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Mira que había islas en el paraíso para ver y disfrutar, pero yo siempre tuve la debilidad de ir a Water 7. Era una ciudad que me encantaba debido a su gran número de artesanos, especialmente de carpinteros. Vale que la isla estuviera dedicada principalmente a la construcción de navíos, pero de seguro que habría alguna que otra chapuza que hacer por el lugar; solo era cuestión de buscar. Aparte de esto esperaba poder encontrarme con un viejo amigo mío de Yellow Spice que , casualmente, era carpintero. Estaba segura que podría darme una ligera orientación sobre donde ir y a quién preguntar en la isla.
Fuera como fuera yo estaba allí, el apeadero número siete con nada más que una pequeña mochila a la espalda con algunas cuantas cosas que iba a necesitar. Había bastante bullicio, sobre todo por parte de los estibadores del puerto, que movían mercancías de una lado a otro sin parar. Eran las 14:30, una buena hora para comer algo , o no sé , tomar una cerveza. Así que el objetivo fue claro, comenzar a caminar pasito a pasito hasta el primer sitio que viera donde vendieran cerveza. Esperaba que fuera buena y no la primera porquería que se les ocurriera para los guiris.
Según iba caminando por las calles a rebosar iba mirando las diferentes tiendas, algunas más entretenidas que otras , y sin embargo no me parecían nada del otro mundo. Se notaba que todo esto estaba orientado a los barcos que llegaban a reabastecerse a los diferentes puertos. Aún así seguí caminando pero sin encontrar ninguna tasca que me llamara la atención. Esto se debía a dos motivos: la cerveza no parecía buena y los locales estaban a rebosar de marineros...lo cual si asocias alcohol con marineros no suele ser un buen cóctel. Así que opté por sentarme en un banco de la plaza de la ciudadela baja. Apoyé la mochila allí y me quedé suspirando apoyando mis brazos en las piernas.
"Necesito una cerveza....pero también quisiera encontrar a ¿Dónde se habrá metido?.
Yume era ese viejo compañero del que hablaba antes, el cual saldría de su puesto de trabajo para venir a buscarme cerca de la plaza donde me encontraba. Sorpresa, no apareció. Esperaba que tuviera una buena excusa, pues hacía calor y tenía hambre. Así que para calmarme me puse mi reproductor de música, colocando un único auricular en el oído derecho.
Fuera como fuera yo estaba allí, el apeadero número siete con nada más que una pequeña mochila a la espalda con algunas cuantas cosas que iba a necesitar. Había bastante bullicio, sobre todo por parte de los estibadores del puerto, que movían mercancías de una lado a otro sin parar. Eran las 14:30, una buena hora para comer algo , o no sé , tomar una cerveza. Así que el objetivo fue claro, comenzar a caminar pasito a pasito hasta el primer sitio que viera donde vendieran cerveza. Esperaba que fuera buena y no la primera porquería que se les ocurriera para los guiris.
Según iba caminando por las calles a rebosar iba mirando las diferentes tiendas, algunas más entretenidas que otras , y sin embargo no me parecían nada del otro mundo. Se notaba que todo esto estaba orientado a los barcos que llegaban a reabastecerse a los diferentes puertos. Aún así seguí caminando pero sin encontrar ninguna tasca que me llamara la atención. Esto se debía a dos motivos: la cerveza no parecía buena y los locales estaban a rebosar de marineros...lo cual si asocias alcohol con marineros no suele ser un buen cóctel. Así que opté por sentarme en un banco de la plaza de la ciudadela baja. Apoyé la mochila allí y me quedé suspirando apoyando mis brazos en las piernas.
"Necesito una cerveza....pero también quisiera encontrar a ¿Dónde se habrá metido?.
Yume era ese viejo compañero del que hablaba antes, el cual saldría de su puesto de trabajo para venir a buscarme cerca de la plaza donde me encontraba. Sorpresa, no apareció. Esperaba que tuviera una buena excusa, pues hacía calor y tenía hambre. Así que para calmarme me puse mi reproductor de música, colocando un único auricular en el oído derecho.
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Que la mandaban a una isla que a los días tenía que ir a otra, esa era la vida que Berry había elegido. Pero el sol, el calor y los buenos tragos la mantenían de buen humor. Además hoy era su día libre y podía andar como quisiera, una camisa hawaina fucsia sin abotonar que cubría parte de sus pechos pero dejaba su trabajado abdomen expuesto. Unos shorts vaqueros que exponían sus suaves y afelpadas piernas, unas gafas de sol y una gorra verde que llevaba con la visera hacía la derecha.
Se había pasado mediodía ayudando en uno de los aserraderos locales, por lo que no sorprendía un vendaje en su garra izquierda producto de un martillazo que salió algo desviado. Pero nada que un poco de alcohol y comida no pudiesen arreglar. Se contentaba con haber hecho su buena acción del día incluso en su día de descanso y ahora caminaba por la plaza con una pequeña vianda que colgaba de su mano sana y un cóctel dentro de la cabeza de un coco que sorbaba intensamente en la otra.
—¡Delicioso!—
Gritó a los cuatro vientos mientras una sonrisa iluminaba su oscuro rostro, dejando bien sus brillantes y afilados colmillos. Berry no tardó en analizar el terreno con sus ojos ocultos tras los cristales oscuros. Buscando, como no, alguien para jugar y coquetear un buen rato.
En una isla llena de rudos y fortachones, marineros borrachos y madera la figura de una muchacha recostada al sol claramente se robó el foco de atención. La mink avanzó lentamente, como acechando desde lo lejos, hasta que su emoción pudo más que la cautela y corrió a tal velocidad que una pequeña nube de polvo se formó en el camino.
Para su desgracia o fortuna de la otra chica, la mink midió mal la distancia y terminó por chocar contra el banco, dar una volreta en el aire y caer detrás del mismo con el cóctel cayendo sobre su cabeza y el licor bajando por su pelaje. Una escena que duró poco ya que ahora la mink se encontraba en una posición favorable, se levantó haciendo que el coco rebotase contra el suelo y se inclinó sobre la muchacha que ahora tendría un primer plano de su torso y su cabeza observando, mientras los lentes se deslizaban por la gravedad hacia abajo dejando el contacto visual con dos orbes rojizos.
—¿Estás tomando sol? Porque no recuerdo haber pedido una belleza al sol como tú en mi menú.—
Y ahí iba, lanzada, el primer coqueteo sin darse cuenta que su figura debido a su pelaje oscuro, sus ojos rojos y el sol ocultando sus facciones hacían que se vea como una sombra venida del infierno que podría espantar a más de uno.
—Mira tengo comida, ¿Quieres algo? ¿Qué tal si vamos por otro de estos? Puedes probar creo que me quedó algo en las mejillas.—
Berry no era ni mucho menos la mejor socializando, primero se caía, luego coqueteaba y ahora ofrecía que lamieran su cara como si fuese una paleta de helado. Para fortuna del alma que se había robado su atención aún estaba sobria.
Se había pasado mediodía ayudando en uno de los aserraderos locales, por lo que no sorprendía un vendaje en su garra izquierda producto de un martillazo que salió algo desviado. Pero nada que un poco de alcohol y comida no pudiesen arreglar. Se contentaba con haber hecho su buena acción del día incluso en su día de descanso y ahora caminaba por la plaza con una pequeña vianda que colgaba de su mano sana y un cóctel dentro de la cabeza de un coco que sorbaba intensamente en la otra.
—¡Delicioso!—
Gritó a los cuatro vientos mientras una sonrisa iluminaba su oscuro rostro, dejando bien sus brillantes y afilados colmillos. Berry no tardó en analizar el terreno con sus ojos ocultos tras los cristales oscuros. Buscando, como no, alguien para jugar y coquetear un buen rato.
En una isla llena de rudos y fortachones, marineros borrachos y madera la figura de una muchacha recostada al sol claramente se robó el foco de atención. La mink avanzó lentamente, como acechando desde lo lejos, hasta que su emoción pudo más que la cautela y corrió a tal velocidad que una pequeña nube de polvo se formó en el camino.
Para su desgracia o fortuna de la otra chica, la mink midió mal la distancia y terminó por chocar contra el banco, dar una volreta en el aire y caer detrás del mismo con el cóctel cayendo sobre su cabeza y el licor bajando por su pelaje. Una escena que duró poco ya que ahora la mink se encontraba en una posición favorable, se levantó haciendo que el coco rebotase contra el suelo y se inclinó sobre la muchacha que ahora tendría un primer plano de su torso y su cabeza observando, mientras los lentes se deslizaban por la gravedad hacia abajo dejando el contacto visual con dos orbes rojizos.
—¿Estás tomando sol? Porque no recuerdo haber pedido una belleza al sol como tú en mi menú.—
Y ahí iba, lanzada, el primer coqueteo sin darse cuenta que su figura debido a su pelaje oscuro, sus ojos rojos y el sol ocultando sus facciones hacían que se vea como una sombra venida del infierno que podría espantar a más de uno.
—Mira tengo comida, ¿Quieres algo? ¿Qué tal si vamos por otro de estos? Puedes probar creo que me quedó algo en las mejillas.—
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Me gustaba la música que estaba escuchando, esa pista que me revolucionaba la sangre nunca fallaba. Estuve agitando levemente la cabeza, al son del compás. Estaba totalmente perdida en mi mundo, es más, no presté demasiada atención a lo que tenía alrededor. De hecho, pensaba en entrar al final en alguna de aquella tascas y tomar lo primero que vendieran decentemente. No es que sea una borracha asidua pero me gustaba una cerveza fría por las mañanas....y tardes, y noches.
Bueno, creo que era de levantarse y ponerse en funcionamiento, o así tendría que haber sido si no fuera interrumpida por un incordio. Un ser peludo vino totalmente lanzado hacia mi haciendo que alzara la vista con cierta confusión, de hecho esto no parecía ser nada buena. Me llevé la mano lentamente al cinturón donde tenía una de mis armas. ¿Por qué desconfiaba tanto? A VER... viene alguien todo lanzado contra mi como si no hubiera un mañana...o le debo pasta o me conoce.
Justo cuando iba a responder a ese acercamiento, el ser peludo se pegó una hostia padre contra el banco donde estaba. Se manchó toda del líquido que parecía estuvo bebiendo en un coco, no pude evitar arquear un poco las piernas del susto ante el impacto a la par de estar totalmente confusa. Ya que se acercaran a mi no me gustaba nada, y menos así, pero lo que menos podía llamarme la atención es que vinieran a molestar con un piropo que no había pedido. Arqueé la ceja ante aquel comentario. Ni la conozco ni me conoce. Asi que le sonreí un poco como agradeciéndole el piropo antes de volver a mirar mi reproductor de música.
Pero parecía que aquel ser no tenía suficiente con la indirecta y ahora vuelve a intentarlo con otro comentario, que para que negarlo, daba más cosita que el anterior. Esto ya hizo que girara la cabeza del todo.
-¿Te ha funcionado alguna vez algo de esto?- le dije con cierta duda antes de levantarme del banco, buscando con la mirada a mi compañero...el cual seguía sin llegar. Esto provocó que susurrara algo por lo bajo entre dientes.
-Hijo de la chingada, como me hayas dejado tirada te quemo el astillero.
Bueno, creo que era de levantarse y ponerse en funcionamiento, o así tendría que haber sido si no fuera interrumpida por un incordio. Un ser peludo vino totalmente lanzado hacia mi haciendo que alzara la vista con cierta confusión, de hecho esto no parecía ser nada buena. Me llevé la mano lentamente al cinturón donde tenía una de mis armas. ¿Por qué desconfiaba tanto? A VER... viene alguien todo lanzado contra mi como si no hubiera un mañana...o le debo pasta o me conoce.
Justo cuando iba a responder a ese acercamiento, el ser peludo se pegó una hostia padre contra el banco donde estaba. Se manchó toda del líquido que parecía estuvo bebiendo en un coco, no pude evitar arquear un poco las piernas del susto ante el impacto a la par de estar totalmente confusa. Ya que se acercaran a mi no me gustaba nada, y menos así, pero lo que menos podía llamarme la atención es que vinieran a molestar con un piropo que no había pedido. Arqueé la ceja ante aquel comentario. Ni la conozco ni me conoce. Asi que le sonreí un poco como agradeciéndole el piropo antes de volver a mirar mi reproductor de música.
Pero parecía que aquel ser no tenía suficiente con la indirecta y ahora vuelve a intentarlo con otro comentario, que para que negarlo, daba más cosita que el anterior. Esto ya hizo que girara la cabeza del todo.
-¿Te ha funcionado alguna vez algo de esto?- le dije con cierta duda antes de levantarme del banco, buscando con la mirada a mi compañero...el cual seguía sin llegar. Esto provocó que susurrara algo por lo bajo entre dientes.
