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Mis pies se movían a gran velocidad de un lado al otro de la cubierta. Llevábamos demasiado tiempo sin pisar una isla y los nervios se iban apoderando de mí cada vez más. Necesitaba caminar, correr, saltar... un día más en el barco y saltaba por la tabla.
Subí al palo mayor con Aspros, que llevaba todo el día sin abrir la boca. Esto no me sorprendía de él, pero lo que me extrañaba era que no hubiéramos encontrado una isla a estas alturas. Aspros lo solía tener todo calculado, y no nos dejaría tanto tiempo en el barco, teníamos que estar ya próximos a alguna isla.
Nada más subir y situarme a su lado, pude observar que su mirada estaba fija en un punto a lo lejos. miré yo también hacia ese lugar, y pude ver edificaciones de gran tamaño y coloridas,a pesar de la distancia. No podía imaginar cómo sería eso al tenerlo justo delante.
-¿Qué es eso? -le pregunté a Aspros extrañada.
-Es Casino Island, una famosa isla por sus casinos, como bien dice el nombre.
-Parece interesante... Quiero que paremos ahí.
Tras decir esto, bajé del palo mayor y me situé junto a Dromp.
-¿A que no sabes dónde vamos? Seguro que te gusta, tiene pinta de haber bastante ron.
Estas palabras bastarían para hacer que el capitán se interesara en el lugar. Yo también esperaba que hubiera ron de sobra, siendo la isla tan grande y conocida me parecía lo más lógico.
No tardamos en llegar a uno de los puertos de Casino Island. Era de noche, por lo que las luces de los edificios de la isla brillaban con más intensidad. Me quedé fascinada contemplando aquel lugar y no podía esperar a bajar del barco y verlo más de cerca.
-Vamos Dromp, algunos de estos edificios son más grandes que tú, seguro que te mueres por bajar aunque solo sea para ponerte a su lado y comprar tamaños -le dije animada mientras descendía del barco.
Subí al palo mayor con Aspros, que llevaba todo el día sin abrir la boca. Esto no me sorprendía de él, pero lo que me extrañaba era que no hubiéramos encontrado una isla a estas alturas. Aspros lo solía tener todo calculado, y no nos dejaría tanto tiempo en el barco, teníamos que estar ya próximos a alguna isla.
Nada más subir y situarme a su lado, pude observar que su mirada estaba fija en un punto a lo lejos. miré yo también hacia ese lugar, y pude ver edificaciones de gran tamaño y coloridas,a pesar de la distancia. No podía imaginar cómo sería eso al tenerlo justo delante.
-¿Qué es eso? -le pregunté a Aspros extrañada.
-Es Casino Island, una famosa isla por sus casinos, como bien dice el nombre.
-Parece interesante... Quiero que paremos ahí.
Tras decir esto, bajé del palo mayor y me situé junto a Dromp.
-¿A que no sabes dónde vamos? Seguro que te gusta, tiene pinta de haber bastante ron.
Estas palabras bastarían para hacer que el capitán se interesara en el lugar. Yo también esperaba que hubiera ron de sobra, siendo la isla tan grande y conocida me parecía lo más lógico.
No tardamos en llegar a uno de los puertos de Casino Island. Era de noche, por lo que las luces de los edificios de la isla brillaban con más intensidad. Me quedé fascinada contemplando aquel lugar y no podía esperar a bajar del barco y verlo más de cerca.
-Vamos Dromp, algunos de estos edificios son más grandes que tú, seguro que te mueres por bajar aunque solo sea para ponerte a su lado y comprar tamaños -le dije animada mientras descendía del barco.
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Hoy Elizabeth estaba contenta, muchísimo, y bastante emocionada por lo que se podía ver. Era bastante extraño, pero no la iba a enfadar ahora que estaba feliz.
Habló de que me iba a llevar a un sitio donde habían edificios más grandes que yo y ron, bastante ron. Me gustaba la idea, hacía mucho tiempo que estábamos navegando sin rumbo alguno, yo al menos estaba muerto de sed y bastante mareado, con los labios cortados y la piel algo quemada. Ahora era de noche y no sentía ese ''agobio'' que me daba el calor del sol.
Al fin llegamos, y si, los edificios eran más grandes que yo. Incluso algunos eran MUCHO más grandes que yo. Toda la isla rebosaba luz y actividad, el puerto era enorme, nunca había visto uno tan grande como aquel y con tanta actividad. Cada dos por tres entraba un navío y salía otro, y se respiraba fiesta en el ambiente.
Cuando los dos bajamos al puerto nos recibió un chico con un traje de color rojo un tanto ridículo y bastante arreglado.
-Bienvenidos a Casino Island, la isla donde siempre es fiesta. Veo que usted es gigante señor... -se quedó mirándome la cara un rato hasta que cayó en la cuenta de quien era. -¡¿Marea Dromp?!
Luego miró a Elizabeth y abrió la boca de par en par.
-¡Elizabeth Jane! Oh... esto... per-perpp...perdonadme, es mi primer día y... que un Hijo del Mar y la señorita Jane vengan me ha impresionado, ¿a qué habéis venido?
-Pues a hablar contigo no, marinero. -Le dije mientras pasaba por encima de él, sin pisarle, claro.
-Es curioso que no haya llamado a los guardias, se ve que esta isla está llena de piratas como nosotros. -Le dije a Elizabeth mientras íbamos caminando por las anchas calles de la isla y me iba fijando en los guardias de algunos casinos, que eran tritones de gran altura y muy musculados.
Habló de que me iba a llevar a un sitio donde habían edificios más grandes que yo y ron, bastante ron. Me gustaba la idea, hacía mucho tiempo que estábamos navegando sin rumbo alguno, yo al menos estaba muerto de sed y bastante mareado, con los labios cortados y la piel algo quemada. Ahora era de noche y no sentía ese ''agobio'' que me daba el calor del sol.
Al fin llegamos, y si, los edificios eran más grandes que yo. Incluso algunos eran MUCHO más grandes que yo. Toda la isla rebosaba luz y actividad, el puerto era enorme, nunca había visto uno tan grande como aquel y con tanta actividad. Cada dos por tres entraba un navío y salía otro, y se respiraba fiesta en el ambiente.
Cuando los dos bajamos al puerto nos recibió un chico con un traje de color rojo un tanto ridículo y bastante arreglado.
-Bienvenidos a Casino Island, la isla donde siempre es fiesta. Veo que usted es gigante señor... -se quedó mirándome la cara un rato hasta que cayó en la cuenta de quien era. -¡¿Marea Dromp?!
Luego miró a Elizabeth y abrió la boca de par en par.
-¡Elizabeth Jane! Oh... esto... per-perpp...perdonadme, es mi primer día y... que un Hijo del Mar y la señorita Jane vengan me ha impresionado, ¿a qué habéis venido?
-Pues a hablar contigo no, marinero. -Le dije mientras pasaba por encima de él, sin pisarle, claro.
-Es curioso que no haya llamado a los guardias, se ve que esta isla está llena de piratas como nosotros. -Le dije a Elizabeth mientras íbamos caminando por las anchas calles de la isla y me iba fijando en los guardias de algunos casinos, que eran tritones de gran altura y muy musculados.
