Kia Sekai
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De todas las partes del mundo, de todas las ciudades y esquinas, aquella era la más caliente y molesta y joder, sabes que es verdad, lo estas notando en el calor que sientes, y eso que no es que lleves demasiada ropa. Sueltas un quejido despegándote de entre las sábanas de aquella cama, la posada te ha dado cobijo mientras actúas en la taberna de abajo. Les haces también un favor de vez en cuando, como seguridad pateando a los piratas que te molestan demasiado e intentan hacerse los listos contigo o con cualquier cliente que solo quiere pasar un momento tranquilo.
No es un día especial, no pasa nada raro en aquella ciudad y sabes de sobra que mañana vas a irte a otra parte donde no te sude tanto el trasero. Con la corta falda negra, la camisa abierta hasta alguna parte infinita, los ojos de hielo y el pelo de oro, eres una cosa rara en la ciudad del desierto y no te molesta demasiado. Pagan bien, no te tocan las narices y todos suelen ir a lo suyo.- ¡Ven chiquilla! ¡Te invito a una copa como agradecimiento por la canción! -Hay muchos hombres, eso sí, que se piensan que pueden conseguir alguna clase de favor de ti, intentan hacerte beber hasta que te marees, hasta que no sepas con quien amaneces, pero siempre pasa igual.
Ellos terminan vomitando fuera del local y tu palmeando su espalda, de lo más fresca.
Hay gente que a lo largo de tu vida, después de verte repetir aquel proceso de bebida casi infinito piensa algo, simplemente tienes que congelar el alcohol en tu cuerpo. Tal y como entra en tus venas este pierde toda la capacidad de hacer algo y tú simplemente bebes por una inercia que el resto no entiende.
Tal vez no están demasiado desencaminados, tal vez te parece gracioso ver a la gente explorar sus límites intentando descubrir los tuyos. Pero bueno, solo sabes que te sientas en aquella mesa central, cruzas las piernas suavemente por encima de la falda, acomodas las katanas a tu espalda y sonríes.- ¿Alguien quiere unirse? Estoy segura de que hay bebida de sobra.- Diplomática, coqueta, mientras pasas los dedos por el primer vaso miras esperando que algún valiente quiera divertirse.
Algo de acción por una noche te vendría bien, sabes de sobra cuántas copas te va a soportar el hombre que tienes delante y ni siquiera sirven para quitarte la sed.
No es un día especial, no pasa nada raro en aquella ciudad y sabes de sobra que mañana vas a irte a otra parte donde no te sude tanto el trasero. Con la corta falda negra, la camisa abierta hasta alguna parte infinita, los ojos de hielo y el pelo de oro, eres una cosa rara en la ciudad del desierto y no te molesta demasiado. Pagan bien, no te tocan las narices y todos suelen ir a lo suyo.- ¡Ven chiquilla! ¡Te invito a una copa como agradecimiento por la canción! -Hay muchos hombres, eso sí, que se piensan que pueden conseguir alguna clase de favor de ti, intentan hacerte beber hasta que te marees, hasta que no sepas con quien amaneces, pero siempre pasa igual.
Ellos terminan vomitando fuera del local y tu palmeando su espalda, de lo más fresca.
Hay gente que a lo largo de tu vida, después de verte repetir aquel proceso de bebida casi infinito piensa algo, simplemente tienes que congelar el alcohol en tu cuerpo. Tal y como entra en tus venas este pierde toda la capacidad de hacer algo y tú simplemente bebes por una inercia que el resto no entiende.
Tal vez no están demasiado desencaminados, tal vez te parece gracioso ver a la gente explorar sus límites intentando descubrir los tuyos. Pero bueno, solo sabes que te sientas en aquella mesa central, cruzas las piernas suavemente por encima de la falda, acomodas las katanas a tu espalda y sonríes.- ¿Alguien quiere unirse? Estoy segura de que hay bebida de sobra.- Diplomática, coqueta, mientras pasas los dedos por el primer vaso miras esperando que algún valiente quiera divertirse.
Algo de acción por una noche te vendría bien, sabes de sobra cuántas copas te va a soportar el hombre que tienes delante y ni siquiera sirven para quitarte la sed.
Hitsugaya Toshiro
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Calor. Demasiado calor. ¡Estaba en Arabasta! Un maldito desierto y un calor como si fuera el mismísimo infierno en la tierra. El joven peliblanco caminaba tranquilamente por la ciudad y no tenía mucho que hacer, salvo quizás conseguir divertirse un tiempo en aquel lugar. ¿Sería posible? Esperaba que sí, pero no tenía ningún tipo de plan o algo más que hacer. Estaba, en cierto modo, de vacaciones, no quería cazar piratas por muy suculenta que podría ser su recompensa. No le interesaba meterse en problemas por un par de berries. Sabía que tenía que juntar un par más para comprarse un mejor barco para él y Aysel, pero tampoco tenía mucha prisa. El que tenían estaba sirviendo bastante bien y aunque no era especialmente grande, era suficiente para los dos.
Suspiró con desgana y decidió entrar en una taberna y tratar de refrescarse con uno que otro trago. Sabía que aunque tomara demasiado alcohol, al otro día iba a estar fresco como una lechuga. Aunque claramente no iba con intenciones de beber en exceso, solo estaba en busca de algo más que su rutina diaria, que consistía básicamente en… Cobrar recompensas y luchar por su vida. No tenía quejas sobre eso, pero si aburría un poco que todo se repitiera de vez en cuando. ¿Era la taberna el lugar más adecuado para eso? Lo dudaba, pero no perdía nada con intentarlo. Una vez dentro del local, notó una que otra mirada indiscreta hacia su persona. Quizás por su enorme espadón que portaba en su espalda o quizás porque desde la carrera había ganado un poco de fama. De todos modos, colocó ambas manos en los bolsillos de su pantalón de color azulado y caminó. Vestía también con una sudadera sin mangas de color negra y con un sombrero de vaquero a juego con sus prendas. Si bien escapaba un poco de su vestimenta normal, sentía que ir con un haori en el desierto era llamar a morir de calor.
