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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Lun 27 Jul 2020 - 15:16}

Contratante: Hipatia Stix, soberana de todos los gyojin

Descripción de la misión: Alguien se ha ido de la lengua y Marrajo Wilson ha sido descubierto. Eso es otro contratiempo y ya empiezo a estar hasta las narices de que estén todo el día metiéndose en mis asuntos. Pero no importa, porque por fin me ha llegado el arma secreta que necesito para terminar esta guerra. Sin embargo solo he oído hablar de una persona capaz de hacer lo que necesito. Lo quiero en mi palacio, y por fortuna sé dónde está. Necesito que alguien encuentre a la cheff Bonna Sera. Ella es la única que podrá sacar el máximo partido a mis manzanas, pero por desgracia no creo que quiera venir. Así que habrá que asegurarse de sacarla discretamente del hotel donde trabaja, meterla en un saco y traérmela.

Objetivos: Secuestrar a Bonna Sera.

Objetivo secundario: Hacerlo sin ser detectado, y convencerla de que trabaje para Hipatia.

Premios: Cien millones de berries por cabeza.

Premio por objetivos secundarios: Doscientos millones de berries y conocimiento único.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Lun 27 Jul 2020 - 17:20}

El olor del dinero era uno de los aromas más fascinantes que Yuu había podido sentir a través de su olfato. Tras el viaje que habían tenido que hacer para llegar hasta Isla Gyojin, el maletín lleno de billetes le hacía olvidar que se hallaba rodeado de engendros repugnantes. La ardua tarea que había supuesto atravesar aquella isla para recoger aquellas manzanas valió la pena finalmente. Maletín en mano, y acompañado de su compañero Lance, salió por fin del Palacio real y la puerta se cerró detrás de ellos. El solo hecho de tener que volver a hacer lo mismo que hicieron para entrar en aquel lugar lleno de asquerosos peces con forma humana hacía que Yuu quisiese pegarse un tiro en aquel mismo lugar. De no ser porque tenía aquel dinero en mano, probablemente se lo hubiese planteado.

—Qué lugar más horrible —se quejó a su compañero—. ¿Cómo es posible que existan criaturas as…? —le dijo en un tono más alto de lo normal. Por suerte, el soldado que se hallaba acercándose a ellos no se percató de lo que iba a decir, y simplemente les llamó la atención para decirles algo.

—¡Perdonad! —alzó la mano mientras corría hacia ellos. Cuando llegó, se colocó al lado de Yuu—. La reina solicita vuestra presencia de nuevo. Es imperativo que os dirijáis ante su Majestad lo antes posible, puesto que es un asunto de vital importancia —se mantuvo erguido y mirando hacia delante, mientras apoyaba su lanza en el suelo. Esperó a que alguno de los dos contestara.

—¿Otra vez? Pero si acabamos de… —se mostró confuso el pelinegro, señalando el maletín y frunciendo el ceño—. Bueno… Espero que importante quiera decir más dinero, porque sino… —suspiró, mientras asentía al guardia. Miró en dirección a Sif, quien supuso que no estaría en contra de volver a entrar—. Vale, un segundo y enseguida entramos otra vez. —Tras esto, el soldado se marchó dentro de palacio. Yuu quería tomarse unos segundos para pensar en si era una buena idea volver—. Hey, Sif… Como no confío en esa reina ni en absolutamente nadie de este reino porque… Bueno, tú los has visto. Vamos a ir con pies de plomo con esto. Entramos de nuevo y si intenta hacernos algo, o nos piramos a toda hostia o yo me encargo de cortarle el puto cuello a esa sirena —nadie le iba a hacer cambiar de opinión respecto a los gyojin. ¿Quién podría confiar en aquellos monstruos? Yuu estaba seguro de que no iba a hacerlo—. Con suerte hasta tiene otro trabajo para nosotros, pero prefiero avisarte por si acaso se tuerce la cosa. Venga, entremos.

Tras terminar la conversación, ambos entraron de nuevo al edificio, presentándose ante Hipatia Stix una vez más. La reina sirena no se andó con demasiados rodeos, y les comentó lo que quería que hicieran a cambio de una cuantiosa suma de dinero. Sirena o no, tras escuchar los detalles de aquel trabajo, Yuu no pudo motivarse más. Por lo que les había dicho Hipatia, tendrían que secuestrar a una chef que trabajaba en un hotel local y llevarla ante ella. Por supuesto, había más. Si hacían un trabajo limpio y la extraían sin que nadie se diese cuenta, además de convencerla para trabajar para la reina, la recompensa aumentaría en doscientos millones. Ni más, ni menos. Por un poco de esfuerzo más, el dúo de mercenarios podría llegar a conseguir la friolera de trescientos millones en un solo día. Yuu estaba completamente dispuesto, así que decidió cerciorarse de todos los datos posibles relacionados con la ubicación de la chef en cuestión. Con toda la información en su cabeza y en la de Sif, el dúo acabó por marcharse del palacio. Por cuestiones de seguridad, a Yuu se le fue concedida la petición de guardar el maletín que se le había entregado por la misión anterior. Hecho todo eso, y tras salir de palacio, el mercenario quiso tener unas palabras con su compañero antes de dar inicio a la operación.

—Vale… Eso no me lo esperaba —se puso a mirar al océano, con los brazos cruzados. Su mente intentaba procesar toda la información que acababa de recibir—. No todos los días se nos puede presentar una oportunidad de ganar dinero de una forma tan jodidamente sencilla —empezó a caminar lentamente, indicando a Sif que le acompañase con un gesto con la mano—. Necesitaremos investigar ese hotel antes de hacer nada, pero será un segundo. Vamos a tomarnos nuestro tiempo, de todas formas. Por nada del mundo quiero cagar este trabajo por ir con prisas. Por lo tanto, dos cosas. Con tu traje llamarás mucho la atención si entras al hotel. Quizás si me ven a mí alguien me reconozca, pero al menos no destacaré tanto. El tema… —carraspeó durante un instante, aclarándose la garganta—.  Necesitaremos averiguar cuántas plantas tiene, y en cuál está el objetivo. Si pedimos una habitación es posible que nadie llegue a sospechar de nosotros. O al menos, si uno de nosotros lo hace y el otro se dedica a investigar el edificio. También tendremos que tener en cuenta la seguridad… Y al menos uno de nosotros se tendría que ocupar. Pero eso ya lo decidiremos cuando hayamos visto todo el edificio de arriba a abajo. ¿Qué opinas, Sif? —en pocas situaciones Yuu pediría opinión a alguien que no fuera él. Si en alguien confiaba, era en el joven mercenario. Por ello, sabía que con él aquel trabajo no iba a fallar de ninguna de las maneras.
Lance Kashan
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Miér 29 Jul 2020 - 17:45}

Y tal y como habíamos llegado, salimos. No era la primera vez que estaba en el Palacio —de hecho, en la primera ya me encargué de realizar una exhaustiva investigación—, pero sí que podía jurar que era la primera vez que entraba por el portón principal y único. La otra vez entré de mano de Oppenheimer, con uno de sus espejos, y todavía mantenía la duda acerca del porqué había favorecido a la Revolución perteneciendo él a las tropas del mismísimo Gobierno. Aunque el cartel de Se Busca que parecía pesar sobre su cabeza desde hacía un par de semanas aclaraba bastante la situación. No me había interesado —aunque tampoco tenía el tiempo— en investigar acerca de las razones que habían llevado a los del ''bando de los buenos'' a pagar un dinerito por aquel mink, así que quedaría en un misterio que tampoco me quitaba el sueño. De ese modo, esta vez había hecho el camino principal desde la entrada al trono, teniendo el tiempo y la calma suficientes como para volver a echarle un vistazo a las distintas decoraciones y a la estructura, asegurándome nuevamente de que la arquitectura del sitio era un completo, completo desastre.

Ya fuera, maletín en mano y con todo lo que veníamos a buscar tras nuestro trabajo, me pude relajar finalmente. No me sentía para nada cómodo rodeado de tantos hombres-pez, menos aun cuando estaba en mi isla natal. Aun así, el último viaje me había hecho acostumbrarme un poco más al lugar. También era cierto que, desde mi última venida, el ambiente estaba algo más tenso y el pueblo parecía estar en cierta discordia, pero la política no me llegaba a importar lo suficiente como para interesarme. Poco después de dejar atrás la puerta, mientras Yuu empezaba con su rutina habitual de prácticas de racismo —que, en este caso y solo en este apoyaba hasta cierto punto— , una voz nos llamó por detrás, algo cansada.

Antes de que me pudiera dar cuenta, nos encontrábamos en la misma sala de la que habíamos salido. Sufrí una especie de déjà vu mientras meditaba el por qué habíamos vuelto, pero ya habíamos llegado allí y, por la forma de hablar de Hipatia, no parecía estar a malas. Tenía más trabajo para nosotros y, a juzgar por el brillo que ocupaba la pupila del parchado, estaba interesado en la cifra que ofrecían. Y, dinero que llegaba al Ragnarok, dinero que se podía gastar en mi laboratorio para comprar instrumental y financiar mis nuevos juguetes. En cuanto tuvimos la información que buscábamos y Yuu estuvo seguro de guardarla bien en su cabeza, nos marchamos de allí con velocidad, no sin antes dejar el maletín para no tener que cargar con él durante todo el trayecto y trabajo. Y, por cuarta vez aquel día, cruzamos la puerta grande de aquel palacio para, esta vez sí, abandonarlo de una vez por todas. Entonces y solo entonces, Yuu comenzó a trazar el plan, pidiendo opinión y ayuda.

— Entraré yo sin el traje. Sería un problema si te reconociesen, no tanto por la marina sino porque hubiera una situación de pánico. Dudo que a mí nadie me conozca, así que entraré yo a hacer la primera ronda, te crearé un mapa y tú te encargarás de coger a la mujer mientras yo creo la distracción y jodo las cámaras con electricidad. Suena a buen plan y bastante redondo, ¿no, crees? —Miré al horizonte, observando todos los edificios mientras todavía nos encontrábamos en la burbuja que nos transportaba a la ciudadela. Suspiré al fijarme en el orfanato, algo separado de los grandes edificios, con cierto deje de nostalgia pero mayormente tranquilidad. Agradecía el haber abandonado aquella institución de mala muerte antes de morir apaleado—.  Además, a mí ya me vieron en el traje de Sif hace poco, cuando puse a la señora esa en el poder, así que lo mejor sería mantener la máscara separada del populacho, y que no me vea la cocinera con ella. O, mejor dicho, que no me pueda relacionar con la faceta criminal.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Jue 30 Jul 2020 - 9:28}

El dúo llegó a la burbuja que les conduciría a la ciudad. Lance propuso su propia visión del plan que Yuu había hecho, mas este lo notó con muchos vacíos que necesitaba rellenar por su propia mano. El pelinegro se cogió el mentón con su derecha y empezó a retorcerse el poco vello que tenía en la barbilla. Intentó perfeccionar el plan de su compañero, además de pensar en su función mientras el chico se encargaba de la seguridad y las distracciones. Sí, esa parte era redonda. No obstante, habían cosas que no estaban bien. No lo había pensado todo.

