¿Cómo es un día en la marina? Pues, así [Pasado]

El sol estaba empezando su ciclo con el amanecer y las personas y fauna silvestres empezaban a realizar sus funciones para comenzar con otro día de tránsito y trabajo en la Isla de San Poplar, donde la máxima autoridad era la Reina de la Primavera. Aquella isla estaba aliada con la Liga de los Mares, por lo que había un enorme cuartel en aquel lugar, lo que facilitaba la reunión de marines y operaciones de comando desde la base para reclutar nuevos miembros y entrenar a los que ya estaban enlistados para que fueran hombres benévolos que velaran por el bien estar de los pueblos aliados y de sus allegados en cualquier parte del mundo.

Entre todas las personas se encontraba un joven de tranquila aura y dorados cabellos, que había madrugado para comenzar antes que todos sus labores en el cuartel, adelantándose a realizar el aseo general de toda el área para que esto no significara un retraso en las posteriores funciones de los demás cargos por sobre el de é, ya que su intención era no desperdiciar valioso tiempo de la mañana haciendo estas labores que se podían adelantar si se despertaba más temprano para llevarlas a cabo, por lo que pasaría, inmediatamente a lo que consideraba más entretenido de todo el lugar: el entrenamiento. Si, como lo acabo de mencionar, el joven recluta era un fan del trabajo duro y la disciplina, optando por entrenarse más de lo usual al día que un recluta común y corriente, por lo que era visto como un bicho raro por aquellos compañeros más holgazanes, que buscaban en la marina sólo obtener prestigio, fama y poder; mientras que por otro lado, habían aquellos que lo apreciaban con admiración por su increíble esfuerzo que realizaba en cada una de sus misiones practicas o entrenamientos para el fortalecimiento de su complejo sistema corpóreo.

- Fuuuu, al fin terminé con todo, y antes de la hora de desayunar ¡Jajajaja! Que bien, supongo que iré a bañarme para comer algo y así comenzar otro gran día de entrenamiento y cumplimiento de mis deberes, jeje – Se murmuró el joven Teva para sí mismo mientras se alejaba del lugar donde se encontraba para dirigirse así, un poco cansado y un poco animado, hacia las duchas.

Una vez llegado a las duchas se desvistió apresuradamente y se acercó a la ducha más cercana para largar el agua y frotarse la piel con jabón animosamente. Una vez finalizado su baño, se vistió con su uniforme de marinero y se dirigió al comedor a por su desayuno para después dar inicio a un largo día de entrenamiento y deberes.

La felpuda cola de las mink se movía de lado a lado mientras ojeaba una revista y tomaba un cóctel dentro de un coco, vestía su capa de teniente, una camisa fucsia abierta, bermudas y gafas de sol que complementaban a la hamaca que ondeaba de lado a lado por la leve brisa del lugar. Tras tanta rutina era bueno tener un día libre, uno donde la mink se dedicaba a relajarse y despejar su mente. Claro que sus orejas se alzaron mientras un caracol negro y con gafas de sol comenzó a emitir un pitido.

—¿Quién se ha enfermado? Es mi día libre, buen cóctel y un buen libro con este sol radiante... ¿Cómo? ¡Claro que sé leer!... ¿Tengo que ir? ¿No hay nadie a cargo? ¡Super Berry al rescate!—

La zorra mordisqueó su brazo mientras respondía a la llamada y sin cambiarse ni nada desplegó sus alas y se dirigió al cuartel a toda velocidad. No hace falta decir que su entrada al comedor fue estruendosa, más bien fue como una bola de pelos rodando por el suelo y chocando contra la pared haciendo que la capa de teniente cubriese su figura por completo junto a un sonoro ruido de choque que anunció su llegada. Se levantó frotando su cabeza, no le dolía pero le apetecía rascarse el cabello y sin darse cuenta estaba en su forma humana con la camisa abierta de más y los reclutas embobados observando su abdomen trabajado y sus pechos cubiertos a medias por la fina tela de la misma.

—¡Ñam ñam! ¿Qué miran tanto? ¿Acaso nunca vieron a una teniente tan hermosa? No los culpo, están ante la única de mi especie con ese rango. ¡Ahora en fila que vamos a entrenar!—

La mujer golpeó sus puños y crujió los nudillos haciendo que los reclutas saliesen corriendo a buscar excusas para evitar el entrenamiento haciendo a Berry cambiar su sonrisa salvaje por una mueca de incredulidad. Bostezó mientras observaba las mesas y se sentaba en cuatro patas sobre la mesa ocupada por un chico rubio que nunca había visto. La cosa sería más normal si estuviera en su forma habitual pero una mujer descalza, con esas prendas y que se comportaba como un felino era muy complicado de tomar enserio. Sus ojos rojos estudiaban al joven con curiosidad y su mejor sonrisa.

—¿Qué me dices guapo? ¿Te apetece ejercitar ese cuerpo?—

Propuso con una voz dulce, seductora, empalagosa si era posible. Berry sonrió de oreja a oreja mientras inclinaba la cabeza para ver más de cerca a su probable compañero de rutina. Cuando ella era recluta no dejaba un día sin entrenar, desconocía la razón de que ahora muchos se tomaban aquello como un día de vacaciones aunque algunos marines le habían comentado de que no todos los marines eran luchadores necesariamente.

Aquella extraña criatura que se posaba frente a la comida del recluta Teva, provocaba en éste una ligera extrañeza, aparte, no recordaba haber visto a alguien así en las filas de la marina, con aquella peculiar forma y que vistiera de manera tan desordenada y provocativa, por lo que optó por terminar de tragar lo que estaba comiendo, hasta que un comentario lo saco de su leve transe que le producía el desayunar.

- ¿Entrenar? ¿Yo?... ¡Por supuesto! Estaría encantado de acompañarle en su rutina de ejercicios, dígame, entonces, ¿qué es lo primero que haremos? – Le respondió animado el de ojos color miel mientras se levantaba con ligera euforia de su asiento y tomaba posición frente a la mesa en la que estaba parada la mink, apretando sus puños y subiendo la guardia en pos de alegría que, por cierto, también reflejaba su rostro el cual lucía una enorme sonrisa de oreja a oreja y entrecerraba sus parpados de la emoción.

- Por cierto, yo soy Teva Bossco, un novicio en la marina. ¡Encantado! ¿Cuál es su nombre? – Se presentó afectuoso ante la fémina felina a la vez que preguntaba por la identidad de aquella desconocida de pintorescas formas de actuar.

- ¡Eeeeeeeh! ¿Qué no la conoces? – Le cuestionó un compañero cercano a su mesa quien había estado observando todo desde la cercanía – Ella es la teniente Berry, la única e indiscutible. Vamos, que todos la conoces, es la única mink que ostenta ese cargo asta la fecha, sin duda un gran ejemplar de nuestras filas, deberías sentirte honrado con su presencia. Digo, si tienes algo de cordura en esa cabecita tuya, claro – Continuó mientras le aclaró con que persona estaba tratando y en el acto se mofaba infantilmente de la ignorancia de su compañero quien lo observaba curioso e inocente al respecto del tema.

