Incidente en Dawn (Pasado- Jallial Reezek / Jahs D. Poet)

Era un día oscuro, aciago, de esos que te hacen estar triste y mustio todo el día. Llegué, después de dos días de náufrago, a una pequeña isla perdida. Una villa, que se podía ver desde el pequeño puerto, me llamó la atención especialmente. No era, para nada, ostentosa, de hecho parecía algo pobre incluso. Paradójicamente aquí vivían también personas realmente ricas, pero eso no lo sabría hasta dentro de un tiempo…

Comencé a andar hacia la pequeña villa con dirección, obviamente y como buen pirata, a la taberna. Mi cuerpo me pedía comida y mi gaznate ron, ya que dudaba mucho que tuvieran un buen vino aquí, y no era el momento de ponernos con remilgos. Conforme paseaba por el pueblo noté como la gente me miraba raro. Se les veía algo preocupados, reacios a los nuevos en la isla, pero yo no conocía la razón. Pude ver también como dos personas tosían sin parar, a cada cual más enferma, hasta el punto en que uno de los dos comenzó a toser sangre y finalmente acabó por desmayarse. –Qué mierdas está pasando aquí? – Me pregunté a mi mismo, en voz baja. Si eso era contagioso igual lo mejor que podía hacer era largarme, pero como vi a la gente sana ir rápidamente a socorrerlo, supuse que no debía serlo, así que me olvidé del tema por un momento. No era falta de tacto, sencillamente eso ni me iba ni me venía, además, tenía hambre. Llegué entonces a la puerta de aquella pequeña taberna. En la puerta me pareció notar que había un vagabundo, un mendigo, o alguien así, pero no le di la menor importancia, llevaba tanto tiempo sin compañía que me había vuelto algo huraño, y tanto tiempo sin comer que tenía un hambre de mil demonios, además, aquel tipo tampoco era mi problema. Todo reflejaba una situación pésima en aquella isla, algo estaba pasando, pero yo no tenía porque inmiscuirme, de modo que tan solo comería algo y me largaría de allí...

Una vez dentro de aquella taberna comencé a andar hasta la barra. En mi camino podía ver gran cantidad de caras largas, la gente se veía realmente afectada por aquella enfermedad rara, y a juzgar por el murmullo constante y la preocupación, nadie sabía porque ocurrían. Hasta a mí me empezaba a parecer una historia interesante, se me pasó por la cabeza investigarlo incluso, pero rápidamente lo descarté, eso no iba conmigo y no me apetecía entrometerme en algo que no me competía, de modo que tan solo me senté en la barra una vez hube llegado y esperé a que me atendieran.

La camarera era una joven muy mona y simpática. Pese a la situación estaba siempre risueña, tratando de alegrar a todo el mundo, y conmigo, lo había conseguido. Se me acercó, sin dejar de sonreír, y me tomó nota. -Hola, es usted nuevo? Bueno, yo soy Makino, encantada. Qué quiere tomar? -Dijo sonriendo ampliamente, lo cual me hizo esbozar a mi una pequeña sonrisa también. Realmente me gustaba esa chica, me alegró el día en un momento. Ahora, también sonriendo, le pedí lo que quería comer. -Querría algo de carne, no me importa de cual, así como un buen vino... Pero si no tienen, me conformaré con ron, del que sea... Pero por favor... -Tras decir esto sonaron mis tripas con tanta fuerza que hasta ella lo oyó, que se rió de forma infantil, dejando escapar una risita alegre, tras lo que dijo. -Entiendo, no tardaré en traérselo- De forma muy amable, notando que me moría de hambre. Al fin había tenido un poco de suerte y había encontrado una isla tranquila... O no...

<< Sigue al demonio, al lobo que camina entre los hombres y ayúdale, pero ten cuidado... >>

No paraba de repetirse y repetirse mientras buscaba en aquellas palabras algún atisbo, aunque solo fuera un poco de compresión. Con tesón intentó unir en un puzle todas las piezas, sus propias visiones como brujo, las palabras de advertencia de su madre, pero nada encajaba y estaba tan perdido como al principio.

Aquel enigma no le había dejado pegar ojo durante toda la noche, pero lo que más lo inquietaba, lo que más le perturbaba era “aquella expresión”. Esa típica media sonrisa de su madre que en parte desprendía tristeza, pero sobre todas las cosas aceptación... aceptación, sí, porque había aprendido a tolerar sus propias visiones de futuro, fueran cuales fueran. Y ella pocas veces se equivocaba, una gran desgracia iba a ocurrir.

<< ¡Ella lo sabe todo! Siempre lo sabe… y nunca me dice nada. Maldita sea su sombra y la condena que pesa sobre nuestra familia >> Su rostro se contrajo de rabia, no le gustaba vivir en la ignorancia y siempre dependía de los poderes de su madre. Sus visiones aun eran impredecibles (seguía siendo un aprendiz) y normalmente se mostraban incompletas.

De repente, un hombre lo bastante alto como para llamar su atención lo distrajo y se olvidó por un momento de la vorágine que se desarrollaba en su interior. No le presto la más mínima atención, ni mucho menos le lanzo una moneda... el cuenco seguía tan vacío como su estómago. Al instante sintió un aguijonazo en el pecho (justo en el centro a mitad del esternón), automáticamente se revolvió en su sitio nervioso, un signo de mal agüero y supo sin lugar a dudas que algo iba a suceder en aquella cantina. Desconocía el cuándo y el dónde, pero eso era lo que menos le preocupaba, así era su día a día y estaba más que acostumbrado.