-Hijo de la chingada, como me hayas dejado tirada te quemo el astillero.
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La mink ignoró muchos de los gestos amenazantes que la mujer había tenido con ella, después de todo entre admirar a una hermosura de arriba a abajo y centrarse en gestos que no se concretaban en nada la mink eligió la primer opción. Contenta de haber captado su atención, colocó su cola sobre el banco mientras lo golpeaba intensamente con esta.
La pregunta le hizo soltar una carcajada, mientras con una de sus garras negaba levantando uno de sus dedos y moviendo este de lado a lado. A Berry no le interesaba que un halago funcione o no, para ella eso era lo menos importante, incluso lo veía como algo aburrido y le atraían mucho más las personas que inicialmente se resistían un poco. Para desgracia de la mujer de pelo arcoiris, no había hecho más que aumentar el deseo de Berry de entablar una relación con ella.
—¿Funcionar? ¡¿Por qué querría algo tan aburrido?! Estoy en una isla nueva, no conozco a nadie y en mi tribu la mejor forma de conocer a alguien es ligando. Después de todo soy una hermosa zorra con una belleza exótica para cualquiera. ¿Qué es la vida sin un poco de emoción? Mientras funcione para que me hablen lo seguiré haciendo linda.—
La mink se sacudió detrás del banco al ponerse en cuatro patas y lanzando gotas de licor por toda la madera, para su fortuna la chica ya se había levantado del mismo y esto hizo que Berry no tardase en seguirla con su vianda de comida. No estaba dispuesta a perderla de vista.
—¿Quemar algo? Creo que eso es demasiado para algo tan trivial como que no lleguen a una cita. Además yo siempre llego tarde a todos los sitios importantes y nunca me quemaron... a menos que... por eso tenga el pelaje negro.—
Berry se observó lentamente para luego comenzar a reír de su propio chiste, si bien no estaba ebria lo parecía con todo lo que estaba haciendo. Se colocó al costado de la joven mientras secaba las lágrimas por la risotada que había lanzado.
—Pero puedo ser tu cita, tengo comida, soy bonita, mi pelaje es suave y puedo ayudar de muchas formas. ¿Qué me dices? ¿Pasamos un rato juntas? Además veo que te gustan los tatuajes y yo tengo varios, podríamos hablar de ellos y mostrarte muchos que no se ven...—
Volvió a ofrecerse esta vez con un poco más de tranquilidad, aunque seguía siendo ella y era evidente que lo de causar impresiones aún lo tenía algo verde. Sin embargo, a Berry nunca le había importado lo que pensaran de ella o sus costumbres, no le iban a importar ahora. El doble sentido era demasiado divertido como para dejarlo de lado tan fácilmente, si no aprovechaba ese momento para soltar aquellas bromas quizás nunca lo podría hacer.
La pregunta le hizo soltar una carcajada, mientras con una de sus garras negaba levantando uno de sus dedos y moviendo este de lado a lado. A Berry no le interesaba que un halago funcione o no, para ella eso era lo menos importante, incluso lo veía como algo aburrido y le atraían mucho más las personas que inicialmente se resistían un poco. Para desgracia de la mujer de pelo arcoiris, no había hecho más que aumentar el deseo de Berry de entablar una relación con ella.
—¿Funcionar? ¡¿Por qué querría algo tan aburrido?! Estoy en una isla nueva, no conozco a nadie y en mi tribu la mejor forma de conocer a alguien es ligando. Después de todo soy una hermosa zorra con una belleza exótica para cualquiera. ¿Qué es la vida sin un poco de emoción? Mientras funcione para que me hablen lo seguiré haciendo linda.—
La mink se sacudió detrás del banco al ponerse en cuatro patas y lanzando gotas de licor por toda la madera, para su fortuna la chica ya se había levantado del mismo y esto hizo que Berry no tardase en seguirla con su vianda de comida. No estaba dispuesta a perderla de vista.
—¿Quemar algo? Creo que eso es demasiado para algo tan trivial como que no lleguen a una cita. Además yo siempre llego tarde a todos los sitios importantes y nunca me quemaron... a menos que... por eso tenga el pelaje negro.—
Berry se observó lentamente para luego comenzar a reír de su propio chiste, si bien no estaba ebria lo parecía con todo lo que estaba haciendo. Se colocó al costado de la joven mientras secaba las lágrimas por la risotada que había lanzado.
—Pero puedo ser tu cita, tengo comida, soy bonita, mi pelaje es suave y puedo ayudar de muchas formas. ¿Qué me dices? ¿Pasamos un rato juntas? Además veo que te gustan los tatuajes y yo tengo varios, podríamos hablar de ellos y mostrarte muchos que no se ven...—
Volvió a ofrecerse esta vez con un poco más de tranquilidad, aunque seguía siendo ella y era evidente que lo de causar impresiones aún lo tenía algo verde. Sin embargo, a Berry nunca le había importado lo que pensaran de ella o sus costumbres, no le iban a importar ahora. El doble sentido era demasiado divertido como para dejarlo de lado tan fácilmente, si no aprovechaba ese momento para soltar aquellas bromas quizás nunca lo podría hacer.
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No sé que le hacía tanta gracia, pero admitía que aquel bicho me había llamado la atención, en parte. O sea, mira que he visto cosas raras en mi vida...he tenido clientes en el taller brazos largos, cuellos largos, usuarios y mil cosas raras...pero nunca un ser peludo que emulaba ser un animal. ¿Será del Nuevo Mundo? Vete tu a saber...pero bueno no me iba a quedar para averiguar cosas de él, ella o lo que sea, y menos cuando me entró con menos avisos que en una pista de aterrizaje. Igualmente traté de ser amable, por algún lado había que empezar.
-Mira, no te conozco de nada, y créeme, esa no es la mejor forma de abordar a nadie- le dije con tono calmado, pero amable- Así que eres extranjera, pues mira, ya estás tan perdida como yo. No puedo ayudarte si es ayuda lo que buscas claro, bastante perdida estoy yo aquí con quien supuestamente venía a recogerme.
Volví a mirar a mi alrededor a ver si lograba ver a mi compañero, como siempre sin éxito alguno. Me habían dejado planta en una ciudad a la que no había ido nunca y encima estaba con un ser un tanto pesado...y bastante creído. No sé como serán los cánones de belleza en su "tribu," pero aquí no se lame nada que te deje más pelo en la boca que en tus partes...fuera como fuera me eché el petate a la espalda antes de responderle.
-Mira, eres muy amable y lamento no poder atenderte mejor, pero...tengo cosas que hacer y debo hacerlas cuanto antes--suspiré- ....y la verdad es que una cerveza me vendría padrísima ahora.... ni tampoco un parloteo...pero sin tonterías ¿Vale? No te conozco ni tu me conoces, así que vamos a empezar con algo simple....Me llamo Judy
Le ofrecí la mano, aunque esperaba que su forma de saludar no fuera olerme el culo. Si se presentaba, ya era algo que me llevaba, pero tampoco dudaría en largarme si la cosa se llegara a poner fea. Ya arreglaré cuentas con mi compañero...madre si las voy a arreglar.
-Mira, no te conozco de nada, y créeme, esa no es la mejor forma de abordar a nadie- le dije con tono calmado, pero amable- Así que eres extranjera, pues mira, ya estás tan perdida como yo. No puedo ayudarte si es ayuda lo que buscas claro, bastante perdida estoy yo aquí con quien supuestamente venía a recogerme.
Volví a mirar a mi alrededor a ver si lograba ver a mi compañero, como siempre sin éxito alguno. Me habían dejado planta en una ciudad a la que no había ido nunca y encima estaba con un ser un tanto pesado...y bastante creído. No sé como serán los cánones de belleza en su "tribu," pero aquí no se lame nada que te deje más pelo en la boca que en tus partes...fuera como fuera me eché el petate a la espalda antes de responderle.
-Mira, eres muy amable y lamento no poder atenderte mejor, pero...tengo cosas que hacer y debo hacerlas cuanto antes--suspiré- ....y la verdad es que una cerveza me vendría padrísima ahora.... ni tampoco un parloteo...pero sin tonterías ¿Vale? No te conozco ni tu me conoces, así que vamos a empezar con algo simple....Me llamo Judy
Le ofrecí la mano, aunque esperaba que su forma de saludar no fuera olerme el culo. Si se presentaba, ya era algo que me llevaba, pero tampoco dudaría en largarme si la cosa se llegara a poner fea. Ya arreglaré cuentas con mi compañero...madre si las voy a arreglar.
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Berry se encogió de hombros ante la idea de dejar de hacerlo, un poco de diversión no venía mal, pero si tan molesto le resultaba a la desconocida reduciría un poco su nivel aunque no prometería nada. Después de todo era un rasgo natural que acompañaba su personalidad y fluía con ella, deshacerse de algo así era por muchos factores casi imposible.
—Lo soy, de hecho no visito mi hogar hace casi diez años. Nací en Zou pero por cuestiones de trabajo viajo de isla en isla con la única meta de ayudar a las personas.—
Respondió Berry sonriente al saber que no era la única lejos de su hogar, quizás por ese motivo excluyó la parte de ser dos desconocidas, cosa que para ella era evidente y no necesitaba aclararse. Si bien movía la cola con entusiasmo Berry podía pasar como una persona normal, al menos cuando erguía su espalda y alcanzaba su altura completa sin estar correteando en cuatro patas.
—Que descaro dejar plantada a una amiga, pero segura que lo encontramos más adelante. Puede que se haya dormido o algo, no creo que lo hiciera adrede.—
Era cierto que el trabajo en aquella isla era extenuante y su mano vendada era una prueba clara de que un descuido podía doler bastante. Tampoco sería muy brusca a la hora de juzgar a alguien que no conocía ni había visto, incluso podía ser como ella que llegaba tarde a todos los lugares. Al escuchar que aceptaban su invitación la mink acomodó sus lentes de sol cubriendo sus ojos y levantando el pulgar de su mano sana, mientras esbozaba una sonrisa.
—¿Judy eh? No te consumiré mucho tiempo y trataré de no hacer muchas tonterías. ¡Me llamo Berry! Es un placer...—
La mink estrechó su mano sana con la de la humana, notando la suavidad de la misma y tratando de no hacer mucha fuerza con su garra para no crujir algún hueso por error. No era su costumbre estrechar muchas manos, más bien tendían a acariciarle la cabeza o saludar con la mirada. Incluso en la marina el saludo era un típico gesto de obediencia y respeto que no involucraba el contacto físico.
Eso sí esperaba que su suave pelaje fuera del agrado de su compañera, tras el apretón de manos Berry sonrió señalando uno de los puestos cercanos.
—Si me preguntas a mí ahí venden bebidas excelentes y además hay mesas con sombra para comer. ¡Esto es mucho para mí y pensé en compartirlo!—
Tomó la vianda con ambas garras y la abrió mostrando algo de arroz, pescado, carnes y varios rollos de sushi algo maltratados por la caída pero completamente saludables. También podían verse vegetales cubiertos por el arroz derramado, el olor que emanaba de la caja era sabroso y fresco tanto que la mink tuvo que cerrarlo antes de que su baba arruinase la comida.
—Ve delante y te cubro las espaldas. ¡Puedes contar con que nada va a pasarte!—
Y la actitud de Berry ahora se mezclaba con su dedicación, obviamente la chica le gustaba y el hecho de poder cumplir con su deber en un día libre le impulsaba a mostrar una buena imagen. No del todo moralmente correcta, pero sí bastante más positiva de su usual comportamiento. Cuando quería impresionar a alguien, la zorra no paraba hasta lograr algún cariño extra.
—Lo soy, de hecho no visito mi hogar hace casi diez años. Nací en Zou pero por cuestiones de trabajo viajo de isla en isla con la única meta de ayudar a las personas.—
Respondió Berry sonriente al saber que no era la única lejos de su hogar, quizás por ese motivo excluyó la parte de ser dos desconocidas, cosa que para ella era evidente y no necesitaba aclararse. Si bien movía la cola con entusiasmo Berry podía pasar como una persona normal, al menos cuando erguía su espalda y alcanzaba su altura completa sin estar correteando en cuatro patas.
—Que descaro dejar plantada a una amiga, pero segura que lo encontramos más adelante. Puede que se haya dormido o algo, no creo que lo hiciera adrede.—
Era cierto que el trabajo en aquella isla era extenuante y su mano vendada era una prueba clara de que un descuido podía doler bastante. Tampoco sería muy brusca a la hora de juzgar a alguien que no conocía ni había visto, incluso podía ser como ella que llegaba tarde a todos los lugares. Al escuchar que aceptaban su invitación la mink acomodó sus lentes de sol cubriendo sus ojos y levantando el pulgar de su mano sana, mientras esbozaba una sonrisa.
