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Jallial Reezek vs Lion D Karl
Información de la isla: Hace unos cuantos años la isla era una isla verde llena de vida, en ella había construidos unos laboratorios del Gobierno Mundial y de los Marines. Tras explotar el arma que estaba desarrollando Caesar Clown, dos de los Centros de Investigación se destruyeron y el gas acabó con toda la vida de la isla transformándola en un desierto, sólo el tercer edificio quedó en pie. Actualmente, la isla está rodeada por un mar de fuego en un lado y en el otro de icebergs. En el centro hay un agujero por donde el agua del mar fluye dentro de él, que separa las dos mitades de la isla y cuenta con tiburones que viven en su interior.
Turnos: Jallial - Karl - Jallial - Karl...
Reglas:
- El reto será a KO.
- Sin límite de tiempo para el combate.
- Sin saltos de turno.
- El ganador gana 1500 de experiencia. El perdedor 800.
- En caso de empate ambos ganan 800 de experiencia.
- Los daños recibidos no serán permanentes.
- La victoria se decidirá por moderación, no por bélico.
- El moderador del combate en cualquier momento de la pelea podrá añadir adversidades
Jallial Reezek
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- Gomen Karl-chan:
- Siento haber tardado, esta mañana hice el post pero soy tan listo que creía que dominaba el tiempo jajaja Me tocó rehacerlo y recién salí del trabajo :P Y siento "dar un rodeo" en la historia del rol, es para explicar que mi pj, nivel 1, esté en el nuevo mundo y siga con vida xDD
Qué día tan agradable. El sol brilla con fuerza e impacta en mi piel, haciéndome cosquillas, los pájaros cantan alegremente, y, cómo no, mi cuerpo yace en el suelo rodeado de cadáveres y cubierto de sangre. Qué imagen más desoladora, pero esta vez yo no era el causante de esta masacre. ¿Red, tal vez? No, tampoco había sido él el culpable. -¡¿Qué mierdas ha pasado aquí..!? -Traté de hacer memoria como pude y, finalmente, logré vislumbrar una escena, una escena que narraba lo que allí había acontecido…
*Quince minutos antes*
Acababa de llegar a una isla, alejada de la mano de dios, en un pequeño barco mercante. Este lugar parece el mismo infierno, si quieres morir esta es tu isla. A cada paso se veía peor, ya la visión que teníamos desde el mar nos parecía horrible, pero bueno; así es este basto mundo, y no íbamos a quejarnos de la isla que tocaba explorar, no, nosotros éramos hombres, y además, piratas. ¿Dónde se ha visto que un pirata tenga miedo? No es concebible un hombre sin valor, pues no sería hombre, y como hombres que éramos, desembarcamos en aquella isla alejada hace tiempo de la mano de dios… Craso error…
Apenas llevábamos unos minutos en la isla cuando sucedió aquello. Desde detrás de una cortina de fuego apareció un enorme dragón. Y pensar que yo me consideraba un ser raro…
Apenas tardó diez segundos en arrancarle un brazo a uno de aquellos piratas que me acogieron hace unos días en su barco, y cuatro, quizás cinco, segundos después, le arrancó una pierna a otro de estos. Red, en mis adentros, se reía de forma loca e incontrolable, e insultaba a aquellos hombres tildándolos de basura y escoria de la raza humana. No tardó en decírmelo… *-Eh, imbécil… Deja que salga, no quiero perder un brazo por tu culpa, debilucho!* -Y tras decir esto tomó el control momentáneamente de mi cuerpo y le dio un puñetazo a aquel bicho. Sin embargo ese dragón era muy, muy duro, y tan solo lo logró molestar. Por suerte cuando el dragón se lanzó contra mí el capitán de aquella tripulación se interpuso e hizo frente a aquel formidable enemigo. Entre golpe y golpe el dragón atacaba a varios de sus nakamas, y este no pudo protegerlos a todos. En una de estas veces, me atacó a mí, que logré detener su mordisco usando mi cadena de bozal en su ataque, pero el golpe con su hocico me mandó a volar, lejos, al lado de los cadáveres que se fueron amontonando durante el transcurso de la pelea, y que se siguieron amontonando sobre mí, ahora desmayado. La pelea finalizó y aquella banda había ganado, y se habían llevado a aquel bicho a su barco para comérselo. Yo por mi parte fui dado por muerto y dejado allí, rodeado de muerte y desesperación. Todo esto no hizo más que enfadarme y al volver en mí, pasados ya unos minutos desde mi desmayo, no pude más que golpear el suelo maldiciendo a los dioses.
*En la actualidad*
Tras lograr recordar todo eso suspiré de forma solemne, otra vez solo y tirado en esta isla, no era una buena noticia... -Bueno, lo mejor será que vaya buscando un lugar mejor que este, tanto fuego me preocupa… Creo que divisé un yermo helado al otro lado, iré allí a ver si me va mejor...- Dije, y tras decir esto me puse en marcha hacia aquel lugar. Tras recorrer toda la isla bordeando la costa llegué finalmente a la otra parte, totalmente congelada, llena de carámbanos a cada lado y en cada rincón. El frío era realmente insoportable, de modo que para resistir aquellas ínfimas temperaturas no tuve más remedio que hacerlo. -Odio transformarme, pero no me queda más remedio... Con el grueso pelaje de aquel chucho de las nieves seguro que no tengo nada de frío... -Y tras decir esto me convertí en mi forma híbrida y proseguí avanzando en busca de "aventuras".
Rylanor
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Una figura se movía en medio de la ventisca. Era un hombre alto vestido con un abrigo de pieles. Se movía con desenvoltura a través de la nieve gracias a su gran corpulencia, que le ayudaba a avanzar. El hombre tenía un gorro de piel cubriéndole la cabeza y un parche tapándole el ojo izquierdo. Su barba y sus largas patillas estaban cubiertas de nieve. A su alrededor se alzaban pequeños montículos de nieve, y a su derecha alcanzaba a ver una montaña. Sin embargo la tormenta le impedía ver bien.
- Si esto sigue así, me perderé. La nieve me da en el ojo y me ciega. Será mejor que recurra a mi ojo cyborg.
Se cambió el parche de ojo, dejando a la vista su ojo izquierdo. Este carecía de párpado, y estaba rodeado de piel quemada. Gracias a ese ojo, podía ver mejor, puesto que aunque la nieve le diese en el ojo no le molestaba. Avanzó con más soltura y cambió de dirección hacia las montañas, pasando entre los montículos. Había desembarcado en secreto en la isla. Como parte de los planes del Proyecto Amanecer, estaba en la isla buscando armas secretas olvidadas ahí. Sabía de buena tinta que si bien estaba abandonado, el laboratorio de aquella parte de la isla seguía en pie.
Le pareció ver a lo lejos un par de veces una figura humanoide, pero la ventisca empeoró y no logró distinguir nada. El frío era horrible, y los mocos se le congelaban en la nariz. Al respirar, el aire entraba tan frío que le dolían los pulmones, así que se cubrió la boca con el abrigo de piel. Comenzó a vislumbrar la pared de piedra de la montaña. Sintió que el corazón le daba un vuelco, y esbozando una ligera sonrisa corrió hasta esta. No veía ninguna puerta ni señal alguna de que hubiese una entrada ahí, así que comenzó a recorrerla hacia la derecha. A los quince minutos, cuando empezaba a perder la esperanza, encontró una pequeña puerta de metal. "Debe ser una de las entradas secundarias." Trató de abrirla, pero estaba atascada. La presionó y trató de forzarla, pero no abría.
- A la mierda con ir con cuidado. Total esta isla está desierta.