—Suena a que faltan cosas, pero casi. Las cámaras no serán un problema real. El problema vendrá cuando crucemos una esquina y haya un guardia. Necesitaré que me señales si hay guardias de seguridad y si van armados. Luego, como yo esperaré fuera, tendrás que señalarme también la ruta de entrada que esté más cerca a la mujer. Si está en una cocina, por regla general no suelen estar ni en la planta baja ni en los pisos de arriba. Suelen estar en los subterráneos, pero necesitamos asegurarnos. A ver… —se encendió un cigarro, pues seguramente le ayudaría a pensar mejor—. La chef probablemente no esté sola en la cocina, si es que está en la cocina, claro. Si tengo que llevármela, tardaré cinco segundos. Dos en tumbarla, y otros tres en meterla en el saco. Si está cerca de una ventana bien, me la llevo a un tejado. Si está debajo de tierra, la cosa está más jodida —le dio una calada a su cigarro y, justo en ese mismo instante, la burbuja llegó a su destino y el dúo salió de esta para emprender su camino al hotel. Siguieron las indicaciones de Hipatia al pie de la letra, y solo tardarían unos cuantos minutos en llegar—. Tendré que llevarla hasta la primera ventana que vea y salir de allí. El problema es que las ventanas de la planta baja que den a la calle no me sirven. Me verían demasiado rápido —continuó, hablando a su compañero en un tono más bajo para que nadie salvo él pudiera escucharle—. Por eso mismo, si vas a meterte tú en el hotel, voy a necesitar que me digas el plan de entrada y el de huida por el caracol. Espero que lo tengas, porque si no va a ser un desastre si no podemos comunicarnos. Si no lo tienes, tendrás que salir del edificio y decirme todo lo que sabes. Yo me encargaré de avisarte de donde estoy.

Yuu dejó de hablar durante un rato. Quiso llegar a la posición indicada antes de seguir ardiendo aquel plan. Una vez se plantaron frente al edificio, asintió a su compañero con la cabeza para que entrara a echar un vistazo. En cuanto a él, decidió rodear el hotel para hacerse una idea de la fachada y de sus puntos estratégicos. Detectó los balcones, y también las ventanas que podría utilizar. Sin demasiado problema podría escalar aquello sin que nadie le viera. Quizás a plena luz del día no era la mejor idea… Pero si esperaban o no era algo que no habían pensado. En cualquier caso, Yuu había llegado a un punto en su vida que le era indiferente trabajar por el día que por la noche. Siguió fijándose, esta vez, en los tejados circundantes al edificio. De altura variable, podría moverse entre ellos sin ser visto por nadie, buscando el mejor para acceder a la ventana indicada.

Antes que nada, y era un alivio, se dio cuenta de que el tránsito civil en aquellas calles no era demasiado concurrido. Había gente, pero si Yuu jugaba bien sus cartas no se percatarían en lo más mínimo de sus acciones e intenciones. Buscó los callejones más cercanos, los cuales siempre le servían para subirse a los tejados de una manera eficaz y sin que hubiera siquiera posibilidad de ser visto. Encontró uno a dos calles más allá del hotel, y era tan estrecho que podría utilizar sus piernas para subir. De unos cuantos saltos entre pared y pared, se aferró a la cornisa de arriba. Subió de una forma ágil, y miró hacia todas partes para cerciorarse de que no hubiera nadie mirando. A esas horas no debería haber nadie, a no ser que estuviera tendiendo la ropa. Pero no era el caso, así que todo iba sobre ruedas hasta el momento. Se dirigió hacia uno de los tejados más altos en menos de un minuto, haciendo galas de sus habilidades de escalada y salto. Conseguida la posición, ahora solo restaría esperar a su compañero. Desde el tejado en el que se encontraba podía ver la entrada de aquel hotel, por lo que si Lance no tenía un caracol para comunicarse con Yuu, podría verle salir y avisarle.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Vie 31 Jul 2020 - 11:49}

Así que casi… Bueno, no estaba todavía del todo acostumbrado a este tipo de operaciones. Solía jugar más en solitario y con objetivos menos complicados —como era simplemente volarle los sesos a alguien o robar algo—, así que secuestrar a una señorita sin que montase una gorda en un hotel no era un encargo que hubiese cometido excesivamente. De todas formas, la mejor virtud del mercenario era ser polivalente, así que simplemente me haría al trabajo lo más posible y trataría de dejar que Yuu pudiera cubrir los fallos o faltas que tuviera. Escuché atentamente la explicación de aquel que era mi superior, obviamente más experimentado en la vida del criminal, mostrando los Den Den Mushis cuando los requirió. Solía ser más precavido y prudente que mi jefe en varios sentidos, por lo que nunca salía de casa sin una buena pila de ellos para dar a quien fuese necesario. Sin mediar palabra al respecto, casi con la fuerza de la costumbre tras tantos trabajos unidos, se lo dejé en la mano. Era un modelo de caracol algo más pequeño de lo común, pero tampoco nada que fuera innovador dentro del mundillo en el que nos movíamos. Lo justo para poder caber dentro de la manga o en el cuello de la camisa sin llamar demasiado la atención.

Terminamos alcanzando el puerto de burbujas, bajando de un pequeño salto hasta la plataforma donde nos recibieron un par de soldados  y, sin dejar de clavar sus ojos en nuestras sendas nucas, nos dieron paso, abriendo una última puerta hasta que desaparecimos en la lejanía. Con las indicaciones de la reina Hipatia Stix no tardamos en llegar al hotel designado, viendo los más altos pisos únicamente si forzábamos el cuello ligeramente hacia arriba. Me escondí un par de segundos en la oscuridad que aportaba un callejón ciego y, amparado en la penumbra, me quité el traje de Sif para doblarlo exquisitamente, dejando la máscara en mitad del ropaje para que no destacase. Lo escondí tras un par de cajas y bolsas de basura, a riesgo de que se ensuciase, pero lo necesitaba y era un bien mayor. Salí de allí recogiéndome la coleta y, con una goma que llevaba en la muñeca, haciendo un moño alto de samurái que me permitiría ver sin ningún tipo de obstáculo. El flequillo aún tapaba mis ojos, pero eso había dejado de ser un problema ya hacía un buen tiempo. Sin siquiera saludarle, para que no nos pudieran relacionar, comencé a caminar hacia el edificio, entrando por la puerta grande y mirando hacia todas las direcciones

Un par de pasillos a cada lado, escalonados —uno hacia arriba y otro hacia abajo, indicando los pisos—, una barra donde los dependientes te atendían y un par de salas donde esta terminaba. Miré, decidido, hacia una de las muchachas que había al otro lado, caminando con toda la seguridad que la fuerza de la costumbre me podía prestar. Llegué hasta mi objetivo, apoyándome con suavidad mientras miraba a la chica con una mueca realmente neutra:

— Perdone, ¿podría utilizar el baño? Es… Es una urgencia —Los ojos de la mujer se inundaron con varias capas de ternura mientras giraba la cabeza sin pensar y me dedicaba una sonrisa, doblando sus tiernos y carnosos labios—

— Sí, por supuesto, chico. Está allí —Me señaló a su izquierda, donde las puertas, y comencé a andar tras asentir y dedicarle una suave sonrisa.

Empecé a caminar, abriendo la puerta de un movimiento suave y entrando, viendo que había otras dos puertas, esta vez divididas por géneros. Bueno, era una suposición, ya que un cartel contenía un dibujo una sirena y otro de un tiburón. Entré a la segunda, perpetuando los roles de género gyojins, y viendo que había aún más puertas. Suspiré mientras entraba en cualquiera y me encontré con un baño de grandes proporciones, apropiado para aquellos seres que podían representar tres veces mi cuerpo —o diez, dependiendo—.  Me apoyé en la pared que vi algo más limpia y, por suerte, viendo que era un hotel de alto nivel, todo estaba impoluto. Chasqueé el dedo, dejando la energía fluir al máximo posible y haciéndola pasar bajo la puerta, inundando el edificio como una invisible niebla que recorría cada esquina y pasillo. Erizaba los pelos de algunos pocos —los que tenían— y quizás les hacía sentir un ligero desazón, pero… ¿quién tenía realmente razones para pensar que algo iba mal?

Aquellas chispas diminutas inundaron por completo todo el lugar, desde los pisos más inferiores —subterráneos, como bien había mencionado Yuu— hasta la azotea, atravesando puertas por el camino y dándose el lujo de invadir privacidades. Me fijé en última instancia si había cerrado la puerta y, siendo negativa la respuesta, me apresuré a girar el pestillo e impedir que nadie entrase mientras comenzaba la parte más crucial de nuestro trabajo. Extraje el Den Den Mushi, fijando mis ojos en los suyos y dicho animal haciendo lo mismo, terminando por llamar a Yuu y esperando que lo descolgase. En el momento en que lo hiciese, la conversación sería simple:

— Voy a utilizar mi capacidad de radar para investigar todo el edificio y mencionarte cada punto de interés. Desde esquinas donde resguardarte, habitaciones vacías para entrar, las rondas de los que creo que son los guardias del edificio… Tendré que buscar concienzudamente a la señorita que buscamos, pero juzgaría que estará en la cocina. Y como tú bien dijiste, está bajo tierra. Vete infiltrando por la azotea; no hay guardias en el último piso y parece que solo tenemos tres o cuatro huéspedes dormidos. El que tiene justo debajo… Un guardia… —Esperaría el tiempo suficiente para tratar de prever su patrón de movimiento, aquel que tuviera designado como oficio para patrullar—. En cuarenta segundos cruzará la esquina y bajará la escalera, aprovecha para meterte en el cuarto de útiles, está abierto. Nada de cámaras, no habría presupuesto.

Yo por mi lado, ya que mi capacidad no era exactamente una visión de todo lo que me rodeaba, me encargaría de concentrarme en cada detalle para dirimir quién era nuestra querida Sera y cómo se movía. A unas malas, yo me encargaría de que se moviese hacia Yuu y que no fuese al contrario.
Yuu Z. Blade
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Dom 2 Ago 2020 - 10:32}

El mercenario se sentó en la azotea, cubierto detrás de la barandilla y con el caracolófono que le había otorgado su compañero en la mano. Como pensaba que el joven tardaría un tiempo en infiltrarse y llamarle para informar de sus avances, decidió encenderse un cigarro para matar el tiempo. Volteó la cabeza hacia arriba para ver más o menos la altura del edificio, suponiendo el número de plantas que podría llegar a tener. Era bastante alto, pero dudaba en tener que subir hasta allá arriba. Si el plan de su cabeza resultaba, la ventana que estaba a la altura del tejado donde se hallaba serviría para infiltrarse. Lo que no sabía era si estarían cerradas o no, y si quizás en el tiempo que estaba colgado para abrirlas podrían verle. Mientras le daba vueltas al asunto, el caracol empezó a sonar. Instantes después Yuu descolgó el interfono, escuchando la voz de Lance al otro lado. Sorprendentemente rápido, este informó de sus hallazgos. Le dijo que tendría que infiltrarse por la azotea, lo cual sumado a lo que estaba pensando con lo de la ventana trastocaba un poco sus planes.

