Duelos en el Nido [Privado]

Por fin estaba en una isla totalmente controlada por piratas. Desgraciadamente ya no estaba en sus mejores días, pero seguía siendo una isla pirata al fin y al cabo. Había convencido a Jin de que nos llevase aquí y ahora le había despistado para poder explorar un poco por mi cuenta. Era la primera vez que estaba en un sitio de este estilo, tenía que ver si había todavía piratas de verdad, si había algún rival decente o incluso algún amigo más. Es decir, misiones de suma importancia que debía hacer yo solo. Seguramente Jin habría ido a algún sitio aburrido o me habría obligado a comportarme, por ejemplo, no yendo a la taberna tan interesante que tenía delante de mí.

El logo de fuera se caía a pedazos, la madera que lo conforma parece que hace tiempo empezó a pudrirse y al dueño no le importó una mierda. Pude descifrar el mensaje, leyendo el nombre de “Rompehuesos”. En la pequeña terraza que tenía se veía a un par de borrachos tirados en el suelo, otros simplemente conversando, ignorando el sonido de los anteriores al vomitar. La verdad es que la pinta del sitio era horrible, pero tenía que probarme a mí mismo que podía con todo esto. Por mucho que me pesase, venía de la vida de un noble… En cierta manera, claro. Y ahora quería demostrarme a mí mismo que daba igual si el ambiente era horrible, favorable, divertido, aburrido, podría sin lugar a dudas salir adelante. Por eso entrar en este tugurio era como una prueba.

Las miradas que me llevé cuando di mis primeros pasos dentro fueron increíbles, no podía distinguir si querían darme una paliza, robarme o invitarme a una cerveza, algunos de ellos seguramente varias a la vez. Sin miedo avancé hasta la barra, sentándome en el primer taburete que pillé. El camarero se me acercó de mala gana, echándome una mirada de arriba abajo, con asco.

-No servimos a niños pijos por aquí, lárgate, mocoso.- Fue lo primero que me dijo el amable trabajador.

Antes de responder, miré de nuevo a mi alrededor. El ambiente era deprimente. Aunque era cierto que algunos de ellos estaban atentos a lo que diría, la mayoría portaban miradas fúnebres, ni siquiera hablando con sus compañeros de mesa. Era como si estuviesen ahí por rutina más que por diversión. Sonreí ampliamente ante la idea que me vino a la cabeza, no pudiendo acompañarla de una leve risa.

-Oh, no te preocupes, estoy seguro de que puedo dar un buen espectáculo y de paso te llevas dinero al bolsillo.- Eso último pareció captar su interés ya que alzó una ceja, expectante a lo que fuera a decir. Perfecto, a continuación alcé la voz para asegurarme de que se me oyese bien.- Escuchadme, me ofrezco para un pulso, si me gana una persona, os invito a todos a una ronda, si yo gano, el perdedor me paga a mi una bebida. Tentador, ¿no?

A pesar de que el ambiente estaba cargado a más no poder, la generosa oferta no tardó en calar en uno de ellos, que se me acercó con ganas de una cerveza gratis. Sin embargo, no me costó ganar el duelo, para sorpresa de todos los presentes. Entonces, como si el efecto de un dominó cayendo se tratase, el resto de la taberna se animó, algunos vitoreándome al grito de “¡El crío lo ha conseguido!” mientras que otros lo achacaban a la suerte del idiota. el buen humor pronto inundó la sala y poco a poco fui consiguiendo un botín de bebidas en mi lado de la barra. ¡Esto sí era divertido, joder!

Unos gritos me sacaron de mis oníricos pensamientos, me desperté sentado, con el cuerpo y brazos apoyados sobre una mesa de madera carcomida y mi cabeza reposando sobre mi brazo derecho. Erguí mi espalda, estiré mis brazos tensando todo mi cuerpo acompañado del típico "crack" de los huesos y con mi antebrazo derecho me limpié las babas que se me habían caído mientras dormía... ¿Donde estoy? Ostias sí... El bar ruinoso... ¿Me dormí anoche? Aún me dolía el cuerpo... Recuerdo que por la noche encontré un tugurio peor que este donde a cambio de darte de ostias con cualquiera conseguías algo de dinero, en una isla pirata poco dinero "fácil" y sin riesgo podías conseguir, pero las peleas ilegales eran un negocio bastante lucrativo y ninguno de esos malditos payasos consiguieron tumbarme, pero después de la decimocuarta, mi cuerpo ya se resentía, sobre todo porque si combatías contra dos a la vez te llevabas más dinero... Por eso acabé en esta taberna de mala muerte donde me han despertado de forma dolorosa, es donde vine a gastarme el dinero en comida y un poco de bebida, pero que mal me sienta la bebida...

Miré a mi alrededor, todos estaban animados, observé que vitoreaban a un escuálido humano, quien estaba manteniendo un pulso con otro al cual venció, interesante fue que ese perdedor fue a la barra y le pagó una cerveza a ese mequetrefe... -Tú, el de la camisa rota con rayas azules y blancas, ¿Qué está pasando aquí?- Pregunté a un marinero que para mí, también pasó la noche en la taberna -Ese crío con pintas de bibliotecario nos a retado a todos a un pulso, si gana le invitas, si pierde nos invita a todos ¿Por qué no le retas? Pareces fuerte- Dice con su buena fe, pero ese "pareces fuerte" me chirrió ¿Parezco? Si te doy un guantazo haces noche en la luna maldita escoria... Parezco dice... Es igual que cuando una cría de humano te llama "señor" por primera vez, pá darle otra ostia y que su cabeza gire cual tío vivo de feria...

