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Sawn Vs Negoru Rogetsu
Escenario: Ohara
Bella isla que contiene a los arqueólogos e investigadores más prestigiosos del mundo entero. En el centro de esta se encuentra el famoso Árbol del Conocimiento usado como laboratorio y biblioteca.
Turnos: Sawn - Negoru - Sawn - Negoru - Sawn
- IMPORTANTE:
- Se combatirá el nivel 50 los dos contendientes mirando el listado de niveles de este foro. Igualmente pasará lo mismo con los niveles de profesiones. A continuación pondré los dos links para facilitar la información. Gracias por viajar con aerolíneas One Piece, disfruten del combate.
https://www.onepiece-definitiverol.com/t7-tabla-de-niveles-experiencias
https://www.onepiece-definitiverol.com/t8-niveles-de-profesiones
Se combatirá con estas normas de rol: https://www.onepiece-definitiverol.com/t9-reglas-de-rol-vieja-escuela
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Había estado un tiempo buscando información sobre mi capitán, no le había visto desde Marineford. Estaba un poco ausente en la banda, Azumi se preocupó al principio, pero al ver lo que estaba buscando, dejó de preocuparse y también me empezó a ayudar a buscar a mi capitán. Los dos visitamos islas, algunas no decían nada y en otras nos echaban directamente.
Estábamos en el cuartel marine del oeste, tuvimos que llegar al nivel de robar información a la marina. Era un día soleado y el cuartel estaba un poco alterado, se estaban preparando para algo, no sabía para que, pero se podía ver a simple vista. tardamos un rato en entrar, ya que no podíamos entrar así porque si con nuestras ropas, en ese momento se me ocurrió una idea.
Sin pensarlo dos veces, salí de donde estaba, para que los marines me viesen y me capturasen. Todos los marines que estaban fuera con sus armas, llegaron a mi posición rápidamente, apuntándome con las armas. No tardaron en detenerme y meterme dentro del edificio, en ese momento no había nadie fuera, era la hora de actuar de Azumi.
Mientras, a mi me llevaban a una sala normal, con ventanas muy pequeñas y con rejas; la puerta la cerraron con llave y me dejaron con un guardia dentro. Lo raro es que no me habían arrestado, pero podría saber porque. El plan salía como había planeado en 1 minuto. Esperé sentado en una silla que había en medio de la sala, como si la hubiesen tirado con desprecio; estaba tranquilo, sabía que no pasaría nada malo.
A los 10 minutos de estar en la sala tranquilo, alguien rompió la puerta de un puñetazo, era Azumi, llevaba en su mano izquierda unos papeles. Pero había sido listo, se había puesto una capa completamente negra como la mía y una máscara un poco rara, pro servía para que no le pillasen. Azumi corrió hacia la pared y con su dial de impacto, rompió la pared. Salimos los dos por allí, por el camino, creé un agujero de gusano, desapareciendo de allí.
Aparecimos en un bosque, no sabía donde habíamos llegado, pero era raro, pensaba en aparecer en nuestro barco, era muy raro, nunca me había pasado eso. Nos incorporamos y caminamos un buen rato, hasta llegar a un pueblo. Me sonaba mucho ese pueblo, ya había estado varias veces allí, se trataba de Ohara; pero ¿que hacíamos allí? Era algo que quería saber, así conocería mejor mi habilidad. Nos adentramos en el pueblo, llegando a la plaza, llena de personas, casi ni se podía caminar.
Nathan: Enseñame los papeles Azumi.
Azumi: Toma es la ficha de Negoru, es toda tuya.
Estábamos en el cuartel marine del oeste, tuvimos que llegar al nivel de robar información a la marina. Era un día soleado y el cuartel estaba un poco alterado, se estaban preparando para algo, no sabía para que, pero se podía ver a simple vista. tardamos un rato en entrar, ya que no podíamos entrar así porque si con nuestras ropas, en ese momento se me ocurrió una idea.
Sin pensarlo dos veces, salí de donde estaba, para que los marines me viesen y me capturasen. Todos los marines que estaban fuera con sus armas, llegaron a mi posición rápidamente, apuntándome con las armas. No tardaron en detenerme y meterme dentro del edificio, en ese momento no había nadie fuera, era la hora de actuar de Azumi.
Mientras, a mi me llevaban a una sala normal, con ventanas muy pequeñas y con rejas; la puerta la cerraron con llave y me dejaron con un guardia dentro. Lo raro es que no me habían arrestado, pero podría saber porque. El plan salía como había planeado en 1 minuto. Esperé sentado en una silla que había en medio de la sala, como si la hubiesen tirado con desprecio; estaba tranquilo, sabía que no pasaría nada malo.
A los 10 minutos de estar en la sala tranquilo, alguien rompió la puerta de un puñetazo, era Azumi, llevaba en su mano izquierda unos papeles. Pero había sido listo, se había puesto una capa completamente negra como la mía y una máscara un poco rara, pro servía para que no le pillasen. Azumi corrió hacia la pared y con su dial de impacto, rompió la pared. Salimos los dos por allí, por el camino, creé un agujero de gusano, desapareciendo de allí.
