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En tanto todo comenzaba a moverse en los mares en aquella hermosa mañana donde el sol salía por el horizonte en algunas islas mas no en la terrible isla donde se demostraba a los futuros asesinos del Gobierno Mundial, jóvenes raptados de sus familias con pensamientos impuestos para destruir al supuesto mal. Aquella isla símbolo de la justicia cosa que en realidad no estaba ni cerca de demostrar el terrible mal que hacían. Aquellos jóvenes se encontraban desde hacía ya unas cuatro o cinco horas entrenando sin parar su resistencia física y mental para dominar las técnicas del Rokushiki. Entrenamientos que eran inhumanos para la corta edad de los jóvenes.
-¡Vamos! ¡Muévanse mas rápido!-
La voz de la capitana encargado de entrenarlos, un despiadado hombre llamado Natasha, se hacía escuchar aun bajo el ruido de las aguas que caían a un lado de ellos en un vacío creado vaya a saberse uno de donde. El circuito al cual eran sometidos todos los jóvenes era simplemente imposible de cumplir sin sufrir daños o siquiera de terminarlo aunque bien era entendido que aquello era un circuito preliminar del cual solo los más aptos salían vivos o con la menor cantidad de heridas.
De momento solo dos jóvenes habían logrado completar aquello y ahora le tocaba a un pequeño de cabellos azulados, el pequeño joven llamado Leonel que tendría que someterse a aquella practica inhumana y al cual le tocaba sufrir ahora los gritos de la capitana Natasha. Como primer objetivo tenía que despojarse de todas sus ropas quedando únicamente con los pantalones de su traje. Tras eso se encontraba primer punto de aquel tortuoso mapa, una especie de campo de piedras calientes que tendría que cruzar sin llorar o siquiera demostrar dolor en su rostro ya que si lo hacia terminaría como muchos otros sufriendo un golpe básicamente letal de la capitana que no soportaba ver débiles en sus filas.
-¡Vamos! ¡Muévanse mas rápido!-
La voz de la capitana encargado de entrenarlos, un despiadado hombre llamado Natasha, se hacía escuchar aun bajo el ruido de las aguas que caían a un lado de ellos en un vacío creado vaya a saberse uno de donde. El circuito al cual eran sometidos todos los jóvenes era simplemente imposible de cumplir sin sufrir daños o siquiera de terminarlo aunque bien era entendido que aquello era un circuito preliminar del cual solo los más aptos salían vivos o con la menor cantidad de heridas.
De momento solo dos jóvenes habían logrado completar aquello y ahora le tocaba a un pequeño de cabellos azulados, el pequeño joven llamado Leonel que tendría que someterse a aquella practica inhumana y al cual le tocaba sufrir ahora los gritos de la capitana Natasha. Como primer objetivo tenía que despojarse de todas sus ropas quedando únicamente con los pantalones de su traje. Tras eso se encontraba primer punto de aquel tortuoso mapa, una especie de campo de piedras calientes que tendría que cruzar sin llorar o siquiera demostrar dolor en su rostro ya que si lo hacia terminaría como muchos otros sufriendo un golpe básicamente letal de la capitana que no soportaba ver débiles en sus filas.
- Natasha:
- leonel:
al oir los violentos gritos de aquella estricta mujer Leonel sintió un profundo temor, había visto numerosas veces como sus compañero eran golpeados sin piedad por aquella mujer. Por más que lo imploró y lo deseó con el alma, su nombre fue mencionado por la terrorífica entrenadora, quien le ordenó despojarse de sus prendas quedando solo con el pantalón del traje negro que le habían otorgado al llegar al lugar, a continuación tenia la obligasión de cruzar un terreno cuierto con piedras hirviendo, la sola idea de tocar una de esas piedras hacia sentir dolor, y no podia si quiera mostrar sufrimiento con su rostro o sería castigado...
durante su niñes Leonel sufrió los abusos de los huerfanos mayores del horfanato donde creció, cuando salieron a las calles fue obligado a realizar varias osadias que le trajeron dolor, pero nada comparado con esto, y jamas se le negó mostrar su dolor, esos muchachos eran sumamente crueles, pero esta mujer era inhumana.
el joven peliazul se acercó a la orilla de aquel campo de rocas y ya podía sentir el calor que emanaba de ellas, estaba apunto de poner un pie sobre las rocas sin siquieraprepararse cuando vio a un lado los jovenes que habian sido castigados por la mujer, estaban gravemente heridos, de sus heridas brotaba sangre y eso le hizo reflexionar.
