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~ Puto vago de los cojones...
Bajé refunfuñando y dando pasos fuertes del barco mientras me enfundaba a Shimei Kaeru y Yamaoroshi en el cinturón de mala gana.
~ ¡Y no olvides los líquenes!
Suzaku me gritaba desde cubierta del barco mientras yo bajaba. Preferí no darme la vuelta y me despedí con la mano derecha con los dedos índice y corazón en V como tenía por costumbre.
Estaba en el Reino Sakura, antiguamente conocido como el reino Drum y para variar me encontraba en una de mis apasionantes misiones de recadero para mi hermano Suzaku. En esta ocasión, habíamos llegado aquí para recolectar algunos materiales ya que era la tierra de grandes doctores tiempo atrás.
Cuando toqué tierra palpé mis bolsillos de rodillas a pecho, comprobando que llevaba todo lo que necesitaba.
~ Tabaco, tabaco, mechero, espadas, dinero, tabaco...¡bien!.
Comencé mi marcha hacia Robelle, una de las ciudades de allí. Durante el camino, seguí paliando los efectos de mi enfado con mi hermano mayor, el cual siempre me asignaba las tareas de recadero aunque, bien pensado, esta vez yo era el único que podía hacerlo. Pero eso no era excusa para que lo hiciera de buen humor.
~ El polvitos se pegaría con la humedad, el pollo se congelaría y yo me endurecería con tanto frío...
Mi hermano me había mandado por descarte, ya que mis otros hermanos pasarían peor por estas condiciones climatológicas. Hacía muchísimo frío aunque por suerte no había tormenta ni estaba nevando. Yo para variar, iba vestido con unos vaqueros simples, mis botas y una camisa. Aguanto bien el frío solo que esta vez debí coger una chaqueta para aguantar mejor.
Tras una hora aproximadamente de viaje llegué a Robelle, dirigiéndome rápido a un herbolario para conseguir las dichosas hierbas para mi hermano. No me costó demasiado identificarlo, entré y me dirigí directo al mostrador, donde una mujer hecha polvo me atendió.
~ Dime muchacho, ¿qué necesitas?.
~ Estoy buscando esto. - Dije entregándole un papel donde Suzaku había anotado todo lo que tenía que comprar. -
~ Mmmm... – murmuró la mujer mientras leía forzando la vista – ...espera aquí un minuto. - prosiguió llevándose la lista a la trastienda por una puerta tras el mostrador.
Suspiré profundamente.
Por fin un recado que acabaré rápido y sin que me lisien en el intento.
Me di la vuelta y me apoyé sobre el mostrador con los brazos extendidos, observando la tienda. Estaba llena de estanterías con libros y tarros con hierbas y objetos extraños que no reconocía. Algunos de ellos incluso parecían miembros de animales, por lo que decidí mirar al techo, evitando así vomitar.
Con suerte, hasta tengo tiempo de tomar algo caliente en un bar por aquí...
Bajé refunfuñando y dando pasos fuertes del barco mientras me enfundaba a Shimei Kaeru y Yamaoroshi en el cinturón de mala gana.
~ ¡Y no olvides los líquenes!
Suzaku me gritaba desde cubierta del barco mientras yo bajaba. Preferí no darme la vuelta y me despedí con la mano derecha con los dedos índice y corazón en V como tenía por costumbre.
Estaba en el Reino Sakura, antiguamente conocido como el reino Drum y para variar me encontraba en una de mis apasionantes misiones de recadero para mi hermano Suzaku. En esta ocasión, habíamos llegado aquí para recolectar algunos materiales ya que era la tierra de grandes doctores tiempo atrás.
Cuando toqué tierra palpé mis bolsillos de rodillas a pecho, comprobando que llevaba todo lo que necesitaba.
~ Tabaco, tabaco, mechero, espadas, dinero, tabaco...¡bien!.
Comencé mi marcha hacia Robelle, una de las ciudades de allí. Durante el camino, seguí paliando los efectos de mi enfado con mi hermano mayor, el cual siempre me asignaba las tareas de recadero aunque, bien pensado, esta vez yo era el único que podía hacerlo. Pero eso no era excusa para que lo hiciera de buen humor.
~ El polvitos se pegaría con la humedad, el pollo se congelaría y yo me endurecería con tanto frío...
Mi hermano me había mandado por descarte, ya que mis otros hermanos pasarían peor por estas condiciones climatológicas. Hacía muchísimo frío aunque por suerte no había tormenta ni estaba nevando. Yo para variar, iba vestido con unos vaqueros simples, mis botas y una camisa. Aguanto bien el frío solo que esta vez debí coger una chaqueta para aguantar mejor.
Tras una hora aproximadamente de viaje llegué a Robelle, dirigiéndome rápido a un herbolario para conseguir las dichosas hierbas para mi hermano. No me costó demasiado identificarlo, entré y me dirigí directo al mostrador, donde una mujer hecha polvo me atendió.
~ Dime muchacho, ¿qué necesitas?.
~ Estoy buscando esto. - Dije entregándole un papel donde Suzaku había anotado todo lo que tenía que comprar. -
~ Mmmm... – murmuró la mujer mientras leía forzando la vista – ...espera aquí un minuto. - prosiguió llevándose la lista a la trastienda por una puerta tras el mostrador.
Suspiré profundamente.
Por fin un recado que acabaré rápido y sin que me lisien en el intento.
Me di la vuelta y me apoyé sobre el mostrador con los brazos extendidos, observando la tienda. Estaba llena de estanterías con libros y tarros con hierbas y objetos extraños que no reconocía. Algunos de ellos incluso parecían miembros de animales, por lo que decidí mirar al techo, evitando así vomitar.
Con suerte, hasta tengo tiempo de tomar algo caliente en un bar por aquí...
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Un resfriado te puede tirar abajo todos tus planes, bueno eso me había pasado a mí, la pelirroja con el poder de quemar cosas, había sido víctima de un simple resfriado, que ironía. Varia gente me recomendaba debido a que mientras andaba por las calles, estornudaba y estornudaba, ir a una isla llamada Drum o Reino de Sakura, por su fama de tener mucha calidad en cuanto a médicos se trataba, el lugar perfecto para poder curarme de mi desgraciado resfriado, como lo odiaba.
Me puse rumbo a Drum en mi pequeño bote, no quedaba muy lejos del lugar en el cual me encontraba anteriormente, pero me dificultaba mucho remar y estar estornudando al mismo tiempo, que molestia era pero bueno, era para llegar a curarme el maldito resfrío.
-Siempre en laaachis!! , *snif* , la ocasión meaaaachis!! , iidios!!.-
Aburrida y sin ánimo, divisé a lo lejos la isla nevada, era un lujurioso arte gráfico para mis ojos, se empezaba a sentir el frío que poseía tal reino, pero a la vez estornudaba y estornudaba más y más, ya estaba harta. Remé más rápido para alcanzar luego mi objetivo, así que finalmente llegué a una costa de la isla, desembarqué mis cosas y me puse una chaqueta de cuero para tapar mi espalda, que es más abrigadora, no andaría tan destapada como siempre suelo hacer, era la excepción ese lugar y no quería contagiarme más del resfrío.
Caminé entre la nieve, costaba un montón hacerlo aunque por la urgencia no podía rechistar alguna cosa en ese momento, solo seguía estornudando con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados por la turbulenta nieve del frío ambiente, ya me estaba impacientando por visitar a algún doctor del lugar más cercano.
Congelada y casi muerta del frío , encontré porfín un lugar en el cual había gente, buscaba algún cartel para saber en donde me encontraba, nunca había tenido algún contacto con este lugar, al menos que recordara no. Le pregunté a un tipo de por ahí, alto de pelo negro y una cara de estar como yo , enfermo. -Estás en Robelle, una ciudad situada acá en Drum-. Nunca había escuchado de ese lugar, pero gracias al tipo que logré ubicarme y después volver a buscar mi bote. Caminé sin conocer nada del lugar en busca de algun médico o alguna farmacia , dando con el lugar indicado justo en el momento que quería. Era un herbolario que imaginaba yo, tenía medicinas naturales y cosas por el estilo, nada de pastillas, me desagradaban.
