Anastasya
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El East Blue... Tan lejos de su hogar, y Anastasya se encontraba allí. Se empezaba a acostumbrar a su nueva vida, ya tenía algunos compañeros en los que podía confiar y empezaba a ganarse un nombre entre los reclutas, eso la halagaba. Durante esos días descansó en la Ciudad Orange, donde decidieron tomarse un descanso a la vez que se aprovisionaban.
Anastasya tuvo tiempo para observar que el pueblo siempre estaba alegre y animado, no distaba mucho de su propia ciudad. Y por primera vez se atrevió a pasear bajo los fuertes rayos del sol que brillaban desde lo alto. Esa mañana no estaba de servicio, así que se prefirió dejar de lado su uniforme reglamentario para vestir con su atuendo particular.. aunque podía jurar que al ir con ese abrigo de piel recibía miradas de terror por parte de algunos ciudadanos. Se colocó su rifle Odín a su espalda como costumbre y salió del hostal.
No dejaba de sentir curiosidad por la historia de la ciudad, un poblado que dos siglos atrás fue construido por gente que huía de los piratas... Ese pensamiento reforzó su convicción sobre lo que estaba haciendo. Estaba decidida a esforzarse para poder protegerlos y hacer sentir orgulloso a su padre.
Durante el paseo visitó diversos establecimientos, como la farmacia o la floristería, ganándose el afecto de la gente al mostrarse tan educada y protectora con ellos. En las calles se hablaba de asuntos mundanos, nada que captara su interés.
—No está nada mal... —Pensó para sí misma en voz alta, con la vista alzada y centrada en las plazas que la rodeaban.
Al acercarse la hora del mediodía se preguntó donde estarían sus compañeros, ahora que lo pensaba, había sido tan madrugadora que olvidó preguntarles donde iban a pasar el día. Sin muchas opciones, se dirigió hasta la taberna más grande que encontró y en silencio, abrió las puertas para sentarse en la barra. Primero le llegó un cúmulo de olores fuertes, hasta que su mente terminó asimilando el olor de la carne asada.
—¡Buenas tardes, señorita! ¿Qué piensa tomar? —Anastasya miró la carta por un momento y aunque sabía que estaba más acostumbrada al pescado o que la carne le iba a sentar muy pesada, prefirió un buen pollo con patatas. Para beber, le bastaba una cerveza con limón—. ¡Muy bien, en un momentito se lo servimos!
Se dio la vuelta y se fijó por primera vez en la cantidad de gente que comía y bebía en la taberna, desde familias hasta mayores. Sintió que gracias a todo ese gentío, podía pasar desapercibida. Tras un rato el camarero, que parecía apurado, le sirvió su plato y empezó a comer, agarró el muslo del pollo y se lo llevó a la boca, arrancando un trozo de carne de golpe.
Fue en ese instante cuando la puerta se abrió y al mirar, intercambió miradas con un joven muchacho de cabello largo y más o menos de su misma estatura. Después volvió a fijar la mirada en su plato y declaró.
—¡Очень вкусно! (¡Delicioso!)
Anastasya tuvo tiempo para observar que el pueblo siempre estaba alegre y animado, no distaba mucho de su propia ciudad. Y por primera vez se atrevió a pasear bajo los fuertes rayos del sol que brillaban desde lo alto. Esa mañana no estaba de servicio, así que se prefirió dejar de lado su uniforme reglamentario para vestir con su atuendo particular.. aunque podía jurar que al ir con ese abrigo de piel recibía miradas de terror por parte de algunos ciudadanos. Se colocó su rifle Odín a su espalda como costumbre y salió del hostal.
No dejaba de sentir curiosidad por la historia de la ciudad, un poblado que dos siglos atrás fue construido por gente que huía de los piratas... Ese pensamiento reforzó su convicción sobre lo que estaba haciendo. Estaba decidida a esforzarse para poder protegerlos y hacer sentir orgulloso a su padre.
Durante el paseo visitó diversos establecimientos, como la farmacia o la floristería, ganándose el afecto de la gente al mostrarse tan educada y protectora con ellos. En las calles se hablaba de asuntos mundanos, nada que captara su interés.
—No está nada mal... —Pensó para sí misma en voz alta, con la vista alzada y centrada en las plazas que la rodeaban.
Al acercarse la hora del mediodía se preguntó donde estarían sus compañeros, ahora que lo pensaba, había sido tan madrugadora que olvidó preguntarles donde iban a pasar el día. Sin muchas opciones, se dirigió hasta la taberna más grande que encontró y en silencio, abrió las puertas para sentarse en la barra. Primero le llegó un cúmulo de olores fuertes, hasta que su mente terminó asimilando el olor de la carne asada.
—¡Buenas tardes, señorita! ¿Qué piensa tomar? —Anastasya miró la carta por un momento y aunque sabía que estaba más acostumbrada al pescado o que la carne le iba a sentar muy pesada, prefirió un buen pollo con patatas. Para beber, le bastaba una cerveza con limón—. ¡Muy bien, en un momentito se lo servimos!
Se dio la vuelta y se fijó por primera vez en la cantidad de gente que comía y bebía en la taberna, desde familias hasta mayores. Sintió que gracias a todo ese gentío, podía pasar desapercibida. Tras un rato el camarero, que parecía apurado, le sirvió su plato y empezó a comer, agarró el muslo del pollo y se lo llevó a la boca, arrancando un trozo de carne de golpe.
Fue en ese instante cuando la puerta se abrió y al mirar, intercambió miradas con un joven muchacho de cabello largo y más o menos de su misma estatura. Después volvió a fijar la mirada en su plato y declaró.
—¡Очень вкусно! (¡Delicioso!)
Freites D. Alpha
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Tanta tranquilidad… Tanta paz… En definitiva las Islas Organ brindaban aquello que prometía, incluyendo un buen refugio. Alpha, esta futura promesa destinada a la herrería y a la conquista se encontraba tomando un paseo por este lugar, investigando un poco sobre el comercio de metales, era bastante sorprende lo que podía encontrar en esta isla si a herrería nos referimos, los herreros locales demostraron tener talento y ser prometedores. Pero en comparación con Alpha, aún les faltaba mucho.
Cabalgando sobre su fiel compañera, esperando encontrar algo que le llamara la atención, pero sin resultado alguno. El pirata llego a tener la impresión que ya había terminado de investigar todo lo que a él le interesaba. Era momento de descansar.
Decidió buscar un lugar donde pasarlo bien. Comer, descansar y tomar un trago. Todo el trayecto había sido largo hasta este punto. Pero pronto encontraría el lugar donde podría tomarse el tiempo para meditar un poco.
Al entrar a la taberna. El chiquillo pudo ver que estaba bastante llena y animada con gente, pero alguien destacaba entre todos ellos. Una chica, hermosa y de cabellera larga color blanco, portando un enorme rifle a su lado. El pequeño le regalo una cálida sonrisa mientras ingresaba a la taberna, se acercó al encargado preguntando por la especialidad de hoy. Aquel distinguido caballero le indico que todo era la especialidad de la casa entre risas. Alpha simplemente sonrió ante si comentario. Y simplemente soltó una bolsa con oro en la barra.
-¡Hoy Irkenox invita a todos los presente!
Y justo cuando el dio esa aclaración, el tabernero dio aquel anuncio. Todos comenzaron a aplaudir y a gritar el nombre de Irkenox. Celebrando, cantando y bailando. Alpha no hacía más que sonreír, era primera vez que usaba su segundo nombre para hacer una acción como esta. Se volteo hacia la señorita de cabellera blanca una vez más. Sonriéndole y brindándole una pequeña reverencia. Luego se sentó tranquilamente en la barra esperando que sus alimentos y su licor fueran servidos. Mientra tanto, Suzaku montaba guardia afuera, por si algo llegara a salir mal.