Aparecimos en un bosque, no sabía donde habíamos llegado, pero era raro, pensaba en aparecer en nuestro barco, era muy raro, nunca me había pasado eso. Nos incorporamos y caminamos un buen rato, hasta llegar a un pueblo. Me sonaba mucho ese pueblo, ya había estado varias veces allí, se trataba de Ohara; pero ¿que hacíamos allí? Era algo que quería saber, así conocería mejor mi habilidad. Nos adentramos en el pueblo, llegando a la plaza, llena de personas, casi ni se podía caminar.
Nathan: Enseñame los papeles Azumi.
Azumi: Toma es la ficha de Negoru, es toda tuya.
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Akuma no mi
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Estaba a punto de encontrarlo. Los pasos de mi padre cada vez eran más cortos ante mí. Pronto daría con él y podría al fin cumplir mi objetivo. El destino me deparó esta vez a Ohara. Necesitaba unos manuscritos que me habían conseguido ciertos colegas con los que trabajé durante un tiempo. Sin embargo no podían enviármelos y tenía que ir yo mismo a revisarlos allí. Siendo lo que son, iría hasta a Impel Down si hiciese falta.
Sin embargo los arqueólogos me escribieron varias cartas de quejas sobre el ambiente que hay últimamente allí, decían que el gobierno les esta atormentando mucho sobre su trabajo y que no paran de dudar de ellos a la hora de referirse a las famosas armas ancestrales y los Phoneglifos. El problema es que ellos no conocían mi actual posición, dado que ellos pensaban que yo seguía siendo capitán de la marina. En teoría lo seguía siendo, pero en paradero desconocido, hasta que se diesen cuenta de que había desertado y que les había utilizado para lo que me convenía. Dicho así puede parecer algo cruel, pero si supiesen mis propósitos hasta me lo agradecerían.
Yo ya me embarcaba en un bote que pedí a mi gran compañero cyborg Stark que me diseñase. Me debía una por no haberle matado cuando en teoría nos traicionó a los Héroes Bravos, así que aceptó rotundamente. Pasar esos momentos con él mientras diseñaba y montaba el bote (que fueron dos o tres minutos, yo con este personaje es que alucino) me hizo recordar aquellas veces que el bruto de Dain destruía la cubierta del Gran Salvador a golpe de martillo para evitar que la gente comiese antes de tiempo. O aún peor cuando nos golpeaba para que no nos levantásemos de la cama después de curarnos las heridas. Muy buenos recuerdos si señor... Mientras estaba en el limbo recordando esos momentos inolvidables, una brisa golpeó mi rostro y me hizo alzar la mirada. Entonces fue cuando vi ese majestuoso árbol. Nunca había visto otro igual en todo el mundo, tenía algo que le hacía muy especial (a parte de que dentro de él está la gran biblioteca del saber y los laboratorios de Ohara). Me dirigí hacia el timón y apreté el cambio de marcha del bote de 3 a 5. Muy curioso este sistema de motor que implantó Stark, como dije antes, no dejará de sorprenderme. Salí disparado hacia la isla, iba tan rápido que empecé a perder el control del bote. Para desgracia mía me choqué con una roca que estaba en medio del mar (¡no se que cojones hacía ahí esa maldita piedra de las narices!) y salí desperdigado hasta estrellarme en el puerto de la isla. Destruí varios botes de pesca y dos o tres puestos de comida también. Estaba todo desperdigado: melones, manzanas, peras, peces y más peces todo tirado por el suelo del puerto.
Bajé del bote lentamente de un salto. Todo el mundo se quedó mirándome en silencio. Les miré a todos y con una sonrisa dije:
-Buenos días.- A la vez que me desplazaba poco a poco hacia el camino que llevaba hacia el árbol.
Menudo bochorno pasé. No me gusta nada romper cosas, y menos si es en ese lugar en el que en teoría soy "respetado". Aunque la fama que me cree allí fue por mis dotes arqueológicas y no por mis grandes batallas o por mi conocida akuma no mi. Y eso era una de las cosas que me encantaba de aquel lugar. Era una de las razones por las que solía aparecer a menudo por allí cuando quería desaparecer de lo que me rodeaba. Además, esta vez era diferente. No solo acudía a Ohara porque me gustase, sino porque en ese momento iba a conseguir una de las pistas más importantes, que marcarían en un futuro una etapa nueva de mi vida.
Sin embargo los arqueólogos me escribieron varias cartas de quejas sobre el ambiente que hay últimamente allí, decían que el gobierno les esta atormentando mucho sobre su trabajo y que no paran de dudar de ellos a la hora de referirse a las famosas armas ancestrales y los Phoneglifos. El problema es que ellos no conocían mi actual posición, dado que ellos pensaban que yo seguía siendo capitán de la marina. En teoría lo seguía siendo, pero en paradero desconocido, hasta que se diesen cuenta de que había desertado y que les había utilizado para lo que me convenía. Dicho así puede parecer algo cruel, pero si supiesen mis propósitos hasta me lo agradecerían.