- ¿Teniente Berry?... ¡Woooah! Espera un minuto, si que he oído cosas de ti, de donde vengo todos hablaban de sus actos heroicos en la marina, incluso tuve alguna vez una conversación con una cazadora respecto a usted, en la que hablamos acerca de sus hazañas en esta misma isla, es más, esa es la razón principal de por qué pedí el intercambio a este lugar, para así poder recibir su tutela y entrenamiento. ¡Así que era usted! Jajaja, que alegría. Pues, bien, ¿qué es lo primero que haremos, teniente Berry? – Le preguntó aún más animado de lo que ya estaba, esta vez con la sonrisa amplia, pero con los ojos totalmente despiertos y los parpados abiertos de par en par.

Berry había vuelto a su forma habitual mientras lamía sus garras, aunque más que la afirmativa a entrenar algo llenó sus ojos de emoción. ¡Era famosa! Hasta uno de los presentes le reconoció e incluso una cazadora sabía de ella. Su rostro expresó una enorme felicidad mientras comenzaba a saltar emocionada por todo el lugar como un canguro rebotando por la sábana.

—¿Soy famosa? ¿Salgo en los diarios? ¿Salgo bonita? Esa cazadora ¿Era guapa? Conozco cazadores y son bonitos aunque no los veo hace un tiempo. ¡Debería firmar autografos! Aunque no tengo firma... uhmmm... tal vez solo firmar marcando mi garra con tinta. ¡Bwahaha! Aunque eso ocuparía toda una hoja...—

Berry lanzó una pregunta tras otra mientras perseguía su cola rotando sobre su propio eje. Estaba tan emocionada que había perdido de vista el hecho del entrenamiento hasta que escuchó nuevamente a Teva preguntando que harían a continuación, por tanto se puso de pie y se sacudió como un cachorro recien duchado.

—Teva puedes tratarme como una más, las formalidades son aburridas y me hacen sentir vieja. En cuanto al entrenamiento ¡Te va a encantar! ¿Lo captas? Teva, te va... ¡Lo sé es muy gracioso! Pero fuera de bromas tengo pensado algo peculiar.—

Y no podía faltar su pésimo humor, uno tan malo que haría reír de lo malo que era, la mink no se preocupaba en lo más minimo por los detalles o cuan chistosa pudiera verse. Dirigió al muchacho hasta el patio abierto donde tomó un par de pesas corporales y las lanzo como si fuesen plumas a los pies del mismo.

Lo que no fue esperado era el sonoro ruido que las pesas hicieron al caer demostrando el peso de las mismas. La mink tomó otro par que a simple vista se notaban más pesadas que las designadas para Teva y tras colocarlas en su cuerpo se dirigió a la zona derecha del patio abierto donde había una pequeña arena para practicar combate entre dos personas.

—¡Muy bieeen! Hora de entrenar. Ven y golpea con todo lo que tengas, puedes usar armas o tus puños. No tengas miedo y no te contengas. Voy a tratar de ver en que punto estamos y por donde enfocar tu rutina. ¡Ahora que inicie la fiesta!—

Berry se colocó en una postura relajada mientras estiraba su cuerpo y esperaba los movimientos de su oponente. La zorra sonreía y parecía tomarse aquello como un relajado día de campo, aunque a veces las apariencias engañaban y si en verdad se estaba volviendo famosa no hacia falta advertir sobre como eran sus entrenamientos.

- Ok, creo que lo captó – Dijo el rubio mientras hacia un ademán de confirmación, golpeando su puño cerrado en la palma de su mano, a la par que tomaba las pesas una a una y las colocaba en su terso cuerpo.

- Esto de verdad que pesa, aunque claro, son pesas jaja – Murmuró para sí mismo el marine de rango recluta mientras afinaba los amarres de las pesas para ajustarlos de buena forma a su cuerpo. Luego comenzó a dar unos brincos, con las pesas ya amarradas a su piel, para tantear lo difícil que sería desplazarse con ellas puestas, y por lo visto, sí que era dificultoso el hecho de llevarlas encima.

Tras escuchar la afirmativa para lanzarse al ataque de parte del marine con mayor rango, el joven recluta optó por pensar con calma la situación. Y la situación era la siguiente: postura relajada y amplia sonrisa, daba un aire de seguridad en sí misma lo que hizo titubea brevemente a Bossco por dónde comenzar su ataque, ya que su postura sosegada le hacía ver muchos huecos que podría fácilmente ser un engaño por parte de la teniente Berry.

- Bien, creo que ya lo tengo… prepárate que voy con todo – Le exclamó Teva a su contrincante, quien seguía igual de serena y segura de sí misma a como había llegado.

Lo que hizo el de ojos dorados, ante aquella situación de notable inferioridad en cuanto a habilidades, fue analizar bien a su oponente y preparar una táctica de ataque, defensa y contraataque. La estrategia era simple, acercarse hacia la teniente y posicionarse con la mano izquierda y la misma pierna en dirección al marine, luego realizaría un golpe con su puño zurdo, pero este no era más que una simple finta, ya que su real ataque venía desde detrás con su pie derecho. Al dar un paso adelante y llevar a cabo la finta, continuo su plan rotando con el pie delantero hacia dentro del cuerpo y metiendo la cadera hacia el mismo sentido respectivamente, para llevar a cabo un giro en trescientos sesenta grados, alzando la pierna trasera por sobre la altura de sus hombros para propinar una fuerte patada con el talón a la cabeza de su rival de entrenamiento. Lo siguiente en su plan era retroceder y divisar si el ataque había sido efectivo o por el contrario había sido todo un fracaso, por lo que dio un pequeño salto hacia atrás y optó por mantenerse en posición defensiva.

Berry sonrió ante el gesto de Teva, le agradaba la gente divertida y relajada a su alrededor. Si bien la mink conocía que las pesas eran un poco incómodas en un principio no temía por su uso en gente joven. Mientras más rápido se adaptase al peso mejor se moveía sin este hasta que su cuerpo requiriese más para esforzarse, desde que Elyria le había mostrado las primeras pesas, Berry había cambiado su peso incontables veces hasta llegar a las actuales que todavía seguían manteniendo su cuerpo con un buen trabajo muscular.

—Estoy preparada... como dije no tengas miedo de golpear fuerte.—

Exclamó la zorra en respuesta mientras lamía su garra izquierda, y en verdad estaba preparada. Su rostro pareció centrarse unos instantes ante el supuesto golpe que se estaba aproximando, pese a que sin aparente esfuerzo la mink llevó su brazo derecho para bloquear aquel talón con un timing bastante preciso. Su haki de observación le permitía aquellas cosas aunque Berry no fuese una entusiasta de usarlo seguido.