Cabalgando sobre su fiel compañera, esperando encontrar algo que le llamara la atención, pero sin resultado alguno. El pirata llego a tener la impresión que ya había terminado de investigar todo lo que a él le interesaba. Era momento de descansar.
Decidió buscar un lugar donde pasarlo bien. Comer, descansar y tomar un trago. Todo el trayecto había sido largo hasta este punto. Pero pronto encontraría el lugar donde podría tomarse el tiempo para meditar un poco.
Al entrar a la taberna. El chiquillo pudo ver que estaba bastante llena y animada con gente, pero alguien destacaba entre todos ellos. Una chica, hermosa y de cabellera larga color blanco, portando un enorme rifle a su lado. El pequeño le regalo una cálida sonrisa mientras ingresaba a la taberna, se acercó al encargado preguntando por la especialidad de hoy. Aquel distinguido caballero le indico que todo era la especialidad de la casa entre risas. Alpha simplemente sonrió ante si comentario. Y simplemente soltó una bolsa con oro en la barra.
-¡Hoy Irkenox invita a todos los presente!
Y justo cuando el dio esa aclaración, el tabernero dio aquel anuncio. Todos comenzaron a aplaudir y a gritar el nombre de Irkenox. Celebrando, cantando y bailando. Alpha no hacía más que sonreír, era primera vez que usaba su segundo nombre para hacer una acción como esta. Se volteo hacia la señorita de cabellera blanca una vez más. Sonriéndole y brindándole una pequeña reverencia. Luego se sentó tranquilamente en la barra esperando que sus alimentos y su licor fueran servidos. Mientra tanto, Suzaku montaba guardia afuera, por si algo llegara a salir mal.
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El joven de larga melena correspondió a Anastasya con una cálida sonrisa. De no haber estado comiendo ensimismada con sus pensamientos quizá le hubiese prestado algo más de atención. Agarró con su mano libre la cerveza bien fresquita y se sintió en la gloria por un momento. Y así se mantuvo unos instantes hasta que un sonido fuerte y cercano retumbó a su lado.
Al fijarse se encontró sobre la barra una bolsa bien gorda llena de oro... pero mucho oro.
-¡Hoy Irkenox invita a todos los presente!
Abrió los ojos con sorpresa hacia el mismo chico que entró por la puerta momentos atrás. La gente también miró con asombro la enorme bolsa que brillaba por su sola presencia. En una situación normal Anastasya le hubiese interrogado con seriedad, no era normal que un chico tan joven andase por ahí con tanto dinero pero, oh no, había estado bebiendo. A pesar de que el nombre de “Irkenox” no le sonaba de nada se giró de forma brusca hacia él, dejando el muslo de pollo sobre el plato, y tras relamerse los dedos le miró con ojitos de cordero degollado.
—Es decir... ¿Que puedo pedir todo lo que quiera? —se acercó más a él, quizá invadiendo su espacio personal, luego se llevó una mano al mentón y le miró con una ligera confusión—. Pero Irkenox... No me suena de nada tu nombre, ¿acaso eres noble? ¡Oh, si es así ruego que disculpe mis modales!
Con una sonrisa llena de nerviosismo se llevó una mano a la nuca. Algo le decía que no estaba en condiciones de entablar conversación con un noble, por eso tenía que esforzarse para dar una muy buena impresión.
Al fijarse se encontró sobre la barra una bolsa bien gorda llena de oro... pero mucho oro.
-¡Hoy Irkenox invita a todos los presente!
Abrió los ojos con sorpresa hacia el mismo chico que entró por la puerta momentos atrás. La gente también miró con asombro la enorme bolsa que brillaba por su sola presencia. En una situación normal Anastasya le hubiese interrogado con seriedad, no era normal que un chico tan joven andase por ahí con tanto dinero pero, oh no, había estado bebiendo. A pesar de que el nombre de “Irkenox” no le sonaba de nada se giró de forma brusca hacia él, dejando el muslo de pollo sobre el plato, y tras relamerse los dedos le miró con ojitos de cordero degollado.
—Es decir... ¿Que puedo pedir todo lo que quiera? —se acercó más a él, quizá invadiendo su espacio personal, luego se llevó una mano al mentón y le miró con una ligera confusión—. Pero Irkenox... No me suena de nada tu nombre, ¿acaso eres noble? ¡Oh, si es así ruego que disculpe mis modales!
Con una sonrisa llena de nerviosismo se llevó una mano a la nuca. Algo le decía que no estaba en condiciones de entablar conversación con un noble, por eso tenía que esforzarse para dar una muy buena impresión.
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Ha decir verdad, el pirata esperaba una reacción un poco más delicada de la dama. Ya que su apariencia daba esa impresión, pero al parecer era todo lo contrario. Alpha seguía sonriendo de igual manera. Haber usado su segundo nombre por primera vez le había causado mucha gracia, pero a la vez él estaba bastante sorprendido con los resultados. – Si, puedes pedir lo que quieras – Respondió el pequeño. Luego de unos momentos, el pedido del chiquillo había sido colocado en la mesa, una gran torre de carne, filete y pollo, acompañado de una gran jarra de cerveza.
- ¿Yo un noble? – Dijo, mostrándose tan solo un poco inconforme con la comparativa. – Los nobles exigen a todos postrarse ante sus reliquias y títulos inmerecidos. Jamás sería algo tan patético como eso. – El joven rey de la forja tomaría uno de los filetes y lo arrojaría por la ventana. Allí todos podrían observar como una hermosa ave de color naranja, atrapando la deliciosa comida para proceder a devorarla.
- No sería capaz de ser un lobo con piel de cordero. Los nobles según mi manera de ver son personas bastante… malvadas por no decir otra cosa. Esclavizan, torturan y hacen daño por mero placer. En cambio yo… solo me dedico a viajar y a ganarme la vida.
Alpha dio un trago profundo a su jarra de licor mientras pensaba mil y una manera de disfrutar el día. Podía comer hasta reventar, podía beber hasta perder la conciencia o, tal vez su mejor alternativa era poder charlar con la dama que tenía a su lado.
-Es un enorme rifle el que llevas tu joven dama. ¿Planeas cazar algo con eso?
- ¿Yo un noble? – Dijo, mostrándose tan solo un poco inconforme con la comparativa. – Los nobles exigen a todos postrarse ante sus reliquias y títulos inmerecidos. Jamás sería algo tan patético como eso. – El joven rey de la forja tomaría uno de los filetes y lo arrojaría por la ventana. Allí todos podrían observar como una hermosa ave de color naranja, atrapando la deliciosa comida para proceder a devorarla.
- No sería capaz de ser un lobo con piel de cordero. Los nobles según mi manera de ver son personas bastante… malvadas por no decir otra cosa. Esclavizan, torturan y hacen daño por mero placer. En cambio yo… solo me dedico a viajar y a ganarme la vida.
Alpha dio un trago profundo a su jarra de licor mientras pensaba mil y una manera de disfrutar el día. Podía comer hasta reventar, podía beber hasta perder la conciencia o, tal vez su mejor alternativa era poder charlar con la dama que tenía a su lado.
-Es un enorme rifle el que llevas tu joven dama. ¿Planeas cazar algo con eso?
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Anastasya, que todavía se encontraba algo embriagada se vio abrumada por la cantidad de comida que le colocaron al chico sobre la mesa. Aun con la mano sobre la nuca y un tanto nerviosa escuchó la respuesta de Irkenox con atención. Mientras hablaba imperturbable, agarró uno de los filetes y lo lanzó hacia la ventana, pudiendo admirar como una enorme ave de color naranja lo cogía para alimentarse.
Aun sin salir de su asombro continuó prestando atención a Irkenox. Él creía con firmeza que los nobles no eran más que lobos con piel de cordero, y solo se limitaba a viajar para ganarse la vida. Ah, así que no era más que un viajero en busca de la libertad. En el fondo sintió incluso admiración por él.
