Allen vs Rayder y Natsu Shion

Era un día como cualquier otro y estaba paseando tranquilamente por Villa Shimotsuki iba con la típica ropa de siempre, vestía un chaleco negro sin camisa debajo, un faldón negro y debajo un pantalón corto de color blanco que llega hasta las rodillas, su bufanda y unas sandalias negras. También llevaba una chupa de cuero, con el símbolo de mi banda en esta, la cual estaba abierta también. Las calles estaban vacías y había mucha tranquilidad, lo que dejaba dos opciones, o una, que estuvieran de fiesta o dos, que hubiesen matado a todos los de esa villa.

La dos estaba descartada totalmente, puesto que no había signos de batalla, así que solo quedaba que fuera la primera opción. -Genial, parece que estoy solo en esta villa en este momento...- Dije mientras seguía andando, con ganas de pelear, se podían notar las ansias que tenía en esos instantes para pelear.

Natty viajaba a mi lado mientras que observaba bien el terreno de esa villa, las casas parecían todas hechas de madera y la mayor parte del terreno era hierba, cosa que se podía usar a favor si tenías bastante imaginación, ahora solo faltaba que apareciera un contrincante, así que le pedí a Natty que si me involucraba en una pelea, no se metiera, cosa que no sabía si me oyó, pero eso era mejor a que no lo supiera y Natty se arriesgara para nada.

El silencio era lo más característico de aquella ciudad. No parecía haber ningún alma viviente que se dignase a sacar la cabeza por la ventana en dicho día. ¿Acaso era una ciudad fantasma? ¿O sus habitantes eran demasiado tímidos como para dejarse ver por extraños? Dos preguntas a las cuáles el pelinegro no podría contestar con total seguridad. El sol brillaba en lo alto, y pocas nubes estaban colgadas de él. Un clima ni demasiado tórrido ni demasiado invernal, perfecto para conocer una nueva ciudad en aquellos días de ardúo viaje en los que había tenido que pasar por miles de penas para desembarcar en el puerto de Shimotsuki. Su gran velero descansaba allá, amarrado a una estaca de madera que los encargados del muelle dejaban para su uso. Eso sí, no había pagado el peaje de estacionamiento porque nadie le había recibido con tales intenciones. ¡Pero qué coño! ¡Le había salido gratis, mejor que mejor!

Retomando el punto anterior en el que se encontraba, Rayder paseaba por las calles de la ciudad de dicha isla con tranquilidad. Vestía como siempre, con sus ropajes tan oscuros como la noche: botas de cuero, pantalones, camisa, gabardina, pendientes y collar plateados de la nobleza de Lvneel, etc. Lo único que se podría añadir que era nuevo es que no sólo llevaba una espada atada al cinto, sino que en la parte contraria de la cadera había otra katana más. ¿Pero dónde había encontrado dicha arma? Simple. En una de sus caminatas por las islas, concretamente en una de las más desérticas que sus pies habían podido pisar, la encontró envainada sobre una duna oscura. No había nadie alrededor, así que la tomó para sí mismo. No la había probado todavía, pero ya llegaría el momento de ello. Era paciente.

- Esto está demasiado tranquilo, no me da buena espina - Comentó el espadachín con el ceño fruncido, desconfiado.

"Tal vez sea una trampa", pensó, mientras que seguía caminando por aquellas calles. Nadie daba signos de vida, pero una ciudad como aquella no podía estar exenta de habitantes. Si no, ¿por qué motivo se habían edificado las casas? ¿Por qué aquella isla era conocid por su gran dojo de espadachines? Definitivamente algo andaba mal por allí, ¿pero el qué? Mordiéndose la lengua, avanzó, con algunas preocupaciones. Ya lo descubriría más adelante, o eso suponía.