—¿Judy eh? No te consumiré mucho tiempo y trataré de no hacer muchas tonterías. ¡Me llamo Berry! Es un placer...—
La mink estrechó su mano sana con la de la humana, notando la suavidad de la misma y tratando de no hacer mucha fuerza con su garra para no crujir algún hueso por error. No era su costumbre estrechar muchas manos, más bien tendían a acariciarle la cabeza o saludar con la mirada. Incluso en la marina el saludo era un típico gesto de obediencia y respeto que no involucraba el contacto físico.
Eso sí esperaba que su suave pelaje fuera del agrado de su compañera, tras el apretón de manos Berry sonrió señalando uno de los puestos cercanos.
—Si me preguntas a mí ahí venden bebidas excelentes y además hay mesas con sombra para comer. ¡Esto es mucho para mí y pensé en compartirlo!—
Tomó la vianda con ambas garras y la abrió mostrando algo de arroz, pescado, carnes y varios rollos de sushi algo maltratados por la caída pero completamente saludables. También podían verse vegetales cubiertos por el arroz derramado, el olor que emanaba de la caja era sabroso y fresco tanto que la mink tuvo que cerrarlo antes de que su baba arruinase la comida.
—Ve delante y te cubro las espaldas. ¡Puedes contar con que nada va a pasarte!—
Y la actitud de Berry ahora se mezclaba con su dedicación, obviamente la chica le gustaba y el hecho de poder cumplir con su deber en un día libre le impulsaba a mostrar una buena imagen. No del todo moralmente correcta, pero sí bastante más positiva de su usual comportamiento. Cuando quería impresionar a alguien, la zorra no paraba hasta lograr algún cariño extra.
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Bueno parecía que al menos iba a tener una buena conversación con ella. La verdad es que era un bicho muy raro, no por la forma de ser, que también, sino por su físico...era como hablar con un animal bípedo. Igualmente parecía ser amable, y eso contaba mucho. Alguien tan segura de si misma debía ser una idiota o alguien muy fuerte, vete tu a saber si estaba en lo cierto o no.
-¿Diez años?. Anda Zou no existe, casi me la trago. Eso son cuentos para los chamacos- aunque viéndola pues me parece que iba a ser verdad- No, en serio...¿de verdad existe la isla que se mueve? Es imposible llegar a ella.
Umm Berry...alguien que se llamaba como el dinero no podía ser mala gente ¿ Verdad?, además me ofreció su mano como respuesta a la mía. Bueno, la cuestión es que esta ¿chica? ahora era mi nueva compañera por aquella ciudad. Que de vueltas puede dar la situación cuando te dejan tirada.
-Un placer Berry. Y si, tienes razón...no sé que habrá pasado, pero mi compañero iba a venir a verme...y creo que aún sigue en el astillero, y no es que me preocupe demasiado pero él nunca falta a una cita.
Parecía que Berry conocía algún lugar para beber algunos cacharros a buen precio, pero empezaba a cuestionarme realmente una cosa. Podía ir a beber con ella y esperar un poco más a mi compañero...o ir directamente al astillero. Esperaba que no le hubiera pasado nada.
- Oye Berry, seguro que dan unas bebidas padres donde tu dices, pero..¿ Me acompañarías al astillero a buscar a este idiota?. Asi te lo presento y luego ya nos tomamos algo los tres y nos hablas un poquito más de ti. Aunque si quieres contarme más sobre Zou mientras vamos para allí, mejor que mejor.
Dicho esto volví a agarrar bien el petate y giré en dirección hacia la calle que bajaba hacia el distrito de los astilleros. Berry me parecía, por su parte, alguien muy peculiar, pero no parecía ser mala..solo..extravagante. Fuera como fuera y si me seguía calle abajo podríamos ver a lo lejos a mi compañero hablando con varios tipos....y no eran trabajadores del astillero. Pues eran unos siete, y uno de ellos iba muy bien vestido con una fedora en la cabeza y un puro en la boca. Yume, mi compañero estaba sujeto por los brazos por dos de estos matones, y parecían estar hablando.
La gente de alrededores, dígase estibadores y otros, pasaban del tema, con lo cual parecía ser algo normal estas charlas por Water Seven. Yo ya me quedé con la mirada clava en la escena desde lo lejos.
-Emm Berry...¿puedo pedirte algo? Si quieres irte no voy a culparte, pero si me acompañas, puede que haya que cambiar palabras por puñetazos - le dije sin quitar la vista a mi compañero a lo lejos - Espero que ese idiota no le deba dinero a nadie...otra vez.
-¿Diez años?. Anda Zou no existe, casi me la trago. Eso son cuentos para los chamacos- aunque viéndola pues me parece que iba a ser verdad- No, en serio...¿de verdad existe la isla que se mueve? Es imposible llegar a ella.
Umm Berry...alguien que se llamaba como el dinero no podía ser mala gente ¿ Verdad?, además me ofreció su mano como respuesta a la mía. Bueno, la cuestión es que esta ¿chica? ahora era mi nueva compañera por aquella ciudad. Que de vueltas puede dar la situación cuando te dejan tirada.
-Un placer Berry. Y si, tienes razón...no sé que habrá pasado, pero mi compañero iba a venir a verme...y creo que aún sigue en el astillero, y no es que me preocupe demasiado pero él nunca falta a una cita.
Parecía que Berry conocía algún lugar para beber algunos cacharros a buen precio, pero empezaba a cuestionarme realmente una cosa. Podía ir a beber con ella y esperar un poco más a mi compañero...o ir directamente al astillero. Esperaba que no le hubiera pasado nada.
- Oye Berry, seguro que dan unas bebidas padres donde tu dices, pero..¿ Me acompañarías al astillero a buscar a este idiota?. Asi te lo presento y luego ya nos tomamos algo los tres y nos hablas un poquito más de ti. Aunque si quieres contarme más sobre Zou mientras vamos para allí, mejor que mejor.
Dicho esto volví a agarrar bien el petate y giré en dirección hacia la calle que bajaba hacia el distrito de los astilleros. Berry me parecía, por su parte, alguien muy peculiar, pero no parecía ser mala..solo..extravagante. Fuera como fuera y si me seguía calle abajo podríamos ver a lo lejos a mi compañero hablando con varios tipos....y no eran trabajadores del astillero. Pues eran unos siete, y uno de ellos iba muy bien vestido con una fedora en la cabeza y un puro en la boca. Yume, mi compañero estaba sujeto por los brazos por dos de estos matones, y parecían estar hablando.
La gente de alrededores, dígase estibadores y otros, pasaban del tema, con lo cual parecía ser algo normal estas charlas por Water Seven. Yo ya me quedé con la mirada clava en la escena desde lo lejos.
-Emm Berry...¿puedo pedirte algo? Si quieres irte no voy a culparte, pero si me acompañas, puede que haya que cambiar palabras por puñetazos - le dije sin quitar la vista a mi compañero a lo lejos - Espero que ese idiota no le deba dinero a nadie...otra vez.
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Berry parpadeó incrédula ante lo que escuchaba, desconocía que Zou fuese algo similar a un mito o un cuento, aunque más que insultada se sintió halagada por el hecho. Comenzó a sacar pecho y sonreír como nunca mientras escuchaba como la mujer comenzaba a creer que estaba presenciando algo salido de una historia fantasiosa.
—¡Claro que digo la verdad! Si Zou es tan mística, eso significa que soy algo así como un personaje salido de una leyenda. ¡Berry la leyenda viviente! ¿O tal vez Berry el mito? De todas formas me agrada sentirme tan mística y legendaria...—
Berry movía su cola de lado a lado mientras caminaba en círculos alrededor de Judy, orgullosa de ser una mink y provenir de un lugar desconocido para la mayoría. A veces olvidaba su encanto exótico y aquello se sintió como una inyección de adrenalina en todo su cuerpo.
Su emoción fue reemplazada por preocupación al escuchar sobre las rutinas del amigo de la muchacha y como este no parecía alguien tan despreocupado por el horario como la zorra. Se cruzó de brazos mientras observaba a Judy.
—No tienes ni que pedirlo, si fuese un amigo mío también estaría preocupada. Te seguiré si hace falta, después de todo dije que no te pasaría nada y voy a cumplirlo.—
Berry siguió a la muchacha sin rechistar, mientras silbaba y movía su cola en el camino. Sintiendo que la cosa estaba muy silenciosa decidió contar un poco sobre Zou ya que parecía ser de sumo interés para los humanos.
—Pues no hay gran cosa, es una isla como todas, es bonita. Tiene sus bosques, ciudades y tribus. Cada tribu es un mundo y solo puedo decirte que en la mía la pasas bien si alguien te invita. Nos gustan los tatuajes, el alcohol, casi nunca usamos ropa pero para que usarla si tenemos pelaje...—
Expresó de manera despreocupada sin mirar que Judy se había detenido y chocando con ella suavemente. Contempló la escena, sorprendida de que nadie se metiese en aquel escenario que pintaba tan mal. Alzó su garra dorada, cerrando y abriendo su puño, le bastaba con una sola mano para cargarse a tres tipos pero no se lanzaría sin saber la situación. Si agredía a un civil inocente no se lo perdonaría, en esos casos era mejor actuar en defensa propia o de otros.
—No hay nada que me divierta más que intercambiar puñetazos, pero no puedo dar el primer golpe en una situación así o sería agredir civiles sin provocación. Pero, si ellos atacan primero entonces sería en defensa de inocentes.—
Guiñó su ojo a Judy y comenzó a caminar en dirección al astillero, esperaba solucionar todo hablando y no tener que recurrir a la fuerza en su día libre. Últimamente los problemas parecían perseguirle, cosa que aunque le divertía muchas veces le resultaba molesto. ¿Acaso podría relajarse en la cama con una linda chica sin tener antes que destrozar cráneos? Al parecer la respuesta seguía siendo un rotundo no.
—¡Claro que digo la verdad! Si Zou es tan mística, eso significa que soy algo así como un personaje salido de una leyenda. ¡Berry la leyenda viviente! ¿O tal vez Berry el mito? De todas formas me agrada sentirme tan mística y legendaria...—
Berry movía su cola de lado a lado mientras caminaba en círculos alrededor de Judy, orgullosa de ser una mink y provenir de un lugar desconocido para la mayoría. A veces olvidaba su encanto exótico y aquello se sintió como una inyección de adrenalina en todo su cuerpo.
Su emoción fue reemplazada por preocupación al escuchar sobre las rutinas del amigo de la muchacha y como este no parecía alguien tan despreocupado por el horario como la zorra. Se cruzó de brazos mientras observaba a Judy.
—No tienes ni que pedirlo, si fuese un amigo mío también estaría preocupada. Te seguiré si hace falta, después de todo dije que no te pasaría nada y voy a cumplirlo.—
Berry siguió a la muchacha sin rechistar, mientras silbaba y movía su cola en el camino. Sintiendo que la cosa estaba muy silenciosa decidió contar un poco sobre Zou ya que parecía ser de sumo interés para los humanos.
—Pues no hay gran cosa, es una isla como todas, es bonita. Tiene sus bosques, ciudades y tribus. Cada tribu es un mundo y solo puedo decirte que en la mía la pasas bien si alguien te invita. Nos gustan los tatuajes, el alcohol, casi nunca usamos ropa pero para que usarla si tenemos pelaje...—
Expresó de manera despreocupada sin mirar que Judy se había detenido y chocando con ella suavemente. Contempló la escena, sorprendida de que nadie se metiese en aquel escenario que pintaba tan mal. Alzó su garra dorada, cerrando y abriendo su puño, le bastaba con una sola mano para cargarse a tres tipos pero no se lanzaría sin saber la situación. Si agredía a un civil inocente no se lo perdonaría, en esos casos era mejor actuar en defensa propia o de otros.
—No hay nada que me divierta más que intercambiar puñetazos, pero no puedo dar el primer golpe en una situación así o sería agredir civiles sin provocación. Pero, si ellos atacan primero entonces sería en defensa de inocentes.—
Guiñó su ojo a Judy y comenzó a caminar en dirección al astillero, esperaba solucionar todo hablando y no tener que recurrir a la fuerza en su día libre. Últimamente los problemas parecían perseguirle, cosa que aunque le divertía muchas veces le resultaba molesto. ¿Acaso podría relajarse en la cama con una linda chica sin tener antes que destrozar cráneos? Al parecer la respuesta seguía siendo un rotundo no.
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Aquel ser peludo definitivamente tenía mucho más que ocultar de lo que decía. Vale, era uan raza super rara, y es más, desconocida para mi. A pesar de que sus explicaciones fueron más o menos convincentes, todavía quedaban mucha respuestas que atender, pero bueno, de eso ya se encargaría la Judy del futuro. La cuestión era que estábamos allí a pocos metros de donde estaba Yume..y muy mal acompañado.
