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Entre la gente culta se dice, que nunca sabes a que lugares inhóspitos te puede llegar a llevar una cacería y menos aún, a que tipo de gente conocerás durante esta. Y en este caso, mi cacería y la información que había conseguido me habían llevado a la loca e infame isla de Bloothe, en concreto al pueblo llamado el Nido, un pueblo no mucho más grande que un asentamiento improvisado, pero aun así es un lugar dominado por el anarquismo, donde las drogas, las peleas de taberna, las mujeres de compañía y los negocios ilícitos eran las atracciones habituales del lugar.
Pero bueno, todo aquello no era algo que me importase, puesto que todo aquello no dañaba a nadie, que no fuesen los mismos delincuentes que vivían o visitaban aquel lugar, puesto que no había ningún tipo de gente inocente en aquella isla, así que lo único que me interesaba era encontrar a mi objetivo, el cual tenía entendido que realizaba sus negocios en aquel pueblo, en concreto en la taberna donde me alojaba desde que había llegado al pueblo.
Ya llevaba varios días alojado allí, pero ni rastro de mi objetivo. Algo que, en otro momento, podría haber acabado con mi paciencia y me hubiese echo abandonar la cacería, pero las experiencias y situaciones que estaba viviendo, me estaban hacía ganar una gran madurez, la cual me estaba llevando a cosechar una gran paciencia y tranquilidad, sobre todo a la hora de cazar, al fin y al cabo, todo aquel tiempo que me llevaba encontrar a mis objetivos, lo utilizaba para estudiar, pensar y mejorar mis oficios y creaciones. Además muchos de los lugares que debía visitar durante estas me daban buenas ideas y nuevos conocimientos.
Pero bueno, aquello eran cosas para otro momento, ahora me encontraba en la taberna, tomándome un té mientras me leía un libro de medicina. El cual hablaba sobre los diversos tipos de sangres, las diferencias entre estás y sus compatibilidad. Aquella mañana me había despertado pronto, movido por una sensación extraña, la cual me hizo sentir que algo iba a pasar aquel día. Así que realicé mis entrenamientos de respiración y kung fu diarios, seguidos después por mi meditación matutina, antes de ducharme y bajar a tomarme ese té, que saboreaba ahora mismo.
La verdad que esté estaba muy bueno, algo extraño, si nos dejáramos llevar por el aspecto de la taberna. Esta estaba sucia y descuidada, necesitaba una limpieza a fondo igual que sus habitaciones, pero su vajilla a diferencia de esta, estaba limpia como una patena. Algo que cuadraba con su cocina, la cual era exquisita, lo que indicaba que tenían un buen cocinero detrás de la barra.
Pero bueno, todo aquello no era algo que me importase, puesto que todo aquello no dañaba a nadie, que no fuesen los mismos delincuentes que vivían o visitaban aquel lugar, puesto que no había ningún tipo de gente inocente en aquella isla, así que lo único que me interesaba era encontrar a mi objetivo, el cual tenía entendido que realizaba sus negocios en aquel pueblo, en concreto en la taberna donde me alojaba desde que había llegado al pueblo.
Ya llevaba varios días alojado allí, pero ni rastro de mi objetivo. Algo que, en otro momento, podría haber acabado con mi paciencia y me hubiese echo abandonar la cacería, pero las experiencias y situaciones que estaba viviendo, me estaban hacía ganar una gran madurez, la cual me estaba llevando a cosechar una gran paciencia y tranquilidad, sobre todo a la hora de cazar, al fin y al cabo, todo aquel tiempo que me llevaba encontrar a mis objetivos, lo utilizaba para estudiar, pensar y mejorar mis oficios y creaciones. Además muchos de los lugares que debía visitar durante estas me daban buenas ideas y nuevos conocimientos.
Pero bueno, aquello eran cosas para otro momento, ahora me encontraba en la taberna, tomándome un té mientras me leía un libro de medicina. El cual hablaba sobre los diversos tipos de sangres, las diferencias entre estás y sus compatibilidad. Aquella mañana me había despertado pronto, movido por una sensación extraña, la cual me hizo sentir que algo iba a pasar aquel día. Así que realicé mis entrenamientos de respiración y kung fu diarios, seguidos después por mi meditación matutina, antes de ducharme y bajar a tomarme ese té, que saboreaba ahora mismo.
La verdad que esté estaba muy bueno, algo extraño, si nos dejáramos llevar por el aspecto de la taberna. Esta estaba sucia y descuidada, necesitaba una limpieza a fondo igual que sus habitaciones, pero su vajilla a diferencia de esta, estaba limpia como una patena. Algo que cuadraba con su cocina, la cual era exquisita, lo que indicaba que tenían un buen cocinero detrás de la barra.