Sus pasos le llevaron hasta una especie de plaza central, arropada en los alrededores por varias fachadas de edificios y tiendas de accesorios que estaban cerradas al público. Solo faltaba la típica bola de hieno rodando por ahí. Entonces sí que sería una ciudad fantasma. Y como si viniera de la nada, una especie de exclamación sacudió las calles de aquel lugar. Una voz humana. Pero no con buenas intenciones, sonaba un poco desquiciada, tal vez con ganas de hacer daño. Inmediatamente, el joven de pelo negro llevó instintivamente su mano derecha al mango de una de sus katanas, por si era necesario emplearla en defensa propia. Rayder miró a su alrededor, 360º, buscando el origen de aquella voz semi-distorsionada que parecía ser la única que había en toda la isla. Y fue en ese momento cuando lo vio.

Ojos rojos como el demonio, pelo blanco en mechones de punta, y una mirada un tanto de loco. Armado hasta los dientes, parecía la mismísima cara de un espectro del Inframundo. No dudó un instante en desenfundar su espada, con un movimiento grácil y galante, empuñándola con la mano derecha, la cuál estaba cerrada con fuerza sobre el mango. Poniéndose en posición de combate, esperó a que aquel chico extraño estuviera a una distancia más aproximada para comenzar a hablarle. No debía de mostrar miedo, pues él parecía ser una de las personas que se aprovechan de tal temor. Así, con una voz firme y segura de sí misma, le dijo mientras le apuntaba con el dedo índice de la mano libre:

- ¿Has sido tú quien ha matado a los habitantes de la isla? No me he encontrado a nadie desde que llegué, pero tú pareces muy sospechoso - Intentando abastecerse de toda la información que pudiera obtener, puesto que una persona que conoce lo que hay a su alrededor es una persona mejor preparada que otra ignorante.

Sus ojos incoloros se clavaron como garras en los de aquel chico, mientras controlaba su respiración y no le quitaba sus orbes de encima. "No sé cómo puede actuar, así que no debo perderle de vista", pensó, sin decir ninguna palabra más. Todo lo que tenía que decir lo había dicho, y hasta que no obtuviera una respuesta no proseguiría con aquella conversación. Pero él no parecía de aquellas personas que se quedaban a hablar antes de actuar ... No, sino al contrario. Primero actúa y luego habla. Tendría que estar muy atento a todos sus movimientos, como si quisiera observar la trayectoria de una mosca en una noche oscura.

Mas algo se agitaba cerca de allí, y de pronto vio dos figuras que recordaba con mucho esmero. Apoyado sobre cuatro patas y andando con una gracia felina, Natty iba a la par con su domador. Él, de pelo rosado, espada colgada al cinto y una extraña vestidura que complementaba con una bufanda bastante grande, Natsu hacía su aparición en aquella plaza de Shimotsuki. Pero rápidamente devolvió los ojos hacia el chico de pelo blanco, debido a que no se fiaba nada de él, y perderle de vista un momento podría significar unos cuantos puntos de sutura en su cuerpo en un futuro, o tal vez algún amputamiento que no estaba tentado a probar.

Seguí andando hacia una plaza, allí estaban dos personas, al fin, después de buscar tanto a mas gente a parte de mi, encontré a esas dos personas, una me recordaba bastante bien, era Rayder, un buen amigo que hice en un asalto a la marina y la otra persona me sonaba. -Hola Rayder... ¿y ese? ¿quien es?- Saludé primero y luego pregunté por el sujeto del pelo blanco, me sonaba de algo, pero no sabía de que, quizás ya habría peleado con él en alguna otra ocasión, pero su mirada, parecía que era de esas personas que mataba por matar.

Natty huyó del chico de pelo blanco asustado, eso solo significaba algo, que era muy fuerte y eso hacía, que me dieran mas ganas de pelear contra él. -Rayder, veo que ya te diste cuenta...- Dije al ver que Rayder ya había desenfundado su espada y estaba en guardia. -...de que ese chico tiene muchas ganas de pelear.- Añadí mientras yo directamente me transformaba en esa especie de dragón, la cabeza se me volvía la de un dragón, la piel escamosa, me salían unas alas con plumas azules y una gran cola sustituía mis piernas.

