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isla de Mors, también conocida como "la isla de la muerte", una isla volcánica, siendo estos muy activos, es una isla con un micro clima extremo, yendo de temperaturas que pueden llegar a superar los 60º C, durante el día, y a bajar los -30º C por la noche, debido a esto las criaturas que viven en la isla, las cuales han tenido que acostumbrarse a las duras condiciones de la isla, son tan peligrosas como salvajes.
La isla de Mors, un sitió donde con verla te hace pensar que nadie se acercaría a ella ni que nada ni nadie viviría allí, o al menos eso pensé yo cuando me dejaron en la isla hacía ya un par de semanas, recuerdo las palabras exactas que dijo el capitán del barco mercante, para el que estaba trabajando como guardaespaldas:
-Si de verdad quieres entrenar este sitió es el mejor, si es que lograr sobrevivir-, dijo entre carcajadas, mirándome mientras sonreía de oreja a oreja,-bueno, pero como veo que has decidido ir vendremos en tres semanas, si sobrevives y no enloqueces ven nadando hasta el barco-, entonces, me empujo, y el barco se fue.
Había sido difícil, pero no solo conseguí sino que conseguí imponerme,algo que no fue fácil, ya fuese por los bruscos cambios de temperatura, las lluvias de magma o los poderosos animales salvajes que buscaban devorarme, hasta tal punto que conseguí llegar a un punto en el que podía concentrar en mis meditaciones tranquilamente, había conseguido no solo mejorar físicamente, sino que había conseguido mejorar mis sentidos y sobre todo mejore mi intuición, no creí que fuese a pasar nada, al fin y al cabo era una isla que parecía que quería matarte, pero mi intuición me dijo que tarde o temprano iba pasar algo muy serió, el resto de la semana no iba a ser tan "tranquila" como yo pensaba que iba a ser.
La isla de Mors, un sitió donde con verla te hace pensar que nadie se acercaría a ella ni que nada ni nadie viviría allí, o al menos eso pensé yo cuando me dejaron en la isla hacía ya un par de semanas, recuerdo las palabras exactas que dijo el capitán del barco mercante, para el que estaba trabajando como guardaespaldas:
-Si de verdad quieres entrenar este sitió es el mejor, si es que lograr sobrevivir-, dijo entre carcajadas, mirándome mientras sonreía de oreja a oreja,-bueno, pero como veo que has decidido ir vendremos en tres semanas, si sobrevives y no enloqueces ven nadando hasta el barco-, entonces, me empujo, y el barco se fue.
Había sido difícil, pero no solo conseguí sino que conseguí imponerme,algo que no fue fácil, ya fuese por los bruscos cambios de temperatura, las lluvias de magma o los poderosos animales salvajes que buscaban devorarme, hasta tal punto que conseguí llegar a un punto en el que podía concentrar en mis meditaciones tranquilamente, había conseguido no solo mejorar físicamente, sino que había conseguido mejorar mis sentidos y sobre todo mejore mi intuición, no creí que fuese a pasar nada, al fin y al cabo era una isla que parecía que quería matarte, pero mi intuición me dijo que tarde o temprano iba pasar algo muy serió, el resto de la semana no iba a ser tan "tranquila" como yo pensaba que iba a ser.
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No sabía cómo o por qué, pero, de nuevo, despertaba metido en un pequeño bote, apenas de mi tamaño justo, viajando hacinado hacia una nueva aventura. La vida así era bastante dura, ese maldito Red no era para nada amable conmigo, pero ¿Qué cabe esperar de un ser que es creado a partir de todo el odio de la vida de una persona? Lo único que podía hacer ahora era adaptarme a sus apariciones, o casi más difícil, a sus actos durante estas. La verdad es que le debía mucho a ese “ser” peculiar, por él, aunque me pesara, yo era libre del yugo de la marina y de mis propios miedos, por él había descubierto mi poder verdadero y por él cada día era más fuerte, mi naturaleza apacible no me haría entrenar, mucho menos combatir, pero Red me exigía seguir haciendo este cuerpo mío más y más fuerte, lo cual lo hacía a él también más fuerte. Cada pelea, cada enemigo, cada caída y cada vez que me levantaba de nuevo, Red se había ido fortaleciendo, se alimentaba de mi odio, de mis males, así que debía ser realmente poderoso ya… Prueba de ello era aquella última pelea…
Cuando al fin pude mover mi cuerpo, dentro de aquel pequeño bote de emergencias, traté de nadar hacia una isla que podía divisar a lo lejos. Craso error. Una vez llegué me di cuenta que habría estado más seguro en el mar, a merced de demonios marinos y demás bestias, y al tiempo despiadado de los mares de esta zona, todo eso habría sido un país de piruletas al lado de lo que encontré. Esta isla era un yermo, y lo peor, es que yo iba a pasar a no ser más que huesos tirados en el suelo si no era capaz de sobreponerme a ella.
Cuando al fin pude mover mi cuerpo, dentro de aquel pequeño bote de emergencias, traté de nadar hacia una isla que podía divisar a lo lejos. Craso error. Una vez llegué me di cuenta que habría estado más seguro en el mar, a merced de demonios marinos y demás bestias, y al tiempo despiadado de los mares de esta zona, todo eso habría sido un país de piruletas al lado de lo que encontré. Esta isla era un yermo, y lo peor, es que yo iba a pasar a no ser más que huesos tirados en el suelo si no era capaz de sobreponerme a ella.
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Arribor se había perdido de nuevo. Varios días atrás el pequeño barco que había robado había naufragado en una isla aparentemente deshabitada en la que se podían encontrar varios volcanes activos. Dadas sus limitadas habilidades para la carpintería y a las extremas circunstancias de la isla, había tardado casi una semana en construirse un pequeño bote con el que poder salir de aquel siniestro lugar.
Estaba a punto de echarse al mar cuando cayó en la cuenta de que no llevaba provisiones para el viaje así que se encaminó hacia el centro de la isla, a un lugar donde sabía que podría cazar algo decente para comer. El camino era complicado y lamentó no poder llevarse el bote con él. No sería la primera vez que alguna de las bestias que habitaban la isla se lo destrozaba cuando no estaba.
Al poco tiempo encontró unas huellas que parecían humanas, a pesar de que no había visto a nadie durante todo el tiempo que llevaba en la isla. Subió a un saliente, echó un vistazo a su alrededor y al no encontrar signos de actividad humana decidió seguir las huellas con la esperanza de que no le condujera a algún grupo de marines.
Estaba a punto de echarse al mar cuando cayó en la cuenta de que no llevaba provisiones para el viaje así que se encaminó hacia el centro de la isla, a un lugar donde sabía que podría cazar algo decente para comer. El camino era complicado y lamentó no poder llevarse el bote con él. No sería la primera vez que alguna de las bestias que habitaban la isla se lo destrozaba cuando no estaba.
Al poco tiempo encontró unas huellas que parecían humanas, a pesar de que no había visto a nadie durante todo el tiempo que llevaba en la isla. Subió a un saliente, echó un vistazo a su alrededor y al no encontrar signos de actividad humana decidió seguir las huellas con la esperanza de que no le condujera a algún grupo de marines.