—Sif, te dije que me dijeras la entrada que estuviera más cerca. No la azotea, coño —le dio una calada a su cigarro, y lo apagó en el suelo. Ni siquiera le dio tiempo a acabárselo, por desgracia—. Vale, lo haremos a tú manera esta vez. Pero mientras hago eso, encuentra a esa mujer y busca una ruta de escape segura. Como si es un conducto de ventilación, me da igual. No podré cargar con alguien y que no me vean, ya sabes —suspiró, mientras se levantaba y creaba unos guantes de tela que se colocó en el acto en ambas manos—. En menos de un minuto me meto en el cuarto ese. Para entonces confío en que me des toda esa información. Y sobre todo, Sif, necesito una ruta rápida para llegar al sótano. Corto —cerró la comunicación y se guardó el caracol dentro de la chaqueta. Acto seguido, volvió mirar hacia arriba, en dirección a la azotea—. Menuda mierda… A ver… —bajó la mirada y se asomó a la calle. No estaba lo suficientemente transitada como para que alguien se diese cuenta de su presencia en los cielos, así que eso no le preocupó más.

Flexionó las rodillas y se impulsó hacia arriba. Desplazándose un poco en horizontal en el aire, fue saltando y creando pequeñas plataformas para volver a impulsarse hacia los cielos, haciendo desaparecer estas una vez utilizadas. Sus maniobras terminaron en menos de veinte segundos, cuando sus pies por fin se posaron sobre el suelo de la azotea. Se colocó una mano en su bolsillo y empezó a caminar hacia la puerta que daba acceso al interior. La abrió con su mano libre y la cerró con cuidado tras de sí, sin hacer prácticamente ningún sonido. Empezó a tararear en voz muy baja para no aburrirse mientras bajaba. Tantos trabajos así habían hecho que infiltrarse fuera casi un juego de niños para él, y si encima no había cámaras ni guardias en el último piso, aquello era un paseo. Al fin y al cabo, era un hotel normal y corriente, ¿no? De hecho, y por lo que veía, su intuición le decía que Bonna Sera no estaría tan bien custodiada como pensaba. Nadie sabía que Hipatia quería a esa mujer, por suerte.

Pisó por fin con su pie derecho el último piso del edificio, mirando hacia los dos lados del largo pasillo. Según Sif, aquella planta solo albergaba a tres personas durmiendo.  En la planta de abajo se suponía que el guardia que había mencionado el joven ya se habría marchado de la misma, así que decidió seguir bajando por las escaleras sin mucho problema. Cuando bajó, volvió a realizar el mismo procedimiento de antes, mirando a cada lado por si acaso. Atisbó la puerta de la que hablaba su compañero, la cual se hallaba, efectivamente, abierta. Con parsimonia, se adentró en la susodicha habitación y cerró la puerta, de nuevo, con cuidado de no hacer absolutamente ningún ruido. Para ahorrarse el tener que buscar el interruptor, simplemente creó una pequeña linterna y observó a su alrededor. Las herramientas típicas de un conserje adornaban esta, y no estaba precisamente sucia. De hecho, estaba impecable. No tendrían presupuesto para cámaras, pero sin duda la limpieza era digna de admiración. En cualquier caso, Yuu supuso que estaba allí para recibir más datos gracias a Sif. Decidió hacer él mismo la llamada, para así ahorrarse la espera. Cuando lo cogiera, empezaría a hablar.

—He llegado. ¿Y bien? ¿Algo más?
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Dom 2 Ago 2020 - 23:50}

¿No le valía la azotea…? Bueno, supongo que hubiera estado mejor entrar por una ventana sin siquiera despachar a los guardias antes, demostrando que estabas allí y quedando como un ladrón tan imprudente que atacaba a primera hora del día y sin estudiar el edificio. Había preferido comenzar desde la azotea porque así todo resultaría más fácil y fluido; simplemente avanzaría poco a poco y yo me encargaría del resto. ¿Tenía prisa acaso? Porque Hipatia nos había resaltado sobre todo —repitiéndolo una y otra vez— que lo que más valoraba en este trabajo, obviando su realización, era la discreción. De no ser así, sería tan fácil como entrar disparando a la cocina, quizás matar a quien se pasara de la raya mientras hacíamos el trabajo y volver con la mujer en un saco metida. ¿Para qué necesitaba discreción, si tarde o temprano todos se enterarían de que era evidente que la señorita Bonna había sufrido un secuestro? Lo gritásemos al viento o no el resultado sería el mismo; nadie nos podría relacionar con la actual reina. Suspiré, volviendo a centrarme en el edificio y memorizando finalmente todo el plano y los detalles que pudieran resultar importantes. Una vez hecho, viendo la impaciencia del jefe por acabar lo ya empezado, me reincorporé y metí el DDM en la solapa de la camisa del traje, esperando a que llegase al punto designado. Una vez logrado, recibí la llamada:

— Sé que estás allí, te estoy viendo. No me vuelvas a llamar, lo último que querría es que llamase la atención cuando esté trabajando —Las palabras podían sonar ciertamente tensas y a malas, pero el tono era completamente neutral y profesional. Quería un trabajo bien hecho y, de haber estado fuera, habría llamado la atención con la onomatopeya tan característica que hacían los caracoles—. En el piso inferior tienes dos guardias, ambos con 45 segundos de ronda, yendo con ritmos completamente opuestos. Aun tienes que encargarte del que hay en el tuyo, pero en doce segundos pasará frente a la puerta. Si pasa de largo, abre y corre en cuanto lo veas lejos; si mirase por alguna razón, déjalo K.O y arrástralo hasta las fregonas. En el cuarto, a donde vas, solo hay una cámara, posicionada justo en la esquina. La voy a desactivar en un minuto exacto. No sé cuánto tardarán en reactivarla pero, independientemente de ello, no creo que tardes lo suficiente como para que te vean. A unas malas deja fuera de juego a ambos y déjalos en el punto ciego, aunque si haces ruido tendrás más testigos que despachar. Suerte, voy a comenzar mi parte del curro —No tardaría en colgar, esperando a alguna pregunta que dudaba realmente si llegaría.

«Bueno, Lance, céntrate… Empieza el trabajo real.», medité, respirando con lentitud y suspirando una serie de veces para relajar todo mi organismo. No dudaba de la dificultad del trabajo que llevaría a cabo Yuu, especialmente tras hacerme una idea de la arquitectura y distribución del edificio, pero mi parte era más arriesgada a mi parecer. Descolocando un poco el traje, como si hubiera estado unos días en la más salvaje jungla, pero sin llegar a parecer loco por completo. Me despeiné hasta cierto punto y me volví etéreo, dejando la puerta cerrada por completo y cruzando todo el hall de la forma más veloz y discreta posible hasta llegar a las escaleras que descendían y, en cuanto me cercioré de que estaba en soledad, volví al mundo material. Daba pasos lentos y en un tono desubicado, acercándome a la cocina y esperando en la puerta mientras escaneaba la habitación por el interior. Esperé hasta el momento exacto en el que la mujer con la complexión especificada por Hipatia se acercó a la puerta y entonces toqué de forma débil pero asegurándome de que me abrieran. Noté como la abrieron con velocidad, descubriendo a la que debía de ser Bonna Sera aparecer al otro lado: una sirena con dos piernas, realmente menuda en todos los sentidos y un pelo de un tono verde esmeralda que llamaba la atención por sí mismo. Su edad no parecía ir acorde a la apariencia, pero cualquiera juraría que tendría alrededor de los cuarenta.

— ¿Quién eres…? —dijo sin llegar a fijarse en quién o cómo era.

— P-Perdona… —gimoteé, haciendo un amago de llorar mientras comenzaba a frotar mis ojos y perder la respiración—. E-Estaba buscando a… a mis p-papás… —Escondí mi cara en mis palmas abiertas, simulando un leve lloro con el movimiento de esta y algún gemido penoso. La mujer se apresuró a acercarse a mí y darme un abrazo realmente maternal, comenzando a hablar en un tono tierno.

— ¡No te preocupes ahora mismo, vamos a ir con tus padres! ¿Sabes dónde se hospedan? —Me miraba con ojos atentos. Tan amables y cariñosos que por un segundo me sentí mal de traicionar su confianza, pero no me pesaría en el alma más que un rato.

— Estábamos muy… muy alto. —Sorbí los mocos sonoramente, mirándola con los ojos rojizos, fruto del frote—. A nada del techo, creo…

— ¡Chicas, encargaros de mis fogones un rato, ahora vuelvo! —exclamó, haciendo un gesto con la mano al otro lado de la puerta y recibiendo un «¡Sí!» grupal de parte del resto de cocineros. Cerró la puerta y me cogió de la mano fuerte, comenzando a andar hacia la entrada, dirección a las escaleras del primer piso. Desactivaría entonces la cámara del cuarto de un discreto chispazo.

Bingo.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Miér 5 Ago 2020 - 11:14}

Al otro lado de la línea contestó su compañero. Le recibió con un tono serio, pero con unas palabras que no gustaron en demasía al mercenario. Arqueó la ceja y escuchó lo que tenía que decir, guardándose la reprimenda por no pensar las cosas. Cuando acabara le diría un par de cosas. De momento, se quedó con las posiciones y los tiempos que este iba comentándole acerca de los guardias. También le dijo que desactivaría una de las cámaras en alrededor de un minuto, por lo que la cuenta atrás empezaría cuando colgase la llamada. Sif acabó con algo que, francamente, desconcertó al parcheado, quien no estaba al tanto de los planes de su compañero.

—A ver, tú. Dos cosas te digo. Primero, ¿a quién es peor que le suene el puto caracol este? ¿A ti o a mí? A mí, ya te lo adelanto. Si me llamas y alguien escucha que estoy aquí dentro, se acabó. Piensa antes de hablar. Y eh, Sif. ¿A qué cojones te refieres con tu parte del curro? ¿Qué coño estás planeando y porqué no me lo estás diciendo? —le reprimendó con un tono ciertamente molesto, sin levantar demasiado la voz. Solía estar coordinado con aquel chico, pero que hiciera las cosas por su cuenta sin aclarar antes qué iba a hacer le sacaba completamente de sus casillas. ¿En qué demonios estaba pensando?

Le respondiera o no, la llamada terminaría en poco tiempo. Se guardó el animal en la chaqueta y se detuvo un par de segundos para pensar en un plan de acción. Analizó lo que le había dicho y creó una especie de ruta en su mente. No tenía mucho tiempo, puesto que el guardia de su planta se estaba acercando. Cerró los ojos y se centró en escuchar su voz. Sus pisadas cada vez sonaban más cerca. No tenía muy claro si dejarlo inconsciente o dejar que pasase de largo. Necesitaría extraer a la mujer por la azotea en cuanto pudiera, así que llegó a la conclusión en cuestión de segundos de que sería buena idea dejarlo fuera de combate. Cuando estaba a punto de pasar por la puerta, Yuu creó una bola de metal en el aire que hizo un leve sonido en el suelo. Este pareció alertarse, y no tardó en abrir la puerta para ver qué había sido. El mercenario se hallaba escondido tras esta, por lo que no podría verle. El guardia entró y abrió la luz para ver qué era.

—¿Cómo ha llegado esta bola aquí…? —se rascó la cabeza.

Entró para inspeccionar la misma, hincando la rodilla y cogiéndola con una mano para verla de cerca. De pronto, la puerta se cerró sin hacer ningún ruido. Como la luz de la habitación estaba encendida, el hombre no pudo darse siquiera cuenta de que la habían cerrado. Yuu creó un pequeño dispositivo de electrochoque en su mano, el cual acercaría al cuello del guardia para que todo su cuerpo recibiera una buena descarga eléctrica. Este cayó tendido al suelo, a la par que la bola y el dispositivo desaparecían. Estaría el suficiente tiempo incapacitado como para operar en aquel piso sin preocupaciones. Salió de la habitación y cerró la puerta, pero no sin antes asegurarse de que aquel hombre no pudiera salir. Con la puerta entreabierta, miró al suelo y creó un bloque de metal a los pies de esta, por dentro. Cuando la puerta se cerrara, este quedaría pegado a ella e impediría que el guardia la abriese. Al fin y al cabo, pesaba lo suficiente como para que al hombre le costase muchísimo apartarla o directamente no pudiese moverla. Una vez solucionado aquello, le tocaba bajar a la planta de abajo.