Desenvainé mi espada de filo rojo y pensé directamente, si él no ataca, entonces tendrá que atacar alguien, pero decidí esperar a ver que hacía, no estaba seguro, pero me sonaba de algo. -Esto... ¿le conozco?- Le pregunté educadamente mientras estaba a punto de atacarle, era algo gracioso esa situación, hablar respetuosamente con el que ibas a pelear, quizás, para algunos seguro que si lo sería, pero para mí no lo era.

Todavía sin que el combate comenzase, Natsu se posicionó muy cerca del pelinegro, respaldándole en lo que sería su compañero de batalla. El animal mascota del chico pelirrosa se había escondido, símbolo de que el enemigo que ambos tenían enfrente de sí era bastante fuerte. La tensión en el ambiente era cada vez más palpable, y el ex-noble no apartaba la vista ni un mínimo instante sobre el que iba a ser su enemigo de cara a unos minutos. Los ojos de aquel joven eran tan rojos como la mismísima sangre que corría por las venas de todos y cada uno de los allí presentes, aunque tal vez las de él fueran más negras que lo normal.

Natsu seguía preguntando en voz alta quién era aquel joven, que le sonaba de algo pero no sabía el qué. Para Rayder, la hora de hablar había terminado y solo quedaba la verdad. Empuñando la espada con una mirada fiera, le instó a su compañero a que dejase de hablar para concentrarse en lo que se les venía encima. Como buen instinto animal que tenía gracias a la Zoan que había ingerido años atrás, tenía los pelos de punta ante el suceso que acontecería en aquella plaza de Shimotsuki. Con una voz dura y seca, le dijo sin nisiquiera mirarle a los ojos, puesto que no era tiempo para abrir flancos a su contrincante:

- Natsu, él no va a hablar. Guarda las preguntas para más tarde, cuando la situación esté controlada ... Si es que somos capaces de ello - Dijo el joven, que ante todo sabía reconocer el potencial de una persona que tenía delante de él.

"Es como si un alma en pena se hubiera reencarnado en un cuerpo humano, no es un adversario corriente", pensó. Tendria que esforzarse desde el principio. Su compañero ya se había transformado en la forma completa de su Zoan mitológica, aquella especie de dragón con alas emplumadas a la espalda de su cuerpo escamoso. Con él llevaba sus armas de siempre, enarbolándolas de una forma extraña. Tal vez él también tuviera que hacerlo de la misma forma. Su ceño se frunció, la mirada que anteriormente había tenido una pizca de serenidad se tornaba ahora mucho más fiera, y con el paso del tiempo, su cuerpo cambió a la par que rugía con una voz de tonalidad más grave:

- Vamos allá, amigo - Haciendo referencia a su amigo pelirrosa convertido en dragón de que estaba listo para comenzar aquella confrontación de la cuál no sabría adivinar el resultado.

Ellos contaban con una ventaja de mayoría, pero el otro parecía tener muchos ases bajo su manga, por no mencionar aquel aspecto tan terrorífico. La piel de Rayder se oscureció, y unos finos bigotes aparecieron en sus mejillas, al igual que una larga cola en la zona baja de su espalda. Creció unos diez centímetros de alto, y su musculatura se ensanchó en sobremanera. No era como un culturista ni nada por el estilo, sino un hombre-jaguar con los músculos muy bien marcados. En su mano derecha, que se había transformado en una garra negra con las uñas afiladas, portaba la katana que había desenvainado anteriormente. El traje que llevaba se había amoldado perfectamente a la transformación, aunque le quedaba un poco más justo que normalmente. Las dos orejas se movían lentamente en lo alto de su cabeza, y los ojos incoloros estaban más furiosos que nunca. Los colmillos blanquecinos habían crecido y se habían afilado, completando la transformación en su forma híbrida.

