Freites no va a liarla. Jurao. || Moderado nivel 6 - Lysbeth, Freides, Zaina

Por un momento, sintió alivio y emoción. ¡Tendría un refugio! Podría volver cuando quisiera y estaba segura de que aprendería un montón de cosas gracias a las amazonas. Sin embargo, en seguida escuchó el resto de lo que la reina tenía que decir y su ilusión se volvió preocupación en segundos.

No podía culparla. Alpha había ofrecido su vida y a cambio, ella solo le había pedido un brazo. Era un trato justo.  Aún así, seguía siendo un brazo. Se dio cuenta de que de invertirse los papeles, no estaba segura de que hubiera aceptado el trato. Pero no era su decisión. Se giró hacia su compañero, sin decir nada. Ya se estaba descubriendo el brazo izquierdo y no tardó en prepararlo a la perfección. La mirada de Lysbeth se apagó un poco al darse cuenta de que tendría que cortar justo a través de su tatuaje. Sus ojos se encontraron y ella asintió imperceptiblemente. Lo aceptaba, claro. ¿Cómo no hacerlo? Si acaso, le respetaba más por ello.

Su expresión había cambiado y de repente no había rastro de humildad. Dadas las circunstancias, Lys tampoco podía decir que la necesitara. Sin embargo, frunció el ceño al ver cómo el ave cogía la espada. Le dejó hablar, pero en cuanto chasqueó los dedos avanzó un par de pasos y cogió la hoja del pico de Suzaku. Si iba a pasar, se aseguraría de que fuera un corte recto.

Las espadas realmente no eran lo suyo; el arma pesaba más que sus sai, pero aunque la sensación fuera extraña, sabía lo que tenía que hacer. Alpha había delimitado bien la zona y la pirata le dio una única mirada de aviso. A continuación, si nadie hacía nada, bajaría el arma y segaría el brazo de un único corte. Si la herida no se helaba por efecto de la hoja, se acercaría y la cauterizaría con su fuego. Entendía el sacrificio, pero no iba a dejar que se desangrase o infectase. Dejaría que Suzaku recogiera el brazo y tras ponerle la mano en el hombro a Alpha en señal de apoyo, regresaría a su sitio.

De repente, su den den mushi sonó. Lo cogió y al ver quién llamaba, subió el volumen para que todos los presentes pudieran escuchar lo que decía Yasei. Frunció el ceño al escucharla, pero supo que debía de habérselo esperado. No habían encontrado al gato y a fin de cuentas eso era por lo que estaban aquí. No iban a dejar de buscarlo. E incluso si Yasei conseguía engañarlos, seguirían buscando… e incordiando a las amazonas por el camino. No podía consentirlo, ellos habían decidido que el gato se quedara con Yasei.

-De acuerdo. Ten cuidado, puede que haya un vicealmirante con ellos y  ya vimos las heridas que tenía el Rey. Suerte.

Sabía que no le llamaba para pedirle ayuda, tan solo para informarle de lo que estaba sucediendo, pero no podían quedarse ahí después de escuchar eso. Y tampoco podían marcharse y dejar a las amazonas solas para lidiar con los marines. Miró a Alpha, frustrada. Era el peor momento para algo así, pero ¿cómo evitarlo? Solo veía una solución, pero no estaba segura de que fuera lo que la reina quería. Avanzó hacia ella y tras volver a inclinar la cabeza en señal de respeto, habló.

-Majestad, ya ha oído lo que ocurre. No podemos devolver al animal a los marines; continuarían maltratándolo y no voy a permitirlo. Mis compañeros y yo podemos parlamentar con ellos y tratar de resolver la situación.

Hizo una pausa, dudando. Al final, activó su haki del rey, concentrándolo en ella misma. No quería imponérselo a nadie, mucho menos a la reina, pero sí mostrarle su voluntad y dejar que se hiciera una idea de lo que podía hacer.

-En caso de que las negociaciones fallaran, ni yo ni mis compañeros dudaremos en tomar cartas en el asunto. Preferimos luchar antes que devolver al animal. Por supuesto, evitaríamos que nos relacionasen con usted; no dejaremos que usted o su pueblo sufran las consecuencias de nuestros actos.

Volvió a contener su voluntad y abrió los brazos en señal de tranquilidad y humildad.

-Por supuesto, si prefiere que procedamos de una forma diferente, le escucho con atención.

Zaina:

¿Realmente crees que se van a tragar esa trola? Acabas de bajar del barco de Lysbeth Ardian, el Lorely. Es una pirata muy reconocida y su barco junto a ella después de todo. Los marines se te acercan y miran de reojo al gato gigante, no parecen tenerle ningún miedo y no dudarían en pegarle un tiro si se le ocurre dar un paso más allá de donde está.

Uno de ellos da un paso más que el resto y te mira de arriba abajo y luego al barco. — Claro ¿puede decirnos su nombre señorita? Es extraño que una joven sola pueda llevar este barco tan grande, ¿ha venido sola? — puedes ver como uno de los marines, el que está más lejos de Jade se acerca cada vez más al barco. Quiere echar un vistazo para asegurarse de que es el barco que todos creen.

Los otros dos se mantienen frente a ti, mirándote fijamente esperando una respuesta. En el barco mientras tanto el gato alado comienza a removerse. Puede sentir el aroma de esos hombres que lo maltrataron y ahora que se siente mejor comienza a gruñir, quiere pelea. Su instinto le dice que tiene que levantarse y defenderse.

Se escucha un fuerte rugido provenir del barco y aunque el marine que se acerca da un paso atrás sigue investigando. Los otros dos llevan sus manos a sus armas, están listos para cualquier inconveniente que pueda presentarse en su camino — ¿Cuántos animales lleva consigo señorita? Eso ha sonado como el rugido de un león — puede que las cosas se estuvieran complicando más de la cuenta. Me parece que no va a ser tan sencillo librarte de esos marines.

¿Quieres volver a intentarlo por las buenas?


Lysbeth y Freites:

La reina espera que se lleve a cabo su petición y entonces al ver cómo se lleva acabo aquel sacrificio asiente complacida. Enhorabuena Freites, acabas de ganarte el respeto y tal vez la confianza de la reina de las amazonas, no todos están dispuestos a sacrificarse a uno mismo por salvar a otros.

Sin embargo la reina niega cuando queréis recoger el brazo y es ella quien da una señal para que una de sus amazonas lo recoja. — Este será el símbolo de nuestra futura alianza, sin embargo y aunque admiro tu sacrificio, aún no es suficiente — antes de que la reina pueda seguir hablando es interrumpida por el sonido del Den Den de Lysbeth.

Todos los allí presentes prestan atención a las palabras que salen del caracol, parece que ninguna está contenta con esas palabras pero no pueden intervenir. Miran a la reina esperando que siga con su decisión — es cierto que nosotras no podemos atacar a los marines, su campamento que se encuentra en la zona noroeste de la isla pasando las cataratas azules está bien protegido. Lo habitan unos cuarenta individuos sin contar con que un vicealmirante esta con ellos — parece que está dando muchos datos ¿no?

— Resulta incluso algo molesto que se asentaran sin pedir permiso, pero somos aliados, nosotras no podemos tocarlos, lo habéis visto, una de mis amazonas os llevo por un sendero cercano, es un lugar hermoso y muy agradable donde montar una base o un campamento, pero preferiría que un aliado leal fuera quien tuviera ese pedazo de tierra — parece que por un instante la reina mira de reojo el brazo de Freites. La reina no puede decir más, pues de sus labios no pueden salir más palabras que las que acaba de dedicaros.

¿Cuál será vuestro siguiente paso?

¿Era realmente una trola?

Sonríe con algo de diversión, antes de hacer una suave inclinación, acercándose al marine que se encuentra más alejado del barco.- Me llamo Yasei...No considero que vaya sola, tengo a mis animales.- Chasqueó suavemente los dedos y Jade se incorporó. No va a cortarle el paso al hombre, al contrario, deja que avance y ella se coloca en un lateral para dar la vuelta a los hombres con toda la tranquilidad.- Ellos son mejor compañía que los humanos, después de todo dan menos problemas.- Sonriendo de manera coqueta, como si no pasara nada, mientras se cruzaba suavemente de brazos.

No se inmutó ante el rugido molesto de Malik, contaba con ello en cierta parte ya que su instinto depredador era mucho más grande que su raciocinio.- Claro que tengo un león, es de mis animales favoritos.- Un silbido más notorio y estridente sirvió para que Mustafá cortara el paso a cualquiera que entrara por la puerta del barco.- ¿No es un ejemplar maravilloso? Es capaz de tantas cosas…- Una mirada, es lo que hace falta , un movimiento de ojos y cuando los marines estuvieran ligeramente distraídos, Mustafá rugirá para que la atención se fijara en él.

