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~En Grand Line, no, en todos los mares e hablaba sobre una nueva fuerza que se había unido al Gobierno por parte de aquellos que no estaban afiliados de manera oficial a el. Desde siempre, han existido los corsarios, criminales cuyas recompensas les han sido removidas, otorgandoles un perdón, a cambio de luchar a favor de la "Justicia" capturando a otros criminales sin importar que método utilizaran, ya fuera por la fuerza bruta o con el simple poder de su reputación. Aquellos corsarios sin embargo, podían tener negocios ilicitos desde la sombra, y el Gobierno, siempre y cuando no le afectara en gran medida, permitía que estas acciones fueran perpetradas aun cuando se tomaran vidas inocentes, pues "para la Justicia hay que hacer sacrificios", dicen.
Hasta la actualidad, esos poderosos criminales, con una reputación invicta estaban reunidos bajo un grupo exclusivo de siete miembros, llamado Ouka Shichibukai. Los Shichibukai son temidos y odiados tanto por piratas como marines, los primeros los consideran "traidores al mar" y "perros del Gobierno", mientras los segundos les miran en la mayoría de los casos como un criminal más que deberían ejecutar. Lo cierto es que, no importa cual fuera su motivo para unirse al grupo, cualquiera de estos siete poseía un poder tan abismal y sobresaliente que nadie o pocos realmente se atrevían a encararles. Esa es la reputación de los Shichibukai.
También, debajo de este ellos existía un grupo menos famoso, las lenguas no mencionaban con tanta importancia a estos sujetos, pero ellos podrían ser tan fuertes y crueles como los Shichibukai mismos, dicha comparación no se conocía con exactitud. Este grupo es conocido como "Saigo Yonkaikyo", criminales a los cuales el Gobierno también ha entregado un perdón y montones de privilegios por demostrar que pueden ser de gran ayuda para el mismo. El grupo esta conformado por cuatro personas, de las cuales yo solamente conocía de puro nombre a uno: Takeshi Yamamoto, y según los rumores se decía que el iba a estar en el East Blue, más específicamente en la Isla Shimotsuki, un lugar donde surgían grandes espadachines, lo que me hacía sospechar que el era uno.
Emocionada por conocer a un Yonkaikyo de frente, uno de esos seres que capturaban piratas con recompensas elevadas y poderes que yo ni me imaginaba que existían, me aventuré al mar para llegar a dicha isla y aunque sea verlo de lejos, con eso me daba por bien servida. Así, abandoné mi casa y mi tiendita, dejándolas cerradas por "vacaciones" y con un bote de papel resistente me fui a la búsqueda del famoso Takeshi. Mi viaje en el mar no demoró mucho, pues de las islas del East Blue, esta era una de las que me quedaba más cerca.
Llegué al pueblo y como loca pregunté a los habitantes sobre la llegada del Yonkaikyo, pero todos se mostraban sorprendidos cuando les hacía esa pregunta, diciendome que era imposible que ese hombre se encontrará en una isla como esta, otros tantos me llamaron loca, y unos ultimos pasaron de mí sin siquiera mirarme. Creyendo firmemente en los rumores, supuse que el aun no había llegado, así que me dirigí a la costa a esperarlo. Me senté bajo la sombra de una palmera a esperar ver algo aproximarse a lo lejos, pero las horas pasaron y nisiquiera un barco mercante pasó por el lugar, tal vez hoy no iba a llegar, así que sin perder la emoción alquilé una habitación en una posada para pasar la noche. Segundo día y la historia se repite, mis ánimos bajan un poco. Tercer día, todo el día en la playa, un barco pequeño se acercó al pueblo y me emocioné, pero solo era un pescador perdido de otra isla, aparte de eso, nada más paso y mis ánimos bajaron. Cuarto día, desanimada y con la fé por los suelos, pero paciente le espero y el no aparece, la gente del pueblo al ver mi costumbre por cuatro días seguidos comienza a llamarme loca y a crear rumores, chismes y demás cosas sin fundamento solo por esperar con tanta insistencia, pero a pesar de aguantar eso, nadie llegó.
El quinto día había llegado ya, tuve que dejar la posada, pues ya no tenía más dinero para seguir pagandola, eso ni la comida, me había gastado el poco dinero extra que tenía y al parecer había sido en vano. Desilusionada, y con mi mochila al hombro me dirigí de nuevo a la playa. Vestida con una blusa de tirantes blanca, un short muy corto azul y sandalias negras, me senté bajo la sombra de la palmera a la cual estuve haciendo compañía todos estos días. Frustrada, y pensando lo tonta que había sido por creer en simples rumores, abracé mis piernas dobladas y escondí el rostro en ellas, ya no creía que el fuera a llegar a este lugar...
Hasta la actualidad, esos poderosos criminales, con una reputación invicta estaban reunidos bajo un grupo exclusivo de siete miembros, llamado Ouka Shichibukai. Los Shichibukai son temidos y odiados tanto por piratas como marines, los primeros los consideran "traidores al mar" y "perros del Gobierno", mientras los segundos les miran en la mayoría de los casos como un criminal más que deberían ejecutar. Lo cierto es que, no importa cual fuera su motivo para unirse al grupo, cualquiera de estos siete poseía un poder tan abismal y sobresaliente que nadie o pocos realmente se atrevían a encararles. Esa es la reputación de los Shichibukai.
También, debajo de este ellos existía un grupo menos famoso, las lenguas no mencionaban con tanta importancia a estos sujetos, pero ellos podrían ser tan fuertes y crueles como los Shichibukai mismos, dicha comparación no se conocía con exactitud. Este grupo es conocido como "Saigo Yonkaikyo", criminales a los cuales el Gobierno también ha entregado un perdón y montones de privilegios por demostrar que pueden ser de gran ayuda para el mismo. El grupo esta conformado por cuatro personas, de las cuales yo solamente conocía de puro nombre a uno: Takeshi Yamamoto, y según los rumores se decía que el iba a estar en el East Blue, más específicamente en la Isla Shimotsuki, un lugar donde surgían grandes espadachines, lo que me hacía sospechar que el era uno.
Emocionada por conocer a un Yonkaikyo de frente, uno de esos seres que capturaban piratas con recompensas elevadas y poderes que yo ni me imaginaba que existían, me aventuré al mar para llegar a dicha isla y aunque sea verlo de lejos, con eso me daba por bien servida. Así, abandoné mi casa y mi tiendita, dejándolas cerradas por "vacaciones" y con un bote de papel resistente me fui a la búsqueda del famoso Takeshi. Mi viaje en el mar no demoró mucho, pues de las islas del East Blue, esta era una de las que me quedaba más cerca.
Llegué al pueblo y como loca pregunté a los habitantes sobre la llegada del Yonkaikyo, pero todos se mostraban sorprendidos cuando les hacía esa pregunta, diciendome que era imposible que ese hombre se encontrará en una isla como esta, otros tantos me llamaron loca, y unos ultimos pasaron de mí sin siquiera mirarme. Creyendo firmemente en los rumores, supuse que el aun no había llegado, así que me dirigí a la costa a esperarlo. Me senté bajo la sombra de una palmera a esperar ver algo aproximarse a lo lejos, pero las horas pasaron y nisiquiera un barco mercante pasó por el lugar, tal vez hoy no iba a llegar, así que sin perder la emoción alquilé una habitación en una posada para pasar la noche. Segundo día y la historia se repite, mis ánimos bajan un poco. Tercer día, todo el día en la playa, un barco pequeño se acercó al pueblo y me emocioné, pero solo era un pescador perdido de otra isla, aparte de eso, nada más paso y mis ánimos bajaron. Cuarto día, desanimada y con la fé por los suelos, pero paciente le espero y el no aparece, la gente del pueblo al ver mi costumbre por cuatro días seguidos comienza a llamarme loca y a crear rumores, chismes y demás cosas sin fundamento solo por esperar con tanta insistencia, pero a pesar de aguantar eso, nadie llegó.
El quinto día había llegado ya, tuve que dejar la posada, pues ya no tenía más dinero para seguir pagandola, eso ni la comida, me había gastado el poco dinero extra que tenía y al parecer había sido en vano. Desilusionada, y con mi mochila al hombro me dirigí de nuevo a la playa. Vestida con una blusa de tirantes blanca, un short muy corto azul y sandalias negras, me senté bajo la sombra de la palmera a la cual estuve haciendo compañía todos estos días. Frustrada, y pensando lo tonta que había sido por creer en simples rumores, abracé mis piernas dobladas y escondí el rostro en ellas, ya no creía que el fuera a llegar a este lugar...
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Me encuentro sentado en mi escritorio, una mesa de madera de un tamaño considerable rodeado por librerías, mi ubicación dentro del gremio es en mi despacho, el cual se encuentra en una habitación alejada de todas las demás, todos conocen su ubicación y saben el motivo de la lejanía, en ese lugar es en el cual yo estudiaba las estrategias de combate, las misiones que podríamos realizar y centenares de variables para entrenamientos en grupo para mejorar la compenetración del gremio en las misiones y en combate. Nuestros entrenamientos se basan mayormente en estrategias de apresar sin combatir, para evitar así cualquier enfrentamiento innecesario, pero también tenemos sesiones de combate para no estar indefensos en caso de un combate y tener una estrategia que seguir, en esa habitación también ordenaba las estrategias bajo nombres en clave para que todos supieran cómo actuar en cada situación pero que los contrincantes no lograran descubrir nuestros planes.
Así mismo, me encuentro leyendo una serie de libros sobre el arte de la música, son libros de los cuales no dispuse en mi infancia y por tanto no tuve ocasión de leerlos en mi época de aprendizaje, estos los había obtenido recientemente en una misión en la cual un anciano nos cedió su biblioteca al salvarle de una muerte deshonrosa y horrenda. En esos libros se desentraña el misterio de los tonos menores, algo que yo ya intuía tiempo atrás pero que esto confirmaba, los tonos menores, conocidos como la triste melodía, representan la tristeza del compositor, y bien tocados llegan a influir en las personas, imbuyéndoles tristeza, desgana y melancolía. Si bien es cierto que una interpretación es dependiente mayormente del ánimo del músico, uno siempre puede echar mano de su habilidad interpretativa, una característica indispensable en la vida de un músico, mi lectura se ve interrumpida por una serie de golpes en la puerta del despacho, algo bastante inusual la verdad, los miembros de mi gremio no suelen llamar a la puerta a no ser que tengan algo realmente importante que decirme algo realmente importante.
-“Adelante, pero sé breve estoy ocupado”
Sentencio en una voz seria, que se podría catalogar de fría pero a la cual mis compañeros, hijos o hermanos, por así decirlo, ya se encuentran acostumbrados a mis tonos cuando estoy ocupado estudiando o entrenando, por lo que simplemente entraban a decirme lo que tuvieran que decir y se marchaban. En esta ocasión se trata de Kaleth, mi segundo al mando y un hombre de mi total confianza.
-“He oído de una joven cazadora de recompensas muy prometedora en Shimotsuki, alguien debería ir a ver si consigue reclutarla o al menos intentarlo.”
Esa información me intriga, la verdad es que normalmente se escuchan palabras, noticias de piratas o revolucionarios que andan armando jaleo en alguna isla, pero esta noticia me alegra, porque además está en la isla natal de Roronoa Zoro, una isla que resulta ser la cuna de muchos espadachines famosos, por lo que le indico con un gesto a Kaleth que se retire, que esta vez me ocuparía yo de esa misión.
Esa misma tarde me puse rumbo a la isla de Shimotsuki, la verdad llevo tiempo sin visitarla desde un encuentro con un viejo conocido. Por desgracia no tengo noticias de él de modo que sigo buscando una forma de encontrar el camino a mi objetivo, pero por el momento me dirijo a Shimotsuki.
