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Ya está en North blue, un buen sitio donde nadie lo conoce. El mar azul, más claro que ninguna otra agua que haya visto en sus viajes, está lleno de pequeños balandros y botes de pesca. El aroma de la sal entra en sus pulmones, y no puede evitar acordarse de Cooper. "¿Por qué no lo olvidas?", dice su cabeza. Pero el fracaso es difícil de olvidar. El cielo es claro, sin apenas nubes, y el sol radiante da al mar un aspecto más etéreo si cabe. El barco se detiene en una pequeña isla de aire cosmopolita. Alguna que otra casa, pero en general edificios de pequeños y medianos negocios, y algún que otro edificio de gran envergadura. Sin embargo, ningún edificio llega a la magnificencia del Cuartel de la Marina, que destaca tanto por tamaño como por arquitectura. "Los edificios de la marina son todos tan parecidos...". Sin embargo éste parece especial. Es mucho más grande de los pequeños edificios rodeados de un campo de entrenamiento, e incluso que los cuarteles que ha podido ver en su tierra natal de West Blue. Parece que es el cuartel central del norte, aunque eso no lo echa para atrás. Con las ropas de panadero puestas, carga con su maleta y la funda para las armas (una maleta cilíndrica plegable, llena de algodón, con cuatro hendiduras para situar las armas) que compró hace mucho tiempo ya no sabe dónde.
Comienza a avanzar por el puerto, y trata de captar cada aroma, pero sólo distingue uno. El embriagador perfume de las rosas. "Debe haber alguna floristería cerca", piensa, aunque sólo durante unos segundos, porque según se acerca más a la ciudad puede apreciar cómo en la mayoría de jardines hay plantadas rosas, de todos los colores del arco iris, pero todas dueñas de un mismo aroma. Se acerca a un jardín donde ha visto unas rosas amarillas, y arranca una. La acerca a la nariz y la huele durante largo rato. Se da cuenta de que hay una mujer observándolo desde el interior de la finca, pero en vez de escandalizarse por el pequeño hurto, sonríe, dejando ver su dentadura de porcelana. "Debe estar muy orgullosa de su jardín", piensa Caspio para sus adentros mientras la mujer no le quita de encima sus ojos verdes, espesos como la fronda, luminosos como la esmeralda. Es una mujer bella, de cabello castaño claro y cuerpo esbelto, con pecho discreto, pero igualmente hermoso. No puede evitar fijarse en que tan sólo va ataviada con un camisón de seda verde y un batín de terciopelo plateado. Él sonríe, y se aleja poco a poco, mirando por el rabillo del ojo a la joven (al menos, parece joven), que le lanza un beso. "Buscona", piensa para sí mientras se marcha, medio ofendido, medio halagado.
Camina sin entrar a la ciudad, por la calle del puerto, que se extiende más allá, hasta la costa indomada. Una playa, junto a un acantilado. Tenía pensado armar algún tipo de escándalo en la ciudad, pero el olor de las rosas lo ha transportado a una época pasada. "Yun, tú siempre llevabas perfume de rosas", piensa, intentando hablar con la Yun que vive en su cerebro enfermo. No puede asesinar en una ciudad que huele a rosas, manchar con más sangre el recuerdo de su esposa, y menos sin que alguien pague por ello. Se sienta en la playa, y arrastra arena con las sandalias para extender los pies. Sitúa la funda para armas en su costado derecho, y la maleta a su espala, y se recuesta sobre ella. Se queda ahí, semiacostado, viendo el ir y venir de las olas sobre la arena.
Comienza a avanzar por el puerto, y trata de captar cada aroma, pero sólo distingue uno. El embriagador perfume de las rosas. "Debe haber alguna floristería cerca", piensa, aunque sólo durante unos segundos, porque según se acerca más a la ciudad puede apreciar cómo en la mayoría de jardines hay plantadas rosas, de todos los colores del arco iris, pero todas dueñas de un mismo aroma. Se acerca a un jardín donde ha visto unas rosas amarillas, y arranca una. La acerca a la nariz y la huele durante largo rato. Se da cuenta de que hay una mujer observándolo desde el interior de la finca, pero en vez de escandalizarse por el pequeño hurto, sonríe, dejando ver su dentadura de porcelana. "Debe estar muy orgullosa de su jardín", piensa Caspio para sus adentros mientras la mujer no le quita de encima sus ojos verdes, espesos como la fronda, luminosos como la esmeralda. Es una mujer bella, de cabello castaño claro y cuerpo esbelto, con pecho discreto, pero igualmente hermoso. No puede evitar fijarse en que tan sólo va ataviada con un camisón de seda verde y un batín de terciopelo plateado. Él sonríe, y se aleja poco a poco, mirando por el rabillo del ojo a la joven (al menos, parece joven), que le lanza un beso. "Buscona", piensa para sí mientras se marcha, medio ofendido, medio halagado.
Camina sin entrar a la ciudad, por la calle del puerto, que se extiende más allá, hasta la costa indomada. Una playa, junto a un acantilado. Tenía pensado armar algún tipo de escándalo en la ciudad, pero el olor de las rosas lo ha transportado a una época pasada. "Yun, tú siempre llevabas perfume de rosas", piensa, intentando hablar con la Yun que vive en su cerebro enfermo. No puede asesinar en una ciudad que huele a rosas, manchar con más sangre el recuerdo de su esposa, y menos sin que alguien pague por ello. Se sienta en la playa, y arrastra arena con las sandalias para extender los pies. Sitúa la funda para armas en su costado derecho, y la maleta a su espala, y se recuesta sobre ella. Se queda ahí, semiacostado, viendo el ir y venir de las olas sobre la arena.
AlexEmpanadilla
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Alex estaba acompañando a Derian. Pese a todos los marines que había en aquella isla, el médico no se sentía intimidado. Drake se había tenido que quedar en el barco debido a su alta recompensa. Era algo normal. Pese a estar bajo el mando de un Yonkaikyo, no era buena idea abusar de la suerte. El médico había acompañado a Derian al cuartel a entregar la recompensa de un tipo buscado. Aquel tipo había sido vencido por Derian en una excavación algún tiempo atrás. El médico iba con su habitual traje de plumas negras. Tal vez pareciera algo estrambótico, pero a él le gustaba, y además nadie los miraba, seguramente por el respeto, o incluso intimidación que daba Derian. Paseaban por una calle con bastante gente en aquel momento, y el bullicio se extendía a lo largo de la avenida. En una esquina, un hombre tocaba el violín, interpretando una alegre canción.
Alex recordó al espadachín panadero. Fue un flashback, un recuerdo que pasó por su mente como una película. Se preguntó si aquel tipo aún lo recordaba. Se encogió de hombros mentalmente. Cuando había llegado al barco le había dado a Derian los restos de sangre que había conseguido, confiando en la capacidad de rastreo del vampiro. La verdad es que tampoco estaba excesivamente interesado en perseguir a aquel tipo, pero si le daba a Derian una presa que buscar, tal vez si se volvían a cruzar pudiera preguntarle el porqué de su recompensa de dos millones de berries.
- Derian, tal vez sería buena idea recoger suministros para el viaje. Drake no come precisamente poco, y el hecho es que yo tampoco. Solo para mantenernos necesitamos bastante comida. -propuso a su capitán mientras caminaban al lado de una zona de mercado de alimentos-. Es posible que encontremos algo interesante por aquí, y las reservas del barco están bajo límites en estos momentos... -sonrió levemente mientras se crujía los nudillos de la mano derecha.
Alex recordó al espadachín panadero. Fue un flashback, un recuerdo que pasó por su mente como una película. Se preguntó si aquel tipo aún lo recordaba. Se encogió de hombros mentalmente. Cuando había llegado al barco le había dado a Derian los restos de sangre que había conseguido, confiando en la capacidad de rastreo del vampiro. La verdad es que tampoco estaba excesivamente interesado en perseguir a aquel tipo, pero si le daba a Derian una presa que buscar, tal vez si se volvían a cruzar pudiera preguntarle el porqué de su recompensa de dos millones de berries.
- Derian, tal vez sería buena idea recoger suministros para el viaje. Drake no come precisamente poco, y el hecho es que yo tampoco. Solo para mantenernos necesitamos bastante comida. -propuso a su capitán mientras caminaban al lado de una zona de mercado de alimentos-. Es posible que encontremos algo interesante por aquí, y las reservas del barco están bajo límites en estos momentos... -sonrió levemente mientras se crujía los nudillos de la mano derecha.
Derian Markov
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Desde que habían entrado en la ciudad, algo molestaba a Derian. Era una especie de sentimiento de que estaba olvidándose de algo importante. Debía hacer algo pero no sabía el qué. "En fin, si no logro acordarme, preocuparme por algo que no puedo solucionar no me va a llevar a ningún lado." Tiró del cuello de la chaqueta del criminal al que llevaba consigo, arrastrándolo por el suelo, y siguió avanzando. Iba vestido con su habitual gabardina negra, su coraza de acero, sus pantalones negros con Vanator al cinto y sus pesadas botas. Para evitar asustar a los pueblerinos iba en su forma humana, en la cual su melena era negra en vez de blanca plateada y sus ojos azules.
- Derian, tal vez sería buena idea recoger suministros para el viaje. Drake no come precisamente poco, y el hecho es que yo tampoco. Solo para mantenernos necesitamos bastante comida. - dijo Alex - Es posible que encontremos algo interesante por aquí, y las reservas del barco están bajo límites en estos momentos...
- No te falta razón. Ya lo había tenido en cuenta. Por eso vamos a hablar con un viejo conocido mío. Él se encargará de llenar nuestras bodegas de carne en salazón y otros productos de larga duración.
En aquella misma zona de la ciudad había un comerciante que era el que había abastecido el barco de Derian cuando partió de Hallstat por primera vez. Este había intrigado mucho al vampiro. Era un cazador de piratas retirado que con lo ahorros para su retiro había montado un negocio con el que asegurarle un futuro a sus nietos. Habían mantenido un combate amistoso cuando se conocieron, y se había logrado la admiración y el respeto del conde con su gran habilidad. Entraron en un local particularmente grande. Cuando el tendero se acercó hacia ellos, mirando con recelo al cuerpo inerte que Derian arrastraba, este le dijo.
- No venimos a comprar al pormenor. Buscamos a Olaf por asuntos de negocios, dado que me gustaría adquirir una gran cantidad de provisiones. Decidle que el conde Markov le espera aquí. Y sobre esto - tiró del criminal hacia arriba, el cual soltó un gemido sin despertar - es un criminal al que llevo al cuartel. No tenéis nada que temer.
El hombre cerró la boca, algo anonadado por el torrente de información que acababan de soltarle. No parecía tener muy claro qué decir. Finalmente optó por una torpe inclinación de cabeza y salir corriendo hacia la trastienda. Apenas tuvieron que esperar un par de minutos hasta que un hombre muy alto ancho de hombros y con el pelo pincho, corto y rubio platino salió por la puerta en la que había entrado el tendero. Este tenía los ojos verdes y un imponente mostacho. Al ver a Derian, sonrió y dijo con un fuerte acento norteño:
- Así que has vuelto, colmillitos. Me preguntaba si volvería a verte entero.
Derian sonrió, algo extraño en él, tanto en esa clase de situaciones como por le hecho de que normalmente detestaba que le hablasen así.
- No soy fácil de matar, viejo loco.
Olaf se rió a carcajadas con una voz grave y potente.
- Supongo que vienes a buscar lo de siempre. Agilicemos, ya sabes mis precios y mi forma de trabajar. ¿De cuánto hablamos?
- De lo suficiente para que unos cuarenta hombres puedan comer en cantidades apropiadas el máximo tiempo posible. Además de seis o siete botellas de tinto del North Blue para mi... - en ese momento Derian arrugó la nariz al captar un aroma. Ahora entendía todo - Está aquí - susurró a Alex.
- ¿Pasa algo, Markov? - le preguntó Olaf extrañado.
- Debo pedirte un favor, viejo loco. Cuídame a mi saco de berries por mi, debo hacer algo urgente - dijo, tirando al criminal al suelo - cuando vuelva hablaremos de cuánto te debo
Agarró a Alex y salió con urgencia del local, a paso rápido. Ahora comprendía a qué venía esa sensación. Captaba el aroma de aquel lunático que había atacado a su médico en el East Blue. Gruñó con rabia y siguió el rastro. Este salía de la ciudad, en dirección a la costa. Miró a su médico mientras sus ojos comenzaban a relucir con un brillo dorado, señal de que estaba conteniéndose para no convertirse en vampiro en mitad de la ciudad.
- Espero que esa presa tenga una buena excusa para haberte atacado, o es hombre muerto.
Se giró violentamente tras decir eso y siguió caminando en la dirección que le indicaba su fino olfato. Finalmente llegaron a una playa, donde un hombre estaba tumbado en la arena. El olor que había captado cuando Alex le dio la muestra era ahora más intenso. Se quedó parado un momento, esperando a que el médico le confirmase si aquella persona era la que buscaba.