Al parecer, había entrado justo a tiempo para algo… ¿Interesante? ¿Divertido? Una damisela que como él, se notaba que no era de la isla. Estaba invitando a gente a beber con ella. ¿Acaso buscaba problemas? No lo parecía, a simple vista al menos. No lo negaba, era bastante bonita. Rondaba los veinte y algo. Su pelo era rubio y, por lo que se apreciaba, bastante largo. De orbes celestes y aun cuando estuviera sentada, parecía una persona alta. ¿Un metro setenta? ¿Un metro ochenta? No debería escapar mucho de sus estimaciones. —Quizás es lo que estás buscando. —Se dijo mientras meditaba que hacer. ¿Debería aceptar la invitación? ¿Rechazarla y evitar cualquier posible dolor de cabeza? Se encogió de hombros y sin mediar palabras, solo se sentó en aquella mesa. Era una invitación abierta, ¿no? Dejó su arma a un costado suyo, cerca por si la necesitaba y para evitar que algún idiota la intentara robar.
—Tú invitas, imagino —dijo con una media sonrisa —. Si buscas a un compañero que pueda beber hasta el cansancio, ese soy yo. Toshiro Hitsugaya, un placer —prosiguió con bastante calma. —¿Y tú eres…? —Preguntó.
Un mesero no tardó en llegar al lugar donde ambos estaban sentados y se quedó en silencio. El peliblanco estaba un poco incómodo, sentía demasiadas miradas sobre él y estaba llamando poderosamente la atención. ¿Por ser cazador de recompensas? ¿Por aceptar la invitación de la que aparentaba ser la mujer que todos querían intentar llevar a la cama? ¿Ambas? Le quitó importancia al asunto y se quedó a la espera de la respuesta de aquella mujer. Miró al mesero y con una simple seña le indicó que iba a tomar lo que sea que ella decidiera.
Suspiró con desgana y decidió entrar en una taberna y tratar de refrescarse con uno que otro trago. Sabía que aunque tomara demasiado alcohol, al otro día iba a estar fresco como una lechuga. Aunque claramente no iba con intenciones de beber en exceso, solo estaba en busca de algo más que su rutina diaria, que consistía básicamente en… Cobrar recompensas y luchar por su vida. No tenía quejas sobre eso, pero si aburría un poco que todo se repitiera de vez en cuando. ¿Era la taberna el lugar más adecuado para eso? Lo dudaba, pero no perdía nada con intentarlo. Una vez dentro del local, notó una que otra mirada indiscreta hacia su persona. Quizás por su enorme espadón que portaba en su espalda o quizás porque desde la carrera había ganado un poco de fama. De todos modos, colocó ambas manos en los bolsillos de su pantalón de color azulado y caminó. Vestía también con una sudadera sin mangas de color negra y con un sombrero de vaquero a juego con sus prendas. Si bien escapaba un poco de su vestimenta normal, sentía que ir con un haori en el desierto era llamar a morir de calor.
Al parecer, había entrado justo a tiempo para algo… ¿Interesante? ¿Divertido? Una damisela que como él, se notaba que no era de la isla. Estaba invitando a gente a beber con ella. ¿Acaso buscaba problemas? No lo parecía, a simple vista al menos. No lo negaba, era bastante bonita. Rondaba los veinte y algo. Su pelo era rubio y, por lo que se apreciaba, bastante largo. De orbes celestes y aun cuando estuviera sentada, parecía una persona alta. ¿Un metro setenta? ¿Un metro ochenta? No debería escapar mucho de sus estimaciones. —Quizás es lo que estás buscando. —Se dijo mientras meditaba que hacer. ¿Debería aceptar la invitación? ¿Rechazarla y evitar cualquier posible dolor de cabeza? Se encogió de hombros y sin mediar palabras, solo se sentó en aquella mesa. Era una invitación abierta, ¿no? Dejó su arma a un costado suyo, cerca por si la necesitaba y para evitar que algún idiota la intentara robar.
—Tú invitas, imagino —dijo con una media sonrisa —. Si buscas a un compañero que pueda beber hasta el cansancio, ese soy yo. Toshiro Hitsugaya, un placer —prosiguió con bastante calma. —¿Y tú eres…? —Preguntó.
Un mesero no tardó en llegar al lugar donde ambos estaban sentados y se quedó en silencio. El peliblanco estaba un poco incómodo, sentía demasiadas miradas sobre él y estaba llamando poderosamente la atención. ¿Por ser cazador de recompensas? ¿Por aceptar la invitación de la que aparentaba ser la mujer que todos querían intentar llevar a la cama? ¿Ambas? Le quitó importancia al asunto y se quedó a la espera de la respuesta de aquella mujer. Miró al mesero y con una simple seña le indicó que iba a tomar lo que sea que ella decidiera.
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-¿Ah? No, invita el amigo aquí presente, que se piensa que puede aguantar un par de copas seguidas conmigo y meterme mano después.- El hombre en cuestión se tensa, tú simplemente le miras de reojo mientras acomodas la katana con una de las manos y sabe de sobra que nada de broncas allí dentro. Te ha visto tirar a hombres mucho más grandes que él de una patada por mucho menos, tu reducida paciencia se está volviendo tan legendaria como tú descaro y brusquedad.- Kia, Kia Sekai.- Animada, con una sonrisa zorruna de oreja a oreja golpea su espalda con brusquedad y mucha energía.- Veamos si es verdad, me vendría bien algo de diversión esta noche.- Un gesto y comienzan a traer las jarras llenas de aquel licor tradicional sacado de un cactus que a veces vuelve a la gente loca.
A ti lo único que te ha causado es que vayas al baño más de lo debido, pero mear no es un crimen y bueno, es natural.
Señalas al hombre que te invitó a beber con una calma tan notoria como la frialdad de tus ojos azules.- No vas a durar ni tres.- El hombre se enfada, comienza a beber más rápido de la cuenta y sabes que es un idiota que por tener prisas, no va a pasar de las dos y media, pero oye esa clase de cosas son las que hacen tus noches emocionantes. Últimamente te has vuelto demasiado selectiva para el tema de los polvos de una noche, demasiadas preguntas y muchos dolores de cabeza.