Yo ya me embarcaba en un bote que pedí a mi gran compañero cyborg Stark que me diseñase. Me debía una por no haberle matado cuando en teoría nos traicionó a los Héroes Bravos, así que aceptó rotundamente. Pasar esos momentos con él mientras diseñaba y montaba el bote (que fueron dos o tres minutos, yo con este personaje es que alucino) me hizo recordar aquellas veces que el bruto de Dain destruía la cubierta del Gran Salvador a golpe de martillo para evitar que la gente comiese antes de tiempo. O aún peor cuando nos golpeaba para que no nos levantásemos de la cama después de curarnos las heridas. Muy buenos recuerdos si señor... Mientras estaba en el limbo recordando esos momentos inolvidables, una brisa golpeó mi rostro y me hizo alzar la mirada. Entonces fue cuando vi ese majestuoso árbol. Nunca había visto otro igual en todo el mundo, tenía algo que le hacía muy especial (a parte de que dentro de él está la gran biblioteca del saber y los laboratorios de Ohara). Me dirigí hacia el timón y apreté el cambio de marcha del bote de 3 a 5. Muy curioso este sistema de motor que implantó Stark, como dije antes, no dejará de sorprenderme. Salí disparado hacia la isla, iba tan rápido que empecé a perder el control del bote. Para desgracia mía me choqué con una roca que estaba en medio del mar (¡no se que cojones hacía ahí esa maldita piedra de las narices!) y salí desperdigado hasta estrellarme en el puerto de la isla. Destruí varios botes de pesca y dos o tres puestos de comida también. Estaba todo desperdigado: melones, manzanas, peras, peces y más peces todo tirado por el suelo del puerto.
Bajé del bote lentamente de un salto. Todo el mundo se quedó mirándome en silencio. Les miré a todos y con una sonrisa dije:
-Buenos días.- A la vez que me desplazaba poco a poco hacia el camino que llevaba hacia el árbol.
Menudo bochorno pasé. No me gusta nada romper cosas, y menos si es en ese lugar en el que en teoría soy "respetado". Aunque la fama que me cree allí fue por mis dotes arqueológicas y no por mis grandes batallas o por mi conocida akuma no mi. Y eso era una de las cosas que me encantaba de aquel lugar. Era una de las razones por las que solía aparecer a menudo por allí cuando quería desaparecer de lo que me rodeaba. Además, esta vez era diferente. No solo acudía a Ohara porque me gustase, sino porque en ese momento iba a conseguir una de las pistas más importantes, que marcarían en un futuro una etapa nueva de mi vida.
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Nada mas darme la carpeta Azumi, mi cara cambió completamente, tenía un tono muy serio, estaba concentrado en lo que leía; todo lo que estaba en el papel, ya lo sabía, solo buscaba información que desconocía de él o que la marina sabía y yo no. Pasaba las hojas lentamente, venía también el ataque a Marineford, tiempos tan maravillosos que ahora están disipados.
Cerré la carpeta, estaba por tirarla al suelo, pero se me ocurrió conservarla por si me hiciese falta. Nos levantamos lentamente y fuimos al puerto, posiblemente allí sabrían algo de él, ya que era Arqueólogo o eso recordaba. Había muchas gente y a veces se hacía difícil de esquivar, pero en el caso de Azumi, esquivaba a la gente como si nada. Seguimos caminando, llevaba la carpeta en la mano derecha, cogiéndola con fuerza para que no se escapase o la robaran.
Por el camino empecé a mirar fijamente la vegetación de la zona, era asombrosa, y además me encantaba estar allí, me giré un momento y pude ver el árbol gigante, era una belleza de la naturaleza. Volví a lo mío. Tras un rato caminando, llegamos al puerto, estaba todo lleno de comercios de todo tipo, había comida para 2 meses mínimo y aún sobraba comida. Estaba más lleno que el centro del pueblo, un poco más y era imposible caminar sin empujar a la gente. Me fijaba perfectamente en los puestos, los tenían todo ordenado, con su cartel del precio, al parecer las cosas no eran muy caras.
Me acerqué a una frutería, el encargado me atendió al instante. El hombre no era ni muy viejo ni muy joven, tendría casi los 50 años, se le veía muy feliz de estar allí. Me preguntó que quería, pero no quería nada, solo preguntar.
Nathan: Solo quería preguntarle una cosa.
Frutero: Dime chico.
Nathan: ¿Conoce usted a este hombre?, le estoy buscando.
Frutero: Me suena mucho; si, se llama Negoru, aquí es conocido por la mayoría.
Nathan: ¿Sabe si se encuentra en la isla?
Frutero: No lo se, lo siento.
Me fui de allí, volviendo con Azumi, quien me estaba esperando con los brazos cruzados y mirando por todas partes. Seguimos el camino, hasta llegar a otro puesto no muy lejos, estaba todo tirado por el suelo, la gente estaba haciendo un circulo, estaban mirando a alguien que se iba por un camino, le miré y me sonaba mucho. Miré la ficha otra vez, miré a la persona otra vez, sin duda era él, tenía que cogerle antes de que se escapase. Le dije a Azumi que me acompañase, me puse a correr como un loco hacia donde estaba Negoru, no quería perderle de vista. En poco tiempo, en cuestión de segundos le cogí.
Nathan: Por fin te encuentro, hacía tiempo que no nos vemos..... ¡Capitán!