El mercenario se dirigió a las escaleras. No tenía mucho tiempo antes de que su compañero desactivara la cámara que había mencionado. Se agachó antes de seguir bajando, y se asomó para ver si había alguno de los dos cerca de las escaleras. «Vale… Si este piso es igual que los de arriba, y tardan cuarenta y cinco segundos… Entonces debería de pasar en… Bingo», pensó, a la par que aparecía en su vista el hombre. Yuu creó una pequeña piedra en su mano y la lanzó contra la pared. El guardia se quedó unos segundos confuso, mirando hacia donde el sonido se había producido. El mercenario volvió a la escalera que llevaba hacia arriba, escondiéndose detrás de la barandilla de madera que cubría todo su cuerpo. Finalmente, el hombre subió y examinó la piedra. De nuevo, la misma jugada que antes. El sujeto cayó al suelo tras ser electrocutado, incapacitado. Yuu lo levantó y lo sentó en las escaleras, apoyado contra la barandilla. Si alguien bajaba o subía, si no se fijaban nadie vería que estaba prácticamente inconsciente. Ahora bueno, aunque pudiera bajar ya y olvidarse del otro guardia de aquella planta, era obvio que aquel se iba a dar cuenta de la ausencia del otro. Si finalizaba su ronda y llegaba a la esquina donde estaba la cámara, y las rondas era como Sif le había contado y Yuu imaginado, si se girase hacia el otro pasillo, debería de ver al otro guardia a lo lejos. Si no lo veía iba a sospechar, o quizás no. De todas formas, debía asegurarse. No tenía claro si su compañero ya habría desactivado la cámara, pero imaginó que ya había pasado el tiempo suficiente. Bajó las escaleras y se escondió tras la barandilla de abajo, asomando un poco su cabeza. La cámara parecía tener problemas y estar fuera de servicio y, de hecho, el guardia se hallaba ya en la esquina.

Este parecía ciertamente intrigado por no ver al otro guardia patrullar. Era su trabajo cerciorarse de si había pasado algo o simplemente se había extraviado de su ruta. Su objetivo era subir las escaleras, por lo visto. Yuu supuso que quizás se imaginó que había subido. Confuso, el sujeto llegó a estar a un metro del mercenario. Justo cuando estaba a punto de detectarle, el parcheado salió rápidamente de su escondrijo y electrocutó de nuevo en el cuello a este. Mismo procedimiento, mismo éxito. Los mili-segundos que había visto a Yuu no serían suficientes como para acordarse de siquiera su cara cuando se despertase. El pelinegro cogió el cuerpo y lo sentó en las escaleras que iban hacia el tercer piso, en el primer escalón apoyado contra la pared. De nuevo, si nadie se fijaba, no verían que no estaba moviéndose. Y con ambos en puntos ciegos, la cámara solo podría detectar que los dos guardias no estaban haciendo su turno. En el tiempo que todo ocurriera, Yuu y Sif ya tendrían a Bonna Sera fuera de aquel hotel. Este bajó al tercer piso con cuidado. ¿Se suponía que el chaval tendría que llamarle de nuevo? ¿Qué demonios estaría haciendo?
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Vie 7 Ago 2020 - 10:04}

Entre suspiros y sollozos, alcancé a pisar el primer escalón del edificio, siendo atendido con el mayor de los cuidados por la cocinera, hasta que noté una punzante mirada en la nuca. Cerré los ojos, ya que era una opción muchísimo más viable que simplemente girarme a descubrir quién era el causante, ya que de esa forma llamaría la atención e invitaría a indeseados a acercarse. Y, en cuanto giré el cuello, pude advertir que se cumplían mis peores pesadillas, mis peores pensamientos: la mujer a la que le había pedido indicaciones ahora me miraba extrañada, enarcando una ceja. Seguramente se extrañase de lo que podía estar pasando y por qué una afamada cocinera del hotel acompañaba a un niño que habría entrado simplemente a utilizar el baño, así que quiso curar aquel sentimiento acercándose y preguntando. Vi como pedía un segundo a su compañera y, levantando aquello que taponaba la salida, salió una sirena robusta. No me podía permitir que se comunicasen de ninguna de las formas ya que, fuera cual fuera la pregunta, sería imposible que yo saliera bien parado. Una entre miles era la posibilidad de que en la conversación no apareciese yo y una entre un millón que simplemente no viniese hacia aquí, así que me curé en salud y simplemente me limité a desviar su atención. Tratando de no salirme de mi papel, avanzando lentamente con el abrazo de la mujer, creé una chispa realmente leve en la nuca de uno de los huéspedes que se paseaban cerca de la dependienta, provocando su caída al suelo y unas pocas convulsiones que obligaron a la mayoría de la gente del salón a centrarse en ello. Bonna, en cambio, miró fijamente al susodicho y, tras cerciorarse de que le atendían lo suficiente, comenzó a andar de forma más veloz hacia las escaleras.

Era un poco incómodo —para qué mentir—,  mantener un papel como aquel, de chico perdido e inseguro en busca de ayuda, aunque tampoco es que me quedase demasiado lejos: había tenido aquella vida demasiado tiempo como para no saber cómo debía de ser. No porque fuera complicado, sino más bien porque me hacía recordar las etapas y épocas más tristes de mi vida, en las que no tenía ningún tipo de dirección más allá que sobrevivir. Aun así, no era el momento de volver al pasado, sino de centrarse en mi recién creada carrera como actor y llevar a aquella mujer por donde quería y necesitaba: directa a las fauces del lobo. Toqué la barandilla para subir con el mayor de los cuidados, también alentado por la mujer de pelos esmeraldas. Subimos, tardando un buen tiempo que, aunque hubiera preferido que hubiese sido mucho menos, dejaba ventana a Yuu para hacer lo suyo sin hacer demasiado ruido. Aceleré repentinamente, aunque tampoco de una forma destacable; solamente quería tardar algo menos y dudaba realmente que Bonna no crease cualquier excusa en su cabeza para justificar que un niño quisiera llegar antes a casa.

Saludó a uno, dos y hasta tres guardias antes de alcanzar las siguientes escalinatas y comenzar a subir de mi brazo. Dudaba que bajando de arriba hasta abajo, aparte de por su aspecto —claramente sospechoso y que constaba en un cartel de Se busca—, Yuu tuviera la oportunidad de pasar justo al lado de la guardia sin levantar ninguna sospecha. Así que mi parte del trabajo era, directamente, facilitar el de Yuu en la medida de lo posible, llevando a la sirena de dos patas hasta las manos del mismo. En menos de otro minuto llegamos al tercer piso, atravesando varios escalones, atravesando los pasillos con velocidad mientras ella se limitaba a levantar la mano para saludar a cada hombre dispuesto allí para la seguridad, hasta dejarlos atrás en pos de llegar a un cuarto piso que, supuestamente, era donde debía estar mi jefe. Seguramente, enfadado. ¿Pero cuándo no estaba enfadado ese hombre por una u otra razón, aunque no lo dirigiera hacia mí?
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Vie 7 Ago 2020 - 10:37}

Apoyó su mano en la barandilla mientras bajaba por las escaleras hasta el tercer piso. Estaba irritándose porque le quedaban como cuatro o cinco pisos para llegar al subterráneo. Aunque bueno, ¡eso si Sif no se había adelantado! Yuu confiaba en él, pero esta vez había ido demasiado por libre. Se encargaría personalmente de reprimendarle cuando le viera. Que, bueno, realmente se lo encontró cuando estaba bajando las escaleras. En el pequeño rellano que había uniendo tanto la escalera que llevaba al del tercer piso como al cuarto, se encontró con Lance y con una sirena con el pelo verde que, casualmente, era igualita a la descripción de Bonna Sera. Yuu estuvo por llevarse la mano en la cabeza. Una mirada enfadada se centró durante un instante en Lance. «¡La madre que lo putísimo parió! ¿Cómo coño ha traído al objetivo aquí? ¡¿Por qué coño no me ha avisado?! Ahora tengo que improvisar. ¿Y si sale mal qué cojones hacemos? Me cago en la puta, loco. Me cago en todo. Me cargo a este niño. Luego te juro que lo mato. Joder, mierda. Pero primero hay que secuestrar a esta gilipollas», pensó en su cabeza, esta vez mirando a la cocinera con una sonrisa.

De un ágil movimiento, Yuu creó otro dispositivo de electrochoque que fue directo a la barriga de la mujer, electrocutando todo su cuerpo y paralizándola en el acto. Cuando iba a caerse, el mercenario se colocó debajo y dejó que su cuerpo reposara en su hombro. Acto seguido, se levantó y miró a Lance cuando ya tenía a Bonna Sera cargada y paralizada, lista para llevársela a donde sea que pudieran ir para hablar con ella.

—Luego hablaremos tú y yo. La llevo a la azotea, no tardes —dijo con un tono serio y algo molesto.

Tenía la certeza de que la seguridad en las plantas superiores estaba completamente neutralizada y podía subir al objetivo sin ningún tipo de problema. Si no hubiera dejado fuera de juego a los guardias, seguramente tendría problemas a partir de este punto. Suspiró y se dio la vuelta, preparándose para volver a la azotea por donde había venido, esta vez sin pararse ni un segundo. Yuu subió al cuarto piso otra vez con un poco de prisa, y miró hacia los lados una vez llegó al pasillo. Todo seguía igual. Los guardias allí sentados y posiblemente la cámara siguiese sin funcionar. Pisó el rellano del cuarto y enseguida pisó el primer escalón rumbo al quinto. La mujer no pesaba demasiado, pero sí que dificultaba su movimiento bastante. No era tanto como las pesas que tenía que levantar a veces entrenando, así que no era algo que realmente le iba a dar problemas. En cualquier caso, Yuu no se encontró con ningún contratiempo antes de su llegada al séptimo y último piso. Por suerte su parte del trabajo había sido impecable y aunque los guardias se levantaran confundidos… Nadie le había visto y nadie podría saber que había sido él. Aunque se pusieran a investigar, sus huellas no estaban por ningún sitio y no podrían seguirle el rastro.

El mercenario abrió la puerta de la azotea y creó una especie de plataforma parecida a la que creó para llevar las manzanas en aquella isla infernal. Solo que, bueno, esta vez no había caja de metal. Puso al objetivo encima de esta y se sentó en la plataforma. Tras esto, y mientras esperaba a su compañero, ya que nadie osaría subir a la azotea, se encendió un cigarro para que se le bajaran un poco los humos.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Vie 7 Ago 2020 - 16:04}

Y, como pude prever, allí estaba Yuu. De porte regio, luciendo con el traje toda su estatura —la que a mí me faltaba— y una mirada que no distaba demasiado de la que portaba en nuestro primer encuentro. A diferencia de en aquel momento, que me percibió como un enemigo, ahora éramos aliados y, por más que le pudiese quemar los detalles del plan, había cumplido con mi parte del trato de forma excelente, sin ningún problema y cumpliendo todos los requisitos. Podría haberme limitado a servir de guía y que todo se hubiera convertido en una ardua tarea, casi imposible. Indistintamente de eso, si se lo había ocultado era simplemente porque lo quería ver sorprendido de forma grata porque hubiera logrado aquello o, en cualquier caso, porque era tan fácil como sumar uno más uno el adivinar lo que iba a hacer. ¿Cómo pensaba si no llegar hasta Bonna Sera? ¿Atravesando el recibidor…? Tenía que sacarla de allí y, encima de que se la dejaba en bandeja de plata antes de esforzarse más en evitar la cantidad ingente de guardias que había abajo, me recibía así.