-¿Qué te ha traído por esta zona? Se te nota que no eres de aquí.- La primera jarra cae con una facilidad pasmosa, mientras que sus ojos de hielo se pasean por el hombre con cierta curiosidad. No tiene pinta de pirata o revolucionario, pero la gente lo mira con algo de distancia, la marina queda descartada por la falta de uniforme o de aires de grande, pero bueno. Ya te dirá quién demonios es y qué hace en una de las tabernas más olvidadas de Arabasta.
Te gusta hacer preguntas tanto como odias responderlas, pero eres experta en responder de forma seca y tranquila a las mismas. Tal vez lo único hidratado es tu cuerpo, bebes a un ritmo que tal y como asegurabas y calculabas, a la segunda y media el hombre ya estaba mareado y algo disperso. Alegremente sigues a lo que te interesa, el nuevo hombre de aspecto extranjero que parece mucho más divertido y resuelto que el resto.
Al menos sus armas te resultan más interesantes que todo lo demás, aunque sospechas que tus katanas son algo mejores.
A ti lo único que te ha causado es que vayas al baño más de lo debido, pero mear no es un crimen y bueno, es natural.
Señalas al hombre que te invitó a beber con una calma tan notoria como la frialdad de tus ojos azules.- No vas a durar ni tres.- El hombre se enfada, comienza a beber más rápido de la cuenta y sabes que es un idiota que por tener prisas, no va a pasar de las dos y media, pero oye esa clase de cosas son las que hacen tus noches emocionantes. Últimamente te has vuelto demasiado selectiva para el tema de los polvos de una noche, demasiadas preguntas y muchos dolores de cabeza.
-¿Qué te ha traído por esta zona? Se te nota que no eres de aquí.- La primera jarra cae con una facilidad pasmosa, mientras que sus ojos de hielo se pasean por el hombre con cierta curiosidad. No tiene pinta de pirata o revolucionario, pero la gente lo mira con algo de distancia, la marina queda descartada por la falta de uniforme o de aires de grande, pero bueno. Ya te dirá quién demonios es y qué hace en una de las tabernas más olvidadas de Arabasta.
Te gusta hacer preguntas tanto como odias responderlas, pero eres experta en responder de forma seca y tranquila a las mismas. Tal vez lo único hidratado es tu cuerpo, bebes a un ritmo que tal y como asegurabas y calculabas, a la segunda y media el hombre ya estaba mareado y algo disperso. Alegremente sigues a lo que te interesa, el nuevo hombre de aspecto extranjero que parece mucho más divertido y resuelto que el resto.
Al menos sus armas te resultan más interesantes que todo lo demás, aunque sospechas que tus katanas son algo mejores.
Hitsugaya Toshiro
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No pudo evitar sorprenderse ante sus palabras. ¿Meterle mano? Ni siquiera lo había pensado, ni siquiera se le había pasado por la cabeza tan remota idea. ¿Acaso estaba bromeando o estaba diciendo la verdad y esas creían que eran sus intenciones? Le quitó importancia al asunto, después de todo, no era algo tan grave como para reclamar o empezar alguna absurda discusión o, si los ánimos se caldeaban demasiado, una pelea. Suspiró con calma y solo empezó a beber mientras la analizaba. Su nombre era Kia Sekai y a menos que estuviera desactualizado con los últimos carteles de recompensa interesantes, ella no tenía o podría tenerla solo que no la recordaba, pero lo dudaba… Una cara como la de ella no se le hubiera podido olvidar o eso quería creer.
¿Qué no iba a aguantar? ¿Con quién creía que hablaba? Aunque había clara diferencia, si bien tenía la facultad de amanecer fresco como una lechuga, eso no quería decir que tenía una resistencia elevada al alcohol, quizás mayor al promedio de lo que se esperaba y mucho más de los tontos que estaban en la taberna. Aunque, con o sin querer, de forma casi inconsciente, solo por esas palabras fue que empezó a beber más rápido de la cuenta. Aunque no pasaba nada, necesitaba más que tres vasos de cerveza para empezar a sentir algo de efecto en su cuerpo. Una vez acabó el tercero, decidió que era momento de parar un poco y empezar a organizar sus bebidas. Nunca entendería el por qué de querer terminar con una resaca más grande que el Red Line o con lagunas mentales, él prefería solo disfrutar y su instinto le decía que con Kia podía hacerlo… En parte.
—Oh, perdón —dijo con una sonrisa —. Soy Toshiro Hitsugaya, cazador de recompensas —dijo con cierta confianza, aunque en un volumen bajo solo para que la taberna entera no se le tirara encima al confirmar sus sospechas. Aunque quería seguir creyendo que era porque estaba con ella y no por su oficio.
El ambiente, para él, estaba siendo un poco hostil. Miradas iban y venían, pero esperaba que al pasar las horas y que vieran que no tenía ninguna intención de hacer algo, estas frenaran. No quería sentirse observado o amenazado toda la velada. Suspiró con desgana mientras bajaba el ritmo y jugaba con el vaso de su cuarta cerveza. Por suerte, había conseguido su objetivo, frenar el calor que lo estaba matando y ahora estaba mucho más fresco y relajado. No había omitido una respuesta, solo que quería intentar hacer un tanto más interesante la conversación y quería darse un aire de misterioso… En parte.
—Nada en particular. Necesitaba un descanso, tuve unos días complicados hace poco y estoy de vacaciones —comentó con tranquilidad —. Tú tampoco eres de aquí, se nota a leguas marítimas de distancia, entonces… ¿Qué haces aquí? —preguntó. Aunque quería agregar una cosa —Marine no eres, no tienes uniforme. Eso deja la posibilidad de que seas pirata, del ejército revolucionario, miembro del Cipher Pol o de mí mismo gremio —prosiguió mientras daba un suave y largo trago a su cerveza. —. Aunque dudo que seas cazadora, no hubiera olvidado a alguien como tú. Eres… Diferente, tienes un aire especial y espero no equivocarme —dijo entre pequeñas risas.
