glyde
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Había logrado salir de Yellow Spice, después de un reencuentro con el insoportable de James y el resto de sus compañeros, saliendo de nuevo de una isla desconocida, que por el mero susto de separarse ya les mantuvo los pelos de punta a todos, así que, en uno de los barcos voladores de la isla que prometía ser veloz, habrían salido de aquella contaminada zona, con las esperanzas de poder llegar a la nueva isla que aparentaba ser más segura.
Glyde se quedaría en su camarote junto a las chicas del grupo, entre ellas la que mas resaltaba a simple vista, después de la oveja era la que tenía dotes musicales, Siglis… Una gyojin que le encantaba tocar música en su violín, y que admiraba en gran medida a la chica de pelos rubios, a tal punto de dedicaría un par de sonatas antes de irse a dormir esa noche antes de llegar a aquella isla, donde si todo iba bien aterrizarían sin problema alguno, faltando solo una más para llegas a su destino y poder largarse al Erebus, sin más complicaciones.
Pero, como se imaginarán… No todo iba como lo deseabas siempre.
Seria durante la noche, que sin que nadie se fijase, la nave sufriría un desperfecto, producto de la exposición al ambiente acido, que provocaría en la mañana explotase una de las varias máquinas que mantenían la fugaz nave en el cielo asiendo que perdiesen el rumbo de la nave, cosa que despertaría a todos de golpe, ante la explosión… Dándoles unos leves segundos de tiempo, para alistarse antes del golpe.
Momento, en el cual Glyde alcanzaría a tomar sus pocas pertenencias y ponerse en lo que parecía ser algo así, como una “capsula de escape” junto a varias otras, que irían entrando sus compañeros… Cosa que separaría al grupo otra vez… En un desastroso aterrizaje, que dejaría a la mujer varada en mitad del bosque, totalmente aturdida por el golpetazo que se había dado contra un árbol en su caída, aquella pequeña embarcación que llamaban capsula de escape.
Glyde se quedaría en su camarote junto a las chicas del grupo, entre ellas la que mas resaltaba a simple vista, después de la oveja era la que tenía dotes musicales, Siglis… Una gyojin que le encantaba tocar música en su violín, y que admiraba en gran medida a la chica de pelos rubios, a tal punto de dedicaría un par de sonatas antes de irse a dormir esa noche antes de llegar a aquella isla, donde si todo iba bien aterrizarían sin problema alguno, faltando solo una más para llegas a su destino y poder largarse al Erebus, sin más complicaciones.
Pero, como se imaginarán… No todo iba como lo deseabas siempre.
Seria durante la noche, que sin que nadie se fijase, la nave sufriría un desperfecto, producto de la exposición al ambiente acido, que provocaría en la mañana explotase una de las varias máquinas que mantenían la fugaz nave en el cielo asiendo que perdiesen el rumbo de la nave, cosa que despertaría a todos de golpe, ante la explosión… Dándoles unos leves segundos de tiempo, para alistarse antes del golpe.
Momento, en el cual Glyde alcanzaría a tomar sus pocas pertenencias y ponerse en lo que parecía ser algo así, como una “capsula de escape” junto a varias otras, que irían entrando sus compañeros… Cosa que separaría al grupo otra vez… En un desastroso aterrizaje, que dejaría a la mujer varada en mitad del bosque, totalmente aturdida por el golpetazo que se había dado contra un árbol en su caída, aquella pequeña embarcación que llamaban capsula de escape.
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Akuma no mi
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Esta isla era mucho más agradable que la anterior. No hacía falta ser un genio para caer en ello, pero aun así el agradable cambio de aires, literal y figuradamente, hacía que no parase de pensar en ello. Era el ambiente tranquilo, el paisaje verde y frondoso, las graciosisimas formaciones rocosas en forma de banana… Todo ayudaba a la idea de que en este sitio solo rondaba la paz. Y si te quedabas en la superficie, realmente lo era. Ahora bien, la mayor parte de mi emoción a la hora de llegar a esta isla residía en lo que había leído de su pasado en mi libro favorito. Aquí había tenido lugar una batalla que había cambiado el transcurso de la historia del mundo hacía siglos y pisar esta misma tierra hacía que temblara de la emoción.