Observé que todos caían uno tras otro, me hizo pensar que era más listo que yo, si se me hubiera ocurrido a mi, me habría hartado de comer gratis y hubiera hundido la moral de muchos humanos que se creen algo en la vida, pero quizás se lo tomarían de otra forma, entre ellos se toman la derrota un tanto diferente que si una raza superior como la mía les disloca el hombro echando un pulso... -Esto se pone interesante- Dije para mi mismo en voz alta al ver sentarse delante del mequetrefe a uno que también peleó en los combates ilegales de anoche, era fuerte, pero, ¿lo suficiente? En verdad tenía curiosidad por ver que iba a pasar, si me gustara apostar, el de las peleas iba a ganar, pero si no... ¿Como se tomaría la derrota alguien acostumbrado a ganar? El hombre se notaba con experiencia, cicatrices en ceja izquierda y mejilla derecha, cortes de todo tipo en los brazos, calvo con una herida mal cosida de anoche en la cabeza, musculoso, vamos, el prototipo de bandido peligroso... Me quedé con las ganas de pelear con él, quizás...

A pesar de que ya me imaginaba que seguramente nadie me ganaría, era cierto que era un poco decepcionante ver lo poco que aguantaban. Ni siquiera había usado mi fruta del diablo para obtener más fuerza; todos estos adultos caían a mi mano en un abrir y cerrar de ojos. Por eso, cuando vi a aquel gorila acercarse a mí con una cara mezcla de orgullo y de mal humor, sentí un poco de emoción, quizá este duelo si fuese interesante. Al sentarse escupió al suelo, el lapo parecía petróleo de lo oscuro y espeso que era. Me reí un poco por ello, no podía ser más ridículamente burdo. El gruñido que soltó dejó aún más claro que todo el ánimo que había creado en el bar no era de su agrado. Bueno, que se aguantase, a mí no me gustaba el que había antes.

-Prepárate para que te rompa el brazo, mierdecilla.- Me echó el aliento en la cara, haciendo que arrugase la cara.

Decidí no contestarle, bueno, sí, pero con una simple sonrisa, pensando que eso lo enfadaría más. Efectivamente eso lo fastidió por lo que me cogió la mano de golpe intentando ganarme pillándome por sorpresa. Sin embargo, pude verlo perfectamente, desperdiciando el efecto sorpresa y quedando bastante mal cuando no se movió ni un centímetro mi mano. Alcé una ceja, molesto por la actitud del tío. Para explicárselo, utilicé fuerza de verdad, cosa que no había hecho antes, y su brazo chocó con tanta potencia en la mesa que la rompí. Suspiré aburrido entonces, ignorando los vítores a mi alrededor. Miré entonces, viendo si al menos quedaba alguien interesante. De hecho, cuando vi a aquella criatura, abrí los ojos como platos, sonriendo ampliamente. Me levanté de la silla, pasando por encima de los restos de madera y del quejica que se abrazaba su propio brazo por el dolor. Una vez me senté en su misma mesa, abrí la boca para hablarle.

-Soy Yor D. Krein, futuro rey de los piratas, ¿qué eres?- Dijo con una clara emoción en mi voz.- Jamás he visto a alguien como tú, ¡es increíble! ¿Es acaso una fruta del diablo? no lo parece realmente… Oye, ¿quieres que hagamos un pulso?

Sin darme cuenta, había hecho lo que hacía siempre cuando me emocionaba con algo: actuar sin pensar y llenar de preguntas sin dar tiempo a contestar. Me puse un poco rojo por la vergüenza, sentándome bien en la silla ya que me estaba apoyando con los codos en la mesa para estar más cerca y echarle un buen vistazo. Realmente, de cerca, no parecía tener muchas ganas de conversar, pero no podía simplemente ignorar a alguien así. Pasase lo que pasase ahora, seguro que no me iba a aburrir.

Tanto si tienes ojos expertos como inexpertos se pudo visualizar que la fuerza del chaval no era ni normal, el grandullón intentó aplastar al muchacho a traición, pero no solo era fuerte, el mequetrefe era perspicaz y frenó la pequeña "trampa" que intentó hacer el luchador. Las tornas se le volvieron en contra cuando perdió el pulso, rompió la mesa y hasta me pareció ver que se le dislocó el hombro, pues se largó rabioso agarrando el mismo con la mano contraria... Se me escapó un par de carcajadas, el chaval era fuerte...

El chaval me miró fijamente abriendo los ojos como platos... Oh no... ¿Me retará a mí? Efectivamente, se vino a mi mesa, se sentó y empezó a ametrallarme a preguntas, las cuales hicieron que la vena de mi frente duplicara su tamaño ¿Que qué era? ¿En serio? Este humano no tiene ni educación ni conocimientos del mundo, le iba a enseñar yo modales... Pero el tipo dijo algo gracioso y no era el primero que me encontraba con esa frase -Primero, preguntarme qué soy es igual que preguntarle a una mujer por su edad, es una falta de respeto y motivo de guantazo... Segundo, no es ninguna fruta del diablo, soy un ¡Gyojin!- Grité lo último orgulloso y tensando el cuerpo, de que mala ostia me había puesto el cachorro de humano este con lo bien que me lo estaba pasando -Tercero, ¿Qué gano yo? Sí te gano ¿Solo una cerveza? No me compensa el esfuerzo ¿Y si pierdo? ¿Te tengo que pagar una yo? No me sale a cuenta. ¿Quieres un pulso? Si gano me invitas a comer y dejas que todos los presentes te arreen un guantazo, para que se desquiten... Si pierdo, me invitas a comer hasta que quede satisfecho, para compensar la depresión por perder ante una raza inferior- Comenté clavando mis ojos en los suyos...

Había vivido lo suficiente fuera de mis cadenas y dentro de mi prisión como para saber que aún que son una raza inferior hay algunos fuertes no, lo siguiente y si me iba a ganar este engendro de la naturaleza, por lo menos ¿Por qué no sacarle algo a cambio? Aún que... Seamos sinceros ¿Que probabilidades tiene este huesudo hombre contra puro musculo como yo?