De uno de sus poderosos puñetazos, la puerta salió volando hacia el interior con un fuerte estruendo, perdiéndose en la oscuridad. Karl entró dentro y sacó su zipo. Lo encendió y se vio en una pequeña sala alargada y estrecha que acababa en un pasillo del que no alcanzaba a ver más que el comienzo. Solo se escuchaba la tormenta de fuera. En las paredes había tuberías. "Parece una salida de emergencia sin más. Encenderé una luz y pasaré a mi forma híbrida. Una antorcha improvisada no me duraría lo suficiente y no he traído ningún candil ni farol, así que he de guiarme por mi oído y mi olfato. En caso extremo, mis llamas iluminarán la zona." Sacó un pañuelo, lo ató sobre sí mismo para hacer una bola y le prendió fuego con el zipo para que iluminase. Tras eso, cogió la puerta y la puso en su sitio. Cualquiera podría moverla ahora, pero impediría que siguiese entrando el frío. Se fijo en que había dejado la marca de su puño en el acero de la misma. Comenzó a desvestirse, a la tenue y parpadeante luz del pañuelo. Finalmente acabó desnudo, temblando. Entonces su cuerpo comenzó a crecer y cambiar. Una espesa capa de pelo dorado le cubrió el torso. Los brazos se le llenaron de escamas y las manos se le deformaron, convirtiéndose en un híbrido entre una mano humana y garras de reptil. Sus piernas se cubrieron de pelaje blanco y se hicieron más voluminosas y fuertes. Mientras, sus pies cambiaron también, contrayéndose sobre sí mismos y transformándose en pezuñas de cabra. El conjunto de su cuerpo creció de tamaño, superando los dos metros de altura con creces, y una segunda cabeza le brotó. A la primera le brotó una espesa melena dorada y adquirió rasgos felinos, y la segunda se cubrió de pelo blanco, desarrolló rasgos caprinos y le salieron cuernos. Y la cosa no se acabó ahí. Una larga cola de reptil le salió de la parte baja de la espalda. Esta acababa en una cabeza de ofidio con dientes afilados como sierras.
- Estoy preparado - dijo ahora, con tres voces diferentes que parecían más de bestia que de animal.
Se adentró en las profundidades del laboratorio, avanzando rápido y sigilosamente, ligeramente encorvado. El ruido de sus patas hacía eco y le ayudaba a situarse. De vez en cuando, se paraba a escuchar por cautela, y aprovechaba para hacer uso de sus sentidos de reptil. Apoyaba la cola y manos en el suelo para ver si notaba vibraciones en el metal del suelo que le indicasen que había alguien más. Sus ojos trataban de escudriñar en la negrura, pero no había ninguna fuente de luz. Intuía por lo estrecho de lo deambulatorios que estaba aun en los pasillos que llevaban a las salidas de emergencia. Aun no había llegado a la zona principal.
- Si esto sigue así, me perderé. La nieve me da en el ojo y me ciega. Será mejor que recurra a mi ojo cyborg.
Se cambió el parche de ojo, dejando a la vista su ojo izquierdo. Este carecía de párpado, y estaba rodeado de piel quemada. Gracias a ese ojo, podía ver mejor, puesto que aunque la nieve le diese en el ojo no le molestaba. Avanzó con más soltura y cambió de dirección hacia las montañas, pasando entre los montículos. Había desembarcado en secreto en la isla. Como parte de los planes del Proyecto Amanecer, estaba en la isla buscando armas secretas olvidadas ahí. Sabía de buena tinta que si bien estaba abandonado, el laboratorio de aquella parte de la isla seguía en pie.
Le pareció ver a lo lejos un par de veces una figura humanoide, pero la ventisca empeoró y no logró distinguir nada. El frío era horrible, y los mocos se le congelaban en la nariz. Al respirar, el aire entraba tan frío que le dolían los pulmones, así que se cubrió la boca con el abrigo de piel. Comenzó a vislumbrar la pared de piedra de la montaña. Sintió que el corazón le daba un vuelco, y esbozando una ligera sonrisa corrió hasta esta. No veía ninguna puerta ni señal alguna de que hubiese una entrada ahí, así que comenzó a recorrerla hacia la derecha. A los quince minutos, cuando empezaba a perder la esperanza, encontró una pequeña puerta de metal. "Debe ser una de las entradas secundarias." Trató de abrirla, pero estaba atascada. La presionó y trató de forzarla, pero no abría.
- A la mierda con ir con cuidado. Total esta isla está desierta.
De uno de sus poderosos puñetazos, la puerta salió volando hacia el interior con un fuerte estruendo, perdiéndose en la oscuridad. Karl entró dentro y sacó su zipo. Lo encendió y se vio en una pequeña sala alargada y estrecha que acababa en un pasillo del que no alcanzaba a ver más que el comienzo. Solo se escuchaba la tormenta de fuera. En las paredes había tuberías. "Parece una salida de emergencia sin más. Encenderé una luz y pasaré a mi forma híbrida. Una antorcha improvisada no me duraría lo suficiente y no he traído ningún candil ni farol, así que he de guiarme por mi oído y mi olfato. En caso extremo, mis llamas iluminarán la zona." Sacó un pañuelo, lo ató sobre sí mismo para hacer una bola y le prendió fuego con el zipo para que iluminase. Tras eso, cogió la puerta y la puso en su sitio. Cualquiera podría moverla ahora, pero impediría que siguiese entrando el frío. Se fijo en que había dejado la marca de su puño en el acero de la misma. Comenzó a desvestirse, a la tenue y parpadeante luz del pañuelo. Finalmente acabó desnudo, temblando. Entonces su cuerpo comenzó a crecer y cambiar. Una espesa capa de pelo dorado le cubrió el torso. Los brazos se le llenaron de escamas y las manos se le deformaron, convirtiéndose en un híbrido entre una mano humana y garras de reptil. Sus piernas se cubrieron de pelaje blanco y se hicieron más voluminosas y fuertes. Mientras, sus pies cambiaron también, contrayéndose sobre sí mismos y transformándose en pezuñas de cabra. El conjunto de su cuerpo creció de tamaño, superando los dos metros de altura con creces, y una segunda cabeza le brotó. A la primera le brotó una espesa melena dorada y adquirió rasgos felinos, y la segunda se cubrió de pelo blanco, desarrolló rasgos caprinos y le salieron cuernos. Y la cosa no se acabó ahí. Una larga cola de reptil le salió de la parte baja de la espalda. Esta acababa en una cabeza de ofidio con dientes afilados como sierras.
- Estoy preparado - dijo ahora, con tres voces diferentes que parecían más de bestia que de animal.
Se adentró en las profundidades del laboratorio, avanzando rápido y sigilosamente, ligeramente encorvado. El ruido de sus patas hacía eco y le ayudaba a situarse. De vez en cuando, se paraba a escuchar por cautela, y aprovechaba para hacer uso de sus sentidos de reptil. Apoyaba la cola y manos en el suelo para ver si notaba vibraciones en el metal del suelo que le indicasen que había alguien más. Sus ojos trataban de escudriñar en la negrura, pero no había ninguna fuente de luz. Intuía por lo estrecho de lo deambulatorios que estaba aun en los pasillos que llevaban a las salidas de emergencia. Aun no había llegado a la zona principal.
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Una vez me hube transformado en mitad bestia la cosa mejoró considerablemente. El frío no era nada, aquella bestia me protegía totalmente de la adversidad del clima, de modo que eso no sería ahora un problema, no obstante, si no me gustaba transformarme en forma híbrida era porque a “él” sí le gustaba, es más, le encantaba que la proporción Bestia-Humano en mí, fuera de dos a uno… Sentía a ese “demonio” de las akuma no mi como a un compañero de juegos, y la verdad es que parecían entenderse bastante bien, pues conmigo mi fruta no extraía todo su potencial, mientras que Red era capaz de pelear usando toda esa furia animal, esa rabia interna que los dos poseían, ese salvaje instinto de asesinar; en definitiva, eran tal para cual. Aquellos dos “entes” se querían, se atraían, se extrañaban… Se necesitaban, y por tanto, no tardaron mucho en pelear por volver a estar juntos…
-*¡Déjame salir a jugar! Tú no puedes dominarlo, apenas usas una pequeña parte de su poder, eres solo un idiota… ¡Eres débil!*
-*Puede ser, pero sin embargo soy yo quien os domina a vosotros, no al revés, y no pienso permitir que vuelvas a hacer lo de aquella vez… Volváis a hacer, mejor dicho… Cuando estáis juntos sois demasiado peligrosos, para mí y para cualquiera que esté cerca, no puedo dejaros salir…*
-*Mírate, hablas como basura… ¿Tienes miedo de no poder contenernos, o de no querer? Siento esa gloriosa sensación, la de arrancar una vida, fluir por tu cuerpo, sé que te encanta, tan solo te reprimes, y eso es lo que te asusta, no poder reprimirte… ¡No poder reprimirnos! Pero, ¿sabes qué? Eso ya da igual, y te diré por qué… Nosotros ya no necesitamos tu consentimiento para nada… ¡Jiejiejiejiejiejie!!*-Y tras decir esto comencé a sentir convulsiones en todo el cuerpo, el clásico preludio a su llegada, la clásica sensación de mareo, náuseas y miedo, sobretodo miedo. Un miedo irracional e incurable a aquel sujeto, o no, a mí. A lo que soy cuando Red hace acto de presencia, a aquello en lo que él me convierte… Sí, tengo miedo, y lo peor de todo, es que ellos ya lo saben…
De un momento a otro mi cuerpo dejó de ser mío, mis movimientos cada vez me parecían más al azar, cuando no era más que el resultado de un choque de conciencias dentro de mí, y cada vez me sentía más y más lejos, como si mi voluntad se fuera debilitando y algo, una voz que hablaba más alto que la mía, fuera ganando peso hasta, poco a poco, dominarme por completo. Así, en unos segundos, me convertí en un simple observador, pudiendo ver, pero no decidir mis actos. ¿Acaso hay mayor tortura posible para un hombre que matar con sus propias manos a aquellos que no desea matar? Yo no conozco ninguna, y Red tampoco parecía ser, pues de conocerla por seguro tengo que ya la hubiera realizado en mí.