Por eso y porque no sabía cómo sería la siguiente isla, había decidido que lo mejor sería darme un buen paseo para disfrutar de lo que me tenía que dar esta isla. El bosque me recordaba al que había cerca de mi hogar, lo que me daba mucha paz mental. Caminar por entre los árboles me hacía sentir fuera de todo el peligro y drama al que me estaba enfrentando, cosa que agradecía con creces. Habría estado mejor sobrevolar un poco la zona, pero todavía no habían terminado de sanar mis alas, así que tendría que limitarme a caminar sin más.
El idílico paseo no duró demasiado de todas maneras. Pronto a mis oídos llegó un sonido terriblemente fuerte, me recordaba al motor de alguna máquina defectuosa que había llegado a ver en Karakuri. Alcé la vista en busca de lo que fuera que hiciese ese sonido, abriendo mucho los ojos al ver algún tipo de nave voladora cayendo a gran velocidad hacia la zona en la que me encontraba. Por suerte pude esquivarla a tiempo, lanzándome hacia un lado del camino. Aun así, no me pude librar de toda la tierra y mierda que me cayó encima en cuanto aquel armatoste chocó contra el suelo. Genial, ahora me echarían la bronca cuando volviese a mi barco… Aun así, mi curiosidad venció a mi preocupación, así que rápidamente me levanté y me dirigí hasta la cosa esa. Antes de intentar abrirlo, me quedé unos segundos observando por si decidía explotar en cualquier momento. Una vez me cansé de esperar, no tardé más que unos segundos en agarrar la puerta y abrirla, viendo que dentro había una chica de lo más mona.
-¡Vaya forma de entrar en una isla! Parece divertido, nunca he estado en una nave voladora, aunque claro, hasta hace poco podría decirse que yo mismo era una.- Me reí tras decirle aquello, ofreciéndole luego una amplia sonrisa y una mano para ayudarla a levantarse-. Por cierto, soy Yor D. Krein, futuro Rey de los Piratas, ¡un placer!
Por eso y porque no sabía cómo sería la siguiente isla, había decidido que lo mejor sería darme un buen paseo para disfrutar de lo que me tenía que dar esta isla. El bosque me recordaba al que había cerca de mi hogar, lo que me daba mucha paz mental. Caminar por entre los árboles me hacía sentir fuera de todo el peligro y drama al que me estaba enfrentando, cosa que agradecía con creces. Habría estado mejor sobrevolar un poco la zona, pero todavía no habían terminado de sanar mis alas, así que tendría que limitarme a caminar sin más.
El idílico paseo no duró demasiado de todas maneras. Pronto a mis oídos llegó un sonido terriblemente fuerte, me recordaba al motor de alguna máquina defectuosa que había llegado a ver en Karakuri. Alcé la vista en busca de lo que fuera que hiciese ese sonido, abriendo mucho los ojos al ver algún tipo de nave voladora cayendo a gran velocidad hacia la zona en la que me encontraba. Por suerte pude esquivarla a tiempo, lanzándome hacia un lado del camino. Aun así, no me pude librar de toda la tierra y mierda que me cayó encima en cuanto aquel armatoste chocó contra el suelo. Genial, ahora me echarían la bronca cuando volviese a mi barco… Aun así, mi curiosidad venció a mi preocupación, así que rápidamente me levanté y me dirigí hasta la cosa esa. Antes de intentar abrirlo, me quedé unos segundos observando por si decidía explotar en cualquier momento. Una vez me cansé de esperar, no tardé más que unos segundos en agarrar la puerta y abrirla, viendo que dentro había una chica de lo más mona.
-¡Vaya forma de entrar en una isla! Parece divertido, nunca he estado en una nave voladora, aunque claro, hasta hace poco podría decirse que yo mismo era una.- Me reí tras decirle aquello, ofreciéndole luego una amplia sonrisa y una mano para ayudarla a levantarse-. Por cierto, soy Yor D. Krein, futuro Rey de los Piratas, ¡un placer!
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El golpe había sido duro, a tal punto que había dejado a la chica aturdida, a pesar de que había usado su transformación en forma media, solo para aguantar aquella tunda que se habida dado contra el árbol. No era menor pensar que tal vez sus dos transformaciones en oveja se harían poco con el tiempo, y que tal vez habría servido tener la lana de la forma completa para aguantar más… Pero… ¿Seria suficiente lana para aguantar en un combate? La verdad es que no estaba para pensar mucho en tonterías ahora... Sumando a que una vez se recupero lo suficiente como para patear la puerta de aquella capsula, la patearía para intentar salir de aquella problemática situación, de estar atrapada en mitad del bosque, cosa que no parecía surtir ningún efecto aun, dado que parecía estar bien fija en su lugar…
-Rayos ahora que hare… - Se preguntaría la rubia asiendo un movimiento de manos, por la rabia e impotencia del momento, mientras hacia un puchero, cosa que a los segundos vería como la puerta se abría de la nada, asomándose al otro lado un hombre.