Berry hablaba demasiado, y lo bueno de que alguien hable demasiado es que deja suelta información sin darse cuenta de que lo hace. De entrada ha usado uan jerga que conocía demasiado bien....ha dicho civiles, no personas... Así mismo dijo que solo actuaría si la atacaban en virtud de la defensa de inocentes. Mierda...me cago en mi vida...
Me giré hacia ella con tono sopresivo colocándole la mano en el pecho para detenerla.
¡¿Eres una Marine?!-le dije manteniendo el tono antes de empezar a nublárseme hasta el jucio y llevarme las manos a la cabeza. Esperaba que su respuesta fuera negativa. De no serlo seguiría hablando- Ay hija de la mil chingada, ¿ No podías haberte presentado como una marine? Esto está feo ahora- concluí con preocupación tanto por ella como por mi. Preocupación que se acabó diluyendo en el momento en que identifiqué a uno de los siete matones, el jefe para ser más exactos.
– “Astillas Malone”...ay si, ahora si que nos hemos ido a la verga pero bien.
Astillas Malone era un cobrador de deudas perteneciente a la Mafia de Whisky Peak. Trabajaba para “Tres dedos Bubby”, el jefe del distrito de los burdeles. Yume era un mujeriego, y a saber cuanta pasta le debe al capo para acabar en ese enredo. Afortunadamente lo conocía, y afortunadamente también, conocía mejor a Astillas.
-No digas nada por lo que más quieras ¿Vale?, por tu santa madre. Son gente poco “legal”- le dije a Berry juntándo las manos a mdoo de súplica antes de darle indicación para ir hasta el grupo de Astillas.
Así que nada, me acerque a ellos con un tono super amigable.
-¡Astillas! Que pasa viejo perro ya estás cobrándote con mi amigo. ¿Que ha hecho esta vez?.
Astillas, al igual que todos los presentes giró la cabeza, y obviamente clavó la mirada en la mink, a la cual reconocía a su raza.
-Judy, pequeña mosca cojonera ¿Cómo te va chapucillas?-dijo con tono amable- Espera que en seguida estoy contigo cariño- concluyó antes de darle un puñetazo en el estómago en la barriga a Yume. – y...¿Quién es tu compañera? No sabía que tenías amistaes minks.
Berry hablaba demasiado, y lo bueno de que alguien hable demasiado es que deja suelta información sin darse cuenta de que lo hace. De entrada ha usado uan jerga que conocía demasiado bien....ha dicho civiles, no personas... Así mismo dijo que solo actuaría si la atacaban en virtud de la defensa de inocentes. Mierda...me cago en mi vida...
Me giré hacia ella con tono sopresivo colocándole la mano en el pecho para detenerla.
¡¿Eres una Marine?!-le dije manteniendo el tono antes de empezar a nublárseme hasta el jucio y llevarme las manos a la cabeza. Esperaba que su respuesta fuera negativa. De no serlo seguiría hablando- Ay hija de la mil chingada, ¿ No podías haberte presentado como una marine? Esto está feo ahora- concluí con preocupación tanto por ella como por mi. Preocupación que se acabó diluyendo en el momento en que identifiqué a uno de los siete matones, el jefe para ser más exactos.
– “Astillas Malone”...ay si, ahora si que nos hemos ido a la verga pero bien.
Astillas Malone era un cobrador de deudas perteneciente a la Mafia de Whisky Peak. Trabajaba para “Tres dedos Bubby”, el jefe del distrito de los burdeles. Yume era un mujeriego, y a saber cuanta pasta le debe al capo para acabar en ese enredo. Afortunadamente lo conocía, y afortunadamente también, conocía mejor a Astillas.
-No digas nada por lo que más quieras ¿Vale?, por tu santa madre. Son gente poco “legal”- le dije a Berry juntándo las manos a mdoo de súplica antes de darle indicación para ir hasta el grupo de Astillas.
Así que nada, me acerque a ellos con un tono super amigable.
-¡Astillas! Que pasa viejo perro ya estás cobrándote con mi amigo. ¿Que ha hecho esta vez?.
Astillas, al igual que todos los presentes giró la cabeza, y obviamente clavó la mirada en la mink, a la cual reconocía a su raza.
-Judy, pequeña mosca cojonera ¿Cómo te va chapucillas?-dijo con tono amable- Espera que en seguida estoy contigo cariño- concluyó antes de darle un puñetazo en el estómago en la barriga a Yume. – y...¿Quién es tu compañera? No sabía que tenías amistaes minks.
Berry
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Berry se llevó la mano a la frente imitando el gesto de Judy, tal vez como acto reflejo ya que su voz sonaba tranquila y como si nada de aquello le importase. Incluso sus labios comenzaron a temblar hasta desatar una leve risita, para la mink era gracioso ser identificada incluso sin su uniforme y alimentaba su ego un poco más de la cuenta.
—Oh, me has descubierto... o eso diría si estuviera de servicio. ¡Bwahaha! Solo soy una sargento nada muy grave, además estoy en mi día libre por lo que de momento soy solo Berry la mink.—
Sonrió plácidamente haciendo que su rango no pareciera la gran cosa cuando estaba a un ascenso de convertirse en una oficial y ya contaba con cierto prestigio entre los marines. De hecho hasta se había ganado un apodo hacía poco, pero al parecer la mink no era plenamente consciente de su importancia o quizás al ser su día libre buscaba no incomodar a nadie con cosas tan formales.
—¿Ardillas? ¡¿Dónde?!—
Berry se puso en cuatro patas buscando a su alrededor al haber malinterpretado aquel apodo, volviendo a la normalidad al ver que no había ardillas ni nada similar en aquel lugar. Sonrió al ver a Judy rogarle, levantando ambas garras frente a su rostro mostrando también la bolsa de comida que llevaba ahora colgada al brazo y que seguramente se había vuelto a mezclar de tanto movimiento.
—Será complicado pero por tí guapa lo haré, veamos donde guardé... ¡Ajá!—
Berry mostró una golosina que había rebuscado entre sus bolsillos y con su pulgar la impulsó hacia arriba, levantando la cabeza para intentar atraparla. Claro que la golosina salió disparada con tal fuerza que tardó varios segundos en aterrizar, haciendolo cuando la mink había bajado su mirada y rebotando contra su cabeza. Tras esto se sacudió, perdiendo unos valiosos segundos, teniendo que esforzarse un poco para atraparla en plena caída hacia el suelo de una manera bastante aparatosa.
Levantó su pulgar izquierdo mascando lo que parecía ser un chicle azul, para luego colocar sus manos en los bolsillos de su camisa hawaiana y emprender la marcha junto a la mujer. Jugaba formando globos azules desde su boca, incluso uno explotó cómicamente al son de los golpes de uno de esos matones.
La mink levantó la garra de manera amistosa al ser mencionada y siguió mascando su chicle. Se sentía como una agente secreta en medio de alguna operación de infiltración, además Judy le había rogado que no hiciera nada a menos que se lo pidiesen, por lo que decidió adaptarse al papel de una simple turista que pasaba por ahí. Después de todo, sin su uniforme era lo que parecía, en conjunto con sus gafas de sol y su vestimenta claramente fuera de lugar o de un pésimo sentido de la moda.
—Oh, me has descubierto... o eso diría si estuviera de servicio. ¡Bwahaha! Solo soy una sargento nada muy grave, además estoy en mi día libre por lo que de momento soy solo Berry la mink.—
Sonrió plácidamente haciendo que su rango no pareciera la gran cosa cuando estaba a un ascenso de convertirse en una oficial y ya contaba con cierto prestigio entre los marines. De hecho hasta se había ganado un apodo hacía poco, pero al parecer la mink no era plenamente consciente de su importancia o quizás al ser su día libre buscaba no incomodar a nadie con cosas tan formales.
—¿Ardillas? ¡¿Dónde?!—
Berry se puso en cuatro patas buscando a su alrededor al haber malinterpretado aquel apodo, volviendo a la normalidad al ver que no había ardillas ni nada similar en aquel lugar. Sonrió al ver a Judy rogarle, levantando ambas garras frente a su rostro mostrando también la bolsa de comida que llevaba ahora colgada al brazo y que seguramente se había vuelto a mezclar de tanto movimiento.
—Será complicado pero por tí guapa lo haré, veamos donde guardé... ¡Ajá!—
Berry mostró una golosina que había rebuscado entre sus bolsillos y con su pulgar la impulsó hacia arriba, levantando la cabeza para intentar atraparla. Claro que la golosina salió disparada con tal fuerza que tardó varios segundos en aterrizar, haciendolo cuando la mink había bajado su mirada y rebotando contra su cabeza. Tras esto se sacudió, perdiendo unos valiosos segundos, teniendo que esforzarse un poco para atraparla en plena caída hacia el suelo de una manera bastante aparatosa.
Levantó su pulgar izquierdo mascando lo que parecía ser un chicle azul, para luego colocar sus manos en los bolsillos de su camisa hawaiana y emprender la marcha junto a la mujer. Jugaba formando globos azules desde su boca, incluso uno explotó cómicamente al son de los golpes de uno de esos matones.
La mink levantó la garra de manera amistosa al ser mencionada y siguió mascando su chicle. Se sentía como una agente secreta en medio de alguna operación de infiltración, además Judy le había rogado que no hiciera nada a menos que se lo pidiesen, por lo que decidió adaptarse al papel de una simple turista que pasaba por ahí. Después de todo, sin su uniforme era lo que parecía, en conjunto con sus gafas de sol y su vestimenta claramente fuera de lugar o de un pésimo sentido de la moda.
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Viendo como era la mink sabía que tarde o temprano me iba a meter en un lío. Con esta gente no se podía bromear, eran gente muy chunga. Traficantes, la mayoría de ellos, pero este en concreto, Astillas, era un cabrón que empezaba a ascender poco a poco en el tráfico de akumas, armas y trata de blancas, aunque realmente se había iniciado solo en las dos primeras. Era un tipo corpulento, mediría un metro ochenta, todo musculo.
-Tu amigo me ha robado algo que es muy preciado para mi, parte de mi mercancía. El muy cabrón se coló en mi barco y nos ha robado descaradamente. Así que estoy enseñándole algunos de modales. ¿ No crees que debo hacerlo?.
Suspiré, llevándome la mano a la cadera- Bueno, realmente lo que deberías hacer es pagar mejor a tus guardias, pero eso ya es otra vaina. Veamos, ¿Qué te ha robado?
La verdad es que apreciaba mucho a ese chico, ya que lo conocía de toda la vida, y podría decirse que éramos como hermanos...aunque él era un hermano tonto a decir verdad, pero hermano. No podía dejar que le apalizaran ,y mucho menos por lo que me había dicho Astillas a continuación.
-Una akuma no mi. Nos costó un huevo quitársela a la guarnición de Shells Town. Y tengo gente que la pagaría jodidamente bien como para que venga un mierdas a robármela. Lo siento por ti Judy, pero este capullo va a saber que no se le puede robar a Astillas.
-A ver, tranquilicémonos...tu ya tienes la akuma de vuelta ¿no?, ay cierto, no le estarías dando de hostias de ser así...asi que por favor- me acerqué a él tranquila y con tono amigable mientras le hacía una señal con mi mano a mi espalda a Berry, emulando mis dedos como una pistola, señal de que si podía, se cepillara a los que pudiera.
-Sabes Astillas, te aprecio mucho, de verdad, y la mink es amable, buena gente, todo lo contrario a ti- le dije sonriéndole- pero sabes que comparten la mink y mi al que estás hostiando...que me caen bien
Fue entonces cuando le propiné una gran patada en sus partes, haciendo que aquella mole se torciera de dolor cayendo como un tronco de espaldas, acto seguido saqué mis dos pistolas, disparando a los captores de Yume y agarrándolo de la mano para salir corriendo de allí. En cuanto a Berry le grité que no se entretuviera demasiado y saliera corriendo con nosotros en cuanto pudiera.
-Tu amigo me ha robado algo que es muy preciado para mi, parte de mi mercancía. El muy cabrón se coló en mi barco y nos ha robado descaradamente. Así que estoy enseñándole algunos de modales. ¿ No crees que debo hacerlo?.
Suspiré, llevándome la mano a la cadera- Bueno, realmente lo que deberías hacer es pagar mejor a tus guardias, pero eso ya es otra vaina. Veamos, ¿Qué te ha robado?
La verdad es que apreciaba mucho a ese chico, ya que lo conocía de toda la vida, y podría decirse que éramos como hermanos...aunque él era un hermano tonto a decir verdad, pero hermano. No podía dejar que le apalizaran ,y mucho menos por lo que me había dicho Astillas a continuación.