Recordando su conversación aquel día con Claudia en el puerto, ella también anhelaba una vida así... Poder saborear la libertad, ver mundo, cumplir con su deber y ayudar a los débiles. Sí, claro que lo entendía. Se recostó sobre la mesa al lado del joven, todavía sosteniendo su jarra de cerveza fría y esbozó una sonrisa tranquilizadora, que quizá también denotaba algo de admiración.
-Es un enorme rifle el que llevas tu joven dama. ¿Planeas cazar algo con eso?
Anastasya se percató de que se refería a Odín.
—Oh, no. Es el rifle que me entregó mi padre hace muchos años, quizá esto te pueda parecer raro pero lo he apodado “Odín” —esperaba no haber sonado muy rarita con su afición de irle dando nombre a sus armas. Luego le miró a la cara y esbozó una gran sonrisa llena de orgullo—. Llevo desde pequeña practicando, así que es difícil que algo pueda escapar de mi rango de visión.
Soltó su jarra y extendió sus brazos para agarrar bien su rifle, en un intento de colocarlo sobre la mesa sin interrumpirle la comida al joven viajero. Anastasya lo tenía tan bien cuidado que gracias a su negro brillante parecía fabricado con algún material de extrema rareza. Por supuesto que no era el caso, pero le ofreció a Irkenox una buena vista detallada.
—Puede atravesar la madera o incluso el ladrillo, solía cazar en la montaña para practicar —con la vista puesta sobre Odín como la tenía, estaba claro que valoraba mucho su habilidad como tiradora—. Pero no soy una cazadora. Digamos que yo también estoy viajando, provengo del North Blue pero es mi primera vez fuera de mi isla, todavía me encuentro algo confusa. Mis compañeros deberían estar por la ciudad, pero se me olvidó preguntar donde iban a estar, así que estoy por mi cuenta.
Volvió a esbozar una sonrisa, entre dulce y tímida.
—Admiro que usted, señor Irkenox, se atreva a viajar solo por estos mares acompañado de su mascota, yo no me atrevería. Y, ¡oh! ¿Donde están mis modales? Mi nombre es Anastasya Seleznyova, encantada.
Desde su asiento se llevó su mano derecha al pecho e inclinó levemente la cabeza.
Aun sin salir de su asombro continuó prestando atención a Irkenox. Él creía con firmeza que los nobles no eran más que lobos con piel de cordero, y solo se limitaba a viajar para ganarse la vida. Ah, así que no era más que un viajero en busca de la libertad. En el fondo sintió incluso admiración por él.
Recordando su conversación aquel día con Claudia en el puerto, ella también anhelaba una vida así... Poder saborear la libertad, ver mundo, cumplir con su deber y ayudar a los débiles. Sí, claro que lo entendía. Se recostó sobre la mesa al lado del joven, todavía sosteniendo su jarra de cerveza fría y esbozó una sonrisa tranquilizadora, que quizá también denotaba algo de admiración.
-Es un enorme rifle el que llevas tu joven dama. ¿Planeas cazar algo con eso?
Anastasya se percató de que se refería a Odín.
—Oh, no. Es el rifle que me entregó mi padre hace muchos años, quizá esto te pueda parecer raro pero lo he apodado “Odín” —esperaba no haber sonado muy rarita con su afición de irle dando nombre a sus armas. Luego le miró a la cara y esbozó una gran sonrisa llena de orgullo—. Llevo desde pequeña practicando, así que es difícil que algo pueda escapar de mi rango de visión.
Soltó su jarra y extendió sus brazos para agarrar bien su rifle, en un intento de colocarlo sobre la mesa sin interrumpirle la comida al joven viajero. Anastasya lo tenía tan bien cuidado que gracias a su negro brillante parecía fabricado con algún material de extrema rareza. Por supuesto que no era el caso, pero le ofreció a Irkenox una buena vista detallada.
—Puede atravesar la madera o incluso el ladrillo, solía cazar en la montaña para practicar —con la vista puesta sobre Odín como la tenía, estaba claro que valoraba mucho su habilidad como tiradora—. Pero no soy una cazadora. Digamos que yo también estoy viajando, provengo del North Blue pero es mi primera vez fuera de mi isla, todavía me encuentro algo confusa. Mis compañeros deberían estar por la ciudad, pero se me olvidó preguntar donde iban a estar, así que estoy por mi cuenta.
Volvió a esbozar una sonrisa, entre dulce y tímida.
—Admiro que usted, señor Irkenox, se atreva a viajar solo por estos mares acompañado de su mascota, yo no me atrevería. Y, ¡oh! ¿Donde están mis modales? Mi nombre es Anastasya Seleznyova, encantada.
Desde su asiento se llevó su mano derecha al pecho e inclinó levemente la cabeza.
Freites D. Alpha
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-El placer es mío hermosa dama. Yo soy Freites D. Irkenox Alpha. Puedes llamarme por cualquiera de mis dos nombres. - Irkenox o Alpha, llamarlo por cualquiera de sus dos nombres le resultaba bien al herrero. Él Prestaba totalmente atención a la explicación de la joven Anastasya, que parecía disfrutar mucho platicar sobre su rifle que ella misma nombro como Odín. El pirata simplemente le regalaba una tierna mirada y una gran sonrisa, añadiendo – No tiene nada de malo nombrar los objetos Anastasya. Cuando le damos un nombre a algo, este tiene un propósito, y también podríamos sentir que este está lleno de vida y forma parte de nosotros.
El chiquillo comía y arrojaba comida a la ventana para su compañera. Del resto, podía ver como todos los presentes disfrutaban de sus alimentos e incluso pedían más. Saber que el pequeño ya había corrido con los gatos hacia que toda la multitud se mantuviera llena de felicidad. – Momentos como estos son los que me hacen saber que vivo haciendo lo correcto. – Era su camino del pirata después de todo. Vivir derrocando a otros piratas para demostrar su poder. Joder a los nobles que mantienen a los débiles en una dictadura o gobernados por un tirano. Definitivamente Alpha era un pirata que era considerado un pirata poco peculiar. Pero cada cabeza es un mundo al final ¿No?
- En mi caso, yo me dedico a la herrería. Estoy en un viaje tratando de conseguir los materiales adecuados para forjar lo que vendría a ser mi arma personal. Aunque probablemente tenga que dirigirme al Grand Line.
Daba un trago profundo mientras pensaba en todo lo que tendría que hacer al llegar a ese mar. Muchos piratas contra los cuales luchar y mucho poder que demostrar. Alpha se mostraba en este momento un poco pensativo y hasta inmerso en sus pensamientos, era normal en el pensar mucho en el futuro y ser bastante cuidadoso y calculador. Pero al momento de batallar… el era otra cosa.
El chiquillo comía y arrojaba comida a la ventana para su compañera. Del resto, podía ver como todos los presentes disfrutaban de sus alimentos e incluso pedían más. Saber que el pequeño ya había corrido con los gatos hacia que toda la multitud se mantuviera llena de felicidad. – Momentos como estos son los que me hacen saber que vivo haciendo lo correcto. – Era su camino del pirata después de todo. Vivir derrocando a otros piratas para demostrar su poder. Joder a los nobles que mantienen a los débiles en una dictadura o gobernados por un tirano. Definitivamente Alpha era un pirata que era considerado un pirata poco peculiar. Pero cada cabeza es un mundo al final ¿No?
- En mi caso, yo me dedico a la herrería. Estoy en un viaje tratando de conseguir los materiales adecuados para forjar lo que vendría a ser mi arma personal. Aunque probablemente tenga que dirigirme al Grand Line.