¿Qué no iba a aguantar? ¿Con quién creía que hablaba? Aunque había clara diferencia, si bien tenía la facultad de amanecer fresco como una lechuga, eso no quería decir que tenía una resistencia elevada al alcohol, quizás mayor al promedio de lo que se esperaba y mucho más de los tontos que estaban en la taberna. Aunque, con o sin querer, de forma casi inconsciente, solo por esas palabras fue que empezó a beber más rápido de la cuenta. Aunque no pasaba nada, necesitaba más que tres vasos de cerveza para empezar a sentir algo de efecto en su cuerpo. Una vez acabó el tercero, decidió que era momento de parar un poco y empezar a organizar sus bebidas. Nunca entendería el por qué de querer terminar con una resaca más grande que el Red Line o con lagunas mentales, él prefería solo disfrutar y su instinto le decía que con Kia podía hacerlo… En parte.
—Oh, perdón —dijo con una sonrisa —. Soy Toshiro Hitsugaya, cazador de recompensas —dijo con cierta confianza, aunque en un volumen bajo solo para que la taberna entera no se le tirara encima al confirmar sus sospechas. Aunque quería seguir creyendo que era porque estaba con ella y no por su oficio.
El ambiente, para él, estaba siendo un poco hostil. Miradas iban y venían, pero esperaba que al pasar las horas y que vieran que no tenía ninguna intención de hacer algo, estas frenaran. No quería sentirse observado o amenazado toda la velada. Suspiró con desgana mientras bajaba el ritmo y jugaba con el vaso de su cuarta cerveza. Por suerte, había conseguido su objetivo, frenar el calor que lo estaba matando y ahora estaba mucho más fresco y relajado. No había omitido una respuesta, solo que quería intentar hacer un tanto más interesante la conversación y quería darse un aire de misterioso… En parte.
—Nada en particular. Necesitaba un descanso, tuve unos días complicados hace poco y estoy de vacaciones —comentó con tranquilidad —. Tú tampoco eres de aquí, se nota a leguas marítimas de distancia, entonces… ¿Qué haces aquí? —preguntó. Aunque quería agregar una cosa —Marine no eres, no tienes uniforme. Eso deja la posibilidad de que seas pirata, del ejército revolucionario, miembro del Cipher Pol o de mí mismo gremio —prosiguió mientras daba un suave y largo trago a su cerveza. —. Aunque dudo que seas cazadora, no hubiera olvidado a alguien como tú. Eres… Diferente, tienes un aire especial y espero no equivocarme —dijo entre pequeñas risas.
Kia Sekai
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-Vaya, eres el primer cazarrecompensas que conozco, un placer caballero.- Y uno bastante temerario que no le tenía especial aprecio a su vida. Aunque esa ciudad no fuera especialmente la cuna de la piratería sabes de sobra que en aquella clase de lugares no escasean precisamente. No te inmutas demasiado, te limitas a terminarte la siguiente copa y a tomar la delantera en aquel juego al que llevas jugando toda tu vida. Tu estomago no se inmuta, la comida de la calle tenía peor consistencia que aquel alcohol de mala caña que te metes en el cuerpo.
Es entonces que el muchacho estalla en preguntas para ti, después de decirte el nombre y mientras le rellenas la bebida, pestañeando con calma.- No has dado ni una, soy una pobre ciudadana que canta en tabernas para pagarse la comida, nada más, nada menos.- La parte de prostituirse durante años, ser una asesina profesional entrenada y una de las mejores recolectoras de información la vamos a seguir dejando en el tintero. De momento no has tenido que cortarle la cabeza a nadie aunque tus espadas parecen tener ganas.- Oh qué halagador, como buena cantante me aseguro de que la gente no pueda olvidarme, pero créeme que recordaría cantar para un chico tan guapo.- Un guiño de ojos coqueto, de esos orbes tuyos que parecen láminas de hielo en aquel caluroso desierto.
Ni esa sonrisa de zorro travieso parece llegar a ellos, pero disfrutas comprobando que tal y como has predicho, la tercera pata de aquella mesa se cae sin tardar demasiado.- Lo sabia, por favor, no intentéis emborracharme con ese poco aguante.- Niegas divertida, mientras el camarero se apresura a ayudar al hombre y tú simplemente le recuerdas que tiene que pagar por todo aquello. El hombre no se preocupa, sabe de sobra que el que está tirado en el suelo es uno de los mayores mercantes de Arabasta y que con gusto va a pagar aquella cuenta.
Te gusta pensar que la gente no tiene demasiadas cosas que esconderte, y aunque este hombre parece transparente, no puedes evitar preguntar presa de la curiosidad, mientras entrecierras los ojos.- ¿Estás buscando alguna presa o de verdad andas de vacaciones?- Aunque le compras lo de las vacaciones, no vamos a negar que todo ser humano se merece unas de vez en cuando, no crees que Arabasta sea el mejor lugar de todos para tomarlas y aquella taberna mucho menos.
Si os despistáis demasiado, cualquier pirata loco querrá poneros las manos encima, o bien por ir armados, por ser tan guapa o por notarse que él caza piratas. Que divertido.
Es entonces que el muchacho estalla en preguntas para ti, después de decirte el nombre y mientras le rellenas la bebida, pestañeando con calma.- No has dado ni una, soy una pobre ciudadana que canta en tabernas para pagarse la comida, nada más, nada menos.- La parte de prostituirse durante años, ser una asesina profesional entrenada y una de las mejores recolectoras de información la vamos a seguir dejando en el tintero. De momento no has tenido que cortarle la cabeza a nadie aunque tus espadas parecen tener ganas.- Oh qué halagador, como buena cantante me aseguro de que la gente no pueda olvidarme, pero créeme que recordaría cantar para un chico tan guapo.- Un guiño de ojos coqueto, de esos orbes tuyos que parecen láminas de hielo en aquel caluroso desierto.
Ni esa sonrisa de zorro travieso parece llegar a ellos, pero disfrutas comprobando que tal y como has predicho, la tercera pata de aquella mesa se cae sin tardar demasiado.- Lo sabia, por favor, no intentéis emborracharme con ese poco aguante.- Niegas divertida, mientras el camarero se apresura a ayudar al hombre y tú simplemente le recuerdas que tiene que pagar por todo aquello. El hombre no se preocupa, sabe de sobra que el que está tirado en el suelo es uno de los mayores mercantes de Arabasta y que con gusto va a pagar aquella cuenta.
