Elaina Sylveraen
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Elaina asintió con la cabeza ante las palabras de Prometeo. Efectivamente, eran un grupo de asesinos que no habían aportado particularmente mucho a parar el maldito tren del demonio. Y al parecer eran incapaces de comprender el honor y los juramentos de un médico. Solo tenían en la cabeza su puta agenda política, incluso perdiendo tiempo en atacar a un libro. Patético, si le preguntaban. Pensando que querían llevarse el mérito. También se les daba bastante bien proyectar. Estaba segura de que pasase lo que pasase con el tren, se atribuirían el mérito de todo lo bueno y culparían a otros de todo lo malo. Un poco cómo su padre, aunque al menos él lo disimulaba un poco mejor. Aunque eran la misma mierda. Gobiernos corruptos que se mantenían en el poder en base a engañar y manipular a su pueblo mientras abusan de ellos.
Las llamas de Prometeo le sorprendieron, pero no tenía tiempo para ponerse a pensar en ello, probablemente sería el poder de alguna fruta del diablo, un arma, o algo por el estilo. Ella simplemente cogió varios cuencos de estofado, y se puso a alimentar a los heridos. O a darles comida, más bien, no tenía tiempo para pararse a meterle la cuchara en la boca a los que no podían hacerlo por sí mismos, habían otras prioridades.
Iba a ponerse con la siguiente ronda de heridos, cuándo de repente se escuchó mucho ruido desde el vagón cinco. Joder, vaya mierda, ¿quién sería ahora, un grupo de renos neonazis de santa claus con una cruz celta y un mp3 con los mayores éxitos de Pablo Alborán? Porque estaba un poco hasta el coño de que no dejase de entrar gente a dar por culo. En cualquier caso, se puso alerta, y pudo ver cómo su compañero se ponía manos a la obra.
“Encargate Prometeo, siguen habiendo demasiados heridos y…” Su voz se volvió algo más apenada. “No creó ser particularmente útil en un combate, solo estorbaría. Cúbreme.” Sinceramente, le jodía bastante ser tan débil. Pero con todo lo que estaba pasando en su reino, su vida estaba llena de otras prioridades. Aunque si quería serle útil a la revolución, y a su gente, a su pueblo, tendría que ponerse las pilas tarde o temprano. No podía seguir siendo una debilucha toda su vida, o acabaría muerta en una de estas.
Las llamas de Prometeo le sorprendieron, pero no tenía tiempo para ponerse a pensar en ello, probablemente sería el poder de alguna fruta del diablo, un arma, o algo por el estilo. Ella simplemente cogió varios cuencos de estofado, y se puso a alimentar a los heridos. O a darles comida, más bien, no tenía tiempo para pararse a meterle la cuchara en la boca a los que no podían hacerlo por sí mismos, habían otras prioridades.
Iba a ponerse con la siguiente ronda de heridos, cuándo de repente se escuchó mucho ruido desde el vagón cinco. Joder, vaya mierda, ¿quién sería ahora, un grupo de renos neonazis de santa claus con una cruz celta y un mp3 con los mayores éxitos de Pablo Alborán? Porque estaba un poco hasta el coño de que no dejase de entrar gente a dar por culo. En cualquier caso, se puso alerta, y pudo ver cómo su compañero se ponía manos a la obra.
“Encargate Prometeo, siguen habiendo demasiados heridos y…” Su voz se volvió algo más apenada. “No creó ser particularmente útil en un combate, solo estorbaría. Cúbreme.” Sinceramente, le jodía bastante ser tan débil. Pero con todo lo que estaba pasando en su reino, su vida estaba llena de otras prioridades. Aunque si quería serle útil a la revolución, y a su gente, a su pueblo, tendría que ponerse las pilas tarde o temprano. No podía seguir siendo una debilucha toda su vida, o acabaría muerta en una de estas.
- resumen:
- Nada destacable, curar, alimentar y poco mas, que el puto rokuro estade cumpleaños en vez de cumplir con su mision.
Charlotte Prometio
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Aquel sujeto era un hueso duro de roer, mis ataque parecían apenas lastimarle. Entre la lluvia de fervientes ataques, mi enemigo me tomó por sorpresa y lanzó un tremendo puñetazo que alcanzó a impactar de lleno en mi cara, retrocedí unos pasos algo mareado y antes de que tuviese tiempo para sentirme mal, esquivé una de sus patadas. Escupí la mitad de una de mis muelas llena de sangre al piso, aquel maldito se enteraría de lo que pasa cuando le dañas su perfecta dentadura al espadachín prehistórico.
Estaba por atacar de lleno cuando algo se sintió distinto en el ambiente, la presión estaba bajando, aquel sujeto tomaba con más fuerza su caña de pescar, ¿qué estaba preparando? Mi haki de observación me advirtió del potente ataque que se dirigía hacia mí con el suficiente tiempo de antelación para evitar un golpe directo. Había alcanzado a dar una maroma en el aire desplazándome hacia un costado para esquivar, por los pelos, aquella onda cortante que dejó su rastro en el techo. He dicho que por los pelos. pero su ataque alcanzó a rozar mi brazo izquierdo y un corte apareció sobre este, dejando brotar un poco de sangre.
Retrocedí un poco para tomar mi distancia, no estaba seguro de poder ganarle a mi enemigo. Tenía mucho tiempo que no me enfrentaba a un enemigo tan fuerte, por un lado sentía emoción de medir qué tanto me había fortalecido, pero no podía evitar sentir un poco de nervios por el riesgo que corría mi vida; una décima de segundo más tarde que hubiese actuado mi Haki y quizás mi brazo no hubiera corrido con la misma suerte. ¿Qué haría Alice en esta situación, qué harían Berry o Alpha? Me di cuenta de que nunca me había enfrentado a una amenaza de tal calibre por mí mismo, siempre había volado bajo las alas de alguien más fuerte. Sonreí.
-Gracias -le dije a mi enemigo- enfrentarme a ti era justamente lo que necesitaba.
Él, visiblemente confundido, se lanzó en mi contra con su caña por enfrente balbuceando en algún idioma que no entendí y, como acto de cortesía, le respondí de la misma manera cargando hacia él con mis espadas. El baile de cortes y cañazos duró varios segundos, era un movimiento intenso, las flamas de mis llamas se hacían más fuertes y chirrido del acero se escuchaba cada vez más intenso. Aún así, mis cortes se hacían cada vez más certeros y fluidos, mi espada como una parte de mi brazo y mi brazo como una parte de mi espada. Las flamas de mis ataques hacían que la temperatura subiera, esperaba que mi a enemigo le resultara desesperante aquellas brasas que le alcanzaban con cada corte que bloqueaba. Di un salto hacia atrás, era momento de devolverle aquel saludo que me había dado unos instantes atrás.
-¡Hydrogen! -grité mientras una onda cortante imbuida en llamas se dirigía al sujeto de la caña.
Estaba por atacar de lleno cuando algo se sintió distinto en el ambiente, la presión estaba bajando, aquel sujeto tomaba con más fuerza su caña de pescar, ¿qué estaba preparando? Mi haki de observación me advirtió del potente ataque que se dirigía hacia mí con el suficiente tiempo de antelación para evitar un golpe directo. Había alcanzado a dar una maroma en el aire desplazándome hacia un costado para esquivar, por los pelos, aquella onda cortante que dejó su rastro en el techo. He dicho que por los pelos. pero su ataque alcanzó a rozar mi brazo izquierdo y un corte apareció sobre este, dejando brotar un poco de sangre.
Retrocedí un poco para tomar mi distancia, no estaba seguro de poder ganarle a mi enemigo. Tenía mucho tiempo que no me enfrentaba a un enemigo tan fuerte, por un lado sentía emoción de medir qué tanto me había fortalecido, pero no podía evitar sentir un poco de nervios por el riesgo que corría mi vida; una décima de segundo más tarde que hubiese actuado mi Haki y quizás mi brazo no hubiera corrido con la misma suerte. ¿Qué haría Alice en esta situación, qué harían Berry o Alpha? Me di cuenta de que nunca me había enfrentado a una amenaza de tal calibre por mí mismo, siempre había volado bajo las alas de alguien más fuerte. Sonreí.
-Gracias -le dije a mi enemigo- enfrentarme a ti era justamente lo que necesitaba.
Él, visiblemente confundido, se lanzó en mi contra con su caña por enfrente balbuceando en algún idioma que no entendí y, como acto de cortesía, le respondí de la misma manera cargando hacia él con mis espadas. El baile de cortes y cañazos duró varios segundos, era un movimiento intenso, las flamas de mis llamas se hacían más fuertes y chirrido del acero se escuchaba cada vez más intenso. Aún así, mis cortes se hacían cada vez más certeros y fluidos, mi espada como una parte de mi brazo y mi brazo como una parte de mi espada. Las flamas de mis ataques hacían que la temperatura subiera, esperaba que mi a enemigo le resultara desesperante aquellas brasas que le alcanzaban con cada corte que bloqueaba. Di un salto hacia atrás, era momento de devolverle aquel saludo que me había dado unos instantes atrás.
-¡Hydrogen! -grité mientras una onda cortante imbuida en llamas se dirigía al sujeto de la caña.
- Resumen:
Prometio sigue con su combate contra WabaWaba después de perder un diente y esquivar su primer ataque. El pelirrojo se emociona por su pelea y le lanza una onda cortante a su enemigo.
Técnica utilizada: Hydrogen, una onda cortante de categoría genuina (-20 energía)
Las flamas en las que está la onda cortante se deben a la técnica "flare" que dura hasta seis posts.
Uso de Haki de observación: (-5 energía)
Energía restante: 283/388
Mako
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Mis disparos parecieron funcionar, el animal de Christa se sobrepuso al otro tras herirlo y lo destrozó en una escena bastante cruda. No tardó la dueña de este en acabar con la vida del dueño, pude observar desde mi esquina privilegiada como se arrastraba intentando llegar a su mascota, tirada tras tirada pero este finalmente no consiguió tocarle la pata, creando así una escena bastante triste y deprimente, finalmente el dueño no pudo alcanzar la patita de su mascota, que trágico... Bagg, que le den por culo, no se hubiera metido en este berenjenal, además seguramente me caería una lágrima por la mejilla y estaría un par de meses soñando con que no se pudieron reencontrar, que debería haber cogido los cuerpos de los dos y haberlos enterrado juntos o incinerado y soltado por el monte para que corrieran dueño y perro, pero seamos sinceros, no me importan una mierda, que se pudran en las arenas de Arabasta mientras los insectos devoran su carne inmunda...
