[Privado/Pasado] Conociendo Shellstown. [Rin - Lion D. Karl]

"Así que esto es Shellstown. Impresionante ciudad." Había pensado el marine al llegar. Una impresionante fortaleza destacaba por encima del resto de edificios. La isla era una de las bases marines del East Blue más importantes después de Loguetown. Karl había sido destinado a allí para revisar los cargamentos de los barcos, pues algunos piratas solitarios los aprovechaban para viajar. Últimamente había desaparecido demasiado piratas peligrosos, como el completo de la banda de los Piratas de Barbarrubia. Además algunos contrabandistas escondían su mercancía. Karl había sido seleccionado por si encontraban a algún pirata poderoso, pues nadie en la guarnición de Shellstown tenía poder suficiente para hacer frente a un pirata de Barbarrubia, a un ex-miembro de Sons of Anarchy o a algún otro pirata solitario. Lo único interesante de aquello es que a lo mejor lograría encontrar a Allen, al cual hacía más de dos años que no veía.

Aburrido, se acercó al barco que acababa de llegar al puerto. El enorme oficial marine medía casi dos metros de altura. Esto, junto con su enorme musculatura, le hacía parecer un armario con piernas más que un humano. Llevaba su pelo castaño peinado hacia atrás, una barba espesa que le cubría el contorno de la cara y la típica chaqueta blanca de oficial marine. Llevaba esta abierta, y por debajo se le veía una camiseta negra de asas. Se acercó al capitán, que en ese momento acababa de bajar por la pasarela.

- ¿Lleváis por casualidad pasajeros a bordo? - preguntó aburrido.

El capitán le señaló a un joven de pelo castaño que bajaba en ese momento la pasarela. Karl le frenó un momento poniéndose frente a él y haciéndole una seña con la mano para que se detuviese. Sacó un pequeño libro con imágenes de los carteles de búsqueda de piratas famosos, y lo fue pasando. Efectivamente no coincidía con ninguno. Karl silbó a un grupo de reclutas que holgazaneaban cerca y les hizo una señal para que subiesen a comprobar la mercancía.

- Comprobarán únicamente la carga. Si causan cualquier desperfecto, no dudéis en avisarme - dijo al capitán.

Tras esto se giró al joven, con expresión neutra, evaluándole. Quería saber si le había reconocido, pues le gustaba saber que su fama había llegado a extenderse a casi todos los mares. Aunque, mejor pensado, estaba en el East Blue. No era difícil encontrar a alguien del East Blue que no hubiese oído hablar de Quimera Karl, aunque fuesen meros rumores. Otra cosa era que lo reconociese.

- Lo siento, joven. Cosas de trabajo. Os invito a tomar algo en alguna taberna. De todos modos, mi turno ha finalizado.

Karl era un oficial marine temido y famoso. Era conocido principalmente por sus acciones cuando era capitán de la Brigada Disciplinaria, una ex-división de la Marina dedicada a aplastar sublevaciones contra el Gobierno y castigar a poblaciones rebeldes o que se supiese que habían apoyado a criminales. Se había ganado una fama de oficial combativo y despiadado, pero también de cauto, inteligente y extremadamente poderoso. A parte de esa versión (La más extendida) las malas lenguas decían que era un carnicero y un salvaje, y otras que era un corrupto y un "trepa" que sólo buscaba subir rangos en la jerarquía por cualquier medio.

Karl suspiró, un tanto frustrado. Normalmente el temor en los ojos de la gente lo regocijaba y le hacía sentirse poderoso, pero en ese momento buscaba a alguien con quien compartir una jarra de cerveza, no a alguien que se mease en los pantalones con la mera mención de su nombre. Hubiese preferido a alguien que se hubiese simplemente impresionado, o cualquier otra clase de reacción, pero aquella simplemente le frustraba.

- No hace falta que os asustéis como una oveja camino del matadero, chico. Mi guardia acaba de terminar, y no os estoy retando a un combate, os invito a cenar y tomar algo - dijo, cansado - Y sí, soy a aquel que llaman Quimera. Mi nombre es Lion D. Karl.

Le tendió la mano para estrechar la de él. Era una pena que el joven se hubiese asustado tanto, por la espada que portaba adivinaba que era alguna clase de aventurero, espadachín solitario, pirata menor o tal vez un cazador. El caso es que esa gente solía ser buena compañía para tomar unas jarras junto a la lumbre porque siempre tenían historias que contar.