Y cambiando de tema, quizás era por que en Gran Line las frutas son más conocidas, quizás es por que en estos mares hay seres más fuertes pero ha dicho dos cosas intrigantes "¿El rey de los piratas?" y "Fruta del diablo" lo que me da a entender que es ambicioso y en estas islas si quieres ser ambicioso es por que tienes poder, que resalta a la vista, también conoce las frutas, sabe que pueden cambiar el aspecto... Este humano es más peligroso de lo que aparenta con la cara de administrativo pringado que se queda a hacer horas extras sin que se las paguen solo por que se lo pide su jefe explotador quien abusa de el por ser el más pringado de los pringados de la plantilla... -¿Y bien?-

Asentí levemente conforme escuchaba sus palabras, la verdad es que era una criatura imponente. Me rasqué la nuca un tanto avergonzado por la reprimenda, no tenía ni idea de que fuese algo tan grave, la pregunta era sincera, si eso servía de algo. Al menos este tal Gyojin parecía tomarse en serio la conversación, ya que me miraba fijamente a los ojos, algo tendría que haberle llamado la atención.

-Bueno, perdón, no sabía que era algo tan grave, yo soy humano.- Lo aclaré, ya que él me había dicho su raza, era lo mínimo que podía hacer.- La verdad es que sí que soy un poco ignorante en estas cosas, estuve encerrado hasta hace un par de años y se me escapan algunos conocimientos. ¡Por eso me he emocionado tanto al verte! Estoy intentando aprender todo lo que puede ofrecer este mundo…

Suspiré aliviado al oír sus palabras, por un momento me había imaginado que no querría hacer el pulso por su tono, por algún motivo parecía bastante cabreado. Quizá había tenido un mal día, cuando había llegado ni me había percatado de su presencia así que seguramente estaría por ahí quieto o escondido.

-Uff, ¡menos mal! Claro, me parece una apuesta más que justa. También me estaba entrando hambre, así que puedo aprovechar para comer contigo.

Tras decir aquello simplemente puse el brazo sobre la mesa, esperando que me cogiese la mano para empezar el duelo. Al parecer habíamos atraído a bastante público, la mayoría no sabía por quién apostar ya que aunque me estuviese enfrentando a un gyojin, también me habían visto ganar a todos los presentes. La verdad es que está vez sentía que el adversario era digno, quizá tuviera que usar mi fruta para ganar, pero bueno, no había dicho nada sobre ello en las condiciones de la apuesta por lo que ya era problema suyo. Hasta le había dejado una pista mencionándolas. Solté una risa por la pura emoción que sentía, iba a pasármelo increíble.

"Yo soy humano" ¿En serio había aclarado que era humano? No me lo podía creer, ¿De donde salía semejante pazguato? Mencionó que había estado encerrado un par de años ¿Criminal? No, para eso has tenido que salir al mundo ¿Esclavo? Lo dudaba bastante por no decir que ya conocía a dos personas que habían escapado de las garras de los nobles y eso no era ni fácil ni común, por lo que lo dudaba ¿Sería cura? Quizás no les enseñen las cosas del exterior y solo se dediquen a orar a su señor imaginario o dioses inexistentes... ¿Habría sido como en esos rumores que se escuchan, un juguete sexual religioso? Tenía pinta...

El hombre aceptó, el hombre se sentó y el hombre se disculpó para finalizar poniendo el codo sobre la mesa, estaba dispuesto a medirse conmigo -Sabes que de por sí los... Bueno da igual- Comenté con una sonrisa, iba a comentarle que la raza superior de por sí ya era más fuerte que un humano, pero prefería demostrarle las limitaciones propias de su cuerpo. Apoyé mi codo mostrando mis azabaches músculos y cuando fui a agarrar su mano me paré... -Un momento, que alguien traiga una jarra de agua- Llevaba horas sin beber y fuera del agua, estaba deshidratado. El camarero no tardó en traer una, la cual bebí un poco y luego me tiré el resto por encima, que bien sienta... Algunos se quejaron porque les había salpicado, como me vuelvan a hablar así los mato... -Ahora sí- Comenté al bibliotecario para luego agarrarle la mano apretando con fuerza para que vea que las cosas van en serio -Cuando cuenten tres, sin trampas- No iba a ser como el anterior personaje, iniciar antes del tiempo, no me hacía falta tales tretas..

La gente vitoreaba, hacía apuestas, estaba todo bastante animado, miré fijamente al chaval, parecía divertirse, cosa que no estaba mal, pero peor lo pasaría cuando todos le tuvieran que golpear por perder, ya se me hacía la boca agua, tenía un hambre... Tanto de comida como de victoria ¿Que sería primero?

Sonreí divertido en cuanto noté el apretón de su mano, esto ya era algo más serio. Solo con la fuerza del agarre, se podía notar que mi nuevo amigo no era alguien al que tomarse a la ligera. Pronto el público empezó a hacer la cuenta atrás que había mencionado el… ¿Tiburón? La verdad es que no le había preguntado qué tipo de pez era, ¿sería eso de mala educación en su raza? La verdad es que un tiburón no parecía exactamente, los colores no cuadrab… Mi corriente de pensamientos fue totalmente cortada cuando noté al hombre pez hacer fuerza, me había distraído yo solo y estuve a punto de perder por esa idiotez. Apreté la mandíbula, haciendo fuerza para poder salir de esa situación, volviendo a estar los dos más igualados.

-Uff… Casi pierdo por culpa de no saber si eras un tiburón u otra cosa… Es otra especie, ¿verdad? Es muy lindo realmente.