Varias semanas más tarde
El barco llega a las costas de Shimotsuki una pequeña villa conocida únicamente por su dojo, la verdad el ambiente es realmente agradable, las gentes pasean por las calles sin miedo alguno, conforme camino por las calles me saludan amablemente, busco alguien que no esté como los demás, sino que parezca buscar a alguien, por lo que camino rumbo a una taberna cercana, a ver si encuentro a la joven en aquellos lugares donde los viajantes suelen parar en busca de comida, bebida e información.
Así mismo, me encuentro leyendo una serie de libros sobre el arte de la música, son libros de los cuales no dispuse en mi infancia y por tanto no tuve ocasión de leerlos en mi época de aprendizaje, estos los había obtenido recientemente en una misión en la cual un anciano nos cedió su biblioteca al salvarle de una muerte deshonrosa y horrenda. En esos libros se desentraña el misterio de los tonos menores, algo que yo ya intuía tiempo atrás pero que esto confirmaba, los tonos menores, conocidos como la triste melodía, representan la tristeza del compositor, y bien tocados llegan a influir en las personas, imbuyéndoles tristeza, desgana y melancolía. Si bien es cierto que una interpretación es dependiente mayormente del ánimo del músico, uno siempre puede echar mano de su habilidad interpretativa, una característica indispensable en la vida de un músico, mi lectura se ve interrumpida por una serie de golpes en la puerta del despacho, algo bastante inusual la verdad, los miembros de mi gremio no suelen llamar a la puerta a no ser que tengan algo realmente importante que decirme algo realmente importante.
-“Adelante, pero sé breve estoy ocupado”
Sentencio en una voz seria, que se podría catalogar de fría pero a la cual mis compañeros, hijos o hermanos, por así decirlo, ya se encuentran acostumbrados a mis tonos cuando estoy ocupado estudiando o entrenando, por lo que simplemente entraban a decirme lo que tuvieran que decir y se marchaban. En esta ocasión se trata de Kaleth, mi segundo al mando y un hombre de mi total confianza.
-“He oído de una joven cazadora de recompensas muy prometedora en Shimotsuki, alguien debería ir a ver si consigue reclutarla o al menos intentarlo.”
Esa información me intriga, la verdad es que normalmente se escuchan palabras, noticias de piratas o revolucionarios que andan armando jaleo en alguna isla, pero esta noticia me alegra, porque además está en la isla natal de Roronoa Zoro, una isla que resulta ser la cuna de muchos espadachines famosos, por lo que le indico con un gesto a Kaleth que se retire, que esta vez me ocuparía yo de esa misión.
Esa misma tarde me puse rumbo a la isla de Shimotsuki, la verdad llevo tiempo sin visitarla desde un encuentro con un viejo conocido. Por desgracia no tengo noticias de él de modo que sigo buscando una forma de encontrar el camino a mi objetivo, pero por el momento me dirijo a Shimotsuki.
Varias semanas más tarde
El barco llega a las costas de Shimotsuki una pequeña villa conocida únicamente por su dojo, la verdad el ambiente es realmente agradable, las gentes pasean por las calles sin miedo alguno, conforme camino por las calles me saludan amablemente, busco alguien que no esté como los demás, sino que parezca buscar a alguien, por lo que camino rumbo a una taberna cercana, a ver si encuentro a la joven en aquellos lugares donde los viajantes suelen parar en busca de comida, bebida e información.
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~La postura en la que me había quedado denotaba tristeza fácilmente, pero para mí era bastante cómoda, tanto, que pasados unos minutos de reflexiones depresivas me quedé dormida y no supe que más había pasado a mi alrededor. Durante ese lapso de tiempo, el barco del Yonkaikyo se hizo presente en el horizonte, impresionando a los aldeanos por la presencia de alguien tan poderoso en una isla tan humilde. Cuando el desembarcó, avanzó por el muelle al interior de la isla, y yo seguía dormida en la playa plácidamente, ninguno nos dimos cuenta de la presencia ajena, aun cuando teníamos el objetivo de "encontrarnos".
Varios de los pobladores, sabían que yo estaba buscando a ese hombre, pues el primer día pregunté por el enérgicamente y ahora se preguntaban como era que el se había pasado de largo hasta el interior de pueblo, siendo que yo lo he estado esperando todos los días en la playa, pero nadie sabía de mi siesta. Dos jóvenes varones de unos veinte años estaban platicando en un calle por la cual había pasado el hombre.
-¿Lo has visto?, el miembro de la Saigo Yonkaikyo, el gran Takeshi Yamamoto esta en la isla, como la chica lo había dicho.-Dijo el chico a su amigo. Ambos tenían cabello negro, uno peinado de lado y el otro de punta, con rasgos varoniles sencillos pero que marcaban su joven adultez, eran más altos que yo, midiendo 1.75 más o menos. Lo más notorio que los diferenciaba eran sus playeras, uno llevaba una verde y el otro una roja.
-Ya lo creo, pero... ¿Qué hace el aquí en la isla?, digo, se supone que ella se pasaba el día entero en la playa para ser la primera en recibirla, ¿por qué no esta con ella?-Cuestionó el otro joven a su amigo, de manera que mostraba cierta preocupación por mí.
-¿Crees que la haya retado a un duelo a muerte y ya este muerta?-Preguntó preocupado el de la playera verde, tragando saliva en ese momento. Su amigo negó on la cabeza a su pregunta.
-No lo creo, en ese caso debería haber un escándalo por toda la isla, además se sabe que Takeshi es un hombre tranquilo y no ataca a inocentes, y esta chica dudo que sea una pirata o criminal.-Afirmó el chico. El otro asintió con la cabeza pero no terminaba de comprender lo que estaba pasando. El de playera roja hizo un gesto y siguió hablando.
-Tengo una idea, yo ire con el Yonkaikyo, tu ve con la chica en el puerto, preguntemosle si no saben del otro, para saber que pasó.-Parecía entrometido su plan, pero ambos eran muy curiosos y aceptaron el plan, corriendo en direcciones opuestas para encontrarse con las personas correspondientes. El primero en alcanzar a su objetivo fue el de playera roja, al alcanzar al Yonkaikyo, estaba por entrar a una taberna.
-Señor... Afff... Espere...-Dijo el joven agitado. Trató de recobrar la compostura y el aliento perdido en su carrera.-¿De casualidad no se encontró con una chica al llegar?... Pufff... Es alta, blanca y de cabello azul... Llegó hace cinco días preguntando por usted... Y todos los días le esperó en la playa... ¿Esta ella bien?-Preguntó el joven, sin acabar de tomar aire.
-Oe, amiga, despierta...-Me decía una voz, sacudiendome ligeramente por los hombros. Medio adormilada, y molesta por el hecho que me despertara así y con una respiración agitada, pareciendo un pervertido, le dí una bofetada y lo tiré en la arena al pobre.-No estoy para tus tonterias, mocoso.-Advertí de manera amenazante, sin voltearlo a ver.
-No es lo que crees... El miembro del Yonkaikyo... Takeshi, esta aquí...-Me informó. Alcé un poco la vista y le dirigí una mirada fría y algo cruel.
-¿Te parece divertido burlarte de las ilusiones de los demás?... Piérdete y déjame sola.-Respondí, ocultando de nuevo mi rostro entre mis piernas y brazos, "haciéndome" bolita. Solo quería dormir un rato más para oder regresar a mi isla bien.
Varios de los pobladores, sabían que yo estaba buscando a ese hombre, pues el primer día pregunté por el enérgicamente y ahora se preguntaban como era que el se había pasado de largo hasta el interior de pueblo, siendo que yo lo he estado esperando todos los días en la playa, pero nadie sabía de mi siesta. Dos jóvenes varones de unos veinte años estaban platicando en un calle por la cual había pasado el hombre.
-¿Lo has visto?, el miembro de la Saigo Yonkaikyo, el gran Takeshi Yamamoto esta en la isla, como la chica lo había dicho.-Dijo el chico a su amigo. Ambos tenían cabello negro, uno peinado de lado y el otro de punta, con rasgos varoniles sencillos pero que marcaban su joven adultez, eran más altos que yo, midiendo 1.75 más o menos. Lo más notorio que los diferenciaba eran sus playeras, uno llevaba una verde y el otro una roja.
-Ya lo creo, pero... ¿Qué hace el aquí en la isla?, digo, se supone que ella se pasaba el día entero en la playa para ser la primera en recibirla, ¿por qué no esta con ella?-Cuestionó el otro joven a su amigo, de manera que mostraba cierta preocupación por mí.
-¿Crees que la haya retado a un duelo a muerte y ya este muerta?-Preguntó preocupado el de la playera verde, tragando saliva en ese momento. Su amigo negó on la cabeza a su pregunta.
-No lo creo, en ese caso debería haber un escándalo por toda la isla, además se sabe que Takeshi es un hombre tranquilo y no ataca a inocentes, y esta chica dudo que sea una pirata o criminal.-Afirmó el chico. El otro asintió con la cabeza pero no terminaba de comprender lo que estaba pasando. El de playera roja hizo un gesto y siguió hablando.
-Tengo una idea, yo ire con el Yonkaikyo, tu ve con la chica en el puerto, preguntemosle si no saben del otro, para saber que pasó.-Parecía entrometido su plan, pero ambos eran muy curiosos y aceptaron el plan, corriendo en direcciones opuestas para encontrarse con las personas correspondientes. El primero en alcanzar a su objetivo fue el de playera roja, al alcanzar al Yonkaikyo, estaba por entrar a una taberna.
-Señor... Afff... Espere...-Dijo el joven agitado. Trató de recobrar la compostura y el aliento perdido en su carrera.-¿De casualidad no se encontró con una chica al llegar?... Pufff... Es alta, blanca y de cabello azul... Llegó hace cinco días preguntando por usted... Y todos los días le esperó en la playa... ¿Esta ella bien?-Preguntó el joven, sin acabar de tomar aire.
-Oe, amiga, despierta...-Me decía una voz, sacudiendome ligeramente por los hombros. Medio adormilada, y molesta por el hecho que me despertara así y con una respiración agitada, pareciendo un pervertido, le dí una bofetada y lo tiré en la arena al pobre.-No estoy para tus tonterias, mocoso.-Advertí de manera amenazante, sin voltearlo a ver.
-No es lo que crees... El miembro del Yonkaikyo... Takeshi, esta aquí...-Me informó. Alcé un poco la vista y le dirigí una mirada fría y algo cruel.
-¿Te parece divertido burlarte de las ilusiones de los demás?... Piérdete y déjame sola.-Respondí, ocultando de nuevo mi rostro entre mis piernas y brazos, "haciéndome" bolita. Solo quería dormir un rato más para oder regresar a mi isla bien.
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En el momento en que me acerco a la puerta de la taberna, incluso antes de que siquiera haya podido tocar la vieja madera de ésta, un joven de apariencia emo, de pelo negro peinado hacía un lateral con una altura considerable, aproximadamente 1,75 metros, algo más bajo que yo. Este joven viste una playera roja, y a diferencia de muchos, que temen detenerme por la calle para decirme cualquier cosa, al parecer el título de Yonkaikyo lo portan personas temibles, con un carácter terrible que matarían a cualquiera que les molestara, pues, antes de asumir el cargo, cuando apenas era conocido por ser el líder de los Ghost Leviatans, las gentes no temían en detenerme a preguntarme o a charlar, algo que nunca me molestó, aun cuando mi carácter es más de un espíritu solitario.
El joven me habla de una joven que se halla en la isla en mi busca, algo curioso pues yo también me encuentro en la isla para encontrarme con alguien, al parecer la joven lleva ya cinco días aguardando mi llegada, pues el joven me comenta de una muchacha llegada a la isla cinco días atrás preguntando por mí, algo me dice que la joven de la que habla el muchacho es la chica a la que busco. Me giro lentamente hasta el punto de encontrarme frente a él, cara a cara.
-“¿Disculpa?¿Puedes decirme a qué haces referencia muchacho?”