Hideki
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Hideki se despertó sudoroso y confuso, mirando hacia ambos lados, incrédulo por lo que estaba observando. ¿Cómo demonios había acabado en aquella isla? Solo recordaba estar bebiendo en una taberna y poco más. Tenía lagunas mentales que le impedían recordar más detalles, adjuntando un tremendo dolor de cabeza.
“Necesito buscar algo de agua, mi cabeza está a punto de estallar” pensó el corpulento pelirrojo. Con determinación se levantó apoyándose a una roca que a su lado se encontraba, dando la casualidad de que estar estaba al rojo vivo, por lo que Hideki profirió un tremendo insulto;
-¡MALDITA ROCA DE MIERDA!-se quejaba mientras agitaba y soplaba su mano. Poco después se acordó de que era un Cyborg y se echó a reír de forma desproporcionada, dando vueltas por el suelo. “Soy estúpido” se dijo poco después, no hizo sino aumentar su migraña. Era de día, por lo que sus brazos de titanio habían recibido todo el calor de aquella calurosa mañana por lo que tocarlo en ese momento significaría una leve quemadura en el cuerpo. Caminó un camino del cual salía un humo espeso. “Menudo paisaje, es escalofriante”. Continuó avanzando sin ningún éxito. Todo elemento de la isla le resultaba exactamente igual, por lo que no conseguía orientarse. Cansado y sudoroso decidió sentarse en el suelo, a esperarlas venir.
“Si yo he llegado aquí tiene que haber alguien más, esperaré a los acontecimientos” pensó, y sin complicarse más la vida decidió echarse a dormir para recuperar fuerzas.
“Necesito buscar algo de agua, mi cabeza está a punto de estallar” pensó el corpulento pelirrojo. Con determinación se levantó apoyándose a una roca que a su lado se encontraba, dando la casualidad de que estar estaba al rojo vivo, por lo que Hideki profirió un tremendo insulto;
-¡MALDITA ROCA DE MIERDA!-se quejaba mientras agitaba y soplaba su mano. Poco después se acordó de que era un Cyborg y se echó a reír de forma desproporcionada, dando vueltas por el suelo. “Soy estúpido” se dijo poco después, no hizo sino aumentar su migraña. Era de día, por lo que sus brazos de titanio habían recibido todo el calor de aquella calurosa mañana por lo que tocarlo en ese momento significaría una leve quemadura en el cuerpo. Caminó un camino del cual salía un humo espeso. “Menudo paisaje, es escalofriante”. Continuó avanzando sin ningún éxito. Todo elemento de la isla le resultaba exactamente igual, por lo que no conseguía orientarse. Cansado y sudoroso decidió sentarse en el suelo, a esperarlas venir.
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Ya habían pasado tres días desde que tuve esa extraña sensación de que algo extraño iba a pasar, era un día con “buen” clima, , ni muy caliente ni muy frió, lo que significaba que acercarse al volcán hoy sería peligroso por los invisibles efluvios venenosos que emanaban de esté en esa clase de días. Pensando en esto decidí pasar mí día en la orilla y me sorprendí lo que encontré.
En la parte sur de la isla había un bote mal construido y nadie cuidándolo, supe que era reciente porque ningún animal se lo había cargado aún, subí a un punto elevado cercano y vi al hombre que seguramente era el dueño desde donde estaba a lo lejos pude ver como se acercaba al centro de la isla, tras eso eche una ojeada al mar y vi una barca con un hombre acercándose cansadamente. Seguí buscando por la isla pensando que podría haber algo o alguien más y lo vi, un gran hombre pelirrojo sentado como si estuviese de picnic, a lo que pensé,” genial, festival de salchichas”, tras lo cual llego una idea maquiavélica a mí mente.
Enoje a los animales de las inmediaciones y los engañe para que atacaran al hombre que se acercaba al centro de la isla y lo llevasen a la costa, por la zona donde iba a desembarcar el que iba llegando. En cuanto al hombre pelirrojo, le deje verme un poco y ya vería como lo dirigiría cuando me siguiese, la diversión no hacía nada más que empezar, algo que venía bien después de dos semanas solo en una isla.
En la parte sur de la isla había un bote mal construido y nadie cuidándolo, supe que era reciente porque ningún animal se lo había cargado aún, subí a un punto elevado cercano y vi al hombre que seguramente era el dueño desde donde estaba a lo lejos pude ver como se acercaba al centro de la isla, tras eso eche una ojeada al mar y vi una barca con un hombre acercándose cansadamente. Seguí buscando por la isla pensando que podría haber algo o alguien más y lo vi, un gran hombre pelirrojo sentado como si estuviese de picnic, a lo que pensé,” genial, festival de salchichas”, tras lo cual llego una idea maquiavélica a mí mente.
Enoje a los animales de las inmediaciones y los engañe para que atacaran al hombre que se acercaba al centro de la isla y lo llevasen a la costa, por la zona donde iba a desembarcar el que iba llegando. En cuanto al hombre pelirrojo, le deje verme un poco y ya vería como lo dirigiría cuando me siguiese, la diversión no hacía nada más que empezar, algo que venía bien después de dos semanas solo en una isla.
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Esta era una isla muy dura, realmente. Las bestias que allí pude ver, nada más desembarcar, eran bien diversas, desde un jabalí gigante sediento de sangre hasta un águila enorme con ganas de jugar al pilla pilla, escogiendo obviamente pagar él. Estaban, además, muy enfadados. No iba a ser nada fácil aguantar aquí, era un sitio realmente impracticable sinceramente, pero yo no era un cualquiera, y desde luego, no iba a permitir que un par de “animalitos” me asustaran. En cuanto el jabalí se acercó corriendo hacia mí usé mi Leipdig para coger sus patas delanteras con un lazo que, al tirar y cerrar este, juntaron sus extremidades haciendo caer a la enorme bestia de boca contra el suelo, hincando sus enormes colmillos en este. Ahora era incapaz de sacarlos, una escena realmente divertida, Red habría asado al cerdo y se lo habría comido, yo tan solo escaparía, pero antes debía ocuparme del segundo amigo, el enorme águila, que se lanzaba en picado a atacarme. –Veamos, es un pollo, que puedo hacerle a un pollo gigante… Ya lo tengo, veamos, si el viene contra mí a gran velocidad su fuerza se sumará a la de un objeto que lance con su misma dirección y sentido opuesto, de modo que… -Tras decir esto comencé a girar la cadena en el aire, cual onza, con una enorme roca que había cogido mientras pronunciaba aquellas palabras. En el momento en que el pájaro estaba a apenas unos metros interrumpí el movimiento, cambiando la aceleración de circular a rectilínea en el objeto, que salió disparado contra aquel enorme pollo volador. La fuerza que ambas velocidades crearon fue capaz de pulverizar aquella roca maciza, por lo que me figuré que el pollo, que cayó al agua tras el golpe, no estaría en óptima forma ahora, además, mojado no podría volar bien. Ambas amenazas eliminadas, me encaminaría ahora a investigar el interior de la isla, parecía que era la zona más interesante.
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Parecía que toda la isla estaba inquieta. Podía oír a los animales cada vez más cerca y no parecían estar contentos. Algo los había enfadado y Arribor no estaba dispuesto a quedarse a averiguar que había sido. Apretó el paso siguiendo las huellas mientras acababa su última ración de carne.