- ¿Eh? – Pronuncia la semi oveja, viendo como un sujeto de lo mas emocionado empezaba a alabarla por su forma de entrar a la isla, asumiendo que había sido planeado o algo, el chico le extendería la mano, después de decir varias frases que lo más probable no entendería nadie.
- ¿Gracias? ¿Supongo? – Diría, aceptando la ayuda para levantarse, viendo como al parecer había quedado la capsula estrellada en lo que era un árbol bien grande.
-Lástima que dañe semejante árbol… - Diría para si la chica, volviéndose a mirar al hombre que tenia al frente, el cual se presentaría con su nombre… Y a la vez comentando rápidamente que seria el futuro rey de los piratas, sin ningún solo tapujo -Ehm… Pues… - Diría tartamudeando sin saber que decir -Mi nombre es Glyde K Haber- Comentaría sin decir su profesión, después de todo, desconocía porque había sido ayudada por un pirata, a lo cual llamándole la atención le hablaría un poco intimidada.
-Gr… Gracias por la ayuda, la nave que me llevaba sufrió daños en mitad del viaje. – Explicaría aun perdida, viendo hacia el cielo, viéndose a lo lejos, una estela de humo donde choco… Suspirando levemente después de haber notado que estaba sola de nuevo.
-Otra vez me separe del grupo… - De diría a sí misma, poniéndose de cuclillas como si fuese lo peor que le había pasado en la semana, ignorando el sujeto unos segundos, todo mientras lo mas probable el resto de los compañeros que tenía ella, se preparaban para mas problemas.
-Rayos ahora que hare… - Se preguntaría la rubia asiendo un movimiento de manos, por la rabia e impotencia del momento, mientras hacia un puchero, cosa que a los segundos vería como la puerta se abría de la nada, asomándose al otro lado un hombre.
- ¿Eh? – Pronuncia la semi oveja, viendo como un sujeto de lo mas emocionado empezaba a alabarla por su forma de entrar a la isla, asumiendo que había sido planeado o algo, el chico le extendería la mano, después de decir varias frases que lo más probable no entendería nadie.
- ¿Gracias? ¿Supongo? – Diría, aceptando la ayuda para levantarse, viendo como al parecer había quedado la capsula estrellada en lo que era un árbol bien grande.
-Lástima que dañe semejante árbol… - Diría para si la chica, volviéndose a mirar al hombre que tenia al frente, el cual se presentaría con su nombre… Y a la vez comentando rápidamente que seria el futuro rey de los piratas, sin ningún solo tapujo -Ehm… Pues… - Diría tartamudeando sin saber que decir -Mi nombre es Glyde K Haber- Comentaría sin decir su profesión, después de todo, desconocía porque había sido ayudada por un pirata, a lo cual llamándole la atención le hablaría un poco intimidada.
-Gr… Gracias por la ayuda, la nave que me llevaba sufrió daños en mitad del viaje. – Explicaría aun perdida, viendo hacia el cielo, viéndose a lo lejos, una estela de humo donde choco… Suspirando levemente después de haber notado que estaba sola de nuevo.
-Otra vez me separe del grupo… - De diría a sí misma, poniéndose de cuclillas como si fuese lo peor que le había pasado en la semana, ignorando el sujeto unos segundos, todo mientras lo mas probable el resto de los compañeros que tenía ella, se preparaban para mas problemas.
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Me sorprendí un poco cuando vi que la chica era más pequeña que yo, normalmente tenía que pasarme el día mirando hacia arriba. Luego, curiosamente, me fijé en que tenía parte de oveja, lo que significaba que o era de una especie que todavía no conocía o se había tomado una zoan… La tercera opción era que tuviese muy mala higiene, pero eso era más gracioso que factible. Parecía bastante aturdida, tardando unos segundos en contestarme y haciendo caras raras conforme yo le iba hablando. Bueno, pensándolo bien, después de una caída así, seguramente yo tampoco estaría en mi mejor momento.