Entré e intenté hacer pasar desapercibido el frío y los tiritones que me pegaba, realmente estaba congelada. Eché un vistazo y ví un mostrador, así que me acerqué a él mirando hacia abajo tratando de soplar mi cuerpo para darle algo de calor, y sin darme cuenta, me tropezé con algo o alguien que estaba en el mostrador, haciéndome caer al suelo de una forma estúpida gracias a que no tenía las manos preparadas para apoyarme si caía o algo similar.
-Oh, achis! , disculpe señor achis!!!, *snif snif*.-
Me puse rumbo a Drum en mi pequeño bote, no quedaba muy lejos del lugar en el cual me encontraba anteriormente, pero me dificultaba mucho remar y estar estornudando al mismo tiempo, que molestia era pero bueno, era para llegar a curarme el maldito resfrío.
-Siempre en laaachis!! , *snif* , la ocasión meaaaachis!! , iidios!!.-
Aburrida y sin ánimo, divisé a lo lejos la isla nevada, era un lujurioso arte gráfico para mis ojos, se empezaba a sentir el frío que poseía tal reino, pero a la vez estornudaba y estornudaba más y más, ya estaba harta. Remé más rápido para alcanzar luego mi objetivo, así que finalmente llegué a una costa de la isla, desembarqué mis cosas y me puse una chaqueta de cuero para tapar mi espalda, que es más abrigadora, no andaría tan destapada como siempre suelo hacer, era la excepción ese lugar y no quería contagiarme más del resfrío.
- APARIENCIA DE YOKO:
Caminé entre la nieve, costaba un montón hacerlo aunque por la urgencia no podía rechistar alguna cosa en ese momento, solo seguía estornudando con los brazos cruzados y los ojos entrecerrados por la turbulenta nieve del frío ambiente, ya me estaba impacientando por visitar a algún doctor del lugar más cercano.
Congelada y casi muerta del frío , encontré porfín un lugar en el cual había gente, buscaba algún cartel para saber en donde me encontraba, nunca había tenido algún contacto con este lugar, al menos que recordara no. Le pregunté a un tipo de por ahí, alto de pelo negro y una cara de estar como yo , enfermo. -Estás en Robelle, una ciudad situada acá en Drum-. Nunca había escuchado de ese lugar, pero gracias al tipo que logré ubicarme y después volver a buscar mi bote. Caminé sin conocer nada del lugar en busca de algun médico o alguna farmacia , dando con el lugar indicado justo en el momento que quería. Era un herbolario que imaginaba yo, tenía medicinas naturales y cosas por el estilo, nada de pastillas, me desagradaban.
Entré e intenté hacer pasar desapercibido el frío y los tiritones que me pegaba, realmente estaba congelada. Eché un vistazo y ví un mostrador, así que me acerqué a él mirando hacia abajo tratando de soplar mi cuerpo para darle algo de calor, y sin darme cuenta, me tropezé con algo o alguien que estaba en el mostrador, haciéndome caer al suelo de una forma estúpida gracias a que no tenía las manos preparadas para apoyarme si caía o algo similar.
-Oh, achis! , disculpe señor achis!!!, *snif snif*.-
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Cuando estaba en el mostrador apoyado observé como una chica de pelo rojo y ojos amarillos entraba en el herbolario. La chica iba abrigada con una chaqueta de cuero pero seguía teniendo el cuerpo al descubierto. La chica tropezó conmigo cayendo al suelo sin ni siquiera poder poner las manos. Tras disculparse reaccioné y la ayudé a levantarse agarrándola firmemente pero sutilmente del brazo y el hombro contrario.
~ Tranquila querida, no ha sido nada. ¿Estás bien?.
Era una chica guapa, asique traté de comportarme como un caballero.
~ ¿Qué hace una chica como tú en un paraje helado como éste?
En ese momento la mujer del herbolario salió de la trastienda con una bolsa. Sin dejar de mirar a la chica a los ojos solté unos berries en la mesa mientras cogía la bolsa con la mano contraria.
~ Quédese el cambio.
Interesante...
~ Tranquila querida, no ha sido nada. ¿Estás bien?.
Era una chica guapa, asique traté de comportarme como un caballero.
~ ¿Qué hace una chica como tú en un paraje helado como éste?
En ese momento la mujer del herbolario salió de la trastienda con una bolsa. Sin dejar de mirar a la chica a los ojos solté unos berries en la mesa mientras cogía la bolsa con la mano contraria.
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Interesante...
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Dios, que descuidada y distraída era, no solo bastaba con pegarme un resfriado de aquellos, sino que ahora choqué por mi ineptitud a un señor desconocido que nisiquiera le ví la cara al momento de la colisión con aquel macho. Levanté la cabeza tímida y avergonzada, naturalmente estaba roja de la verguenza y por el resfrío, mis pómulos se veían cada vez mas colorados y se notaba claramente que tenía fiebre, no era mi día definitivamente.
-Tranquila querida, no ha sido nada. ¿estás bien?- dijo al verme tirada en el suelo, no podía sentirme más tonta pero así soy, despistada y lo que se le puede llamar idiotez. Así que me levanté mientras él me preguntaba que hacía yo ahí, -¿que acaso no notaba mi resfrío o qué?- pensé, cualquier persona notaría mi estado de ánimo a lo lejos.
Parecía que el tipo venía a comprar algun medicamento o suplemento para él, en fin no me importaba demasiado, solo quería curar mi odioso resfriado que no me dejaba nisiquiera hablar con claridad.
-Qué acaso no aaachis!!!, no ves que estoy resfriaaaachis!!! , *snif*.- maldito resfriado, maldito pueblo y maldito él, en estos momentos maldecía todo lo que tenía adelante, mi ánimo no era para nada el de una princesa como para comportarme de manera adecuada al tener alguna enfermedad que me jodiera el hablar y hasta el ser. Busqué en mis bolsillos y encontré un par de monedas, al ver que la mujer que atendía el lugar estaba en el mostrador hice a un lado suave pero a la vez con malas intenciones, a un lado al tipo de cabello celeste que tenía a mi lado, y procedí a pedirle a la chica algo para el resfriado.
-Disculpaaachis!!! , no tienes algo paraaachis!!! , esto.- , ya empezaba a sonar gangosa y apenas se me entendían mis palabras, como si estuviera molestando a la chica ella me miró feo y me respondió -Solo tenemos un par de estas hierbas, debes tomartelas con agua muy caliente si quieres un efecto rápido, te costaran 100 berries.- , revisé y al tener el dinero, solo le dejé el mismo encima y me llevé las hierbas, retirandome del lugar sin antes preguntarle algo al tipo de antes.
-Oye, ¿sabes dondeaaachis!!! , hay algún baño para tomaaachis!!! , tomarme esto...?.-
-Tranquila querida, no ha sido nada. ¿estás bien?- dijo al verme tirada en el suelo, no podía sentirme más tonta pero así soy, despistada y lo que se le puede llamar idiotez. Así que me levanté mientras él me preguntaba que hacía yo ahí, -¿que acaso no notaba mi resfrío o qué?- pensé, cualquier persona notaría mi estado de ánimo a lo lejos.
Parecía que el tipo venía a comprar algun medicamento o suplemento para él, en fin no me importaba demasiado, solo quería curar mi odioso resfriado que no me dejaba nisiquiera hablar con claridad.
-Qué acaso no aaachis!!!, no ves que estoy resfriaaaachis!!! , *snif*.- maldito resfriado, maldito pueblo y maldito él, en estos momentos maldecía todo lo que tenía adelante, mi ánimo no era para nada el de una princesa como para comportarme de manera adecuada al tener alguna enfermedad que me jodiera el hablar y hasta el ser. Busqué en mis bolsillos y encontré un par de monedas, al ver que la mujer que atendía el lugar estaba en el mostrador hice a un lado suave pero a la vez con malas intenciones, a un lado al tipo de cabello celeste que tenía a mi lado, y procedí a pedirle a la chica algo para el resfriado.