Pero, por ser tan cotilla y observar la escena, no me di cuenta que pequeños grandes explosivos se esparcieron por todo el vagón, el ruido era molesto, nunca te llegas a acostumbrar del todo, me moví hacia el lado derecho para evitar una de las explosiones pero casi caigo en otra que me hizo retroceder hacia atrás, desde donde pude ver que dos barriles venían directos hacia mi... Agarré un cuchillo y lo lancé con la fuerza de la fruta hacia el de la izquierda, el de la derecha me puse a "correr" o mejor dicho a moverme a paso rápido mientras le disparaba esperando que detonase en el aire para evitar así, ser un puré marrón muy sexy contra la pared. Si lo consigo, estaría más atento a las trayectorias que cojan a partir de ahora los demás barriles para evitar daños... La misión era prioritaria y no podía simplemente acabar muerto por una chorrada tan incoherente como "lluvia de explosivos". Ya había decidido cual sería mi muerte y era a los ciento tres años, en la cama mientras duermo y no pensaba cambiarlo...
Pero, por ser tan cotilla y observar la escena, no me di cuenta que pequeños grandes explosivos se esparcieron por todo el vagón, el ruido era molesto, nunca te llegas a acostumbrar del todo, me moví hacia el lado derecho para evitar una de las explosiones pero casi caigo en otra que me hizo retroceder hacia atrás, desde donde pude ver que dos barriles venían directos hacia mi... Agarré un cuchillo y lo lancé con la fuerza de la fruta hacia el de la izquierda, el de la derecha me puse a "correr" o mejor dicho a moverme a paso rápido mientras le disparaba esperando que detonase en el aire para evitar así, ser un puré marrón muy sexy contra la pared. Si lo consigo, estaría más atento a las trayectorias que cojan a partir de ahora los demás barriles para evitar daños... La misión era prioritaria y no podía simplemente acabar muerto por una chorrada tan incoherente como "lluvia de explosivos". Ya había decidido cual sería mi muerte y era a los ciento tres años, en la cama mientras duermo y no pensaba cambiarlo...
- Spoiler:
Resumen:
Lanzo una daga contra uno de los explosivos para lanzarlo hacia atrás y disparo al otro para que detone en el aire y no me de
Técnica:
Nombre: Aguijón
Tipo: Técnica
Categoría: Especial
Requisitos: ----
Naturaleza: Akuma no mi.
Descripción: (Usa la habilidad para repeler con fuerza un objeto hecho con materiales magnéticos)
Mako aprovechando su estilo de combate a distancia, lanza un objeto contra el rival a la vez que lo repele para aumentar drásticamente la velocidad de este
Energía: 300 - 10 técnica = 290
Traje:
Vanko
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Tras un arduo esfuerzo, por fin alcanzaba la locomotora. El chirrido metálico de los engranajes resonaba bajo mis pies mientras el vagón se acoplaba con la máquina de vapor. Bloqueé el volante y abandoné mi posición en el vagón número 12. Dirigí una mirada rápida a la sardinilla y le espeté: "¡Vamos a toda velocidad, esto va a ser explosivo!", lo sabes bien, has quitado tu ámbar de los engranajes, en este momento era lo único que evitaba el excesivo rozamiento y degradación del mecanismo que mantenía unido el eje delantero. En no muchos segundos el eje saltará por los aires y el vagón se perderá entre la arena.
"El capitán debe cargar con el costo de sus decisiones y de mis patos", reflexioné mientras observaba la batería de cañones apuntando hacia la locomotora. No sabía cuáles estaban cargados y cuáles no, pero no podía permitirme perder ni un instante. Corrí hacia la locomotora, intentando encender todos los cañones disponibles antes de saltar a bordo. Si una o dos salvas podían abrirme camino sin ser detectado, valía la pena arriesgarse.
"La vida pirata, la vida mejor", murmuré con un toque de ironía mientras un tercio de los cañones se encendían con un retumbar ominoso. Sin detenerme a pensar en las posibles consecuencias, continué mi carrera hacia la locomotora y me lancé a través de la ventana, rodando ágilmente hacia el interior de la carbonera.
La oscuridad de la carbonera me envolvió mientras me arrastraba entre las sombras del vagón número 1. No había tiempo que perder. Con cada paso, me acercaba más a mi objetivo: la cabina del maquinista, donde podría tomar el control de la locomotora y cobrar al fin. El calor del vapor y el olor a carbón quemado llenaban el aire, pero no me detuve. Mi mente estaba enfocada en una sola cosa: llegar al timón antes de que fuera demasiado tarde.
"El capitán debe cargar con el costo de sus decisiones y de mis patos", reflexioné mientras observaba la batería de cañones apuntando hacia la locomotora. No sabía cuáles estaban cargados y cuáles no, pero no podía permitirme perder ni un instante. Corrí hacia la locomotora, intentando encender todos los cañones disponibles antes de saltar a bordo. Si una o dos salvas podían abrirme camino sin ser detectado, valía la pena arriesgarse.
"La vida pirata, la vida mejor", murmuré con un toque de ironía mientras un tercio de los cañones se encendían con un retumbar ominoso. Sin detenerme a pensar en las posibles consecuencias, continué mi carrera hacia la locomotora y me lancé a través de la ventana, rodando ágilmente hacia el interior de la carbonera.
La oscuridad de la carbonera me envolvió mientras me arrastraba entre las sombras del vagón número 1. No había tiempo que perder. Con cada paso, me acercaba más a mi objetivo: la cabina del maquinista, donde podría tomar el control de la locomotora y cobrar al fin. El calor del vapor y el olor a carbón quemado llenaban el aire, pero no me detuve. Mi mente estaba enfocada en una sola cosa: llegar al timón antes de que fuera demasiado tarde.
- Resumen:
- Vanko deja atrás el Vagón 12 a punto de colapsar saltando directo a las carboneras, tras largar una andanada de cañonazos contra la locomotora.
RAL
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No terminaba de aprobar esto, comprendía que gran parte de la red de inteligencia del gobierno se basase en agentes infiltrados en otras facciones, o directamente reclutados de estas, pero verlo de forma directa hacía que se me revolviera el estómago. Consideraba la lealtad como la piedra angular de la integridad de una persona, cambiar de bando por conveniencia o simple miedo los hacía indignos de esa confianza. No les confiaría la espalda, pero por ahora me conformaba con que no estuvieran en mi camino. El oso parecía estar de nuestra parte, y su presencia estaba armando bastante más jaleo de lo que esperaba. Quedaban muchos enemigos todavía, habría que purgar a los que quedasen.
Entonces lo noté, uno de los cañones se daba la vuelta para apuntar al interior en nuestra dirección, eso era malo, Omega estaba ocupado, no confiaba que se pudiera apartar a tiempo. Tenía que actuar y, aunque no me hacía gracia usar uno de los dos en una situación evitable, lo prefería a tener que prescindir de su fuerza. Con un rápido impulso me coloqué entre el cañón y Omega, clavando los pilones en el suelo y poniendo uno de los escudos del blindaje de asalto de por medio. El estruendo fue ensordecedor, pero el que estuviéramos enteros significaba que la placa reactiva había funcionado. Los escudos estaban cubiertos de placas de blindaje reactivo, un explosivo que detonaba en una dirección para disipar la fuerza de un golpe o explosión. Era efectivo, lo malo era que tenías usos limitados, tras eso este escudo era poco más que una placa gruesa de acero. Pero todos los que estaban a mis espaldas estaban a salvo
Aproveché la cobertura del humo y la conmoción para plegar el cañón y engancharlo a la espalda, tomando la escopeta en una mano y el lanzagranadas en otra. Lancé un cable a una de las paredes a la vez que lanzaba una granada a la plataforma del cañón que nos había disparado. Tras eso recogí el cable para moverme a otro extremo del vagón flaqueando a los piratas y guardando el lanzagranadas durante el trayecto.
Tomé la escopeta con ambas manos, procurando que las miradas de los piratas se encontraran con el brillo verdoso de los ojos de la máscara. Muchos esperarían una advertencia, pero no tendrían ese lujo, ya tuvieron su oportunidad, una más de la que yo hubiera dado. Ahora se encontraban al lado equivocado del cañón y pronto se darían cuenta que sus números no los salvarían. Sin mediar palabra apreté el gatillo, con un fogonazo las bolas de plomo salieron disparadas contra los piratas. No esperé con un brazo hice que la corredera recargara una nueva ronda y apreté el gatillo. Así una y otra vez hasta gastar el contenido del arma, creando una tormenta de plomo y muerte, un juicio rápido y justo que se abalanzaba sobre los piratas.
Entonces lo noté, uno de los cañones se daba la vuelta para apuntar al interior en nuestra dirección, eso era malo, Omega estaba ocupado, no confiaba que se pudiera apartar a tiempo. Tenía que actuar y, aunque no me hacía gracia usar uno de los dos en una situación evitable, lo prefería a tener que prescindir de su fuerza. Con un rápido impulso me coloqué entre el cañón y Omega, clavando los pilones en el suelo y poniendo uno de los escudos del blindaje de asalto de por medio. El estruendo fue ensordecedor, pero el que estuviéramos enteros significaba que la placa reactiva había funcionado. Los escudos estaban cubiertos de placas de blindaje reactivo, un explosivo que detonaba en una dirección para disipar la fuerza de un golpe o explosión. Era efectivo, lo malo era que tenías usos limitados, tras eso este escudo era poco más que una placa gruesa de acero. Pero todos los que estaban a mis espaldas estaban a salvo
Aproveché la cobertura del humo y la conmoción para plegar el cañón y engancharlo a la espalda, tomando la escopeta en una mano y el lanzagranadas en otra. Lancé un cable a una de las paredes a la vez que lanzaba una granada a la plataforma del cañón que nos había disparado. Tras eso recogí el cable para moverme a otro extremo del vagón flaqueando a los piratas y guardando el lanzagranadas durante el trayecto.
Tomé la escopeta con ambas manos, procurando que las miradas de los piratas se encontraran con el brillo verdoso de los ojos de la máscara. Muchos esperarían una advertencia, pero no tendrían ese lujo, ya tuvieron su oportunidad, una más de la que yo hubiera dado. Ahora se encontraban al lado equivocado del cañón y pronto se darían cuenta que sus números no los salvarían. Sin mediar palabra apreté el gatillo, con un fogonazo las bolas de plomo salieron disparadas contra los piratas. No esperé con un brazo hice que la corredera recargara una nueva ronda y apreté el gatillo. Así una y otra vez hasta gastar el contenido del arma, creando una tormenta de plomo y muerte, un juicio rápido y justo que se abalanzaba sobre los piratas.
- Resumen:
- Defiendo a Omega del cañonazo, disparo una granada al cañón y vacío el cargador de la escopeta sobre los piratas.
Mikazuki Hayato
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Había noticias buenas y noticias malas. Las buenas, había logrado conectar los primeros golpes al loco de las explosiones, supongo que no se esperaba a alguien con menos sentido común que él. Otra era que, en cuestión de unos segundos ya no estaba solo, otras dos personas se habían unido a mi combate y no parecían enemigos, así que esto sería algo más fácil. Esto no era un duelo, él era un loco que intentaba matar indiscriminadamente. Las malas noticias... eran todos los cartuchos de dinamita que acababa de lanzar.