-Una akuma no mi. Nos costó un huevo quitársela a la guarnición de Shells Town. Y tengo gente que la pagaría jodidamente bien como para que venga un mierdas a robármela. Lo siento por ti Judy, pero este capullo va a saber que no se le puede robar a Astillas.
-A ver, tranquilicémonos...tu ya tienes la akuma de vuelta ¿no?, ay cierto, no le estarías dando de hostias de ser así...asi que por favor- me acerqué a él tranquila y con tono amigable mientras le hacía una señal con mi mano a mi espalda a Berry, emulando mis dedos como una pistola, señal de que si podía, se cepillara a los que pudiera.
-Sabes Astillas, te aprecio mucho, de verdad, y la mink es amable, buena gente, todo lo contrario a ti- le dije sonriéndole- pero sabes que comparten la mink y mi al que estás hostiando...que me caen bien
Fue entonces cuando le propiné una gran patada en sus partes, haciendo que aquella mole se torciera de dolor cayendo como un tronco de espaldas, acto seguido saqué mis dos pistolas, disparando a los captores de Yume y agarrándolo de la mano para salir corriendo de allí. En cuanto a Berry le grité que no se entretuviera demasiado y saliera corriendo con nosotros en cuanto pudiera.
Berry
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Berry se limitó a estirarse mientras hablaban, la verdad le interesaba aquella charla, unos criminales eran simplemente mera escoria a sus ojos. Abusaban de los civiles y no merecían ningún trato preferencial, cuanto más avanzaba la charla más le costaba a la mink no saltarle al cuello de los matones. Tratando de calmar estas ansias dando algunos mordiscos al pelaje de su brazo, buscando contener su necesidad de golpear algo.
La señal fue literalmente soltarle la correa, apenas entendió el gesto y vio la patada Berry se avalanzó sobre los matones que no habían sido baleados y propinó un fuerte golpe con su brazo izquierdo a uno de estos. Un sonoro crack se extendió, al principio los de su alrededor pensaron que la mink se había roto un brazo pero sus expresiones cambiaron al ver caer a uno de sus colegas con la mandibula colgando por una fina capa de piel junto a un olor a chamuscado producto de la electricidad que recorría la herida.
La mink no se contuvo golpeando con furia a otros dos, utilizando aquella armadura invisible que generaba un impacto adicional en los cráneos de los desafortunados que se cruzaban contra sus puños. Judy le había dicho de no entretenerse, por tanto tras noquear a aquellos dos y observando a los heridos por las balas, que no parecían una amenaza , Berry decidió propinar un fuerte golpe a la altura del cuello del tal Ardillas y emprender una retirada táctica, saliendo disparada en cuatro patas aún con sangre ajena en su garra sana y con la bolsa de comida empaquetada entre sus dientes.
—Eshperehnn ¿Dónde vamoshhh?—
Preguntó apretando su bolsa al abrir la boca produciendo palabras un tanto graciosas, lastimosamente no había aprendido a hablar bien mientras sujetaba un objeto en su boca, por algo no era espadachina y se dedicaba más a degustar pescado que hotdogs.
Aceleró su corrida como un perro que va en busca de sus amos, afortunadamente no eran tan dispares en velocidad y Berry se podía valer de su olfato para localizarlos de ser necesario. Aunque una mink corriendo en cuatro patas era dificil de ignorar y más tras haber apaleado a unos mafiosos solo con sus puños.
La señal fue literalmente soltarle la correa, apenas entendió el gesto y vio la patada Berry se avalanzó sobre los matones que no habían sido baleados y propinó un fuerte golpe con su brazo izquierdo a uno de estos. Un sonoro crack se extendió, al principio los de su alrededor pensaron que la mink se había roto un brazo pero sus expresiones cambiaron al ver caer a uno de sus colegas con la mandibula colgando por una fina capa de piel junto a un olor a chamuscado producto de la electricidad que recorría la herida.
La mink no se contuvo golpeando con furia a otros dos, utilizando aquella armadura invisible que generaba un impacto adicional en los cráneos de los desafortunados que se cruzaban contra sus puños. Judy le había dicho de no entretenerse, por tanto tras noquear a aquellos dos y observando a los heridos por las balas, que no parecían una amenaza , Berry decidió propinar un fuerte golpe a la altura del cuello del tal Ardillas y emprender una retirada táctica, saliendo disparada en cuatro patas aún con sangre ajena en su garra sana y con la bolsa de comida empaquetada entre sus dientes.
—Eshperehnn ¿Dónde vamoshhh?—
Preguntó apretando su bolsa al abrir la boca produciendo palabras un tanto graciosas, lastimosamente no había aprendido a hablar bien mientras sujetaba un objeto en su boca, por algo no era espadachina y se dedicaba más a degustar pescado que hotdogs.
Aceleró su corrida como un perro que va en busca de sus amos, afortunadamente no eran tan dispares en velocidad y Berry se podía valer de su olfato para localizarlos de ser necesario. Aunque una mink corriendo en cuatro patas era dificil de ignorar y más tras haber apaleado a unos mafiosos solo con sus puños.
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-Amito que no esperaba que vinieras...bueno, realmente si- dijo Yume mientras corríamos como alma que lleva el diablo- Oye, ya sé que no es el mejor momento pero...¿Quién es el ser peludo que te acompaña?.
Yume siempre era así un auténtico idiota, pero se le quería, y mucho. Aún así yo no me detuve de correr mientras varios disparos pasaron por nuestro lado, y seguramente alguno pasaría cerca de la Mink.
- Yo tampoco esperaba que te cogieran tan rápido compadre. Mira que dejarte coger antes de tiempo, es para darte en la cabeza, dios, salgamos de aqui- le dije antes de señalar a Berry un callejuela que salía del puerto hacia la villa -Y la mink se llama Berry, ahora mismo creo que le debes una, y a mi.....
-noventa y siete.
-Serás capullo....
Entonces miré a Berry, la cual me estaba hablando...¿con la boca llena? Dioses este ser si que era de lo más peculiar.
-¡Berry vete hacia esa calle allí ya los perdemos, si puedes hacer algo con esas balas te lo agradecería!- Si, le estaba pidiendo favores a una marine. A ver seguro que tiene más instrucción militar que nosotros, asi que imagino que sabrá lidiar contra unos disparos. Fuera como fuera cuatro de los matones de Astillas nos cortaron el paso, a uno pude dispararle, pero el otro cargó contra Yume, mientras que los dos restantes iban a por Berry, nos habían rodeado y no sabía ni como había pasado. Si nos deteníamos mucho tiempo con esos cuatro, el resto nos daría caza. Algo que vi claramente a lo lejos era a Astillas levantándose del suelo de muy mala leche, hasta empezar a venir hacia nosotros.
-Ay madres...
-¡JUDY, escoria! ¡¿CÓMO TE ATREVES? Juro que me cargaré a tu compañero por ladrón, y a ti por desgraciada! ¡ Entregadme lo que me habéis robado y juro que solo os daré una paliza!- dijo antes de mirar a la mink- ¡Y a esa abominación reventadla y tiradla al río!
Sin mas los hombres que estaban con astillas vinieron corriendo hacia nuestra posición.
Yume siempre era así un auténtico idiota, pero se le quería, y mucho. Aún así yo no me detuve de correr mientras varios disparos pasaron por nuestro lado, y seguramente alguno pasaría cerca de la Mink.
- Yo tampoco esperaba que te cogieran tan rápido compadre. Mira que dejarte coger antes de tiempo, es para darte en la cabeza, dios, salgamos de aqui- le dije antes de señalar a Berry un callejuela que salía del puerto hacia la villa -Y la mink se llama Berry, ahora mismo creo que le debes una, y a mi.....
-noventa y siete.
-Serás capullo....
Entonces miré a Berry, la cual me estaba hablando...¿con la boca llena? Dioses este ser si que era de lo más peculiar.
-¡Berry vete hacia esa calle allí ya los perdemos, si puedes hacer algo con esas balas te lo agradecería!- Si, le estaba pidiendo favores a una marine. A ver seguro que tiene más instrucción militar que nosotros, asi que imagino que sabrá lidiar contra unos disparos. Fuera como fuera cuatro de los matones de Astillas nos cortaron el paso, a uno pude dispararle, pero el otro cargó contra Yume, mientras que los dos restantes iban a por Berry, nos habían rodeado y no sabía ni como había pasado. Si nos deteníamos mucho tiempo con esos cuatro, el resto nos daría caza. Algo que vi claramente a lo lejos era a Astillas levantándose del suelo de muy mala leche, hasta empezar a venir hacia nosotros.
-Ay madres...
-¡JUDY, escoria! ¡¿CÓMO TE ATREVES? Juro que me cargaré a tu compañero por ladrón, y a ti por desgraciada! ¡ Entregadme lo que me habéis robado y juro que solo os daré una paliza!- dijo antes de mirar a la mink- ¡Y a esa abominación reventadla y tiradla al río!
Sin mas los hombres que estaban con astillas vinieron corriendo hacia nuestra posición.
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Bang, bang la mink se sentía en una de esas novelas policiales escapando de la balacera. Escuchó el plan de seguirles para perderlos y que se encargase de hacer algo con tantos disparos, aunque la mejor manera para reducir los disparos era empezar a tomar curvas para obligarles a no desperdiciar balas. ¿Dónde se suponía que estaban los marines para detener a esa gentuza? ¿Acaso les habían sobornado tan fácil? La mink cambió a una mueca un tanto molesta, ella tenía la idea de eliminar a todo criminal y purgar a la marina de aquellos que tanta mala fama les daban.
Al verse rodeada comenzó a reír, tal vez como modo de lograr liberar un poco de su impotencia, soltó la bolsa de comida que chorreaba aceite a causa de algunos disparos y apretó sus puños. Sus ojos mostraban una furia latente, ser perseguidos y que nadie hiciera nada incluso cuando ella no estaba en servicio lo consideraba como un acto de resistencia a la autoridad agravado.
—¡Bwahahaha! ¿Creen haberme acorralado? ¡La presa es la acorralada!—
Berry comenzó a crecer en tamaño unos dos metros, luego tres, luego llegó a los seis. Un zarpazo de su garra derecha bastó para despedazar a tres de los matones mientras el despliegue de sus alas blancas mandó volando a los pobres que venían detrás. El rostro de la mink era ahora el de una hermosa mujer y su cuerpo de león gigantesco se hizo presente en mitad de la ciudad. Tomó con su garra a Yume quien no paraba de gritar y patalear para acto seguido lanzarlo a su espalda.
—No llores, solo sujetate bien. Todos a bordo...—
Trató de subir con mayor gentileza a Judy pero el sonido de las balas le hicieron apurarse lanzando a la misma quizás sobre Yume o quizás más lejos. Alzó el vuelo a gran velocidad y altura, buscando dejar atrás cuanto antes las balas y camuflarse entre las alturas.
Su cuerpo y aspecto no lo hacían sencillo, una esfinge gigante era complicada de camuflar en una ciudad como aquella pero sí logró volar lo suficientemente de prisa para dejar pagando a las hormigas ruidosas y descender varias manzanas más adelante donde tras tocar el suelo volvió a tomar su aspecto habitual rodando por el suelo tras el forzoso aterrizaje, un aspecto que siempre le costaba por fortuna no había chocado contra ninguna casa o edificio por lo cual aunque aparatoso el descenso no alertaría a los matones ni a algún curioso.
—Fiuu... eso ha sido loco. ¡Auch mi garrita aún me duele de ese martillazo!—
Berry comenzó a lamer su garra herida que ya no portaba el vendaje, se notaba un dedo hinchado pero la sangre era proveniente de aquellos a los que había atacado antes de huir, generando cierta fascinación de la mink al notarlo y provocando que limpiara la garra con mayor velocidad.
—No puedo creer que tengan calles liberadas, pudieron atentar contra alguien inocente y disparaban sin importarles nada. ¡No vi ni a uno de mis compañeros! Es bochornoso... ¡Inaceptable!—
La zorra lanzó un puñetazo con su izquierda a una de las paredes de ladrillo que le rodeaban, arrancando un trozo como si fuese papel visiblemente indignada. Suspiró volviendo su mirada a Yume y Judy, tratando de calmarse un poco ya que de lo contrario podría ser tan impulsiva de ir a buscar al tal Ardillas y reventarle a puñetazos, lo cual en aquel momento no era un plan razonable.
—Bueno, creo que los perdimos ¡Y yo perdí mi comida! ¿Ahora que hacemos?—
Berry buscó entre su camisa algún otro chicle mientras esperaba que todos se recuperasen del shock. No todos los días una persona tan hermosa les llevaba a dar un paseo por el aire, cerró sus ojos satisfecha esperando los típicos elogios, suponía que no tardarían en llegar.