-Disculpaaachis!!! , no tienes algo paraaachis!!! , esto.- , ya empezaba a sonar gangosa y apenas se me entendían mis palabras, como si estuviera molestando a la chica ella me miró feo y me respondió -Solo tenemos un par de estas hierbas, debes tomartelas con agua muy caliente si quieres un efecto rápido, te costaran 100 berries.- , revisé y al tener el dinero, solo le dejé el mismo encima y me llevé las hierbas, retirandome del lugar sin antes preguntarle algo al tipo de antes.
-Oye, ¿sabes dondeaaachis!!! , hay algún baño para tomaaachis!!! , tomarme esto...?.-
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Una vez la muchacha estaba en pie, ignoró mis preguntas y apartándome sutilmente se acercó al mostrador pidiendo a la mujer algo para el resfriado.
Vaya resfriado lleva...
Cuando la dependienta le tendió la medicación pude percatarme de que no era el mejor remedio que pudiera darle, ya que mis habilidades como guardabosques tocaban el campo de las hierbas medicinales. Cuando la muchacha se dispuso a tomar la medicación preguntando por algún baño la toqué levemente el hombro para llamarla la atención.
~ Perdona preciosa, pero esa medicina solo calmará levemente tus síntomas. Verás... - comencé a rebuscar en mi recién adquirida bolsa de hierbas medicinales en busca de una clase de líquenes que Suzaku me había pedido - ...esta hierba es mucho más eficaz que esa que tienes en la mano. Hazme caso, sé bastante de hierbas medicinales.
Sonreí a aquella chica mientras le tendía en la mano las hierbas de las que hablaba. No siempre tengo la oportunidad de ser cordial y no iba a desaprovecharla. Normalmente mis interacciones con los humanos del género opuesto suelen ser violentos o, en caso contrario, muy rápidas asique, debía intentar ser agradable. ¡Quizás hasta hiciera amigos!
Espero que haga caso, le va a venir bien.
Vaya resfriado lleva...
Cuando la dependienta le tendió la medicación pude percatarme de que no era el mejor remedio que pudiera darle, ya que mis habilidades como guardabosques tocaban el campo de las hierbas medicinales. Cuando la muchacha se dispuso a tomar la medicación preguntando por algún baño la toqué levemente el hombro para llamarla la atención.
~ Perdona preciosa, pero esa medicina solo calmará levemente tus síntomas. Verás... - comencé a rebuscar en mi recién adquirida bolsa de hierbas medicinales en busca de una clase de líquenes que Suzaku me había pedido - ...esta hierba es mucho más eficaz que esa que tienes en la mano. Hazme caso, sé bastante de hierbas medicinales.
Sonreí a aquella chica mientras le tendía en la mano las hierbas de las que hablaba. No siempre tengo la oportunidad de ser cordial y no iba a desaprovecharla. Normalmente mis interacciones con los humanos del género opuesto suelen ser violentos o, en caso contrario, muy rápidas asique, debía intentar ser agradable. ¡Quizás hasta hiciera amigos!
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Maldito resfriado, no me dejaba ni susurrar algo, era una maldición del mismisimo demonio por decirlo así, haciendome a un lado para no pegarle algún resfriado o la misma gripe que tenía, me sentiría culpable después y no podría lidiar ni vivir con eso, ya era mucho yo tener el resfriado y pegarselo a otro, no era lo más hermoso de la vida ser una amenaza para los otros.
Me había dicho sobre lo que compré, que no curaría por completo mi resfriado, cosa que no me agradó en lo absoluto, quería deshacerme de él lo más pronto posible, estaba harta de esto.
Sacando una bolsa pequeña de entre sus prendas, me exclamó ahora siguiendo con lo que me dijo anteriomente, que esas servirían más que las que acababa de comprar, vaya, un desperdicio de dinero pero bueno, lo vale.
Agradecida y contenta, tosiendo a no más dar, tomé con delicadeza las hierbas que me había obsequiado el peliazul, casi se me caían debido a mi tos que me hacía mover bruscamente mi cuerpo de un lado a otro, asi que sin saber nada de esto no tenía otra opción más que preguntarle -¿Ay, ¡achis! , disculpa mi estupidez pero ahh... , ¿que hago con esto? ¡ACHIS! , *snif*.
Secandome la boca y la nariz con mi antebrazo , traté de mirar tiernamente al tipo que estaba al frente mío para que mi pregunta fuera más comprensible, que idiota era.
Me había dicho sobre lo que compré, que no curaría por completo mi resfriado, cosa que no me agradó en lo absoluto, quería deshacerme de él lo más pronto posible, estaba harta de esto.
Sacando una bolsa pequeña de entre sus prendas, me exclamó ahora siguiendo con lo que me dijo anteriomente, que esas servirían más que las que acababa de comprar, vaya, un desperdicio de dinero pero bueno, lo vale.
Agradecida y contenta, tosiendo a no más dar, tomé con delicadeza las hierbas que me había obsequiado el peliazul, casi se me caían debido a mi tos que me hacía mover bruscamente mi cuerpo de un lado a otro, asi que sin saber nada de esto no tenía otra opción más que preguntarle -¿Ay, ¡achis! , disculpa mi estupidez pero ahh... , ¿que hago con esto? ¡ACHIS! , *snif*.
Secandome la boca y la nariz con mi antebrazo , traté de mirar tiernamente al tipo que estaba al frente mío para que mi pregunta fuera más comprensible, que idiota era.
- OFF:
- Disculpa no estoy muy inspirada xD para el próximo post será mejor <3
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Tenía un serio resfriado, era importante que se tomara aquello si quería ponerse mejor. Si su enfermedad se agravara probablemente acabara en cama y tardara mucho en recuperarse. No soy un experto en medicina pero, he visto ese tipo de resfriados cabrones más de una vez. La chica me preguntó que qué debía hacer con los líquenes después de cogerlos con dificultad. Sonreí levemente pues por fin parecía que sus reacciones hacia mi eran más amigables.
~ Es fácil, mastícalos un rato hasta que se disuelvan perfectamente y trágalos. Lo importante es el jugo que formarán con la saliva. Tienen mal sabor pero merecen la pena.
Por una vez había logrado completar mi recado rápido así que decidí tomarme algo caliente en alguna taberna para paliar el tremendo frío de aquellas tierras, y por qué no, invitar a la chica a tomarlo conmigo, quizás hasta acabe con mi mala suerte con las mujeres. O si no, como poco, haría una amiga, que nunca está de más.
~ Oye, tengo algo de tiempo antes de partir de esta isla, ¿te gustaría tomar algo caliente en algún sitio por aquí?.
Realmente me apetecía una charla, aunque fuera sobre nada en concreto, ya que no me apetecía volver al barco para recibir más órdenes. Necesitaba un poco de relajación y un té caliente sería perfecto.
Ajusté mis espadas en el cinturón y sonreí ampliamente arqueando el cuello hacia el lado derecho mirando a la pelirroja mientras esperaba su reacción.
~ Es fácil, mastícalos un rato hasta que se disuelvan perfectamente y trágalos. Lo importante es el jugo que formarán con la saliva. Tienen mal sabor pero merecen la pena.
Por una vez había logrado completar mi recado rápido así que decidí tomarme algo caliente en alguna taberna para paliar el tremendo frío de aquellas tierras, y por qué no, invitar a la chica a tomarlo conmigo, quizás hasta acabe con mi mala suerte con las mujeres. O si no, como poco, haría una amiga, que nunca está de más.
~ Oye, tengo algo de tiempo antes de partir de esta isla, ¿te gustaría tomar algo caliente en algún sitio por aquí?.
Realmente me apetecía una charla, aunque fuera sobre nada en concreto, ya que no me apetecía volver al barco para recibir más órdenes. Necesitaba un poco de relajación y un té caliente sería perfecto.
Ajusté mis espadas en el cinturón y sonreí ampliamente arqueando el cuello hacia el lado derecho mirando a la pelirroja mientras esperaba su reacción.
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Sentía como la temperatura de mi cuerpo subía y subía, empezaba a pegarme una fiebre de aquellas, mi cuerpo sobrecalentado ya estaba por darse por vencido, y yo , esperando mi respuesta no hice más que pensar en cosas deprimentes como que me perdería en la vida si muero por un tonto resfriado. Deprimida y con el ánimo un poco abajo, el chico me respondío e hizo que mi mueca de tristeza de mi rostro se fuera, me había dado esperanzas el haberme encontrado con él. -¡Bien!-.
