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Ah, Marineford. ¿No es hermosa? Aún no sé cómo he conseguido escapar con vida de Ennies Lobby, pero desde luego no pienso volver hasta que pueda hacer algo más que correr como pollo sin cabeza y huir. ¡¿Lo has oído Ennies Lobby?! ¡Volveré! Pero ni será pronto ni Ennies Lobby me escucha, así que simplemente me pongo a caminar por el puerto confiando en que esta gente no conozca mi cartel, o por lo menos bajo la gorra resultar un poco menos reconocible.
Pero por ahora, y aunque no tengo ningún interés en liarla, le doy un fuerte empujón al marine más cercano al agua, tirándolo al mar de golpe. Está frío, claro. ¿Es una agresión? Por supuesto. ¿Que acabo de liarla? Sin duda. ¿Que me importa? Ni lo más mínimo. Tal vez sí que tuviera la ligera intención de liarla, pero eso es un secreto que me voy a guardar durante un tiempecillo más.
- ¿Se puede saber qué has hecho, colega? -me pregunta el cadete, señalándome un cartel que pone claramente "no empujar marines al agua"-. Ahora podría resfriarme, joder. ¡Tira! Antes de que me enfade y tenga que tirarte yo a ti.
Mi cara es un cuadro, más porque haya resultado ser una costumbre de la gente que por el hecho de que el tipo no intente perseguirme. Pero bueno, tanto tiene. Saco un caramelo y me doy la vuelta, abandonando el lugar. No hay ninguna papelera cerca, así que cuando creo que no me miran lo tiro al suelo.
Lo que me cabrea de esto es que por un puto papel lleguen tres gilipollas gritándome que alto en nombre de la ley, que estoy detenido, y que no sé qué mierdas más.
- ¿Vosotros estáis seguros de querer enfrentaros al Basilisco de Thesalia? -pregunto, llevando la mano al cuchillo mientras miro a mi espalda, con expresión siniestra-. Porque vais a tener un problema serio.
Pero por ahora, y aunque no tengo ningún interés en liarla, le doy un fuerte empujón al marine más cercano al agua, tirándolo al mar de golpe. Está frío, claro. ¿Es una agresión? Por supuesto. ¿Que acabo de liarla? Sin duda. ¿Que me importa? Ni lo más mínimo. Tal vez sí que tuviera la ligera intención de liarla, pero eso es un secreto que me voy a guardar durante un tiempecillo más.
- ¿Se puede saber qué has hecho, colega? -me pregunta el cadete, señalándome un cartel que pone claramente "no empujar marines al agua"-. Ahora podría resfriarme, joder. ¡Tira! Antes de que me enfade y tenga que tirarte yo a ti.
Mi cara es un cuadro, más porque haya resultado ser una costumbre de la gente que por el hecho de que el tipo no intente perseguirme. Pero bueno, tanto tiene. Saco un caramelo y me doy la vuelta, abandonando el lugar. No hay ninguna papelera cerca, así que cuando creo que no me miran lo tiro al suelo.
Lo que me cabrea de esto es que por un puto papel lleguen tres gilipollas gritándome que alto en nombre de la ley, que estoy detenido, y que no sé qué mierdas más.
- ¿Vosotros estáis seguros de querer enfrentaros al Basilisco de Thesalia? -pregunto, llevando la mano al cuchillo mientras miro a mi espalda, con expresión siniestra-. Porque vais a tener un problema serio.
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¿Cómo había acabado ahí? Bueno, la respuesta era relativamente sencilla: turismo. Nunca había visto Marineford por dentro y con calma. Y por supuesto, iba ataviada como todo buen turista; lista para camuflarse entre los nativos. La larga melena negra recogida en un pulcro moño que normalmente no aguantaría, gafitas de media luna sin cristales solo porque le daban un aire más autoritario y, evidentemente, el uniforme reglamentario. Se lo había cogido prestado a una… ¿sargenta? ¿comodora? Odiaba las jerarquías infumables, pero los colores desde luego le favorecían. Y pese a que su cara era la misma, era increíble lo que un pequeño disfraz podía hacer.
Estaba dando un paseo tranquilo por el puerto, debatiéndose a qué edificio entrar primero, cuando escuchó un alboroto a su izquierda. Girándose para ver de qué iba la cosa, no tardó en reconocer al pirata que se encontraba mirando mal a tres marines. Y por supuesto, ya estaba con la cantinela del basilisco. Tragándose la risa, entró a escena con cara de enfado y empezó a regañar a los marines con los brazos cruzados.
-¡Eh, vosotros! ¿Qué os creéis que estáis haciendo?
-¡Ha tirado basura! ¡Está detenido!
-Pero de qué habláis. Este imbécil es parte de un experimento de las altas esferas. ¡Y lo habéis fallado! Id ahora mismo a redactar tres cartas de disculpa, ¡y que no ocurra lo de la última vez! Venga, ¡largo!
No sabía qué había pasado la última vez, pero por lo visto bastó para ponerles una mecha en el culo a esos tres. Ahora sí, riéndose abiertamente, se giró hacia el maldito basilisco y le miró con una amplia sonrisa.
-¿Se puede saber cómo has acabado en este embrollo?
Estaba dando un paseo tranquilo por el puerto, debatiéndose a qué edificio entrar primero, cuando escuchó un alboroto a su izquierda. Girándose para ver de qué iba la cosa, no tardó en reconocer al pirata que se encontraba mirando mal a tres marines. Y por supuesto, ya estaba con la cantinela del basilisco. Tragándose la risa, entró a escena con cara de enfado y empezó a regañar a los marines con los brazos cruzados.
-¡Eh, vosotros! ¿Qué os creéis que estáis haciendo?
-¡Ha tirado basura! ¡Está detenido!
-Pero de qué habláis. Este imbécil es parte de un experimento de las altas esferas. ¡Y lo habéis fallado! Id ahora mismo a redactar tres cartas de disculpa, ¡y que no ocurra lo de la última vez! Venga, ¡largo!
No sabía qué había pasado la última vez, pero por lo visto bastó para ponerles una mecha en el culo a esos tres. Ahora sí, riéndose abiertamente, se giró hacia el maldito basilisco y le miró con una amplia sonrisa.
-¿Se puede saber cómo has acabado en este embrollo?
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Cuatro contra uno tal vez no sea, ni de lejos, un enfrentamiento justo, pero aun así me pongo en posición para desenvainar antes de que alguien se abalance a por mí, y para mi sorpresa la recién llegada... ¿Capitana? Tiene tan mal colocados los galones y las hombreras de su chaqueta son tan raras que solo sé que es oficial. Pero en cualquier caso, la oficial los manda básicamente a fregar.
- Entonces, supongo que solo debo pelear contig...
Pero ella empieza a reírse en mi cara. Me sienta un poco mal; de hecho, me ofende que se ría, pero cuando se descubre como Lys no puedo enfadarme y simplemente dejo caer el cuchillo sobre su funda y me cruzo de brazos, torciendo el gesto con expresión digna.
- Estoy buscando fama y fortuna, así que me dije: Después de mi glorioso paso por Ennies Lobby y haber sobrevivido, ¿qué puede salir mal si me cuelo en Marineford y cambio la bandera del Gobierno Mundial por esta? -Saco una enorme bandera de unos once metros de lado y cinco de alto, pero no la extiendo-. Pero claro, también quiero que sepan a quién demonios pertenece la bandera, así que tengo que hacer un poco de ruido primero.
Dicho en voz alta el plan tiene algunas fisuras, pero no importa demasiado porque con un poco de suerte y con mucha fe todo saldrá a pedir de boca. Seguro que sí.
- Entonces, supongo que solo debo pelear contig...
Pero ella empieza a reírse en mi cara. Me sienta un poco mal; de hecho, me ofende que se ría, pero cuando se descubre como Lys no puedo enfadarme y simplemente dejo caer el cuchillo sobre su funda y me cruzo de brazos, torciendo el gesto con expresión digna.
- Estoy buscando fama y fortuna, así que me dije: Después de mi glorioso paso por Ennies Lobby y haber sobrevivido, ¿qué puede salir mal si me cuelo en Marineford y cambio la bandera del Gobierno Mundial por esta? -Saco una enorme bandera de unos once metros de lado y cinco de alto, pero no la extiendo-. Pero claro, también quiero que sepan a quién demonios pertenece la bandera, así que tengo que hacer un poco de ruido primero.
Dicho en voz alta el plan tiene algunas fisuras, pero no importa demasiado porque con un poco de suerte y con mucha fe todo saldrá a pedir de boca. Seguro que sí.
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-¿Por eso has tirado a ese pobre diablo al agua?