Mi cuerpo, comandado por voces ajenas a la mía, se movía ahora de forma salvaje, más que una locura controlada como la que Red solía aportar, esto era, básicamente, salvaje. El animal era fuerte, muy fuerte, tanto que incluso el todopoderoso Red, indomable, era incapaz de controlarlo. Ahora vagaba de una esquina a otra, cual animal preso; salvo que su cárcel no era otra que su propio cuerpo, mi cuerpo, cuyas rejas eran muy, muy, difíciles de romper. No podía más que presentar batalla, gruñir, golpear, hacer todo cuanto en su mano, o zarpa, estaba para así liberarse, pero Red no es, ni ha sido nunca, fácil de dominar, y pronto logró detener su locura y volver a aquella simbiosis que tan peligrosa se me había hecho en el pasado. Aquellos dos, juntos, fueron los causantes de la mayor matanza que en mi vida haya realizado, pero eso no viene al caso, sólo era un ejemplo más del increíble miedo que ante esta situación tenía, justificado por actos abominables, un miedo que me hacía quedarme quieto, no prestar resistencia alguna a aquellos dos. Un miedo que me paralizaba, me eliminaba completamente de aquella ecuación, sencillamente, me superaba.
Mi cuerpo echó a correr contra un lejano edificio, perdido en mitad del hielo, dominado por aquellas dos bestias que, en su afán de destruirme, buscaban la destrucción de todo a mí alrededor. Aquella forma bestial, con mayor fuerza que un demonio y un odio equiparable al de estos, cogió la cadena que reposaba tranquila y la despertó de su letargo para acometer con ella los frágiles y dañados pilares de aquella estructura, que había presenciado grandes batallas y perdurado en el tiempo por más de lo que nadie hubiera estimado. Aquel cruel y poderoso golpe dejó mellada una estructura que, ya de por sí, apenas podía mantenerse en pie. Ante mi incansable protesta de cese, mis desesperados gritos y sollozos, un sonido atronador acallaba cualquier réplica o queja por mi parte: Los golpes del acero de Leipdig y los pilares de aquella estructura.
En cuestión de segundos aquellos pilares maestros cayeron, y la estructura al completo se vino abajo. Todas aquellas cavidades impracticables se derrumbaron, enterrando consigo a todo ser viviente que allí descansara, además de abriendo paso al desolador clima que congelaba todo a mi alrededor. Aquel frío no era normal, parecía que el hielo de aquella isla fuera obra de un demonio más que algo natural, y si yo era capaz de desenvolverme con total naturalidad era solo gracias a aquello que tanto miedo tenía. Paradójico, cierto; aquellos que querían acabar con mi existencia eran los mayores interesados en preservarla. Compartíamos un cuerpo, una misma vasija para tres conciencias, un mismo recipiente que ninguno de los tres quería romper, aunque sólo yo me esforzaba realmente por preservarlo. La locura de aquella bestia seguía desatándose sobre ahora un montón de escombros nada más, que azotaba con la cadena con la rabia y la sinrazón propias de una bestia, para terminar aullando a las nubes mientras giraba, como si de aspas de un helicóptero se tratara, la cadena que no pudo contener a aquella bestia, sino enardecerla y desquiciarla más todavía…
-*¡Déjame salir a jugar! Tú no puedes dominarlo, apenas usas una pequeña parte de su poder, eres solo un idiota… ¡Eres débil!*
-*Puede ser, pero sin embargo soy yo quien os domina a vosotros, no al revés, y no pienso permitir que vuelvas a hacer lo de aquella vez… Volváis a hacer, mejor dicho… Cuando estáis juntos sois demasiado peligrosos, para mí y para cualquiera que esté cerca, no puedo dejaros salir…*
-*Mírate, hablas como basura… ¿Tienes miedo de no poder contenernos, o de no querer? Siento esa gloriosa sensación, la de arrancar una vida, fluir por tu cuerpo, sé que te encanta, tan solo te reprimes, y eso es lo que te asusta, no poder reprimirte… ¡No poder reprimirnos! Pero, ¿sabes qué? Eso ya da igual, y te diré por qué… Nosotros ya no necesitamos tu consentimiento para nada… ¡Jiejiejiejiejiejie!!*-Y tras decir esto comencé a sentir convulsiones en todo el cuerpo, el clásico preludio a su llegada, la clásica sensación de mareo, náuseas y miedo, sobretodo miedo. Un miedo irracional e incurable a aquel sujeto, o no, a mí. A lo que soy cuando Red hace acto de presencia, a aquello en lo que él me convierte… Sí, tengo miedo, y lo peor de todo, es que ellos ya lo saben…
De un momento a otro mi cuerpo dejó de ser mío, mis movimientos cada vez me parecían más al azar, cuando no era más que el resultado de un choque de conciencias dentro de mí, y cada vez me sentía más y más lejos, como si mi voluntad se fuera debilitando y algo, una voz que hablaba más alto que la mía, fuera ganando peso hasta, poco a poco, dominarme por completo. Así, en unos segundos, me convertí en un simple observador, pudiendo ver, pero no decidir mis actos. ¿Acaso hay mayor tortura posible para un hombre que matar con sus propias manos a aquellos que no desea matar? Yo no conozco ninguna, y Red tampoco parecía ser, pues de conocerla por seguro tengo que ya la hubiera realizado en mí.
Mi cuerpo, comandado por voces ajenas a la mía, se movía ahora de forma salvaje, más que una locura controlada como la que Red solía aportar, esto era, básicamente, salvaje. El animal era fuerte, muy fuerte, tanto que incluso el todopoderoso Red, indomable, era incapaz de controlarlo. Ahora vagaba de una esquina a otra, cual animal preso; salvo que su cárcel no era otra que su propio cuerpo, mi cuerpo, cuyas rejas eran muy, muy, difíciles de romper. No podía más que presentar batalla, gruñir, golpear, hacer todo cuanto en su mano, o zarpa, estaba para así liberarse, pero Red no es, ni ha sido nunca, fácil de dominar, y pronto logró detener su locura y volver a aquella simbiosis que tan peligrosa se me había hecho en el pasado. Aquellos dos, juntos, fueron los causantes de la mayor matanza que en mi vida haya realizado, pero eso no viene al caso, sólo era un ejemplo más del increíble miedo que ante esta situación tenía, justificado por actos abominables, un miedo que me hacía quedarme quieto, no prestar resistencia alguna a aquellos dos. Un miedo que me paralizaba, me eliminaba completamente de aquella ecuación, sencillamente, me superaba.
Mi cuerpo echó a correr contra un lejano edificio, perdido en mitad del hielo, dominado por aquellas dos bestias que, en su afán de destruirme, buscaban la destrucción de todo a mí alrededor. Aquella forma bestial, con mayor fuerza que un demonio y un odio equiparable al de estos, cogió la cadena que reposaba tranquila y la despertó de su letargo para acometer con ella los frágiles y dañados pilares de aquella estructura, que había presenciado grandes batallas y perdurado en el tiempo por más de lo que nadie hubiera estimado. Aquel cruel y poderoso golpe dejó mellada una estructura que, ya de por sí, apenas podía mantenerse en pie. Ante mi incansable protesta de cese, mis desesperados gritos y sollozos, un sonido atronador acallaba cualquier réplica o queja por mi parte: Los golpes del acero de Leipdig y los pilares de aquella estructura.