Aquella mañana de por si ya era rara, por eso no se sorprendió mucho al ver a varios hombres uniformados (de gesto adusto y mirada vacía) entrar en la taberna. El último de ellos incluso lo piso y Jahs lo maldijo entre dientes, en ese mismo instante comenzó a frotarse con esmero el pie implicado esperando apaciguar su dolor. Una parte del pelotón (dos sujetos que no superarían la treintena) se quedó haciendo guardia y Poet los miro como buscando alguna explicación, pero en posición de "firmes" mantuvieron la "vista al frente" como si no existiera.

<< Que mala educación >>

Volvió a pensar y se le escapo un suspiro de resignación.

Poco después de haber pedido mi comida, cuando me la estaban a punto de traer y la joven chica llevaba la bandeja en la mano con todo, unos tipos entraron en la taberna. De lejos se podía ver que no eran amigables, es más, parecían la clase de escoria que más odio, así que recé por no cabrearme, no quería que Red me controlara aquí. Cerré los ojos, tratando de calmarme un poco meditando, cuando estos comenzaron a acercarse. Makino, la joven que me atendió y me traía la comida, se asustó bastante al verlos, además se iban acercando a ella, de modo que supo rápidamente que iba a pasar.

-Posadero! Dónde está su camarera!? -Preguntaba aquel hombre, ante lo cual Makino, que estaba de espaldas detrás mía, por lo que sólo yo podía ver su cara, se mordía el labio y empezaba a llorar. Aquella cara sonriente que levantó mi ánimo un día aciago ahora se tornaba en lágrimas y desolación. Cerré de nuevo los ojos esperando que no me afectara todo aquello, si por mí fuera me habría levantado y le habría partido todos los huesos a aquel sujeto, aun sin saber porque, pero debía contenerme si no quería perder el control. Aquel sujeto siguió acercándose lentamente a Makino, ahora que ya la había reconocido. -Oh, ya la veo! Makino, quedas detenida por robo y difamación de los nobles! -Sonaba bastante serio, delitos gordos, aunque sinceramente esa chica no parecía capaz de matar a una mosca, así que pensé que se lo acababan de inventar, una escusa cualquiera para coger a la joven. Aquel tipo parecía ser un hombre importante, por lo menos temido, pues el posadero ni se movió para defender a la joven, y el pueblo entero estaba asustado de él, y de los dos hombres que lo acompañaban. Vestían uniformados, así que me figuré que debían ser de algún tipo de organización, fuera como fuese, eran basura...

En ese momento Makino lloraba sin cesar mientras se decía a si misma en voz baja: -No... No quiero morir.. No...- Este fue mi límite. Me levanté de mi silla, de forma algo cansada, lenta. Me volteé y miré al que preguntaba por ella, que parecía ser el líder de ese grupito. -Tú, escoria... - Estas palabras y mi "desobediencia" parecieron molestarle. -Cómo dices mocoso!!?? -Replicó muy enfadado. Yo ahora sonreía, al tiempo que me acerqué a Makino y coloqué mi mano en su hombro mientras le decía sonriendo: -Está bien... No tienes porque preocuparte.- Tras esto miré al otro tipo, que parecía más enfadado todavía, y yo dejé de sonreír en el acto. -Largaros! Contaré hasta tres... No os daré otra oportunidad para que os vayáis, si no lo hacéis... -Tras decir esto dejé caer la cadena al suelo a modo de amenaza, sujetándola por uno de los extremos, el del amarre. Aquel sujeto comenzó a reírse de forma descontrolada. -Buajajajaja!! Se supone que deberíamos ponernos a temblar, mocoso!? Buajajaja!! -Sus palabras alentaban a los otros dos, que se envalentonaron y vinieron a por mí. El primero de ellos sacó una navaja y comenzó a correr contra mí. Con la cadena golpeé su mano en un instante, des-armándolo, y tras esto, cuando estaba lo bastante cerca, le di un fuerte puñetazo en el estómago con mi otro brazo. No eran demasiado fuertes que digamos, de hecho este golpe bastó para neutralizar al primero de mis enemigos, que cayó desmallado al suelo, tras lo cual, en tono amenazante, dije: -Uno...- -Dando entender así que la cuenta atrás ya había comenzado. -Oh, así que no eres una total mierda, eh? Bueno, da igual! Tú, mátalo y trae a la chica!! -Dijo ordenándole a su otro hombre que viniera a por mí. Este cogió su arma, una barra de hierro de más de dos metros, y se lanzó contra nosotros. Trató de golpearme de manera horizontal con aquel palo, por lo que pisé el extremo de la cadena y estiré un brazo, quedando está así tensada y en la trayectoria de su ataque. Cuando su arma chocó contra la cadena rodeé esta con ella y tiré fuerte, quitándole de las manos a este otro también su arma. Tras esto le di un fuerte rodillazo en la mandíbula con un gran salto. -Dos... - La cuenta continuaba, así que comencé a acercarme a aquel tipo, que tras ver el resultado de la pelea con sus amigos, sabía que no me iba a poder ganar. -Mierda... Crees que has ganado, mocoso!? Fuera hay más hombres conmigo, iré y les diré que acaben contigo escoria!! - -Tras decir esto, y antes de que mi cuenta llegara a tres, salió rápidamente del local, con la esperanza de ver a sus compañeros y volver a entrar para resarcirse, pero... -Qué...Qué demonios ha pasado!!?? -Para su sorpresa, ya no había "refuerzos" ahí fuera...