Se giró para observar al joven, no era un mal peleador aunque su estilo le parecía muy teorico. Ella era alguien más de lo salvaje e improvisado, pocas veces recurría a aplicar la teoría y sus mejores golpes habían surgido de pura improvisación sobre la marcha aunque el proceso pudiese ser más riesgoso.

—Esa fue una patada bonita aunque no siempre es bueno mantener una postura marcada. Puedo notar por tu postura que estás buscando bloquear un golpe y luego responder, habrá veces que puedan superar tu defensa y sacarte de tu ritmo metódico. No digo que lo abandones pero debes estar abierto a nuevas ideas. ¡O eso me dijeron una vez! Yo también soy muy terca cuando se trata de aprender...—

Berry volvió a reír antes de colocar una garra por delante y tomar una postura cuadrúpeda flexionando sus piernas, su cola se movía lentamente mientras sus orejas se colocaban como antenas. Vista desde fuera se asemejaba mucho a un gato cuando estaba por saltar ante su presa y bastó una simple caricia de viento para que esto ocurriese.

En un instante la mink se impulsó hacia delante y redujo las distancias tomando una postura erguida a la par que ya tenía su zurda preparada para lanzarse. En total fueron tres golpes dirigidos al recluta sin un objetivo en especial, simplemente golpear y probar su reacción. Eso sí, Berry no era alguien conocida por ser suave, sus golpes dolerían de impactar y aunque no llevaban esfuerzo o haki adicional podían ser similares a ser golpeado con un objeto pesado.

Tras los golpes Berry se alejó con una voltereta hacia atras, resbalando con su propia capa y cayendo de manera inesperada al suelo. Pese al accidente se reincorporó como si nada hubiese ocurrido y siguiendo con su postura juguetona aguardó para continuar, apenas habían iniciado y ya era divertido aquella sensación de estar entrenando con alguien.

Los golpes, contundentes como fuertes, fueron bloqueados inteligentemente por las pesas que poseía en los antebrazos el recluta, reduciendo el impacto, pero aun así provocando daños y quebrando en el acto su defensa. La teniente Berry tenía fuerza, una fuerza que era de temer, esto podría haber espantado a cualquier principiante mas no era así con Teva, quien no se sorprendió de la aparente superioridad de su contrincante sino más bien se emocionó al comprobar que este hecho era de esa forma, por lo que tras reincorporarse a su balance y recobrar una postura ofensiva pronunció lo siguiente:

- Eres buena, teniente Berry, no sé como lo hiciste para predecir mis movimientos, pero creo que tengo una teoría que me será de ayuda para enfrentarte – Exclamó emocionado por el ardor que le producían los impactos cuando defendía, esto le hacía hervir la sangre al máximo, dotándolo de un animo renovado que lo impulsaba a seguir hacia delante.

Acto seguido y prosiguiendo con el combate, se acercó rápidamente a la oficial superior de la marina para reducir las distancias y lograr estrechar el espacio entre ellos para aplicar otra de sus técnicas combativas. Esta vez canalizó su energía en el tronco superior de su cuerpo y en las extremidades superiores, sin descuidar las inferiores, tomando una posición de guardia típica en el boxeo, mientras que se balanceaba de lado a lado con una impecable rotación de cadera, paulatinamente fue entrando los hombros hacia dentro y repitiendo la sacudida de su cuerpo de lado a lado hasta alcanzar una buena velocidad y fuerza centrípeta. Luego de haber logrado el movimiento angular pertinente empezó a proporcionar una ráfaga de golpes consecutivos de izquierda a derecha respectivamente, para lograr penetrar en la guardia de la teniente.

No supo realmente qué fue lo que pasó, pero entre los rápidos movimientos y la tierra que era levantada por el giro de sus pies para lograr una mejor rotación de cadera, le impidieron la correcta visualización de los sucesos, y con las pesas en los antebrazos más los golpes que había recibido había perdido parte de la sensibilidad de las manos, por lo que nunca supo si logró o no dar con el objetivo. De lo que sí fue consciente fue de volver a su guardia defensiva, esta vez cambiando de la primera táctica que empleaba el taekwondo a una defensiva típica del boxeo. La agitación en el cuerpo de Teva era notable y o había duda de que el acto ofensivo había quitado parte de su energía combativa.

La mink no pudo evitar sonreír ante los halagos y colocar una mueca de curiosidad ante la estrategia de la que el marine hablaba. ¿Tal vez se pondría borracho como ella? ¿Se induciría al sueño? ¿Haría más fintas? Sin embargo, ante su sorpresa el muchacho se limitó a recortar distancias nuevamente y usar un movimiento de pies y caderas bastante curioso. Berry decidió no atacar pese a que estaban a su distancia preferida para intercambiar golpes, en su lugar utilizó su haki de armadura para reforzar su guardia y aguantar como un muro los golpes que llegasen.

No fueron especialmente potentes, su cuerpo estaba acostumbrado a recibir castigo superior pero si fueron lo suficientemente fuertes para dejar un leve cosquilleo en su pelaje. Quizás era la misma emoción de la mink que ahora se mostraba feliz ante el combate que se había producido, crujió nuevamente sus nudillos y su cuello para luego comenzar a dar pequeños saltos en su posición.

—Supongo que es la primera vez que combates con pesas, es normal que sientas cansancio al forzar tu cuerpo y si a eso le sumas el peso adicional a tus brazos y esa guardia permanente pronto se agotarán quedando expuesto. Todavía deseo ver esa estrategia pero controla donde golpeas, fallaste algunos pese a que me mantuve en el mismo lugar. Ahora es mi turno para golpear. ¡Seré suave y felpuda como mi cola!—

La mink no dudó en dar sus consejos antes de lanzarse y volver a ejecutar una ráfaga de golpes que esta vez incluía fintas. Rodeaba al rubio con un buen trabajo de pies mientras los golpes se curvaban y apuntaban a diversos puntos del torso y la espalda, para finalizar la zorra llevó su diestra hacia atrás y antes de impactar contra la guardia del recluta rompió el aire frente a ella.

Una onda de choque bastante potente fue lo que realmente se dirigió al recluta mientras la mink mantenía una sonrisa de oreja a oreja, claramente se estaba divirtiendo y apenas le importaba la diferencia de fuerzas simplemente deseaba que ambos pudieran darlo todo en ese pequeño ritual de presentación.

—¡No me dejes con la intriga y ven a mostrarme esa estrategia! No me gusta tanto secretismo, aunque si sé el truco sería aburrido...—

Alentó la teniente mientras preparaba su guardia, contemplando una posible reacción de Teva y al ambos gustar de un estilo brusco de intercambio de golpes no podía estar más intrigada por la posible estrategia de este. La mink ya tenía planeada una rutina para después del combate, pero en ese momento sus ojos rojos se enfocaban en tener un combate emocionante.