Ninguno estaba dirigido a mí, pero eso no era lo preocupante, no tenía que ser un experto para saber que esa cantidad nos afectaría a todos estuviéramos donde estuviéramos. El tiempo se ralentizó mientras miré alrededor, seguro que no dolía tanto como una explosión directa, pero no había defensa posible contra un ataque desde todas las direcciones. Barajaba mis opciones, ninguna técnica o movimiento que supiera me podía sacar de esta ileso. No, espera, había una cosa, no era algo seguro pero estaba ahí. Hacía no mucho había aprendido a usar esa cosa, no me acordaba cómo lo llamaba Sasaki pero parecía estar familiarizado con ello. Era como querer mucho mucho que algo no te hiciera daño y centrar tu voluntad en endurecerte o en golpear. Me había pasado con el pirata ese que se transformaba en barro. Todavía no tenía un dominio fijo sobre esa técnica, pero era mejor que nada.
Fue cosa de un instante, un deseo tan fugaz como el destello y el estruendo de las explosiones. Noté la fuerza de estas golpearme como cien martillos desde todas direcciones y un par de punzadas en el muslo y el hombro. Pero cuando abrí los ojos no pude ver que hubiera sobre mí un daño tan grande como el que cabría esperar de esas explosiones, aunque tenía un trozo de madera clavado en el muslo derecho y una esquirla metálica en el hombro izquierdo. Resoplé arrancándomelas, la herida era un poco profunda, pero nada que un par de puntos y un buen filete no pudieran arreglar. Sonreí pensando que esto sería un buen entrenamiento.
Me lancé a por el loco una vez los ataques de los otros hubieron terminado, allí donde estuviera seguiría avasallándolo con golpes de mi arma. Una y otra vez, tres golpes en amplios arcos y en sucesión con todas las fuerzas que podía usar. Procuraría acosarlo, no darle tiempo para que preparara otros explosivos y ser la primera persona de la que tendría que preocuparse. Mientras yo fuera el que se comía sus ataques los demás podrían atacar sin problemas, si era necesario ser un escudo, lo sería, y así aprovecharía para entrenar el endurecimiento ese.
Ninguno estaba dirigido a mí, pero eso no era lo preocupante, no tenía que ser un experto para saber que esa cantidad nos afectaría a todos estuviéramos donde estuviéramos. El tiempo se ralentizó mientras miré alrededor, seguro que no dolía tanto como una explosión directa, pero no había defensa posible contra un ataque desde todas las direcciones. Barajaba mis opciones, ninguna técnica o movimiento que supiera me podía sacar de esta ileso. No, espera, había una cosa, no era algo seguro pero estaba ahí. Hacía no mucho había aprendido a usar esa cosa, no me acordaba cómo lo llamaba Sasaki pero parecía estar familiarizado con ello. Era como querer mucho mucho que algo no te hiciera daño y centrar tu voluntad en endurecerte o en golpear. Me había pasado con el pirata ese que se transformaba en barro. Todavía no tenía un dominio fijo sobre esa técnica, pero era mejor que nada.
Fue cosa de un instante, un deseo tan fugaz como el destello y el estruendo de las explosiones. Noté la fuerza de estas golpearme como cien martillos desde todas direcciones y un par de punzadas en el muslo y el hombro. Pero cuando abrí los ojos no pude ver que hubiera sobre mí un daño tan grande como el que cabría esperar de esas explosiones, aunque tenía un trozo de madera clavado en el muslo derecho y una esquirla metálica en el hombro izquierdo. Resoplé arrancándomelas, la herida era un poco profunda, pero nada que un par de puntos y un buen filete no pudieran arreglar. Sonreí pensando que esto sería un buen entrenamiento.
Me lancé a por el loco una vez los ataques de los otros hubieron terminado, allí donde estuviera seguiría avasallándolo con golpes de mi arma. Una y otra vez, tres golpes en amplios arcos y en sucesión con todas las fuerzas que podía usar. Procuraría acosarlo, no darle tiempo para que preparara otros explosivos y ser la primera persona de la que tendría que preocuparse. Mientras yo fuera el que se comía sus ataques los demás podrían atacar sin problemas, si era necesario ser un escudo, lo sería, y así aprovecharía para entrenar el endurecimiento ese.
- Resumen:
- Hayato trata de usar haki despertado para defenderse, recibe daño aun así pero piensa que es un buen entrenamiento, tras eso da un poco de espacio para no meterse en los ataques de sus compañeros y pasa a atacarle.
Gobierno Mundial OPD
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Asalto al tren de Benny D. Souto
One Piece Definitive
Puntos de salud restantes: 14.308
Daño recibido: El tren de Benny D. Souto recibe daño de la siguiente manera: Atacar la estructura hace tanto daño como la destreza más su otro atributo de daño (fuerza, velocidad o precisión) menos 15. Cada técnica lanzada hace 20 puntos de daño por categoría (20 especiales, 100 definitivas). Los tripulantes ordinarios del tren pueden ser derrotados de un golpe o mediante técnicas como acción cerrada, perdiendo el encuentro 2 puntos de vida por cada uno de ellos. Destruir los 12 vagones quita 12.000 puntos de vida al encuentro.
Desanclar un vagón: Desanclar un vagón es una proeza de fuerza que requiere fuerza 10 más 1 rango por cada vagón amarrado. Desarmar el vagón 12 necesita fuerza 10 y el vagón 1 (mientras no se haya soltado lastre) fuerza 22. También puede ser roto atacándolo hasta hacerle 100 puntos de daño.
Calor: Cada tripulante derrotado incrementa el calor de un personaje en 5 puntos. Con 100 puntos de calor los oficiales se fijarán en él en lugar de en el personaje más cercano.
Situación general: Ahora que vais llegando a la locomotora, parece que todo se está volviendo loco por momentos. Más y más tripulantes suben desde las distintas bodegas alojadas a lo largo de la estructura, pero antes de nada… ¿Cómo es la locomotora del gran barco-tren? Los que ya han estado en cubierta probablemente se hayan percatado de que no posee una única chimenea, sino dos, de un tamaño gigantesco, así como dos altos mástiles delante y detrás de estas unidos por un cordal entre ellos y sujetos por densas flechaduras y cabos reforzados. El suelo es de madera, aunque el aspecto del castillo es diferente al que usualmente se puede llegar a ver, lleno de tuberías y distintos tipos de válvulas y chismes de diversa índole. También hay algún que otro cachivache cercano a las barandas y cañones de artillería moderna, aunque el grueso debe estar bajo cubierta. No hay velamen ni castillo de popa, si bien hay estructuras acastilladas alrededor de las chimeneas y una suerte de fortificación protegiendo hasta cierto punto el castillo de proa.
En la locomotora de pronto resuena un trompeteo violento. Quienes tengan el castillo de proa a la vista podrán ver a un gyojin bajito y semidesnudo con un garrote azul y cara de bastante enfado. También se escucha una respuesta en forma de acordeón; momentánea: Benny D. Souto podría llegar en cualquier momento.
- El corro de la Patata en la locomotora:
- Iulia, por un momento sientes que te vas a caer de la cofa cuando esta empieza a moverse de manera descontrolada. Por suerte antes de que el mástil sobre el que se ubica vibre demasiado escuchas un chasquido grave y una cuerda casi tan gruesa como tu pierna pasa milagrosamente cerca de tu cara –o milagrosamente lejos, teniendo en cuenta que no te ha dado– y, pese a que puedes ver la fea herida que ha dejado en el palo a un metro sobre ti, no parece que la estructura peligre.
Berry, apenas eres capaz de arrancar el mástil, ya no solo por las flechaduras y el peso de la madera sino por los refuerzos de metal que, aunque en volumen resultan una parte escasa del leño, incrementan enormemente su peso. De hecho, si bien consigues menearlo por un instante al ponerlo en horizontal no solo escuchas un potente chasquido y ves una gruesa cuerda amenazando momentáneamente a Iulia, sino que se te escurre de entre las manos cuando tratas de mover este escasamente ergonómico bate de casi quince toneladas y más de medio metro de grosor, causando una estúpida reacción en cadena que hace las flechaduras funcionar como un tirachinas estirándose y lanzando el mástil fuertemente hacia babor, impactando a Goldy por el camino y lanzándolo a volar fuera de la locomotora justo cuando le debería haber impactado el Roar Cannon de Alpha.
Sobre eso, Alpha… parece que el único rival digno que habías encontrado ha sido derrotado por un trágico accidente, pero… ¿Qué es eso? ¿Un búfalo gigante? Y azul, nada menos. Una mujer va montada en él y consiguen atrapar a Goldy en el aire, que agita la cabeza en la lejanía para dejar de sentirse atontado, y te observa. Alza su mano, transformándola en una suerte de cañón y te dispara cincuenta potentes balas explosivas mientras el búfalo acorta poco a poco la distancia sin abandonar una posición segura.
Por cierto chicos –Berry y Alpha, vaya– uno de los disparos a los que no habéis prestado atención ha conseguido penetrar vuestras defensas. No ha golpeado nada vital, y la de Berry es poco más que un moretón, pero duele.
Nota: Os han disparado con carabinas y tratando de mantener las distancias, un aleteo no es una defensa válida contra ello.
- El vagón Gruyere:
- Hayato, mientras tratas de golpear al artillero el agua te salpica. La chica del cabello púrpura vuela por encima de vuestras cabezas y descarga una caracola llena de agua sobre él, que se queda mirando hacia arriba por un instante y le coge desprevenido tu golpe, saliendo despedido un par de metros pero evitando las balas que han ido llegando a continuación. No así el cuchillo de Mako, que se le clava en la rodilla, aunque se lo saca. También mete las manos en sus bolsillos, preocupado.
– ¡Mis niñas! –grita, rebuscando entre su pólvora mientras lanza al suelo toda la que está mojada y, por tanto, inútil–. ¡Mis niñas! ¡Sois unos monstruos!
Sigue buscando y buscando hasta que encuentra lo que parece ser pólvora seca y se la mete en la boca, lanzándose a la carrera contra Christa con la intención de apresarla y lanzar un eructo explosivo sobre su cabeza.
- Alcohólicos Anónimos de la Marina:
- Ely, los dedos te arden por un momento, sintiendo que se te van a romper, pero aguantan bien; el pirata parece tener una gran fuerza para enarbolar el cuchillo. También parece que su desgracia termina de alguna forma. Aunque es capaz de evitar la primera patada con soltura el cansancio le pasa factura y un primer tajo consigue rozarle la barbilla, haciendo que emane una gran cantidad de sangre. Intenta frenar con su cuchillo una estocada, pero este sale despedido, y cuando cae al suelo –habiendo protegido sus zonas vitales, eso sí– la electricidad comienza a recorrerlo indefenso. Quizá no por la potencia, o sí, pero notáis su vida apagarse en una dolorosa agonía mientras trata de respirar y sus pulmones no responden.