- Derian, tal vez sería buena idea recoger suministros para el viaje. Drake no come precisamente poco, y el hecho es que yo tampoco. Solo para mantenernos necesitamos bastante comida. - dijo Alex - Es posible que encontremos algo interesante por aquí, y las reservas del barco están bajo límites en estos momentos...
- No te falta razón. Ya lo había tenido en cuenta. Por eso vamos a hablar con un viejo conocido mío. Él se encargará de llenar nuestras bodegas de carne en salazón y otros productos de larga duración.
En aquella misma zona de la ciudad había un comerciante que era el que había abastecido el barco de Derian cuando partió de Hallstat por primera vez. Este había intrigado mucho al vampiro. Era un cazador de piratas retirado que con lo ahorros para su retiro había montado un negocio con el que asegurarle un futuro a sus nietos. Habían mantenido un combate amistoso cuando se conocieron, y se había logrado la admiración y el respeto del conde con su gran habilidad. Entraron en un local particularmente grande. Cuando el tendero se acercó hacia ellos, mirando con recelo al cuerpo inerte que Derian arrastraba, este le dijo.
- No venimos a comprar al pormenor. Buscamos a Olaf por asuntos de negocios, dado que me gustaría adquirir una gran cantidad de provisiones. Decidle que el conde Markov le espera aquí. Y sobre esto - tiró del criminal hacia arriba, el cual soltó un gemido sin despertar - es un criminal al que llevo al cuartel. No tenéis nada que temer.
El hombre cerró la boca, algo anonadado por el torrente de información que acababan de soltarle. No parecía tener muy claro qué decir. Finalmente optó por una torpe inclinación de cabeza y salir corriendo hacia la trastienda. Apenas tuvieron que esperar un par de minutos hasta que un hombre muy alto ancho de hombros y con el pelo pincho, corto y rubio platino salió por la puerta en la que había entrado el tendero. Este tenía los ojos verdes y un imponente mostacho. Al ver a Derian, sonrió y dijo con un fuerte acento norteño:
- Así que has vuelto, colmillitos. Me preguntaba si volvería a verte entero.
Derian sonrió, algo extraño en él, tanto en esa clase de situaciones como por le hecho de que normalmente detestaba que le hablasen así.
- No soy fácil de matar, viejo loco.
Olaf se rió a carcajadas con una voz grave y potente.
- Supongo que vienes a buscar lo de siempre. Agilicemos, ya sabes mis precios y mi forma de trabajar. ¿De cuánto hablamos?
- De lo suficiente para que unos cuarenta hombres puedan comer en cantidades apropiadas el máximo tiempo posible. Además de seis o siete botellas de tinto del North Blue para mi... - en ese momento Derian arrugó la nariz al captar un aroma. Ahora entendía todo - Está aquí - susurró a Alex.
- ¿Pasa algo, Markov? - le preguntó Olaf extrañado.
- Debo pedirte un favor, viejo loco. Cuídame a mi saco de berries por mi, debo hacer algo urgente - dijo, tirando al criminal al suelo - cuando vuelva hablaremos de cuánto te debo
Agarró a Alex y salió con urgencia del local, a paso rápido. Ahora comprendía a qué venía esa sensación. Captaba el aroma de aquel lunático que había atacado a su médico en el East Blue. Gruñó con rabia y siguió el rastro. Este salía de la ciudad, en dirección a la costa. Miró a su médico mientras sus ojos comenzaban a relucir con un brillo dorado, señal de que estaba conteniéndose para no convertirse en vampiro en mitad de la ciudad.
- Espero que esa presa tenga una buena excusa para haberte atacado, o es hombre muerto.
Se giró violentamente tras decir eso y siguió caminando en la dirección que le indicaba su fino olfato. Finalmente llegaron a una playa, donde un hombre estaba tumbado en la arena. El olor que había captado cuando Alex le dio la muestra era ahora más intenso. Se quedó parado un momento, esperando a que el médico le confirmase si aquella persona era la que buscaba.
Mira al cielo, intentando adivinar cómo olerán las nubes. Está tan tranquilo en ese lugar, arrullado por las olas, tumbado contra sus cosas, que piensa en hacer un último viaje a West blue, recoger sus cosas y retirarse allí. "Ahí podría construir una casa, con un hermoso jardín de rosas, una panadería anexa...". En realidad no necesita la panadería, ha acumulado la suficiente riqueza de sus trabajos como para no volver a empuñar la espada, o hacerlo sin matar como objetivo. Las olas cada vez rompen más bajo, aunque sigue oyendo el roce del agua contra los granos de arena como si estuviera a su lado. Las nubes blancas, poco a poco, van tomando formas, y se juntan con algunas más oscuras, aparentando sombras. Puede ver, o eso cree, un pájaro. "No es un pájaro cualquiera", se dice. Y realmente no lo es. No está acostumbrado a verlos tan blancos, pero en el cielo está viendo la imagen deformada de un cuervo blanco. "Cooper... ¿Por qué me atormentas?". Intenta liberarse de la imagen del cielo, aunque no es fácil. Con el tiempo, el horrible pájaro se va achaparrando, y las alas van tomando una forma más recta, como... "Un murciélago". Aunque parezca raro, la imagen de un murciélago gigante planeando sobre su cara es relajante.
Pasa un poco de tiempo y el murciélago se va volando, transformándose en una masa informe según avanza. "Desearía ser nube". Se levanta un momento para desperezarse, y estira los brazos, intentando desentumecer todo el cuerpo. Respira el aire de la costa, dando una bocanada que le llena los pulmones. "A veces pienso que tomara aquella fruta fue lo peor que podía hacer. Echo de menos nadar", piensa, y se recuesta de nuevo en la arena, no sin ver a dos hombres observándolos en la lejanía. Uno de ellos, de cabello negro y gabardina también negra, con la empuñadura de una espada despuntando en la armonía monocromática del hombre. El acompañante, un hombre al que ya conoce, vestido con un traje de plumas. "¡Cuervo!". Se sobresalta un poco, pues él sigue sin parecer peligroso (de hecho, con ese traje de plumas negras parece ridículo), pero el hombre que lo acompaña sí que lo parece, y sospecha que es más peligroso aún de su apariencia. "Parece enfadado". Intenta relajar su expresión, y serenarse internamente. Tras unos segundos, le da la voz para hablar, y se dirige a la pareja que lo observa.
-¡Doctor Cooper! Hay sitio de sobra en la arena- Dice, golpeando con suavidad el suelo dorado y brillante-. A ver si hoy podemos hablar tranquilamente.
Pasa un poco de tiempo y el murciélago se va volando, transformándose en una masa informe según avanza. "Desearía ser nube". Se levanta un momento para desperezarse, y estira los brazos, intentando desentumecer todo el cuerpo. Respira el aire de la costa, dando una bocanada que le llena los pulmones. "A veces pienso que tomara aquella fruta fue lo peor que podía hacer. Echo de menos nadar", piensa, y se recuesta de nuevo en la arena, no sin ver a dos hombres observándolos en la lejanía. Uno de ellos, de cabello negro y gabardina también negra, con la empuñadura de una espada despuntando en la armonía monocromática del hombre. El acompañante, un hombre al que ya conoce, vestido con un traje de plumas. "¡Cuervo!". Se sobresalta un poco, pues él sigue sin parecer peligroso (de hecho, con ese traje de plumas negras parece ridículo), pero el hombre que lo acompaña sí que lo parece, y sospecha que es más peligroso aún de su apariencia. "Parece enfadado". Intenta relajar su expresión, y serenarse internamente. Tras unos segundos, le da la voz para hablar, y se dirige a la pareja que lo observa.
-¡Doctor Cooper! Hay sitio de sobra en la arena- Dice, golpeando con suavidad el suelo dorado y brillante-. A ver si hoy podemos hablar tranquilamente.
AlexEmpanadilla
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Alex acompañó a Derian a una tienda de suministros. Allí, un hombre con claro aspecto nórdico empezó a hablar con el conde. Mientras estaban acordando el intercambio, Derian se tensó.
- Está aquí -le murmuró al médico.
El tendero quedó extrañado ante la reacción repentina del conde, pero cuando Derian le pidió que guardara sus cosas, el hombre asintió. El conde entonces agarró a Alex con firmeza de la mano y lo sacó fuera de allí.
- Espero que esa presa tenga una buena excusa para haberte atacado, o es hombre muerto. -dijo el conde.
Alex no entendía del todo lo que estaba ocurriendo, pero cuando Derian lo llevó a la playa, y un hombre lo saludó, entendió todo de golpe:
- ¡Doctor Cooper! Hay sitio de sobra en la arena. A ver si hoy podemos hablar tranquilamente. -lo saludó el panadero asesino.
Alex observó al tipo con una mezcla al tiempo de sorpresa, odio y aversión. ¿Qué demonios hacía aquel tipo en aquel lugar? Estaba lejos de donde lo habían visto por última vez. De algún modo había logrado cruzar el Red Line. En ese momento, quiso sacar sus bombas y detonarlas todas en la cara de aquel hombre, sin embargo, sus palabras, y el hecho de que iba con Derian lo hicieron calmarse. Murmuró unas palabras al conde:
- Capitán, observemos qué tiene que decir. Tal vez descubramos por qué tenía una recompensa de dos millones de berries por mi cabeza. -esperaba que el panadero loco no se mostrase tan agresivo en esta ocasión. Dado que estaban rodeados de marines y que tenía a un Yonkaikkyo al lado, suponía que aquel hombre sabría mantener las formas, al menos momentáneamente. Despacio, se descalzó, agarró sus zapatos y empezó a caminar por la arena. El suelo estaba cálido, y los pies se le hundían ligeramente, provocándole una sensación agradable mientras se acercaba al asesino a sueldo. Una vez llegó a su lado, aun en pie, lo miró a los ojos, tratando de escrutar sus intenciones:
- Está bien... ¿quieres hablar? Habla pues. -le dijo al tiempo que se sentaba.
- Está aquí -le murmuró al médico.
El tendero quedó extrañado ante la reacción repentina del conde, pero cuando Derian le pidió que guardara sus cosas, el hombre asintió. El conde entonces agarró a Alex con firmeza de la mano y lo sacó fuera de allí.
- Espero que esa presa tenga una buena excusa para haberte atacado, o es hombre muerto. -dijo el conde.
Alex no entendía del todo lo que estaba ocurriendo, pero cuando Derian lo llevó a la playa, y un hombre lo saludó, entendió todo de golpe:
- ¡Doctor Cooper! Hay sitio de sobra en la arena. A ver si hoy podemos hablar tranquilamente. -lo saludó el panadero asesino.
Alex observó al tipo con una mezcla al tiempo de sorpresa, odio y aversión. ¿Qué demonios hacía aquel tipo en aquel lugar? Estaba lejos de donde lo habían visto por última vez. De algún modo había logrado cruzar el Red Line. En ese momento, quiso sacar sus bombas y detonarlas todas en la cara de aquel hombre, sin embargo, sus palabras, y el hecho de que iba con Derian lo hicieron calmarse. Murmuró unas palabras al conde:
- Capitán, observemos qué tiene que decir. Tal vez descubramos por qué tenía una recompensa de dos millones de berries por mi cabeza. -esperaba que el panadero loco no se mostrase tan agresivo en esta ocasión. Dado que estaban rodeados de marines y que tenía a un Yonkaikkyo al lado, suponía que aquel hombre sabría mantener las formas, al menos momentáneamente. Despacio, se descalzó, agarró sus zapatos y empezó a caminar por la arena. El suelo estaba cálido, y los pies se le hundían ligeramente, provocándole una sensación agradable mientras se acercaba al asesino a sueldo. Una vez llegó a su lado, aun en pie, lo miró a los ojos, tratando de escrutar sus intenciones:
- Está bien... ¿quieres hablar? Habla pues. -le dijo al tiempo que se sentaba.
Derian Markov
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Derian iba a desenvainar a Vanator y decapitar a aquel desgraciado ahí mismo, pero su reacción lo dejó un poco descolocado. Este llamó a Alex amigablemente y lo invitó a sentarse a su lado. Alex le pidió que le dejase hablar, y el vampiro soltó la empuñadura de la espada. Sin embargo su mano quedó reposando sobre el pulido pomo de hierro. Se acercó junto con Alex. Este se sentó y le dijo que hablase. Pero para el conde eso no era suficiente.
- Que sepas que te he concedido el lujo de hablar por petición de Alex, pero estás en un buen lío. Soy el yonkaikyo Derian Markov, y el doctor Cooper es el médico de mi tripulación. Tocarle a él significa tocarme a mi.
Derian le dirigió una mirada fría y rabiosa. Se cruzó de brazos y le observó sin disimular su hostilidad. El hombre parecía un auténtico trastornado. Algo en su mirada y en su actitud se lo decía. Ese tipo no estaba bien de la cabeza. "Desde luego hay que estar bastante mal para atreverse a molestarme." Pensó, con su habitual ego. Al igual que antes, sus ojos azules seguían resplandeciendo con su suave brillo dorado. Tenía bastante sed, y si tenía la ocasión devoraría a aquel hombre.