Cerré la carpeta, estaba por tirarla al suelo, pero se me ocurrió conservarla por si me hiciese falta. Nos levantamos lentamente y fuimos al puerto, posiblemente allí sabrían algo de él, ya que era Arqueólogo o eso recordaba. Había muchas gente y a veces se hacía difícil de esquivar, pero en el caso de Azumi, esquivaba a la gente como si nada. Seguimos caminando, llevaba la carpeta en la mano derecha, cogiéndola con fuerza para que no se escapase o la robaran.
Por el camino empecé a mirar fijamente la vegetación de la zona, era asombrosa, y además me encantaba estar allí, me giré un momento y pude ver el árbol gigante, era una belleza de la naturaleza. Volví a lo mío. Tras un rato caminando, llegamos al puerto, estaba todo lleno de comercios de todo tipo, había comida para 2 meses mínimo y aún sobraba comida. Estaba más lleno que el centro del pueblo, un poco más y era imposible caminar sin empujar a la gente. Me fijaba perfectamente en los puestos, los tenían todo ordenado, con su cartel del precio, al parecer las cosas no eran muy caras.
Me acerqué a una frutería, el encargado me atendió al instante. El hombre no era ni muy viejo ni muy joven, tendría casi los 50 años, se le veía muy feliz de estar allí. Me preguntó que quería, pero no quería nada, solo preguntar.
Nathan: Solo quería preguntarle una cosa.
Frutero: Dime chico.
Nathan: ¿Conoce usted a este hombre?, le estoy buscando.
Frutero: Me suena mucho; si, se llama Negoru, aquí es conocido por la mayoría.
Nathan: ¿Sabe si se encuentra en la isla?
Frutero: No lo se, lo siento.
Me fui de allí, volviendo con Azumi, quien me estaba esperando con los brazos cruzados y mirando por todas partes. Seguimos el camino, hasta llegar a otro puesto no muy lejos, estaba todo tirado por el suelo, la gente estaba haciendo un circulo, estaban mirando a alguien que se iba por un camino, le miré y me sonaba mucho. Miré la ficha otra vez, miré a la persona otra vez, sin duda era él, tenía que cogerle antes de que se escapase. Le dije a Azumi que me acompañase, me puse a correr como un loco hacia donde estaba Negoru, no quería perderle de vista. En poco tiempo, en cuestión de segundos le cogí.
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Después del escándalo que monté en el puerto, me dirigía hacia aquel majestuoso árbol a conseguir por fin la información que necesitaba. Creo que era la primera vez en mucho tiempo que me ponía nervioso por algo. Estaba ansioso de conocer esa información, no había nada más que me interesase en ese mismo momento. Era algo tan importante para mí que ni aunque el mismísimo almirante de la flota de los marines se me plantase en medio conseguiría pararme y evitar que consiguiese hablar con mis compañeros arqueólogos.
Seguí caminando por aquel camino que me recordaba a los bazares de Arabasta pero rodeado de verde en vez de arena. Aunque la mitad de los puestos eran de libros en vez de comida, ropa y demás víveres. Hubo un puesto que me llamó mucho la atención, y era el de un herrero. Me paré sin dudarlo, las katanas son mi debilidad. Aquel hombre era un genio, esas katanas que tenía en el mostrador eran de una calidez exquisita. Lo malo es que mi katana actual y las que guardo conmigo en mi bote son mejores, pero me hubiese encantado comprarle alguna solo para mostrar aquellas preciosidades.
Ese puesto me hizo pensar en todas las katanas que había tenido. Todo comenzó con "Alma corrompida", forjada por el mismísimo Masamune, amigo íntimo de mi abuelo. Que me permitió ponerle yo mismo el nombre, cosa que me emocionó bastante. Un tiempo después encontré en Shabaody la que fue y será mi katana más preciada, "Lerd Shazzelim". Esa espada estaba unida a mí, era capaz de transmitirle mi energía solar y no se derretía, al contrario, se prendía fuego y se hacía más afilada. Más tarde conseguí una bastante extraña y de muy fina hermosura que hasta daba pena ultilizarla. Esa era "Kikuichimonji". Se la confié a Mihasi, para que algún día se la diese a mi hijo, que la necesitará, pues la conseguí para él. Y por último está mi preciada "Shinseina", arma que compré el mismo día que la sacaron de la forja. Hasta el dueño de la tienda me dijo que estaba hecha para mí. Lo que si que es cierto, es que con ella es con la que más he mejorado como espadachín y eso, es genial.
Dejé atrás el puesto del herrero y seguí con mi camino. La gente por fin me empezaba a reconocer, pues no paraban de saludarme una y otra y otra. La verdad es que me encantaba saludar a la gente, me hacía sentir bien. Pero de repente noté que alguien venía corriendo a mis espaldas. Se me pasaron mil cosas por la cabeza: alguien me había seguido, los marines estaban por aquí y quieren que vaya a Marine Ford o cualquier otra cosa. Me giré rápidamente con la mano en Shinseina y pude visualizar quien era, o mejor dicho, quienes eran.
