Pantera busca esposo [Priv Lysbeth, Zaina, Bri]

Había sido una llamada un tanto… curiosa. No se la esperaba, pero le agradaba sumamente haberla recibido. Había colaborado con la mujer antes; les había acompañado a ella y a Alpha a la isla de las amazonas y, francamente, le había sorprendido con su fortaleza y habilidades. Lysbeth se llevaba bien con los animales, pero el control que ella ejercía sobre cualquier cosa con patas y pelo era casi sobrenatural. O sin pelo, porque ni siquiera los reyes marinos escapaban a su carisma y control.

Yasei era una de las pocas personas a las que Lys guardaba un profundo respeto y ahora había llamado para pedirle un favor. No había concretado gran cosa, pero en cuanto había dicho el nombre de la isla en la que quería reunirse había aceptado enseguida. Little Garden era su siguiente destino, pero lo había fijado sin tener realmente nada que hacer allí. No era una isla habitada y aunque un paseo por la jungla siempre era entretenido, hasta la llamada su plan había sido hacer un picnic y largarse a la siguiente isla. Algo le decía que lo que había hecho que Yasei le llamara sería bastante más interesante.

Atracó en una pequeña cala al norte de la isla y bajó de un salto, tirándose a la arena. Llevaba varios días de viaje a bordo del Loreley y aunque el mar le encandilaba, no era lo mismo que la tierra firme. El gran atractivo de viajar era llegar siempre a nuevos lugares, al fin y al cabo. Parar de vez en cuando para recuperar las pilas gastadas se agradecía. Tras unos minutos disfrutando de la playa, se levantó y tras sacudirse la arena, decidió dar una vuelta por el lugar. No estaba muy segura de cuándo o cómo llegaría su acompañante, pero llevaba su den den mushi y si tenía que volver siempre podía hacerlo volando para acortar tiempo.

Apartó una liana y se adentró en la jungla con presteza. Inmediatamente, el calor abrasador fue sustituido por una suave brisa y el frescor propio de sitios inundados de vegetación. Inspiró hondo, disfrutando del olor a plantas desconocidas. Oh, como había añorado algo de verde. Algo dentro de ella le hacía sentirse ilusionada, aunque no tenía del todo claro el por qué. En la parte de atrás de su cabeza todavía resonaban todas las preguntas para las que no quería tener respuesta, ni buscarla ni entenderlas. Sin embargo, parecían latir un poco más bajo cuando tenía algo que hacer. Había prioridades, al fin y al cabo. La aventura siempre iba por delante de traicionarse a sí misma.

-¡Maldita sea, deja de resfregarte contra el barco! -Una vez al año, por decirlo de alguna manera ya que la cantidad de tiempo es bastante inferior, nuestra querida Jade entra en celo, y es algo insoportable, jodido y complicado. Es una de esas cosas que hace que nuestra dama de ojos verdes se tire de los pelos y llore en silencio, pero es lo que hay. La gata es muy grande, muy mimosa y la idea de que le den un meneo es algo que se le pasa la cabeza todos y cada uno de los años que pasa eso.

Bien, pues este año es el año, va a asegurarse de encontrar un macho para Jade, aunque sea un polvo esporádico o un meneito para sacarle las ganas, pero esa jodida gata va a salir de la isla preñada y gorda, como Zaina Nitocris que se llama. Ha pedido ayuda a las dos mujeres que conoce pueden ayudarla con el tema, una de ellas lo suficientemente fuerte como para agarrar a todo Little Garden de la nuca, la otra tan apañada e inteligente como para sacarla de cualquier lío en el que se meta.

Aunque le han hecho el favor de llevarla en barco hasta ese lugar, el dueño del mismo está cansado y sabe de sobra que llevar a Jade posiblemente embarazada no es nada viable, ni mucho menos. Sus cabezazos contra el barco en busca de algo que la rasque a conciencia es una de esas cosas que la está poniendo nerviosa, pero bueno, cosas que pasan.- Este año sales de aquí con los pies por delante, que lo sepas, gata del demonio.- Jade lanza un extraño maullido, rugido, sonido estridente y Zaina se agarra las orejas de nuevo. Lleva cuatro noches de esa forma y las ojeras van a llegarle al suelo.

Han tenido que sacarla de Oasis por volver loco a todos y cada uno de los machos de ese lugar y no tiene pinta de que en esta isla sea diferente. Menos mal y gracias a Dios que tiene dos amigas como la copa de un pino que van a evitar que se suicide una de esas noches hasta que pase el mes de celo.- Ay señoritas, ayudenme, necesito buscarle marido a esta gata, si no, un polvo me vale, cualquier cosa…-Jade se sienta a su lado, pestañeando tranquilamente antes de volver a soltar uno de esos estridentes maullidos que hacen que todos los pájaros de la selva salgan volando.

-¡Loca me tienes niña!- El gato hace ruidos sin sentido, mientras que ella se llevó la mano a la cara, iba a terminar arrancandose los pelos uno a uno, pero no podía hacer nada con todo aquello a medias. En fin,mientras veía a sus chicas llegar, era hora de ponerse al lío.

Había recibido la llamada de Yasei pidiendole ayuda desesperadamente para encontrarle un marido a su gata gigante. Podía entender su desesperción, teniendo en cuenta que era un gato enorme y que sus celos tenían que ser bastante complicados de sobrellevar. Sin lugar a dudas accedió a la petición de la mujer y cogió a veleriano para poner rumbo a Little Garden. No estaba demasiado lejos y con las mejoras que había hecho al barco en aquella dichosa carrera pues la verdad es que iba mucho mejor que antes. Pensaba en como podría ayudar a su amiga, aunque se imaginaba que seguramente sería manteniendo a la gata oculta hasta que encontraran a un macho decente para que la montase.

Una vez llego a la isla atraco el barco y bajo buscando a su amiga en el puerto — ¿¡Yasei!? ¿Estas por aquí? ¿Jade? — sabía que si su amiga no la escuchaba siempre podría hacerlo la gatita gigante por muy necesitada que estuviera. Camino un poco más por el puerto cuando escucho un maullido/rugido/grito desesperado que le indicaba que definitivamente el gato estaba cerca y que se estaba volviendo loca, ella misma y seguramente a su dueña. Se dispuso a acelerar un poco el paso hasta que pudo ver a su amiga a lo lejos, Brianna levanto una mano a modo de saludo y se termino de acercar a la mujer para ver en el estado en el que se encontraba. Tenía ojeras y se notaba que llevaba al menos unos buenos días sin dormir.

— Perdona que te lo diga cielo, pero estas horrible — dejo salir una leve risilla mientras se acercaba a ella para darle un abrazo. Una vez que se separaron del abrazo Brianna miro a Jade y suspiro un poco al ver la carita de desesperación que llevaba la pobre gata — bueno, cuanto antes vayamos a buscarle un marido mejor ¿no? definitivamente parece que se esta subiendo por las paredes ¿con que puedo ayudarte? — espero que le diera las indicaciones que necesitase y además se sento a su lado por que al parecer habían quedado con alguien más y tenían que esperar a que llegara para poder ponerse en marcha. Definitivamente iba a ser una aventura de lo más divertida y estaba emocionada por ser parte de ella.

No tardó en encontrarlas. ¿Cómo podía? Oía a Jade a lo que parecían kilómetros y le sorprendía que no se les hubiera echado encima media selva. Con ayuda de uno de sus cuchillos, fue cortando lianas y liberando el paso para llegar hasta ellas. La escena que se encontró era… interesante.

