurezcan un momento, y la forma en la que su boca se ladea indica cientos de problemas.- Fue muy divertido escucharle gritar…-Y eso es lo que tiene que decir por el momento, nuestra brujita sabe de sobra lo que aquel hombre había hecho con ella. El día en que el hombre la había destrozado a golpes y arañazos, Elly la había agarrado en brazos y la había acompañado hasta su habitación tras asegurarse de que Jade estaba bien sola. Al final habían sido algo más que una acompañante y su señora, habían sido amigas.
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Sabía perfectamente bien el tipo de juego que ellas dos solían llevar. Como les gustaba hacer las cosas, la capacidad de manipular que tenían ambas y de hacer que aquellos que las rodeaban hicieran todo tal y como ellas querían. La gata del desierto era más pasional en ese sentido, Lilith casi siempre prefería mantener una actitud más neutral o fría respecto a los acontecimientos que fueran sucediendo aunque después se encargaba de que todo saliera a favor de ella y de sus deseos. Se alegra de saber que su amiga ahora tenía un compañero que tal y como lo veía la de ojos amatista, la estaba haciendo feliz. Al menos Zaina no era alguien que hablara así de mucha gente y si tenía esa confianza con él debía ser alguien realmente importante en la vida de su amiga.
— Me alegra comprobar que has encontrado a un hombre digno de tus ambiciones, espero poder conocerlo algún día — tal vez fuera bueno para ella también conocer a aquel hombre, tenía cierta curiosidad no iba a negar lo que era bastante evidente. Se preguntaba como sería y que podía ofrecer para que su amiga lo tuviera en tan alta estima. Espero la respuesta de la mujer de negros cabellos a su pregunta sobre el circense, aquella respuesta no tardo demasiado en darse y su curiosidad fue satisfecha. Lilith sonrió de forma leve mientras elevaba un poco la vista al cielo. De una forma u otra conseguían sus propósitos y se alegraba enormemente de que aquella maldita rata estuviera muerta y de que hubiera sufrido tanto como merecía.
— Me hubiese gustado oírle gritar, pero me conformare sabiendo que sufrió — llevo una mano al brazo de la gata para hacerle una caricia en modo de apoyo. Sabía que su amiga lo había pasado realmente mal en aquellos días, pero se alegraba de haber podido ayudarla a escapar. Eso la había acarreado bastantes problemas después, pues al ser amigas estaba claro que a la primera que fueron a preguntar por la mujer fue a ella. Pero siempre se hizo la loca lo suficientemente bien como para evitar demasiadas preguntas. Había luchado por proteger la nueva vida de Zaina y se encargo de que todos aquellos que fueron en el barco con ella no dijeran absolutamente nada. Después de todo más les valían serle fiel a la joven madame o terminarían sus días de una forma terriblemente dolorosa. Aunque cara al público, la joven mujer simplemente era una chica que había sufrido demasiadas penurias en su vida y que ahora solo quería seguir adelante.
Por un momento paro de andar y pensó en todo lo que habían pasado ambas hasta llegar donde estaban actualmente.
— Hemos pasado por mucho y aún nos queda mucho camino por delante, quiero que sepas aunque imagino que ya lo sabes, que puedes contar conmigo para cualquier cosa — y cuando decía cualquier cosa, era cualquier cosa. La madame hacía tiempo que no se andaba con tonterías, era una mujer capaz de hacer cualquier cosa para conseguir su objetivo y es cierto que tenía principios y que dentro de como pudiera ser y de la ilegalidad de algunas de sus acciones, siempre tenían una justificación lógica. Digamos que le gustaba jugar con la moral y la ética y retorcerlas para demostrar que realmente lo que ella hacía, no estaba tan mal como la gente pudiera pensar. No era un monstruo, solo era alguien que buscaba proporcionar una vida mejor a la gente dentro del bajo mundo, pero todos sabemos que una vez entras al bajo mundo, ya no puedes volver a salir.
— Me alegra comprobar que has encontrado a un hombre digno de tus ambiciones, espero poder conocerlo algún día — tal vez fuera bueno para ella también conocer a aquel hombre, tenía cierta curiosidad no iba a negar lo que era bastante evidente. Se preguntaba como sería y que podía ofrecer para que su amiga lo tuviera en tan alta estima. Espero la respuesta de la mujer de negros cabellos a su pregunta sobre el circense, aquella respuesta no tardo demasiado en darse y su curiosidad fue satisfecha. Lilith sonrió de forma leve mientras elevaba un poco la vista al cielo. De una forma u otra conseguían sus propósitos y se alegraba enormemente de que aquella maldita rata estuviera muerta y de que hubiera sufrido tanto como merecía.