En cuestión de segundos aquellos pilares maestros cayeron, y la estructura al completo se vino abajo. Todas aquellas cavidades impracticables se derrumbaron, enterrando consigo a todo ser viviente que allí descansara, además de abriendo paso al desolador clima que congelaba todo a mi alrededor. Aquel frío no era normal, parecía que el hielo de aquella isla fuera obra de un demonio más que algo natural, y si yo era capaz de desenvolverme con total naturalidad era solo gracias a aquello que tanto miedo tenía. Paradójico, cierto; aquellos que querían acabar con mi existencia eran los mayores interesados en preservarla. Compartíamos un cuerpo, una misma vasija para tres conciencias, un mismo recipiente que ninguno de los tres quería romper, aunque sólo yo me esforzaba realmente por preservarlo. La locura de aquella bestia seguía desatándose sobre ahora un montón de escombros nada más, que azotaba con la cadena con la rabia y la sinrazón propias de una bestia, para terminar aullando a las nubes mientras giraba, como si de aspas de un helicóptero se tratara, la cadena que no pudo contener a aquella bestia, sino enardecerla y desquiciarla más todavía…
- Nota:
- NOTA: El ataque a Karl se produce al derrumbar el piso donde él se encuentra y que, por consiguiente, este caiga sobre él. Al no ser un ataque directo propiamente dicho no he creído conveniente matizar la potencia de este con el sistema de nomenclaturas, dejo su “efecto” a la libre interpretación de quien lea la historia. (Aclaro esto porque parece ser que, si no especifico, me pueden saltar el ataque y no quiero >.< jaja Y si se me insta a dar un valor del ataque, valorándolo en función de la fuerza de mi personaje, que es tan solo un nivel 1 a día de hoy xD, creo que sería un AF, pues pocas cosas puedo hacer yo que tengan la capacidad demoledora de un derrumbamiento jajaja, pero como digo, no es algo que me competa valorar o decidir a mí :3).
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Karl avanzaba en la oscuridad. Había recorrido el pasillo encorvado, casi a cuatro patas. Finalmente había encontrado una puerta, y había salido a lo que parecía una habitación más grande. Mientras avanzaba por esta solo escuchaba el eco de sus pasos. Comenzaba a estar ligeramente tenso. La situación no era precisamente agradable. Oscuridad total acompañado solo por el ruido de sus cascos de cabra y el distante sonido de la tormenta. Además de estar encerrado en un lugar abandonado. Karl no era una persona supersticiosa ni cobarde, y además de sabía alguien realmente poderoso. Sin embargo cualquier otro en su situación hubiese estado ten tenso como él o más.
De repente escuchó un fuerte estruendo sobre él y del susto que llevó, pegó un salto a ciegas de dos o tres metros mientras rugía como si le hubiesen pisado la cola. Desorientado y sin saber qué pasaba, comenzó a escuchar el desmoronamiento de la estructura. Asustado comenzó a escupir fuego para iluminar, y vio el techo cayéndose a cachos por todas partes. Sabiendo que debía hacer algo si no quería quedarse enterrado vivo, se envolvió en haki, comenzó a agacharse para tomar impulso y saltó con todas sus fuerza impulsándose con su movimiento aéreo hacia arriba.
- Modified Sokudan, Hibrid Big Cannon!
Comenzó a atravesar el techo a gran velocidad, impulsado por la combinación de su salto y su energía, y ayudado por su haki. El lugar comenzó a desmoronarse más rápido por su culpa, pero estaba logrando salir intacto. Rompió una última capa de techo y salió de nuevo al frío. Cayó en la nieve, y se giró para observar como aquel edificio del laboratorio se desmoronaba y se caía por la ladera de la montaña. Estaba todo viejo y oxidado, y medio derruido. Era normal que se hubiese derrumbado. De repente se fijó en una figura. Una especie de híbrido entre hombre y lobo monstruoso. "¿Un zoan?" Se fijó en que portaba una enorme cadena con él, y parecía estar recogiéndola.
- ¡TÚ! - gritó, desquiciado, con sus tres voces - ¡Tú casi me entierras vivo! ¡Voy a destriparte, desgraciado!
Empleando el Super Shadow se movió a una velocidad de vértigo zigzagueando por la ladera de la montaña en dirección a Jallial. Iba tan velozmente que parecía aparecer y desaparecer. Finalmente apareció frente a él a una velocidad de vértido y le lanzó un puñetazo al pecho envolviendo el puño en haki.
- Original Iron Fist! [AIF] [Haki Armadura]
De repente escuchó un fuerte estruendo sobre él y del susto que llevó, pegó un salto a ciegas de dos o tres metros mientras rugía como si le hubiesen pisado la cola. Desorientado y sin saber qué pasaba, comenzó a escuchar el desmoronamiento de la estructura. Asustado comenzó a escupir fuego para iluminar, y vio el techo cayéndose a cachos por todas partes. Sabiendo que debía hacer algo si no quería quedarse enterrado vivo, se envolvió en haki, comenzó a agacharse para tomar impulso y saltó con todas sus fuerza impulsándose con su movimiento aéreo hacia arriba.
- Modified Sokudan, Hibrid Big Cannon!
Comenzó a atravesar el techo a gran velocidad, impulsado por la combinación de su salto y su energía, y ayudado por su haki. El lugar comenzó a desmoronarse más rápido por su culpa, pero estaba logrando salir intacto. Rompió una última capa de techo y salió de nuevo al frío. Cayó en la nieve, y se giró para observar como aquel edificio del laboratorio se desmoronaba y se caía por la ladera de la montaña. Estaba todo viejo y oxidado, y medio derruido. Era normal que se hubiese derrumbado. De repente se fijó en una figura. Una especie de híbrido entre hombre y lobo monstruoso. "¿Un zoan?" Se fijó en que portaba una enorme cadena con él, y parecía estar recogiéndola.
- ¡TÚ! - gritó, desquiciado, con sus tres voces - ¡Tú casi me entierras vivo! ¡Voy a destriparte, desgraciado!
Empleando el Super Shadow se movió a una velocidad de vértigo zigzagueando por la ladera de la montaña en dirección a Jallial. Iba tan velozmente que parecía aparecer y desaparecer. Finalmente apareció frente a él a una velocidad de vértido y le lanzó un puñetazo al pecho envolviendo el puño en haki.
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En cuestión de segundos pude ver, desde dentro de mi cuerpo pero sin ser yo el verdadero dueño de este, como un hombre parecía escapar de los ya derruidos escombros, saltando con gran potencia, terminando así de destrozarlos, y haciendo que estos acabaran cayendo montaña abajo. Realmente debía de ser muy fuerte si había sido capaz de atravesar toda aquella estructura, aunque claro, este frío unido a lo que había acontecido en esta isla hacía tiempo era más que razón suficiente para que ninguna estructura de esta zona de la isla se pudiera tildar de “segura”. En apenas un instante aquel tipo, que de lejos se podía apreciar que no era, ni por asomo, un ser humano, se lanzó contra mí, con una velocidad tal que apenas sí podía seguirlo, incluso con los reflejos de Red y las capacidades animales de mi fruta, me era terriblemente complicado no perderlo de vista cada vez que zigzagueaba, sin embargo, logré finalmente encontrar un modo de “ubicarlo”, su sonido. Al desplazarse tan rápido y con la cantidad de viento que había en aquella zona, producía un sonido característico, un silbido, por lo que con mi gran agudeza auditiva era capaz de percibir en gran medida su presencia. No obstante, y por más que este terreno me brindara una cierta ventaja, todo esto fue inútil. Se colocó justo en frente mía y, sin pensarlo dos veces, me propinó uno de los golpes más fuertes que a lo largo de mi vida había recibido nunca, el cual hizo que mi cuerpo se desplazara velozmente hacia atrás, a consecuencia del golpe, llegando así hasta una pequeña acumulación de nieve que detuvo mi vuelo forzado. Mi cuerpo estaba ahora en condiciones lamentables, era palpable la diferencia de nivel que había entre nosotros dos, no obstante, ese no era mi fin, sin embargo, yo ya había perdido.