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Llegaste a un lugar que no te causaba mucho agrado, joven pirata. Más que nada, porque los negocios que tu odias se llevaban a cabo acá. No se trataba precisamente de la prostitución, ya que tu opinión sobre esta es… bastante curiosa. Pero la verdad de que habías oído que las drogas y un gran sistema anarquista detrás de este. Si, estas en un territorio de criminales, el lado que no te agrada de este mundo. Gente en las sombras que deciden manejar hilos. Peligrosas a su manera y aún más peligrosas si te metías con ellos.
Mientras cabalgas sobre tu plumífera, tu otro compañero con plumas se postra sobre tu hombro derecho. Mirando en toda dirección percatándose de todo en el lugar. Deplorable y patético. En los callejones se puede ver gente derrumbada por la borrachera a las drogas. En alguna esquina observas alguna chica hermosa dispuesta a darte placer por un módico precio. Te sonríen y tratan de seducirte. Pero tú claramente pasas de ello. En tu mente solo llega una sola palabra al verlas.
Y esa palabra es: débil.
Pasado el tiempo pudiste mirar una taberna a lo lejos. Era de mañana y había arrido a la isla hace un par de días. Ya era siendo hora de que tomaras un buen café. Llegando a la puerta, te bajaste de Suzaku y le pediste que esperara allí pacientemente. Montar guardia siempre es algo importante la verdad. Entraste con calma al lugar. A simple vista no parecía la gran cosa, pero tampoco es que tú fueras alguien muy exigente. Te dirigiste con calma a la barra y te sentaste. – Café, por favor. – Lo pediste amablemente. El tabernero se puso a lo suyo mientras tu te disponías a esperar con calma y tranquilidad. Susanoo de pronto mantenía la vista fija en alguien que se encontraba en una mesa. Parecia tomar el te muy tranquilamente. Pero el plumífero no se fiaba de nadie. Asi que se mantuvo mirándole fijamente.
Mientras cabalgas sobre tu plumífera, tu otro compañero con plumas se postra sobre tu hombro derecho. Mirando en toda dirección percatándose de todo en el lugar. Deplorable y patético. En los callejones se puede ver gente derrumbada por la borrachera a las drogas. En alguna esquina observas alguna chica hermosa dispuesta a darte placer por un módico precio. Te sonríen y tratan de seducirte. Pero tú claramente pasas de ello. En tu mente solo llega una sola palabra al verlas.
Y esa palabra es: débil.
Pasado el tiempo pudiste mirar una taberna a lo lejos. Era de mañana y había arrido a la isla hace un par de días. Ya era siendo hora de que tomaras un buen café. Llegando a la puerta, te bajaste de Suzaku y le pediste que esperara allí pacientemente. Montar guardia siempre es algo importante la verdad. Entraste con calma al lugar. A simple vista no parecía la gran cosa, pero tampoco es que tú fueras alguien muy exigente. Te dirigiste con calma a la barra y te sentaste. – Café, por favor. – Lo pediste amablemente. El tabernero se puso a lo suyo mientras tu te disponías a esperar con calma y tranquilidad. Susanoo de pronto mantenía la vista fija en alguien que se encontraba en una mesa. Parecia tomar el te muy tranquilamente. Pero el plumífero no se fiaba de nadie. Asi que se mantuvo mirándole fijamente.
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Mientras saboreaba aquel buen té, me dedicaba a repasar la localización de las diversas venas y arterías del cuerpo, junto a los órganos que estás unían, las cuales salían dibujadas en una de las paginas de aquel libro de medicina que había comprado hacía semanas en una librería. Además del dibujo del cuerpo humano, en la página siguiente, había una pequeña explicación de la localización, función y posibles enfermedades, y sus síntomas, de cada órgano. La verdad, que aquel libro era bastante completo, siendo una compra más que buena. "Estas indicaciones, además de permitirme distinguir las diferentes enfermedades, me va a permitir saber a que partes del cuerpo atacar para hacer más daño, que golpes afectarán a los órganos de mi rival o donde realizar cortes para crear sangrados más abundantes y difíciles de frenar..." pensé buscando una buena aplicación militar a los conocimientos médicos que ya tenía y estaba obteniendo en ese momento.