Ahora que no estaba a punto de perder, le pude decir esas palabras con más tranquilidad. Tenía que admitir que era un rival a la altura, me estaba costando un poco más de lo que creía terminar este duelo, pero eso solo lo hacía más interesante. De todos modos, poco a poco conseguía ganarle terreno, cosa que no le gustaba demasiado. Estaba viendo su afilados dientes apretarse también y seguramente una vez terminase esto debería estar atento por si me llevo un mordisco de frustración. Tras unos segundos más de tensión, finalmente pude hacer chocar su puño contra la mesa, suspirando aliviado y descargando tensión en los músculos. Solté una sonora carcajada, ¡por fin algo de entretenimiento de verdad! Me recosté en el respaldo de la silla y miré hacia el camarero detrás de la barra.

-¡La comida de mi nuevo amigo corre a mi cuenta! ¡Nada de escatimar en comida!- El mesero no tardó en ir a la cocina, transmitiendo la comanda a sus cocineros.

Al girarme para volver a ver al Gyojin, efectivamente no parecía demasiado contento con que le hubiera ganado. Apoyé los codos, mirándolo con curiosidad, preguntándome si intentaría matarme o algo por el estilo por ello. La verdad es que sería una verdadera pena, me estaba cayendo muy bien, pero si intentaba ponerse en mi camino, no dudaría en ser recíproco. Aun así, le sonreí, intentando calmar los humos. Después de todo, solo el propio hombre pez sabía lo que haría a continuación, por lo que no tenía sentido comerme la cabeza.

Una, dos.. ¡Y tres! Mi brazo se tensó, las venas se marcaban y toda mi fuerza intentó vencer al humano sin piedad, seguramente reventaría sus huesos, músculos y hasta el suelo del local, me ilusioné al ver que el puño del hombre iba a tocar mesa, pero de pronto se frenó... -Uff… Casi pierdo por culpa de no saber si eras un tiburón u otra cosa… Es otra especie, ¿verdad? Es muy lindo realmente- Las venas de mi frente se hincharon cosa mala, medicamente seguro que no era nada bueno, me iba a producir un trombo o algo por el estilo pero la frase era para matarlo... -¡Maldito humano!- Rayos y centellas era lo mínimo que se pasaba por mi mente, todas las frases que producía mi superior cerebro eran maldiciones para su descendencia y si tiene ascendencia también iba a cobrar. Poco a poco empezó a ganar terreno, ni usando la mala leche que tenía encima por su frase estaba siendo útil... ¿¡Quien demonios era este becario!?

Mi decepción fue tremendamente enorme cuando fui yo... Yo perdí ante un misero humano... Nos soltamos las manos, el hombre pidió comida cumpliendo con su parte del trato y yo me quedé atónito mirando mi brazo... -Que demonios...- Un hombre con menos dientes que neuronas, un ojo que perdió la luz en su momento y todo tatuado empezó a reírse a centímetros de mi, osó golpearme la espalda pensando que sería algún compañero suyo o amigo, la verdad que se estaba hasta quedando sin aire de tanta carcajada... -Y tú que pareces tan grande... También has caido jajajajajaja ¿Raza superior? Jajajajajaja- Me levanté con todas las ganas que le tenía al bibliotecario agarré con la izquierda del cuello la camisa al gracioso de turno y apuntando hacia la ventana... -¡Niega que no soy superior a ti escoria!- Grité, luego con la derecha con la que había perdido le arreé tremendo puñetazo que lo saqué volando por la ventana...

Un silencio incomodo se hizo en la taberna al ver como el hombre salió cual bala de cañón... Segundos después todos empiezan a reír y a seguir con la fiesta.. Me senté en la mesa, claramente se me veía rabioso, golpeé con los dos brazos la mesa con la fuerza necesaria para partirla pero antes del golpe me contuve y solo pequé un pequeño golpe -¡Mierda!- Grité... Pero mirando el lado bueno... -Que venga la comida rápido o te pego un bocado...- Le dije al hombre -¡Soy un maldito tiburón! ¡Nada de otra cosa! Mi piel es así por un problema de pigmentación maldita sea, no vuelvas a confundirte...- Le dí la explicación, de gratis -Sí tanta curiosidad tienes y tanto tiempo has estado encerrado, te responderé tres preguntas sobre los Gyojin y ninguna más... ¡¡CAMARERO TODA LA COMIDA QUE PUEDAS PREPARAR!!- Le iba salir caro al pobre chaval...

Solté una carcajada mientras vi a aquel tipo volar por la ventana, ¿cómo se le ocurría provocarlo? Claramente estaba de mal humor así que si no ibas a dar pelea, no vayas buscándola. Asentí un par de veces ante su explicación de por qué era así, no me esperaba que alguien así tuviese un complejo sobre su aspecto, ¿qué más daba lo que pensasen los demás de ti?

-Oh, no te preocupes, si solo era una duda, ¡si te ves muy guay!- Comenté intentando subirle la autoestima.- Ya me gustaría a mí ser un tiburón…

Sonreí felizmente al oírlo decir lo de las tres preguntas, sentía que de algún modo me toleraba lo suficiente como para darme explicaciones, que, visto lo visto, era algo raro. El problema es que ahora tenía que pensar tres preguntas y seguramente debía aprovechar para… Bah, no, tanto tiempo con Jin hace que se me atrofie la cabeza intentando sacar provecho de más de las cosas. Le preguntaría lo que sintiese en el momento y ya, ¿por qué preguntar cosas que no me interesan. Mientras los primeros platos salían de la cocina y eran dirigidos hasta mi violento compañero se me ocurrieron las preguntas, esperando que se fuesen los camareros para poder hablar tranquilamente. Por suerte el pequeño torneo de pulsos se había acabado ya y la gente había procedido a volver a sus mesas, ahora mucho más animados que antes. Este sitio ahora daba gusto, vaya aburrimiento había antes.