Entonces Jade saltaría a por ellos, buscando destrozar a la mayor cantidad de marines y Zaina buscaría clavar las garras de sus pies en el costado de aquel  que pudiera intentar retirarse. No podía dejar supervivientes, por eso Mustafá se tiraría encima de aquel que intentara pasar por la puerta para destrozarlo. La idea era matar a todos los marines con ayuda de las bestias y que si alguno intentaba escapar, Umi, la adorada Reina Marina lo impidiera usando su enorme cola o incluso con un chorro de agua a presión como el que había usado para amenazarla a ella.

Aprovechando el momento de altercado, nuestra dama salvaje descolgaba aquel Den Den Mushi de nuevo. Usando la pantera de más de cuatro metros como pared para tomarse un momento- Voy a encargarme de ellos, viendo el panorama es posible que tengamos que cargarnos el cuartel entero…¿Cómo de bien os va la situación? -Mientras hablaba por aquel manos libres se colocó los guantes de las manos y saltaría con fuerza para terminar con aquel trabajo. Ella era especialista en matar grandes cantidades de gente, pero sin duda sus felinos eran mucho mejores que ellas y Umi era ya parte de la clase avanzada.- ¡Sahir! -La pantera saldría para avanzar rápidamente entre la gente y encargarse de aquel que pudiera intentar huir por la selva.

-No dejemos pollo con cabeza, tenemos un Rey que vengar después de todo.- Pensaba decírselo, pensaba caminar hasta Malik y decirle que iba a matar al hombre que tanto daño le había hecho y entonces le traería su cabeza en una bandeja para que supiera lo que significaba para ella. Yasei no domaba por miedo, terror o dolor, ella se ganaba la confianza de ellos y se aseguraba de que quisieran viajar con ella. Aquel gran Rey no sería la excepción a su regla.

Y ya estaba. A Alpha le faltaba un brazo. Por lo menos la espada ha funcionado y el hielo evita que se desangre, lo que en parte es un consuelo. Escucha con atención las palabras de la reina y no puede evitar esbozar una pequeña sonrisa. Está bajo presión, eso está claro. Pero además, allí no hay ni un solo marine, lo que deja dos opciones. O la reina no termina de confiar en sus súbditos, o su lealtad es tal que mantiene sus acuerdos incluso en una situación como esta. A Lysbeth no le cabe ninguna duda de que lo segundo es el motivo real de sus cuidadosas palabras y el respeto que le tiene crece por ello. Asiente y se inclina ante ella antes de decir con tranquilidad:

-Entiendo sus palabras, mi reina. Jamás le pediría que faltara a sus deberes. No obstante, esa gente se está acercando a mi barco y he de defender lo que es mío. Por otro lado, no me cabe duda de que ese campamento afea el paisaje. Es una lástima. Es todavía peor que no me tengáis bajo vuestro mando, mi señora- añade sin poder disimular el tono burlón de sus palabras. No para con la reina, claro, pero no puede evitar que le divierta toda la situación.- pues mis acciones continúan estando única y exclusivamente bajo mi responsabilidad.

El den den mushi volvió a sonar. Escuchó las palabras de Yasei y respondió con elegancia:

-Vamos a buscarte, cielo. Te ayudaremos a limpiar si hace falta, pero creo que después tendremos que hacer una última parada… por el bien de Malik, por supuesto.

Omitió que esa parada incluía dejar que el enorme gato le dijera un par de cosas con los colmillos al vicealmirante, quizá con un poco de ayuda. La reina, de forma oficial, no sabía lo que pensaba hacer, pues no había llegado a confirmárselo. Una pena, ciertamente, porque no tenía nada que contarle a sus aliados. Miró a Alpha. Los últimos minutos debían de haber sido un enorme cóctel de emociones para él. ¿Cómo estaría? Lo único que sabía era que quería que le acompañase.

-Si está usted de acuerdo, mi señora, creo que deberíamos retirarnos. Volveremos, por supuesto. Gracias por su increíble hospitalidad.

Si les daban permiso, emprenderían el camino de regreso al barco. Por las palabras de Yasei ya intuía que iban a encontrarse con una carnicería a medio zanjar, si es que no lo estaba ya, por lo que no había necesidad de ocultarse. Cuando estuvieran llegando dejaría que su voluntad resonase por la cala para que cada uno de los enemigos que pudieran seguir en pie supiera lo que estaban a punto de encontrarse. Utilizaría su akuma para dejarlos a sus pies y una vez no pudieran apartar los ojos de su cuerpo, segaría sus gargantas con ayuda de sus sai.
No dejarían títere con cabeza. Nadie se acercaba a su barco sin permiso, mucho menos a sus amigos.

¿Qué cómo estaba Alpha? Pues déjenme decirles una cosa, esta extremadamente bien. Esta era sin lugar a dudas una experiencia que era primera vez que le ocurría. También era el hecho de saber que no llego a sentir dolor absoluto al momento de perder el brazo, la adrenalina era tanta que nunca llego a sentir dolor al momento que la hoja ha rebanado el hueso y la carne. Pero luego de tomarse un tiempo para recordar en el lugar y la situación en la cual él se encontraba, comenzó a sentir dolor. Aunque todos sabemos que este pequeño disfruta el dolor, le hace sentir vivo.

Suzaku tenía el brazo de su amo en el pico, ella estaría dispuesta a guardarlo en la alforja pero, la reina solicitaba la extremidad del pequeño como señal de una “futura alianza”. Esto no molesto al pirata en lo absoluto. De hecho, le parecía la muestra de alianza y lealtad más correcta de todas. Aunque, faltaba algo más. Aun no era suficiente.

-Como usted ordene, mi reina. – Un chasquido, y la súper ave le hacía entrega a la amazona enviada a recoger el brazo aquel trozo de carne que ahora simbolizaba un lazo, un lazo de extrema confianza y tal vez, una alianza. La gran amazona parlamentaba. Luego fue interrumpida por aquella llamada de la señora de los gatos y, al escuchar las palabras marines, nuestro pequeño señor de la guerra no pudo evitar fruncir el ceño. Aunque si muy bien sabía Alpha por experiencia propia que atacar a Yasei significaba: darle comida a sus gatos sellada y patrocinada por los marines. El chiquillo al recordar lo maravillosamente sanguinaria que era la dama de los ojos endemoniadamente hermosos, sonrio. Luego, seguiría escuchando las palabras de la gobernante. ¿Así que todo se resumía a eso? Pues bien. Definitivamente era momento de ponerse manos a la obra. O mejor dicho, mano a la obra.

-¡Suzaku! Es momento de trabajar. – El chiquillo se levantó de su posición. Cubriendo la parte superior del cuerpo nuevamente. Claramente la manga izquierda del kimono quedaría vacía. Aunque esto no importaba para nada, Aquello era un símbolo tanto como para el como para todas las presentes.

- Agradezco su hospitalidad, mi reina. – Dijo mientras inclinaba la cabeza. – Si no le molesta, he de ir a sacar la basura. – Y antes de salir de la habitación. El joven se detuvo en la puesta, se dio la vuelta. Sonriendo tiernamente y mirándole cariñosamente a la semigigante - Una cosa más. En mi mundo, usted sería considerada como una persona maravillosa.

En su mundo… Un mundo lleno de un sinfín de batallas que día tras día se llevaban a cabo. Un mundo donde solo el fuerte sobrevive él y el débil perece. Un mundo donde nuestro pequeño protagonista crece y se desarrolla. Un mundo, donde el trata de escalar a la sima de la cadena evolutiva. El mundo… De Freites D. Irkenox Alpha.

-Maestra… ¿Puedo no contenerme verdad? – Preguntaba a Lysbeth. – Puedo matarlos a todos ¿Verdad? – El joven de un salto se montaría a cabalgar a su compañera plumifera. Cabalgando con emoción y deseos de muerte en este momento. Masacraria brutalmente con su espada mas fuerte a todo marine que tuviera al frente. Pero en la guerra, debes vivir una batalla a la vez.

Y lo primero era lo primero, masacrar a los marines que se acercaron al barco de su maestra.

Zaina:

Bueno, parece que lo de intentarlo por las buenas ha pasado a segundo plano. El rugido de Mustafá es suficiente para que todos desvíen la mirada hacía el felino. Jade aprovecha para lanzarse contra el marine que está más cerca. Este al notar la sombra sobre su persona gira la cabeza y tiene el tiempo justo de colocar las manos en posición para colocarlas en el vientre del felino, dejarse caer suavemente hacía atrás y con las piernas y los brazos golpear con fuerza y hacer que el gato pase por encima de su cabeza.