- Que sepas que te he concedido el lujo de hablar por petición de Alex, pero estás en un buen lío. Soy el yonkaikyo Derian Markov, y el doctor Cooper es el médico de mi tripulación. Tocarle a él significa tocarme a mi.
Derian le dirigió una mirada fría y rabiosa. Se cruzó de brazos y le observó sin disimular su hostilidad. El hombre parecía un auténtico trastornado. Algo en su mirada y en su actitud se lo decía. Ese tipo no estaba bien de la cabeza. "Desde luego hay que estar bastante mal para atreverse a molestarme." Pensó, con su habitual ego. Al igual que antes, sus ojos azules seguían resplandeciendo con su suave brillo dorado. Tenía bastante sed, y si tenía la ocasión devoraría a aquel hombre.
"¿Un yonkaikyo?¿En serio?", piensa, mientras observa al hombre, que sujeta su arma, preparado para desenvainar. El cabello negro está ligeramente erizado, y sus ojos azules brillan con un tenue resplandor dorado, aunque no tarda mucho en cruzarse de brazos, alejando su mano del arma. Sabe que no es algo normal, aunque bien podría ser el sol en su pálida cara. Mira de nuevo al cielo, y permanece callado un buen rato, con Cooper sentado a su lado, como buenos amigos. "Un yonkai...". En su mente resuena el pensamiento varias veces, mientras trata de evaluar el peligro. "Más bien poco. Esta vez sé a qué me enfrento", piensa, con su soberbia desatada. Piensa en los marines que intentaron detenerlo en el puerto en aquella isla del East blue, y en su fatal destino. "Un cazador del gobierno. Alguien sabía esto, quería que te apresaran", le dice su mente, enmascarada otra vez bajo la voz de Yun. Mira de nuevo al cazador,que se mantiene impasible, y a Cooper, sentado a su lado, pero no tranquilo, precisamente.
-En fin, doctor, no sé si recuerdas nuestra última conversación. No cuando intentaste gasearme, sino en la taberna- Recuerda aquel día, un cuchillo clavado en la mesa y un plato roto-. Tal vez fui un poco brusco, te pido disculpas- mira hacia Markov-. Pero no lo hago por tu perro, sino porque las formas no fueron las adecuadas. Yo en principio no intentaba matarte, sólo obtener información, pero te pusiste agresivo.
Pone su maleta sobre las piernas, y la abre del revés. Saca la capa y hurga entre los bolsillos, sabiendo que ante cualquier hostilidad sólo necesita fundirse. Saca un papel, partido en dos trozos, uno de ellos lleno de polvo y machacado. Lo mira detenidamente, y lo deja en el suelo, con la imagen del cuervo bocaabajo. Saca también un bollo, horneado por la mañana en el barco, y recoge de nuevo su capa, la guarda y cierra la maleta, devolviéndola a su posición anterior. Saca su cuchillo de hueso del bolsillo, perfectamente afilado, y tan pulido que su color blanquecino se oculta tras un brillo dorado y ardiente. Lo tira a unos pocos metros de distancia, levantando polvo de arena y quedando clavada en ella. Alcanza los dos fragmentos, pero no se los deja ver todavía.
-¿Ves el sol? Está ahí, dominándolo todo sin ni siquiera acercarse- Hace una pausa, dándole un bocado al bollo-. Si decidiera apagarse, se helarían los océanos, los árboles morirían y nosotros con ellos. Quizá parezca raro hablando de esto con dos personas que desean matarme, pero la verdad es que no me suscitáis ningún otro interés- Miente, aunque espera que ellos no lo noten. Deja que el silencio inunde su cabeza-. Excepto, quizás, que me expliquéis quién puede querer matar a Alex- Dirige miradas alternativas a ambos, y sigue hablando-. O quien, que sabiendo que iba a pasar por esa isla, quisiera tenderme una trampa a mí- Termina, extendiendo la mano con el papel hacia Cooper.
-En fin, doctor, no sé si recuerdas nuestra última conversación. No cuando intentaste gasearme, sino en la taberna- Recuerda aquel día, un cuchillo clavado en la mesa y un plato roto-. Tal vez fui un poco brusco, te pido disculpas- mira hacia Markov-. Pero no lo hago por tu perro, sino porque las formas no fueron las adecuadas. Yo en principio no intentaba matarte, sólo obtener información, pero te pusiste agresivo.
Pone su maleta sobre las piernas, y la abre del revés. Saca la capa y hurga entre los bolsillos, sabiendo que ante cualquier hostilidad sólo necesita fundirse. Saca un papel, partido en dos trozos, uno de ellos lleno de polvo y machacado. Lo mira detenidamente, y lo deja en el suelo, con la imagen del cuervo bocaabajo. Saca también un bollo, horneado por la mañana en el barco, y recoge de nuevo su capa, la guarda y cierra la maleta, devolviéndola a su posición anterior. Saca su cuchillo de hueso del bolsillo, perfectamente afilado, y tan pulido que su color blanquecino se oculta tras un brillo dorado y ardiente. Lo tira a unos pocos metros de distancia, levantando polvo de arena y quedando clavada en ella. Alcanza los dos fragmentos, pero no se los deja ver todavía.
-¿Ves el sol? Está ahí, dominándolo todo sin ni siquiera acercarse- Hace una pausa, dándole un bocado al bollo-. Si decidiera apagarse, se helarían los océanos, los árboles morirían y nosotros con ellos. Quizá parezca raro hablando de esto con dos personas que desean matarme, pero la verdad es que no me suscitáis ningún otro interés- Miente, aunque espera que ellos no lo noten. Deja que el silencio inunde su cabeza-. Excepto, quizás, que me expliquéis quién puede querer matar a Alex- Dirige miradas alternativas a ambos, y sigue hablando-. O quien, que sabiendo que iba a pasar por esa isla, quisiera tenderme una trampa a mí- Termina, extendiendo la mano con el papel hacia Cooper.
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Alex recordaba bien la primera conversación que habían tenido. En la taberna. Él se le había acercado y le había dado un bollo. Y Alex lo había aceptado de buena gana. Parecía un tipo agradable. Pero entonces su actitud había cambiado. Se había puesto serio de pronto y había sacado un cuchillo de hueso. Le había preguntado por qué su cabeza valía dos millones de berries. El médico, sintiéndose amenazado, había decidido huir. Y para ello había provocado un poco el caos. Le había lanzado una pequeña bomba de litio a la cara para asustarlo y poder escapar.
Entonces el panadero loco dijo:
- ¿Ves el sol? Está ahí, dominándolo todo sin ni siquiera acercarse. Si decidiera apagarse, se helarían los océanos, los árboles morirían y nosotros con ellos. Quizá parezca raro hablando de esto con dos personas que desean matarme, pero la verdad es que no me suscitáis ningún otro interés. Excepto, quizás, que me expliquéis quién puede querer matar a Alex. O quien, que sabiendo que iba a pasar por esa isla, quisiera tenderme una trampa a mí -en ese momento le tendió una mano a Alex. El médico dudó en si aceptarla. Pero tenía a Derian al lado. Si las cosas se ponían feas sabía que podía confiar en su capitán. De todos modos, también sabía que aquel tipo era un usuario, seguramente un logia. Se lo había dicho a Derian cuando le había dado la sangre en el East Blue, y sabía que el vampiro estaba al tanto. Miró al vampiro por el rabillo del ojo y aceptó la mano del espadachín de los bollos.
- No tengo ni idea de quien podría querer acabar conmigo, no creo haber tenido enemigos en mi vida. Y por otro lado, tampoco sé nada de ti como para saber si alguien querría tomar venganza contra tu persona -le escrutó los ojos, en busca de algo, cualquier señal, un tic extraño o cualquier cosa que desentonara-. De todos modos, tampoco me interesas tú. Tan solo sé que alguien quiere mi cabeza y está dispuesto a pagar bastante dinero por ello.
Alex observó entonces el mar ante ellos. Un par de buques de la marina navegaban ante sus ojos. Tras ellos, la gente paseaba tranquilamente por el paseo marítimo de la ciudad. Era un día apacible, sin duda.
Entonces el panadero loco dijo:
- ¿Ves el sol? Está ahí, dominándolo todo sin ni siquiera acercarse. Si decidiera apagarse, se helarían los océanos, los árboles morirían y nosotros con ellos. Quizá parezca raro hablando de esto con dos personas que desean matarme, pero la verdad es que no me suscitáis ningún otro interés. Excepto, quizás, que me expliquéis quién puede querer matar a Alex. O quien, que sabiendo que iba a pasar por esa isla, quisiera tenderme una trampa a mí -en ese momento le tendió una mano a Alex. El médico dudó en si aceptarla. Pero tenía a Derian al lado. Si las cosas se ponían feas sabía que podía confiar en su capitán. De todos modos, también sabía que aquel tipo era un usuario, seguramente un logia. Se lo había dicho a Derian cuando le había dado la sangre en el East Blue, y sabía que el vampiro estaba al tanto. Miró al vampiro por el rabillo del ojo y aceptó la mano del espadachín de los bollos.
- No tengo ni idea de quien podría querer acabar conmigo, no creo haber tenido enemigos en mi vida. Y por otro lado, tampoco sé nada de ti como para saber si alguien querría tomar venganza contra tu persona -le escrutó los ojos, en busca de algo, cualquier señal, un tic extraño o cualquier cosa que desentonara-. De todos modos, tampoco me interesas tú. Tan solo sé que alguien quiere mi cabeza y está dispuesto a pagar bastante dinero por ello.
Alex observó entonces el mar ante ellos. Un par de buques de la marina navegaban ante sus ojos. Tras ellos, la gente paseaba tranquilamente por el paseo marítimo de la ciudad. Era un día apacible, sin duda.
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Derian observó la escena con sus fríos ojos azules clavados en el panadero. Si Alex había decidido dejarlo pasar, por él estaba bien. Era decisión del doctor y no suya, y él la respetaba. Pero no iba a dejar estar sin más el hecho de que le había llamado perro, y las miradas despreciativas que le había visto. Parecía que por el mero hecho de ser logia se creía intocable. Pero sin embargo tenía un arma que podía servirle si se le ocurría ponerse chulo. Vanator tenía el poder de absorber la energía vital de sus enemigos tocándolos. Aunque su espada le atravesase, lo debilitaría.
- Como te ha dicho Alex, no sabemos quién ha podido hacer esto. Sin embargo - dijo con su voz suave, fría y en un tono peligrosamente agresivo - no voy a tolerar que te dirijas a mi con esas palabras, escoria. Si tan fuerte te crees, demuéstralo con actos como un cazador, y no con bravuconadas.
De repente sus ojos azules se volvieron dorados. Su piel se hizo incluso más pálida, y su pelo pasó de ser negro a blanco plateado. Siseó, mostrando sus dientes. Ahora se le habían alargado y afilado los colmillos, como los de un vampiro. Desenvainó a Vanator en un fluido movimiento y apuntó con ella hacia el asesino. De repente la espada comenzó a disminuir de tamaño, pasando de una espada bastarda a una considerablemente más pequeña, con grabados en la hoja. El filo trazaba curvas, haciendo una serie de entrantes y salientes en la hoja.
- ¿Tienes agallas pues a luchar con honor como cazadores o eres una mera presa?
- Como te ha dicho Alex, no sabemos quién ha podido hacer esto. Sin embargo - dijo con su voz suave, fría y en un tono peligrosamente agresivo - no voy a tolerar que te dirijas a mi con esas palabras, escoria. Si tan fuerte te crees, demuéstralo con actos como un cazador, y no con bravuconadas.
De repente sus ojos azules se volvieron dorados. Su piel se hizo incluso más pálida, y su pelo pasó de ser negro a blanco plateado. Siseó, mostrando sus dientes. Ahora se le habían alargado y afilado los colmillos, como los de un vampiro. Desenvainó a Vanator en un fluido movimiento y apuntó con ella hacia el asesino. De repente la espada comenzó a disminuir de tamaño, pasando de una espada bastarda a una considerablemente más pequeña, con grabados en la hoja. El filo trazaba curvas, haciendo una serie de entrantes y salientes en la hoja.
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Drake se encontraba en la cubierta del bardo de Derian. No había ido al cuartel debido a su alta recompensa, ahora estaba en parte a salvo pero un tipo con una paga de 151.130.000 por su cabeza era muy tentador. De todas formas, no podrían detener el castaño fácilmente, el poder y la fuerza que ya poseía era enorme. Su mirada ahora estaba fija en el ancho mar. Parecía estar pensando en algo, seguramente en cómo mejorar sus habilidades. Pese a lo fuerte que ya era, quería seguir entrenando y mejorando, por ese motivo ahora había planeado buscar a los demás. Le daba igual que estos estuvieran en el cuartel o no, no se fiaba mucho de los de la marina y su maestro estaba allí. Sin pensárselo se dirigió a su camarote, no cogió nada de nada. Al contrario, dejó sobre la cama su guadaña negra. Los guanteletes, los llevaba en la cintura, fueron sus primeras armas y no iba a deshacerse de ellas. Tras dejar la guadaña abandonó el camarote para dirigirse de nuevo a cubierta.