— Me hubiese gustado oírle gritar, pero me conformare sabiendo que sufrió — llevo una mano al brazo de la gata para hacerle una caricia en modo de apoyo. Sabía que su amiga lo había pasado realmente mal en aquellos días, pero se alegraba de haber podido ayudarla a escapar. Eso la había acarreado bastantes problemas después, pues al ser amigas estaba claro que a la primera que fueron a preguntar por la mujer fue a ella. Pero siempre se hizo la loca lo suficientemente bien como para evitar demasiadas preguntas. Había luchado por proteger la nueva vida de Zaina y se encargo de que todos aquellos que fueron en el barco con ella no dijeran absolutamente nada. Después de todo más les valían serle fiel a la joven madame o terminarían sus días de una forma terriblemente dolorosa. Aunque cara al público, la joven mujer simplemente era una chica que había sufrido demasiadas penurias en su vida y que ahora solo quería seguir adelante.
Por un momento paro de andar y pensó en todo lo que habían pasado ambas hasta llegar donde estaban actualmente.
— Hemos pasado por mucho y aún nos queda mucho camino por delante, quiero que sepas aunque imagino que ya lo sabes, que puedes contar conmigo para cualquier cosa — y cuando decía cualquier cosa, era cualquier cosa. La madame hacía tiempo que no se andaba con tonterías, era una mujer capaz de hacer cualquier cosa para conseguir su objetivo y es cierto que tenía principios y que dentro de como pudiera ser y de la ilegalidad de algunas de sus acciones, siempre tenían una justificación lógica. Digamos que le gustaba jugar con la moral y la ética y retorcerlas para demostrar que realmente lo que ella hacía, no estaba tan mal como la gente pudiera pensar. No era un monstruo, solo era alguien que buscaba proporcionar una vida mejor a la gente dentro del bajo mundo, pero todos sabemos que una vez entras al bajo mundo, ya no puedes volver a salir.
Zaina Nitocris
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Ambas eran parecidas, pero nunca iguales. Tenían sus cosas en común, sus diferencias evidentes, tantas cosas que la una apreciaba de la otra y viceversa. Una sonrisa pinta sus labios con cada palabra de la muchacha, ya fuera por el tema de su pareja o el disfrutar sabiendo que aquel ser inmundo no se encontraba entre ellos. Fuera como fuera, eran uno de esos dúos que la gente acaba por preferir no encontrarse cada vez que se reunía.
Confirma sus palabras con un gesto cariñoso, tocando suavemente su hombro con su mano derecha, para hacerle saber que ambas se tienen la una a la otra para cualquier cosa que haga falta. Mientras disfruta del pequeño momento tranquilo, perdida en sus pensamientos, Jade se acerca agarrando un caracolofono que no para de sonar.- Oh las cosas tienen que estar listas.- Descolgó suavemente y tras un par de gestos, terminaba la conversación con una sonrisa felina, amplia y orgullosa.- Perfecto, ahora mismo iremos.- Tras colgar miró a su nueva y flamante socia.- He mandado preparar una tanda de joyas para que las inspecciones, se que te gustan las cosas que puedes ver y tocar. -Le guiña un ojo de forma divertida, mientras le hace un gesto para que la acompañe.
Si quieren socias y tener bien cuidado el tema de las falsificaciones y las joyas raras tienen que ser cuidadosas, meticulosas y no conformarse con nada que no sea lo mejor. Los hombres cegados por el placer y el amor eran idiotas, pero había grados de idiotez y eso siempre hacía que cualquier precaución fuera poca.- Tengo el muestrario no muy lejos de aquí, en una de mis tiendas…¿Te apetece entonces que vayamos? -Vuelta a los negocios, aunque adoraba el tiempo de tranquilidad y paseo con su bruja favorita, había momentos en lo que no podían perder de vista el verdadero motivo de todo aquello.
Luego se ponen a cuchichear y de cháchara y cuando se daban cuenta ha volado el día, la tarde y la noche y siguen en el mismo punto inicial. Fuera como fuera, guardaría el aparato en el bolsillo de Jade , mientras esta se preparaba para hacer de guía turística y llevarlos a todos hacía su destino, la tienda privada de nuestra dama. No todos sabían ir a esa tienda en particular, ya que era algo así como su despacho privado, incluso ella era un desastre y se perdía a veces… Pero para eso tenía a su inseparable amiga.