Aprovecha la inercia para levantarse y ponerse en posición de ataque. Tu ataque con las garras tampoco surte todo el efecto deseado, el marine al que intentas golpear coloca su brazo para detener las garras. El brazo está recubierto de lo que parece ser una armadura metálica, atrapa tu talón y te lanza con la suficiente fuerza como para alejarte de él al menos unos cuatro metros.

El marine que estaba entrando en el barco recibe un golpe por parte del león, pero como aún no había terminado de entrar es un golpe leve que lo hace salir del barco y prepararse para la pelea. Parece que las cosas se van a poner realmente interesantes a partir de ahora.

— Agresión a un agente de la marina, queda usted detenida señorita Yasei, será mejor que se entregue antes de que esto pase a mayores — los marines estaban listos para dar batalla.

Nota aclaratoria: Sahir no toma partida en este turno ya que tus acciones se han visto comprometidas, la segunda llamada tampoco se realiza por lo que Lysbeth y Freites no reciben tu segundo aviso.


Lysbeth y Freites:

Bueno parece que la reina os mira con cierta sonrisa cómplice y os deja marchar de allí sin mayor problema, aunque antes le pide a una de sus amazonas que se encargue de curar la herida que ahora tiene Freites en el brazo. Puede que el hielo frenase la hemorragia, pero puede ser peligroso ir por esa selva con una herida abierta y simplemente taponada por algo tan frágil como el hielo.

Una vez se lleva acabo aquella cura os dejan marchar sin poner mayor impedimento. Mientras camináis por la selva para volver al Loreley o tal vez para llegar al campamento marine ya que no habéis recibido el segundo aviso por parte de Yasei, os intercepta un grupo de seis marines que al parecer estaban buscando algo. En el momento en que ven vuestros rostros su postura cambia y se preparan para una batalla, saben perfectamente quienes sois.

— Lysbeth Ardian y compañía, quedan detenidos por sus fechorías, deberán acompañarnos para ser entregados — algunos os apuntan con pistolas, otros sacan sus espadas o sus armas y otro de los muchachos el que está algo más alejado avisa por Den Den de lo que acaban de encontrar en la selva, ahora todos los marines saben que estáis allí.

Parece que todo empieza a complicarse ¿alguna idea de qué hacer con esos muchachotes?

Nota aclaratoria: No recibís el segundo mensaje de Yasei, podéis interpretar que ibais al barco o al campamento marine cuando sois interceptados.

Era momento de reagruparse, eso era seguro. Sin importar que tanto deseo de masacrar a todos los Marines, el sabía que tenía que mantener la cabeza fría y ser calculador. La batalla de acerca, claro que si. Esta sería una lucha que de debían luchar todos juntos. Pero por ahora, era momento de prepararse.

-Muchas gracias por ayudarme con la herida. - Dijo sonriente a la Amazona que se acercó a curarle. Ella era bastante buena en lo que hacía. Además un poco de ayuda extra nunca estába de más.  Mientras se encontraba bajo tratamiento médico, el pequeño se preparaba. Sujetando su fiel arquebuz: la lanza del Sol. El se encargaría de llenar de feos agujeros a todo aquel "azulejo" que se atreva a interponerse en su camino. Una vez curado, era momento de ponerse en marcha.

-Lys, debemos reagruparnos. - Muy cierto es que Yasei podía cuidarse sola. Aun así, no estaba de más ser precavido. El pirata no pretendía perder a nadie. Al final de esta aventura, el mismo se encargaría de invitarle una cena a las dos.

Por otro lado, esto no se trataba de una simple batalla. Algo que podemos aprender del arte de la guerra: todas las fichas en el campo de batalla tienen un valor único. Todo soldado es importante. Ambos lados del tablero siempre han de poseer piezas fantásticas para este tablero. Pero para ser honestos, hoy me gustaría apostar por el "equipo de los malos".

Alpha levanto una ceja al ser interceptados por los marines. Ignoraron completamente su nombre ¿Acaso no saben de educación? Se supone que si conocés el nombre de tu adversario tienes que decirlo. Pero ya como lo había dicho antes el pequeño, era momento de trabajar. La plumifera comienzo a correr a gran velocidad rodeando a los marines, sin perder ninguno detalle y preparándose para esquivar lo que venga. mientras tanto, el pelilargo procedía a disparar a sus enemigos. Por suerte para el pequeño y por desgracia para los azules, aquella arma nunca se hiba a quedar sin balas. Veamos si estos soldados pueden soportar una lluvia de explosiones. Pero eso depende de ti, narrador.

Estábamos en camino al barco. La reina había sido lo bastante amable como para que una de las amazonas tratara la herida de Alpha antes de dejarnos marchar, por lo que estábamos listos para lo que pudiera surgir, o al menos eso pensábamos.

No fuimos capaces de llegar junto a Yasei. Pensaba que estaba dialogando con los marines y tratando de calmar las cosas, aunque ya sabía que en algún momento la diplomacia dejaría de ser suficiente. Lo que no se esperaba era que sucediera tan pronto.

Surgieron justo delante de ellos ¿vendrían del barco? ¿O de otro lado? En cualquier caso, eran seis y les reconocieron al instante. No tardaron más que segundos en lanzar una bravata y tratar de detenerles. Bueno, en realidad según ellos ya estaban detenidos, pero eso iba a haber que verlo. Evaluó la situación. Pistolas, espadas y un hombre particular que ya se estaba chivando por den den mushi. Él era la prioridad. Tenían que sobrepasar a este grupo si querían llegar al barco, al fin y al cabo. Si todavía no se habían dado cuenta de que Yasei estaba con ellos, después de ese anuncio dudaba que fueran a ser amables con ella; debían darse prisa.

Por suerte había devuelto la espada de escarcha al ave de Alpha, por lo que los dos iban bien equipados. El ave empezó a rodear a los marines mientras el chico les dedicaba una somanta de explosiones. Lys, por su parte, pasó a forma completa y envió su haki del rey contra los marines, sin piedad. Iban a reunirse con Yasei y ese patético grupo no iba a impedirlo. Estaban cubriendo a su jefe, que había maltratado a Malik e iban a pagarlo.

Sprintó hacia el chico del den den mushi, tratando de arrancárselo de la mano. Activaría su mantra para poder evitar posibles ataques por la espalda y sacaría ambos sai, cubiertos en llamas infernales y listos para seccionar gargantas, empezando por la del chico del den den mushi. Seguiría con el resto, esto es, los que no hubieran caído presas de las explosiones de Alpha. Si en algún momento ella o el chico estaban en peligro conjuraría un muro de energía infernal para protegerles. No iba a dejar nada a la suerte, era el momento de acabar de forma rápida con ese asunto e ir a reagruparse con Yasei.

-Lo lamento, pero ir hasta Impel Down ahora mismo no encaja bien con el resto de mis planes.-Añadió de forma socarrona.

-Mi duda es…¿Tirarte a un leopardo blanco de seis toneladas o más no es ya ir a mayores? -Jade la miró ligeramente ofendida por el comentario referente a su peso, y tras haber recibido el golpe y notar el regusto a sangre en el paladar, negó levemente. Se colocó las garras en las manos, rebajó su postura y simplemente negó.- ¡Salid todos! Tenemos prisa como para andar malgastando el tiempo.- Ante sus palabras, Mustafá baja de la rampa, Sahir sale tras haber escuchado el alboroto y Umi comienza a sacar el cuerpo por la orilla, emitiendo un alarido bastante estridente.

-Veamos que tan duros sois ahora.- Mustafá se tiró encima del que había empujado, buscando con sus garras cortar parte de su costado, independientemente de que lograra impactar o no, se agacharía, ya que después la Reina Marina usaría su cola para darle un coletazo y buscar hacerle el mayor daño posible.

El siguiente dúo se encargaría del hombre que había lanzado a Jade, esta vez Sahir se acercaría hasta él y buscaría que se fijara en sus ojos. Si los miraba por un instante quedaría distraído e hipnotizado por el poder de sus ojos, lo suficiente como para que Jade buscara hundir sus garras en su cuerpo e intentar mantenerlo a raya. Luego Sahir pasaría también al ataque para morder su pierna y recortar sus acciones. La cosa de pelear con tantos animales es que entre ellos se acostumbraban a respetar los tiempos, a buscar el mejor espacio, los más pequeños abrían paso a los grandes para que sus ataques fueran más efectivos.