Al cabo de varios minutos perdió el rastro. Parecía que la tierra había sido revuelta. En ese momento averiguó porqué. Un enorme topo apareció del suelo probablemente espantado por el estruendo provocado por los animales. El topo lanzó a Arribor por lo aires de un zarpazo y lo estampó contra un árbol seco que se rompió por el impacto. A Arribor le pareció increíble que pudiera excavar en una tierra tan dura como aquella. Estaba dispuesto a enfrentar a la bestia cuando un grupo de animales parecidos a enormes tigres salió a su encuentro. Salió corriendo sin dudarlo hasta que llegó de nuevo a la costa, aunque bastante alejado de donde había dejado el bote.
-Ah, ah. ¿Qué demonios pasa ahora? Justo cuando por fin iba a irme. En fin, que mas da, ya se cansarán.- Por suerte había conseguido dejar atrás a aquellas bestias. Se sentó un rato para recuperar el aliento y esperó a que el escándalo que reinaba en la isla cesara.
Al cabo de varios minutos perdió el rastro. Parecía que la tierra había sido revuelta. En ese momento averiguó porqué. Un enorme topo apareció del suelo probablemente espantado por el estruendo provocado por los animales. El topo lanzó a Arribor por lo aires de un zarpazo y lo estampó contra un árbol seco que se rompió por el impacto. A Arribor le pareció increíble que pudiera excavar en una tierra tan dura como aquella. Estaba dispuesto a enfrentar a la bestia cuando un grupo de animales parecidos a enormes tigres salió a su encuentro. Salió corriendo sin dudarlo hasta que llegó de nuevo a la costa, aunque bastante alejado de donde había dejado el bote.
-Ah, ah. ¿Qué demonios pasa ahora? Justo cuando por fin iba a irme. En fin, que mas da, ya se cansarán.- Por suerte había conseguido dejar atrás a aquellas bestias. Se sentó un rato para recuperar el aliento y esperó a que el escándalo que reinaba en la isla cesara.
Hideki
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La resaca parecía que había finalizado, Hideki se incorporó somñoliento llevándose la mano a la boca, emitiendo un bostezo. “Vaya paisaje más aburrido” pensó nuevamente mientras estiraba ambos brazos hasta llegar a escuchar un crujido. Miró a ambos lados deseoso de saber dónde se encontraba, ¿cómo había llegado allí? ¿quién era el responsable de eso? Sin duda pagaría con su cabeza en cuanto lo encontrase, probablemente formaba parte de algún tipo de broma en la que en cualquier momento saldrían sus compañeros riéndose y con un barril de cerveza para celebrar su cumpleaños. Echó a andar y al poco se dio cuenta de que eso no sucedería. “Tengo que arreglármelas solo, he de ir hacia la playa” y con este pensamiento se puso en marcha camino de la costa.
Anduvo por una hora más o menos, con cientos de pensamientos rondándole la cabeza. “Tengo hambre” fue el primero que le vino. Con determinación se acercó a un árbol ( o al menos eso parecía, puesto que la base era negruzca y la vegetación muy pobre) y cargó el brazo derecho, echándolo hacia detrás para lanzarlo después con furia desmedida. Varios ruidos extraños provinieron de la copa del árbol, al parecer había despertado a una bestia que allí habitaba, su forma era algo amorfa, tanto que no sabría describir que es.
-Vaya, espero que seas comestible amigo- y tras decir esto cargó contra el usando su hombro derecho. El golpe fue tan fuerte que aquella bestia emitió un espeluznante chillido, como si se hubiese pasado por la trituradora a un animal de compañía. Seguro de su victoria caminó lentamente y con precaución hasta agarrar al animal y usando ambos brazos lo estrangulo hasta la muerte. “Por fin una presa” pensó contento. En ese momento cuando se disponía a arrancar varias ramas para realizar una hoguera y cocinar la bestia escuchó un ruido y giró la cabeza para ver de dónde provenía. Un hombre moreno con un parche en el ojo derecho estaba siendo perseguido por lo que parecía ser un grupo de tigres. Hideki mostró una leve sonrisa, por fin podría desentumecerse los músculos de una vez y además quizás encontrara alguna clave de porque se encontraba allí.
-¡EEH TU EL QUE HUYE ESPERA!
Corrió tras él pero observó que era más rápido, nunca lo alcanzaría. “Quizás si uso esto..” y extendió su mano izquierda de la cual salió un láser apuntador que fijo directamente a aquel hombre, para momentos después lanzar un gancho con el que poder sujetar a su contrincante.
-Veremos si escapas de esto- elucubró alegremente mientras cargaba el brazo derecho con la esperanza de alcanzarlo y derribarlo de un golpe…
Anduvo por una hora más o menos, con cientos de pensamientos rondándole la cabeza. “Tengo hambre” fue el primero que le vino. Con determinación se acercó a un árbol ( o al menos eso parecía, puesto que la base era negruzca y la vegetación muy pobre) y cargó el brazo derecho, echándolo hacia detrás para lanzarlo después con furia desmedida. Varios ruidos extraños provinieron de la copa del árbol, al parecer había despertado a una bestia que allí habitaba, su forma era algo amorfa, tanto que no sabría describir que es.
-Vaya, espero que seas comestible amigo- y tras decir esto cargó contra el usando su hombro derecho. El golpe fue tan fuerte que aquella bestia emitió un espeluznante chillido, como si se hubiese pasado por la trituradora a un animal de compañía. Seguro de su victoria caminó lentamente y con precaución hasta agarrar al animal y usando ambos brazos lo estrangulo hasta la muerte. “Por fin una presa” pensó contento. En ese momento cuando se disponía a arrancar varias ramas para realizar una hoguera y cocinar la bestia escuchó un ruido y giró la cabeza para ver de dónde provenía. Un hombre moreno con un parche en el ojo derecho estaba siendo perseguido por lo que parecía ser un grupo de tigres. Hideki mostró una leve sonrisa, por fin podría desentumecerse los músculos de una vez y además quizás encontrara alguna clave de porque se encontraba allí.
-¡EEH TU EL QUE HUYE ESPERA!
Corrió tras él pero observó que era más rápido, nunca lo alcanzaría. “Quizás si uso esto..” y extendió su mano izquierda de la cual salió un láser apuntador que fijo directamente a aquel hombre, para momentos después lanzar un gancho con el que poder sujetar a su contrincante.
-Veremos si escapas de esto- elucubró alegremente mientras cargaba el brazo derecho con la esperanza de alcanzarlo y derribarlo de un golpe…
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Mí plan no estaba saliendo como había planeado, pero los resultados eran como quería, puede que incluso mejores, ya que por ahora mi presencia no sería nada más que la suposición de que quizás hay alguien más en la isla.
El hombre que se acercaba en una barca desembarco en una parte diferente de donde había calculado, una zona llena de bestias, de las cuales se encargó fácilmente y luego se dirigió al centro, justo en la dirección en la que iba, venía corriendo el hombre que se dirigía al centro, perseguido por unos tigres enormes, a los cuales yo no había provocado, así que a saber lo que les había hecho, en cuanto al pelirrojo tras vencer a una de las babosas liquidas que vivían en uno de los pocos arboles de la isla, se dio cuenta antes del hombre perseguido por los tigres que de mí, tras lo cual le apunto con una lucecita que salía de su mano izquierda.