Jade estaba en el suelo, revolcándose contra… ¿algo? No tenía muy claro si era una planta, un tronco caído o qué, pero por lo visto debía de oler bien. Eso y los estridentes maullidos que soltaba el pobre animal le dejaron bastante claro a la pirata cuál era el problema. Se rió entre dientes y se guardó las ganas de agacharse y acariciarle las orejitas a la felina; no quería empeorar su situación.

En lugar de eso, se giró hacia las dos mujeres que le acompañaban. A Yasei ya la conocía, por supuesto y su primer instinto fue darle un breve abrazo. Lys no era la mujer más cariñosa del mundo, pero la pobre parecía agotada y le salió del alma. A su lado había otra joven, de pelo negro y expresión amable. Esa debía de ser amiga de Yasei. Le ofreció la mano con una sonrisa antes de presentarse:

-Lysbeth Ardian, un placer.- Se giró hacia Yasei, cruzándose de brazos e intentando no reírse mucho.- Voy a asumir que el problema del que me hablabas es… justamente esta pequeña. ¿Sinceramente? Colocar tanto deseo en alguien es simplemente cruel. – Los estándares animales para esas cosas eran ligeramente diferentes, pero la gata emanaba tanto que era imposible confundirse.- Puedo intentar aliviarla un poco, pero la verdad es que no creo que dure. Lo está generando ella y poco puedo hacer contra la genética.

Se agachó, sin embargo y le colocó una mano en la cabecita. Intentó no reírse, porque por más que lo disminuía el cuerpo de la felina creaba más, como luchando contra ella. Eventualmente, pareció agotarla y consiguió hacer que se calmara un poco. Los maullidos pararon, aunque no parecía tener intención de dejar de restregarse.

-Bueno, creo que eso es lo mejor que puedo hacer. ¿Tienes algún plan? ¿Preferencia quizá?

Una sonrisa burlona asomaba a sus labios sin que pudiera evitarlo. Estos asuntos entraban dentro de su especialidad y el gato de su amiga conseguiría al macho que quisiera, sin importar cuál fuera. Se aseguraría de ello.

Se soba momentáneamente las ojeras, como si eso fuera magia y las hiciera desaparecer si las presionaba lo suficientemente fuerte. Las palabras de su adorada Brianna hacen que sus morros se caigan ligeramente en un puchero, sabe que no está en su mejor momento pero escucharlo siempre es peor de lo que parece. Yarmin se había limitado a dejarla tranquila con sus asuntos y a viajar , así que no es que fuera consciente del estado de Jade o el de su dueña en los últimos días.- Necesito ayuda, o me volveré loca, perderé un hervor y mataré a todo y a todos repetidas veces hasta calmarme, y no será suficiente.- Ligeramente desquiciada, recibió a Lys con un abrazo sentido y la clara necesidad de llorar, pero era una mujer fuerte, eso lo haría cuando consiguiera dormir.

Por eso cuando hizo las presentaciones y todo el lio y nuestra dama de la seducción el celo y la belleza hizo de las suyas, nuestra Yasei casi, casi llora otra vez.- Oh Dios mio ha parado, Lys cásate conmigo.- Ya encontraría la manera de explicarle a su rubio que la poligamia estaba bien en casos de necesidad.- Vale, señoritas, sois las personas en las que más confío para esta tarea, tengo a otra domadora por ahí pero tenía trabajo pendiente.- Lilith hubiera adorado ayudarla, pero últimamente tenía tareas con su organización y sus trapicheos y escaparse era complicado.- Necesito que ambas me ayudéis a buscar una pantera negra macho para Jade, pero no cualquiera… Tiene que ser el jodido Rey de la Jungla o Jade le dará un meneo y lo mandará a la isla del frente.- Simple, sencillo y completo, como la pantera no le aguantara iba a terminar muriendo bajo los colmillos de su compañera.

-Se que ambas podéis ayudarme, tanto para atrapar el macho como para transportar a Jade una vez se quede embarazada, puede ser que debamos pasar un par de días aquí, pero os prometo que os pagaré.- Antes de que ninguna hiciera o dijera nada, sus hombres habían preparado un coqueto y arreglado campamento cerca de la playa y ella había dejado todo listo para hacerles un banquete cuando volviera.- Os deberé un favor, uno de esos que se hacen sin preguntar, pedir explicaciones o intervenir, cumplir y callar, promesa de gata.- Cruzando los dedos por sobre su corazón, la dama selló el pato con una de esas cosas que ninguna de ella sería consciente necesita hasta que llegara el momento.

De momento, era hora de adentrarse en la jungla.

No mucho después de que ella llegara apareció otra mujer, realmente guapa la verdad, tenía un tipo estupendo y un pelazo. Brianna no podía evitar fijarse en la fisionomía de la gente, después de todo su vena médica hacía estragos en ella en muchas ocasiones. Le dedico una sonrisa y le estrecho la mano como saludo mientras ella también se presentaba — encantada, Brianna Byrne, gracias por calmar a la fierecilla, creo que acabas de hacer feliz a Yasei para lo que queda de año — dejo salir una leve risilla mientras se levantaba y se sacudía un poco el culete mirando a la preciosa pantera que parecía de lo más nerviosa aún mientras escuchaba los planes de su amiga felina.

— Perfecto, pero si os parece bien, guardamos a Jade en mis puertas para evitar que se nos eche encima la mitad de la selva o se nos va a complicar un poco la búsqueda — una nueva risilla salió de sus labios mientras se acercaba a Jade y abría una de sus puertas dejando que el animalito entrase. De esa forma sería más sencillo para ellas encontrar a una pantera macho para la preciosa Jade. Tenían una misión peculiar entre manos, bastante complicada pero a la vez satisfactoria si salía bien. Ayudarían a la pantera a que desfogase un poco y Yasei tendría una camada de preciosos gatitos a los que mimar. Desde luego era un negocio redondo.

Una vez la felina estuviera en el interior de la dimensión paralela pondrían rumbo al interior de la selva para comenzar la búsqueda. Tendrían que encontrar un hábitat de panteras negras, puede que se les complicase un poco el camino si la selva era demasiado grande, pero teniendo en cuenta que si en algún momento necesitaban un poco de ayuda siempre podían hacer que Jade asomase un poco la cabeza para que les indicara por el aroma donde podrían encontrar a los machos de la manda. Después solo tendrían que escoger uno de los machos, el que mas le gustase a mami Yasei y dejar que tuvieran una apasionada y loca noche de amor gatuna para que todo terminase bien.

Se rió un poquito al ver la reacción de Yasei. Aunque no la culpaba, ella solo había escuchado a la gata durante unos minutos, pero por su pinta ella llevaba días aguantándola. Eso tenía que destrozar, sin duda. Se alegraba de haber podido ayudar, pero lo más complicado venía ahora. Asintió al escuchar las exigencias que tenía para el candidato. Era lógico, había visto el carácter de Jade y no podían dejar que fuera por ahí asesinando a panteras macho. O, bueno, en realidad sí que podían, pero era tremendamente subóptimo. Mejor acertar a la primera.

Se aseguraría de recordar lo del favor. Sabía que Yasei era bastante más de lo que le decía y nunca era buena idea rechazar un posible contacto. El día en el que lo necesitara podía llegar antes de lo esperado.

Abrió los ojos con admiración al ver la… ¿puerta, había dicho? Que apareció de la nada. Jade se metió dentro sin muchos problemas, dejando a las tres mujeres con libertad para buscarle un buen esposo.

-Esa sí que es una habilidad útil. ¿Si metemos a la pantera macho… ahí, también, estarán juntas? ¿O en espacios separados?

