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Galhard
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El bandido de las dos espadas había sido reducido por Ori, el bandido de la hoz pese a recibir la descarga y el impacto directo de los diez fragmentos de la moneda se levantó, su mirada giró entorno a Galhard y Kenobi.
-Malditos...Aún no habéis acabado conmigo... Os derrotaré y luego mataré al incompetente de de Puck... Tanto mover tus estupidas espadas y un monje te ha desarmado...- Sus venas se marcaron y la masa muscular del bandido creció y empezó a nacerle pelo por todo el cuerpo mientras su boca se alargaba en un morro adquiriendo la forma de un doberman antropomórfico de cerca de tres metros de altura.
Galhard arrugó la nariz y empezó a estornudar con violencia.
-¿Ya no eres tan valiente marinerito?- El bandido golpeó con sus garras al cadete lanzando al pobre contra la entrada del palacio. Como pudo intentó levantarse pero la tos producida por el golpe junto a los estornudos le dificultaron esa acción.
-Y bien Monje... Ahora decide quien es el siguiente, si el inútil de Puck o tú.- dijo mientras su boca salivaba y hacía crujir sus articulaciones.
El bandido se lanzó frente a Kenobi y el criminal desarmado con un impulso asesino pero en un último momento el niño en el torreón arrojó una piedra que golpeó el ojo del usuario de la Zoan, dando unos segundos de respuesta a Kenobi.
Mientras tanto Galhard intentó retomar la compostura mientras los bandidos empezaron a salir de detrás del carromato hasta que unos disparos se escucharon en la lejanía, los refuerzos de la marina estaban allí y con una voz furiosa el jefe bandido mandó a sus hombres contra los marines.
-Sed útiles por una vez en vuestras vidas y ocupaos de esos marines... Si no acabaréis como Puck en unos instantes cuando acabe con estos mal nacidos-
Kenobi... No voy a poder ayudarte mucho si ese monstruo es usuario de una zoan... No tolero el pelo de perro o de gato, menos aún de mink o de usuario de Zoans. Intentaré cubrirte como pueda o a malas...- Gal rebuscó en su chaqueta, sacando la máscara de Geodude, quizás era hora de labrar fama al nuevo Alvenger
-Malditos...Aún no habéis acabado conmigo... Os derrotaré y luego mataré al incompetente de de Puck... Tanto mover tus estupidas espadas y un monje te ha desarmado...- Sus venas se marcaron y la masa muscular del bandido creció y empezó a nacerle pelo por todo el cuerpo mientras su boca se alargaba en un morro adquiriendo la forma de un doberman antropomórfico de cerca de tres metros de altura.
Galhard arrugó la nariz y empezó a estornudar con violencia.
-¿Ya no eres tan valiente marinerito?- El bandido golpeó con sus garras al cadete lanzando al pobre contra la entrada del palacio. Como pudo intentó levantarse pero la tos producida por el golpe junto a los estornudos le dificultaron esa acción.
-Y bien Monje... Ahora decide quien es el siguiente, si el inútil de Puck o tú.- dijo mientras su boca salivaba y hacía crujir sus articulaciones.
El bandido se lanzó frente a Kenobi y el criminal desarmado con un impulso asesino pero en un último momento el niño en el torreón arrojó una piedra que golpeó el ojo del usuario de la Zoan, dando unos segundos de respuesta a Kenobi.
Mientras tanto Galhard intentó retomar la compostura mientras los bandidos empezaron a salir de detrás del carromato hasta que unos disparos se escucharon en la lejanía, los refuerzos de la marina estaban allí y con una voz furiosa el jefe bandido mandó a sus hombres contra los marines.
-Sed útiles por una vez en vuestras vidas y ocupaos de esos marines... Si no acabaréis como Puck en unos instantes cuando acabe con estos mal nacidos-
Kenobi... No voy a poder ayudarte mucho si ese monstruo es usuario de una zoan... No tolero el pelo de perro o de gato, menos aún de mink o de usuario de Zoans. Intentaré cubrirte como pueda o a malas...- Gal rebuscó en su chaqueta, sacando la máscara de Geodude, quizás era hora de labrar fama al nuevo Alvenger
Ori Kenobi
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El tipo al que se enfrentaba el marine parecía ser de los que tenían poderes extraños, pues cuando le miré se estaba transformando en una especie de licántropo, aunque de un tamaño muy superior al que tenía hacía un momento. Galhard salió volando tras estornudar y que el animal humanoide le diera con sus zarpas. Luego de eso se acercó a mi posición y la de su compañero ya reducido.