Me sugirió masticar y solo tragarme las hierbas que este me había entregado, se disolverían según él y tal cosa me trajo mucha esperanza, así que rápidamente procedí a tragarme y masticar las hierbas, la verdad sabían muy mal como él me dijo, pero valían la pena si estas curasen mi endemoniado resfriado. Esperaba tener un efecto inmediato cosa que no pasó obviamente, pero había que esperar con paciencia si quería resultados.
Después de las muecas y quejas al haberme tragado las hierbas ya disueltas, el salvador de mi resfrió me invitó amigablemente a tomarme algo caliente, cosa que me pareció muy bien para alegrar el pesado y deprimente día, pero me la quedé pensando en qué responderle y cómo con el maldito resfrío que me tenía congestionada hasta el alma, en fin, con un poco más de ánimo y dulzura en mis palabras respondí.
-Claro que me encantaríaah.... , pero no conozco mucho por ahh.... acá, ¿donde quieres ir?- me dí cuenta que ahora no estornudaba todo el tiempo, podía aguantarme el estornudar y seguir hablando normalmente, me sentía feliz y contenta, me daban ganas de darle un caluroso abrazo al tipo pero le pegaría el resfriado, cosa que no sería un muy buen agradecimiento para él y su salud.
Me sugirió masticar y solo tragarme las hierbas que este me había entregado, se disolverían según él y tal cosa me trajo mucha esperanza, así que rápidamente procedí a tragarme y masticar las hierbas, la verdad sabían muy mal como él me dijo, pero valían la pena si estas curasen mi endemoniado resfriado. Esperaba tener un efecto inmediato cosa que no pasó obviamente, pero había que esperar con paciencia si quería resultados.
Después de las muecas y quejas al haberme tragado las hierbas ya disueltas, el salvador de mi resfrió me invitó amigablemente a tomarme algo caliente, cosa que me pareció muy bien para alegrar el pesado y deprimente día, pero me la quedé pensando en qué responderle y cómo con el maldito resfrío que me tenía congestionada hasta el alma, en fin, con un poco más de ánimo y dulzura en mis palabras respondí.
-Claro que me encantaríaah.... , pero no conozco mucho por ahh.... acá, ¿donde quieres ir?- me dí cuenta que ahora no estornudaba todo el tiempo, podía aguantarme el estornudar y seguir hablando normalmente, me sentía feliz y contenta, me daban ganas de darle un caluroso abrazo al tipo pero le pegaría el resfriado, cosa que no sería un muy buen agradecimiento para él y su salud.
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La chica parecía no estar muy contenta con el sabor de los líquenes. Su cara expresaba que el sabor amargo que tenía en la boca era asqueroso.
Ya supuse que no le gustaría, pero seguro que la hace bien tomarlo.
La chica aceptó mi invitación para ir a tomar algo a algún lugar pero afirmó no tener mucha idea sobre el lugar como para elegir el sitio donde tomar algo. No había estado aquí nunca pero estaba seguro de que había visto un bar a la entrada de la ciudad, justo cuando llegué, así que era buena idea dirigirnos allí. Seguro que en un sitio tan frío como este debían servir bebidas calientes en cualquier taberna o bar. Así paliaríamos un poco el frío en los huesos, aunque yo estuviera acostumbrado a él.
~ Pues sí que conozco, sí. ¿Nos vamos?.
Tras despedirme de la dependienta con la mano, abrí la puerta del herbolario invitando a salir a mi acompañante con un gesto de la mano contraria.
Ya supuse que no le gustaría, pero seguro que la hace bien tomarlo.
La chica aceptó mi invitación para ir a tomar algo a algún lugar pero afirmó no tener mucha idea sobre el lugar como para elegir el sitio donde tomar algo. No había estado aquí nunca pero estaba seguro de que había visto un bar a la entrada de la ciudad, justo cuando llegué, así que era buena idea dirigirnos allí. Seguro que en un sitio tan frío como este debían servir bebidas calientes en cualquier taberna o bar. Así paliaríamos un poco el frío en los huesos, aunque yo estuviera acostumbrado a él.
~ Pues sí que conozco, sí. ¿Nos vamos?.
Tras despedirme de la dependienta con la mano, abrí la puerta del herbolario invitando a salir a mi acompañante con un gesto de la mano contraria.
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El lugar de nuestra visita no me importaba mucho, solo una buena compañía como cualquier mujer querría a estas instancias, un resfrió de los mil diablos me estaba acechando y comiendo por dentro, pero a la vez consumiendose por el salvador remedio que el peliazul me había obsequiado hace unos momentos atrás, parecía un arte el morirme de frío, el tiritar con ritmo hasta, pero si es por mi salud, cualquier problema se reduce a la nada misma , variando si la situación es grave o leve.
-Solo quiero un lugar en el donde descansar, esta caminata hacia el lugar me tiene arta, con frío, ah por cierto, porfavor que sea cálido, no soporto más el frío de estos lados, un café caliente me haría bien, eres muy considerado- estaba agradecida con tal hombre, me sacó de las heladas en las cuales me encontraba, excesivas por el resfrío y calientes por la calor que provenía de mi cuerpo alterado, mis nervios quemados y mis piernas a no mas dar moviendose de lado a lado.
-Una pregunta, ¿porqué tanto el interés en mí?- siempre era dudosa, procuraba no hacer tanta presión para que él no se sientiera incómodo, un agradecimiento no debería ser así y tendría que ser lo más agradable y suave posible, mi personalidad alterada y llameante siempre causaba problemas, de los graves, el chico a mis costados, parecía una de esas personas nobles.
Abriéndome la puerta levemente para hacer salida del herbolario en el cuál nos encontrabamos, procedí a tomar la rienda hacia fuera del lugar, despidiendome de la chica de la recepción con un gesto simple, entrecerrando los ojos y lentamente, poniendo caminata hacia un lugar desconocido, pero al mismo tiempo se desvelaba una duda hacia mi persona, el porqué, me encontraba ahí, sonaba de película pero de la nada me vino el resfrío, bueno, a disfrutar de la vida y seguir adelante, es un arte.
-Solo quiero un lugar en el donde descansar, esta caminata hacia el lugar me tiene arta, con frío, ah por cierto, porfavor que sea cálido, no soporto más el frío de estos lados, un café caliente me haría bien, eres muy considerado- estaba agradecida con tal hombre, me sacó de las heladas en las cuales me encontraba, excesivas por el resfrío y calientes por la calor que provenía de mi cuerpo alterado, mis nervios quemados y mis piernas a no mas dar moviendose de lado a lado.
-Una pregunta, ¿porqué tanto el interés en mí?- siempre era dudosa, procuraba no hacer tanta presión para que él no se sientiera incómodo, un agradecimiento no debería ser así y tendría que ser lo más agradable y suave posible, mi personalidad alterada y llameante siempre causaba problemas, de los graves, el chico a mis costados, parecía una de esas personas nobles.
Abriéndome la puerta levemente para hacer salida del herbolario en el cuál nos encontrabamos, procedí a tomar la rienda hacia fuera del lugar, despidiendome de la chica de la recepción con un gesto simple, entrecerrando los ojos y lentamente, poniendo caminata hacia un lugar desconocido, pero al mismo tiempo se desvelaba una duda hacia mi persona, el porqué, me encontraba ahí, sonaba de película pero de la nada me vino el resfrío, bueno, a disfrutar de la vida y seguir adelante, es un arte.
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La pelirroja aceptó mi invitación de tomar algo caliente pero, dudosa cuestionó mis intenciones. Daba la sensación de estar algo desorientada y de que su catarro no había remitido del todo. Aunque dudara, no parecía hacerlo con maldad por lo que no cambié absolutamente nada mi gesto, permaneciendo amable y sincero.
~ No es interés querida, es cortesía. ¿Qué caballero sería yo si no lo hiciera? - y mi sonrisa se amplió aún más.