Daba un trago profundo mientras pensaba en todo lo que tendría que hacer al llegar a ese mar. Muchos piratas contra los cuales luchar y mucho poder que demostrar. Alpha se mostraba en este momento un poco pensativo y hasta inmerso en sus pensamientos, era normal en el pensar mucho en el futuro y ser bastante cuidadoso y calculador. Pero al momento de batallar… el era otra cosa.
Anastasya
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Tras presentarse llevando la mano a su pecho Anastasya escuchó con atención el nombre del joven viajero... Freites D. Irkenox Alpha. Así que Irkenox o Alpha... Le había conocido por el primero desde el momento en el que el muchacho dejó caer la pesada bolsa de oro sobre la barra, pero decidió referirse a él por el segundo con una amable sonrisa.
—El placer es mío, Alpha.
Irkenox justificó que Anastasya apodase a su rifle como Odín porque le estaba dando un propósito y un significado más profundo al arma. Anastasya asintió estando de acuerdo, y con una sonrisa llena de diversión le ofreció una idea atrevida al joven.
—Si te apetece, luego puedo dejarte probarlo desde el punto más alto de la ciudad, ¿qué te parece? Podríamos intentar acertar a alguna veleta, o mejor, ¡una gaviota en movimiento!
Después volvió a agarrar la jarra de alcohol y la miró por encima... Pensó que, aunque no estuviese de servicio, tampoco estaba en condiciones de seguir bebiendo si quería mantener una conversación decente, así que con cierto despecho la apartó y ordenó un vaso de agua. No quería estar sobrealimentada, por lo que se limitó a terminarse lo que ya tenía en el plato sin pedir nada más. Mientras continuaba comiendo al lado del joven viajero, que de tanto en tanto daba de alimentar a su ave anaranjada que se encontraba fuera del establecimiento. Anastasya volvió a contemplar dicho animal, por su tamaño parecía una criatura que solo podía encontrarse en islas remotas.
—Así que hacer lo correcto... —reflexionó ella en voz alta, casi como si quisiera sentir esa misma sensación que estaba sintiendo Alpha a su lado—. Ojalá yo también pueda decir lo mismo algún día —contemplar la satisfacción que él sentía por lo que estaba logrando en su vida hizo que Anastasya quisiera sentirse igual. Y después mencionó la herrería, la búsqueda de materiales para forjar su arma personal—. El Grand Line... Desde pequeña he escuchado todo tipo de historias sobre ese lugar, mi madre provenía de allí. Como ya te dije, yo vengo del North Blue, de una ciudad portuaria muy al norte donde siempre hace frío y está nevando. Era muy raro recibir visitas de los piratas en un sitio tan lejano del Grand Line, por lo que podíamos vivir con tranquilidad. Y tú eres muy valiente por querer ir allí, Alpha, encontrarás todo tipo de adversarios. —terminó con una afable sonrisa.
Anastasya no parecía sentir preocupación por la seguridad del joven viajero, sino que al contrario, lo veía capacitado para adentrarse en un mundo como ese. Cogió su vaso de agua y volvió a pegar un trago.
—Así que eres herrero... Creo que te hubieses llevado bien con los padres de Claudia, en mi ciudad. Mi padre me enseñó todo lo que sabía sobre ingeniería, por lo que además de tiradora, soy artillera. Digamos que... tengo tendencia a hacer volar las cosas por los aires —parecía hasta orgullosa de decirlo—. Incluso desarmé a una banda pirata que pretendía atacarnos yo sola, increíble, ¿verdad?
Anastasya estaba disfrutando bastante con la conversación, le parecía muy interesante haber conocido a un joven tan valiente con intenciones de meterse en el Grand Line. Quizá algún día ella también se atrevería... Bueno, tarde o temprano tendría que hacerlo, quizá cuando finalizara su proceso de instrucción.
—El placer es mío, Alpha.
Irkenox justificó que Anastasya apodase a su rifle como Odín porque le estaba dando un propósito y un significado más profundo al arma. Anastasya asintió estando de acuerdo, y con una sonrisa llena de diversión le ofreció una idea atrevida al joven.
—Si te apetece, luego puedo dejarte probarlo desde el punto más alto de la ciudad, ¿qué te parece? Podríamos intentar acertar a alguna veleta, o mejor, ¡una gaviota en movimiento!
Después volvió a agarrar la jarra de alcohol y la miró por encima... Pensó que, aunque no estuviese de servicio, tampoco estaba en condiciones de seguir bebiendo si quería mantener una conversación decente, así que con cierto despecho la apartó y ordenó un vaso de agua. No quería estar sobrealimentada, por lo que se limitó a terminarse lo que ya tenía en el plato sin pedir nada más. Mientras continuaba comiendo al lado del joven viajero, que de tanto en tanto daba de alimentar a su ave anaranjada que se encontraba fuera del establecimiento. Anastasya volvió a contemplar dicho animal, por su tamaño parecía una criatura que solo podía encontrarse en islas remotas.
—Así que hacer lo correcto... —reflexionó ella en voz alta, casi como si quisiera sentir esa misma sensación que estaba sintiendo Alpha a su lado—. Ojalá yo también pueda decir lo mismo algún día —contemplar la satisfacción que él sentía por lo que estaba logrando en su vida hizo que Anastasya quisiera sentirse igual. Y después mencionó la herrería, la búsqueda de materiales para forjar su arma personal—. El Grand Line... Desde pequeña he escuchado todo tipo de historias sobre ese lugar, mi madre provenía de allí. Como ya te dije, yo vengo del North Blue, de una ciudad portuaria muy al norte donde siempre hace frío y está nevando. Era muy raro recibir visitas de los piratas en un sitio tan lejano del Grand Line, por lo que podíamos vivir con tranquilidad. Y tú eres muy valiente por querer ir allí, Alpha, encontrarás todo tipo de adversarios. —terminó con una afable sonrisa.
Anastasya no parecía sentir preocupación por la seguridad del joven viajero, sino que al contrario, lo veía capacitado para adentrarse en un mundo como ese. Cogió su vaso de agua y volvió a pegar un trago.
—Así que eres herrero... Creo que te hubieses llevado bien con los padres de Claudia, en mi ciudad. Mi padre me enseñó todo lo que sabía sobre ingeniería, por lo que además de tiradora, soy artillera. Digamos que... tengo tendencia a hacer volar las cosas por los aires —parecía hasta orgullosa de decirlo—. Incluso desarmé a una banda pirata que pretendía atacarnos yo sola, increíble, ¿verdad?
Anastasya estaba disfrutando bastante con la conversación, le parecía muy interesante haber conocido a un joven tan valiente con intenciones de meterse en el Grand Line. Quizá algún día ella también se atrevería... Bueno, tarde o temprano tendría que hacerlo, quizá cuando finalizara su proceso de instrucción.
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La joven albina no paraba de demostrar su carisma mientras platicaba. Estaba llena de vida y de un sinfín de cosas que contar. Alpha solo podía sonreír y seguir bebiendo y comiendo mientras ella no paraba de platicar de todo un poco. Desde que era artillera hasta una propuesta de ir a probar su rifle. – Por mi más que encantado señorita Anastasya. – Dijo, terminando luego de comer sus alimentos. Pagando por la cuenta y por la de todos en el local. Todos gritaban el nombre de Irkenox mientras celebraban como locos, Aunque el pequeño solo sonreía y se disponía a salir del lugar con tranquilidad. – ¿Tomamos un paseo entonces y vamos a probar tu rifle?
a las afueras de la taberna se encontraba la siempre confiable y fiel compañera de Alpha: Suzaku, la súper ave. La plumífera se acercaba al pirata como siempre lo hacía, pero al notar la presencia de Anastasya, se le quedo mirando por unos instantes, de arriba para abajo, detallando cada rincón. – Suzaku… Si ella te agrada tan solo deberías dejar que te acaricie, no seas cascarrabias.