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Nada más bajar del barco, un tipo que supuse que trabajaba allí por el uniforme, nos recibió amistosamente. A mitad de su discurso de bienvenida nos reconoció, era cuestión de tiempo que pasara. Pensaba que tendríamos que subir al barco de nuevo y largarnos antes de que vinieran los marines, pero a pesar de habernos reconocido, siguió con la misma actitud ¿No nos pensaba echar?
Dromp pasó olímpicamente de él y continuó con su camino. Tal vez debiéramos hablar un poco con el chico para que nos informara sobre aquel lugar. Quería aprovecharlo al máximo.
-Oye -dije dirigiéndome al joven. -Cuéntanos más sobre este lugar, pero no nos aburras con tu parloteo.
-Po... por supuesto. Casino Island está creado para el disfrute lúdico de nuestros visitantes. Hay casinos y hoteles de todo tipo, tanto para humanos, como para gigantes o gyoins. Al fondo de la isla podrán encontrar los edificios para gigantes, son pocos, ya que la mayoría de los que vienen son semigigantes y aún así no suelen frecuentar la zona, pero no están mal. Hay espectáculos a todas horas, en las puertas de los edificios especifican hora y descripción. También hay resturantes para todos los gustos. Pero no os entretengo más -dijo al apreciar la cara de Dromp, deseoso por que terminase la charla y poder ir a los casinos de gigantes.
-Pero hay una cosa que no me cuadra ¿Por qué dejáis entrar a piratas con tanta libertad? Podríamos ser un peligro, aunque veo que no por la cantidad de marines en las calles ¿Quién nos dice que no van a venir a por nosotros?
-No se preocupe por eso -dijo el empleado. -Los marines solo intervienen en caso de escándalo, mientras los clientes, sean quienes sean, jueguen sin causar problemas no habrá problema.
-Se supone que el trabajo de esas ratas es capturarnos ¿Por qué nos iban a dejar jugar "tranquilamente"? ¿Acaso esto es una trampa? -dije acercándome a él con tono amenazante.
-Cla...Claro que no -contestó el joven con cara de preocupación. -A estos marines se les paga por hacer bien su trabajo, que es vigilar que no haya problemas.
-Bonita manera de decir que los habéis comprado. No me importa una mierda lo que hagáis con ellos, pero comos nos pongan una mano encima, las vas a pagar.
Tras decir esto, me subí al hombro de Dromp para recorrer las amplias y luminosas calles con mayor velocidad.
-Está claro que solo puedes entrar a los de gigantes, así que allá vamos.
Dromp pasó olímpicamente de él y continuó con su camino. Tal vez debiéramos hablar un poco con el chico para que nos informara sobre aquel lugar. Quería aprovecharlo al máximo.
-Oye -dije dirigiéndome al joven. -Cuéntanos más sobre este lugar, pero no nos aburras con tu parloteo.
-Po... por supuesto. Casino Island está creado para el disfrute lúdico de nuestros visitantes. Hay casinos y hoteles de todo tipo, tanto para humanos, como para gigantes o gyoins. Al fondo de la isla podrán encontrar los edificios para gigantes, son pocos, ya que la mayoría de los que vienen son semigigantes y aún así no suelen frecuentar la zona, pero no están mal. Hay espectáculos a todas horas, en las puertas de los edificios especifican hora y descripción. También hay resturantes para todos los gustos. Pero no os entretengo más -dijo al apreciar la cara de Dromp, deseoso por que terminase la charla y poder ir a los casinos de gigantes.
-Pero hay una cosa que no me cuadra ¿Por qué dejáis entrar a piratas con tanta libertad? Podríamos ser un peligro, aunque veo que no por la cantidad de marines en las calles ¿Quién nos dice que no van a venir a por nosotros?
-No se preocupe por eso -dijo el empleado. -Los marines solo intervienen en caso de escándalo, mientras los clientes, sean quienes sean, jueguen sin causar problemas no habrá problema.
-Se supone que el trabajo de esas ratas es capturarnos ¿Por qué nos iban a dejar jugar "tranquilamente"? ¿Acaso esto es una trampa? -dije acercándome a él con tono amenazante.
-Cla...Claro que no -contestó el joven con cara de preocupación. -A estos marines se les paga por hacer bien su trabajo, que es vigilar que no haya problemas.
-Bonita manera de decir que los habéis comprado. No me importa una mierda lo que hagáis con ellos, pero comos nos pongan una mano encima, las vas a pagar.
Tras decir esto, me subí al hombro de Dromp para recorrer las amplias y luminosas calles con mayor velocidad.
-Está claro que solo puedes entrar a los de gigantes, así que allá vamos.
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Cuando Elizabeth terminó de interrogar al chico de rojo proseguimos nuestro camino por las calles de aquella gran isla llena de luz y color. Era impresionante como las personas de distintas razas y bandos intercambiaban palabras con normalidad.
Tras estar caminando un rato llegamos a la puerta de un hotel tal alto que no llegaba mi vista a ver la cima. Entramos por la puerta grande, los guardias nos dejaron pasar y por dentro eso era... alucinante, era toda una maravilla gigante. Con sillas de mi tamaño y... me estaba emocionando, así que miré a Elizabeth bastante contento.
-Elizabeth, esta idea tuya ha sido una maravilla, llevarme aquí ha sido un acierto... conquistarla será difícil, pero eso ya lo pensaremos mañana ¡YAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHA! Que empiece la fiesta, yargh.
Empecé a ir de máquina en máquina, de rincón a rincón, hasta que vi a dos gigantes de mi tamaño, más o menos, ultra arreglados sentados en la barra tomando algo de beber. Me acerqué a ellos por detrás con mucha ilusión y los cogí del hombro, quedándome en medio.
-¡Yargh! Que me aspen si es cierto, dos gigantes... ¡GIGANTES! En la vida he visto tantos gigantes juntos en la misma habitación... ¿os hace tomar algo, compañeros?
-Éste tío está borracho... vayámonos de aquí Tulipano. -le susurró un gigante al otro yéndose rápidamente los dos del casino.
-¡Vaya! Se han ido -dije mientras me sentaba en el asiento de ese tal ''Tulipano'' y cogía su bebida a medio terminar. -¡Salud en nombre de Tulipano! ¡Yaaaaaaaaaahahahahahahahahaha!
La copa era de un tamaño acorde al mío, pero Elizabeth se podría bañar dentro y bucear a bastante profundidad.
Tras estar caminando un rato llegamos a la puerta de un hotel tal alto que no llegaba mi vista a ver la cima. Entramos por la puerta grande, los guardias nos dejaron pasar y por dentro eso era... alucinante, era toda una maravilla gigante. Con sillas de mi tamaño y... me estaba emocionando, así que miré a Elizabeth bastante contento.
-Elizabeth, esta idea tuya ha sido una maravilla, llevarme aquí ha sido un acierto... conquistarla será difícil, pero eso ya lo pensaremos mañana ¡YAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHA! Que empiece la fiesta, yargh.
Empecé a ir de máquina en máquina, de rincón a rincón, hasta que vi a dos gigantes de mi tamaño, más o menos, ultra arreglados sentados en la barra tomando algo de beber. Me acerqué a ellos por detrás con mucha ilusión y los cogí del hombro, quedándome en medio.
-¡Yargh! Que me aspen si es cierto, dos gigantes... ¡GIGANTES! En la vida he visto tantos gigantes juntos en la misma habitación... ¿os hace tomar algo, compañeros?
-Éste tío está borracho... vayámonos de aquí Tulipano. -le susurró un gigante al otro yéndose rápidamente los dos del casino.