- Voy a buscar al médico y a Lord Derian. Volveré luego, vigilad el barco.
Dijo a uno de los hombres de su jefe, que estaba apoyado en la borda, este asintió tranquilamente. De esta forma el guardaespaldas tenía vía libre para dirigirse al cuartel. Pegó un silbido y un Husky adulto corrió hasta llegar hasta él, Drake le acarició sonriendo de lado. Liberó uno de los botes echándolo al agua para después saltar sobre él junto al perro. Con calma comenzó a remar hacia el cuartel, de repente sus ojos se fijaron en que había gente en la playa, su olfato no fallaba, allí había tres personas que conocía. Cambió el rumbo y se dirigió a la playa, una era el olor de su maestro y de Alex. La otra le sonaba de una pelea que tuvo en los pantanos. Cuando estaba más cerca pudo confirmarlo, eran los tres que pensaba. Dejó el bote en la arena encallado y empezó a caminar hacia ellos de forma calmada, pudo ver como su maestro estaba tomando su forma de vampiro. Esperaba que no hubiese problemas, parecía que el ambiente estaba algo revuelto.
El chico iba sin camiseta como de costumbre, así mostraba su poderoso cuerpo que cada día mejoraba. Su ojo izquierdo estaba cerrado y tenía una cicatriz en este, a veces le molestaba llevarlo abierto y por eso ahora lo tenía cerrado. Su ojo derecho estaba abierto totalmente y lo llevaba en un tono dorado intenso y algo tétrico. Sus pantalones negros largos y sus botas negras, sus guanteletes atados en la cintura. El Husky el cual había llamado Puchi, estaba a su lado. Había crecido bastante desde que lo encontró siendo una cría. El castaño colocó su mano en la cabeza del animal rascándole despacio mientras observaba mostrando sus dientes afilados con una media sonrisa. Hizo una pequeña reverencia a su maestro y después se quedó mirando a los demás con una mirada sádica y terrorífica.
- Creía que estabais en el cuartel, pero bueno, mejor para mí. Noto el ambiente muy tenso.
- Voy a buscar al médico y a Lord Derian. Volveré luego, vigilad el barco.
Dijo a uno de los hombres de su jefe, que estaba apoyado en la borda, este asintió tranquilamente. De esta forma el guardaespaldas tenía vía libre para dirigirse al cuartel. Pegó un silbido y un Husky adulto corrió hasta llegar hasta él, Drake le acarició sonriendo de lado. Liberó uno de los botes echándolo al agua para después saltar sobre él junto al perro. Con calma comenzó a remar hacia el cuartel, de repente sus ojos se fijaron en que había gente en la playa, su olfato no fallaba, allí había tres personas que conocía. Cambió el rumbo y se dirigió a la playa, una era el olor de su maestro y de Alex. La otra le sonaba de una pelea que tuvo en los pantanos. Cuando estaba más cerca pudo confirmarlo, eran los tres que pensaba. Dejó el bote en la arena encallado y empezó a caminar hacia ellos de forma calmada, pudo ver como su maestro estaba tomando su forma de vampiro. Esperaba que no hubiese problemas, parecía que el ambiente estaba algo revuelto.
El chico iba sin camiseta como de costumbre, así mostraba su poderoso cuerpo que cada día mejoraba. Su ojo izquierdo estaba cerrado y tenía una cicatriz en este, a veces le molestaba llevarlo abierto y por eso ahora lo tenía cerrado. Su ojo derecho estaba abierto totalmente y lo llevaba en un tono dorado intenso y algo tétrico. Sus pantalones negros largos y sus botas negras, sus guanteletes atados en la cintura. El Husky el cual había llamado Puchi, estaba a su lado. Había crecido bastante desde que lo encontró siendo una cría. El castaño colocó su mano en la cabeza del animal rascándole despacio mientras observaba mostrando sus dientes afilados con una media sonrisa. Hizo una pequeña reverencia a su maestro y después se quedó mirando a los demás con una mirada sádica y terrorífica.
- Creía que estabais en el cuartel, pero bueno, mejor para mí. Noto el ambiente muy tenso.
El yonkaikyo vuelve su pelo blanco, y sus ojos brillan con resplandor dorado. Las palabras de Caspio parecen haber hendido el orgullo del cazador, y desenvaina una maravillosa bastarda, que poco a poco, se torna un mero filo corto. Lo observa un momento, y nota que sus dientes se han tornado colmillos, e indudablemente los enseña para tratar de intimidarlo. "Conmigo no funcionan esos truquitos", piensa. Los dientes no le dan miedo, aunque el arma lo escama.
- ¿Tienes agallas pues a luchar con honor como cazadores o eres una mera presa?
"¿Presa? Yo sólo vine aquí a ver mundo", dice su mente, mientras sus ojos miran sin pestañear al extraño ser. "Es usuario..." le susurra al oído Yun desde el fondo de su conciencia, y lleva razón. Se ha transformado en un ser muy similar a un humano, pero no cabe duda de que no es de este mundo. Ojos dorados, pero oscuros como la noche sin luna, y un cabello blanco que ondea al viento, pero sin brisa. "¿Qué aberración del diablo eres, cazador?" piensa, intentando decírselo con la mirada, pero acaba relajando el rostro.
-Tengo bollos, si quieres- Le dice, dedicándole una sonrisa burlona-. Y agallas, en cierto modo también, lo que no tengo es interés. Si quieres darme con ese punzón tan adorable adelante, pero es una deshonra para cualquiera atacar a un oponente desarmado- Ahora va a hacerle daño-. Incluso para ti, colmillitos.
Mira de nuevo al mar, y adopta una posición más relajada, esperando algún tipo de imprudencia por parte del extraño animal, pero lo que ve es un bote acercándose a la orilla. Va con calma, pero cada remada parece hacer retroceder las olas. La pequeña embarcación encalla sobre la playa, y de él sale un perro, acompañado por un lobo. Drake "la bestia", un enorme muchacho que ya conoce de algún tiempo atrás. Se toca el hombro y nota la cicatriz en forma de cruz que le dejó el guantelete punzón del chico, el cual lleva amarrado al cinturón. Parece más titánico que la última vez que lo vio, aunque él también ha aprendido algunas cosas.
-Creía que estabais en el cuartel, pero bueno, mejor para mí. Noto el ambiente muy tenso.
Caspio se levanta y va hacia él. De camino recoge su cuchillo de hueso, y lo observa un segundo. No tiene un sólo grano de arena, y eso lo hace pensar en las veces que lo ha usado. La sangre tampoco se pega a él, ni nada que él haya visto. Lo guarda en el bolsillo y sigue hacia él. Se para delante, y aunque es más bajo que Caspio, se nota imponente. Sus ojos brillan con un tono dorado y sonríe en una mueca tétrica. "Y ya son tres..." dice su cabeza, de nuevo enmascarada bajo la voz de Yun. "¿Por qué cada minuto que pasa siento que el berenjenal es más grande?". Ha dejado sus cosas con los otros dos, y aunque no confía en ellos, está seguro de que no le intentarán robar. Los buques de la Marina siguen surcando el mar, y lo ponen nervioso. Mira de nuevo a Drake y le extiende la mano.
-Espero que hoy no vengas a jugar. Aún me duele todo el cuerpo.
- ¿Tienes agallas pues a luchar con honor como cazadores o eres una mera presa?
"¿Presa? Yo sólo vine aquí a ver mundo", dice su mente, mientras sus ojos miran sin pestañear al extraño ser. "Es usuario..." le susurra al oído Yun desde el fondo de su conciencia, y lleva razón. Se ha transformado en un ser muy similar a un humano, pero no cabe duda de que no es de este mundo. Ojos dorados, pero oscuros como la noche sin luna, y un cabello blanco que ondea al viento, pero sin brisa. "¿Qué aberración del diablo eres, cazador?" piensa, intentando decírselo con la mirada, pero acaba relajando el rostro.
-Tengo bollos, si quieres- Le dice, dedicándole una sonrisa burlona-. Y agallas, en cierto modo también, lo que no tengo es interés. Si quieres darme con ese punzón tan adorable adelante, pero es una deshonra para cualquiera atacar a un oponente desarmado- Ahora va a hacerle daño-. Incluso para ti, colmillitos.
Mira de nuevo al mar, y adopta una posición más relajada, esperando algún tipo de imprudencia por parte del extraño animal, pero lo que ve es un bote acercándose a la orilla. Va con calma, pero cada remada parece hacer retroceder las olas. La pequeña embarcación encalla sobre la playa, y de él sale un perro, acompañado por un lobo. Drake "la bestia", un enorme muchacho que ya conoce de algún tiempo atrás. Se toca el hombro y nota la cicatriz en forma de cruz que le dejó el guantelete punzón del chico, el cual lleva amarrado al cinturón. Parece más titánico que la última vez que lo vio, aunque él también ha aprendido algunas cosas.
-Creía que estabais en el cuartel, pero bueno, mejor para mí. Noto el ambiente muy tenso.
Caspio se levanta y va hacia él. De camino recoge su cuchillo de hueso, y lo observa un segundo. No tiene un sólo grano de arena, y eso lo hace pensar en las veces que lo ha usado. La sangre tampoco se pega a él, ni nada que él haya visto. Lo guarda en el bolsillo y sigue hacia él. Se para delante, y aunque es más bajo que Caspio, se nota imponente. Sus ojos brillan con un tono dorado y sonríe en una mueca tétrica. "Y ya son tres..." dice su cabeza, de nuevo enmascarada bajo la voz de Yun. "¿Por qué cada minuto que pasa siento que el berenjenal es más grande?". Ha dejado sus cosas con los otros dos, y aunque no confía en ellos, está seguro de que no le intentarán robar. Los buques de la Marina siguen surcando el mar, y lo ponen nervioso. Mira de nuevo a Drake y le extiende la mano.
-Espero que hoy no vengas a jugar. Aún me duele todo el cuerpo.
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- Como te ha dicho Alex, no sabemos quién ha podido hacer esto. Sin embargo no voy a tolerar que te dirijas a mi con esas palabras, escoria. Si tan fuerte te crees, demuéstralo con actos como un cazador, y no con bravuconadas -respondió Derian con una voz fría, justo en el momento en el que empezaba a transformarse en su forma de vampiro. Sacó su espada, que encogió de tamaño en su mano hasta volverse del tamaño de una espada corta-. ¿Tienes agallas pues a luchar con honor como cazadores o eres una mera presa?
El tipo de los bollos lo observó a Derian. No parecía en exceso impresionado. Relajó el rostro y dijo con voz calmada:
- Tengo bollos, si quieres. Y agallas, en cierto modo también, lo que no tengo es interés. Si quieres darme con ese punzón tan adorable adelante, pero es una deshonra para cualquiera atacar a un oponente desarmado. Incluso para ti, colmillitos.
- Creía que estabais en el cuartel, pero bueno, mejor para mí. Noto el ambiente muy tenso. -esa voz era de Drake, quien acababa de llegar a la playa, remando en un bote de remos con su peculiar estilo. Alex lo observó mientras se acercaba a ellos. En ese momento, el panadero se levantó y recogió su cuchillo de la arena. Miró a Drake y le dijo unas palabras que el médico no pudo oír. Alex observó al guardaespaldas unos segundos. Luego le sonrió y le hizo un gesto con la mano a modo de saludo.
- Vaya Drake, no esperaba verte por aquí. Y sí. Parece que sí que hay un poco de tensión -observó a Derian, queriendo ver su reacción tras la serie de insultos que le había dicho el tipo de los bollos. Dio un par de pasos hacia un lado, y le dijo-. Esto ya no es asunto mío, capitán... Si sientes que has sido herido en tu orgullo, yo no me interpondré más. -observó al tío de los bollos frente a ellos, al lado de Drake.
El tipo de los bollos lo observó a Derian. No parecía en exceso impresionado. Relajó el rostro y dijo con voz calmada:
- Tengo bollos, si quieres. Y agallas, en cierto modo también, lo que no tengo es interés. Si quieres darme con ese punzón tan adorable adelante, pero es una deshonra para cualquiera atacar a un oponente desarmado. Incluso para ti, colmillitos.
- Creía que estabais en el cuartel, pero bueno, mejor para mí. Noto el ambiente muy tenso. -esa voz era de Drake, quien acababa de llegar a la playa, remando en un bote de remos con su peculiar estilo. Alex lo observó mientras se acercaba a ellos. En ese momento, el panadero se levantó y recogió su cuchillo de la arena. Miró a Drake y le dijo unas palabras que el médico no pudo oír. Alex observó al guardaespaldas unos segundos. Luego le sonrió y le hizo un gesto con la mano a modo de saludo.