El ave se acercó lentamente hacia la albina. Agachando la cabeza para que la dama pudiera acariciarle. Alpha no perdería el tiempo y se disposo a subir al lomo de su ave, mientras le extendía su mano derecha a la dama para invitarla a subir. - ¿Vamos? Tambien me encantaria que me platicaras un poco mas de ti, hermosa dama.
a las afueras de la taberna se encontraba la siempre confiable y fiel compañera de Alpha: Suzaku, la súper ave. La plumífera se acercaba al pirata como siempre lo hacía, pero al notar la presencia de Anastasya, se le quedo mirando por unos instantes, de arriba para abajo, detallando cada rincón. – Suzaku… Si ella te agrada tan solo deberías dejar que te acaricie, no seas cascarrabias.
El ave se acercó lentamente hacia la albina. Agachando la cabeza para que la dama pudiera acariciarle. Alpha no perdería el tiempo y se disposo a subir al lomo de su ave, mientras le extendía su mano derecha a la dama para invitarla a subir. - ¿Vamos? Tambien me encantaria que me platicaras un poco mas de ti, hermosa dama.
Anastasya
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La conversación continuó con fluidez y sin mayores complicaciones, los dos jóvenes llegaron a conectar rápido gracias a la emoción que sentía Anastasya. En cuanto Irkenox terminó de comer le propuso dar un paseo fuera, a lo que la tiradora asintió también tras levantarse de su asiento. Mientras caminaba hacia la salida colocándose de nuevo a Odín sobre su espalda, se vio abrumada por la cantidad de gente que agradecía al joven viajero el tremendo festín.
Una vez fuera Anastasya se percató de la enorme ave naranja que se acercaba hasta ellos para saludar al que era su dueño, luego puso sus ojos sobre ella y se sintió un poco tensa, como si la estuviera juzgando. La sensación no tardó en desaparecer cuando para sorpresa de la tiradora, Suzaku agachó la cabeza ante ella para que la acariciara.
Anastasya esbozó una leve sonrisa y posó su mano sobre el ave para darle un par de caricias en la cabeza.
Irkenox, que ya se había adelantado a subirse sobre Suzaku le tendió la mano. Al principio se vio sorprendida por la idea de montar aquel animal, pero tampoco lo pensó mucho y le correspondió, esperando no resultar demasiada carga para el ave.
—Así que se llama Suzaku —comentó ella, ya montada detrás de Irkenox—. Es muy bonita, al principio pensé que provenía de alguna isla remota, ¿dónde la conociste? —se mantuvo en silencio esperando una respuesta por parte de Alpha mientras admiraba el paisaje—. Me pregunto si habrá por aquí algún sitio donde pueda correr en libertad.
Una vez fuera Anastasya se percató de la enorme ave naranja que se acercaba hasta ellos para saludar al que era su dueño, luego puso sus ojos sobre ella y se sintió un poco tensa, como si la estuviera juzgando. La sensación no tardó en desaparecer cuando para sorpresa de la tiradora, Suzaku agachó la cabeza ante ella para que la acariciara.
Anastasya esbozó una leve sonrisa y posó su mano sobre el ave para darle un par de caricias en la cabeza.
Irkenox, que ya se había adelantado a subirse sobre Suzaku le tendió la mano. Al principio se vio sorprendida por la idea de montar aquel animal, pero tampoco lo pensó mucho y le correspondió, esperando no resultar demasiada carga para el ave.
—Así que se llama Suzaku —comentó ella, ya montada detrás de Irkenox—. Es muy bonita, al principio pensé que provenía de alguna isla remota, ¿dónde la conociste? —se mantuvo en silencio esperando una respuesta por parte de Alpha mientras admiraba el paisaje—. Me pregunto si habrá por aquí algún sitio donde pueda correr en libertad.
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Ella accedió a subir en Suzaku, cosa que agrado bastante al pelilargo. Mientras cabalgaban, aprovecharían la oportunidad de admirar el paisaje. No solo el pueblo, la isla demostraba ser un lugar hermoso. Lleno de paisajes lindos, riscos, una que otra montaña y el bosque desde afuera se observaba muy lleno de vida.
-Suzaku la tengo desde que era un pequeño, me he criado junto con ella toda mi vida. – Dijo el chiquillo mientras se mostraba bastante animado al platicar sobre eso. – Ella ha sido mi compañera de andanzas desde que tengo memoria. Aunque de vez en cuando suelo dejarla en algún lugar para que descanse de tanto viaje.
Pronto encontraría un lugar alto, una colina para ser exactos. Desde ella tenían vista de toda la ciudad. Alpha bajo de su ave para luego ayudar a la dama descender. Luego de un momento de silencio donde el se quedaba admirando la ciudad completamente. Luego de unos instantes, el mismo rompería el silencio.
- Cuanta paz y tranquilidad. Honestamente adoro esto y siempre lo adorare. – Cierta parte dentro de el le encantaba pasar tiempo en total calma y, otra… bueno, esa es otra historia. - ¿ Que te parece la vista? ¿Linda no?
-Suzaku la tengo desde que era un pequeño, me he criado junto con ella toda mi vida. – Dijo el chiquillo mientras se mostraba bastante animado al platicar sobre eso. – Ella ha sido mi compañera de andanzas desde que tengo memoria. Aunque de vez en cuando suelo dejarla en algún lugar para que descanse de tanto viaje.
Pronto encontraría un lugar alto, una colina para ser exactos. Desde ella tenían vista de toda la ciudad. Alpha bajo de su ave para luego ayudar a la dama descender. Luego de un momento de silencio donde el se quedaba admirando la ciudad completamente. Luego de unos instantes, el mismo rompería el silencio.
- Cuanta paz y tranquilidad. Honestamente adoro esto y siempre lo adorare. – Cierta parte dentro de el le encantaba pasar tiempo en total calma y, otra… bueno, esa es otra historia. - ¿ Que te parece la vista? ¿Linda no?
Anastasya
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Anastasya subió sobre Suzaku con la ayuda de su dueño, Irkenox. La albina pudo disfrutar del viento acariciándole la cara, y de los preciosos paisajes que ofrecían las islas Organ: el bosque, los riscos y la montaña. Se tuvo que sujetar la gorra para que no se le cayese debido a la velocidad.
Escuchó con calma la historia del aventurero y le pareció increíble que fuesen compañeros desde la más tierna infancia. Algo similar podía decirse de ella y su rifle Odín, lo que en su caso eran dueña y arma. Finalmente se detuvieron en lo más alto de la colina, desde allí podía verse toda la ciudad. Anastasya se acercó hasta el borde para asomarse y admirar el paisaje, pero no sin antes volver a darle una caricia al ave como muestra de agradecimiento.
—Supongo que por cosas como esta merece la pena viajar —se giró entonces al chico, observándole con una expresión que delataba su satisfacción—. Me recuerda a la vista del pueblo cuando subía a la montaña a practicar, en mi isla natal… Podría haberme quedado allí y hacer una vida normal, pero de lo contrario, no hubiese conocido al aventurero Irkenox y a su fiel Suzaku.
Expresó con tranquilidad mientras el viento mecía sus largos cabellos blancos. Fue entonces cuando Anastasya curvó su cuerpo lentamente y con elegancia, haciendo una reverencia a modo de agradecimiento. Luego cogió a Odín y lo sujetó con su mano derecha, manejándolo con gracia.
—Al igual que tú tienes a Suzaku, pienso que Odín es mi fiel compañero, no puede hablar ni expresarse, pero sé que mis tiros nunca fallaran gracias a él —apuntó entonces a la lejanía, observando por esa mira que podía causar mareos a quienes no estuviesen acostumbrados. Y la vio allí, en la lejanía—. Observa, Irkenox.