Los veloces y feroces golpes de la teniente Berry repercutían duramente en el cuerpo fatigado del rubio, quien respiraba forzosamente y de manera agitada mientras intentaba eludir fallidamente la ráfaga en combo de la marine que sonreía de oreja a oreja, este hecho alentó a que Teva se animara más de lo usual para no desfallecer antes de tiempo y poder seguir con tan ardiente enfrentamiento que lo llenaba de éxtasis y euforia. A pesar de que no pudo esquivar los golpes, sí amortiguó un tanto los golpes, guiándose por su instinto se percató de que la fuerza bruta no sería del todo favorable en este combate, donde llevaba la desventaja en este tipo de atributo en particular, además la velocidad de la teniente era aún superior que la del propio Bossco, por lo que decidió utilizar el entorno estratégicamente como lo había planeado desde un principio.

- Ya verás, no perderé tan fácilmente… - Susurró con tono grave antes de salir volando por una ráfaga de onda que lo arrastró unos metros, lo que hizo que se desplomara sobre su trasero para luego volver a reincorporarse rápidamente al combate, sin antes secarse el sudor de la frente.

El cuerpo le pesaba de sobremanera, se encontraba adolorido en gran medida y la visión cada vez más se le iba tornando borrosa, por lo que exhaló todo el aire de su cuerpo e inhalo nuevos vientos para refrescar su torrente sanguíneo por dentro, este estaba en llamas, los tonos rojizos en su piel daban a entender esto y sus brazos ya entumecidos habían perdido en gran parte la sensibilidad por haberse defendido de los salvajes combos de su adversaria. Una vez renovado en aires, se acercó de un impulso a donde se encontraba Berry, dando una patada diestra ascendente que contenía una doble intencionalidad: lo primero era intentar golpear al adversario, mientras que lo segundo y oculto en su técnica era levantar polvo para dificultarle la visión, tal como le había ocurrido a él cuando realizó la técnica Dempsey Roll, una vez preparada su estrategia cambió a una postura de karate para enseguida pronunciar el siguiente movimiento:

- ¡Anahata al Nirvana! – El golpe era recto y potente, propiciado con su puño diestro y este iba dirigido con fiereza al plexo solar de su oponente. Si el golpe llegaba a acertar el blanco lo más probable es que le causara un entumecimiento que le paralizaría brevemente, mas si era esquivado, Teva quedaría desprotegido, y con sus daños acumulados no podría hacer nada para defenderse ante la siguiente oleada y quedaría fuera de combate.

La zorra sonreía ante la tenacidad de Teva, le encantaban aquellas personas que pese a la adversidad mantenían una sonrisa y no retrocedían. Berry aguardó pacientemente que el recluta volviese a la embestida, no era su intención forzar alguna lesión o dar un golpe en un oponente indefenso, era un entrenamiento contra un compañero y no un combate a muerte contra algún enemigo. Al verlo venir la mink aguardó hasta que su rostro se deslizó unos pocos centímetros para evadir aquella patada, claro que el deslizar la cabeza hacia atrás también corrió sus ojos del lugar y el polvo levantado fue directo a su nariz generando una reacción que quizás el muchacho no se esperaba. La mink ignoró completamente el nombre que este gritaba, solo pudo llevar algunas bocanadas de aire antes de que un sonoro "¡Achusss!" saliese de su boca junto con una mezcla de polvo, mocos y saliva que se dispararon hasta el rostro del recluta junto al cuerpo de Berry que se apartó de un salto hacia atrás llenando parte de la arena de mocos mientras seguía estornudando sacudiendo su rostro y limpiaba su hocico con sus garras.

—Disculpa, creo que tu estrategia era cegarme pero hacerme estornudar tampoco es malo para distraer, luego te doy una toalla...—

La mink reía antes de dar una sonora cachetada al joven Teva tras haber esquivado por pura casualidad del destino su golpe y verlo tan indefenso. Tras dar por finalizado el intercambio de golpes buscó algunos refrescos y una toalla para que el joven pudiera lavarse los mocos, saliva y otros fluidos que Berry le había escupido en la cara. La mink le sugirió no tocarlo directamente, su fruta había desarrollado la capacidad de generar un veneno hacía poco tiempo y era bastante peligroso tratar de refregarse la cara o tocar lo que Berry pudiese escupir pese a que desconocía si este podía actuar con solo el contacto o necesitaba una herida abierta.

—Como digo no toques nada pegajoso, puede que te haga algo o que no, tal vez no lo sientas dado lo cansado que estás y bueno la cachetada que te he dado ayuda a eso. Cuando bebas un poco de refresco iremos a la playa para continuar tu formación, creo que podremos jugar un poco cargando peso y haciendo una rutina de piernas para tener unos glúteos tan bonitos como los míos. ¡Y un abdomen así de plano y bonito! Claro que también haremos brazos y creo que puedes empezar a golpear madera en lugar de sacos tradicionales, tienes bastante fuerza pero buscaré unos guantes apropiados.—

Tras explicar lo que harían Berry se adentró al cuartel y salió cargando miles de cosas, cajas, barriles, armas y otros objetos de entrenamientos apilados sobre su espalda. No era fácil tomarla enserio cuando se dirigía en zigzag hasta la salida y desde ahí se dedicaba a trotar con todos esos materiales rebotando a punto de caer. La zorra sin embargo, llegó a la playa con relativa facilidad mientras soltaba todo sobre la arena y recién frente al mar comenzó a beber su bebida energizante. La lata era fría y la mink disfrutaba de colocarla sobre su pelo mojado por el sudor, disfrutando el fresquito de la lata sobre su mejilla izquierda.

El combate ya había terminado y, Teva, con su cara empapada en mucosidades y fluidos de la mink, que según lo dicho por ésta podrían causarle algún tipo de envenenamiento si no lo trataba adecuadamente, se había dirigido al lavado, junto a la toalla que le había sido entregada y su respectivamente lata de refresco, mientras escuchaba agotado las siguientes instrucciones de la teniente de la marina, quien recolectaba un sinfín de objetos que transportaba en caja hacia su próximo destino. Cansado, pero aún así animado por el buen combate del que había sido participe, se puso a reflexionar sobre su encuentro, al principio se sintió un poco decepcionado por el hecho de no poder aplicar su técnica del todo bien y por su aparente debilidad ante rivales más fuertes, pero al concluir su pensamiento sintió un ligero alivio que le devolvió la tranquilidad que tanto lo caracteriza.

- Buuuuah sí que es buena en combate… - Vociferó el pelirrubio mientras se estiraba para elongar el tronco superior y sus brazos. Luego tomó el refresco que había dejado a un lado y le propinó un gran y largo sorbo, para así refrescar su cuerpo por dentro que se hallaba un tanto cansado y otro tanto adolorido por los golpes que había recibido en su entrenamiento con la teniente Berry.