-Creo que a ninguno de los dos – le respondí de forma rápida – A pesar de ser enemigo, aprecio la vida.
El hombre perro, alzó una de sus garras para dar un nuevo golpe, pero una piedra le cayó encima, lo que me permitió realizar un empujón usando la Fuerza al bandido reducido y que saliese del alcance de su compañero que ahora quería matarlo. La distracción no duró mucho y me lanzó un golpe con la otra garra. Por suerte, reaccioné rápido y agachándome evité el golpe casi por completo, ya que la velocidad y fuerza del golpe me hizo perder el equilibrio momentáneamente.
Aquel había sido un mal paso y el bandido dando un giro sobre sí mismo rápidamente me golpeó con la cola en el pecho, lo que me hizo salir unos cuantos metros hacia atrás que hizo que mi espalda chocase contra una pared. Había perdido ligeramente el aire del impacto. En ese momento escuché a Galhard informarme de su problema con los perros y gatos.
-No te preocupes, seguro que encontraremos alguna forma. – Le respondí levantándome para seguir combatiendo.
Este oponente era sin duda mucho más peligroso que cualquier otro al que me hubiese enfrentado. Apenas me daba tiempo a responder a sus ataques para esquivarlos dado que ya había comprobado de primera mano, que si me golpeaba podría ser mi final. Me centré completamente en él y mejoré mi Percepción con la Fuerza sobre él. Aquello me dio más ventaja de la que había pensado en un principio, y me permitió no solo esquivar con mayor facilidad, sino que antes de que me realizase un ataque pudiese realizar algún ataque, aunque de poco sirvió pues contaba son unos sentidos mejorados y también evitó mis ataques.
De pronto, noté como gente se acercaba y el sonido de varios fusiles cargarse. Aquella pequeña distracción casi me costó la vida y me dio tiempo tan solo a bloquear el daño de la garra mediante la Materialización de la Fuerza y a salir volando nuevamente, aunque ahora con mucha más potencia contra otra de las paredes del palacio. Aquella vez apenas pude ponerme nuevamente de pie. Sentía mucho dolor en el costado y mi brazo derecho. El perro comenzó a avanzar hacia mí para terminar el trabajo, sin embargo, el sonido de múltiples fusiles disparando le hizo detenerse para caer al suelo delante de mí.
-Perrito malo – dije intentando ser un poco gracioso a pesar de todo el dolor y sonriendo.
-Creo que a ninguno de los dos – le respondí de forma rápida – A pesar de ser enemigo, aprecio la vida.
El hombre perro, alzó una de sus garras para dar un nuevo golpe, pero una piedra le cayó encima, lo que me permitió realizar un empujón usando la Fuerza al bandido reducido y que saliese del alcance de su compañero que ahora quería matarlo. La distracción no duró mucho y me lanzó un golpe con la otra garra. Por suerte, reaccioné rápido y agachándome evité el golpe casi por completo, ya que la velocidad y fuerza del golpe me hizo perder el equilibrio momentáneamente.
Aquel había sido un mal paso y el bandido dando un giro sobre sí mismo rápidamente me golpeó con la cola en el pecho, lo que me hizo salir unos cuantos metros hacia atrás que hizo que mi espalda chocase contra una pared. Había perdido ligeramente el aire del impacto. En ese momento escuché a Galhard informarme de su problema con los perros y gatos.
-No te preocupes, seguro que encontraremos alguna forma. – Le respondí levantándome para seguir combatiendo.
Este oponente era sin duda mucho más peligroso que cualquier otro al que me hubiese enfrentado. Apenas me daba tiempo a responder a sus ataques para esquivarlos dado que ya había comprobado de primera mano, que si me golpeaba podría ser mi final. Me centré completamente en él y mejoré mi Percepción con la Fuerza sobre él. Aquello me dio más ventaja de la que había pensado en un principio, y me permitió no solo esquivar con mayor facilidad, sino que antes de que me realizase un ataque pudiese realizar algún ataque, aunque de poco sirvió pues contaba son unos sentidos mejorados y también evitó mis ataques.
De pronto, noté como gente se acercaba y el sonido de varios fusiles cargarse. Aquella pequeña distracción casi me costó la vida y me dio tiempo tan solo a bloquear el daño de la garra mediante la Materialización de la Fuerza y a salir volando nuevamente, aunque ahora con mucha más potencia contra otra de las paredes del palacio. Aquella vez apenas pude ponerme nuevamente de pie. Sentía mucho dolor en el costado y mi brazo derecho. El perro comenzó a avanzar hacia mí para terminar el trabajo, sin embargo, el sonido de múltiples fusiles disparando le hizo detenerse para caer al suelo delante de mí.