-¡Vaya! Se han ido -dije mientras me sentaba en el asiento de ese tal ''Tulipano'' y cogía su bebida a medio terminar. -¡Salud en nombre de Tulipano! ¡Yaaaaaaaaaahahahahahahahahaha!
La copa era de un tamaño acorde al mío, pero Elizabeth se podría bañar dentro y bucear a bastante profundidad.
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Nunca había visto a Dromp tan animado, incluso intentó entablar una conversación decente con dos gigantes de su raza, aunque la cosa no salió del todo bien.
Ambos mirábamos impresionados aquel enorme lugar en el que Dromp cabía con total comodidad. La marcha de los gigantes espantados por el capitán no había salido tan mal al fin y al cabo, puesto que Dromp había ganado una bebida gratis.
Me quedé mirando la gran jarra, la cual podría ser como una mini piscina para cualquier humano normal. La tentación pudo conmigo y no pude evitar zambullirme en aquella piscina de alcohol.
-No te preocupes -le dije a Dromp antes de que me pegara la bronca. -Puedes pedir otra y dejarla a tu cuenta, antes de que se haga por la mañana nos habremos largado de aquí sin pagar un berrie.
Mientras me encontraba en el gran vaso, me zambullí varias veces, sorbiendo muy de vez en cuando. Aquello debía ser el paraíso.
Ambos mirábamos impresionados aquel enorme lugar en el que Dromp cabía con total comodidad. La marcha de los gigantes espantados por el capitán no había salido tan mal al fin y al cabo, puesto que Dromp había ganado una bebida gratis.
Me quedé mirando la gran jarra, la cual podría ser como una mini piscina para cualquier humano normal. La tentación pudo conmigo y no pude evitar zambullirme en aquella piscina de alcohol.
-No te preocupes -le dije a Dromp antes de que me pegara la bronca. -Puedes pedir otra y dejarla a tu cuenta, antes de que se haga por la mañana nos habremos largado de aquí sin pagar un berrie.
Mientras me encontraba en el gran vaso, me zambullí varias veces, sorbiendo muy de vez en cuando. Aquello debía ser el paraíso.
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Elizabeth se tiró en la jarra medio vacía de aquel gigante y empezó a nadar, bucear y beber de ella. Me estaba enfadando pero me dijo que podía pedir más a mi cuenta, que luego no las íbamos a pagar.
-Está bien... ¡Eh camarero! Trae una jarra del alcohol más fuerte que tengas, apuntala a nombre de Marea Dormp.
El camarero me sirvió una gran jarra que apestaba a alcohol y mareaba solo de olerlo, esta iba a ser una gran noche.
Empecé a beber, de un trago engullí media jarra y la dejé con fuerza en la barra.
-¡Aaaaaaaaah! Que bien se está aquí Elizabeth... ¿Qué estarán haciendo los demás en el barco? Yaaaaahahaha, eso da igual, seguro que se están aburriendo bastante... o estarán hablando con el grumete del traje rojo.
Cuando terminé de beber me levanté un poco mareado, tambaleándome levemente, y empecé a caminar por los pasillos de aquel gran casino. Esperaba que Elizabeth me siguiera, porque en ese momento no me acordé de que seguía en la jarra.
Pasaron las horas mientras jugaba a la ruleta y pedía prestadas algunas fichas, Elizabeth las iría robando supongo.
-Oye camarada... este casino ya me lo tengo visto... no...n-no me gusta esta ruleta, vamos a otro.
Sin esperar a nadie salí de aquel casino y me fui a uno que se llamaba ''El One Piece''.
-Yargh, vamos al One Piece pececillo de agua dulce. -dije mirando a la puerta de aquel casino.
-Está bien... ¡Eh camarero! Trae una jarra del alcohol más fuerte que tengas, apuntala a nombre de Marea Dormp.
El camarero me sirvió una gran jarra que apestaba a alcohol y mareaba solo de olerlo, esta iba a ser una gran noche.
Empecé a beber, de un trago engullí media jarra y la dejé con fuerza en la barra.
-¡Aaaaaaaaah! Que bien se está aquí Elizabeth... ¿Qué estarán haciendo los demás en el barco? Yaaaaahahaha, eso da igual, seguro que se están aburriendo bastante... o estarán hablando con el grumete del traje rojo.
Cuando terminé de beber me levanté un poco mareado, tambaleándome levemente, y empecé a caminar por los pasillos de aquel gran casino. Esperaba que Elizabeth me siguiera, porque en ese momento no me acordé de que seguía en la jarra.
Pasaron las horas mientras jugaba a la ruleta y pedía prestadas algunas fichas, Elizabeth las iría robando supongo.
-Oye camarada... este casino ya me lo tengo visto... no...n-no me gusta esta ruleta, vamos a otro.
Sin esperar a nadie salí de aquel casino y me fui a uno que se llamaba ''El One Piece''.
-Yargh, vamos al One Piece pececillo de agua dulce. -dije mirando a la puerta de aquel casino.
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No recordaba cuánto tiempo llevaba en la jarra. Mi piel estaba pegajosa y mi ropa mojada y adherida a mi cuerpo. De vez en cuando me ponía boca arriba y cerraba los ojos hasta quedarme dormida, así que había perdido la noción del tiempo.
Gracias a una escalera hecha de plantas pude escalar hasta salir de allí y colocarme en pie sobre la barra. Desde ahí pude observar a Dromp pidiendo fichas y gastándolas en las máquinas sin ganar un duro. Vaya inútil. En otra circunstancia me habría unido a él, pero las fichas eran de mi tamaño y me costaba mantenerme en pie, así que me limité a crear una liana que salió disparada de mi mano al sombrero de Dromp y que me impulsara hasta allí.
Me quedé un rato ahí arriba hasta que volví a dormirme con el sonido de las tragaperras de fondo. Cuando desperté, Dromp estaba entrando en otra sala de juegos. Las puertas del edificio se abrieron a nuestro paso, y nada más entrar Dromp comenzó a pedir fichas ¿Sabría que estaba en su sombrero? Se lo habría hecho saber, pero no me sentía ni capaz de incorporarme, por lo que esperé un poco a que se me pasara el mareo, aunque aquel festival de luces no contribuyera demasiado a ello.
Pasados unos minutos, bajé a su hombro y me quedé allí sentada.
-¿Cómo puedess ser taan toorrpe? -le pregunté seguido de una estruendosa carcajada. -No has ganado nada, ni siquiera ese osito para tu hija Mimi.
¿Aquello lo había soñado? Dromp no era aquel anciano de pelo plateado de la feria, estaba casi segura de que aquello había sido un sueño ¿Qué mierda había bebido? Fuera lo que fuese, había sido casi media jarra de gigante, y no me había sentado muy bien. Mi mente evocaba cientos de recuerdos entre los que no sabía distinguir entre realidad y ficción. Poco a poco fui pensando en quién era. Tenía una banda. Dromp era el capitán. Descartaría los recuerdos que no tuvieran mucho que ver con la realidad, como aquel en el íbamos a un mundo de caramelos dominado por cucarachas, hasta centrarme un poco.
No tardé mucho en situarme y unirme a Dromp. Robando alguna que otra ficha de los bolsillos de los gigantes y semigigantes.
-Ddromp. Pídeme una jarra desas que te estás bebiendo ¡VAMOS A CONQUISTARLO TODO!