-Anda que ya te vale, ¿para qué tienes los ojos, de adorno? y es que encima ni te disculpas, de verdad, que mala educación - Dijo más dolido que indignado mientras se sacudía el polvo (del recién dado pisotón, también del suelo) y comenzaba a levantarse, pero no hubo respuesta-.

- Increíble... y mira que no sé lo que os enseñan en la academia, pero que no sepais hablar es duro, os compadezco- Bufó con ironía aumentado con cada palabra su tono de voz, pero sin llegar a gritar, tampoco le respondieron-.

De repente se escuchó un estruendo procedente del interior de la taberna, los guardias como ya conocian su propio modus operandi permanecieron inmutables. Poet por el contrario quiso ir a echar un vistazo, sin embargo, lo tiraron al suelo sin miramientos, aunque en ningún momento hubiera un forcejeo o una excusa para el maltrato. Se rieron de él y lo humillaron durante el transcurso de esta situación como devolviendole sus propias mofas y burlas que hasta hace poco habia cometido, impune. No obstante, audaz, tuvo la frialdad de caer justo a sus pies tras el empujon (agarrándose en cuanto sintió el impacto a sus uniformes), ya una vez entre sus piernas (cuando hubo caido al suelo) pudo ver como Makino lloraba..., en ese instante se olvidó de aquellos degenerados y su comportamiento abusivo.

<< ¿Que diantres habrá pasado? >> Conceptuó de inmediato, preocupado
y no se dio cuenta en aquel momento de que uno de los guardias andaba gritándole, iracundo.

Señalaba con desprecio lo que aún le quedaba del uniforme pues Poet había desgarrado totalmente la parte superior del mismo al asirla con fuerza para controlar la trayectoria de caída (justo cuando pretendia caer a sus pies). No pudo llegar a entender en su totalidad lo que paso a continuación, pues los dos guardias intercambiaron rápidas palabras, en quedos susurros, al igual que distintos gestos como de mutuo acuerdo.

Aun así pudo escuchar ciertos fragmentos de la conversación, algo así como: "!Sera hijo de puta, me ha roto el uniforme!", "parece un menndigo...", "sí, es un sintecho...", algo sobre un "experimento" y una frase que lo inquieto profundamente "si no tiene familia nadie lo echara de menos".

En un santiamén el soldado del uniforme roto le puso una rodilla en la espalda (Jahs aun seguía postrado en el suelo) y acto seguido las esposas. Poet estaba absorto... y no era consciente de su situación porque justo en ese momento se había iniciado una pelea dentro, en el interior de la taberna. Le extraño enormemente que los guardias no acudieran a poner un poco de orden porque todavía desconocía el hecho de que lo estuvieran apresando (seguía desconectado de la realidad). Sin más dilación lo levantaron y perdió el contacto visual (con lo que no pudo ver el desenlace de aquel enfrentamiento), aun así recordaba haber visto una cadena, una cadena larguísima que desprendía un fulgor metálico a la luz de las escasas velas que titilaban a lo largo y ancho del local.

Cuando el otro soldado uniformado (el del uniforme en perfectas condiciones) lo puso de pie pareció volver en sí mismo, segundos después lo detuvieron formalmente acusándolo de ciertos delitos (calumnias muy descaradas). Su cara parecía mostrar arrepentimiento como si aceptara aquellos crimines y su actitud reflejaba docilidad hacia su autoridad. A los dos guardias pareció hacerles gracia su comportamiento.

-Perdona ¿Me lo puedes volver a repetir?- Dijo con cara de póker, su voz se mostraba fría, su mirada inexpresiva.

- Se te acusa de- Pero el soldado del uniforme roto no pudo llegar a contestarle-.

Poet le escupió a los ojos, confuso, el soldado del uniforme roto intento limpiarse... mientras estaban ocupadas sus manos no se lo pensó dos veces y en ese instante cuando aún seguía distraído lo golpeo con ímpetu en los testículos, no fue difícil, una patada directa, sencilla, perdió un poco el equilibrio al recibir el escupitajo (no se lo esperaba) y eso le proporciono el hueco necesario. Este único golpe lo dejo indispuesto, acabo con su determinación y en definitiva con sus ganas de pelear.

El otro uniformado no pudo hacer nada por su compañero, era una tarea prácticamente imposible, ya que entre el escupitajo y la patada no existía el tiempo físico necesario como para dar cabida a esa posibilidad. El aún seguía en la espalda de Poet ya que minutos antes lo había levantado del suelo, lo sujetaba de los brazos y no le dio mucho tiempo a reaccionar cuando después de la susodicha patada vino un cabezazo hacia atrás. El choque fue mucho más fuerte de lo que Jash hubiera imaginado y noto que algo crujía durante el golpe, ese detalle le resulto tremendamente repulsivo y le provoco angustia.

Automáticamente se separaron.

Instintivamente giro 180% (no podía quedarse de espaldas a su enemigo) nada mas haber efectuado este movimiento se mareo considerablemente y estuvo a punto de vomitar, no había salido ileso del aquel golpazo con la cabeza. La sien le dolía a horrores y le retumbaba con cada latido, estuvo a punto de perder el equilibrio pero apoyo un hombro (seguía maniatado por las malditas esposas) en una de las vigas de madera que estaban apostadas a lo largo de la entrada.