Acto seguido continuó los pasos de la marine para llegar al lugar donde ésta había dado a parar, que no era otro sitio más que la playa, en donde se llevaría a cabo la siguiente parte del entrenamiento entre la experimentada teniente y el joven recluta de la marina, quien golpeó con las palmas de sus manos su rostro para salir del ensimismamiento y poder concentrarse en la siguiente parte del ejercicio que se llevaría a cabo en terreno arenoso.

- Bien, ya me encuentro mejor. ¿Qué es lo siguiente en la lista? ¡Vamos por todo! – Dijo animadamente Teva, con voz serena pero no tranquila, energética pero no exaltada, logrando un perfecto equilibrio entre el buen animo y la paz mental.

Posteriormente comenzó a realizar ejercicios de elongación y precalentamiento para adaptar el cuerpo al siguiente entrenamiento que se daría a cabo en el lugar en donde se encontraban situados actualmente ambos miembros de la marina. Sin desviar la atención a las instrucciones que estaba apunto de recibir dirigió su vista al mar sólo para asombrarse del horizonte que presenciaba y de la inmensidad del mundo que lo rodeaba.

La zorra comenzó a armar un cuadrado en la arena con varias rocas que había en una caja para luego fijar dos tubos largos a cada lado de la misma. Terminando por colocar una red y creando una improvisada cancha de voley en medio de la playa. Tal vez las cosas que tomó ni eran para eso aunque a Berry poco le importaba en cuanto encontró balones no dudó en llevar todos a la playa e inflar al menos cuatro para iniciar su poco ortodoxo método de entrenamiento.

—Jugaremos un poco de voley pero con los pies, nos centraremos en nuestro tren inferior antes de la rutina de ejercicios habitual. Tal vez creas que no es la gran cosa, pero con el peso adicional, las arena dificultando el paso y la necesidad de controlar y patear el balón probaremos no solo nuestra velocidad si no los reflejos y la potencia adecuada. ¡Mientras más divertido menos lo sientes!—

Era evidente que no usarían las manos o brazos no solo por el combate si no que una Berry emocionada lanzando pelotazos con sus manos podría ser similar a disparar balas de cañón. La zorra tomó una de las pelotas y comenzó a hacerla rebotar de pata a pata mientras analizaba con sus ojos rojos la distancia correcta de sus patadas.

Le tomó unos intentos que rebotaron en la red antes de finalmente medir la fuerza correcta que se necesitaría para superar ese obstaculo y no lanzar la pelota al mar. Teva tendría el lado de espaldas al mar como su zona propia simplemente porque Berry no podía nadar y si una pelota terminaba por allí era probablemente un buen entrenamiento el lanzarse nadando a contracorriente para recuperarlas.

—¡En cuanto estés listo comenzamos!—

Expresó la mink ya más cómoda con el balón debajo de su pie derecho, el cual patearía al otro lado cuando el rubio diese la señal. No era el día de playa soñado para un día libre pero tampoco estaba mal un poco de movimiento bajo la sombra de las palmeras.

Lo que había sido improvisado por Berry, aquella estructura arquitectónica de índole deportivo hecha cn los materiales que se encontraban en el cuartel general de aquella isla, había dejado un tanto perplejo al rubio, quien miro un poco ensimismado como había sido construida aquella simulación de cancha de vóley, por lo que luego de que esta fuera terminada volvió a desensimismarse para prestar atención a las instrucciones de la mink felina. Por lo vista, le había sido designada el área de la cancha que estaba de espaldas al mar, en caso de que un balón llegará a las corrientes marinas, su entrenamiento iba a ser más tortuoso, también estaba el hecho de que seguía con las pesas puestas en sus pies, por lo que sería más tortuoso el realizar movimientos amplios, incluso los cortos eran una tarea difícil en aquellos momentos bajo el radiante sol que alumbraba con gran intensidad, haciendo que la arena bajo sus pies quemara de lo ardiente que estaba y provocando que Teva no se estuviera en un lugar tranquilo para así poder airear los pies mientras daba cada paso.

- Un juego de vóley, me parece una gran idea. No tenía uno de estos de hace mucho tiempo, y creo que me vendrá bien para divertirme mientras nos ejercitamos – Le aclaró su pensamiento a su teniente superior quien balanceaba el balón haciéndolo rebotar de un pie a otro mientras esperaba la indicación del rubio para empezar aquel acalorado juego en la playa de Saint Poplar.

- Bueno, comencemos, ya estamos aquí, démoslo todo – Le dijo animándose cada vez más ante el emocionante reto que le había propuesto la felina de negros cabellos que cubrían su cuerpo adornado por el traje de la marina puesto delicadamente sobre su pelaje a su propio estilo.

El juego había comenzado y los primeros tiros habían pillado al recluta fuera de posición y con los reflejos un poco retrasados, por lo que fue mejorando su coordinación gradualmente mientras el juego avanzaba. Al principio agradeció que el encuentro se llevara a cabo con las piernas, ya que aún conservaba el entumecimiento en los brazos de la batalla que había tenido momentos antes con la mink, pero, gradualmente, a medida que avanzaban los servicios, las piernas le fueron pesando y el calor acumulado en la arena hacían que mantenerse quieto no fuera una opción, por lo que ingenió una elaborada táctica de reacción ante ese suceso, la cual era simple: dar pequeños saltos en vez de pasos para desplazarse, esto incrementó su reacción de respuesta y le ayudó a mantener un tanto más frescos las plantas de los pies en lo que avanzaba el juego.

El juego fue tomando ritmo a medida que Berry se dejaba llevar y perseguía el balón como un felino en cuatro patas antes de pegarle un patadón y causar que el pobre de Teva debiera esforzarse por no perder el punto o peor aún necesitar zambullirse al oceáno. La mink correteaba con su lengua fuera como un cachorro, moviendo su cola y usando sus tersas pero firmes piernas para golpear el balón e intentar acrobacias que por lo general terminaban con su rostro hundido en la arena tras una caida aparatosa.

No supo cuanto tiempo estuvieron así, lanzando la pelota de lado a lado mientras el recluta coordinaba mejor su juego de pies. Tras unos cuantos minutos o tal vez horas ya que Berry no había puesto ni un reloj ni marcador la mink hizo una señal con sus manos para poder tomar un descanso junto a la sombra de las palmeras. Tendió un refresco energizante al recluta mientras se quitaba sus pesas corporales e indicaba al muchacho de hacer lo mismo ya que tenía pensado otro entrenamiento para más adelante.

—Eso fue muy bueno, tenía miedo de que te desmayaras o algo pero aguantaste bien el primer cuarto de mi rutina diaria. ¡Descuida no la haremos completa! Además primero debemos hacer otros estiramientos. ¿Por qué te uniste a la marina? Sé que es una pregunta cliché pero siempre me gustan las respuestas, yo simplemente estoy aquí por diversión y una promesa. ¡Pero más que nada para hacer el bien!—

La mink sacudió su pelaje como un perro antes de beber su lata de refresco y estirar su cuerpo sobre la arena. Su cuerpo pese a brillar por el sudor no mostraba signos de gran cansancio, o al menos su rostro lo disimulaba bastante bien. Parecía un animal de esos hiperactivos o una persona con exceso de cafeína en su vida diaria.