Anastasya disparó de forma precisa y certera. Si Alpha se fijaba un poco mejor pudo comprobar que la veleta de un tejado cercano al puerto había recibido el disparo de lleno. Volvió a manejar el rifle con elegancia y se lo tendió al viajero. Y con una sonrisa divertida le dijo:
—Puedo ayudarte a apuntar, si lo ves conveniente.
Escuchó con calma la historia del aventurero y le pareció increíble que fuesen compañeros desde la más tierna infancia. Algo similar podía decirse de ella y su rifle Odín, lo que en su caso eran dueña y arma. Finalmente se detuvieron en lo más alto de la colina, desde allí podía verse toda la ciudad. Anastasya se acercó hasta el borde para asomarse y admirar el paisaje, pero no sin antes volver a darle una caricia al ave como muestra de agradecimiento.
—Supongo que por cosas como esta merece la pena viajar —se giró entonces al chico, observándole con una expresión que delataba su satisfacción—. Me recuerda a la vista del pueblo cuando subía a la montaña a practicar, en mi isla natal… Podría haberme quedado allí y hacer una vida normal, pero de lo contrario, no hubiese conocido al aventurero Irkenox y a su fiel Suzaku.
Expresó con tranquilidad mientras el viento mecía sus largos cabellos blancos. Fue entonces cuando Anastasya curvó su cuerpo lentamente y con elegancia, haciendo una reverencia a modo de agradecimiento. Luego cogió a Odín y lo sujetó con su mano derecha, manejándolo con gracia.
—Al igual que tú tienes a Suzaku, pienso que Odín es mi fiel compañero, no puede hablar ni expresarse, pero sé que mis tiros nunca fallaran gracias a él —apuntó entonces a la lejanía, observando por esa mira que podía causar mareos a quienes no estuviesen acostumbrados. Y la vio allí, en la lejanía—. Observa, Irkenox.
Anastasya disparó de forma precisa y certera. Si Alpha se fijaba un poco mejor pudo comprobar que la veleta de un tejado cercano al puerto había recibido el disparo de lleno. Volvió a manejar el rifle con elegancia y se lo tendió al viajero. Y con una sonrisa divertida le dijo:
—Puedo ayudarte a apuntar, si lo ves conveniente.
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-Agradezco el alago.- Dijo en respuesta al haber mencionado que le agradaba haberle conocido.- Pero a decir verdad, para mi es siempre un gusto conocer personas. He encontrado de todo tipo de personas en mi viaje, y he de decir que tu estas entre las mejores que he conocido hasta ahora.
Ella representaba la tranquilidad y la pureza. En cuanto a el, representaba el caos y la guerra. Ellos eran definitivamente las dos caras de una moneda. ¿Destinados a conocerse? Quizás, nadie sabía eso, ni siquiera Alpha. Ella le pidió estar atento, y observo como con maestría y sutileza realizaba un magnifico tiro. El chiquillo aplaudo ante tal demostración, en definitiva ella era una gran tiradora.
Cuando ella ofreció su arma, él sonrió. Tomaba el arma entre sus manos con tranquilidad y mucho cuidado. El ya conocía como usarla, después de todo ella ya le había demostrado cómo hacerlo y el pirata podía copiarla. Realizando los mismos movimientos que ella, era como si se tratara de un espejo. Apunto y disparo, manipulando al Odín con maestría y sutileza y, luego de aquello. Lo devolvería con mucho cuidado.
- Un arma maravillosa y digna fiel compañera de una dama aún más maravillosa. –Dijo mientras tomaba la mano derecha de Anastasya con delicadeza y acerco los labios a la parte superior, para besarle en ella como todo un caballero. – Una mujer que me atrevería a decir que tiene un potencial infinito, un potencial inigualable. Con un poder para forjar el destino mismo con sus manos. Hermosa, de cabello como la nueve misma. Forjada por la mano divina de los dioses y el calor más imponente de los avernos. Porque tu belleza es lo más hermoso de dos mundos. Eso es Anastasya para mí.
Luego de aquellas palabras el joven de cabellos largos miraría de nuevo a aquella veleta y, justo al lado del tiro de la albina, se encontraba el tiro de este mismo.
Ella representaba la tranquilidad y la pureza. En cuanto a el, representaba el caos y la guerra. Ellos eran definitivamente las dos caras de una moneda. ¿Destinados a conocerse? Quizás, nadie sabía eso, ni siquiera Alpha. Ella le pidió estar atento, y observo como con maestría y sutileza realizaba un magnifico tiro. El chiquillo aplaudo ante tal demostración, en definitiva ella era una gran tiradora.
Cuando ella ofreció su arma, él sonrió. Tomaba el arma entre sus manos con tranquilidad y mucho cuidado. El ya conocía como usarla, después de todo ella ya le había demostrado cómo hacerlo y el pirata podía copiarla. Realizando los mismos movimientos que ella, era como si se tratara de un espejo. Apunto y disparo, manipulando al Odín con maestría y sutileza y, luego de aquello. Lo devolvería con mucho cuidado.
- Un arma maravillosa y digna fiel compañera de una dama aún más maravillosa. –Dijo mientras tomaba la mano derecha de Anastasya con delicadeza y acerco los labios a la parte superior, para besarle en ella como todo un caballero. – Una mujer que me atrevería a decir que tiene un potencial infinito, un potencial inigualable. Con un poder para forjar el destino mismo con sus manos. Hermosa, de cabello como la nueve misma. Forjada por la mano divina de los dioses y el calor más imponente de los avernos. Porque tu belleza es lo más hermoso de dos mundos. Eso es Anastasya para mí.
Luego de aquellas palabras el joven de cabellos largos miraría de nuevo a aquella veleta y, justo al lado del tiro de la albina, se encontraba el tiro de este mismo.
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Anastasya observaba como Alpha apuntaba con Odín, tratándolo con sumo cuidado. Por supuesto, no creía que él tuviera su mismo entrenamiento en lo que a combate a larga distancia se refería, pero antes de poder ver el resultado su compañero reaccionó de la manera más inesperada posible. Cogió su mano con suma delicadeza y se acercó a darle un beso, como un caballero propio de una historia de fantasía. Al principio no supo qué decir, si no fuera por las palabras que le dedicó después. Se le encendieron las mejillas y sintió la necesidad de apartar su mano con brusquedad.
No sabía a qué venía eso, y se sentía halagada, pero no era el momento indicado para soltar algo semejante.
—P-pero, pero…
Fue entonces cuando, entre mirada y mirada, se percató de la veleta. No solo le estaba diciendo esas cosas, sino que también había acertado el tiro. Lo absurdo de la situación hizo que Anastasya, aun sonrojada, se apartara a un lado sosteniendo su rifle.
—Muchas gracias por el cumplido, pero no considero que sea digna de tanta admiración —con un rápido movimiento de mano lo apuntó con el rifle—. Te reto a un duelo, Irkenox. Que hayas acertado en esa veleta dice mucho de ti, pero veamos si tienes tanta habilidad para enfrentarte a Odín.
Sin previo aviso y a tan poca distancia del muchacho, Anastasya disparó. Por supuesto, no apuntaba a ningún punto vital, sino al hombro, que la bala pasara rozando era suficiente como considerarse victoriosa.
No sabía a qué venía eso, y se sentía halagada, pero no era el momento indicado para soltar algo semejante.
—P-pero, pero…
Fue entonces cuando, entre mirada y mirada, se percató de la veleta. No solo le estaba diciendo esas cosas, sino que también había acertado el tiro. Lo absurdo de la situación hizo que Anastasya, aun sonrojada, se apartara a un lado sosteniendo su rifle.
—Muchas gracias por el cumplido, pero no considero que sea digna de tanta admiración —con un rápido movimiento de mano lo apuntó con el rifle—. Te reto a un duelo, Irkenox. Que hayas acertado en esa veleta dice mucho de ti, pero veamos si tienes tanta habilidad para enfrentarte a Odín.