Karl se dio media vuelta haciéndole un gesto para que le siguiese. Atravesó el pantalán de madera con paso firme. El suelo crujió bajo su peso, pero era de buena construcción y no cedió. Subió al puerto por una escalinata de piedra y fuese directo hacia el primer edificio a la derecha, una construcción de tres pisos que la que salía luz por las ventanas del piso bajo. Un cartel de madera indicaba que la posada se llamaba "El violín de Davy Jones" Una agradable melodía de violín salía del local. Karl entró con una media sonrisa en el rostro. Amaba la música, y encontrar un local donde pudiese escuchar un músico decente mientras bebía cerveza le había alegrado el día. Se sentó en una mesa a esperar a que se acercasen a atenderles, con intención de pedir una buena jarra y un plato de cordero asado. En ese momento se dio cuenta de que no se había parado a ver si el chico le seguía, y se giró a ver si estaba junto a él.

Karl se fijó en lo bien que vestía su acompañante. Desde luego debía ser de buena familia. Sin embargo, tenía expectativas en él y esperaba que fuese un aventurero que tuviese historias que contar, y no un hijo mimado que se había embarcado con ideas románticas y idealistas sobre lo que era la vida del guerrero. Cuando llegó la camarera, Karl le dijo su pedido con una sonrisa y tono amable y educado. Estaba de muy buen humor. De repente se llevó una agradable sonrisa cuando los músicos empezaron a tocar una canción que amaba y apreciaba especialmente.


Karl se puso a tararear la canción, con una sonrisa en el rostro. Entonces le hizo señas a un camarero que pasaba y le pidió que le trajese una guitarra. Se la trajeron y se unió a los músicos, demostrando una gran habilidad. No sólo tocaba muy bien, con gran habilidad y improvisando en el momento, si no que se notaba que tocaba con pasión en sus gestos y su expresión facial. Disfrutaba de cada nota y cada acorde. Unió su voz a la de los cantantes, y empezó a bailar a la vez que tocaba, paseándose a la vez por el local. La gente se animó y empezó a dar palmas y cantar siguiendo el ritmo de la canción.

El marine estaba exultante de la emoción. A pesar de que era una canción pirata, tenía un gran significado para él, pues había sido pirata antes de unirse a la Marina. Esa canción era una de las pocas cosas que eran capaz de llegarle hondo y hacerle volver a ser, por unos momentos, el alegre y bondadoso joven que había sido antes del brutal asesinato de su amigo Rino, evento que lo había traumatizado y lo había cambiado para siempre. Fue a raíz de la muerte de Rino que dejó de ser pirata. Durante un momento, las arrugas de la cara de Karl parecieron desaparecer, y dio la impresión de que había rejuvenecido de golpe volviendo a su adolescencia. Cuando la canción comenzó a llegar a su final, Karl se motivó más y comenzó a cantar más alto que nadie. Finalmente, al acabar, casi todo el público estalló en aplausos y ovaciones, y muchos se pusieron en pie. Karl, ignorándolo todo, dejó la guitarra apoyada contra un piano y se fue un momento a los aseos. No quería que viesen las lágrimas en sus ojos, pues su apariencia de invulnerabilidad era parte de su fuerza.

- Rino... - murmuró, mientras lloraba en silencio por su amigo perdido.

Entonces se lavó la cara con agua abundante, se serenó y volvió a entrar con paso firme. Se sentó en su sitio con actitud apacible y una media sonrisa en el rostro. La música continuaba, aunque la canción había cambiado, y Karl ya estaba calmado. Ya tenía la comida frente a sí, y Karl comenzó a devorarla con avidez, pero sin perder los modales. Tenía mucha hambre. Comió un buen pedazo que bajó con un largo trago de cerveza de trigo antes de dar un largo suspiro de placer y dirigirse al muchacho.

- Y bien, mi joven amigo. Contadme vuestra historia, ¿cómo os llamáis y a qué os dedicáis?