Te gusta pensar que la gente no tiene demasiadas cosas que esconderte, y aunque este hombre parece transparente, no puedes evitar preguntar presa de la curiosidad, mientras entrecierras los ojos.- ¿Estás buscando alguna presa o de verdad andas de vacaciones?- Aunque le compras lo de las vacaciones, no vamos a negar que todo ser humano se merece unas de vez en cuando, no crees que Arabasta sea el mejor lugar de todos para tomarlas y aquella taberna mucho menos.
Si os despistáis demasiado, cualquier pirata loco querrá poneros las manos encima, o bien por ir armados, por ser tan guapa o por notarse que él caza piratas. Que divertido.
Hitsugaya Toshiro
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Había que admitir que Kia era alguien… Interesante. Era una de esas personas que no se solía encontrar en cualquier parte, aunque también le causaba más curiosidad el hecho de que estuviera ahí. Se notaba a leguas que no era como todas las personas que estaban en la taberna, quizás era el hecho de que portaba dos buenas espadas y que, seguramente, competirían con Vibrato con facilidad, pero también era esa seguridad que lograba ver. Tanto en sus palabras como en sus gestos. El guiño de su ojo ante sus comentarios lo pilló desprevenido y pudo sentir como es que se ruborizaba un poco. Con algo de suerte, pasaría desapercibido gracias al alcohol. Aunque Toshiro desbordara confianza, con las mujeres era un poco más tímido y más cuando lo pillaban con la guardia baja.
Ignoró ese hecho y solo se centró en lo que iba diciendo. ¿Solo era una ciudadana normal? Su instinto le decía que ella escondía más cosas, pero no iba a presionar la suerte y seguramente lograba, sin querer queriendo, que ella dijera todo. En sus palabras, solo era una iba cantando en taberna en taberna para ganarse la vida. Si ese era el caso, ¿por qué las espadas? Nadie portaba armas si no fuera para defenderse. Cabía la posibilidad que las portara solo para intimidar de vez en cuando, pero eso no terminaba de ser útil según qué tipo de personas. —Algo más esconde. —Pensó mientras ratificaba lo que su instinto le iba gritando a viva voz. No parecía ser alguien realmente peligrosa, pero era mejor ir con cautela y evitar cualquier tipo de situación donde se viera obligado a usar a Vibrato. No quería y no lo iba a hacer, no estaba en ese lugar para eso.
—Estoy de vacaciones. Tuve un par de días bastante movidos y quiero solo descansar —comentó mientras acababa ya su cuarto vaso de aquella velada. El mesero no tardó en volver a llenárselo. —. Hace poco participé en un gran evento donde casi muero un par de veces y quiero solo tomar un breve respiro. El dinero no lo es todo —comentó con una suave sonrisa.
Era cierto, era un cazador de recompensas, pero tener o no dinero era un tema diferente. Podía vivir sin lujos, pero le gustaba la idea de poder pelear contra gente fuerte, ganar algo y sin temor a las represalias. ¿Por qué no fue marine? Por la sencilla razón de que nunca le gustaba que no le gustaba tener que recibir órdenes o respetar una jerarquía. Toshiro se caracterizaba por ser libre y que nada lo atara. Soltó un ligero suspiro mientras que analizaba un poco más qué decir. Por el estado en el que había quedado el tipo que estaba antes que él conversando con Kia antes que él, podía deducir que ella había empezado la fiesta hace mucho tiempo. —Descartada la idea de que el alcohol haga efecto en ella. —Pensó mientras la miraba directo a los ojos.
—Sé que no es el mejor lugar para estar de vacaciones, menos en esta taberna —comentó mientras ya se iba acostumbrando a las miradas hostiles de los presentes —. Solo seguí el Log Pose hasta esta isla y luego mis pies me hicieron llegar hasta aquí. Quizás estaba destinado a que nos llegáramos a conocer. —Sonrió con confianza sin quitar su mirada de Kia.
Un suspiro. Un trago a su cerveza. Estaba relajado, no lo negaba. Sentía que estaba en una pequeña burbuja con Kia y que el resto no entraba en ese lugar. Se sentía observado, sí, pero no quitaba el hecho de que le importaba poco y nada. Apoyó un brazo en la mesa y se curvó ligeramente para estar más cerca de ella. Quería intentar dejar de lado su timidez para con las mujeres y tratar de tener el control de la conversación y tenía algo en mente para eso. No era una competencia, pero creía que quién mejor conociera antes a la otra persona, iba a dominar durante la velada. Le daba igual el resultado, pero quería ver si podía descubrir lo que ella escondía… Era un desafío interesante y divertido.
—Sé que escondes algo —comentó, finalmente, mientras daba un ligero trago a su bebida —. Solo espero poder descubrirlo antes de que se acabe esta velada —dijo con una sonrisa y lleno de confianza. ¿Sería suficiente como para que bajara su guardia y darle la apertura para llegar a conocerla a fondo? Lo dudaba, pero podía ser bastante interesante ver hasta dónde podía llegar.
Ignoró ese hecho y solo se centró en lo que iba diciendo. ¿Solo era una ciudadana normal? Su instinto le decía que ella escondía más cosas, pero no iba a presionar la suerte y seguramente lograba, sin querer queriendo, que ella dijera todo. En sus palabras, solo era una iba cantando en taberna en taberna para ganarse la vida. Si ese era el caso, ¿por qué las espadas? Nadie portaba armas si no fuera para defenderse. Cabía la posibilidad que las portara solo para intimidar de vez en cuando, pero eso no terminaba de ser útil según qué tipo de personas. —Algo más esconde. —Pensó mientras ratificaba lo que su instinto le iba gritando a viva voz. No parecía ser alguien realmente peligrosa, pero era mejor ir con cautela y evitar cualquier tipo de situación donde se viera obligado a usar a Vibrato. No quería y no lo iba a hacer, no estaba en ese lugar para eso.