En cuanto la vi desmayada y sujeta por el parchado, refunfuñé, dándome la vuelta y comenzando a desmaterializarme con una lentitud deseada, hasta que me convertí en electricidad por completo y me colé por una rendija de la ventana, desapareciendo del hotel y volviendo en aquella forma al callejón donde había dejado mi ropa bien doblada. Con un chasquido, fundí finalmente la cámara que estaba en el piso por el que debía pasar Yuu a la vuelta, asegurándome así de que no pudiera servir para nada. Gracias al escondite que le había encontrado no se había perdido —o porque nadie se había parado en un lugar así, razón también lógica—, así que la manoseé un poco para quitar el polvo y todo lo desagradable que pudiera tener de encima y me los volví a poner, sintiéndome por primera vez seguro en aquella isla. La máscara sobre todo me generaba un sentimiento de seguridad —falsa, obviamente— bastante agradable, que me permitía moverme de aquí para allá con la mayor de las tranquilidades. Deshice la coleta, dejando el pelo caer a lo largo de mis hombros para que no molestase con la capucha y, suspirando, volví a mi forma etérea y me desvanecí de allí.

El camino lógico para Yuu, en todo caso, sería volver por el camino ya realizado, alcanzando nuevamente el ático y escapando por allí. Al fin y al cabo, había realizado una limpieza general de agentes y posibles testigos —o eso suponía, aunque el radar me daba la razón— , por lo que era la ruta más fácil y con menos riesgo. Así, me movería a gran velocidad hasta aquella zona, esperándole con tranquilidad en la zona menos visible desde la escalera. No había muchas probabilidades de que alguien llegase hasta allí, menos con el jefe de Yggdrasil caminando por los pasillos, pero cualquier precaución era poca cuando nos iban a recompensar gratamente por el mero hecho de no dejar más huella de la necesaria. Obviamente raptarla de su casa o en el trayecto al trabajo hubiera sido una posibilidad pero, siendo sinceros, ni él ni yo nos planteábamos pasar más tiempo del estrictamente necesario en aquella zona, rodeados de gyojins. Él por unas razones, más o menos correctas, y yo por otras distintas, pero ambos queríamos dejar todo finalizado aquella tarde y marcharnos de una vez por todas al mar. Bueno, a la superficie más concretamente.

Contuve la respiración unos largos segundos en cuanto escuché el pomo de la puerta, las bisagras hacer los coros y unos pasos realizar el solo, declarando que ya no era el único en el techo del edificio. Escuché un mechero e, instintivamente, supe que debía ser Yuu. No me asomé todavía, ya que no era nadie que se guiase simplemente por lo que su sexto sentido le dictara, esperando unos momentos hasta que pude confirmar que se trataba del parchado por sus manías y algún refunfuño. Me asomé, saludándole con cierta seriedad tras la máscara pero sin ningún tipo de matiz desagradable en el habla:

— Antes de que me eches la bronca como siempre, ¿podemos irnos del edificio del delito? —Miré a mis pies, visualizando a los huéspedes que lo habitaban y a los guardias en el suelo—. Antes de que se levanten los que has noqueado o algún huésped se asome, vaya —Sin más, miré a mi alrededor, tratando de rememorar todo lo que conformaba la ciudad de la Isla Gyojin. Aprovecharía mi infancia allí a mi favor, por más desagradable que me fuese hacer memoria—. Por allí… —Señalé al este, a una zona donde los edificios escaseaban—… hay una serie de suburbios. Aunque matases a alguien en mitad de la calle, a nadie le extrañaría. Mete a la señora donde sea para no llamar a gritos a la marine y vamos como buenamente quieras, anda, y de camino aprovechas para decirme toooooooooooodo lo que he hecho mal —Me aparté por un segundo la máscara, con suavidad, mirándole y dejando claro que estaba utilizando la ironía que, en ocasiones, tanto le molestaba.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Vie 7 Ago 2020 - 17:53}

Segundos después de darle la primera calada a su cigarro, vio a su compañero aparecer en la azotea. Mientras cargaba a Bonna Sera encima de la plataforma, escuchó cómo este parecía tener prisa. Sí, la ruta de escape también era improvisada por lo visto. Ahora le caería una buena, pero primero tenía razón; había que largarse. Refunfuñó y, con un gesto con la cabeza, le indicó que subiera a la plataforma. Una vez todos encima, Yuu se sentó con las piernas cruzadas y con su índice izquierdo empezó a mover la plataforma hacia arriba. Siguió las indicaciones de Lance y esta empezó a moverse hacia los suburbios mencionados. Con suerte, podrían encontrar allí algún edificio abandonado donde atar a Bonna Sera para hablar con ella.

—A ver, Sif… ¿Cómo te lo digo…? —dijo, un poco más sosegado, a la par que creaba una tela con unas cuerdas en los extremos, amarradas a unos cilindros metálicos que salieron de la plataforma—. Cuando haces estas putas cosas hay una cosa jodidamente principal. Comunicación. Putísima comunicación, ¿me entiendes? Sí, guay, has conseguido extraer a la tipa esta. Felicidades, un trabajo maravilloso. ¡¿Y qué coño hubiera pasado si algo hubiera salido mal?! ¿Tengo que improvisar? Coño, se me da de putísima madre, pero igual me toca un poco lo que viene siendo los cojones tener que hacerlo, ¿sabes? Que me parece fenomenal que tengas unos poderes de la hostia y que los uses como los uses. Vale, sin ningún puto problema. Pero Sif, joder, esto se planea. Se habla, se comunica. ¿Para qué coño queremos los caracoles estos de los cojones? ¿Para dejar información a medias? No. Hay muchísimo dinero en juego, y como por improvisar la hubiera cagado por no decirme nada, ahora mismo estaría muchísimo más cabreado. ¿En qué pensabas no diciéndome nada? Solo dime eso. Solo dime qué cojones te pasaba por la cabeza, y te dejo en paz —se alteró tanto que tuvo que darle otra calada para calmarse. Una de las cosas que más le jodían de ir acompañado a esa clase de trabajos era que no hubiera comunicación.

Pero bueno, el cabreo acabó yéndose tras unos pocos minutos. Finalmente, llegaron a los suburbios, y Yuu dejó la plataforma en la azotea de un edifico que, aparentemente, estaba en ruinas. Se levantó con tranquilidad y deshizo la creación de la tela, además de los cilindros. Volvió a cargarse a Bonna Sera al hombro, no sin antes crear un trozo de cinta aislante y ponérselo en la boca. No quería sorpresas, y ya sabía cómo iba aquello.

—Presta atención a lo que te voy a decir, Sif —bajó de la plataforma y, una vez su compañero hubiera hecho lo mismo, la haría desaparecer. Tras esto, se dirigió a una de las entradas al edificio, la cual tenía la puerta en el suelo, completamente hecha añicos— La reina esa nos ha dicho que la convenzamos para que trabaje para ella si queremos esos millones. Vamos a bajar, voy a crear una sala insonorizada en algún rincón y la voy a sentar en una silla. Quiero hablar yo primero con ella, y si veo que no consigo una mierda quizás tendré que ponerme algo más serio —subió encima de la puerta y cruzó el umbral de la puerta para bajar las escaleras. Estas estaban algo derruidas, pero aún se podía bajar con facilidad a la planta inferior—. Te voy a pedir que te quedes fuera de la sala vigilando por si algún malnacido anda por aquí. No quiero a nadie hurgando en nuestros asuntos, y menos cuando hay tanto dinero en juego. Pero si puedes hacerlo desde dentro, no pasaría nada. Dicho esto… —puso el primer pie en el piso de abajo, y su ojo inspeccionó el terreno.

Aquello parecía una especie de fábrica abandonada hacía ya mucho tiempo. El techo era bastante alto y había mucho espacio donde operar. Pero si aquello era un barrio pobre, Yuu tenía claro que seguramente habría algún transeúnte vagando por allí. Por experiencia, sabía que esos sitios eran sitios perfectos para personas sin hogar y criminales non–gratos en los núcleos urbanos. En aquella planta parecía no haberlos, pero quizás estaban escondidos o en la calle. De todas formas, el mercenario creó la sala que había mencionado en una esquina. Era un simple cubo de metal de color gris con una única puerta de metal, de alrededor de cinco metros . Abrió esta y dentro se podía ver como tenía unas placas de madera que no dejarían pasar el sonido fuera de esas paredes. El suelo era de metal, y las placas de madera estaban justo entre la superficie de afuera y el suelo. En el medio de la pequeña sala había una silla con unos grilletes en los reposabrazos y en las patas. Yuu sentó a la mujer ahí, y cerró los grilletes para que sus manos y sus piernas permanecieran inmóviles una vez se despertase. El parcheado creó otra silla para él, la cual colocó mirando hacia la misma dirección que la otra, para sentarse mirando hacia el respaldo de la silla. Si Lance hubiera entrado, le dejaría a él la tarea de cerrar la puerta. Si no, la cerraría él tras entrar. Ahora solo le quedaría que la mujer abriese los ojos.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Vie 7 Ago 2020 - 22:07}

«Mimimi, mimimi, mimimí.», pensaba para mí, tentado hasta a murmurarlo de forma audible para el parchado. No era la primera vez que tenía una conversación como aquella con Yuu, era cierto, y me parecían completamente innecesarias. Sabía cómo hacer un buen trabajo y había ocurrido de dicha forma, así que no veía por qué lo repetía una y otra vez. Durante todo el rato había estado al mando de la situación. Si cualquier indeseable hubiera decidido unirse a la fiesta, me hubiera limitado a dejarlo fuera de combate antes de que nos pudiera reconocer y, mejor o peor, hubieran reconocido aquel día como la fatídica tarde en la que no sé cuánta gente se había desmayado mientras Bonna Sera desaparecía. Se hubiera creado una historia mínimamente razonable y hasta ahí la historia. De todas formas, ya sabía cómo iba la cantinela y decidí callarme, ya que de aquella forma todo sería mucho más fácil. Asentiría en silencio y le daría la razón, ya que negarle algo significaría otros tantos minutos de pelea, quejas y gritos, algo a lo que no estaba realmente dispuesto.

— Lo siento, Yuu —dije con cierta confianza en cuanto noté que su discurso había terminado, arreglando mis mangas y suspirando de forma inaudible.

Entretanto, la nave improvisada había avanzado lo suficiente como para que los suburbios se pudiesen casi sentir. Bueno, de hecho, se sentía. Una ola de hedor que por poco se podía catalogar como mortal impactó contra mí de lleno, casi empujándome en el proceso. Se debía tanto a la pobre higiene que mantenían los edificios y ciudadanos de la zona como a las numerosas fogatas que se realizaban a lo largo del día, casi más por el hecho de cumplir sus instintos salvajes y primitivos que por alguna razón de ser. Bueno, quizás hacerse cargo de algún cadáver o material que no quisieran mantener, pero viviendo en un foso abisal, aquella necesidad no era demasiado difícil de cumplir. Avanzó a gusto hasta que se decidió a frenarse en un edificio cualquiera, aquel que tenía más apariencia de no tener habitantes, bajando ambos con velocidad y haciendo desaparecer toda la estructura mientras se llevaba a la mujer al interior. Sorprendentemente —para los estándares que se daban por aquellos lares—, ningún vagabundo ni maleante utilizaba el edificio como una guarida temporal o para cometer según qué atrocidades, así que no tendríamos que preocupar por el momento.