Fue entonces cuando pudo mirar al frente.

La nariz del soldado uniformado sangraba abundantemente, por casualidad él se había apoyado también a la viga consiguiente. Se miraron fijamente…,  ese instante pareció una eternidad. En cuanto el soldado amagó predispuesto a desenfundar su arma, una espada de más de 3 palmos, Poet salió corriendo a su encuentro y lo placo, la escasa distancia y la lentitud del guardia le proporcionaron los medios necesarios para acometer dicha acción. El placaje en si fue leve pues el espacio entre los dos era muy pequeño como para nada más, pero el guardia comenzó a trastabillar y desemboco en la calzada. Poet estaba exhausto pero tenaz consiguió erguirse, más una nueva oleada de mareos lo embargo y tubo que hincar una rodilla en el suelo para estabilizarse. Al parecer su contrincante había corrido muy mala suerte al desembocar con la cabeza en un saliente, le sangraba profusamente y sus ojos brillaban inertes bajo un cielo nublado que ahora por tales circunstancias parecía tornarse un poco más oscuro.

Le tomo el pulso, iba disminuyendo poco a poco y temió por su vida. Le quito las llaves de las esposas y pudo sacárselas en un esfuerzo inusitado. Se acercó al soldado del uniforme roto y entre queja y queja le dijo acuclillado.

-[b]Si aprecias a tu compañero aunque solo sea una centésima parte de lo que aprecias tus huevos, iras a ayudarlo, si no, quién sabe..., se está desangrando-.


Poco a poco se alejó... con extrema lentitud como si le costara caminar y fue a sentarse al mismo sitio donde no hacia ni media hora que había estado pidiendo limosna. Una parte de sí mismo no asimilaba del todo lo que había ocurrido.

Una vez aquel extraño y maleducado sujeto hubo salido de la taberna quedó sorprendido pues, los dos hombres que se habían quedado fuera como refuerzo, habían sido abatidos. En ese momento, y tras apenas unos segundos, salí yo también, cadena en mano, sonriendo. –Te has ido antes de que terminara de contar… Bueno, solo venía a decirte… Tres… -Tras terminar con esto mi cuenta atrás di un paso al frente, amenazante, que le hizo recular. Su cara era un poema. Sudaba a chorros y cada dos segundos volvía a mirar a su alrededor, como si para la siguiente vez que fuera a mirar sus circunstancias hubiesen cambiado, y no paraba de temblar. Para colmo de su desgracia había otra persona encargándose de sus hombres a parte de mí, pero aquí no había nadie. Bueno, sí, estaba aquel tipo, el vagabundo. ¿Podía haber sido realmente él? Me quedé mirándolo, la verdad es que parecía un poco maltrecho, podría explicarse por esto… Bueno, no era momento de pensar esto, primero debía ocuparme del idiota de la taberna. Bajé lentamente las escaleras del local hacia él, que reculando cayó de espaldas sobre el cuerpo de uno de sus hombre, medio inconsciente igual que el otro, que yacía en el suelo tumbado y sangrando, cerca de una pared. La situación se le había complicado, de modo que sólo podía huir, como un cobarde, que es lo que era al fin y al cabo. –Esto… Esto no quedará así!! –Gritaba mientras corría como alma que lleva el diablo. Era demasiado patético como para perseguirlo o preocuparme por él, y mi comida se enfriaría además, por lo que no me molesté en rematarlo. Antes de entrar de nuevo miré a aquel vagabundo, que parecía absorto en sus pensamientos. Yo seguía negándome a pensar que un tipo así fuera el que se había encargado de aquellos dos guardas, pero ante la duda, me resigné a preguntarle. Me agaché un poco, en posición de cuclillas, para poder hablarle mejor. –Eyy, esto… Has visto que ha pasado aquí? –Pregunté yo, sin darle a entender directamente que pensaba que él podía ser el responsable. Tas preguntar esto quedé esperando su respuesta, o su evasiva…

Y se durmió..., las extrañas visiones de aquella noche no le habian dejado conciliar el sueño y con este ultimo enfrentamiento acabo hecho polvo, no sabia que un combate desgastara tanto y mas cuando no habia llegado a estar ni 5 minutos. Aun le dolian las muñecas por las esposas y su cabeza parecia una especie de tambor que retumbaba al son de su corazon.

No pretendia sentarse, ni mucho menos echarse una siesta, más bien, tenia pensando huir hacia Goa... su familia y su renombre lo habrian resguardado de cualquier peligro, pero lo hizo, se sento, se relajo y termino soñando. Un brujo necesita descansar adecuadamente ya que los estados profundos de ensoñacion aumentan drasticamente la intensidad de las visiones. Al final no pudo evitarlo... cuando el cansancio y la tension acumulados explotaron (se desataron) se vio arrastrado por aquel poder místico que emergia de su propia sangre.

Entonces lo vio, maldita sea si no lo vio... y una parte de si mismo quedo aterrada ante la magnitud de la imagen.

<< !El lobo! >> Penso, pero que lobo, era magnifico.