—Estoy de vacaciones. Tuve un par de días bastante movidos y quiero solo descansar —comentó mientras acababa ya su cuarto vaso de aquella velada. El mesero no tardó en volver a llenárselo. —. Hace poco participé en un gran evento donde casi muero un par de veces y quiero solo tomar un breve respiro. El dinero no lo es todo —comentó con una suave sonrisa.
Era cierto, era un cazador de recompensas, pero tener o no dinero era un tema diferente. Podía vivir sin lujos, pero le gustaba la idea de poder pelear contra gente fuerte, ganar algo y sin temor a las represalias. ¿Por qué no fue marine? Por la sencilla razón de que nunca le gustaba que no le gustaba tener que recibir órdenes o respetar una jerarquía. Toshiro se caracterizaba por ser libre y que nada lo atara. Soltó un ligero suspiro mientras que analizaba un poco más qué decir. Por el estado en el que había quedado el tipo que estaba antes que él conversando con Kia antes que él, podía deducir que ella había empezado la fiesta hace mucho tiempo. —Descartada la idea de que el alcohol haga efecto en ella. —Pensó mientras la miraba directo a los ojos.
—Sé que no es el mejor lugar para estar de vacaciones, menos en esta taberna —comentó mientras ya se iba acostumbrando a las miradas hostiles de los presentes —. Solo seguí el Log Pose hasta esta isla y luego mis pies me hicieron llegar hasta aquí. Quizás estaba destinado a que nos llegáramos a conocer. —Sonrió con confianza sin quitar su mirada de Kia.
Un suspiro. Un trago a su cerveza. Estaba relajado, no lo negaba. Sentía que estaba en una pequeña burbuja con Kia y que el resto no entraba en ese lugar. Se sentía observado, sí, pero no quitaba el hecho de que le importaba poco y nada. Apoyó un brazo en la mesa y se curvó ligeramente para estar más cerca de ella. Quería intentar dejar de lado su timidez para con las mujeres y tratar de tener el control de la conversación y tenía algo en mente para eso. No era una competencia, pero creía que quién mejor conociera antes a la otra persona, iba a dominar durante la velada. Le daba igual el resultado, pero quería ver si podía descubrir lo que ella escondía… Era un desafío interesante y divertido.
—Sé que escondes algo —comentó, finalmente, mientras daba un ligero trago a su bebida —. Solo espero poder descubrirlo antes de que se acabe esta velada —dijo con una sonrisa y lleno de confianza. ¿Sería suficiente como para que bajara su guardia y darle la apertura para llegar a conocerla a fondo? Lo dudaba, pero podía ser bastante interesante ver hasta dónde podía llegar.
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-Nada como un buen descanso después de salir de las garras de la muerte.- Asientes felizmente escuchando las palabras del hombre, mientras rellenan vuestras copas.- Aunque claro, beber hasta lo que puedas aguantar no es una forma de querer mantenerte con vida.- Mucho menos contra ti, es una de esas sentencias que disfrutas viendo como se emiten en completo silencio. Tu estómago procesa el alcohol de tal manera que casi parece caer como agua dentro de este, no puedes culparlo, ha tenido que digerir cosas mucho peores para sobrevivir en la calle.
Lo dejas hablar, ves al muchacho seguir contando aquella historia, simplemente dejas que no aparte los ojos de tu mirada de hielo. Asientes con calma, inclinas suavemente el cuerpo hacía la barra mientras cruzas los brazos, ladeando el rostro divertido.- El destino tiene una forma curiosa de jugar contigo… Nunca es bueno cruzarse conmigo.- Traes tantos problemas como soluciones, pero la gente ha empezado a aceptar que eres algo así como un mal demonio que cuando pones los ojos encima de alguien, solo traen desgracia.
Entonces empieza a hablar de que escondes algo, alzas suavemente una ceja y quieres reirte, no sabe la cantidad de cosas que escondes. Prefieres dejarlo así, como una incógnita y simplemente te encoges de hombros.- Escondo tantas cosas que a veces me cuestiono cómo es que no me escondo a mi misma y punto, pero supongo que de esta forma es más divertido para todos.- No sabes que tan divertido , pero si sabes que tan peligroso podría ser para alguien saber todas y cada una de las cosas que escondes.
Desde esas alas que han tallado en tu espalda hasta todas y cada una de las cosas que la gente no conoce que has hecho. Hace años que la gente comenzó a tomar decisiones por ti y apenas acabas de recuperar el control hace poco. Sin embargo no es el momento de que te pongas a pensar en ello.- Algo me dice que tú escondes muchas más cosas que yo, pero no sé si preguntarte, estás de vacaciones después de todo.- Vacaciones tu trasero, esa clase de gente nunca descansa y sabe de sobra que lleva la espada a la espalda por algo.
Aunque siendo sinceros, la sola posibilidad de tener que pelear ahora te da dolor de cabeza, así que mejor te tomas tu copa sin añadir nada más. Quizás con un par de copas más el hombre se anime a contarte sobre su verdad.
Lo dejas hablar, ves al muchacho seguir contando aquella historia, simplemente dejas que no aparte los ojos de tu mirada de hielo. Asientes con calma, inclinas suavemente el cuerpo hacía la barra mientras cruzas los brazos, ladeando el rostro divertido.- El destino tiene una forma curiosa de jugar contigo… Nunca es bueno cruzarse conmigo.- Traes tantos problemas como soluciones, pero la gente ha empezado a aceptar que eres algo así como un mal demonio que cuando pones los ojos encima de alguien, solo traen desgracia.
Entonces empieza a hablar de que escondes algo, alzas suavemente una ceja y quieres reirte, no sabe la cantidad de cosas que escondes. Prefieres dejarlo así, como una incógnita y simplemente te encoges de hombros.- Escondo tantas cosas que a veces me cuestiono cómo es que no me escondo a mi misma y punto, pero supongo que de esta forma es más divertido para todos.- No sabes que tan divertido , pero si sabes que tan peligroso podría ser para alguien saber todas y cada una de las cosas que escondes.