-Perrito malo – dije intentando ser un poco gracioso a pesar de todo el dolor y sonriendo.
Galhard
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Las palabras fe Kenobi no sentaron bien al bandido que con rapidez se levantó del suelo.
—No estás en posición de reír escoria... Pero bueno, esas serán tus últimas palabras, ningún marine amigo tuyo o el inútil de Puck saldrán con vida de esta isla- el bandido estaba fuera de sí, parecía como si la transformación aún hubiese trastocado más su psique y las palabras de Kenobi y los ruidos de los fusiles lo encendiesen más y más, cuando iba a golpear nuevamente, está vez con sus afiladas garras a Kenobi este se paró en seco, una de las espadas de Puck estaba clavada en su hombro y Gal, sin chaqueta y con la estrafalaria máscara de Geodude se encontraba pegado a su espalda.
—Aquellos villanos que menosprecien a sus hombres, aquellos villanos cegados por el odio y la sangre, aquellos villanos que traicionen a sus hermanos no tendrán piedad de la roca... Y la más pétrea justicia caerá sobre tales seres impíos. Con una voz forzadamente ronca Galhard recitaba esa frase cuál mantra.
Dejando clavada la espada de Puck saltó de la espalda del bandido y tomó la segunda espada que se encontraba en el suelo mientras hacia una pose a la par que el perro se giraba a verle con una cara de ira desencajada
—¿Que demobios... Crees que has hecho marine de mierda? Serás el primero en morir, iba a dejarte para el final pero me has irritado más que el monje bocazas— El Doberman se abalanzó contra Gal que con rapidez lanzó un corte que hizo retroceder al bandido que cegado por la ira hacia de sus movimientos predecibles aunque ello no le salvó de una velocidad inicial del enemigo que con sus garras le hizo unos cortes en el torso.
—Me temo que cometes un grave error villano, nosotros no hemos coincidido antes más yo soy un Alvenger, aquel que porta la dureza de la virtud y la firme determinación de la roca contra las fuerzas del mal, soy Geodude y el filo de la espada de quien desechaste será lo último que pruebes en tu libertad que está por acabar— Como si de otra persona se tratase y con la protección respiratoria que la máscara que Al le había dado le otorgaba Galhard comenzó a pelear contra el bandido, tomando ventaja de las heridas del mismo y de la cólera que nublaba los sentidos del Doberman, los demás criminales, ante la presencia de los marines, dejaron sus armas y junto a los que les tenían que esposar miraban completamente extrañados la dantesca situación.
La espada aún clavada en el hombro del Doberman fue golpeada por Geodude en una de las cargas del bandido contra el enmascarado, saliendo disparada de su cuerpo, eso provocó que el criminal perdiese el equilibrio y sin perder tiempo Geodude enterró la otra espada en el hombro sano del bandido, haciendo que, este último, no pudiese mover los brazos y recogió la espada que había expulsado con su golpe esgrimiendola de nuevo contra su enemigo.
—Abandona esta pelea perdida y la humillación que sufrirás por tu pérfida naturaleza no será tan aplastante como la que enfrentarás de no ser así, de ti depende la gravedad que la roca de la justicia habrá de emplear sobre ti—
Los marines y bandidos, así como los niños que se asomaban entre los barrotes del carromato miraban con expectación como si de una obra de teatro se tratase, Geodude hacia poses mientras el Doberman, cada vez más cansado y con movimientos más lentos trataba de golpear o morder a su enemigo hasta que una herida en su talón que por la hoja curva cercenó su ligamento y le hizo caer rendido, perdiendo la capacidad de saltar o correr. La batalla había llegado a su fin entre unos ahogados aullidos del Doberman.
Los bandidos guardaban silencio y un par de marines se acercaron con los rifles en la mano para ponerle un grillete de piedra marina al bandido. Todo había acabado, de una forma absurda pero trepidante, el enmascarado huyó hacia los arbustos y una vez allí retiró su cobertura y se volvió a colocar la chaqueta, saliendo a la escena como Galhard nuevamente como si con ello hubiese podido lograr engañar a alguien, los marines que no sabían si aplaudir o reir auxiliaron a los niños y detuvieron a los bandidos restantes.