Quería averiguar cómo funcionaba esa extraña capacidad. Si estaban juntos, parecía buena idea dejarles ahí para hacer sus cosas y evitarse el espectáculo, que por cómo estaba Jade iba a ser más bien… agresivo. Aunque si efectivamente era un lugar concreto, entendería que la joven no quisiera mancillarlo.

De una forma u otra, ahora lo que tenían que hacer era encontrar un rastro de panteras. Señaló hacia la izquierda, de donde había venido ella.

-Me pareció encontrar algo parecido a un rastro mientras me dirigía hacia aquí, pero mejor que lo compruebes tú. De todas formas, gracias a sus gruñidos creo que todas las panteras de la jungla deben estar a la espera… por decirlo suavemente.

-Durante lo que pueda, hasta que la castre… Pienso llevarme al macho para monta y dejarlo guardado, tras dos camadas, la castrare.- Lo dice con toda la calma del mundo, asintiendo de manera pausada, tranquila, pero solo una vez se ha asegurado de que Jade ha cruzado la puerta y no puede oír la palabra prohibida. Todas y cada una de las veces que había intentado hacerlo, pronunciado la palabra clave Jade había entrado en rage mode y casi mata a toda una isla intentando escapar de su madre. Pero en fin, sea como es momento de ponerse a lo que importa y asegurarse de que las cosas funcionen de la manera correcta.

Mirando a Lys fascinada ante los poderes de Bri, no pudo evitar sonreír al ver como si fuera una niña pequeña emocionada por todos los secretos que esta pueda llegar a tener.- Tengo que decir que es de las cosas más fascinantes que he visto, y no son pocas.- Adora ver la magia de esas dos poderosas mujeres en acción, le recuerda que el mundo es maravilloso y algo más rosa cuando tienes alguien que te ayude.- Comprobaré el rastro, llevaré a uno de los niños para que nos ayude.- Rouge las miró fascinado, pestañeando calmadamente antes de mirar a Lys y maullar con ganas, haciéndole ojitos.

-Este es Rouge, el pequeño bribón rastreador y nuestro ayudante.- Emitió una especie de sonido similar a un rugido maullado extraño,la cosa era decirle a las féminas del grupo que él era el que iba a intentar mandar esa expedición. Total, antes de que empezaran con todo aquello el pequeño comenzó a rastrear la zona, siguiendo las indicaciones de donde Lys hubiera podido pasar.- Tendrá el orgullo de un león, pero no deja de ser una bola de pelo con patas.-Asiente tranquilamente, mientras él se menea con gracia y elegancia, esperando llegar hasta donde puedan encontrar panteras.

Son animales más bien solitarios, pero siempre puede buscar por tamaños y esa clase de cosas raras. Yasei se divertía, en cierta manera jugar con toda clase de bichos gigantes que aparecen de un lado a otro, pasando serpientes por entre sus hombros y sonreía a los pájaros que las miraban algo dudosos.

No vamos a negar que era una excursión con amigas de lo más divertida, una de esas que no había tenido nunca, pero oye...Por algún lado tenían que empezar.

Escuchó las preguntas de Lysbeth y sonrió al notarla tan emocionada con el tema de las puertas. La verdad es que ella siempre había odiado esas puertas hasta que descubrió que realmente eran útiles y que podía ayudar a otras personas. Sonrió al ver a Rouge y comprobar que el pequeño gatito se encontraba bien y que aun mantenía esa alma de león gigantesco. Después de todo, aunque era el más pequeño de la manada de Yasei era un gatito de lo más fuerte y resistente. Valiente y leal, desde luego estaba segura de que el pequeño las llevaría al lugar indicado. Pensó en como explicar bien el tema de sus puertas, después de todo a ella misma en ocasiones le costaba un poco entender su funcionamiento y eso que por lo menos había entendido como unas se conectaban con otras y con esa dimensión paralela que siendo sinceros le hacía la vida muchísimo más sencilla.

— Si metemos al macho podrán estar juntos en la misma dimensión digamos, mis puertas pueden conectarse entre si y con una especie de dimensión alternativa — de esa forma se asegurarían de que Jade no pudiera escapar y se dejara montar por el macho. Y si Yasei se lo quería llevar sería un método bastante sencillo de transportarlo de la selva al barco e incluso hasta Arabasta si quería que ella la acompañase hasta allí. Después de todo en aquel momento no tenía mucho más que hacer y tal vez aprovecharía para pedirle a su amiga que la ayudase a encontrar a su padre, era hora de terminar con aquel juego extraño que ese hombre se traía entre manos. No por nada estaba ya bastante cansada de jugar con aquel hombre al gato y al ratón, era momento de encontrarse con él cara a cara y terminar con aquella tontería que durante años había arrastrado.

Pusieron rumbo al lugar donde Rouge les iba llevando — bueno ¿y que tal os va, más allá de esta misión en la que nos hemos embarcado? — si había algo que le gustase a la morena era saber que a sus conocidos les iba bien. No conocía del todo a aquella mujer pero le parecía una persona de lo más interesante y para poder conocerla más tendría que hacer preguntas. Por el momento empezaría de forma tranquila para ver como estaban y que le contaban y que no. En su caso su vida no había cambiado demasiado, exceptuando el terrible encuentro con el CP y que había terminado su relación con Ivan. Bueno, vale, su vida si que había cambiado bastante desde aquella dichosa carrera. Pero bueno, por el momento esperaba la respuesta de aquellas dos mujeres, después ya vería hacía que puerto se dirigía la conversación.

En cuanto vio a Rouge inmediatamente se agachó para que fuera a ella y pudiera colmarle de mimos. Oh, adoraba al pequeño. Era fiero como el solo y siempre le hacía sonreír. Le rascó bien detrás de las orejitas y dejó que le diera un par de lametones. Tras unos segundos de juego, se incorporó un poco y le indicó al felino por donde creía haber visto el rastro. Hierba pisada y alguna que otra marca incompleta le decían que había felinos por la zona, pero no estaba segura de que fueran panteras. Rouge se entregó a su trabajo en seguida y tras olfatear un rastro por todo el lugar empezó a caminar hacia el este. Lys le siguió de cerca junto a las otras chicas.

Asintió tranquilamente a la explicación de Brianna,, fascinada. Era un poder totalmente diferente al suyo propio, pero desde luego igual de versátil. ¡Era como llevar un bolsillo gigante a todas partes! Y por supuesto la posibilidad de meter ahí a los dos gatos hasta que terminaran sus asuntos era más que bienvenida. Se ahorraban el riesgo de que el macho o, más realistamente, Jade, se cansaran o decidieran que ya estaba bien. Encerrados, juntitos y con la gata en celo no había muchas otras posibilidades que una camada.

-El embarazo de una pantera… ¿tres meses? No estoy segura de si lo recuerdo bien. ¿Qué vas a hacer con ella mientras esté en estado?

Asumía que Yasei ya habría preparado todo para cuando sucediese, o no estaría buscando un macho aquí y ahora. Aún así, le interesaba. No iba a negar que le encantaría estar ahí para recibir a los pequeños, pero no estaba segura de si sería forzar la confianza que tenía con la dama. Al final, dejó de darle vueltas al escuchar la pregunta de Brianna. Je… había muchas formas de contestar a eso, pero al final se decantó por una pequeña sonrisa y un resumen un tanto ambiguo.

-Podría decirse que me estoy tomando unas buenas vacaciones. –No es que trabajara en realidad, pero eso era un dato irrelevante.- Haciendo turismo, viajando… necesitaba pensar y nada mejor para eso que un montón de lugares por conocer.