- Vaya Drake, no esperaba verte por aquí. Y sí. Parece que sí que hay un poco de tensión -observó a Derian, queriendo ver su reacción tras la serie de insultos que le había dicho el tipo de los bollos. Dio un par de pasos hacia un lado, y le dijo-. Esto ya no es asunto mío, capitán... Si sientes que has sido herido en tu orgullo, yo no me interpondré más. -observó al tío de los bollos frente a ellos, al lado de Drake.
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Derian no prestó demasiada atención a Drake. Se limitó a hacerle un leve gesto con la cabeza para indicarle que le había visto y a modo de saludo. Centró en cambio toda su atención en Nat, evaluándolo. Tenía agallas, y Derian apreciaba aquello. Sin embargo le había ofendido y como cazador no iba a dejar aquello sin resolver, más aun poruqe le había dado la espalda e ignorado. Pero eso no cambiaba un asunto: ahora estaba bastante interesado en aquel extraño panadero. O era un idiota por hablarle así, o tenía la moral demasiado alta. ¿O podía ser que simplemente tuviese carácter fuerte, de cazador? De así serlo, merecería el respeto del vampiro. En todo caso lo pondría a prueba. Tenía carta blanca por parte de Alex, así que todo estaba bien.
- ¿Deshonra? - dijo en un tono de voz bajo pero lo suficientemente alto para que le escuchase desde donde estaba - No hay deshonra ninguna. Te he avisado previamente de que te iba a atacar, y has tenido tu oportunidad de defenderte. Bastante he hecho que te he tratado de igual a igual dejándote defenderte en lugar de pillarte desprevenido.
Alzó la espada y se puso en una pose de esgrima extraña. Se quedó quieto un momento, mientras el sol destellaba sobre su espada. Aunque fuese de día y sus poderes estuviesen mermados (de hecho se sentía ligeramente debilitado y mareado, aunque lo mantenía totalmente oculto) seguía teniendo un enorme potencial. El arma apuntó hacia la espalda del joven asesino, mientras Derian clavaba su mirada en este. No le cabía duda de que Nat se creería invulnerable como muchos logias, pero su espada tenía el poder de minar la energía vital de los que tocaban su filo. Aunque no le dañase físicamente, le debilitaría. Repentinamente corrió hacia delante llegando hasta él en un suspiro, lanzándole una estocada al costado.
- ¡No des la espalda a alguien que te ha desafiado!.
Desafío del esgrimista [AMF] [Succión de energía]
- ¿Deshonra? - dijo en un tono de voz bajo pero lo suficientemente alto para que le escuchase desde donde estaba - No hay deshonra ninguna. Te he avisado previamente de que te iba a atacar, y has tenido tu oportunidad de defenderte. Bastante he hecho que te he tratado de igual a igual dejándote defenderte en lugar de pillarte desprevenido.
Alzó la espada y se puso en una pose de esgrima extraña. Se quedó quieto un momento, mientras el sol destellaba sobre su espada. Aunque fuese de día y sus poderes estuviesen mermados (de hecho se sentía ligeramente debilitado y mareado, aunque lo mantenía totalmente oculto) seguía teniendo un enorme potencial. El arma apuntó hacia la espalda del joven asesino, mientras Derian clavaba su mirada en este. No le cabía duda de que Nat se creería invulnerable como muchos logias, pero su espada tenía el poder de minar la energía vital de los que tocaban su filo. Aunque no le dañase físicamente, le debilitaría. Repentinamente corrió hacia delante llegando hasta él en un suspiro, lanzándole una estocada al costado.
- ¡No des la espalda a alguien que te ha desafiado!.
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La mirada del chico lobo seguía fija en los suyos, sabía que todo estaba bastante movidito por las miradas que aquellos tres tenían. De repente el tío de los pantanos se le acercó diciéndole que esperaba que no buscara jugar, que estaba aún tocado. Este negó de forma tranquila pues había ido hasta allí por aburrimiento, después se le acercó el médico afirmando que si había un ambiente tenso. No sabía el motivo de todo, pero si con Derian allí algo andaba mal debía ser algo chungo, el vampiro era poderoso y el castaño sabía eso muy bien. Además el médico también tenía un gran talento para el combate, el último también sabía pelear y encima era un usuario del tipo logia. Drake podía tocarle gracias a su haki de armadura pero no sabía si los otros dos podrían hacerlo. Mientras pegaba un suspiro, el chico notó como su maestro le saludaba con un simple gesto con la cabeza, a lo que este respondió con otro sonriéndole en todo momento.
De repente los ojos del chico lobo brillaron intensamente abriéndose el de la cicatriz, Derian había sacado su arma y ahora atacaba al loco de los pantanos. Drake estaba al lado y no quería recibir un golpe y menos uno del que no se pudiera defender pues nunca levantaría la mano contra su maestro. Saltó hacia atrás para evitar algún posible daño, sabía que el golpe no iba para él pero de todas formas era bueno alejarse y no arriesgarse.
- ¿! Pero que!?
El chico rodó por el suelo de forma tranquila esperando a ver lo que pasaba, no entendía porque aquellos dos se atacaban. No había tratado de coger a Alex pues sabía de sobre que este podría salir de ahí sin problema alguno. Ahora mismo observaba el arma de su maestro, estaba impresionado por el ágil movimiento que había realizado el vampiro y ahora se preguntaba que pasaría. Tal vez el hombre de los pantanos lo esquivaría o sería empalado. Todo estaba por decidir. En caso de peligro el castaño ya estaba listo para usar su forma Berserker. Poco a poco su rostro se volvía una sonrisa sádica que observaba el combate con ganas. ´´No salgas… cabrón quédate dentro´´ decía para sí mismo refiriéndose a su parte maligna que quería meterse en aquella pelea. No podía dejar Salir su lado malo allí o se largaría al cuartel a matar gente y eso era malo para su líder. Empezó a sudar un poco debido a su enfermedad y dirigió la mirada al médico mientras suspiraba.
- Alex… dime que tienes por ahí una botella de y algunas rumble.
La botella era para beber y despejarse echándosela en la cabeza. Y las rumbles pues si había suerte y el médico tenía pues para guardarlas para futuras batallas pues ya había gastado cuatro y le quedaba una solamente. Negó un poco con la cabeza para después gruñir observando lo que pasaba algo más calmado desde su sitio esperando la respuesta de Alex.
De repente los ojos del chico lobo brillaron intensamente abriéndose el de la cicatriz, Derian había sacado su arma y ahora atacaba al loco de los pantanos. Drake estaba al lado y no quería recibir un golpe y menos uno del que no se pudiera defender pues nunca levantaría la mano contra su maestro. Saltó hacia atrás para evitar algún posible daño, sabía que el golpe no iba para él pero de todas formas era bueno alejarse y no arriesgarse.
- ¿! Pero que!?
El chico rodó por el suelo de forma tranquila esperando a ver lo que pasaba, no entendía porque aquellos dos se atacaban. No había tratado de coger a Alex pues sabía de sobre que este podría salir de ahí sin problema alguno. Ahora mismo observaba el arma de su maestro, estaba impresionado por el ágil movimiento que había realizado el vampiro y ahora se preguntaba que pasaría. Tal vez el hombre de los pantanos lo esquivaría o sería empalado. Todo estaba por decidir. En caso de peligro el castaño ya estaba listo para usar su forma Berserker. Poco a poco su rostro se volvía una sonrisa sádica que observaba el combate con ganas. ´´No salgas… cabrón quédate dentro´´ decía para sí mismo refiriéndose a su parte maligna que quería meterse en aquella pelea. No podía dejar Salir su lado malo allí o se largaría al cuartel a matar gente y eso era malo para su líder. Empezó a sudar un poco debido a su enfermedad y dirigió la mirada al médico mientras suspiraba.
- Alex… dime que tienes por ahí una botella de y algunas rumble.
La botella era para beber y despejarse echándosela en la cabeza. Y las rumbles pues si había suerte y el médico tenía pues para guardarlas para futuras batallas pues ya había gastado cuatro y le quedaba una solamente. Negó un poco con la cabeza para después gruñir observando lo que pasaba algo más calmado desde su sitio esperando la respuesta de Alex.
Agarra el cuchillo en el bolsillo, y se mantiene a la espera. Las palabras del ser resuenan tras él, y sabe que una estocada se aproxima. Ha herido el orgullo de un noble, y los nobles no llevan bien esas cosas. Nota un vibrar detrás de él, y puede ver el cielo desde la playa, en su charco de mercurio. También una espada atravesando el aire y a Drake medio acuclillado a unos metros. Las nubes cubren ligeramente el cielo, pero las figuras antes vistas ya son difusas, y la cúpula es azul intenso, más que antes. Se mueve unos metros y levanta su figura, ya humana de nuevo, al lado del filo. Lo observa, aún con la mano en el bolsillo, y lo recorre un escalofrío. Mira de reojo a Alex, que sigue a sus asuntos, y mira a los ojos al hombre que ha intentado atravesarlo. Se hace un paso a un lado, sin perder de vista a Derian, y saca el perfecto y blanco cuchillo de hueso, aunque no adopta ningún tipo de guardia.
-Y ahora que ya hemos roto el hielo, ¿Me podríais dejar en paz?- Hace una pausa, pues nota que su voz tiembla ligeramente-. Vine a este mar en busca de tranquilidad, me estresó suficientemente mi encuentro con el cuervo- Para otra vez, ahora más calmado-. Voy a volver a mi sitio, admirando la inmensidad del océano, y no voy a hacer nada por defenderme. Si deseas matarme hazlo, pero para de molestarme.
Dicho esto, camina hacia su maleta, y se sienta de nuevo, recostado sobre ella, al lado del médico. "¿Qué harás ahora, Markov?", piensa para sí, y se acomoda, llegando a semi tumbarse. Una bandada de pájaros cruza el horizonte, hacia otra isla, y siente que le gustaría volar. "Volar es mejor que nadar. Aunque debe de ser más cansado... Bueno, un pequeño precio a pagar por una gran habilidad". Apoya el brazo en su portaarmas, y nota cómo suena un pequeño chasquido de metal contra metal, seguramente las dagas chocando por la presión. Se quita las sandalias con un par de patadas al aire, pero caen cerca de él. Nota la arena caliente entre los dedos, y es agradable.
-Sé que te sonará raro, Alex, pero...- Hace una pausa. Medir sus palabras no está de más, pues la amenaza de Markov sigue vigente-. ¿Me ayudarías a encontrar al hombre que te quiere muerto? Puede que sea el último de mi lista- Deja de hablar unos instantes-. Lamento lo dicho, Markov. No tenía intención de ofenderte tanto. Aunque mantengo, si quieres hacer algo, es asunto tuyo...
Se acuesta, con la cabeza sobre los brazos, mirando de nuevo al cielo. Ya no hay nubes. El cielo está completamente azul...
-Y ahora que ya hemos roto el hielo, ¿Me podríais dejar en paz?- Hace una pausa, pues nota que su voz tiembla ligeramente-. Vine a este mar en busca de tranquilidad, me estresó suficientemente mi encuentro con el cuervo- Para otra vez, ahora más calmado-. Voy a volver a mi sitio, admirando la inmensidad del océano, y no voy a hacer nada por defenderme. Si deseas matarme hazlo, pero para de molestarme.
Dicho esto, camina hacia su maleta, y se sienta de nuevo, recostado sobre ella, al lado del médico. "¿Qué harás ahora, Markov?", piensa para sí, y se acomoda, llegando a semi tumbarse. Una bandada de pájaros cruza el horizonte, hacia otra isla, y siente que le gustaría volar. "Volar es mejor que nadar. Aunque debe de ser más cansado... Bueno, un pequeño precio a pagar por una gran habilidad". Apoya el brazo en su portaarmas, y nota cómo suena un pequeño chasquido de metal contra metal, seguramente las dagas chocando por la presión. Se quita las sandalias con un par de patadas al aire, pero caen cerca de él. Nota la arena caliente entre los dedos, y es agradable.
-Sé que te sonará raro, Alex, pero...- Hace una pausa. Medir sus palabras no está de más, pues la amenaza de Markov sigue vigente-. ¿Me ayudarías a encontrar al hombre que te quiere muerto? Puede que sea el último de mi lista- Deja de hablar unos instantes-. Lamento lo dicho, Markov. No tenía intención de ofenderte tanto. Aunque mantengo, si quieres hacer algo, es asunto tuyo...
Se acuesta, con la cabeza sobre los brazos, mirando de nuevo al cielo. Ya no hay nubes. El cielo está completamente azul...
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Alex se acercó a Drake mientras a su lado, Derian se dirigía a toda velocidad a por el panadero. Alex ignoró el combate y observó a Drake. El guardaespaldas era imponente a su lado, y lo hacía empequeñecer en comparación. Le pidió una botella de agua y unas Rumbles. Desde que había aprendido a hacerlas, siempre llevaba un par de ellas con él. Sin embargo no tenía agua. Tenía que acordarse de coger un poco en la tienda del nórdico. Se encogió de hombros y rebuscó en su maletín una cajita cuadrada, pequeña, donde guardaba las Rumbles. También guardaba sus píldoras de hidrógeno en otra cajita acolchada, justo al lado. Cuando la vio, no pudo evitar sonreír levemente. Abrió la caja de las Rumbles y le dio un par de ellas al guardaespaldas.