- Morgoth:
- Evitas los ataques y estas seguro de que Fiub ha impactado al menos una vez contra el pecho de Doc, aunque no logras entender por qué se mantiene como si no hubiese pasado nada. Él sigue ahí con su serrucho mientras la arena no deja de entrar, haciendo algo más complicado respirar en el interior, y grita:
– ¡Matadlo!
Una salva de diez disparos cae sobre ti mientras saca dos martillitos de su gabardina y los lanza como si de bumeranes se tratara. Estos empiezan a rebotar caóticamente por el vagón, golpeando a algunos tripulantes pero acercándose cada vez más a tu posición.
- El vagón de la aracnofobia:
- Tras un momento de calma parece que, de golpe, la puerta cede cortada por una extraña hoja que atraviesa el vagón… O parecía una hoja, porque una vez el destello se desvanece veis clavada en el suelo una carta de tarot. Cuando el portón cae partido a la mitad una misteriosa mujer de largo vestido negro aparece serena atravesando el umbral, ordenando con una mano a los tripulantes que sigan hacia arriba.
– Si os adentráis en este vagón moriréis –les dice–. Atravesad hasta la locomotora por el techo, por favor.
Tras ello mira a Matt. Sus ojos se vuelven dorados por un instante y hace una mueca antes de lanzar cinco cartas hacia él con gran fuerza. La misma que pudo cortar la puerta de metal que ahora yace a su espalda.
- Sasaki:
- Tu ataque resulta eficaz. Espectacularmente eficaz. Ojeras te escucha llegar, pero en su movimiento trastabilla ligeramente y cuando trata de esquivarte acaba recibiendo un corte en la femoral. Cae al suelo con un aullido mientras la sangre chorrea a borbotones y se saca el chaleco mientras con la pierna sana trata de alejarse de ti. Parece que esta vez no va a contraatacar.
- Gareth:
- Curiosamente el castillo de proa es bastante fácil de abrir, aunque seguramente no esperabas encontrarte lo que ves nada más entrar: Es una gran estancia enlosada, con asientos de loza y carboneras. En medio de la estancia hay humectadores varios, barreños de agua y estufas. Además de todo esto hay un montón de vapor y en el centro un gyojin bajito que se está fumando lo que parece la madre de todos los porros.
– ¡Hola! –saluda–. Yo soy Gas –dice–. ¿Quieres un…? ¡¿Qué cojones está pasando ahí fuera?!
Parece que se le pasa el pedo de inmediato y se pone en pie de golpe, avanzando hacia delante y empujándote de golpe. Con una inspiración profunda se prepara y un trompeteo resuena en todo el barco. Nolo D. Gas está preparado para unirse a la batalla.
- Los dulces agentes del Cipher Pol:
- Mientras esperáis que los poderes notariales de Omega surtan efecto Ral sigue a lo suyo, masacrando piratas como si de una poderosa máquina de masacrar se tratase y, la verdad, poco a poco apenas quedan tripulantes hostiles: Muchos de estos, de hecho, huyen hacia el techo sin atacaros.
- Prometio:
- Wabawaba recibe la onda cortante, que lo hace sangrar profusamente, pero no se detiene. De hecho, saca de debajo de su taparrabos un pequeño salmón y le arranca la cabeza. Tras ello te lo lanza y, al tocar algo, explota. Seguramente deje un boquete en el techo si cae sobre él.
- La tripulación del ex vagón 12:
- Vanko, no sabes si los daños de los cañones han sido significativos para una locomotora tan grande, lo que sí que sabes es que los patos se han puesto a huir tirando de lo que queda de vuestro anterior transporte. Podéis ver el interior de la locomotora, un largo pasillo con paredes metálicas puertas que dan a almacenes de provisiones, comida, bebida, algunas están cerradas a cal y canto. Al final del pasillo, cerca de unas escaleras que dan a la cubierta, hay una sala con 10 personas que se afanan en alimentar carbón a una caldera. De momento no parece haber nadie, lo normal sería que vuestra entrada hubiera llamado la atención, pero parece que hay bastante jaleo en cubierta.
Berry
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De un momento a otro el pedazo de palo se le resbaló de las manos causando un efecto en cadena que culminó en una gran masacre de piratas, el pesado bate arrastró a la mayoría de piratas destrozando a cada uno como si fueran pedazos de carne un una trituradora. La mink observó como el ataque de Alpha fallaba por escasos segundos, dado a que el pesado objeto fuera de control terminó por llevarse al indio extraño de lleno pero a diferencia del resto no lo trituró solo lo lanzó lejos. ¿De que estaba hecho ese tipo?
—Maldición, creo que has fallado cariño, pero no importa tenemos un plan B.—
Observó el moretón y se sacudió mientras se concentraba en la batalla para ignorar la pequeña molestia, una mujer salió con una especie de cerdo asfixiado mientras atrapaba al indio y le despertaba. La mink comenzó a babear no por la mujer, si no por semejante trozo de jamón con patas mostrando sus filosos dientes al animal. Pensaba comerlo y de ser necesario tenía las calderas a mano para meterlo al fuego, era lo suficientemente grande para compartirlo.
—¡Vamos a comernos ese jamón con patas chicos! ¡Alpha prepara el te caíste hora del super movimiento del día!—
La mink endureció su cuerpo para resistir el balacero con el Tekkai, al emerger de las nubes se puso en posición mientras tomaba a Alpha entre ambas garras. Se sentía más pequeño de lo que recordaba, pero la esfinge estaba lista mirando al indio y la mujer del jamón andante.
—¡Aquí voy si quieren lanzar cosas yo también puedo! Les mostraré como defiendo al barco de los bicharracos como ustedes.—
La esfinge se paró sobre sus dos patas traseras mientras preparaba su brazo bueno, el cual no tenía el moretón para finalmente abrirlo y mostrar a Alpha. ¿Se atrevería a lanzarlo? ¿No estaban tan locos o...? Sin dar mucho tiempo a preparar una defensa Berry lanzó al pirata con todas sus fuerzas contra el duo mientras preparaba su electro para una maniobra. Al caer fuertemente sobre la cubierta extendió el electro en busca de crear una especie de red que se extendiera desde sus dedos haciacdelante, era una ayuda para que la pareja no pudiese maniobrar libremente y correrse del camino. Alpha impactaría contra esos dos, la esfinge se encargaría de asegurarse lo mejor posible y su puntería no era tan mala como la del pequeño pirata o debería decirse, la bala de cañón viviente que se dirigía volando contra ellos.
—Maldición, creo que has fallado cariño, pero no importa tenemos un plan B.—
Observó el moretón y se sacudió mientras se concentraba en la batalla para ignorar la pequeña molestia, una mujer salió con una especie de cerdo asfixiado mientras atrapaba al indio y le despertaba. La mink comenzó a babear no por la mujer, si no por semejante trozo de jamón con patas mostrando sus filosos dientes al animal. Pensaba comerlo y de ser necesario tenía las calderas a mano para meterlo al fuego, era lo suficientemente grande para compartirlo.
—¡Vamos a comernos ese jamón con patas chicos! ¡Alpha prepara el te caíste hora del super movimiento del día!—
La mink endureció su cuerpo para resistir el balacero con el Tekkai, al emerger de las nubes se puso en posición mientras tomaba a Alpha entre ambas garras. Se sentía más pequeño de lo que recordaba, pero la esfinge estaba lista mirando al indio y la mujer del jamón andante.
—¡Aquí voy si quieren lanzar cosas yo también puedo! Les mostraré como defiendo al barco de los bicharracos como ustedes.—
La esfinge se paró sobre sus dos patas traseras mientras preparaba su brazo bueno, el cual no tenía el moretón para finalmente abrirlo y mostrar a Alpha. ¿Se atrevería a lanzarlo? ¿No estaban tan locos o...? Sin dar mucho tiempo a preparar una defensa Berry lanzó al pirata con todas sus fuerzas contra el duo mientras preparaba su electro para una maniobra. Al caer fuertemente sobre la cubierta extendió el electro en busca de crear una especie de red que se extendiera desde sus dedos haciacdelante, era una ayuda para que la pareja no pudiese maniobrar libremente y correrse del camino. Alpha impactaría contra esos dos, la esfinge se encargaría de asegurarse lo mejor posible y su puntería no era tan mala como la del pequeño pirata o debería decirse, la bala de cañón viviente que se dirigía volando contra ellos.
- Resumen:
- Berry decide que quiere comerse al búfalo azul al confundirlo con un jamón con patas, utiliza Tekkai para cubrirse del ataque y lanza a Alpha cual bala de cañón contra el Goldy y la mujer. Además al caer utiliza su electro para electrificar la cubierta.
Carga de guantes por uso de electro 2/2
Tekkai 10 de energía.
Energía: 489/544
Freites D. Alpha
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Curioso, has fallado. Sin duda alguna no habías coordinado tu ataque con el ataque de Berry, y resulto ser todo un desastre. Aunque me gustaría decir, que fue un buen intento pequeño pirata. Aunque… no sabrías decir si ese Roar canon llegaría a impactar en alguien o algo. Bueno eso ya no sería problema tuyo, ya que tu único trabajo se encuentra ante ti. Por cierto, sientes dolor. Te recomiendo tener más cuidado la siguiente vez. Bueno, el cuidado no va del todo contigo. Te estas exigiendo mucho más para resistir la batalla. Y no es que aun estés cansado. Pero tenía que hacer lo que tenías que hacer para acabar el combate rápido.
¿Por qué? Apenas la diversión estaba comenzando. Sí, sí que lo estaba, pero poco a poco sabias que seguirán acumulándose los enemigos más y más. No era de inteligentes querer pelear con más oponentes de los que puedes imaginar, pero si eran de idiotas que disfrutaban luchar como hobie. Tú eres un poco de ambos, alguien bastante inteligente que disfruta hacer el idiota y vivir luchando hasta encontrar tu igual. Que por cierto, puede que sientas que has encontrado algo muy cercano.
Pero aun en sí, es muy pronto para decidirlo.
- Muy bien… - Dijiste con una sonrisa. Te preparaste y optaste una posición cómoda entre sus manos. Luego ella se preparaba para lanzarte, recibiendo primero la andanada de plomo por ti. Por muy loca que sonara la estratagema, no querías quitarle lo divertido de intentarlo. Y ella se preparó, midiendo con cuidado y apuntando al lugar indicado. Sin duda, sería un dolor grande de no ser porque usarías tu haki de armadura para potenciar aún más esto y resistir. Ella te lanza, tu endureces tu cuerpo con Tekai. Tenías ambos brazos abiertos y el cuerpo totalmente estirado y firme. Definitivamente, si lograbas darle, harías mucho daño.
Eso, y te asegurarías de causar luego mucho más.