Solo era cuestión de que se encontraran, seguro que su reacción será divertida, al fin y al cabo cada uno de ellos era una locura andante, fuera lo fuese lo que iban a hacer, no sabían de mí por lo que tenía tiempo de sobra para observarlos, analizarlos y entrar en acción en el momento adecuado. Definitivamente esto iba a ser muy entretenido.
El hombre que se acercaba en una barca desembarco en una parte diferente de donde había calculado, una zona llena de bestias, de las cuales se encargó fácilmente y luego se dirigió al centro, justo en la dirección en la que iba, venía corriendo el hombre que se dirigía al centro, perseguido por unos tigres enormes, a los cuales yo no había provocado, así que a saber lo que les había hecho, en cuanto al pelirrojo tras vencer a una de las babosas liquidas que vivían en uno de los pocos arboles de la isla, se dio cuenta antes del hombre perseguido por los tigres que de mí, tras lo cual le apunto con una lucecita que salía de su mano izquierda.
Solo era cuestión de que se encontraran, seguro que su reacción será divertida, al fin y al cabo cada uno de ellos era una locura andante, fuera lo fuese lo que iban a hacer, no sabían de mí por lo que tenía tiempo de sobra para observarlos, analizarlos y entrar en acción en el momento adecuado. Definitivamente esto iba a ser muy entretenido.
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Me encaminé entonces a ver qué me deparaba aquella peligrosa isla, nunca fui un cobarde y no iba a empezar a serlo ahora. Nada más entrar pude empezar a darme cuenta de lo peligroso que era aquel lugar. Mirara donde mirara no veía más que ojos sedientos de sangre a mí alrededor, me rodeaba un instinto asesino tal que se podía palpar en el ambiente. Era un sitio peligroso, sin duda alguna, y si no lo era antes, ahora que yo estaba aquí, lo era aún más. Llegué así a una pequeña planicie cerca del centro de la isla, dónde, sin quererlo ni beberlo, me convertí en el “árbitro” central de una pelea entre unos gigantescos lobos y unos inmensos pumas. Ahí estaba yo, solo; rodeado de bestias a cada cuales más terribles, justo en el centro de una guerra de proporciones antológicas, lo cual excitaba enormemente a Red, que quería “salir a jugar” con aquellos “gatitos”. Antes de decidir qué hacer ambos bandos comenzaron a correr el uno contra el otro y, como no, yo en el centro de esto sería el bando perdedor seguro. Los pumas saltaron al ataque, y los lobos más y más alto, pero en ese instante en el que me veía muerto apareció, de la nada, un enorme gorila con un montón de cicatrices, que cogió a un lobo en una mano y a un puma en la otra, los golpeó entre sí cual platillos de orquesta, y los lanzó por los aires. Todos los demás se echaron atrás al verlo, temerosos de este, pero yo no, o mejor dicho, Red no. En medio de la trifulca se había hecho con el control de mi cuerpo, me comencé a apenar por el gorila, Red no era mucho más fuerte que yo realmente, solo que no era capaz de sentir dolor, y eso hace a alguien muy, muy peligroso. Imagínate que le das un puñetazo a una pared. Nunca usarías todas tus fuerzas, porque la fuerza opuesta que el golpe generaría te haría daño en la mano, pero él no tenía este problema, no, él luchaba siempre al 100%, si no más, ya que pasara lo que pasara sería yo quien asumiría los daños. De todas formas Red era realmente listo, y sabía que aunque él no lo sintiera nuestro cuerpo se resentiría de los golpes, al fin y al cabo el dolor es una forma que tiene el cuerpo de avisar de los daños, y sin ella uno corría el riesgo de luchar hasta morir o hasta quedar muy malherido, por eso nunca atacaba a lo loco. Red era muy despiadado, y un genio cuando la cuestión era matar a alguien con el menor esfuerzo posible, y en este caso ya había encontrado una forma de encargase del mono gigantón. Aunque, no sería tan sencillo…Puede que no pudiera hacerlo solo...
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Por fin había podido huir de los tigres enormes o lo que fuesen aquellas cosas. Se apoyó contra una roca alta y recuperó el aliento mientras se preguntaba que era esa extraña luz roja que había visto un par de veces durante el camino.
El Sol apenas se veía en aquel lugar debido a los vapores de los volcanes activos de la isla, pero Arribor suponía que debía ser media tarde. "Pronto anochecerá".
La luz roja volvió a aparecer. Esta vez contra la pared de la roca, aunque solo permaneció ahí unos segundos antes de desaparecer. Entonces vio como la luz no había desaparecido sino que estaba apuntándole a él. Se apartó rodando por le suelo justo a tiempo de evitar que un gancho, que vino de la misma dirección de la luz, se le clavase en el pecho. Se llevó la mano al hombro izquierdo, donde el gancho se había clavado, lo soltó con un gesto de dolor y tiró del cable con fuerza con la esperanza de averiguar quien era el responsable.
Era evidente que aquello era obra de alguien. Arribor sonrió. Iba a darle a aquella endemoniada isla una buena despedida con la sangre de aquel tipo. Parece que quería jugar, pero pronto se arrepentiría de haberle escogido a él como compañero de juegos.
El Sol apenas se veía en aquel lugar debido a los vapores de los volcanes activos de la isla, pero Arribor suponía que debía ser media tarde. "Pronto anochecerá".
La luz roja volvió a aparecer. Esta vez contra la pared de la roca, aunque solo permaneció ahí unos segundos antes de desaparecer. Entonces vio como la luz no había desaparecido sino que estaba apuntándole a él. Se apartó rodando por le suelo justo a tiempo de evitar que un gancho, que vino de la misma dirección de la luz, se le clavase en el pecho. Se llevó la mano al hombro izquierdo, donde el gancho se había clavado, lo soltó con un gesto de dolor y tiró del cable con fuerza con la esperanza de averiguar quien era el responsable.
Era evidente que aquello era obra de alguien. Arribor sonrió. Iba a darle a aquella endemoniada isla una buena despedida con la sangre de aquel tipo. Parece que quería jugar, pero pronto se arrepentiría de haberle escogido a él como compañero de juegos.
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Notó que algo tiraba de él. Su cable había enganchado a alguien pero no consiguió lo que buscaba, que era atraerlo hacia sí mismo. “Gato por liebre” pensó mientras notaba que aquél personaje agarraba la correa y jalaba hacia si con todas sus fuerzas con el claro objetivo de atraerlo y descubrir quién era. “Un golpe bien dado lo dejará fuera de combate” imaginaba mientras elucubraba un plan. Al notar el tirón preparó sus musculosas piernas para impulsarse con una gran potencia, acto seguido atrasó su brazo derecho de titanio y se dejó llevar por el tirón del cable, aprovechando la inercia se impulsó y comenzó a dirigirse brusca y violentamente hacia su adversario. En su camino atravesó una roca candente que le produjo un gran dolor en el cuello, pero que atravesó sin problemas. Cuanto se encontraba a escasos metros de su contrincante mostró una sonrisa y volvió a adelantar el brazo, que dirigió hacia el estómago de aquel personaje con un parche negro en el ojo.