Él se apresuró a preparar todo mientras que yo, en vista de que él estaba decidido a ser quien fuera el que se encargase de todo el proceso, me limité a bajar con lentitud y tranquilidad hasta el interior, viendo cómo él creaba una caja vacía donde no tardó en meter a la señorita Bonna. Descendí finalmente a la entrada principal, mirando alrededor sin encontrar mucho más que ruinas y escombros, pero al menos era algo más divertido que un suelo impoluto, ya que los insectos correteaban de aquí para allá sin mucho rumbo. Generé una hamaca de electricidad sólida que colgué del techo —de forma falsa, ya que levitaba—, tirándome encima y poniéndome los brazos en la nuca mientras cerraba los ojos y comenzaba a expandir mi radio de acción por todo el lugar. Era casi un kilómetro de diámetro, rango más que suficiente como para prevenir que cualquiera se acercase sin yo percatarme. Eso, o era alguien demasiado preparado como para estar desaparecido por completo dentro de mi electricidad. «Nah, la gente con talento no suele abundar en los suburbios. Si lo tuvieran, estarían en cualquier otro lugar menos en este…», pensé, más para tranquilizarme a mí mismo. Y, por ahora, todo alrededor de nosotros estaba bastante calmado.


╔════════════════════╗
Mientras tanto, en la caja…
╚════════════════════╝

Los párpados de aquella mujer, Bonna Sera, se separaron repentinamente. En primera instancia se limitó a mirar alrededor, sin casi mover el cuello, de forma nerviosa. Más que una sirena, parecía un cervatillo asustado. No fue sino hasta quince segundos después que su mente sumó uno más uno, junto a su memoria, y llegó a una conclusión más que lógica: estaba secuestrada.

— ¡Aaaaaaaaaaaah! —gritó con todo lo que sus cuerdas vocales le permitían, quizás desgañitándose en el proceso. Su cuerpo se mecía al frente con ansias, tratando de zafarse del agarre, sin llegar a conseguir nada realmente. Retomó el aire que había gastado y volvió a hacer lo que mejor sabía—. ¡Aaaaaaaaaaaaaah! —Esta vez, su voz sonaba en bastante peor estado. Sus ojos casi se salían de sus cuencas y su respiración amenazaba con cesar por momentos, igual que el bombeo de su corazón. Miraba fijamente a Yuu con unos ojos que lo tachaban de depredador, sin lograr calmarse en ningún segundo hasta que, finalmente, su garganta le falla y pierde la facultad, dolorida notablemente por sus gestos. A aquel ritmo, se le paraba el corazón antes de soltar prenda.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Sáb 8 Ago 2020 - 11:22}

Yuu se había puesto a fumar allí dentro, llenando toda la sala de humo. Justo cuando la mujer pareció abrir los ojos, este creó una pequeña mesa a su lado con un cenicero. Dejó el cigarro ahí y miró el espectáculo que estaba montando su objetivo. Como tenía aquello en la boca, intentaba gritar sin mucho éxito. Y encima, si no lo hubiera tenido, nadie la hubiera escuchado. El mercenario podía ver el pavor en sus ojos, y se mostraba impasivo ante el comportamiento de la mujer. En cualquier momento, casi incluso parecía que iba a darle un infarto. Por ello, Yuu quiso intervenir.

—Hey, muchacha. Cálmate, no te vamos a hacer nada —dijo, con una pasmosa tranquilidad. De momento, iba a ir lento en la sesión. Necesitaba a su objetivo calmado y dispuesto a hablar. Si seguía sin cooperar, ahí ya tendría que tomar medidas más drásticas—. Estás aquí por una razón en concreto, así que simplemente… —le quitó de cuajo la cinta de la boca—. Estate tranquilita y hablemos como adultos. Por cierto, como grites ahora nadie te va a oír… Así que, bueno, reserva tus energías. ¿Tú ves alguna herramienta para hacerte daño o torturarte? En serio, mira esto. No hay nada, no te puedo hacer nada —le enseñó las palmas de las manos. Claro, en esos instantes no había nada. Pero quizás luego…—. Si estás atrapada en esa silla es por el bien común, ya sabes. Para que todo esto salga bien, te necesito ahí sin poder moverte. Al menos hasta que cooperes. Y te preguntarás, Bonna Sera, ¿en qué vas a poder cooperar? —tomó una pequeña pausa y agarró su cigarro para darle una calada. Acto seguido, lo volvió a dejar y devolvió la mirada a su objetivo, serio—. Verás, resulta que nos han pagado para que te traigamos ante la reina de esta isla. Si se puede llamarle isla, claro. Quiere que trabajes para ella, y yo también quiero que lo hagas. ¿Tú sabes el dineral que podrías llevarte por hacer el mismo trabajo? Seguro que en ese hotelucho no te pagarían tanto como Hipatia podría pagarte. Piénsalo —siguió hablando, a la par que hacía gestos con la mano para darle énfasis a su pequeño discurso—. Tú, la gran cheff Bonna Sera, trabajando para la reina. ¿Acaso no es una oportunidad de oro para ti? Venga, dime.

La primera fase era algo que no llegaba a gustarle al mercenario. Tenía que falsear su actitud para hacerles entender por las buenas lo que querían. Yuu creía que le estaba vendiendo aquello demasiado bien, pero no sabía realmente si aquella sirena iba siquiera a reflexionar acerca de aquella oferta. Si Hipatia dijo que no quería siquiera ir, lo más probable era que se mostrara reticente a ello. Pero como la primera fase siempre incluía eso, el parcheado no podía salirse de su metodología. Si la mujer no picaba el anzuelo, entonces la segunda fase le haría lamentarlo. Y quizás, solo quizás, recapacitaría sobre el hecho de trabajar para la reina de los Gyojin. El tema era que si llegaba a la tercera fase… Bonna Sera aceptaría de buen grado trabajar para ella. Eso sí, quizás no podría hablar tan bien como antes cuando le faltasen unos cuantos dientes. Total, Hipatia solo necesitaba sus manos y su cerebro.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Sáb 8 Ago 2020 - 23:11}

— ¿Nada? Nada absolutamente —murmuré solamente para confirmarme a mí mismo lo que estaba sucediendo alrededor de la casa derruida. Aquellas dos sílabas definían a la perfección el ambiente en los suburbios: no sucedía nada absolutamente nunca. Ni en aquella zona ni en el lugar en general, ya que vivir en la zona pobre de la Isla Gyojin, y casi de cualquier sitio del mundo, significaba un estado de estasis permanente. Ni ascendías ni descendías en los estratos sociales, sino que te veías relegado a una vida aburrida y poco fructífera entre basura y cadáveres. A menos que tuvieras la suerte o la desgracia de tomar un camino distinto, pudiendo perder o ganar, ya que ahí estaba el riesgo.

Suspiré, abriendo los ojos para fijarme en cómo los insectos correteaban, descerebrados y sin preocupaciones por economía o estatus. Y, de esa forma, volví a cerrarlos para no perder de vista el estado de las calles.

╔════════════════════╗
Mientras tanto, en la caja…
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No pareció demasiado convencida por las primeras palabras, dejando un chillido surgir de su garganta nuevamente, aunque este tan ahogado que es apenas imperceptible si no fuera por la desagradable imagen del movimiento de los ojos. Cada vez más de confirmaban como redondos, puesto que se iban abriendo paulatinamente hasta que se pudo ver más de la mitad de estos por los laterales. Se le escapa un quejido penoso en cuanto la cinta es arrancada de su cara, un instante después de escuchar las palabras de Yuu acerca de la insonorización de la cabina, abre la boca y ves como su garganta vibra, pero ningún sonido sale de allí. Parece que se ha jodido por completo las cuerdas vocales, aunque eso no le impide asentir de forma nerviosa mientras sus manos van de aquí para allá, tratando de buscar una liberación del amarre. Le escucha atentamente mientras sigue tratando de zafarse de la forma más silenciosa y discreta posible, aunque en aquel lugar es difícil que cualquier gesto pase desapercibido, hasta que terminas y, tras unos quince segundos de puro silencio, reconoce que es su turno para hablar. Separa los labios y se escucha un tímido hilo de voz que no llega a nada, hasta que la vuelve a cerrar y traga saliva.

— No pienso volver a ese sitio… —declara, con una voz casi inaudible y ronca, pero que no suena tan grave como para que uno se preocupe de no entregar la mercancía correctamente—.  Ya sufrí demasiado bajo su ala durante el tiempo que pasé en aquel prostíbulo como p-para… —Se le escapa un escalofrío que recorre todo su cuerpo, dejándola un visible mal cuerpo—. Puta dictadora… —Su cuerpo parece sufrir un par de retortijones tras decir aquellas palabras. Su cara palidece hasta el punto de coquetear el blanco y hasta un color que no se podía nadie haber imaginado que podía tener. ¿Quizás es propio de sirenas…? — Prefiero que metas un puto tiro entre ceja y ceja, antes de volver a esos fogo-- —Termina convulsionando hasta el frente y, finalmente, vomita justo frente a ella, manchando el suelo y sus propios zapatos. Parece no estar en su mejor estado y, siendo sinceros, parece estar pasando el peor de todos los días de su vida.

╔════════════════════╗
Mientras tanto, fuera de ella…
╚════════════════════╝

Terminé bostezando mientras mi radar me daba un ligero chispazo, de forma figurada. Me centré en la zona que me rodeaba, notando cómo un pobre desdichado parecía asomarse al lugar. «¿Está acercándose o simplemente es una coincidencia…?», medité, tratando de buscar una respuesta lógica sin ninguna prueba que me pudiera ayudar. Y, encogiéndome de hombros mientras seguía ahí tumbado, decidí no jugármela y limitarme a hacer lo que mejor se me daba y mejores resultados ofrecía: dejarlo fuera de combate. Esperé a que siguiera moviéndose hasta alejarse un poco del camino principal y, aún sin saber cuál era su destino final —sin llegar a importarme ni un segundo— le metí un chispazo en la nuca que lo dejaría fuera de juego por el tiempo suficiente como para hacer de las nuestras.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Lun 10 Ago 2020 - 15:15}

El estado de la mujer era deplorable. Yuu no llegaba a entender cómo demonios se había puesto así de un momento a otro. El mercenario presenció el lamentable espectáculo tras hablar, y esperó a que la cocinera se dignara a responderle. En cuanto abrió la boca, supo que la primera fase había terminado. Nunca era tan fácil como para terminar en una simple fase… Siempre tenían que negarse. El parcheado suspiró, decepcionado. La mujer mencionó que prefería morir a ir con Hipatia.