´
muy bien esto dolerá como el infierno pero luego de unas horas el dolor pasará un golpe como ese podría repercutir por varios días... no se que hice para merecer esto pero algo es seguro, no quiero recibir un golpe como ese.
leonel sabía que ahora tenia poderes, pues ya había consumido la fruta de belcebú sin embargo, no los dominaba para nada, y ni siquiera tenia un naipe cerca, su habilidad era inútil hasta que aprendiera a dominar su habilidad, así que tendría que valerse de sus dotes físicos.
El nervioso joven trataba de mirar al otro lado de las rocas a su meta final pero el calor emanado por las rocas deformaba el paisaje.
solo tengo que cruzar rápido y en unos segundos terminará mi dolor
el chico tensó todos sus músculos y comenzó a caminar por las rocas tratando de hacer el menor contacto posible con sus dedos y recargándose principalmente en los talones donde la piel es más gruesas mientras corría desesperado tensaba los músculos de su rostro para no hacer mueca alguno mientras su piel se rostisaba al contacto con las rocas enterraba sus uñas en sus palmas y trataba de a ratos levantar un poco más sus pies para dar sus pasos para alejarlos del calo y sentir algo de frescura por fracciones de segundo.
Quedaban un par de metros y el dolor era insoportable se mordía el interior de sus labios para resistir el mostrar alguna señal dolor, a pocos metros pisó una piedra que sobresalía y esta presionó el centro de su pie, donde es más frágil causándole un profundo dolor que humedeció sus ojos. si lloraba todo lo que resistió habría sido en vano así que cerró sus ojos y bajo la mirada esta vez mordiendo completamente su labio inferior pero seguía bajando la cabeza para ocultar esto de la entrenadora, sus brazos temblaban por la tensión de todos sus músculos y cuando consideró prudente sin abrir los ojos dio un saltó fuera de las rocas y calló al suelo donde se revolcó un ar de veces para luego quedar boca abajo tratando de secar sus ojos con sus manos y soltando un profundo grito de ira para soltar la adrenalina, la desesperación y el dolor
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Su forma de cruzar el obstáculo ardiente tal vez era de las mejores para recibir menos daño pero no era lo suficientemente correcta para la entrenadora que mantenía su vista en sus pies ya que poco le importaba ver el rostro de aquel joven. Si una lágrima le caía sin duda alguna lo sabría, conocía el dolor y el sufrimiento y aunque aquel lo estaba pasando y demostrando levemente no era tan notable. Lo que en realidad molesto a Natasha fue que se saliera del circuito antes de que este terminara por lo que rápidamente apareció a su lado tomándolo del cuello y arrastrándolo por el piso.
Poco le importaban las heridas a aquella mujer y aun menos le era de importar si aquel joven sufría más o menos por aquella acción pero tenía que volver al circuito. En cuanto lo soltó se encontraba nuevamente en el inicio de aquel recorrido de piedras calientes y la mirada de Natasha era tan fuerte y penetrante que bastaba con verla una vez para comprenderla, tenía que correr nuevamente por aquel camino si no quería salir lastimado. Por detrás la fila de jóvenes que tendrían que haber continuado tras Leonel se encontraban callados con sus miradas pegadas en el peli azul que ahora parecía recibir un trato especial teniendo otra oportunidad. El gran problema estaba en si realmente esa denominada segunda oportunidad era algo que él quisiera tener, aunque poco podía hacer para rechazarla ya que aquella mujer lo superaba en creces en cuanto a potencial.
Poco le importaban las heridas a aquella mujer y aun menos le era de importar si aquel joven sufría más o menos por aquella acción pero tenía que volver al circuito. En cuanto lo soltó se encontraba nuevamente en el inicio de aquel recorrido de piedras calientes y la mirada de Natasha era tan fuerte y penetrante que bastaba con verla una vez para comprenderla, tenía que correr nuevamente por aquel camino si no quería salir lastimado. Por detrás la fila de jóvenes que tendrían que haber continuado tras Leonel se encontraban callados con sus miradas pegadas en el peli azul que ahora parecía recibir un trato especial teniendo otra oportunidad. El gran problema estaba en si realmente esa denominada segunda oportunidad era algo que él quisiera tener, aunque poco podía hacer para rechazarla ya que aquella mujer lo superaba en creces en cuanto a potencial.