Media cerca de dos metros y por si fuera poco estaba cubierto de cicatrices, mas esta definicion de lobo distaba mucho de ser la correcta..., sabia que era un hibrido, un usuario tipo zoan o similar. Su padre antaño comerciante de frutas diabolicas y experto en estas (por su propio poder y habilidad) las iba recolectando por todos los mares como si fueran hortalizas e instruyo a sus hijos debidamente.

Tenia un aspecto tan aterrador que casi se muere del susto cuando su imagen fantasmagorica lo atraveso, intrigado se volvio para ver lo que estaba ocurriendo y de repente pego otro respingon. Una especie de monstruo grisaceo emergio de la oscuridad y....

Gracias a los dioses alguien lo desperto, rigido como una estatua le costo hasta alzar la cabeza para mirarle a los ojos, pero no pudo si no esbozar una gran sonrisa en cuanto vio su cuerpo lleno de cicatrices (al parecer siempre iba con la camisa abierta), recordaba con nitidez a la bestia que las lucia (del mismo tamaño y de las mismas caracteristicas). Sin temor a equivocarse dijo sin mas dilacion:

-Eso ya no importa..., te sigo-.

No había tenido tiempo siquiera de establecer una mínima relación con aquel mendigo cuando de repente restó importancia a lo ocurrido y me dijo que me seguía. ¿A qué demonios venía eso? ¿Por qué coño me “seguía”? ¿Acaso nos conocíamos? Todas esas preguntas me asaltaron, pero antes de responder ninguna decidí darle prioridad a lo que la tenía: La comida.
Makino, así como la mitad de la taberna, habían salido a ver qué ocurría afuera, y para su sorpresa, aquellos hombres tan temidos en el pueblo habían pasado a ser basura tirada por las calles. De detrás de la multitud salieron doloridos y mareados los dos tipos que antes yo había noqueado. Al verlos tensé mi cadena con las dos manos y sonreí –No habéis aprendido, eh? –pero ellos huyeron, dejando a sus camaradas ahí tirados. Yo entré tras verlos huir y comencé a comer, como si nada hubiera pasado. Makino al verme se me acercó. –Gra… Gracias! Me has salvado la vida… Esos tipos… -Decía con lágrimas en sus ojos. –Lo sé… Oí a la gente chismorrear… Eso ya no importa... Tan sólo olvídalo... -Mientras decía esto miraba a dos tipos que estaban sentados no muy lejos de la barra, quienes más hablaban de este “incidente”. Parecía incluso que supieran algo del tema, pero no era momento de hablar esto, tan solo me puse a comer. Una vez hube acabado me iría a dormir a un bosque cercano, buscando algo de calma y paz. Salí de la taberna encaminado al bosque, quería también meditar un poco, y no podía hacerlo rodeado de tanta gente.

*YI YI YI YI YIIII* Sonrisa caracteristica de Poet

Fiel como un perro lo siguió a todas partes, el vagabundo que tantas veces había entrado en la taberna a pedir limosna paso desapercibido (como siempre) y el semilobo ignorándo su presencia se dispuso a comer. Engullía como un cerdo, masticar no formaba parte de su vocabulario, desgarraba y devoraba la carne con soltura y no pudo evitar sentir un pequeño escalofrió cuando un flashback de su última visión penetro en su mente.

<< Come como el animal que lleva dentro >> Afirmo para sus adentros.

Los dos salieron juntos de la taberna y al unísono se observaron mutuamente sin pestañear. Un vendaval se levantó a lo largo y ancho de toda la villa y sus cabelleras se removían al compás del viento, por lo demás reinaba el silencio.

-Comes como un lobo...- Comento sin más. Una media sonrisa cruzaba su rostro de lado a lado y en su mirada refulgía un atisbo de esperanza pues, por fin una pieza del puzle encajaba.

Acto seguido soltó tal carcajada que su cuerpo se vio obligado a doblarse por la mitad, unas pequeñas lagrimillas emergieron al final de sus ojos haciéndolos un poco más relucientes y cuando parpadeo estas cayeron brillando por sí mismas.

-¡Soy Jahs D. Poet!- Exclamo con gran excitación en cuanto recupero la compostura-.

-¡El placer es mio! *YI YI YI YI YIIII*- Rió entre dientes y le tendio la mano con firmeza y confianza culminando con una gran sonrisa, esta no fue ni demasiado grande, ni demasiado pequeña simplemente sincera y amable pues, no le deseaba ningun mal a aquel hombre-.

Nada más terminar de comer y una vez hube salido de aquella taberna aquel vagabundo se dirigió a mí, pero lo más sorprendente es que me llamó "lobo". Cómo podía este tipo saber que yo era un lobo? Comenzaba a pensar que este tipo me conocía de algo, aún así él no me sonaba así que me decía a mí mismo que era imposible. ¿De qué demonios me podía conocer entonces? Bueno, daba igual, puede que incluso sólo hubiera sido suerte...
Tras esto el mendigo me tendió la mano y se presentó, yo estaba aún algo confuso, pero no le iba a rechazar la mano, además, así podía conocerlo y preguntarle cómo demonios sabía tanto de mí. Le tome la mano y me presenté. -Me llamo Jallial Reezek, un placer, seas quien seas... No.. No nos conocemos, verdad? -Pregunté yo, intrigado.
Tras esto salieron un par de tipos de la taberna, y yo me quedé mirándolos. Parecían un obrero y un capataz, y por lo que había podido oír en aquella taberna, de la fábrica cercana al desguace de la ciudad. Los había oído hablar sobre ciertas cosas y, sabiendo que aquel vagabundo podía haber oído algo también, le pregunté. -Oye... Qué está pasando en esta isla? - Antes de oír la respuesta de mi nuevo "amigo" el vagabundo, me fui a por uno de los tipos derrotados que estaban ahí y lo reincorporé para preguntarle. -Eh, tú, payaso... Qué cojones pasa en esta isla?- Comencé a interrogar a aquel tipo, a mi modo. Era directo y de vez en cuando, si se hacían los locos, les pegaba, o incluso les partía un dedo. A uno lo incorporé con una sola mano, y mientras lo sostenía en el aire comencé a decirle donde lo iba a golpear y lo que le dolería... no llegué ni a golpearlo, me lo contó todo.