En realidad más que pensar necesitaba distraerse y de momento, por poco que fuera, lo estaba consiguiendo. No sabía qué pasaría cuando llegara al fin, pero por ahora estaba feliz de tener cosas más importantes que hacer.

-Entre noventa y cien días, de cuatro a cinco cachorros, a veces tres, pero quiero ser positiva, Jade tiene las caderas anchas.- Esperaba sacar en dos camadas entre ocho y diez pequeños para poder hacer algo con aquello.- El tema de la gestación y embarazos una vez consiga el macho está controlado, tengo un entorno seguro para ambos y a un equipo listo para llevarlos a la zona de control- Tenía a la gente de Oasis pendiente después de su charla con Yarmin al este darse cuenta de que Zaina iba a perder la cabeza. Con las crías la cosa estaba clara, nNo iba a venderlos, no iba a traficarlos, no iba a hacerles daño y nunca se permitiría que les pasara nada. Iba a darlos a gente de confianza en cuanto comenzaran el proceso de desprendimiento de su madre. Sabía de sobra que quería darle uno a Lilith, aunque no sabía si la mujer lo aceptaría. Luego estaba el caso de las dos señoritas que tenía delante.- Pienso regalar las crías a gente de confianza…¿Cómo lleváis eso de adoptar panteras de cuatro metros o más? -Las mira seriamente, no es una pregunta trampa, no es una pregunta broma es real, se fía de esas dos mujeres tanto commo se fía de ella misma y sabe cuidarán de los enanos.

Escucha la pregunta de Bri, que como siempre se preocupa tanto por ella como por su vida en general. Nuestra dama de Arabasta escucha con curiosidad a Lys y luego ella, resume de forma rápida y eficaz.- Negocios, muchos negocios, un montón de cosas a solucionar tras estar perdida por esa jodida carrera y bueno, gente a la que mimar y agasajar.- Una sonrisa felina sale de sus labios, causando que esos dos colmillos de gata traviesa se asomen de la comisura de sus labios.- Y cariño, todas nos merecemos unas vacaciones de vez en cuando...Quien viviera en unas eternas.- Luego estaba el adicto al trabajo de Yarmin al cual de vez en cuando debía pinchar con una de sus garras para recordarle que tiene que sacar los ojos del papel.

Rouge, tras recibir y dar mimos a todo el que lo desee y quiera, se adentra felizmente entre la zona, y aunque debería estar asustado sabe que tiene las mejores guardaespaldas del mundo conocido. Su mama anda quitando cualquier bicho medianamente venenoso que se acerca, y el resto está al tanto de lo que hay.- Hay panteras cerca, se nota la zona donde duermen.- Señaló zonas de hojas aplastadas en lugares donde las rocas absorben calor, zonas altas en los árboles. Fue entonces que nuestra dama intentó darles una pequeña referencia a las damas, como ayuda.- Jade mide por el lomo cuatro metros, cuatro y medio con la cabeza y es hembra, el macho debe llegar como mínimo a los cinco metros o lo romperá por la mitad.- Decir que ama y animal eran algo salvajes en temas sexuales… Era correcto.

Realmente Yasei lo tenía todo previsto y bien preparado para que su preciosa Jade tuviera un tiempo de gestación maravilloso, que no sufriera con el embarazo y seguramente tampoco con el parto. Desde luego era un gusto saber que su amiga cuidaba tantísimo de sus animales. La pregunta de la mujer de ojos esmeraldas la pillo un poco desprevenida. ¿Quería regalarle un cachorrito de Jade? Eso podría ser un poco problemático, ella no sabía cuidar bien de los animalitos, no tenía ningún tipo de estudio sobre eso aunque bueno, luego recordó con quien viajaba. Alistar era alguien maravilloso y poseía una habilidad magnifica para cuidar de los animales. Estaba segura de que si se llevaba un cachorrito de Jade, Alistar estaría de lo más encantado de cuidarla.

Aunque bueno, puede que a Kodlak un gato gigante no le hiciera demasiada gracia. — Bueno, no soy una persona muy diestra a la hora de cuidar animales, pero tengo un compañero de viaje maravilloso que seguro que me enseña — dejó salir una pequeña risa mientras caminaba junto a ellas hasta encontrar los indicios de las panteras. Parecía que realmente tenían que estar cerca, después de todo si había tantos asentamientos o pruebas de que usaban aquellos lugares para dormir no debían estar muy lejos. No eran animales que buscasen lugares nuevos cada día, después de todo, tenían sus costumbres y lugares en los que se sentían cómodos y seguros.

Debían encontrar un animal lo suficientemente grande como para que Jade no le destrozase a la hora de aparearse. Más o menos que midiera cinco metros y que se viera fuerte y preparado. Por su parte miro a las chicas y pensó en que podrían hacer — hagamos una cosa, cada una por un camino — señalo lo que parecían tres caminos distintos entre las hojas que podrían haber creado las propias panteras. — Si alguna encuentra a nuestro fuerte machote que haga una señal para que nos reunamos todas de vuelta ¿que os parece? — bien podrían usar sus puertas para ese mismo cometido. Después de todo podía colocar una puerta en cada una de ellas y que tocaran, como si llamasen a la puerta para realizar la señal pertinente.

¿Solo tres meses? Vaya, sí que lo tenían bien montado las panteras. Aunque bueno, no es como si a ella le afectara. Incluso si quisiera tener hijos, que no era el caso, era infértil. Nada que hacer por esa vía. Mejor, en cualquier caso. El parto no era algo que le desease a nadie, por muy bonito que algunas se empeñaran en decir que era. Una fiesta de sangre y gritos, eso es lo que era. Poético, para que mentir. La vida cuesta tanto crearla como acabar con ella. No había necesidad de hacerlo bonito.

Práctico, por otro lado… Yasei parecía tenerlo todo más que controlarlo y le alegraba saber que pronto habría un montón de pequeñas Jades sueltas por el mundo. En cuanto la mujer dejó caer que podría dejarles adoptar una se paró en seco y se giró hacia ella, cogiéndole las manos entre las suyas y mirándola fijamente a los ojos completamente seria.

-Le defenderé con mi vida si hace falta.

¡¡Un cachorrito de pantera!! ¡¡¡De Jade!!! Eso era completamente diferente  a un hijo y ahora que la posibilidad estaba sobre la mesa lo quería con locura. Sin embargo, para que eso pudiera suceder primero tenían que encontrarle un macho… competente. ¿Cinco metros, decía? Soltó un pequeño silbido de admiración. Desde luego era una felina con estándares. Parecía que se estaban acercando, de todas formas, por lo que era hora de andarse con cuidado.

Asintió ante la idea de Brianna. Ciertamente, cubrirían mucho más campo yendo cada una por un lado. Se sorprendió ante la puerta que colocó en su pierna, pero sonrió al entender la idea. Tras indicarles que les avisaría si encontraba lo que buscaban, saltó a la rama del árbol más próximo y se fue por el camino de la izquierda.

Era mucho más ágil cuando iba sola y la jungla no tenía nada que ella no conociera. Fue de árbol en árbol y liana en liana, silenciosa como una sombra y con la mirada siempre fija en el rastro entre las hojas. Si las panteras iban por abajo, las escudriñaría desde las alturas. Sin embargo, tardó todavía unos minutos en encontrarlas. Eran un grupo de… ¿tres? No, cinco. Había una madre con dos cachorros algo grandes. Frunció el ceño. Yasei había dicho que daban a luz entre tres y cinco… los otros no debían de haber sobrevivido. La pega de vivir en un entorno salvaje, suponía. Tampoco era una experta. Lo interesante, sin embargo, no eran la madre ni las crías, si no los otros dos machos.