- Cuando llegue al barco haré algunas más. -dijo sonriente. Luego observó la situación de Derian. El conde estuvo a punto de atravesar con su espada al asesino, pero en el último momento, el hombre se deshizo en metal, como cuando había peleado contra él. Poco después, se materializó de nuevo y se acercó a él.
- Y ahora que ya hemos roto el hielo, ¿Me podríais dejar en paz? Vine a este mar en busca de tranquilidad, me estresó suficientemente mi encuentro con el cuervo. Voy a volver a mi sitio, admirando la inmensidad del océano, y no voy a hacer nada por defenderme. Si deseas matarme hazlo, pero para de molestarme -el tipo se recostó, apoyándose en su maletín, y se dirigió al médico-. Sé que te sonará raro, Alex, pero... ¿Me ayudarías a encontrar al hombre que te quiere muerto? Puede que sea el último de mi lista. Lamento lo dicho, Markov. No tenía intención de ofenderte tanto. Aunque mantengo, si quieres hacer algo, es asunto tuyo... -luego se quedó observando el cielo. Alex lo observó fijamente. También vio a Derian y a Drake. Pensó en la propuesta. Encontrar al que había ordenado matarlo. Era un buen plan, pero aquel tío ya había intentado matarlo en una ocasión. No podía fiarse de él. Miró fijamente a Derian, y dijo:
- No corresponde a mí decidir en última instancia el ayudarte o no, pero es cierto que ahora que sé que alguien quiere matarme tengo, como poco, curiosidad por saber quien puede ser ese desgraciado. No dudo la capacidad de Derian por encontrar un nuevo médico, dada su condición de Yonkaikyo, pero preferiría que considerara interesante la tarea de encontrar a esa persona para evitar que su actual doctor muriera.
- Cuando llegue al barco haré algunas más. -dijo sonriente. Luego observó la situación de Derian. El conde estuvo a punto de atravesar con su espada al asesino, pero en el último momento, el hombre se deshizo en metal, como cuando había peleado contra él. Poco después, se materializó de nuevo y se acercó a él.
- Y ahora que ya hemos roto el hielo, ¿Me podríais dejar en paz? Vine a este mar en busca de tranquilidad, me estresó suficientemente mi encuentro con el cuervo. Voy a volver a mi sitio, admirando la inmensidad del océano, y no voy a hacer nada por defenderme. Si deseas matarme hazlo, pero para de molestarme -el tipo se recostó, apoyándose en su maletín, y se dirigió al médico-. Sé que te sonará raro, Alex, pero... ¿Me ayudarías a encontrar al hombre que te quiere muerto? Puede que sea el último de mi lista. Lamento lo dicho, Markov. No tenía intención de ofenderte tanto. Aunque mantengo, si quieres hacer algo, es asunto tuyo... -luego se quedó observando el cielo. Alex lo observó fijamente. También vio a Derian y a Drake. Pensó en la propuesta. Encontrar al que había ordenado matarlo. Era un buen plan, pero aquel tío ya había intentado matarlo en una ocasión. No podía fiarse de él. Miró fijamente a Derian, y dijo:
- No corresponde a mí decidir en última instancia el ayudarte o no, pero es cierto que ahora que sé que alguien quiere matarme tengo, como poco, curiosidad por saber quien puede ser ese desgraciado. No dudo la capacidad de Derian por encontrar un nuevo médico, dada su condición de Yonkaikyo, pero preferiría que considerara interesante la tarea de encontrar a esa persona para evitar que su actual doctor muriera.
Derian Markov
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La espada del conde se acercó peligrosamente al cuerpo del joven asesino. Parecía que iba a darle, pero en el último momento este se deshizo en un líquido espeso y gris de color metálico, convirtiéndose en un charco. Derian se alejó un par de pasos del charco y esperó a que se rehiciese, preparado para defenderse y atacar de nuevo. Sin embargo al recomponerse, Nat comenzó a hablarle. Las palabras del chico hicieron a Derian bajar el arma, aunque no la guardia. Cuando se puso a hablar con Alex, destransformó a Vanator y la envainó, mirándole pensativo. No acababa de entender a aquel hombre, y lo que no entendía le interesaba. La respuesta Alex fue muy cierta, y asintió ante sus palabras.
- Ciertamente no me interesaría quedarme sin médico - dijo con su voz suave y fría - Hay que descubrir quién ha sido el que ha puesto la recompensa y "convencerle" de que sería saludable para él retirarla.
Se cruzó de brazos y observó a Drake. Este parecía cansado o malherido, pero sin embargo no tenía ninguna lesión visible, y correr no era algo que le afectase. A lo mejor estaba enfermo. "En fin, es un cazador. Yo no voy a ser su niñera. Debe aprender a cuidar de sí mismo. Y si está enfermo, para algo tenemos a Alex con nosotros." Tomó una decisión con respecto a Nat. Era panadero, y les venía bien alguien que supiese de cocina y además combatiese como él. El cocinero del barco era más bien mediocre y además su contrato con Derian expiraría pronto. Podría resultar extraño que lo invitase a la banda tras atacarle, pero exactamente lo mismo había hecho con Alex al conocerlo.
- Tenemos un objetivo en común, que es localizar a ese hombre. Y yo necesito a alguien con buena mano en la cocina ya que el cocinero de mi barco ha decidido dejarnos. Por no hablar de que alguien con tus capacidades de combate sería una gran adquisición para la banda. Te invito a viajar con nosotros, y si decides que quieres quedarte y demuestras merecerlo, a ser parte de ella. Con todos los beneficios que ello trae, incluido el hecho de estar protegido por un Yonkaikyo en caso de que tengas problemas con la ley.
- Ciertamente no me interesaría quedarme sin médico - dijo con su voz suave y fría - Hay que descubrir quién ha sido el que ha puesto la recompensa y "convencerle" de que sería saludable para él retirarla.
Se cruzó de brazos y observó a Drake. Este parecía cansado o malherido, pero sin embargo no tenía ninguna lesión visible, y correr no era algo que le afectase. A lo mejor estaba enfermo. "En fin, es un cazador. Yo no voy a ser su niñera. Debe aprender a cuidar de sí mismo. Y si está enfermo, para algo tenemos a Alex con nosotros." Tomó una decisión con respecto a Nat. Era panadero, y les venía bien alguien que supiese de cocina y además combatiese como él. El cocinero del barco era más bien mediocre y además su contrato con Derian expiraría pronto. Podría resultar extraño que lo invitase a la banda tras atacarle, pero exactamente lo mismo había hecho con Alex al conocerlo.
- Tenemos un objetivo en común, que es localizar a ese hombre. Y yo necesito a alguien con buena mano en la cocina ya que el cocinero de mi barco ha decidido dejarnos. Por no hablar de que alguien con tus capacidades de combate sería una gran adquisición para la banda. Te invito a viajar con nosotros, y si decides que quieres quedarte y demuestras merecerlo, a ser parte de ella. Con todos los beneficios que ello trae, incluido el hecho de estar protegido por un Yonkaikyo en caso de que tengas problemas con la ley.
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El chico estiró la mano cogiendo rápidamente las dos rumbles que el doctor le dio. Por desgracia no había agua en la zona que fuera potable. Pudo observar como Derian dejaba de pelear con el hombre de mercurio, el cual se había tumbado en el suelo. Ahora el vampiro le ofrecía unirse como cocinero a la tripulación. El castaño no escuchaba mucho las palabras exactas debido a un profundo dolor de cabeza que empezó a sentir lentamente. Llevó la mano a su frente suspirando cuando su corazón empezó a latir con más fuerza, sus ojos brillaban en dorado y ahora temblaba un poco. ``No puede ser…`` un pequeño gruñido salió de su boca mientras se ponía en pie y le daba la espalda a todos para que no vieran su rostro.
- Vuelvo a-ahora…
El chico lobo salió de allí trotando hacia el bosque al lado del cuartel mientras iba respirando de forma agitada, su estomago le estaba matando y su cabeza le iba a explotar, era como si algo tratara de salir de su cuerpo. Unas voces se hicieron aparecer en la mente del guardaespaldas ``Déjame salir, no luches con lo que no puedes ver``. Los gruñidos del chico aumentaron hasta el punto de ser rugidos que resonaban en el bosque. Sus ojos pudieron ver una pequeña cabaña y según olía no había nadie dentro. De un simple puñetazo derribó la puerta y se tiró contra la mesa de la sala destrozándola y quedando tumbado boca arriba con las manos en la cabeza.
- ¡Aaaaah! ¡No saldrás!
Gritaba entre rugidos de dolor luchando con su lado asesino. De repente un chorro de sangre surgió de su boca, su enfermedad era otro problema y con aquella parte maligna que tenía dentro aumentaba el riesgo. Su pecho quedó manchado por el líquido carmesí mientras fruncía el ceño y cerraba los ojos. ``Ha parado…``. Pensó con una media sonrisa cuando de repente sintió aquella voz en su cabeza. ``¿Eso crees?``. Tras escuchar esas dos palabras sus ojos se abrieron de forma exagerada. ¿Qué diablos era aquello que le hablaba? Quizás lo mismo que lo había hecho en Water Seven aquel día. Aquella parte que anhelaba la sangre ajena y disfrutaba con el dolor de los demás, esa parte que no obedecía a nada ni nadie.
De repente el chico se volvió a levantar gruñendo y gritando de dolor mientras su cuerpo empezaba a tomar un pelaje blanco que le rodeaba totalmente. Sus dientes empezaron a afilarse mientras unas orejas puntiagudas llenas de pelaje blanco salían. Sus uñas de los pies y de las manos ya estaban formando unas garras increíbles, su altura llegó a los tres metros y medio casi cuatro. Una cola surgió de la parte baja de su espalda mientras sus ojos se tornaban en dorados y su musculatura aumentaba, las botas se rajaron y su pantalón quedó destrozado por la zona de las rodillas. Un enorme rugido fue lo siguiente en surgir, de un salto destrozó el tejado y aterrizó sobre el suelo mientras rugía fuera de sí.
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El chico lobo salió de allí trotando hacia el bosque al lado del cuartel mientras iba respirando de forma agitada, su estomago le estaba matando y su cabeza le iba a explotar, era como si algo tratara de salir de su cuerpo. Unas voces se hicieron aparecer en la mente del guardaespaldas ``Déjame salir, no luches con lo que no puedes ver``. Los gruñidos del chico aumentaron hasta el punto de ser rugidos que resonaban en el bosque. Sus ojos pudieron ver una pequeña cabaña y según olía no había nadie dentro. De un simple puñetazo derribó la puerta y se tiró contra la mesa de la sala destrozándola y quedando tumbado boca arriba con las manos en la cabeza.
- ¡Aaaaah! ¡No saldrás!
Gritaba entre rugidos de dolor luchando con su lado asesino. De repente un chorro de sangre surgió de su boca, su enfermedad era otro problema y con aquella parte maligna que tenía dentro aumentaba el riesgo. Su pecho quedó manchado por el líquido carmesí mientras fruncía el ceño y cerraba los ojos. ``Ha parado…``. Pensó con una media sonrisa cuando de repente sintió aquella voz en su cabeza. ``¿Eso crees?``. Tras escuchar esas dos palabras sus ojos se abrieron de forma exagerada. ¿Qué diablos era aquello que le hablaba? Quizás lo mismo que lo había hecho en Water Seven aquel día. Aquella parte que anhelaba la sangre ajena y disfrutaba con el dolor de los demás, esa parte que no obedecía a nada ni nadie.
De repente el chico se volvió a levantar gruñendo y gritando de dolor mientras su cuerpo empezaba a tomar un pelaje blanco que le rodeaba totalmente. Sus dientes empezaron a afilarse mientras unas orejas puntiagudas llenas de pelaje blanco salían. Sus uñas de los pies y de las manos ya estaban formando unas garras increíbles, su altura llegó a los tres metros y medio casi cuatro. Una cola surgió de la parte baja de su espalda mientras sus ojos se tornaban en dorados y su musculatura aumentaba, las botas se rajaron y su pantalón quedó destrozado por la zona de las rodillas. Un enorme rugido fue lo siguiente en surgir, de un salto destrozó el tejado y aterrizó sobre el suelo mientras rugía fuera de sí.