Tras unos instantes de descanso en los cuales cerró sus ojos para disfrutar la brisa sus oídos se alzaron al escuchar ruidos. No tardó en erguir levemente su espalda para ver a unos sujetos vestidos con chaquetas de cuero negras, montados en motocicletas y con paños rojos en la cabeza girando por la playa y golpeando con palos el mini estadio de volley.

—Yihaaa! Esto ahora le pertenece a los rockeros moteros. ¡Chico es mejor que lleves a tu gato a otra parte!—

Vociferaron los maleantes generando una vena marcada en laa frente de Berry y que esta se levantase demostrando una apariencia imponente y unos colmillos aún más intimidantes. Su aspecto se había transformado de una chica divertida y calma a un demonio peludo cuyos ojos rojos fulminarían a cualquiera. Incluso los moteros se vieron invadidos por el miedo hasta que uno más gordo y viejo llegó al lugar alardeando su cartel de recompensa de cinco millones.

—Soy el viejo Joe, el motero más temido de las islas. ¿Qué hace aquí un soldado y su gatito mascota? A ellos muchachos, no les dejen con vida!—

Claro que el tal Joe era rudo, pero no se esperaba que el primer motero que fue con un palo hacia el rubio saliese volando de un puñetazo y soltando chispas eléctricas al rebotar contra la arena. Tampoco pudo ver en que momento el supuesto gato se había parado en dos patas y ahora medía casi dos metros. Tragó saliva enviando a más de sus hombres al ataque mientras la mink se crujía los huesos y se preparaba para la confrontación.

—¡¿A quién demonios llamas gato?!—

Fue el grito de la zorra mientras impactaba contra otro de los motociclistas y dejaba a dos en el suelo antes de ir con todo lo que tenía contra el viejo que chocó un puño de metal contra el de Berry y aún con eso debió poner reversa. En un instante el día tranquilo se había convertido en un encarnizado combate contra una banda criminal de motociclistas callejeros.

El refresco junto con el descanso le sentó de maravilla al recluta, quien estaba empapado en sudor y cansado por el amplio juego que se había extendido por un par de horas, por lo que cuando la teniendo se lo insinuó fue directamente bajo las palmeras para recobrar energías, lo que no esperaba era que la banda de motociclistas de un tal Joe, quien ostentaba una recompensa de cinco millones de berries, se acercara al lugar a destruir la improvisada área de juego y reclamarla como parte de su territorio. Lo que menos esperó aún fue que mandara a uno de sus matones a golpearlo con un palo, pero Berry se interpuso entre el susodicho y el recluta, quien vio sorprendido como el criminal salía volando del lugar, también alcanzó a ver como la mink derrotaba a dos más en cuestión de segundos.

- ¿Qué hago aquí sentado? – Se cuestionó para sí mismo y de forma pacifica Teva, quien acto seguido se levantó animado y con energías recuperadas por el descanso y la bebida energizante para a continuación ponerse en acción – Bueno, ¡vamos a la acción! – Se alentó mientras tomaba un bastón, el cual había traído consigo desde la mañana, y con el se alzó a la batalla contra los motociclistas.

- ¡Qué crees que haces, pringado! – Le exclamó un motociclista al pelirrubio quien se acercó velozmente hacia él y le otorgó un duro golpe en la cabeza con el bastón, botándole del vehículo motorizado y dejándolo al descubierto en la arena.

- No pienso perder mi tiempo contigo ¡Bleeeh! – Respondió sacando la lengua y dándole múltiples golpes con el bastón al palurdo que yacía fuera de su vehículo y quien había quedado fuera de combate.

Acto seguido un hombre se le acercó pro la espalda, pero el instinto de Teva lo había percibido momentos antes, cuando, usando su visión panorámica, había captado a más de un individuo acercándose a él de diferentes flancos. Esta vez utilizó el bastón para pasarlo por sobre su hombro derecho y golpear al hombre que planeaba sujetarlo por detrás, impactando en su apéndice ocular.

- No la tendrán tan fácil conmigo, rufianes – Exclamó con potencia el joven Bossco a la par que se daba media vuelta y se percataba que se enfrentaba a tres sujetos, uno que se sobaba con dolor el ojo que había sido golpeado con el bastón heredado por el abuelo del de ojos dorados y otros dos más que le hacían compañía a cada uno de sus lados.

El combate de la mink con el viejo Joe continuaba, quienes intentaban intervenir terminaban apaleados ya fuese por Berry o por el mismo bandido que parecía no ver bien a quien se le metiera enfrente. Ese día arrestarían a unos cuantos maleantes de continuar con tal exhibición, un golpe potenciado con el Haki de la mink destrozó la moto y mandó al viejo de cara a la arena, pese a este levantarse y sacudirse tras el impacto.

—No sé que seas bola de pelo pero mis chicos tienen rodeado a tu colega y tu fuerza pese a ser muy buena no podrá contra mí.—

Rugió Joe golpeando sus guantes de hierro confiado de poder someter a los dos marines aunque esto hizo reír a Berry quien escupió sus garras antes de ponerse a calentar un poco sus puños.

—No te creas que los marines somos una banda de inadaptados y vagos, confío en que el señor boscoso les dará una paliza y no te va a gustar el resultado. ¡Bwahahaha! No te va a gustar... aish claro tú no conoces el trasfondo... En cuanto a mi fuerza, temo decepcionarte pero siempre debo limitarme un poco o de lo contrario mataría a cualquiera de un golpe mal dado. ¡PERO MEJOR TE LO MUESTRO!—

Berry sonrió preparando el haki en su mano derecha y lanzando su puño a confrontar el de aquel bandido, al sonido del choque se escuchó un sonoro estruendo. No solo el guante de metal voló hecho añicos, los dedos del bandido se habían doblado en grados grotescos e incluso su brazo izquierdo había terminado por girarse y salir disparado con fuerza hacia atrás. El golpe efectivamente había roto varios huesos mientras que gracias a su haki y el haber cambiado a una forma híbrida la zorra no se había ni despeinado.

—Si utilizara esta fuerza para entrenar a los reclutas solo los enviaría al hospital. Ahora puedes entregarte o te sigo golpeando hasta meterte en el calabozo. ¡Al menos no morirás! Bueno... eso espero...—

Berry sacó su lengua para luego volver a su forma común, Joe por su parte gritó un rato maldiciendo a la mink por destrozarle el brazo pero volvio a las andadas tomando la moto de uno de sus hombres e intentando combatir contra la zorra quien gracias al haki de observación y sus reflejos no solo evadía al hombre si no que golpeaba al mismo entumeciendo su cuerpo a cada golpe gracias al veneno que le cubría como guantes.