Todos y cada uno de sus felinos tenían algo que a ella le faltaba, o complementaban algo que tenía hasta límites insospechables.
Confirma sus palabras con un gesto cariñoso, tocando suavemente su hombro con su mano derecha, para hacerle saber que ambas se tienen la una a la otra para cualquier cosa que haga falta. Mientras disfruta del pequeño momento tranquilo, perdida en sus pensamientos, Jade se acerca agarrando un caracolofono que no para de sonar.- Oh las cosas tienen que estar listas.- Descolgó suavemente y tras un par de gestos, terminaba la conversación con una sonrisa felina, amplia y orgullosa.- Perfecto, ahora mismo iremos.- Tras colgar miró a su nueva y flamante socia.- He mandado preparar una tanda de joyas para que las inspecciones, se que te gustan las cosas que puedes ver y tocar. -Le guiña un ojo de forma divertida, mientras le hace un gesto para que la acompañe.
Si quieren socias y tener bien cuidado el tema de las falsificaciones y las joyas raras tienen que ser cuidadosas, meticulosas y no conformarse con nada que no sea lo mejor. Los hombres cegados por el placer y el amor eran idiotas, pero había grados de idiotez y eso siempre hacía que cualquier precaución fuera poca.- Tengo el muestrario no muy lejos de aquí, en una de mis tiendas…¿Te apetece entonces que vayamos? -Vuelta a los negocios, aunque adoraba el tiempo de tranquilidad y paseo con su bruja favorita, había momentos en lo que no podían perder de vista el verdadero motivo de todo aquello.
Luego se ponen a cuchichear y de cháchara y cuando se daban cuenta ha volado el día, la tarde y la noche y siguen en el mismo punto inicial. Fuera como fuera, guardaría el aparato en el bolsillo de Jade , mientras esta se preparaba para hacer de guía turística y llevarlos a todos hacía su destino, la tienda privada de nuestra dama. No todos sabían ir a esa tienda en particular, ya que era algo así como su despacho privado, incluso ella era un desastre y se perdía a veces… Pero para eso tenía a su inseparable amiga.
Todos y cada uno de sus felinos tenían algo que a ella le faltaba, o complementaban algo que tenía hasta límites insospechables.
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Siempre era bueno tener a alguien de confianza cerca para saber que al menos una persona siempre iba a apoyarte. Ese era el caso de estas dos mujeres, las dos podían confiar en la otra y no tenían dudas sobre ello. En el momento en que vio a Jade acercarse vio como el lobo hacía lo mismo. Suspirando acarició con cierta ternura al animal, siempre había tenido ese sentido de saber cuando su ama necesitaba un poco de compañía. En aquel momento más que compañía era sentirse tranquila, saber sobre aquel dichoso circense le ponía los pelos de punta, ese hombre era un completo demonio y muerto estaba mucho mejor sin lugar a dudas.
Asintió ante las palabras de su amiga, tenía muchas ganas de ver aquellas muestras de joyas, confiaba en ella, pero siempre era bueno tener algo con lo que estar aún más tranquilo. — Me parece perfecto, tengo muchas ganas de comprobar lo bien que va a ir este negocio — sin decir mucho mas pusieron rumbo a la tienda de Zaina. Seguían a Jade, quien parecía conocer el camino mucho mejor que su amiga. No pudo evitar sonreír un poco imaginando a la gata en ocasiones tirando de la pierna de su ama para indicarle que ese camino que había tomado no era el correcto y que en realidad debería girar a la derecha y no a la izquierda. De vez en cuando miraba a su alrededor, le gustaba ver las expresiones de la gente a su alrededor y bueno, le gustaba comprobar que León iba con ellas también.
No tardaron demasiado en llegar a la tienda de la felina, entro tras ella y dejó en todo momento que ella fuera quien llevara la voz cantante en aquel lugar. Después de todo era su tienda, eran sus negocios y ella simplemente había acudido a ver unas muestras para empezar con aquella red de falsificación. Miro a su alrededor disfrutando de la belleza y la exuberancia de aquellas preciosas joyas que lucían en los escaparates y en los maniquís. — Siempre me han parecido unas autenticas preciosidades tus joyas querida — nadie en su sano juicio podría negar que la mujer tenía un gusto exquisito a la hora de diseñar joyas. La verdad es que en más de una ocasión ella había utilizado alguna de las joyas de Zaina para plasmarla en alguno de sus cuadros sobre el cuello de alguna dama o como la joya más hermosa de la corona de una reina.