Un golpe. Bastó solo un golpe para dejarme K.O, fuera de combate, totalmente inconsciente. Aquel terrible golpe había incluso fracturado huesos y destruido tejidos, y pese a todo esto, pese a haber caído inconsciente, ahí estaba mi cuerpo, en pie. Mi rostro era ahora un poema. De mi boca caía un hilo de sangre, pero no se había borrado una sonrisa de mi cara, es más, ahora era todavía más acentuada. Quizás se podría pensar que yo estaba loco, pero nada más lejos de la realidad porque, de hecho, ahí ya no había ningún “yo”, mi consciencia ya había caído, mi fuerza de voluntad se había esfumado y, por primera vez en mucho tiempo, Red tenía el pleno control de nuestro cuerpo. –¡¡Jiejiejiejie!! ¡Gracias! ¡Me has liberado, al fin! Ahh… Realmente hacía mucho tiempo que no me sentía tan liberado, y como muestra de gratitud, te mataré de una forma rápida e indolora… -Dijo fanfarroneando, dejándose llevar por la alegría que le produjo que su “eterno vecino” hubiera abandonado momentáneamente ese piso compartido que era mi cuerpo, pero incluso Red era capaz de ver la fuerza de su adversario y la diferencia de nivel entre ambos, de modo que prosiguió su monólogo, tratando de mermar las ganas de pelear de su rival. –Además, déjame decirte algo… Ahora que él no se interpondrá podré pelear al 100%, y yo no tengo que preocuparme por tus ataques, nada de eso… Reezek es quien recibirá el daño, no yo, así que no te esfuerces, no tienes posibilidades de ganar… ¡Míranos! Estamos en la nieve, soy un lobo de las nieves, tú no debes siquiera saber lo que eres, eres horrendo, seguro que incluso tú mismo te temes, te compadezco… En fin, como prueba de que me has caído bien, te enseñaré que es el infierno… -Y tras decir esto, con la cadena guardada, adoptó una extraña postura y concluyó con unas palabras. –Forma animal… ¡Paso del lobo veloz! –Y tras decir esto echó a correr por la nieve, con la ventaja de estar adecuado al terreno donde Reezek tanto tiempo pasó entrenando su forma híbrida, y con todo esto no logró tampoco acercarse a la velocidad que su oponente antes demostró, lo cual decía mucho en favor de su rival, no obstante, debido a que la nieve tapaba su posición y a que el otro hombre acababa de cansarse golpeándolo y escapando de aquella trampa de hierro y roca, se vio con una cierta ventaja que trató de aprovechar, concluyendo aquella carrera con un salto por la espalda de su rival, tras el cual trató de asestarle un arañazo cruzado con ambas zarpas en la zona del trapecio, la parte superior de la espalda que más difícil es de bloquear en ataques a traición.
-Doble X-lash! [AMF]
Un golpe. Bastó solo un golpe para dejarme K.O, fuera de combate, totalmente inconsciente. Aquel terrible golpe había incluso fracturado huesos y destruido tejidos, y pese a todo esto, pese a haber caído inconsciente, ahí estaba mi cuerpo, en pie. Mi rostro era ahora un poema. De mi boca caía un hilo de sangre, pero no se había borrado una sonrisa de mi cara, es más, ahora era todavía más acentuada. Quizás se podría pensar que yo estaba loco, pero nada más lejos de la realidad porque, de hecho, ahí ya no había ningún “yo”, mi consciencia ya había caído, mi fuerza de voluntad se había esfumado y, por primera vez en mucho tiempo, Red tenía el pleno control de nuestro cuerpo. –¡¡Jiejiejiejie!! ¡Gracias! ¡Me has liberado, al fin! Ahh… Realmente hacía mucho tiempo que no me sentía tan liberado, y como muestra de gratitud, te mataré de una forma rápida e indolora… -Dijo fanfarroneando, dejándose llevar por la alegría que le produjo que su “eterno vecino” hubiera abandonado momentáneamente ese piso compartido que era mi cuerpo, pero incluso Red era capaz de ver la fuerza de su adversario y la diferencia de nivel entre ambos, de modo que prosiguió su monólogo, tratando de mermar las ganas de pelear de su rival. –Además, déjame decirte algo… Ahora que él no se interpondrá podré pelear al 100%, y yo no tengo que preocuparme por tus ataques, nada de eso… Reezek es quien recibirá el daño, no yo, así que no te esfuerces, no tienes posibilidades de ganar… ¡Míranos! Estamos en la nieve, soy un lobo de las nieves, tú no debes siquiera saber lo que eres, eres horrendo, seguro que incluso tú mismo te temes, te compadezco… En fin, como prueba de que me has caído bien, te enseñaré que es el infierno… -Y tras decir esto, con la cadena guardada, adoptó una extraña postura y concluyó con unas palabras. –Forma animal… ¡Paso del lobo veloz! –Y tras decir esto echó a correr por la nieve, con la ventaja de estar adecuado al terreno donde Reezek tanto tiempo pasó entrenando su forma híbrida, y con todo esto no logró tampoco acercarse a la velocidad que su oponente antes demostró, lo cual decía mucho en favor de su rival, no obstante, debido a que la nieve tapaba su posición y a que el otro hombre acababa de cansarse golpeándolo y escapando de aquella trampa de hierro y roca, se vio con una cierta ventaja que trató de aprovechar, concluyendo aquella carrera con un salto por la espalda de su rival, tras el cual trató de asestarle un arañazo cruzado con ambas zarpas en la zona del trapecio, la parte superior de la espalda que más difícil es de bloquear en ataques a traición.
-Doble X-lash! [AMF]
- Nota, otra vez xDD:
- Nota: Como Red explica, mi personaje es "raro" a la hora de asimilar el daño de los golpes del rival, pues en esa forma él no siente dolor, si no que lo sentiría yo, de estar consciente, o, en este caso, al despertar. No obstante, el personaje aunque no siente dolor sí pierde fuerza conforme se le golpea, pero no se resiente de las heridas del mismo modo que la gente normal durante los combates. Lo especifico para que no se diga que ignoro su (pepino de) golpe xD Y siento poner tantas notas y cosas, es al principio, para ir explicando al personaje a quienes lo vayan a leer jajaja
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Su rival era un fanfarrón. Eso estaba claro. Farfullaba algo sobre que alguien ya no se interpondría y lucharía al 100%, además de decir que le iba a dar una muerte rápida e indolora. Qué equivocado estaba. Su poder no llegaba para esquivar o bloquear siquiera su golpe más básico... suerte tendría si salía vivo a aquel combate. Observó cómo corría a través del complicado terreno con gran habilidad. "Lento. Eres terriblemente lento." Daba igual que su rival se pudiese adaptar bien al terreno. No se acercaba ni por asomo a la velocidad de Azumi, Crimson, Allen o cualquiera de los otros enemigos poderosos a los que se había enfrentado Karl. El lobo saltó por encima de su cabeza. Eso no se lo esperaba. Se intentó girar velozmente mientras se cubría con haki, y el arañazo que iba dirigido a su espalda le trazó unos cortes superficiales en el hombro. Si no fuese por el haki, eso habría dolido bastante.
- Pareces muy confiado en tu velocidad. Es hora de bajarte los humos. Dai no hōhō, Shudō-ken. (Segundo Camino, Iniciativa)
Su cuerpo se hizo más delgado. Sus músculos parecieron decrecer de tamaño y hacerse al tiempo más marcados y definidos. Esta técnica sacrificaba parte de su prodigiosa fuerza para aumentar enormemente la velocidad. Ahora su forma híbrida tenía aspecto de un hombre animalesco y peludo especialmente alto, igualmente imponente pero notoriamente menos corpulento.
- Super Shadow Roulette!
A una velocidad de vértigo comenzó a avanzar y retroceder alrededor de Jallial. Parecía aparecer y desaparecer siguiendo patrones de movimiento aleatorio. En un instante estaba a su espalda y al siguiente a su derecha. La intención de Karl era abrumarlo y desmoralizarlo haciendo una exhibición de poder y velocidad que aquel pobre zoan no podía igualar ni en sus mejores sueños. Se paró un momento frente a él para para hablarle, con sus tres voces monstruosas. Se aseguró de estar a suficiente distancia para que le oyese y al tiempo que le diese tiempo a moverse si intentaba un ataque.