Incluso su respiración había cambiado, siendo ahora un tanto más acompasada y acompañada de un movimiento de pectorales. Y entonces, mientras que Natsu se adelantaba para comenzar el enfrentamiento, a parte de seguir con las preguntas acerca de quién era aquel joven de pelo blanquecino, fue este último el que dio el primer paso. Antes de que ambos se hubieran transformado él ya sabía que eran usuarios de frutas del Diablo, señalándoselo además de refugiarse en su propio ego para dar a entender que haría con nosotros lo que él quisiera, que no éramos ni siquiera unos dignos contrincantes para él. Con varios rugidos intercalados, el hombre-jaguar dijo:

- No es de sabios vender la piel del jabalí antes de haberlo cazado. Además, parece que mi amigo y yo no somos los únicos usuarios de una Akuma No Mi - Colocando su arma por delante de su cuerpo, a modo de defensa. Prefería observar primero cómo atacaría, sus pautas y movimientos.

Siempre se decía que la mejor forma de derrotar a una persona era conociendo su forma de actuar. Si uno sabía cómo se movería, cuáles serían sus patrones de ataque, y cuál era el repertorio que ostentaba, podría adelantarse a todos sus movimientos. Pero en aquella ocasión, el ex-noble no conocía nada sobre el peliblanco, absolutamente nada. Tenía que empezar desde cero.

El cuerpo del enemigo se tornó negro, tal vez fuera el usuario de otra fruta Zoan de cualidades extrañas. Quitándose su chaqueta, la mantuvo en la mano unos instantes, para luego dejarla caer. ¡Y chás! Desapareció ante los ojos de ambos personajes. Mas el olor de aquel joven seguía en la nariz de Rayder. Sus sentidos felinos le serían de ayuda contra un enemigo que bien pudiera desaparecer o moverse a altas velocidades. Así que se encerró en su propio olfato, oído y reflejos naturales de los jaguares, siguiendo la estela que había dejado para encontrar el lugar donde aparecería.

Y de repente lo sintió, el mismo olor que mantenía aquel joven en su cuerpo, acercándose a la posición del mismo ex-noble. No habían sido más que décimas de segundo, pero gracias a su olfato lo pudo sentir. Parecía que sería él el primero en probar su ataque, y que dejaría a Natsu para más tarde. Así que utilizando sus piernas fibradas, se impulsó para desplazarse hacia la derecha, justo en el momento en que observaba cómo el chico de pelo blanco aparecía con una sombra debajo de él. Esa sombra no era una normal, sino que tenía la peculiaridad de que una de sus manos tenía forma de taladro de un radio considerable. A pesar de que siempre se dice que los superdepredadores como los jaguares son animales rápidos, en aquel instante no lo fue lo suficiente. Dicho taladro pasó por las costillas izquierdas del torso del espadachín, haciendo que emitiera un rugido de dolor contenido en sus propias fauces oscuras. Sintió cómo la misma carne de su cuerpo se desmembraba por aquella zona, dejando a la vista un torrente sanguíneo que tiñó el suelo del rojo propio de la sangre.

Pero no se detendría ahí. Si no se hubiera movido, tal vez aquel ataque hubiera llegado a rozar su corazón. En tal caso, el resultado hubiera sido mucho peor que el actual. Así que apretando la mandíbula, reunió las fuerzas que tenía consigo para sobreponerse y continuar con un ataque hacia el mismo enemigo. Aprovechando que su movimiento le había dejado cerca del costado del chico-sombra, empleó la mano con la que portaba su espada para lanzar un tajo con la fuerza de toda una bestia hacia él. Su objetivo no era la sombra que lo había atacado, sino el cuerpo que la controlaba. Sin embargo, el tajo no era un tajo normal y corriente, puesto que en el último segundo, su pata derecha giró en seco, creando una especie de giro horizontal en la cuál la espada rebanaría lo que estuviera en su camino a 360º. Ante la técnica, Rayder gritó su nombre en alto:

- ¡Panther Storm! [AM]

Mientras giraba, su espada se acercaba cada vez más al cuerpo del enemigo por su flanco izquierdo, esperando devolverle aquella sensación de dolor que su costilla había sufrido. Sólo desearía hacerle pagar por el daño que le había hecho, pero si realmente querían salir de allí con vida, Natsu y él deberían compenetrarse mucho mejor de lo que lo habían estado haciendo hasta el momento, que prácticamente no había sido nada de nada. Tal vez si actuasen juntos, tuvieran una ínfima oportunidad. Pero por separado, solo sería cuestión de tiempo que la muerte llamara a sus cuerpos.