Gracias a una escalera hecha de plantas pude escalar hasta salir de allí y colocarme en pie sobre la barra. Desde ahí pude observar a Dromp pidiendo fichas y gastándolas en las máquinas sin ganar un duro. Vaya inútil. En otra circunstancia me habría unido a él, pero las fichas eran de mi tamaño y me costaba mantenerme en pie, así que me limité a crear una liana que salió disparada de mi mano al sombrero de Dromp y que me impulsara hasta allí.
Me quedé un rato ahí arriba hasta que volví a dormirme con el sonido de las tragaperras de fondo. Cuando desperté, Dromp estaba entrando en otra sala de juegos. Las puertas del edificio se abrieron a nuestro paso, y nada más entrar Dromp comenzó a pedir fichas ¿Sabría que estaba en su sombrero? Se lo habría hecho saber, pero no me sentía ni capaz de incorporarme, por lo que esperé un poco a que se me pasara el mareo, aunque aquel festival de luces no contribuyera demasiado a ello.
Pasados unos minutos, bajé a su hombro y me quedé allí sentada.
-¿Cómo puedess ser taan toorrpe? -le pregunté seguido de una estruendosa carcajada. -No has ganado nada, ni siquiera ese osito para tu hija Mimi.
¿Aquello lo había soñado? Dromp no era aquel anciano de pelo plateado de la feria, estaba casi segura de que aquello había sido un sueño ¿Qué mierda había bebido? Fuera lo que fuese, había sido casi media jarra de gigante, y no me había sentado muy bien. Mi mente evocaba cientos de recuerdos entre los que no sabía distinguir entre realidad y ficción. Poco a poco fui pensando en quién era. Tenía una banda. Dromp era el capitán. Descartaría los recuerdos que no tuvieran mucho que ver con la realidad, como aquel en el íbamos a un mundo de caramelos dominado por cucarachas, hasta centrarme un poco.
No tardé mucho en situarme y unirme a Dromp. Robando alguna que otra ficha de los bolsillos de los gigantes y semigigantes.
-Ddromp. Pídeme una jarra desas que te estás bebiendo ¡VAMOS A CONQUISTARLO TODO!
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Insultó mi mala suerte y me llamó torpe... pero no le hice mucho caso y seguí jugando a los juegos de azar. Estábamos en el casino ''El One Piece'', este era muchísimo más grande y elegante. La gente incluso me miraba raro por mi olor corporal y eso me enfadaba bastante. Así que decidí darme importancia y valor.
-¡Escuchadme, soy el capitán Marea Dromp, uno de los cuatro Hijos del Mar! Acabo de desenterrar mi tesoro... mi fortuna sacada de los más oscuros y peligrosos lugares del Grand Line. Tesoro pasado de generación en generación por el mismísimo Gol D. Roger... y que yo encontré hace apenas unos meses. Así que si no queréis que me gaste la fortuna en este rancio y pobre casino seguid mirándome así.
Por lo que se ve la mentira fue creíble, porque todos empezaron a ofrecernos fichas gratis y bebidas. Elizabeth me dijo que le pidiera una jarra de las que yo antes me estaba bebiendo, así que le pedí al camarero una y se la di.
-Invita Gol D. Roger ¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!
Bajé a Elizabeth a la barra para que bebiera de la jarra, esta iba a ser una noche muy alocada.
-¡Escuchadme, soy el capitán Marea Dromp, uno de los cuatro Hijos del Mar! Acabo de desenterrar mi tesoro... mi fortuna sacada de los más oscuros y peligrosos lugares del Grand Line. Tesoro pasado de generación en generación por el mismísimo Gol D. Roger... y que yo encontré hace apenas unos meses. Así que si no queréis que me gaste la fortuna en este rancio y pobre casino seguid mirándome así.
Por lo que se ve la mentira fue creíble, porque todos empezaron a ofrecernos fichas gratis y bebidas. Elizabeth me dijo que le pidiera una jarra de las que yo antes me estaba bebiendo, así que le pedí al camarero una y se la di.
-Invita Gol D. Roger ¡YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!
Bajé a Elizabeth a la barra para que bebiera de la jarra, esta iba a ser una noche muy alocada.
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No escuché muy bien las palabras de Dromp, pero algo importante debía haber mencionado, porque repentinamente los presentes en la sala comenzaron a tratarnos con amabilidad. Algo sospechoso teniendo en cuenta nuestro atuendo y la imagen que debíamos estar dando en ese elegante lugar. Seguramente les hubiera amenazado, o les habría recordado su nuevo puesto de Yonkaikyo. Siempre que podía lo recordaba con orgullo y satisfacción en su rostro.
El capitán me ofreció más bebida y no pude resistirme, aunque esta vez me la ofrecieron en un recipiente de mi tamaño. Bebí un poco más y me acerqué tambaleándome hasta situarme justo en el borde de la barra junto a Dromp.
-¡Lo he vissto! Apuesta tooodo al rojo -deje notando cómo me costaba articular las palabras y mantener el equilibrio.
-¡Impar rojo! ¡Corre que nos lo quita ese hijo de puta! -dije mientras el tipo al que me había dirigido se volvía hacia mí escandalizado.
El capitán me ofreció más bebida y no pude resistirme, aunque esta vez me la ofrecieron en un recipiente de mi tamaño. Bebí un poco más y me acerqué tambaleándome hasta situarme justo en el borde de la barra junto a Dromp.
-¡Lo he vissto! Apuesta tooodo al rojo -deje notando cómo me costaba articular las palabras y mantener el equilibrio.
-¡Impar rojo! ¡Corre que nos lo quita ese hijo de puta! -dije mientras el tipo al que me había dirigido se volvía hacia mí escandalizado.
Dromp
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Mi segunda al mando me aconsejó apostar al impar rojo, yo me levanté rápido con cara de miedo y desesperación y solté un gran puñado de fichas sobre el crupier hundiéndole en una pequeña montaña de fichas.
-¡TODO AL IMPAR PAR! Es decir... al impar blanco, o negro... o lo que sea ¡JODER NO LO RECUERDO! -dije mientras, enfadado, daba un gran golpetazo a la ruleta y la mandaba volando a la otra punta de la sala.
-Disculpe señor Marea Dromp... podría probar suerte en otro establecimiento. -me dijo un señor muy amable mientras se acercaba a mi con cinco guardaespaldas más.
-Oh, claro que si señor.
No largamos de ese antro de pacotilla y empezamos a caminar por las calles, yo estaba muy borracho y Elizabeth un poco más de lo mismo.
Tras deambular unos minutos por estrechas y oscuras calles, lo último que recuerdo fue ver a un tipo un tanto singular acercarse a nosotros y decir algo de una boda express... y que hacíamos buena pareja o algo así.
-¡TODO AL IMPAR PAR! Es decir... al impar blanco, o negro... o lo que sea ¡JODER NO LO RECUERDO! -dije mientras, enfadado, daba un gran golpetazo a la ruleta y la mandaba volando a la otra punta de la sala.
-Disculpe señor Marea Dromp... podría probar suerte en otro establecimiento. -me dijo un señor muy amable mientras se acercaba a mi con cinco guardaespaldas más.
-Oh, claro que si señor.
No largamos de ese antro de pacotilla y empezamos a caminar por las calles, yo estaba muy borracho y Elizabeth un poco más de lo mismo.