con la vista borrosa por sus ojos aun un poco húmedos Leonel miraba de nuevo el maldito infierno de rocas calientes, tendría que pasar renuevo por el calvario de atravesar el incandescente campo de piedras, sus pies aun ardían demasiado, le dolía sin siquiera tocar el suelo, volver a cruzar le parecía una locura, luego volteó a hacia aquella mujer y su mirada lena de odio era aun más terrorífica que aquella inhumana tortura.
leonel no tardo en tratar de ponerse de pie por miedo a que el castigo continuara mientras permanecía postrado en el suelo, pero solo al apoyar su pie en la tierra sintió un ardor muy fuerte e indescriptiblemente doloroso, no pudo pararse y se arrodilló para evitar aquel sufrimiento, al mirar hacia atrás por debajo de su brazo pudo apreciar que la piel de sus talones estaba carbonizada, era imposible caminar así, se puso de pie apoyado en la parte frontal de sus pies, es decir, se paró de puntas, aun así sentía dolor pero mucho más soportable
caminó hacia atras para tomar distancia siempre de puntas y algo encorbado, parecida a la marcha de un dinosaurio luego se volteó y calló hacia adelante, se apoyó en una de sus rodillas de frente a su desafío sin ninguna expresión en su rostro, solo pensaba en lo imposible que era cruzar como lo había hecho antes sus talones estaba inutilizados debía emplear solamente la parte delantera de su pie y la única forma de que eso fuera resistible era en carrera estilo pique con el fin de dar pasos largos y ligeros, con el objetivo de cruzar rápidamente teniendo que soportar el menor dolor posible.
el peliazul levantó la mirada hacia las rocas y contrajo completamente las facciones de su rostro dando como resultado una cara de ira y con sus ojos completamente cerrados con ese rostro y un fuerte grito comenzó la carrera impulsando su cuerpo hacia adelante para alcanzar mayor velocidad, al momento de llegar a las rocas ya estaba casi en su punto máximo de aceleración y comenzó a sentir el ardor, en ese instante desvió sus pensamiento aclarando su mente y tratando de ignorar el dolor mientras corría con todas sus fuerzas, hasta agotar todos sus recursos fisicos, mantbo la marcha sin chistar y sin reabrir sus ojos, no sabía cuanto había recorrido y no sabia cuanto faltaba solo pensaba en correr, y solo en correr, para dejar el dolor a un lado dejó todo lo demás de lado, cuando su cuerpo comenzó a obligarle a disminuir el rimo y con el agotamiento fisico vino el agotamiento psicológico, comensó a sentir el horrible dolor en sus pies era insoportable al abrir los ojos se dio cuenta que había avanzado tres metros de más
Su cuerpo simplemente cedió haciéndole caer como si fuera un bulto
¡Lo... Logré!
Fué lo unico que pudo pensar ante de desmayarse, solo pudo ver por ultima vez la larga distancia que había recorrido antes de caer inconsciente, sus pies completamente cocinados sangraban abundantemente y toda la planta de ellos estaba cubierta por una capa de carbón que alguna vez fue su piel, de las grietas de esa capa emanaba la sangre que corría por el suelo mientras el cuerpo de Leonel permanecía postrado al sol mientras sus piernas temblaban sin interrupción y una gota de sangre corría se su boca pues se había roto el labio presionando su mandíbula para resistir el dolor
leonel no tardo en tratar de ponerse de pie por miedo a que el castigo continuara mientras permanecía postrado en el suelo, pero solo al apoyar su pie en la tierra sintió un ardor muy fuerte e indescriptiblemente doloroso, no pudo pararse y se arrodilló para evitar aquel sufrimiento, al mirar hacia atrás por debajo de su brazo pudo apreciar que la piel de sus talones estaba carbonizada, era imposible caminar así, se puso de pie apoyado en la parte frontal de sus pies, es decir, se paró de puntas, aun así sentía dolor pero mucho más soportable
caminó hacia atras para tomar distancia siempre de puntas y algo encorbado, parecida a la marcha de un dinosaurio luego se volteó y calló hacia adelante, se apoyó en una de sus rodillas de frente a su desafío sin ninguna expresión en su rostro, solo pensaba en lo imposible que era cruzar como lo había hecho antes sus talones estaba inutilizados debía emplear solamente la parte delantera de su pie y la única forma de que eso fuera resistible era en carrera estilo pique con el fin de dar pasos largos y ligeros, con el objetivo de cruzar rápidamente teniendo que soportar el menor dolor posible.