-Vale, ya tengo mis preguntas. La primera, ¿cuál es tu nombre? Te he dicho el mío y has pasado de darme el tuyo. La segunda, ¿todos los Gyojin sois tiburones? Me gustaría saberlo por si me encuentro alguna vez con otro para no faltarle al respeto como me has dicho antes, no sabía que era tan grave confundir la especie de pez… Y ya la última, ¿dónde vivís? Eres el primero que veo y aunque no llevo mucho viajando es raro no haber visto a más.

Asentí un par de veces, reafirmándome a mi mismo. Estaba orgulloso de mis preguntas. Por otra parte, el tiburón estaba devorando con ganas la comida que le habían traído, sabía que era de estómago grande. Bueno, con suerte el dueño del lugar nos perdonaría la cuenta después de haber hecho que tanta gente se gastase dinero en bebidas. Porque de dinero voy un poco justo, igual no llega… Bueno, no iba a preocuparme por eso ahora, tenía que prestar atención a las respuestas. Mi húmedo amigo no tenía pinta de ser de los que se repetían si no se les entendía a la primera.

El hombre hizo sus cuestiones, la verdad me esperaba otro tipo de pregunta, pero eso me daba a entender como era este personaje -Buenas preguntas, la primera... Soy Tilikum- Presentarme lo habría hecho gratis, pero ya gastó el primer bono -Segunda pregunta, no, no solo somos tiburones, también hay medusas, pulpos, gambas... Hay multitud de especies y nosotros no somos como los humanos, nuestros genes son recesivos, si en mi familia a habido alguna vez un pulpo, ya pueden salir abuelos, padres e hijos tiburones que los nietos pueden ser pulpos, pocas familias hay de linaje puro... Te diré gratuitamente que no todos se ofenden por confundirte... Solo los orgullosos...- Era verdad, entre nosotros nadie sospechaba nunca de cuernos por que era algo bastante difícil de discernir... Y confundirte de especie no era para ofenderse pero... En el cole eran malos conmigo, me ha quedado el resquemor... -Tercera y ultima pregunta, los sitios más comunes son, bajo el mar, protegidos de los humanos, algunos viven en tierra pero son pocos y el tercer lugar en una bodega o habitación encarcelados, solemos ser el objeto estrella en la venta de esclavos, ni te cuento las sirenas...- Sí, estaba siendo crudo pero es lo que hay...

En cuanto acabé de hablar los platos ya estaban vacíos, le metí más prisa al cocinero, tenía hambre, el marisco me encantaba y si eso no lo era, comerme a un humano tampoco era canibalismo -Bien... Ahora cuéntame, ¿Como te has vuelto tan fuerte? Llevo tiempo suficiente en la isla para saber que no muchos me pueden ganar a un pulso y tus conocimientos no son como los de estos palurdos que nos rodean ¿Puedes decirme que te trae a esta isla apestosa?- A ver, oler, no olía mal, pero había que admitir que los de la taberna sí, apestaban y tras la noche anterior de peleas, yo también...

Trajeron más platos y mi velocidad de ingesta era algo desmesurada, masticaba dos veces y tragaba, no estaba para hacerlo treinta y tres veces como decía el médico, aún así degustaba muy bien los sabores y no eran la gran cosa, podría hacerlo mucho mejor si tuviera ganas -Oh, se me olvidaba, ¿Donde diablos has estado encerrado para no saber que hay más razas que los humanos? Piernas largas, brazos largos, minks, políticos, tonttatas, tres ojos... ¿Has estado preso toda tu vida?- Era algo que me llamó la curiosidad, la idea de "esclavo" me pasaba por la cabeza

En mi rostro se veía claramente lo mucho que estaba flipando con lo que me decía, sin duda los Gyojin eran una raza impresionante. No pensé jamás que vería a peces hombre caminar entre nosotros, pero ahora que lo sabía el mundo se acababa de hacer un poco más grande. Sin embargo, en cuanto escuché lo de la venta de esclavos mi rostro cambió completamente. Me di cuenta cuando noté algo caliente en mi mano, sin querer había apretado demasiado la jarra de cristal y la había roto en pedazos, haciéndome una herida en la palma; también pude ver unas hileras de humo salir por las comisuras de mis labios, estaba preparando fuego también por pura reacción nerviosa. Solté una pequeña risa para aliviar la tensión y cogí un poco de papel para limpiarme la herida, sacando algún que otro trozo de cristal. Al oír sus preguntas le sonreí amablemente.

-Bueno, todo eso tiene relación, más o menos. Verás, de la isla de la que vengo, las familias nobles tenían una curiosa afición. A partir de cierta edad, entrenan a sus hijos para hacer torneos de peleas a muerte. Yo fui uno de esos niños por lo que hasta hace un año más o menos que escapé de donde me tenían encerrado he tenido que pelear por vivir un día más. Ahora me dedico a la piratería, no voy a dejar que me vuelvan a encerrar jamás y mientras yo viva tampoco dejaré que se vuelva a cometer una injusticia así.

Puede que se lo hubiera resumido demasiado, pero tampoco tenía demasiadas ganas de ser muy explícito, no eran recuerdos muy agradables sinceramente. Solté una pequeña risa, habiéndome calmado ya. Me repetía una y otra vez que no tenía sentido ponerme triste por ello, ya había pasado y yo era otra persona en proceso de mejora, pero decirlo era mucho más fácil que hacerlo. Sacudí la cabeza, ignorando el trailer de pensamientos que estaba a punto de venirme a la cabeza.

-Bueno, en cuanto a lo de por qué estoy en esta isla es muy sencillo. He venido con mi tripulación porque me he enterado de que esto es una isla pirata y tenía mucha curiosidad por ver a unos de verdad y no solo los que había leído. La verdad es que un poco decepcionante…- Hice un pequeño puchero, ojalá las cosas en esta isla fuesen más entretenidas.- También estoy intentando conseguir una tripulación antes de ir a la Grand Line para convertirme en el Rey de los Piratas… Te diría que te unieses, pero no pareces el tipo de persona que estaría a las órdenes de nadie.