Ambos salimos de la tienda despidiéndonos de la dependiente y comenzamos a andar al final de la calle, unos 50 metros nos distaban del bar donde decidí que tomáramos algo. Hacía un frío de mil demonios pero, siempre he soportado muy bien las temperaturas bajas por lo que me encontraba bien dentro de lo posible. Aunque mi acompañante parecía seguir muy dolida por el frío invernal que azotaba esa isla.
~ Mi nombre es Hayato, ¿y el tuyo?. - dije abriendo la puerta del bar donde pretendía tomar un reconstituyente té caliente que me devolviera el calor al cuerpo.
~ No es interés querida, es cortesía. ¿Qué caballero sería yo si no lo hiciera? - y mi sonrisa se amplió aún más.
Ambos salimos de la tienda despidiéndonos de la dependiente y comenzamos a andar al final de la calle, unos 50 metros nos distaban del bar donde decidí que tomáramos algo. Hacía un frío de mil demonios pero, siempre he soportado muy bien las temperaturas bajas por lo que me encontraba bien dentro de lo posible. Aunque mi acompañante parecía seguir muy dolida por el frío invernal que azotaba esa isla.
~ Mi nombre es Hayato, ¿y el tuyo?. - dije abriendo la puerta del bar donde pretendía tomar un reconstituyente té caliente que me devolviera el calor al cuerpo.
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Mi duda seguía rondando en mi mente, dándose vueltas infinitas hasta que fuera aclarada de una buena vez, poco interés eso sí me rondaba mientras empezaría a caminar junto al peliazul a mi costado, y este mismo, procedió a responder mi pregunta con una respuesta tan acogedora como para que se me pasara el frío aun más. -Es cortesía- , solo esas palabras entraron a mi mente para despejarla de la duda que tenía, llevando a cabo una misión importante en ella, la confusión, como mujer, siempre ando preocupada de estas cosas, innecesarias pero necesarias, ay que confusión.
Sonriendo levantando mis pómulos tiernamente, solo accedí a caminar junto a él a paso lento, hacia quizás que dirección, pero poco importaba con el frío que empezaba a sentir, no como antes pero del normal, las ventiscas de hielo no eran de lo más hermoso para andar tan destapada como yo. Miraba al peliazul y observé que le echó un ojo a un lugar en particular, me imaginaba que me llevaría a algún bar donde estaría el ambiente más cálido que acá afuera, todo por eso dios, era mejor que estar muerta de frío.
Hayato, así se llamaba, un bonito nombre para un macho tan rudo como él, sin exagerar, se veía fuerte al observarle detenidamente de pies a cabeza, mientras me abría la puerta del bar en cuestión para entrar, caminé hacia adentro, dí una mirada para observar el lugar y se veía bonito y tierno para ser un bar, luego de esto, giré mi cabeza un poco inclinada hacia abajo como siempre solía hacer.
-Yoko, me llamo Yoko, un gusto Hayato, gracias por tu ayuda- otra vez con una sonrisa de oreja a oreja, esperé para que tomara la delantera en cuanto a elegir alguna mesa, no era para eso, me daba verguenza y demasiada timidez llegar y sentarme en cualquier lugar del bar.
Sonriendo levantando mis pómulos tiernamente, solo accedí a caminar junto a él a paso lento, hacia quizás que dirección, pero poco importaba con el frío que empezaba a sentir, no como antes pero del normal, las ventiscas de hielo no eran de lo más hermoso para andar tan destapada como yo. Miraba al peliazul y observé que le echó un ojo a un lugar en particular, me imaginaba que me llevaría a algún bar donde estaría el ambiente más cálido que acá afuera, todo por eso dios, era mejor que estar muerta de frío.
Hayato, así se llamaba, un bonito nombre para un macho tan rudo como él, sin exagerar, se veía fuerte al observarle detenidamente de pies a cabeza, mientras me abría la puerta del bar en cuestión para entrar, caminé hacia adentro, dí una mirada para observar el lugar y se veía bonito y tierno para ser un bar, luego de esto, giré mi cabeza un poco inclinada hacia abajo como siempre solía hacer.
-Yoko, me llamo Yoko, un gusto Hayato, gracias por tu ayuda- otra vez con una sonrisa de oreja a oreja, esperé para que tomara la delantera en cuanto a elegir alguna mesa, no era para eso, me daba verguenza y demasiada timidez llegar y sentarme en cualquier lugar del bar.
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La muchacha dijo llamarse Yoko. Jamás había oído un nombre así pero me llamó mucho la atención. Era un nombre bonito y fácil de recordar aunque yo no fuera muy bueno en ello... La muchacha se había mostrado muy tímida y hablaba poco pero estaba seguro de que detrás de esa timidez había una personalidad fuerte. Tras llegar a la puerta del bar y abrir la puerta para que Yoko pasara entré y observé el bar. Parecía acogedor pero había algo en él que no acababa de convencerme, me daba mala espina. Yoko parecía esperar que yo eligiera mesa por lo que decidí que nos sentaríamos en la mesa central que estaba libre. Durante el camino hasta ella me fijé detenidamente en todos las personas que estaban allí. Había una pareja tomando lo que parecía ser té o alguna infusión caliente, eran jóvenes y parecían estar divirtiéndose. Un hombre bebía, probablemente alcohol debido a sus extraños movimientos, gritos y balbuceos; de espaldas a nosotros apoyado en la barra. En la pianola un hombre tocaba alegremente una canción con cierto desacompasamiento que me quemaba la paciencia. Cuatro ancianos jugaban a las cartas en la mesa de al lado acompañados de un hombre más joven con mala pinta, quizás un pirata o intento de ello. El camarero de la barra no se movía de allí pero una chica joven ataviada con un corto vestido negro se encargaba de los pedidos. Pero lo que más me llamaba la atención desde luego era el hombre dormido cuya cara era tapada por un sombrero en la esquina del bar. Parecía estar borracho pero algo me decía que no me fiara.
Algo no me gusta nada...
~ Siéntate Yoko. - dije ofreciéndole asiento a mi acompañante a la vez que llamaba a camarera para que nos tomara nota.
Una vez esta llegó me dispuse a pedir algo caliente para mí y pregunté a Yoko qué quería.
~ Yo tomaré un té, blanco a ser posible, caliente. ¿Tú que quieres, Yoko?.
Estoy seguro de que Yoko se había dado cuenta a estas alturas de que bajo mi capa de simpatía y cordialidad escondía una sensación de inquietud generada por el ambiente de ese bar. Quizás hasta deseaba que me preguntara al respecto y por eso no había hecho demasiado por ocultarlo.
Algo no me gusta nada...
~ Siéntate Yoko. - dije ofreciéndole asiento a mi acompañante a la vez que llamaba a camarera para que nos tomara nota.
Una vez esta llegó me dispuse a pedir algo caliente para mí y pregunté a Yoko qué quería.
~ Yo tomaré un té, blanco a ser posible, caliente. ¿Tú que quieres, Yoko?.
Estoy seguro de que Yoko se había dado cuenta a estas alturas de que bajo mi capa de simpatía y cordialidad escondía una sensación de inquietud generada por el ambiente de ese bar. Quizás hasta deseaba que me preguntara al respecto y por eso no había hecho demasiado por ocultarlo.
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Mi timidez no me dejaba reaccionar de una manera fluida, con el frío acumulado en mi cuerpo me movía a paso muy lento y pareciera estar con un tipo de enfermedad que me ralentizara, pero al entrar un poco en el lugar ya me sentí más cálida, mi cuerpo se empezó a acostumbrar al entorno templado del lugar en el cuál nos encontrabamos, el piano de fondo que tocaba un hombre con composiciones fuera de compáses musicales desconcentraba un poco, pero era mejor que estar afuera congelándose del frío y la helada, no podía pedir más con la mala suerte que tenía ese día.
Mi nuevo acompañante, Hayato, parecía estar examinando el lugar, antes de proceder a sentarnos en alguna mesa, examinó con su mirada cada rincón del bar, eligiendo la mesa central a vista de todos, la más llamativa. Ofreciéndome el asiento, continué con la visita al bar y me senté frotándome los brazos, el frío aún lo tenía pegado al cuerpo y no me dejaba en paz alguna, aunque ya me empezaba a temperar un poco.