Digo con una voz firme pero no severa, simplemente trato de demostrar mi confianza y mi escaso agrado a las bromas de mal gusto, con el desencuentro es posible que me hubiera estado esperando, a lo mejor se encontraba en una playa por la cual no pasé, quizás no me percatara de su presencia por mi falta de observación, fuera lo que fuese lo he de remediar.
-“Verá serñor…”
Empieza a hablar el joven pero le interrumpo
-“Llámame Takeshi, no me considero digno de un trato tan excelso”
Digo con una voz amable, que es como hablo mayormente pese a que algunas veces no se entienda dicha amabilidad. El joven atónito permanece en silencio por unos segundos hasta que vuelve a hablar
-“Verás Takeshi, hace cosa de cinco días una joven de tez pálida y pelo azul, es una muchacha alta, llegó a la isla indagando sobre ti, pero al no obtener respuesta marchó a esperarle en la playa, le pregunto si sabe cómo se encuentra la muchacha”
Esas palabras me hacen reflexionar, la situación es algo curiosa, una joven en mi busca, un joven me detiene para hablarme de ella, yo vine a esta isla en busca de una joven promesa entre los cazadores de recompensa. Todo indica a que el destino está jugando con ambos, tanto con la joven que me busca como conmigo, que seguramente buscaré a esa joven, pero que nos desencontramos por un capricho del destino.
-“Llévame junto a ella, puede que sea a quien busco”
Digo al joven que asiente y me señala que le siga justo antes de marchar a toda prisa, con un paso veloz y raudo envidiable, pero el cual yo no tengo problema en seguir. Así corremos durante unos 15 minutos hasta llegar a una playa, la playa en la cual había anclado el barco, por la misma que pasé antes de llegar al pueblo
-"¿Es posible que no me percatara de alguien observándome?...No…no lo creo"
Pienso mientras veo en una palmera cercana a un joven casi igual al que me acompaña, pero este lleva el pelo de punta y viste unas playeras verdes, junto a él una joven con la cabeza agachada entre las piernas, parece ser que sus ánimos habían descendido con el paso del tiempo, algo normal para mentes jóvenes y sin experiencia. Me acerco lentamente a la ubicación de la joven, si bien es cierto esto puede ser imprudente pues puede tratarse de una trampa, pero no creo que la joven se arriesgase tanto con una trampa tan simple.
-“Bueno, me parece que me andabas buscando jovencita. Al menos eso es lo que me han dicho hace un momento en el pueblo.”
Digo mientras me siento en el suelo recostándome en la palmera al lado de la joven, mientras oculto mi rostro, bueno, la máscara que lo cubre, bajo el sombrero sigo mi discurso
-“No te rindas jamás, no dejes que la espera mine tus ánimos, no permitas que alguien que no aparece domine tu voluntad y extinga tu felicidad, en el mismo momento que lo permitas, habrás vendido tu alma al destino. Lucha por conseguir lo que deseas, si deseas ver a alguien que no aparece, búscalo, si deseas proteger a alguien, no dejes que le dañen. Esa es mi filosofía, por ella he arriesgado tanto mi vida a lo largo de la misma que ya no le temo a la muerte, su gélido abrazo ya no me hará temblar, ni quiero que una joven tan bella como tú pierda su alegría.”
Al terminar de hablar cierro los ojos por un instante mientras respiro profundamente, ahora solo queda esperar a la respuesta de la joven.
El joven me habla de una joven que se halla en la isla en mi busca, algo curioso pues yo también me encuentro en la isla para encontrarme con alguien, al parecer la joven lleva ya cinco días aguardando mi llegada, pues el joven me comenta de una muchacha llegada a la isla cinco días atrás preguntando por mí, algo me dice que la joven de la que habla el muchacho es la chica a la que busco. Me giro lentamente hasta el punto de encontrarme frente a él, cara a cara.
-“¿Disculpa?¿Puedes decirme a qué haces referencia muchacho?”
Digo con una voz firme pero no severa, simplemente trato de demostrar mi confianza y mi escaso agrado a las bromas de mal gusto, con el desencuentro es posible que me hubiera estado esperando, a lo mejor se encontraba en una playa por la cual no pasé, quizás no me percatara de su presencia por mi falta de observación, fuera lo que fuese lo he de remediar.
-“Verá serñor…”
Empieza a hablar el joven pero le interrumpo
-“Llámame Takeshi, no me considero digno de un trato tan excelso”
Digo con una voz amable, que es como hablo mayormente pese a que algunas veces no se entienda dicha amabilidad. El joven atónito permanece en silencio por unos segundos hasta que vuelve a hablar
-“Verás Takeshi, hace cosa de cinco días una joven de tez pálida y pelo azul, es una muchacha alta, llegó a la isla indagando sobre ti, pero al no obtener respuesta marchó a esperarle en la playa, le pregunto si sabe cómo se encuentra la muchacha”
Esas palabras me hacen reflexionar, la situación es algo curiosa, una joven en mi busca, un joven me detiene para hablarme de ella, yo vine a esta isla en busca de una joven promesa entre los cazadores de recompensa. Todo indica a que el destino está jugando con ambos, tanto con la joven que me busca como conmigo, que seguramente buscaré a esa joven, pero que nos desencontramos por un capricho del destino.
-“Llévame junto a ella, puede que sea a quien busco”
Digo al joven que asiente y me señala que le siga justo antes de marchar a toda prisa, con un paso veloz y raudo envidiable, pero el cual yo no tengo problema en seguir. Así corremos durante unos 15 minutos hasta llegar a una playa, la playa en la cual había anclado el barco, por la misma que pasé antes de llegar al pueblo
-"¿Es posible que no me percatara de alguien observándome?...No…no lo creo"
Pienso mientras veo en una palmera cercana a un joven casi igual al que me acompaña, pero este lleva el pelo de punta y viste unas playeras verdes, junto a él una joven con la cabeza agachada entre las piernas, parece ser que sus ánimos habían descendido con el paso del tiempo, algo normal para mentes jóvenes y sin experiencia. Me acerco lentamente a la ubicación de la joven, si bien es cierto esto puede ser imprudente pues puede tratarse de una trampa, pero no creo que la joven se arriesgase tanto con una trampa tan simple.
-“Bueno, me parece que me andabas buscando jovencita. Al menos eso es lo que me han dicho hace un momento en el pueblo.”
Digo mientras me siento en el suelo recostándome en la palmera al lado de la joven, mientras oculto mi rostro, bueno, la máscara que lo cubre, bajo el sombrero sigo mi discurso
-“No te rindas jamás, no dejes que la espera mine tus ánimos, no permitas que alguien que no aparece domine tu voluntad y extinga tu felicidad, en el mismo momento que lo permitas, habrás vendido tu alma al destino. Lucha por conseguir lo que deseas, si deseas ver a alguien que no aparece, búscalo, si deseas proteger a alguien, no dejes que le dañen. Esa es mi filosofía, por ella he arriesgado tanto mi vida a lo largo de la misma que ya no le temo a la muerte, su gélido abrazo ya no me hará temblar, ni quiero que una joven tan bella como tú pierda su alegría.”
Al terminar de hablar cierro los ojos por un instante mientras respiro profundamente, ahora solo queda esperar a la respuesta de la joven.
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~El chico dejó de hacer ruido, no me volvió a avisar i nada por el estilo de la llegada del Yonkaikyo, supuse que ya se había ido a contar a sus amigos su fracaso de burlarse de mí. ¿Por qué me hacían eso?, yo no era ninguna rara ni nada por el estilo para que se burlaran de mí, o tal vez si era muy loco el pensar que un miembro del Yonkaikyo estuviera en la isla. No lo sabía y prefería, por mi bien, dejar de pensar en eso. Cerré los ojos, aun en aquella posición y respiré tranquilamente para que el sueño volviera a mí y así descansar nuevamente.
No estaba completamente dormida, pero mis sentidos se habían "apagado" lo suficiente como para no darme cuenta que otras personas se aproximaban, se trataban del chico de la playera roja y del Yonkaikyo que verdaderamente estaba ya en la villa de Shimotsuki. El mayor se sentó junto a mí, apoyándose también en la palmera, mientras que el joven se encontró con su amigo y con una expresión cuestionó "¿qué le pasa?", a lo que el otro se encogió de hombros y negó con la cabeza, admitiendo que desconocía el porque yo me encontraba así.
Al tiempo que el hombre se acercó a mí me dirigió unas palabras, pude escucharlas bien, pero pensé que mi subconsciente también se estaba burlando de mí, a lo que casi encajé mis uñas en la piel fina y descubierta de mis piernas, no podía dejar de pensar en la decepción que sentía. Pero aquella voz, que inspiraba confianza, seguridad e incluso calidez para el alma siguió con sus palabras, un pequeño discurso motivación, palabras que trataba de asimilar una a una para captar el contexto. Abrí los ojos lentamente con todo lo que decía hasta que mi rostro expresaba gran asombro, pero seguía "escondida" entre mis piernas, ese verso tan sabio y lleno de experiencia solo podía ser de una persona mayor, sumando el hecho de que dijo que "yo lo buscaba", ¿podría tratarse de Takeshi?
Aparté mi rostro de mi piernas, enderezando poco a poco mi espalda, mis mejillas estaban ligeramente enrojecidas por su discurso y porque sentía que me veía ridícula ante una persona tan importante, mis ojos azules se posaron en aquella persona que estaba junto a mí, y aun cuando yo no podía ver sus ojos ni expresión, el simple hecho de su presencia me hacía sentir segura pero nerviosa al mismo tiempo, la sensación de estar junto a una persona terriblemente poderosa sin saber que pensará de tí, eso era lo que sentía más precisamente.
A mis ojos yo veía a una persona, que aun sentada como yo me superaba notoriamente en altura, vestía lo que parecía ser un kimono de color negro, con una tela azul cielo atada a su cintura, sobre esa ropa llevaba una capa blanca con una decoración consecutiva de "raya-punto" en la parte inferior de dicha capa, los bordes de las mangas eran de color negro, las cuales por cierto eran notoriamente holgadas y todavía encima de esta capa llevaba otra de color rosa con adornos de estilo tradicional oriental de flores rojas y líneas blancas, pero en esa prenda no usaba las mangas, al igual que los altos rangos de la Marina con sus gabardinas. Además llevaba un sombrero artesanal de forma "cónica", que le hacía sombra en su rostro, bueno, más bien sobre la masara que cubría su rostro, dándole un aspecto tan misterioso como experimentado. Al ir completamente cubierto con ropas holgadas no podía adivinar su complexión, si esta era delgada, musculada o normal.(Si algo describí mal porfavor corrígeme).
Boquiabierta, y sin poder articular una sola palabra, trataba de pensar rápido en algo que pudiera decir, pero en buen momento mi mente me abandonó dejándome a mí suerte con tan emblemático personaje. Comencé a tartamudear y a balbucear de manera errante, quería decir una cosa, pero al segunda otra, y después otra, por lo que no conseguía articular siquiera una palabra completa. Me sentía como una tonta y me volté de golpe para mirar en dirección opuesta a el, ahora me encontraba el doble de sonrojada y no quería que me viera así. Mis dedos indice de ambas manos jugaban punta con punta, uniéndose y separándose en repetidas ocasiones, expresando mis nervios.
-¿U...Us...Usted... Usted es... El f... fa... famoso Yon...Kaikyo... Ta... Takeshi... Ya... Yama... Yamamoto?...-Pregunté de manera errante, sin voltear a verle por lo torpe que me sentía.
No estaba completamente dormida, pero mis sentidos se habían "apagado" lo suficiente como para no darme cuenta que otras personas se aproximaban, se trataban del chico de la playera roja y del Yonkaikyo que verdaderamente estaba ya en la villa de Shimotsuki. El mayor se sentó junto a mí, apoyándose también en la palmera, mientras que el joven se encontró con su amigo y con una expresión cuestionó "¿qué le pasa?", a lo que el otro se encogió de hombros y negó con la cabeza, admitiendo que desconocía el porque yo me encontraba así.