Tras deambular unos minutos por estrechas y oscuras calles, lo último que recuerdo fue ver a un tipo un tanto singular acercarse a nosotros y decir algo de una boda express... y que hacíamos buena pareja o algo así.
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Aquel estúpido de Dromp desaprovechó mi gran revelación que nos haría ricos, y de un arrebato golpeó la ruleta desencajándola ante la atenta mirada de los trabajadores. Como supuse, no tardaron en echarnos del establecimiento, aunque de una manera tan amable que ni Dromp se quejó.
Me subí de nuevo a su hombro, y agarrada a su camisa para no caer, paseamos por las calles de aquella isla.
A partir del momento en que salimos mis recuerdos son confusos, imágenes sueltas. Un tigre bengala peleando contra un enano. Unas prostitutas de lujo. Peleas de gallos en los callejones. Luces en movimiento. Un tipo extraño hablándonos sobre una boda. Un baile...
Abrí los ojos lentamente, algo confundida y con un insoportable dolor de cabeza ¿Dónde estaba? Miré a mi alrededor y me encontré sobre una mullida cama de una gran habitación. En suelo estaba repleto de objetos, una silla tirada, un jarrón destrozado, y mi ropa. Es más, fijándome aún con más detenimiento pude ver un montón de tela que tenía toda la pinta de ser las prendas de Dromp ¿Pero dónde estaba él? No era muy complicado encontrarle, si estuviera en la habitación ya le habría visto.
Entonces, un movimiento de la cama hizo que me sobresaltara. Miré a mi derecha y me percaté de que no estaba sola ¿Qué cojones había hecho? La silueta de una persona cubierta por las sábanas yacía a mi lado en la cama doble. Sin perder tiempo, me levanté rápidamente y me puse al menos la ropa interior, puesto que no encontré el resto. Y trás estar medianamente cubierta, me subí a la cama y destapé al extraño.
No podía ser, aquello no tenía sentido ¿Dromp? ¿Por qué tenía más o menos mi tamaño? Tal vez no fuera él y se tratara de un impostor, aunque imitaba los ronquidos bastante bien.
-¡¿Quién eres tú y qué has hecho con Dromp?! -le grité mientras me ponía sobre él y hacía que una rama de mi mano apuntara hacia su cuello.
Me subí de nuevo a su hombro, y agarrada a su camisa para no caer, paseamos por las calles de aquella isla.
A partir del momento en que salimos mis recuerdos son confusos, imágenes sueltas. Un tigre bengala peleando contra un enano. Unas prostitutas de lujo. Peleas de gallos en los callejones. Luces en movimiento. Un tipo extraño hablándonos sobre una boda. Un baile...
~~~~~~
Abrí los ojos lentamente, algo confundida y con un insoportable dolor de cabeza ¿Dónde estaba? Miré a mi alrededor y me encontré sobre una mullida cama de una gran habitación. En suelo estaba repleto de objetos, una silla tirada, un jarrón destrozado, y mi ropa. Es más, fijándome aún con más detenimiento pude ver un montón de tela que tenía toda la pinta de ser las prendas de Dromp ¿Pero dónde estaba él? No era muy complicado encontrarle, si estuviera en la habitación ya le habría visto.
Entonces, un movimiento de la cama hizo que me sobresaltara. Miré a mi derecha y me percaté de que no estaba sola ¿Qué cojones había hecho? La silueta de una persona cubierta por las sábanas yacía a mi lado en la cama doble. Sin perder tiempo, me levanté rápidamente y me puse al menos la ropa interior, puesto que no encontré el resto. Y trás estar medianamente cubierta, me subí a la cama y destapé al extraño.
No podía ser, aquello no tenía sentido ¿Dromp? ¿Por qué tenía más o menos mi tamaño? Tal vez no fuera él y se tratara de un impostor, aunque imitaba los ronquidos bastante bien.
-¡¿Quién eres tú y qué has hecho con Dromp?! -le grité mientras me ponía sobre él y hacía que una rama de mi mano apuntara hacia su cuello.
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-Eh, eh... nena. Soy Dromp ¡Yaaaaaaaaahahahahahahaha! -dije mientras le miraba las curvas con una pequeña sonrisa. -No se por qué estoy así, pero sinceramente, no me importa en absoluto.
No podía moverme, tampoco es que quisiera, pero me empezaba a poner nervioso el hecho de que me estuviera apuntando con ese pincho tan peligroso en el cuello... ahora sus ataques punzantes me harían más daño, supongo.
-Oye Elizabeth... ¿podrías quitarme el pincho ese del cuello? Me está empezando a poner nervioso... y conforme estamos ahora me ahora me gustaría estar relajados... ¡YAAAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA! ¡Yargh!
Estábamos en una cama gigante, en una habitación también enorme y muy elegante... ¿qué habría pasado la noche anterior?
No podía moverme, tampoco es que quisiera, pero me empezaba a poner nervioso el hecho de que me estuviera apuntando con ese pincho tan peligroso en el cuello... ahora sus ataques punzantes me harían más daño, supongo.
-Oye Elizabeth... ¿podrías quitarme el pincho ese del cuello? Me está empezando a poner nervioso... y conforme estamos ahora me ahora me gustaría estar relajados... ¡YAAAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA! ¡Yargh!
Estábamos en una cama gigante, en una habitación también enorme y muy elegante... ¿qué habría pasado la noche anterior?
Elizabeth Jane
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Me aparté de un salto y me desplacé a un lado de la cama mientras me tapaba con las sábanas.
-¿Pero qué....?¿Cómo...?¿Qué coño hicimos anoche? -le logré preguntar preocupada y confusa. -Aunque no sé por qué te pregunto, ni siquiera sabes cómo has llegado a este tamaño.
No sabía qué decir o hacer. Me quedé quieta en la cama hasta que otro temblor de esta hizo que me alertara de nuevo, ya que ahora la culpa no la tenía el capitán. No tardé mucho en descubrir la causa. Un tipo corpulento del que tenía breves recuerdos de esa noche, salió de debajo de la cama maquillado y con un tanga de leopardo.
Las cosas no podían ir peor, o eso pensaba.
-¿Quién cojones eres tú y qué haces bajo la cama? ¿Qué nos has hecho?
Cada vez mi frustración iba en aumento, quería sabe de una vez qué había sucedido esa noche.
-Tranquila nena -me dijo con una voz afeminada. -Es normal que el gigante sea así, disponemos en este casino de una bebida especial para gigantes que pueden volverlos de nuestro tamaño por un día, sobre todo para ocasiones especiales como esta.
-¿Ocasión especial? ¿Qué paso anoche? -le pregunté cada vez más nerviosa.
-¿No recordáis nada? Bueno... Esto es muy gracioso. Si queréis os pongo mejor una grabación.
Acto seguido agarró un dial y comencé a escuchar una voz que parecía la de aquel tipo.
-Dromp Trulof, aceptas a Elizabeth Jane Evol como legítima esposa, para amarla y respetarla, al igual que al ron, y para bailar con ella el resto de vuestra vida al ritmo más loco.
-Sssí quiieroo, y taambién otraa botellaa ¡CAMARERO!
-Eli, aceptas a Dromp como legítimo esposo, para amarlo y respetarlo y no dejar nunca que muera de un coma etílico.
-....
-¡Eli!
-¿Eh? Sí quiero... quee mueraa de coma etílico.
-Pues por el poder que me ha sido otorgado por la asociación internacional de travestis, yo os declaro marido y mujer.