Yasei miró al hombre con calma y tiró de la capucha para quedarse solo con aquellos ligeros ropajes y el velo. Ella pelearía uno contra uno contra aquel tipo, si no lograban ganarles, al menos conseguiría tiempo, con el primer aviso les había quedado claro que venían marines y tarde o temprano aparecerán.- Espero que seas un buen bailarín.- La dama de cabellos negros y orbes esmeralda se agacharía, entonces a cuatro patas como si ella misma fuese un animal saldría disparada contra el hombre. La idea era clavar las garras de su mano derecha a la altura del estómago, y que en cuanto reaccionara para alejarla o golpearla, casi como si su cuerpo fuera de goma, su pierna se levantaría en diagonal buscando dejar un gran corte en su hombro.

Todo era cuestión de reducir la movilidad, herir en los puntos correctos y asegurarse de que no lo vean venir. Le encantaría intentar algo nuevo con aquello que había empezado a desarrollar, pero dudaba seriamente poder activar algo así en aquel momento. Tal vez hacerlo aparecer en sus manos, que vayan a sus garras como cuando las serpientes son capaces de mandarlo por sus colmillos desde unas glándulas. Tantas posibilidades y tantas cosas, sin embargo en aquel momento la prioridad era clara, asegurarse de que no lleguen hasta Malik y o matarlos o lograr hacer tiempo hasta que aparezcan sus compañeros.

Sea como sea, no va a rendirse hasta que esos hombres mueran bajo sus garras o bajo los colmillos de sus bestias. Nadie que defienda el abuso a un animal de esa manera merece sobrevivir.

Zaina:

Mustafá se lanza contra uno de los marines que intenta esquivarlo lo mejor posible, pero claro, la cola de la reina marina sí que llega a impactar, sin embargo nuestro hombre se agarra a la cola del animal y saca una daga que lleva a la cintura con la intención de clavarla repetidamente en la piel del animal.

Cuando la reina marina terminase el golpe, el marine saldría despedido y se golpearía con fuerza contra el suelo, quedando bastante resentido de aquel golpe, aun así intentaría levantarse, no podía dar aquella imagen delante de sus superiores.

Por otro lado los ojos de Sahir distraen ligeramente al marine que aunque se mueve para no recibir el impacto directo de las garras de jade, estas dejan una preciosa herida que comienza a sangrar en abundancia. Sin embargo, cuando Sahir se acerque para morderle, sería el marine quien intentaría golpear primero en la mandíbula del gato propinandole una patada lo suficientemente fuerte como para desequilibrarlo y tirarlo al suelo.

Además de eso, intentará golpear a Jade con un puñetazo del cual saldrá una poderosa onda de choque que podría partirle alguna costilla si llega a dar directamente contra su cuerpo o resquebrajarlos si tan solo la roza.

Te acercas al marine lo suficiente como para intentar golpear su estómago, tus garras vuelven a impactar contra lo que parece ser una armadura de metal. En su caso será su puño derecho el que intentará impactar directamente contra tu estómago, pudiendo llegar a partirte un par de costillas y de nuevo salir volando un par de metros hacia atrás. Aunque conseguirías que la garra de tu pie le hiciese un corte superficial en la mejilla.

Tal vez deberías buscar una estrategia distinta con este marine en particular.

Nota aclaratoria: Deberías poner las clases de tus animales, en este momento no se aclara ni su fuerza ni su velocidad ni las características que tienen. Para futuros eventos y moderados debería estar puesta, de lo contrario cualquiera podría decir que tus gatos no tienen ningún tipo de fuerza, velocidad, etc…


Lysbeth y Freites:

Una salva de explosiones consigue que varios de los marines allí presentes tengan que defenderse como pueden mientras que otros caen sin poder evitarlo. Otros se defienden de forma bastante más eficaz y se encargan de plantar cara. Uno de ellos lanza una onda cortante hacía el pájaro del menor buscando cortar una de sus alas y otro de los marines golpea con fuerza una roca para lanzarla directamente hacía Alpha.

El muchacho del Den Den cae presa de los sais de Lysbeth, sin embargo podéis escuchar algo que sin duda os llamara la atención, una voz saliente de aquel caracol que anuncia a sus marines que vuelvan al campamento.

Al parecer han conseguido capturar al animal que venían buscando y de paso algo más que resultaba de lo más interesante, ahora quieren reagruparse para marcharse de allí. Sin embargo los marines allí presentes no se pueden marchar, tienen delante a dos piratas que deben atrapar. No obstante, Lysbeth se encargó de los marines que habían logrado sobrevivir gracias a sus Sais.

Bueno, parece que tienen al gato, tal vez también a Yasei ¿Qué haréis ahora?

Todo sucedió muy rápido. Los marines simplemente no eran rivales para Alpha y ella. Llegó sin problemas ante el chico del den den mushi y acabó con él, pero antes de que pudiera girarse para ir a por sus compañeros, escuchó algo que le hizo ponerse a pensar a toda velocidad.

Mientras terminaba de rematar a los dos que habían escapado a las bombas de Alpha, le daba vueltas a lo que acababa de escuchar. Habían encontrado el animal que habían venido buscando y… ¿algo interesante? Eso no tenía sentido, sabía de buena fe que el Rey de la Selva estaba a salvo en su barco. O por lo menos lo estaba la última vez que habían sabido de ella, pero también era cierto que había un grupo de marines acercándose y no sabían qué había sucedido.

No se tragaba que hubieran capturado a Yasei. Estaba rodeada de todos sus felinos, esa mujer era un peligro andante ya por sí misma y ¿en manada? No, eso no podía ser. Sin embargo… le hubieran capturado o no, decían haber obtenido el animal que habían venido a buscar. ¿Y si no era el Rey? ¿Y si había algún otro animal en peligro? De repente una horrible posibilidad le pasó por la cabeza. ¿Y si el Rey había huido a esa isla porque había otros de su especie? Podían haberle confundido con él y en ese caso le esperaría un terrible destino a manos de las dagas del Vicealmirante.

-Alpha. Creo que tenemos que hacer un cambio de planes.

Le contó lo que acababa de escuchar y lo que se temía que podía haber sucedido. Al fin y al cabo, a él no tenía sentido ocultarle nada.

-Si van a reagruparse en el campamento, es hora de que vayamos para ahí. No podemos dejar que abandonen la isla con un animal prisionero, sea o no el Rey.

Se llevaría el den den mushi de los marines. Era posible que volvieran a intentar comunicarse por esa vía y cualquier información era más que bienvenida. Estuvo tentada de llamar a la dama del desierto, pero en el último momento se lo pensó mejor. Si las cosas habían escalado y estaba en combate podía distraerla y si su peor miedo se había hecho realidad y le habían capturado, podía provocar que le quitasen su medio de comunicación. No, debía esperar a que ella les avisase de las novedades. Por lo menos de momento.

Revisó rápidamente los cuerpos de los marines por si había algo interesante y luego recordó mentalmente las indicaciones de las amazonas para cambiar de rumbo e ir derechos hasta el campamento. Esbozó una pequeña sonrisa, intentando animarse. Todavía no estaban acabados.

-Venga, vamos a sacar las cucarachas de tu nuevo campamento.

Unos cayeron, otros plantaron cara. La primera batalla había comenzado con el pie derecho. Ellos daban lo mejor de sí. Ellos luchaban dando el máximo esfuerzo. Ellos luchaban por que era su deber. Sus vidas obviamente dependían de un hilo, y el más corto de todos. Porque no solo se enfrentan a la mujer más fuerte de todas, también se enfrentan al señor de la guerra.

Suzaku no paraba de rodearlos a gran velocidad. Era una suerte que ella no perdiera de vista en ningún momento a los marines, ya que los ojos de la plumidera están preparados para ver movimientos rápidos, pudo reaccionar a la onda cortante dando un gran salto. Pero en el aire ya era otra cosa. El segundo marine que pudo sobrevivir a las explosiones golpeo con fuerza una roca que saldría disparada en dirección al pequeño. – ¡Suzaku!. - Su compañera tomaría el arquebuz con el pico. Alpha tomaría rápidamente su martillo conocido como DoomHammer. Preparándose defenderse con potencia. Su intención era batear aquella roca en otra dirección para desviar el impacto. ¿Lo lograría? No lo se. Esas son cosas de narrador.

Una vez terminado con aquella y viendo que su maestra había termino de limpiar, había escuchado lo de cambiar los planes. Al igual que Lysbeth, al joven pirata se le hace muy difícil creer que ella haya sido capturada. Es más, es imposible. Suzaku ayudaría a revisar los cuerpos marines, así tomaría menos tiempo. Luego comenzaría la carrera en dirección al campamento marine. Era bastante increíble como Lys podía mantener el ritmo con una súper ave, me atrevería a decir que ella podría superar su velocidad. El chiquillo la vio sonreír, eso era bueno ¿No?