Al verse rodeada comenzó a reír, tal vez como modo de lograr liberar un poco de su impotencia, soltó la bolsa de comida que chorreaba aceite a causa de algunos disparos y apretó sus puños. Sus ojos mostraban una furia latente, ser perseguidos y que nadie hiciera nada incluso cuando ella no estaba en servicio lo consideraba como un acto de resistencia a la autoridad agravado.
—¡Bwahahaha! ¿Creen haberme acorralado? ¡La presa es la acorralada!—
Berry comenzó a crecer en tamaño unos dos metros, luego tres, luego llegó a los seis. Un zarpazo de su garra derecha bastó para despedazar a tres de los matones mientras el despliegue de sus alas blancas mandó volando a los pobres que venían detrás. El rostro de la mink era ahora el de una hermosa mujer y su cuerpo de león gigantesco se hizo presente en mitad de la ciudad. Tomó con su garra a Yume quien no paraba de gritar y patalear para acto seguido lanzarlo a su espalda.
—No llores, solo sujetate bien. Todos a bordo...—
Trató de subir con mayor gentileza a Judy pero el sonido de las balas le hicieron apurarse lanzando a la misma quizás sobre Yume o quizás más lejos. Alzó el vuelo a gran velocidad y altura, buscando dejar atrás cuanto antes las balas y camuflarse entre las alturas.
Su cuerpo y aspecto no lo hacían sencillo, una esfinge gigante era complicada de camuflar en una ciudad como aquella pero sí logró volar lo suficientemente de prisa para dejar pagando a las hormigas ruidosas y descender varias manzanas más adelante donde tras tocar el suelo volvió a tomar su aspecto habitual rodando por el suelo tras el forzoso aterrizaje, un aspecto que siempre le costaba por fortuna no había chocado contra ninguna casa o edificio por lo cual aunque aparatoso el descenso no alertaría a los matones ni a algún curioso.
—Fiuu... eso ha sido loco. ¡Auch mi garrita aún me duele de ese martillazo!—
Berry comenzó a lamer su garra herida que ya no portaba el vendaje, se notaba un dedo hinchado pero la sangre era proveniente de aquellos a los que había atacado antes de huir, generando cierta fascinación de la mink al notarlo y provocando que limpiara la garra con mayor velocidad.
—No puedo creer que tengan calles liberadas, pudieron atentar contra alguien inocente y disparaban sin importarles nada. ¡No vi ni a uno de mis compañeros! Es bochornoso... ¡Inaceptable!—
La zorra lanzó un puñetazo con su izquierda a una de las paredes de ladrillo que le rodeaban, arrancando un trozo como si fuese papel visiblemente indignada. Suspiró volviendo su mirada a Yume y Judy, tratando de calmarse un poco ya que de lo contrario podría ser tan impulsiva de ir a buscar al tal Ardillas y reventarle a puñetazos, lo cual en aquel momento no era un plan razonable.
—Bueno, creo que los perdimos ¡Y yo perdí mi comida! ¿Ahora que hacemos?—
Berry buscó entre su camisa algún otro chicle mientras esperaba que todos se recuperasen del shock. No todos los días una persona tan hermosa les llevaba a dar un paseo por el aire, cerró sus ojos satisfecha esperando los típicos elogios, suponía que no tardarían en llegar.
Judy
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Definitivamente esta mujer peluda o era una necia o alguien de la que tener mucho cuidado. Estábamos rodeados, sin demasiadas posibilidades, y encima rodeados por Astillas, que de entre todos los idiotas del mundo, hemos tenido que caer ante este capullo. No pude evitar mirar con cara de circunstancia a Berry, como diciéndole ¿Pero que dices? ¿ No ves como estamos ahora mismo?. Entonces la vimos en todo su explendor....¡encima de marine era un puñetero usuario! Vamos ,tiene que serlo, dudo mucho que estos seres peludos llamados minks puedan hacer eso de forma natural, vamos es que ni de coña.
Me quedé de piedra al ver como berry se iba convitrtiendo en...¡Una esfinge! La madre que me trajo al mundo, ¡esta tía es peligrosa, y yo le he dado mi nombre!. Da igual, hora de volver al mundo real y de subirse al lomo de esta cosa.
-No seas marico Yume y muevete de una vez- dije mientras miraba como berry lo subía de un plumazo a la espalda. El problema es que conmigo, si bien parecía que iba a sere suave, hizo lo mismo, por la premura del tiroteo.
-La madre que teeee- dije agarrándome al lomo como un gato a una lámpara de techo.
Los disparos seguían y logramos escapar gracias al vuelo de Berry, la cual nos dejó unas manzanas mucho más adelante. Yume flipó y eran todo halagos para berry, yo casi vomito.
-La madre que te trajo Berry, no solo eres marine sino encima usuaria- le repliqué de forma tranquila pero preocupada a la vez- ¿Estás bien? ¿Te duele mucho?
Era mecánica, no doctora, poco podía hacer, pero lo que si podía hacer era darle las gracias.
-Son traficantes Berry, no esperes que te den amor en vez de balas...siento decirte que la marina solo nos ha ayudado en ocasiones muy puntales, y para estas cosas...les importamos menos que la mierda que cagan. Por ello nosotros hacemos lo que hacemos.- le dije mientras comprobaba que Yume estuviera bien- Y tu webón la próxima oculta mejor las cosas que robas, chango idiota
Miré a Berry para responder su última pregunta, no sin que Yume me mirara con cara risueña, parecía que el muy bobo disfrutaba con estas cosas, a pesar de estar más magullado que el periódico de un gato. Igualmente me entregó aquella fruta, que Berry seguro sabría que era una akuma no mi, el problema es que estaba manchada de sangre. Abri los ojos y miré a Yume, este sonrió y con chiste nos dijo a las dos.
-Antes de nada un placer Berry, y gracias por ayudarnos....pero...chicas, creo que me han matado- dijo mientras se veía como su camisa interior refumaba sangre por el costado donde había guardado la fruta.
Efectivamente le habían metido una bala por la espalda, posiblemente en el vuelo sin darnos ni cuenta. Agarré a Yume, que se caía hacia mi. Miré a Berry preocupada.
-¿Eres marine no? ¿ Puedes ayudarme? No sé llevémoslo a un médico o hazle algo ¿ Tus poderes no curan o algo?- le dije bastante preocupada.
Me quedé de piedra al ver como berry se iba convitrtiendo en...¡Una esfinge! La madre que me trajo al mundo, ¡esta tía es peligrosa, y yo le he dado mi nombre!. Da igual, hora de volver al mundo real y de subirse al lomo de esta cosa.
-No seas marico Yume y muevete de una vez- dije mientras miraba como berry lo subía de un plumazo a la espalda. El problema es que conmigo, si bien parecía que iba a sere suave, hizo lo mismo, por la premura del tiroteo.
-La madre que teeee- dije agarrándome al lomo como un gato a una lámpara de techo.
Los disparos seguían y logramos escapar gracias al vuelo de Berry, la cual nos dejó unas manzanas mucho más adelante. Yume flipó y eran todo halagos para berry, yo casi vomito.
-La madre que te trajo Berry, no solo eres marine sino encima usuaria- le repliqué de forma tranquila pero preocupada a la vez- ¿Estás bien? ¿Te duele mucho?
Era mecánica, no doctora, poco podía hacer, pero lo que si podía hacer era darle las gracias.
-Son traficantes Berry, no esperes que te den amor en vez de balas...siento decirte que la marina solo nos ha ayudado en ocasiones muy puntales, y para estas cosas...les importamos menos que la mierda que cagan. Por ello nosotros hacemos lo que hacemos.- le dije mientras comprobaba que Yume estuviera bien- Y tu webón la próxima oculta mejor las cosas que robas, chango idiota
Miré a Berry para responder su última pregunta, no sin que Yume me mirara con cara risueña, parecía que el muy bobo disfrutaba con estas cosas, a pesar de estar más magullado que el periódico de un gato. Igualmente me entregó aquella fruta, que Berry seguro sabría que era una akuma no mi, el problema es que estaba manchada de sangre. Abri los ojos y miré a Yume, este sonrió y con chiste nos dijo a las dos.
-Antes de nada un placer Berry, y gracias por ayudarnos....pero...chicas, creo que me han matado- dijo mientras se veía como su camisa interior refumaba sangre por el costado donde había guardado la fruta.
Efectivamente le habían metido una bala por la espalda, posiblemente en el vuelo sin darnos ni cuenta. Agarré a Yume, que se caía hacia mi. Miré a Berry preocupada.
-¿Eres marine no? ¿ Puedes ayudarme? No sé llevémoslo a un médico o hazle algo ¿ Tus poderes no curan o algo?- le dije bastante preocupada.
Berry
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Berry simplemente se limitó a sonreír ante las palabras de Judy, sin entender mucho a que venían los halagos. Claro, en su mente aquello de ser usuaria y marine eran halagos, era extraño ver a alguien tan preocupada por los marines que solo se encargaban de mantener seguras las calles. Levantó su pulgar mientras esbozaba una sonrisa, le agradaba en gran medida ser parte de esa aventura y ver como su compañera se preocupaba por algo tan trivial como un golpe en su dedo.
—Descuida no es nada grave, me pondrán un vendaje y como nueva. Me he herido las garras de formas mucho más graves entrenando.—
Explicó con su semblante tranquilo cerrando y abriendo sus garras por mero acto reflejo, vislumbró con horror como la marina no ayudaba a quienes ante sus ojos eran civiles. Frunciendo el seño al oír de los traficantes, debía plantearlo a sus superiores, alguno debería poner un poco de orden esos traficantes incluso le habían atacado a ella que ya era una marine algo conocida. No quiso imaginar que podrían hacerle a reclutas o jóvenes recién alistados, se negaba a pensarlo o aceptar la idea.
—Haré que las cosas cambien, debe haber una manera de que gente tan peligrosa termine tras las rejas. Nunca me gustaron esos rumores de corrupción que llegaban a mis oídos, crei que eran cuentos de piratas para desprestigiarnos y no que la cosa era tan grave.—
Expresó la mink mientras se rascaba el cuello con la pata, era algo complicado tomarle enserio si daba un discurso de tal magnitud ráscando como un perrito su cuello y detras de su oreja mientras movía la cola. Al ver la fruta sus ojos casi se salen, era una akuma no mi, recordó sus días en Zou y como se encontró esa fruta, pero sacó la lengua asqueada al recordar su sabor.
—Esa cosa es como la que... ¿Eh? ¿Por qué hueles a sangre?—
Su expresión cambió a preocupación, al ver la sangre y como Judy se desesperaba al punto de pedir que la fruta de Berry curase. La mink negó con la cabeza tranquilamente, ocultando su preocupación bajo un manto de falsa seguridad. Comenzó a rastrear con su nariz, reconociendo un aroma a pocas cuadras.
—No puedo curar pero presiona la herida para detener el sangrado. ¡Ya regreso!—
Berry partió usando sus alas para regresar de la misma manera minutos después con un marine pataleando, tenía un maletín negro y una gorra un tanto graciosa. Al caer al suelo se mostró confuso y asustado.
—Waaa... n-no me m-maten solo soy un médico, un recién alistado. N-no he f-follado y m-moriré v-virgen waaa—
Berry comenzó a reír aunque al ver a Yume volvió a ponerse seria.
—¿Así te confiesas a tu superior? Bueno no estoy en servicio, pero necesito tu ayuda lindo. Herida de bala, aplicamos presión, perdió un poco de sangre. Por ahora consciente y respirando.—
El joven secó sus lágrimas al reconocer a Berry y se acercó con cierto miedo al ver a Judy toda tatuada y con pinta de pocos amigos, aunque sabía de la fuerza de la mink y esto le hizo estar más seguro a intervenir de inmediato.
—U-uhmm, Sargento Berry, esta herida es algo grave.. pero por suerte no parece tocar ninguna zona crítica...—
El joven cortó la ropa de Yume buscando más impactos pero por suerte solo era aquel disparo, iniciando el proceso de limpiar la herida y cortar la hemorragia. Mientras más trabajaba menos se notaba la inseguridad inicial y más decidido se notaba, agarrando instrumentos del maletín.
—Descuida linda, es de los mejores que conozco aunque se vea algo debil o cobarde, por suerte estaba tomando un café a unas cuadras de aquí. Mmm creo que tomarlo por la espalda a toda velocidad no fue la mejor opción...—
Berry se llevó el dedo a sus labios mientras el joven de cabello ondulado y ojos llorosos proseguía.