La batalla seguía su curso, y cada uno de los contrincantes buscaba hacer el máximo daño posible a los que estuvieran en el otro bando. El hombre-jaguar en que se había convertido el ex-noble de la familia Backstraw iba soltando un reguero de sangre allá por donde giraba. Mas aquel ataque horizontal no consiguió dar en su objetivo, ya que su enemigo se "dobló" como si fuera un trozo de material dúctil y maleable, esquivando completamente su ataque. Por otra parte, el joven pudo observar cómo creaba una bola de energía clara en su mano. Rápidamente, revirtió la transformación de su Zoan a la forma completa, perdiendo mucha altura y quedando a cuatro patas con la espada en la boca. Se había convertido en un verdadero jaguar, de una tonalidad negra en el pelaje y un tamaño normal para los de su especie. Era una táctica para que su zona de efectividad se redujera, y así fue como pasó, no sin algún que otro contratiempo.

La bola fue lanzada previsiblemente hacia donde Rayder había sufrido el anterior ataque que le había atravesado parte de las costillas. Pero como se había vuelto a transformar en una pantera hecha y derecha, la altura de la cadera quedaba muy por encima de donde estaba actualmente, por lo que la bola de energía pasó zumbando por su lado, dejando los oídos un poco inquietos con su sonido. Perdiéndola de vista, regresó a su forma híbrida obteniendo toda la altura que había perdido con el fin de esquivar ese ataque de energía, mientras que miraba a su contrincante y le decía con una mirada seria, volviendo a tomar su arma con la mano derecha en vez de con la boca:

- Todos tenemos algún as en la manga, no solo tú - Dando una zancada hacia atrá para quedar fuera de su rango de ataque, expectante de lo que hiciera su compañero.

Vio entonces cómo Natsu descendía de los cielos en picado. Su velocidad aumentaba gradualmente gracias a su peso y a la gravedad, proporcionalmente, claro está. Incluso pudo fijarse en cómo sus escamas se hacían más grandes conforme caía. ¿Alguna habilidad extra de su fruta del Diablo? No, él no podía hacer eso con su cuerpo, debería de ser alguna extraña técnica cuyo nombre no conociera. Volviendo al ataque, este tampoco impactó en su objetivo, pues el joven de pelo blanco se movió a un lado, dejando toda la zona de aterrizaje posible para que Natsu no pudiera tocarle ni el más corto pelo de su cabellera.

De repente, el joven volvió a hacer algo extraño, y la concentración de energía en aquella bola pequeña que había lanzado antes contra él, la cuál estaba en el cielo debido al fallo de su lanzamiento, explotó. Una explosión de pequeño calibre, pero suficiente como para hacer que los oídos del pelinegro pitasen con fuerza. Incluso hizo una mueca de dolor. Si le quitaban sus sentidos, ¿qué más oportunidades podría tener de seguirle en una pelea de verdad? Por suerte, y como la bola se había encontrado a unos cuántos metros de su posición, aquel pitido pasó con el paso del tiempo, dejándole simplemente con un malestar general, a parte de la gran herida que tenía en su costilla izquierda, la cuál sangraba con abundancia. Mirando de reojo a su compañero, sin quitarle la vista de encima al enemigo, le instó a que cooperasen para atacar:

- Natsu, tenemos que atacar a la vez. No nos sirve de nada ir cada uno por nuestro lado, mira cómo nos ha esquivado ahora - Chasqueando la lengua con una cara de expresividad asqueada, sujetando con fuerza la espada que tenía en la mano.

Su cola se movía de un lado para otro, inquieta, pensando en algún movimiento que pudieran hacer conjuntamente y que tomara por sorpresa al peliblanco. Contando con la rapidez del jaguar y la ferocidad del dragón, algo había que haber que pudiera hacer temer a la sombra que se alzaba delante de ellos. Entonces le llegó a la mente, al igual que su cola se paraba en un punto incierto a la izquierda de su cadera. Una sonrisa nació en los labios de Rayder, el cuál comentó a su compañero dragonil para decirle entusiasmado:

- No te separes de mí, cierra su flanco y compenétrate conmigo - Instó, preparado para el siguiente ataque que, al menos, esperaba que tuviera un mínimo efecto. De no ser así, el combate se decantaría pronto en favor del solitario enemigo.