el peliazul levantó la mirada hacia las rocas y contrajo completamente las facciones de su rostro dando como resultado una cara de ira y con sus ojos completamente cerrados con ese rostro y un fuerte grito comenzó la carrera impulsando su cuerpo hacia adelante para alcanzar mayor velocidad, al momento de llegar a las rocas ya estaba casi en su punto máximo de aceleración y comenzó a sentir el ardor, en ese instante desvió sus pensamiento aclarando su mente y tratando de ignorar el dolor mientras corría con todas sus fuerzas, hasta agotar todos sus recursos fisicos, mantbo la marcha sin chistar y sin reabrir sus ojos, no sabía cuanto había recorrido y no sabia cuanto faltaba solo pensaba en correr, y solo en correr, para dejar el dolor a un lado dejó todo lo demás de lado, cuando su cuerpo comenzó a obligarle a disminuir el rimo y con el agotamiento fisico vino el agotamiento psicológico, comensó a sentir el horrible dolor en sus pies era insoportable al abrir los ojos se dio cuenta que había avanzado tres metros de más
Su cuerpo simplemente cedió haciéndole caer como si fuera un bulto
¡Lo... Logré!
Fué lo unico que pudo pensar ante de desmayarse, solo pudo ver por ultima vez la larga distancia que había recorrido antes de caer inconsciente, sus pies completamente cocinados sangraban abundantemente y toda la planta de ellos estaba cubierta por una capa de carbón que alguna vez fue su piel, de las grietas de esa capa emanaba la sangre que corría por el suelo mientras el cuerpo de Leonel permanecía postrado al sol mientras sus piernas temblaban sin interrupción y una gota de sangre corría se su boca pues se había roto el labio presionando su mandíbula para resistir el dolor
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Tras completar aquel entrenamientos, incluso pasándose de largo un poco más de lo que duraba la pista, el joven Leonel grito al viento de aquella parte de la isla su forma de decir que había terminado aquella tortura aunque poco sabia que le esperarían un sin mas después de ello. Se encontraba tirado en el piso sin conocimientos y para empeorarlo todo con Natasha a su lado que odiaba verlo tan mal posicionado. Sin muchas formas la reacción de aquella mujer fue algo violenta y tal vez dolorosa para el peli azul ya que una patada de aquella mujer voló directo hacia el estomago del joven que salió volando por la fuerza unos pocos metros golpeando una pared y cayendo nuevamente inconsciente en el suelo.
-¡Ustedes dos! Agárrenlo y llévenlo a la enfermería, sería malo perder un joven con su talento-
A la par de ese grito la rubia señalaba a un par de jóvenes que se encontraban en aquella fila esperando tener que sufrir lo mismo que Leonel. Su suerte les había hecho llevarlo hacia la enfermería y aunque el cuerpo fuera pesado para aquel par debilucho la fuerza de los gritos y el aura espantosa que aportaba Natasha les obligaba a llevárselo. Sin mucho más en menos de media hora habían recorrido todos los corredores hasta dejar a Leonel en la enfermería antes de volver a estar bajo las órdenes de Natasha.
Los médicos trataron al joven como si fuera un rey, medicina del mejor tipo, vendas y limpiezas, en menos de lo que podía estarse despierto su cuerpo estaba completamente curado y sin una sola cicatriz que mostrara lo que había tenido que pasar. Ahora solo quedaba esperar que se despertara para tener que estar nuevamente bajo las órdenes de aquella desquiciada mujer.
-¡Ustedes dos! Agárrenlo y llévenlo a la enfermería, sería malo perder un joven con su talento-
A la par de ese grito la rubia señalaba a un par de jóvenes que se encontraban en aquella fila esperando tener que sufrir lo mismo que Leonel. Su suerte les había hecho llevarlo hacia la enfermería y aunque el cuerpo fuera pesado para aquel par debilucho la fuerza de los gritos y el aura espantosa que aportaba Natasha les obligaba a llevárselo. Sin mucho más en menos de media hora habían recorrido todos los corredores hasta dejar a Leonel en la enfermería antes de volver a estar bajo las órdenes de Natasha.