Al tiempo que el hombre se acercó a mí me dirigió unas palabras, pude escucharlas bien, pero pensé que mi subconsciente también se estaba burlando de mí, a lo que casi encajé mis uñas en la piel fina y descubierta de mis piernas, no podía dejar de pensar en la decepción que sentía. Pero aquella voz, que inspiraba confianza, seguridad e incluso calidez para el alma siguió con sus palabras, un pequeño discurso motivación, palabras que trataba de asimilar una a una para captar el contexto. Abrí los ojos lentamente con todo lo que decía hasta que mi rostro expresaba gran asombro, pero seguía "escondida" entre mis piernas, ese verso tan sabio y lleno de experiencia solo podía ser de una persona mayor, sumando el hecho de que dijo que "yo lo buscaba", ¿podría tratarse de Takeshi?
Aparté mi rostro de mi piernas, enderezando poco a poco mi espalda, mis mejillas estaban ligeramente enrojecidas por su discurso y porque sentía que me veía ridícula ante una persona tan importante, mis ojos azules se posaron en aquella persona que estaba junto a mí, y aun cuando yo no podía ver sus ojos ni expresión, el simple hecho de su presencia me hacía sentir segura pero nerviosa al mismo tiempo, la sensación de estar junto a una persona terriblemente poderosa sin saber que pensará de tí, eso era lo que sentía más precisamente.
A mis ojos yo veía a una persona, que aun sentada como yo me superaba notoriamente en altura, vestía lo que parecía ser un kimono de color negro, con una tela azul cielo atada a su cintura, sobre esa ropa llevaba una capa blanca con una decoración consecutiva de "raya-punto" en la parte inferior de dicha capa, los bordes de las mangas eran de color negro, las cuales por cierto eran notoriamente holgadas y todavía encima de esta capa llevaba otra de color rosa con adornos de estilo tradicional oriental de flores rojas y líneas blancas, pero en esa prenda no usaba las mangas, al igual que los altos rangos de la Marina con sus gabardinas. Además llevaba un sombrero artesanal de forma "cónica", que le hacía sombra en su rostro, bueno, más bien sobre la masara que cubría su rostro, dándole un aspecto tan misterioso como experimentado. Al ir completamente cubierto con ropas holgadas no podía adivinar su complexión, si esta era delgada, musculada o normal.(Si algo describí mal porfavor corrígeme).
Boquiabierta, y sin poder articular una sola palabra, trataba de pensar rápido en algo que pudiera decir, pero en buen momento mi mente me abandonó dejándome a mí suerte con tan emblemático personaje. Comencé a tartamudear y a balbucear de manera errante, quería decir una cosa, pero al segunda otra, y después otra, por lo que no conseguía articular siquiera una palabra completa. Me sentía como una tonta y me volté de golpe para mirar en dirección opuesta a el, ahora me encontraba el doble de sonrojada y no quería que me viera así. Mis dedos indice de ambas manos jugaban punta con punta, uniéndose y separándose en repetidas ocasiones, expresando mis nervios.
-¿U...Us...Usted... Usted es... El f... fa... famoso Yon...Kaikyo... Ta... Takeshi... Ya... Yama... Yamamoto?...-Pregunté de manera errante, sin voltear a verle por lo torpe que me sentía.
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La joven parece estar nerviosa, no deja de juntar y separar sus dedos índices y no logra mantener la mirada dirigida a mi persona. No lo entiendo, nos encontramos recostados en una palmera en una playa tranquila de una isla calma. Una leve brisa recorre la costa dejando en ella un ambiente agradable, ni muy cálido ni muy frío, siendo esto sumamente agradable pero que me trae recuerdos dolorosos, recuerdos de un pasado que me atormenta y me tortura, pero eso no es lo que importa, en estos momentos me he de centrar en reunir la información que ando buscando pero que aún no he logrado reunir.
La joven juega con sus índices, un acto tan simple que ya puedo saber lo que le pasa por la cabeza, no logro entender tanto nerviosismo, y eso que me esfuerzo en comprenderlo, quizás sea por mi posición de Jefe de gremio y Yonkaikyo por la cual no entiendo los nervios, o simplemente puede ser que con el tiempo haya aprendido a controlar mis nervios debido a mis trabajos o a mi afición a la música.
Miro al cielo en busca de una respuesta, el silencio se apodera del lugar, el sonido de las olas al romperse es una de las pocas cosas que rompen este silencio, a este sonido se acopla el silbar de los vientos en las copas de los árboles, el canto de los pájaros en respuesta al viento, y un ligero y lejano murmullo proveniente de la ciudad, al parecer hay mucho ajetreo en la misma, algo que indicaría una festividad local o un acontecimiento fuera de lo corriente, un indicio de que mi búsqueda no iba en mal camino.
Sigo observando el cielo despejado y azul, un color y un poder de absorción comparable al del mar. En este preciso instante una voz rompe el silencio entre ambos, es la voz de la joven, tartamudea mucho, como si tuviera vergüenza o estuviera ante un ídolo. No entiendo ninguna de las situaciones pero no sacaré conclusiones precipitadas, no es una buena idea y mucho menos un comportamiento adecuado en el trato con otras personas, mucho menos cuando se trata con una bella dama.
-“En efecto soy Takeshi Yamamoto, Yonkaikyo pero ante todo jefe de los Ghost Leviatans, hasta ahora el único gremio de cazadores que da señales de actividad. No diría tampoco que soy famoso, mi nombre es mucho menos conocido que otros como Azumi Kento o Legan Legim. Si no es molestia, ¿me dirías como he de dirigirme hacia ti? No me agrada hablar a una bella dama sin conocer su nombre ni saber cómo dirigirme a ella.”
Digo aún con la vista al cielo sin moverme de mi ubicación, me encuentro a gusto sentado allí apoyado en la palmera, una bella dama me acompaña con una agradable conversación y un comportamiento algo infantil pero comprensible, así mismo recuerdos azotan mi mente y el pesar se engancha a mi corazón, el cual lucha con fuerza por echarlo y no dejarlo entrar.
Sigo extrañado de los nervios que presenta la joven, no me mantiene la mirada, seguramente porque se avergüence de su torpeza, algo que no me parece que se deba de hacer, no soy nadie para juzgarla, es más, creo que soy el menos indicado debido a mis problemas de personalidad ya controlados pero con cierta inestabilidad, un peligro que corro a diario cuando no sé cómo actuaré pues mis personalidades se rebelan unas contra otras y todas en mi contra.
-“Dime una cosa, ¿por qué apartas la mirada? Tienes unos bellos ojos y no deberías ocultarlos al mundo, sino que deberías mostrarlos sin temor, sin vergüenza pues aquel que desprecie tu bella mirada despreciará una auténtica belleza.”
Digo mientras giro mi cabeza para ver a la joven con más detenimiento, aun cuando nos encontramos sentados la supero en altura, aunque eso no me asombra, ya que soy una persona bastante alta, aunque hay gente que me supera en altura y con creces.
-“¿Qué te parece si vamos al pueblo a tomar algo? Me gustaría saber más de ti y a ser posible seguir con mi objetivo en esta isla, busco a una joven cazadora de recompensas de la que dicen que tiene mucho talento, me han informado de que se encontraba en esta isla, ¿sabes algo de eso?”
Pregunto mientras me levanto y le tiendo la mano a la joven para ayudarla a levantarse, sigo esperando a que se digne a mostrarme su mirada nuevamente. Mi brazo tendido a la joven y mi vista puesta en ella, mis ojos ahora reflejan calma, armonía y agrado. Esta joven trae calma a mi personalidad inestable, haciendo que yo pueda tener más control sobre mis cambios de humor tan repentinos.
Mi voz suena calma, tranquila y serena.
-"Vaya, parece que ha encontrado quien le calme os cambios de humor sensei."
La voz de Myo-o suena en mi cabeza, no sé el motivo de que suene dentro de mi cabeza, puede ser una causa de nuestra compenetración y los muchos entrenamientos que hice para llegar a mejorar nuestras estrategias.
-"La verdad es que es la segunda persona que lo consigue, no sé, debe ser su mirada."
Digo en mi cabeza, de esta forma solo Myo-o me escucharía y no se me tomaría por loco.
La joven juega con sus índices, un acto tan simple que ya puedo saber lo que le pasa por la cabeza, no logro entender tanto nerviosismo, y eso que me esfuerzo en comprenderlo, quizás sea por mi posición de Jefe de gremio y Yonkaikyo por la cual no entiendo los nervios, o simplemente puede ser que con el tiempo haya aprendido a controlar mis nervios debido a mis trabajos o a mi afición a la música.
Miro al cielo en busca de una respuesta, el silencio se apodera del lugar, el sonido de las olas al romperse es una de las pocas cosas que rompen este silencio, a este sonido se acopla el silbar de los vientos en las copas de los árboles, el canto de los pájaros en respuesta al viento, y un ligero y lejano murmullo proveniente de la ciudad, al parecer hay mucho ajetreo en la misma, algo que indicaría una festividad local o un acontecimiento fuera de lo corriente, un indicio de que mi búsqueda no iba en mal camino.
Sigo observando el cielo despejado y azul, un color y un poder de absorción comparable al del mar. En este preciso instante una voz rompe el silencio entre ambos, es la voz de la joven, tartamudea mucho, como si tuviera vergüenza o estuviera ante un ídolo. No entiendo ninguna de las situaciones pero no sacaré conclusiones precipitadas, no es una buena idea y mucho menos un comportamiento adecuado en el trato con otras personas, mucho menos cuando se trata con una bella dama.
-“En efecto soy Takeshi Yamamoto, Yonkaikyo pero ante todo jefe de los Ghost Leviatans, hasta ahora el único gremio de cazadores que da señales de actividad. No diría tampoco que soy famoso, mi nombre es mucho menos conocido que otros como Azumi Kento o Legan Legim. Si no es molestia, ¿me dirías como he de dirigirme hacia ti? No me agrada hablar a una bella dama sin conocer su nombre ni saber cómo dirigirme a ella.”
Digo aún con la vista al cielo sin moverme de mi ubicación, me encuentro a gusto sentado allí apoyado en la palmera, una bella dama me acompaña con una agradable conversación y un comportamiento algo infantil pero comprensible, así mismo recuerdos azotan mi mente y el pesar se engancha a mi corazón, el cual lucha con fuerza por echarlo y no dejarlo entrar.
Sigo extrañado de los nervios que presenta la joven, no me mantiene la mirada, seguramente porque se avergüence de su torpeza, algo que no me parece que se deba de hacer, no soy nadie para juzgarla, es más, creo que soy el menos indicado debido a mis problemas de personalidad ya controlados pero con cierta inestabilidad, un peligro que corro a diario cuando no sé cómo actuaré pues mis personalidades se rebelan unas contra otras y todas en mi contra.
-“Dime una cosa, ¿por qué apartas la mirada? Tienes unos bellos ojos y no deberías ocultarlos al mundo, sino que deberías mostrarlos sin temor, sin vergüenza pues aquel que desprecie tu bella mirada despreciará una auténtica belleza.”
Digo mientras giro mi cabeza para ver a la joven con más detenimiento, aun cuando nos encontramos sentados la supero en altura, aunque eso no me asombra, ya que soy una persona bastante alta, aunque hay gente que me supera en altura y con creces.
-“¿Qué te parece si vamos al pueblo a tomar algo? Me gustaría saber más de ti y a ser posible seguir con mi objetivo en esta isla, busco a una joven cazadora de recompensas de la que dicen que tiene mucho talento, me han informado de que se encontraba en esta isla, ¿sabes algo de eso?”
Pregunto mientras me levanto y le tiendo la mano a la joven para ayudarla a levantarse, sigo esperando a que se digne a mostrarme su mirada nuevamente. Mi brazo tendido a la joven y mi vista puesta en ella, mis ojos ahora reflejan calma, armonía y agrado. Esta joven trae calma a mi personalidad inestable, haciendo que yo pueda tener más control sobre mis cambios de humor tan repentinos.