Al primero que vi fue a mi gran compañero y amigo de Héroes Bravos, Sawn White. Era un gran nakama, un poco pesado, pero una persona genial. Me salió una leve sonrisa al ver a Sawn, pero rápidamente se borró de mi cara a la vez que desenvainé mi katana al ver a aquel asqueroso y despreciable ser, Akumi Kenzo. O era Azumi Kento... Baah, no me interesaba su nombre. Lo único que sabía de él la última vez que le vi es que era un marine y no me hacía ninguna gracia verle allí. Así que ignorando al pobre Sawn le dije directamente:
-¿Qué haces aquí? Los marines no sois bienvenidos.
La gente comenzó a mirar la escena extrañada, como no entendiendo mi reacción. Estaba empezando a dudar de si Akumi seguía siendo un marine. Aun así yo no cambiaría mi postura hasta que no me lo aclarasen.
Seguí caminando por aquel camino que me recordaba a los bazares de Arabasta pero rodeado de verde en vez de arena. Aunque la mitad de los puestos eran de libros en vez de comida, ropa y demás víveres. Hubo un puesto que me llamó mucho la atención, y era el de un herrero. Me paré sin dudarlo, las katanas son mi debilidad. Aquel hombre era un genio, esas katanas que tenía en el mostrador eran de una calidez exquisita. Lo malo es que mi katana actual y las que guardo conmigo en mi bote son mejores, pero me hubiese encantado comprarle alguna solo para mostrar aquellas preciosidades.
Ese puesto me hizo pensar en todas las katanas que había tenido. Todo comenzó con "Alma corrompida", forjada por el mismísimo Masamune, amigo íntimo de mi abuelo. Que me permitió ponerle yo mismo el nombre, cosa que me emocionó bastante. Un tiempo después encontré en Shabaody la que fue y será mi katana más preciada, "Lerd Shazzelim". Esa espada estaba unida a mí, era capaz de transmitirle mi energía solar y no se derretía, al contrario, se prendía fuego y se hacía más afilada. Más tarde conseguí una bastante extraña y de muy fina hermosura que hasta daba pena ultilizarla. Esa era "Kikuichimonji". Se la confié a Mihasi, para que algún día se la diese a mi hijo, que la necesitará, pues la conseguí para él. Y por último está mi preciada "Shinseina", arma que compré el mismo día que la sacaron de la forja. Hasta el dueño de la tienda me dijo que estaba hecha para mí. Lo que si que es cierto, es que con ella es con la que más he mejorado como espadachín y eso, es genial.
Dejé atrás el puesto del herrero y seguí con mi camino. La gente por fin me empezaba a reconocer, pues no paraban de saludarme una y otra y otra. La verdad es que me encantaba saludar a la gente, me hacía sentir bien. Pero de repente noté que alguien venía corriendo a mis espaldas. Se me pasaron mil cosas por la cabeza: alguien me había seguido, los marines estaban por aquí y quieren que vaya a Marine Ford o cualquier otra cosa. Me giré rápidamente con la mano en Shinseina y pude visualizar quien era, o mejor dicho, quienes eran.
Al primero que vi fue a mi gran compañero y amigo de Héroes Bravos, Sawn White. Era un gran nakama, un poco pesado, pero una persona genial. Me salió una leve sonrisa al ver a Sawn, pero rápidamente se borró de mi cara a la vez que desenvainé mi katana al ver a aquel asqueroso y despreciable ser, Akumi Kenzo. O era Azumi Kento... Baah, no me interesaba su nombre. Lo único que sabía de él la última vez que le vi es que era un marine y no me hacía ninguna gracia verle allí. Así que ignorando al pobre Sawn le dije directamente:
-¿Qué haces aquí? Los marines no sois bienvenidos.
La gente comenzó a mirar la escena extrañada, como no entendiendo mi reacción. Estaba empezando a dudar de si Akumi seguía siendo un marine. Aun así yo no cambiaría mi postura hasta que no me lo aclarasen.
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Encontré a Negoru por fin, tras bastante tiempo de búsqueda, aunque no era lo que me había imaginado. Al verme a mi se alegró, todo iba bien, pero con Azumi no pasó lo mismo, parecía que no se llevaban bien; se le borró la sonrisa a Negoru al ver a Azumi, sacando su katana. Actué al instante.
Negoru: ¿Qué haces aquí? Los marines no sois bienvenidos.
Parecía que ya se habían visto antes, pero no sabía ni cuando ni donde, desconocía esa información, pero en lo que estaba Negoru equivocado era que Azumi no era ya un agente del Cypher Pol, era un revolucionario.
Nathan: Tranquilo Negoru, Azumi ya no es un agente del gobierno, ahora es un revolucionario, creó una banda y yo estoy con él.
Negoru seguía igual de serio, y Azumi también. Sabía que con eso no iba a solucionar nada, Negoru era un cabezón y no me haría caso aunque se lo repitiese millones de veces. Por si acaso, di un paso a la izquierda para proteger a Azumi, no quería que saliese herido.
Azumi: Tranquilo Nathan, puedo ocuparme yo mismo.
Nathan: No, si alguien tiene que luchar aquí soy yo, no quiero que nadie salga herido.
Saqué unos de mis shurikens y lentamente aparté la hoja de Negoru, sin que tuviese ángulo para atacar.