- Un novato con una fruta poderosa está condenado a la muerte si se confía. El mero poder no basta si no va acompañado de entrenamiento y habilidad. Al igual que los logias novatos que se creen invencibles mueren jóvenes, los usuarios de zoans poderosas descuidados y creídos como tú suelen encontrarse en situaciones similares pronto.
Entonces, en una sucesión de apariciones y desapariciones a una velocidad muy superior a la anterior, se aproximó hacia él. Fingió un ataque directo frontal para desaparecer en el último momento, aparecer a su espalda y tratar de rodearle el torso con su larga cola de serpiente. Tras eso le mordería en el hombro. Su veneno le derrotaría por él.
Mordisco ponzoñoso [AID]
(Si quieres saber lo que hace el veneno pregúntame por CB o míralo en mi ficha)
- Pareces muy confiado en tu velocidad. Es hora de bajarte los humos. Dai no hōhō, Shudō-ken. (Segundo Camino, Iniciativa)
Su cuerpo se hizo más delgado. Sus músculos parecieron decrecer de tamaño y hacerse al tiempo más marcados y definidos. Esta técnica sacrificaba parte de su prodigiosa fuerza para aumentar enormemente la velocidad. Ahora su forma híbrida tenía aspecto de un hombre animalesco y peludo especialmente alto, igualmente imponente pero notoriamente menos corpulento.
- Super Shadow Roulette!
A una velocidad de vértigo comenzó a avanzar y retroceder alrededor de Jallial. Parecía aparecer y desaparecer siguiendo patrones de movimiento aleatorio. En un instante estaba a su espalda y al siguiente a su derecha. La intención de Karl era abrumarlo y desmoralizarlo haciendo una exhibición de poder y velocidad que aquel pobre zoan no podía igualar ni en sus mejores sueños. Se paró un momento frente a él para para hablarle, con sus tres voces monstruosas. Se aseguró de estar a suficiente distancia para que le oyese y al tiempo que le diese tiempo a moverse si intentaba un ataque.
- Un novato con una fruta poderosa está condenado a la muerte si se confía. El mero poder no basta si no va acompañado de entrenamiento y habilidad. Al igual que los logias novatos que se creen invencibles mueren jóvenes, los usuarios de zoans poderosas descuidados y creídos como tú suelen encontrarse en situaciones similares pronto.
Entonces, en una sucesión de apariciones y desapariciones a una velocidad muy superior a la anterior, se aproximó hacia él. Fingió un ataque directo frontal para desaparecer en el último momento, aparecer a su espalda y tratar de rodearle el torso con su larga cola de serpiente. Tras eso le mordería en el hombro. Su veneno le derrotaría por él.
Mordisco ponzoñoso [AID]
(Si quieres saber lo que hace el veneno pregúntame por CB o míralo en mi ficha)
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Para mi sorpresa aquel hombre era realmente duro. Cuando alcancé golpearlo pude notar como su cuerpo poseía una dureza similar a la de cualquier masa de acero, no era nada nuevo para mí, que había enfrentado a usuarios del Tekkai numerosas veces, pero resultaba extraño, dado que esto parecía algo diferente. En un momento la actitud de aquel hombre cambió, y este cambio vino acompañado de un cambio físico a la vez. Su cuerpo se tornó esbelto y él, por ende, más veloz. Realmente era abrumador, era un tipo de lo más rápido, imposible de seguir con la mirada y mucho menos de atrapar por alguien como yo. No obstante, y por suerte o por desgracia, yo no era quien estaba librando este combate, sino Red, que nunca se rendía, y que le demostraran que era imposible ganar sólo le hacía tener más ganas de darle una paliza. Pude percibir como aquel hombre, con su extrema velocidad, buscaba, tal vez, desmotivarme. Suerte en su intento. Mi ambición tal vez no era capaz de hacerme pelear hasta perder la vida en aquel momento, pero la de Red sí, y no se echaría fácilmente atrás. -*Así que es duro y rápido, y como he comprobado hace un rato, fuerte… Bueno, no hay nadie invencible, solo debo encontrar su punto flaco y…* -Antes de concluir sus pensamientos su oponente lo había tomado por sorpresa y se lanzaba a atacarlo de forma frontal. –Como cabe esperar de alguien fuerte, venir de cara… -Tras decir esto me preparé para asestarle un golpe, también frontal. Instantes antes de lanzarme a por él, Karl ya se había colocado a mi espalda, dejándome sorprendido y perplejo, y me había rodeado con su extraña cola, que después de eso consiguió morderme en un hombro. Era extraño, me recordaba a la mordedura de una serpiente, aquella cola podría ser una sin ir más lejos, de modo que no quise correr riesgos. Antes de nada me liberé de su agarre volviendo a mi forma humana, reduciendo así drásticamente el tamaño de mi cuerpo y cayendo del hueco que la voluptuosidad de este había producido. Una vez liberado di una voltereta hacia atrás para guardar las distancias mínimamente y acto seguido rodeé mi hombro con Leipdig, aislando la zona de la mordedura con un doble torniquete. –Esto sólo puede ser provisional, no quisiera perder un brazo por esta tontería… Imagino que es un veneno neurotóxico, ¿o acaso es hemotóxico? Es igual, sea como sea ya he sido envenenado otras veces, eso no me preocupa demasiado… -Dije volviendo de nuevo a mi forma híbrida, tensándose más los torniquetes al aumentar el tamaño de mi cuerpo.
Tras esto, Red se dispuso a contrarrestar, pero los efectos de aquel golpe que antes había recibido aún se mantenían en mi cuerpo, de modo que tuvo que hincar una rodilla en el suelo para reponer un poco las fuerzas. -*Mierda, lo de no sentir dolor es una putada a veces… Si no acabo rápido con este tipo estoy jodido…* -Mientras pensaba esto se reincorporaba, y volvía a reír. –¡¡Jiejiejiejiejie!! Ciertamente no eres solo otro idiota más, eres un idiota fuerte, me alegro por ti… No obstante, ahora pondré todas mis fuerzas en este ataque, más te vale no morir, Jiejiejiejie… -Dijo, fanfarroneando una vez más antes de usar gran parte de las fuerzas que le quedaban antes de que fueran consumidas por el paso del tiempo. Tras decir esto volvió a correr contra su enemigo, zigzagueando y brincando de un lado a otro. No sabía si eso sería suficiente para evitar que su rival le siguiera los pasos, así que decidió ser algo menos “racional”. Si la locura de Red era ya considerable, la que demostró de la mano de la bestia que ahora moraba mi cuerpo junto a él era ya abrumadora. Su idea no pudo ser más estúpida, y a la vez ingeniosa. En uno de aquellos brincos que iba dando de un lado a otro, tomó impulso y se sumergió debajo de la capa de nieve, quedando totalmente desaparecido de la faz de la tierra, moviéndose ahora por el subsuelo gracias a sus afinados sentidos, que le permitieron, mínimamente, localizar a su rival. No era, ni de lejos, fácil moverse por ahí, pero gracias a que aún podía oír u oler a Karl, logró acercarse lo bastante para poder lanzarse al ataque. Una vez estuvo justo debajo de él, tomó impulso y salió de la nieve cortando a Karl de frente con una de sus garras de abajo a arriba.
[AB]
Tras esto, Red se dispuso a contrarrestar, pero los efectos de aquel golpe que antes había recibido aún se mantenían en mi cuerpo, de modo que tuvo que hincar una rodilla en el suelo para reponer un poco las fuerzas. -*Mierda, lo de no sentir dolor es una putada a veces… Si no acabo rápido con este tipo estoy jodido…* -Mientras pensaba esto se reincorporaba, y volvía a reír. –¡¡Jiejiejiejiejie!! Ciertamente no eres solo otro idiota más, eres un idiota fuerte, me alegro por ti… No obstante, ahora pondré todas mis fuerzas en este ataque, más te vale no morir, Jiejiejiejie… -Dijo, fanfarroneando una vez más antes de usar gran parte de las fuerzas que le quedaban antes de que fueran consumidas por el paso del tiempo. Tras decir esto volvió a correr contra su enemigo, zigzagueando y brincando de un lado a otro. No sabía si eso sería suficiente para evitar que su rival le siguiera los pasos, así que decidió ser algo menos “racional”. Si la locura de Red era ya considerable, la que demostró de la mano de la bestia que ahora moraba mi cuerpo junto a él era ya abrumadora. Su idea no pudo ser más estúpida, y a la vez ingeniosa. En uno de aquellos brincos que iba dando de un lado a otro, tomó impulso y se sumergió debajo de la capa de nieve, quedando totalmente desaparecido de la faz de la tierra, moviéndose ahora por el subsuelo gracias a sus afinados sentidos, que le permitieron, mínimamente, localizar a su rival. No era, ni de lejos, fácil moverse por ahí, pero gracias a que aún podía oír u oler a Karl, logró acercarse lo bastante para poder lanzarse al ataque. Una vez estuvo justo debajo de él, tomó impulso y salió de la nieve cortando a Karl de frente con una de sus garras de abajo a arriba.