Estaba tan metido en la lectura del libro y mis pensamientos, que no me estaba enterando de los movimientos de entra y salida de la taberna, por ello hasta que no se me acabo el té y levante la cabeza para mirar hacía la barra, buscando a la camarera, no vi a un joven bastante bajito, pero con una larga melena morena, la cual llevaba recogida en una cola con una cordón rojo. Sus pintas y el hecho que me estuviese mirando, me llamo mucho la atención, cosa que me hizo cambiar mis planes y en vez de pedir un nuevo té desde la mesa, cerré el libro y cogiendo la taza de té, me levante y me dirigí hacía la barra.
Al llegar a la barra con el libro bajo el brazo y la taza de té en una mano, deje esta en la barra y le hice un gesto a la camarera. -Perdona Sheila, me podrías poner otro té.- le dije cuando esta se acerco a atenderme, a lo que contesto asintiendo con la cabeza y desapareciendo por la puerta que daba a la cocina. Cuando esta desapareció me giré hacía el joven que estaba sentado en la mesa, no se porqué su cara me sonaba demasiado, seguramente estando en esta isla, debía ser un pirata reconocido y por ello mi sensación de haberlo visto en algún lugar.
- Perdona que te moleste, pero tu cara me suena de algo, ¿acaso nos conocemos?- le dije sin vergüenza ni preocupación ninguna. Aunque fuese un pirata reconocido, no tenía intención de cazarlo, puesto que cuando tenía un objetivo, me centraba tanto en él que no pensaba en cazar a nadie más, pero bueno después de estos días, aquel había sido el único tipo no habitual de la zona, así que podría tener algún tipo de relación o información de mi objetivo.
Estaba tan metido en la lectura del libro y mis pensamientos, que no me estaba enterando de los movimientos de entra y salida de la taberna, por ello hasta que no se me acabo el té y levante la cabeza para mirar hacía la barra, buscando a la camarera, no vi a un joven bastante bajito, pero con una larga melena morena, la cual llevaba recogida en una cola con una cordón rojo. Sus pintas y el hecho que me estuviese mirando, me llamo mucho la atención, cosa que me hizo cambiar mis planes y en vez de pedir un nuevo té desde la mesa, cerré el libro y cogiendo la taza de té, me levante y me dirigí hacía la barra.
Al llegar a la barra con el libro bajo el brazo y la taza de té en una mano, deje esta en la barra y le hice un gesto a la camarera. -Perdona Sheila, me podrías poner otro té.- le dije cuando esta se acerco a atenderme, a lo que contesto asintiendo con la cabeza y desapareciendo por la puerta que daba a la cocina. Cuando esta desapareció me giré hacía el joven que estaba sentado en la mesa, no se porqué su cara me sonaba demasiado, seguramente estando en esta isla, debía ser un pirata reconocido y por ello mi sensación de haberlo visto en algún lugar.
- Perdona que te moleste, pero tu cara me suena de algo, ¿acaso nos conocemos?- le dije sin vergüenza ni preocupación ninguna. Aunque fuese un pirata reconocido, no tenía intención de cazarlo, puesto que cuando tenía un objetivo, me centraba tanto en él que no pensaba en cazar a nadie más, pero bueno después de estos días, aquel había sido el único tipo no habitual de la zona, así que podría tener algún tipo de relación o información de mi objetivo.
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Tu café fue traído con cierta rapidez que te sorprendió. Olfateaste por un momento su tan fuerte y sabroso aroma. Bueno, si sabía de la misma forma que olía, definitivamente sería un gran café el que disfrutar este día. Diste un sorbo y pudiste disfrutar del tan delicioso “oro negro”. Sonreíste satisfecho tras la primera probada y luego de ello, te quedaste mirando con tranquilidad la tasa de café. Ojala pudiera decirte que este día seria uno tranquilo, joven pirata. Pero lamentablemente he de decirte que será todo lo contrario.
Al menos peligroso no sería este día, pero sí que sería algo curioso.
Miraste fijamente a la persona que te dirigido la palabra. Era una persona bastante curiosa para ti, la verdad. Lo detallaste por un momento y su mirada era bastante curiosa para ti. No parecía ser alguien que buscara problemas contigo, pero sí muy sabes muy bien que los que te reconocen no suelen ser precisamente “gente amigable”. Bueno, no siempre de buenas a primeras vienen a buscar problemas contigo, pero siempre había uno que otro valiente.
- No creo conocerte, la verdad. – Dijiste con total tranquilidad. – Y como tu cara tampoco me suena de nada, asumiré que no eres algún pirata que me pueda interesar cazar. – Dijiste sin pudor y sin vergüenza. Sonreíste con amabilidad y diste un sorbo nuevamente a tu taza de café. - ¿Algo que pueda hacer por ti? – Disparaste tu pregunta sin dudarlo. Asumías que el chico que se te acerco sabias quien eras, pero bueno, muchos saben sobre ti. Aunque hoy no querías problemas con nadie, solo querías disfrutar de un café y buscar una biblioteca o una librería. Tenías un pequeño plan entre manos que tenías tiempo maquinando, pero vamos, tan solo simplemente se trataba de algo que te haría un poco la vida más fácil.