Nathan: Te equivocas Negoru, no es un enemigo, es un amigo, estamos juntos en la revolución, por favor no empieces una pelea.
Iba a intentar por todos los medios que no hubiese pelea, pero antes ,miré el tiempo, habían nubes con algunos claros pequeños, podía tener desventaja, pero esta vez no me vencería tan fácilmente como lo hacía en nuestros tiempo en los Héroes Bravos.
Negoru: ¿Qué haces aquí? Los marines no sois bienvenidos.
Parecía que ya se habían visto antes, pero no sabía ni cuando ni donde, desconocía esa información, pero en lo que estaba Negoru equivocado era que Azumi no era ya un agente del Cypher Pol, era un revolucionario.
Nathan: Tranquilo Negoru, Azumi ya no es un agente del gobierno, ahora es un revolucionario, creó una banda y yo estoy con él.
Negoru seguía igual de serio, y Azumi también. Sabía que con eso no iba a solucionar nada, Negoru era un cabezón y no me haría caso aunque se lo repitiese millones de veces. Por si acaso, di un paso a la izquierda para proteger a Azumi, no quería que saliese herido.
Azumi: Tranquilo Nathan, puedo ocuparme yo mismo.
Nathan: No, si alguien tiene que luchar aquí soy yo, no quiero que nadie salga herido.
Saqué unos de mis shurikens y lentamente aparté la hoja de Negoru, sin que tuviese ángulo para atacar.
Nathan: Te equivocas Negoru, no es un enemigo, es un amigo, estamos juntos en la revolución, por favor no empieces una pelea.
Iba a intentar por todos los medios que no hubiese pelea, pero antes ,miré el tiempo, habían nubes con algunos claros pequeños, podía tener desventaja, pero esta vez no me vencería tan fácilmente como lo hacía en nuestros tiempo en los Héroes Bravos.
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Todo mi ser había cambiado, la ira estaba fluyendo por mis músculos y poco a poco se iba apoderando de mi consciencia. Debido a la ira, el tono de mi piel comenzó a anaranjarse y a salir un poco de vapor de la misma. Aun que me había puesto tan furioso, eso no influiría en mi forma de combatir. Era algo que había estado entrenando durante todo este tiempo, controlar mis emociones en el combate. Sawn intentó defender a Akumi, pero yo no le creía. Le veía a aquel despreciable agente que había venido tras de mí. Ahora si lo tenía claro, él había venido a por mí pero había traido a Sawn para despistarme. Todo encaja. Pero aun así, dentro de mí había una pequeña parte que seguía apoyando el hecho de que la gente se sorprendiese. ¿Y si Sawn tenía razón? No podía jugármela y que ese Azumi me clavase un cuchillo por la espalda.
De repente Sawn se interpuso entre mi camino y el suyo, sacando a la vez un shuriken. Vi como miró al cielo para saber quien tendría ventaja en este combate. El único inconveniente es que Sawn no tenía ni idea de como era su querido capitán ahora. Dejé la posición de combate y me coloqué con una sola mano agarrando mi katana dejando el brazo muerto. Y mientras lanzaba una mirada a Sawn le dije:
-No cometas errores de los que te puedas arrepentir, nakama.
Entonces alcé lentamente el brazo que portaba la katana. Cerré los ojos y lo dejé caer apuntando hacia donde estaban esos dos. Al momento salió una onda cortante blanca de Shinseina del tamaño de una persona verticalmente hacia Sawn y Akumi. Esta onda fue generada de la inercia de mi movimiento de katana al liberar la energía espiritual que había acumulado por el calentón de rabia que tuve hace unos instantes. Las ondas que transmitía en todas mis katanas eran moradas al lanzarlas. Pero al conseguir a Shinseina todo cambió, es como si esa espada hubiese purificado mi alma.
Técnica Espiritual: Ikari no nami [AD]
Esa onda cortante, fue como liberarme de aquella furia que me asaltó al ver a Azumi. Más de una vez he estallado (literalmente) de ira y la abre pifiado pero bien. Pero eso no pasaría esta vez, pues ya no era el Negoru que le dominaban las emociones en el combate. Así que con total tranquilidad, envainé mi katana de nuevo y me cruzaba de brazos mientras el vapor seguía saliendo de mi piel y su tono anaranjado seguía vigente. Tenía el presentimiento de que iba a ser un combate bastante interesante, sobre todo si Sawn había mejorado después de todo este tiempo. Si no, me decepcionaría mucho, hasta me replanteaba ser su maestro de combate.
De repente Sawn se interpuso entre mi camino y el suyo, sacando a la vez un shuriken. Vi como miró al cielo para saber quien tendría ventaja en este combate. El único inconveniente es que Sawn no tenía ni idea de como era su querido capitán ahora. Dejé la posición de combate y me coloqué con una sola mano agarrando mi katana dejando el brazo muerto. Y mientras lanzaba una mirada a Sawn le dije:
-No cometas errores de los que te puedas arrepentir, nakama.