Mientras tanto el tipo al que le había dado una lección acababa de llegar a una gran mansión, dentro de la zona rica de la ciudad. Al parecer trabajaba para alguien ricachón e importante, y me iba a enterar de para quien...

El soldado al que acaban de interrogar, el del susodicho golpe en la entrepierna, se chivo, y señalo inclusive a un par trabajadores que andaban metidos en el ajo. Estos justo presenciaban la escena (por pura casualidad habian pasado a tomarse una cerveza) y uno de ellos se puso colorado como un tomate ante su supuesta implicación.

Poet guiado por sus impulsos se digirió hacia ellos ante la atenta mirada de media taberna, pues la inmensa mayoría había escuchado el interrogatorio. Todo comenzaba a tener sentido y Jahs no iba a dejar pasar esta oportunidad. Automaticamente se abalanzó sobre uno de ellos con la intención de sujetarlo por el cuello de la camisa, pero este le aparto las manos y se alejó de él un par de metros. No tuvo tiempo de hacer nada más, un par de conciudadanos lo sujetaron por ambos brazos y lo empotraron sin piedad contra la mesa más cercana.

-Canta o atente a las consecuencias...- Dijo Poet impertérrito sujetándolo del pelo, con una pierna en una de las sillas (apoyada y doblada) inclinado a menos de medio palmo de su rostro-.

-¿Conocías a Elvira verdad? Porque yo sí. Era una niña... murió ayer, siempre me traía flores- no perdió el contacto visual en ningún momento- si no me equivoco era la prima del hombre que esta apostado a tu izquierda- le susurro casi al oído y gran parte del gentío se acercó aún más, para ser testigos de lo que estaba ocurriendo-.

-Lo que nos acaba de contar ese soldado pinta muy feo... y yo no soy quien para juzgarte, pero hay gente en esta sala que ha perdido a sus seres queridos- su mirada fue tan intensa que lo abrumo por completo- sin lugar a dudas se que se tomaran la justicia por su mano, si te soy sincero, temo por tu seguridad- sus miradas se volvieron a encontrar en ese momento y algo se rompio en el interior de aquel hombre.

Estas últimas palabras se quedaron flotando en el aire... el hombre, aterrorizado, había comprendido aquella sutil amenaza cargada de muerte. Presto intentó contarles todo lo que sabía (intentó, mas no pudo, pues la presion del momento le jugo una mala pasada) y aunque su compañero, visiblemente contrariado intento impedírselo, no lo consiguio... ya que la conciencia de aquel hombre ansiaba la redención por encima de todas las cosas. Al parecer habían estado vertiendo sustancias químicas al rio durante más de un mes y aunque ellos intuían el mal del que eran artifices, no cesaron en su empeño (al parecer las ordenes, eran ordenes y la paga bastante buena). Cuando termino de contar su historia un silencio sepulcral se extendió en la sala..., ellos habian contaminado adrede el agua Villa Fucsia.

-Mi hija...- dijo en un quedo susurro el padre el Elvira-.

-!Y mi nieto también!- Sentenció un hombre de mediana edad que inmediatamente se levantó de su silla, su pecho amplio y musculoso subía y bajaba con rapidez debido su respiración agi estaba visiblemente alterado y sus ojos taladraban a los supuestos implicados impregnados de un odio tan vil y tan profundo que el camarada de este (el que había intentado guardar silencio con respecto a su declaración) intento escapar, pero lo interceptaron en la puerta reduciéndolo a un amasijo de carne, tras la brutal paliza murio instantaneamente-.

-!¿Cómo quieres morir hijo?!- Pregunto con severidad aquel hombre (al que acababa de confesar) no sin antes poner una mano sobre su hombro y agradecerle por su sinceridad-.

El hombre totalmente conmocionado (porque esperaba que lo perdonaran) desvió la mirada hacia el cuerpo de su compañero. Angustiado estuvo a punto de vomitar, pero pudo reunir suficientes fuerzas como para decir:

-Así no...- Fueron sus últimas palabras-.

Poet se limitó a observar su ejecución inmutable y recordó largo tiempo atrás algo que le dijo su padre “Somos los constructores de nuestros actos, pero debemos vivir con las consecuencias ya sean gloriosas o trágicas”.

El hombre al que interrogué no había tardado en delatar a do hombres como los asesinos del pueblo, la mano ejecutora de todo lo malo, y los habitantes de este se volcaron en el "juicio", demostrando un gran civismo y educación, o así pensaba yo que debería haber sido.