El tipo todavía se estaba intentando secar con expresión digna, a unos metros de nosotros. Estaba justo al lado del cartel de ''no empujar marines al agua'' y lamentó no tener consigo una cámara de fotos. En cualquier caso, eso era irrelevante. El plan de Fancy Cock parecía tremendamente divertido, así que por supuesto tenía que apuntarse. Rebuscó entre sus cosas y, de un bolsillo trasero, sacó su propia bandera. Una buena pirata no salía de su barco sin una de esas, era un hecho. Eran más o menos igual de grandes, pero en lugar del jolly roger la de Lys tenía una ornamentada L sobre un fondo azul noche.
-Qué me dices, ¿yo izquierda y tú derecha? Aunque si no quieres compartir, fijo que podemos encontrar dos palos de bandera diferentes.
Al fin y al cabo, si había alguien más orgulloso que míster Cock era la marina al completo. Y en marineford algo que no faltaba por todas partes eran dignas referencias fálicas. Podrían sobrevivir sin dos de sus gaviotas.
Tras esperar su respuesta, le pondría las manos en los hombros y empezaría a guiarlo tranquilamente hacia el primer edificio que viera. En la cima, irremediablemente, fijo que ondeaba una bandera como la que buscaban reemplazar.
-Bien, vamos allá.
Llegaron a la puerta y Lys no tardó en sonreír y ponerle ojitos al guardia que había ahí.
-Necesito llevar a este señor al tercer piso. Debe cumplimentar el formulario 428-C.
El tipo todavía se estaba intentando secar con expresión digna, a unos metros de nosotros. Estaba justo al lado del cartel de ''no empujar marines al agua'' y lamentó no tener consigo una cámara de fotos. En cualquier caso, eso era irrelevante. El plan de Fancy Cock parecía tremendamente divertido, así que por supuesto tenía que apuntarse. Rebuscó entre sus cosas y, de un bolsillo trasero, sacó su propia bandera. Una buena pirata no salía de su barco sin una de esas, era un hecho. Eran más o menos igual de grandes, pero en lugar del jolly roger la de Lys tenía una ornamentada L sobre un fondo azul noche.
-Qué me dices, ¿yo izquierda y tú derecha? Aunque si no quieres compartir, fijo que podemos encontrar dos palos de bandera diferentes.
Al fin y al cabo, si había alguien más orgulloso que míster Cock era la marina al completo. Y en marineford algo que no faltaba por todas partes eran dignas referencias fálicas. Podrían sobrevivir sin dos de sus gaviotas.
Tras esperar su respuesta, le pondría las manos en los hombros y empezaría a guiarlo tranquilamente hacia el primer edificio que viera. En la cima, irremediablemente, fijo que ondeaba una bandera como la que buscaban reemplazar.
-Bien, vamos allá.
Llegaron a la puerta y Lys no tardó en sonreír y ponerle ojitos al guardia que había ahí.
-Necesito llevar a este señor al tercer piso. Debe cumplimentar el formulario 428-C.
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- Puede ser. -La verdad es que no quiero reconocer que ignoré el cartel, pero si lo hubiese visto seguramente no me habría molestado en empujarlo.
¿Cómo puede caberle una bandera tan grande ahí? Yo he tenido que abrir el forro de mi chaqueta para poder guardar la mía. Esta chica tiene la capacidad de guardar las cosas más insólitas aun si no parece que puedan entrar en su cuerpo, lo cual explica cómo la última vez sacaba cuchillos de todas partes, pero no responde a cómo demonios hace para meter cincuenta metros cuadrados de tela en su pantalón. Y menos en un bolsillo tan diminuto. Espera, la respuesta es evidente: Es maga.
- Creo que el viento va a poner las dos del mismo lado, así que una arriba y otra abajo mejor -comento, mirando al palo mayor del cuartel-. Por ser tú, te dejo poner la tuya encima, pero no te acostumbres.
La mía sigue siendo más llamativa, y por mucho que jerárquicamente en el Gobierno Mundial se entienda como más importante al superior, entre piratas la bandera más trabajada gana. Debería haber sido más específico con el ilustrador que contraté por lo de la boa, pero realmente es un trabajo muy bueno y no voy a desperdiciarlo.
- Está bien, vamos a... ¡Eh, eh eh! -me quejo, pero ignora todo lo que voy diciendo mientras me utiliza de señuelo-. ¡Esto no se hace así, mujer! ¡Me las vas a pagar!
Al parecer mi enfado lo termina de hacer todo más convincente, pero el recluta mira raro a Lys dado que ese formulario es... No recuerdo exactamente, pero las de la serie cuatrocientos están relacionados con delitos de exhibicionismo y libertinaje. A saber qué demonios estará pensando el hombre, pero nos deja entrar a la torre tres y, en cuanto cierra a nuestro paso, me zafo de ella.
- Bueno -digo, masajeándome los hombros. La fuerza que tiene esta señora cuando quiere, pardiez-. Ya estamos dentro. Ahora a subir.
¿Cómo puede caberle una bandera tan grande ahí? Yo he tenido que abrir el forro de mi chaqueta para poder guardar la mía. Esta chica tiene la capacidad de guardar las cosas más insólitas aun si no parece que puedan entrar en su cuerpo, lo cual explica cómo la última vez sacaba cuchillos de todas partes, pero no responde a cómo demonios hace para meter cincuenta metros cuadrados de tela en su pantalón. Y menos en un bolsillo tan diminuto. Espera, la respuesta es evidente: Es maga.
- Creo que el viento va a poner las dos del mismo lado, así que una arriba y otra abajo mejor -comento, mirando al palo mayor del cuartel-. Por ser tú, te dejo poner la tuya encima, pero no te acostumbres.
La mía sigue siendo más llamativa, y por mucho que jerárquicamente en el Gobierno Mundial se entienda como más importante al superior, entre piratas la bandera más trabajada gana. Debería haber sido más específico con el ilustrador que contraté por lo de la boa, pero realmente es un trabajo muy bueno y no voy a desperdiciarlo.
- Está bien, vamos a... ¡Eh, eh eh! -me quejo, pero ignora todo lo que voy diciendo mientras me utiliza de señuelo-. ¡Esto no se hace así, mujer! ¡Me las vas a pagar!
Al parecer mi enfado lo termina de hacer todo más convincente, pero el recluta mira raro a Lys dado que ese formulario es... No recuerdo exactamente, pero las de la serie cuatrocientos están relacionados con delitos de exhibicionismo y libertinaje. A saber qué demonios estará pensando el hombre, pero nos deja entrar a la torre tres y, en cuanto cierra a nuestro paso, me zafo de ella.
- Bueno -digo, masajeándome los hombros. La fuerza que tiene esta señora cuando quiere, pardiez-. Ya estamos dentro. Ahora a subir.
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-Lo siento,- dice con una pequeña sonrisa al ver que se masajea los hombros.- tenía que venderle la historia al guardia. Tendré más cuidado si vuelve a pasar.- Tampoco quería darle un moratón al pobre tipo.
Piso tres, ¿no era así? Claro que el objetivo era llegar arriba del todo, pero si quería causar algo de revuelo de por medio, qué mejor lugar que una sala llena de marines chismosos. Todo el mundo sabía que la gente de burocracia era la más cotilla, porque tras estar entre papeles todo el día saltaban como lobos hambrientos ante el primer chisme que veían. Y un pirata pelirrojo en mitad de marineford parecía una historia más que jugosa. Subió las escaleras delante de él y tras llegar al tercer piso se asomó por una puerta. En efecto, estaba llena de marines encorvados sobre mesas llenas de papeles; no parecían la clase de gente que se pondría a pelear de la nada, por lo que eran perfectos.
-¿Sabes qué? Te voy a hacer un regalo.- Dijo mientras se acomodaba el Entrelazado que llevaba en la muñeca para que le atase ambas con un sencillo nudo. Le tendió el extremo que sobraba con una sonrisa.- Enhorabuena, acabas de capturar a una… ¿capitana? Soy tu rehén, hasta que me canse. Pero debería darte tiempo a causar una pequeña conmoción.
Aguardó a ver qué hacía, divertida. No podía esperar a ver la cara de los marines. Por supuesto, pondría expresión de desvalida y derrotada en todo momento; si había algo que se le daba bien era actuar.
Piso tres, ¿no era así? Claro que el objetivo era llegar arriba del todo, pero si quería causar algo de revuelo de por medio, qué mejor lugar que una sala llena de marines chismosos. Todo el mundo sabía que la gente de burocracia era la más cotilla, porque tras estar entre papeles todo el día saltaban como lobos hambrientos ante el primer chisme que veían. Y un pirata pelirrojo en mitad de marineford parecía una historia más que jugosa. Subió las escaleras delante de él y tras llegar al tercer piso se asomó por una puerta. En efecto, estaba llena de marines encorvados sobre mesas llenas de papeles; no parecían la clase de gente que se pondría a pelear de la nada, por lo que eran perfectos.