Los médicos trataron al joven como si fuera un rey, medicina del mejor tipo, vendas y limpiezas, en menos de lo que podía estarse despierto su cuerpo estaba completamente curado y sin una sola cicatriz que mostrara lo que había tenido que pasar. Ahora solo quedaba esperar que se despertara para tener que estar nuevamente bajo las órdenes de aquella desquiciada mujer.
de pronto Leonel despertó en una cómoda cama, de una habitación completamente blanca, y junto a el una enfermera, asustado se sentó de golpe mirando a su alrededor para asegurarse que no estaba siendo observado por aquella terrible mujer, después de confirmar el área movió sus sabanas, estaba usando una bata de hospital, sus pes estaban vendados ya no sentía dolor alguno, así que se recostó y respiró profundo.
luego simplemente aprovechó de disfrutar de las comodidades del hospital hasta que el "destino" le pusiera otra prueba que superar.
OFF: en la situación que me dejaste no sé que más hacer xD
luego simplemente aprovechó de disfrutar de las comodidades del hospital hasta que el "destino" le pusiera otra prueba que superar.
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Tras levantarse de golpe y notar que no tenía herida alguna se recostó disfrutando de la paz, una paz que no duraría mucho. Unos fuertes pasos comenzaron a escucharse fuera de la habitación y pocos segundos después la enfermera que Leonel tenia tratando sus vendajes se levanto de golpe abandonando toda tarea. Su cara ciertamente inspiraba miedo, miedo hacia la persona que tenía delante. Pocos segundos después la voz de la entrenadora se hizo audible preguntando por el estado de Leonel y casi de manera simultánea la voz temblorosa y aterrorizada de la enfermera se escucho indicándole que estaba despierto y curado del todo.
Poco después de esa corta charla un fuerte tirón retiro todas las sabanas y el grito de la entrenadora se podían escuchar por toda la isla. La furia contenida y su demostrada falta de preocupación se sentían en cada palabra que soltaba y para mejorarlo todo Leonel era el foco de aquella situación.
-¡Levántate de una vez! ¡¿Que te creíste?! ¡¿Que podías descansar?! ¡ Te quiero en dos minutos en el patio de entrenamiento!-
Tras concluir aquel sermón la puerta de la enfermería resonó con enorme fuerza mientras que la mujer continuaba gritando de manera sarcástica por todas partes de aquella isla del Gobierno Mundial. La enfermera termino de retirar las vendas con relativa velocidad y le indico que se fuera rápido dándole un mapa que le indicaba como cruzar el edificio de la justicia hacia el patio de entrenamientos mentado por Natasha.
Poco después de esa corta charla un fuerte tirón retiro todas las sabanas y el grito de la entrenadora se podían escuchar por toda la isla. La furia contenida y su demostrada falta de preocupación se sentían en cada palabra que soltaba y para mejorarlo todo Leonel era el foco de aquella situación.
-¡Levántate de una vez! ¡¿Que te creíste?! ¡¿Que podías descansar?! ¡ Te quiero en dos minutos en el patio de entrenamiento!-
Tras concluir aquel sermón la puerta de la enfermería resonó con enorme fuerza mientras que la mujer continuaba gritando de manera sarcástica por todas partes de aquella isla del Gobierno Mundial. La enfermera termino de retirar las vendas con relativa velocidad y le indico que se fuera rápido dándole un mapa que le indicaba como cruzar el edificio de la justicia hacia el patio de entrenamientos mentado por Natasha.
- OFF-Rol:
- Perdón, realmente no te deje mucho que hacer en el anterior post. En este hace lo que quieras con el mapa, un camino corto, uno largo, lo que quieras. Pero lo que hagas repercute en el rol a futuro.
mientras leonel se perdía en la suavidad de su camilla unos pasos se acercaros imponentemente, preocupado cerró los ojos con miedo y entreabrió uno de ellos solo para sesionarse de su mayor temor... aquella mujer temible había ingresado preguntando la condición del peliazul, asustada y temblorosa la enfermera le indicó la mejoría y de inmediato la instructora levantó a Leonel y le ordenó salir al patio de entrenamiento, acto sguido el joven se levantó raudamente y ubicó su ropa en la habitación, una vez que la tenia en sus manos salió con ella del lugar, mientras menos tiempo pasara junto a esa mujer mejor.