-Animate. Me escucharas cantar mientras limpiamos mi nueva casa. ¿Te gustaría que improvisara algo? ¿O tienes alguna canción en particular que gustaría que cantara?

Un cambio de armas nuevamente. Lanza del sol en la mano y Doomhammer en la alforja. Volvemos contigo, mi querido narrador.

Aprovechando que el hombre intentaba incorporarse, Umi decidiría cambiar la forma de pelear, en vez de sacar su cola, sacaría la cabeza y buscaría destrozar con sus fauces al muchacho que había desplazado de la zona. Mientras eso pasaba, Mustafá aprovecharía para ponerse en movimiento e intentaría hacer una de las suyas.

Mientras que Sahir movía la mandíbula para asegurarse de que estaba en su sitio, Jade se preparó para hacer lo mismo con el hombre, esperando reducir la potencia de su golpe con la onda que provocó su cola de un latigazo. Sin embargo pudo notar igualmente como el golpe hacía que dolieran sus huesos, gruñó preparándose, aunque la realidad era otra. Mientras que Jade y Sahir le obligaron a mirar, Mustafá saltaría por su espalda buscando un impacto directo contra su cuerpo. Luego Sahir aprovecharía su sigilo y velocidad para buscar saltarle y destrozar su pierna de apoyo. La idea como buena manada era rotar, lo suficiente como para que el enemigo no se acostumbrara a uno de ellos.

Por eso Jade se movería rápidamente contra el hombre que comenzaba a molestar demasiado a mamá.

El momento en el que notó el metal supo que tenía que plantearse otra cosa, ella no tenía esa capacidad para volver sus garras negras, no aun. Su idea para reducir el puñetazo fue utilizar su capacidad de mantenerse estática, su mantra, su coordinación, la idea era desplazar el puño con la rodilla izquierda, ya que la derecha la había usado para cortarle y mantener el cuerpo alzado, en lugar de las costillas le daría en el estómago. Y seguramente le quitaría el aire de los pulmones, le haría sangrar, pero ella intentaría mantenerse agarrada a él.- No vas a soltarte fácilmente…- Y la razón era bastante simple, intentando mantenerlo agarrado contra ella a cambio del golpe, Jade buscaría con sus toneladas de peso y su fuerza golpear al hombre en la cabeza.

Independientemente de que su golpe funcionara o no, Yasei buscaría tomar distancias con el hombre y golpearía fuertemente de una patada al hombre, independientemente del daño o no la idea era tomar impulso y separarse. Tenía que jugar con los cambios, las distancias y las posiciones, el dolor era algo a lo que podrías acostumbrarte y el mantra comenzó a funcionar en ella.

Era el momento adecuado de experimentar todas y cada una de aquellas sensaciones, y tal vez no solo aprovecharse de aquello, si no seguir experimentando un poco más. Cuanto más la presionaran más rápido evolucionaría, esa era su manera de enfrentarse a los problemas, sin escapar de ellos.

Zaina:

Bueno, la reina marina abre su enorme boca e intenta morder al marine, se encuentra algo malherido así que le cuesta bastante esquivar. La reina marina consigue morder una de sus piernas y como es obvio, se la arranca de un mordisco. Se escuchan gritos por parte del hombre que cae al suelo desesperado por sobrevivir, aunque siendo sinceros, va a ser difícil que salga de esa.

Mientras tanto, ¿tres contra uno no te parece un poquito injusto? El chico mantiene la vista clavada en Jade y Sahir pero algo le dice, tal vez un sexto sentido, tal vez algo que tú misma estas intentando aprender, que se encuentra en peligro por lo que decide apartarse de donde está en el momento justo en que Mustafá iba a golpearle con su cuerpo. Sahir se lanza contra él en busca de destrozar su pierna, en esta ocasión el marine se dejaría alcanzar por el gato con una de sus garras para después responder con una fuerte patada de su otra pierna justo en la zona de las costillas.

Si esta patada impacta, seguramente el gato termine como mínimo con tres costillas rotas lo que le dificultaría bastante respirar y continuar luchando. Además aprovecharía la patada para desencajar las uñas del gato, aunque seguramente se lleve consigo un trozo de su pierna, cosa que parece no importarle demasiado.

Buena táctica, tu rodilla hace que su puño se desvíe lo suficiente, pero aun así golpea tu estómago, hace que pierdas el aire en tus pulmones y que además de eso, teniendo en cuenta lo afectado que se encuentra tu cuerpo por la ingesta de veneno tosas un poco de sangre.

No obstante el marine también aprovecha que estas aferrada a él y te sujeta con fuerza para girar sobre sí mismo para que sea tu cuerpo el que se encuentre entre él y Jade a esperas de que el gato decida entonces si atacar a su dueña para golpearle a él de paso o simplemente dejar atrás su idea de ataque y ver qué sucede después.

La cosa se pone interesante, nadie dijo que salvar a un gato era fácil ¿verdad?


Lysbeth y Freites:


Buen trabajo chicos, llegáis hasta el campamento marine sin muchos más problemas. Tal y como habían avisado por Den Den los marines han vuelto cada uno del lugar en el que se encontraba a excepción de los seis que habéis vencido vosotros y los que se encuentran con Yasei, aunque mucho me temo que seguramente no os de tiempo a contar a los presentes.

Sobre todo porque no paran de moverse de un lado a otro y con el uniforme todos parecen iguales. Podéis escuchar como hablan sobre haber capturado a un maravilloso ejemplar y de cómo además de tener al animal entre sus manos, también habían encontrado algo realmente interesante que seguro que al vicealmirante le alegraba el día.

El campamento se compone de una gran carpa situada en la zona central, y entre seis a ocho tiendas alrededor de la misma formando una especie de laberinto lleno de marines. No es complicado deducir que la más grande corresponde al vicealmirante y que seguramente en ella se encuentre aquello que sus chicos han conseguido para él.

Pero para llegar hasta allí tendréis que pasar por delante de todas las tiendas y de todos los marines que se encuentran allí. Justo cuando estáis pensando en que hacer, podéis escuchar el rugido lastimero de algún animal, algo me dice que no suena del todo contento.

Buena suerte.

-¿Sabes cual es el principio de toda manada? -Una sonrisa siniestra pinta los labios de Yasei mientras las cosas comienzan a empeorar.- Si no eres capaz de ayudar en ella, debes retirarte y dejar el trabajo a alguien que pueda.- Y por eso ella y Jade nunca se retirarían de una pelea y seguirán siempre hasta el final. Es por eso que en cuanto el leopardo ve que giran para poner a su ama decide saltar...Pero hacía otro punto. Si no podía ayudar a su madre, usaría el impulso del ataque inicial para ir a por otro punto.

¿Qué tal un cuatro contra uno entonces? En el momento en el que la patada fuera a impactar a Sahir, este ya sabía que su hermana mayor iba a saltar como una becerra, es por eso que se centró en alejarse más que otra cosa. Después de morder , alzó las patas traseras, en lugar de dejar que le golpearan en el costado, dejó que la patada impactara en sus cuartos traseros y lo empujara con fuerza hacia delante. La idea era que aunque seguramente le fuera a romper una de las patas traseras y herirle la cadera… Pudiera llevarse la pierna entera si hacía falta.

Es cierto que eso haría que no pudiera apoyar una de las patas y que esquivar para él fuera el triple de difícil, pero no tenía pensado alargar aquello demasiado. Su cadera podría sufrir daños severos y tardar bastante en recuperar el andar.

Después de ese momento de desequilibrio, Mustafá buscaría empujarlo por la espalda con las garras delanteras, no solo para herirle, si no para que se centre en él y no se de cuenta de la realidad. Jade ha vuelto para vengarse de él y terminar lo que han dejado a medias, su idea era atacar al torso superior de un garrazo y destrozarle.

Mientras nuestra dama seguía pegada al hombre y sin perder tiempo, esperando haber llamado su atención lo suficiente, optó por una opción… Diferente. Es consciente de que quedan grandes cantidades de veneno en su sangre, es por lo que está entrenando. Su idea es ser capaz de generar en su cuerpo, en su piel, en su sudor y en su sangre los venenos que ingiere y aunque tal vez aun no sea capaz, sigue teniendo una idea. Con toda la cantidad de sangre que sigue acumulándose en su boca, ese regusto a metal y veneno sigue ahí. Por eso lo agarra, lo pega a ella fuertemente y le escupe en la cara.

Puede que el veneno en la sangre no hiciera efecto, pero le serviría para que quitara la cara o apartara el rostro lo suficiente como para que ella, enganchada a él con sus piernas buscara cortar a la altura de su cuello con sus garras. Tal vez su visión no fuera tan poderosa, tal vez su sangre aún no fuera veneno, pero siempre podía confiar en la voluntad absoluta de su acero y por eso deseo que por un momento, se volviese negro.