Entonces alcé lentamente el brazo que portaba la katana. Cerré los ojos y lo dejé caer apuntando hacia donde estaban esos dos. Al momento salió una onda cortante blanca de Shinseina del tamaño de una persona verticalmente hacia Sawn y Akumi. Esta onda fue generada de la inercia de mi movimiento de katana al liberar la energía espiritual que había acumulado por el calentón de rabia que tuve hace unos instantes. Las ondas que transmitía en todas mis katanas eran moradas al lanzarlas. Pero al conseguir a Shinseina todo cambió, es como si esa espada hubiese purificado mi alma.
Técnica Espiritual: Ikari no nami [AD]
Esa onda cortante, fue como liberarme de aquella furia que me asaltó al ver a Azumi. Más de una vez he estallado (literalmente) de ira y la abre pifiado pero bien. Pero eso no pasaría esta vez, pues ya no era el Negoru que le dominaban las emociones en el combate. Así que con total tranquilidad, envainé mi katana de nuevo y me cruzaba de brazos mientras el vapor seguía saliendo de mi piel y su tono anaranjado seguía vigente. Tenía el presentimiento de que iba a ser un combate bastante interesante, sobre todo si Sawn había mejorado después de todo este tiempo. Si no, me decepcionaría mucho, hasta me replanteaba ser su maestro de combate.
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No me hacía caso, el único método que había era luchar y estaba perfectamente preparado. No se para que había mirado al cielo para ver el tiempo, porque no me iba a servir de nada. Protegía a Azumi de Negoru, no quería que se armara algo entre los dos.
Negoru: No cometas errores de los que te puedas arrepentir, nakama.
No quería hacerme daño, solo a Azumi. La gente estaba alrededor mirando lo que pasaba, había echo un circulo a una distancia prudente. Negoru al ver que no me apartaba y que protegía a Azumi, no tenía mas remedio que quitarme de allí para su propósito. Sin moverse, mi capitán Negoru alzó su brazo con su katana consigo. Nada más ver eso, saqué mis shurikens y me puse en modo de defensa.
Desde su distancia lanzó una onda cortante, directamente hacia nosotros. Azumi al ver eso, se movió hacia un lado para esquivar el ataque. Yo mismo, activé mi habilidad del kami-e, cuando vi que la onda estaba cerca, con un simple movimiento de piernas, me fui para atrás, haciendo un paso largo. La onda gracias a dios no dio a ninguno de los ciudadanos.
Era mi turno, creé varios agujeros de gusano delante mía, nada más crearse, lancé un shuriken con todas mis fuerzas, apareciendo por detrás de Negoru, cuando vi que le impactó y seguía su curso, lo metí por otro agujero de gusano, apareciendo por otro lado, cerca de Negoru, así hice hasta que no le quedase más velocidad producida por la fuerza.
Cortes Estelares [AI]
Negoru: No cometas errores de los que te puedas arrepentir, nakama.
No quería hacerme daño, solo a Azumi. La gente estaba alrededor mirando lo que pasaba, había echo un circulo a una distancia prudente. Negoru al ver que no me apartaba y que protegía a Azumi, no tenía mas remedio que quitarme de allí para su propósito. Sin moverse, mi capitán Negoru alzó su brazo con su katana consigo. Nada más ver eso, saqué mis shurikens y me puse en modo de defensa.
Desde su distancia lanzó una onda cortante, directamente hacia nosotros. Azumi al ver eso, se movió hacia un lado para esquivar el ataque. Yo mismo, activé mi habilidad del kami-e, cuando vi que la onda estaba cerca, con un simple movimiento de piernas, me fui para atrás, haciendo un paso largo. La onda gracias a dios no dio a ninguno de los ciudadanos.
Era mi turno, creé varios agujeros de gusano delante mía, nada más crearse, lancé un shuriken con todas mis fuerzas, apareciendo por detrás de Negoru, cuando vi que le impactó y seguía su curso, lo metí por otro agujero de gusano, apareciendo por otro lado, cerca de Negoru, así hice hasta que no le quedase más velocidad producida por la fuerza.
Cortes Estelares [AI]
Shigamaki
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El combate era inminente, Sawn y yo íbamos a pelear. Y todo por culpa de ese maldito marine, Akumi. Yo ya tenía claro que ese tío no era de fiar. Si no, se habría interpuesto en nuestra pelea. Además, ¿qué narices pintaba ese allí? Aunque Sawn tampoco se quedaba atrás... Seguía teniendo en mente que esos dos había llegado a Ohara buscando mi pista. De lo contrario es que no podía comprender o sacar en claro ninguna otra razón. Y es por eso por lo que ataqué a Akumi.
Parece ser que Sawn había aprendido el Kamie del Rokushiki, me había sorprendido. Esa técnica quise aprenderla además de la de las que ya tengo, pero ya llevaba demasiado tiempo con ellos y un servidor se hartó. Ya tenía el Soru, y me quedé a mitad de entrenamiento del Geppou. La verdad es que me hubiese encantado poder mantenerme en el aire y a la vez ir rapidísimo, el conocido Kamisori, que es la combinación de ambas. Pero aprender el Hakki Mantra cambió las cosas, me hizo sentirme seguro de mis cualidades y dejar la marina para buscar mi objetivo final, mi padre. Y para ello, necesitaba llegar a El árbol del saber y conseguir la información que necesitaba, pero estos dos estorbaban.