[AB]
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Su rival se hizo un torniquete en la herida, tras lo cual comenzó a moverse de manera errática, como tratando de hacer una torpe imitación de la táctica que había empleado él hacía apenas unos instantes. Se estaba cansando de aquel combate, hacía frío, tenía hambre y sed y quería meterse en la base para seguir buscando hallazgos útiles para el Proyecto. El próximo golpe sería el último. Remataría a su rival con su técnica definitiva, su Supreme Cannon. No lo emplearía en circunstancias normales contra un pobre diablo como él, pero había logrando enfadarle y quería acabar pronto. Observó sus alrededores y localizó una enorme piedra. Cuando el lobo se plantase ante él lo golpearía procurando enviarlo en dirección a la piedra para que se destrozase contra ella.
- ¡No sabes con quién te metes, lobo! ¡Mi nombre es Lion D. Karl, Teniente Comandante de la Marina!
Pretendía con esto intimidarlo. Las historias sobre el temible Quimera Karl eran contadas en muchas tabernas del North y el East Blue (así como en el paraíso), y tras sus últimas operaciones, también era conocido en el South Blue. Era un marine con fama de ser increíblemente poderoso y violento, al mismo tiempo que un genio del campo de batalla. Parecía un claro candidato al puesto de Vicealmirante en un futuro. Además, lideraba una flota marine importante, la Brigada Disciplinaria. Era un grupo especial del Gobierno encargado de misiones de castigo, compuesto en buena parte por voluntarios. Alguien como el líder de aquella gente tenía que ser un hueso duro de roer, y Karl lo era sobradamente. Observó a su rival sumergirse en la nieve, y recubrió su cuerpo con haki. No le preocupaba lo que pudiese intentar hacer, se dejaría golpear y mataría a su rival aprovechando el momento. Esperó pacientemente, hasta que repentinamente el lobo salió del subsuelo desgarrándole el torso de un zarpazo. El haki evitó que las garras le atravesaran la carne totalmente, pero aquella herida dejaría cicatriz. La sangre empapó velozmente su pelaje dorado. Con decisión, trató de agarrar la zarpa del lobo para retenerlo con su mano de reptil, mientras sus músculos se expandían en todas las direcciones y el cuerpo de Karl crecía al activar su Primer Camino.
- Prepárate, lobo. ¡Advanced Sokudan, Supreme Cannon! [AB]
El golpe consistía en un puñetazo que liberaba una potente onda de energía altamente destructiva. Usarla a tan corta distancia le mandaría volando a él también, pero resultaría letal. Cuando había empleado su Supreme Cannon contra el suelo en su último combate contra Allen, había creado un cráter de quince metros de radio, y como su poder había aumentado, la explosión ahora sería mayor. Toda el área circundante a ellos sería destrozada. Karl apuntó el golpe hacia la roca, para enviarlo hacia ella como había planeado y que lo que quedase del zoan se hiciese pedazos contra la misma. En cuanto liberó la energía, salió disparado hacia atrás, volando de espaldas. Activó su movimiento áereo se elevó por los aires, además de frenar su vuelo. Tras esto buscó con la mirada a su rival... si es que quedaba algo que mirar de él.
- ¡No sabes con quién te metes, lobo! ¡Mi nombre es Lion D. Karl, Teniente Comandante de la Marina!
Pretendía con esto intimidarlo. Las historias sobre el temible Quimera Karl eran contadas en muchas tabernas del North y el East Blue (así como en el paraíso), y tras sus últimas operaciones, también era conocido en el South Blue. Era un marine con fama de ser increíblemente poderoso y violento, al mismo tiempo que un genio del campo de batalla. Parecía un claro candidato al puesto de Vicealmirante en un futuro. Además, lideraba una flota marine importante, la Brigada Disciplinaria. Era un grupo especial del Gobierno encargado de misiones de castigo, compuesto en buena parte por voluntarios. Alguien como el líder de aquella gente tenía que ser un hueso duro de roer, y Karl lo era sobradamente. Observó a su rival sumergirse en la nieve, y recubrió su cuerpo con haki. No le preocupaba lo que pudiese intentar hacer, se dejaría golpear y mataría a su rival aprovechando el momento. Esperó pacientemente, hasta que repentinamente el lobo salió del subsuelo desgarrándole el torso de un zarpazo. El haki evitó que las garras le atravesaran la carne totalmente, pero aquella herida dejaría cicatriz. La sangre empapó velozmente su pelaje dorado. Con decisión, trató de agarrar la zarpa del lobo para retenerlo con su mano de reptil, mientras sus músculos se expandían en todas las direcciones y el cuerpo de Karl crecía al activar su Primer Camino.
- Prepárate, lobo. ¡Advanced Sokudan, Supreme Cannon! [AB]
El golpe consistía en un puñetazo que liberaba una potente onda de energía altamente destructiva. Usarla a tan corta distancia le mandaría volando a él también, pero resultaría letal. Cuando había empleado su Supreme Cannon contra el suelo en su último combate contra Allen, había creado un cráter de quince metros de radio, y como su poder había aumentado, la explosión ahora sería mayor. Toda el área circundante a ellos sería destrozada. Karl apuntó el golpe hacia la roca, para enviarlo hacia ella como había planeado y que lo que quedase del zoan se hiciese pedazos contra la misma. En cuanto liberó la energía, salió disparado hacia atrás, volando de espaldas. Activó su movimiento áereo se elevó por los aires, además de frenar su vuelo. Tras esto buscó con la mirada a su rival... si es que quedaba algo que mirar de él.
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Cuando salí para asestarle un golpe que yo pensaba sería letal me di cuenta de la verdadera diferencia de poder entre nosotros dos. Mi mejor ataque, en el que puse todas mis fuerzas y esperanzas, pues Red abandonaría mi cuerpo pronto y no podría continuar consciente, fracasó. Su golpe fue realmente devastador, no sólo para mí, que rompió varios de mis huesos y perforó varios tejidos, sino para todo el terreno. ¡La isla se resintió de su ataque! Este enemigo era demasiado fuerte, unas capacidades físicas encomiables y una destreza digna de admirar que hicieron que todos mis esfuerzos por rivalizarlo fueran inútiles. Definitivamente, estaba a otro nivel diferente al mío, mucho, mucho más alto. Aquel último golpe fue la demostración de fuerza bruta más grande que jamás había visto, oí de cosas parecidas en el Cipher Pol, pero jamás imaginé que llegarían a estos extremos. Su golpe no fue algo físico como un puñetazo sino que fue una proyección de su energía, devastadora como ninguna otra que antes hubiera podido ver, e impactó contra mi cuerpo casi de pleno, pues logré interponer la cadena enroscada en medio de la trayectoria en el último momento, pero esta fue destrozada, junto con mi cuerpo, que fue disparado varios metros hacia atrás, impactando contra una roca gigantesca. Este era mi fin, ya había acumulado muchos daños y si recibía más moriría, pero por suerte para mí Red decidió que esta vez él sentiría el dolor, aunque al fin y al cabo compartíamos un cuerpo, el cual estaba igual de maltrecho para ambos. Los dos perdimos el conocimiento, y del mismo modo la forma híbrida de la fruta desapareció, quedando tan solo mi cuerpo malherido tirado en el frío hielo, sangrando por más lugares de los que podría tapar estando consciente, y con más huesos rotos de los que podía contar. La cadena, totalmente destruida momentos antes, logró recuperarse, pero yo no. Además, por si fuera poco, ahora el veneno corría por mis venas y no podría detenerlo de ningún modo. Si ese hombre no me ayudaba este era mi final, y era muy poco probable que lo hiciera, pues él era un marine, y estos no tenían honor.