¿Por qué? Apenas la diversión estaba comenzando. Sí, sí que lo estaba, pero poco a poco sabias que seguirán acumulándose los enemigos más y más. No era de inteligentes querer pelear con más oponentes de los que puedes imaginar, pero si eran de idiotas que disfrutaban luchar como hobie. Tú eres un poco de ambos, alguien bastante inteligente que disfruta hacer el idiota y vivir luchando hasta encontrar tu igual. Que por cierto, puede que sientas que has encontrado algo muy cercano.
Pero aun en sí, es muy pronto para decidirlo.
- Muy bien… - Dijiste con una sonrisa. Te preparaste y optaste una posición cómoda entre sus manos. Luego ella se preparaba para lanzarte, recibiendo primero la andanada de plomo por ti. Por muy loca que sonara la estratagema, no querías quitarle lo divertido de intentarlo. Y ella se preparó, midiendo con cuidado y apuntando al lugar indicado. Sin duda, sería un dolor grande de no ser porque usarías tu haki de armadura para potenciar aún más esto y resistir. Ella te lanza, tu endureces tu cuerpo con Tekai. Tenías ambos brazos abiertos y el cuerpo totalmente estirado y firme. Definitivamente, si lograbas darle, harías mucho daño.
Eso, y te asegurarías de causar luego mucho más.
- Resumen:
- Alpha se prapara para ser lanzado por berry. Al hacerlo, endurece su cuerpo con tekai mas haki para poder ser utilizado como bala de cañon y causar grandes daños.
Tekai: 10 energia
Haki de armadura: 5 Energia
Total energia: 502
Christa
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El agua funcionó, aunque los disparos fallaron.
El pirómano se mostró furioso y ofendido y, después de buscar exhaustivamente en su ropa, encontró un poco de pólvora seca y se la metió a la boca. En ese momento, Christa supo que el pirata iba a intentar algo en contra de alguno de los combatientes. La cazadora se concentró en su enemigo y escuchó la Voz que provenía desde el interior de este, dándole tiempo para preparar una defensa apropiada.
Christa ya se encontraba a más de tres metros del suelo, y entonces empujó del metal del piso y se impulsó hacia atrás, alejándose aún más del pirómano. A menos que saltara muy alto, le sería imposible apresarla y lanzarle el eructo explosivo. Así, solo fue necesario volar un poco más arriba para esquivar sin ninguna complicación el ataque simplón del pirata. Cualquiera que luchara cuerpo a cuerpo y no tuviera una manera efectiva de reducir distancias lo tendría difícil contra Christa, quien cuidaba la ventaja que le daban las armas de fuego.
La música del vagón continuaba entorpeciendo sus movimientos, aunque de cierta manera la disfrutaba. Era estridente y la melodía no era del todo de su estilo, pero era mejor que el silencio. Con las notas musicales propagándose por el interior del maltrecho tren, Christa volvió a recargar el arma y luego chifló con la intención de llamar a Isara.
El grifo bajó del techo, colándose por uno de los tantos espacios que hizo el pirómano, y sobrevoló con cuidado por el interior del vagón.
-¡Carga, Isara! ¡Carga contra él! -le ordenó a su mascota, y la bestia alada así lo hizo.
Isara descendió como un misil sobre su presa y, en caso de conseguir acercarse al pirómano, lo apresaría con sus poderosas zarpas y luego lo picotearía con todas sus fuerzas. Al mismo tiempo, mientras el grifo ejecutaba la estampida, Christa se concentraba en su objetivo y se tomaba unos cuantos segundos para disparar.
Jaló del gatillo hasta 8 veces para realizar disparos precisos al pecho, en la ventana de tiempo en que Isara descendía de lo alto del vagón y llegaba hasta el pirómano. Así, las balas llegarían antes que la carga del grifo. Si la estrategia simple pero efectiva tenía efecto, bastaría con que su “compañero” acabase con el pirata.
El pirómano se mostró furioso y ofendido y, después de buscar exhaustivamente en su ropa, encontró un poco de pólvora seca y se la metió a la boca. En ese momento, Christa supo que el pirata iba a intentar algo en contra de alguno de los combatientes. La cazadora se concentró en su enemigo y escuchó la Voz que provenía desde el interior de este, dándole tiempo para preparar una defensa apropiada.
Christa ya se encontraba a más de tres metros del suelo, y entonces empujó del metal del piso y se impulsó hacia atrás, alejándose aún más del pirómano. A menos que saltara muy alto, le sería imposible apresarla y lanzarle el eructo explosivo. Así, solo fue necesario volar un poco más arriba para esquivar sin ninguna complicación el ataque simplón del pirata. Cualquiera que luchara cuerpo a cuerpo y no tuviera una manera efectiva de reducir distancias lo tendría difícil contra Christa, quien cuidaba la ventaja que le daban las armas de fuego.
La música del vagón continuaba entorpeciendo sus movimientos, aunque de cierta manera la disfrutaba. Era estridente y la melodía no era del todo de su estilo, pero era mejor que el silencio. Con las notas musicales propagándose por el interior del maltrecho tren, Christa volvió a recargar el arma y luego chifló con la intención de llamar a Isara.
El grifo bajó del techo, colándose por uno de los tantos espacios que hizo el pirómano, y sobrevoló con cuidado por el interior del vagón.
-¡Carga, Isara! ¡Carga contra él! -le ordenó a su mascota, y la bestia alada así lo hizo.
Isara descendió como un misil sobre su presa y, en caso de conseguir acercarse al pirómano, lo apresaría con sus poderosas zarpas y luego lo picotearía con todas sus fuerzas. Al mismo tiempo, mientras el grifo ejecutaba la estampida, Christa se concentraba en su objetivo y se tomaba unos cuantos segundos para disparar.
Jaló del gatillo hasta 8 veces para realizar disparos precisos al pecho, en la ventana de tiempo en que Isara descendía de lo alto del vagón y llegaba hasta el pirómano. Así, las balas llegarían antes que la carga del grifo. Si la estrategia simple pero efectiva tenía efecto, bastaría con que su “compañero” acabase con el pirata.
- Resumen:
- Christa vuela para esquivar al pirómano, le dispara 8 balazos e Isara carga contra él para atacarle con todas sus fuerzas.
Energía consumida: 30 (Sumo 20 puntos por esquivar sin daños)
Charlotte Prometio
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Mi ataque avanzó directamente hacia el pecho de mi enemigo y le impactó de lleno. Una mueca de dolor apareció en su cara y la sangre salpicó en el suelo tras conectar el tajo. Más de ese líquido rojo comenzó a gotear poco a poco. Por un momento estuve seguro de mi victoria, pensaba que un corte de esa magnitud bastaba para dejar fuera de combate a cualquiera, pero no fue así. Aquel hombre con pinta de cavernícola se mantenía en pie como si no le hubiese pasado nada.
Eres un tipo duro -sonreí.
Me emocionaba mucho pelear con aquel sujeto, parecía ser que poco a poco aquel espíritu digno de un guerrero de primera clase despertaba en mí. Me disponía a arremeter en contra suya cuando súbitamente lanzó un pescado descabezado. Su ataque me tomó por sorpresa cuando chocó con el suelo del vagón y una fuerte explosión se desató. Mis oídos comenzaron a zumbar, una enorme nube de polvo se levantó alrededor mío, mi cabeza daba vueltas nuevamente. Me ardía la pierna, algunos trozos de madera habían salido despedidos y lograron hacer varios cortes superficiales en mi pierna.
Escuché los gritos de guerra de mi enemigo, se dirigía hacia mí. Su voz llena de ira me hizo recobrar mis cinco sentidos, ese maldito cavernícola no daba un sólo paso hacia atrás aunque estuviese desangrándose. Yo tampoco podía quedarme atrás. Aproveché la cortina de humo que aún cubría el techo del vagón y puse un empeño especial en mi Haki de observación, la visibilidad era poca y tenía que aprovechar eso.
-¡Ahí te va!
SImulé que cargaba en contra suya, pero únicamente lancé mi espada tras una cortina de humo para distraer su atención. Con mi Haki de observación activo pude seguir los movimientos de mi enemigo claramente y, entonces, cuando realizó el movimiento para esquivar mi primer ataque, apreté los dedos de los pies. El cavernícola se movió hacia la derecha, para ponerse en línea recta con la trayectoria de mi ataque. Jamás había probado utilizar esa técnica al son del Haki de observación, pero a parecer resultaba muy útil.
-Candy Cane -susurré después de enfundar mi espada tras el iai.
Sonreí, luego solteun gran suspiro. Aquel hombre era un hueso muy duro de roer, pero incluso él debería tener us límites, o al menos eso esperaba. En cuanto chocó la guarda de mi espada con la funda giré mi cabeza para observar qué había pasado, ¿lo habría conseguido?
Eres un tipo duro -sonreí.
Me emocionaba mucho pelear con aquel sujeto, parecía ser que poco a poco aquel espíritu digno de un guerrero de primera clase despertaba en mí. Me disponía a arremeter en contra suya cuando súbitamente lanzó un pescado descabezado. Su ataque me tomó por sorpresa cuando chocó con el suelo del vagón y una fuerte explosión se desató. Mis oídos comenzaron a zumbar, una enorme nube de polvo se levantó alrededor mío, mi cabeza daba vueltas nuevamente. Me ardía la pierna, algunos trozos de madera habían salido despedidos y lograron hacer varios cortes superficiales en mi pierna.
Escuché los gritos de guerra de mi enemigo, se dirigía hacia mí. Su voz llena de ira me hizo recobrar mis cinco sentidos, ese maldito cavernícola no daba un sólo paso hacia atrás aunque estuviese desangrándose. Yo tampoco podía quedarme atrás. Aproveché la cortina de humo que aún cubría el techo del vagón y puse un empeño especial en mi Haki de observación, la visibilidad era poca y tenía que aprovechar eso.
-¡Ahí te va!
SImulé que cargaba en contra suya, pero únicamente lancé mi espada tras una cortina de humo para distraer su atención. Con mi Haki de observación activo pude seguir los movimientos de mi enemigo claramente y, entonces, cuando realizó el movimiento para esquivar mi primer ataque, apreté los dedos de los pies. El cavernícola se movió hacia la derecha, para ponerse en línea recta con la trayectoria de mi ataque. Jamás había probado utilizar esa técnica al son del Haki de observación, pero a parecer resultaba muy útil.
-Candy Cane -susurré después de enfundar mi espada tras el iai.
Sonreí, luego solteun gran suspiro. Aquel hombre era un hueso muy duro de roer, pero incluso él debería tener us límites, o al menos eso esperaba. En cuanto chocó la guarda de mi espada con la funda giré mi cabeza para observar qué había pasado, ¿lo habría conseguido?
- resumen:
¡Zas, pum, pas! La batalla entre el pelirrojo y el cavernícola sigue. Lanzó un iai esperando acabar con él, pero nunca se sabe.