—S-sargento, pude detener la hemorragia pero creo que esta herida debe revisarla el Capitán en el cuartel... debemos extraer la bala cuanto antes y coser la herida en condiciones estirilizadas y no en medio de la calle. Pudimos salvar su vida pero para que sane sin secuelas o evitar que la bala le perfore algo en un futuro... debemos trasladarlo al cuartel de inmediato.—
—Descuida no es nada grave, me pondrán un vendaje y como nueva. Me he herido las garras de formas mucho más graves entrenando.—
Explicó con su semblante tranquilo cerrando y abriendo sus garras por mero acto reflejo, vislumbró con horror como la marina no ayudaba a quienes ante sus ojos eran civiles. Frunciendo el seño al oír de los traficantes, debía plantearlo a sus superiores, alguno debería poner un poco de orden esos traficantes incluso le habían atacado a ella que ya era una marine algo conocida. No quiso imaginar que podrían hacerle a reclutas o jóvenes recién alistados, se negaba a pensarlo o aceptar la idea.
—Haré que las cosas cambien, debe haber una manera de que gente tan peligrosa termine tras las rejas. Nunca me gustaron esos rumores de corrupción que llegaban a mis oídos, crei que eran cuentos de piratas para desprestigiarnos y no que la cosa era tan grave.—
Expresó la mink mientras se rascaba el cuello con la pata, era algo complicado tomarle enserio si daba un discurso de tal magnitud ráscando como un perrito su cuello y detras de su oreja mientras movía la cola. Al ver la fruta sus ojos casi se salen, era una akuma no mi, recordó sus días en Zou y como se encontró esa fruta, pero sacó la lengua asqueada al recordar su sabor.
—Esa cosa es como la que... ¿Eh? ¿Por qué hueles a sangre?—
Su expresión cambió a preocupación, al ver la sangre y como Judy se desesperaba al punto de pedir que la fruta de Berry curase. La mink negó con la cabeza tranquilamente, ocultando su preocupación bajo un manto de falsa seguridad. Comenzó a rastrear con su nariz, reconociendo un aroma a pocas cuadras.
—No puedo curar pero presiona la herida para detener el sangrado. ¡Ya regreso!—
Berry partió usando sus alas para regresar de la misma manera minutos después con un marine pataleando, tenía un maletín negro y una gorra un tanto graciosa. Al caer al suelo se mostró confuso y asustado.
—Waaa... n-no me m-maten solo soy un médico, un recién alistado. N-no he f-follado y m-moriré v-virgen waaa—
Berry comenzó a reír aunque al ver a Yume volvió a ponerse seria.
—¿Así te confiesas a tu superior? Bueno no estoy en servicio, pero necesito tu ayuda lindo. Herida de bala, aplicamos presión, perdió un poco de sangre. Por ahora consciente y respirando.—
El joven secó sus lágrimas al reconocer a Berry y se acercó con cierto miedo al ver a Judy toda tatuada y con pinta de pocos amigos, aunque sabía de la fuerza de la mink y esto le hizo estar más seguro a intervenir de inmediato.
—U-uhmm, Sargento Berry, esta herida es algo grave.. pero por suerte no parece tocar ninguna zona crítica...—
El joven cortó la ropa de Yume buscando más impactos pero por suerte solo era aquel disparo, iniciando el proceso de limpiar la herida y cortar la hemorragia. Mientras más trabajaba menos se notaba la inseguridad inicial y más decidido se notaba, agarrando instrumentos del maletín.
—Descuida linda, es de los mejores que conozco aunque se vea algo debil o cobarde, por suerte estaba tomando un café a unas cuadras de aquí. Mmm creo que tomarlo por la espalda a toda velocidad no fue la mejor opción...—
Berry se llevó el dedo a sus labios mientras el joven de cabello ondulado y ojos llorosos proseguía.
—S-sargento, pude detener la hemorragia pero creo que esta herida debe revisarla el Capitán en el cuartel... debemos extraer la bala cuanto antes y coser la herida en condiciones estirilizadas y no en medio de la calle. Pudimos salvar su vida pero para que sane sin secuelas o evitar que la bala le perfore algo en un futuro... debemos trasladarlo al cuartel de inmediato.—
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Sin duda alguna Berry era de esas pocas personas no corruptas en la Marina. Se notaba que era nueva en este mundillo, ya que todavía pensaba en los ideales originales por los que la marina fue concebida. Tarde o temprano se desencantaría de ese mundo....como todos. En el mundo no hay bueno ni malos, del mismo modo que ni todo es blanco ni todo es negro. Berry parecía estar muy segura de si misma, pero no debía equivocarse, la marina necesitaba una limpieza, y si ella iba a ser la que lo iba a hacer...empezaba a tener mis dudas. No porque ella no pudiera hacerlo, peor había visto como otros mandos marines sucumbían al poco tiempo de esos ideales a cambio de una bolsa de oro o favores...en Whisky Peak no son pocos los marines que venían a que les hiciera chanchullos sin que se enteraran sus jefes.
No le dije nada a Berry, a pesar de que estaba escuchándola, ya que estaba más pendiente de Yume que de otras cosa. Ella alzó el vuelo, y a los pocos minutos me trae nada m´s y nada menos que un médico de la marina. Me quedé confusa mirándola..as saber de donde lo ha sacado. Fuera como fuera dejé que el médico atendiera a mi compañero mientras yo aproveché el momento para hablar con Berry a solas.
- Me fío de ti- le dije a Berry por su comentario sobre el médico- Pero...ay madres todo se fue a la chingada. -suspiré antes de volver a mirar a Berry, ya que sus métodos son de los mas peculiares- Gracias, por la ayuda, ha estado padrísimo que me hayas traído nada más que un médico. Si Yume se muere aqui me daría algo, me importa bastante, es como mi hermano pequeño..y aún me duele el pecho del disgusto de haberle visto la herida...pero, es que es tonto..bueno, al menos tenemos la akuma y ese capullo de Astillas no.
Podría dársela a la marina, pero eso era ya un chiste de por si. El problema era que esa akuma no la podíamos vender, ya que el objetivo era que uno de los dos la comiera, con el pretexto de tener más fuerza para llevar a cabo más operaciones entre los dos. Yo estaba cansada de que me pegaran en Whisky peak por tener menos fuerza que una ameba cada vez que se enfadaban conmigo y me obligaban a hacer trabajos gratis en el taller, sobre todo cuando venían piratas con todo el morro a que trabajara gratis. Yume también estaba cansado de hacer el trabajo sucio para criminales para , muchas veces, no ver ni un solo Berry.
El doctor habló, y Yume tenía que ir al cuartel para sanar por completo. Él dijo que ni de coña, pero entonces le di una palmada a Berry en el hombro y me dirigí a Yume.
-Mira que eres pendejo, escucha bobo, vas a ir al cuartel a que te curen, a ojos de todos eres un civil que no ha hecho nada, yo me quedo la akuma y ya discutiremos sobre quién se la come, aunque visto lo visto te hace falta a ti más que a mi. Así que vas a portarte bien, vas a hacer caso a Berry, que cuenta con mi confianza- remarqué mirándola- y que espero sea mutua, y te vas a curar.
Así que guardé la akuma en mi bolsillo y le di la espalda a Yume a la espera de que se lo llevaran. Dicho esto le volví a decir a Berry:
-Nuevamente gracias, espero que no tengas en cuenta la "sustracción" de la fruta de mi compañero a esos traficantes, ¿no dicen que quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón?. Solo queremos sobrevivir y no tener que estar preocupados por que nos den una paliza mañana. Así que te pido que ignores que has visto esta akuma, o que la hayamos robado. ¿ Harías eso por mi?
No le dije nada a Berry, a pesar de que estaba escuchándola, ya que estaba más pendiente de Yume que de otras cosa. Ella alzó el vuelo, y a los pocos minutos me trae nada m´s y nada menos que un médico de la marina. Me quedé confusa mirándola..as saber de donde lo ha sacado. Fuera como fuera dejé que el médico atendiera a mi compañero mientras yo aproveché el momento para hablar con Berry a solas.
- Me fío de ti- le dije a Berry por su comentario sobre el médico- Pero...ay madres todo se fue a la chingada. -suspiré antes de volver a mirar a Berry, ya que sus métodos son de los mas peculiares- Gracias, por la ayuda, ha estado padrísimo que me hayas traído nada más que un médico. Si Yume se muere aqui me daría algo, me importa bastante, es como mi hermano pequeño..y aún me duele el pecho del disgusto de haberle visto la herida...pero, es que es tonto..bueno, al menos tenemos la akuma y ese capullo de Astillas no.
Podría dársela a la marina, pero eso era ya un chiste de por si. El problema era que esa akuma no la podíamos vender, ya que el objetivo era que uno de los dos la comiera, con el pretexto de tener más fuerza para llevar a cabo más operaciones entre los dos. Yo estaba cansada de que me pegaran en Whisky peak por tener menos fuerza que una ameba cada vez que se enfadaban conmigo y me obligaban a hacer trabajos gratis en el taller, sobre todo cuando venían piratas con todo el morro a que trabajara gratis. Yume también estaba cansado de hacer el trabajo sucio para criminales para , muchas veces, no ver ni un solo Berry.
El doctor habló, y Yume tenía que ir al cuartel para sanar por completo. Él dijo que ni de coña, pero entonces le di una palmada a Berry en el hombro y me dirigí a Yume.
-Mira que eres pendejo, escucha bobo, vas a ir al cuartel a que te curen, a ojos de todos eres un civil que no ha hecho nada, yo me quedo la akuma y ya discutiremos sobre quién se la come, aunque visto lo visto te hace falta a ti más que a mi. Así que vas a portarte bien, vas a hacer caso a Berry, que cuenta con mi confianza- remarqué mirándola- y que espero sea mutua, y te vas a curar.
Así que guardé la akuma en mi bolsillo y le di la espalda a Yume a la espera de que se lo llevaran. Dicho esto le volví a decir a Berry:
-Nuevamente gracias, espero que no tengas en cuenta la "sustracción" de la fruta de mi compañero a esos traficantes, ¿no dicen que quien roba a un ladrón, tiene cien años de perdón?. Solo queremos sobrevivir y no tener que estar preocupados por que nos den una paliza mañana. Así que te pido que ignores que has visto esta akuma, o que la hayamos robado. ¿ Harías eso por mi?
Berry
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La mink sonrió ante la respuesta positiva de Judy, no era habitual verle feliz tras ver a un marine caer del cielo. Suspiró al escuchar el agradecimiento y más emoción tuvo al escuchar que tenía la confianza de la chica comenzando a andar en cuatro patas mientras movía su cola en busca de caricias en su cabeza. Estirando la misma hacia las manos de la mujer y rozando con su cola felpuda las piernas de Judy imitando a un cachorro emocionado.
—Tranquila no va a morirse, creo que fue muy arriesgado meterse con esa gente. A veces no se puede evitar de cualquier modo, si van a comerse esa cosa haganlo de un bocado, tienen un sabor horrible.—
Berry sacó su lengua mientras seguía rodeando a Judy, se sorprendió al ver la aversión de ambos a la marina, riendo por lo bajo. Estaban en una isla de los marines después de todo y había cosas peores como la legión o el gobierno, al menos ellos no los despellejarían por haberse topado con la gente incorrecta. Se calmó al ver que Judy hablaba con la razón, indicando al médico que preparase su traslado al cuartel mientras ella se quedaba con Judy. Al no estar en servicio era mejor que el médico dirigiese el traslado, la mink firmó unos papeles en los cuales aprobaba el traslado y también velaba por el retorno seguro de Yume a su hogar tal vez conociendo que Judy no iba a querer firmar nada.
—Mira, para que te quedes tranquila. "Volverá a su casa tras el alta médica, contará con una habitación, comida y derecho a visitas durante tres días tras la operación. Luego pasará a una sala común tras lo cual regresará a su hogar." Todo supervisado por este médico, el cápitan y su servidora.—
Enseñó los papeles mientras pasaba su dedo por las oraciones y las firmas, Yume estaría bien cuidado ya que la prioridad de la marina era el salvar civiles. No había nada de que preocuparse, Yume también leyó el documento con atención, ya que siempre era importante que el paciente diese el visto bueno. Tras lo cual iniciaría el traslado cuidando que Yume no aplicase presión en la zona del impacto.
—¿Fruta? Yo no vi ninguna... será que estaba muy atenta a tus ojos o a ese pelo tan bonito...—
Berry bromeó coqueteando mientras volvía a erguirse y estiraba su garra para acariciar el pelo de Judy. Guiñó su ojo antes de volver a hablar, un poco más enserio esta vez, le molestaba que las cosas hubiesen terminado tan alocadas.
—Mira linda, no me gustaría que te hicieran nada, puedes tener esa fruta. Solo promete que tratarás de no usarla contra la marina, sé que habrá muchos tontos tratando de obtener algo a cambio pero creeme la mayoría somos gente de bien. Nos alistamos solo para cuidar de los desfavorecidos, nunca he abusado de nadie que no me haya lastimado o amenazado. Incluso has visto que gran parte somos jóvenes con sueños y una familia a la cual enorgullecer. ¿Por qué no te unes? Podríamos limpiar un poco, buscar ayuda de un capitán honesto, iniciar un sistema mucho mejor. Me agradaría verte a diario y poder ir a comer como te dije, pero nunca te obligaría, después de todo eres libre de seguir tu camino.—
Berry sonrió mientras se cruzaba de brazos y negaba con la cabeza, riendo por lo bajo.