Algo… para ayudarte a pasar desapercibido.
Al menos peligroso no sería este día, pero sí que sería algo curioso.
Miraste fijamente a la persona que te dirigido la palabra. Era una persona bastante curiosa para ti, la verdad. Lo detallaste por un momento y su mirada era bastante curiosa para ti. No parecía ser alguien que buscara problemas contigo, pero sí muy sabes muy bien que los que te reconocen no suelen ser precisamente “gente amigable”. Bueno, no siempre de buenas a primeras vienen a buscar problemas contigo, pero siempre había uno que otro valiente.
- No creo conocerte, la verdad. – Dijiste con total tranquilidad. – Y como tu cara tampoco me suena de nada, asumiré que no eres algún pirata que me pueda interesar cazar. – Dijiste sin pudor y sin vergüenza. Sonreíste con amabilidad y diste un sorbo nuevamente a tu taza de café. - ¿Algo que pueda hacer por ti? – Disparaste tu pregunta sin dudarlo. Asumías que el chico que se te acerco sabias quien eras, pero bueno, muchos saben sobre ti. Aunque hoy no querías problemas con nadie, solo querías disfrutar de un café y buscar una biblioteca o una librería. Tenías un pequeño plan entre manos que tenías tiempo maquinando, pero vamos, tan solo simplemente se trataba de algo que te haría un poco la vida más fácil.
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-Ooh, disculpa, me estaré equivocando de persona.- me disculpe con una sonrisa, la verdad que aunque fuese un pirata buscado, no era mi objetivo en aquel momento y tampoco quería dar ninguna información sobre mi sacando los carteles de búsqueda del bolsillo. -¿Es usted cazarrecompensas?- le pregunté después de escuchar que le interesaba cazar piratas. Era una opción que aunque me relajaba en el sentido de no tener que preocuparme, puesto que había la posibilidad de que no fuese un pirata o al menos un pirata hostil con los cazarrecompensas, no me hacía nada de gracia, puesto que no sabía si esté se encontraba en aquel lugar con mi mismo objetivo, y si había algo que no quería en aquel momento, era repartir recompensas, puesto que necesitaba gran cantidad de recursos para la investigación que tenía en curso en aquel justo momento.
La investigación no era otra que la creación de pistolas láseres o más comúnmente llamadas Blásters, las cuales me interesaba conseguir crearlas, para a la larga poder añadirlas a mis robots e implantes biónicos diversos, además de en mis propios brazos. Pero aquella investigación necesitaba una gran cantidad de recursos, puesto que el material que se necesitaba para crear esos tipos de láseres, eran muy difíciles de encontrar y por ello, su precio era desorbitado.
-La verdad, es que estoy buscando patrocinadores o mejor dicho financiadores, para mi investigación actual.- le comenté a su pregunta sobre si podía hacer algo por mi. -Y puede ser que esta no sea una isla habitual para realizar negocios, pero creo que aquí podría encontrar ese tipo de personas, sobre todo, teniendo en cuenta el tipo de investigación que estoy realizando. ¿Esta usted interesado en hacer negocios?- le pregunté intentado conocer algo más sobre las intenciones de aquel tipo, si es un cazarrecompensas normal y corriente, seguro que me rechazaría, puesto que conocía pocos cazarrecompensas interesados en investigaciones o financiar alguna de estas.
Por otro lado, si esté decidiese interesarse más por la investigación, podría ser un pirata adinerado o un criminal del bajo mundo interesado en hacer negocios además de deshacerse de piratas inmundos que pudiesen estropear sus negocios. Fuesen cual fueran sus intenciones u objetivos aquello me permitiría conocer algo más sobre aquel tipo bajito de aspecto peculiar y actitud confiada, cosa de la que me había percatado al clavar este sus ojos en los míos sin titubear pero con curiosidad, lo que demostraba una gran confianza en si mismo.
La investigación no era otra que la creación de pistolas láseres o más comúnmente llamadas Blásters, las cuales me interesaba conseguir crearlas, para a la larga poder añadirlas a mis robots e implantes biónicos diversos, además de en mis propios brazos. Pero aquella investigación necesitaba una gran cantidad de recursos, puesto que el material que se necesitaba para crear esos tipos de láseres, eran muy difíciles de encontrar y por ello, su precio era desorbitado.