Técnica usada: Candy Cane "en resumen, un iai retardado con daño de fuego" -20 energía
Haki observación: -5 energía
Energía restante: 258
Gareth Silverwing
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"¿Pero qué demonios...?" Fue lo que pensé al ver lo que había tras la puerta. Quizás era lo último que me esperaba, no tenía tanto el aspecto industrial que pensaba, ni siquiera funcional o de mando. No, losas en el suelo y asientos de loza, DE LOZA, en un tren ¿Cómo estaban intactos? era algo que me resultaba un misterio, pero no uno que quisiera resolver pronto. La humedad me golpeó como un puñetazo en la cara, podía esperarme eso si hubiera dado con una de las calderas... pero la cantidad de humefactores que había ahí eran demasiados, incluso había uno con forma de tren pequeñito, esto casi era burlarse de mis expectativas.
El corazón me dio un brinco al ver a otro de los tres monstruosos dentro, ahora que recordaba su naturaleza, todo este despliegue tenía sentido como sus estancias personales. De todas formas me calmé al instante al recordar que la puerta estaba desbloqueada y que no parecía muy sorprendido al verme. Bueno, no al verme a mí, sino al ver lo que había a mis espaldas. En mi mente empecé a formular un millón de excusas, esto era una situación inesperada. Palabras, tonos de voz, posibles frases y entonaciones desfilaban por mi cabeza en a penas unos instantes mientras el oficial se acercaba. Para mi suerte y la desgracia de otros no parecía interesarle lo que estaba por decir. Tenía un dedo levantado y estaba a punto de decir algo, pero al ver que me apartaba y salía decidí que "si no está roto, no lo toques", dejando que saliera y escabulléndome dentro.
Esto empezaba a cabrearme hasta tal punto de ignorar el empujón y el trompeteo que resonaba en mis tímpanos ¿Es que acaso todos los miembros de esta tripulación eran unos yonkis? ¿Tan poco tiempo había pasado entre ellos que no me había dado cuenta o sólo lo hacían de forma tan natural que lo había normalizado de forma inconsciente? De Goldy me lo esperaba, pero ver a tantos piratas lanzarse a la muerte por sus mezclas especiales o a Nolo fumando un porro del tamaño de mi antebrazo como si fuera un martes cualquiera, me hacía replantearme muchas cosas. No me extrañaría que todo este asalto hubiera sido planeado en una noche de fumada masiva entre Goldy, Nolo y Benny, que hubiera empezado con un "No hay huevos a asaltar la capital de Arabasta, llegar al palacio real, desde el palco dirigirnos al pueblo y decir [Gente de Arabasta, desde ahora esta isla se llamará Bananarama y su himno nacional será Venus], sería la leche". Me podía imaginar a los otros dos diciendo que era una idea cojonuda y comenzando con los preparativos. No me extrañaría nada, al fin y al cabo los que estábamos en los escalones más bajos de la banda no teníamos ni idea de cual era el plan de nuestros superiores.
Suspiré resignándome a la realidad y comencé a moverme por la estancia. Ahora tenía que apartarme el flequillo, de no hacerlo el pelo me cubriría los ojos por culpa de la humedad, y juntado con este calor era algo insoportable. Estaba empapado en cuestión de segundos, y no sabía si era por la humedad o por el sudor. Sea como fuere investigaría un poco la estancia, si encontraba algo de valor se "extraviaría inexplicablemente" y si no intentaría encontrar una salida, quería quedarme el tiempo justo en un sitio como este, más teniendo en cuenta lo que había estado fumando, así que para buena medida aguantaría la respiración mientras estuviera en esta estancia.
El corazón me dio un brinco al ver a otro de los tres monstruosos dentro, ahora que recordaba su naturaleza, todo este despliegue tenía sentido como sus estancias personales. De todas formas me calmé al instante al recordar que la puerta estaba desbloqueada y que no parecía muy sorprendido al verme. Bueno, no al verme a mí, sino al ver lo que había a mis espaldas. En mi mente empecé a formular un millón de excusas, esto era una situación inesperada. Palabras, tonos de voz, posibles frases y entonaciones desfilaban por mi cabeza en a penas unos instantes mientras el oficial se acercaba. Para mi suerte y la desgracia de otros no parecía interesarle lo que estaba por decir. Tenía un dedo levantado y estaba a punto de decir algo, pero al ver que me apartaba y salía decidí que "si no está roto, no lo toques", dejando que saliera y escabulléndome dentro.
Esto empezaba a cabrearme hasta tal punto de ignorar el empujón y el trompeteo que resonaba en mis tímpanos ¿Es que acaso todos los miembros de esta tripulación eran unos yonkis? ¿Tan poco tiempo había pasado entre ellos que no me había dado cuenta o sólo lo hacían de forma tan natural que lo había normalizado de forma inconsciente? De Goldy me lo esperaba, pero ver a tantos piratas lanzarse a la muerte por sus mezclas especiales o a Nolo fumando un porro del tamaño de mi antebrazo como si fuera un martes cualquiera, me hacía replantearme muchas cosas. No me extrañaría que todo este asalto hubiera sido planeado en una noche de fumada masiva entre Goldy, Nolo y Benny, que hubiera empezado con un "No hay huevos a asaltar la capital de Arabasta, llegar al palacio real, desde el palco dirigirnos al pueblo y decir [Gente de Arabasta, desde ahora esta isla se llamará Bananarama y su himno nacional será Venus], sería la leche". Me podía imaginar a los otros dos diciendo que era una idea cojonuda y comenzando con los preparativos. No me extrañaría nada, al fin y al cabo los que estábamos en los escalones más bajos de la banda no teníamos ni idea de cual era el plan de nuestros superiores.
Suspiré resignándome a la realidad y comencé a moverme por la estancia. Ahora tenía que apartarme el flequillo, de no hacerlo el pelo me cubriría los ojos por culpa de la humedad, y juntado con este calor era algo insoportable. Estaba empapado en cuestión de segundos, y no sabía si era por la humedad o por el sudor. Sea como fuere investigaría un poco la estancia, si encontraba algo de valor se "extraviaría inexplicablemente" y si no intentaría encontrar una salida, quería quedarme el tiempo justo en un sitio como este, más teniendo en cuenta lo que había estado fumando, así que para buena medida aguantaría la respiración mientras estuviera en esta estancia.
- Resumen:
- Despotricar mentalmente sobre el problema de drogas de los oficiales, sudar la gota gorda y explorar la estancia en busca de algo de valor, de no haberlo buscaría una salida a otra estancia de la locomotora, todo esto mientras aguanto la respiración.
RAL
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El trabajo en este vagón estaba acabando, los piratas ya no contraatacaban, en lugar de eso se retiraba en intentaban subir al techo, teniendo las salidas a otros vagones bloqueadas. Un pequeño respiro, pero no una excusa para perder el tiempo, aproveché el hecho de que no tenía que defenderme para sacar cartuchos de las cartucheras y recargar mi escopeta, todo esto sin perder de vista a ninguno de los piratas por si acaso se les ocurría hacer un ataque sorpresa. Aproveché también para cargar una granada en el lanzagranadas.
Si tenían que subir al techo entonces era que estaban desesperados, la arena y el viento producto del movimiento del tren podían tirarlos, y la altura del vehículo aseguraba que cualquiera que cayera sobre la arena acabase muerto o herido. La situación aquí estaba controlada, y con los agentes que quedaban dudaba que esto se saliera de control. Les hice un gesto para comunicarles que subía arriba, moviéndome por el vagón hasta un punto adecuado, ellos podían usar las escalas a los lados o cualquier otro método. Si me movía por ahí con este equipo me podrían ralentizar fácilmente teniendo la ventaja del terreno elevado. De todas formas había una parte por la que podía salir, solo que ellos seguramente no lo supieran.
Justo por encima del aguajero que había hecho estaba el punto en el techo desde el que había disparado, abultado por la fuerza del retroceso. Si sólo eso había bastado para abombarlo significaba que no era muy resistente, seguramente no se esperasen ataques desde arriba. Lancé los dos cables y estos se clavaron a ambos lados del lugar abollado. Disparé la granada recién cargada al punto debilitado del techo al mismo tiempo que recogía los cables a gran velocidad y me cubría con el escudo sin explosivos.
Como si una bala de cañón viniera desde dentro el techo estalló de dentro afuera, solté los cables una vez pasé por el umbral del agujero que había hecho. Ignoraba si había alguien ahí en ese momento, pero tras elevarme unos metros sobre el techo del vagón aterricé entre la sorprendida multitud de piratas escopeta en mano.
- ¿Pensabais que sería tan fácil huir de vuestros pecados? - Pregunté con voz mecánica y el viento a mis espaldas. En momentos como estos agradecía tener una máscara que por lo menos impidiera que la arena me entrase en los ojos y el polvo en la nariz. - Abajo podríais haberos salvado, aquí encontraréis una muerte segura.
Sin más palabras descargué todo el contenido de mi escopeta sobre los piratas, tratando de priorizar aquellos que tratasen de atacarme, bien fuera de frente, bien por la espalda.
Si tenían que subir al techo entonces era que estaban desesperados, la arena y el viento producto del movimiento del tren podían tirarlos, y la altura del vehículo aseguraba que cualquiera que cayera sobre la arena acabase muerto o herido. La situación aquí estaba controlada, y con los agentes que quedaban dudaba que esto se saliera de control. Les hice un gesto para comunicarles que subía arriba, moviéndome por el vagón hasta un punto adecuado, ellos podían usar las escalas a los lados o cualquier otro método. Si me movía por ahí con este equipo me podrían ralentizar fácilmente teniendo la ventaja del terreno elevado. De todas formas había una parte por la que podía salir, solo que ellos seguramente no lo supieran.
Justo por encima del aguajero que había hecho estaba el punto en el techo desde el que había disparado, abultado por la fuerza del retroceso. Si sólo eso había bastado para abombarlo significaba que no era muy resistente, seguramente no se esperasen ataques desde arriba. Lancé los dos cables y estos se clavaron a ambos lados del lugar abollado. Disparé la granada recién cargada al punto debilitado del techo al mismo tiempo que recogía los cables a gran velocidad y me cubría con el escudo sin explosivos.
Como si una bala de cañón viniera desde dentro el techo estalló de dentro afuera, solté los cables una vez pasé por el umbral del agujero que había hecho. Ignoraba si había alguien ahí en ese momento, pero tras elevarme unos metros sobre el techo del vagón aterricé entre la sorprendida multitud de piratas escopeta en mano.
- ¿Pensabais que sería tan fácil huir de vuestros pecados? - Pregunté con voz mecánica y el viento a mis espaldas. En momentos como estos agradecía tener una máscara que por lo menos impidiera que la arena me entrase en los ojos y el polvo en la nariz. - Abajo podríais haberos salvado, aquí encontraréis una muerte segura.