Galhard por su lado ayudó a Kenobi a levantarse.
—¡K-kenobi! ¿Estás bien? ¿Que ha ocurrido? Lamento no haber podido ayudar en la pelea contra ese monstruo pero veo que entre todos habéis podido derrotarlo ¿Estáis todos bien?— Dijo algo sonrojado intentando fingir de forma poco efectiva el desconocimiento de lo que había ocurrido sin tan si quiera molestarse en cubrirse la herida en el pecho.
Todo había acabado y era hora de volver al pueblo mientras los marines devolvían los niños a las otras aldeas y se llevaban presos a los bandidos.
—Parece que tocará cenar en alta mar en vez del pueblo, he de marchar con el barco marine pero después de haber ayudado en todo esto estoy seguro que podemos dejarte en una isla cercana te parece bien que llevemos nuestra conversación allí? — Galhard y Kenobi se despidieron del alcalde y con las recompensas en mano tomaron el barco hacia el mar, todo va bien si acaba bien.
—No estás en posición de reír escoria... Pero bueno, esas serán tus últimas palabras, ningún marine amigo tuyo o el inútil de Puck saldrán con vida de esta isla- el bandido estaba fuera de sí, parecía como si la transformación aún hubiese trastocado más su psique y las palabras de Kenobi y los ruidos de los fusiles lo encendiesen más y más, cuando iba a golpear nuevamente, está vez con sus afiladas garras a Kenobi este se paró en seco, una de las espadas de Puck estaba clavada en su hombro y Gal, sin chaqueta y con la estrafalaria máscara de Geodude se encontraba pegado a su espalda.
—Aquellos villanos que menosprecien a sus hombres, aquellos villanos cegados por el odio y la sangre, aquellos villanos que traicionen a sus hermanos no tendrán piedad de la roca... Y la más pétrea justicia caerá sobre tales seres impíos. Con una voz forzadamente ronca Galhard recitaba esa frase cuál mantra.
Dejando clavada la espada de Puck saltó de la espalda del bandido y tomó la segunda espada que se encontraba en el suelo mientras hacia una pose a la par que el perro se giraba a verle con una cara de ira desencajada
—¿Que demobios... Crees que has hecho marine de mierda? Serás el primero en morir, iba a dejarte para el final pero me has irritado más que el monje bocazas— El Doberman se abalanzó contra Gal que con rapidez lanzó un corte que hizo retroceder al bandido que cegado por la ira hacia de sus movimientos predecibles aunque ello no le salvó de una velocidad inicial del enemigo que con sus garras le hizo unos cortes en el torso.
—Me temo que cometes un grave error villano, nosotros no hemos coincidido antes más yo soy un Alvenger, aquel que porta la dureza de la virtud y la firme determinación de la roca contra las fuerzas del mal, soy Geodude y el filo de la espada de quien desechaste será lo último que pruebes en tu libertad que está por acabar— Como si de otra persona se tratase y con la protección respiratoria que la máscara que Al le había dado le otorgaba Galhard comenzó a pelear contra el bandido, tomando ventaja de las heridas del mismo y de la cólera que nublaba los sentidos del Doberman, los demás criminales, ante la presencia de los marines, dejaron sus armas y junto a los que les tenían que esposar miraban completamente extrañados la dantesca situación.
La espada aún clavada en el hombro del Doberman fue golpeada por Geodude en una de las cargas del bandido contra el enmascarado, saliendo disparada de su cuerpo, eso provocó que el criminal perdiese el equilibrio y sin perder tiempo Geodude enterró la otra espada en el hombro sano del bandido, haciendo que, este último, no pudiese mover los brazos y recogió la espada que había expulsado con su golpe esgrimiendola de nuevo contra su enemigo.
—Abandona esta pelea perdida y la humillación que sufrirás por tu pérfida naturaleza no será tan aplastante como la que enfrentarás de no ser así, de ti depende la gravedad que la roca de la justicia habrá de emplear sobre ti—
Los marines y bandidos, así como los niños que se asomaban entre los barrotes del carromato miraban con expectación como si de una obra de teatro se tratase, Geodude hacia poses mientras el Doberman, cada vez más cansado y con movimientos más lentos trataba de golpear o morder a su enemigo hasta que una herida en su talón que por la hoja curva cercenó su ligamento y le hizo caer rendido, perdiendo la capacidad de saltar o correr. La batalla había llegado a su fin entre unos ahogados aullidos del Doberman.