Mientras que en su cabeza únicamente podía darse ánimo pensando "Para obtener la victoria hay que intentarlo. Natsu, debemos ser dos en uno, es la única forma". Y sin un segundo más que esperar, se lanzó a por el chico-espectro que les miraba con una cara de autocomplacencia sin límites. Le daría lo suyo, estaba seguro de ello.

Conforme se acercaba, repitió los mismos patrones de movimiento que antes, para realizar su ataque. Solo que estaba vez era una estratagema ya pensada para que el chico creyera que iba a repetir el mismo ataque de antes. Sin embargo, no era así. Truco sucio, llamémoslo, con la intención de sorprenderle y pillarle con la guardia baja. Cuando supuestamente debería girar para llevar a cabo su ataque horizontal, paró en seco. Dio un giro contrario a su posición y lanzó una estocada con el reverso de su arma. No había ni dos metros de distancia entre ellos, y el enemigo debería tener muy buenos reflejos para poder reaccionar a tiempo. La proximidad haría que fuera un ataque con poco tiempo de reacción, pero además tenía algo que no se había mostrado todavía.

Como se había colocado muy cerca de él, la mayor parte de la visión del joven estaría concentrada en esquivar el ataque. Sin embargo, mientras que este se realizaba, la cola del hombre-jaguar se desplazaba esquivando los ojos del enemigo, pasando por detrás de él para tomarle por la cintura. En caso de que lo agarrase, la cola se haría un ovillo alrededor de él y apretaría con fuerza, para no dejarle escapar. Solo en ese momento Natsu podría aprovechar para golpearle con fuerza, intentando tomar algo de ventaja para la batalla. Para que el joven no se diera cuenta de lo que planeaba, intentó distraerlo gritando con furia:

- ¡Panther Slash! [AMB]

Y así, a la vez que la espada se iba encaminando cada vez más hacia el cuello del chico por la parte izquierda (la parte derecha de él), una cola juguetona se movía por debajo de sus piernas, intentando contenerle y aprisionarle, mientras que el jaguar mantenía unos dientes tan blanquecinos y afilados mostrando una tímida sonrisa que esperaba nunca se borrase de su cara.

INFORMACIÓN:

Mientras que el hombre jaguar estaba a punto de enfrentarse al chico-espectro, algo oscuro y energizante se encontraba dispuesto a causarle más de un problema debajo de sus pies. El suelo se calentaba poco a poco, y de seguro que el enemigo estaba seguro de que su plan tendría un éxito rotundo en aquellos instantes. La sonrisa que mostraba su cara demostraba que estaba cien por cien confiado de que aquella técnica conseguiría tumbar definitivamente a aquellos enemigos que tantos problemas le estaban dando, si es que se los estaban dando de verdad.

Pero antes de que la espada y el rabo del hombre jaguar pudieran hacer contacto con el contrincante, algo cayó encima de él, tapándole por completo. La oscuridad le cegó, notaba incluso cómo se apretaba contra el suelo, así que pasó a su forma completa de la Zoan, transformándose en una pantera negra hecha y derecha, pegando su cuerpo contra aquella materia que le estaba "engullendo". Cuando quiso darse cuenta de lo que estaba pasando por medio de su olfato, una gran explosión hizo retumbar sus oídos. Comenzó a sentir calor, mucha calor, y se apretó consigo mismo intentando que aquello pasase lo más rápidamente posible. Pero no sentía demasiado daño, puesto que lo que anteriormente había caído sobre él le estaba protegiendo de aquella técnica devastadora. Todo cuadraba entonces.