La grabación finalizó y me quedé mirando fijamente a aquel tipo.
-Muy bonito y divertido todo, no me importa esa mierda de boda, solo quiero saber qué hicimos en esta habitación. Sigo sin saber qué hacías bajo la cama mientras nosotros estamos desnudos.
-Pero nena ¿Te casas y lo único que te importa es la noche de bodas? Típico...
-¿Qué me caso? -le pregunté con perplejidad. -Ese paripé está muy bien, pero lo que me preocupa es lo que ocurrió realmente. Y no me marees más que me duele la cabeza.
-¿Paripé? Ahora mismo estáis casados ante los ojos de dos borrachos disfrazados de conejos como testigos, la asociación de travestis de Casino Ialand, y por supuesto, ante los ojos del Gobierno.
-¿Pero qué....?¿Cómo...?¿Qué coño hicimos anoche? -le logré preguntar preocupada y confusa. -Aunque no sé por qué te pregunto, ni siquiera sabes cómo has llegado a este tamaño.
No sabía qué decir o hacer. Me quedé quieta en la cama hasta que otro temblor de esta hizo que me alertara de nuevo, ya que ahora la culpa no la tenía el capitán. No tardé mucho en descubrir la causa. Un tipo corpulento del que tenía breves recuerdos de esa noche, salió de debajo de la cama maquillado y con un tanga de leopardo.
Las cosas no podían ir peor, o eso pensaba.
-¿Quién cojones eres tú y qué haces bajo la cama? ¿Qué nos has hecho?
Cada vez mi frustración iba en aumento, quería sabe de una vez qué había sucedido esa noche.
-Tranquila nena -me dijo con una voz afeminada. -Es normal que el gigante sea así, disponemos en este casino de una bebida especial para gigantes que pueden volverlos de nuestro tamaño por un día, sobre todo para ocasiones especiales como esta.
-¿Ocasión especial? ¿Qué paso anoche? -le pregunté cada vez más nerviosa.
-¿No recordáis nada? Bueno... Esto es muy gracioso. Si queréis os pongo mejor una grabación.
Acto seguido agarró un dial y comencé a escuchar una voz que parecía la de aquel tipo.
-Dromp Trulof, aceptas a Elizabeth Jane Evol como legítima esposa, para amarla y respetarla, al igual que al ron, y para bailar con ella el resto de vuestra vida al ritmo más loco.
-Sssí quiieroo, y taambién otraa botellaa ¡CAMARERO!
-Eli, aceptas a Dromp como legítimo esposo, para amarlo y respetarlo y no dejar nunca que muera de un coma etílico.
-....
-¡Eli!
-¿Eh? Sí quiero... quee mueraa de coma etílico.
-Pues por el poder que me ha sido otorgado por la asociación internacional de travestis, yo os declaro marido y mujer.
La grabación finalizó y me quedé mirando fijamente a aquel tipo.
-Muy bonito y divertido todo, no me importa esa mierda de boda, solo quiero saber qué hicimos en esta habitación. Sigo sin saber qué hacías bajo la cama mientras nosotros estamos desnudos.
-Pero nena ¿Te casas y lo único que te importa es la noche de bodas? Típico...
-¿Qué me caso? -le pregunté con perplejidad. -Ese paripé está muy bien, pero lo que me preocupa es lo que ocurrió realmente. Y no me marees más que me duele la cabeza.
-¿Paripé? Ahora mismo estáis casados ante los ojos de dos borrachos disfrazados de conejos como testigos, la asociación de travestis de Casino Ialand, y por supuesto, ante los ojos del Gobierno.
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Todo se volvió muy extraño en un abrir y cerrar de ojos, un travesti en ropa interior y una boda... por lo que se ve Elizabeth y yo nos habíamos casado, éramos marido y mujer... no podía ser cierto.
Me entraron los nervios y empecé a reir descontrolado, luego desaparecí con Soru y volví a aparecer delante de él cogiéndole de la pajarita que tenía apretada en el cuello.
-¡RARGH! Dime como pedimos el divorcio... ¡AHORA!
-Oh, es una desgracia, tienen que pasar 48 horas de mínimo... tras este período de trámites teneis que pedir los papeles del matrimonio al cuartel general del Gobierno de esta isla y llevarlo a Shelltown para que hagan el papeleo y os pongan en cola para...
-¡YA BASTA! Ahora dime, ¿qué hacías debajo de nuestra cama?
-Oh, son secretitos de confesión, guapetes. -dijo guiñando un ojo, primero a mi y luego a Elizabeth. -Os lo contaría gustoso pero son cosas de mi trabajo que no me dejan contar.
Tras esto me tiré al suelo de rodillas con los brazos en alto y grité...
-¡¡NO PUEDE SEEEEEEEEEERRR!!
Me entraron los nervios y empecé a reir descontrolado, luego desaparecí con Soru y volví a aparecer delante de él cogiéndole de la pajarita que tenía apretada en el cuello.
-¡RARGH! Dime como pedimos el divorcio... ¡AHORA!
-Oh, es una desgracia, tienen que pasar 48 horas de mínimo... tras este período de trámites teneis que pedir los papeles del matrimonio al cuartel general del Gobierno de esta isla y llevarlo a Shelltown para que hagan el papeleo y os pongan en cola para...
-¡YA BASTA! Ahora dime, ¿qué hacías debajo de nuestra cama?
-Oh, son secretitos de confesión, guapetes. -dijo guiñando un ojo, primero a mi y luego a Elizabeth. -Os lo contaría gustoso pero son cosas de mi trabajo que no me dejan contar.
Tras esto me tiré al suelo de rodillas con los brazos en alto y grité...
-¡¡NO PUEDE SEEEEEEEEEERRR!!
- Orientativo:
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No sabía cuál de las dos cosas que había afirmado aquel ¿hombre? me preocupaba más. De momento el hecho de que se encontrara bajo nuestra cama en ropa interior no me importó demasiado. No recordaba absolutamente nada y cuando me marchara de la isla podría seguir con mi vida normal en la banda. Pero respecto a lo de la boda... No sabía si Dromp era consciente de la gravedad del asunto.
Me acerqué yo también con Soru hacia aquel tipo, empujándolo contra la pared con fiereza.
-¡¿Tú eres subnormal?! ¡¿Cómo quieres que vayamos al cuartel de la marina y salgamos de ahí con vida?! Dromp -le dije dirigiéndome al capitán aún en el suelo. -Tú puedes ir a por los papeles, no te harán nada, pero supongo que tendré que ir yo también, y no creo que me reciban con los brazos abiertos. No podemos deshacer el enlace.
Habría matado al travesti allí mismo por la rabia que sentía y cada vez iba en aumento. Aunque pensara que las cosas no podían ir peor, sí podían, así que decidí dejar de lado que me había despertado junto a Dromp desnuda y con un cura travesti bajo la cama y centrarme en la boda.
-¿No hay otra manera? ¿No podemos hacer nada por deshacer este error? Y piénsate bien la respuesta si no quieres ser descuartizado lentamente.
Me acerqué yo también con Soru hacia aquel tipo, empujándolo contra la pared con fiereza.
-¡¿Tú eres subnormal?! ¡¿Cómo quieres que vayamos al cuartel de la marina y salgamos de ahí con vida?! Dromp -le dije dirigiéndome al capitán aún en el suelo. -Tú puedes ir a por los papeles, no te harán nada, pero supongo que tendré que ir yo también, y no creo que me reciban con los brazos abiertos. No podemos deshacer el enlace.