Desde esas alas que han tallado en tu espalda hasta todas y cada una de las cosas que la gente no conoce que has hecho. Hace años que la gente comenzó a tomar decisiones por ti y apenas acabas de recuperar el control hace poco. Sin embargo no es el momento de que te pongas a pensar en ello.- Algo me dice que tú escondes muchas más cosas que yo, pero no sé si preguntarte, estás de vacaciones después de todo.- Vacaciones tu trasero, esa clase de gente nunca descansa y sabe de sobra que lleva la espada a la espalda por algo.
Aunque siendo sinceros, la sola posibilidad de tener que pelear ahora te da dolor de cabeza, así que mejor te tomas tu copa sin añadir nada más. Quizás con un par de copas más el hombre se anime a contarte sobre su verdad.
Hitsugaya Toshiro
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—Dependiendo de la situación, tampoco es buena idea cruzarse conmigo —bromeó. No se consideraba a si mismo como alguien peligroso, de hecho, era bastante pacifico y tranquilo, aunque eso no descartaba el hecho de que interviniera en según qué casos o según qué personas. Suspiró y dio un breve sorbo a su vaso.
Dejó que terminara y esbozó una sonrisa. ¿Esconder algo? Podía ser cierto, aunque quizás nada como lo que ella escondiera. ¿Qué podría ser su secreto? ¿Qué estaba en la búsqueda de una organización fantasma? ¿Qué sus padres lo abandonaron? No lo consideraba un secreto o algo que ocultar, podía contarlo si quisiera, pero quería mantener vivo el juego. ¿Para qué quitarle la diversión a la conversación si podía evitarlo? Era curioso, era bueno leyendo a las personas, entendía a grandes rasgos las características psicológicas de los demás y eso le daba una certera imagen de los demás. Sin embargo… Ella era diferente. Sabía qué escondía cosas, lo había dejado claro, pero no podía interpretar sus señales o gestos no verbales. ¿Cuántos años había mantenido su pasado escondido del resto? ¿Cuántas veces engañó a los demás? Eran preguntas que esperaba poder contestar antes de que todo acabara.
—No todos escondemos algo —dijo, finalmente —. Te podría decir todo, no me interesa, pero ¿qué diversión habría en eso? —preguntó. No esperaba una respuesta, pero tampoco es que le diera la oportunidad de replicar —. Soy un libro abierto, pero quiero ver si eres capaz de averiguarlo por ti misma.
La miró a sus ojos. Eran embriagadores y tenían algo que hacía que no pudiera quitar su mirada de ellos. Quizás fuera el alcohol que lo estuviera poniendo más… ¿Sensible? ¿Atrevido? No, estaba lleno de confianza. De una que normalmente no hubiera tenido antes. No es que fuera alguien desconfiado, pero le costaba tener temas de conversación con las mujeres y este quizás fuera el primer paso para romper esa barrera autoimpuesta. Le dio otro sorbo a su trago y suspiró. En su cabeza pasaban varias formas de ir tratando de que ella contara todo, pero quería que fuera natural y no se terminaba de convencer. Un trago más. Tenía resistencia para eso, podía beber y beber, seguirle el ritma a Kira y salir de la taberna como si hubiera bebido simplemente agua. Su cuerpo era extraño, procesaba el alcohol como si nada. No es que fuera un bebedor de todos los días, simplemente salió favorecido por la genética.
El tabernero volvió a llenar sus vasos. El idiota que estaba antes con ella invitaba, así que no era ningún problema. Finalmente, se decidió. Las espadas que ella portaba no eran comunes, lo podía notar con tan solo una mirada. Podía ser un hilo del cual tirar y ver hasta donde llegaba, sabía que con solo ser cantante no se ganaba la vida. Estas tenían un propósito, intimidar o tenía una habilidad innata con estas. También había otra cosa para ir indagando en su vida, ya estaban ambos metidos en el mismo juego y era obvio que iban a hacer preguntas que fueran delatando al otro, poco a poco, sin que se diera cuenta.
—¿Por qué saliste al mar? —preguntó. Se felicitó por dentro, podría ser la pregunta que abriera a más cosas y detalles. Aunque algo le decía que no iba a contar toda la verdad o iba a quedar a medio camino o contaría alguna historia ficticia. Debía ser capaz de ver a través de sus palabras y discernir si era verdad o mentira. De todas formas, la suerte estaba echada y se sentía un ganador. Iba a resultar todo como debería, sin más ni menos. —Veamos qué respondes, Kira. —Pensó mientras bebía tranquilamente.
Dejó que terminara y esbozó una sonrisa. ¿Esconder algo? Podía ser cierto, aunque quizás nada como lo que ella escondiera. ¿Qué podría ser su secreto? ¿Qué estaba en la búsqueda de una organización fantasma? ¿Qué sus padres lo abandonaron? No lo consideraba un secreto o algo que ocultar, podía contarlo si quisiera, pero quería mantener vivo el juego. ¿Para qué quitarle la diversión a la conversación si podía evitarlo? Era curioso, era bueno leyendo a las personas, entendía a grandes rasgos las características psicológicas de los demás y eso le daba una certera imagen de los demás. Sin embargo… Ella era diferente. Sabía qué escondía cosas, lo había dejado claro, pero no podía interpretar sus señales o gestos no verbales. ¿Cuántos años había mantenido su pasado escondido del resto? ¿Cuántas veces engañó a los demás? Eran preguntas que esperaba poder contestar antes de que todo acabara.
—No todos escondemos algo —dijo, finalmente —. Te podría decir todo, no me interesa, pero ¿qué diversión habría en eso? —preguntó. No esperaba una respuesta, pero tampoco es que le diera la oportunidad de replicar —. Soy un libro abierto, pero quiero ver si eres capaz de averiguarlo por ti misma.