Solté una carcajada, la verdad es que Tilikum estaba siendo una persona de lo más interesante. Comía igual que hablaba y se comportaba, con energía y de forma agresiva. Ver a alguien tan honesto era reconfortante de alguna manera, desde que me fui de casa todo el mundo era demasiado complejo con demasiadas intenciones ocultas. Saber que Tilikum me despedazaría sin dudarlo si lo cabreaba lo hacía mucho más fácil.

-Podemos no ser compañeros de tripulación, pero podríamos ser amigos.- Acabé soltando con una gran sonrisa en mi cara.

Era interesant, era mucha información que procesar y estaba intentando que no se me escapara lo más mínimo. Claramente el hablar de sus pocos conocimientos sobre el mundo le alteró ¿Preso fue la palabra que le alteró o el hecho de hablar en sí? Me generaba más dudas pero fueron un tanto disipadas cuando lo explicó, -Los ricos se entretienen de formas muy extrañas- Comenté, claramente pensaba en los nobles mundiales, pero lo que más me llamó la atención era la frase "No voy a dejar que me vuelvan a encerrar jamás y mientras yo viva tampoco dejaré que se vuelva a cometer una injusticia así." -Verás, me resulta algo confuso, ¿hace un año que viajas libre, tienes tripulación y no has encontrado piratas de verdad? Pueden ser por dos motivos, o no miras bien a tu alrededor o tu cabeza no es lo bastante llamativa para que la gente quiera probarte, gánate unos pocos millones y verás como sale algún pirata con ganas de intentar partirte la cara... Los millones por tu alma son lo que viene siendo reputación en el mundillo, matar gente es lo más... Normal por así decirlo, ataca a la marina, al gobierno todo eso sube bastante... Con lo suficiente seguro que alguien quiere descubrir por sí mismo si te mereces dichos ceros- Era así, en el mundo de la piratería solo importa cuanto vales para los demás...

Más tarde vino algo que me llamó la atención -"Podemos no ser compañeros de tripulación, pero podríamos ser amigos."- Reí a carcajada limpia -No sabes nada de este mundo ¿verdad? ¿Amigos? En el mundo de la piratería no existe la amistad, existe la traición y el interés, no seas necio, no tengas amigos. En mi caso, me muevo por el interés, si quieres podemos tener algún que otro acuerdo, pero por mi parte tengo que ganar algo siempre que me necesites- No, no me podía fiar de alguien que se ofrece sin más, parecía simplón pero seamos sinceros, nadie es tan tonto como para ofrecerse sinceramente a una amistad, por no decir que un simple humano no sería amigo mío...

Miré al muchacho sin darme cuenta que y ano había comida en la mesa -¿Qué tipo de alianza me ofreces? ¿Qué objetivo tienes a corto o largo plazo?- Alguien listo no lo diría, pero a saber si este hombre cae en la trampa y dice algo interesante quizás me interese un poco más por un humano simple y mundano... -CAMARERO QUE NO HAY COMIDA!- Grité para que pusieran más platos

Apoyé la un codo en la mesa y la barbilla en mi mano, mirándolo mientras hablaba. Negué la cabeza cuando terminó de hablar, no me había entendido para nada. Bueno, supongo que sería culpa mía, es verdad que no era el mejor exponiendo lo que tenía en la cabeza la mayoría de las veces.

-Claro que he visto piratas, pero no he visto todavía a ningún pirata de verdad, son cosas muy distintas. No tengo prisa por conseguir una recompensa, aunque es cierto que ya he tenido algún encontronazo con los de la marina.- Me recosté entonces en la silla, poniendo ambas manos en mi nuca, acomodándome.- De todos modos, si para subir de recompensa te dedicas a matar gente al azar, igual es que no eres tan buen pirata como te imaginas. Por supuesto no digo que ese sea tu caso.

Alcé una ceja, perplejo por sus palabras, no podíamos estar más en desacuerdo. Sin embargo, en cuanto mencionó lo del plan no pude evitar reírme a carcajadas, teniendo que limpiar alguna lagrimilla de mis ojos. De todo lo que me habían dicho hasta ahora, sin duda esto era lo más gracioso. volví a inclinarme hacia el Gyojin, de nuevo interesado en la conversación que estábamos teniendo. Negué con la cabeza varias veces.

-Eso es muy estúpido, Tilikum. Yo no surco los mares con un plan, yo soy pirata porque quería ser libre y divertirme. Aunque si lo que quieres es saber mi último objetivo, ya te lo dije, ser Rey de los Piratas. No sé cómo lo haré, no sé cuánto tardaré, pero es lo que haré. ¿Un plan? ¿Cómo puedes planear algo tan improbable? Cambiar el mundo no es algo que puedas escribir en una hoja de cálculo, eso sí que es una locura.- Me encogí de hombros.- Dicho esto, dudo que te interese una alianza, así que lo único que puedo decirte es que como me has caído bien, si alguna vez puedo ayudarte, seguramente lo haga.

Tras decir aquello, me giré para coger una de las cervezas que estaba llevando un camarero a otra mesa, tomando un poco de ella mientras veía como le traían comida de nuevo al tiburón. Parpadeé un par de veces al pensar algo, no se me había ocurrido preguntar hasta ahora.

-¿Y tú qué haces aquí? No parece que seas de aquí y la gente desde luego no te conoce mucho, ¿estás de visita?