Después de todo, Lilith era una maravillosa dibujante y también tenía bastante maña a la hora de diseñar prendas, realmente aquellas dos mujeres habían sabido usar sus dones y aquello que les habían obligado a aprender en ocasiones en su propio beneficio. Sus ojos se fijaron rápidamente en las muestras que habían colocado sobre el mostrador para que pudiera echarles un ojo, tomo una de ellas entre las manos para cerciorarse del diseño, del peso y también de algún que otro detalle más que pudiera llamar la atención de sus clientes o de aquellos que fueran un poco mas avispados a la hora de mirar los complementos. Realmente aquellas joyas podrían dar el pego completamente y eso hizo sonreír a Lilith completamente complacida.
Asintió ante las palabras de su amiga, tenía muchas ganas de ver aquellas muestras de joyas, confiaba en ella, pero siempre era bueno tener algo con lo que estar aún más tranquilo. — Me parece perfecto, tengo muchas ganas de comprobar lo bien que va a ir este negocio — sin decir mucho mas pusieron rumbo a la tienda de Zaina. Seguían a Jade, quien parecía conocer el camino mucho mejor que su amiga. No pudo evitar sonreír un poco imaginando a la gata en ocasiones tirando de la pierna de su ama para indicarle que ese camino que había tomado no era el correcto y que en realidad debería girar a la derecha y no a la izquierda. De vez en cuando miraba a su alrededor, le gustaba ver las expresiones de la gente a su alrededor y bueno, le gustaba comprobar que León iba con ellas también.
No tardaron demasiado en llegar a la tienda de la felina, entro tras ella y dejó en todo momento que ella fuera quien llevara la voz cantante en aquel lugar. Después de todo era su tienda, eran sus negocios y ella simplemente había acudido a ver unas muestras para empezar con aquella red de falsificación. Miro a su alrededor disfrutando de la belleza y la exuberancia de aquellas preciosas joyas que lucían en los escaparates y en los maniquís. — Siempre me han parecido unas autenticas preciosidades tus joyas querida — nadie en su sano juicio podría negar que la mujer tenía un gusto exquisito a la hora de diseñar joyas. La verdad es que en más de una ocasión ella había utilizado alguna de las joyas de Zaina para plasmarla en alguno de sus cuadros sobre el cuello de alguna dama o como la joya más hermosa de la corona de una reina.
Después de todo, Lilith era una maravillosa dibujante y también tenía bastante maña a la hora de diseñar prendas, realmente aquellas dos mujeres habían sabido usar sus dones y aquello que les habían obligado a aprender en ocasiones en su propio beneficio. Sus ojos se fijaron rápidamente en las muestras que habían colocado sobre el mostrador para que pudiera echarles un ojo, tomo una de ellas entre las manos para cerciorarse del diseño, del peso y también de algún que otro detalle más que pudiera llamar la atención de sus clientes o de aquellos que fueran un poco mas avispados a la hora de mirar los complementos. Realmente aquellas joyas podrían dar el pego completamente y eso hizo sonreír a Lilith completamente complacida.
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No era exagerado decir que Zaina podría perderse en una línea recta, aunque adoraba fijarse en los detalles, ella se fijaba en los de las personas, no en los de las calles y lugares que la rodearan. Aquellas cosas no importaban, daban igual, siempre podía pedirle a alguien que fuera a recogerla muy a la desesperada. Aunque bueno, teniendo a Jade y a su increíble olfato era bastante sencillo saber por dónde tirar y por donde no. En fin, volviendo a lo importante, era mejor seguir a la gran bestia que meneaba el trasero con gracia y salero sabiendo que después, en aquella tienda, le darían un pequeño premio por sus servicios de guia turistica.
-Irá fenomenal, ambas tenemos cuidado y se de sobra que ninguna de tus chicas es tan estúpida como para irse de la lengua, las tienes muy bien...Domesticadas.- Rascó el mentón de Sahir a medida que caminaban, con una sonrisa felina que escondía tanto veneno como el que la mujer era capaz de manejar. No tardaron demasiado en llegar finalmente a la tienda, poco tiempo después estaban en su inmenso despacho, buscando desperfectos a las piezas y a los problemas que estos pudieran tener.- Gracias querida, siempre has tenido el buen gusto para apreciarlas, y el porte para llevarlas.- Una sonrisa divertida pinta sus labio, mientras la deja perderse entre las piedras y el oro.