—Joder, la pintas como una hija de la gran puta —la miraba, aún sentado, con el ojo entrecerrado—. Pero vaya, eso… —se levantó de la silla rápidamente y la echó hacia atrás. La mujer había vomitado en el suelo, manchándose los zapatos propios y casi los de Yuu. Sin duda, si alguna gota de vómito hubiese tocado sus mocasines la mujer habría salido muy pero que muy mal parada—. ¡Me cago en la puta, joder! —le dio una patada a la silla para que impactase en una de las paredes de la caja. Esta no llegó a romperse del todo, pero sí que acabó un tanto destrozada—. ¿Qué cojones te pasa, trozo de mierda? —empezó la fase dos—. Me acabas de hinchar los cojones. A ver, pedazo de gilipollas. Ya que hablando parece que no vas a entrar en razón, vamos a entrar un poco en materia. La próxima vez que vomites, te arrancaré un diente. Y la próxima vez que me digas que no quieres trabajar para Hipatia, te quitaré una uña de los dedos de los pies. ¿Estamos? Hasta los cojones estoy —creó una mesa en uno de los lados de la caja, con todo el instrumental necesario para empezar con la fase dos.

Ahora empezaba la parte que más disfrutaba el mercenario. Estaba determinado a convencerla, de una manera u otra, que trabajara para la reina. Le daba absolutamente igual su pasado. Es más, ni siquiera iba a preguntarle. El mercenario cogió unas alicates de la mesa y se colocó al lado de Bonna Sera. La cogió del pelo y echó su cabeza un poco hacia atrás. Luego, se acercó a su oído.

—Vas a trabajar para Hipatia, o hoy será el día en el que te ahogues durante horas en tu propia sangre. Una por una, iré quitándote las uñas de los pies hasta que dejes de negarte. Las quitaré lentamente… Para que sufras, más y más. Y lo mejor de todo, nadie podrá oír cómo sufres. Solo yo. Luego… Cuando se te acaben las uñas de los pies, te dejaré elegir entre dos sorpresas. Estoy seguro de que te van a encantar, Bonna Sera. Ya verás, recordarás este puto día el resto de tus días. Y déjame decirte una cosa… —acercó su boca más a su oreja—. No te voy a dejar morir. Vas a sufrir tanto que incluso suplicarás que acabe contigo. ¿Pero sabes qué? No pasará. Imagínate, Sera. Imagínate el dolor que vas a sentir en tus pies de puta sirena. Tanto tiempo esperando a ser adulta para que te salgan las putas piernas… Me dais asco —se alejó de la oreja de Bonna Sera y le escupió en el pelo. El parcheado estaba disfrutando como un niño haciendo sufrir a aquella mujer. Y disfrutaría aún más cuando se negase, aunque eso no sería profesional. Iba a cantar, y Yuu se iba a encargar de que lo hiciera.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Lun 10 Ago 2020 - 20:15}

El tiempo en soledad era una oportunidad perfecta para pensar todo lo que se cruzaba por la mente de uno a lo largo del día pero que se dejaba pasar por la falta de tiempo, y estaba aprovechando para eso mismo mientras Yuu hacía su trabajo. Me pareció escuchar, afinando el oído, un grito realmente leve, inaudible a menos que estuvieras a uno o dos metros de la entrada. Él era el que tenía la ventaja en aquel tipo de encargos, ya que siempre que habíamos tratado de hacer las cosas, yo terminaba ocupando los dos extremos del espectro: o me limitaba a hacer de poli bueno o terminaba asesinando —sin querer— al rehén. Él, en cambio, les dejaba secuelas permanentes, traumas que les impedirían dormir sin pañales durante unos cuantos años y quizás algún dedo menos, pero seguían vivos y habían cantado todo lo que sabían y en ocasiones más aún. Confiando en mi jefe y notando que nadie se encontraba alrededor, me di la posibilidad de saltar de un tema a otro en mi cabeza.

Primero pasó el tema de la isla, ahora a nuestra merced, recordando todas y cada una de las posibilidades que la misma nos había presentado y que ahora mismo teníamos en la nave. Especialmente los dos WANTED que habíamos recogido a lo largo de la isla… Ahora entendía el cómo había sido capaz de pasearse por aquel lugar y terminar sin piernas, brazos o vida. Era varias veces peor a cualquier bestia del lugar, un ser capaz de acabar con nosotros dos en segundos, por lo que no salía a cuenta enfadarla sin absoluta necesidad. Cuando saliéramos de aquí, ya que Hipatia parecía haberse olvidado por completo de aquella tierra, me dedicaría a hacer méritos con los monstruos del lugar hasta que se acordaran de mi olor y lo relacionasen con la misma muerte.

Luego se apresuraron a pasearse por mi cabeza recuerdos de la isla Gyojin, especialmente del orfanato, que con un gesto me apresuré a acallar. No era el momento de ponerme nostálgico, vengativo o cualquier otro sentimiento; debía estar serio y tener un ánimo templado durante el trabajo. Y, como de rebote, mi cabeza volvió al tema anterior: la isla. Más concretamente, la misión, relacionada con esta por un simple detalle: las manzanas doradas. Había investigado con ellas y descubrí que tenían una cantidad de vitaminas absurda, así que seguramente fueran realmente decentes nutricionalmente hablando. Por otro lado, Hipatia requería a la mujer en palacio por sus capacidades gastronómicas, más concretamente referidas a la valiosa fruta: la contaba como un recurso necesario para ganar cualquier guerra y, de ser así, significaba que aquellas manos podían convertir nuestro oro vegetal en oro real. Teníamos un árbol en una isla que únicamente era de nuestro conocimiento, así que no era mala idea plantearle un trato a la mujer. O, bueno, amenazarla más.

Apoyando ambas manos en la hamaca, me reincorporé, girando todo mi cuerpo y descendiendo al suelo, caminando con tranquilidad hasta el cubículo. Toqué a la puerta, esperando a que Yuu me hiciese caso. No quería hablar frente a la mujer, especialmente para evitar que mi identidad fuese reconocida, por lo que esperaría hasta que el parchado me hiciese caso y cerrase la puerta tras de sí, silenciando la ingente cantidad de chillidos que la mujer lanzaba en busca de auxilio.

— Antes de sacarle dientes o lo que sea… —comenté, mirando los alicates que sujetaba en su mano, bien apretados—. Hipatia la quiere para las manzanas —Moví las manos hacia la derecha, como sujetando algo—. Porque puede cocinarlas de una forma prodigiosa para conseguir algo —Las moví a la izquierda—. Nosotros tenemos manzanas… —Me quité por un segundo la máscara, mirando a Yuu fijamente con una suave sonrisa que torcía los labios—. Sabes lo que quiero decir, ¿no? Podemos sacar un pastizal si la convences de hacernos el favor y, mejor aún, poder por un tubo si la señora esa realmente puede hacer tanto como Hipatia promete.

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Mientras tanto, dentro de la caja…
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— Vale, vale, p-podemos… podemos hablar —dice, visiblemente asustada por el hierro que sujeta el parchado, en cuanto este entra de nuevo. Aleja lo máximo posible la cara, cumpliendo la primera regla de la supervivencia del ser humano: alejar la cabeza de cualquier herramienta. Independientemente de ello, parece menos reticente a hablar ahora que su seguridad y su bienestar al caminar depende de lo que dice y, más concretamente, de aquel que amenaza con arrebatarle ambas cosas. Mira de arriba abajo el traje, tragando saliva—. Pero necesito una forma de asegurar mi bienestar en aquella cocina y no terminar como terminaron el resto de mis compañera… —Parece apretar los dientes con demasiada fuerza, fruto de la tensión, pero el dolor de cabeza será suyo y de nadie más, así que da igual—. No quiero entrar allí sin saber si… s-si voy a salir.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Lun 10 Ago 2020 - 23:03}

Bonna Sera no tenía ni idea de lo que significaba que Yuu tuviera esas alicates en la mano. El mercenario sabía que no sería capaz siquiera de imaginarse el dolor que estaba a punto de sufrir si no le seguía el juego. Justo tras acabar su discurso y escupirle en el pelo, la soltó y se puso delante de ella. Cogió las alicates con su mano izquierda y con su derecha empezó a acariciar la mano de la cocinera, con una sonrisa en la boca. ¿Como una mujer podría valer tantísimo dinero? Yuu no llegaba a comprenderlo, pero lo averiguaría pronto. Alguien llamó a la puerta, sobresaltando a ambos. El mercenario imaginó quién era, pero de todas formas se acercó cauteloso a abrirla. Al otro lado vio a Sif, sin abrir la puerta por completo. Salió de allí y la cerró, cruzando los brazos y mirando hacia abajo.

—¿Qué pasa? —dijo, con un tono de voz serio. Tras esto, el joven le comentó lo que tenía que decirle. Según él, podían sacar tajada de la mujer si conseguían que también trabajara para ellos—. Bueno… No es una mala idea —volteó la cabeza, mirando hacia la puerta—. No creo que me cueste mucho hacer que también curre para nosotros. Ya la tengo casi donde quería —se llevó su mano libre a la barbilla, pensativo—. Vale, yo me encargo. Vamos a hacernos de oro —estiró su cuello hacia un lado y volvió a abrir la puerta para entrar. Una vez dentro y estando la puerta de nuevo cerrada, hizo sonar las alicates para que la mujer hablara con presteza. Esta se mostró más cooperativa a la hora de hablar, diciendo cosas que ya empezaban a gustar más al mercenario. Sin embargo, aún faltaba un poco para convencerla del todo—. Sera, Sera, Sera… —dijo, mientras se acercaba. Puso su dedo índice en la barbilla de la sirena y la forzó a mirarle al ojo. Con una sonrisa despiadada, siguió hablando—. Creo que no te das cuenta en la situación en la que estás… No puedes ir pidiendo al que ordena, ¿entiendes por donde voy, sirenita? No te estoy pidiendo que trabajes para Hipatia. ¿Me has visto pidiéndotelo por favor, Sera? —dejó escapar una leve carcajada—. Como te he dicho, vas a trabajar para ella, en las condiciones que sean —acercó su rostro al suyo hasta que prácticamente los labios de Yuu rozaron su oreja—. Pero hoy es tu día de suerte. ¿Sabes? Quizás me planteo asegurarte ese bienestar si, a cambio, me haces un pequeño favor. Yo hablo con Hipatia, ya sabes… La convenzo para que te trate bien… Y yo te doy un par de frutas para que me las cocines como bien tú sabes, ¿eh? Solo necesito eso de ti. Piénsalo, si no me ayudas, igual trabajas para Hipatia como una jodida esclava. Pero si me echas una mano… Igual hasta tienes un buen trabajo —se alejó de su rostro, a la par que acariciaba lentamente su mejilla con su mano libre, y se volvía a erguir.

No parecía que la mujer acabase rechazando su oferta. No estaba en la posición de hacerlo, puesto que si se negaba la cosa empeoraría. Iba a hacerlo sí o sí, pero ella realmente no estaba al tanto de ello. Todo lo que Yuu decía era una orden que iba a cumplirse a rajatabla, quisiera o no. No obstante, le apetecía jugar con ella un rato.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Mar 11 Ago 2020 - 17:26}

La conversación de Yuu es un vaivén de emociones para la mujer, que nota cómo sus esperanzas se reconstruyen en tiempo récord para volver a destruidas, esta vez de un fiero puñetazo que no deja rastro de ellas. Sus ojos se cierran y de su labio surge un poco de sangre, fruto de haber mordido con tal fuerza la carne como para hacerle una leve herida. Pero todos sabemos que aquella zona del cuerpo está tan recorrida por capilares y vénulas que es alarmante cuanto menos el momento en el que un hilo cruza su barbilla hasta llegar a su gaznate y ahí independizarse del cuerpo, cayendo. Y, para cuando el discurso ya parece estar acabando y llega la parte en la que su integridad está decidida, visualiza la mano amiga que le brindas y una sonrisa tonta aparece en su rostro. En su cabeza ya ha perdido varias veces las uñas, ha sido condenada a vivir con una dentadura postiza tan joven e incluso ha muerto, por lo que se ve tentada a tomar esas manos de garras afiladas que le ofrecen una mínima oportunidad. Como si de un manjar frente a la boca del más pobre se tratase, pierde la noción de su alrededor mientras se centra única y exclusivamente en que, aunque se hubiera creído a pies juntillas que era el final, puede no serlo por una coincidencia del destino. Se le escapa una sonrisa torcida, pecando un poco de demente, momento el que trata de mover las manos nuevamente por inercia y nota aquello que las aprisiona, volviendo a la realidad.