Se dejó resbalar por el tronco de un árbol cercano, clavando las uñas en la madera para sujetarse y verlos de cerca. ¿Eran lo bastante grandes? Eran bonitos especímenes, completamente negros. Uno decidió en seguida que era demasiado pequeño y el otro… no estaba segura, en realidad. ¿Cuánto eran cinco metros? Demonios, estaba acurrucado en la piedra y no era capaz de comprobarlo. Tenía que despertarlo si quería verle en pie, pero a todas luces no era la mejor idea. No quería tampoco dañar a los otros. Al final, suspiró y empezó a dejar caer hojas directamente en la nariz de la pantera. Tarde o temprano reaccionaría y con suerte en lugar de fijarse en ella solo se pondría en guardia y podría comprobar si tenía lo que hacía falta para contentar a la preciada Jade.

-Al menos eres sincera, estoy segura de que con ayuda podrás hacerlo de forma maravillosa.- Bri era práctica, al menos expresaba sus preocupaciones y se aseguraba de dejar claras las cosas que podía y no hacer. Lys se giró, agarró sus manos y la miró a los ojos como si acabara de encargarle su vida y le dijo su propia versión de que podré apañármelas si me das uno de esos mininos. Sonríe animada, no puede evitarlo al darse cuenta de que ambas, sin duda, serán capaces de extender el legado de Jade por todos lados y por donde haga falta.- Muchas gracias a las dos, se que haréis un trabajo maravilloso como mamis postizas.- Luego de aquella charla, es momento de ponerse manos a la obra.

Bri llegó con una de sus ideas prácticas y bastante emocionantes y nuestra dama sonríe emocionada al ver la puerta.- Perfecto, nos veremos pronto.- Salió disparada entre las malezas como si fuera una animal más, comenzando a buscar rastros de las panteras con el pequeño liderando la carga. Nuestra dama no puede evitar sentirse cómoda con todo aquello, sabe de sobra que entre todas lograran su objetivo. No le preocupa lo que puede ser que le pidan, es también consciente de la importancia que tiene todo aquello y de lo que las mujeres podrían llegar a interesarle.

Rouge la llevó por una zona cercana a la que estaba Lys, sin embargo esta parte era la parte de atrás donde estaba la familia que ella estaba viendo. Zaina comprobó con regocijo que había encontrado exactamente lo que estaba buscando.- Pero mira que pinta de malote me tienes…- La sonrisa felina de colmillos blancos apareció en su rostro, cinco metros y un par de centímetros extras, totalmente negro y orbes de un oro intenso. Tenía una cicatriz en el lateral del cuello, seguramente de pelear con otros machos, por la zona situada era un macho errante, perfecto, no destruye ninguna manada por llevárselo.

Toca un par de veces en la puerta, esperando que sus hermosas compañeras capten la señal, mientras sube a Rouge a su espalda y se acomoda el cabello. Es la hora de cazar al compañero de fiestas nocturnas de nuestra querida Jade.- Espero estés preparado, nunca te ha caído algo tan grande encima.- Y no se refería a ninguna de ellas tres, había dos posibilidades con respecto al tema o le encantaba el chico, o lo odiaba.

Y no vamos a negar que le daría pena enterrar a un ejemplar tan magnífico.

La idea de separarse y buscar por tres caminos diferentes usando las puertas como comunicación había sido bien recibida por sus acompañantes así que no tenían más que continuar cada una por un camino y buscar a aquellos esplendidos machos para Jade. Intentaba ocultarse entre los árboles y los arbustos para que los animales no la detectasen mientras buscaba entre los animales presentes un macho que fuera lo suficientemente fuerte y grandote para soportar una noche de romance con nuestra preciosa Jade. Por desgracia los machos que iba encontrado no eran lo suficientemente grandes, otros eran demasiado mayores o estaban débiles como para estar con la hembra.

Cuando empezaba a desanimarse escucho el sonidito de una de las puertas y abrió para ver donde se encontraba. — ¿Yasei o Lysbeth? — una vez obtuviera una respuesta simplemente tendría que cerrar la puerta y abrir la otra para decirle a su otra compañera que debían ir donde estaba Yasei. ¿Como la encontrarían? No era demasiado complicado, simplemente debían volver hacía atrás y seguir el camino que había elegido Yasei. Unos cuantos minutos después se encontraba al lado de la gata de Arabasta viendo a semejante macho, desde luego era un ejemplar perfecto para Jade. Se mantuvo en silencio y quietecita mientras esperaban la llegada de la otra morena del grupo.

— Bien, como quieres que lo hagamos ¿abro una puerta debajo de sus pies y lo mando con Jade directamente? — aunque puede que ella quisiera primero ver si Jade interactuaba con él, aunque si los perdían en la selva podría ser un verdadero problema encontrarlos después. Sin embargo Yasei era la dueña de Jade y ella decidía sobre su animalito, así que Brianna simplemente le haría caso a lo que ella pidiera. Saludo a Lysbeth con un movimiento de cabeza y entonces suspiro un poquito al ver como el macho se movía. Al parecer si no tomaban una decisión rápido se iba a ir o peor aún, las iba a descubrir y tendrían que procurar no ser comida de pantera.

Tampoco querían hacerle daño al macho, así que cuanto antes actuasen mejor para todos los presentes. Estaba segura de que si iniciaban una pelea en la selva muy posiblemente no tendrían solo problemas con ese macho, aunque parecía solitario los animales defendían su territorio y ellas estaban en pelo territorio de panteras negras. Puede que no acudieran a proteger a aquel macho, pero estaba más que segura de que protegerían su territorio y seguramente salir de allí se convertiría en un verdadero problema.

Había echado cuatro hojas ya y la pantera estaba moviendo la nariz. Era adorable. Justo cuando estornudó, la puerta que había a su lado se abrió y Brianna apareció. Le hizo un gesto para que no hiciera ruido y con cuidado le ayudó a bajar del árbol con ella y apartarse de las panteras. En cuestión de segundos, la que había intentado medir volvía a estar durmiendo tranquilamente. Mejor, porque tampoco tenía ganas de salir corriendo y si Brianna estaba ahí era porque Yasei había encontrado un ejemplar más… adecuado.

Llegaron pronto junto a ella y no tardó en divisar al macho. Asintió con aprobación, no cabía duda de que era… bueno, enorme. Y precioso. Absolutamente impresionante. Negro de la cabeza a los pies, tenía un par de cicatrices y unos grandes ojos dorados. Esperaba que a Jade le gustase, aunque sabía que la felina tenía altas expectativas no podía negar que entre ambos iban a hacer unos bebes preciosos… y eso le interesaba.

La idea de Brianna no era mala. Quedó esperando la respuesta de Yasei cuando por el rabillo del ojo vio como el macho se movía. Ah, no. Eso sí que no. Nada de escaparse. Por un segundo estuvo muy tentada de tirarle de la cola, pero la cordura se impuso y se contentó con dar un salto para acabar frente a la enorme pantera. Vio como se agazapaba y Lys se agachó, intentando no parecer muy amenazante. Utilizó los poderes para que el animal le viera con mejores ojos y durante unos segundos no respiró. De repente, vio una sombra negra y lo siguiente que supo fue que había dado de espaldas contra el suelo.

-Oof. Un poquito de ayuda, chicas. Pesa.

Se le había tirado encima. Lo peor es que no era lo más grave que le había pasado, porque todavía recordaba el enorme gato que habían encontrado en Amazon Lily, pero aunque era una mujer resistente no tenía muy claro durante cuánto tiempo podría aguantar a la pantera lamiéndole la cara. Demonios, rascaba. Esperaba que a Jade le gustasen los besos duros. Ugh.