Karl esbozó una sonrisa ante las palabras de Rin. Como le pasaba con muchos jóvenes piratas, le recordaba a él cuando era un adolescente. Tenía miras similares, pero la vida había sido cruel con él y había aprendido a base de palos que los sueños solían no cumplirse. Miró con condescendencia y algo de comprensión al joven pirata y dijo:

- Joven Ryuji, déjame que te diga una cosa. Yo también fui pirata. Quería llegar a ser el rey de los piratas, encontrar el One Piece, hacer una gran fortuna y vivir aventuras.Sin embargo la vida es dura, y las aventuras suelen ser de todo menos agradables. Ver morir a tu mejor amigo es algo que te cambia la forma de pensar... y de ser - durante un momento, el semblante de Karl pareció oscurecerse - Persigue tus sueños, chico, pero no dejes que te devoren ni que nublen tu perspectiva de la realidad. Lo lamentarás profundamente si dejas que esto te ocurra.

Mientras hablaba, Karl pareció mayor de lo que era. Hablaba con la voz de la experiencia y la sabiduría, y en cierto modo su discurso pareció casi el de un anciano a su nieto, a pesar de que el oficial marine tenía sólo 27 años. El luchador bebió de un trago lo que le quedaba de cerveza y pidió otra a un camarero que pasaba.

Las palabras de Rin le llegaron hondo. No le cabía duda de que intentaría cumplirlas con toda su fuerza. Tal vez esta no fuese suficiente, pero Karl ya había aprendido a no subestimar el poder de la fuerza de voluntad de una persona decidida. En sus ojos ardía una llama semejante a la del legendario Monkey D. Luffy, que hallándose a punto de ser ejecutado, juró convertirse en el rey de los piratas. Sobrevivió de manera milagrosa a la ejecución por un providencial rayo.

- Rin, yo he visto a auténticos monstruos con la espada... sígueme y te mostraré algo.

Terminó su plato, bajó la cerveza en varios trasgos largos y se levantó. Salió fuera de la taberna, y en la semioscuridad, bajo la luz de la luna y las estrellas, comenzó a desvestirse de torso para arriba, quedando únicamente con sus pantalones y sus botas. Se giró hacia el chico. Su cuerpo estaba lleno de cicatrices. En el pecho tenía una cicatriz de una Quimera, y en el hombro derecho una estrella negra de cuatro puntas. Sin embargo lo más destacable eran los diferentes cortes que tenía. De estos, el más grande y feo era uno que iba desde su pectoral izquierdo hasta la cadera derecha. La piel de alrededor estaba como muerta y tenía marcas de quemaduras.

- Esto es el resultado de enfrentarse a un espadachín poderoso - dijo señalándose la enorme cicatriz - Y no es la única que tengo.

Se fue señalando otras cicatrices. Una que le cruzaba el torso entero en vertical, otro que le recorría el costillar de lado a lado... Su tronco estaba lleno de vestigios de peleas contra espadachines.

- Algún día serás un espadachín poderoso, no lo dudo. Y espero ver ese día.

Karl puso una mano sobre el pelo del chico y se lo revolvió con una sonrisa. Le caía muy bien aquel chico. Se había identificado bastante con él. Recogió sus cosas, lo acompañó hasta el muelle y se tumbó en la escalinata a vigilar, mientras sus marine inspeccionaban la mercancía que los marineros embarcaban.

- Demuéstrame que me equivoco, Rin. Demuéstrame que los sueños pueden cumplirse. Hazte fuerte, mejora tus habilidades y ven a verme - murmuró Karl.

Una parte de él creía que el chico estaba influído por pensamientos idealistas e infantiles, y que su sueño era irrealizable. Otra parte (La misma que se había emocionado en la taberna) deseaba que su sueño se cumpliese y creía en él. Aquel jovenzuelo era ahora la representación de sus propios deseos. ¿Sería él tal vez capaz de hacerle recuperar sus deseos por cumplir sus sueños?

Se levantó y se vistió de nuevo. Comenzó a pasearse por el pantalán mientras veía trabajar a los marines. Dio un largo bostezo y miró al horizonte con una mirada soñadora como nunca había tenido en años. ¿Y si había llegado el tiempo de bajar la bandera marine por última vez y volver a surcar los mares bajo una bandera negra? Karl sacudió la cabeza y se quitó esos pensamientos.

Karl paseaba por las oscuras callejuelas de la ciudad. Tenía la esperanza de encontrar a algún traficante o algún mercado de legalidad dudosa nocturno. Su intención era requisarlo todo para hacer sus propios negocios en el mercado negro. Sus pisadas resonaban en los estrechos callejones, apenas iluminados por la poca luz lunar que entraba por entre los tejados.