Sin previo aviso y a tan poca distancia del muchacho, Anastasya disparó. Por supuesto, no apuntaba a ningún punto vital, sino al hombro, que la bala pasara rozando era suficiente como considerarse victoriosa.
- tecnica utilizada:
Nombre de la técnica: Calm Shot
Categoría: Mítica
Naturaleza: Física (Precisión)
Descripción: Mediante el sacrificio de su acción de movimiento en combate, Anastasya es capaz de realizar un disparo incapaz de fallar sobre un único objetivo (aunque el objetivo, si es capaz de reaccionar a el disparo, siempre puede tratar de bloquearlo o desviarlo de alguna forma). Además, durante el siguiente turno su precisión se ve aumentada en + 1 rango. Tan solo puede usar esta técnica una vez cada cuatro turnos.
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Ella era valiente, Alpha tenía que admitirlo. En definitiva todas aquellas reacciones no le sorprendieron para nada, pero el duelo ya era otra cosa. Pudo observar como ella le apuntaba directamente, la mirada de la albina estaba llena de potencial y pasión.
¿Este duelo valía la pena? Para el pequeño joven rey de la forja era un día más en el trabajo, luchar era parte de su estilo de vida pero, esto era diferente, normalmente el era quien buscaba los duelos en primer lugar, aunque no le desagradaba esta sensación, era bastante… curiosa.
Ella no había terminado de decir “te reto” cuando ya Suzaku se encontraba en acción. La ave rápidamente deslizo su pico a una de las alforjas que tenían el arquebus del joven pirata: La lanza del sol. La plumífera le arrojo el arma al pequeño pirata. Alpha la atrapo, arrojando una mirada tranquila y sumisa a Anastasya.
-Sera un placer aceptar el duelo. – El pequeño apunto con una sola mano justo en la cabeza de la mujer. Aunque en realidad no pretendía matarla, la bala pasaría rosando. Y al mismo tiempo que ella disparo. La bala por parte de odin daría justo en el blanco, en el hombro. Mientras que la bala arrojada por la lanza del sol pasaría por un costado de la cabeza de la marine, impactando con un árbol que se encontraba a unos cuantos metros atrás. La corteza explotaría. Aquel árbol caería al suelo mientras el pequeño sonreía y se acercaba lentamente a su ave, para tratar su herida.
-Al parecer has ganado, Anastasya.- Decía el pequeño mientras Suzaku le entregaba unas vendas. Alpha descubriría la parte superior de su cuerpo. Dejando ver toso su cuerpo desnudo de la cintura para arriba. Un lindo tatuaje de botón de cerezos se encontraba en su brazo izquierdo. – Ha sido un buen duelo.
¿Este duelo valía la pena? Para el pequeño joven rey de la forja era un día más en el trabajo, luchar era parte de su estilo de vida pero, esto era diferente, normalmente el era quien buscaba los duelos en primer lugar, aunque no le desagradaba esta sensación, era bastante… curiosa.
Ella no había terminado de decir “te reto” cuando ya Suzaku se encontraba en acción. La ave rápidamente deslizo su pico a una de las alforjas que tenían el arquebus del joven pirata: La lanza del sol. La plumífera le arrojo el arma al pequeño pirata. Alpha la atrapo, arrojando una mirada tranquila y sumisa a Anastasya.
-Sera un placer aceptar el duelo. – El pequeño apunto con una sola mano justo en la cabeza de la mujer. Aunque en realidad no pretendía matarla, la bala pasaría rosando. Y al mismo tiempo que ella disparo. La bala por parte de odin daría justo en el blanco, en el hombro. Mientras que la bala arrojada por la lanza del sol pasaría por un costado de la cabeza de la marine, impactando con un árbol que se encontraba a unos cuantos metros atrás. La corteza explotaría. Aquel árbol caería al suelo mientras el pequeño sonreía y se acercaba lentamente a su ave, para tratar su herida.
-Al parecer has ganado, Anastasya.- Decía el pequeño mientras Suzaku le entregaba unas vendas. Alpha descubriría la parte superior de su cuerpo. Dejando ver toso su cuerpo desnudo de la cintura para arriba. Un lindo tatuaje de botón de cerezos se encontraba en su brazo izquierdo. – Ha sido un buen duelo.
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Lo que no esperaba Anastasya era que Alpha sacara una de sus armas también, y una tan potente como aquella. Aun dejándose llevar por el orgullo de haber encontrado a alguien con tanta puntería como ella, sabía que aquel viajero la superaba por mucho, pero era demasiado cabezota para echarse atrás. Apuntó con su rifle al muchacho y éste hizo lo mismo tras recibir su arma de Suzaku. Y dispararon.
La tiradora sintió como una bala le pasaba rozando por un costado de la cara, mientras que observaba de refilón la suya propia y alcanzando a su rival. El árbol tras ella estalló dejando saltar la madera y cayendo al suelo, pero la impresión había sido demasiada para unos breves instantes. El corazón le iba acelerado y se le resbalaba alguna gota de sudor por la frente. Todavía estaba ensimismada con las capacidades de Alpha cuando se percató de que Suzaku lo estaba atendiendo.
Anastasya exclamó con preocupación y se acercó hasta él, observando su precioso tatuaje.
—¡Lo siento mucho Irkenox! Me he dejado llevar, deja que te ayude —cogió una de sus vendas y ayudó a extenderla alrededor del hombro, no pensaba que su disparo fuera a causarle un sangrado como aquel—. Supongo que soy demasiado cabezota cuando encuentro alguien que puede superarme, desde luego se puede decir que vas preparado. Y... tienes un tatuaje muy bonito.
Continuó ayudando con el vendaje hasta que lo vio listo, esperaba que pudiese recuperarse sin mayores dificultades. Anastasya observó el horizonte, en dirección a la veleta y sonrió.
—Tengo que admitir que me lo he pasado bastante bien con el duelo. Decías que eras herrero, ahora tengo curiosidad por saber la cantidad de cosas que eres capaz de hacer.
La tiradora sintió como una bala le pasaba rozando por un costado de la cara, mientras que observaba de refilón la suya propia y alcanzando a su rival. El árbol tras ella estalló dejando saltar la madera y cayendo al suelo, pero la impresión había sido demasiada para unos breves instantes. El corazón le iba acelerado y se le resbalaba alguna gota de sudor por la frente. Todavía estaba ensimismada con las capacidades de Alpha cuando se percató de que Suzaku lo estaba atendiendo.
Anastasya exclamó con preocupación y se acercó hasta él, observando su precioso tatuaje.
—¡Lo siento mucho Irkenox! Me he dejado llevar, deja que te ayude —cogió una de sus vendas y ayudó a extenderla alrededor del hombro, no pensaba que su disparo fuera a causarle un sangrado como aquel—. Supongo que soy demasiado cabezota cuando encuentro alguien que puede superarme, desde luego se puede decir que vas preparado. Y... tienes un tatuaje muy bonito.
Continuó ayudando con el vendaje hasta que lo vio listo, esperaba que pudiese recuperarse sin mayores dificultades. Anastasya observó el horizonte, en dirección a la veleta y sonrió.
—Tengo que admitir que me lo he pasado bastante bien con el duelo. Decías que eras herrero, ahora tengo curiosidad por saber la cantidad de cosas que eres capaz de hacer.
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-Gracias, es un tatuaje familiar. – ¿Toda esta serie de sucesos habrían llevado al resultado esperado? Se podría decir que si, o tal vez no, pero era preferible que todo se trató de un cincuenta y cincuenta. Ella de igual manera tendría bastante suerte de no ser una enemiga del pequeño, ya que si se tratara de algún pirata o marine, de seguro se fuera llevado un impacto de lleno en el pecho, sin dudarlo, ya que el joven rey de la forja nunca rechaza un verdadero desafío.