Vuelve a abrir su maleta, y saca su capa. La deja sobre la arena, y encima deja su sombrero y una camisa roja. Se quita la camisa, el gorro y su delantal, dejando ver una cicatriz en su brazo, hecha por una daga despistada en los pantanos, y una cruz en su hombro, también recuerdo del lobo. Se colo ca la camisa y la capa, se ajusta el sombrero y deja el disfraz de panadero en la maleta. Saca entonces las botas y sustituye las sandalias. Cierra la maleta y abre la funda de armas. Una magnífica espada de acero pulido, envainada en una funda de cuero negro, la cincha a la derecha, y saca la espada corta, que coloca a la izquierda. Coloca las dagas tras su cuerpo, dispuestas para desenvainar por sorpresa de ser necesario, pero permitiendo ver a toda la tripulación cada detalle de su arsenal. "No me apetece que se lo tomen como una amenaza", piensa mientras desenfunda la espada, intentando ser lo más espectacular posible. Saca la espada, dejando su capa al viento, deja que dé una vuelta en su mano y la clava en el suelo. Mira a los ojos al vampiro.
-Puede que lleguemos a buen puerto, Yonkaykio- Dice al tiempo que Drake se interna corriendo en el bosque tras soltar un gruñido. Después de un silencio incómodo, en que se queda mirando la ruta de la bestia, devuelve la mirada a Derian-. Markov, ¿No crees que deberíamos seguirlo?- Escuchan aullidos salvajes del verde-. Parece que está perdiendo el control.
Recoge el arma y sale corriendo al encuentro del lobo. Recuerda la paliza del pantano, y las dos cicatrices que le dejó de recuerdo, pero un ser tan poderoso descontrolado podría ser un peligro para los civiles de la isla, y aún le interesa hacer una visita a la muchacha del jardín amarillo. Se interna en el bosque y allí todo es confuso. El viento silba entre las hojas, y cada paso que da la hojarasca cruje. Los árboles son tan altos que la luz se reduce a pequeños lunares sobre el negror envolvente, pero puede distinguir una cabaña a lo lejos. Se acerca a ella, cuando un rugido desgarra el aire y una lluvia de madera se precipita sobre él. Se eterifica y deja la tormenta de astillas atravesarlo, para ver al gigantesco licántropo que ahora domina a Drake aullando sobre el suelo cerca de él. Escucha pasos a su espalda, y espera que sean Derian y Alex, pues un marine encontraría la muerte segura si intentara detenerlo. Sin embargo la Bestia parece sentir un gran respeto por Markov, y tal vez entre el cuervo y él puedan pararlo. Pero... mejor pararlo él y así saldan una cuenta pendiente. Se lanza sobre él, saltando y convirtiéndose en una manta de mercurio, intentando aprovechar su densidad para hacerlo caer. Comienza a generar más y más mercurio, casi hasta agotarse, envolviendo todo el cuerpo de la bestia y confiando en que, en ese estado salvaje no domine su extraña habilidad que le permite golpearlo. Su peso, de por sí, al volverse mercurio aumenta cerca de tonelada y media, y espera haber generado unos trescientos kilogramos más sin caer rendido. Se reparte por todo su cuerpo salvo por la cabeza, intentando inmovilizarlo y hacerlo volver a la normalidad cuanto antes. Aunque si no tiene suerte aprovechará su naturaleza líquida para quitárselo de encima revolviéndose. "Espero que esto funcione".
-Puede que lleguemos a buen puerto, Yonkaykio- Dice al tiempo que Drake se interna corriendo en el bosque tras soltar un gruñido. Después de un silencio incómodo, en que se queda mirando la ruta de la bestia, devuelve la mirada a Derian-. Markov, ¿No crees que deberíamos seguirlo?- Escuchan aullidos salvajes del verde-. Parece que está perdiendo el control.
Recoge el arma y sale corriendo al encuentro del lobo. Recuerda la paliza del pantano, y las dos cicatrices que le dejó de recuerdo, pero un ser tan poderoso descontrolado podría ser un peligro para los civiles de la isla, y aún le interesa hacer una visita a la muchacha del jardín amarillo. Se interna en el bosque y allí todo es confuso. El viento silba entre las hojas, y cada paso que da la hojarasca cruje. Los árboles son tan altos que la luz se reduce a pequeños lunares sobre el negror envolvente, pero puede distinguir una cabaña a lo lejos. Se acerca a ella, cuando un rugido desgarra el aire y una lluvia de madera se precipita sobre él. Se eterifica y deja la tormenta de astillas atravesarlo, para ver al gigantesco licántropo que ahora domina a Drake aullando sobre el suelo cerca de él. Escucha pasos a su espalda, y espera que sean Derian y Alex, pues un marine encontraría la muerte segura si intentara detenerlo. Sin embargo la Bestia parece sentir un gran respeto por Markov, y tal vez entre el cuervo y él puedan pararlo. Pero... mejor pararlo él y así saldan una cuenta pendiente. Se lanza sobre él, saltando y convirtiéndose en una manta de mercurio, intentando aprovechar su densidad para hacerlo caer. Comienza a generar más y más mercurio, casi hasta agotarse, envolviendo todo el cuerpo de la bestia y confiando en que, en ese estado salvaje no domine su extraña habilidad que le permite golpearlo. Su peso, de por sí, al volverse mercurio aumenta cerca de tonelada y media, y espera haber generado unos trescientos kilogramos más sin caer rendido. Se reparte por todo su cuerpo salvo por la cabeza, intentando inmovilizarlo y hacerlo volver a la normalidad cuanto antes. Aunque si no tiene suerte aprovechará su naturaleza líquida para quitárselo de encima revolviéndose. "Espero que esto funcione".
AlexEmpanadilla
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Alex observó como el lobo empezaba a hacer unos gestos extraños, le dio la espalda y tras disculparse salió corriendo hacia el bosque. Mientras tanto, Derian y el panadero seguían a unos metros de él, dialogando. Cuando el asesino vio al lobo marcharse, salió corriendo tras él. Alex observó a Derian y le hizo un gesto. No sabía lo que le pasaba a Drake, pero si se encontraba mal, había que ver que estaba pasándole. Alex se acercó a Derian y le dijo:
- Supongo que habrá que ir a buscar a Drake. No es seguro que esté solo por aquí, con todos estos marines, pese a que tenga la protección de tu título -el médico empezó a caminar hacia el bosque. Supuso que se acabarían encontrando a Drake o al panadero. Mientras caminaba, le preguntó al conde-. No tendré nada en contra si es tu decisión, pero ¿crees que es seguro tener a este tipo con nosotros?
Mientras entraban en el bosque, Alex empezó a escuchar ruidos, pasos de gente caminando entre la espesura. Tal vez fueran marines haciendo un entrenamiento, o simples civiles paseando, pero no era buena idea que estuvieran allí. Al menos no era buena idea que Drake estuviera allí. Alex continuó avanzando por el bosque, con Derian al lado, buscando al guardaespaldas o al cocinero mientras pensaba en que le reservaría el futuro si aquel asesino incompetente se unía a la tripulación.
- Supongo que habrá que ir a buscar a Drake. No es seguro que esté solo por aquí, con todos estos marines, pese a que tenga la protección de tu título -el médico empezó a caminar hacia el bosque. Supuso que se acabarían encontrando a Drake o al panadero. Mientras caminaba, le preguntó al conde-. No tendré nada en contra si es tu decisión, pero ¿crees que es seguro tener a este tipo con nosotros?
Mientras entraban en el bosque, Alex empezó a escuchar ruidos, pasos de gente caminando entre la espesura. Tal vez fueran marines haciendo un entrenamiento, o simples civiles paseando, pero no era buena idea que estuvieran allí. Al menos no era buena idea que Drake estuviera allí. Alex continuó avanzando por el bosque, con Derian al lado, buscando al guardaespaldas o al cocinero mientras pensaba en que le reservaría el futuro si aquel asesino incompetente se unía a la tripulación.
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Los rugidos de Drake alertaron al vampiro. Entrecerró los ojos y se ajustó a Vanator en la funda, siseando. Iba a tener que poner en su sitio a su guardaespaldas. No podía andar por el bosque destrozándolo todo. Ya tenía una recompensa bastante alta, si aun encima se ponía a causar el pánico en una población con marines ni la protección que otorgaba su título le salvaría. Y no le apetecía tirar el título por una rabieta tonta del chico lobo. Comenzó a caminar rápido, junto a Alex, y le contestó:
- Mientras yo esté cerca, no podrá hacer nada si es que así lo pretende. Y tal vez resulte ser un miembro útil para la banda. Ahora sígueme como puedas, me adelantaré.
Comenzó a esprintar y dio un potente salto, comenzando a levitar a gran velocidad. Se alzó sobre el techo arbóreo y empleó su fino oído y su olfato para localizar al lobo. Tardó un rato, pero detectó su posición gracias a sus sentidos. Descendió hacia el suelo y se posó sobre una rama baja, agazapado. Lo que vio le sorprendió. Fuera de sí, Drake rugía en su forma híbrida. Se había convertido en un lobo humanoide de casi cuatro metros de altura y poderosa musculatura. Era una visión imponente y no dudó de que si le golpeaba en esa forma le dañaría seriamente. Su principal defensa era el hecho de que era mucho más ágil y veloz. Sin embargo, antes podía probar a intentar hacerle razonar.
- Drake. Deja de hacer eso. Es una orden. ¿Eres una presa o un cazador? Controla a tu cuerpo y tus instintos, y podrás superar cualquier obstáculo. Y ahora párate ya, o nos buscarás problemas a todos. No me gustaría tener que golpearte, pero sabes que lo haré sin remordimientos - dijo, con voz suave pero fría.
- Mientras yo esté cerca, no podrá hacer nada si es que así lo pretende. Y tal vez resulte ser un miembro útil para la banda. Ahora sígueme como puedas, me adelantaré.
Comenzó a esprintar y dio un potente salto, comenzando a levitar a gran velocidad. Se alzó sobre el techo arbóreo y empleó su fino oído y su olfato para localizar al lobo. Tardó un rato, pero detectó su posición gracias a sus sentidos. Descendió hacia el suelo y se posó sobre una rama baja, agazapado. Lo que vio le sorprendió. Fuera de sí, Drake rugía en su forma híbrida. Se había convertido en un lobo humanoide de casi cuatro metros de altura y poderosa musculatura. Era una visión imponente y no dudó de que si le golpeaba en esa forma le dañaría seriamente. Su principal defensa era el hecho de que era mucho más ágil y veloz. Sin embargo, antes podía probar a intentar hacerle razonar.
- Drake. Deja de hacer eso. Es una orden. ¿Eres una presa o un cazador? Controla a tu cuerpo y tus instintos, y podrás superar cualquier obstáculo. Y ahora párate ya, o nos buscarás problemas a todos. No me gustaría tener que golpearte, pero sabes que lo haré sin remordimientos - dijo, con voz suave pero fría.
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El temible lobo continuaba con sus increíbles y poderosos rugidos, sus ojos dorados brillaban mientras el enorme animal caminaba por el bosque. De repente empezó a oler una presencia que ya conocía, era el panadero de los pantanos, sin embargo ahora estaba descontrolado. No distinguía aliados de enemigos y atacaba a todo lo que se movía, de repente el enorme ser pudo ver como aparecía el chico. Un terrible gruñido salió de sus fauces mientras saltaba a por él, sin embargo aquel tipo se convirtió en una manta de mercurio líquido tirándole al suelo por el enorme peso que tenía. El lobo cayó clavando los dos puños en el suelo notándose impregnado de aquel liquido salvo por la cabeza. Acto seguido empezó a rugir con fuerza tratando de levantarse, aquel material pesaba bastante y conseguía levantarse unos centímetros pero después cedía.
Su olfato empezó a detectar más olores pero con el mercurio sobre él, no podía oler bien, en poco tiempo pudo ver como aparecían dos figuras más que antes. Se trataban del médico Alex y de Derian. El vampiro comenzó a hablarle mientras le amenazaba con golpearle, en ese momento la razón de Drake había desaparecido y solo aquella fuerza asesina le dominaba. Al ver que no podía salir, empezó a liberar su energía con fuerza, su piel empezó a volverse rojiza. Sus ojos perdieron las pupilas quedando de color blancos, sus dientes crecieron al igual que toda su musculatura. Su altura creció de forma exagerada casi un metro más, lo que serian casi cinco metros de lobo. Su musculatura empezó a aumentar de forma muy exagerada, sus brazos tomaron un grosor enorme mientras su pecho se inflaba y su zona abdominal se desarrollaba. Su piel estaba cada vez más roja y un aura rojiza le envolvía mientras sus ojos blancos se llenaban de ira. Las venas de la frente y de todo el cuerpo empezaron a marcarse mientras rugía con fuerza.
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El enorme animal ahora con muchísima más fuerza y resistencia que antes sonrió de lado, hizo acto toda su fuerza en un enorme esfuerzo consiguiendo activar aquella bestia el Haki de armadura pues el ser de su interior no era tonto. No era su lado animal, era una especia de personalidad maligna, de ese modo consiguió liberarse saltando ahora a un árbol rugiendo. Todo su cuerpo estaba impregnado de aquel apestoso mercurio que le molestaba muchísimo, ahora ignoró a todos y salió corriendo a por el vampiro. Rugía sin miedo y sus ojos eran de diversión y terror. Ya cerca de la rama del vampiro saltó preparando el puño mientras rugía en una especie de carcajada, el enorme y musculoso lobo rojizo de casi cinco metros estaba envolviendo su puño en un aura blanca preparando el Ripera O Utsu.