-Que te aproveche amigo- vaciló Hideki…
-Que te aproveche amigo- vaciló Hideki…
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La historia continuaba de forma imparable, el recién llegado se continuaba peleando con los animales de la isla, en cuanto a los otros dos hombres ya habían establecido contacto y iba empezar una nueva disputa, cerca de donde estaba el otro, por lo que solo era cuestión de tiempo que se encontraran.
Yo por mi parte estaba en una de la elevaciones de la zona, en donde solía meditar, allí aunque me hubiesen visto habrían pensado que era parte de la columna de piedras. Desde allí continué observando, hubo varias cosas que me sorprendieron, pero lo que más, y con diferencia, fue el pelirrojo que saco de su brazo un gancho, -¿qué demonios pasa con el cuerpo de ese tipo?-, dije en voz alta. Todo se ponía cada vez mejor, un hombre muy extraño, alguien capaz de derrotar a los animales de la isla con tanta facilidad, todo era ridículamente interesante, notaba como mi corazón latía, estaba emocionado, quería intervenir, pero no era del tipo que le daba por hacer cosas de una forma tan inconsciente, debía esperar a ver todas sus capacidades, por ahora había dado por evidente una fuerza y un capacidad de adaptación muy alta, pero yo también poseía esas capacidades y aun así esa solo era la punta del iceberg y por supuesto ellos no serían menos, así que aguantándome las ganas continué observando la escena.
Yo por mi parte estaba en una de la elevaciones de la zona, en donde solía meditar, allí aunque me hubiesen visto habrían pensado que era parte de la columna de piedras. Desde allí continué observando, hubo varias cosas que me sorprendieron, pero lo que más, y con diferencia, fue el pelirrojo que saco de su brazo un gancho, -¿qué demonios pasa con el cuerpo de ese tipo?-, dije en voz alta. Todo se ponía cada vez mejor, un hombre muy extraño, alguien capaz de derrotar a los animales de la isla con tanta facilidad, todo era ridículamente interesante, notaba como mi corazón latía, estaba emocionado, quería intervenir, pero no era del tipo que le daba por hacer cosas de una forma tan inconsciente, debía esperar a ver todas sus capacidades, por ahora había dado por evidente una fuerza y un capacidad de adaptación muy alta, pero yo también poseía esas capacidades y aun así esa solo era la punta del iceberg y por supuesto ellos no serían menos, así que aguantándome las ganas continué observando la escena.
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Finalmente llegaba el tan esperado momento, aquella pelea que todas las bestias esperaban ver, el que parecía ser de los animales más duros de la isla contra mí, un pequeño humano que había demostrado ser bastante fuerte. Si aquellas bestias hubieran sabido lo que era apostar me estaría decantando por el lado de perdedor más que al de ganador de esta contienda, pero eso era lo que hacía más interesante un combate. Con mi cadena en la mano miré a aquel mono gigantón, que me devolvía la mirada acompañada de una sonrisa de confianza, incluso él se veía como el claro ganador de esta pelea. Ante esa estúpida mirada Red, que ahora dominaba mis movimientos, no pudo más que sonreír también. –Jiejiejie… Este monito será un buen calentamiento, pero después quiero jugar con alguien duro de verdad, me aburren estos animalitos… Hablando de animalitos, puede que sea mejor jugar “con sus normas”… -Tras decir esto comenzó a transformase lentamente en la forma híbrida del Fenrir, ante la cual los animales ya no se veían tan grandes, y con la que ya no se creían tan superiores, incluso el brabucón mono se había dado cuenta de la fuerza que ahora acababa de adquirir, y ya no se le veía tan soberbio… En cuestión de segundos di un potente salto y me coloqué justo a la altura de la cara de aquel mono, la cual golpeé con la suficiente fuerza para lograr tumbar a aquel simio. Conforme iba a levantarse yo fui más rápido y lo até de pies y manos con Leipdig, para después levantarlo mostrando así aquel “premio” a mi victoria. Todos los animales del lugar comenzaron en ese momento a respetarme, incluso se postraron ante mí. Al ver esto decidí sacarle partido, y me propuse armar una buena en aquella isla. – ¡Vosotros! ¡Id por toda la isla y decirles a todos los animales que ahora mando yo! Mi primera orden será… -Mientras había empezado a hablar había percibido el olor de algunas personas en la isla, y me había propuesto “jugar” con ellos, pero antes quería ver si eran duros. –¡Mi primera orden será que acabéis con los otros humanos que hay en esta isla!
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Arribor tiró del cable con todas sus fuerzas. Al principio encontró algo de resistencia, pero luego esa resistencia desapareció. A los pocos segundos vio como alguien venía volando hacia él. Suponía que el gancho habría sido disparado desde un arma pero aquello era surrealista, el gancho había salido disparado a partir del brazo izquierdo de un musculoso hombre de cabello rojizo. Debía de ser una de esas cosas medio hombre - medio máquina que de vez en cuando podían encontrarse por ahí. Cyborg se llamaban. O al menos así es como había oído a otros llamarlos.
El tipo vino volando hacia él a gran velocidad y, después de la sorpresa inicial por ver el brazo-gancho de aquel tipo, Arribor se dio cuenta de que iba directo a golpearle. Su brazo derecho apuntaba directamente a su estómago y cada vez se acercaba más. Se encontraba a pocos metros y dada la velocidad a la que se aproximaba Arribor dudaba que pudiera esquivarlo completamente.
El golpe fue fuerte. Arribor consiguió moverse lo justo para agarrar su brazo y mantenerlo sujeto contra su costado y, a pesar de que no neutralizó el daño por completo, consiguió evitar un golpe directo. Sin embargo la inercia del vuelo los hizo volar hasta chocar contra la roca en la que estaba apoyado anteriormente, haciendo añicos la parte frontal de esta.
-Hola compañero, juguemos. - le dijo Arribor desafiante.
Apoyado contra la roca, sujetaba con fuerza el brazo del cyborg y podía notar la gran dureza de este. Al no poder mover los brazos se mordió la lengua y de la herida brotaron un par de pequeños dardos de sangre que disparó directos al pecho del hombre. No estaba seguro de si todo su cuerpo era metálico pero desde esa distancia seguramente conseguiría hacerle daño. [AI]
El tipo vino volando hacia él a gran velocidad y, después de la sorpresa inicial por ver el brazo-gancho de aquel tipo, Arribor se dio cuenta de que iba directo a golpearle. Su brazo derecho apuntaba directamente a su estómago y cada vez se acercaba más. Se encontraba a pocos metros y dada la velocidad a la que se aproximaba Arribor dudaba que pudiera esquivarlo completamente.
El golpe fue fuerte. Arribor consiguió moverse lo justo para agarrar su brazo y mantenerlo sujeto contra su costado y, a pesar de que no neutralizó el daño por completo, consiguió evitar un golpe directo. Sin embargo la inercia del vuelo los hizo volar hasta chocar contra la roca en la que estaba apoyado anteriormente, haciendo añicos la parte frontal de esta.
-Hola compañero, juguemos. - le dijo Arribor desafiante.
Apoyado contra la roca, sujetaba con fuerza el brazo del cyborg y podía notar la gran dureza de este. Al no poder mover los brazos se mordió la lengua y de la herida brotaron un par de pequeños dardos de sangre que disparó directos al pecho del hombre. No estaba seguro de si todo su cuerpo era metálico pero desde esa distancia seguramente conseguiría hacerle daño. [AI]
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Salgo de este post siento haber retrasado tanto.