-No es necesario que te disculpes. – Dijo el joven de manera tranquila. – Tu querías un duelo y es lo que te he dado, así que no deberías preocuparte por el resultado del mismo. – Él permitió que la mujer le ayudase, no se interpuso y Suzaku tampoco.
Por otro lado, ella demostró tener una gran curiosidad por saber las capacidades de Alpha como herrero ¿Acaso le estaba pidiendo que el forjara algo para ella? – Si quieres que forje algo para ti solo tienes que pedirlo. Tampoco me voy a molestar, pero claramente tendrá su precio dependiendo de lo que quieras. – Dijo de manera tranquila y sonriente.- Dime ¿Algo en particular que quieres que forje para ti?
-No es necesario que te disculpes. – Dijo el joven de manera tranquila. – Tu querías un duelo y es lo que te he dado, así que no deberías preocuparte por el resultado del mismo. – Él permitió que la mujer le ayudase, no se interpuso y Suzaku tampoco.
Por otro lado, ella demostró tener una gran curiosidad por saber las capacidades de Alpha como herrero ¿Acaso le estaba pidiendo que el forjara algo para ella? – Si quieres que forje algo para ti solo tienes que pedirlo. Tampoco me voy a molestar, pero claramente tendrá su precio dependiendo de lo que quieras. – Dijo de manera tranquila y sonriente.- Dime ¿Algo en particular que quieres que forje para ti?
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Anastasya continuaba pasando las vendas sobre el hombro de su nuevo compañero una y otra vez hasta asegurarse de que la herida quedaba bien protegida del exterior, porque ahora podía considerarlo un compañero de armas, ¿verdad? Si llegaban a encontrarse en el Grand Line podrían apoyarse llegado el momento, o eso quería pensar ella, ignorante de que cuando supiesen sus verdaderos roles las cosas cambiarían por completo.
Se sintió satisfecha cuando Alpha le quiso restar importancia al resultado del duelo, eso despertaba en su pecho la emoción de querer repetirlo algún día. Entonces le preguntó acerca de sus habilidades como herrero, nunca había conocido a uno en persona y sentía curiosidad por el tipo de creaciones que podía elaborar. Se llevó una mano a la nuca, entre avergonzada e indecisa, mientras pensaba en lo que iba a pedirle, pero no tardó en recuperar la confianza cuando algo muy concreto le vino a la mente. Se viró un momento para alcanzar su bolso y sacó un objeto tan pequeño como resplandeciente.
—¡Una bala! —exclamó con una sonrisa orgullosa, mostrando a escasos centímetros de sus ojos la bala dorada y punzante que sostenía ahora entre sus dedos—. Una bala de acero lo suficientemente potente como para atravesar el más resistente de los materiales, ¿qué dices, sorprendido? Aunque tampoco me gustaría presionarte, estoy segura de que debe ser imposible fabricar algo así —volvió a retirar la bala hasta guardarla en su bolso y desvió la mirada con algo de timidez, pensando que había dicho una chorrada, después volvió a posar sus ojos sobre él con una tímida sonrisa—. Habías hablado del Grand Line… estoy segura de que tarde o temprano cruzaremos caminos allí, y ten por seguro que habré mejorado mucho desde entonces. ¿Te gustaría que seamos compañeros de armas, Irkenox?
Le tendió la mano emocionada, era de los primeros viajeros amables que conocía tras salir de su isla y no podía sentirse más afortunada de haber cruzado camino con él.
Se sintió satisfecha cuando Alpha le quiso restar importancia al resultado del duelo, eso despertaba en su pecho la emoción de querer repetirlo algún día. Entonces le preguntó acerca de sus habilidades como herrero, nunca había conocido a uno en persona y sentía curiosidad por el tipo de creaciones que podía elaborar. Se llevó una mano a la nuca, entre avergonzada e indecisa, mientras pensaba en lo que iba a pedirle, pero no tardó en recuperar la confianza cuando algo muy concreto le vino a la mente. Se viró un momento para alcanzar su bolso y sacó un objeto tan pequeño como resplandeciente.
—¡Una bala! —exclamó con una sonrisa orgullosa, mostrando a escasos centímetros de sus ojos la bala dorada y punzante que sostenía ahora entre sus dedos—. Una bala de acero lo suficientemente potente como para atravesar el más resistente de los materiales, ¿qué dices, sorprendido? Aunque tampoco me gustaría presionarte, estoy segura de que debe ser imposible fabricar algo así —volvió a retirar la bala hasta guardarla en su bolso y desvió la mirada con algo de timidez, pensando que había dicho una chorrada, después volvió a posar sus ojos sobre él con una tímida sonrisa—. Habías hablado del Grand Line… estoy segura de que tarde o temprano cruzaremos caminos allí, y ten por seguro que habré mejorado mucho desde entonces. ¿Te gustaría que seamos compañeros de armas, Irkenox?
Le tendió la mano emocionada, era de los primeros viajeros amables que conocía tras salir de su isla y no podía sentirse más afortunada de haber cruzado camino con él.
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-¿Una bala? – Pregunto el pequeño pirata a la señorita que tenía en frente. Aunque aquella idea sonaba un poco descabellada, Alpha tenía que admitir que aquello sonaba bastante original. – En estos momentos no podría darte lo que me pides pero… Si eres capaz de esperar a que consiga un material indicado para tu pedido, estoy dispuesto a realizar ese trabajo.
Las palabras del herrero estaban acompañadas de una cálida sonrisa. Le entregaría en un papel un numero de su den den mushi personal. – Llámame cuando estés desocupada y te daré noticias de tu pedido. – El pequeño miraría de reojo a su compañera animal y de un salto se incorporó sobre ella. Mirando con calidez a la joven Anastasya. – Y con respecto a ser compañero de armas, dejemos que el destino lo decida. Porque algo me dice que sin duda alguna nos encontraremos en un futuro.
Un último gesto con la cabeza y el pequeño se despidió. Cabalgando en dirección al puerto. Pero de pronto su den den mushi comenzaría a sonar. Y el capitán pirata, respondió.
-¿Qué ocurre?
- Señor, hemos encontrado a al siguiente objetivo. Se encuentra en el Grand Line.
- ¿En serio? Creí que estaría por estas aguas, pero veo que he perdido un poco el tiempo pero… igual ha sido algo que ha valido mucho la pena.
- ¿Ha ocurrido algo señor?
- Nada, pequeño hermano. La vida simplemente te pone en situaciones donde siempre debemos sacar lo mejor de ellas. Prepara todo para mi llegada al Erebus, tengo cosas que atender en mis dominios.
Y al colgar, sus sonrisa es algo que no pudo ocultar.
Las palabras del herrero estaban acompañadas de una cálida sonrisa. Le entregaría en un papel un numero de su den den mushi personal. – Llámame cuando estés desocupada y te daré noticias de tu pedido. – El pequeño miraría de reojo a su compañera animal y de un salto se incorporó sobre ella. Mirando con calidez a la joven Anastasya. – Y con respecto a ser compañero de armas, dejemos que el destino lo decida. Porque algo me dice que sin duda alguna nos encontraremos en un futuro.
Un último gesto con la cabeza y el pequeño se despidió. Cabalgando en dirección al puerto. Pero de pronto su den den mushi comenzaría a sonar. Y el capitán pirata, respondió.
-¿Qué ocurre?
- Señor, hemos encontrado a al siguiente objetivo. Se encuentra en el Grand Line.
- ¿En serio? Creí que estaría por estas aguas, pero veo que he perdido un poco el tiempo pero… igual ha sido algo que ha valido mucho la pena.
- ¿Ha ocurrido algo señor?
- Nada, pequeño hermano. La vida simplemente te pone en situaciones donde siempre debemos sacar lo mejor de ellas. Prepara todo para mi llegada al Erebus, tengo cosas que atender en mis dominios.
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