-Yo me tomaré un té, blanco si es posible, caliente. ¿Tú que quieres Yoko?- adelantándose como quería yo que hiciera, pensé bien que podría querer, algo caliente de seguro para darle calor a mi cuerpo desde adentro, un chocolate caliente, o un café para despertarme también me serviría, muchas cosas se me pasaron por la cabeza antes de pedir lo que quería, mientras la camarera se acercaba hacia nuestra mesa a tomar nota de nuestros pedidos. -¿En qué puedo servirles?- dijo la señorita de vestido corto, con una sonrisa amigable aunque se apreciaba que estaba un poco cansada ya, era natural. -Yo, yo, yo primero, quiero un chocolate caliente y un café caliente- tomando la decisión mas imaginable, pedí las dos cosas que pensé, para no tener que elegir entre las dos.
Algo sentía, que Hayato mi compañero de mesa, no estaba tranquilo en el lugar, lo veía un poco distraído y preocupado por alguna cosa, pensé que podría ser el piano o algo así, con las dudas no tuve más que preguntarle que pasaba.
-¿Pasa algo Hayato? , te veo muy desconcentrado- con cara de duda, despues de decirlo me soplaba las manos juntas para darles calor.
Mi nuevo acompañante, Hayato, parecía estar examinando el lugar, antes de proceder a sentarnos en alguna mesa, examinó con su mirada cada rincón del bar, eligiendo la mesa central a vista de todos, la más llamativa. Ofreciéndome el asiento, continué con la visita al bar y me senté frotándome los brazos, el frío aún lo tenía pegado al cuerpo y no me dejaba en paz alguna, aunque ya me empezaba a temperar un poco.
-Yo me tomaré un té, blanco si es posible, caliente. ¿Tú que quieres Yoko?- adelantándose como quería yo que hiciera, pensé bien que podría querer, algo caliente de seguro para darle calor a mi cuerpo desde adentro, un chocolate caliente, o un café para despertarme también me serviría, muchas cosas se me pasaron por la cabeza antes de pedir lo que quería, mientras la camarera se acercaba hacia nuestra mesa a tomar nota de nuestros pedidos. -¿En qué puedo servirles?- dijo la señorita de vestido corto, con una sonrisa amigable aunque se apreciaba que estaba un poco cansada ya, era natural. -Yo, yo, yo primero, quiero un chocolate caliente y un café caliente- tomando la decisión mas imaginable, pedí las dos cosas que pensé, para no tener que elegir entre las dos.
Algo sentía, que Hayato mi compañero de mesa, no estaba tranquilo en el lugar, lo veía un poco distraído y preocupado por alguna cosa, pensé que podría ser el piano o algo así, con las dudas no tuve más que preguntarle que pasaba.
-¿Pasa algo Hayato? , te veo muy desconcentrado- con cara de duda, despues de decirlo me soplaba las manos juntas para darles calor.
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Yoko pidió un chocolate y un café. Me sorprendió que pidiera dos cosas pero me hizo gracia en el fondo, parecía una chica simpática. Tras ver como la camarera se dirigía a la barra para coger nuestros pedidos Yoko me preguntó que si me pasaba algo malo ya que me veía algo distraído. Con razón lo veía, es que estaba realmente distraído.
~ Pues, la verdad es que sí... verás... - me apoyé con los codos en la mesa inclinándome hacia Yoko y cerré los ojos. Mientras comencé a señalar con el dedo índice de la mano derecha cada cosa que nombraba. - El hombre de la barra está bebiendo algún tipo de whisky, probablemente de más de diez años ya que el camarero cogió la botella de arriba. El hombre de la pianola está tocando un fragmento repetido de la misma pieza que se repite cada 64 tecleos, y para ser exactos va 3 tempos por detrás. La partida que los ancianos están jugando justo detrás de ti no saben ni por asomo que el joven que se sienta con ellos es un pirata ya que no han reparado en su tatuaje del cuello. Y por último el hombre sentado en la esquina del bar dormido no parece estarlo, respira bastante rápido y cuando duermes tu ritmo respiratorio es más lento. - entonces abrí los ojos y miré a Yoko con gesto muy serio – Aquí hay algo que no va bien.
Mi “Ojo de la Tormenta” era una gran habilidad para el análisis de situaciones, así podía tener cualquier detalle en mi cabeza si había sido capaz de verlo. Tras estas palabras el bar estalló en acción. El hombre que se sentaba con los ancianos se levantó con dos pistolas en la mano apuntando a los ancianos y a Yoko a la nuca, el hombre de la esquina se levantó con un revólver de gran calibre disparando al camarero a un hombro y apuntándome a mi. Por último el borracho de la barra se dio la vuelta mostrando dos revólveres más pequeños que apuntaban a la mesa central y la pareja de jóvenes.
- ¡ALTO TODO EL MUNDO! - gritaba el borracho mientras accionaba los martillos de sus revólveres y sus compañeros afianzaban la situación.
En ese momento mi Kenbonshoku Haki se activó instantáneamente prediciendo un disparo a la pareja, concretamente a la mujer. No pude evitar saltar de mi asiento hacia la mujer tumbándola al suelo y girando en el aire para que cayera sobre mí, evitando así su funesto destino. La situación se había vuelto seria. En una esquina del bar nos encontrábamos yo, la mujer sentada delante mío, su pareja detrás de mi y finalmente Yoko y la camarera a mi lado derecho. Tengo claro que en un lugar sin civiles mis habilidades hubieran dejado fuera de combate a aquellos individuos pero no podía arriesgar las vidas inocentes de personas que no merecían. Además ya había un herido y no quería que la cosa fuera a peor.
¿Qué hago ahora?
~ Pues, la verdad es que sí... verás... - me apoyé con los codos en la mesa inclinándome hacia Yoko y cerré los ojos. Mientras comencé a señalar con el dedo índice de la mano derecha cada cosa que nombraba. - El hombre de la barra está bebiendo algún tipo de whisky, probablemente de más de diez años ya que el camarero cogió la botella de arriba. El hombre de la pianola está tocando un fragmento repetido de la misma pieza que se repite cada 64 tecleos, y para ser exactos va 3 tempos por detrás. La partida que los ancianos están jugando justo detrás de ti no saben ni por asomo que el joven que se sienta con ellos es un pirata ya que no han reparado en su tatuaje del cuello. Y por último el hombre sentado en la esquina del bar dormido no parece estarlo, respira bastante rápido y cuando duermes tu ritmo respiratorio es más lento. - entonces abrí los ojos y miré a Yoko con gesto muy serio – Aquí hay algo que no va bien.
Mi “Ojo de la Tormenta” era una gran habilidad para el análisis de situaciones, así podía tener cualquier detalle en mi cabeza si había sido capaz de verlo. Tras estas palabras el bar estalló en acción. El hombre que se sentaba con los ancianos se levantó con dos pistolas en la mano apuntando a los ancianos y a Yoko a la nuca, el hombre de la esquina se levantó con un revólver de gran calibre disparando al camarero a un hombro y apuntándome a mi. Por último el borracho de la barra se dio la vuelta mostrando dos revólveres más pequeños que apuntaban a la mesa central y la pareja de jóvenes.
- ¡ALTO TODO EL MUNDO! - gritaba el borracho mientras accionaba los martillos de sus revólveres y sus compañeros afianzaban la situación.
En ese momento mi Kenbonshoku Haki se activó instantáneamente prediciendo un disparo a la pareja, concretamente a la mujer. No pude evitar saltar de mi asiento hacia la mujer tumbándola al suelo y girando en el aire para que cayera sobre mí, evitando así su funesto destino. La situación se había vuelto seria. En una esquina del bar nos encontrábamos yo, la mujer sentada delante mío, su pareja detrás de mi y finalmente Yoko y la camarera a mi lado derecho. Tengo claro que en un lugar sin civiles mis habilidades hubieran dejado fuera de combate a aquellos individuos pero no podía arriesgar las vidas inocentes de personas que no merecían. Además ya había un herido y no quería que la cosa fuera a peor.