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Tras ver como el moreno de la cadena derrotaba a uno de los animales más fuertes de la isla, este empezó a gritar algo, aunque no pude entenderlo debido a la distancia, enseguida todos los animales empezaron a alterarse, corriendo en todas las direcciones, que habría pasado, además había perdido de vista a los otros dos, ¿que iba a hacer ahora? Entonces como si fuera una respuesta apareció uno de los animales, un gran jaguar, que intento matarme de un zarpazo, tras ejecutarlo yo salte sobre su zarpa corrí sobre esta hasta llegar a la cabeza, entonces cuando intento morderme, yo me deslice por su brazo dando una vuelta por este, obteniendo suficiente impulso para patear le en su garganta, matándole en el proceso, tras esto cuando se me caía encima, empuje el cadáver hacía donde estaba el hombre de la cadena y me subí encima, había traspasado la raya, una cosa es jugar un rato, pero otra muy distinta es mandar a esos animales a matarme.
Rápidamente llegue a donde estaba aquel hombre, entonces, aun sobre el cadáver del animal, hice una leve reverencia y le salude diciendo, como si esa fuera mi casa:
-Hola señor, me llamo Mars, Mars D. Saurung. Veo que se ha puesto cómodo, ¿que puedo hacer por usted?.
Dicho esto volví a ponerme erguido, con las manos en la espalda, esperando una repuesta de ese individuo.
Rápidamente llegue a donde estaba aquel hombre, entonces, aun sobre el cadáver del animal, hice una leve reverencia y le salude diciendo, como si esa fuera mi casa:
-Hola señor, me llamo Mars, Mars D. Saurung. Veo que se ha puesto cómodo, ¿que puedo hacer por usted?.
Dicho esto volví a ponerme erguido, con las manos en la espalda, esperando una repuesta de ese individuo.
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De repente uno de mis "compañeros" en aquella isla se puso a desafiarme, derrotando a una de aquellas bestias sin aparentar demasiado esfuerzo. -Ya veo, bueno, no lo hace mal, para ser basura... Jiejiejiejiejie! -Reía Red, que tenía el control de mi cuerpo ahora. En cuestión de unos segundos aquel tipo se colocó en frente mía y, con calma y sin nada de miedo, se presentó, preguntando tras esto qué podía hacer por mí. Mi sorpresa fue evidente, pero al parecer aquel tipo se había dado cuenta de la diferencia de poder entre nosotros dos y de cómo, con todos aquellos animales de mi lado, tenía la situación bajo control. Lo primero fue tratar de someter al otro de los tipos. -Vosotros, atrapad a ese otro! Obligarlo a someterse como a este pobre diablo...-
Tras decir esto varios de aquellos grandes animales corrieron contra él, saltando sobre aquel pequeño individuo, en comparación con ellos al menos, para tratar de capturarlo, obedeciendo mis órdenes. Dejé de preocuparme por aquel sujeto y centré, de nuevo, mi atención en el que estaba más próximo a mí, el que había hecho una reverencia. -Chico, has preguntado qué puedes hacer por mí, y hay algo que creo sería divertido... ¡Ve y mata a ese tipo! -Grité, o mejor dicho, gritó Red. Ahora mismo existían dos posibilidades, que aquel tipo decidiera unirse a mí, y fuera a matar al otro tipo, o que sólo quisiera reírse de mí y se revelara, en cuyo caso era yo quien acabaría con él.
Tras decir esto varios de aquellos grandes animales corrieron contra él, saltando sobre aquel pequeño individuo, en comparación con ellos al menos, para tratar de capturarlo, obedeciendo mis órdenes. Dejé de preocuparme por aquel sujeto y centré, de nuevo, mi atención en el que estaba más próximo a mí, el que había hecho una reverencia. -Chico, has preguntado qué puedes hacer por mí, y hay algo que creo sería divertido... ¡Ve y mata a ese tipo! -Grité, o mejor dicho, gritó Red. Ahora mismo existían dos posibilidades, que aquel tipo decidiera unirse a mí, y fuera a matar al otro tipo, o que sólo quisiera reírse de mí y se revelara, en cuyo caso era yo quien acabaría con él.
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Ese último ataque fue suficiente para acabar con el joven marine cibernético. Dejó el cuerpo en la playa y decidió internarse en la isla. Estaba molesto, aquel tipo le había atacado sin más y, aunque no le disgustaba la idea de pelear, no le hacía gracia que fueran a por él. Quizás ese chico no estuviera solo así que no podía correr el riesgo de salir al mar y que le interceptaran con un barco. Además si había alguien más en la isla tal vez le apeteciera "jugar" un rato.
Caminó durante unos minutos hacia la base del volcán. La cantidad de animales que había por aquella zona era menor que donde había estado antes pero eran mucho más agresivos. Por alguna extraña razón todos le atacaban. No importaba que fueran lobos, tigres o incluso un pequeño mono que se lanzó a por él intentando arañarle el rostro y sacarle los ojos. Aquello se había vuelto muy molesto, ya se había cansado de espantar bestias ansiosas por aplastarle o devorarle, lo que él buscaba era gente aunque empezaba a pensar en la posibilidad de que no hubiera nadie más por allí. Decidió que si en un par de horas más no encontraba a nadie se marcharía de aquel trozo de roca infernal.
El frío de la tarde empezaba a aparecer. No tardaría en anochecer y la temperatura bajaba sin descanso grado a grado. Por suerte Arribor aguantaba bien el frío, para templar su temperatura corporal solo tenía que acelerar ligeramente el flujo de su sangre. Al poco tiempo, cuando ya daba por inútil su búsqueda, oyó un fuerte ruido proveniente de algún lugar cercano. Probablemente fuera el rugido de algún animal pero por si acaso decidió echar una ojeada.
Se acercó hasta una zona relativamente despejada comparada con el resto de la isla. Allí pudo ver que había provocado el ruido. Un enorme oso se dirigía rápidamente hacia él, las intenciones de aquella bestia quedaban patentes en sus amarillentos ojos. Decidió que no quería perder más el tiempo enfrentando animales así que echó a correr. Busco una manera de despistar al animal sin tener que tomarse la molestia de acabar con él.
Tras un par de minutos de persecución saltó por encima de varias ramas secas y aterrizó en un claro donde se encontraban dos hombres. Por fin encontraba a alguien por allí. Uno de ellos de pie sobre el cadáver de un enorme jaguar y el otro, con un aspecto mucho más amenazador y salvaje que empuñaba una larga cadena. Entre ambos podía palparse una tensión evidente. Probablemente acabarían luchando entre ellos y no quería desperdiciar esa oportunidad. Rápidamente se giró y encaró al gran oso, el cual se abalanzó sobre él. En el momento en que llegó a su altura, Arribor se agachó y, con un rápido movimiento, hundió la punta de su puñal en la garganta de aquel ser. Luego enfundó el arma, se dio la vuelta y, sonriente, se dirigió a los dos hombres.
-Bueno, si no os importa, yo también quiero jugar.