Con calma saca de entre una de sus mantas de joyas una delicada horquilla con las alas de una mariposa plegadas en la punta. Era de un tono morado oscuro, mientras los pequeños diamantes azulados parecían tornarse rosa con cada pequeño movimiento que su dueña hacía al moverlo. Oro blanco, un trabajo tan delicado como la dama que tenía delante y mientras se lo extendía con una sonrisa, la felina no pudo evitar la sonrisa de colmillos. Amplia, feliz, casi ligeramente infantil, una de esas cosas que Elly había visto desde que era pequeña.- Feliz cumpleaños querida, siento que como todos los años, no pueda estar ese día especial para celebrarlo contigo.- No podía acudir a la fiesta oficial, trabajo, momentos político, quizás si convencía a Yarmin aquel año podría, pero fuera como fuera, deseaba darle aquello.
Elly era de las pocas personas con las que Zaina, era Zaina. No había Yasei, ni nada parecido que intentara salir de entre las sombras para destrozar a nadie, no, solo estaba ella… Siempre y cuando los negocios no la llamaran, claro estaba.
-Irá fenomenal, ambas tenemos cuidado y se de sobra que ninguna de tus chicas es tan estúpida como para irse de la lengua, las tienes muy bien...Domesticadas.- Rascó el mentón de Sahir a medida que caminaban, con una sonrisa felina que escondía tanto veneno como el que la mujer era capaz de manejar. No tardaron demasiado en llegar finalmente a la tienda, poco tiempo después estaban en su inmenso despacho, buscando desperfectos a las piezas y a los problemas que estos pudieran tener.- Gracias querida, siempre has tenido el buen gusto para apreciarlas, y el porte para llevarlas.- Una sonrisa divertida pinta sus labio, mientras la deja perderse entre las piedras y el oro.
Con calma saca de entre una de sus mantas de joyas una delicada horquilla con las alas de una mariposa plegadas en la punta. Era de un tono morado oscuro, mientras los pequeños diamantes azulados parecían tornarse rosa con cada pequeño movimiento que su dueña hacía al moverlo. Oro blanco, un trabajo tan delicado como la dama que tenía delante y mientras se lo extendía con una sonrisa, la felina no pudo evitar la sonrisa de colmillos. Amplia, feliz, casi ligeramente infantil, una de esas cosas que Elly había visto desde que era pequeña.- Feliz cumpleaños querida, siento que como todos los años, no pueda estar ese día especial para celebrarlo contigo.- No podía acudir a la fiesta oficial, trabajo, momentos político, quizás si convencía a Yarmin aquel año podría, pero fuera como fuera, deseaba darle aquello.
Elly era de las pocas personas con las que Zaina, era Zaina. No había Yasei, ni nada parecido que intentara salir de entre las sombras para destrozar a nadie, no, solo estaba ella… Siempre y cuando los negocios no la llamaran, claro estaba.
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Perderse entre joyas preciosas era el sueño de muchas mujeres, en ocasiones más de una prefería perder todo cuanto tenían con tal de lucir alguna de esas preciosidades. En su caso, no podía negar que le gustasen las joyas, pero no era alguien que disfrutara demasiado el ostentarlas aunque si debía lucirlas en ciertos eventos y por eso tenía donde elegir. Sus ojos se movían entre las joyas y después se disponían a revisar las muestras que habían preparado para ellas, de nuevo quería asegurarse de que todo saldría bien aunque no dudaba del trabajo de su amiga y de sus subordinados, después de todo debían estar a la altura. Pero por el momento debían ir con precaución viendo como se movían las cosas, si todo iba bien el negocio se volvería bastante fructífero.
Por un momento se quedo sorprendida al ver las acciones de su amiga, suspiro y no pudo evitar esbozar una sonrisa, totalmente sincera al ver aquella preciosa joya que le tendía. Desde luego, Zaina era una de las pocas personas que realmente podrían conseguir que Lilith se sorprendiera. Aunque con ella no era Lilith, no, con Zaina era Elly, aquella niña que quería una amiga y que la había encontrado en nada más y nada menos que la hija del visir. Se podría decir que desde jovencita Lilith había sabido con quien juntarse y con quien lograr una amistad, pero ella simplemente había conocido a una joven con la que había logrado hacer migas. Ella fue su primer amiga y desde entonces, la joven esta convencida de que Zaina es la única amiga leal y desinteresada que tiene.