Habría matado al travesti allí mismo por la rabia que sentía y cada vez iba en aumento. Aunque pensara que las cosas no podían ir peor, sí podían, así que decidí dejar de lado que me había despertado junto a Dromp desnuda y con un cura travesti bajo la cama y centrarme en la boda.
-¿No hay otra manera? ¿No podemos hacer nada por deshacer este error? Y piénsate bien la respuesta si no quieres ser descuartizado lentamente.
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El travesti se desmayó dejando caer su peso sobre los brazos de Elizabeth y con la mano en la frente... todo muy... femenino.
-Elizabeth, me... me encuentro... m¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Empecé a crecer de tamaño, notaba como los huesos se me hacían grandes y la piel se tensaba hasta el extremo de que me diera la sensación de que fuera a explotar.
A los poco segundos volvía a ser de mi tamaño natural, así que me vestí y me puse el sombrero.
-¡Yargh! Estoy enfadado... ¡MUY ENFADADO! Sigamos nuestros anteriores pasos para descubrir que hicimos ayer por la noche, cariño. ¡YAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHHAA! Ya no estoy enfadado... no tanto, amorcito.
Así que abrí la gran puerta de la habitación y dejé al trabvesti tumbado en la cama.
-Elizabeth, me... me encuentro... m¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Empecé a crecer de tamaño, notaba como los huesos se me hacían grandes y la piel se tensaba hasta el extremo de que me diera la sensación de que fuera a explotar.
A los poco segundos volvía a ser de mi tamaño natural, así que me vestí y me puse el sombrero.
-¡Yargh! Estoy enfadado... ¡MUY ENFADADO! Sigamos nuestros anteriores pasos para descubrir que hicimos ayer por la noche, cariño. ¡YAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHHAA! Ya no estoy enfadado... no tanto, amorcito.
Así que abrí la gran puerta de la habitación y dejé al trabvesti tumbado en la cama.
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Estúpido cura afeminado, ni siquiera había sido capaz de darnos una solución alternativa a nuestro problema. Lo dejé en la cama, más bien lo tiré, cuando Dromp comenzó a emitir un extraño sonido. Me quedé observándole y pude apreciar cómo iba aumentando progresivamente de tamaño.
No negaré que en un principio me asusté, no por temor a quedarme viuda de manera tan prematura, más bien por la impresión que daba ver al gigante volver a su tamaño original.
Cuando adoptó su tamaño normal, se vistió y propuso dar una vuelta a ver si descubríamos algo sobre lo que había tenido lugar esa fatídica noche de desfase. No me opuse a ello, así que yo también me vestí y crucé la puerta de la habitación del hotel dejando atrás al travesti.
-¡Yargh! Estoy enfadado... ¡MUY ENFADADO! Sigamos nuestros anteriores pasos para descubrir que hicimos ayer por la noche, cariño. ¡YAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHHAA! Ya no estoy enfadado... no tanto, amorcito.
-No me hacen gracia esas bromas. No soy tu amorcito, y por lo que a mí respecta no estamos casados. Arreglaremos esto antes de salir de la isla y no habrá pasado nada.
Ya me gustaría a mí que fuera tan sencillo de olvidar, pero el panorama que me había encontrado al despertarme era memorable.
No negaré que en un principio me asusté, no por temor a quedarme viuda de manera tan prematura, más bien por la impresión que daba ver al gigante volver a su tamaño original.
Cuando adoptó su tamaño normal, se vistió y propuso dar una vuelta a ver si descubríamos algo sobre lo que había tenido lugar esa fatídica noche de desfase. No me opuse a ello, así que yo también me vestí y crucé la puerta de la habitación del hotel dejando atrás al travesti.
-¡Yargh! Estoy enfadado... ¡MUY ENFADADO! Sigamos nuestros anteriores pasos para descubrir que hicimos ayer por la noche, cariño. ¡YAAAAAAAAAAHAHAHAHAHAHHAA! Ya no estoy enfadado... no tanto, amorcito.
-No me hacen gracia esas bromas. No soy tu amorcito, y por lo que a mí respecta no estamos casados. Arreglaremos esto antes de salir de la isla y no habrá pasado nada.
Ya me gustaría a mí que fuera tan sencillo de olvidar, pero el panorama que me había encontrado al despertarme era memorable.
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Elizabeth no me contestó muy contenta, estaba enfadada al igual que yo lo estaba antes, pero ahora me lo intentaba tomar con humor.
Al llegar al final del pasillo y apoyar mi mano en la esquina para girar mejor me pude dar cuenta de que tenía atrapado el dedo anular con un anillo... que había crecido conmigo, me lo intenté quitar pero estaba tan apretado que solo podría salir de mi dedo si me lo cortara.
-Me da que nos hemos quedado con el anillo para toda la vida. -dije mientras escuchaba piropos hacia mi persona de los travestis que habían por el pasillo. -¡Vámonos!
Así que seguimos caminando hasta salir de aquel gran hotel, ahora solo teníamos que reconstruir la escena para saber que hicimos ayer por la noche...
-Ahora a seguir nuestros pasos.
Al llegar al final del pasillo y apoyar mi mano en la esquina para girar mejor me pude dar cuenta de que tenía atrapado el dedo anular con un anillo... que había crecido conmigo, me lo intenté quitar pero estaba tan apretado que solo podría salir de mi dedo si me lo cortara.
-Me da que nos hemos quedado con el anillo para toda la vida. -dije mientras escuchaba piropos hacia mi persona de los travestis que habían por el pasillo. -¡Vámonos!
Así que seguimos caminando hasta salir de aquel gran hotel, ahora solo teníamos que reconstruir la escena para saber que hicimos ayer por la noche...
-Ahora a seguir nuestros pasos.
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No solo estaban los papeles para certificar legalmente nuestra unión, sino que además ahora ese estúpido gigante tenía un anillo atascado en el dedo. Miré mi mano y pude ver como un anillo similar al de Dromp relucía en mi anular. Intenté quitármelo, al igual que él, aunque mis esfuerzos dieron un mejor resultado. El anillo se deslizó por mi dedo y quedó en mi mano. Pensé en tirarlo, pero seguro que podría revenderlo por ahí, así que me lo guardé en el bolsillo.
Salimos del hotel, y una vez en las calles, ya no tan iluminadas y con menos vida que por la noche, no supe a dónde dirigirme. Me quedé quieta unos segundos pensando, hasta que caí en la cuenta. Al salir del casino para gigantes nos topamos con aquel tipo que nos casó, seguramente el sitio en el que tuvo lugar el fatídico enlace estaría por los alrededores.
-Vamos al casino de gigantes.
No dije nada más y continué caminando, sin tan siquiera mirar al capitán.
En poco tiempo llegamos a nuestro destino. Miré hacia todos lados, hasta que pude ver un pequeño edificio en el que se podía leer en un letrero "Bodas express". Debía ser ahí, así que me dirigí al lugar a gran velocidad. Entré por la puerta giratoria y pude ver a un hombre trajeado tras un mostrador de mármol.
-Oye tú, desgraciado hijo de perra ¿Te gusta casar a gente borracha que no es consciente de sus actos? -le dije mientras me aproximaba a grandes zancadas.