Caminó durante unos minutos hacia la base del volcán. La cantidad de animales que había por aquella zona era menor que donde había estado antes pero eran mucho más agresivos. Por alguna extraña razón todos le atacaban. No importaba que fueran lobos, tigres o incluso un pequeño mono que se lanzó a por él intentando arañarle el rostro y sacarle los ojos. Aquello se había vuelto muy molesto, ya se había cansado de espantar bestias ansiosas por aplastarle o devorarle, lo que él buscaba era gente aunque empezaba a pensar en la posibilidad de que no hubiera nadie más por allí. Decidió que si en un par de horas más no encontraba a nadie se marcharía de aquel trozo de roca infernal.
El frío de la tarde empezaba a aparecer. No tardaría en anochecer y la temperatura bajaba sin descanso grado a grado. Por suerte Arribor aguantaba bien el frío, para templar su temperatura corporal solo tenía que acelerar ligeramente el flujo de su sangre. Al poco tiempo, cuando ya daba por inútil su búsqueda, oyó un fuerte ruido proveniente de algún lugar cercano. Probablemente fuera el rugido de algún animal pero por si acaso decidió echar una ojeada.
Se acercó hasta una zona relativamente despejada comparada con el resto de la isla. Allí pudo ver que había provocado el ruido. Un enorme oso se dirigía rápidamente hacia él, las intenciones de aquella bestia quedaban patentes en sus amarillentos ojos. Decidió que no quería perder más el tiempo enfrentando animales así que echó a correr. Busco una manera de despistar al animal sin tener que tomarse la molestia de acabar con él.
Tras un par de minutos de persecución saltó por encima de varias ramas secas y aterrizó en un claro donde se encontraban dos hombres. Por fin encontraba a alguien por allí. Uno de ellos de pie sobre el cadáver de un enorme jaguar y el otro, con un aspecto mucho más amenazador y salvaje que empuñaba una larga cadena. Entre ambos podía palparse una tensión evidente. Probablemente acabarían luchando entre ellos y no quería desperdiciar esa oportunidad. Rápidamente se giró y encaró al gran oso, el cual se abalanzó sobre él. En el momento en que llegó a su altura, Arribor se agachó y, con un rápido movimiento, hundió la punta de su puñal en la garganta de aquel ser. Luego enfundó el arma, se dio la vuelta y, sonriente, se dirigió a los dos hombres.
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- Lamento la molestia y el retraso, pero me salgo del tema, me sabe a un peor porque fui yo el que lo empezó.
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Todos los animales obedecieron mi orden y se lanzaron contra el otro sujeto, aunque los fue venciendo y se iba acercando más y más hasta donde estábamos nosotros dos ahora. El tipo que parecía estar bajo mis órdenes había desaparecido, al parecer había huido, realmente eso me enfadó, y muchísimo más a Red, que odiaba a los cobardes con toda su alma, así que no tardó en estallar. Nada más ver entrar en juego al segundo de los sujetos, que se presentó diciendo que quería "jugar", su cólera se liberó de forma espontánea, y mandó a todos los animales de la zona a por él.
-¡Cabrones! ¡Matar a ese idiota y despellejar bien su cadáver, no quiero que quede de él ni el pellejo! -Y tras decir esto se acercó a ver como un grupo de grandes felinos se lanzaban uno tras otro a por él, y entre acometida y acometida de estos, él mismo se metió en medio, en su forma híbrida, saltando con intención de dar un zarpazo en el pecho a aquel sujeto, que pensaba que la lucha era un juego, y al cual le quería enseñar la diferencia entre jugar, y jugarse la vida. Después también se quería encargar del otro idiota, el idiota cobarde, incluso puede que con más ganas que de este, pues aunque arrogante, este al menos no era un cobarde.
-¡Cabrones! ¡Matar a ese idiota y despellejar bien su cadáver, no quiero que quede de él ni el pellejo! -Y tras decir esto se acercó a ver como un grupo de grandes felinos se lanzaban uno tras otro a por él, y entre acometida y acometida de estos, él mismo se metió en medio, en su forma híbrida, saltando con intención de dar un zarpazo en el pecho a aquel sujeto, que pensaba que la lucha era un juego, y al cual le quería enseñar la diferencia entre jugar, y jugarse la vida. Después también se quería encargar del otro idiota, el idiota cobarde, incluso puede que con más ganas que de este, pues aunque arrogante, este al menos no era un cobarde.
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- Bueno, parece que solo quedamos tú y yo xD. Creo que deberíamos pelear con el nivel con el que empezamos el tema pero como creo que sería nivel 1 y solo somos tú y yo podríamos usar los niveles actuales. Lo que prefieras.
Su intrusión no causó muy buena impresión a los presentes. Uno de ellos desapareció rápidamente y el otro encolerizó y empezó a gritar a los animales para que le atacasen sin piedad. Una jauría de bestias salvajes se abalanzaron a por él rugiendo y babeando de rabia y sed de sangre. Pero por encima de ellos estaba el otro hombre, parecía aún más furioso que los animales a los que azuzaba contra él.
Arribor sonrió, parecía que tendría algo con lo que entretenerse. Golpeó con fuerza al primero de los grandes felinos que se lanzaban contra él y luego saltó hacia delante para evitar los zarpazos del resto. Por desgracia, aunque consiguió evadir a los animales no pudo hacer nada por evitar el ataque del hombre, quién trasformado en una especie de hombre-lobo hundió sus garras en su pecho. Arribor rodó por le suelo hasta apartarse del grupo de bestias y analizó la situación, los cortes no eran muy profundos pero sí que le provocaban una extraña e intensa sensación de frío en la zona de la herida. Además sabía que si continuaba enfrentando a todas esas cosas a la vez recibiría más como esa.
Lo primero que debía hacer era librarse de los animales. Deslizó la palma de su mano por la herida de su pecho, manchándosela de sangre. Entonces se abalanzó hacia sus enemigos y se impulsó en una gruesa rama para saltar por encima de los animales. Aquel escandaloso zoológico se acababa allí. Utilizó la sangre de su mano para crear varias pequeñas balas que atravesaron el cuerpo de aquellas feroces bestias. La mayoría cayó inerte al suelo, su puntería no era nada mala y además la cabeza de aquellos bichos eran bastante grandes. Aterrizó de pie encima del cuerpo de un enorme tigre y observó atentamente a aquella especie de lobo rabioso.
-Tú eres el siguiente, perrito.- le desafió arrogantemente. Aquel tipo se ocultaba tras una cortina de animalejos furiosos y ya se había hartado de matarlos. Ahora tocaba el plato principal. Sin decir una palabra más, "cogió" una gota de su sangre y, tras darle forma de dardo la lanzó a gran velocidad contra el hombre-lobo con la esperanza de atravesar limpiamente su pecho.
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- Pues me da igual, no pensaba pelear la verdad, este rol está llevando demasiado tiempo y quería finiquitarlo, jaja Aunque en teoría se debe tener el nivel de inicio, así que yo prefiero eso, de hecho hice una sugerencia hace tiempo para dejarlo indicado al empezar, pero nadie me hizo casito ;__; jajaja
Con gran maestría había esquivado a mi ahora ejército felino, pero no pudo sino encajar mi golpe y recibir el daño. Al parecer él era un usuario de algún estilo de combate que empleaba su propia sangre para atacar, sin saber con qué clase de método, y la moldeaba para formar armas del tipo proyectil. Por desgracia para él, cuando me lanzó su ataque a mí, ya le había visto hacerlo contra mis mascotas, a las cuales masacró, así que usar otra vez el mismo ataque no era la mejor de las ideas. Arqueé mi cuerpo para evitar su proyectil, que apenas rozó mi piel, derramando una pequeña gota de mi sangre. Era muy probable que él pudiera dominar toda la sangre, no sólo la suya, de modo que esta clase de cosas podían ser peligrosas. Debía terminar aquello en un único golpe y salir corriendo de allí, pero mi oponente se veía realmente fuerte, así que debería esforzarme si no quería morir allí.