Más propio de Red que de personas normales fue lo que aconteció después de mi pequeño interrogatorio. Decir que se mostró desprecio por la vida sería decir poco, no veían seres humanos al parecer, había cundido la histeria...
No tardé en actuar, y pese a todo, fue tarde para salvar a uno de ellos de la masa enfurecida. Cuando uno de ellos se disponía a reunir a ambos, en el cielo o en el infierno, eso no lo juzgarían ellos, atravesándolo con una pequeña daga, detuve el avance de su brazo con mi cadena. Tras contemplar esto todo el pueblo comenzó a murmurar contra mí.

-Ese tipo... Se suponía que estaba de nuestra parte, que se oponía a "ese hombre", resulta que no es más que basura, como ellos... -Decían unos.

-Parecía buena persona y fíjate, es un asesino, sabía que no debíamos fiarnos de él! -Gritaban otros.

Cuando hube detenido su ataque me acerqué y cogí a aquel "condenado" para preguntarle de nuevo ciertas cosas. -Ciertamente, sois la mano ejecutora, pero dime, simple peón; ¿A qué mente obedecían estas manos?- -Era fácil de ver. Ellos no eran ni lo bastante listos para hacer eso por si mismos ni lo bastante idiotas para no saber para quien trabajaban, de modo que solo debía hacer la pregunta correcta, pero la gente no dejaba de insultarnos, e incluso empezaban a querer pasar a atacarnos. Debía hacer algo. -Jajajajaja!! Sois un pueblo de idiotas! ¿Quién os dice que ese soldadito estúpido no ha mentido? ¿Quién os dice que no acabáis de matar a alguien inocente? Me dais asco, no sois hombres, sólo animales; más luego esperáis que se os trate como a personas. ¿Por qué? ¿Quiénes sois vosotros para decidir quién vive o muere? Jugáis a ser dioses, y no sois más que imbéciles... Y de serlo, de haber matado él, ellos dos, a tanta gente, decirme, ¿acaso ellos no tienen también seres queridos que llorarán su muerte?- Tras decir esto la gente se calló de inmediato, pero yo continué -Además... Creéis que estos dos serían los artífices de algo así? Qué ganan dos imbéciles con esto? Y cómo van a controlar a esos otros imbéciles? -Señalé a los guardas anteriormente abatidos. -Es muy simple, trabajan para un pez gordo de aquí, y si lo matáis no nos dirá quien es... Pero, sea quien sea, será duro... De modo que... -Miré ahora a aquel vagabundo, que parecía ser el único medianamente cuerdo y fuerte del pueblo. -Necesitaré tu ayuda.- Dije lanzándole una sonrisa a aquel tipo, esperando que su respuesta fuera afirmativa y que aquel peón idiota terminara de "cantar".

Siquiera parpadeó..., petrificado, estatico, impersonal, como si fuera una estatua escucho todo lo que tubo que decir Reezek y no perdio en ningun momento el contacto visual, mas ante la peticion de ayuda estallo. Firmes surcos se dibujaron en su piel, desde la cabeza a los antebrazos, desde los antebrazos al torso y desde el torso a las piernas, la sangre ebullia en su interior y lo recorria como la lava a un volcan, sus venas y arterias parecian a punto de explotar. Subitamente su rostro se torno severo, grave y sus musculos dejaron de contraerse volviendo lentamente a su posicion original.

Se dirigio con paso firme a su vera, ni lento, ni rapido, imponiendo su propio ritmo..., le poso una mano en sobre el hombro y le susurro al oido:

-¿Sabes lo que estas haciendo verdad?- asevero mas que pregunto inflexible, inconscientemente se aferro a su hombro con un poco mas de impetu- Te estas haciendo publicamente responsable de la muerte de dos niños y a mi contigo...-.

Sus miradas se entrecruzaron y Jahs D. Poet asintio en señal de aprobacion y respeto, lo ayudaria, lo ayudaria aunque eso le costara... su suerte. Y todavia con la mano en su hombro dijo solemnemente:

-!Yo confio en este hombre y en su palabra!- todos lo escucharon con atencion, el vagabundo pocas veces hablaba en publico- !Y aunque sea un forastero ayudo a Makino sin reservas!-.

-Esto no es un juego...- continuo apesadumbrado mientras miraba a los dos guardias que yacian a sus pies-.

El supuesto condenado había entrado en estado de shock..., la traumatica experiencia lo habia dejado K.O. (no concebia su propia salvación pensando sin lugar a dudas que iba a morir) y parecía un autista, no conseguia articular bien las palabras ante las incisantes preguntas de Jallial.  Pero solo se necesitaba una pista, una prueba, algo que avalara el comportamiento de Reezek, y si bien es verdad que habia sido interrogado con anterioridad, no mostró en su declaración tantos detalles como hasta ahora, la presión a la que se vio sometido mino su confianza y realmente se vio cohibido a la hora expresarse.

Omitio ciertos detalles a su parecer insignificantes…, se comunicaban con sus superiores directamente por Den Den Mushi y disponian de una linea segura establecida solo para ellos. Sin llegar a pensar o a reflexionar sobre el tema Jahs se lo arrebato de las manos.


Por otro lado en Goa…


*YiAo YiAo YiAo YiAo YiAoooo* Risa estridente, histérica.

- !YiAo YiAo YiAo YiAo YiAoooo! ¿Cómo has dicho? - pregunto amenazante aquel hombre menudo de voz tan fina y chillona,-.

-Señor...- dijo y trago saliva, temeroso- ya se lo he dicho, habia un hombre y una cadena… y el maldito vagabundo se volvió loco… y-.