-¿Sabes qué? Te voy a hacer un regalo.- Dijo mientras se acomodaba el Entrelazado que llevaba en la muñeca para que le atase ambas con un sencillo nudo. Le tendió el extremo que sobraba con una sonrisa.- Enhorabuena, acabas de capturar a una… ¿capitana? Soy tu rehén, hasta que me canse. Pero debería darte tiempo a causar una pequeña conmoción.
Aguardó a ver qué hacía, divertida. No podía esperar a ver la cara de los marines. Por supuesto, pondría expresión de desvalida y derrotada en todo momento; si había algo que se le daba bien era actuar.
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- ¿Te crees que soy Zane? -pregunto, ofendido, mientras rechazo el lazo-. Si aceptase este "regalo" no estaría ganando mi propia fama.
No espero su respuesta y salgo corriendo contra el burócrata de mayor rango. Es un simple sargento, bastante gordo y parece que a punto de jubilarse, pero si el plan de Lys pasa por asustar a una panda de burócratas asustaremos a una panda de burócratas.
No me resulta difícil llegar hasta él, saltando entre mesa y mesa, y el techo alto de la oficina me permite transformarme en una suerte de ave azulada, de gran cresta y cola, con dos preciosas alas de matices verdosos. Mis patas toman un color broncíneo brillante. Poso las garras sobre él, clavándolas, y echo a volar hacia la ventana abierta, teniendo que cerrar las alas para coger por el hueco y notando el golpetazo en el estómago que se ha pegado mi rehén. Pero no importa, porque salimos volando y lo dejo caer al agua. Le dolerá, estará fría, será desagradable... Pero vivirá.
Una vez hecho, entro de nuevo en la estancia y, tomando mi forma humana desenvaino mi cuchillo hacia el cielo. La gente grita aterrada, y se esconde debajo de las mesas. Golpeo el pomo contra una mesa, intentando elevarme sobre todo el jaleo, pero al final transformo por un momento mi cabeza en gallo y suelto un cacareo ensordecedor.
- Como iba diciendo -comento, como si estuviese continuando un discurso, una vez la gente se queda quieta- ahora estáis bajo la autoridad de los Fancy Cock Pirates y, sobre todo, de la subcapitana Lysbeth Ardian. Más os vale obedecerla en todo porque tiene muy malas pulgas, pero primero de nada... ¿Quién sabe cómo llegar a los tejados desde dentro?
Una mujer alza la mano, temblorosa.
- Y-yo...
- Bien, pues tú te vienes conmigo. -Y esperando alejarme de Lys antes de que me pegue la paliza de mi vida, me voy corriendo tras la moza.
No espero su respuesta y salgo corriendo contra el burócrata de mayor rango. Es un simple sargento, bastante gordo y parece que a punto de jubilarse, pero si el plan de Lys pasa por asustar a una panda de burócratas asustaremos a una panda de burócratas.
No me resulta difícil llegar hasta él, saltando entre mesa y mesa, y el techo alto de la oficina me permite transformarme en una suerte de ave azulada, de gran cresta y cola, con dos preciosas alas de matices verdosos. Mis patas toman un color broncíneo brillante. Poso las garras sobre él, clavándolas, y echo a volar hacia la ventana abierta, teniendo que cerrar las alas para coger por el hueco y notando el golpetazo en el estómago que se ha pegado mi rehén. Pero no importa, porque salimos volando y lo dejo caer al agua. Le dolerá, estará fría, será desagradable... Pero vivirá.
Una vez hecho, entro de nuevo en la estancia y, tomando mi forma humana desenvaino mi cuchillo hacia el cielo. La gente grita aterrada, y se esconde debajo de las mesas. Golpeo el pomo contra una mesa, intentando elevarme sobre todo el jaleo, pero al final transformo por un momento mi cabeza en gallo y suelto un cacareo ensordecedor.
- Como iba diciendo -comento, como si estuviese continuando un discurso, una vez la gente se queda quieta- ahora estáis bajo la autoridad de los Fancy Cock Pirates y, sobre todo, de la subcapitana Lysbeth Ardian. Más os vale obedecerla en todo porque tiene muy malas pulgas, pero primero de nada... ¿Quién sabe cómo llegar a los tejados desde dentro?
Una mujer alza la mano, temblorosa.
- Y-yo...
- Bien, pues tú te vienes conmigo. -Y esperando alejarme de Lys antes de que me pegue la paliza de mi vida, me voy corriendo tras la moza.
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Por un segundo casi le ofendió. Al otro pollo nunca le habría ofrecido algo así. Muy digna, regresó al Entrelazado a su posición original y cruzándose de brazos le siguió para ver la que armaba.
Su presa resultó ser un señor rechoncho con algunos galones en la chaqueta. Vio por primera vez cómo se transformaba en su forma completa y no pudo evitar alzar una ceja. Era un ave hermosa, sí… pero también seguía siendo un gallo. Le pegaba, de alguna forma. Para cuando regresó, sus garras estaban libres y no tardó en poner orden en la sala. Lys se apoyó en una pared para escuchar su discursito, pero cuando salió corriendo tuvo que increparle.
-¡Eh! – Suspirando, un tanto fastidiada, se volvió hacia el resto de marines oficinistas con una pequeña llama de fuego demoníaco brillando en la palma de su mano.
-Lysbeth Ardian trabaja sola, siempre. Que nadie haga caso al puto pollo, ¿me oís?- Un par de asentimientos a toda velocidad y un par de caras de miedo le ven inclinarse y prenderle fuego a un papel.- De todas formas, ese condenado basilisco tiene razón en una cosa. Tengo mal genio… y no soy la única. No queréis enfrentaros a él, creedme. Os daré algo que hacer para que no tengáis que perseguirle.
Al fin y al cabo quería fama, ¿no? Para cuando salió de allí y fue en la dirección en la que Fancy Cock había desaparecido, las llamas comenzaban a ser un tanto importantes y los marines se afanaban en apagarlas sin éxito.
Los alcanzó un par de minutos después y se acercó al pirata con cara de mala leche.
-Ey, ¿tengo que volver a pescarte de la coleta? Yo no formo parte de tu banda, puto pollo.
Su presa resultó ser un señor rechoncho con algunos galones en la chaqueta. Vio por primera vez cómo se transformaba en su forma completa y no pudo evitar alzar una ceja. Era un ave hermosa, sí… pero también seguía siendo un gallo. Le pegaba, de alguna forma. Para cuando regresó, sus garras estaban libres y no tardó en poner orden en la sala. Lys se apoyó en una pared para escuchar su discursito, pero cuando salió corriendo tuvo que increparle.
-¡Eh! – Suspirando, un tanto fastidiada, se volvió hacia el resto de marines oficinistas con una pequeña llama de fuego demoníaco brillando en la palma de su mano.
-Lysbeth Ardian trabaja sola, siempre. Que nadie haga caso al puto pollo, ¿me oís?- Un par de asentimientos a toda velocidad y un par de caras de miedo le ven inclinarse y prenderle fuego a un papel.- De todas formas, ese condenado basilisco tiene razón en una cosa. Tengo mal genio… y no soy la única. No queréis enfrentaros a él, creedme. Os daré algo que hacer para que no tengáis que perseguirle.
Al fin y al cabo quería fama, ¿no? Para cuando salió de allí y fue en la dirección en la que Fancy Cock había desaparecido, las llamas comenzaban a ser un tanto importantes y los marines se afanaban en apagarlas sin éxito.
Los alcanzó un par de minutos después y se acercó al pirata con cara de mala leche.
-Ey, ¿tengo que volver a pescarte de la coleta? Yo no formo parte de tu banda, puto pollo.
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Mientras la marine me guía, intento memorizar la organización de este maldito cuartel. Al principio corríamos, pero tras unos treinta metros alejados de Lys dejamos la carrera y tomamos un paso más moderado. Craso error, porque el demonio me sigue de cerca y con sumo enojo me recrimina que ella no forma parte de mi tripulación.
- Por favor, no me avergüences delante de nuestra nueva navegante -le reprocho a Lys, con toda la calma del mundo, pero la marine parece molestarse y me pega un capón en la cabeza.
- ¡No soy tu navegante, soy tu rehén! -grita, enfadada-. ¡Me has secuestrado, imbécil!