Por lo menos no se estaba largando. Intentó rodar hacia un lado para conseguir algo de libertad, pero todo lo que logró fue que el gato se acomodara y le pusiera una zarpa en el estómago. Uh. Okay, definitivamente no podía quitar sus poderes, por lo menos no en ese instante. Miró un poquito agobiada a sus compañeras, sin tener muy claro qué hacer. Claramente había mordido más de lo que podía mascar.

Viendo como todo pasaba a cámara rápida, nuestra dama de cabellos negros y ojos de esmeralda no pudo evitar tener que acomodar sus emociones. Era un gato grande, hermoso y una gran lista de adjetivos que sin duda cumplía con los antecedentes de Jade y sus gustos concretos.- Si, pero necesito que abras una para nosotras, tengo que ver cómo se llevan o podrían hacerse daño mutuamente.- Y odiaría que eso pasara, pero de ser necesario Jade mataría a esa pantera y aunque le superara en tamaño Jade estaba entrenada en combate contra cosas más fuertes que un par de bichos de la jungla.

Entonces nuestra dama baja hasta donde anda Lys, sabe de sobra que anda usando sus poderes con el animal y lo agradece, el animal es grande, pesado y seguramente su pata le podría intentar abrir un boquete. Por eso nuestra dama silva con fuerza, llamando la atención del animal que al presentir a alguien que no es su “amada” entra en modo cautela y se baja de nuestra Lys. Comienza a gruñir a Zaina , mientras está mira a Brianna.- Espero que estés preparando esa puerta, puedo prometerte que yo no le gusto tanto como nuestra Lys.- Un paso hacia atrás, una mirada fija en el animal y sabe de sobra que cuando este se tire a por ella, nuestra dama de dedos mágicos hará de las suyas.

-Vale, acabo de perder un par de años de vida con eso, pero todo bien…- Se acomoda el pelo, se prepara para lo que puede pasar después de todo aquello. Rouge se acerca a ella algo preocupado y sabe que es perfectamente normal, es una de esas situaciones que definitivamente no sabe si quiere ver. Si le gusta, perfecto, si no, en breve las tres contemplaran una maraña de odio, garrazos y desesperación.

Sin embargo y si recordáis bien a lo largo de esta aventura…¿No adora nuestra querida Jade a los chicos guapos? Como dice nuestra diablesa de la sensualidad favorita, es un macho guapo, resultón y bastante fornido. Se nota que pelea de forma habitual y el negro de su pelaje sería comparable al cabello negro de nuestra Zaina. Tan oscuro y brillante como las alas de un cuervo, profundo y marcado como el carbón y un montón más de palabrería que sin duda solo sirve para dejar clara una cosa.

Zaina va a tener unos nietos monísimos y es lo que importa.

Ante las indicaciones de Yasei la doctora asintió sin mayor problema. Tenía que estar preparada para abrir una puerta justo cuando el animal le saltase encima a la felina de Arabasta. Se posiciono bien mientras seguía oculta entre las hojas y dejo que llamara la atención del lindo gatito gigante. Una vez lo hizo y la pantera saltó con intención de lanzarse sobre Yasei, Brianna abrió una puerta entre ambos que lo mando derechito a la misma dimensión en la que se encontraba Jade. Una vez el gatito estuvo en el interior Brianna cerró esa puerta y abrió tres pequeñitas para que las tres mujeres pudieran ver el comportamiento de los felinos.

Obviamente las hizo pequeñas para que Jade no se viera influenciada por la presencia de Yasei en la habitación. Era mejor ver como se comportaban los dos animales en "soledad" y si tenían que intervenir la doctora siempre podía hacer más grandes las puertas para poder pasar. Pero por el momento parecía que al menos no se estaban matando. Al principio los dos se miraron con cierta fiereza, Jade no estaba segura de si le gustaba aquel animalote o si quería mandarlo a freír monas en cuanto se le acercase.

Sin embargo la pantera negra mostraba cierto aire de grandeza, se mantenía ergido y sacando pecho de forma poderosa. Un rugido que sonó entre autoritario y juguetón fue lo primero que emitió aquel macho. ¿Podría decirse que estaba intentando ligar con nuestra chica de las nieves? Bri por un momento sonrió un poquito imaginándose aquello como el inicio de un cortejo. La cola de Jade comenzó a moverse de un lado a otro mientras se acercaba al macho y los dos giraban mientras andaban sin dejar de mirarse. Por un momento se tensó cuando Jade mostró un poco los colmillos estando los dos animales tan cerca, pero parecía que era algo normal por que rápidamente relajo el gesto y siguió con aquel jugueteo.

El macho le dio un ligero golpecito con el morro en el cuello a lo que ella respondió dándose la vuelta y golpeandole el morro con la cola con la misma suavidad antes de salir corriendo para que el gran macho fuera tras ella. — ¿Soy yo o estos dos andan jugueteando? — fue un leve murmullo para que lo escucharan únicamente las mujeres que estaban a su lado. Parecía que la cosa había salido bien y que bueno, Jade iba a tener un macho sexy para juguetear durante unas cuantas veces y le iba a dar unos nietos preciosos y adorables a mami Yasei. La idea la hizo sonreír, era enternecedor.

Gracias al demonio, estaba convencida de que todo iba a salir mal. Un segundo más y ya veía esas garras hundiéndose en su piel. El gatete creería que lo hacía por amor, pero Lys sabía que la sangre derramada no tenía mucho de romántico. Por suerte para ella, Yasei se interpuso en su bonita y apasionada historia de amor y la pantera se apresuró a defenderla. Saltó hacia la dama con decisión, pero terminó dando con sus zarpas en una de las puertas de Brianna. Lys sonrió de oreja a oreja y se puso en pie, quitándose el polvo y un par de pelos de la ropa.

-Gracias chicas, creo que lo más difícil ya está conseguido.

Ya estaban ambos dentro, al fin y al cabo. Se asomó con curiosidad por una de las puertas que había puesto. Matarse o devorarse, tenía bastante claro que solo había esas dos opciones. El macho rugió con poderío, pero en lugar de amedrantar a Jade, la puso juguetona. Se rió entre dientes, podía entenderlo. Poco a poco, la cosa se fue caldeando. ¡Se gustaban! ¡Habría bebés! Oh, qué maravilla. Se alegraba bastante por la pantera, en realidad. Más allá de la ilusión de tener una mascota, una nueva pareja era algo a celebrar. Ella no tenía, ni se le ocurría cómo podía buscar una si siempre andaba de isla en isla, pero tampoco era algo que le mantuviera despierta por las noches. No era como si pudiera tener hijos, de todas formas. Eso sí que lo sabía.

-Bueno, parece que va por el buen camino.

Se alejó un poquito de la ventana, habían empezado a ponerse serios y no tenía interés en descubrir si existía una versión animal de los fetiches humanos. Prefería dejar esa clase de secretos en manos de madre naturaleza. Se giró hacia Yasei con una pequeña sonrisa, antes de mirar a su alrededor.

-¿Vas a ponerle nombre al macho o lo liberarás una vez haya cumplido su función? Y… ¿queréis pasar la noche aquí? Porque podemos construir un pequeño campamento o podemos volver a mi barco, tengo bañeras y agua caliente.

En realidad ambas opciones eran igual de apetecibles para ella; rara vez declinaba la opción de dormir acurrucada en medio de un bosque o en la cima de un árbol. Sin embargo, quería ofrecerles todas las posibilidades a sus compañeras.