Recuerda el escupitajo, las constantes amenazas y los insultos que el parchado ha proferido a su persona. Todo se amontona en un lado de la balanza romana, mientras que en la otra pesa su vida. Obviamente, la última tiende a caer, causando que termine asintiendo un par de veces, ansiosa de ser saca de allí. Algo me dice que va a tener claustrofobia de ahí en adelante, pero no creo que sea el problema de nadie: las cocinas son espacios abiertos por obligación, ¿no? La verdad es que no lo sé. De todas formas, vuelve a asentir, separando los labios para dejar escapar un hilo de voz:

— E-Entendido, señor… —Tiembla como un becerro recién nacido, igual que su voz, pero parece estar bastante decidida en lo que dice. Solo tiene miedo, así que esperemos que eso no interfiera a lo largo del uso de sus dotes culinarias o puede que se le queme la cocina. Ah, y parece dispuesta a lo que haga falta con tal de no quedarse allí.

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Mientras tanto, fuera de la caja…
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«Parece ser dura de mollera la señorita Bonna Sera…», medité, riéndome segundos después al darme cuenta de que había realizado un pareado. No escuchaba aquellos gritos ahogados desde hacía unos segundos, así que podía suponer con cierta seguridad que Yuu estaba jugando a poli bueno, más ahora que necesitábamos las manos en nuestra cocina. Eso, o la había terminado de desmayar de una forma u otra, algo que no podría descubrir ya que no estaba interesado en entrar. Mi trabajo era mi trabajo, y el suyo no era mío. Se había ofrecido y, saliera la mujer sin una mano, con problemas de incontinencia o siquiera saliera, sería algo que acarrearía Yuu de aquí en adelante. No en la moral —porque era consciente de que aquello no existía en aquel hombre desde hacía ya—, sino en el bolsillo. Traer un producto en mal estado significaba un descuento en el pago, si no la cancelación, así que Bonna Sera debía estar entera para el momento en el que entrásemos por las puertas del castillo. Suspiré, bastante aburrido al ver que los insectos se habían quedado quietos y los suburbios estaban tan tranquilos como a mi llegada.
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Miér 12 Ago 2020 - 10:27}

Realmente… Tampoco hacía falta cumplir a rajatabla su trato, si aceptaba. Yuu estaba al tanto de que su compañero había traído las manzanas en el barco que atracaron en Isla Gyojin, por lo que quizás podía cocinárselas antes. Al fin y al cabo… El mercenario podía convertir aquella sala en una cocina completa. En cualquier caso, aún no había dicho nada al respecto. Estaba allí sentada, mientras chorreaba sangre por su barbilla. Yuu ni se inmutó, pero como parecía que el producto ya estaba listo para ser liberado, creó un pañuelo de tela y le limpió la sangre.

—Así me gusta, Bonna. Buena chica —dijo Yuu, con cierto tono irónico, sonriendo. De repente, hizo desaparecer los grilletes de la silla, liberando a la mujer. El mercenario bostezó, e hizo desaparecer la caja. Tanto él como la silla cayeron unos pocos centímetros por la gravedad. El parcheado miró a Sif, aún con la sonrisa en la boca—. Hecho. ¿Puedes ir a por las manzanas esas? Mejor será que las cocine aquí y nos quitamos de problemas, ¿eh? Yo me quedo calmándola un poco mientras vas y vienes. —Esperó a que Sif fuese a recoger las frutas de su barco, al mismo tiempo que se acercaba a Bonna y la ayudaba a levantarse. Tenía que cuidar bien al producto una vez el trato estuviera hecho—. Venga, sirenita, ya ha pasado. Has sido lista y no has tenido que sufrir más, ¿has visto? —no le había quitado ni un puto diente ni ninguna uña, y eso en parte le decepcionaba. ¡Lo había hecho rápido, sí! ¿Pero a qué precio? Se había quedado con las ganas.

—¿Ya…? ¿Ya hemos acabado? —dijo, con la voz temblorosa.

—Sí, ya está todo. Ahora solo queda cocinarnos eso que te he dicho, y luego llevarte ante la reina. Y no te preocupes, yo me encargo personalmente de que no te haga ningún mal.

Realmente, era mentira. No pensaba decirle una mierda a Hipatia, pero Bonna Sera no lo sabría nunca. Quizás, cuando viera que había vuelto a ser una esclava, entonces sí que se acordaría de Yuu el resto de su vida. A él no le importaba, así que no tenía reparo en mentirle a alguien que no iba a ver en su vida porque no la necesitaría más. O quizás sí. Pero si la volvía a necesitar, solo tendría que… Bueno, forzarla de nuevo. O simplemente convencer a Hipatia, pero ya tendría que tener algún pago de por medio; sin embargo, no era el momento de pensar en ello.

—Pero… No hay cocina… ¿Cómo voy a…? Ay… —seguía temblando, pero parecía estar calmándose poco a poco. Yuu la necesitaba al cien por cien para cocinar aquello, y no podía permitir que siguiese en ese estado.

—Bueno, ¿qué tal si miras mejor? —al mismo tiempo que lo decía, creó todos los muebles necesarios formando una cocina totalmente preparada. Eso sí, conectada a un generador que, cuando Sif volviese, haría funcionar todos aquellos electrodomésticos en un santiamén. Era cierto que Yuu también podía darles luz, pero necesitarían de una gran cantidad de electricidad si querían tener encendidos todos aquellos trastos de cocina.

—Va… Vaya… Pensaba que… Oh… —se fue acercando a la cocina recién creada poco a poco, como si tanteara el terreno. Empezó a tocar los muebles y a verlo todo. Sí que era una entusiasta de aquello...
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[Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo Empty Re: [Misión épica-Paraíso] La manzana que lo empezó todo {Miér 12 Ago 2020 - 11:35}

De un momento para otro, rato después de que le hubiese comentado aquello a Yuu, la caja se desvaneció como si nunca hubiera existido. Muchos usuarios Logia y Paramecia teníamos la capacidad de generación, ya fuera de materia o de energía, pero solo el parchado podía hacer cosas tan concretas e increíbles. Quizás no tan mortales como mi electricidad, pero sí que era mucho más polivalente que yo cuando a akuma nos referíamos. No hubo rastro de aquella habitación más que una Bonna Sera liberada y con cierta inseguridad y un Yuu que pecaba de amable. No solía comportarse así y las pocas veces que lo hacía, no era una copia fidedigna a la realidad: no era amable por naturaleza y, debido a eso, era incapaz de parecerlo. Aun así, era algo que yo podía notar tras pasar tanto tiempo a su lado, mientras que un desconocido podría confundir su forma de ser con la de alguien un poco… especial.

Aun así, esbocé una sonrisa en cuanto escuché que había logrado lo que le pedí y requería las manzanas, así que tocaba ir a buscarlas y darles una salida útil. Cerré los ojos por vez última, centrándome en todo lo que nos rodeaba y no pudiendo notar ninguna presencia llamativa, así que podía dejarles allí, seguro de que no les molestarían. Y si sucedía, ya se encargaría Yuu de hacerle llegar un cuchillo al cuello para que se quedase tranquilo y no contase nada a sus amigos al escapar. Deshice la hamaca en la que reposaba, cayendo de pie como un gato y mirando fijamente a mi jefe para luego desmaterializarme en chispas. En esa veloz forma comencé a recorrer distancias entre los suburbios y el barco y, en cuestión de un minuto y pocos segundos, ya había llegado al barco, saludado a aquellos que nos habían traído con su preciso coating —expertos en materia— y recogido los dos frutos. Eran pesados, así que me puse una bajo cada brazo y, haciendo un esfuerzo para no ceder contra la gravedad, volví a convertirme en un ser etéreo que volvía al edificio abandonado. Di gracias a que tuviera una orientación envidiable en lugares que ya había visitado, así que me limité a seguir el trayecto que mi mente dictaba y no tardé en verlo a lo lejos. Me colé por la puerta de aquella misma forma, solo apareciendo en el mismo punto que había pisado antes para mostrar lo pedido.

Se las tendí a Yuu que, viendo el aspecto de aquel lugar, ya se las había ingeniado para crear una cocina la mar de funcional. En un edificio abandonado no sería lo más útil, ya que no había una corriente eléctrica a la que engarzar los electrodomésticos, ni un gas que hiciera lo propio. Aun así, vi un artefacto que el parchado había aprovechado y acostumbrado a hacer desde que me conocía y me esforzaba por enseñarle nuevas cosas: un generador. Me acerqué, generando una silla algo torpe al lado mientras posaba la mano y comenzaba a transmitir una buena cantidad de mi energía a todo el complejo, que sería funcional a partir de ese punto. Bueno, no era lo más correcto decir aquello. Un horno, una sartén o un cuchillo no era realmente funcional a menos que el dueño se esforzase en utilizarlos. En este caso, Bonna Sera, que esperaba que se hubiera calmado mínimamente tras todo lo sucedido en la caja.

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Horas más tarde…
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Hubiera salido bien o mal, era hora de hacer llegar a la mujer hasta las manos de aquella quien la requirió en palacio. Se hacía un poco más tarde de lo previsto y al menos yo no me planteaba pasar la noche allí ni entregar a Bonna en la nocturnidad, por el peligro a molestar a Hipatia. Así que, fuese cual fuese el resultado —aunque Yuu seguramente exigiese lo mejor—, terminaríamos yendo por la tarde a la casa de la reina, liberando únicamente a la mujer en el momento en el que veíamos que no había más escapatoria —es decir, en cuanto pasamos la puerta del edificio—. Avanzaríamos, yo por delante de Yuu ya que a mí me conocían más y, tras pasar una buena cantidad de chequeos, dejaríamos a Bonna Sera en custodia de los guardias mientras nosotros nos adentrábamos en la sala del trono. Hice una reverencia por educación, a pesar de que me disgustase estar allí:

— Reina Hipatia, hemos traído a vuestra cocinera —dije en el tono más neutral y respetuoso posible—. A buen recaudo la tienen los guardias, así que disfrútela cuanto quiera.

Tras eso, esperaría al pago prometido, momento en el que seguramente notase el brillo en los ojos de Yuu y se me escapase una leve risa. Parecía disfrutarlos como si fuera un niño ante un regalo, aunque aquello le prometía más vino, más trajes y más todo. No me gustaría volver a estar rodeado de gyojins pero, si seguía dándonos encargos tan apetitosos como aquellos, me vería obligado a establecer una relación de negocios formal. Al fin y al cabo, no le dolía la cartera al ofrecer el dinero.
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