Tal y como el del hombre que un día le había enseñado todo.

Umi mientras tanto, buscaría comerse por completo al hombre al que le había arrancado la pierna, buscando no dejar rastro de él y con suerte, poder pasar a la siguiente presa.

Puede que salvar a Malik no sea fácil, pero nadie dijo que alguno de ellos fuera a rendirse, después de todo ya lo habían hecho parte de su familia.

Por suerte para ellos, llegar hasta el campamento de los marines fue básicamente un paseo por el parque. Una vez allí, sin embargo, sabía que las cosas no serían tan sencillas. Había bastantes, tantos que no podía contarlos a la primera. No solo eso, si no que el lugar era amplio. Había una enorme tienda principal rodeada de otras más pequeñas y nada más verlas supo que quería prenderles fuego a todas. Si las amazonas iban a cederle el espacio a Alpha, dudaba que el muchacho fuera a reutilizar las carpas azules y blancas de los marines. Reducirlas a cenizas ahora ahorraría tiempo más adelante. Por no hablar de que el factor sorpresa decididamente siempre ayudaba.

Lo primero que escucharon le puso alerta. Uno de los marines hablaba de cómo habían capturado un maravilloso ejemplar y de lo feliz que iba a estar el vicealmirante. Lys apretó los labios; realmente no estaba segura de querer vérselas con un cargo tan alto de la marina, pero si habían capturado de nuevo al rey o a uno de los gatos de Yasei… Escucharon un rugido lastimero y fue la gota que colmó el vaso. Se giró hacia Alpha y acordó con él una estrategia sencilla pero seguramente eficaz.

-Voy a distraer a la mayor cantidad de marines que pueda. En cuanto haya un hueco ve y libera a ese animal. Cuando acabe con ellos iré a ayudarte; puede que esté bien vigilado así que ten cuidado. No tardaré.

Efectivamente, no tardó. Sacó sus sai, los prendió en llamas y empezó a correr por el campamento, incendiando cada tienda con la que se cruzaba. Una vez todas menos la del centro comenzaron a arder, pasó a su forma completa y se alzó sobre el lugar, respiró hondo y dejó caer su haki del rey sobre la chusma que tenía debajo. Marines que se regodeaban en invadir amazon lily y maltratar a valientes animales, no merecían ni su compasión ni su conmiseración.

Al principio no planeaba dejar a nadie con vida y trató de acabar lo más pronto posible con todo aquel que se le acercó una vez bajó a dar cuenta de ellos. Al final sin embargo lo pensó mejor y trató de agarrar a los dos marines más cercanos por el cuello de la chaqueta, alzándolos un poco para que le vieran sonreír.

-Bien, vosotros dos vais a hacerme un favor. Vais a subiros en uno de vuestros barquitos, vais a volver a casa y les vais a decir a todos que ni Lysbeth Ardian ni Freites D. Alpha toleran el maltrato animal, en ningún lado, bajo ninguna circunstancia. ¿Estamos?

Les soltaría y les dejaría irse para dirigirse a la tienda central. Ayudaría a Alpha en lo que hiciera falta, desde soltar al pobre bicho que hubiera acabado ahí dentro hasta combatir con quien apareciera. Estaba lista para llegar al fondo del asunto y despejar la zona de una vez por todas.

El momento ha llegado. Lo que se suponía que se trataba de la última batalla se encontraba en frente de ambos piratas. Una gran cantidad de "azulejos" Corriendo de aquí por allá. Alpha trataba de contar la cantidad de enemigos sin tener resultado alguno, era demaciado movimiento y todos le parecían igual. Bastante enredado para ser honestos.

- Será divertido. - Dijo sonriente. Por su mente pasaban varias maneras de comenzar con la masacre. Una era peor que la otra. - Aunque es una lástima que estemos algo contra reloj. No podré jugar con ellos por mucho rato.

El plan de su maestra en definitiva era el más indicado. Aunque el hubiera preferido ser la carnada en un momento como éste, era cierto que Alpha era el mejor para el trabajo de liberar a aquella criatura. Al igual que Yasei, el era un domador, aunque no tan bueno como la dama de ojos esmeralda, ella estába en otro nivel.

Observó a su maestra partir. Ella estaba ya comenzando sus acciones con sus armas y encendiendo el fuego. Alpha realizó un cambio de armas rápido. Retirando la hoja gélida de su funda y bajando de Suzaku. - No bajes la Guardia, hermosa. Es muy peligroso para ti. Permanece oculta desde los arbustos y esta atenta a mi llamado. El fuego aún no se te da bien.

Una vez dadas las indicaciones a su compañera plumifera era momento de actuar. Lys había sido muy clara que al pequeño. Aunque era algo gracioso la manera en que ella lo planteaba. Ya que obviamente una gran cantidad de Marines reaccionarían ante sus acciones y, con algo de suerte, tal vez todos se lograrían caer en el anzuelo.

Una vez encontrada la brecha, el joven rey de la forja se lanzaría en carrera. Optando por entrar por la parte de atrás de la carpa más grande y, con mucho cuidando, el haría un pequeño corte para ver qué quiénes se encontraba adentro y que rayos estába ocurriendo.

Zaina:

El marine puede ver como Sahir coloca sus patas para que su patada impacte en estas, sin embargo, no va a dejar las cosas así. Su pierna, la que el gato está mordiendo se cubre de aquel maravilloso color negro que convierte su pierna en algo mucho más duro. Su patada impacta en las patas de Sahir con fuerza y hace que el gato salga despedido hacía delante, al tener su pierna recubierta en haki tanto las garras como los dientes del gato salen por el mismo agujero por el que entraron lo que hace que evite que le arranquen nada.

Seguramente una de sus patas ahora mismo este rota y parte de su cadera bastante lastimada por lo que sería conveniente tal vez, que no buscara más conflicto por ahora, pero eso es decisión tuya.

Cansado de tanta historia saca su espada en el momento en que Mustafá se lanza contra él, de un rápido movimiento esquiva al gran león rodando hacia un lado y levantándose inmediatamente después. Siente como Jade le lanza aquel zarpazo contra su persona e interpone su espada con las garras del animal realizando un movimiento con su muñeca para repelerlas.

Se queda mirando a los animales mientras se pone en posición de batalla empuñando la espada, listo para cualquier movimiento.

Por un segundo cierra los ojos al sentir como le escupes en la cara, nuevamente su cuerpo se recubre de aquella armadura para evitar que puedas cortarle el cuello, después de todo siente tus intenciones y no tiene pensado dejarse cortar. Lo siento, tus garras no se vuelven negras por lo que nuevamente fallan en su intento. El marine cansado de tenerte pegado a él busca la forma de separarte por lo que toma tus muñecas con una de sus manos para separarte de su cuerpo y entonces te golpearía con el otro puño para mandarte a volar unos cuantos metros.

Umi por su parte baja para comerse al marine, este en un último intento por hacerle daño clavaría su daga en el paladar del animal buscando hacerle un profundo corte en la boca aun a costa de que pudiera comérselo, pues aunque no se lo comiera moriría desangrado.


Lysbeth y Freites:

Las tiendas arden con facilidad y el fuego se propaga deprisa por todo el campamento. Los marines corren revolucionados intentando apagar el incendio y ver qué había sucedido. Aprovechando la confusión te deshaces de todos los que puedes excepto esos dos que permites escapar para que cuenten lo que han visto.

Freites por su parte entra en la tienda principal y encuentra una jaula donde hay un enorme león blanco como la nieve que ruge molesto intentando escapar sin conseguirlo. No hay nadie vigilando puesto que todos han salido despavoridos para intentar acabar con aquel incendio que estaba devorando con prisas el campamento.

El león ruge en busca de un poco de ayuda, además de la jaula, dentro de la tienda hay una mesa donde puedes ver una gran arma. Una alabarda partesana para ser más específicos, negra como la noche misma y que parece que por alguna razón te llama. Tal vez puedas usarla para abrir la jaula del león, deberías darte prisa, el fuego se acerca a la tienda y no parece que tenga pensado frenar allí.

Parece que en el campamento no hay nadie más que los marines que habéis visto pero uno de los chicos que Lysbeth deja ir dice algo que bueno, debería llamaros la atención – Cuando el vicealmirante vuelva de la playa nos va a matar – se le notaba nervioso mientras corría en busca de uno de los barcos ansioso por marcharse.

Vaya, el vicealmirante no estaba allí ¿con quién creéis que estará?