Sin más palabras descargué todo el contenido de mi escopeta sobre los piratas, tratando de priorizar aquellos que tratasen de atacarme, bien fuera de frente, bien por la espalda.
- Resumen:
- Recargo las armas aprovechando que no me atacan y subo al techo haciendo un agujero por un punto debilitado.
Consumo de haki de observación: 5 de energía
Consumo de energía por estar en el techo: 10 de energía
Mikazuki Hayato
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Empezaba a verlo, sus patrones eran simples, a pesar de ser alguien altamente inestable y claramente fuera de sus cabales, había un método en su locura. El agua era una forma bastante eficaz de neutralizarlo, lástima que en el desierto eso fuera un bien escaso, en alta mar sería más sencillo. Intentaba hacer otra vez lo de antes, una carga casi suicida para abrasar a su oponente, exhalando fuego de la boca como un dragón con los explosivos que se comía. Por suerte o por desgracia yo no era su objetivo, sino la persona que más le había ofendido, a juzgar por sus palabras.
Aquella chica, la que controlaba a aquellas extrañas bestias era su principal objetivo, aquella sobre la que descargaría su ira, aunque parecía que lo tendría difícil una vez en el aire. Y hablando de cosas que vuelan, una criatura voladora había aparecido a su llamada para intentar apresar al loco, algo arriesgado, podía resultar herida si se llevaba la peor parte de la explosión, pero si lo mantenía quieto sería vulnerable, como la vez que ella lo mojó con agua.
De pronto una idea pasó por mi cabeza, un pequeño momento de brillantez de esos que se dan una vez cada luna, y en los que Alice me dijo y me repitió que no confiara. Casi siempre solía hacerle caso, excepto contadas ocasiones en las que no, así que de vez en cuando no le hacía caso. Pero tenía sus consejos en mente, eso contaba, además esta idea parecía demasiado buena como para ignorarla.
En este barco había cientos de personas, en una travesía por mar y desierto durante semanas o meses. Tenía que haber una forma de mantenerlos hidratados, era cocinero, sabía la importancia de una buena alimentación e hidratación regular. Comencé a buscar, por muy maltrecho que estuviera el vagón debería haber algo, que mucha gente se moviera de un lado a otro sólo por agua parecía demasiado engorroso, seguro que cada vagón tenía alguna reserva.
- Entretenlo un poco más, se me ha ocurrido algo... seguramente. - Le dije a mi compañera de armas mientras me ponía a rebuscar.
Cualquier cosa bastaría, un barril, un barreño, una tubería, un cántaro, demonios incluso una taza de váter. Tenía que haber algo en todo este condenado vagón, y con lo despejado que lo había dejado todo seguro que a plena vista algo encontraba, si no bastaba apartaría tablones y chapa hasta encontrarlo. Si el agua era su debilidad estaba seguro que en este sitio debía haber la suficiente como para sofocar sus llamas. Bueno, por lo menos en eso confiaba.
Aquella chica, la que controlaba a aquellas extrañas bestias era su principal objetivo, aquella sobre la que descargaría su ira, aunque parecía que lo tendría difícil una vez en el aire. Y hablando de cosas que vuelan, una criatura voladora había aparecido a su llamada para intentar apresar al loco, algo arriesgado, podía resultar herida si se llevaba la peor parte de la explosión, pero si lo mantenía quieto sería vulnerable, como la vez que ella lo mojó con agua.
De pronto una idea pasó por mi cabeza, un pequeño momento de brillantez de esos que se dan una vez cada luna, y en los que Alice me dijo y me repitió que no confiara. Casi siempre solía hacerle caso, excepto contadas ocasiones en las que no, así que de vez en cuando no le hacía caso. Pero tenía sus consejos en mente, eso contaba, además esta idea parecía demasiado buena como para ignorarla.
En este barco había cientos de personas, en una travesía por mar y desierto durante semanas o meses. Tenía que haber una forma de mantenerlos hidratados, era cocinero, sabía la importancia de una buena alimentación e hidratación regular. Comencé a buscar, por muy maltrecho que estuviera el vagón debería haber algo, que mucha gente se moviera de un lado a otro sólo por agua parecía demasiado engorroso, seguro que cada vagón tenía alguna reserva.
- Entretenlo un poco más, se me ha ocurrido algo... seguramente. - Le dije a mi compañera de armas mientras me ponía a rebuscar.
Cualquier cosa bastaría, un barril, un barreño, una tubería, un cántaro, demonios incluso una taza de váter. Tenía que haber algo en todo este condenado vagón, y con lo despejado que lo había dejado todo seguro que a plena vista algo encontraba, si no bastaba apartaría tablones y chapa hasta encontrarlo. Si el agua era su debilidad estaba seguro que en este sitio debía haber la suficiente como para sofocar sus llamas. Bueno, por lo menos en eso confiaba.
- Resumen:
- Se enciende una bombilla en la cabeza de Hayato por primera vez desde el último eclipse de luna y se pone a buscar algo que contenga agua por el vagón.
Elyria Priscraft
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Elyria apretó el puño con rabia al ver la muerte de Pistolo. Al parecer, el dios macabro que supervisaba este mundo no había querido que se fuese en paz. Tampoco quiso culpar a su compañera, no todo el mundo veía el mundo cómo lo hacía ella, pero eso no quitaba el dolor que sentía su corazón en estos momentos. Si tan solo hubiese sido un poco más fuerte. Si hubiese podido darle la muerte rápida que merecía, no tendría que haber pasado por esto.
“Lo siento,” susurro agachando la cabeza levemente en dirección al cadáver, aún sabiendo que no serviría para absolutamente nada.
Ahora que tenía unos segundos para pararse, notó cómo le ardían los dedos. Probablemente por atrapar ese estúpido cuchillo. Aunque bueno, había merecido la pena por lo guay que le había quedado. Y bueno, porque había evitado ser apuñalada, claro, pero eso era secundario.
Las cosas no tardaron en salirse de control, y muy pronto el caos reinó en la locomotora. Estaban las burradas descerebradas y sin ningún tipo de percepción del entorno de Berry y sus nuevos amiguitos tras su traición. Estaba el caos de más y más secuaces de Benny llegando en olas a la locomotora, sin parar. Y estaba su compañero gyojin, borracho cómo una cuba. Y Yor, que no era precisamente un estratega meticuloso y calculador.
Y para colmo, se comenzaron a escuchar ruidos extraños y violentos. Y otro puto gyojin, que por las pintas parecía ir igual de borracho que Seth. Pero claramente inferior, ya que ni era rosa, ni tenía una conveniente coleta con linterna. En fin, nadie es perfecto. Aunque ciertamente, le preocupaba. Si su información no era incorrecta, se trataba de uno de los oficiales más cercanos al capitán. Y más poderosos, claro.
“Cuidado chicos. Tenemos que estar preparados y alerta, necesitamos canalizar toda nuestra fuerza. Empiezan a llegar los verdaderos jefes…” Le dijo a sus compañeros y a Yor. Necesitaban un plan, pero antes tenían que estar todos juntos y organizarse un poco, si no esto iba a ser un caos curioso. Por ahora observaría atentamente los movimientos del enemigo, esperando a cualquier oportunidad para atacar sin que todo se fuera al garete.
“Lo siento,” susurro agachando la cabeza levemente en dirección al cadáver, aún sabiendo que no serviría para absolutamente nada.
Ahora que tenía unos segundos para pararse, notó cómo le ardían los dedos. Probablemente por atrapar ese estúpido cuchillo. Aunque bueno, había merecido la pena por lo guay que le había quedado. Y bueno, porque había evitado ser apuñalada, claro, pero eso era secundario.
Las cosas no tardaron en salirse de control, y muy pronto el caos reinó en la locomotora. Estaban las burradas descerebradas y sin ningún tipo de percepción del entorno de Berry y sus nuevos amiguitos tras su traición. Estaba el caos de más y más secuaces de Benny llegando en olas a la locomotora, sin parar. Y estaba su compañero gyojin, borracho cómo una cuba. Y Yor, que no era precisamente un estratega meticuloso y calculador.
Y para colmo, se comenzaron a escuchar ruidos extraños y violentos. Y otro puto gyojin, que por las pintas parecía ir igual de borracho que Seth. Pero claramente inferior, ya que ni era rosa, ni tenía una conveniente coleta con linterna. En fin, nadie es perfecto. Aunque ciertamente, le preocupaba. Si su información no era incorrecta, se trataba de uno de los oficiales más cercanos al capitán. Y más poderosos, claro.
“Cuidado chicos. Tenemos que estar preparados y alerta, necesitamos canalizar toda nuestra fuerza. Empiezan a llegar los verdaderos jefes…” Le dijo a sus compañeros y a Yor. Necesitaban un plan, pero antes tenían que estar todos juntos y organizarse un poco, si no esto iba a ser un caos curioso. Por ahora observaría atentamente los movimientos del enemigo, esperando a cualquier oportunidad para atacar sin que todo se fuera al garete.
- resumen:
- Mirar al puto gyoin enano y esperar a que lleguen los compis
Morgoth
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Algo no iba bien. El impacto del la pistola debería haberle echo algo, por lo menos haber notado dolor o algo más fuerte, sin embargo, el tipo aquel seguía en pie como si no hubiese pasado absolutamente nada. Me parecía extraño, pero cabía la posibilidad de que hubiese fallado el tiro.
El tipo seguía con el serrucho que usaba de arma, note como el aire se notaba más pesado, debía de terminar con eso rápido o sino salir de allí. De pronto el tipo aquel dio la orden de que me matasen. A lo mejor el tiro no había sido limpio, quizás le había rozado. No esperé a que los subordinados comenzasen con sus ataques y activando mi haki de observación. Al detectar quienes me dispararían usé diez disparos del cubo para acabar con los que me iban a atacar. Sin embargo, fue un ataque simultaneo, y aunque me moví un poco para evitar daños graves varios de los disparos me dieron de forma superficial en piernas y brazos.
De pronto me di cuenta de que dos objetos extraños volaban de forma extraña por el vagón golpeando todo lo que se les ponía en medio. Algunos hombres cayeron al suelo al ser golpeados, pero el objeto siguió en movimiento. Centré el haki en el tipo aquel, mientras no quitaba la vista de aquellos objetos. Y justo cuando se acercaban a mí, generé dos escudos de trion donde se suponía que golpearían. Ahora que los veía parecían martillos.
-Tienes juguetes extraños. La verdad quisiera divertirme un poco más pero preferiría continuar en otro sitio, se me está llenando todo de arena por tu estúpida decisión. Etzena nos vamos, sube arriba por alguna de las puertas, si no te dejan embiste todo lo que se te ponga delante.