La conversación del hombre era coherente, alguien con un plan tan imposible no pensaba mucho en el futuro, era un viva el presente, el típico Carpe Diem y aún así quería alcanzar una meta tan imposible, la verdad que me reí con él, no me tomé a malas que me vacilara, desde el principio me lo había dicho aún que no me lo creí -Eres muy raro, más que yo entre tanto humano ¿Lo sabías?- Tuve que decirlo en alto, este tipo o era una verdadera alma libre o un tonto empedernido... Escuché su pregunta y decidí decir la verdad a un simple humano como él, bueno, quizás no tan simple, que venció en el pulso... -Estoy aquí por venganza, tengo un objetivo del que me voy a deshacer, a mi no me interesa el trono del rey, ni recompensas por mi cabeza, pero sí demostrar mi fuerza y saciar mi sed de sangre- Claramente no entre en detalles, ostias, otro plato vacío... ¿Por donde iba? ¡ah! sí, no iba a entrar en detalles, decir que iba a matar a los dragones celestiales era algo demasiado llamativo, quizás un poco menos que proclamar a diestro y siniestro ser el rey, pero estaba cerquita y en todas las sombras hay orejas...

Tras acabar con toda la comida del lugar quedé satisfecho, me eché hacia atrás, tenía la barriga hinchada -¡Camarero! Un café americano largo descafeinado con sacarina y hielo, con dos gotas de leche y chorrito de condensada y una pizca de canela- Toda la taberna se giró para observarme fijamente... -¿¡Qué!? Hay que cuidar la linea- Comenté mientras miraba nuevamente a... Ya se me había olvidado el nombre... -¿Sabes donde puedes encontrar rivales decentes? En la última isla de esta ruta Shabondy o como se diga, ahí van un montón de piratas que quieren pasar al nuevo mundo, se juntan bastantes peces gordos, simplemente ten cuidado con los nobles mundiales, están ahí comprando esclavos e intimidando a la gente, si te cruzas en su camino, o mueres, o vives de esclavo, o te envían a un almirante- Entendía que se la sudaba abundantemente pero tenía curiosidad por la reacción que podría tener, ¿Iría de león sin corazón? ¿De precavido sin vecino? ¿O simplemente se iría por la tangente?

-Entiendo, la verdad es que es un objetivo interesante… Lo dicho, si alguna vez necesitas algo, puedo ayudar. Aunque bueno, solo se me da bien pelear, así que si es para otra cosa igual ya no soy tan de ayuda…

Que su objetivo fuera algo así explicaba a la perfección de dónde provenía su mal humor, solo alguien al que le habían hecho mucho daño podía tener tanta rabia dentro. Por eso me había subido realmente el ánimo que se riese antes, no era algo que me esperase de él. Lo miré interesado cuando me comentó lo de aquella última isla, inclinando levemente la cabeza en señal de confusión cuando comentó lo de aquellos nobles mundiales. ¿También había de esos a nivel global? Por supuesto, en cuanto mencionó la venta de esclavos fruncí el ceño con rabia, ¿quién permitía algo así sin protestar?

-Oh… Bueno, si de verdad los pillo comprando esclavos…- Me rasqué la nuca, soltando una pequeña risa antes de contestar.- Dudo mucho que pueda contenerme así que supongo que tendré que volverme lo suficientemente fuerte como para luchar contra un almirante. Es la única opción que veo, porque no volveré a ser un esclavo y no tengo en mente morirme todavía.

Solté un bufido molesto, eso complicaría las cosas bastante. Me conocía demasiado como para saber que no podría quedarme quieto ante algo así. También tenía que ver eso de una isla que permite el tráfico de personas, tal vez podría hacer algo al respecto. También lo de la gente interesante era algo que no podía ignorar, podría ser divertido e incluso podría invitar a alguien a mi tripulación si me caían bien. Abrí los ojos de golpe al pensar algo, mirando entonces a Tilikum mientras no podía evitar reír de la emoción.

-¡He tenido una idea! Así incluso podríamos tener una alianza. ¿Qué te parece si cuando lleguemos a esa isla nos encargamos de liberar a todos los esclavos que haya allí? Si de verdad hay gente tan peligrosa como dices, si nos uniésemos todos contra un almirante sería algo posible, ¿no?

Sí, definitivamente sería algo divertido de hacer. Incluso si Tilikum no participaba, lo haría sin lugar a dudas, una pelea así era algo digno de hacer. Así incluso podría pelear contra alguien que supusiera un reto de verdad y si pierdo… Significaría que mi viaje termina ahí, tampoco sería tan grave. Si no soy yo, estoy seguro de que otro podrá traer libertad al mundo.

-Ya me quedo mucho más tranquilo, porque definitivamente le daría un buen puñetazo a cualquier idiota que traficara con esclavos delante de mí. Ah, claro, a cambio de la alianza te ayudaría con lo tuyo después. Eso si quieres participar, si no ya me buscaré a otras personas, la idea es demasiado buena como para no aprovecharla ahora.

Di un buen sorbo a la cerveza, terminándomela. Esto de alguna manera se sentía como un gran paso adelante.