Con un potente rugido hice que las pocas bestias que quedaban se levantaran y reunieran. Aunque no fueran muy duras para él bastarían para hacer las veces de señuelo, que básicamente era la función para las que las necesitaba en ese momento. Se lanzaron a por él al unísono, en un violento salto conjunto. Puede que dominara la sangre, pero si sólo era capaz de dominar la suya, con esto no podría luego atacarme a mí, pues la cantidad de sangre que debería gastar en aquel cebo debería ser considerable, así, de paso; constataría si era o no capaz de dominar todas las sangres o sólo la suya. Si era capaz de dominar también la mía la estrategia no funcionaría, pero si no, abriría un hueco en su defensa que yo aprovecharía.
Comencé a correr tras saltar mis peludos amigos a asestarle el último golpe. Si él podía dominar mi sangre yo estaba perdido, pues estaba herido, y si por el contrario no podía, encajaría aquel golpe, y el combate además no sería entretenido, así que, en cualquiera de los casos, decidí no detenerme tras mi ataque, seguir corriendo hasta abandonar aquella isla. Cuando estuve justo a su lado, desplegué mis garras lanzándolas en forma de violento zarpazo hacia su torso, tras lo cual, como había planeado, seguí corriendo con toda velocidad, sin saber si lo había detenido o no, era igual, y sin mirar hacia atrás. Con suerte aquel tipo habría muerto y yo me iría al fin de aquella estúpida isla de una vez por todas. Si la cosa salía mal, me atacaría por la espalda, y el combate se alargaría más de lo que yo quería. Todo era cuestión de esperar a ver qué ocurría.
- OFF 2 XD:
- Bueno, no hago desenlace en mi ataque, puedes simplemente narrar como te defiendes de este pero decides no pelear, o como te defiendes y me atacas, pero por mí acabamos ya este maldito y laargo rol en el que han ido desapareciendo personas de forma misteriosa xDDD
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Las enormes bestias cayeron una tras otra. Algunas de ellas todavía seguían con vida y ya comenzaban a levantarse lentamente. Con un rugido, el hombre-lobo o lo que fuese aquella cosa que había lo grado esquivar su ataque sin llevarse más que un rasguño movilizó de nuevo a la jauría de feroces animales. Estos se abalanzaron a por él sin dudarlo un momento con un sanguinario brillo asesino centelleando en sus ojos.
Arribor se preparó para recibirlos, el frío de la herida de su torso todavía le extrañaba por su intensidad. Debía evitar que aquel lobo rabioso le tocase de nuevo con sus garras. No tenía claro como lo hacía pero nada le afirmaba que no pudiese provocar más frío.
"Debe ser una habilidad de Akuma no mi"- pensó Arribor extrañado por que pudiese existir una habilidad que convirtiese a alguien en un lobo y además le diese la capacidad de bajar la temperatura de sus oponentes. No tuvo más tiempo para reflexionar sobre eso, los animales saltaron sobre él y tuvo que dejar las dudas para después, al fin y al cabo tampoco le importaba demasiado. Se cubrió con el cuerpo inerte de un tigre de más de dos metros que recibió las dentelladas de la mayoría de bestias. Luego solo tuvo que disparar una ráfaga de esferas de sangre contra aquellas desdichadas criaturas a las que se veía obligado a enfrentar.
Sin embargo no había olvidado a su verdadero adversario. Tal y como había hecho antes, aprovechó la distracción que suponían los animales para atacarle. Por eso decidió utilizar al animal muerto como defensa, probablemente no podría defenderse de su ataque mientras se ocupaba de las fieras así que necesitaba un escudo. Sorprendentemente, las garras de aquel tipo resultaron ser más peligrosas de lo que supuso en un principio. Con un rápido movimiento lanzó un zarpazo hacia su torso llevándose consigo una de las patas delanteras del animal que le servía como escudo. Al menos Arribor logró con esto evitar un ataque mortal y salir de aquel ataque con unos helados cortes en el brazo derecho.
El hombre-lobo desapareció de su vista rápidamente, no parecía tener intención de pelear. No importaba, estaba deseando salir de aquella isla plagada de seres que buscaban matarle. Emprendió el camino de vuelta hasta su bote intentando no encontrarse con ninguna otra bestia salvaje. No le fue difícil encontrar sus propias huellas y seguirlas hasta la costa. A los pocos minutos se encontró con su pequeña y maltrecha embarcación, por suerte esta vez seguía intacta. Por el camino recogió algunas provisiones para su viaje y zarpó de aquel lugar infernal.
Arribor se preparó para recibirlos, el frío de la herida de su torso todavía le extrañaba por su intensidad. Debía evitar que aquel lobo rabioso le tocase de nuevo con sus garras. No tenía claro como lo hacía pero nada le afirmaba que no pudiese provocar más frío.
"Debe ser una habilidad de Akuma no mi"- pensó Arribor extrañado por que pudiese existir una habilidad que convirtiese a alguien en un lobo y además le diese la capacidad de bajar la temperatura de sus oponentes. No tuvo más tiempo para reflexionar sobre eso, los animales saltaron sobre él y tuvo que dejar las dudas para después, al fin y al cabo tampoco le importaba demasiado. Se cubrió con el cuerpo inerte de un tigre de más de dos metros que recibió las dentelladas de la mayoría de bestias. Luego solo tuvo que disparar una ráfaga de esferas de sangre contra aquellas desdichadas criaturas a las que se veía obligado a enfrentar.
Sin embargo no había olvidado a su verdadero adversario. Tal y como había hecho antes, aprovechó la distracción que suponían los animales para atacarle. Por eso decidió utilizar al animal muerto como defensa, probablemente no podría defenderse de su ataque mientras se ocupaba de las fieras así que necesitaba un escudo. Sorprendentemente, las garras de aquel tipo resultaron ser más peligrosas de lo que supuso en un principio. Con un rápido movimiento lanzó un zarpazo hacia su torso llevándose consigo una de las patas delanteras del animal que le servía como escudo. Al menos Arribor logró con esto evitar un ataque mortal y salir de aquel ataque con unos helados cortes en el brazo derecho.
El hombre-lobo desapareció de su vista rápidamente, no parecía tener intención de pelear. No importaba, estaba deseando salir de aquella isla plagada de seres que buscaban matarle. Emprendió el camino de vuelta hasta su bote intentando no encontrarse con ninguna otra bestia salvaje. No le fue difícil encontrar sus propias huellas y seguirlas hasta la costa. A los pocos minutos se encontró con su pequeña y maltrecha embarcación, por suerte esta vez seguía intacta. Por el camino recogió algunas provisiones para su viaje y zarpó de aquel lugar infernal.
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