Puede que Bianca, Leo, pero esos dos más bien le deben respeto y la vida, por eso aunque le son leales no pueden considerarse amistades como tal. Quitándose esa idea de la cabeza extendió la mano y tomó aquella preciosa horquilla — es preciosa querida y te lo agradezco mucho aunque sabes que no es necesario que me regales nada, ojala pudiera tener tu presencia en esa dichosa fiesta, ya sabes cuanto la detesto, además, tú serías la joya que luciría mas hermosa — desde que su madre murió había odiado su cumpleaños. Su padre lo utilizaba como una excusa de presentarla en sociedad y conseguir de alguna forma tratos comerciales o favores aprovechando que algunos nobles querrían casar a sus hijos con la joven noble. Pero olvidado eso se acerco a un espejo para colocarse la horquilla y lucirla ahora que su amiga se la había obsequiado de aquella forma tan maravillosa.
Por un momento se quedo sorprendida al ver las acciones de su amiga, suspiro y no pudo evitar esbozar una sonrisa, totalmente sincera al ver aquella preciosa joya que le tendía. Desde luego, Zaina era una de las pocas personas que realmente podrían conseguir que Lilith se sorprendiera. Aunque con ella no era Lilith, no, con Zaina era Elly, aquella niña que quería una amiga y que la había encontrado en nada más y nada menos que la hija del visir. Se podría decir que desde jovencita Lilith había sabido con quien juntarse y con quien lograr una amistad, pero ella simplemente había conocido a una joven con la que había logrado hacer migas. Ella fue su primer amiga y desde entonces, la joven esta convencida de que Zaina es la única amiga leal y desinteresada que tiene.
Puede que Bianca, Leo, pero esos dos más bien le deben respeto y la vida, por eso aunque le son leales no pueden considerarse amistades como tal. Quitándose esa idea de la cabeza extendió la mano y tomó aquella preciosa horquilla — es preciosa querida y te lo agradezco mucho aunque sabes que no es necesario que me regales nada, ojala pudiera tener tu presencia en esa dichosa fiesta, ya sabes cuanto la detesto, además, tú serías la joya que luciría mas hermosa — desde que su madre murió había odiado su cumpleaños. Su padre lo utilizaba como una excusa de presentarla en sociedad y conseguir de alguna forma tratos comerciales o favores aprovechando que algunos nobles querrían casar a sus hijos con la joven noble. Pero olvidado eso se acerco a un espejo para colocarse la horquilla y lucirla ahora que su amiga se la había obsequiado de aquella forma tan maravillosa.
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-Se que no hace falta cariño, pero no puedo evitarlo.- Sonríe de forma leve, mientras se cruza de brazos tras darle la pieza.- Cuando vi el diseño pensé en ti, lo demás fue seleccionar colores y perfeccionarlo.- Ella era cuidadosa con esas cosas, solo tenía contratado a los mejores diseñadores de joyas y ella misma daba la idea de muchos modelos, la mezcla de colores y combinaciones era algo que salía de su cabeza. El tema del cumpleaños era algo espinoso que ambas sabían de sobra solo servía para satisfacer a los demás y asentir. Así como el suyo solo era una cuenta atrás para saber en qué momento iban a regalarla con un lazo puesto en la cabeza.
Zaina agarró una pequeña bolsa donde algunas de las copias descansaban y se la extendió con tranquilidad.- Llévatelo, que tus chicas las enseñen, no hay mejor forma de comprobarlo que el contacto directo.- Las dejó a su lado , en una mesa, mientras tranquilamente hacía un gesto a sus hombres para que lo preparen todo.- Si pasa cualquier cosa , acude a este despacho, te pondrán en contacto conmigo por la vía rápida.- Tranquilamente luego de eso se encargó de cerrar todo y de dejar las cosas en su sitio, mientras sonreía de manera divertida, adoraba los buenos negocios fáciles de cerrar. Sobretodo cuando la otra parte era tan inteligente como su querida madam.
-No puedo esperar por ver los resultados, de momento será mejor que me vaya, algo me dice que mi rubio me extraña.- Le guiña un ojo de manera divertida, mientras ambas saben y son totalmente conscientes de que aquello es un juego de palabras entre las dos. En general cuando se referían a amantes con dobles sentidos solía tener que ver con un negocio mucho más turbio y oscuro del que inicialmente han planeado.Podía ser verdad que Yarmin anduviera haciendo pucheros, pero en general era mejor dejarlo de esa manera.