Por algún motivo ninguna de las dos parece conforme con el statu quo que se ha formado en esta tripulación, así que por el momento voy a dejar que las cosas se calmen. Lys pronto aceptará que trabajamos mejor en equipo, y esta muchacha... Bueno, creo que mejor la echaré de la tripulación en cuanto hayamos llegado arriba. La verdad es que con esa actitud no aporta demasiado, y tanta mujer es un estrés. Demasiado carácter.
- Vale, vamos a ver. ¿Podemos seguir y luego ya decidimos quién es y no es qué?
No sé qué hará la morena, pero la marine asiente sin entender muy bien de qué hablo y me guía. Cada poco tiempo me voy fijando en las ventanas y carteles, por si acaso me conduce a una trampa. Por suerte no tiene pinta de estar haciéndolo. Por desgracia... Bueno, no me es difícil reconocer los canturreos en el baño del hombre tras la puerta.
- Deprisa -susurro-. A este ya lo conozco, y no me gustaría vérmelas con él.
Pero claro, la chica tiene que gritar. Será hija de puta...
Salgo corriendo hacia el siguiente piso. Primera ventana, volaré hacia fuera. Y se acabó.
- Por favor, no me avergüences delante de nuestra nueva navegante -le reprocho a Lys, con toda la calma del mundo, pero la marine parece molestarse y me pega un capón en la cabeza.
- ¡No soy tu navegante, soy tu rehén! -grita, enfadada-. ¡Me has secuestrado, imbécil!
Por algún motivo ninguna de las dos parece conforme con el statu quo que se ha formado en esta tripulación, así que por el momento voy a dejar que las cosas se calmen. Lys pronto aceptará que trabajamos mejor en equipo, y esta muchacha... Bueno, creo que mejor la echaré de la tripulación en cuanto hayamos llegado arriba. La verdad es que con esa actitud no aporta demasiado, y tanta mujer es un estrés. Demasiado carácter.
- Vale, vamos a ver. ¿Podemos seguir y luego ya decidimos quién es y no es qué?
No sé qué hará la morena, pero la marine asiente sin entender muy bien de qué hablo y me guía. Cada poco tiempo me voy fijando en las ventanas y carteles, por si acaso me conduce a una trampa. Por suerte no tiene pinta de estar haciéndolo. Por desgracia... Bueno, no me es difícil reconocer los canturreos en el baño del hombre tras la puerta.
- Deprisa -susurro-. A este ya lo conozco, y no me gustaría vérmelas con él.
Pero claro, la chica tiene que gritar. Será hija de puta...
Salgo corriendo hacia el siguiente piso. Primera ventana, volaré hacia fuera. Y se acabó.
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Iba a decirle un par de cosas bien dichas, pero la marine las dice por ella. El capón termina de rematarlo y el enojo de Lys se deshace en simple exasperación. Cuando intenta calmar los ánimos no termina de conseguirlo, pero sabe que pegarle solo hará que se retrasen y lo cierto es que le interesa más el lío de la bandera que convencer a Fancy Cock de que no está a sus órdenes. Diría que se dará por vencido en algún momento, pero tiene el horrible presentimiento de que no será así.
De una manera u otra, los tres avanzan caminando. La marine parece haber aceptado su puesto de rehén y no les pone pega alguna, ni parece estarles llevando a ninguna trampa. Si acaso, parece fastidiada y Lys no puede culparla. Todo va bien hasta que escuchan a un hombre de voz grave canturreando tras una puerta. Mientras el pollo hace mutis por el foro, Lys se asoma a ver quién le ha metido tal susto. No reconoce al hombre, pero le dedica una enorme sonrisa y un: -¡Feliz baño!, antes de despedirse de la pobre marine y saltar también ella por la ventana del siguiente piso.
Se transforma ya en el aire y aletea junto al pollo de forma perezosa. Por una de las ventanas del tercer piso empieza a salir humo, pero eso ahora mismo es irrelevante. Desde ahí pueden subir fácilmente a la terraza con el palo de la bandera. Se acerca al gallo mientras vuelan y le pregunta con algo de sorna:
-¿Quién era ese viejo? Creo que le hemos estropeado el baño.
De una manera u otra, los tres avanzan caminando. La marine parece haber aceptado su puesto de rehén y no les pone pega alguna, ni parece estarles llevando a ninguna trampa. Si acaso, parece fastidiada y Lys no puede culparla. Todo va bien hasta que escuchan a un hombre de voz grave canturreando tras una puerta. Mientras el pollo hace mutis por el foro, Lys se asoma a ver quién le ha metido tal susto. No reconoce al hombre, pero le dedica una enorme sonrisa y un: -¡Feliz baño!, antes de despedirse de la pobre marine y saltar también ella por la ventana del siguiente piso.
Se transforma ya en el aire y aletea junto al pollo de forma perezosa. Por una de las ventanas del tercer piso empieza a salir humo, pero eso ahora mismo es irrelevante. Desde ahí pueden subir fácilmente a la terraza con el palo de la bandera. Se acerca al gallo mientras vuelan y le pregunta con algo de sorna:
-¿Quién era ese viejo? Creo que le hemos estropeado el baño.
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Lys no conoce esa voz, pero yo sí. De hace mucho tiempo, por una condecoración tras la herida de la nuca. El almirante Kurokami era simplemente el contraalmirante Douglas, pero me otorgó el reconocimiento de mi heroísmo. No era una situación en la que me agradase recibirla, la verdad, pero por lo menos sentí que alguien notaba mis -grandes o pequeños- méritos. De hecho dudo que ni siquiera se acuerde de mí, pero si lo hace no quiero tener una conversación rollo padre-hijo con un tipo que podría matarme con la mirada.
Todo esto es algo que le habría explicado a Lys ya en pleno vuelo, pero en ninguna de mis formas de akuma, ni siquiera en Fancy Cock, puedo hablar. Pero bueno, tampoco es un drama, y cuando llegamos hasta lo alto de la torre por fin puedo tomar brazos. Se me agotan al aletear, es como si no supiese hacerlo de forma adecuada, pero claro, los gallos normalmente tampoco tienen que volar en ascenso.
El viento es terriblemente poderoso, pero voy a gatas y consigo deshacer el primer nudo de la bandera del Gobierno Mundial. Otro tema será cómo anudar la mía, pero lo que es desanudar esto... Todo de puta madre.
- Pues verás -comento, mientras me encaramo al mástil y voy subiendo apoyándome en la fuerza de mis piernas. Es bastante notorio que no soy capaz de sostenerme en mis brazos, aunque por momentos me doy mantenido agarrado-. Ese hombre es uno de los tres almirantes, y el único al que conozco realmente en persona. No quiero decir que seamos amigos, pero soy casi un hijo para él y tampoco quiero tener la charla, ¿sabes?
Lo que he dicho es casi cierto. Douglas se volcó en mi recuperación durante meses, y hasta me invitó a venir al Cuartel General para convertirme en parte de la división administrativa. Sí, ahí donde acabamos de estar es donde todos los soldados lesionados acaban sus días. Lo llamábamos "el desguace", y aunque el desguace de Marineford es mejor que el desguace de un cuartel perdido de la mano de Dios en el East Blue... Sigue siendo un desguace.
¡Y la primera bandera vuela libre!
Todo esto es algo que le habría explicado a Lys ya en pleno vuelo, pero en ninguna de mis formas de akuma, ni siquiera en Fancy Cock, puedo hablar. Pero bueno, tampoco es un drama, y cuando llegamos hasta lo alto de la torre por fin puedo tomar brazos. Se me agotan al aletear, es como si no supiese hacerlo de forma adecuada, pero claro, los gallos normalmente tampoco tienen que volar en ascenso.
El viento es terriblemente poderoso, pero voy a gatas y consigo deshacer el primer nudo de la bandera del Gobierno Mundial. Otro tema será cómo anudar la mía, pero lo que es desanudar esto... Todo de puta madre.
- Pues verás -comento, mientras me encaramo al mástil y voy subiendo apoyándome en la fuerza de mis piernas. Es bastante notorio que no soy capaz de sostenerme en mis brazos, aunque por momentos me doy mantenido agarrado-. Ese hombre es uno de los tres almirantes, y el único al que conozco realmente en persona. No quiero decir que seamos amigos, pero soy casi un hijo para él y tampoco quiero tener la charla, ¿sabes?
Lo que he dicho es casi cierto. Douglas se volcó en mi recuperación durante meses, y hasta me invitó a venir al Cuartel General para convertirme en parte de la división administrativa. Sí, ahí donde acabamos de estar es donde todos los soldados lesionados acaban sus días. Lo llamábamos "el desguace", y aunque el desguace de Marineford es mejor que el desguace de un cuartel perdido de la mano de Dios en el East Blue... Sigue siendo un desguace.