Natsu, volando con velocidad hacia donde estaba Rayder antes de atacar al que se hacía llamar Sert, cayó encima de él. Tal vez hubiera previsto lo que iba a pasar, o tal vez hubiera tenido un mal presentimiento sobre lo que estaba por acontecer. Tapándo al jaguar con su cuerpo, el dragón de alas emplumadas realizó un movimiento de escamas parecido al anterior, haciendo que estas se volvieran más densas para poder protegerse mejor de aquella explosión que ambos estaban sufriendo. Y escondido a buen recaudo gracias a su cuerpo, el jaguar únicamente sentía el calor proveniente del ataque fuera de su cúmulo defensivo. Los oídos le pitaban con fuerza, y estaba perdiendo sensibilidad en ellos. Aquella última explosión no habría sido tan pequeña como la anterior, de eso estaba segura.

"Gracias Natsu, he sido muy imprudente. Podría haber muerto en el acto", pensó el ex-noble, dándole las gracias de corazón a su compañero, que se estaba sacrificando en aquella pelea porque el jaguar pudiera seguir vivito y coleando. Ciertamente, era algo que decía mucho de él, y el pelinegro se lo agradecería durante toda su vida. Un gran amigo por el que lucharía por no perder. Y ahora lo daría todo en aquel momento para que ambos pudieran regresar y volver a encontrarse en un futuro. Su determinación había aumentado con la acción de su amigo, no dejaría que lo que había hecho fuera en vano. Conseguiría una ventaja, fuera como fuera.

El calor de la explosión estaba cesando, se podía notar perfectamente. El sonido que había causado desaparecía con unos jadeos que cada vez se iban haciendo más notorios. Tal vez fueran los de Natsu, o los del propio Sert, ya que canalizar tanta cantidad de energía siempre pasaría factura a cualquiera, a pesar de que fuera un formidable contrincante. Pronto sería el momento de contraatacar, podía sentir perfectamente el olor del chico-espectro a pesar de estar encerrado bajo Natsu. Su localización no era ningún inconveniente. Guardó la katana en su funda, aquella vez no atacaría como un espadachín, sino como la fiera que era.

Y entonces fue el momento que ambos estaban esperando. Su compañero dragonil abrió rápidamente las alas, dejando que el jaguar pudiera corretear por donde quisiera. Y lo vio, no estaba demasiado lejos. Ya tenía las piernas preparadas para impulsarse desde antes que su compañero le dejase hueco para salir. Moviéndose como una rápida sombra, el jaguar salió despedido, con las dos patas delanteras apuntando hacia su enemigo. Las garras afiladas se hicieron presentes conforme surcaba el aire, mientras que los colmillos de sus fauces se entreabrían para dirigirse a la yugular de dicho enemigo.

- ¡¡Grrrooooaaarrrghh!! [AI]

Rugió a pleno pulmón, mientras que se abalanzaba sobre su propio objetivo, con la intención de tanto morderle en el cuello como arañarle el pecho y dejarle unas buenas heridas. La fiera que llevaba en su interior se apoderó de él en aquel acto, solo buscaba la sangre ajena y que recorriese su boca como el trofeo que sería. No había mucha distancia entre ellos, y el tiempo entre el final de la explosión y el comienzo de su ataque había sido mínimo. Él esperaba que aquello, con la velocidad propia de un felino superdepredador, fuera suficiente como para tomarle por sorpresa y causarle algún daño, por mínimo que fuera.

Los ojos incoloros de aquel jaguar negro brillaban con fulgor, pretendiendo devolverle con creces a aquel chico espectro todo el daño que le había hecho a Natsu y a él mismo. El costado del jaguar seguía sangrando, y tenía que terminar el combate pronto. Si seguía perdiendo sangre, terminaría por caer inconsciente, y eso era algo que no les beneficiaba a ninguno de los dos aliados. Sus acciones tenían que ser decisivas de una vez por todas, y sus músculos se tensaban demasiado para cumplir su objetivo: terminar con Sert.