-La verdad, es que estoy buscando patrocinadores o mejor dicho financiadores, para mi investigación actual.- le comenté a su pregunta sobre si podía hacer algo por mi. -Y puede ser que esta no sea una isla habitual para realizar negocios, pero creo que aquí podría encontrar ese tipo de personas, sobre todo, teniendo en cuenta el tipo de investigación que estoy realizando. ¿Esta usted interesado en hacer negocios?- le pregunté intentado conocer algo más sobre las intenciones de aquel tipo, si es un cazarrecompensas normal y corriente, seguro que me rechazaría, puesto que conocía pocos cazarrecompensas interesados en investigaciones o financiar alguna de estas.
Por otro lado, si esté decidiese interesarse más por la investigación, podría ser un pirata adinerado o un criminal del bajo mundo interesado en hacer negocios además de deshacerse de piratas inmundos que pudiesen estropear sus negocios. Fuesen cual fueran sus intenciones u objetivos aquello me permitiría conocer algo más sobre aquel tipo bajito de aspecto peculiar y actitud confiada, cosa de la que me había percatado al clavar este sus ojos en los míos sin titubear pero con curiosidad, lo que demostraba una gran confianza en si mismo.
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-¿Los cazarrecompensas son los únicos que puede cazar? Eso es nuevo… - Diste otro sorbo a tu taza de café. – No, no soy cazador de recompensas. ¿Y usted lo es? – No parecía una persona mala, pero tampoco podías juzgar a un libro por su portada. Te quedaste escuchándolo con calma. Luego, llego algo a tus odios que podría llegarte a interesar de cierta manera. ¿Investigaciones? ¿Era científico? Curiosamente tú eres fiel creyente que la ciencia puede llegar a ser de mucha ayuda si se le suele usar correctamente.
¿Pero qué defines tú como usar correctamente, Alpha?
- ¿Qué tipo de investigaciones? – Dijiste mostrándote algo interesado. – Puede que me interese, puede que no. Todo dependerá de lo que usted tenga para proponerme. Soy Alpha ¿Cuál es su nombre? – Susanoo no paraba de mirar fijamente al caballero con quien tenías la conversación. – Puede ponerme el menú del día ¿Por favor? – Pediste con amabilidad a la persona encargada de atender. – Por su parte, seguiste en lo tuyo tomando con calma tu taza de café. Pero señalaste el asiento de al lado al caballero que se acercó a ti. – Normalmente el tipo de personas que se me acercan son solo dos: los que quieren problemas conmigo o los que quieres verse beneficiados si logran derrotarme. – Le miraste nuevamente con calma. ¿Es usted alguno de esos dos tipos de personas?
Era una clara carta de presentación de tu parte. Algunos podrían interpretar esto como: “Hoy no estoy humor para tonterías” o también como “Conoce tu lugar y no me hagas perder el tiempo”. Pero en este caso, estabas con cierta curiosidad. Igual, tampoco era momento de buscar muchos problemas. Tu mente da muchas vueltas por ahora. Ha pasado un par de semanas desde aquello. Y aunque apartemente tengas tus dos ojos, simplemente ocupas uno.
El otro era de cristal.
¿Pero qué defines tú como usar correctamente, Alpha?
- ¿Qué tipo de investigaciones? – Dijiste mostrándote algo interesado. – Puede que me interese, puede que no. Todo dependerá de lo que usted tenga para proponerme. Soy Alpha ¿Cuál es su nombre? – Susanoo no paraba de mirar fijamente al caballero con quien tenías la conversación. – Puede ponerme el menú del día ¿Por favor? – Pediste con amabilidad a la persona encargada de atender. – Por su parte, seguiste en lo tuyo tomando con calma tu taza de café. Pero señalaste el asiento de al lado al caballero que se acercó a ti. – Normalmente el tipo de personas que se me acercan son solo dos: los que quieren problemas conmigo o los que quieres verse beneficiados si logran derrotarme. – Le miraste nuevamente con calma. ¿Es usted alguno de esos dos tipos de personas?
Era una clara carta de presentación de tu parte. Algunos podrían interpretar esto como: “Hoy no estoy humor para tonterías” o también como “Conoce tu lugar y no me hagas perder el tiempo”. Pero en este caso, estabas con cierta curiosidad. Igual, tampoco era momento de buscar muchos problemas. Tu mente da muchas vueltas por ahora. Ha pasado un par de semanas desde aquello. Y aunque apartemente tengas tus dos ojos, simplemente ocupas uno.
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