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Vale, puede que las jerarquías no le gustasen, pero sabía lo que era un almirante. ¿De verdad acababa de soltarle ''¡Feliz baño!'' a un almirante de la marina? Soltó una carcajada maravillosa, antes de procesar el resto de lo que había dicho. ¿Hijo de un almirante? ¿Pero este tipo no era un pirata? Oh, bueno, podía entender a qué charla se refería. Desde luego sonaba a dolor de muelas, para qué mentir. Aunque… con la que habíamos liado tarde o temprano se iba enterar de lo que había hecho.
-Espero que no le importes tanto como para perseguirte.- Le dijo mientras, todavía revoloteando a su alrededor, le ayudaba a desanudar la bandera aflojando los nudos con uno de sus sais.- Si ese mastodonte va detrás de ti, me da que te va a faltar mar para escapar.
Si se daba el caso siempre podía intentar retenerle, aunque la imagen de un almirante de la marina regañando al pollo le parecía de lo más entretenida. Hm. Mejor no tener que averiguar qué decisión tomaría. Agarró la bandera de la marina al vuelo y se la guardó mientras sacaba la suya propia. Hizo una serie de agujeros estratégicos con ayuda de las uñas y utilizó una de las cuerdas que sujetaban la bandera de la gaviota para atarla al palo. Se la quedó mirando un segundo; no era tan digna, pero por lo menos no saldría volando.
Le ofreció la otra cuerda al pollo. Si se guiaba por cómo había reaccionado antes intuía que querría atarla el mismo. Por lo menos ya había llegado arriba, porque claramente los brazos empezaban a cansársele. Supuso que las gallinas y su contraparte no estaban acostumbradas a volar durante tanto tiempo. De hecho, ya solo que supiera volar había sido una sorpresa para Lys pero claro… es que no solía pasar su tiempo entre gallos.
-Espero que no le importes tanto como para perseguirte.- Le dijo mientras, todavía revoloteando a su alrededor, le ayudaba a desanudar la bandera aflojando los nudos con uno de sus sais.- Si ese mastodonte va detrás de ti, me da que te va a faltar mar para escapar.
Si se daba el caso siempre podía intentar retenerle, aunque la imagen de un almirante de la marina regañando al pollo le parecía de lo más entretenida. Hm. Mejor no tener que averiguar qué decisión tomaría. Agarró la bandera de la marina al vuelo y se la guardó mientras sacaba la suya propia. Hizo una serie de agujeros estratégicos con ayuda de las uñas y utilizó una de las cuerdas que sujetaban la bandera de la gaviota para atarla al palo. Se la quedó mirando un segundo; no era tan digna, pero por lo menos no saldría volando.
Le ofreció la otra cuerda al pollo. Si se guiaba por cómo había reaccionado antes intuía que querría atarla el mismo. Por lo menos ya había llegado arriba, porque claramente los brazos empezaban a cansársele. Supuso que las gallinas y su contraparte no estaban acostumbradas a volar durante tanto tiempo. De hecho, ya solo que supiera volar había sido una sorpresa para Lys pero claro… es que no solía pasar su tiempo entre gallos.
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- Soy más rápido que él -confirmo-. O, bueno... Solía serlo.
Intento dar lo mejor de mí para que la bandera quede bien colocada, y ello pasa por engancharla al mástil. Lysbeth me ofrece la cuerda, pero si lo hago de ese modo en apenas un par de ventoleras se irá volando. Y no puedo permitir eso. Lo que voy a hacer es anudar el extremo por el pliegue de forma que parezca, a través de un juego de papiroflexia... ¡Ya está! La bandera queda llena de dignidad, como si un auténtico Marine la hubiera puesto.
La verdad es que estoy deseando llegar al suelo y comprobar qué tan bien se ve mi enseña desde lo alto de Marineford, pero igualmente disfruto el momento. Allí arriba, en el punto más alto de la isla, se puede ver todo. Nadie parece haber reparado todavía en nuestra pequeña trastada, y eso lo hace tan maravilloso como único. Es ese pequeño instante entre la genialidad y el descubrimiento que sucede la magia.
Bajo y me siento al borde del tejado. Es una suerte de pagoda, y las tejas no son particularmente incómodas. Antes de darme cuenta estoy explicándole a Lys los turnos de guardia de los reclutas, los recorridos habituales y el cómo entrenan los cadetes en el patio lateral. Era una vida que me gustaba, y aunque no me hacía feliz a veces añoro la seguridad de una cama con techo encima, una puerta con cerrojo y poder dormir sin preocuparme de que me acuchillen antes de despertar. Pero bueno, tampoco sentí eso en mis últimos momentos, así que por lo menos ahora soy libre.
- Cuando conquiste el mundo, este será mi palacio -comento, con una sonrisa confiada.
Intento dar lo mejor de mí para que la bandera quede bien colocada, y ello pasa por engancharla al mástil. Lysbeth me ofrece la cuerda, pero si lo hago de ese modo en apenas un par de ventoleras se irá volando. Y no puedo permitir eso. Lo que voy a hacer es anudar el extremo por el pliegue de forma que parezca, a través de un juego de papiroflexia... ¡Ya está! La bandera queda llena de dignidad, como si un auténtico Marine la hubiera puesto.
La verdad es que estoy deseando llegar al suelo y comprobar qué tan bien se ve mi enseña desde lo alto de Marineford, pero igualmente disfruto el momento. Allí arriba, en el punto más alto de la isla, se puede ver todo. Nadie parece haber reparado todavía en nuestra pequeña trastada, y eso lo hace tan maravilloso como único. Es ese pequeño instante entre la genialidad y el descubrimiento que sucede la magia.
Bajo y me siento al borde del tejado. Es una suerte de pagoda, y las tejas no son particularmente incómodas. Antes de darme cuenta estoy explicándole a Lys los turnos de guardia de los reclutas, los recorridos habituales y el cómo entrenan los cadetes en el patio lateral. Era una vida que me gustaba, y aunque no me hacía feliz a veces añoro la seguridad de una cama con techo encima, una puerta con cerrojo y poder dormir sin preocuparme de que me acuchillen antes de despertar. Pero bueno, tampoco sentí eso en mis últimos momentos, así que por lo menos ahora soy libre.
- Cuando conquiste el mundo, este será mi palacio -comento, con una sonrisa confiada.
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La imagen mental del pollo corriendo para escapar del almirante trajo una pequeña sonrisa a sus labios. Hasta ahora, lo único que tenía claro era que ese hombre no había parado quieto ni un solo día de su vida. Por lo menos, no lo parecía.
Se sienta en el tejado y la pirata hace lo propio a su lado. Comienza a explicarle toda clase de cosas acerca de ese lugar y Lys se encuentra mirando a Marineford con otros ojos. De repente, lo ve más humano. Se da cuenta que hasta ahora había agrupado a todos los marines en la misma masa informe de ideales e ínfulas de grandeza. El pollo no habla así de ellos, pese a que acaba de quitarles uno de sus símbolos más preciados. Se pregunta si debería tratarlos con algo más de gentileza, pero algo en su interior rechaza esa idea. Le repugna. No sabe de dónde viene ese desprecio, pero suele hacerle caso a su instinto.
-Ey, no voy a mentirte. Tienes buen gusto. Por lo menos son ordenados, te lo mantendrían limpio.
Saca la bandera marine y tras contemplarla en silencio un momento, hace prender una llama en la yema de su dedo índice. Con cuidado, quema una línea en el centro de la bandera, cruzando la gaviota. Extingue las ascuas restantes con un pequeño soplido y tras mirar abajo y calcular algo a ojo la trayectoria, le ofrece un extremo al pirata.
-Es lo único que falta.
Independientemente de si la tiran juntos o no, la bandera cae. Planea suavemente al principio, pero en seguida se agita y revuelve hasta caer en silencio… en el agua. En cuestión de segundos, hay al menos cinco marines alrededor de la gaviota caída. Ups. Por lo visto es peor tirar al agua una bandera que un marine.
Se sienta en el tejado y la pirata hace lo propio a su lado. Comienza a explicarle toda clase de cosas acerca de ese lugar y Lys se encuentra mirando a Marineford con otros ojos. De repente, lo ve más humano. Se da cuenta que hasta ahora había agrupado a todos los marines en la misma masa informe de ideales e ínfulas de grandeza. El pollo no habla así de ellos, pese a que acaba de quitarles uno de sus símbolos más preciados. Se pregunta si debería tratarlos con algo más de gentileza, pero algo en su interior rechaza esa idea. Le repugna. No sabe de dónde viene ese desprecio, pero suele hacerle caso a su instinto.