—Me siento muy pesado como para montar...—

El viejo se arrojó a la arena volviendo a reincorporarse solo para ver a la mink jugando con él, sus golpes habían sido suaves pero el veneno le había mermado. El motorista se negaba a rendirse por mero orgullo aunque no aguantaría mucho más, su brazo roto que colgaba grotescamente sin mucho que le mantuviera en su lugar era una muestra de que ahora mismo se mantenía en pie por mero orgullo y no por el deseo de luchar. Para Berry aquello era trabajo, su intención era reducirlo y que luego otros marines se encargasen. Si debía ayudar a Teva tras acabar con Joe lo haría, de lo contrario, ambos podrían terminar de someter al líder de esa banda de criminales.

Los sonidos estruendosos generados por el combate de la teniente Berry lograban desconcentrar de vez en cuando al recluta, quien miraba de soslayo y se asombraba por el nivel de batalla que llevaban a cabo el criminal y la marine, mas no se detuvo por mucho tiempo ya que tenía las manos ocupadas con los tres contrincantes que poseía enfrente, aunque uno ya estaba medio fuera de combate por haber perdido parcialmente la visión tras ser golpeado por un bastón que poseía Teva.

- Tsk, basura marine, no creas que te saldrás con las tuyas, te haremos morder el polvo, nosotros el dúo Rueda Feroz – Pronunció uno de los miembros de la banda de motociclistas mientras se posaba junto al segundo y formaban una posición de presentación un tanto extravagante, un tanto inadecuada para el contexto actual.

- Fuera de mi camino ¡Este niñato es mío! – Exclamó enfurecido el hombre de anchas contexturas que tenía un ojo lastimado para lanzarse hacia el joven recluta quien evadió su abrazo dando un salto hacía atrás y le propino sin demorar más de un segundo una patada giratoria, impactando con el talón de su pie derecho en la cien del hombre, quien cayó rendido e inconsciente.

- Bien, Fat Fast, tu intervención nos dio una brecha para acabar con este chiquillo – Pronunciaron casi al unísono, si no fuera por un ligero retraso de uno de los dos hombres, el que atacaba por la izquierda, mientras daban un golpe sincronizado de ambas direcciones laterales. Teva simplemente se agacho provocando que ambos sujetos se golpearan simultáneamente.

- No tengo tiempo que perder con ustedes, debo ir a ayudar a la teniente Berry ¡Anahata al Nirvana! – Tras pronunciar estas palabras y cobrar una postura de karate, dirigió su puño diestro al plexo solar de uno de los contrincantes, y al dar de lleno provocó la inmovilización del sujeto en cuestión.

El otro motociclista compañero en el dúo del que había sido paralizado aprovecho que le quitaron la mirada de encima para tomar un bate e intentar golpear a Bossco por la espalda, pero que no lo estuvieran viendo no significaba que no habían prestado atención a sus intenciones, por lo que Teva nuevamente se agachó para esquivar el ataque, dando este de lleno en su propio compañero y dejándolo fuera de combate.

- Ahora es tu turno ¡Dempsey Roll! – Un golpe tras otro propiciados de derecha a izquierda fueron dirigidos al del dúo Rueda Feroz, dejándolo, luego de una ráfaga de golpes, knock out. Tras acabar su combate, se sacudió las ropas y se dirigió exactamente donde se encontraba la teniente Berry, que al parecer ya tenía controlada la situación en su sitio.

Cuando Teva llegó hasta ella el viejo Joe ya estaba con la cabeza llena de chichones desplomado sobre la arena. Otros reclutas no tardaron en aparecer en la playa para comenzar a arrestar a los maleantes y trasladarlos al calabozo o la enfermería según la gravedad de sus heridas. Todos conversaban sobre los maleantes y como solo dos les habían plantado cara, reclamando a Berry por olvidar su den den mushi en el cuartel aunque al ver que Teva había barrido el suelo con dos maleantes solo quedó en un reclamo cómico entre ambas partes.

—Estos son el duo Rueda Feroz y ese de ahi Fat Fast, suman casi tres millones entre todos... y ya deben saber de Joe Puño de acero con sus cinco millones. Me sorprende verlo en este estado pero luego veo que fue usted y se me pasa...—

Comentó uno de los oficiales repasando a los forajidos de la banda y halagando a Teva tras haberse encargado por su cuenta de tres criminales potencialmente peligrosos. La mink levantó su pulgar mientras saludaba a la comitiva que trasladó a los maleantes de la playa.

—¡Buen trabajo! Estoy mas que segura que te darán algunas medallas por esto, creo que deberíamos limpiar y volver al cuartel para comer algo ya está bajando el sol y creo que te lo has ganado. Yo llevaré esas cajas y tú te encargas de las redes y las pesas... ten cuidado con las mías son muy pesadas y tal vez debas pedir ayuda. ¡Te veo en el cuartel!—

La zorra comprobó que todo estuviese en el lugar, olfateando y palpando al recluta en busca de heridas y tras asegurarse de que no había nada grave comenzó a tomar las cajas y llevarlas al cuartel. Berry estaba contenta al sentir que su entrenaniento estaba surtiendo resultados, pronto comenzaría a introducirlo en el mundo del haki pero de momento era hora de celebrar en el cuartel.

El día era apremiador, y más lo eran los aliados de la marina quienes, con motivo de celebrar la captura de una famosa banda local, prepararon una cena espectacular en donde asistirían todos los interesados en reconocer a los marines causantes del aprisionamiento de los malhechores. Este hecho agrado de sobremanera a Teva, quien se encontraba en estos momentos en las duchas, jabonándose el cuerpo y codeándose con sus colegas que lo alababan por su hazaña que sería recomenzada un momento más tarde, a lo que estuviera todo preparado, mas las ansias lo hacían estremecer de la emoción.

- Ahora chicos, tres hurras para el recluta Teva – Señálo vociferando uno de sus compañeros que se paseaba por las duchas desnudo y nalgueando a los demás con una toalla mojada.

- ¡Hip Hip Hurra! ¡Hip Hip Hurra! ¡Hip Hip Hurra! – Exclamaron todos los marines presentes en los camarines aledaños a las duchas, mientras ovacionaban con gritos sonoros el buen actuar del muchacho y realizaban canticos en nombre de la hazaña que había realizado junto a la teniente Berry esta misma tarde.

Teva se alegró junto a sus compañeros y después de festejar brevemente con ellos dejó los baños, vestido con sus ropas normales y no de la marina, es decir, con camisa blanca de algodón, pantalones de tela negro, un cinturón, calcetines largos negros y una chaqueta de paño negra que lo abrigaba en las noches como estas.