Mientras que el jaguar surcaba los aires para encontrarse con el enemigo, el dragón aprisionaba al mismo con su cola y las pocas fuerzas que le quedaban. Había intentado levitar para esquivar la embestida, pero fracasó cuando aquel agarre surtió efecto. Sin embargo, el mismo hombre jaguar no consiguió la suficiente altura como para atacar su cuello y pecho, sino que llegó hacia uno de sus brazos. Al menos, era algo positivo, puesto que podría haber esquivado sus ataques. La suerte les sonreía por primera vez desde que habían comenzado aquella pelea del demonio.

Por tanto, las fauces del jaguar se cerraron en torno al brazo de Sert. Los colmillos se hundieron en su carne, apretando con toda la furia que podía transmitirle. Si por él hubiera sido, además de arañarle todo el cuerpo, le hubiera arrancado de cuajo su miembro. Pero no era de ese estilo de personas, ni de animales. Ese ataque de mordisco sería suficiente para inutilizar el brazo del contrincante, de forma que no pudiera volver a usarlo hasta que recibiera una buena atención médica. Así, el combate se había igualado poco a poco, aunque ambos lados de la batalla estaban muy tocados, y las heridas comenzaban a ser importantes para todos. La sangre que le arrebataba con sus dientes a Sert se combinaba con la que soltaba la cadera de Rayder en su forma de jaguar, tiñendo el suelo cada vez más y más. Debido al peso de este, ambos dejaron de levitar y cayeron al suelo, donde el animal siguió aferrado a su presa. No le dejaría escapar, nunca.

- Grrrrrrrrrrr - Rugía con fuerza y unos ojos incoloros, mientras que seguía mordiendo.

De repente, algo que no entraba en sus planes comenzó a ocurrir. Debido a que ambos personajes estaban en contacto físico, el chico-espectro empezó a transmitir la misma energía que había detonado con anterioridad al interior del cuerpo del jaguar. Él notaba cómo dicho poder entraba en su cuerpo, por lo que la fuerza de su mandíbula se reducía por cada segundo que pasaba. ¿Qué haría con él ahora? Es como si estuviera dentro de él, esa misma sensación le daba repugnancia.

Podía sentirse cómo ambos estaban al límite de sus fuerzas. Sert comenzaba a jadear, y mostraba signos de cansancio aparente. Ciertamente tenía que reconocer que tenía muchísimo potencial, puesto que canalizar toda esa energía y seguir de pie tenía mérito. Al igual, el sacrificio de Natsu también había sido digno de mención, y la valentía con la que luchaba el jaguar sin miedo a sufrir heridas hacía que los tres fueran dignos contrincantes en aquella confrontación que se estaba llevando a cabo en una derruida plaza de Shimotsuki.

Siguió mordiendo con todas sus fuerzas el brazo del chico-espectro, el cuál no había soltado ni un segundo, solo aflojado la presión en torno a él. Instantes más tarde, sintió una embestida, cayendo hacia atrás, además de un gran calor en su interior que le estaba haciendo abrir los ojos de un dolor inimaginable.

Y de repente, algo en el interior de este último hizo "click". El reloj se paró cuando un cúmulo de explosiones comenzaron a sacudirle desde su interior. Podían verse exclamadas variaciones de piel en su cuerpo, cómo esta se tornaba rojiza y volvía a un estado humano de su fruta Zoan casi sin quererlo.

Los ojos de Rayder se ponían de un blanco inimaginable, perdiendo aquel incoloro iris que tenía normalmente. La sangre salió por su boca de una forma rauda y no planeada, notando cómo sus órganos vitales eran mortalmente dañados. Su boca estaba abierta, de la cuál escapaba un gran reguero de sangre, además del que salía de su costado derecho, que con las explosiones había comenzado a sangrar desconsideramente.

Perdía la conciencia, se sumía en los brazos del sueño ... O tal vez de un estado de muerte, no sabría decirlo. Su cabeza se iba para los lados, y de pronto cayó en la oscuridad. Abandonándose al silencio, quedó tumbado boca arriba debajo del chico-espectro al que su corazón había empezado a odiar de forma increíble.

*Debido a la inconsciencia de Natsu y Rayder, BomberJAD es el ganador del reto*

¡ENHORABUENA! ¡Ha sido un gran combate!