Mi voz suena calma, tranquila y serena.
-"Vaya, parece que ha encontrado quien le calme os cambios de humor sensei."
La voz de Myo-o suena en mi cabeza, no sé el motivo de que suene dentro de mi cabeza, puede ser una causa de nuestra compenetración y los muchos entrenamientos que hice para llegar a mejorar nuestras estrategias.
-"La verdad es que es la segunda persona que lo consigue, no sé, debe ser su mirada."
Digo en mi cabeza, de esta forma solo Myo-o me escucharía y no se me tomaría por loco.
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OFF: Mil disculpas! ;-;
ON:
~La respuesta a mi mal formulada pregunta llegó a mis oídos, en efecto el era un guerrero de la Saigo Yonkaikyo y era justamente la persona que estaba buscando, estaba frente a un idolo para mí, y me sentía peor que adolescente con un cantante famoso favorito. La voz del guerrero era firme, pero serena, sin llegar a ser grave ni autoritaria, se notaba que quería llevar una conversación tranquila, pero el simple hecho de "su persona" hhacía que no pudiera mantener una compostura adecuada.
Humildad y educación, esas eran las palabras adecuadas para describir en breve su forma de hablar, pues admitió ser la persona en cuestión pero al mismo tiempo admitía sobre la existencia de personas más famosas, y por ello a mi parecer, más poderosas. El mar era tan grande y sorprendente, más en Grand Line, pues en el East Blue nunca pasaba nada. Inmediatamente después me preguntó como podía dirigirse a mí, me puse aun más roja y seguí jugueteando con mis dedos sin voltearle a ver.
-A...Azuka...-Murmuré muy bajito, pensando que quizás no me había escuchado y que me "cambiaría" el nombre o simplemente me preguntaría de nuevo sobre como dirigirse a mí.
Dejé que siguiera hablando pero solo conseguí un breve silencio que me pareció eterno. Pero fue interrumpido de nuevo por Takeshi quien nuevamente me hizo una pregunta acompañada de un bonito halago hacía mí, pero solo consiguió que me ruborizara mucho más y que me escondiera entre mis piernas como al principio, no me gustaba que me dijeran ese tipo de cosas pues conseguían una de las siguientes cosas: que me molestara o que me diera pena, en este caso pasó la segunda.
Un silencio se presentó de nuevo, ahora me invitaba a tomar algo en el pueblo y además me hizo saber que buscaba a una cazadora de piratas algo talentosa de la cual se hablaba, asomé un poco la cara y lo ví de pie tendiéndome la mano, suspiré un poco decepcionada, el seguro que estaba buscando a otra persona pues yo no era la gran cosa, mis "presas" siempre eran de una recompensa baja, débiles o tontos. Con la decepción recién adquirida pude alzar la vista reflejando algo de "tristeza" y tome su mano, apoyándome y poniéndome de pie. Me sacudí un poco la arena pegada a mi piel y ropa y le mire a la mascara pues a sus ojos me era imposible, no duré ni tres segundos cuando desvié la mirada a un lado.
-Gracias... Pero yo no creo tener una mirada como la que usted menciona y tampoco creo ser la persona que usted busca...-Dije aun apenada, sujetándome el codo del brazo derecho con la mano izquierda.-Para empezar no soy muy joven, tengo 25 años... Y tampoco soy talentosa, si bien he legado a "cazar piratas" son unos que de verdad son torpes y que hasta yo puedo hacerles algo... Yo solo escuché que usted estaría en la isla y quería conocerlo... Los Yonkaikyo y los Shichibukai son como mis héroes... También por eso no puedo mantenerle la mirada...-Confesé, sin voltearle a ver todavía. Me quedé en silencio, ahora quería ver cual sería su respuesta.
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~La respuesta a mi mal formulada pregunta llegó a mis oídos, en efecto el era un guerrero de la Saigo Yonkaikyo y era justamente la persona que estaba buscando, estaba frente a un idolo para mí, y me sentía peor que adolescente con un cantante famoso favorito. La voz del guerrero era firme, pero serena, sin llegar a ser grave ni autoritaria, se notaba que quería llevar una conversación tranquila, pero el simple hecho de "su persona" hhacía que no pudiera mantener una compostura adecuada.
Humildad y educación, esas eran las palabras adecuadas para describir en breve su forma de hablar, pues admitió ser la persona en cuestión pero al mismo tiempo admitía sobre la existencia de personas más famosas, y por ello a mi parecer, más poderosas. El mar era tan grande y sorprendente, más en Grand Line, pues en el East Blue nunca pasaba nada. Inmediatamente después me preguntó como podía dirigirse a mí, me puse aun más roja y seguí jugueteando con mis dedos sin voltearle a ver.
-A...Azuka...-Murmuré muy bajito, pensando que quizás no me había escuchado y que me "cambiaría" el nombre o simplemente me preguntaría de nuevo sobre como dirigirse a mí.
Dejé que siguiera hablando pero solo conseguí un breve silencio que me pareció eterno. Pero fue interrumpido de nuevo por Takeshi quien nuevamente me hizo una pregunta acompañada de un bonito halago hacía mí, pero solo consiguió que me ruborizara mucho más y que me escondiera entre mis piernas como al principio, no me gustaba que me dijeran ese tipo de cosas pues conseguían una de las siguientes cosas: que me molestara o que me diera pena, en este caso pasó la segunda.
Un silencio se presentó de nuevo, ahora me invitaba a tomar algo en el pueblo y además me hizo saber que buscaba a una cazadora de piratas algo talentosa de la cual se hablaba, asomé un poco la cara y lo ví de pie tendiéndome la mano, suspiré un poco decepcionada, el seguro que estaba buscando a otra persona pues yo no era la gran cosa, mis "presas" siempre eran de una recompensa baja, débiles o tontos. Con la decepción recién adquirida pude alzar la vista reflejando algo de "tristeza" y tome su mano, apoyándome y poniéndome de pie. Me sacudí un poco la arena pegada a mi piel y ropa y le mire a la mascara pues a sus ojos me era imposible, no duré ni tres segundos cuando desvié la mirada a un lado.
-Gracias... Pero yo no creo tener una mirada como la que usted menciona y tampoco creo ser la persona que usted busca...-Dije aun apenada, sujetándome el codo del brazo derecho con la mano izquierda.-Para empezar no soy muy joven, tengo 25 años... Y tampoco soy talentosa, si bien he legado a "cazar piratas" son unos que de verdad son torpes y que hasta yo puedo hacerles algo... Yo solo escuché que usted estaría en la isla y quería conocerlo... Los Yonkaikyo y los Shichibukai son como mis héroes... También por eso no puedo mantenerle la mirada...-Confesé, sin voltearle a ver todavía. Me quedé en silencio, ahora quería ver cual sería su respuesta.
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Mientras aguardo a que la joven se decida a acompañarme o a decirme al menos como se llama observo los alrededores, la iluminación en clara decadencia anuncian el término de aquél magnífico día y la llegada de una noche que prometía estar llena de intrigas y misterios, así como de belleza y calma, la verdad es una de las pocas cosas que me agradan cuando me encuentro en tierra firme, pues lo que más me apasiona, encanta y tranquiliza en este mundo, es el mar, en ambas situaciones dadas en el día, tanto la iluminación que varía entre el radiante alba y el anaranjado ocaso o crepúsculo, como de la noche en todo su esplendor.
En un leve murmullo y con un ligero tartamudeo la joven me indicó su nombre, por lo que ya conozco su nombre, al parecer soy una especie de ídolo para esa joven, la cual me coge de la mano levantándose para luego sacudirse la arena que se le había acumulado encima de haberse sentado en la arena, la verdad es que esa situación me resultaba familiar, me recordaba a los momentos que pasaba con aquella panda de locos en mi isla natal, aquellos a los que llamé mi segunda familia, aunque en ella estuviera un miembro de mi verdadera familia, mi queridísima hermanita pequeña, Nozomi, quien reía y jugaba junto a Kyoko, mi amada y bella novia, su hermano Ryohei, un gran amigo y fiel compañero. Tsuna un galán de categoría, con una habilidad para pasar inadvertido que asombraba y el más grande de todos nosotros, Rokudo, hijo del doctor de la aldea y hábil constructor.
La verdad es que esos recuerdos son algo agrios para mí pero a la vez tiernos y dulces, es algo muy extraño la verdad, en mi interior una revolución de personalidades se libra mientras la joven sigue esquivando la mirada, como si se avergonzase de ser quien es delante mío o no se creyera digna de estar en mi presencia.
Agradece mis palabras y niega que posea una mirada tan bella como yo menciono, y se quita méritos de encima, la verdad es que esta joven me cae cada vez mejor, es humilde, educada y posee una belleza inusual, la verdad, si no fuera por mi personalidad tan extraña y demás, seguramente le habría pedido salir, sin embargo me limito a caminar tranquilo mientras le indico que me siga.
-"No deberías menospreciar tu mirada, posees una mirada bella como la luna que nos alumbrará en unos momentos, y tus actos, aunque contra personas de poca habilidad, o extrema torpeza, son muy valiosos, a un cazador no se le mide solamente por la habilidad de los que caza, sino también por la habilidad del mismo y su actitud. Así que joven Azuka, los 25 no son para nada una edad fuera de la catalogación de joven."
Digo con el mismo tono de voz que antes al tiempo que le revoloteo el pelo mientras la hago caminar a mi lado, no me agrada dejar a nadie atrás, lo considero un acto de soberbia y prepotencia que tanto detesto en las personas.
-"Si somos como tus héroes nada debería impedirte mirarnos a los ojos, ni de decirnos lo que opines, al menos esa es mi opinión, nuestra posición es indiferente ante los ojos de los demás y su opinión, en ese aspecto todos tenemos mucho que aprender."
En un leve murmullo y con un ligero tartamudeo la joven me indicó su nombre, por lo que ya conozco su nombre, al parecer soy una especie de ídolo para esa joven, la cual me coge de la mano levantándose para luego sacudirse la arena que se le había acumulado encima de haberse sentado en la arena, la verdad es que esa situación me resultaba familiar, me recordaba a los momentos que pasaba con aquella panda de locos en mi isla natal, aquellos a los que llamé mi segunda familia, aunque en ella estuviera un miembro de mi verdadera familia, mi queridísima hermanita pequeña, Nozomi, quien reía y jugaba junto a Kyoko, mi amada y bella novia, su hermano Ryohei, un gran amigo y fiel compañero. Tsuna un galán de categoría, con una habilidad para pasar inadvertido que asombraba y el más grande de todos nosotros, Rokudo, hijo del doctor de la aldea y hábil constructor.
La verdad es que esos recuerdos son algo agrios para mí pero a la vez tiernos y dulces, es algo muy extraño la verdad, en mi interior una revolución de personalidades se libra mientras la joven sigue esquivando la mirada, como si se avergonzase de ser quien es delante mío o no se creyera digna de estar en mi presencia.
Agradece mis palabras y niega que posea una mirada tan bella como yo menciono, y se quita méritos de encima, la verdad es que esta joven me cae cada vez mejor, es humilde, educada y posee una belleza inusual, la verdad, si no fuera por mi personalidad tan extraña y demás, seguramente le habría pedido salir, sin embargo me limito a caminar tranquilo mientras le indico que me siga.
-"No deberías menospreciar tu mirada, posees una mirada bella como la luna que nos alumbrará en unos momentos, y tus actos, aunque contra personas de poca habilidad, o extrema torpeza, son muy valiosos, a un cazador no se le mide solamente por la habilidad de los que caza, sino también por la habilidad del mismo y su actitud. Así que joven Azuka, los 25 no son para nada una edad fuera de la catalogación de joven."