Tras alistarse se dirigió codeándose junto al recluta que lo había animado temprano, antes del entrenamiento con la teniente, al casino donde las mesas estaban ordenadas de modo que quedaran todas juntas como si fuese una gran línea, los platillos que se postraban en la superficie del mantel blanco eran exquisiteces provenientes de la isla de Saint Poplar, todos platos ;únicos y deliciosos de degustar, adornaban candelabros con velas de par en par entre los platillos y habían brebajes tan variopintos como distintos en cada lugar del gran mesón que se había hecho. Bossco miró donde sentarse hasta que encontró con sus ojos a Berry, se le acercó y sutilmente le dirigió la palabra.

- Teniente, ha sido todo un gusto participar de un entrenamiento tan activo como el de hoy con usted. Sé que no le respondí en ese instante, pero recuerdo la pregunta ¿Qué me guió a ser un marine? – Hizo una breve pausa para luego continuar – También ¿Cómo es un día en la marina? Pues, así, cumpliendo nuestro deber para con los débiles y castigando al mal que acecha a los mares. En definitiva, esa es mi guía para estar en este lugar -Acto seguido sonrió alegre y ampliamente mientras entrecerraba los ojos, en señal de que todo estaba bien y que le fascinaba su labor.

Berry había estado comiendo desde que llegó al cuartel a toda máquina, alzó la vista al ver a Teva y movió la cola al verlo tan feliz de ser un marine. La zorra continuó escuchando mientras devoraba un plato de arroz y varios granos de este se pegaban alrededor de su rostro dado su forma de comer.

—¡Ñam! Es bueno escuchar eso, entonces si te encantan los días así te va a fascinar esto. Te va ¡Ya sabes!—

La zorra comenzó a reír mientras le daba una tarjeta a Teva, en ella venía como título "Berry Fitness" y sobre un fondo negro había cuadrados y cruces doradas. Se trataba de una rutina semanal la cual incluía detalladamente el peso a utilizarse cada día, los ejercicios y una sorpresa para el septimo día. Detrás había una foto de Berry enviando un beso a la cámara y guiñando el ojo, claramente no era la rutina con la portada más seria del mundo aunque los ejercicios si lo eran.

—Empezaremos esa rutina toda la semana y el séptimo día será una buena sorpresa. Entrenaremos al estilo Berry, ¿Qué es eso? Hmmm, no lo sé ¡Pero será divertido!—

La mink sonrió dejando al rubio disfrutar de la noche. La semana iniciaba con un combate con pesas, en el cual Berry aprovechaba para entrenar su haki de armadura resistiendo y bloqueando los potentes ataques de Teva una y otra vez. Luego pasaban a un entrenamiento en la playa que siempre variaba, a veces era un juego con el balón, otras una carrera de obstaculos, otras veces era simplemente nadar mientras Berry lanzaba cosas al mar y el rubio debía ir a buscarlas.

Cada día se animaba a entrenar el cuerpo de una manera diferente pero Berry también realizaba sus rutinas de ejercicios mientras daba descansos al recluta. Utilizando los momentos de meditación para mantener su haki de armadura alrededor de su cuerpo y lograr una defensa mayor, también resistiendo esferas de metal que lanzaba una máquina para así no descuidar su concentración a la hora de emplearlo.

Las rutinas finalizaban con un patrullaje por la isla, donde los marines se aseguraban de que todo estuviese bien y ayudaban a algún civil que lo necesitase. Ya fuese entrando mercadería, sirviendo de mozos o buscando animales perdidos, la zorra insistía que lo importante no era el tipo de trabajo si no ayudar.

El séptimo día la mink guió a Teva con sus ojos vendados hasta la playa, en esta le había preparado una sorpresa que esperaba fuese algo especial para ambos.

—Eres de los pocos que aguanta una semana, sé que se dicen rumores de que soy muy exigente o golpeo partes de barcos deshuesadas. ¡Y es verdad! Por eso he conseguido, tu propio saco de boxeo. ¡Tu propia coraza deshuesada!—

La mink le quitó la venda a Teva mostrando ante sus ojos un casco de madera completamente grande y dura. Mientras la mink acariciaba el objeto destacando sus materiales y lo bueno que sería para entrenar ahora que el recluta se estaba adaptando a una rutina diaria.

—¿Qué te parece? ¿Te gusta? Puedo darte un beso o dos si quieres como premio por llegar hasta aquí y no salir corriendo. O un abrazo... aunque no sé si te gustan los besos con lengua o sin lengua. Hmmm, ¿Debo convertirme en humana o no te molesta mi bonito pelaje?—

Insinuó Berry con una actitud seductora y sus mejillas sonrojadas mientras esperaba la reacción del rubio a solo unos pasos de ella. Berry no tenía malas intenciones y ni siquiera sabía que los humanos no se besaban así como así solo porque ella lo viera como un premio. Si algo caracterizaba a la mink era no saber nada sobre los límites en una amistad o incluso en una relación de trabajo.

La noche había acabado y, como se lo habían anunciado, el entrenamiento de siete días de Berry habría logrado sorprender al rubio, quien acepto el desafío cuando tomó la tarjeta de la teniente, en el fondo sabía que sería algo agotador y pudiese ser que el cuerpo llegara a sus limites antes de lo debido, pero esto no hacía más que sólo animarlo a continuar con estas proezas de la disciplina humana que logra anteponerse ante las más oscuras dificultades y en los momentos mas hostiles para llevar a cabo su misión.

Los primeros tres días fueron de acondicionamiento para Teva, en donde realizaba entrenamientos en la playa como carrera de obstáculos junto a pesas que estaban debidamente delimitadas en peso y, de vez en cuando, debía de zambullirse al mar para ir a por objetos que eran lanzados con gran energía por parte de la mink, quién, no por no percibirlo sino más bien por la diferencia de poder entre ambos, los lanzaba bastante lejos como para hacer de ello una carrera de natación que rodeaban aproximadamente los veinte a veinticinco minutos de nado limpio en las saladas aguas.

El cuarto día de entrenamiento, y como era habitual de la dupla luego de llevarlos a cabo, salieron a patrullar en busca de algún civil que necesitase de sus consejos o ayuda y ahí es donde se toparon con una anciana un tanto baita y un tanto tiernita, quien pidió al de ojos de color dorado consejo para dirigirse a cierto sitio, el cual fue indicado con precisión por el recluta, que aparte se había tomado la molestia de encaminar a la abuelita hasta el sitio indicado, recibiendo como recompensa un cálido beso en la mejilla y una manzana como agradecimiento. Los buenos actos siempre le sentaban bien, según Bossco, estos actos llenan el alma de nobleza y hace de su espíritu algo más puro y fuerte, recargándolo de energías para hacer su voluntad para con los más necesitados.

Al séptimo día de entrenamiento el marine masculino de la dupla había sido vendado por su superior para llevarlo a un sitio donde lo esperaba su recompensa, la cual era un trozo de barco en donde podría practicar sus puñetazos y patadas, o codazos y rodillazos, junto a una cálida señal de afecto de parte de Berry, quien al ofrecerle el cariño labial no hizo más que sonrojar al rubio quien acepto dos besos, uno en cada mejilla.