Su primeras frases no tenían desperdicio y fue cuando confirmó mis primeras sospechas, bueno... Quintas... Parecía que había sufrido el mismo destino que yo, pero si no conocía a los teyrubitos significaba que había ido por otra parte, ¿Cual? Había mucha gente interesada en el negocio de trafico de almas, demasiados sin ellas como para tener conciencia de lo que sufre alguien cuando se le priva de libertad, libre pensamiento y se le oprime al máximo. Sus posteriores frases hicieron que me llevara la mano derecha al mentón pensativo. -Actualmente no creo ser suficiente para siquiera plantear un combate con uno de los altos cargos de la marina, si me juntara con veinte como yo, tampoco sería algo posible, te voy a ser sincero muchacho, me caes bien, bueno para ser un simple humano. Quizás si evolucionamos lo suficiente en un futuro podemos hacer una visita a esos esclavistas. Se donde tienen sus sedes, algún almacén y quien compra ahí. Pero no soy tan tonto como para pensar en que si voy ahora, puedo arrasar con todo. Que te parece, si de aquí a unos meses... No se... ¿Unos doce? Nos reunimos en esta misma isla, vemos lo que tenemos y hacemos una visita a dicha isla? El mundo es un pañuelo y está lleno de coincidencias, nunca había pensado en aliarme con un humano y lo veo imposible, pero han pasado muchas cosas que tampoco podía creer en su momento por lo que cada día estoy más "abierto de mente"- Lo último lo dije acompañando las comillas con los dedos. Hace unos meses, bastantes, tampoco podía imaginar que saldría de esa mazmorra marítima, que me liberarían y que estaría a mis anchas emponzoñando con mi venganza, así que... Quizás... -No me gusta la gente, no me gustan las alianzas, pero si en un año sigues con la idea de obtener un reto más grande, quizás puedas hacerme cambiar de idea- Un año, un año era el tiempo que me había puesto de límite para, entrenar, armarme, prepararme y hacer un ataque frontal como nunca se ha visto...

Me trajeron el café, de un sorbo me lo acabé y mirando al camarero pregunté. ¿Donde está mi postre master cheee? (Sí, no rima, pero así me ha salido) Me levanté de la mesa, aplaudí chocando mis palmas contra la barriga y miré a mi posible compañero -Eso sí, antes volveremos a hacer un pulso, si no me supones un reto para entonces, quizás será mejor que no vengas... Por que la próxima vez, ten por seguro que ganaré yo- Dí un paso para irme del local cuando una mano atrapa mi muñeca derecha, cuando me giré era el camarero con un ticket de factura bastante largo -Suéltame si no quieres perder el brazo- El hombre soltó rápido pero dejo el papel sobre la mesa de forma brusca -Antes de que se vaya nadie, ¿quien me paga?- Señalé al bibliotecario mientras le miraba fijamente -Él ganó, él paga- Intenté dar un paso pero maldita mi suerte cuando volvió a cogerme -No, quieto hasta que reciba mi dinero- Miré a mi compañero de mesa -¿Sabes lo que es un brote psicótico con alteraciones de ira en una persona mentalmente inestable?- La pregunta era simple, pero por si acaso le hice una demostración bastante concreta, levanté mi brazo llevándome el del camarero y de un bocado me llevé su mano dominante, la cual fue escupida a posterior sobre la mesa, quedando hacia arriba, dato curioso pues parecía que aún seguía pidiendo dinero... A continuación lo típico, gritos, sangre, alboroto en todo el local...

Lo peor de lo que me estaba diciendo era que, en el fondo, era lo más sensato y sabía que tenía razón. Hice un puchero, recostándome en la silla un tanto desanimado. Al menos no era un no rotundo, quizá fuera solo problema mío, que intentaba comerme el mundo cuando hasta hace unos escasos minutos no sabía ni lo que era un Gyojin. De todos modos, la idea de volver a encontrarme con Tilikum en el futuro, era algo que me llamaba mucho la atención. Sabía que la amistad que tenía con él era prácticamente unidireccional, así que un rival como este podría ser algo muy bueno, algo con lo que tener en cuenta para no dejarme llevar por la pereza. Porque desde luego no iba a dejar que me ganase en el siguiente pulso ni de coña. Solté una pequeña carcajada por sus palabras, negando con la cabeza.

-Me parece una muy buena idea, además, para ese entonces ya tendré una tripulación a mi mando. Solo te pido que cuando los veas en un futuro, los intentes soportar aunque sea, facilitaría mucho la misión.- Le guiñé un ojo, divertido, en ese momento.

Sin embargo, lo que ocurrió a continuación hizo que se me helara la sangre. Sabía que Tilikum no era fácil, pero no me esperaba que fuese a perder el control de aquella manera. Por suerte, pude reaccionar rápido. A pesar de estar rodeados de piratas, no parecía que ninguno de ellos estuviese acostumbrado a este tipo de peligro o herida mortal, otra razón más por la que creía que todavía no había visto a ningún pirata de verdad. El caso es que en cuanto la mano cayó a la mesa, fui bastante rápido, cogí un trozo de metal que había en la barra y escupí mi aliento de fuego en esta, para que se volviese incandescente. Una vez hecho esto, cogí el brazo del dueño y puse la barra en la herida. No era médico, no sabía hacer un torniquete, ni siquiera sabía si quizá se pudiese haber hecho algo que le hiciese recuperar su mano como antes. Lo que sí sabía es que nadie estaba haciendo nada por ayudar y que el hombre se desangraría si no actuaba rápido. En cuanto hice aquello, vi cómo la gente del bar cobraba sentido de nuevo, dirigiendo su odio al hombre pez. Mierda, si se acercaban a él, morirían, estaba seguro. Por ello, decidí hacer crecer mi cola de salamandra, pudiendo usarla como barrera para que no pasasen. Giré la cabeza y miré a Tilikum con el ceño fruncido, no podía enfadarme del todo, las cosas eran así, hacerse pirata o venir a un sitio así y esperar que todos fuesen amiguitos y no ocurriesen sucesos como este era demasiado naíf hasta para mí.

-Creo que mejor deberías irte, ya nos veremos en Sabaody.- Tras esto se me ocurrió sacarle la lengua, enfadado. Quizá eso le hiciese ver que estaba molesto y que lo que había hecho estaba mal.- Mas te vale traerme un plato de espaguetis boloñesa cuando nos veamos en el archipiélago o seguiré molesto por esto que has hecho.

Sí, creo que era un buen ultimátum. A las malas, si no lo hacía, le ganaría al duelo de pulsos sin contener mi fuerza y le haría daño. Por bobo.