una vez afuera de la habitación se apoyo en la pared tomó un respiro y busco un baño en el mapa para sacarse la bata de hospital y retomar su traje negro, una vez vestido avanzó en el mapa hacia la arena de entrenamiento... de seguro era un calvario lo que se le avecinaba en ese lugar, pero si escapaba y lo atrapaban seria mucho peor, solo quedaba tratar de sobrevivir a las malditas pruebas de la mujer.
antes de salir del edificio leonel s desvió un poco pasando a la cafetería del lugar en busca de alguien que estuviera jugando a los naipes, de encontrar esta situación podría robar discretamente unos 5 naipes que le servirían más tarde, así que si había gente jugando se acercaría como un niñato curioso y mientras estaban distribuidos tomaría los naipes discretamente y lo guardaría entre sus ropas, de no encontrar a nadie jugando cartas, solo quedaría salir al patio de entrenamiento y prepararse para lo peor.
una vez afuera de la habitación se apoyo en la pared tomó un respiro y busco un baño en el mapa para sacarse la bata de hospital y retomar su traje negro, una vez vestido avanzó en el mapa hacia la arena de entrenamiento... de seguro era un calvario lo que se le avecinaba en ese lugar, pero si escapaba y lo atrapaban seria mucho peor, solo quedaba tratar de sobrevivir a las malditas pruebas de la mujer.
antes de salir del edificio leonel s desvió un poco pasando a la cafetería del lugar en busca de alguien que estuviera jugando a los naipes, de encontrar esta situación podría robar discretamente unos 5 naipes que le servirían más tarde, así que si había gente jugando se acercaría como un niñato curioso y mientras estaban distribuidos tomaría los naipes discretamente y lo guardaría entre sus ropas, de no encontrar a nadie jugando cartas, solo quedaría salir al patio de entrenamiento y prepararse para lo peor.
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Todo segundo que se tomaba para hacer las cosas aumentaba la furia que tendría la entrenadora a futuro. Perfectamente sabía eso cualquier persona que la viera pero ese no era motivo para evitar verla, después de todos esos segundos lejos de ella eran como el paraíso para muchos de los que estaba a su encargo. Posteriormente noto que un par de hombres se encontraban jugando al póker en una de las mesas de la cafetería. Eran los únicos hombres en toda la sala a excepción de la mesera que andaba limpiando las mesas.
Ambos hombres, de edad avanzada, parecían estar completamente cerrados en el juego sin prestar atención al entorno. Al menos eso era lo que parecía. Fuera de eso se podía escuchar aun en aquel sitio el grito de la entrenadora soltando un sin fin de malas palabras hacia todos los jóvenes que estaban bajo su entrenamiento. De un momento a otro el grito de aquella mujer se hizo aun más audible pronunciando el nombre completo de Leonel. Preguntaba por él y porque tardaba tanto ¿Que haría el joven? ¿Correr hacia la entrenadora antes de que se enojara más? ¿Continuar con su plan de obtener cartas? ¿Escapar? ¿Esconderse? En ese preciso momento el solo sabía que haría con su vida.
Ambos hombres, de edad avanzada, parecían estar completamente cerrados en el juego sin prestar atención al entorno. Al menos eso era lo que parecía. Fuera de eso se podía escuchar aun en aquel sitio el grito de la entrenadora soltando un sin fin de malas palabras hacia todos los jóvenes que estaban bajo su entrenamiento. De un momento a otro el grito de aquella mujer se hizo aun más audible pronunciando el nombre completo de Leonel. Preguntaba por él y porque tardaba tanto ¿Que haría el joven? ¿Correr hacia la entrenadora antes de que se enojara más? ¿Continuar con su plan de obtener cartas? ¿Escapar? ¿Esconderse? En ese preciso momento el solo sabía que haría con su vida.
al asomarse en la cafetería leonel vio un par de ancianos jugando al poker, parecía que el muchacho andaba de suerte, sin embargo esa suerte se esfumó al instante cuando escuchó los gritos de aquella aterradora mujer llamándole furiosamente, la iracunda mujer a punta de soeces gritos y furiosos alaridos tenia toda la isla atemorizada con su furia descontrolada.
¡Maldita sea mi suerte!
hacerla esperar era jugar su vida, así que el peliazul optó por no arriesgarse y acudir de inmediato ante la presencia de la endemoniada instructora, con una veloz carrera llegó hasta la puerta y informando a Natasha de su llegada.