En un principio el hombre se achantó, pero rápidamente cobró la compostura e intentó tranquilizarme.
-No... no se preocupe señorita, intentaré aclarar sus dudas y...
-¿Cómo podemos deshacer una boda a parte de yendo al cuartel de marines?
-Me temo que eso no será posible, la única manera es ir al cuartel, firmar unos documentos, traerlos de nuevo firmados, luego se procederá a ponerlos en lista de espera, por suerte también tenemos un ala del edificio dedicado al divorcio express y después...
-Si esa es la única manera mejor no sigas hablando.
Salí del edificio de la misma manera de la que había entrado, aunque aún más desesperada. No quedaba más remedio que soportar a mi nuevo... marido.
Salimos del hotel, y una vez en las calles, ya no tan iluminadas y con menos vida que por la noche, no supe a dónde dirigirme. Me quedé quieta unos segundos pensando, hasta que caí en la cuenta. Al salir del casino para gigantes nos topamos con aquel tipo que nos casó, seguramente el sitio en el que tuvo lugar el fatídico enlace estaría por los alrededores.
-Vamos al casino de gigantes.
No dije nada más y continué caminando, sin tan siquiera mirar al capitán.
En poco tiempo llegamos a nuestro destino. Miré hacia todos lados, hasta que pude ver un pequeño edificio en el que se podía leer en un letrero "Bodas express". Debía ser ahí, así que me dirigí al lugar a gran velocidad. Entré por la puerta giratoria y pude ver a un hombre trajeado tras un mostrador de mármol.
-Oye tú, desgraciado hijo de perra ¿Te gusta casar a gente borracha que no es consciente de sus actos? -le dije mientras me aproximaba a grandes zancadas.
En un principio el hombre se achantó, pero rápidamente cobró la compostura e intentó tranquilizarme.
-No... no se preocupe señorita, intentaré aclarar sus dudas y...
-¿Cómo podemos deshacer una boda a parte de yendo al cuartel de marines?
-Me temo que eso no será posible, la única manera es ir al cuartel, firmar unos documentos, traerlos de nuevo firmados, luego se procederá a ponerlos en lista de espera, por suerte también tenemos un ala del edificio dedicado al divorcio express y después...
-Si esa es la única manera mejor no sigas hablando.
Salí del edificio de la misma manera de la que había entrado, aunque aún más desesperada. No quedaba más remedio que soportar a mi nuevo... marido.
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Salimos del hotel, yo estaba verdaderamente enfadado y confundido... ahora era mi esposa, estaba casada con una humana que no solo es mi segunda al mando, sino que no me trata bien.
Elizabeth me dirigió hasta un local en el que hacían bodas express, mi esposa cogió al señor trajeado y le sacó la información a gritos... no había solución.
-¿Ahora que hacemos Elizabeth?
Elizabeth me dirigió hasta un local en el que hacían bodas express, mi esposa cogió al señor trajeado y le sacó la información a gritos... no había solución.
-¿Ahora que hacemos Elizabeth?
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Aquellas calles no parecían las mismas en absoluto. Las luces de los locales se habían desvanecido para dejar paso a la del sol, y la gente paseaba tranquilamente, muchos de ellos dispuestos a disfrutar de un día de playa. Y mientras, mi vida acababa de cambiar de la noche a la mañana.
-¿Que qué hacemos? -le dije entre histérica y furiosa al gigante. -Pues jodernos, no podemos hacer nada, lo único que nos queda es no decírselo a nadie y será como si realmente no estuviésemos casados. Lo que ocurre en Casino Island se queda en Casino Island. Y me da igual lo borracho que estés y que no controles tu lengua, nosotros no estamos casados.
Cuando me olvidé de lo de la boda por darlo por perdido recordé otra cosa que me inquietaba y me rondaba continuamente por la cabeza.
-Oye Dromp ¿No recuerdas nada de nuestra noche de bodas, verdad? Y no me mientas, que no me voy a enfadar.
No sabía decidir qué era lo que más me mosqueaba, si que hubiera pasado la noche desnuda con el capitán, o que debajo de nuestra cama hubiera un cura travesti. Ambas cosas me repelían y era lo único por lo que me alegraba de no recordar absolutamente nada de aquella noche, aunque ahora que lo pensaba, si tuviera la oportunidad de cambiar una de ellas sería sin duda el travesti. La verdad es que por la ropa desperdigada por la habitación parecía que la noche con el capitán no había estado tan mal.
-¿Que qué hacemos? -le dije entre histérica y furiosa al gigante. -Pues jodernos, no podemos hacer nada, lo único que nos queda es no decírselo a nadie y será como si realmente no estuviésemos casados. Lo que ocurre en Casino Island se queda en Casino Island. Y me da igual lo borracho que estés y que no controles tu lengua, nosotros no estamos casados.
Cuando me olvidé de lo de la boda por darlo por perdido recordé otra cosa que me inquietaba y me rondaba continuamente por la cabeza.
-Oye Dromp ¿No recuerdas nada de nuestra noche de bodas, verdad? Y no me mientas, que no me voy a enfadar.
No sabía decidir qué era lo que más me mosqueaba, si que hubiera pasado la noche desnuda con el capitán, o que debajo de nuestra cama hubiera un cura travesti. Ambas cosas me repelían y era lo único por lo que me alegraba de no recordar absolutamente nada de aquella noche, aunque ahora que lo pensaba, si tuviera la oportunidad de cambiar una de ellas sería sin duda el travesti. La verdad es que por la ropa desperdigada por la habitación parecía que la noche con el capitán no había estado tan mal.
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Me preguntó sobre la noche de bodas... aun no había pensado sobre eso. La idea me habría agradado de no ser por aquel Okama que había bajo nuestra gigantesca cama...
-¡Yargh! Si lo supiera te lo diría... solo con pensar en que podría haberle hecho algo a aquel Okama... o el a mi... o los dos a ti... o los dos a mi... o los dos a él...
Me puse la mano en la cara e hice una gran mueca de asco... no podía soportar la idea de que hubiera pasado algo.
-Por el Kracken... vayámonos de esta asquerosa isla que tanto he llegado a odiar... -dije mientras avanzaba hacia el puerto. -cariño... -susurré.
-¡Yargh! Si lo supiera te lo diría... solo con pensar en que podría haberle hecho algo a aquel Okama... o el a mi... o los dos a ti... o los dos a mi... o los dos a él...
Me puse la mano en la cara e hice una gran mueca de asco... no podía soportar la idea de que hubiera pasado algo.
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Por suerte él tampoco se acordaba, pero sí comenzó a plantear diversas combinaciones que podrían haber tenido lugar esa noche y en las que prefería no pensar.
-Por una vez te voy a dar la razón, este lugar es una completa basura. Y recuerda, no ha pasado nada.
Tras decir esto comencé a caminar en silencio hasta el barco para poder zarpar de allí y olvidar todo el asunto de una vez por todas.
No tardé en llegar, y sin mediar palabra, subí al barco impulsada por el Soru y el Geppou para poner rumbo a alta mar.
-Por una vez te voy a dar la razón, este lugar es una completa basura. Y recuerda, no ha pasado nada.
Tras decir esto comencé a caminar en silencio hasta el barco para poder zarpar de allí y olvidar todo el asunto de una vez por todas.
No tardé en llegar, y sin mediar palabra, subí al barco impulsada por el Soru y el Geppou para poner rumbo a alta mar.
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