-Ey, no voy a mentirte. Tienes buen gusto. Por lo menos son ordenados, te lo mantendrían limpio.
Saca la bandera marine y tras contemplarla en silencio un momento, hace prender una llama en la yema de su dedo índice. Con cuidado, quema una línea en el centro de la bandera, cruzando la gaviota. Extingue las ascuas restantes con un pequeño soplido y tras mirar abajo y calcular algo a ojo la trayectoria, le ofrece un extremo al pirata.
-Es lo único que falta.
Independientemente de si la tiran juntos o no, la bandera cae. Planea suavemente al principio, pero en seguida se agita y revuelve hasta caer en silencio… en el agua. En cuestión de segundos, hay al menos cinco marines alrededor de la gaviota caída. Ups. Por lo visto es peor tirar al agua una bandera que un marine.
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Lys cree que habrá marines en mi fortaleza. Ilusa. Lo que habrá es un ejército de piratas derrotados vestidos de sirvienta, trabajando para cumplir todos mis designios y caprichos. Tengo bastante claro quién llevará más capas de ropa, aunque eso es un sueño casi cruel, pero voy a disfrutarlo tanto mientras sucede que no pienso perder ni por un instante la brújula de mi objetivo.
Lys, no obstante, no deja de pisar el acelerador. Tacha la gaviota de la Marina con un dedo ígneo, y me ofrece un extremo de la bandera para liberarla como momentos antes voló la del Gobierno Mundial. Tardo demasiado en reaccionar, así que la tira ella sola. Yo me quedo viendo cómo planea de forma errática mientras un centenar de marines en el suelo la señalan. Cinco se acercan al agua cuando cae, curiosos, mientras el resto se fijan en la torre central del cuartel. Estamos jodidos.
- Bueno, aquí terminaba mi plan. ¿Tienes alguna idea?
Cuando se dan cuenta de que la bandera que ondea en el tejado de Marineford es pirata, parece que se generaliza el revuelo. Los capitanes organizan a sus tropas, que sacan los rifles, y un cuerpo de soldados entran en el edificio central, justo debajo de nosotros. Si no fuera porque Shirokami está en la ducha estaríamos jodidos, pero con suerte solo tendremos que enfrentar a un vicealmirante, y ese no será rival para mi cuchillo.
- ¿Quieres montar? -pregunto, antes de adoptar mi forma Fancy Cock.
Cuando me transformo, el pico toma un color cobrizo, y mi cresta se ve hermosa mientras mi plumaje y forma recuerdan a un ave mitológica. Tengo ojos dorados también, muy apropiados para un basilisco, y tras unos segundos de espera me lanzo en picado sobre el hombre más cercano. No es un sargento, sino -este sí- un capitán, que me intenta arponear con un cuchillo la pata. Intento decirle que no haga eso, que si lo suelto se matará, pero no puedo hablar. Así que, cuando estoy a la altura del techo, lo dejo caer por imbécil.
Aterrizo de nuevo en el tejado y me arrodillo, con una sonrisa de suficiencia en el rostro.
- ¡Esta base pertenece ahora a los Fancy Cock Pirates -exclamo, y entonces llega el disparo.
Lys, no obstante, no deja de pisar el acelerador. Tacha la gaviota de la Marina con un dedo ígneo, y me ofrece un extremo de la bandera para liberarla como momentos antes voló la del Gobierno Mundial. Tardo demasiado en reaccionar, así que la tira ella sola. Yo me quedo viendo cómo planea de forma errática mientras un centenar de marines en el suelo la señalan. Cinco se acercan al agua cuando cae, curiosos, mientras el resto se fijan en la torre central del cuartel. Estamos jodidos.
- Bueno, aquí terminaba mi plan. ¿Tienes alguna idea?
Cuando se dan cuenta de que la bandera que ondea en el tejado de Marineford es pirata, parece que se generaliza el revuelo. Los capitanes organizan a sus tropas, que sacan los rifles, y un cuerpo de soldados entran en el edificio central, justo debajo de nosotros. Si no fuera porque Shirokami está en la ducha estaríamos jodidos, pero con suerte solo tendremos que enfrentar a un vicealmirante, y ese no será rival para mi cuchillo.
- ¿Quieres montar? -pregunto, antes de adoptar mi forma Fancy Cock.
Cuando me transformo, el pico toma un color cobrizo, y mi cresta se ve hermosa mientras mi plumaje y forma recuerdan a un ave mitológica. Tengo ojos dorados también, muy apropiados para un basilisco, y tras unos segundos de espera me lanzo en picado sobre el hombre más cercano. No es un sargento, sino -este sí- un capitán, que me intenta arponear con un cuchillo la pata. Intento decirle que no haga eso, que si lo suelto se matará, pero no puedo hablar. Así que, cuando estoy a la altura del techo, lo dejo caer por imbécil.
Aterrizo de nuevo en el tejado y me arrodillo, con una sonrisa de suficiencia en el rostro.
- ¡Esta base pertenece ahora a los Fancy Cock Pirates -exclamo, y entonces llega el disparo.
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A lo mejor y solo a lo mejor, había calculado un poco mal la reacción de los marines ante el numerito de la bandera. Al menos un centenar de marines la señalaban y no parecían precisamente contentos. Que descubrieran las banderas piratas que ahora coronaban su cuartel definitivamente no ayudó. Aún así, no pudo evitar reírse al escuchar al pollo.
-Bueno, liar la hemos liado. Objetivo cumplido, ¿no?
En cuestión de segundos, ya se han organizado. Demonios, son como soldaditos de juguete. Les están apuntando con rifles desde abajo y la pelea no tarda en empezar. Fancy Cock pasa a serlo por entero y se adelanta, tras ofrecerle montar. – Gracias, pero tengo alas propias.- Le dice antes de pasar a forma completa y lanzarse junto a él.
Aterriza en los hombros de un señor al que no conoce, pero que lleva una chaqueta muy blanca y tiesa. Empuja un poco hacia abajo, tirándole al suelo y aunque se plantea herirle, termina decidiendo que no hay por qué. El método de lanzarle al agua es bastante más entretenido, así que le agarra de la pechera y lo manda a volar solo para escuchar el chapoteo. Sin embargo, eso le da tiempo al resto a rodearla, por lo que alza el vuelo para zafarse de ellos. Es en ese momento que ve el primer disparo pasarle rozando. Se gira para ver al pollo y, frunciendo el ceño, coloca un muro de energía delante de él. La bala es absorbida por este y cae al suelo repiqueteando. No es ni mucho menos la última y en cuestión de segundos se encuentra junto al pirata parapetados en el tejado para esquivar la lluvia que les regalan con sus rifles.
-Y digo yo, ¿has venido en barco o necesitas que te acerque a algún lado?
El suyo se encontraba en el muelle 3, letra C. Eso sí lo había memorizado. Había cambiado sus velas por unas blancas antes de venir y, al menos de momento, podía verlo en la distancia y parecía intacto. Menos mal, porque pensar en volar hasta el siguiente cacho de tierra firme le cansaba demasiado.
-Bueno, liar la hemos liado. Objetivo cumplido, ¿no?
En cuestión de segundos, ya se han organizado. Demonios, son como soldaditos de juguete. Les están apuntando con rifles desde abajo y la pelea no tarda en empezar. Fancy Cock pasa a serlo por entero y se adelanta, tras ofrecerle montar. – Gracias, pero tengo alas propias.- Le dice antes de pasar a forma completa y lanzarse junto a él.
Aterriza en los hombros de un señor al que no conoce, pero que lleva una chaqueta muy blanca y tiesa. Empuja un poco hacia abajo, tirándole al suelo y aunque se plantea herirle, termina decidiendo que no hay por qué. El método de lanzarle al agua es bastante más entretenido, así que le agarra de la pechera y lo manda a volar solo para escuchar el chapoteo. Sin embargo, eso le da tiempo al resto a rodearla, por lo que alza el vuelo para zafarse de ellos. Es en ese momento que ve el primer disparo pasarle rozando. Se gira para ver al pollo y, frunciendo el ceño, coloca un muro de energía delante de él. La bala es absorbida por este y cae al suelo repiqueteando. No es ni mucho menos la última y en cuestión de segundos se encuentra junto al pirata parapetados en el tejado para esquivar la lluvia que les regalan con sus rifles.
-Y digo yo, ¿has venido en barco o necesitas que te acerque a algún lado?
El suyo se encontraba en el muelle 3, letra C. Eso sí lo había memorizado. Había cambiado sus velas por unas blancas antes de venir y, al menos de momento, podía verlo en la distancia y parecía intacto. Menos mal, porque pensar en volar hasta el siguiente cacho de tierra firme le cansaba demasiado.