-¡BASTA DE EXCUSAS!- bramo con tanta ira que casi se cae del asiento- ¡MALDITO DESCEREBRADO!- continuo salpicandolo de saliba, desencajandose la mandibula por el esfuerzo- !TE DIJE QUE NO LLAMARAS LA ATENCION!- culmino a la par que golpeaba el reposamanos marcando el acento de cada palabra-.

Un instinto asesino recorrio toda la sala, el ambiente se torno pesado, desquiciado y de los ojos de aquel pequeñin emergieron dos cuencas rojas, como si estubieran vacios..., llenos de sangre, odio y desesperacion. Se hizo el silencio en toda la sala y el guardia que empezaba a temblar ante su jefe parecio empalidecio.

-Rino, golpea la mesa- dijo en un tono frio, hielo glacial-.

Y rino la golpeo..., el guardaespaldas de su señoria dejo tal boquete en la mesa que esta se derrumbó.

-Catherin, otra mesa.

Y Catherin le proporciono una mesa más.

-Rino, de nuevo por favor.

Y Rino la volvió a destrozar.

-¿La cuenta Catherin?- Dijo de nuevo con esa voz de pito-.

- Según mis cálculos señor Alcalde lleva usted 150 mesas en lo que llevamos de mes- comento la secretaria mientras se ponía las gafas en su sitio-.

-Rino…-.

-151- añadió al instante la secretaria-.

-Bien… porque eso es justo lo que mido- comento atusándose el bigote-.

-Rino, por favor, procede a explicarle a nuestro invitado en que ha fallado-.

-¡Primerrrro! Usted ha desobececido las orrrrrdenes de su excelencia.

-Excelentísima Rino…- Fruncio el entrecejo enojado-.

-Excelentisima-. Repetio como un robot-.

-!Segundos!- exclamo como si estuviera haciendo una función de teatro-.

-Segundo Rino, se dice segundo-.

-¡Segundos!-.

El alcalde suspiro y se puso las manos en la cabeza.

- Las orrrdenes eran capturrrarr y experimentarr solo con desechos sociales-.

-¡Pero nos quedamos sin ellos a mitad de mes!-prostesto el supuesto invitado, antiguo jefe del pelotón de reclutamiento-.

-¡Terceros!- exclamo ingnorandolo-.

-Tu sentencia es…-.

Una enorme cornamenta lo atravesó de lado a lado y la sangre que brotaba a borbotones se acumulaba en el suelo formando un charo. El cuerpo inerte quedo colgando cuando el guardaespaldas tenso el cuello, mas como si se tratara de una ilusión desapareció.... Y como si se tratara de una broma Catherin culmino con un:

-Y 16 alfombras señor Alcalde-.

- ¡YiAo YiAo YiAo YiAo YiAoooo!- carcajeo el alcalde tan perverso como malicioso- Ya no nos relacionaran con tal indiseable…- continuo entrelazando sus dedos con una mueca burlona en su rostro-.

-Desazte del cuerpo Rino y tráeme algo para comer, se me ha abierto el apetito- dijo con desden y dejadez mientras se hurgaba la boca mostrando unos dientes largos y amarillos-.

Me di cuenta de algo pero al parecer aquel tipo, Jahs, también lo hizo. Un den den mushi sería la forma en la que se comunicaban y rápidamente Jahs lo cogió. Yo aparecí por su espalda y se lo quité. -Esto para mí, gracias. -Dije tras hacerlo. Era la mejor forma de contactar con quien fuera que diera las órdenes a este par de idiotas, de modo que lo necesitaba, además; Jahs no era mala persona pero era solo un vagabundo, estaba seguro de que yo lograría mejores resultados en una negociación como la que se iba a dar. Una vez cogí aquel den den mushi llamé para ver quien estaba al otro lado.

-Buru buru buru buru... Buru buru buru buru... Gotcha! -Sí? Quien es?-Para mi sorpresa había sido una joven quien lo cogió.

*Momentos antes, oficina del alcalde en Goa*

-Qué demonios es ese ruido!? -Preguntó el alcalde enfadado.

-Secretaria: Parece un den den mushi, señor, creo que deberíamos contestar.

-Pues contesta!! Y haz matar a quien quiera que sea que ha osado molestarme!! -Dijo dando saltitos en su sillón.

-Sí, señor- Tras decir esto se acercó a coger el den den mushi y contestó. -Sí? Quién es?-Dijo

*En la actualidad*

-Oh, vaya... No me esperaba oír una voz tan bonita al otro lado... Es igual, me llamo Reezek, Jallial Reezek, y creo que va siendo hora de conocernos... Imagino que usted es la secretaria, si no la amante, de quien quiera que sea que está matando a la gente de esta ciudad... -Dije de forma soez.

-En... En reali..- Trató de decir la joven, pero me anticipé y la interrumpí.

-Ni lo intente. Ya lo sabemos todo, seguramente aquel idiota ya haya llegado y os haya informado, pero había varios idiotas más y no han tardado en cantar cual jilgueros... Solo dale un mensaje a tu jefe: Voy a por ti! -Y tras decir esto colgué el den den mushi y se lo lancé a Jahs, para inmediatamente después echar a caminar hacia la taberna. Me iba a enfrentar al que posiblemente era uno de los hombres más peligrosos de la isla, necesitaba un trago...