Leonel Racovich a sus ordenes!, dispenseme por la de mora instructora
dijo con voz firme y postura impecable luego se incorporó a la fila con sus compañeros y se mentalizó para lo peor mientras observaba la ventana de la cafetería, a los dos hombres mayores jugando con los naipes, de seguro serian de utilidad en las pruebas de la mujer... pero al diablo ya estaba aquí y era mejor mantenerse obediente para asegurar mi bienestar o al menos mi mejor escenario.
así que leonel solo se paró firme y atento a esperar instrucciones mientras que por dentro solo quería un poco de paz y estar a cientos de kilómetros de aquel monstruo que torturaba a esos muchachos de temprana edad, al mirar a un lado solo podía notar en los rostros de los demás miedo y angustia disfrazadas de respeto y disciplina, era una verdadera tortura el supuesto entrenamiento impuesto por el gobierno...
¡Maldita sea mi suerte!
hacerla esperar era jugar su vida, así que el peliazul optó por no arriesgarse y acudir de inmediato ante la presencia de la endemoniada instructora, con una veloz carrera llegó hasta la puerta y informando a Natasha de su llegada.
Leonel Racovich a sus ordenes!, dispenseme por la de mora instructora
dijo con voz firme y postura impecable luego se incorporó a la fila con sus compañeros y se mentalizó para lo peor mientras observaba la ventana de la cafetería, a los dos hombres mayores jugando con los naipes, de seguro serian de utilidad en las pruebas de la mujer... pero al diablo ya estaba aquí y era mejor mantenerse obediente para asegurar mi bienestar o al menos mi mejor escenario.
así que leonel solo se paró firme y atento a esperar instrucciones mientras que por dentro solo quería un poco de paz y estar a cientos de kilómetros de aquel monstruo que torturaba a esos muchachos de temprana edad, al mirar a un lado solo podía notar en los rostros de los demás miedo y angustia disfrazadas de respeto y disciplina, era una verdadera tortura el supuesto entrenamiento impuesto por el gobierno...
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Leonel salió disparado hacia el campo de entrenamiento presentándose justo a tiempo para calmar, al menos un poco, a aquella terrible mujer conocida como un demonio por muchas de las personas de la isla de la justicia. El calor de las brazas volvía a hacerse presente cuando la fila de jóvenes, de los cuales tres habían logrado salir ilesos, llegaba a su fin delante del peli azul. Ahora no le quedaba otra que volver a cruzar aquel sitio tan horrible y tortuoso. Esta vez y para mejorar la diversión de Natasha el calor de aquella brazas eran más fuertes de lo normal y ahora no era un simple pista corta sino que media por lo menos el triple intensificando el dolor y la diversión.
-¡Vamos Leonel! Mas velocidad que antes, menos muestra de dolor y un poco menos de descanso-
Tras terminar esas palabras la mujer empujo al joven para que comenzara a dar los pequeños saltos en aquella pista de sufrimiento. La sonrisa se dibujaba en la mujer que caminaba de lado a la pista haciendo que, como antes había demostrado con otros jóvenes, nadie pudiera salir de su sufrimiento. Todos terminaban aquel recorrido o morían en el intento pero esta ultima opción solo divertía aun mas a la mujer que no paraba de disfrutar las torturas.
-¡Vamos Leonel! Mas velocidad que antes, menos muestra de dolor y un poco menos de descanso-
Tras terminar esas palabras la mujer empujo al joven para que comenzara a dar los pequeños saltos en aquella pista de sufrimiento. La sonrisa se dibujaba en la mujer que caminaba de lado a la pista haciendo que, como antes había demostrado con otros jóvenes, nadie pudiera salir de su sufrimiento. Todos terminaban aquel recorrido o morían en el intento pero esta ultima opción solo divertía aun mas a la mujer que no paraba de disfrutar las torturas.
tras oír la horrible realidad, el joven peliazul no podía consentir que se le pidiera realizar de nuevo ese horrible acto inhumano, y mientras se acerca juntó abundante saliva en su boca lo más que pudo hasta llegar al lugar de partida de la carrera infernal, ciertamente después de las primeras dos pasadas la piel de sus pies se había fortalecido y probablemente por un tema de supervivencia su velocidad había aumentado considerablemente, pero aun así el camino era eterno así que era momento de sacar ases bajo la manga aun que fuera una simple ayuda...