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Preparo el cuchillo para cortarla. Estoy listo, puedo hacerlo. Soy rápido, capaz... Pero nunca llega. Lys la frena de alguna forma, y frunzo el ceño. Odio que me roben el protagonismo, y dirijo una mirada asesina a la pirata. No digo nada, en cualquier caso, aunque tampoco me da tiempo dado que antes de darme cuenta hay una larguísima andanada que me obliga a llevarme el cuerpo a tierra.
Miro a mi espalda. La bandera se ha agujereado, pero aun así puede verse sin ningún problema el emblema de mi bandera. Aun así me cabrea. Adopto mi forma híbrida y corro bajando por la pared en carrera, usando las plumas de los brazos para frenar cuando he cogido demasiado impulso, aterrizando entre una decena de marines que me apuntan con sus sables.
- Pero chicos. -sonrío con maldad, mientras doy la vuelta al cuchillo para utilizarlo a vuelta-. ¿No os he dicho ya que os enfrentáis al Basilisco de Thesalia?
La formación se abre y un tipo corpulento, de cerca de tres metros entra en el estrecho círculo. A pesar de mi forma híbrida me saca varias cabezas, pero mi cuerpo se va inflando hasta superar su altura. ¿Quién se cree este payaso que es? Le voy a demostrar quién soy... Pero un puñetazo me tira contra el suelo, hundiendo mi cabeza en el adoquinado. Duele, y mi sien sangra, pero logro mantenerme consciente y levantarme antes de que este hombre me pise la cabeza o toda esta gente se abalance sobre mí.
- Esto ha sido muy maleducado por tu parte -me quejo, recolocándome el cuello y guardando el cuchillo-. ¿Acaso no te he dejado claro ya quién soy?
Se ríe.
- Mi cena.
Respiro hondo, enfadado. Tomo un poco de distancia y me preparo, tratando de esquivar las espadas que me hostigan. Pero al puto gordo yo lo mato.
Miro a mi espalda. La bandera se ha agujereado, pero aun así puede verse sin ningún problema el emblema de mi bandera. Aun así me cabrea. Adopto mi forma híbrida y corro bajando por la pared en carrera, usando las plumas de los brazos para frenar cuando he cogido demasiado impulso, aterrizando entre una decena de marines que me apuntan con sus sables.
- Pero chicos. -sonrío con maldad, mientras doy la vuelta al cuchillo para utilizarlo a vuelta-. ¿No os he dicho ya que os enfrentáis al Basilisco de Thesalia?
La formación se abre y un tipo corpulento, de cerca de tres metros entra en el estrecho círculo. A pesar de mi forma híbrida me saca varias cabezas, pero mi cuerpo se va inflando hasta superar su altura. ¿Quién se cree este payaso que es? Le voy a demostrar quién soy... Pero un puñetazo me tira contra el suelo, hundiendo mi cabeza en el adoquinado. Duele, y mi sien sangra, pero logro mantenerme consciente y levantarme antes de que este hombre me pise la cabeza o toda esta gente se abalance sobre mí.
- Esto ha sido muy maleducado por tu parte -me quejo, recolocándome el cuello y guardando el cuchillo-. ¿Acaso no te he dejado claro ya quién soy?
Se ríe.
- Mi cena.
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Vale, nada de huir por ahora. ¿Es que no tiene instinto de autoconservación? Qué solo ha apartado la mirada un momento, diablos. ¿Cómo es que vuelve a estar entre una manada de marines? Si no fuera por esa coleta pelirroja quizá le habría perdido de vista entre tanta chaqueta blanca. Y no es lo peor, parece que le ha gustado a alguien. Sobresale de entre sus pares y aunque a Lys no le intimida, sí hace una mueca al ver la hostia que le mete al pollo. Cuando se levanta y vuelve a enfrentarle, sabe exactamente lo que tiene que hacer.
Aterriza exactamente en el medio de los dos, pero no les mira. En su lugar, sonríe de forma un tanto macabra y saca sus dos sai, prendiéndolos en fuego infernal. Se abalanza sobre la marea de hombres que rodean a los dos contendientes, enfrentando espadas y pistolas por igual. Se mueve rauda como el viento, esquivando golpes y saltando de hombros a pechos por igual, derribándolos a todos. Corta carne, incendia un par de uniformes y, en general, hace una pequeña escabechina. Cuando termina no hay muertos, pero sí varios heridos y nadie con ganas de levantarse.
Exceptuando al gordo, por supuesto. A ese no le ha tocado. Se aparta del pollo y de él, quedándose de pie en el borde del tejado con los brazos cruzados y las armas nuevamente enfundadas. No necesita decir nada. Es suyo, lo ha pillado. Adelante pues, ya tiene el campo más que despejado. Le dedica una pequeña sonrisa, esperando a ver con qué sale ahora. Empieza a apreciar su cabezonería, pero también sabe que sería un tanto hipócrita si no lo hiciera.
Aterriza exactamente en el medio de los dos, pero no les mira. En su lugar, sonríe de forma un tanto macabra y saca sus dos sai, prendiéndolos en fuego infernal. Se abalanza sobre la marea de hombres que rodean a los dos contendientes, enfrentando espadas y pistolas por igual. Se mueve rauda como el viento, esquivando golpes y saltando de hombros a pechos por igual, derribándolos a todos. Corta carne, incendia un par de uniformes y, en general, hace una pequeña escabechina. Cuando termina no hay muertos, pero sí varios heridos y nadie con ganas de levantarse.
Exceptuando al gordo, por supuesto. A ese no le ha tocado. Se aparta del pollo y de él, quedándose de pie en el borde del tejado con los brazos cruzados y las armas nuevamente enfundadas. No necesita decir nada. Es suyo, lo ha pillado. Adelante pues, ya tiene el campo más que despejado. Le dedica una pequeña sonrisa, esperando a ver con qué sale ahora. Empieza a apreciar su cabezonería, pero también sabe que sería un tanto hipócrita si no lo hiciera.
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Resulta complicado enfrentar al gordo, sobre todo con estas molestas moscas revoloteando a mi alrededor. Puedo ver sus galones y se trata de un teniente, aunque a juzgar por su composición corporal parece más bien un mayor. Ja, chistes de marines gordos, soy la leche. En cualquier caso, me detengo a observarlo por unos instantes mientras trato de evadir los placajes de su barrigón. Por momentos cuesta, y no sé cómo voy a abrir hueco si estos hijos de puta no dejan de joder.
- ¡Ríndete, y te daremos una ejecución rápida! -me grita uno a mi espalda.
- Si se puede elegir, prefiero llegar yo después -contesto, dándole una patada en la cara.
Craso error: El gordo me agarra y, si no hubiera logrado escurrirme por entre sus brazos, me habría roto del todo. Es muy fuerte, pero intento buscar su espalda y llega la caballería. Con una facilidad pasmosa Lysbeth logra librarse de todo el corrillo de morralla para dejarme a mí a solas con el oficial. Yo paso mi cuchillo de una mano a otra, intentando distraerlo, pero parece imposible. Sin embargo, tener a Lys aquí me sube la moral; no puedo perder, simplemente no puedo perder.
- ¡Te enfrentas a las fuerzas combinadas de los Fancy Cock Pirates! -le grito, justo antes de correr hacia él. Confío en que la mirada incrédula que dirige a la morena sea suficiente para usar su brazo como punto de apoyo y seccionarle el cuello con el cuchillo. Ha funcionado-. Te dije que no podrías con los dos.
Sigue llegando más gente, y miro a Lys. No podremos liarla mucho más o empezarán a llegar altos cargos. Debemos huir.
- Vale, ahora sí es momento de largarnos -reconozco.
- ¡Ríndete, y te daremos una ejecución rápida! -me grita uno a mi espalda.
- Si se puede elegir, prefiero llegar yo después -contesto, dándole una patada en la cara.
Craso error: El gordo me agarra y, si no hubiera logrado escurrirme por entre sus brazos, me habría roto del todo. Es muy fuerte, pero intento buscar su espalda y llega la caballería. Con una facilidad pasmosa Lysbeth logra librarse de todo el corrillo de morralla para dejarme a mí a solas con el oficial. Yo paso mi cuchillo de una mano a otra, intentando distraerlo, pero parece imposible. Sin embargo, tener a Lys aquí me sube la moral; no puedo perder, simplemente no puedo perder.
- ¡Te enfrentas a las fuerzas combinadas de los Fancy Cock Pirates! -le grito, justo antes de correr hacia él. Confío en que la mirada incrédula que dirige a la morena sea suficiente para usar su brazo como punto de apoyo y seccionarle el cuello con el cuchillo. Ha funcionado-. Te dije que no podrías con los dos.