De repente escuchó un ruido de pisadas rápidas, de alguien corriendo. Esta persona no se molestaba en no hacerse notar. Karl le siguió velozmente, pero tratando de ser sigiloso. Usó sus facultades de asesino para ello. Finalmente acabó junto al muro de la base, y había alguien trepando por este. Karl carraspeó para hacerse notar y se fijó en quién era el tipo.

- ¿Rin? Chico, colarse en una base de la Marina no es una buena forma de perseguir tu sueño. Podrías morir antes de completarlo.

Karl se cruzó de brazos y esperó a que bajase. Su expresión era neutra, mientras se preguntaba qué narices pretendía aquel chaval. No había nada que pudiese interesarle en aquella base, que aunque importante, era más bien pequeña y no tenía nada en especial comparada con otras en las que el marine había estado.

- Y bien, ¿qué buscabas en la base? - preguntó tranquilamente.

Gracias a su increíble velocidad y su sigilo, Karl le siguió sin problemas sin hacer demasiado ruido. No entendía por qué Rin huía así. ¿Pensaba a lo mejor que el marine se había enfadado? Eso debía ser, aunque a ojos del luchador era un pensamiento absurdo. Aunque claro, Rin no estaba en su mente, ni conocía aun a Karl como para saber cómo era su forma de ser.

Finalmente, apareció frente a él tras dar un rodeo para cortarle el paso. Se apoyó contra la pared con los brazos cruzados y expresión extrañada.

- Caramba chico, no huyas así, no había motivo alguno. Si eso pensabas, no me he enfadado. Si querías hablar conmigo no tenías más que preguntarle a alguno de los guardias de la puerta si había vuelto, y te habrían dicho que seguía en el pueblo - dijo, serio pero sin pretender reñirle.

Suspiró y sacó una manzana del bolsillo de la chaqueta. Le dio un mordisco tras el cual hizo un gesto de asco y escupió el cacho. Sabía a naranja. Posiblemente la habían transportado en la misma caja de unas naranjas y se le había pegado el aroma. Y Karl odiaba las naranjas.

- Qué mal sabe - exclamó, mientras lanzaba la manzana lejos - Si quieres hablar conmigo, aquí estoy. No tengo intención de acostarme pronto hoy, así que aquí me tienes.

Karl esbozó una media sonrisa ante las preguntas de Rin. Rebuscó en su ropa y sacó el libro donde tenía las imágenes de los carteles de wanted. Comenzó a pasar páginas hasta llegar a la que buscaba. Era la imagen de un pirata de pelo blanco, junto a la cual había un montón de anotaciones propias de Karl, con listas de poderes y técnicas, y posibles estrategias ideadas por el marine. Karl le enseñó la imagen. El nombre que aparecía era "Allen D. Walker", y la recompensa era cuantiosa, digna de un pirata de alto nivel.

- Este es Allen... el ex-subcapitán de la banda pirata de Sons Of Anarchy. Llevo ya un tiempo desaparecido, pero sé que sigue vivo, en alguna parte... - Karl se quedó con la mirada perdida por un momento - Es mi mayor rival, y uno de los pocos adversarios a los que nunca he podido derrotar.

Cerró el libro y lo guardó. Se volvió a cruzar de brazos y se apoyó de nuevo en la pared. Sacó un puro y un mechero, encendió este y le dio unas caladas. No solía fumar, pero de vez en cuando fumaba alguno de los puros que llevaba consigo, una caja que había conseguido hacía ya bastante tiempo.

- Sobre por qué me llaman "Quimera"... bueno, tanto mi apodo como mi fama comenzaron el mismo día que Allen me hizo esa cicatriz. Yo fui algo así como un "milagro", el recluta marine que sobrevivió a un enfrentamiento con el subcapitán de los Sons of Anarchy - hizo una pausa para dar otra calada - He tomado la Chime Chime no Mi, la fruta Quimera. Supongo que ya te imaginas lo que eso implica. Puedo transformarme en Quimera a voluntad, y eso hice en aquel combate... o algo similar. Me transformé en un híbrido entre Quimera y humano, y a raíz de eso me pusieron mi apodo. Sin embargo la mayor parte de la gente se cree que es simplemente por mi tatuaje.

(Ya podemos dar el rol por terminado. Por si no sabes dónde hacerlo, es en este post https://www.onepiece-definitiverol.com/t16-peticion-de-experiencia-en-rol-de-islas)