No vamos a negar que casi llora de la felicidad cuando las cosas empezaron a ir como la seda y ella no terminó con una pata de pantera insertada en el costado. Casi como si hubiera sido un sueño, pero más bonito aún, ella se relajó por completo al darse cuenta de que Jade empezaba a ronronear al macho.- Cerrarlo antes de que acabemos viendo porno de panteras.- Una cosa que no le apetecía ver, le gustaba ver que esas cosas funcionaban pero teniendo en cuenta lo avanzado que estaba el celo de la pantera estaba segura de que no iba a haber problema alguno.

La pregunta de Lys le llegó a la mente y se quedó pensando.- Me lo llevaré y le pondré nombre, se quedará en mi hogar pero no peleará ni me ayudará, será el marido que espere en casa a que su mujer vuelva.- Asiente convencida de la nueva tarea del animal, por eso solo sonríe con cierta diversión.- Lo llamaré Hubby , es perfecto dada la situación.- Está orgullosa de todo aquello y no va a negarlo, es una satisfacción personal que pensaba no iba a poder cumplir nunca, era complicado y Yarmin andaba ocupado. Para su suerte aquel par de mujeres sería capaz de todo lo que se proponga y eso la hacía terriblemente feliz.

-Me encantaría, necesito dormir y así podría cocinaros algo, aunque ambas habéis probado mi cocina nunca he tenido un momento tranquilo y pausado para haceros un banquete.- Estaban en la isla con los mayores animales, las mejores presas para un menú de cinco tenedores estaban en ese lugar y ella estaría encantada de poder hacer algo tan especial para ellas.

El tema de dormir o no al aire libre no le importaba demasiado, ella estaba acostumbrada a ambas cosas y sabía que algo podrían apañar.- Creo que estaría bien hacer una acampada al aire libre, las estrellas se tienen que ver maravillosas desde este lugar.- Elevas la mirada al cielo, sabes que no hay gente que se atreva a construir casas o residencias en un lugar así y te preguntas cómo exactamente tu padre pudo atrapar a Jade. Agarrar a una pantera adulta es complicado, quitarle una cría debió de ser un dolor de huevos. Sabes que no está bien, pero por mucho que hubieras querido Jade no hubiera podido volver a su hábitat natural.

-Tal vez en un tiempo, cuando castre a Jade devuelva al macho a este lugar, de momento, veamos si prefiere quedarse con Jade o volver.-Era una sensación extraña, pero entendías que todos los animales no podían ser parte de tu manada, algunos debían de volver para cuidar las suyas.

Cuando comprueban que las panteras se llevan bien y están empezando a tontear Brianna se ríe ante el comentario de Yasei y cierra las puertas para evitar ver el porno panteril. Era mejor dejarles su intimidad tranquila y que pudieran disfrutar el uno del otro tranquilamente. La idea de ambas mujeres le parece fantastico, es cierto que un baño caliente le vendría bien después de aquella aventura, pero también debía aceptar que le apetecía mucho quedarse al aire libre y disfrutar del tiempo que tenían allí. Pero era mejor buscar un sitio donde no estuvieran absolutamente rodeadas de panteras gigantes devora personas.

— La idea de hacer una cena al aire libre me parece estupenda, pero creo que mejor nos alejamos del territorio de las paneteras o la cena terminaremos siendo nosotras — y no por que no se fiara de las mujeres para que pudieran defenderse, si no por que bueno, era mejor estar tranquilas a la hora de dormir y no tener que hacer guardia por si un felino gigante se abalanzaba sobre ellas. Buscaron un sitio no muy lejos pero lo suficiente para que no las molestasen y entonces prepararon un trozo del terreno para hacer un pequeño refugio donde pasar la noche. Tendrían que cazar algo de comer también y por su parte Brianna iría a por un poco de agua potable.

— Yo iré a por agua potable, si os parece bien que una haga un mini refugio para las tres y la otra que pille algo rico que hacer al fuego, si todos los animales de esta isla son igual de grandes con un conejo tendremos para dos o tres días — se rió un poquito por la broma y entonces puso rumbo hacía un riachuelo que había visto cuando estaba buscando a las panteras. No estaba demasiado lejos así que podría coger algunos cacharros de su barco usando una de sus puertas y después aprovecharlos para cargar el agua hasta la zona de acampada.

Una vez en el río abrió la puerta a su barco, entró y cogió algunos cubos, después salió por la puerta y tras llenar los cubos abrió la puerta que había dejado en la zona de acampada para no tener que dar demasiado paseo y los dejo sobre el suelo. Lo de las puertas la verdad es que era un modo maravilloso de desplazarse y aunque en primera instancia Brianna no tenía ni idea de como usar sus poderes, había logrado aprender a usarlos de forma completamente eficiente y maravillosa. Ahora le resultaban de lo más útiles y no se arrepentía en absoluto de aquel poder que ahora tenía aunque fuera obligado.

Oh sí. Definitivamente había funcionado. Se rió entre dientes mientras Brianna cerraba las puertas y les dejaba a las panteras un poquito de intimidad. Claramente la necesitaban.

Asintió cuando las otras decidieron acampar al aire libre. La verdad es que la idea de dormir bajo las estrellas siempre era atractiva. Y… la idea de alejarse del campo de panteras antes de montar su propio campamento, también. Tras unos minutos, se organizaron y cada una se fue en una dirección diferente.

Lo primero que hizo la pirata fue recoger una buena pila de madera. No le importaba el estado de la misma, ya que iba a hacerla prender estuviera mojada, manchada o perfectamente seca, pero sí quería una hoguera bonita. Regresó al campamento y la creó, delimitando el borde con varias piedras para que el fuego no se descontrolara. Chasqueó los dedos y una bonita chispa cayó entre los troncos y las ramas, creciendo hasta una amigable llama en relativo poco tiempo. Una vez eso estaba listo… ¡Camas! Necesitaban camas.

Echó a volar; sabía que las hojas más grandes estaban en lo más alto, porque eran las que más sol recibían. Cogió varias y al regresar las extendió sobre el suelo, unas sobre otras a una distancia prudencial de la hoguera. Así, bien mullidito. Al principio intentó coger musgo para hacer almohadas, pero tras un par de intentos se cansó y simplemente fue hasta el barco en un momento y regresó con tres almohadones. Ale, perfecto. Mantas por suerte no hacían falta, no hacía frío ninguno. Clima perfecto para panteras y, por extensión, también para ellas.

Decidió ir un paso más allá y regresó a por más de las hojas grandes. Con algo de cuerda y bastante maña, unos minutos más tarde tenían tres paredes. Había bastado con atar los tallos e ir haciendo que la cuerda rodeara los troncos de tres árboles en específico. Dejó la cuarta ''pared'' sin tapar, para que pudieran entrar sin tener que agacharse. La hoguera ya estaba calentando que daba gusto y estaba empezando a anochecer. Era el momento perfecto para cenar algo y quedarse dormidas bajo las estrellas.

Suponía que partiría de vuelta por la mañana, ahora que el motivo principal por el que habían ido hasta esa isla estaba solucionado. Jade tenía un nuevo novio precioso y todo parecía ir a pedir de boca. Lo cierto era que se habían ganado el descanso y, si era sincera, tenía ganas de compartir un rato tranquilo con ambas chicas.

-Me parece un plan y una estrategia perfecta, no tengo muchas ganas de empezar una pelea a gran escala con tanto bicho.- Se alejaron de la zona, mientras comenzaban a estructurar el cómo iban a pasar la noche y que iban a hacer. Después de asegurarse de que se habían alejado de la zona peligrosa,  mientras Brianna las organizaba, Yasei ya estaba organizando un menú de esos que hace que la gente babee y sabe de sobra que tiene que hacer, que tiene que cazar y a donde tiene que ir.