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Ahora todo tenía sentido, después de que le pregunté a Hayato sobre qué pasaba, me contó varias cosas sobre el bar, que algo andaba mal y en ese momento comenzé a comprender la situación, analizando todas y cada una de las cosas que me dijo Hayato, pareciera que fuera psíquico pero tenía razón, las cosas andaban mal de por sí, ahora empezaba a sentir la mala vibra del lugar en el cuál solo esperaba a tomarme un café y un rico y caliente chocolate, para colmo, algo tendría que pasar en este día de media mala suerte.
Hayato me mencionó que algo no andaba bien y le creía, se sentía en el ambiente un poco de maldad.
Algo pasaba, y sin duda no tardaría en manifestarse la gran sorpresa, así que sin mas interrupciones el caos llegó al lugar de los hechos.
-¡ALTO TODO EL MUNDO!- gritó un hombre cerca de la barra según ví, no me causaba tanto miedo debido a que conozco mis habilidades, y esos hombres portaban pistolas , parecía que solo se sabían su nombre, no las manejarían tan bién como yo, pero al momento de tranquilizarme de escuchó un disparo cuando al mismo tiempo Hayato saltó hacia una anciana a nuestras espaldas, parecía que la estaba cubriendo de algo y cuando me fijé, un hombre había disparado a tal pobre señora de avanzada edad, eso me hizo enojar, y noté que también me apuntaba a mí, enfureciéndome aún más, nadie me amenaza con mi especialidad.
Pensé en algo para despistar primero a los bandidos que estaban repartidos por el bar, así que usé una de mis habilidades más útiles en cuánto a pistolas y defensa, susurrándo.
-Are are no mi : "Incinerate"...-
En ese momento, puse ojo a todas y cada una de las pistolas repartidas por los hombres del bar que amenazaban a las personas indefensas , y gracias a mi habilidad, la pólvora dentro de sus pistolas hizo explosión causándoles quizás un daño considerable a sus manos, dándole tiempo a Hayato para golpearlos o algo parecido, que ahora noté que traía un par de espadas en su cintura, y yo empezaba a sacar mi pistola Aire para amenazar a los tipos que se metieron conmigo, empezando por el tipo que me amenazó en instantes atrás, desenfundando mi Desert Eagle y haciendo un giro brusco girándome, posteriormente poniéndole la pistola en la cabeza, le susurré al oido.
-Con pistolas no se juega hombre- , y ahora, había desvelado mis habilidades de mi fruta del diablo, ojalá nadie haya sospechado de mí, pero creo que Hayato sí lo habrá hecho.
Hayato me mencionó que algo no andaba bien y le creía, se sentía en el ambiente un poco de maldad.
Algo pasaba, y sin duda no tardaría en manifestarse la gran sorpresa, así que sin mas interrupciones el caos llegó al lugar de los hechos.
-¡ALTO TODO EL MUNDO!- gritó un hombre cerca de la barra según ví, no me causaba tanto miedo debido a que conozco mis habilidades, y esos hombres portaban pistolas , parecía que solo se sabían su nombre, no las manejarían tan bién como yo, pero al momento de tranquilizarme de escuchó un disparo cuando al mismo tiempo Hayato saltó hacia una anciana a nuestras espaldas, parecía que la estaba cubriendo de algo y cuando me fijé, un hombre había disparado a tal pobre señora de avanzada edad, eso me hizo enojar, y noté que también me apuntaba a mí, enfureciéndome aún más, nadie me amenaza con mi especialidad.
Pensé en algo para despistar primero a los bandidos que estaban repartidos por el bar, así que usé una de mis habilidades más útiles en cuánto a pistolas y defensa, susurrándo.
-Are are no mi : "Incinerate"...-
En ese momento, puse ojo a todas y cada una de las pistolas repartidas por los hombres del bar que amenazaban a las personas indefensas , y gracias a mi habilidad, la pólvora dentro de sus pistolas hizo explosión causándoles quizás un daño considerable a sus manos, dándole tiempo a Hayato para golpearlos o algo parecido, que ahora noté que traía un par de espadas en su cintura, y yo empezaba a sacar mi pistola Aire para amenazar a los tipos que se metieron conmigo, empezando por el tipo que me amenazó en instantes atrás, desenfundando mi Desert Eagle y haciendo un giro brusco girándome, posteriormente poniéndole la pistola en la cabeza, le susurré al oido.
-Con pistolas no se juega hombre- , y ahora, había desvelado mis habilidades de mi fruta del diablo, ojalá nadie haya sospechado de mí, pero creo que Hayato sí lo habrá hecho.
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No sabía que hacer. Estaba completamente bloqueado. Para mi sorpresa, tras unos leves susurros de Yoko que no pude comprender, las pistolas de los bandidos estallaron haciendo que sus propias armas les dañaran. Uno de ellos, el de la esquina, debió recibir el impacto en la cara porque cayó al suelo fulminado. El borracho de la barra y el que se sentaba jugando a las cartas estaban aturdidos mirando sus manos chamuscadas por lo que aproveché para dejarlos fuera de combate.
Nitoryu Iai: Kirihanasu (Desmembrar)
Con un rápido desenvaine y envaine de mis espadas Shimei Kaeru y Yamaoroshi lancé dos ondas cortantes muy finas e imperceptibles hacia las manos de ambos bandidos, cortándolas y seccionándolas, haciendo que se retorcieran de dolor en el suelo. Estabas seguro de que Yoko sabía que era cosa mía pero, no podría saber si era una habilidad de fruta del diablo o a mi habilidad como espadachín ya que se encontraba aún concentrada apuntando con un revólver a los bandidos. Las primeras explosiones que estaba seguro eran causa de las palabras de mi compañera y el anterior disparo del bandido ocasionaron un gran revuelo y la gente comenzó a correr. Yo examiné al hombre que más cerca tenía, el de la barra mientras la gente del bar le pedía auxilio a Yoko. Entre sus bolsillos encontré algo que no me gustó absolutamente nada. Mi cara se tornó seria y pálida. Un sentimiento de culpabilidad comenzó a subir por mi columna vertebral hasta estallar en mi cabeza. Me dirigí a Yoko con el papel que había encontrado en la mano y me despedí de ella rápidamente.
~ Yoko siento irme así, creo que deberías alejarte de este lugar. Yo tengo algo de prisa. Encantado de haberte conocido y espero que nos volvamos a ver.
Intentaba disimular mi desasosiego pero me era imposible, estaba realmente nervioso. Al cruzar la puerta corriendo un hombre entro chocándose levemente conmigo y haciendo que se me cayera el papel que portaba en la mano, pudiendo dar a conocer tanto el motivo de mi huída como el de el ataque de los bandidos: un cartel de Wanted con mi nombre.
Los caza recompensas me habían seguido.
Malditos cazadores de recompensas...tengo que volver al barco y avisar a Suzaku.
Corrí a toda velocidad agarrando mis espadas para que no se movieran demasiado y subí al barco gritando a mis hermanos que habíamos de salir de allí. Me dolía haber dejado a aquella chica allí pero, desde luego no podía involucrarla en problemas de ese calibre por mucha fuerza que tuviera. Esperaba volverla a ver y terminar de tomar ese té o ese chocolate. Para acabar la situación, mi hermano Suzaku comenzó a divagar sobre sus artes de huída en barco a lo único que pude contestar con un chiste.
~ ¿Arte?...¿sabes lo que es el arte hermano?....(H)el arte es morirte de frío.
Mis hermanos comenzaron a reír y el barco se dispuso a emprender de nuevo nuestro camino mientras yo miraba a tierra firme.
Lo siento querida, en otra ocasión será.
Nitoryu Iai: Kirihanasu (Desmembrar)
Con un rápido desenvaine y envaine de mis espadas Shimei Kaeru y Yamaoroshi lancé dos ondas cortantes muy finas e imperceptibles hacia las manos de ambos bandidos, cortándolas y seccionándolas, haciendo que se retorcieran de dolor en el suelo. Estabas seguro de que Yoko sabía que era cosa mía pero, no podría saber si era una habilidad de fruta del diablo o a mi habilidad como espadachín ya que se encontraba aún concentrada apuntando con un revólver a los bandidos. Las primeras explosiones que estaba seguro eran causa de las palabras de mi compañera y el anterior disparo del bandido ocasionaron un gran revuelo y la gente comenzó a correr. Yo examiné al hombre que más cerca tenía, el de la barra mientras la gente del bar le pedía auxilio a Yoko. Entre sus bolsillos encontré algo que no me gustó absolutamente nada. Mi cara se tornó seria y pálida. Un sentimiento de culpabilidad comenzó a subir por mi columna vertebral hasta estallar en mi cabeza. Me dirigí a Yoko con el papel que había encontrado en la mano y me despedí de ella rápidamente.