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Karl se acercó a él, desactivando su forma híbrida y levantó su brazo derecho, dispuesto a rematarlo. Sin embargo, algo le frenó. ¿En eso se había convertido? ¿En alguien tan violento y despiadado que atacaba a todo el mundo a la primera provocación y los asesinaba sin más? Él no solía ser así. ¿Cuándo había comenzado a cambiar tanto? Pensó en los tiempos en que entró en la Marina. Sí, había cometido actos terribles y asesinado, pero siempre bajo órdenes o en el calor de la batalla. Siempre había conservado un mínimo de honor, y no le levantaba la mano a un combatiente caído si no tenía órdenes específicas de acabar con su vida. Lion D. Karl podía ser egoísta y despiadado, pero no un monstruo. No aquel ser que arrebataba vidas sin temblar siquiera.
- ¿Qué debería hacer contigo? - pensó, observando el cuerpo caído de aquel chico.
Con un suspiro, lo agarró y se lo cargó al hombro. Atravesó la nieve en dirección a los restos de la sección derribada del laboratorio y entró en la zona de pasillos que cruzaban la propia montaña. Por un momento caminó en oscuridad total, pero su instinto no le falló y se guió con su oído. Finalmente llegó a la sala donde había dejado sus cosas. Recuperó su forma humana, se vistió y dirigió una mirada al chico. Parecía respirar pesadamente, y Karl supo que era su veneno. Buscó en su chaqueta y sacó un vial de cristal con un líquido morado. Abrió la boca y se lo vertió en esta. Era el antídoto a su veneno de Quimera.
- Aquí tienes. Tal vez sobrevivas, o tal vez no. Eso ya es cosa tuya y de tu fuerza. Yo ya he cumplido para con mi moral.
Se giró adentrándose de nuevo en la oscuridad. Recordó entonces algo. Una escena de sí mismo entrenando en un lago, meditando. Fue entonces cuando las traumáticas escenas de la muerte de Rino habían resurgido en él. Sin saberlo, se había vuelto más violento y refugiado en la lucha y la violencia para olvidar su dolor. Ya sabía la respuesta a cuándo había cambiado. "Debo ir con mi maestro. Esto no es natural en mi."
- ¿Qué debería hacer contigo? - pensó, observando el cuerpo caído de aquel chico.
Con un suspiro, lo agarró y se lo cargó al hombro. Atravesó la nieve en dirección a los restos de la sección derribada del laboratorio y entró en la zona de pasillos que cruzaban la propia montaña. Por un momento caminó en oscuridad total, pero su instinto no le falló y se guió con su oído. Finalmente llegó a la sala donde había dejado sus cosas. Recuperó su forma humana, se vistió y dirigió una mirada al chico. Parecía respirar pesadamente, y Karl supo que era su veneno. Buscó en su chaqueta y sacó un vial de cristal con un líquido morado. Abrió la boca y se lo vertió en esta. Era el antídoto a su veneno de Quimera.
- Aquí tienes. Tal vez sobrevivas, o tal vez no. Eso ya es cosa tuya y de tu fuerza. Yo ya he cumplido para con mi moral.
Se giró adentrándose de nuevo en la oscuridad. Recordó entonces algo. Una escena de sí mismo entrenando en un lago, meditando. Fue entonces cuando las traumáticas escenas de la muerte de Rino habían resurgido en él. Sin saberlo, se había vuelto más violento y refugiado en la lucha y la violencia para olvidar su dolor. Ya sabía la respuesta a cuándo había cambiado. "Debo ir con mi maestro. Esto no es natural en mi."
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Ganador del reto: Lion D. Karl. Recompensa: 1500 PE.
Jallial obtiene 800 PE.
Edito por petición de Jallial para poner las bases de moderación que utilicé.
Ortografía y demás: Jallial, si pones ¿¡...?! estás cerrando primero la interrogación, pese a que debería cerrase después. Sin embargo, no he visto entre los dos una diferencia real entre este apartado, por lo que empatáis aquí.
Ambientación, y adaptación al escenario: Punto para Jallial, por la utilización del entorno para destrozar el techo de aquella base (aunque esto fue inconscientemente), el bioma que jugaba a su favor y el tratar de ocultarse en la nieve en su último ataque.
Rol Bélico: Punto para Lion D. Karl, por unas muy detalladas descripciones acerca de sus ataques. Me remonto a la transformación detallada del principio, el ataque ponzoñoso o la explicación del Supreme Cannon que fueron mejor explicados que los ataques de Jallial.
Rol Escénico: Me gustaría hacer una cita: "Un rol escénico es perfecto cuando el lector se mete en la piel del protagonista, es decir, cuando al leerlo en lugar de ver letras, tu mente se imagina la escena, eso es lo que transmite un buen escritor y si sentís algo así, el rol escénico será de calidad."
Esto lo ha conseguido Lion D. Karl en sus posts por encima de Jallial, que aunque también lo hizo bien creo que fue mejor Karl en este apartado. Pienso que su rol estaba más cargado de detalles que le han permitido ganar este punto.
Asumir daños respetando nomenclatura: No hay queja en este apartado, no sabría a quién dárselo. Karl lo hizo muy bien al poder resistir el [AB] que hizo Jall debido a su nivel y el Haki, y Jall lo hizo muy bien tanto con su primer ataque (el puñetazo que lo dejó inconsciente) y el mordisco ponzoñoso. Ambos habéis interpretado muy bien vuestro papel, por lo que el punto va para nadie.
Acciones cerradas: Veamos... Lo que más puntos le ha hecho perder a Jallial ha sido esto:
Imagino que no es lo que pretendía, pero dio la sensación de que Karl se vería forzado a recibir ese ataque. Por lo demás no hay queja, no ha habido muchas acciones cerradas que digamos, pero Karl obtiene el punto por esto y por siempre añadir un "tratar de" en lugar de darlo por hecho a pesar de su superioridad en cuanto a poder.
En definitiva, Lion D. Karl es el ganador.
Jallial obtiene 800 PE.
Edito por petición de Jallial para poner las bases de moderación que utilicé.
Ortografía y demás: Jallial, si pones ¿¡...?! estás cerrando primero la interrogación, pese a que debería cerrase después. Sin embargo, no he visto entre los dos una diferencia real entre este apartado, por lo que empatáis aquí.
Ambientación, y adaptación al escenario: Punto para Jallial, por la utilización del entorno para destrozar el techo de aquella base (aunque esto fue inconscientemente), el bioma que jugaba a su favor y el tratar de ocultarse en la nieve en su último ataque.
Rol Bélico: Punto para Lion D. Karl, por unas muy detalladas descripciones acerca de sus ataques. Me remonto a la transformación detallada del principio, el ataque ponzoñoso o la explicación del Supreme Cannon que fueron mejor explicados que los ataques de Jallial.
Rol Escénico: Me gustaría hacer una cita: "Un rol escénico es perfecto cuando el lector se mete en la piel del protagonista, es decir, cuando al leerlo en lugar de ver letras, tu mente se imagina la escena, eso es lo que transmite un buen escritor y si sentís algo así, el rol escénico será de calidad."
Esto lo ha conseguido Lion D. Karl en sus posts por encima de Jallial, que aunque también lo hizo bien creo que fue mejor Karl en este apartado. Pienso que su rol estaba más cargado de detalles que le han permitido ganar este punto.
Asumir daños respetando nomenclatura: No hay queja en este apartado, no sabría a quién dárselo. Karl lo hizo muy bien al poder resistir el [AB] que hizo Jall debido a su nivel y el Haki, y Jall lo hizo muy bien tanto con su primer ataque (el puñetazo que lo dejó inconsciente) y el mordisco ponzoñoso. Ambos habéis interpretado muy bien vuestro papel, por lo que el punto va para nadie.
Acciones cerradas: Veamos... Lo que más puntos le ha hecho perder a Jallial ha sido esto:
Una vez estuvo justo debajo de él, tomó impulso y salió de la nieve cortando a Karl de frente con una de sus garras de abajo a arriba.
Imagino que no es lo que pretendía, pero dio la sensación de que Karl se vería forzado a recibir ese ataque. Por lo demás no hay queja, no ha habido muchas acciones cerradas que digamos, pero Karl obtiene el punto por esto y por siempre añadir un "tratar de" en lugar de darlo por hecho a pesar de su superioridad en cuanto a poder.
En definitiva, Lion D. Karl es el ganador.
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