Digo con el mismo tono de voz que antes al tiempo que le revoloteo el pelo mientras la hago caminar a mi lado, no me agrada dejar a nadie atrás, lo considero un acto de soberbia y prepotencia que tanto detesto en las personas.
-"Si somos como tus héroes nada debería impedirte mirarnos a los ojos, ni de decirnos lo que opines, al menos esa es mi opinión, nuestra posición es indiferente ante los ojos de los demás y su opinión, en ese aspecto todos tenemos mucho que aprender."
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~El enmascarado guarda silencio durante unos momentos y comienza a caminar, pidiéndome que le siga. Asentí con la cabeza y mire al horizonte, donde allá a los lejos el sol ya se estaba ocultando como si se sumergiera en el océano, dando una gran variedad de colores en el cielo entre amarillo, naranja y un poco morado en los puntos más alejados, señal que la oscuridad de la noche pronto terminaría de apoderarse del cielo. Mi paso era lento y un poco inseguro, caminaba con las dos manos entrelazadas al frente, dejando que cayeran por efecto de gravedad, estaba a su lado pero ligeramente atrasada pues quizás a el no le gustaría ser rebasado por los demás, aquel gesto era normal en gente poderosa. Pero el era la excepción, pues me daba palabras de animo, reconociendo las pocas metas que había conseguido en mi vida de cazadora, haciéndolas ver más grandes de lo que eran para poder llegar a metas aun más grandes.
Después de decir eso revolvió un poco mi cabello y yo inflé las mejillas en respuesta arrugando la nariz y frunciedo el ceño, el hombre se había tardado cinco días en aparecer, yo todos esos días procuraba estar presentable y ahora venía y terminaba con mi peinado en un movimiento, que yo veía amable e incluso tierno, pero que no me gustó en un sentido infantil de la palabra. Además con un leve empujoncito de su mano en mi hombro me hizo caminar a la par de el, logrando cambiar mi puchero por un gesto de sorpresa. Continuó con la charla diciendo que el, en posición de ser un héroe en lo personal para mí, consideraba que no debía tener miedo de el, ni de hablarle, miré hacía el suelo mientras me acomodaba de nuevo el cabello con ambas manos.
-Bueno... Viéndolo desde ese razonamiento tiene razón.-Respondí, mirando al suelo y después a el de reojo.-Pero por no querer quedar mal... Creo que he quedado en ridículo por completo.-Expresé ya más tranquila, pero mis mejillas estaban decoradas con un ligero rubor.-Además, el mundo entero sabe que los Yonkaikyo y los Shichibukai son terriblemente poderosos, normal que se les tema tanto, aun cuando sean personas tan amables como usted.-Expliqué, dejé de mirarlo de reojo y miré hacía adelante mientras que con mis dedos jugueteaba por delante de mí.
-Se que parecere una completa tonta, pero... ¿Jefe de gremio?, ¿Ghost Leviatans?... ¿Es su propia organización de cazadores o algo así?-Pregunté curiosa, girando la cabeza para poder mirarle directamente ahora, teniendo que levantar la mirada pues el es notoriamente más alto que yo. El cielo poco a poco pasaba a ser de color azul marino y en el lado opuesto por donde se escondía el sol pequeños puntitos blancos hacían acto de precencia.
Después de decir eso revolvió un poco mi cabello y yo inflé las mejillas en respuesta arrugando la nariz y frunciedo el ceño, el hombre se había tardado cinco días en aparecer, yo todos esos días procuraba estar presentable y ahora venía y terminaba con mi peinado en un movimiento, que yo veía amable e incluso tierno, pero que no me gustó en un sentido infantil de la palabra. Además con un leve empujoncito de su mano en mi hombro me hizo caminar a la par de el, logrando cambiar mi puchero por un gesto de sorpresa. Continuó con la charla diciendo que el, en posición de ser un héroe en lo personal para mí, consideraba que no debía tener miedo de el, ni de hablarle, miré hacía el suelo mientras me acomodaba de nuevo el cabello con ambas manos.
-Bueno... Viéndolo desde ese razonamiento tiene razón.-Respondí, mirando al suelo y después a el de reojo.-Pero por no querer quedar mal... Creo que he quedado en ridículo por completo.-Expresé ya más tranquila, pero mis mejillas estaban decoradas con un ligero rubor.-Además, el mundo entero sabe que los Yonkaikyo y los Shichibukai son terriblemente poderosos, normal que se les tema tanto, aun cuando sean personas tan amables como usted.-Expliqué, dejé de mirarlo de reojo y miré hacía adelante mientras que con mis dedos jugueteaba por delante de mí.
-Se que parecere una completa tonta, pero... ¿Jefe de gremio?, ¿Ghost Leviatans?... ¿Es su propia organización de cazadores o algo así?-Pregunté curiosa, girando la cabeza para poder mirarle directamente ahora, teniendo que levantar la mirada pues el es notoriamente más alto que yo. El cielo poco a poco pasaba a ser de color azul marino y en el lado opuesto por donde se escondía el sol pequeños puntitos blancos hacían acto de precencia.
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Aquella joven muchacha parece tímida, no creía digna de caminar a mi lado, creía que yo, al igual que otros tantos personajes famosos preferiría caminar adelantado, y que nadie osara ponerse a mi lado mientras camina, una deducción poco acertada pero comprensible, la verdad es que suelo caminar solo, sin mucha compañía, pero esta vez es distinto, busco una persona y creo que se trata de esta joven que se reduce los méritos y se añade años.
-"Los Yonkaikyos son poderosos sí, pero poder no significa crueldad, sadismo, tortura, indecencia...sino que significa responsabilidad, entrenamiento y esfuerzo, cualquiera capaz de mantenerse rígido en su entrenamiento, cualquiera que se esfuerce por cumplir su objetivo, su sueño, ya es poderoso, no subestimes nunca la voluntad del hombre ni de la mujer, pues sy convicción es abrumadora, algo que escapa al alcance de muchos de los que dicen lo contrario."
Digo mientras observo a la joven ponerse a mi lado, un momento de silencio se apodera del camino mientras nos adentramos en la isla hasta una pequeña villa de gentes sencillas y amables que nos saludan al pasar, mi vista, que parece fija en un punto, observa todo lo que hay alrededor de nosotros en busca de una taberna donde entrar a tomar unas copas.
En ese momento la joven indaga sobre mi gremio de cazadores, unas preguntas precedidas de excusas pero no son para nada preguntas tontas
-"Aquellos que se reúnen bajo los techos de la sede y del barco de los Ghost Leviatans son como la familia que perdí, son como aquellos que los piratas me arrebataron y que la marina indultó, por ello busco la justicia verdadera, la justicia del pueblo no la del gobierno."
Digo mientras abro la puerta de una vieja construcción de madera, la puerta, cuyas bisagras ya están en un estado de desgaste avanzado, chirría levemente al abrirse y tras entrar junto a Azuka busco una mesa libre mientras pregunto.
-¿Conoces a una joven Cazadora cuyas habilidades contrarrestan a luchadores con habilidades del diablo? Según me informan viaja en embarcaciones de papel creadas a partir de un habilidad del diablo."
-"Los Yonkaikyos son poderosos sí, pero poder no significa crueldad, sadismo, tortura, indecencia...sino que significa responsabilidad, entrenamiento y esfuerzo, cualquiera capaz de mantenerse rígido en su entrenamiento, cualquiera que se esfuerce por cumplir su objetivo, su sueño, ya es poderoso, no subestimes nunca la voluntad del hombre ni de la mujer, pues sy convicción es abrumadora, algo que escapa al alcance de muchos de los que dicen lo contrario."
Digo mientras observo a la joven ponerse a mi lado, un momento de silencio se apodera del camino mientras nos adentramos en la isla hasta una pequeña villa de gentes sencillas y amables que nos saludan al pasar, mi vista, que parece fija en un punto, observa todo lo que hay alrededor de nosotros en busca de una taberna donde entrar a tomar unas copas.
En ese momento la joven indaga sobre mi gremio de cazadores, unas preguntas precedidas de excusas pero no son para nada preguntas tontas
-"Aquellos que se reúnen bajo los techos de la sede y del barco de los Ghost Leviatans son como la familia que perdí, son como aquellos que los piratas me arrebataron y que la marina indultó, por ello busco la justicia verdadera, la justicia del pueblo no la del gobierno."
Digo mientras abro la puerta de una vieja construcción de madera, la puerta, cuyas bisagras ya están en un estado de desgaste avanzado, chirría levemente al abrirse y tras entrar junto a Azuka busco una mesa libre mientras pregunto.
-¿Conoces a una joven Cazadora cuyas habilidades contrarrestan a luchadores con habilidades del diablo? Según me informan viaja en embarcaciones de papel creadas a partir de un habilidad del diablo."
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~El hombre respondió a mis preguntas de manera un tanto emotiva y filosofica, dandole un aire de misterio y sabiduría a aquella respuesta, que yo hubiese respondido de manera más burda y corriente. Pronto llegamos a una taberna, un edificio algo viejo pero bien conservado, que desde afuera daba a notar un ambiente muy tranquilo, libre de problemas. El cazador abrió la puerta y le agradecí con una sincera sonrisa, adentrandome al local junto a el recorriendo con la mirada el lugar, veo un lugar a unas cuatro mesas de distancia pero antes me pregunta por una cazadora. La descripción que me da de la persona cuadra con la mía por la parte de viajar en embarcaciones de papel. Sin poder creer que me buscara me le quedé mirando boquiabierta, ¿Un Yonkaikyo me estaba buscando?, el único pensamiento que me llegó a la mente fue "voy a morir".
-Ammm....-Murmuré, poniendome muy pálida de golpe por el miedo y al mismo tiempo muy nerviosa, ¿qué había hecho mal?. Eso ya no importaba, a este hombre no tenía forma ni de enfrentarlo ni de engañarlo, solo me quedaba rendirme y entregarme.-Esa persona que describe... soy yo...-Admití, levanté la mirada con miedo y guardé silencio unos segundos mordiendome el labio inferior, no sabía que más hacer o decir.-Soy usuaria de la Kami Kami No Mi, soy una mujer de papel... Pero como dije antes, nunca he tenido capturas significativas... Ni he peleado con alguien muy fuerte... Soy muy débil, porfavor no me mate.-Supliqué en murmuros pues no podía alzar la voz y que los demás clientes se asustaran.-¿Para qué me buscas?-Cuestioné aun más bajito que mis otras palabras, en ese momento guardé silencio, no me quedaba más que esperar.
-Ammm....-Murmuré, poniendome muy pálida de golpe por el miedo y al mismo tiempo muy nerviosa, ¿qué había hecho mal?. Eso ya no importaba, a este hombre no tenía forma ni de enfrentarlo ni de engañarlo, solo me quedaba rendirme y entregarme.-Esa persona que describe... soy yo...-Admití, levanté la mirada con miedo y guardé silencio unos segundos mordiendome el labio inferior, no sabía que más hacer o decir.-Soy usuaria de la Kami Kami No Mi, soy una mujer de papel... Pero como dije antes, nunca he tenido capturas significativas... Ni he peleado con alguien muy fuerte... Soy muy débil, porfavor no me mate.-Supliqué en murmuros pues no podía alzar la voz y que los demás clientes se asustaran.-¿Para qué me buscas?-Cuestioné aun más bajito que mis otras palabras, en ese momento guardé silencio, no me quedaba más que esperar.
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Al parecer la joven se identifica con la descripción que douy conforme hablo, nos encontramos ya en el interior de aquella taberna, un lugar bastante grotesco, una humedad notable en el ambiente, carencia de ventanas para la ventilación del lugar y tampoco una iluminación adecuada, desconozco el motivo de su poca iluminación y demás pero puedo suponerlo, estos lugares suelen ser el cobijo de aquellos que no se gustan a si mismos, que quisieran ser alguien más y no tener sus problemas, calzar otras ropas.