~ Yoko siento irme así, creo que deberías alejarte de este lugar. Yo tengo algo de prisa. Encantado de haberte conocido y espero que nos volvamos a ver.
Intentaba disimular mi desasosiego pero me era imposible, estaba realmente nervioso. Al cruzar la puerta corriendo un hombre entro chocándose levemente conmigo y haciendo que se me cayera el papel que portaba en la mano, pudiendo dar a conocer tanto el motivo de mi huída como el de el ataque de los bandidos: un cartel de Wanted con mi nombre.
Los caza recompensas me habían seguido.
Malditos cazadores de recompensas...tengo que volver al barco y avisar a Suzaku.
Corrí a toda velocidad agarrando mis espadas para que no se movieran demasiado y subí al barco gritando a mis hermanos que habíamos de salir de allí. Me dolía haber dejado a aquella chica allí pero, desde luego no podía involucrarla en problemas de ese calibre por mucha fuerza que tuviera. Esperaba volverla a ver y terminar de tomar ese té o ese chocolate. Para acabar la situación, mi hermano Suzaku comenzó a divagar sobre sus artes de huída en barco a lo único que pude contestar con un chiste.
~ ¿Arte?...¿sabes lo que es el arte hermano?....(H)el arte es morirte de frío.
Mis hermanos comenzaron a reír y el barco se dispuso a emprender de nuevo nuestro camino mientras yo miraba a tierra firme.
Lo siento querida, en otra ocasión será.
- Off:
- Bueno Yoko un placer haber roleado con vos^.^
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Una presión enorme rondaba por el lugar, ahora que estaba acorralando a los tipos borrachos, Hayato se paró y con su espada dió unos dos o tres cortes que hicieron que dos de los tipos perdieran sus manos, uno había caido derrotado por la explosión de la pólvora en sus propias manos, y yo todavía tenía al mío en mis jaulas junto a mi pistola, pero para no perder más tiempo solo dí paso a disparar un balazo de aire para no causar tanta suciedad en el piso del local, y no ver unos cesos volando por ahí, le susurré al oído para advertirle de mi ataque leve.
-Te-no-hira , Hakke Kusho- poniendo mi mano derecha, apoyando mi palma en su cabeza, una explosión de aire salió disparada hacia él y lo mandó a volar, y así me libraba de una presión menos, mientras veía a Hayato recoger algo del bolsillo de uno de los borrachos que habíamos enfrentado, se puso muy serio y su expresión cambió notablemente, causándome un poco de preocupación por lo sucedido. La gente del bar me pedía ayuda y se las presté, mientras ayudaba a unos señores y señoras a ponerse de pie, sentí y escuché la voz del espadachín despidiéndose apuradamente de mí, no comprendía nada debido a la tensión que se sentía, pero debía preocuparme de ayudar a las personas asustadas.
Se encantó de conocerme , lo mismo pensaba yo pero no tuve tiempo de decírselo, cuanto estaba lista con la gente y al haber terminado con los labores de colaboración, él ya se había marchado, dejándome con el chocolate caliente que recién me traía la camarera muy confundida por lo que había pasado, se lo recibí y paré mi silla para sentarme, me cruzé de piernas mientras observaba a los borrachos que eran echados del lugar por un tipo fórnido, aliviándome aún más de todo lo pasado anteriormente. Mientras me tomaba el chocolate el camarero que presenció todo se acercó a mí y me agradeció mis acciones bondadosas.
-Sabes, lo que has echo es un arte, ¿de donde eres?- me dijo un anciano que estaba sentado en una de las mesas afectadas por el caos ocasionado gracias a los borrachos.
-¿Arte? yo le llamo, morirse de frío- una metáfora simple, gracias al frío algo así necesitaba para cambiar los ánimos, calentar mi cuerpo e irme a hospedar a algún hotel o casa de huéspedes de por ahí, me despedí con una sonrisa leve de la camarera por haberme traído el chocolate caliente, saliendo del lugar mirando a ambos lados en busca de alguna hospeda tranquila, cuando uno de los borrachos se levantó a atacarme por detrás, me dí cuenta debido a que metía más ruido que un trombón, y solo hice lo que debía hacer, terminar con el.
-Te-no-hira , Hakke Rokuijuu Yonsho...- sacando mis pistolas como "manos", dí inicio a una ráfaga de disparos por todos lados de su cuerpo, era una de mis técnicas más letales debido a que inhabilitaba muchas partes del cuerpo por los golpes, como una metralleta de aire.
El tipo cayó rendido y con los ojos blancos, me cansé un poco debido al esfuerzo hecho para llevar a cabo tal técnica, pero terminaba mi tarea eliminando al maldito hombre en cuestión. Solo dispuse a encontrar otro lugar el cuál pasar la noche para así, empezar el día siguiente con otra nueva aventura y una hoja más en mi historia, que vaya que molaban estas cosas.
-Te-no-hira , Hakke Kusho- poniendo mi mano derecha, apoyando mi palma en su cabeza, una explosión de aire salió disparada hacia él y lo mandó a volar, y así me libraba de una presión menos, mientras veía a Hayato recoger algo del bolsillo de uno de los borrachos que habíamos enfrentado, se puso muy serio y su expresión cambió notablemente, causándome un poco de preocupación por lo sucedido. La gente del bar me pedía ayuda y se las presté, mientras ayudaba a unos señores y señoras a ponerse de pie, sentí y escuché la voz del espadachín despidiéndose apuradamente de mí, no comprendía nada debido a la tensión que se sentía, pero debía preocuparme de ayudar a las personas asustadas.
Se encantó de conocerme , lo mismo pensaba yo pero no tuve tiempo de decírselo, cuanto estaba lista con la gente y al haber terminado con los labores de colaboración, él ya se había marchado, dejándome con el chocolate caliente que recién me traía la camarera muy confundida por lo que había pasado, se lo recibí y paré mi silla para sentarme, me cruzé de piernas mientras observaba a los borrachos que eran echados del lugar por un tipo fórnido, aliviándome aún más de todo lo pasado anteriormente. Mientras me tomaba el chocolate el camarero que presenció todo se acercó a mí y me agradeció mis acciones bondadosas.
-Sabes, lo que has echo es un arte, ¿de donde eres?- me dijo un anciano que estaba sentado en una de las mesas afectadas por el caos ocasionado gracias a los borrachos.
-¿Arte? yo le llamo, morirse de frío- una metáfora simple, gracias al frío algo así necesitaba para cambiar los ánimos, calentar mi cuerpo e irme a hospedar a algún hotel o casa de huéspedes de por ahí, me despedí con una sonrisa leve de la camarera por haberme traído el chocolate caliente, saliendo del lugar mirando a ambos lados en busca de alguna hospeda tranquila, cuando uno de los borrachos se levantó a atacarme por detrás, me dí cuenta debido a que metía más ruido que un trombón, y solo hice lo que debía hacer, terminar con el.
-Te-no-hira , Hakke Rokuijuu Yonsho...- sacando mis pistolas como "manos", dí inicio a una ráfaga de disparos por todos lados de su cuerpo, era una de mis técnicas más letales debido a que inhabilitaba muchas partes del cuerpo por los golpes, como una metralleta de aire.
El tipo cayó rendido y con los ojos blancos, me cansé un poco debido al esfuerzo hecho para llevar a cabo tal técnica, pero terminaba mi tarea eliminando al maldito hombre en cuestión. Solo dispuse a encontrar otro lugar el cuál pasar la noche para así, empezar el día siguiente con otra nueva aventura y una hoja más en mi historia, que vaya que molaban estas cosas.
- OFF:
- Un gusto nakama ^^<3
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