al verse de frente al incandescente camino de rocas, leonel fingió estar petrificado para reunir aun más saliva en la boca, al parar unos segundos retrocedió para tomar distancia y hacer carrera como la ultima vez y mientras lo hacía fingió un muy convincente tropiezo simple, y en ese instante aprovechó para lanzar en su camino toda la saliva que había ahorrado el su boca rápidamente se puso de pie tapando la mancha de baba con sus pies y así mismo mojando la planta de ellos con el lodo resultante del liquido y la tierra del suelo, esto hizo que aquel fango se adhiriera a la planta de sus pies formando una capa que aun que no le protegería del calor disminuiría las quemaduras al menos durante la mitad del recorrido, lo cual era un muy buen plus.
luego de impregnarse con esa capa de tierra humeda el muchacho tomó la posición adecuada y comenzó su tortuosa carrera, cerró sus ojos un par de metros antes del inició de las rocas y trató de limpiar su mente y desviar su energía a sus piernas para correr como jamás creyó que alguien podría correr, ante la lógica de Leonel lo que pretendía era imposible, pero no tenia más opción que correr tan rápido que sus pies no alcanzaran a quemarse y esmerado en esa idea, el pequeño Racovich movió sus pies más rápido de lo que él mismo consideraba humanamente posible, trató de realizar una hazaña similar a la de la ultima vez aun que esto significara pasarse de su meta, pero esta vez durante su incansable y veloz corrida, abrió los ojos, y no por curiosidad sin no por que había sentido que el dolor disminuía como la ultima vez, sin embargo al abrir sus ojos aun faltaban 3 metros para acabar con la pasarela hirviendo sorprendido al darse cuenta que había alcanzado un nivel de velocidad tan increíble que disminuyó la gravedad de sus quemaduras leonel perdió su ínfima concentración disminuyendo la frecuencia de su pique y cayendo en las garras del ardor, por suerte ya no faltaba mucho y su truco de la capa de lodo, le sería de utilidad estos últimos metros, dando como resultado un dolor increíble pero mimas quemaduras comparadas con los pies sangrantes del primer intento, al salir de ese pequeño infierno el peliazul solo pudo dejarse caer al suelo anonadado por su propio progreso, observando sus rojizos pies adoloridos pero aun funcionales.
al verse de frente al incandescente camino de rocas, leonel fingió estar petrificado para reunir aun más saliva en la boca, al parar unos segundos retrocedió para tomar distancia y hacer carrera como la ultima vez y mientras lo hacía fingió un muy convincente tropiezo simple, y en ese instante aprovechó para lanzar en su camino toda la saliva que había ahorrado el su boca rápidamente se puso de pie tapando la mancha de baba con sus pies y así mismo mojando la planta de ellos con el lodo resultante del liquido y la tierra del suelo, esto hizo que aquel fango se adhiriera a la planta de sus pies formando una capa que aun que no le protegería del calor disminuiría las quemaduras al menos durante la mitad del recorrido, lo cual era un muy buen plus.
luego de impregnarse con esa capa de tierra humeda el muchacho tomó la posición adecuada y comenzó su tortuosa carrera, cerró sus ojos un par de metros antes del inició de las rocas y trató de limpiar su mente y desviar su energía a sus piernas para correr como jamás creyó que alguien podría correr, ante la lógica de Leonel lo que pretendía era imposible, pero no tenia más opción que correr tan rápido que sus pies no alcanzaran a quemarse y esmerado en esa idea, el pequeño Racovich movió sus pies más rápido de lo que él mismo consideraba humanamente posible, trató de realizar una hazaña similar a la de la ultima vez aun que esto significara pasarse de su meta, pero esta vez durante su incansable y veloz corrida, abrió los ojos, y no por curiosidad sin no por que había sentido que el dolor disminuía como la ultima vez, sin embargo al abrir sus ojos aun faltaban 3 metros para acabar con la pasarela hirviendo sorprendido al darse cuenta que había alcanzado un nivel de velocidad tan increíble que disminuyó la gravedad de sus quemaduras leonel perdió su ínfima concentración disminuyendo la frecuencia de su pique y cayendo en las garras del ardor, por suerte ya no faltaba mucho y su truco de la capa de lodo, le sería de utilidad estos últimos metros, dando como resultado un dolor increíble pero mimas quemaduras comparadas con los pies sangrantes del primer intento, al salir de ese pequeño infierno el peliazul solo pudo dejarse caer al suelo anonadado por su propio progreso, observando sus rojizos pies adoloridos pero aun funcionales.
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