Azuka enseguida localiza una mesa vacía y al escuchar la descripción me responde diciendo que la persona a la cual describo es ella, algo que me sorprende de sobre manera, normalmente identifico a las personas sin mucho problema, al mismo tiempo que habla levanta la mirada tímida y con algo de miedo, me explica que es usuaria de la akuma Kami Kami No Mi, que es una mujer de papel que sus peleas fueron con personas demasiado débiles, que es débil, que no le mate, esto último lo suplica, todo en un tono de voz muy bajo, de forma que nadie a parte de mí la escucharía, y seguido a esto, con una voz aún más baja si cabe, me pregunta para qué la busco.
-"Verás, hace cosa de una semana un compañero y amigo me informó de la presencia de una cazadora con talento, con una habilidad capaz de hacer sombra a verdaderos luchadores, por ello vine en su busca para que se uniera a nuestra "familia"."
Digo mientras le acerco la silla para que se siente y tras acomodarle la silla me siento en otra silla delante suya. Momento en el cual con un ágil movimiento descuelgo de mi hombro una guitarra que se cuelga delante mío y empiezo a rasgar sus cuerdas al ritmo de una melodía, una melodía de tiempo pausado y calmo, como un lamento de la historia, un desfile de acordes y notas cruzan el aire, saliendo de mi guitarra y expandiéndose por todo el local.
Azuka enseguida localiza una mesa vacía y al escuchar la descripción me responde diciendo que la persona a la cual describo es ella, algo que me sorprende de sobre manera, normalmente identifico a las personas sin mucho problema, al mismo tiempo que habla levanta la mirada tímida y con algo de miedo, me explica que es usuaria de la akuma Kami Kami No Mi, que es una mujer de papel que sus peleas fueron con personas demasiado débiles, que es débil, que no le mate, esto último lo suplica, todo en un tono de voz muy bajo, de forma que nadie a parte de mí la escucharía, y seguido a esto, con una voz aún más baja si cabe, me pregunta para qué la busco.
-"Verás, hace cosa de una semana un compañero y amigo me informó de la presencia de una cazadora con talento, con una habilidad capaz de hacer sombra a verdaderos luchadores, por ello vine en su busca para que se uniera a nuestra "familia"."
Digo mientras le acerco la silla para que se siente y tras acomodarle la silla me siento en otra silla delante suya. Momento en el cual con un ágil movimiento descuelgo de mi hombro una guitarra que se cuelga delante mío y empiezo a rasgar sus cuerdas al ritmo de una melodía, una melodía de tiempo pausado y calmo, como un lamento de la historia, un desfile de acordes y notas cruzan el aire, saliendo de mi guitarra y expandiéndose por todo el local.
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~Asombro y alivio, si, eso era lo que estaba experimentando después de sus palabras, pues por un momento pensé que yo era vista como una amenaza en el East Blue y que el había venido a terminar con mi vida, pero para mi fortuna estaba muy equivocado, pues el Yonkaikyo no me había buscado para eso, sino para invitarme el mismo en persona a formar parte de su "familia", cosa que yo más bien entendí que era su gremio. Fue eso lo que me provocó un asombro que me dejó muda, el hombre me acercó una silla y me senté y el hizo lo mismo, pero haciendo gala de una gran maestría en el uso de la guitarra comenzó a interpretar un tema musical, no sabía si era para hacerme más amena la toma de la desición, pero al menos tranquilizaba un poco mis nervios que estaban muy muy alterados.
Por una parte me sentía muy honrada y halagada, pues que un Yonkaikyo viajara por si solo, buscara en la isla y entablara conversación con una completa extraña que tenía "fama" de tener algo de talento para invitarla a formar parte de lo que el consideraba su familia era un gran honor. Sin embargo, por otra parte estaban mis ambiciones y metas propias, como ostentar el título de Shichibukai, y ser subordinada de alguien iba a interferir con eso, pues el Gobierno solo me vería como la subordinada de un Yonkaikyo y no como una "potencial aliada", si quería llegar a esa meta debía hacerlo por mi cuenta, pero no sabía exactamente que palabras usar para declinar a tan grandiosa invitación. La melodía poco a poco llegaba a su fin y mis ideas no se acomodaban dentro de mi cabeza, de hecho estaba jugando con mis dedos de manera inquieta, dirigiendo mi mirada de vez en vez al enmascarado. Cuando el silencio se apoderó de la taberna de nueva cuenta, tomé aire y le miré.
-Debo admitirlo, me siento de verdad honrada por la invitación de tan emblematico personaje como lo es usted, Takeshi-sama.-Dije con mucha sinceridad, tratando de sonreír aunque fuera un poquito.-Pero... Tengo que seguir un camino propio, pues así como usted y los Shichibukai son mis heroes, yo quiero algún día ser una figura ejemplar para alguien portando ese título, y ese nombramiento no se obtiene bajo la sombra de alguien más... Usted es claramente un ejemplo a seguir para mí, siendo tan sencillo, cordial y amable a pesar de tener la fama y el poder en sus manos... Quisiera... Quisiera yo misma ganarme las cosas por mi propio esfuerzo... Llegar lejos sin que digan que fue gracias a otra persona... Quizás no pueda lograrlo, no soy "gran cosa", pero al menos.... Yo... Deseo intentarlo... Por ello, declino a su invitación. Espero sepa disculparme por quitarle su tiempo...-Finalicé y bajé la mirada, inclinando la cabeza hacía adelante para que no meviera a los ojos, estaba muy avergonzada, pero todo lo que decía era la verdad y nada más que la verdad.
Por una parte me sentía muy honrada y halagada, pues que un Yonkaikyo viajara por si solo, buscara en la isla y entablara conversación con una completa extraña que tenía "fama" de tener algo de talento para invitarla a formar parte de lo que el consideraba su familia era un gran honor. Sin embargo, por otra parte estaban mis ambiciones y metas propias, como ostentar el título de Shichibukai, y ser subordinada de alguien iba a interferir con eso, pues el Gobierno solo me vería como la subordinada de un Yonkaikyo y no como una "potencial aliada", si quería llegar a esa meta debía hacerlo por mi cuenta, pero no sabía exactamente que palabras usar para declinar a tan grandiosa invitación. La melodía poco a poco llegaba a su fin y mis ideas no se acomodaban dentro de mi cabeza, de hecho estaba jugando con mis dedos de manera inquieta, dirigiendo mi mirada de vez en vez al enmascarado. Cuando el silencio se apoderó de la taberna de nueva cuenta, tomé aire y le miré.
-Debo admitirlo, me siento de verdad honrada por la invitación de tan emblematico personaje como lo es usted, Takeshi-sama.-Dije con mucha sinceridad, tratando de sonreír aunque fuera un poquito.-Pero... Tengo que seguir un camino propio, pues así como usted y los Shichibukai son mis heroes, yo quiero algún día ser una figura ejemplar para alguien portando ese título, y ese nombramiento no se obtiene bajo la sombra de alguien más... Usted es claramente un ejemplo a seguir para mí, siendo tan sencillo, cordial y amable a pesar de tener la fama y el poder en sus manos... Quisiera... Quisiera yo misma ganarme las cosas por mi propio esfuerzo... Llegar lejos sin que digan que fue gracias a otra persona... Quizás no pueda lograrlo, no soy "gran cosa", pero al menos.... Yo... Deseo intentarlo... Por ello, declino a su invitación. Espero sepa disculparme por quitarle su tiempo...-Finalicé y bajé la mirada, inclinando la cabeza hacía adelante para que no meviera a los ojos, estaba muy avergonzada, pero todo lo que decía era la verdad y nada más que la verdad.
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Al mismo tiempo que la melodía se extiende por el local de forma leve y tranquila, calmando el bullicio que inunda el lugar, al igual que calma y tranquiliza a la joven Azuka, quien, asombrada por mi oferta permanece quieta en su sitio jugando nerviosa con sus dedos, como hizo en principio al conocerme, al igual que las miradas esquivas y escondiendo los ojos. Un gesto que no es mucho de mi agrado pero que tampoco voy a recriminárselo, eso lo hace al mismo tiempo que me explica los motivos por los cuales ha de reclinar mi propuesta, la verdad me asombra su determinación, lo que me alegra y apena a la vez.
-"Me apena que no te unas a nosotros en nuestra travesía, pero me alegra saber que los motivos son un objetivo claro y una firme determinación. Si bien es cierto que si eres subordinado de alguien no suelen tenerte en cuenta pero muchos grandes empezaron como subordinados, yo en mis inicios era un simple cazador miembro de un gremio, junto a muchos otros."
Digo mientras llamo al tabernero, un hombre pequeño y delgado, increíblemente más limpio que el ocal, no sé el motivo pero al menos hay algo limpio en este lugar, algo que se agradece, si el tabernero es limpio procurará tener las copas limpias, al menos así funciona en la mayor parte de las tabernas en las que he estado. El tabernero llega y nos pregunta lo que queremos, yo le digo que para mí una jarra de Sake, miro a Azuka y le pregunto
-"¿Qué deseas tomar Azuka-chan?"
Espero su respuesta mientras observo todo alrededor, nunca se sabe si alguien trataría de asesinarme o algo similar, llevo unos meses bajo peligro constante, por ello siempre voy armado y preparado.
-"Me apena que no te unas a nosotros en nuestra travesía, pero me alegra saber que los motivos son un objetivo claro y una firme determinación. Si bien es cierto que si eres subordinado de alguien no suelen tenerte en cuenta pero muchos grandes empezaron como subordinados, yo en mis inicios era un simple cazador miembro de un gremio, junto a muchos otros."
Digo mientras llamo al tabernero, un hombre pequeño y delgado, increíblemente más limpio que el ocal, no sé el motivo pero al menos hay algo limpio en este lugar, algo que se agradece, si el tabernero es limpio procurará tener las copas limpias, al menos así funciona en la mayor parte de las tabernas en las que he estado. El tabernero llega y nos pregunta lo que queremos, yo le digo que para mí una jarra de Sake, miro a Azuka y le pregunto
-"¿Qué deseas tomar Azuka-chan?"
Espero su respuesta mientras observo todo alrededor, nunca se sabe si alguien trataría de asesinarme o algo similar, llevo unos meses bajo peligro constante, por ello siempre voy armado y preparado.
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~La contestación que dio Takeshi a mi decline fue muy amable y sin resentimiento, hecho que me alivió de sobremanera haciendo que levantara la mirada poco a poco para encontrarme de nuevo con esa mascara que ocultaba su identidad. Pude notar en sus palabras un ultimo intento de hacerme entrar en razón para unirme a su gremio, pero mi respuesta era definitiva y la respuesta claramente era un no, además acompañar a alguien como el y su gente en aventura significaría peligros a los que yo no estaba acostumbrada y eso me daba miedo de momento, sería más un estorbo que una ayuda, ya quizás en un futuro podría iniciar mi propia aventura. Cuando el Yonkaikyo dejó de habar se acercó a nosotros un mesero, se veía impecable en comparación del lugar que tenía un aspecto un tanto desagradable, el hombre nos preguntó si deseábamos algo, Takeshi respondió que el deseaba una jarra de Sake e inmediatamente me cuestionó a mí. Torcí la boca un poco y cerré los ojos unos segundos para meditar mi decisión.
-Yo con una limonada estaré bien, de momento no me apetece nada con alcohol.-Dije para el mesero, el cual asintió y sonriendo se retiro, dejándonos solos nuevamente. Ate la tranquilidad que ya podía respirar yo ya mantenía una serena sonrisa y mi mirada atenta a un lado y a otro de manera intermitente, pero estaba principalmente sobre Takeshi. -Y bueno, ya teniendo un poco más de calma... Me gustaría saber, ¿cómo fue que obtuvo el título de Yonkaikyo?, seguro no debió ser fácil.-Afirmé, apoyando mi codo en la mesa, para con eso apoyar mi quijada en mi mano, echando el cuerpo un poco hacía adelante y cruzando las piernas. La verdad me hacía mucha ilusión escuchar alguna vivencia suya, más una como esa que en un futuro seguro me serviría.