—Vas a negarte ¿Verdad? Dirás que no puedes o no va contigo. Tenía que intentarlo, solo recuerda que si algún día necesitas ayuda hay una mink dispuesta a dar una patita siempre que no involucre nada malo. O si necesitas una cita, que me debes unos tragos. ¡Bwahahaha!—
La mink comenzó a reír mientras esperaba una respuesta, deseaba ver si la mujer tenía en mente continuar con el plan de una cita o si ya había tenido suficiente emoción. Esos mafiosos tal vez siguiesen buscando a Judy de no ser que alguna patrulla les hubiera visto disparando en plena calle, al menos Yume ya se recuperaría en el cuartel y eso le daba un lugar seguro, la cuestión era garantizar la seguridad de Judy a quien Berry seguía considerando un civil con bastante mala suerte.
—Tranquila no va a morirse, creo que fue muy arriesgado meterse con esa gente. A veces no se puede evitar de cualquier modo, si van a comerse esa cosa haganlo de un bocado, tienen un sabor horrible.—
Berry sacó su lengua mientras seguía rodeando a Judy, se sorprendió al ver la aversión de ambos a la marina, riendo por lo bajo. Estaban en una isla de los marines después de todo y había cosas peores como la legión o el gobierno, al menos ellos no los despellejarían por haberse topado con la gente incorrecta. Se calmó al ver que Judy hablaba con la razón, indicando al médico que preparase su traslado al cuartel mientras ella se quedaba con Judy. Al no estar en servicio era mejor que el médico dirigiese el traslado, la mink firmó unos papeles en los cuales aprobaba el traslado y también velaba por el retorno seguro de Yume a su hogar tal vez conociendo que Judy no iba a querer firmar nada.
—Mira, para que te quedes tranquila. "Volverá a su casa tras el alta médica, contará con una habitación, comida y derecho a visitas durante tres días tras la operación. Luego pasará a una sala común tras lo cual regresará a su hogar." Todo supervisado por este médico, el cápitan y su servidora.—
Enseñó los papeles mientras pasaba su dedo por las oraciones y las firmas, Yume estaría bien cuidado ya que la prioridad de la marina era el salvar civiles. No había nada de que preocuparse, Yume también leyó el documento con atención, ya que siempre era importante que el paciente diese el visto bueno. Tras lo cual iniciaría el traslado cuidando que Yume no aplicase presión en la zona del impacto.
—¿Fruta? Yo no vi ninguna... será que estaba muy atenta a tus ojos o a ese pelo tan bonito...—
Berry bromeó coqueteando mientras volvía a erguirse y estiraba su garra para acariciar el pelo de Judy. Guiñó su ojo antes de volver a hablar, un poco más enserio esta vez, le molestaba que las cosas hubiesen terminado tan alocadas.
—Mira linda, no me gustaría que te hicieran nada, puedes tener esa fruta. Solo promete que tratarás de no usarla contra la marina, sé que habrá muchos tontos tratando de obtener algo a cambio pero creeme la mayoría somos gente de bien. Nos alistamos solo para cuidar de los desfavorecidos, nunca he abusado de nadie que no me haya lastimado o amenazado. Incluso has visto que gran parte somos jóvenes con sueños y una familia a la cual enorgullecer. ¿Por qué no te unes? Podríamos limpiar un poco, buscar ayuda de un capitán honesto, iniciar un sistema mucho mejor. Me agradaría verte a diario y poder ir a comer como te dije, pero nunca te obligaría, después de todo eres libre de seguir tu camino.—
Berry sonrió mientras se cruzaba de brazos y negaba con la cabeza, riendo por lo bajo.
—Vas a negarte ¿Verdad? Dirás que no puedes o no va contigo. Tenía que intentarlo, solo recuerda que si algún día necesitas ayuda hay una mink dispuesta a dar una patita siempre que no involucre nada malo. O si necesitas una cita, que me debes unos tragos. ¡Bwahahaha!—
La mink comenzó a reír mientras esperaba una respuesta, deseaba ver si la mujer tenía en mente continuar con el plan de una cita o si ya había tenido suficiente emoción. Esos mafiosos tal vez siguiesen buscando a Judy de no ser que alguna patrulla les hubiera visto disparando en plena calle, al menos Yume ya se recuperaría en el cuartel y eso le daba un lugar seguro, la cuestión era garantizar la seguridad de Judy a quien Berry seguía considerando un civil con bastante mala suerte.
Judy
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Precisión
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Bueno, parece que aquella singladura había acabado y Berry se había tomado muchas molestias para con nosotros. Aún así quién me iba a decir que acabaría haciéndome ¿ amiga? de una marine. Si bien desconfiaba de la Marina que te cagas, Berry poarecía diferente, y solo espera que siguiera siéndolo incluso cuando ascendiera en ese mundillo. Normalmente los marines con ideales acaban muriendo o son apartados, y francamente, y por algún motivo, no le deseaba eso a Berry. Como era obvio no quería firmar nada, pero Yume si que partió con el médico finalmente.
-Perdona si estoy recelosa de hacerlo, no tengo muy buena relación con la Marina...bueno, realmente con nadie, pero igualmente gracias por la ayuda Berry. Parece que no todos sois iguales.
Sonreí levemente en el momento que dijo lo de la fruta, ahora al menos podría hacer algo con ella en un futuro, bien para Yume o bien para mi, ya veríamos...aunque si lográbamos colocársela a alguien viviríamos de cuento por un par de años.
-También te lo agradezco, con esto podremos ir tirando para adelante. Y puedes estar tranquila, yo no me meto con la Marina si no se meten conmigo, pero además ¿ Que les iba a interesar una mecánica?-reí por lo bajo.
Sin embargo mi cara se puso más seria cuando me dijo lo de unirme a sus filas. No es que me incomodara la proposición, para nada, pero la Marina no era para mi. Yo iba por libre y sobrevivía bajo mi propia autoridad. No molestaba a nadie y nadie me molestaba a mi.
-Tu misma me acabas de responder, lo siento Berry, te lo agradezco mucho, pero esa vida no es para mi. Tu quieres salvar a la Marina, yo solo vivir e ignorarla. Pero bueno....
Le ofrecí mi mano.
-Estoy segura de que podremos vernos más veces si quieres...pero esta vez con una cerveza, buen sol y sin contrabandistas por el medio. ¿Te parece?. -finalmente le di un abrazo si se dejaba. Me había caído bien, y eso era raro en mi ya que era muy cautelosa con la gente, pero Berry, pese a su condición de agente de la ley, y yo una ladrona, me caía bien -Y bueno...gracias nuevamente por todo.- le dije antes de darme la vuelta y comenzar a caminar calle arriba mientras me despedía con la mano en alto.
¿Sería este el inicio de una fructífera amistad?
-Perdona si estoy recelosa de hacerlo, no tengo muy buena relación con la Marina...bueno, realmente con nadie, pero igualmente gracias por la ayuda Berry. Parece que no todos sois iguales.
Sonreí levemente en el momento que dijo lo de la fruta, ahora al menos podría hacer algo con ella en un futuro, bien para Yume o bien para mi, ya veríamos...aunque si lográbamos colocársela a alguien viviríamos de cuento por un par de años.
-También te lo agradezco, con esto podremos ir tirando para adelante. Y puedes estar tranquila, yo no me meto con la Marina si no se meten conmigo, pero además ¿ Que les iba a interesar una mecánica?-reí por lo bajo.
Sin embargo mi cara se puso más seria cuando me dijo lo de unirme a sus filas. No es que me incomodara la proposición, para nada, pero la Marina no era para mi. Yo iba por libre y sobrevivía bajo mi propia autoridad. No molestaba a nadie y nadie me molestaba a mi.
-Tu misma me acabas de responder, lo siento Berry, te lo agradezco mucho, pero esa vida no es para mi. Tu quieres salvar a la Marina, yo solo vivir e ignorarla. Pero bueno....
Le ofrecí mi mano.
-Estoy segura de que podremos vernos más veces si quieres...pero esta vez con una cerveza, buen sol y sin contrabandistas por el medio. ¿Te parece?. -finalmente le di un abrazo si se dejaba. Me había caído bien, y eso era raro en mi ya que era muy cautelosa con la gente, pero Berry, pese a su condición de agente de la ley, y yo una ladrona, me caía bien -Y bueno...gracias nuevamente por todo.- le dije antes de darme la vuelta y comenzar a caminar calle arriba mientras me despedía con la mano en alto.
¿Sería este el inicio de una fructífera amistad?
Berry
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Berry cerró sus ojos y asintió ante las palabras de Judy, sobre sus motivos para mostrarse tan recelosa en un primer momento. Todos pasaban por un momento de duda, tarde o temprano algo rompía una concepción tan arraigada y la mink no era la marine más ortodoxa o dogmatica existente haciendo muchas veces las cosas a su manera siguiendo su propio juicio moral para salvar la vida de otros antes que la suya.
La mink comenzó a reír ante la afirmación de que la marina no tendría interés en una trabajadora como ella. Estaba de acuerdo en cierto modo, de verdad quería creer que Judy dejaría los problemas y estaría enfocada en su labor. Aunque recordaba bastante bien que la mujer tenía un trato bastante cordial con aquel traficante, algo que internamente sembraba dudas sobre en lo que Judy se estaba metiendo y si en verdad pudiese salir de ese mundo una vez sumergida tan profundo.
—Solo ten cuidado, de verdad no quisiera ver tu foto en uno de esos carteles de búsqueda. Claro que primero buscaría tu versión, pero yo no sería la única en verlo, podría llegar antes gente más peligrosa o con menos diplomacia. Sé muy bien que el destino podría cruzarnos en una situación compleja, pero me encantaría que fuese una cosa divertida y tal vez íntima antes que un combate o una orden de detención.—
Terminó por responder mientras lamía sus garras ante el evidente y esperado rechazo a su propuesta. Estrechó su mano, aceptando el inesperado abrazo y disfrutando de este, colocando ambas manos en la cintura de la chica y prolongando el mismo unos minutos. A la mink le encantaban los gestos de cariño y aquel no era la excepción, más cuando lo que sus oídos escuchaban parecía la invitación a una cita.
—Me parece un plan divertido para la próxima vez, y no debes agradecer solo cumplo con mi deber.—
La mink dejó partir a Judy saludando con su mano mientras sonreía, debería retomar a sus labores más tarde pero su prioridad ahora era encontrar un sitio donde comer. Su comida había quedado hecha pedazos y perdida en alguna esquina de la ciudad por lo que tendría que encontrar un puesto que vendiese ese arroz delicioso. Esperaba no haber tardado mucho tiempo en todo aquel caos, aunque para Berry llegar tarde ya era algo habitual.
La mink comenzó a reír ante la afirmación de que la marina no tendría interés en una trabajadora como ella. Estaba de acuerdo en cierto modo, de verdad quería creer que Judy dejaría los problemas y estaría enfocada en su labor. Aunque recordaba bastante bien que la mujer tenía un trato bastante cordial con aquel traficante, algo que internamente sembraba dudas sobre en lo que Judy se estaba metiendo y si en verdad pudiese salir de ese mundo una vez sumergida tan profundo.
—Solo ten cuidado, de verdad no quisiera ver tu foto en uno de esos carteles de búsqueda. Claro que primero buscaría tu versión, pero yo no sería la única en verlo, podría llegar antes gente más peligrosa o con menos diplomacia. Sé muy bien que el destino podría cruzarnos en una situación compleja, pero me encantaría que fuese una cosa divertida y tal vez íntima antes que un combate o una orden de detención.—
Terminó por responder mientras lamía sus garras ante el evidente y esperado rechazo a su propuesta. Estrechó su mano, aceptando el inesperado abrazo y disfrutando de este, colocando ambas manos en la cintura de la chica y prolongando el mismo unos minutos. A la mink le encantaban los gestos de cariño y aquel no era la excepción, más cuando lo que sus oídos escuchaban parecía la invitación a una cita.
—Me parece un plan divertido para la próxima vez, y no debes agradecer solo cumplo con mi deber.—
La mink dejó partir a Judy saludando con su mano mientras sonreía, debería retomar a sus labores más tarde pero su prioridad ahora era encontrar un sitio donde comer. Su comida había quedado hecha pedazos y perdida en alguna esquina de la ciudad por lo que tendría que encontrar un puesto que vendiese ese arroz delicioso. Esperaba no haber tardado mucho tiempo en todo aquel caos, aunque para Berry llegar tarde ya era algo habitual.
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