Los bandidos guardaban silencio y un par de marines se acercaron con los rifles en la mano para ponerle un grillete de piedra marina al bandido. Todo había acabado, de una forma absurda pero trepidante, el enmascarado huyó hacia los arbustos y una vez allí retiró su cobertura y se volvió a colocar la chaqueta, saliendo a la escena como Galhard nuevamente como si con ello hubiese podido lograr engañar a alguien, los marines que no sabían si aplaudir o reir auxiliaron a los niños y detuvieron a los bandidos restantes.
Galhard por su lado ayudó a Kenobi a levantarse.
—¡K-kenobi! ¿Estás bien? ¿Que ha ocurrido? Lamento no haber podido ayudar en la pelea contra ese monstruo pero veo que entre todos habéis podido derrotarlo ¿Estáis todos bien?— Dijo algo sonrojado intentando fingir de forma poco efectiva el desconocimiento de lo que había ocurrido sin tan si quiera molestarse en cubrirse la herida en el pecho.
Todo había acabado y era hora de volver al pueblo mientras los marines devolvían los niños a las otras aldeas y se llevaban presos a los bandidos.
—Parece que tocará cenar en alta mar en vez del pueblo, he de marchar con el barco marine pero después de haber ayudado en todo esto estoy seguro que podemos dejarte en una isla cercana te parece bien que llevemos nuestra conversación allí? — Galhard y Kenobi se despidieron del alcalde y con las recompensas en mano tomaron el barco hacia el mar, todo va bien si acaba bien.
Ori Kenobi
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
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Tras el comentario me senté y me llevé una mano al costado derecho que era el que más me dolía. Pero no acabó ahí la cosa. El hombre perro se levantó más encolerizado que antes y se preparó para atacarme de nuevo con sus garras y terminar lo que había empezado. Por suerte para mí, el que parecía Galhard con una extraña máscara clavó en la espalda del can una espada, haciendo que cambiase de objetivo.
Posiblemente el marine me hubiese salvado la vida y le debía una. Intenté levantarme un par de veces para intentar darle apoyo al chico, pero los intentos fueron infructuosos y si bien conseguía levantarme un poco el dolor me hacía volver a sentarme. Usando las espadas del otro bandido el cadete consiguió herir los hombros para que no pudiese atacar con estos y acabó rematándolo cortándole un tendón en el talón, impidiendo que el perro se volviese a levantar.
Tras eso, los marines que ya habían llegado esposaron al bandido y el marine enmascarado se marchó en dirección a unos arbustos huyendo de aquel sitio. Para luego regresar sin la máscara y venir directo hacia mí.
-Si, más o menos. Pues ha ocurrido que sin duda los miembros de la brigada son particulares. – le dije sonriendo. – Nos ayudó a derrotarlo un tipo enmascarado. Es posible que le debamos la vida, pero bueno. También te diré que debe ser alguien terriblemente horrendo para llevar una mascara y no dejarse ver – dije en un tono gracioso para ver la reacción del cadete.
El marine me ofreció llevarme hasta otra isla en uno de sus barcos y durante este podríamos tener la conversación que había quedado pendiente. Sin dudarlo, acepté la oferta y apoyándome en él lo acompañé.
Posiblemente el marine me hubiese salvado la vida y le debía una. Intenté levantarme un par de veces para intentar darle apoyo al chico, pero los intentos fueron infructuosos y si bien conseguía levantarme un poco el dolor me hacía volver a sentarme. Usando las espadas del otro bandido el cadete consiguió herir los hombros para que no pudiese atacar con estos y acabó rematándolo cortándole un tendón en el talón, impidiendo que el perro se volviese a levantar.
Tras eso, los marines que ya habían llegado esposaron al bandido y el marine enmascarado se marchó en dirección a unos arbustos huyendo de aquel sitio. Para luego regresar sin la máscara y venir directo hacia mí.
-Si, más o menos. Pues ha ocurrido que sin duda los miembros de la brigada son particulares. – le dije sonriendo. – Nos ayudó a derrotarlo un tipo enmascarado. Es posible que le debamos la vida, pero bueno. También te diré que debe ser alguien terriblemente horrendo para llevar una mascara y no dejarse ver – dije en un tono gracioso para ver la reacción del cadete.
El marine me ofreció llevarme hasta otra isla en uno de sus barcos y durante este podríamos tener la conversación que había quedado pendiente. Sin dudarlo, acepté la oferta y apoyándome en él lo acompañé.
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