Ventajas de ser una de esas personas capaz de sacar comida de debajo de las piedras.

Les hace un gesto para decirles que viene en un par de minutos, con la ayuda de Mustafá y Sahir es bastante sencillo prepararse para lo que tiene en mente. Un par de minutos dentro de la selva y un sonido agudo hace que sonría con cierta maldad. El inmenso cerdo salvaje bufa de una manera rara y ella niega tranquilamente.- Vas a dar unas chuletas maravillosas, no te avergüences de ello.- El animal intenta retroceder pero Mustafá le corta el camino, nuestra dama prepara las cosas con una cuerda para tirársela por encima de la cabeza y luego apretar la soga. Empezó un concurso de tira y afloja con el animal que acabó perdiendo después de que Yasei empujara su cabeza contra un árbol.

-Vale, está atontado, al menos así no sufrirá.- No pensaba ponerse a desangrarlo allí en medio ni mucho menos, tal y como decía Brianna ese cerdo duraría para días, casi semanas, por eso le pidió a sus animales que trajeran grandes hojas de plátano. Lo mató de manera directa tras cortarle la cabeza, y la alejó del cuerpo sin que le importara demasiado. Separó las partes que necesitaba de las que podía desprenderse y una vez sacó la zona de las chuletas y un par de costillares miró a sus mascotas.- Podéis comer, dejad el resto para los animales salvajes, cuando Jade y su amigo acaben tendré que cazar algo más grande.- Se limpió la sangre en un riachuelo y tras volver al improvisado campamento se sintió orgullosa al ver el fuego y todo lo que andaban preparando.

-Vaya, nos vamos a pegar una buena noche, he conseguido chuletas y filetes de cerdo y un par de costillas.- Después de decirles aquello comenzaría a cocinar con tranquilidad, una de esas recetas suyas que hace con especias, un fuego potente poco tiempo y mucho amor y cariño por sobre todo. Luego dejó que se quedaran al calor sin tostarse demasiado, con su cocina de campo era sencillo planear una barbacoa rica en carne y verduras sin que nadie acabará con problemas de estómago. Entre eso y todo lo que podía ofrecer aquella isla, terminó preparando un par de cócteles a base de fruta y algo de alcohol para ellas tres.- Por las pequeñas vacaciones que a todas nos hacían falta.

El mundo estaba demasiado loco últimamente como para no aprovechar los pequeños placeres de la vida.

Había sido una aventura maravillosa, no podía negar que se sentía bastante animada tras aquella búsqueda de pareja para la preciosa Jade. Pasar tiempo con Yasei y con Lysbeth había sido muy agradable, ambas mujeres eran encantadoras y cualquiera que las viera podría pensar incluso que esas tres eran hermanas. Morenas de ojos misteriosos y figuras escandalosas. Pero simplemente eran amigas o bueno eso quería creer Brianna. Por su parte pensaba en ambas como en buenas compañeras y amigas, esperaba que ellas pensasen igual. Yasei al menos sabía que lo hacía, de lo contrario no la hubiese llamado para algo tan importante como la pareja de su gatita gigante.

Tras volver al campamento pudo ver como la fogata ya estaba lista al igual que el refugio para los dos. — Vaya, maravilloso Lysbeth, con esto podremos pasar la noche de maravilla las tres, dejo por aquí el agua — dejo los recipientes llenos de agua en un lado donde no pudieran tirarla o echarla a perder por accidente y se acerco a Lysbeth por si necesitaba ayuda para terminar algo. Pero la verdad es que había quedado todo estupendo, ahora solo faltaba que llegara Yasei con la cena y podrían pasar una noche maravillosa juntas.

Tal y como predijo no tardo demasiado en llegar y trajo consigo unas buenas piezas de carne que bien podrían ser cortes de primera calidad, definitivamente los animales de aquella isla eran de otro mundo. La mujer del desierto elaboro una cena magnifica para todas y además unos cócteles, la capacidad que tenía para encontrar cualquier ingrediente útil incluso en un lugar como aquel era sorprendente. Brianna tomó uno de los vasos y brindo con sus compañeras casamenteras — por las buenas amigas y casamenteras — unió su frase al brindis justo antes de dar un trago a su bebida mientras cenaban.

Una vez terminó aquella cena Brianna se tiro en la hierba para contemplar las estrellas, era maravilloso, aquel cielo. De repente algo dentro de ella se rompió, sus ojos se pusieron vidriosos y aunque en sus labios había una sonrisa, sus ojos lloraban en silencio. Las estrellas siempre habían sido un espectáculo que había disfrutado, incluso cautiva era algo que disfrutaba ver y que sabía que ese cielo la conectaba con sus seres queridos. Sin embargo, ahora podía ver aquella estrella pegada a la luna y se preguntaba como estaría aquel hombre que le había contado la historia del lobo y la luna. ¿Cómo podía ser tan doloroso algo que se supone que es por el bien de dos personas? No lo sabía, pero ahora mismo lo daría todo por volver a ver a Ivan Markov.

Empezó a hacérsele la boca agua en cuanto vio la carne que traía Yasei. Más fresca imposible, es más, claramente ese cerdo todavía hacía oink unos minutos atrás, estaba convencida. En manos de una cocinera competente – no como ella, claro – esa carne iba a convertirse en una delicia humeante. Brianna trajo el agua en enormes cestos y de repente ya tenían todos los ingredientes para la cena de toda una vida.

Cuando Yasei lo remató haciendo cócteles para todas, no podía dar crédito a lo que veía. ¿De dónde había sacado los ingredientes? ¿Y el alcohol? Ella a su alrededor solo veía hojas, hojas y más hojas. Bueno, y bayas. Pero las bayas eran sospechosas y era mucho mejor no tocarlas, lo sabía todo el mundo. Brindó con ganas, agradecida de encontrarse allí con ellas.

-Por Jade y su nuevo amante. ¡Y por las adorables crías que estoy segura de que tendrán!

Había sido un día simplemente perfecto. Atareado, intenso a ratos, pero desde luego había merecido la pena. Recordó cómo gruñía y gritaba la pantera cuando la había visto en celo esa mañana por primera vez y no pudo evitar reírse entre dientes. La pobre Yasei había aguantado mucho si había tenido que convivir con eso durante días. Pero al final le habían encontrado la pareja perfecta, un macho enorme y digno de la soberbia pantera. Un trabajo bien hecho, que sabía que Jade les agradecería muy pronto.

Yasei dio cuenta de la carne y poco después las tres estaban devorando las costillas y las chuletas. Se hizo de noche a su alrededor y las llamas de la hoguera bailaban en la cara de las tres mujeres. Al mirar a las otras dos, Lysbeth estuvo convencida de que ese era un recuerdo que jamás querría olvidar. Todo era demasiado perfecto.

¿Las habría conocido anteriormente o debería volver a presentarse si al final decidía recuperar lo que había elegido olvidar? Esperaba que fuera lo segundo. La idea de haberles dejado atrás le inquietaba; sabía que, incluso si no era a ellas, había una posibilidad muy real de que hubiera gente a la que había abandonado. Era una de las cosas que le hacían debatirse.

De momento, sin embargo, de nada valía pensar en ello. Era un gran instante, una noche sublime. La carne se acabó, igual que los cócteles. Poco a poco, la hoguera se fue consumiendo y la noche las envolvió con su manto. Sin embargo, siguió sonriendo hasta que se quedó dormida en mitad de la selva, feliz y rodeada de sus amigas. No había otro lugar en el mundo en el que deseara estar ahora mismo.