De todas las cosas que esperaba nuestra querida Reina Marina esa fue la molesta, tal vez por ello intentaría usar su lengua bífida para empujar al marine antes de que le cortara. La dentellada acabó en ninguna parte al empujarlo y como mucho se llevaría parte de su brazo o un mordisco leve. Ella comenzó a paladear al darse cuenta de que había conseguido cortar algo de su encía, aunque ahora mismo no era momento de preguntarse por eso. Tocaba empezar con algo mucho más interesante y divertido para nuestra Reina de los mares.

Se empezó a acercar más a tierra, enroscando parte de su cuerpo en el barco para poder comenzar a moverse y hacer de las suyas. Su larga cola llena de escamas se escaparía para buscar la espalda del hombre de las espadas, la idea era obligarle a pararla o a saltarla, ya que en cuanto reaccionara, Mustafá se desplazaría ágilmente para buscar sus piernas con sus garras y reducir así su movilidad o su capacidad de ponerse de pie. Saben que es lo máximo que pueden hacer de momento mientras van rotando. Ir debilitándole poco a poco hasta que alguno consiga conectar un golpe más fuerte que el resto.

Si él quiere distancias , ella no va a tener ningún problema en dejar que las tome. Silba de tal manera que solo ellos la entienden y cuando impacta en su cuerpo la aleja con fuerza. Ella corta la distancia del recorrido clavando las garras de los pies en el suelo y cuando se agacha, Sahir está en el recorrido de su mirada. Esperando distraerle tan solo un instante tras rugir para llamar su atención, lo suficiente para que no se de cuenta de que Jade busca hacer contacto con su cuerpo usando sus garras con fuerza. Justo después de que el inmenso animal busque golpearle, su dueña tomaría impulso para saltarle por otro lado, buscando flanquearlo y evitar que pueda tirarle a Jade encima para librarse de ambas. Sabe que sus garras no pueden hacer demasiado, pero eso no va a detenerla.

Puede que no sean negras, puede que no estén llenas de veneno como su sangre, pero no va a rendirse ni a descansar hasta que aquel hombre muera. Le duele el cuerpo, le tiemblan los tendones, sabe que su respiración es un desastre y en algún punto va a desmayarse, pero de momento casi como una fiera salvaje sigue adelante, con la presa fija en el punto de vista.

No piensa dejar que se lo lleven, antes tendrán que llevarla a ella por delante, a su cadáver, a su fantasma, a sus cenizas y a todo lo que puedan encontrarse. Nunca ha dejado que hagan daño a sus animales, incluso cuando Jade era un bebe y ella una cría había peleado hasta el final de sus días. Con miedo y terror en el cuerpo, sangre en las manos y en la boca, era la hora de volver a pelear por la vida de uno de los miembros de su manada.

Una vez los gritos cesaron, chasqueó los dedos y extinguió las llamas. Solo quedaron las cenizas y cachos de tela a medio quemar, que no tardaron en derrumbarse. Mejor, aunque habría que limpiar el terreno en algún momento. Pero desde luego sería más sencillo deshacerse de los restos ahora que ya no había inquilinos indeseados.

Sin embargo, pese al éxito, Lys no estaba contenta sino preocupada. Uno de los dos idiotas a los que había mandado a hablar había dicho que el vicealmirante no estaría nada contento… cuando llegara de la playa. De la playa. Sabía que cuando entrara en la tienda principal no era al vicealmirante a quien iba a encontrarse… y también sabía lo que eso implicaba. Estaba entre la gente que había ido al Loreley. No lo podía saber a ciencia cierta, eso era verdad, pero no tenía ninguna duda. Se apresuró a entrar en la tienda principal; tenía que encontrar a Alpha y tenían que ir corriendo a ayudar a Yasei. No creía que le hubiera pasado nada grave, al fin y al cabo estaba más que bien apoyada, pero desde luego no iba a dejarla sola después de saber eso.

Entró en la tienda y ahogó un ruido de sorpresa. En una jaula enorme había un gran león, blanco de los pies a la cabeza. Rugía y era obvio que estaba molesto, así que evitó acercarse. No quería empeorar la situación. Aguardaría a que Alpha lidiara con él; seguro que él sabía cómo hacer que el animal confiase y se tranquilizase.

Mientras aguardaba, se dio una vuelta por el lugar. Vio la alabarda encima de la mesa, pero la dejó ahí. Era bonita y seguramente cara, pero no era su tipo de arma. No sabría cómo utilizarla y cargar con ella tampoco le apetecía, menos en una situación como la actual en la que la velocidad lo era todo.

Una vez Alpha hubiera logrado soltar al animal, le pondría al corriente de la situación. Sabía a ciencia cierta que el chico tampoco querría quedarse allí una vez supiera que Yasei estaba en peligro, por lo que partirían en seguida de vuelta  a la playa. Se preguntó si el enorme león querría acompañarles o preferiría volver a la selva, pero eso ya no era asunto suyo. Si había una cosa clara era que se trataba de un hermoso animal; no había muchos leones blancos, que ella supiera.

Alpha al observar que nadie se antepondría en su camino, entraría. Lo primero que pudo observar fue aquel enorme león, su pelaje era hermoso eso tenía que admitirse. La intención del pequeño era limitarse a liberarlo a la mayor velocidad posible, pero algo llamaría su atención o mejor dicho, algo le estaba llamando.

Pudo verla. Se quedó atónito por unos segundos. No pudo evitar acercarse y observarla más de cerca. – Acaso… ¿Quieres que te tome? – Un fuerte silbido y Susaku estaría con él en unos instantes. Le arrojaría la espada a la plumífera para luego tomar entre sus dedos aquella magnifica alabarda. El joven rey de la forja no pudo evitar mostrar una sonrisa llena de satisfacción. Se sentía cómodo con esta arma. Una nueva pieza para “el gran maestro de las armas”.

-Bien, ahora te toca a ti. – Dio unos cuantos pasos hasta llegar a la jaula del animal. mirándole fijamente a los ojos. Sereno, tranquilo y con suma confianza. Demostrando con su lenguaje corporal que él era alfa entre monstruos. Si, así mismo como lo lees, el alfa entre monstruos. Porque todos sabemos que un humano con cuernos precisamente no se trataba de un ser humano.

-¡Shhhh! No gastes energías rugiendo. – Dijo el pequeño. - Si vienes conmigo. Te daré de comer al causante de tu encierro.– Palabras acompañadas de seguridad, y una clara intención de querer reclutar a este hermoso animal. En ningún momento dejaría de observarle directo en los ojos. Dio unos cuantos giros a la alabarda con su mano y luego comenzó a destrozar la cerradura de la jaula. mientras tarareaba una canción. Tal vez eso ayudaría a que él se calmara aún más y que se diera cuenta que el chiquillo no trataba de dañarlo.

Una vez abierta aquella jaula, el pirata apoyaría su nueva arma entre si hombro y extendería su brazo derecho. Esperando a ver si de casualidad el animal correspondía con él, para acariciarle con cariño. Aunque la segunda opción era que pasara de Alpha y fuera directo a la jungla. Aunque… también podría ser la posibilidad que el león comenzara a atacar a todos los presentes. Uno nunca sabe.

Al ser puesto al corriente de la situación. Alpha sin dudarlo tomo su nueva y dio un salto montando sobre la súper ave. Liderando la carrera en dirección al Loreley. Era momento de poner fin a esto de una sola vez por todas. El tiempo era primordial y esperando que por fin este si fuera el momento de la verdad. Junto a Lys, Suzaku y con algo de suerte, tal vez un nuevo compañero animal.

-Aguanta Yasei.

Zaina:

Nuestro marine de la espada se está cansando ya de tanto animal, la verdad, pueden resultar realmente molestos tantos dando vueltas alrededor. Al sentir gracias a su haki que algo se acercaba por su espalda se gira de forma rápida y con un movimiento de su espada cortaría sin mucha dificultad la cola de la reina marina evitando así su ataque.

De nuevo, aquella percepción le permite conocer las intenciones de Mustafá y una vez que el gato se acerca el marine se mueve lo suficiente como para esquivar el ataque de sus garras y posicionarse en su costado derecho para golpear al animal con una de sus piernas con la intención nuevamente de partirle algún hueso y dejarlo incapacitado para continuar peleando.

Por otro lado, el marine que casi se traga Umi no puede hacer otra cosa más que permanecer en el suelo mientras pierde sangre, está demasiado herido y seguramente no consiga moverse mucho más. Consigues frenar un poco tu caída utilizando tus garras pero por desgracia Sahir es ignorado completamente por el hombre al que busca distraer.

Parece que tiene bastante claro que aquel gato poco puede hacer y tras tanto tiempo luchando con ellos sus rugidos o gruñidos más o menos se distinguen con facilidad. Cuando Jade salta sobre él el marine se mueve lo suficiente como para esquivar completamente el cuerpo y las garras del gato.