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Definitivamente el llamar a su amiga había sido lo mejor para hacer aquel negocio. Tomó la bolsa entre sus manos y la guardo como oro en paño. No estaba dispuesta a que nadie se la quitara, aunque mientras viajara con León y con Allaidh era demasiado difícil que alguno se atreviese si quiera a pensar en asaltarla. Una vez lo tuvo todo listo miro a su amiga y dejo salir una leve risa, puede que su galante acompañante la estuviera esperando, pero también sabía que ese tono utilizado por su felina favorita quería indicar que tenía otros negocios que atender. No le molestaba que se fuera, en absoluto, después de todo ella tampoco podía quedarse mucho más. Tenía negocios que atender y clientes a los que sacarle los cuartos.
Por su parte se despidió de la gata del desierto dándole dos besos y un abrazo, leve pero sentido como solían hacer las dos. — Espero verte pronto querida, en mejores circunstancias y tal vez, mejor acompañada — tras guiñarle un ojo salió de la tienda con las joyas bien guardadas y tras una seña tanto el lobo como su fiel guardaespaldas pusieron rumbo hacia el local principal de la mujer. León se le acerco y susurro lentamente a su oído para indicarle que dentro de un par de horas llegaría un grupo de hombres que llegaban de Wano en busca de una compañía agradable y de lo más satisfactoria. Por su parte había pensado en un espectáculo para ellos y debía asegurarse de que sus chicas lo iban a hacer de forma completamente correcta y eficiente.
Dejo atrás a la mujer de oscuros cabellos mientras caminaba lentamente bajo la atenta mirada de los transeúntes de Arabasta. En ocasiones era agotador ser el centro de las miradas y cuchicheos de la gente, pero le daba igual. Había llegado a un punto en su vida en que la gente le daba un poco igual, prefería utilizarla para lo que le importaba y lo que ella quería y después simplemente los abandonaba. No le interesaba demasiado eso de hacer lazos con la gente, una vez llego al local se acerco a algunas de las chicas y les fue colocando las joyas que Zaina le había dado. Eran unas replicas maravillosas y era momento de ver si conseguían o no engañar a sus clientes. Después les pidió que le mostrasen como iban a realizar la actuación y se sentó para disfrutar del espectáculo.
Esa noche iba a ser fantástica y en su mente no dejaba de pensar en las ganancias que iban a obtener de aquellas maravillosas joyas. Por el momento a la madame las cosas le iban bien y tenía muchas otras ideas en mente que llevar a cabo. No se cansaba de idear, siempre ha sido una chica con una mente ágil y cuando se empeñaba en algo lo conseguía a como diera lugar. Por ese motivo, tenía su meta tan clara, lograría hacerse con el control total del negocio de los prostíbulos y se aseguraría de que todo fuera tal y como ella lo planease.
Por su parte se despidió de la gata del desierto dándole dos besos y un abrazo, leve pero sentido como solían hacer las dos. — Espero verte pronto querida, en mejores circunstancias y tal vez, mejor acompañada — tras guiñarle un ojo salió de la tienda con las joyas bien guardadas y tras una seña tanto el lobo como su fiel guardaespaldas pusieron rumbo hacia el local principal de la mujer. León se le acerco y susurro lentamente a su oído para indicarle que dentro de un par de horas llegaría un grupo de hombres que llegaban de Wano en busca de una compañía agradable y de lo más satisfactoria. Por su parte había pensado en un espectáculo para ellos y debía asegurarse de que sus chicas lo iban a hacer de forma completamente correcta y eficiente.
Dejo atrás a la mujer de oscuros cabellos mientras caminaba lentamente bajo la atenta mirada de los transeúntes de Arabasta. En ocasiones era agotador ser el centro de las miradas y cuchicheos de la gente, pero le daba igual. Había llegado a un punto en su vida en que la gente le daba un poco igual, prefería utilizarla para lo que le importaba y lo que ella quería y después simplemente los abandonaba. No le interesaba demasiado eso de hacer lazos con la gente, una vez llego al local se acerco a algunas de las chicas y les fue colocando las joyas que Zaina le había dado. Eran unas replicas maravillosas y era momento de ver si conseguían o no engañar a sus clientes. Después les pidió que le mostrasen como iban a realizar la actuación y se sentó para disfrutar del espectáculo.
Esa noche iba a ser fantástica y en su mente no dejaba de pensar en las ganancias que iban a obtener de aquellas maravillosas joyas. Por el momento a la madame las cosas le iban bien y tenía muchas otras ideas en mente que llevar a cabo. No se cansaba de idear, siempre ha sido una chica con una mente ágil y cuando se empeñaba en algo lo conseguía a como diera lugar. Por ese motivo, tenía su meta tan clara, lograría hacerse con el control total del negocio de los prostíbulos y se aseguraría de que todo fuera tal y como ella lo planease.
