[Privado] Un encuentro inesperado

OFF ROL: La acción transcurre en una taberna de Rainbase, en Arabasta.

Estaba sentado en un taburete de madera con acolchado en el asiento de un metro aproximadamente y con los brazos apoyados en la barra de la taberna. La taberna tenía un aspecto rústico que daba una ligera sensación de tranquilidad. La decoración era seria y poco abundante sin sobrecargar mucho el estilo y el mobiliario del local. En la barra de madera de roble, estaban reposando mis codos sosteniendo un periódico semanal en el cual me encontraba leyendo las últimas noticias acontecidas por aquel territorio, y, justo delante, una jarra de cerveza, la cual tomaba relajadamente disfrutando de la lectura y de aquella paz. A pesar de haber bastante gente en aquella taberna, no había un excesivo jaleo que obligara a levantar la voz para poder comunicarse con otros, se estaba muy bien en aquel sitio.

Mientras leía, el camarero se acercó a mí y desde el otro lado de la barra comenzó conmigo una amena y confiada conversación.

- No me suena mucho tu cara chico, ¿De dónde eres?

- Soy de todos y cada uno de los lugares donde he estado. En los últimos años no he parado de viajar sin echar raíces en ninguno de ellos, pero antes de comenzar mi camino, provenía de una ciudad del East Blue, donde me crié y donde nací, Loguetown.

- Ya decía yo que tenías cara de extranjero, ¿Y qué haces por aquí si se puede saber?

- Estoy de pasada, y ya que tenía algo de tiempo, hice una parada por aquí, oí que esta ciudad era muy luminosa y muy alegre y decidí comprobarlo con mis propios ojos. Y la verdad, es que no se equivocaban en aquello que decían. Pero en realidad no era mi intención venir aquí. Mi cometido es buscar a varias personas que son importantes para mí, y que tengo ganas de ver.

- Pues espero que encuentres a esas personas y que disfrutes de tu instancia en esta ciudad. Si necesitas algo, ya sabes donde puedes encontrarme, muchacho.

- Muchas gracias jefe. Contaré con ello en todo momento.

Tras aquello, el camarero se retiró a seguir ejerciendo su oficio, mientras yo volvía a coger la jarra y a levantarla con mi brazo derecho hasta llevarla a mi boca para beber de ella. La volví a dejar en la barra pudiendo observar como sudaba el cristal de la jarra debido a su frío continente. Volví a agarrar con las dos manos el periódico y continué leyendo tranquilamente.