Sawn seguidamente creó varios agujeros de gusano delante suya, por los que predije que lanzaría su shuriken y haría algo extraño. Pero me quedé algo sorprendido con el resultado de esa acción. El shuriken salió por delante mía por uno de los agujeros que interpuso entre nosotros. Pensaba que colocaría un agujero de salida en mi espalda, pero no lo hizo pues no noté nada. Dado que había desarrollado demasiado mi sentido del oído por mi entrenamiento samurai además de detectar la presencia de la gente o de objetos moviéndose hacia mí a una distancia prudente. En todo caso, como el shuriken se dirigía hacia mí de frente. Por lo que agarré firmemente mi katana y lancé un tajo que paró en seco el shuriken y lo lanzó contra el suelo.
Envainé mi katana, el vapor volvía a salir de mi piel y ese brillo anaranjado invadió de nuevo aquella zona comercial en la que ya no había ni un alma. Los ciudadanos habían abandonado la zona al verme lanzar esa onda y por consiguiente a Sawn tirar ese shuriken. Rápidamente me acerqué a Sawn a toda velocidad y justo antes de llegar a él me frené en seco. Estaría a dos o tres metros como mucho cuando golpeé el suelo con mi puño cargado completamente de energía solar. De repente de lo que fue un pequeño destello al golpear en el suelo, se creó una erupción solar en toda la zona. Esa erupción tenía un diámetro de 20 metros a la redonda, por lo que abrasaría ese lugar por completo, dado que la temperatura a la que estaba fundiría hasta la roca. Y se alzó unos 40 metros que quemaría hasta a los pobres pájaros si se encontraban en el cielo.
Sunny Sunny No Funka [AF]
Esa erupción abrasó todo menos a mi persona. Además de mis ropajes y mi funda de katana, dado que ya los había adaptado a mi querido poder, por lo que no me quedé en bolas y sin funda. Tras aquel desastre la zona quedó completamente destruida y quemada. A veces me sentía un monstruo por las cosas que he llegado a hacer para vencer a mis enemigos y conseguir lo que me proponía con mi poder. Tenía una capacidad de destrucción tan grande, que miedo me daba pensar en si hubiese caído en otras manos...
Parece ser que Sawn había aprendido el Kamie del Rokushiki, me había sorprendido. Esa técnica quise aprenderla además de la de las que ya tengo, pero ya llevaba demasiado tiempo con ellos y un servidor se hartó. Ya tenía el Soru, y me quedé a mitad de entrenamiento del Geppou. La verdad es que me hubiese encantado poder mantenerme en el aire y a la vez ir rapidísimo, el conocido Kamisori, que es la combinación de ambas. Pero aprender el Hakki Mantra cambió las cosas, me hizo sentirme seguro de mis cualidades y dejar la marina para buscar mi objetivo final, mi padre. Y para ello, necesitaba llegar a El árbol del saber y conseguir la información que necesitaba, pero estos dos estorbaban.
Sawn seguidamente creó varios agujeros de gusano delante suya, por los que predije que lanzaría su shuriken y haría algo extraño. Pero me quedé algo sorprendido con el resultado de esa acción. El shuriken salió por delante mía por uno de los agujeros que interpuso entre nosotros. Pensaba que colocaría un agujero de salida en mi espalda, pero no lo hizo pues no noté nada. Dado que había desarrollado demasiado mi sentido del oído por mi entrenamiento samurai además de detectar la presencia de la gente o de objetos moviéndose hacia mí a una distancia prudente. En todo caso, como el shuriken se dirigía hacia mí de frente. Por lo que agarré firmemente mi katana y lancé un tajo que paró en seco el shuriken y lo lanzó contra el suelo.
Envainé mi katana, el vapor volvía a salir de mi piel y ese brillo anaranjado invadió de nuevo aquella zona comercial en la que ya no había ni un alma. Los ciudadanos habían abandonado la zona al verme lanzar esa onda y por consiguiente a Sawn tirar ese shuriken. Rápidamente me acerqué a Sawn a toda velocidad y justo antes de llegar a él me frené en seco. Estaría a dos o tres metros como mucho cuando golpeé el suelo con mi puño cargado completamente de energía solar. De repente de lo que fue un pequeño destello al golpear en el suelo, se creó una erupción solar en toda la zona. Esa erupción tenía un diámetro de 20 metros a la redonda, por lo que abrasaría ese lugar por completo, dado que la temperatura a la que estaba fundiría hasta la roca. Y se alzó unos 40 metros que quemaría hasta a los pobres pájaros si se encontraban en el cielo.
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Esa erupción abrasó todo menos a mi persona. Además de mis ropajes y mi funda de katana, dado que ya los había adaptado a mi querido poder, por lo que no me quedé en bolas y sin funda. Tras aquel desastre la zona quedó completamente destruida y quemada. A veces me sentía un monstruo por las cosas que he llegado a hacer para vencer a mis enemigos y conseguir lo que me proponía con mi poder. Tenía una capacidad de destrucción tan grande, que miedo me daba pensar en si hubiese caído en otras manos...
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