-Yo con una limonada estaré bien, de momento no me apetece nada con alcohol.-Dije para el mesero, el cual asintió y sonriendo se retiro, dejándonos solos nuevamente. Ate la tranquilidad que ya podía respirar yo ya mantenía una serena sonrisa y mi mirada atenta a un lado y a otro de manera intermitente, pero estaba principalmente sobre Takeshi. -Y bueno, ya teniendo un poco más de calma... Me gustaría saber, ¿cómo fue que obtuvo el título de Yonkaikyo?, seguro no debió ser fácil.-Afirmé, apoyando mi codo en la mesa, para con eso apoyar mi quijada en mi mano, echando el cuerpo un poco hacía adelante y cruzando las piernas. La verdad me hacía mucha ilusión escuchar alguna vivencia suya, más una como esa que en un futuro seguro me serviría.
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Tras mi respuesta a su negativa a unirse a mi gremio, y mis intentos fallidos de convencerla de que cambiara de parecer Azuka, quien se mostraba decidida, pide una limonada al camarero, quien se retira a preparar lo pedido para nosotros. Conforme se alejan sus pasos el silencio se apodera de la mesa durante unos segundos, para posteriormente ser roto por la dulce voz de Azuka, quien me pregunta por el método de obtención del título de Yonkaikyo, una historia bastante curiosa la verdad.
-"De modo que quieres conocer el medio por el cual alcancé el título de Yonkaikyo, pues prepárate para una historia turbia y violenta."
Digo mientras apoyo mis codos sobre la mesa apoyando en las palmas de mis manos mi barbilla, mi cuerpo inclinado ligeramente hacia adelante, mi vista se fija en un punto de la mesa mientras el camarero se acerca con la limonada de Azuka y mi sake, dejando ambas cosas sobre la mesa para luego de un “espero que lo disfruten” retirarse educadamente para dejarnos algo de intimidad. Le doy un sorbo al sake antes de empezar a narrar mi historia.
-“Era una noche de vientos fuertes, una fuerte lluvia arrasaba los mares del Grand Line, me encontraba navegando en un pequeño bote en mitad de estruendosos truenos y violentas sacudidas del mar, las olas de un mar revuelto y rebelde mecían violentamente mi bote, tanto que en más de una ocasión casi me caigo al agua. Tras varios días de duro viaje en el cual casi pierdo la vida en varias ocasiones, llegué a una isla donde un conocido pirata hacía lo que quería, incluso se burlaba de marines y cazadores humillándolos cada vez que trataban de arrestarle, de modo que cuando esa noticia llegó a mis oídos decidí acercarme a poner a tal energúmeno en su sitio, y tras una violenta batalla con sus subordinados, dejando tras de mí un rastro de cadáveres que terminaban en una pila de muertos, llegué hasta el afamado pirata, y tras una dura batalla, de la cual aún conservo algunas cicatrices, le asesté un golpe letal que lo mató, por ello cobré una recompensa muy jugosa y el gobierno, en señal de gratitud, me hizo la oferta del puesto, pues vio en mí un poder fuera de lo común.”
Dije resumiendo a grandes rasgos la verdadera historia de cómo obtuve el puesto de Yonkaikyo, la verdad no me agrada demasiado contar mis logros, suena a darse unos aires de superioridad, cosa que no me agrada en lo absoluto.
-"De modo que quieres conocer el medio por el cual alcancé el título de Yonkaikyo, pues prepárate para una historia turbia y violenta."
Digo mientras apoyo mis codos sobre la mesa apoyando en las palmas de mis manos mi barbilla, mi cuerpo inclinado ligeramente hacia adelante, mi vista se fija en un punto de la mesa mientras el camarero se acerca con la limonada de Azuka y mi sake, dejando ambas cosas sobre la mesa para luego de un “espero que lo disfruten” retirarse educadamente para dejarnos algo de intimidad. Le doy un sorbo al sake antes de empezar a narrar mi historia.
-“Era una noche de vientos fuertes, una fuerte lluvia arrasaba los mares del Grand Line, me encontraba navegando en un pequeño bote en mitad de estruendosos truenos y violentas sacudidas del mar, las olas de un mar revuelto y rebelde mecían violentamente mi bote, tanto que en más de una ocasión casi me caigo al agua. Tras varios días de duro viaje en el cual casi pierdo la vida en varias ocasiones, llegué a una isla donde un conocido pirata hacía lo que quería, incluso se burlaba de marines y cazadores humillándolos cada vez que trataban de arrestarle, de modo que cuando esa noticia llegó a mis oídos decidí acercarme a poner a tal energúmeno en su sitio, y tras una violenta batalla con sus subordinados, dejando tras de mí un rastro de cadáveres que terminaban en una pila de muertos, llegué hasta el afamado pirata, y tras una dura batalla, de la cual aún conservo algunas cicatrices, le asesté un golpe letal que lo mató, por ello cobré una recompensa muy jugosa y el gobierno, en señal de gratitud, me hizo la oferta del puesto, pues vio en mí un poder fuera de lo común.”
Dije resumiendo a grandes rasgos la verdadera historia de cómo obtuve el puesto de Yonkaikyo, la verdad no me agrada demasiado contar mis logros, suena a darse unos aires de superioridad, cosa que no me agrada en lo absoluto.
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~El servicio de esta taberna si que fue de lo más rápido y eficiente, pues en cosa de pocos minutos el camarero ya había regresado con las bebidas, justo después de una introducción por parte de Takeshi que me dejó muy emocionada y ansiosa, ya quería escuchar la historia de como el hombre había adquirido el título de uno de los cuatro más poderosos de los mares. Cuando el hombre nos dejó las bebidas articulé un débil "gracias" acompañado de una cálida sonrisa, tome mi vaso y le dí un leve trago al mismo tiempo que el a su sake.
Me quedé en silencio pero mantuve mi sonrisa, mi mirada estaba atenta a su rostro, o más bien a la mascara, pues no tenía la libertad de mirarle. Su historia e causaba una gran sensación de emoción, el solo imaginar cada una de sus palabras, las tormentas que tuvo que pasar, la batalla contra los subordinados, la épica pelea que debió haber mantenido contra el pirata, aquello me dejaba maravillada, de hecho desde que mi hermano mayor no me contaba las historias de sus hazañas no había sentido tanta "adrenalina" y deseo por vivir algo similar, ahora más que nunca estaba muy decidida para llegar a ser una gran Shichibukai. Cuando el hombre terminó de hablar, se me notaba la emoción fácilmente, por mi amplia sonrisa y la forma en que agarraba el vaso, incluso mi mirada mostraba como mi alma ardía por llegar a ser alguien como este hombre.
-Takeshi-sama... Personas como usted y como mi hermano son una enorme inspiración para mí... Yo prometo que algún día nos volveremos a ver, y que llegare a convertirme en una Shichibukai... ¡¡Luchare por defender a la gente, así como lo hace usted!!.-Exclamé con singular felicidad. Justo esas palabras, o al menos unas palabras parecidas fueron las que dije a mi hermano mayor la ultima vez que le ví, y de aquello fue desde que yo tenía 15 años y el 22, ya diez años habían pasado desde entonces y aunque no había tenido mucho exito sabía que era algo que me iba a tomar tiempo, pero que lo haría.-Takeshi-sama, algún día me encantaría luchar hombro con hombro con usted para capturar a algún pirata... Hoy no estoy lista, ni mañana, pero algún día, ¿si?-Dije con emoción, esperando que su respuesta fuera afirmativa.
Me quedé en silencio pero mantuve mi sonrisa, mi mirada estaba atenta a su rostro, o más bien a la mascara, pues no tenía la libertad de mirarle. Su historia e causaba una gran sensación de emoción, el solo imaginar cada una de sus palabras, las tormentas que tuvo que pasar, la batalla contra los subordinados, la épica pelea que debió haber mantenido contra el pirata, aquello me dejaba maravillada, de hecho desde que mi hermano mayor no me contaba las historias de sus hazañas no había sentido tanta "adrenalina" y deseo por vivir algo similar, ahora más que nunca estaba muy decidida para llegar a ser una gran Shichibukai. Cuando el hombre terminó de hablar, se me notaba la emoción fácilmente, por mi amplia sonrisa y la forma en que agarraba el vaso, incluso mi mirada mostraba como mi alma ardía por llegar a ser alguien como este hombre.
-Takeshi-sama... Personas como usted y como mi hermano son una enorme inspiración para mí... Yo prometo que algún día nos volveremos a ver, y que llegare a convertirme en una Shichibukai... ¡¡Luchare por defender a la gente, así como lo hace usted!!.-Exclamé con singular felicidad. Justo esas palabras, o al menos unas palabras parecidas fueron las que dije a mi hermano mayor la ultima vez que le ví, y de aquello fue desde que yo tenía 15 años y el 22, ya diez años habían pasado desde entonces y aunque no había tenido mucho exito sabía que era algo que me iba a tomar tiempo, pero que lo haría.-Takeshi-sama, algún día me encantaría luchar hombro con hombro con usted para capturar a algún pirata... Hoy no estoy lista, ni mañana, pero algún día, ¿si?-Dije con emoción, esperando que su respuesta fuera afirmativa.
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Conforme mis labios y cuerdas vocales pronunciaban cada una de las palabras de mi historia aquella joven peliazul, cuyo nombre es Azuka, al parecer su hermano también le contaba historias tiempo atrás, y al igual que él yo soy una fuente de inspiración para ella, algo halagador sin duda, pero no merecido, mi puesto lo he ganado como un pobre viajero que no hacía más que ayudar por donde pasara. La verdad es que mi historia es mucho más larga, más triste y sufrida que la que conté a la joven Azuka, pero no quería perturbar su mente ilusionada.
-"Me halaga que me consideres una fuente de inspiración, pero no hay nada más poderoso que el deseo de uno, y la inspiración que te proporciona un hermano, esa inspiración, no la pierdas, nunca dejes de luchar por lo que quieres, si en un momento dudas, por poco que sea, tu sueño se desvanecerá en una nube de indecisión. Aprovecha ahora que tu determinación es fuerte, pues cuando pase, la habrás perdido."
Digo mientras termino mi copa y con mi kami no katana creo una figura compuesta por un par de figuras más, un pequeño leviatán y un pequeño escorpión uno a cada lado de un globo terrestre, representando la fuerza de la inspiración y cada uno de los puestos que ocupan y ocuparán los dos jóvenes que se encuentran charlando en el local, así mismo le entrego a Azuka dicha figura al tiempo que añado
-"Ten esta figura, llévala siempre contigo, te ayudará a mantener fija tu mira en tus sueños, y te recordará que siempre has de luchar por lo que quieres, no lo olvides nunca pequeña, ya llegará el día en que luchemos hombro con hombro, en ese día, me concederás un gran honor."
-"Me halaga que me consideres una fuente de inspiración, pero no hay nada más poderoso que el deseo de uno, y la inspiración que te proporciona un hermano, esa inspiración, no la pierdas, nunca dejes de luchar por lo que quieres, si en un momento dudas, por poco que sea, tu sueño se desvanecerá en una nube de indecisión. Aprovecha ahora que tu determinación es fuerte, pues cuando pase, la habrás perdido."
Digo mientras termino mi copa y con mi kami no katana creo una figura compuesta por un par de figuras más, un pequeño leviatán y un pequeño escorpión uno a cada lado de un globo terrestre, representando la fuerza de la inspiración y cada uno de los puestos que ocupan y ocuparán los dos jóvenes que se encuentran charlando en el local, así mismo le entrego a Azuka dicha figura al tiempo que añado
-"Ten esta figura, llévala siempre contigo, te ayudará a mantener fija tu mira en tus sueños, y te recordará que siempre has de luchar por lo que quieres, no lo olvides nunca pequeña, ya llegará el día en que luchemos hombro con hombro, en ese día, me concederás un gran honor."
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