Dicho aquello corrí hacia un lado del vagón y salté atravesando la ventana. Al hacerlo lancé un hilo de sombra que se pegó a la pared del vagón. Luego me moví hacia la parte superior de esta donde había sombra, apoyé los pies y me incorporé. Comencé a caminar, con algo de dificultad por el viento, hacia el siguiente vagón hacia la locomotora.
Por otra parte pude escuchar bastantes gritos en el interior del vagón a la par que una gran cantidad de ruido y destrozo. Sin duda lo de arroyar cosas al “pequeño” amigo le encantaba. Todo eso fue seguido por un ruido mucho más fuerte por delante de mi posición, saliendo madera volando por los aires, al igual que alguna persona. Unas pinzas se asomaron por el techo y luego el enorme animal.
El tipo seguía con el serrucho que usaba de arma, note como el aire se notaba más pesado, debía de terminar con eso rápido o sino salir de allí. De pronto el tipo aquel dio la orden de que me matasen. A lo mejor el tiro no había sido limpio, quizás le había rozado. No esperé a que los subordinados comenzasen con sus ataques y activando mi haki de observación. Al detectar quienes me dispararían usé diez disparos del cubo para acabar con los que me iban a atacar. Sin embargo, fue un ataque simultaneo, y aunque me moví un poco para evitar daños graves varios de los disparos me dieron de forma superficial en piernas y brazos.
De pronto me di cuenta de que dos objetos extraños volaban de forma extraña por el vagón golpeando todo lo que se les ponía en medio. Algunos hombres cayeron al suelo al ser golpeados, pero el objeto siguió en movimiento. Centré el haki en el tipo aquel, mientras no quitaba la vista de aquellos objetos. Y justo cuando se acercaban a mí, generé dos escudos de trion donde se suponía que golpearían. Ahora que los veía parecían martillos.
-Tienes juguetes extraños. La verdad quisiera divertirme un poco más pero preferiría continuar en otro sitio, se me está llenando todo de arena por tu estúpida decisión. Etzena nos vamos, sube arriba por alguna de las puertas, si no te dejan embiste todo lo que se te ponga delante.
Dicho aquello corrí hacia un lado del vagón y salté atravesando la ventana. Al hacerlo lancé un hilo de sombra que se pegó a la pared del vagón. Luego me moví hacia la parte superior de esta donde había sombra, apoyé los pies y me incorporé. Comencé a caminar, con algo de dificultad por el viento, hacia el siguiente vagón hacia la locomotora.
Por otra parte pude escuchar bastantes gritos en el interior del vagón a la par que una gran cantidad de ruido y destrozo. Sin duda lo de arroyar cosas al “pequeño” amigo le encantaba. Todo eso fue seguido por un ruido mucho más fuerte por delante de mi posición, saliendo madera volando por los aires, al igual que alguna persona. Unas pinzas se asomaron por el techo y luego el enorme animal.
- resumen:
- Evitar los ataques, con el haki, devolver los disparos con el cubo, hablar un momento y darle una orden al escorpión y saltar por una ventana uso un hilo de sombra para no caer al desierto y mantenerme en la pared del vagón, subir por la pared para colocarme en un sitio con sombra y caminar por esta hacia la locomotora. escichar como el escorpión sigue mi orden para subir al techo.
Sasaki
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¿Un golpe de suerte? El ciego pareció tropezarse cuando realicé mi ataque y le provoqué un profundo corte. Tomé algo de espacio en lo que el caía al suelo. En ese momento vi que la sangre brotaba de la herida de forma muy abundante y rápida. Aquello era un golpe fatal y no tardaría en morir desangrado.
Intentó ponerse el chaleco en la herida para reducir el sangrado, pero no creí que fuese a ser suficiente como para evitar morir desangrado. Como pudo se incorporó nuevamente y se alejó de mí. No tenía caso, el hombre aquel era un gran espadachín, posiblemente el mejor al que me hubiese enfrentado. Por suerte para mí estaba cansado del combate contra Alice, sino no le habría podido ganar, o eso era lo más seguro.
-¿Quieres continuar combatiendo o prefieres que termine con esto de forma rápida antes de que te desangres? - no se lo preguntaba de forma despectiva o burlona, le respetaba como oponente – Y antes de que respondas, he de decir que eres la persona más fuerte a la que me he enfrentado antes, siento haberte enfrentado en desigualdad, pero como sabes la vida no es justa para nadie, llegará el día que me pase algo similar, sino peor.
Esperé a que el ciego respondiese a mi pregunta, o por lo menos me diese a entender lo que quería hacer, si seguir con el enfrentamiento o dejar que acabase con él sin dolor. Aunque estaba seguro de lo que respondería, el era un luchador, no acabaría su vida sin pelear por ella. Para cuando él iba a responder, me preparé colocándome en posición de ataque.
Activé el haki de observación e intuí que era lo que sucedía en el vagón en el que estaban Alice y Hayato. Les notaba, parecía que estaban vivos, pero notaba más presencias en aquel vagón, quizás el momento en el que se estremeció el vagón fue por algún problema en los vagones de la cola y la gente avanzaba hacia la cabina por se más seguro. Debía de acabar rápido con aquel hombre para ir a ayudarles.
Intentó ponerse el chaleco en la herida para reducir el sangrado, pero no creí que fuese a ser suficiente como para evitar morir desangrado. Como pudo se incorporó nuevamente y se alejó de mí. No tenía caso, el hombre aquel era un gran espadachín, posiblemente el mejor al que me hubiese enfrentado. Por suerte para mí estaba cansado del combate contra Alice, sino no le habría podido ganar, o eso era lo más seguro.
-¿Quieres continuar combatiendo o prefieres que termine con esto de forma rápida antes de que te desangres? - no se lo preguntaba de forma despectiva o burlona, le respetaba como oponente – Y antes de que respondas, he de decir que eres la persona más fuerte a la que me he enfrentado antes, siento haberte enfrentado en desigualdad, pero como sabes la vida no es justa para nadie, llegará el día que me pase algo similar, sino peor.
Esperé a que el ciego respondiese a mi pregunta, o por lo menos me diese a entender lo que quería hacer, si seguir con el enfrentamiento o dejar que acabase con él sin dolor. Aunque estaba seguro de lo que respondería, el era un luchador, no acabaría su vida sin pelear por ella. Para cuando él iba a responder, me preparé colocándome en posición de ataque.
Activé el haki de observación e intuí que era lo que sucedía en el vagón en el que estaban Alice y Hayato. Les notaba, parecía que estaban vivos, pero notaba más presencias en aquel vagón, quizás el momento en el que se estremeció el vagón fue por algún problema en los vagones de la cola y la gente avanzaba hacia la cabina por se más seguro. Debía de acabar rápido con aquel hombre para ir a ayudarles.
- resumen:
- Tan solo preguntale si prefiere seguir luchando o prefiere que acabe con él rápido y sin dolor. Como luchador intuyo que seguirá combatiendo por lo que me coloco en posición de combate.
Vanko
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Aprovechando la confusión reinante me mantuve oculto transformado en Ambar, fluyendo de un lugar a otro, fundiéndome con las sombras y el ambiente circundante. Mi atención se centró en el sistema de alimentación de la locomotora, en particular en el sistema de calderas, un componente crucial para el funcionamiento de la máquina. Si era capaz de sabotearlo de la forma adecuada, pararía el tren de una vez por todas.
Mientras avanzaba, observaba detenidamente las puertas cerradas que daban acceso a los almacenes de provisiones. ¿Qué secretos podrían ocultar esas habitaciones cerradas con tanto recelo?, trate de observar a través de la cerradura o cualquier ranura posible en busca de algo con lo que satisfacer el coste del viaje. No tenía tiempo para investigar demasiado en ese momento, pero archivé mentalmente todo lo que descubrí para saber donde buscar si el momento se volvía el adecuado.
Finalmente llegué al final del pasillo, donde se encontraba la sala de las calderas. A través de una rendija entre las puertas, pude divisar a un grupo de diez personas ocupadas alimentando con paladas de carbón la caldera. Sus movimientos eran frenéticos, indicando que estaban bajo presión para mantener la locomotora en funcionamiento, al parecer todo el revuelo y ataque de cubierta había permitido que no reparasen en mi.
Tras posicionarme de forma adecuada, comencé a analizar el estado de las calderas, tuberías de presión y demas tubos y cables con la máxima atención posible, tratando de no ser descubierto durante mis pesquisas. El hecho de ser alguien versado en ingeniería me permitió discernir cosas que otros ni imaginarían, podía percibir indicios de posibles fallas: la temperatura irregular, el sonido sordo de los engranajes y el vapor escapando por algunas juntas corroídas. Estaba claro que la locomotora había sufrido daños, al menos por el paso del tiempo. Debía idear rápidamente un plan para gripar aquel sistema y hacerlo inarrancable.
Mientras continuaba mi evaluación, me mantuve alerta ante cualquier señal de peligro inminente escondiéndome todo lo posible para evitar ser descubierto en la medida de lo posible. La situación podría cambiar en cualquier momento, y debía estar preparado para actuar en consecuencia.
Mientras avanzaba, observaba detenidamente las puertas cerradas que daban acceso a los almacenes de provisiones. ¿Qué secretos podrían ocultar esas habitaciones cerradas con tanto recelo?, trate de observar a través de la cerradura o cualquier ranura posible en busca de algo con lo que satisfacer el coste del viaje. No tenía tiempo para investigar demasiado en ese momento, pero archivé mentalmente todo lo que descubrí para saber donde buscar si el momento se volvía el adecuado.
Finalmente llegué al final del pasillo, donde se encontraba la sala de las calderas. A través de una rendija entre las puertas, pude divisar a un grupo de diez personas ocupadas alimentando con paladas de carbón la caldera. Sus movimientos eran frenéticos, indicando que estaban bajo presión para mantener la locomotora en funcionamiento, al parecer todo el revuelo y ataque de cubierta había permitido que no reparasen en mi.
Tras posicionarme de forma adecuada, comencé a analizar el estado de las calderas, tuberías de presión y demas tubos y cables con la máxima atención posible, tratando de no ser descubierto durante mis pesquisas. El hecho de ser alguien versado en ingeniería me permitió discernir cosas que otros ni imaginarían, podía percibir indicios de posibles fallas: la temperatura irregular, el sonido sordo de los engranajes y el vapor escapando por algunas juntas corroídas. Estaba claro que la locomotora había sufrido daños, al menos por el paso del tiempo. Debía idear rápidamente un plan para gripar aquel sistema y hacerlo inarrancable.
Mientras continuaba mi evaluación, me mantuve alerta ante cualquier señal de peligro inminente escondiéndome todo lo posible para evitar ser descubierto en la medida de lo posible. La situación podría cambiar en cualquier momento, y debía estar preparado para actuar en consecuencia.
- Resumen:
- Vanko aprovecha el revuelo para comenzar, transformado en Ámbar, una inspección de la bodega y sus cuartos y de los sistemas de caldera en busca de oportunidades de sabotaje.
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