Saltas hacía el por otro flanco, pero él aprovecha la inercia de tu salto para agarrar tus muñecas y mientras gira ligeramente hacía un lado para evitar las garras de tus pies te lanzaría con bastante fuerza contra tu felina más grande esperando que sean tus propias garras las que impacten contra el animal.


Lysbeth y Freites:

El gran gato blanco ruge una vez más, se le nota muy molesto, furioso por estar encerrado en aquella horrible jaula. Sin embargo Freites consigue calmar al animal gracias a sus dotes como domador. La alabarda parece que es realmente resistente y en cuanto la jaula está abierta el gato blanco sale corriendo de allí sin daros tiempo si quiera a ver por donde se marcha.

Os está agradecido, pero no lo suficiente como para dejar atrás su tierra y marchar con vosotros. Se pierde de vuestra vista por la jungla, emprendéis el camino hacía el Loreley y podéis escuchar los rugidos de los animales de Yasei y también el molesto grito que pudiera realizar la reina marina al sentir como le cortaban la cola, aunque puede que solo fuera un rasguño o un arañazo, aún no estamos seguros.

Llegáis a la linde que separa la jungla de la playa y podéis ver perfectamente la batalla que se está llevando acabo a las afueras del barco. Los marines se dan cuenta perfectamente de vuestra llegada, dos presencias más que se suman a las que ya conocían.

Ahora os habéis reunido y por alguna razón si os fijáis bien, el marine que pelea contra Jade y Yasei ha dejado entrever una sonrisa en sus labios ¿Qué estará tramando? Es hora de que lo averigüéis.

Las escamas de Umi, su cuerpo, está cubierto de una suave baba que se mezcla con el agua al ser una serpiente marina, aprovechando esta sustancia, agacha la cola en cuanto nota el filo de la espada empezar a cortar. El resultado es que en lugar de cortar de cuajo, la espada se clava y se desliza por su piel hasta una de las aletas de su cola. Le ha dejado un corte algo marcado, pero ha intentado conseguir con ese movimiento una cosa… Que entre las aletas y la piel se le encaje la espada por un segundo.

Mustafá sería igual detenido por él, aunque el león era algo más bruto sabía de sobra que tenía que hacer en ese momento. Se dejó golpear, pero en vez de dejar las costillas, usó su agilidad para levantar el cuerpo, apoyándose en las dos patas traseras la patada del hombre acabaría debajo de la pata delantera del león. Se comió el golpe que hirió los huesos de su pecho por el costado, pero el león se aseguró de una cosa, cerrar el brazo tras comerse el daño para que aquella pierna no volviera a su posición original, usando toda la fuerza que tenía.

Después de todo la ayuda llegaría ahora.

Hablando de cansancio, la situación comenzaba a ser aburridamente constante y la mujer de orbes de esmeralda sabía que tenía que ser así. Esperar pacientemente hasta que llegue el resto sin poder hacer nada, un fastidio, pero se está quedando sin ideas y sabe de sobra que tiene que comenzar a simplemente guardar energías.

En cuanto Jade es esquivada, aprovecha su velocidad para hacer lo mismo que hizo la última vez que no pudo pegar al hombre, seguir de largo y tirarse a por el de las espadas. Usaría su velocidad para buscar darle un zarpazo aprovechando el improvisado agarre de Mustafá y la distracción de Umi esperando destrozar sus brazos o su costado.

Como consecuencia a todo esto, Yasei sería lanzada hacía Jade, independientemente de que este se moviera solo tenía que hacer peso hacia delante, las uñas largas e inmensas se clavaron en el suelo frenandola en seco. Notó el crujido del hombro, pero prefirió ignorarlo, se bajó de las garras y notó que se le había salido el hombro por el movimiento. Sahir se acercó hasta ellas y de un codazo en seco contra el animal, se lo colocó.

No soltó alarido de dolor alguno, no se quejó pese a que mover el hombro derecho era ahora un infierno, tenía muchas cosas en mente aparte de aquellas, como torturarlos. Lo que le había hecho a su antiguo prometido iba a quedarse en bragas para lo que pensaba hacerle a ellos.

O mejor aun, para lo que pensaba dejarle a sus amigos que hicieran con ellos.

El león huyó sin darles ni siquiera tiempo a reaccionar. Oh, bueno, mala suerte. No podía decir que no le entendiera, desde luego estar encerrada no le gustaba ni un pelo. Se perdió camino a la jungla, pero la pirata simplemente se encogió de hombros. Tenían cosas más importantes que hacer. A Alpha parecía haberle gustado la alabarda y tenía que admitir que en su mano parecía decididamente imponente. Le dedicó un silbido de admiración, contenta. Prefería que esa cosa estuviera en su mano que en manos de los piratas.

Echaron a correr sin más dilación. Por lo menos esta vez conocían el camino y lo devoraron en un pispás. La preocupación era como una mecha en el culo, pero también había ira alimentándolos. Ya eran dos los animales que habían maltratado y pensaba asegurarse de que esa persona no pudiera volver a tocar a ningún otro en su vida.

Oyeron los gritos ya mientras se acercaban. Reconoció a Jade ya Sahir y aceleró, cabreada. Más le valía no haberlos tocado. De repente, atravesaron la linde de la jungla y la batalla apareció ante ellos en todo su esplendor… o tragedia. Yasei y Jade estaban contra un hombre, había otro rodeado de gatos con una espada en la mano y había otro, ya cubierto de sangre, un poco más alejado. Estaba decidiendo a dónde ir primero y situándose cuando vio algo que le hizo ver rojo. Estaba sonriendo. El maldito cabrón estaba sonriendo.

Desató su haki del rey sobre ambos marines, deseosa de verlos arrodillarse ante ella solo para poder arrancarles el corazón personalmente. Vio como Yasei se quedaba contra Sahir y asintió silenciosamente. Estaba de una pieza y eso era todo lo que importaba ahora mismo. Dio una vuelta furiosa sobre sí misma y apuntó con una mano a cada marine, haciendo que sendas columnas de fuego infernal nacieran debajo de ellos. Luego, se centró en el desgraciado que había sobrevivido.

-Alpha.- siseó. No escupía veneno únicamente porque no tenía, pero para el tono en el que lo decía poco peor habría sido.- Encárgate del desgraciado de la espada. Este es mío.

Le lanzó seis cuchillos al pecho, envueltos en haki y tres escondidos en la sombra de los tres primeros. Respiró hondo y activó su mantra antes de saltarle encima, pasando a forma completa y prendiéndole fuego a uno de sus sai en el proceso. Si su haki del rey no le había hecho caer, tenía toda la intención de aterrizarle en el pecho, clavándole su arma en toda la garganta y cayendo al suelo con él. Para cerdos como ese, no había nada que fuera demasiado.

Lástima, de seguro el león fuera sido un compañero fantástico para Alpha. Quizás otro vendría y trataría de domarlo o quizás aprender un poco de sus costumbres. Aunque la alternativa más fácil era pedir a Yasei que le hablara de los grandes felinos. Sin lugar a duda nadie mejor que ella para hablar sobre este tema.

La jungla fue atravesada. Aquellos gritos y rugidos eran la señal de que una batalla se estaba llevando a cabo. El pequeño no dudo en ordenar a compañera acelerar, cuando el límite entre la jungla y la playa fue atravesado, la imagen que obtuvo Alpha fue algo que lo saco de sus casillas. - ¡Suzaku! ¡Con Yasei! – El joven rey de la forja dio un salto. Callo justo al lado de su maestra. Sus cuernos comenzaron a crecer rápidamente y comenzaría a mirar con furia a aquellos dos marines. Por su parte, la super ave fue rápidamente a colocarse al lado de la arabasteana.

-¡Esto va a ser muy divertido! – El cabello del pequeño comenzó a encender en llamas, al igual que la lanza. Se descalzo de sus getas para comenzar a flotar en el aire con la ayuda de su habilidad. Escucho como Lysbeth le indicaba que fuera directo a por el marine por la espada. Que el otro era cosa de ella. No era de sorprenderse, si Alpha estaba cabreado, ella lo estaría el doble o hasta el triple.

-¡Guerra! - Alpha piso a fondo, lanzándose contra el marine de la espada. Buscaba empalarlo y so lo lograba. Tengan por seguro que lo clavaría en contra de la arena. Una vez allí, calentaría su puño con todo el calor que puede generar y comenzaría a golpearle en el rostro una y otra y otra vez. Hasta que no quedara nada.

Aunque en el caso de que fallara simplemente se prepararía para defenderse, chocando su arma contar la de él. Aunque eso no lo decido yo, lo decide el narrador. Volvemos contigo guapo.