Justo cuando iba a lanzar el golpe recibió un fogonazo en su cabeza, todo quedó en blanco, su visión quedó nula y sus oídos le pitaron. En mitad del aire paró su salto dejándose caer y estrellándose de espaldas con el suelo destrozando varias ramas de árboles caídas. Empezó a revolverse mientras empezaba a tomar el control de su cuerpo, Drake luchaba internamente y estaba consiguiéndolo, quizás las palabras de su líder le despertaron. De repente el enorme lobo rojo se levantó rugiendo con fuerza mientras su cuerpo iba haciéndose más pequeño hasta llegar a su altura humana normal. Volviendo a la normalidad se pudo ver que su pelo castaño había crecido un poco dejando ver ahora unos mechones negros y largos pinchudos. Su cuerpo estaba cubierto de pelaje rojo salvo por la cara, los pectorales, los abdominales y las manos. Sus músculos estaban hinchados y su cola de lobo se movía de un lado a otro. Sus ojos ahora eran dorados y sus dientes afilados. Era una especia de forma superior que había conseguido en su último entrenamiento, era mucho más fuerte que en su forma hibrida y más veloz que en la completa. De repente de él salió su voz amable de siempre mientras ahora sonreía observando a los tres que tenía delante.
- Disculpad, no pretendía hacer daño a nadie, solo me descontrolé un poco. Aseguro que no fue mi culpa.
Dijo refiriéndose a su enfermedad, aunque no iba a nombrarla, esta le dejaba muy débil y permitía que su parte asesina tomara el control. Ahora sonreía con normalidad mientras su cola se movía despacio en aquella forma, su voz era la de siempre y pese a no parecer Drake, se trataba de él.
SENSETSU NO OKAMI. (POWER UP)
Su olfato empezó a detectar más olores pero con el mercurio sobre él, no podía oler bien, en poco tiempo pudo ver como aparecían dos figuras más que antes. Se trataban del médico Alex y de Derian. El vampiro comenzó a hablarle mientras le amenazaba con golpearle, en ese momento la razón de Drake había desaparecido y solo aquella fuerza asesina le dominaba. Al ver que no podía salir, empezó a liberar su energía con fuerza, su piel empezó a volverse rojiza. Sus ojos perdieron las pupilas quedando de color blancos, sus dientes crecieron al igual que toda su musculatura. Su altura creció de forma exagerada casi un metro más, lo que serian casi cinco metros de lobo. Su musculatura empezó a aumentar de forma muy exagerada, sus brazos tomaron un grosor enorme mientras su pecho se inflaba y su zona abdominal se desarrollaba. Su piel estaba cada vez más roja y un aura rojiza le envolvía mientras sus ojos blancos se llenaban de ira. Las venas de la frente y de todo el cuerpo empezaron a marcarse mientras rugía con fuerza.
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El enorme animal ahora con muchísima más fuerza y resistencia que antes sonrió de lado, hizo acto toda su fuerza en un enorme esfuerzo consiguiendo activar aquella bestia el Haki de armadura pues el ser de su interior no era tonto. No era su lado animal, era una especia de personalidad maligna, de ese modo consiguió liberarse saltando ahora a un árbol rugiendo. Todo su cuerpo estaba impregnado de aquel apestoso mercurio que le molestaba muchísimo, ahora ignoró a todos y salió corriendo a por el vampiro. Rugía sin miedo y sus ojos eran de diversión y terror. Ya cerca de la rama del vampiro saltó preparando el puño mientras rugía en una especie de carcajada, el enorme y musculoso lobo rojizo de casi cinco metros estaba envolviendo su puño en un aura blanca preparando el Ripera O Utsu.
Justo cuando iba a lanzar el golpe recibió un fogonazo en su cabeza, todo quedó en blanco, su visión quedó nula y sus oídos le pitaron. En mitad del aire paró su salto dejándose caer y estrellándose de espaldas con el suelo destrozando varias ramas de árboles caídas. Empezó a revolverse mientras empezaba a tomar el control de su cuerpo, Drake luchaba internamente y estaba consiguiéndolo, quizás las palabras de su líder le despertaron. De repente el enorme lobo rojo se levantó rugiendo con fuerza mientras su cuerpo iba haciéndose más pequeño hasta llegar a su altura humana normal. Volviendo a la normalidad se pudo ver que su pelo castaño había crecido un poco dejando ver ahora unos mechones negros y largos pinchudos. Su cuerpo estaba cubierto de pelaje rojo salvo por la cara, los pectorales, los abdominales y las manos. Sus músculos estaban hinchados y su cola de lobo se movía de un lado a otro. Sus ojos ahora eran dorados y sus dientes afilados. Era una especia de forma superior que había conseguido en su último entrenamiento, era mucho más fuerte que en su forma hibrida y más veloz que en la completa. De repente de él salió su voz amable de siempre mientras ahora sonreía observando a los tres que tenía delante.
- Disculpad, no pretendía hacer daño a nadie, solo me descontrolé un poco. Aseguro que no fue mi culpa.
Dijo refiriéndose a su enfermedad, aunque no iba a nombrarla, esta le dejaba muy débil y permitía que su parte asesina tomara el control. Ahora sonreía con normalidad mientras su cola se movía despacio en aquella forma, su voz era la de siempre y pese a no parecer Drake, se trataba de él.
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El salvaje animal se resistió ligeramente, pero terminó por caer. Rugía, cada vez más, intentando escapar de la trampa que rodeaba su peludo cuerpo. Mientras se resistía, Nat se dio cuenta de que podría envenenarlo si no tenía cuidado, por lo que poco a poco fue retirando mercurio del lobo. No debió hacerlo, pues aquello, sumado a un abandono de Drake a la ira hizo que consiguiera levantarse, casi tirándolo por los aires. De repente, el hombre de la espada, Derian Marcov, intentó hablarle. Al principio parecía enfadado, y dispuesto a atacar a su maestro, pero al lanzarse contra él, desestabilizándolo en el proceso y haciéndolo caer al suelo, de repente se detuvo. Cayó de espaldas, casi encima de él, y se levantó con dificultad. Para cuando lo hizo, ya convertido en una criatura más controlada, reluciente e inspirando grandiosidad y poder, nat estaba junto a Derian.
-Disculpad, no pretendía hacer daño a nadie, solo me descontrolé un poco. Aseguro que no fue mi culpa.
Las palabras del animal sonaban a una mezcla entre vergüenza y orgullo, una extraña combinación que no le resultaba del todo agradable, y sin embargo entendía aquella situación. Debía ser duro enfrentarse a sus demonios, y más aún descontrolarse contra su voluntad. El asesino asintió, con solemnidad, dando su perdón, aunque no era necesario. Él mismo tenía ansias asesinas de vez en cuando, y no era capaz de reprimirlas. Se sentó en el suelo, al pie del tronco del árbol sobre el que se posaba el Yonkaikyo, y esperó la llegada de Alex.
-Disculpad, no pretendía hacer daño a nadie, solo me descontrolé un poco. Aseguro que no fue mi culpa.
Las palabras del animal sonaban a una mezcla entre vergüenza y orgullo, una extraña combinación que no le resultaba del todo agradable, y sin embargo entendía aquella situación. Debía ser duro enfrentarse a sus demonios, y más aún descontrolarse contra su voluntad. El asesino asintió, con solemnidad, dando su perdón, aunque no era necesario. Él mismo tenía ansias asesinas de vez en cuando, y no era capaz de reprimirlas. Se sentó en el suelo, al pie del tronco del árbol sobre el que se posaba el Yonkaikyo, y esperó la llegada de Alex.
AlexEmpanadilla
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Alex llegó cuando todo había acabado. Vio a Derian en pie junto a Nat, y ante ellos un enorme hombre de pelo oscuro y ojos dorados que sonreía amablemente a ambos. No lo reconoció en un primer momento, y se acercó a Derian para preguntarle quien era aquel extraño ser. Entonces se dio cuenta de que Drake no estaba allí, y que Derian y Nat observaban a aquel hombre como a un conocido. Cuando le vio la cola a aquel hombre creyó entenderlo. Aquel hombre era Drake. Nunca antes lo había visto de aquella forma. Bastante sorprendido, alcanzó a su capitán y saludó a Drake con la mano:
- Te noto... cambiado. -le dijo con un tono de sorpresa.
Mientras lo hacía, se llevaba la mano derecha a la mano izquierda y se crujía los nudillos lentamente. Estaba cansado por la carrera que se había pegado y ahora era él el que tenía sed. Le apetecía un buen trago de agua fresca. Observó a Derian y a Drake. Luego echó un vistazo al panadero:
- Tengo sed... si lo consideráis oportuno, me voy a buscar algo de beber por aquí cerca, en el pueblo.
- Te noto... cambiado. -le dijo con un tono de sorpresa.
Mientras lo hacía, se llevaba la mano derecha a la mano izquierda y se crujía los nudillos lentamente. Estaba cansado por la carrera que se había pegado y ahora era él el que tenía sed. Le apetecía un buen trago de agua fresca. Observó a Derian y a Drake. Luego echó un vistazo al panadero:
- Tengo sed... si lo consideráis oportuno, me voy a buscar algo de beber por aquí cerca, en el pueblo.
Derian Markov
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Mientras observaba al descontrolado Drake, Nat cayó sobre él en forma de mercurio, rodeándole y manteniéndolo inmóvil. El lobo comenzó a rugir y aumentar de tamaño, tratando de liberarse. Derian tan sólo entrecerró los ojos y observó la lucha de su subordinado por liberarse. Se cruzó de brazos, mientras hacía comparaciones mentales sobre la escena con la lucha interna de Drake por controlar sus instintos. Como cazador, debía ser el único que tuviese el control de su cuerpo y sus actos. Finalmente, la bestia se liberó, y rugiendo de libertad se lanzó contra el vampiro. Derian no se movió del sitio. Impertérrito, observó a la enorme mole de músculos y pelo cargando contra él.
- Nadie domina al cazador salvo él mismo. Nadie impone nada al cazador que él no desee, y sus limitaciones las traza él mismo.
Tras aquellas enigmáticas palabras del vampiro, de repente Drake pareció reaccionar y cesó su ataque. Cayó desde las alturas, partiendo ramas en el trayecto, y se cayó de espaldas al suelo. Derian frunció el ceño extrañado y olisqueó. Donde antes estaba la bestia, ahora había un hombre joven con una cabellera en forma de pinchos, como si fuera un erizo. Era muy peludo y tenía cola. No cabía duda, olía como su guardaespaldas. Era él. Y parecía haber recobrado el control de sí mismo.
- No te disculpes, Drake. Un cazador no se rebaja a ello si no es necesario, y tú no has llegado a hacer nada que haya que lamentar. Tan sólo lucha y contrólate a ti mismo, y cuando tu mano responda sólo a tus deseos y no a tu instinto o naturaleza, nada ni nadie podrá detenerte.
Descendió al suelo de un salto, y en mitad de trayecto su caída se enlenteció, como si pesase tanto como una pluma. Se posó suavemente sobre el suelo de hojas, y se transformó en humano. Se giró hacia Alex y se frotó las manos, cansado. Tenía hambre y sed, y aun tenían que cobrar la cabeza del criminal.
- Te acompaño. Aun tenemos que ir a cobrar la recompensa al cuartel, de todos modos.
- Nadie domina al cazador salvo él mismo. Nadie impone nada al cazador que él no desee, y sus limitaciones las traza él mismo.
Tras aquellas enigmáticas palabras del vampiro, de repente Drake pareció reaccionar y cesó su ataque. Cayó desde las alturas, partiendo ramas en el trayecto, y se cayó de espaldas al suelo. Derian frunció el ceño extrañado y olisqueó. Donde antes estaba la bestia, ahora había un hombre joven con una cabellera en forma de pinchos, como si fuera un erizo. Era muy peludo y tenía cola. No cabía duda, olía como su guardaespaldas. Era él. Y parecía haber recobrado el control de sí mismo.
- No te disculpes, Drake. Un cazador no se rebaja a ello si no es necesario, y tú no has llegado a hacer nada que haya que lamentar. Tan sólo lucha y contrólate a ti mismo, y cuando tu mano responda sólo a tus deseos y no a tu instinto o naturaleza, nada ni nadie podrá detenerte.
Descendió al suelo de un salto, y en mitad de trayecto su caída se enlenteció, como si pesase tanto como una pluma. Se posó suavemente sobre el suelo de hojas, y se transformó en humano. Se giró hacia Alex y se frotó las manos, cansado. Tenía hambre y sed, y aun tenían que cobrar la cabeza del criminal.
- Te acompaño. Aun tenemos que ir a cobrar la recompensa al cuartel, de todos modos.
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