Sigue llegando más gente, y miro a Lys. No podremos liarla mucho más o empezarán a llegar altos cargos. Debemos huir.
- Vale, ahora sí es momento de largarnos -reconozco.
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La pelea le emociona. O, más bien, le ilusiona. El piratuelo es rápido y el gordo simplemente no es capaz de seguirle el ritmo. Diablos, dejan ascender a cualquiera en ese sitio. No se lo pone fácil, pero Fancy Cock tiene un as en la manga y la sonrisita se suficiencia de Lysbeth es lo último que ve antes de morir. Aplaude un par de veces y se agacha para arrancarle la chapa de teniente y ponérsela en el pecho al gallo.
-Ale, un recuerdo.
Tiene razón, sin embargo. Otros marine está llegando y sabe que no va a ser el último. Lo peor es que no corre, lo que significa que se siente bastante confiado. Cuando se acerca un poco más, puede ver su cargo. Un comodoro. Lysbeth se estira, volviendo a sacar un sai y prendiéndole fuego mientras se coloca entre ellos y el pollo.
-Mi barco está en el muelle 3C. Velas blancas, lo distinguirás. Ve, te alcanzo en un momento.
El hombre sonríe, pero no le dura mucho. Saca un sable y cuando se lanzan el uno contra la otra las armas chocan liberando una pequeña onda de choque a su alrededor. Intercambian un par de estocadas, pero Lys ve por el rabillo del ojo cómo se acerca más gente y decide que es hora de jugar sucio. Se zafa del hombre por debajo de su brazo, recibiendo un corte en el hombro en el proceso. Escuece, pero eso no es nada y segundos después lo está apuñalando con uno de sus cuchillos por la espalda. Cae al suelo, pero incluso mientras se desangra trata de seguir atacándola. Le tira del tobillo y está a punto de derribarla y ensartarla cuando el pie de la pirata se vuelve negro y le aplasta la cara, rompiéndole el cráneo. Frunce el ceño. No le gusta ensuciarse los zapatos, pero él se lo ha buscado.
Echa a volar siguiendo al pollo en dirección al muelle; ya ha jugado bastante por un día.
-Ale, un recuerdo.
Tiene razón, sin embargo. Otros marine está llegando y sabe que no va a ser el último. Lo peor es que no corre, lo que significa que se siente bastante confiado. Cuando se acerca un poco más, puede ver su cargo. Un comodoro. Lysbeth se estira, volviendo a sacar un sai y prendiéndole fuego mientras se coloca entre ellos y el pollo.
-Mi barco está en el muelle 3C. Velas blancas, lo distinguirás. Ve, te alcanzo en un momento.
El hombre sonríe, pero no le dura mucho. Saca un sable y cuando se lanzan el uno contra la otra las armas chocan liberando una pequeña onda de choque a su alrededor. Intercambian un par de estocadas, pero Lys ve por el rabillo del ojo cómo se acerca más gente y decide que es hora de jugar sucio. Se zafa del hombre por debajo de su brazo, recibiendo un corte en el hombro en el proceso. Escuece, pero eso no es nada y segundos después lo está apuñalando con uno de sus cuchillos por la espalda. Cae al suelo, pero incluso mientras se desangra trata de seguir atacándola. Le tira del tobillo y está a punto de derribarla y ensartarla cuando el pie de la pirata se vuelve negro y le aplasta la cara, rompiéndole el cráneo. Frunce el ceño. No le gusta ensuciarse los zapatos, pero él se lo ha buscado.
Echa a volar siguiendo al pollo en dirección al muelle; ya ha jugado bastante por un día.
Claude von Appetit
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Agradezco el gesto de Lysbeth, pero en cuanto me aparto de su vista me deshago de la chapa. Hace mucho tiempo que no soy esa persona, y no pienso vestir nunca más uno de sus símbolos. El viejo Claude aspiraba a ese puesto; el presente, el único vivo, lo desbanca. Soy más poderoso que ellos, yo lo sé y eso es lo único que importa. Pero ni siquiera yo, por mucho que Lysbeth intente ayudarme, puedo derrotar a la guarnición entera de Marineford solo. Esa es la única razón de que proponga la retirada, aunque ella tiene otros planes.
Se comporta como una buena segunda al mando, protegiendo a su capitán, y aunque yo querría devolverle el favor que me ha hecho librándome de los reclutas, robarle parte de la gloria en su combate sería algo cruel. Lo necesita, pero si no permito que la derroten jamás me lo perdonará; al fin y al cabo, su orgullo acabaría herido.
Corro buscando un barco de velas blancas, pero lo cierto es que el detalle no ha valido de mucho, así que intento localizar el que tenga más aspecto de piratesco. Es más, me monto en ese que es el único que no lleva una bandera marine. Allí espero hasta que finalmente Lysbeth llega. No está herida, así que debe haber huido, y me tiro en el suelo bocarriba mientras espero que la nave se ponga en marcha.
- Lo hemos hecho, Lys. Hemos asaltado Marineford -digo en voz alta, extasiado-. Nadie va a olvidar nunca esto; somos los mejores.
Mi bandera durará poco, pero el recuerdo de esto durará mucho. Lo cantará cada taberna, lo contará cada escriba... El día que los Fancy Cock Pirates derrotaron al almirante Kurookami para izar su bandera en lo más alto de Marineford. Vamos a ser legendarios.
Se comporta como una buena segunda al mando, protegiendo a su capitán, y aunque yo querría devolverle el favor que me ha hecho librándome de los reclutas, robarle parte de la gloria en su combate sería algo cruel. Lo necesita, pero si no permito que la derroten jamás me lo perdonará; al fin y al cabo, su orgullo acabaría herido.
Corro buscando un barco de velas blancas, pero lo cierto es que el detalle no ha valido de mucho, así que intento localizar el que tenga más aspecto de piratesco. Es más, me monto en ese que es el único que no lleva una bandera marine. Allí espero hasta que finalmente Lysbeth llega. No está herida, así que debe haber huido, y me tiro en el suelo bocarriba mientras espero que la nave se ponga en marcha.
- Lo hemos hecho, Lys. Hemos asaltado Marineford -digo en voz alta, extasiado-. Nadie va a olvidar nunca esto; somos los mejores.
Mi bandera durará poco, pero el recuerdo de esto durará mucho. Lo cantará cada taberna, lo contará cada escriba... El día que los Fancy Cock Pirates derrotaron al almirante Kurookami para izar su bandera en lo más alto de Marineford. Vamos a ser legendarios.
Aki D. Arlia
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Parece que no ha tenido problemas para encontrarlo. Más aún, parece ileso. Perfecto. Se da prisa en soltar amarras y se apresura a ir a la sala de navegación para poner… un rumbo cualquiera, en realidad. Cualquier cosa que les saque de allí deprisa. Una vez comienzan a coger velocidad, se siente lo bastante segura como para unirse al pollo en cubierta.
Se agacha a su lado, sonriente. Parece que acabe de correr una maratón, el pobre. Aunque no es para menos. A su espalda, en lo alto de Marineford, todavía ondean sus dos banderas. Y… uno de los edificios está en llamas. Ups. Eso es culpa suya. Supuso que los burocráticos prefirieron dejar que ardiera todo antes que apagarlo y continuar con el papeleo. No podía culparlos, en realidad.
No tenía muy claro a dónde se dirigían o dónde quería el pirata que le dejase, pero no importaba. Había sido una gran aventura y se alegraba de habérselo encontrado. Con ese chico no había manera de aburrirse ni un solo momento. Era creído e irritante, pero desde luego tenía las ideas claras y Lysbeth respetaba eso.
-Sin ninguna duda.- Finalizó, mientras le tendía una mano para que se levantase.- Los mejores.
Se agacha a su lado, sonriente. Parece que acabe de correr una maratón, el pobre. Aunque no es para menos. A su espalda, en lo alto de Marineford, todavía ondean sus dos banderas. Y… uno de los edificios está en llamas. Ups. Eso es culpa suya. Supuso que los burocráticos prefirieron dejar que ardiera todo antes que apagarlo y continuar con el papeleo. No podía culparlos, en realidad.
No tenía muy claro a dónde se dirigían o dónde quería el pirata que le dejase, pero no importaba. Había sido una gran aventura y se alegraba de habérselo encontrado. Con ese chico no había manera de aburrirse ni un solo momento. Era creído e irritante, pero desde luego tenía las ideas claras y Lysbeth respetaba eso.
-Sin ninguna duda.- Finalizó, mientras le tendía una mano para que se levantase.- Los mejores.
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