La miró a sus ojos. Eran embriagadores y tenían algo que hacía que no pudiera quitar su mirada de ellos. Quizás fuera el alcohol que lo estuviera poniendo más… ¿Sensible? ¿Atrevido? No, estaba lleno de confianza. De una que normalmente no hubiera tenido antes. No es que fuera alguien desconfiado, pero le costaba tener temas de conversación con las mujeres y este quizás fuera el primer paso para romper esa barrera autoimpuesta. Le dio otro sorbo a su trago y suspiró. En su cabeza pasaban varias formas de ir tratando de que ella contara todo, pero quería que fuera natural y no se terminaba de convencer. Un trago más. Tenía resistencia para eso, podía beber y beber, seguirle el ritma a Kira y salir de la taberna como si hubiera bebido simplemente agua. Su cuerpo era extraño, procesaba el alcohol como si nada. No es que fuera un bebedor de todos los días, simplemente salió favorecido por la genética.
El tabernero volvió a llenar sus vasos. El idiota que estaba antes con ella invitaba, así que no era ningún problema. Finalmente, se decidió. Las espadas que ella portaba no eran comunes, lo podía notar con tan solo una mirada. Podía ser un hilo del cual tirar y ver hasta donde llegaba, sabía que con solo ser cantante no se ganaba la vida. Estas tenían un propósito, intimidar o tenía una habilidad innata con estas. También había otra cosa para ir indagando en su vida, ya estaban ambos metidos en el mismo juego y era obvio que iban a hacer preguntas que fueran delatando al otro, poco a poco, sin que se diera cuenta.
—¿Por qué saliste al mar? —preguntó. Se felicitó por dentro, podría ser la pregunta que abriera a más cosas y detalles. Aunque algo le decía que no iba a contar toda la verdad o iba a quedar a medio camino o contaría alguna historia ficticia. Debía ser capaz de ver a través de sus palabras y discernir si era verdad o mentira. De todas formas, la suerte estaba echada y se sentía un ganador. Iba a resultar todo como debería, sin más ni menos. —Veamos qué respondes, Kira. —Pensó mientras bebía tranquilamente.
Kia Sekai
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-No soy pirata, no soy criminal y si alguna vez mato a alguien puedo prometerte que se lo merecía.- Esa era la realidad, tu realidad sobre todo este tema, lo que respondes cada vez que te miran tras asesinar a alguien a sangre fría. La gente no comprende que para ti no es algo especialmente difícil y que sabes de sobra ver en la personas si merecen el destino que has decidido para ellos. Tal vez es por ello que ser Cazarecompensas había sido una de esas profesiones que habían pasado por tu cabeza, sin embargo el dinero te importa tan poco y es tan frío que sabes que matar simplemente sería una afición. El cobrar o no te resultaría indiferente.
El tema de ser un libro abierto te hace alzar una ceja, no es que no sepas leer a la gente o no te interese, es que normalmente tienes dos opciones para la gente, o te los follas o los matas y ahora mismo no sabías dónde clasificarlo. Entrecierras los ojos de manera suave y niegas finalmente.- No creo que seas tan sencillo de leer, pero si tu lo dices, mejor manejar la incógnita.- Beber estaba en un segundo plano, en algún momento tu cuerpo simplemente acabará ignorando el contenido de tu estómago y empezará a trabajar como si no hubiera un mañana. El resto no es importante, la conversación que tienes delante es al menos algo más interesante.
Aunque el chico no es especialmente inteligente por hacerte preguntas tan abiertas y amplias como esas.- ¿No es el sueño de cualquiera? Simplemente me uní a la ola, supongo que los mares calmados se quedaron pequeños para mi.- Kieskaya se había quedado pequeña para ti, reducida a una mancha en la que la sangre que habías derramado te persigue eternamente, sin embargo no te importa. Tu hermano, tu madre, tu marido, tus suegros y cuñados, matarlos había sido una de esas cosas que te había liberado y no encontrabas la razón de que tuvieras que tener algún remordimiento al respecto.- Me gusta viajar, eso es todo…¿Y tú? No te veo necesitado de dinero como para acabar siendo Cazarrecompensas.- Aunque quien sabe, quizás ha sido un muerto de hambre como tú y se ha alimentado de todo lo que encontrara en las calles.
Tal vez seas uno de esos zorros que rebuscan en la basura, pero siempre hay más cosas en esos lugares aparte de las ratas.
El tema de ser un libro abierto te hace alzar una ceja, no es que no sepas leer a la gente o no te interese, es que normalmente tienes dos opciones para la gente, o te los follas o los matas y ahora mismo no sabías dónde clasificarlo. Entrecierras los ojos de manera suave y niegas finalmente.- No creo que seas tan sencillo de leer, pero si tu lo dices, mejor manejar la incógnita.- Beber estaba en un segundo plano, en algún momento tu cuerpo simplemente acabará ignorando el contenido de tu estómago y empezará a trabajar como si no hubiera un mañana. El resto no es importante, la conversación que tienes delante es al menos algo más interesante.
Aunque el chico no es especialmente inteligente por hacerte preguntas tan abiertas y amplias como esas.- ¿No es el sueño de cualquiera? Simplemente me uní a la ola, supongo que los mares calmados se quedaron pequeños para mi.- Kieskaya se había quedado pequeña para ti, reducida a una mancha en la que la sangre que habías derramado te persigue eternamente, sin embargo no te importa. Tu hermano, tu madre, tu marido, tus suegros y cuñados, matarlos había sido una de esas cosas que te había liberado y no encontrabas la razón de que tuvieras que tener algún remordimiento al respecto.- Me gusta viajar, eso es todo…¿Y tú? No te veo necesitado de dinero como para acabar siendo Cazarrecompensas.- Aunque quien sabe, quizás ha sido un muerto de hambre como tú y se ha alimentado de todo lo que encontrara en las calles.
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- Demasiado frío hasta para pensar. [Toshiro-Kohaku]
- Mientras tanto, en la Capital del Agua...[Priv. Rayder]
- ¡La brillante y enorme capital del agua! [Priv.-Pas.] [Aslaug-Kenmei]
- La mayor pelea y más épica sin ningún tipo de fallo. Unos tigres, pistolas de agua y un compañerismo sin igual. El rey de las pistolas de agua contra el señor de las pistolas de agua. Un reto que destrozará todo y a la vez lo restaurará.
- Agua, más agua y un par de locos [Pasado - Baskerville y Skywalker]
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