-¡Es un nombre muy bonito! Oh, ya veo… ¡No sabía que existían barcos capaces de ir por los cielos! Tienes que haber vivido un viaje de lo más emocionante para…- Me callé de golpe cuando vi cómo empezaba a ponerse de rodillas.
Hice una pequeña mueca, arrepintiéndome de cómo había prácticamente ignorado su problema y había empezado a hablar como si nada. Era una mala costumbre que parece que llevaré hasta la muerte. Me puse en la misma posición a su lado, poniéndole una mano en la espalda para reconfortarla. Me mordí un labio, mirando al cielo, de dónde la trotacielos había caído. Le ofrecí una nueva sonrisa, con la esperanza de darle una pequeña sensación de seguridad.
-Bueno, ¡tienes suerte! Has encontrado a una persona con la tarde totalmente libre que puede ayudarte a buscar a tus amigos. Entiendo lo que es separarse de la gente que te importa y no puedo simplemente quedarme de brazos cruzados.- Chasqueé la lengua molesto-. Si tan solo mis alas funcionasen podríamos ir por el cielo para ver mejor… Bueno, con suerte han dejado algún rastro o algo por el estilo. Si la nave tenía problemas, no creo que estén muy lejos, ¿no crees?
Me puse de pie y miré a los lados, como esperando que de repente la solución a los problemas de la chica. No iba a ser tan fácil, pero como no empezáramos pronto, seguramente el problema solo se haría más grande. No sé si con las naves voladoras habría otro protocolo, pero en caso de naufragio (¿Si es en el cielo sigue siendo naufragio?) normalmente lo que se hace es llegar a la isla más cercana e intentar reagruparse ahí. Aunque al caer desde mucha altura… Sentí un escalofrío al imaginarme a gente aplastada contra el suelo, pero rápidamente alejé esa imagen de mi cabeza. Si Glyde había huído en una especie de habitación reforzada, los otros tendrían algo parecido. Lo cual significa que si cayeron, seguro que dejaron algún tipo de rastro de humo como el que salía del que teníamos aquí al lado. Al pensar eso, mis ánimos se renovaron por completo, preparado para esta nueva aventura.
-¡Venga, Glyde! No es momento de venirse abajo, hay que encontrar a tus amigos y que vean que estás perfectamente. Seguro que están muy preocupados, vivos, pero preocupados.
-¡Es un nombre muy bonito! Oh, ya veo… ¡No sabía que existían barcos capaces de ir por los cielos! Tienes que haber vivido un viaje de lo más emocionante para…- Me callé de golpe cuando vi cómo empezaba a ponerse de rodillas.
Hice una pequeña mueca, arrepintiéndome de cómo había prácticamente ignorado su problema y había empezado a hablar como si nada. Era una mala costumbre que parece que llevaré hasta la muerte. Me puse en la misma posición a su lado, poniéndole una mano en la espalda para reconfortarla. Me mordí un labio, mirando al cielo, de dónde la trotacielos había caído. Le ofrecí una nueva sonrisa, con la esperanza de darle una pequeña sensación de seguridad.
-Bueno, ¡tienes suerte! Has encontrado a una persona con la tarde totalmente libre que puede ayudarte a buscar a tus amigos. Entiendo lo que es separarse de la gente que te importa y no puedo simplemente quedarme de brazos cruzados.- Chasqueé la lengua molesto-. Si tan solo mis alas funcionasen podríamos ir por el cielo para ver mejor… Bueno, con suerte han dejado algún rastro o algo por el estilo. Si la nave tenía problemas, no creo que estén muy lejos, ¿no crees?
Me puse de pie y miré a los lados, como esperando que de repente la solución a los problemas de la chica. No iba a ser tan fácil, pero como no empezáramos pronto, seguramente el problema solo se haría más grande. No sé si con las naves voladoras habría otro protocolo, pero en caso de naufragio (¿Si es en el cielo sigue siendo naufragio?) normalmente lo que se hace es llegar a la isla más cercana e intentar reagruparse ahí. Aunque al caer desde mucha altura… Sentí un escalofrío al imaginarme a gente aplastada contra el suelo, pero rápidamente alejé esa imagen de mi cabeza. Si Glyde había huído en una especie de habitación reforzada, los otros tendrían algo parecido. Lo cual significa que si cayeron, seguro que dejaron algún tipo de rastro de humo como el que salía del que teníamos aquí al lado. Al pensar eso, mis ánimos se renovaron por completo, preparado para esta nueva aventura.
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