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-Siempre puede mejorar la compañía querida, pero nunca podremos mejorar nosotras, la perfección no admite refinamiento alguno.- Una sonrisa cómplice, un trato bien hecho y ambas saben de sobra que aquello ha sido precioso para ambas, fructífero y casi íntimo en cierta manera. Cada trato implica la posibilidad de que algo pueda salir mal, cada pequeña palabra, cada intercambio, ambas han confiado en la otra hasta el extremo de poner en juego sus negocios más lucrativos e íntimos.
Saben de sobra que va a salir bien, saben que pueden confiar en la otra, que todo será perfecto y que acabarán dominando todo lo que se pose sobre sus miradas siempre y cuando no se pisen entre ellas. Lilith es el complemento perfecto para Yasei, y Yasei es el accesorio perfecto para Lilith. Les guste o no funcionan en una simbiosis en la que nada ni nadie podría meterse por mucho que quisiera.
Caminando rumbo al puerto y tras dar las instrucciones necesarias, nuestra dama sabe de sobra que los ojos y oídos que tiene en todas partes,solo hablarán cosas buenas de las joyas de las damas del burdel. Cada pequeña y exquisita piedra que cuelga en sus cuellos, orejas o muñecas será la comidilla y los hombres ansiosos correrán a comprar más piezas para ganar su amor y cariño.
Un cariño tan falso como la piedra que brilla en las joyas que han sido cambiadas. Compradas originales, ya que siempre se aseguran de ellos, pero falsas en los pechos de las prostitutas que consiguen hacer que se entretengan entre ellos. Es una de esas cosas que adora, engañar al rico y darle al pobre, destrozar relaciones y demostrarles que engañar es lo que mejor saben hacer, siempre desde el punto monetario en el que ambas lo controlan todo.
El travieso gato menea su cola, su trasero con forma de corazón, mientras la bruja y sus mariposas aletean libremente por el reino. Aunque no se han dado cuenta, Arabasta se encuentra entre las poderosas garras de dos mujeres y aunque a Yarmin le guste refunfuñar sobre ello, sabe de sobra que no puede evitar esa realidad absoluta.
Nadie puede manejar la tierra en la que viven como ellas, que llevan años viviendo del desierto, de sus arenas, sus aguas y sus tesoros, que aun así palidecen una y otra vez en contraste a su belleza y calma.
Una calma que ellas harían desaparecer.
Saben de sobra que va a salir bien, saben que pueden confiar en la otra, que todo será perfecto y que acabarán dominando todo lo que se pose sobre sus miradas siempre y cuando no se pisen entre ellas. Lilith es el complemento perfecto para Yasei, y Yasei es el accesorio perfecto para Lilith. Les guste o no funcionan en una simbiosis en la que nada ni nadie podría meterse por mucho que quisiera.
Caminando rumbo al puerto y tras dar las instrucciones necesarias, nuestra dama sabe de sobra que los ojos y oídos que tiene en todas partes,solo hablarán cosas buenas de las joyas de las damas del burdel. Cada pequeña y exquisita piedra que cuelga en sus cuellos, orejas o muñecas será la comidilla y los hombres ansiosos correrán a comprar más piezas para ganar su amor y cariño.
Un cariño tan falso como la piedra que brilla en las joyas que han sido cambiadas. Compradas originales, ya que siempre se aseguran de ellos, pero falsas en los pechos de las prostitutas que consiguen hacer que se entretengan entre ellos. Es una de esas cosas que adora, engañar al rico y darle al pobre, destrozar relaciones y demostrarles que engañar es lo que mejor saben hacer, siempre desde el punto monetario en el que ambas lo controlan todo.
El travieso gato menea su cola, su trasero con forma de corazón, mientras la bruja y sus mariposas aletean libremente por el reino. Aunque no se han dado cuenta, Arabasta se encuentra entre las poderosas garras de dos mujeres y aunque a Yarmin le guste refunfuñar sobre ello, sabe de sobra que no puede evitar esa realidad absoluta.
Nadie puede manejar la tierra en la que viven como ellas, que llevan años viviendo del desierto, de sus arenas, sus aguas y sus tesoros, que aun así palidecen una y otra vez en contraste a su belleza y calma.
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